La Isla de los muertos

En clara alusión a la obra simbolista pintada por Arnold Böcklin, la imagen desplegada en
la suma de tiras de papel carbón, proyecta en sí, un aura misteriosa de un mundo
enigmático y oscuro . La citada imagen representa un fragmento de la gigantesca Ciudad
Bolívar en Bogotá. En ella la montaña se ha congestionado de casas apiladas en un orden
paradigmático, asfixiando el aire o ahogando el espacio . Este mundo otro, un mundo del
“entre” ( del in-between) en su doble condición, dada su imagen o envío, y su presencia,
dada la materia con que esta hecha la imagen, ceniza, hulla, carbón, es aquí también,
escatología pura del orden, donde el mundo siempre pertenece a la construcción
simbólica que de él nos hacemos.

Sin embargo, no solo el negro y su metaforicidad nos trasladan al otro lado de la luz,
seguramente de una luz negra derridiana, también lo hace aquí, la técnica. El papel carbón
nos sumerge en su naturaleza económica, en su uso y desalojo. En su tecnología y su
constante obsolescencia. La ciudad y sus tedios son revelados en su oscura ambigüedad,
en su marginalidad y su constante presencia como el lugar otro de la economía. Un no
lugar, como el hueco dejado por la huella de impresión de punto que espacia y desaloja la
ceniza y le hollín propios del papel carbón.