You are on page 1of 4

Reino de España: ¿Se opone el

derecho al trabajo al derecho de


huelga? Una argumentación falsa

Antonio Baylos 07/05/2017

Es una constante en las últimas decisiones del Tribunal Constitucional sobre el derecho de huelga
aludir al derecho al trabajo como elemento moderador de las consecuencias del derecho de huelga,
de manera que el trabajo se opone al conflicto en una relación de confrontación que denota, ya
desde su propio enunciado, una opción por preservar el “trabajo” frente a la “huelga”. La
contraposición está cargada de positividad en un extremo –el “derecho al trabajo”– que lógicamente
se traduce en el desvalor negativo del otro término de la confrontación, el derecho de huelga.

Esta forma de razonar es muy evidente en la reciente Sentencia del Tribunal Constitucional 17/2017,
que aborda el tema del llamado “esquirolaje tecnológico”. El tema es apasionante y podrán los
lectores de este blog ver un comentario a la Sentencia obra de Joaquín Pérez Reyen el número 77
de la Revista de Derecho Social, que acaba de aparecer con un título muy expresivo: “El Tribunal
Constitucional ante el esquirolaje tecnológico (o que la huelga no impida ver el fútbol)”, que puede
encontrarse en este enlace: RDS 77, en donde se efectúa un comentario exhaustivo de la Sentencia
y del voto particular a la misma, con consideraciones extremadamente interesantes sobre la deriva
de la doctrina constitucional y la crítica a la misma.

Al margen de estas consideraciones muy oportunas que se efectúan en el citado artículo, lo que ha
venido a hacer en este caso el Tribunal Constitucional es, fundamentalmente, recuperar el voto
particular que el magistrado del Tribunal Supremo, Aurelio Desdentado, hizo a la STS de 5 de
diciembre de 2012 de la Sala 4ª de dicho Tribunal que estableció la doctrina que hasta el momento
era aceptada pacíficamente como mayoritaria en la sala de lo Social del TS, e imponer por
consiguiente, literalmente, las consideraciones que aquel voto particular contenía. La literalidad es
evidente y salta a la vista del mero cotejo de ambos textos, al punto que la STC 17/2017 efectúa en
sus párrafos más indicativos un corta y pega del texto del voto particular, de manera que,
indirectamente, la jurisdicción constitucional toma partido en la diferencia de opiniones que se
produjo hace cinco años en la sala de lo social del TS e impone la posición allí minoritaria como
interpretación constitucional, ya no por tanto como “doctrina legal” del Tribunal Supremo. Es una
forma de proceder que sin duda dará pie a algunas reflexiones sobre la función de vigilancia y de
corrección de la doctrina del TS que lleva a cabo en esta última etapa el Tribunal constitucional que
aquí sin embargo no puede desarrollarse.

La apreciación de un cierto ius corrigendi de la doctrina del TS que ha ensanchado las garantías de
los derechos colectivos y ha restringido los efectos más nocivos de las reformas laborales, se une a
otra (mala) costumbre de esta jurisprudencia constitucional, que es la de no entender que en varias
decisiones del TC se está modificando la propia interpretación constitucional que el Tribunal había
venido efectuando en una larga e ininterrumpida línea de intervención. El TC se exime, de manera
incorrecta a mi juicio, de justificar el apartamiento de los precedentes que en tantas sentencias que
ha dictado se produce, de manera que no sólo con esta omisión evita un trabajo de
refundamentación de los engarces constitucionales que amparan su visión remercantilizadora del
trabajo y exaltadora de la libertad de empresa, sino que, de manera fundamental, no da lugar a que
sea evidente que trabaja políticamente en una reescritura de la CE.

Pero el tema que se quería abordar en esta nota es, como se anunciaba al comienzo, el de la
relación entre derecho al trabajo y derecho de huelga, que es una constante de la última deriva de la
jurisprudencia del TC español en la materia. En su obsesiva y reiterada insistencia en entender que
el derecho al trabajo es un límite definitivo del ejercicio del derecho de huelga, las sentencias del TC
confunden derecho al trabajo con libertad de trabajo, que es la expresión por cierto que emplea,
coherentemente, el DLRT en el art. 6.4, al exigir que se respete “la libertad de trabajo” de quienes no
quieren sumarse a la huelga. La libertad de trabajo permitía al empleador contratar a los no
huelguistas y no despedir a los que no hicieran la huelga, puesto que la huelga extinguía el contrato
y por tanto la contratación de nuevos trabajadores que libremente se ajustaran al contrato ofrecido
por la empresa, o hacía que permanecieran en la empresa los capataces o el personal que no
secundaba la huelga. Pero la libertad de trabajo, que es el reverso de la libertad de empresa en
cuanto a la capacidad de acordar libremente en el mercado laboral una prestación de servicios que
se desarrollarán dentro de la organización de la empresa bajo la dirección del empresario, no puede
confundirse con el derecho al trabajo, ni se puede asignar el contenido de la libertad a lo que define
el derecho.

El derecho al trabajo implica el derecho a no ser privado de él sin justificado motivo –lo que en la
huelga no es posible– y a desplegar los elementos que configuran la prestación remunerada por un
tiempo determinado y con una determinada profesionalidad tal como vienen determinados por la ley
y la autonomía colectiva. Pero esa característica la comparten huelguistas o no huelguistas, puesto
que la huelga no pretende cancelar la relación laboral sino tan solo alterar sus condiciones de
prestación, de tal manera que para unos –huelguistas– y otros –no huelguistas– el ejercicio del
derecho al trabajo permanece tanto en su vertiente individual como en su consideración general,
para todas las personas afectadas por la huelga. El que la decisión de ejercitar el derecho de huelga
implique la suspensión del contrato de trabajo, no implica transformaciones en el derecho al trabajo
del que gozan todos, como sucede con los trabajadores de baja por enfermedad o por maternidad.
En esos supuestos no se sostiene el “derecho al trabajo” del contratado interino frente al derecho a
la salud o el derecho a la maternidad como forma de justificar la sustitución de estas trabajadoras y
trabajadores, ni desde luego se considera que la ausencia al trabajo por enfermedad o el período de
descanso por maternidad pongan en peligro el derecho al trabajo de estas personas.

Contraponer derecho al trabajo con derecho de huelga es esencialmente una operación


jurídicamente incorrecta y decididamente ideológica porque induce a pensar que los huelguistas
ponen en peligro el derecho al trabajo de quienes, verdaderos trabajadores, quieren trabajar,
ignorando que este propósito es común a huelguistas y no huelguistas, lo que sucede es que unos
pretenden , por medios constitucional y legalmente admitidos, alterar las condiciones concretas de
ese trabajo y mejorar por tanto las condiciones de vida y de empleo de todos, huelguistas y no
huelguistas. Es además en muchas ocasiones una argumentación materialmente falsa, como
desgraciadamente se comprueba en la gran mayoría de los conflictos que llegan a los tribunales, en
donde la huelga obedece, estrictamente, a una manifestación colectiva de resistencia y de presión
para evitar los despidos que pretende el empresario, por lo que mediante la huelga, directa y
precisamente, se está defendiendo el derecho al trabajo de todos. O. si se prefiere de otra manera,
el derecho de huelga pretende justamente hacer realidad el derecho al trabajo en el ámbito del
conflicto.

El TC se acerca, en su último recorrido doctrinal hacia la deconstrucción del Estado Social mediante
la vigorización de la libre empresa en un mercado libre, a las categorías anglosajonas que no
reconocen la huelga como una facultad de acción colectiva inserta en un proceso tendencialmente
dirigido hacia la consecución de mejores condiciones de trabajo, de empleo y de protección social.
En efecto, nuestro “intérprete de la Constitución”, aunque no utiliza en su argumentación el muy
conocido paradigma liberal americano del right to work que posibilita la protección por el
ordenamiento jurídico de las mismas condiciones de trabajo que se ajustan al momento de la
contratación de los trabajadores, considerando un derecho – un derecho al trabajo precisamente- el
oponerse a la modificación de éstas mediante un convenio colectivo logrado por la sindicalización de
la empresa y la pactación de las cláusulas de seguridad sindical, lleva a cabo una convergencia
evidente con esta orientación teórica en su argumentación, porque lo que él llama “derecho al
trabajo” es realmente un pretendido derecho individual de los trabajadores no huelguistas a no
suscribir la alteración o modificación de las condiciones de trabajo de la generalidad de los
trabajadores que si secundan la huelga con esa finalidad.

Mientras se mantenga la composición actual del Tribunal, y aunque felizmente éste ya no cuente con
su ideólogo más activo en este sentido, el desarrollo del derecho de huelga tenderá a verse
sometido a paradigmas restrictivos que posiblemente tras la renovación del mismo se hagan
depender de una visión contractualista de la huelga más cercana al contexto teórico que alumbró el
DLRT de 1977. Por ello es recomendable que no se utilice por parte de los sindicatos el instrumento
del recurso de amparo en materia del 28.2 CE. Es preferible perder un caso que abrir la puerta a una
doctrina constitucional que reduzca de manera intensa las garantías de ejercicio de un derecho que
pertenece a la capacidad autónoma de los trabajadores, con independencia de que esta doctrina
pueda y deba ser criticada, como aquí se ha intentado, desde sus presupuestos técnicos y teóricos
en relación, paradójicamente, con el propio cuadro constitucional de derechos sindicales y colectivos.

Antonio Baylos
catedrático de derecho del Trabajo en la Universidad de Castilla La Mancha.

Fuente: http://www.nuevatribuna.es/opinion/antonio-baylos/opone-derecho-trabajo-
derecho-huelga-argumentacion-falsa/20170425104607139106.html
URL de origen (Obtenido en 19/01/2019 - 20:49):
http://www.sinpermiso.info/textos/reino-de-espana-se-opone-el-derecho-al-
trabajo-al-derecho-de-huelga-una-argumentacion-falsa

You might also like