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INTRODUCCIÓN
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desarrollo daban prioridad a los segundos, como lo plantea la Declaración de
Teherán (13 de mayo de 1968).En 1977 la Asamblea General de la ONU adopta la
Resolución sobre Los criterios y medios para mejorar el goce efectivo de los
derechos humanos y las libertades fundamentales, en cuya parte resolutiva define
los siguientes conceptos como básicos para el trabajo de la ONU:
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Como expresa Alirio Uribe Muñoz en el artículo citado, la interpretación del
Derecho Internacional de los Derechos Humanos a partir de su evolución y de la
Resolución 32/130 de 1977, ponen en evidencia la concepción global y la visión
indivisible de los derechos humanos. Posteriormente la ONU, mediante la
Resolución 47/117 de 1986, con motivo del vigésimo aniversario de los dos Pactos,
reafirma la indivisibilidd e interdependencia de los derechos humanos. En 1988 la
Asamblea General en sus resoluciones 43/113, 43/114 y 43/125 puso énfasis en
consagrar una atención igual a la aplicación de los derechos civiles y políticos y a los
derechos económicos, sociales y culturales. Este proceso de integralidad de los
derechos humanos se proyecta igualmente en el ámbito regional cuando la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, en su Informe 1979-1980 incluye este tema:
“...existe una estrecha relación entre la efectividad de los derechos económicos,
sociales y culturales y la de los derechos civiles y políticos, por cuanto ambos
grupos de derechos constituyen un todo indivisible, en el que se basa el
reconocimiento de la dignidad humana, razón por la cual ambos grupos de
derechos requieren de su constante protección y promoción a fin de lograr su plena
realización, y el sacrificio de algunos derechos en favor de otros nunca se puede
justificar”.
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2. Saldos negativos en el respeto, protección y cumplimiento de
los DESC en México
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compleja, diversa y esencialmente desigual de la sociedad mexicana dificulta la
construcción de consensos. Sin embargo estos se requieren urgentemente por la
pelea que se presenta entre diversas agendas sociales y territoriales por los escasos
recursos del Estado”.
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3. Justicia social y democracia en las sociedades complejas y
pluralistas
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de que “otro mundo es posible”, y que buscan influir en la toma de decisiones que les
afectan. Esta intersección de los procesos de creciente mundialización plantea la
necesidad de discutir sobre la urgente justicia social, sobre los derechos humanos y
su vigencia, dado que la ciudadanía no puede desarrollarse en una lógica
democrática si no se garantizan previamente un conjunto de derechos
fundamentales de las personas. Por lo que democracia, derechos individuales y
colectivos, y solidaridad constituyen conceptos clave para promover y realizar la
justicia social en un nuevo marco ético de convivencia, necesario en un mundo
convulsionado por las nuevas intolerancias y discriminaciones, la violencia, la
guerra y el caos.
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4. Espacios, esferas, principios y condiciones de la justicia
social
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sociales particulares, sino más bien imaginar un modelo de justicia adecuado a las
instituciones básicas de una sociedad democrática, bajo condiciones modernas. A
menudo se piensa que existe un conflicto irresoluble entre la libertad y la justicia, en
cuanto reclamo de igualdad, de manera que ambos valores serían incompatibles en
la práctica. Incluso se llega a decir que la casi totalidad de los problemas de ética
social se reducen a un enfrentamiento entre ambas aspiraciones. El ideal
revolucionario de la modernidad a favor de la libertad, la igualdad y la fraternidad,
ha sido hasta ahora una bella declaración de intenciones, que esconde una cierta
ingenuidad: creer que todo lo que deseamos es posible, y que nuestras intuiciones
morales son perfectamente coherentes y están bien ordenadas. Lamentablemente no
es así, y eso es precisamente lo que justifica y proyecta la enorme tarea que tenemos
frente a nosotros: los valores buenos ya sabemos cuáles son. El problema que nos
queda por resolver es cómo organizarlos coherentemente, tanto en la teoría como en
la práctica, tanto en las iniciativas de justicia social, como en las de construcción de
la democracia política. Ante el hecho de que todavía nos encontramos en un proceso
inacabado de la modernidad, con riesgos de retrocesos, del que son evidentes
aspectos preocupantes, como el incremento de las limitaciones en el ejercicio de las
libertades públicas, la profundización inédita de las desigualdades económicas y
sociales, y las crecientes manifestaciones de racismo, discriminación, xenofobia e
intolerancia, en lugar de la fraternidad, proponemos volver al núcleo fundante de
esos valores: la dignidad de todo ser humano y el respeto de todos sus derechos.
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garantizar sin discriminación niveles esenciales de tales derechos, así como la
obligación de progresividad en su disfrute y la prohibición de no regresividad, para
lo cual los Estados deben adecuar su marco legal, realizar una vigilancia efectiva o
supervisión sobre el grado de su efectividad, relevar información y garantizar el
acceso a ella en diversas materias, y formular un plan de acción o una estrategia
para avanzar en el grado de realización de tales derechos. El Comité del PIDESC ha
venido además precisando el contenido esencial de los mismos, elaborando índices
generales de cumplimiento y haciendo observaciones específicas para cada uno de
los Estados Parte del Pacto. También debe tomarse en cuenta que los organismos
financieros multilaterales cuentan con algunos mecanismos que han permitido a
víctimas de violaciones de ciertos derechos económicos la posibilidad de activarlos,
para restablecerlos en su ejercicio. Ello lo podemos observar en algunos casos
denunciados en el Banco Mundial y en la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico. Los derechos humanos en un mundo globalizado requieren
de la justicia social a escala mundial, y el modo de responsabilidad centrado en el
Estado debe ampliarse a los actores no estatales e ir más allá de las fronteras
nacionales.
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desarrollo. La decisión está entre permanecer anclado a un lugar en donde
materialmente no existen condiciones de sobrevivencia, o arriesgar la propia vida en
la búsqueda de nuevos horizontes.
CONCLUSIÓN
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Desde nuestra perspectiva el problema de la pobreza es multidimensional.
Compartimos las concepciones de que implica no sólo la privación de recursos, sino
también de posibilidades, de opciones, de poder, y de que es en sí misma una
negación de los derechos humanos: civiles, políticos, económicos, sociales,
culturales, ambientales. Este enfoque central de la pobreza como negación de
derechos nos permite también ubicar respuestas y propuestas para combatirla,
apelando a las obligaciones estatales de respetar, proteger y promover los derechos
humanos.
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