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Agustín de Salazar y Torres nació en Soria en 1636.

Poco
[1]

después de los nueve años llegó a México con su tío Marcos


de Torres, obispo de Yucatán y después virrey de Nueva
España. Aquí estudió humanidades, artes, cánones, leyes, y
teología. Muy tempranamente empezaron a imprimirse sus
primeras composiciones: en 1653, cuando tenía 17 años de
edad, publicó la Descripción en verso castellano de la entrada
pública en México del Sr. Duque de Alburquerque, su virrey
(México, Hipólito de Ribera, 1653); en 1654, participó en el
certamen de la Inmaculada Concepción, convocado por la Real
y Pontificia Universidad de México (Certamen poético, México,
Viuda de Bernardo Calderón, 1654), en el cual sus
[2]

composiciones (un romance “de equívocos” y unas redondillas


de pie quebrado) obtuvieron el segundo y primer lugares,
respectivamente. [3]

Regresó a España en 1660, donde muy pronto se dio a


conocer con algunas de sus comedias, en las que imitaba a
Calderón y que fueron muy bien recibidas: “era en aquel
tiempo ocupación favorita de los ingenios cortesanos el hacer
comedias, y nuestro D. Agustín sobresalió con aplauso en este
ramo de la poesía, mereciendo la amistad y estimación del
príncipe del teatro, D. Pedro Calderón de la Barca”. Estuvo en
[4]

Alemania con la emperatriz, esposa de Leopoldo, a la que


dedicó las obras Real jornada (a la que Beristáin llama
Itinerario de la emperatriz) y Epitalamio (las dos, hasta ahora,
inéditas). Luego pasó a Italia con el duque de Alburquerque
(quien había sido virrey de Nueva España y desde entonces
protector de Salazar y Torres). El duque de Alburquerque lo
nombró sargento mayor de la provincia de Agrigento y
después capitán de armas. Volvió a España enfermo y murió
en 1675, a los 39 años.

Escritor muy fecundo, dejó un considerable número de obras


dramáticas y líricas, publicadas por su amigo y biógrafo Juan
de Vera Tassis en Cýthara de Apolo, varias poesías divinas y
humanas que escribió D. Agustín de Salazar y Torres (Madrid,
1677- 1681); Cýthara de Apolo... Primera parte (Madrid,
1694) y Cýthara de Apolo... Segunda parte (Madrid, 1694).
Además, según Beristáin, dejó inéditas las siguientes obras:
Itinerario de la emperatriz y Epitalamio; dos autos
sacramentales; varias comedias; fábulas jocoserias; Las
[5]

transformaciones megicanas; loa para la comedia de Tetis y


Peleo; La destrucción de Troya; un “drama virginal” para la
Universidad de México.

Eguiara y Eguren no escatima elogios para Salazar y Torres:

Mereció ser contado entre los primeros poetas eruditos de


España, como si sobre él hubiesen concurrido todas las Musas
y las Gracias, para que descubriese y encontrase con felicísimo
numen, cual si en sus propios labios se hallasen, aquellos
poemas dulces y elegantísimos, levantados, en medio de tropos
y figuras, y si el lector halla tropiezo en ellos, atribúyalo a la
juvenil edad del autor y a los tiempos que corrían, que no
pedían otra cosa. [6]
Más modernamente, Menéndez Pelayo salva a Salazar y Torres
de entre los autores picados por el “veneno del gongorismo”
(además de sor Juana a la cabeza): “Nutrido con tal leche
literaria [el gongorismo], todavía es de admirar que el buen
instinto de Salazar y Torres le salvase alguna que otra vez,
como en su linda comedia El encanto es la hermosura, que
mereció ser atribuida a Tirso, y en sus versos de donaire,
especialmente en el poemita Las estaciones del día”. Cejador
[7]

refiere su activa participación en las tertulias literarias de la


Península: “su nombre se halla en todas las academias y
certámenes de su tiempo. Es poeta suelto, festivo; pero desde
México trajo el gongorismo bien metido en el cuerpo”. Por su [8]

parte, Alfonso Reyes resalta su “buen habla” y su musicalidad


desde sus composiciones para el certamen de 1654: “Usa con
igual soltura el lápiz, la acuarela y el óleo, y va de las risas a la
gravedad religiosa [...] Fue a hombrearse con los ingenios de
España y podemos imaginarlo, aunque en menor temple,
como un segundo Ruiz de Alarcón”. [9]

Obra de consulta: Poesía novohispana. Antología. 2 t., de


Martha Lilia Tenorio. Presentación de Antonio Alatorre.
(México: El Colegio de México / Fundación para las Letras
Mexicanas, 2010)

Notas

1. ↑Según Juan de Vera Tassis (“Prólogo” a la Cýthara de Apolo,


Madrid, Antonio González de Reyes, 1694), Salazar y Torres
nació en Soria en 1642. Sin embargo, según los hallazgos de
Thomas O’Connor (“Antecedentes inmediatos de la
«Aprobación» del padre Guerra: el «Discurso de la vida y
escritos de don Agustín de Salazar y Torres» de Vera Tassis”, en
El escritor y la escena VII: estudios sobre teatro español y
novohispano de los Siglos de Oro: dramaturgia e ideología, ed.
Y. Campbell, Ciudad Juárez, Universidad Autónoma de Ciudad
Juárez, 1999, pp. 159-167), Salazar y Torres nació en Villa de
Almazán en 1636.

2. ↑Cf. supra, p. 441.

3. ↑Dice Juan de Vera Tassis, en el citado prólogo: “En la puericia


se dedicó a la professión de humanas letras, descubriendo al
despuntar luzes la razón, un gallardo y fecundo ingenio [...],
donde ya amanecían doctos, ardientes furores que le inspiraban
las festivas Musas, a quien sin violencia se dedicó, ayudado de
una feliz memoria y de la lectura de los poetas griegos, latinos,
italianos y españoles; pues lo comprueba el ver que en aquel
sabio Colegio de la Compañía de Jesús, teniendo aún menos de
doze años de edad [con la nueva fecha de nacimiento: 18],
después de aver recitado las Soledades y Polifemo de nuestro
culto, conceptuoso cordovés, fue comentando los más
obscuros lugares, desatando las más intrincadas dudas y
respondiendo a los más sutiles argumentos que le proponían
los que muchos años se avían exercitado en su inteligencia y
lectura” (Cýthara de Apolo..., ed. cit., t. 1, ff. 4r-4v).

4. ↑Beristáin y Souza, Biblioteca hispanoamericana..., ed. cit., s.v.


De hecho, Calderón de la Barca es el autor de una de las
Aprobaciones de la Cýthara de Apolo... Primera parte,
aprobación por demás elogiosa: “He visto las Obras Pósthumas
de don Agustín de Salazar [...] aviendo hallado en ellas no sólo
quanto imaginava prometido, pero mucho más de lo que
esperava imaginado, assí en lo grave de sus heroycos metros,
lo dulce de los lýricos, lo apacible de los jocosos y, finalmente,
lo ingenioso de sus inventivas”.

5. ↑“Entre las obras inéditas del autor que nos ocupa [Salazar y
Torres], llama la atención una intitulada «Fábulas joco-serias»,
por ser la primera de este género que hemos visto citada,
tratándose de autores mexicanos o que figuraron en México”
(F. Pimentel, Historia crítica..., ed. cit., p. 153).

6. ↑Biblioteca mexicana (1745), pról. y versión esp. B. Fernández


Valenzuela, est. prel., notas, apéndices, índices y coord..
general E. de la Torre Villar, con la colab. de R. Navarro de
Anda, México, Universidad Nacional Autónoma de México,
1986, t. 2, p. 572.

7. ↑Historia de la poesía hispano-americana, ed. cit., t. 1, pp. 71-


72.

8. ↑Julio Cejador y Frauca, Historia de la lengua y literatura


castellana, Madrid, Gredos, 1935, t. 5, pp. 207-208.

9. ↑Letras de la Nueva España, ed. cit., p. 78.

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