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DEUS TRINITAS
Las Personas del Drama: El Hombre en Cristo
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Contenido
INTRODUCCIÓN .................................................................................................................................2
1. UNA REPRESENTACIÓN NO VERDADERA DE DIOS. Ejemplificación con la obra El Gran
Teatro del Mundo, de Pedro Calderón de la Barca ....................................................................3
2. LA VERDADERA REPRESENTACIÓN DE UN DIOS EN TRES PERSONAS: Exposición de
frases sobre la representación de las Personas de la Trinidad .................................................5
3. CARACTERIZACIÓN DE LOS “PERSONAJES” DE LA TEODRAMÁTICA: Papeles de las Tres
Personas Divinas ...........................................................................................................................9
4. LA PRESENCIA TRINITARIA EN EL DRAMA DEL MUNDO: Una entrevista imaginada a Urs
Von Balthasar sobre su Teodramática .......................................................................................11
CONCLUSIONES ...............................................................................................................................16
COMENTARIO PERSONAL ...............................................................................................................18
BIBILIOGRAFÍA .................................................................................................................................19
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INTRODUCCIÓN
Por otra parte, lo caracteriza con rasgos marcados de rey, y a la vez de juez. Esto
podría darnos la idea de que existe una necesidad por parte de Dios.
(Con música se descubre otra vez el globo celeste, y en él una mesa con cáliz
y ostia, y el Autor sentado a ella, y sale el Mundo)
AUTOR
Esta mesa, donde tengo
pan que los cielos adoran
y los infiernos veneran,
os espera; más importa
saber los que han de llegar
a cenar conmigo ahora,
La propuesta cristiana que nos hace Von Balthasar en su Teodramática dice que
Dios ha entrado en escena- en Jesucristo- y que Dios puede muy bien entrar en escena.
¿Quiere decir esto que ha renunciado por ello a ser el director y juez de la
representación y que dando “un giro completo” (Hegel) ¿Desde su ser
espíritu abstracto a la naturaleza-mundo o encarnándose en la humanidad,
ha renunciado a su divinidad-humana? (E. Bloch).
Von Balthasar quiere dejar claro en su tratado que las Personas de Dios jamás
aparecerán como dioses individuales, pues si esto fuera así, caeríamos en el error de
representar tres dioses y no al único Dios en tres Personas (Triteísmo).
“El Misterio de Dios puede llegar a ser inmanente a la representación del mundo
sin tener que abandonar su trascendencia”
“Para percibir el misterio se requiere la iniciación, el don del Espíritu y los ojos
de la fe”
Con esto el autor no quiere decir que el cristianismo sea una religión mistérica
con necesidad de iniciación externa, sino que la interpretación de Dios otorgada en
Cristo es accesible a cualquiera, porque se ha producido en la naturaleza humana
común a todos. Pero advierte que se puede caer en tres tentaciones: 1- No acoger el
misterio brindado, coloca a modo de ejemplo: aquellos graneros en los cuales se
amontona el grano pues nadie lo toma. 2- Que no se capte el misterio santo, sino sólo
esa probabilidad de tenerlo a mano, y 3- Tomar el grano para sí, sin legitimación y sin
iniciación, de forma que el misterio quede encubierto por el idealismo racionalista y el
ateísmo. De esta manera Cristo ya no es comprendido como camino (al Padre) y por
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tanto tampoco como verdad (desvelamiento del ser divino), ni como vida (comunicación
con la vida eterna).
Con esta frase su autor afirma que los personajes teológicos no pueden ser
definidos independientemente de su acción dramática. Y de aquí desprende dos
conclusiones importantes:1- Cualquier analogía extra cristiana a la Trinidad requiere
mucha prudencia, pues sin la base económica se puede caer en triteísmo o modalismo.
2-En oposición al axioma de Rahner, Von Baltasar dice que la Trinidad Inmanente es
principio fundante de la Económica pero no puede ser identificada sencillamente con
esta pues se corre el riesgo de un reduccionismo de Dios en el que quedaría absorbido
en el proceso del mundo. En síntesis, podríamos decir que lo que podemos conocer de
la Trinidad Inmanente sólo lo encontramos en la Trinidad económica, pero esta última
jamás agota la primera.
“La Trinidad se ocupa del mundo en cuanto Dios, pero no se convierte en amor
por el hecho de tener el mundo como su tú y su partenaire”
Dios no tiene necesidad del mundo, su amor es gratuito. Se convierte en amor, por
sí mismo y por encima del mundo. De ahí que pueda revelarse en libertad, entregarse
a amar y ser un teodrama personal y no un acontecimiento natural. No rebaja los
encuentros interhumanos, sino que los integra y les confiere significación personal.
Sólo una Persona Divina está a la altura de la causa de Dios y puede ser el
“procurador” de Dios en la tierra.
Cristo pide al Espíritu Santo que le muestre la voluntad del Padre. Un espacio para
su acción mediadora.
el misterio de la Trinidad y por lo tanto le ha precedido antes del tiempo final, una era
de prefiguraciones cada vez más impresionantes, por ejemplo, La “Palabra” y la
“Sabiduría” en la Antigua alianza.
Con esta afirmación Von Baltasar se opone a Hegel, pues la Trinidad no es síntesis
entre judaísmo y helenismo, sino que surge con la figura de Jesucristo, en quien las
figuras preparativas del Antiguo Testamento pueden considerarse preparaciones de lo
que surge con Él.
“La idea de una revelación sucesiva de las tres personas divinas es absurda”
Las tres personas divinas son esencialmente inmanentes las unas a las otras; en la
relación precristiana con Dios, sólo el Dios vivo (trinitario) puede haber sido revelado,
aunque no formalmente en su Trinidad.
El hecho de que, en la encarnación del Hijo en el NT, sea en primer lugar el Padre
quien envía desde el cielo, y por tanto el primero en ser invocado como Dios, no quiere
decir nada en contra de la acción trinitaria. Von Balthasar amplía este principio
mencionando que el Hijo y el Espíritu remiten siempre al Padre, al Dios de la Antigua
Alianza interpretándolo de una manera totalmente nueva, aunque siempre idéntica. El
Verbo no había dado el paso definitivo hasta los hombres con lo que no era posible
conocerlo como Persona Divina, al igual que el Espíritu, que, aunque reposando en los
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“La misión de Jesús se ha cumplido en cuanto finita en el tiempo (Jn 19,30), pero
en su contenido y efectos sigue siendo infinita”
Así como Quien envía, tiene un celo por el mundo y no puede ser sino bueno; el
Enviado que recibe esta carga debe ser Dios y por ello haber cooperado en la creación.
Por lo anterior no se podría pensar en que, si Dios estaba decidido a reconciliarse
con el mundo, hubiera bastado para este simbolismo cualquier actuación, grata como
por ejemplo la muerte del Bautista. Así que, el papel de Jesús, debido su identidad
divina y por la libertad filial en la aceptación de la misión reconciliadora, que aparecía
desde el inicio como una misión hasta la sangre (de la cruz: Ef 1,7); no puede ser
asumido posteriormente por un siervo que no hubiera estado siempre allí, ni siga
estando después (Cfr Jn 68,35).
Sobre la espontaneidad en el papel de Jesús, dice Von Balthasar que asume la difícil
forma del sufrimiento.
El Hijo tiene el papel de revelar el amor del Padre, que va hasta el fin, como en la
parábola del Padre amoroso, esta paternidad no puede ser sino la entrega de todo lo
que es el Padre, pues Dios no tiene nada más que lo que es.
El Hijo debe ser igual al Padre, a pesar de que proviene de Él, y ya que el Padre ha
expresado en el Hijo todo su amor sin reservas, es el Hijo la perfecta imagen del Padre,
único capaz de llevar a cabo el papel de representar el don del Padre, que no puede
representarse a sí mismo porque se lo ha dado todo al Hijo y no puede hacer más que
entregar al mundo todo esto que ha dado sin reservas.
La identidad del Hijo es tan importante para su papel, que, si no fuera Dios, el Padre
no hubiera podido expresarse y entregarse a sí mismo en Cristo en toda su verdad,
sino sólo en enigmas.
Jesús posee el Espíritu en él, desde la encarnación, pues es fruto del Espíritu que
ha cubierto a la Virgen con su sombra, pero desde el momento en que el Espíritu ha
descendido “corporal y expresamente” sobre Él, lo tiene explícitamente “sobre Él”
Espíritu subjetivamente común del Padre y del Hijo, o como el Tercer objetivante, el
testigo, el fruto, el garante de su relación recíproca.
Esto impide que la encarnación del Hijo signifique una alteración mítica en Dios. No
es Dios en sí mismo el que cambia. Sino que es el Dios inmutable el que entra en
relación con la las creaturalidad y esta relación da a sus relaciones internas un nuevo
rostro, no puramente externo.
En el Teodrama que usted propone: ¿Dios permanece como espectador y juez por
encima de la representación, o se halla comprometido en la escena misma?
Si fuera sólo lo primero, entonces Dios sería soberano, pero, de algún modo
inaccesible, (como en el AT), y más aún en el islam y sobre todo en el deísmo, el cual
se encuentra ciertamente en alianza con el mundo, pero no puede entrar en un
intercambio vivo. Si fuera sólo lo segundo sería el mito de los dioses que históricamente
se reciclan, mueren y resucitan. Para que haya una vía tercera que dé unidad a la verdad
de los dos aspectos es necesario el misterio de la Trinidad.
Para que Dios sea en sí mismo vida, amor e intercambio eterno en plenitud, que no
precisa del mundo para tener un partenaire a quien amar. Así, el crear el mundo es un
acto completamente libre, por el que se vincula voluntariamente y no a la fuerza a la
obra comenzada que reclama acompañamiento. Se puede comprometer por su mundo,
pero sin quedar enredado en su caos. El drama que se desarrolla ente Él y que es libre
de dirigir y en el que es libre de intervenir, no es su propio proceso. De lo contrario
tendría que redimirse a sí mismo y ser a la vez el redentor y el redimido, lo que es
contrario, pues una parte sería salvación y otra perdición.
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Entonces ¿podríamos decir que la única persona que vive realmente el Teodrama es
el Hijo, pues ha sido quien ha venido al mundo a hacerse hombre y morir para
redimirnos?
Entonces ¿cómo se distinguen “los papeles” del Padre y del Hijo en la Teodramática?
actor resurgía por eso el del hombre mismo, el del sujeto espiritual en busca de un
papel que a la postre no podía ser un papel accidental, intercambiable, sino su papel
propio, irrepetible, personal y solamente llegamos a reconocer un único caso en el que
papel y personaje coincidieran absolutamente el de Dios-Hombre. El punto de
identidad es la misión que viene de Dios (missio), que es idéntica con la persona en y
como Dios (processio).
¿Ocupa el hombre (ser humano) la función del público en el Teodrama que tiene como
escenario el mundo?
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Stanislawsky propone que el actor debe tener fe en la verdad, creer en los hechos y
palabras que suceden dentro de la obra propuesta por el autor. ¿En qué verdad debe
creer el ser humano para actuar con sinceridad según su papel en el Teodrama?
Debe creer en que el mismo Logos del Padre no aparece más que en la naturaleza
humana de Jesucristo. El Yo que se refiere a su procedencia del Padre lo pronuncian
sus labios humanos. Por ello no siguen siendo en modo alguno superfluas la
disponibilidad stanislawskiana y la iniciación a la misma, tanto menos cuanto que el
Hijo, para cumplir su misión, no se mira a sí mismo (su ideal divino, su conciencia), sino
a la voluntad del Padre, que se le hace presente a cada instante por el Espíritu Santo
o -remedando el teatro- le es inspirada, insuflada.
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¿Quiere decir entonces, al hablar de los que creen, que existe la posibilidad de que
lo creado se transfigure en lo divino?
Es posible claro, porque lo creado como tal, en su puro no-ser-Dios, es una imagen
de Dios, que ni aun en el pecado llega jamás a ser destruida totalmente. El ser en sus
grados jerárquicos e interiorizaciones como existencia, vida, pensamiento, sensibilidad
y amor, sólo es por ser una imagen del Ser eterno y trinitario, y cuánto más viva,
comunicativa y fecunda llega a ser esta imagen, tanto más clara. Incluso las faltas más
groseras contra la bondad del ser no pueden producirse sino sobre la base de la
persecución (perversa) de un bien.
¿Si es así, por qué no pudo otro hombre aparte de Jesucristo ser Imagen del Dios
Trinitario?
Porque aún a la creatura más elevada le falta el atributo más divino de Dios: ser
por sí mismo. Por ello todo signo de semejanza está marcado por uno contario de
desemejanza.
¿Entonces cuál sería la Imago Trinitatis que se podría desarrollar en la esfera espiritual
de la creatura?
Puede desarrollarse no más que en dos series antinómicas, que se exigen
mutuamente, del ser y del pensar. La una es la estructura interna del espíritu creado,
explorada por Agustín en numerosas direcciones: el espíritu creado debe salir de una
auto posesión, la más íntima, irreflexiva, (memoria), y contraponerse a sí misma a fin de
aprehenderse (intellectus) y por ello, finalmente, afirmarse por el amor (voluntas).
realmente él mismo, y los dos, superando la búsqueda del propio yo, se realizan en un
nosotros.
CONCLUSIONES
COMENTARIO PERSONAL
BIBILIOGRAFÍA
VON, H., Teodramática. Las Personas del Drama: El Hombre en Cristo, Madrid 1993.
DE LA BARCA, C., El Gran Teatro del Mundo, Barcelona 1983.
STANISLAVSKY, K., Manual del Actor, México 2014.