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Ensayos

Relaciones entre historiografía y literatura


René Correa Enríquez*

Resumen of the speeches, or they are historical or literary. For, by


A través de la aplicación de la hermenéutica filosófica en el this means, to present the relations established between the
análisis de los discursos, se trata de comprender la relación historiography speech and the literary one. The knowledge
interdisciplinaria existente entre la historiografía y la lite- of these relations, will allow establishing how Literature,
ratura. Lo anterior, a partir de la implicación mutua de los Vista from the perspective of the philosophical hermeneutic,
procedimientos de refiguración entre ambas disciplinas; así works as a valuable source for the study of the history of
como de la estructura fundamental que permite la fenome- the art and the culture in general. As well as to demonstrate
nología semiótica y epistemológica de los discursos, ya sean that the structural analysis of the speeches allow one better
históricos o literarios. Para dar a conocer por este medio, las understanding of history by means of the historiography.
relaciones establecidas entre el discurso historiográfico y el
literario. El conocimiento de dichas relaciones, permitirá Key words: Historiography, Literature.
establecer cómo la literatura, vista desde la perspectiva de la
hermenéutica filosófica, funciona como una valiosa fuente
para el estudio de la historia del arte y de la cultura en ge- Introducción
neral. Así como demostrar que el análisis estructural de los

L
discursos permite una mejor comprensión de la historia por os hechos históricos son conocidos a través
medio de la historiografía. de fuentes intermedias, ya sean primarias o
secundarias, directas o indirectas. Estas fuentes
Palabras clave: Historiografía, Literatura. pueden ser materiales u orales. Dentro de las segundas
sobresalen los testimonios de los actores contemporá-
Abstract neos a los sucesos referidos, así como la tradición oral,
Through the application of the philosophical hermeneutic la cual conserva la escencia de las culturas. Los relatos
in the analysis of the speeches, one is to include/understand escritos tales como la historiografía, las memorias y
the existing interdisciplinary relation between the historio- cartas, la literatura, etc., son fuentes materiales y como
graphy and Literature. The previous thing, from the mutual tales, se les puede estudiar analizando cada una de
implication of the procedures of representations between las partes que las conforman por separado, es decir,
both disciplines; as well as of the fundamental structure that desde su estructura como textos contenidos en libros
it allows the semiotic and epistemology phenomenological o documentos.
En el tenor anterior, el presente ensayo tiene como
* Profesor de la Licenciatura en Historia por la Universidad de Ciencias y finalidad mostrar las distintas relaciones que han
Artes de Chiapas. Av. Diego Dugelay 29 B, Barrio El Cerrillo, San Cristóbal sostenido la historiografia y la literatura a lo largo
de Las Casas, Chiapas. del devenir histórico occidental, como textos que
01 967 678 32 84. dajandro@hotmail.com han permitido a la humanidad conocer dos distintas

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visiones del mundo, con diferentes intenciones pero menudo obras anónimas de generaciones de monjes
con similares formas de expresión. que simplemente recogían lo que sus autores conocían
Se pretende con ello que los historiadores actuales de los acontecimientos año tras año, sin ninguna inten-
tengan un acercamiento a herramientas que les permi- ción de elaboración artística o intelectual (Gimberg,
tan considerar las creaciones literarias como fuentes 1976:47).
directas de las visiones culturales de la humanidad. En el Renacimiento, el intenso estudio de la litera-
Lo anterior, desde la perspectiva metodológica de tura clásica (griega y romana) y el resurgimiento de la
la llamada “historia de las mentalidades”, la cual se retórica en la educación que caracterizó la vida inte-
orienta a los procesos histórico-culturales, así como lectual italiana en el siglo xv, tuvo sus consecuencias
desde los planteamientos teóricos de la hermenéutica para el estudio de la historia (Malett, 1974:56).
filosófica. Hasta finales del siglo xviii la historia fue considera-
da fundamentalmente como una variante literaria que
Breve desarrollo histórico de la compartía muchas técnicas y efectos con la narrativa
relación entre historiografía y literatura de ficción. Los historiadores estaban sometidos a los
en occidente materiales factuales y a la veracidad personal y, al igual
Desde los tiempos de la antigua Grecia, la formación que los novelistas, escribían detallados relatos de los
del historiador era la propia de un hombre que cultiva acontecimientos; vivos retratos de los personajes, en los
el conocimiento: la cuidadosa lectura de literatura que prestaban gran atención al lenguaje utilizado y al
general y el estudio de la retórica o arte de influir y estilo literario. Sin embargo, la necesidad de encontrar
persuadir mediante el lenguaje, fue la que dominó la una verdad más real a la cual aferrarse, fomentó el
formación superior en el mundo antiguo. Y así conti- desarrollo de la ciencia histórica del siglo xix; la cual
nuó durante la etapa romana. El prestigio de la lengua se manifestó en dos vertientes conocidas como positi-
griega era tan grande que la primera historiografía vista e historicista. Así como los anteriores ejemplos,
romana, estaba redactada en dicha lengua. Catón el se podrían enmarcar muchos más en que la historia ha
Viejo, fue el primero en escribir la historia de Roma estado estrechamente ligada a la literatura.
en latín y su ejemplo inspiró a otros autores. Salustio,
impresionado por la obra de Tucídides, desarrolló Elementos de la Literatura
un brillante estilo literario en latín que combinaba como fuente Histórica
reflexiones éticas con agudos retratos psicológicos Las complejas relaciones entre literatura e historiogra-
(Michelett, 1974: 25) Su análisis político, basado en fía empezaron a ser objeto de serios debates a partir
las motivaciones humanas, tuvo una larga y perdurable del siglo xviii.
influencia en la literatura histórica. A Nietzsche en el xix, también le preocupó la
Con la desintegración del Imperio Romano de veracidad de la historia como lo expresa en su ensayo
Occidente en el siglo V, la educación y cultura clá- Sobre el uso y el abuso de la historia (1924).
sicas, incluida la historiografía, sufrieron una pro- La mirada perspicaz de Nietzsche se inquietó cuan-
funda transformación. La literatura se convirtió en do descubrió que la historia “ya no comprende cómo
una actividad restringida al clero, que se encargó de hacer uso del pasado como medio de reforzamiento y
conservar y difundir una cultura erudita y religiosa. nutrición,” y agrega “se conocen unas yerbas mágicas y
Muchos monasterios escribieron crónicas o anales, a medicinales para el mal de la historia, y para el exceso

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de ella. No es sorpresa que lleven los nombres de vene- Queda por dar el paso de la convergencia a la in-
nos: “los antídotos de la historia son lo anti-histórico terdisciplina. Por interdisciplina entre la historia y la
y lo super-histórico” (Nietzsche 1924:95) literatura entendemos la estructura fundamental, tanto
La objetividad de la interpretación histórica tam- ontológica como semiótica y epistemológica, gracias a
bién fue puesta en duda por varios pensadores del siglo la cual la historia y la ficción sólo plasman su respectiva
xx como Valery, Heidegger, Sartre, o el estructuralista intencionalidad sirviéndose de la intencionalidad de
Lévy-Strauss, entre otros. la otra. Esta concreción sólo se alcanza en la medida
Partiendo de lo anterior, podemos inferir que los en que, por una parte, la historia se sirve, de alguna
puentes interdisciplinarios que se han tendido entre la forma, de la narración literaria para refigurar el tiempo,
historiografía y la literatura, principalmente la narrati- y en cuanto que, por otra parte, la literatura se sirve
va, han recurrido a la aplicación mutua de procesos de del acontecer, o devenir, para el mismo fin.
refiguración y deconstrucción de lo contado. Como ejemplo de la inclusión de la literatura
Como uno de los puentes interdisciplinarios entre como fuente histórica, tenemos la teoría de la ficción
historiografía y narrativa literaria, podemos mencionar posmodernista como una metaficción historiográfica.
a la fenomenología1, la cual ha proporcionado a las Dentro de esta categoría se incluyen los textos que
dos disciplinas una técnica en común. Por muy con- usan técnicas como la manipulación de la perspectiva
flictiva que ésta sea, ha garantizado cierta tolerancia de una narración, la autoconciencia, la incorporación
en la relación entre el tiempo literario y el histórico. de figuras históricas actuales y textos que desafían la
Es posible afirmar que la historia y la literatura se en- ilusión de la identidad subjetiva unificada y coherente.
frentan a las mismas dificultades no resueltas aún en Además, se juega con la distinción entre el arte, refi-
nuestra circunstancia, pero hay que admitir que han riéndose específicamente a la ficción, y a la realidad,
sido reconocidas y llevadas a la esfera del lenguaje aludiendo específicamente a la historia o al pasado
gracias a la fenomenología de ambas. (Alberto J. Pérez, 1995: 39).
Así la teoría de la lectura ha creado un espacio Esta forma de metaficción historiográfica posmo-
común para los intercambios entre la historiografía y dernista, ataca a la sociedad desde dentro sin tratar
la literatura. Se ha fingido creer que la lectura interesa de escapar a su propia realidad o crear una sociedad
sólo a la recepción de los textos literarios. Pero se es totalmente nueva a través del texto. La intertextualidad
lector tanto de historia como de novela.2 se basa en una construcción ideológica y discursiva
puesto que la paradoja posmodernista consiste en
1 el uso y abuso de la historia. Consecuentemente, la
Entendiendo a la fenomenología como la descripción de
lo que aparece o la ciencia que tiene como tarea o proyecto historia latinoamericana se presta como una de las
esta descripción (Abbagnano 1992:531). fuentes principales para este tipo de ficción.
2
Toda grafía, incluida la historiografía, depende de una Los posmodernistas declaran el agotamiento de
teoría ampliada de la lectura. De ello resulta que la ope- toda la metanarrativa que proclama la legitimidad de
ración de implicación mutua antes mencionada tiene su aquellos fundamentos que aboguen por la verdad. La
asiento en la lectura. En este sentido, los análisis del en-
trecruzamiento de la historia y de la ficción que vamos a historia se convierte en una pluralidad de islas discursi-
afrontar incumben a una teoría ampliada de la recepción,
cuyo momento fenomenológico es el acto de lectura. Es en
esta teoría ampliada de la lectura donde adviene el cambio, histórico y el de ficción. Ricoeur, Paul, Para una narrativa
desde la divergencia hasta la convergencia, entre el relato del discurso, p. 902

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vas que se originan del lenguaje producido, los cuales a Se ha entendido al estudio de la etnoliteratura
su vez, confluyen en él mismo. O es tal vez una cadena indígena como una arqueología de los espíritus perdi-
de juegos agnósticos del lenguaje donde el fenómeno dos de esas sociedades. Nos quedan, no obstante, las
exterior ya no puede ser explicado como manifestacio- preguntas ¿qué sobrevive de la etnoliteratura cuando
nes de verdades profundas y fundamentales. ya no se trata del salvataje de los valores rescatados
El texto literario se convierte en una colección de del olvido? ¿qué hay de original en los textos actuales
sistemas del conocimiento absoluto que da paso a iro- de los poetas indígenas, de los escritores híbridos que
nías y contingencias, y como resultado, la ficcionalidad recuerdan su pasado o hacen vida su presente desde
estética desplaza a la certeza filosófica. Tratar de im- la especificidad de lo étnico? (especificidad que no es
poner una narrativa totalizadora de tal experiencia nos única para estos autores textuales). La etnoliteratura
conduciría a perpetuar las violencias de la modernidad se convierte en el producto de los avatares de estas
con sus propias exclusiones y terrores. La restricción interrogantes, en una nueva travesía acoplada al sujeto
de los nuevos estilos posmodernos pone en duda las complejo, al etnoliterato que escribe en computadora
conjeturas de cualquier discurso o historia que busque y envía por mail sus lamentos y ensoñaciones a los
ofrecernos “la verdad” sobre el mundo o una versión propios y los ajenos, soñando encontrar en el texto el
autorizada de lo real. árbol tumultuoso revivido luego del corte torrencial
Dentro de este arte literario-histórico posmoderno, de la aculturación.
se encuentra la etnoliteratura. En términos clásicos, la Otro ejemplo de este interdisciplinar entre literatura
etnoliteratura consiste básicamente en la producción e historia, lo tenemos en las novelas que hablan sobre
verbo simbólica de las sociedades indígenas, por lo ge- América Latina, y en especial la rural. La América
neral ágrafas, y su estudio responde no sólo al análisis Latina rural es el espacio donde florecen las guerras
de estas culturas sino a la necesidad de recolección intestinas y los empujes hacia la conquista del mando
de conocimiento respecto de estas sociedades de las y la hegemonía del poder militar. El espacio rural se
que, probablemente, no quedando más que el dato abre como el gran posibilitador de escenarios donde
arqueológico como registro de la producción material, la fuerza y el poderío son la base y estructura para
sólo resta emprender la búsqueda del dato de “las lograr consolidar un liderazgo. Esa América Latina es
ausencias”, dato que tiene mucho que decir de los la que guarda dentro de su historia todo un espectro
sueños más recónditos, esos sueños que una sociedad de cosmovisión que ha servido a la literatura para
no escribe, aunque posea escritura, sueños tremendos establecer referentes de significación y enarbolar su
y luminosos que quedan perdidos de la memoria de Martín Fierro, Doña Bárbara, Pedro Páramo etc.,
los viejos y no aparecen sino en las noches frías o en como alegorías de seres nacidos en una tierra rodeada
los días atroces y grandiosos en que todos los valores de albores míticos, tradicionalistas, costumbristas y
parecen perdidos. con marcados retazos realistas.
En la disyuntiva entre pensar y poetizar las culturas La estancia rural y el silente avance de la ciudad
“indígenas”, optaron sabiamente por poetizar, pero de sobre lo aldeano, procesos estos que se convierten en
ese pensar original en la metáfora en que la cultura in- historias paralelas sin entrecruce pero con una marca-
dígena arrulló sus sueños, poco nos dicen los vestigios da influencia de una sobre la otra. Lo rural y lo urbano
arqueológicos, por lo que al arqueólogo no le queda comienzan a hibridarse en un espacio físico que busca
más remedio que soñarlos. horizontes en medio de las disputas de los gobernan-

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tes, que hacen suyo todo lo que la vista alcance en
un momento histórico. Paulatinamente lo urbano se Una novela cuyo estilo parece un guión cinema-
posesiona del espacio y con esa posesión se desvanece tográfico. Los movimientos de los personajes son
una utopía. Una realidad acendrada y acentuada en seguidos como por una cámara. Y cuando vuelvo a
Latinoamérica, le cede su momento a otra historia y leer el libro veo la cámara (González, 1976: 78).
realidad para sumirse en el ocaso y con él llevarse al
territorio de la literatura toda una antología narrativa Las tres novelas referidas por García Márquez de-
que se llena de verdad a partir de la alegorización de marcan dentro de su espectro narrativo la asunción de
un proceso histórico. otro tiempo, la penetración en ámbitos que alegorizan
Queda la literatura como albacea de la realidad “regiones cósmicas”, alejadas del tiempo histórico
latinoamericana en función de un principio extraor- presente y dan la impresión de que todo flotará en
dinario, a decir de Gabriel García Márquez: evidencia de una época distinta, donde sus pobladores
deambulan como espectros por un laberinto que los
(...)de representación cifrada de la realidad, una lleva inadmisiblemente hacia la condena y la derrota.
especie de adivinanza del mundo, la vida cotidiana Es una metahistoria que surge desde la literatura en
en América Latina nos demuestra que la realidad está alegorización de la realidad, como dijera Nietzsche:
llena de cosas extraordinarias El otoño del patriarca, El
Coronel no tiene quien le escriba y El General en su laberin- El gran juego de la historia está en quien se
to, son muestra de una literatura que alegoriza esos apodera de las reglas, quién tomará el lugar de los
‘días de gloria’ y sintetiza todo un proceso histórico a que las utilizan, quién se disfrazará para pervertirlas,
partir del relato ficcional que encubre una ‘verdadera para utilizarlas en sentido contrario contra los que
historia no contada’ –sustituida como el continente las habían impuesto; quién, introduciéndose en el
mismo– y abre la posibilidad desde la perspectiva del complejo aparato, lo hará funcionar de tal modo que
ocaso del poder para una interpretación no explícita. los dominadores se encontrarán dominados por sus
Luego de la muerte de los patriarcas o en el ocaso de propias reglas. (Nietzsche, 1924:139)
sus vidas ingresan a la literatura como la memoria
más allá de la desmemoria histórica, es remover un Una ficción narrativa nos alegoriza un tiempo
tiempo ido que comienza su refiguración a partir de histórico sin perder oportunidad para hacer énfasis en
la ficción narrativa (González, 1976: 64). lo anecdótico y centrar su referencialidad alrededor
de un personaje.
Estas novelas son “dioramas” que ejercitan el En este sentido, el hecho literario o mundo posible
principio fundamental de la fotografía y la memoria que se construye a partir de la alegorización de un refe-
en la representación teatral de la vida, donde las cosas rente histórico, apunta hacia una realidad deconstrui-
deben morir para vivir eternamente. da, liberada de la objetivación cientificista de la historia
Un terreno de conflicto, sufrimiento, soledad y articulada a través de elementos deconstructores
y muerte es convertido en un hecho estético, una como la ironía, la parodia y la desacralización.
historia fabulada. Configuran una sucesión de En nuestro país el ejemplo más claro de la inclusión
escenas que confieren a los textos un elemento de la literatura como fuente histórica es la literatura de
cinematográfico: la Revolución. Surge como expresión de una profunda

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ruptura histórica, la lucha contra el porfirismo que muerte gloriosa o injustificada, la crueldad, el sadismo,
comienza en 1910 y termina hacia 1940. Esa lucha, el desencanto, la avaricia, la osadía, el deber militar, el
que cambió el curso histórico del país, dio material a estoicismo, la hombría, raras veces aparece el humor,
novelistas, cuentistas, poetas y dramaturgos para com- y el tema del amor es poco incluido desconocido.
poner obras que, andando el tiempo, serían llamadas Más allá de la novela de la Revolución, en este en-
de la Revolución. Esas letras se nutren de la ideología sayo me gustaría realizar un pequeño ejemplo de por
nueva que rechaza el neofeudalismo de Díaz, el posi- qué el caso específico de la novela Bajo el volcán, del
tivismo de los científicos, las influencias extranjeras y escritor inglés avecindado en México Malcolm Lowry,
la estética de los modernistas. a parecer propio, cuenta con suficientes elementos para
La de la Revolución fue una literatura nueva, tanto formar parte de este análisis interdisciplinario entre
en la narrativa, la lírica o el drama. El movimiento historiografía y literatura. ¿Qué tipo de información
toma ímpetu precisamente durante los años en que de ofrece la novela cuya confiabilidad la hace aceptable
Europa llegan las influencias vanguardistas. Pero los como fuente acerca del México urbano y rural de las
vanguardistas sólo proponen cambios formales, mien- décadas de 1930 y 1940? ¿A qué tipo de prueba habría
tras que la literatura de la Revolución es una literatura que someterla, para saber si cumple con los requisitos
social que trata de reflejar la protesta implícita en el de veracidad y objetividad, utopía siempre buscada
movimiento revolucionario; no elude, como el mo- pero no siempre alcanzada por los historiadores?
dernismo y el vanguardismo, los problemas reales de Lo menos discutible son las descripciones geográ-
México. El arte de la forma pura contrapone un nuevo ficas que hace Lowry de los alrededores de la ciudad
contenido derivado de la lucha en el campo de batalla, de Cuernavaca, sus barrancas, sus caminos, el Hotel
en los pueblos, en las alcaldías; los personajes no son Casino de la Selva (hoy edificio que alberga una su-
princesas, emperatrices de la China, ángeles caídos o cursal de la cadena de centros comerciales Wallmart),
señoritos empolvados, sino soldaderas, juanes, indios el hotel Vista Hermosa y esos paisajes de cantinas y
yaquis, campesinos perseguidos y peones sufridos. personajes que nos reflejan los usos y costumbres de
Así como la novela, el cuento de la Revolución tiene la época.
sus antecedentes en los cuentos realistas de fines del si- El autor nos muestra el carácter de algunos mexi-
glo xix, entre los cuales hay uno que otro al que pudiera canos, al grado de mencionar la hospitalidad y buena
dársele el nombre de prerrevolucionario. Faltándole fe de un par de ancianos:
los antecedentes, el cuento de la Revolución, como la
Revolución misma, tuvo que crear sus propias normas ¿Americano? Este lugar peligroso para usted.
forjando una nueva técnica, un nuevo lenguaje, un Estos hombres son malos. Cacos. Mala gente la de
nuevo ritmo. Si bien este cuento, por definición, trata aquí. Brutos. No bueno for aniy-one. Comprendo.
invariablemente de asuntos y tópicos que giran en Soy alfarero –continuó, apremiante con el rostro
torno al conflicto entre revolucionarios y federales, o cercano al del Cónsul–. Lo llevo a mi casa... pero
a los resultados de dicho conflicto, la Revolución tuvo el lugar que dejó vacío entre el cónsul y el padrote,
tantas fases que el material es inagotable. vino a ocuparlo una anciana que, si bien respetable-
Al mismo tiempo, los temas son variadísimos. mente vestida con un bello rebozo echado sobre los
Se demuestra interés no sólo en la heroicidad, sino hombros, se comportaba de manera inquietante y no
también en el patriotismo, la injusticia, el sacrificio, la cesaba de meter la mano en el bolsillo del cónsul, el

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cual, con igual inquietud, se la retiraba, creyendo que novelas y relatos ¿una autobiografía corregida, aumen-
quería robarlo. Luego se dio cuenta de que también tada y sublimada? No es tan fácil definir la relación
ella quería ayudarle. –No es bueno para usted –mur- de la literatura con la vida personal de un autor y con
muró–. Mal lugar. Muy malo. Estos no son amigos la multiplicidad de lo real, que une y funde todas las
de los mexicanos... (Lowry, 1985: 415). cosas.
Desde que occidente iniciara la conquista del
Al mismo tiempo critica a los sinarquistas, a los planeta, por mandato de esos reyes descendientes de
que están en contra del gobierno de Cárdenas. El ex- bárbaros, hasta nuestra época, ha ocurrido un vasto
tenso cuadro humano que examina Lowry es uno de fenómeno que podríamos llamar la mundialización del
sus aciertos. Varios tipos de mexicanos retrata en su planeta –¿globalización?–. Los conflictos adquieren
obra: El sinarquista, el policía, el borracho, el padrote, cada vez más una resonancia internacional tan fuerte
el hombre común del pueblo; y mujeres de distintas que prácticamente no hay un solo lugar de la tierra
condiciones emergen bajo su pluma. que no interese a todos, especialmente a aquellos que
El ambiente de las pulquerías, cantinas, calles, sacan ganancia de tales conflictos. Y si no se cree
paseos, plazas, ferias, panteones, la celebración de día así, basta pensar en la Primera Guerra Mundial, en
de muertos, el Hotel Casino de la Selva y las casas de la Revolución mexicana y en la rusa, en la Segunda
Cuernavaca, es recreado por Lowry. Estos lugares no Guerra Mundial, en Corea, en Medio Oriente. La
dejan documentación. La descripción del novelista es lista podría multiplicarse hasta volverse disparatada
lo único que tenemos de ellos. por su extensión.
Bajo el volcán no contiene solamente datos acerca de En la novela de Bajo el volcán, esta tendencia del
la vida cotidiana y social. También refleja el ambiente mundo contemporáneo esta simbolizada en la batalla
político de la era de Cárdenas. Las continuas luchas del Ebro. De alguna forma es la humanidad entera la
entre sinarquistas y cardenistas se ven reflejadas en la que combate en este sitio específico.3
muerte del indio que se encuentra tirado a mitad del La ventaja del Tercer Mundo y de la periferia, los
camino a Tomalín, personaje que representa a un jinete bárbaros actuales –como puede comprobarse, por otra
del banco ejidal y que es asesinado y asaltado por los parte, recorrieron las distintas ciudades de Europa y
sinarquistas (Lowry, 1985:271). de Estados Unidos– reside en el hecho de estar menos
La trama en Bajo el volcán inicia el primero de ligada al abuso del concepto y más cerca del conjunto
noviembre de 1939 y concluye el mismo día del año de la realidad. Hoy más que nunca se debe negar, en
anterior, pero el despegue es el año de la segunda gue- beneficio de una comprensión global, que existe una
rra mundial, donde gran parte de la cultura y el arte se realidad literaria fantástica, trátese de Lowry o Poe, se
creyó que sucumbían para siempre. La desesperación asienta en la realidad, en lo que el hombre es para sí
tiene también causas históricas inmediatas. mismo. La literatura no es otra realidad, un símbolo
El artista o el poeta están consagrados a la historia particular, una imagen, una rosa profunda, un perfu-
de una forma mucho más profunda y vivaz que aque-
llos políticos o escritores comprometidos que sólo
perciben los elementos más superficiales e inmediatos
3
Recordemos la batalla del Ebro como última batalla de
la guerra civil española, en la cual peleaban los bandos de
de la realidad. Lowry es un escritor de sí mismo, en
republicanos y franquistas, unos liberales y otros conser-
él ha encontrado los argumentos principales de sus vadores.

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me, un sándalo, una extravagancia del alma. No es situación en la que uno se encuentre, formará parte de
nada de eso y es todo eso: los atardeceres, el resplandor esa sucesión ininterrumpida de los hechos que concebi-
del crepúsculo, el dolor infinito, la batalla del Ebro, la mos como historia. Los procesos colectivos y la ciencia
Segunda Guerra Mundial, el deterioro de la tierra y que de ellos se tiene, han logrado que comenzáramos
la ruina de los paisajes y de los bosques, la noche y el a pensar que todo es historia, que nada escapa de ella.
abismo del alcohol y de la locura. De esta forma las historias individuales hace mucho
tiempo que perdieron su valor, salvo para la desgra-
La realidad, aunque no se reduzca a pensa- cia. La preocupación de Hugh por su propia vida no
miento, es una sola tanto en el cuerpo como en el cuenta, es la batalla del Ebro la que lo sitúa.
pensamiento, porque ninguno de ellos puede requerir Las referencias históricas dentro de la novela están
una existencia independiente, salvo que se desee con- ligadas a la clasificación que se le otorga a Lowry por
validar la desunión de los elementos que componen críticos ingleses, quienes lo definen como un escritor
al hombre (Espejo, 1983:24). realista que logra recrear una realidad verdadera e
incuestionable, puesto que la mayor parte de su obra
La batalla del Ebro, como el año en que concluye está basada en su vida misma pero que a su vez no da
la Segunda Guerra Mundial, son los acordes que hace una versión exacta de los hechos históricos a los que
sonar Lowry para manifestar la vivacidad con que él alude o describe. Cabe recalcar que Lowry quiere,
sigue los acontecimientos. En los momentos críticos de sobre todo, escribir una novela y si ésta tiene éxito,
la Segunda Guerra, el mismo Lowry se ofreció como aún mejor, y si ella de algún modo altera la realidad
voluntario. Pero no le fue permitida su participación, mediante la imaginación, entonces la novela ha logra-
ya sea por su estado alcohólico o por encontrase en do un objetivo ideológico que puede tener o no tener
Canadá. nada que ver con la verdad.
Lowry no ha dado la espalda a su época. Entonces Muchos historiadores se han vuelto con gran
Hugh (Hermano del Cónsul-Lowry en Bajo el volcán) a interés a los fundamentos del conocimiento teórico y
través de la batalla del Ebro, es la última oportunidad están reconsiderando las relaciones entre la literatura
que se concede para acompañar el ritmo de la historia, narrativa y la historiografía. La realidad captada tanto
aun cuando esa batalla, por las informaciones que ya por la historia como por la literatura, debe ser enten-
posee Hugh, sea una empresa perdida de antemano. dida no como una copia de esa realidad, sino como
La batalla del Ebro resuena a lo largo de la obra como una visión que pretende acercarse a la misma de la
un ronco eco insistente, que tiene para ciertos lectores manera más fiel.
la atracción de un poderoso imán que de alguna forma
hacen converger todas las situaciones hacia su centro. Elementos de la Historiografía
La batalla del Ebro es la última oportunidad para dete- para el estudio de la literatura
ner el avance de los rebeldes, que luego se convertirían Al estudiar los linderos que separan la historia y la lite-
en la columna vertebral del franquismo. ratura, Nietzsche llega a proponer casi una poética de
Una nueva historia es como el tiempo, o no existe, la historia, un campo híbrido que podríamos calificar
o existe siempre. Y si es lo último, todos los momentos de “literaturización de la historia”.
son propicios para formar una nueva historia. Desde Resulta, por tanto, mayor atrevimiento acercarse
cualquier lugar de la tierra y desde cualquier miserable a la historia, no con la metodología historiográfica

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moderna, sino desde la perspectiva dramática, que En varios idiomas, el nuestro entre ellos, la palabra
aunque imaginativa y vivificadora, pudiera en una historia, derivada de la historia de Herodoto, sirve para
primera consideración parecer aún más limitante. designar principalmente dos cosas. En primer lugar, lo
pasado, los hechos ocurridos, lo que más precisamente
Las huellas existen después, no antes de las pisadas podríamos llamar lo histórico; en segundo, entende-
(Danto, 1989:145). mos también como historia la indagación y el relato
de esos hechos, la historia narrada, lo que nosotros
Para poder entrar de una forma abierta a la sig- denominaremos historiografía, es decir, historia escri-
nificación histórica de los acontecimientos tal como ta. Nos quedaría para la palabra historia todavía un
suceden, se ha de saber con qué acontecimientos pos- último significado, el concepto de ese pasado en una
teriores serán relacionados por los historiadores del forma total. De esta manera, entendemos que la his-
futuro. La anterior cita de Danto nos hace pensar que toriografía intenta aprehender lo histórico y contiene
las fotografías, los informes de los testigos oculares, las generalmente ese concepto total, que varía de época a
reseñas, etc., existen después, no antes de los aconteci- época, según las necesidades del momento y la visión
mientos que atestiguan, y es con ese tipo de elementos del mundo y de la vida.
con los que tiene que ver la historiografía. La historia, en efecto, resulta la máxima fórmula
La historiografía como herramienta de la historia, de autoconocimiento. Su objeto: aclarar el enigma
es la principal proveedora de razonamientos o de que es el hombre, tratar de llegar a él por la única vía
pensamientos cuando se quiere re-pensar la historia a de acceso de que disponemos, que es precisamente,
través de una narración; y al referirse a ésta como un la historia. Ortega y Gasset, con su afirmación “el
estudio humanístico, es porque ninguna narración, por hombre no tiene naturaleza, tiene historia”, abrió un
el hecho de estar elaborada por un ser, puede salvarse nuevo horizonte en la concepción histórica, dándole
de la subjetividad con que éste la dote pues al basarse una importancia básica como clave de la explicación
en un razonamiento, se le está imponiendo el punto del hombre.
de vista de quien elabora dicho razonamiento. El hombre es historia, resultado de todo ese pasado.
Nada más difícil que el intentar la explicación Por eso el historiador no sólo debe ser erudito, debe
de un concepto conocido y ¿quién no sabe lo que es ante todo ser comprensivo y para serlo tiene que vivir
historia? El hombre, siempre amenazado por eso que y vivir intensa, hondamente. Podemos recordar la
le da tan hondo significado a la vida, la limitación inmensa intuición de Vico, increíble en el momento
inexorable de la muerte, siempre ha guardado memoria en que le toco vivir, al afirmar que dado que lo único
de sus hechos, ha dejado noticia de su pasado. Y no que el hombre ha hecho es historia, es ello lo único que
sólo eso, sino que siempre ha contado con ese pasado, puede verdaderamente conocer con alguna garantía y
no obstante que grandes y pequeños hombres hayan no la naturaleza, obra de Dios y, por tanto, sin relación
negado la existencia de un conocimiento que pueda directa con el hombre. Si bien es cierto que al contar
aprehender ese pasado o lo hayan rechazado como con su vida personal el historiador corre el riesgo de
dañino, el hecho es que éste sigue presente y que, por perder la objetividad inyectándole sus ideas y sus pa-
otra parte, lo que somos, nuestras actitudes vitales, siones, también es cierto que es el medio que le ayuda
están determinadas por lo que hemos sido, es decir, a comprenderla. Si se cumpliera aquella gran inspira-
por nuestra historia. ción de la historiografía científica, de neutralizar la

141
vida personal, de romper el puente entre el hombre damental en el uso de documentos para reconstruir
que conoce y su pasado, se privaría al historiador de el suceso que relata.4
la única referencia que tiene para juzgarlo. ¿Cómo La historia, durante ese periodo no ha desarrollado
juzgar otras experiencias humanas si no se cuenta a plenitud los criterios de verificabilidad. Herodoto
con las propias? nada tiene que ver con las formas de escribir historia,
Así cada interpretación literaria nos expresará propias de la modernidad. La historia como discurso
vivamente el interés dominante y la cosmovisión del sustentado en criterios de verdad va consolidándose
escritor y de su tiempo, y aun cuando el tamaño del poco a poco a fines del siglo xviii y a principios del
pensador puede darle un grado de originalidad, las xix. Este nacimiento de la historia como ciencia, se
inquietudes y las respuestas que de éstas obtenga, logra en la medida en que ella se va despojando de
tendrán siempre una estrecha relación con las de los su existencia anterior como literatura: mientras que
problemas y las vigencias del momento en que vive. en el siglo xvii la mejor historia era aquella que tenía
Tenemos que tener presente esto cuando analicemos más elementos de retórica, hoy en día la historia se
una obra literaria desde una visión historiográfica: avergüenza de tener aún algo de retórica, casi diría de
quizá para nuestro momento parezca inadecuada, lenguaje. Si la historia anterior a la Ilustración no se
pero habrá que medir el grado de captación de la concibe como ciencia, podemos sostener que la histo-
problemática de su tiempo, qué contiene y qué valor ria con pretensión de cientificidad es un producto de la
tuvo en su propio contexto. modernidad, y en particular, de la nueva experiencia
La historiografía entendida como un modo de del tiempo que ella abre.
preguntar por el tipo de conocimiento que produce la
ciencia de la historia es relativamente reciente, no va El hombre entiende el poder según su concepción
más allá de finales de la década de los 1950. Esto no y vivencia de la temporalidad. No ha sido ésta una
significa que no existieran desde el siglo xix cuando verdad siempre obvia. Y, sin embargo, una conside-
nació la historia científica, reflexiones sobre el modo ración somera de la dimensión social y humana del
en que este saber producía su conocimiento, sino que tiempo pronto nos hace ver que el modo de percibirlo
la manera en que se hacían esas investigaciones era tiene consecuencias políticas. Cada época revela
distinta a la que actualmente lleva a cabo la historio- una íntima conexión entre poder y autoridad que la
grafía.
Como hemos dicho, la ciencia de la historia, desde 4
Todas las ciencias que nacieron con la modernidad son
sus inicios, ha estado acompañada de formas de auto- reflexivas, no sólo la historia. Esta función de autoobservar-
conciencia, la historiografía no es más que una forma se regula sus criterios de verdad. Ahora bien, estas formas
nueva de plantear esa cuestión. reflexivas, que son parte medular de las ciencias, han ido
El discurso de la historia, ya avanzado el siglo cambiando. La forma reflexiva de las ciencias modernas
se ha fundamentado en diversos modelos: durante el siglo
xviii, pertenecía al ámbito de lo que hoy llamaríamos
xviii fue la epistemología, en el xix la metodología, y en la
literatura. Esto no impidió que la historia entendida actualidad, la socioepistemología. Estas transformaciones
como científica, aprovechara los desarrollos del siglo en los modelos vuelve incorrecto el decir que es la misma
xvii respecto al uso de documentos. La escritura de pregunta la que se plantea a la historia desde su nacimiento
hasta la actualidad. Por ello, aunque la historiografía actual
la historia, desde los griegos hasta inicios del Siglo
pertenece a las formas de autoconciencia de la historia, sin
de las Luces, no pretende contar las cosas tal como embargo la pregunta que plantea al discurso de la historia
sucedieron, aún más, no basa su preocupación fun- no es la misma que se le formuló en el xix.

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preside y la forma, ritmo y dirección del tiempo que validez de esta definición proviene de la persuasión
la llena. (Marramao, 1989:5) más que de la prueba; pero sin prueba no hay relato
histórico digno de ese nombre.’ [Joyce Appleby]
La representación objetivante del pasado, en la que (Florescano, 1995:19).
se funda la posibilidad de la historia como ciencia, sólo
puede emerger gracias al surgimiento de la moderni- La historia como ciencia deja de ser evidente, al
dad. Esta conversión del pasado como parte cuasina- igual que las ciencias en su conjunto, después de la
tural del presente de la sociedad, al pasado como algo Segunda Guerra Mundial. (White 1992:34) Ya du-
externo e independiente de la vida social, nos indica rante la década de 1950 muchas de las explicaciones
la transformación de la experiencia del tiempo que positivistas de cómo se producía el conocimiento del
sucedió con la aparición del sujeto moderno. pasado, se vienen abajo.
Así, se comprende por qué, cuando surgen nuevos La noción de “hecho” en la que se basó la posibi-
temas, se buscan nuevos enfoques, se requieren nuevas lidad del conocimiento del pasado durante el siglo xix
teorías y se insiste en conservar, desechar o corregir se desplomó. Se demostró que el hecho histórico no es
lo escrito, la tradición, lo aceptado. No es tan sencillo algo dado, sino algo producido. Eso que el historiador
como lo quiere Enrique Florescano en La función so- delimita como “acontecimiento” sólo existe inmer-
cial del historiador, ni es tan lineal la construcción del so en una intriga (Danto, 1983:47), y nunca como
conocimiento histórico: algo independiente. El acontecimiento se construye
en función del tema que se estudia. El acontecer se
Si es verdad que una de las tareas que más des- configura en función del lugar desde donde se escribe
velan al historiador es la de corregir las interpreta- historia. Ahora bien, si el suceso es una construcción,
ciones que distorsionan el conocimiento fidedigno por lo tanto, éste sólo existe como tal en la escritura,
de los hechos históricos, no es menos cierto que en y en este caso, de la literatura. Y, en relación con lo
ningún tiempo ha sido capaz de ponerle un freno a anterior, se insistirá en que la historia se escribe a partir
las imágenes que ininterrumpidamente brotan del de documentos, y no a partir de “hechos”. Es decir, al
pasado y se instalan en el presente, o a las que cada desvanecer la realidad del pasado como evento, ésta
uno de los diversos actores sociales inventa o imagina sólo se sostiene como textualidad. La realidad del pa-
acerca del pasado (Florescano, 1995:18). sado no se nos da inmediatamente, sino mediatamente,
a través de la escritura.
El historiador no es una especie de corrector que Hay que aclarar una cuestión. Si decimos que el
tiene acceso a este “conocimiento fidedigno de los pasado sólo existe en la escritura y no como ser en sí,
hechos históricos”, ya que, apunta curiosamente esto no significa que concluyamos en el viejo postulado
Florescano en el mismo ensayo: de que sólo hay historia donde hay escritura, sino que
nuestra reconstrucción situada del pasado se hace a
Y a diferencia del historiador positivista, que partir de vestigios –de todo tipo– a los cuales adjudi-
creía posible dar cuenta de los hechos tal y como camos un significado, y por atribuirles significado es
estos efectivamente ocurrieron en el pasado, el his- que los llamamos textualidad o escritura.
toriador de nuestros días ha aceptado que la objeti- Por ello, podemos afirmar que la historia es grafía,
vidad es una relación interactiva entre la inquisición siempre y cuando por grafía entendamos todo vestigio
que hace el investigador y el objeto que estudia: ‘La que nos comunica algo. La ciencia de la historia se hace

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a partir de grafía, lo que tradicionalmente se llama sitúa la comunidad o institución de los historiadores
documento, y finaliza en grafía, el texto de historia: o literatos.
la ciencia de la historia, tanto en su punto de partida Los criterios de verificabilidad del discurso de la
como en su resultado, es escritura. En la actualidad historia han sido distintos durante el siglo xix que en
preguntar qué es el conocimiento del pasado nos lleva la actualidad. Y como dijimos anteriormente, antes
a preguntarnos qué es escribir, o mejor dicho, qué es del siglo xviii el discurso de la historia no tiene que ver
escribir relatos. con criterios de verdad o falsedad, sino con criterios de
El descubrimiento de que la ciencia de la historia es belleza o fealdad, como podría ser actualmente con la
escritura posibilitó el nacimiento, en la segunda mitad literatura. La historiografía no es historia de las ideas,
del siglo xx, de la historiografía. La pregunta actual sino historia de las prácticas, y éstas cambian de una
es cómo se escribe la historia, y no cómo se conoce época a otra.
el pasado. El problema actual es cómo le comunico La ciencia de la historia es, además de lo anterior,
a alguien por medio de enunciados algo acerca del un proceso comunicativo y así la estudia la historiogra-
pasado, y no cómo un sujeto (historiador) conoce un fía. Los textos de historia son enunciados emitidos por
objeto (el pasado)5. Este nuevo planteamiento impide alguien en una situación determinada y dirigiéndose
la ilusión de pensar que el pasado habla por sí mismo. a un público también específico.
Hoy en día se parte de que alguien habla del pasado, a La historiografía insiste en que la historia como
partir de enunciados que alguien construyó (fuentes), disciplina es escritura, es decir, que el pasado no es
y dirigiéndose a otro interlocutor que lo escucha. una cosa sino una relación. Pero, y esto es de suma
Hay que destacar que tanto el hablante como el importancia, la historiografía no sólo está destinada
oyente son seres históricos, es decir, que están situados a analizar los libros de historia como productos de
sociohistóricamente. A partir de estos años la historia unas prácticas determinadas, sino también a mos-
como ciencia debe ser entendida históricamente. Este trar que el estudio de documentos, sean utensilios,
es el modo peculiar en que la historiografía reflexiona construcciones, o libros, deben ser tratados como
sobre la escritura de la historia. procesos comunicativos contextuados y no como si
estos estuvieran destinados al investigador actual. La
La historiografía es una reflexión acerca del que- historiografía es también el estudio del modo de leer
hacer del historiador. Y esta reflexión, a diferencia los documentos (cualquier texto), y no sólo es estudio
del metodologismo del siglo xix, se hace desde una de los libros de historia.
aproximación dialógica (Certau 1985:67). Lo que distingue a la ciencia del siglo xx de la del
xix, es su capacidad de autoobservación, ésta le con-
Las cuestiones sobre los criterios de verdad del fiere ahora su carácter de legitimidad y validación.
discurso de la historia no pueden tratarse como si éstos Esto quiere decir que la noción de “lo real” o de
fueran comunes a todos los momentos en que se ha “lo empírico” se ha desplazado.6 Si bien la ciencia en
escrito historia, sino que esta cuestión, propia de lo
que seguimos llamando teoría de la historia, siempre 6
Esta idea ha sido desarrollada ampliamente para el campo
se remite a una sociedad determinada en la que se
de la historiografía por Michel de Certeau, op. cit. pp. 82-97.
Ahí nos dice: “Sus métodos (los de la historia) no consisten
5
Esto es lo que se conoce como el paso de la filosofía de más, ..., en procurar objetos “auténticos” al conocimien-
conciencia a la filosofía del lenguaje. to; su papel social no es más ... el proveer a la sociedad

144
nuestra época es parte de la industria, la dinamizadora desarrollos que apenas han sido esbozados en las
de la reproducción de nuestra sociedad, también ha líneas anteriores. La ruptura epistemológica en la
generado las condiciones de su propia observación. El historia parte de Dilthey, quien todavía inmerso en
“observador” no sólo observa, sino también es obser- una epistemología histórica fundada en una filosofía
vado, e incluso puede observarse a sí mismo (Tal es de la conciencia7, será motivo del tránsito hacia una
el caso de Malcolm Lowry y su novela Bajo el volcán) filosofía de la acción o de los “actos de habla”.
crea por así decirlo un nivel “metateórico”. En este desplazamiento epistemológico del pasa-
Otro aspecto relacionado con esta capacidad de do (el problema del historiador es saber cómo puede
“auto observación” de la ciencia y por ende de control conocer el pasado tal y como aconteció), al presente
sobre sus procedimientos –y que marca el desarrollo (el pasado no es cognoscible sino desde el presente y
de las disciplinas científicas en nuestro siglo– es el de por ello para Croce y sus sucesores, toda historia es
la revisión de sus límites y de sus posibilidades. Detrás historia contemporánea), se llega al “futuro” como la
se tiene a la Razón, como único presupuesto válido, clave para entender cómo se construye nuestro cono-
y de ahí la complejidad del asunto. Como un colofón cimiento sobre el pasado; y de esta manera la época
necesario de la capacidad de la ciencia de desdoblarse presente se vuelve reflexiva por la consideración y el
sobre sí misma, se tiene una nueva valoración de la sub- estudio del pasado.
jetividad (no hay ciencia sin sujeto). Pero no hay que No es gratuito que al acercarse al análisis “inter-
pensar en la noción de un sujeto ingenuo. No podemos no” de los documentos se haga la distinción entre los
pensar en un individuo como si se tratara de una figura “hechos reales” (no disponibles a la mirada inmediata)
transparente, “existente-en-sí y por sí mismo”, sino en y su descripción que bajo el efecto de “interpretación
la de un individuo mediado por múltiples influencias, literaria” encubre, impide precisamente observar
fragmentado, como parte de una realidad compleja, directamente los hechos. De ahí por principio toda
relativo, y no como una realidad última desde la cual
todo se ilumina. 7
De acuerdo con Dilthey, “la realidad auténtica la posee-
Esta concepción implica la disolución de la figura mos únicamente en los hechos de conciencia que se nos dan
binaria, sujeto-objeto, y obliga a pensar a la subjetivi- en la experiencia interna”. En A. Gabilondo Pujol, Dilthey:
dad como fundamentalmente mediada por el lenguaje. vida, expresión e historia, Editorial Cincel, Madrid/Bogotá,
1988, p.74. Jürgen Habermas al comentar la obra de Hans-
Y el lenguaje y la comunicación como único medio de
Georg Gadamer Verdad y Método (Ediciones Sígueme-Sala-
acceso a lo que llamamos “mundo” o “realidad”. manca, 1988) señala que si bien Dilthey logró superar “la
Como toda actividad científica que ha desarrolla- psicología de las expresiones vitales en favor de un análisis
do la capacidad de autoobservación, la historiografía de plexos de significados”, permaneció apegado “a la en-
también ha sido impactada en el siglo xx por estos gañosa genialidad de una reproducción –supuestamente
capaz de entenderlo todo– de cualesquiera contenidos de
sentido con tal que estén objetivados”. Contra “la anestesi-
de representaciones globales de su origen. La historia no zación de la reflexión de la histórica y haciendo prevalecer
ocupa más, como en el siglo xix, el lugar central organiza- el punto de vista de Hegel, Gadamer y su neohermenéutica
do por una epistemología, que al perder la realidad como muestra cómo “la restitución de la vida pasada sólo es po-
sustancia ontológica, trataba de encontrarla como fuerza sible mediante una reconsrucción de la actualidad a partir
histórica, Zeitgeist, y de permanecer oculta en el interior del pasado. En vez de una ficticia reproducción del pasado,
del cuerpo social. La historia ya no conserva la función to- tenemos la mediación del pasado con la vida actual, que la
talizadora que consistía en sustituir a la filosofía en el oficio reflexión lleva a cabo.” Jürgen Habermas, La Lógica de las
de indicar el sentido de las cosas”. Ciencias Sociales, Editorial Tecnos, Madrid, 1988, p.239.

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huella o relato del pasado tiene que ser tomada con Más que el establecimiento de un sentido único, que
reserva, porque su testimonio no nos entrega, como pudiera ser bandera de fundamentalismos, se tiende a
supuestamente sí lo puede hacer la fotografía, el alma aceptar como un hecho la legitimidad de ciertos signi-
de los individuos, de los acontecimientos. A lo mu- ficados compatibles entre sí, lo que dista por mucho
cho, lo que nos entrega cada documento es un signo a dar entrada a un relativismo posmoderno del tipo
convencional de la impresión producida por el hecho “todo se vale”. El principal reto consiste aquí en poner
en la mente del testigo. El relato no tiene, por tanto, los diques a este desbordamiento de la voluntad y de
un valor por sí mismo ya que no es sino una huella de la intención del intérprete.
“operaciones psicológicas”. Uno de los elementos que desde mi opinión ha
Para llegar del relato al hecho se necesita recons- fortalecido las modalidades interpretativas de la his-
truir toda la serie de causas intermedias que han pro- toriografía, ha sido el de que sus miembros han sabido
ducido el texto. Hay que representarse toda la serie de negociar, en los límites de su frontera de comprensión,
actos efectuados por el autor de la narración a partir un acercamiento con el resto de las disciplinas sociales.
del hecho por él observado hasta el manuscrito (o el Si ello ha vuelto híbrida la frontera de su disciplina (por
impreso), que hoy tenemos a la vista. Esta serie se llamarla de alguna manera), ha mejorado en mucho
toma en sentido inverso, empezando por el examen la constitución de la misma sin tener que pagar el
del manuscrito (o del impreso) para concluir en el alto precio (como sucediera a la historia económica
hecho pasado. y cuantitativa en la década de 1970), de participar
Negar es el mejor de los inicios. Muchos de los pro- en una pérdida de identificación disciplinaria, la
blemas que enfrenta la historiografía crítica contempo- cual impactaba incluso en los modos de argumentar,
ránea, no son ya las voluntades de veracidad que tanto estructurar escritos y sustentar sus posibilidades de
agobiaron a Nietzsche hace casi cien años. Tampoco comprensión. Como un ejemplo de las ventajas que la
la retórica ni el estilo son ya, creo, los elementos prio- historiografía ha obtenido al hacer el planteamiento de
ritarios a indagar en nuestra labor historiográfica. sus contradicciones a otras disciplinas afines, se puede
Contrario a lo que pudieran pensar muchas otras utilizar el caso de la referencialidad y los criterios de
tradiciones, tampoco la sola constitución y posibilidad certidumbre. De lo que hablo es simple y llanamente
de conocimiento nos mueven, como historiógrafos, a de una realidad que no está de por sí en los vestigios
través de un acercamiento sistemático al desarrollo y huellas del pasado, pero que no obstante eso, puede
disciplinar que se muestra evidente, cómo a finales ser alcanzada por la inteligencia del intérprete. Tal es
del siglo xx y principios del xxi. La historiografía y la el caso de Lowry y su novela de Bajo el volcán, como
narración que la transmite, propugnan a su vez por una reflejo de la realidad traducida por el escritor en su
práctica de existencia, una actividad del conocer que obra y la interpretación que como historiador se le
buscando comprensión hace que aquel quien interroga, haga podrá vincularla como fuente para posteriores
se busque a sí mismo. estudios históricos.
En el nuevo horizonte que se abre a la historiografía La historia funciona así a través de una inexplicable
a fines del siglo xx y principios del xxi, considero que la conexión entre realidad e interpretación, que suele
narración histórica (y con ella la hermenéutica que ésta pasar generalmente desapercibida. Para muchos no
implica), se tiende a alejar poco a poco de la tendencia parece haber alternativa que salve dicha contradicción,
a establecer los significados verdaderos y trascendenta- lo que, incluso es más usual. Hay quienes reconociendo
les que una vez se pensó habitaban al externo del texto. la paradoja emplean como estrategia negar su existen-

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cia en aras del construccionismo histórico. Desde que Lo anterior implica que la tensión paradójica: in-
el problema consiste en la existencia de una realidad terpretación-realidad exterior, se resuelve en el interior
pasada y una modalidad de referencialidad que desde del enunciado metafórico, cuya amplitud circunscribe
el presente pueda validarse en ella, han surgido algunas a la relación referencial del enunciado tanto metafórico
alternativas en la historiografía. Es este el preciso lugar como real. La autorreferencialidad de los enunciados
donde las fronteras del saber historiográfico han sabido metafóricos no precisa criterios de veracidad vincula-
dar paso, sin extraviarse, al empleo de nuevas perspec- dos con un material que nada nos dice en sí del pasado,
tivas como las proporcionadas por la semiótica. de lo cual todo es obra del intérprete.
Para dar una solución pertinente a la paradoja, es La referencia con lo existente en el campo del
necesario tan sólo aceptar que en la representación del archivo sólo se muestra en el sentido de sujeción, aco-
pasado, la referencia a lo “verdadero”, a la “realidad”, tamiento o límite a la representación de una realidad
es lo que parece no coincidir del todo con el método alcanzada desde la poética. Hibridar las fronteras es
empleado. ¿Y cómo puede coincidir exactamente una compartir perspectiva sin el detrimento de una pérdida
estructura narrativa con una realidad pasada, si los de identidad disciplinaria.
mismos hechos verificados en el campo de lo histórico Ello no excluye, como he intentado mostrar, que
pueden ser narrados por el intérprete en tramas que el estatuto mismo de la historiografía no sea sujeto
signifiquen cosas distintas cuando no contradictorias? a cambios sino todo lo contrario, estar abiertos a la
¿No es ello un atributo poético de la narración en la his- experiencia de lo otro, llámese ello historiografía
toria? La persecución de lo “real” (siempre buscada), crítica, lingüística o cultural. Hacia allá pareciéramos
parece dirigirse desde la semiótica a nuevas formas de caminar los primeros años del siglo xxi, diletantes y
conocimiento y nuevas interpretaciones que reorgani- con la consigna “¡Apertura o muerte!”, sobre nuestros
zan el mundo que percibimos como realidad. hombros.
El problema de la referencialidad se resuelve en
el entendido de que, por su propia estructura, la obra Conclusiones
literaria (ya poética, ya histórica), sólo muestra un Una serie de preguntas vienen finalmente ligadas a la
mundo con la condición de que se suspenda en ella obra historiográfica de fines y principios de los siglos
la referencia del discurso descriptivo, haciendo que el pasado y presente. Éstas son en parte ya conocidas:
enunciado metafórico sea el que se muestre con clari- ¿qué tanta evidencia será requerida desde ahora para
dad en su representación del pasado. Para decirlo en desplazar un modo predominante de comprensión del
términos de Paul Ricoeur: pasado por otro? ¿Cuál será la prueba de validación
que habrá de otorgar superioridad a un nuevo enfoque
La metáfora es, al servicio de la función poética, historiográfico sobre otro pretendidamente obsoleto?
esa estrategia de discursos por la que el lenguaje se ¿Podemos seguir aceptando en la historiografía del si-
despoja de su función de descripción directa para glo xxi, criterios de certidumbre sujetos a la validación
llegar al nivel mítico, en el que se libera su función material, la rigurosidad de un método antes cierto y
de descubrimiento, y podemos hablar de verdad pretensiones de objetividad como las que dominaron
metafórica, para designar la ‘intención realista’ que los relatos el siglo pasado? Estas son para mí, tan sólo
se une al poder de recepción del lenguaje poético algunas de las más importantes interrogantes que ha-
(Ricoeur, 1972:34). bremos de responder y consensuar los primeros años
de este siglo.

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Las respuestas a las anteriores preguntas podrían necesaria. Sin embargo, es aquí donde se debe dejar
reorganizar, desde mi punto de vista, no sólo el campo claro el papel que la nueva narrativa histórica empieza
de comprensión del pasado, sino el sentido mismo de a demandar en el siglo xxi y especialmente su función
nuestra posibilidad futura de entendimiento dentro de de ruptura con lo establecido.
la tradición historiográfica. Uno de los primeros ele- Método científico e irracionalidad. Historia e ima-
mentos sujetos a revisión sería, el papel que asignamos ginación poética. Suena sugerente el vínculo, ¿no es
a la narratividad. En nuestros días, dos corrientes de así? La analogía no deja de ser atractiva y nos sugiere
opinión parecen dominar dicho ámbito historiográfi- la siguiente pregunta: ¿El objetivo de aproximarse cada
co. Éstas suponen por un lado, que la narrativa tiene vez más a la verdad puede alcanzarse de una forma
la capacidad privilegiada de constituir conocimiento completamente racional, o es también accesible para
y por el otro, que la narratividad posee tan sólo la aquellos quienes, como nosotros, deciden confiar en
capacidad de organizar el mismo. la representación metafórica de la realidad?
Frente a esta situación excluyente, deseo proponer Acepto que muchas de las argumentaciones
una tercera actitud, donde el carácter constitutivo y vertidas en este ensayo yacen erguidas en un suelo
organizativo de la narrativa se concilie con la más movedizo, pero ¿Acaso no son ambiguas las posi-
original de sus funciones, ésta consiste en entender la ciones del pensamiento social y de la historiografía
narrativa (ya sea científica, social, literaria o histórica), contemporánea?
cual vía de realización existencial, donde aspectos Hay, sin embargo, asideros que hace medio siglo
como la objetividad, la ficción y el gusto por el relato hubieran sido impensables.
identitario, sean reconocidos epistemológicamente, Sabemos hoy que los conceptos referenciales de
así como se reconoce en nuestros días la capacidad de los discursos políticos al igual que los autorreferen-
la metáfora para representar el mundo de la acción. ciales, empleados en la poética de la construcción
(Ricoeur 1995) histórica y literaria, nos hablan directamente de la
La apuesta que hago va encaminada a la promoción historicidad de las propias representaciones, de su
de la autorreferencialidad en la historia, lo que implica capacidad de transformarse en procesos de relectu-
a la larga, desde la revalorización del archivo como ra, reinterpretación y resignificación, no sólo de los
apego al discurso de lo real, hasta el rompimiento textos históricos, sino literarios y en sí de cualquier
de los antiguos consensos disciplinarios a costa de narrativa, he ahí el sentido que le asociamos en la
ganar más libertad en la creación y en la realización historiografía al texto.
individual y colectiva que se alcanza sólo en la ficción Parece que las fronteras entre el arte y la historia
poética de los relatos narrados. Se puede opinar en se difuminan al incorporar el perspectivismo múltiple
contra de esta proposición, argumentando el peso de de la ficción contemporánea a la historiografía, y así
las modalidades tradicionales, que parte de la identi- permitir el advenimiento de una nueva objetividad
dad que nosotros mismos hemos reconocido como histórica.

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