You are on page 1of 6

Resumen de los principales hallazgos

GENERALIDADES
La mayor cantidad de información que se encuentra es sobre el gobierno Santos que
aparece como un continuador y profundizador de las dinámicas desarrollistas y
despojadoras iniciadas en los gobiernos de Álvaro Uribe y, en menor medida, de Andrés
Pastrana; dicha continuación y profundización se consiguió, entre otras cosas, gracias a las
modificaciones que se hicieron sobre la caracterización de las regiones Orinoquía y
Amazonía, principalmente la realizada por el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 (región
Llanos y región Centro-sur) (ver: Ordenamiento territorial y ambiental de la Amazonía en el
posconflicto).
Existe una importante articulación entre megaproyectos infraestructurales, agroindustriales
y mineroenergéticos en la zona de transición entre la Orinoquía y la Amazonía,
constituyendo uno de los principales factores de deforestación en Caquetá, Guaviare y Meta
(ver especialmente los artículos de Rodrigo Botero).

AGROINDUSTRIA:
Todos los departamentos de la Orinoquía han atravesado por procesos de despojo de
tierras para la puesta en marcha de megaproyectos agroindustriales (ver el informe:
Despojar y desplazar: Estrategia para el desarrollo de la Orinoquía y el artículo:
Extractivismo y agro–industria en la Orinoquia colombiana).
El monocultivo de palma africana es el tipo de proyecto agroindustrial que más
preocupación genera por sus efectos ambientales (ver artículo: Orinoquia, en la mira de los
monocultivos).
La mayor conflictividad por monocultivo de palma africana se vislumbra en el departamento
del Meta, particularmente en los municipios de Mapiripán, San Carlos de Guaroa, Puerto
López, Puerto Gaitán y Cumaral (Ver los artículos: Modelo agroindustrial en el Meta: “Borrón
y cuenta nueva” a favor del gran capital; Las cuatro megahaciendas de Luis Carlos
Sarmiento en el Llano; y La palma le quitó espacio a los alimentos en el Meta).
Una gran parte de los proyectos agroindustriales mencionados comenzaron en la era Uribe
y se impusieron gracias al paramilitarismo, al despojo y a la titulación irregular de tierras.
Arauca es considerado por autoridades políticas y empresariales como una referencia de
proyectos agroindustriales exitosos (cacao) (ver noticia: El cacao se impondrá en los Llanos
Orientales y en la Orinoquía).

HIDROELÉCTRICAS
La información sobre proyectos hidroeléctricos es la más escasa por cuenta de los pocos
proyectos que se han propuesto en las regiones mencionadas, particularmente la
Amazonía, y, sobre todo, el poco o nulo avance que han tenido (la mayoría no ha superado
la fase de diseño).
Según lo que se percibe a partir de la información recopilada, la lentitud en el avance de los
proyectos en la Amazonía corresponde más a ineficiencia estatal que a procesos de
resistencia popular (la preocupación en esta región se centra en los proyectos mineros y
petroleros), distinto a lo que ocurre en la Orinoquía, donde las comunidades han
manifestado su abierto y continuado rechazo a proyectos hidroeléctricos.
Los principales proyectos encontrados que generan incertidumbre en las regiones
estudiadas son:
-Central Hidroeléctrica Tulpas, sobre el río San Pedro (Florencia, Caquetá)  propuesta
(sería la primera hidroeléctrica del Caquetá)
-Hidroeléctrica sobre la Garganta del Balsayaco (San Francisco, Putumayo)  propuesta
-Proyecto hidroeléctrico Guaicaramo (Sabanalarga y Villanueva, Casanare)  estado
actual desconocido
-Represa de Upía (Barranca de Upía, Meta – en articulación con Guaicaramo)  estado
actual desconocido

INFRAESTRUCTURA
La información más pertinente que se encontró durante la revisión de fuentes trata sobre
megaproyectos de infraestructura, dentro de los que destacan el Plan Maestro de la
Orinoquía y el Plan Maestro de Transporte Intermodal 2035, en los cuales San José del
Guaviare se constituye como uno de los principales nodos de conectividad.
Los proyectos de infraestructura vial son puntas de lanza para el ingreso de otros proyectos
extractivos a los territorios, en los cuales confluye la legalidad y la ilegalidad; los proyectos
de construcción de vías vienen acompañados de especulación que favorece la
deforestación (especialmente en la Amazonía) y el despojo de tierra por vías legales e
ilegales.
Los proyectos de infraestructura que generan conflictos se relacionan con la Carretera
Marginal de la Selva, la cual, aunque fue planteada y comenzada desde la década de 1960,
se compagina con el trazado de la IIRSA y se ha intentado viabilizar por medio de planes
nacionales como los mencionados Plan Maestro de la Orinoquía y Plan Maestro de
Transporte Intermodal.
Destaca el hecho de que algunos proyectos infraestructurales, que han sido vendidos como
formas de desarrollar las regiones en sintonía con el “posconflicto”, en realidad se venían
planeando, con fines extractivos, desde antes de que se firmara el acuerdo de paz con las
FARC (ver el artículo: ¿Vías para la paz o vías para el proyecto extractivo en la Amazonía?:
dos caras de la misma moneda).
Entre las obras que generan conflictos (y forman parte de los megaproyectos arriba
mencionados) están:
-Variante San Francisco-Mocoa (Putumayo, abierto rechazo indígena pues se topa con la
Reserva Forestal Protectora de la Cuenca Alta del Río Mocoa y con territorio sagrado
Kamsá)
-Canalización del río Putumayo (Putumayo)
-Mejoramiento y pavimentación del tramo Mocoa –Santana - San Miguel (IIRSA-Eje Andino)
(Putumayo)
-Vía San José del Guaviare – El Retorno – Calamar (Guaviare)
-Vía Calamar-Miraflores (Guaviare)
(Ver: Putumayo. Análisis de conflictividades y construcción de paz)

MINERÍA
La zona donde se percibió mayor intensidad en la visibilización del descontento popular
respecto a proyectos mineros es Putumayo, por los cinco títulos propiedad de Mocoa
Ventures que afectarían a los municipios de San Francisco y Mocoa si comenzase su
explotación. Este conflicto ha adquirido visibilidad tanto por el protagonismo de los taitas de
la zona, como por las declaraciones del exviceministro Luis Ernesto Gómez en contra de la
explotación minera en el lugar (ver: La amenaza minera en el Alto Putumayo).
En una nota periodística también se recogen datos del informe elaborado por la Contraloría
en 2014 (en el que participó Julio Fierro), que recopiló conflictos mineros por oro en los
municipios de Puerto Asís, Puerto Leguízamo, San Francisco, Puerto Guzmán, Orito; por
coltán en Puerto Asís y San Miguel; y conflictos por oro, mármol, cobre y uranio en el
municipio de San Francisco (ver: Mocoa: hundida más que en lodo).
En Caquetá, se reportaron 55 títulos mineros en 2014, mientras que en el 2018 se
reportaron 67 (ver informe y artículo: Escenarios actuales y futuros en el territorio del
departamento del Caquetá, por incorporación de proyectos mineroenergéticos y de la
Economía verde; y Así avanza la construcción del capítulo indígena del PDET para la región
cuenca del Caguán y piedemonte caqueteño).
Se destaca que el PND 2014-2018 otorgó una vocación minera a los departamentos de
Vaupés, Guainía y Vichada por su potencial en minerales estratégicos tales como Niobio,
Tantalio y arenas negras (ver: ¿Cómo reorientar el modelo de desarrollo extractivo en la
amazonia colombiana?)
En Guainía, un memorando de entendimiento firmado entre la Gobernación y la
transnacional Auxico Resources para la explotación de distintos minerales generó gran
inconformidad y manifestaciones de protesta, por cuenta del favorecimiento a la empresa y
el posible detrimento para el departamento; de llegarse a materializar dicho acuerdo,
implicaría la entrada del departamento en la minería a escala industrial.
Sobre los títulos mineros en Guainía, se registra que un informe del Ministerio de Minas
advirtió que estos “están siendo utilizados como herramientas que facilitan la
comercialización de los minerales explotados de forma irregular. Mientras que otros están
siendo objeto del famoso “engorde de títulos”, para la venta posterior a empresas
multinacionales” (ver: El confuso paisaje minero para Guainía).

PETRÓLEO
Caquetá y Putumayo representan más del 90% del total de proyectos exploratorios o de
producción de hidrocarburos en la Amazonia, [mientras que] Meta, Casanare y Arauca
concentran el 97% del total de proyectos exploratorios en la Orinoquia (Cepal & Patrimonio
Natural, 2013, citados en Amazonia colombiana, petróleo y conflictos socioambientales p.
213).
Algunos de los procesos de resistencia con mayor nivel de organización y movilización en
defensa del agua y en contra de la explotación petrolera se ven en el Amazonas,
particularmente en el departamento del Caquetá: desde el proceso de negociación con las
Farc, las petroleras comenzaron una agresiva inserción en el departamento, teniendo como
resultado que los bloques petroleros en Caquetá pasaran de 19 en 2014 (Ver: Escenarios
actuales y futuros… p.18) a 43 en 2016 (ver: Caquetá: el temor ante la minería y las
hidroeléctricas en la Amazonía colombiana y “Ni guerra que nos mate, ni paz que nos
oprima”…). Resalta también el rechazo a la explotación del bloque El Nogal por parte de la
empresa china Emerald Energy.
En Casanare, se destaca el conflicto petrolero que emergió desde el 2009 en Tauramena
y, en el Meta (municipios de Acacias, Guamal, Castilla la Nueva, Cubarral y El Dorado), los
relacionados con el bloque CPO-09 y Cubarral desde 2011. Durante los períodos de
gobierno de Juan Manuel Santos, ambos conflictos se intensificaron (ver: Conflictos
ambientales del Casanare y Petróleo en el Meta: una radiografía de la desconfianza).
En el Putumayo, se destaca el conflicto que se presenta en el corredor Puerto Vega-Teteyé
que se origina en el 2002.
La inserción de la industria petrolera en el Amazonas se produce gracias a dos elementos
que van de la mano: proceso de paz con las Farc y transformación de la Amazonía en
región Centro-sur con el PND 2014-2018 de Santos.

REDD+
*Estos fueron los proyectos más difíciles de ubicar espacialmente a partir de la información
que se encuentra en línea.
Se hallaron dos programas que se entretejen con los proyectos REDD+, que se desarrollan
principalmente en la región Amazónica:
1. Visión Amazonía 2020 (estipulado en el PND 2014-2018).
2. Pagos por Servicios Ambientales (aunque no inician con Santos, fueron
reglamentados por el Decreto Ley 870 de 2017).
Se encontró que los proyectos REDD+ Indígena Amazónico (RIA), son liderados en
Colombia por la OPIAC y se ponen en marcha en los departamentos de Guainía y
Amazonas.
El proyecto pionero RIA se desarrolló en el resguardo de la Cuenca Media y Alta del Río
Inírida (CMARI). El segundo proyecto RIA se desarrolla en La Chorrera (Resguardo Predio
Putumayo, bajo la dirección de la Asociación Zonal de Autoridades Tradicionales de la
Chorrera -Azicatch). En este último, al igual que en el Caquetá (pueblos uitoto, muinane,
andoque y nonuya), se denuncia la falta de consulta previa y participación de pueblos
indígenas en la planeación e implementación de proyectos REDD+.
En un informe (ver: Materiales sobre Cambio climático en la Amazonía colombiana) se
menciona tangencialmente que Visión Amazonía está entretejida con REDD+ y tiene tres
fases de ejecución:

 Fase 1: Caquetá + Guaviare


 Fase 2: Putumayo + Guainía + sur del Meta
 Fase 3: Vaupés + Amazonas

La crítica recurrente a estos proyectos es que reducen el bosque a un repositorio de


carbono que puede negociarse en el mercado mundial y no reconocen la importancia de
los derechos territoriales indígenas para la protección ambiental, así como que convierten
a los indígenas en espectadores y receptores pasivos de ayuda internacional (ver:
Amazonía 2020, sin visión indígena y ¿Otras acciones para la defensa de la Amazonía? De
cómo se puede asumir la sentencia de la Corte Suprema de Justicia).

PDET:
Se menciona que los PDET están amenazados por la recentralización de la planeación que
el Gobierno Nacional ha llevado a cabo, tanto por vías de asignación presupuestal, como
por medio de la creación de nuevas figuras de ordenamiento que le otorgan funciones que
antes correspondían a los municipios (ver: Ordenamiento territorial y ambiental…).
En el informe Ordenamiento territorial y ambiental… se menciona que, durante el gobierno
Santos, el programa Visión Amazonía “preten[dió] complementar los esfuerzos del
Gobierno Nacional para incentivar la inversión privada en Colombia” (p. 160) y que, así
mismo, se propuso como “el primer y más ambicioso Programa de Desarrollo Rural con
Enfoque Territorial – PDET (Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y Gobierno de
Colombia, 2015, citado en p. 160).
En el informe Ordenamiento Territorial en la Amazonía: Caso de los PDET se afirma que
los PDET “se están implementando en 16 subregiones del país, entre ellas la Cuenca del
Caguán y Piedemonte Caqueteño (16 municipios de Caquetá y 1 del Huila), Macarena-
Guaviare (4 municipios del Guaviare y 8 del Meta) y Putumayo (9 municipios), mismas áreas
donde se presentan las mayores tasas de deforestación en la región” (p. 37).
ZIDRES
Hasta la fecha, solamente existe una ZIDRES, ubicada en el municipio de Puerto López,
Meta.
La mayoría de los análisis sobre el tema enfatizan las implicaciones de la Ley Zidres en
cuanto a que permite legalizar el despojo de tierras, sorteando el obstáculo que la Ley 160
de 1994 impone a la acumulación de baldíos con una extensión mayor a una Unidad
Agrícola Familiar (UAF). Así mismo, se menciona que el modelo ZIDRES pretende emular
el modelo del “cerrado brasileño, que produjo graves afectaciones sociales y ambientales.
Algunos análisis incorporan una aproximación geopolítica que involucra a la agroindustria
y los monocultivos.
Se resalta la incompatibilidad entre las ZIDRES y las propuestas de desarrollo rural que se
estipulan en el Acuerdo para la Terminación del Conflicto, particularmente los PDET (Ver
artículo: Liberar baldíos: una necesidad del modelo contraria a la construcción de paz).

You might also like