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MARINA DE GUERRA DEL PERÚ

ESCUELA DE POSGRADO

ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA NAVAL

TRABAJO GRUPAL – TÁCTICA NAVAL

“ANÁLISIS TÁCTICO DE LA BATALLA DE TRAFALGAR”

Presentado por

Tte. 1º Luis RIOS Dumet


Tte. 1º Sergio DELGADO Pinedo
Tte. 1º Carlos GARCÍA Palomino
Tte. 1º Fares YUNIS Moreno
Tte. 1º Félix BUENDIA Callañaupa

Catedrático - Docente

Calm. Carlos TUPAC YUPANQUI Bromberg

La Punta – 2019
Índice

Introducción…………………………………………………………………..……….3

Antecedentes…………………………………….………………………….…………4

Evaluación de la Táctica Naval empleada……………………………………………7

Conclusiones……………………………………………………………...………….16

Anexos…………………………………………………………………………….....18

Referencias bibliográficas…………………………………………………………....21
3

Introducción

Durante el siglo XVIII se dieron lugar a continuos enfrentamientos entre las


distintas potencias europeas por mantener el dominio en el mar y direccionar las rutas
comerciales hacia sus colonias, época en la cual predominaban los grandes “navíos de
línea” los cuales se caracterizaban por navegar en formación columna, unidos lo más
estrechamente posible, proa con popa para enrumbarse a la batalla ante una escuadra
enemiga, con la finalidad de dominar los océanos y competir por ser más rápidos,
resistentes y maniobrables.

El Tratado de Amiens o Paz de Amiens firmado el 25 de marzo de 1802, fue un


acuerdo que puso fin a la guerra entre Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda y la
República Francesa más sus aliados (España y la República Bátava) el cual devolvió
a España la paz tras unos años de guerras marítimas con Inglaterra. Sin embargo, no
tuvo una larga duración, ya que el continuo hostigamiento de los navíos ingleses hacia
la armada española provocó un nuevo estado de guerra entre ambas monarquías, sin
que hubiera existido una ruptura previa.

Este enfrentamiento se materializó en la denominada “Batalla de Trafalgar”,


combate naval que tuvo lugar el 21 de octubre de 1805 en el marco de la tercera
coalición iniciada por el Reino Unido, Austria, Rusia, Nápoles y Suecia para intentar
derrocar a Napoleón Bonaparte del trono imperial con la finalidad de disolver la
influencia militar francesa existente en Europa., frente a las costas españolas, en el
cabo de Trafalgar. Esta batalla en el transcurso de estos dos (2) siglos ha sido analizada
y estudiada por numerosos historiadores y militares, debido a sus importantes y
decisivas maniobras tácticas.

El presente trabajo, tiene como propósito realizar un análisis táctico de la


batalla, iniciando con los antecedentes históricos, económicos, políticos y militares
que fueron factores preponderantes para dar lugar a la batalla. Seguidamente se
analizará el alistamiento previo y la composición de ambas flotas , para finalmente
evaluar la táctica empleada tanto por flota Británica, comandada por el Almirante
Nelson, como la dispuesta por el Almirante Villenueve al mando de la flota Franco-
española.
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Antecedentes

Histórico

A finales del siglo XVIII y principios del XIX existía una pretensión imperial

común, donde cada potencia proyectaba su poder de acuerdo a sus condiciones y

alianzas políticas. Inglaterra, aislada del continente, optó por una estrategia comercial

a través del medio marítimo, respaldada por una Armada potente y calificada. Francia

y España en cambio, al compartir suelo continental, volcaron su esfuerzo en campañas

terrestres de conservación y expansión de los territorios que ya disfrutaban. (Gonzáles,

2005)

Por lo tanto, se trata de una época de tensiones políticas y pretensiones

económicas entre las principales naciones europeas, que generó una rivalidad franco-

española contra Inglaterra, la cual conllevo al desenlace de la “Batalla de Trafalgar”,

donde los británicos desplazaron a los españoles la hegemonía en el mar, reafirmando

y consolidando su condición de potencia marítima.

Económico

En la época descrita, existía un auge comercial fruto de la expansión colonial

y el desarrollo de los medios de transporte, particularmente marítimos, así como otros

notables avances técnicos que trajeron un mayor dinamismo a las economías de cada

país. Este desarrollo comercial, incrementó la competencia, y los países con mayor

influencia y mejor posicionados, quienes lucharon entre sí por lograr ampliar sus

mercados.
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Durante dicho periodo, Francia fue el principal poder militar en tierra, mientras

que Inglaterra tenía el poder militar en el mar, imponiendo un bloqueo naval a Francia,

atacando de esa manera sus intereses económicos en su propio territorio y en el

exterior, sin encontrar alguna oposición. Es por ese motivo, que Francia busca aliarse

con España para poder tener un mayor poder naval y enfrentar de manera frontal a los

ingleses.

Político

Las discrepancias políticas basadas en intereses comerciales entre Gran

Bretaña y Francia, conducen al estallido de una guerra en mayo de 1803. Ante esta

situación, España intenta permanecer neutral, pero Francia reclama imperiosamente

que se cumpla la alianza de 1796, solicitando a través de Napoleón Bonaparte un

cambio de la ayuda militar por otra económica. Esta solicitud fue denegada por lo

españoles no se encontraban en condiciones de participar en otra guerra por la escasez

de recursos y la epidemia de fiebre amarilla que asolaba su territorio. (Quaresma,

2010)

Es así que a finales del siglo XVIII España se veía obligada habitualmente a

aliarse con Francia para equilibrar la influencia británica y defender sus intereses

coloniales, concretándose la alianza con el Tratado de San Ildefonso en 1796, pactado

por la monarquía hispana de Carlos IV y la Francia revolucionaria.

Años más tarde, Napoleón expande su imperio continental, y fuerza

prácticamente a España a convertirse en su aliada para evitar una probable agresión,

firmando el Tratado de Amiens con Inglaterra en 1802; sin embargo, este tratado tuvo

una corta duración.


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Al año siguiente, en 1803 se establece una tregua temporal entre las Armadas

inglesas y francesas, la cual se vio desquebrajada obligando a los británicos a adoptar

una estrategia defensiva, esperando así, que la Marina Francesa efectué el primer

movimiento ofensivo.

España oficialmente era neutral, pero debía pagar periódicamente a Francia

para mantenerse en dicha situación. En consecuencia, la astucia inglesa acabó con la

paciencia española el 5 de octubre de 1804, cuando frente al cabo de Santa

María capturan CUATRO (4) fragatas españolas que traían recursos económicos de

América con un trágico desenlace para España, obligándolos de esa manera a unirse a

la Guerra como aliada de Francia.

Militar

La flota franco-española se encontraba al mando del Contralmirante Pierre

Villeneuve, el cual tenía una resistencia por parte de la oficialidad española, mientras

que, por otro lado, la flota inglesa tenía una unidad de comando basada en el

Almirantazgo.

A inicios del año 1805, entre los meses de marzo y mayo, Villeneuve zarpa

desde Cádiz a Las Antillas como un plan de distracción a la flota inglesa, hecho que

genera el zarpe de los británicos. Es en esa búsqueda que Nelson logra avisar al

Almirantazgo sobre la aproximación de la flota francesa que se dirigía ya de retorno a

Europa, exactamente a Ferrol, hecho que género la designación del Vicealmirante

Calder, para que reúna los buques de Rochefort y el Ferrol y realice un bloqueo a la

flota franco española.

En ese contexto, el 22 de julio se produjo el Combate de Finisterre, donde

Villeneuve contaba con 20 navíos, 7 fragatas 3 bergantines, mientras que la flota


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comandada por Calder contaba con 15 navíos, 2 fragatas y 2 auxiliares. El combate

inició en medio de la neblina, donde DOS (2) navíos españoles, el Firme y San Rafael,

quedan sotaventados hacia la flota enemiga, y son atacados por más de ocho (8) buques

británicos, siendo finalmente capturados. (Bertocchi, 2009)

El resultado en Finisterre, generó DOS (2) situaciones, expuso a Villeneuve

como un jefe incapaz, ya que, a pesar de tener superioridad en unidades, no supo

realizar una táctica que le permitiera vencer a la flota inglesa. Mientras que para los

ingleses Calder demostró aparentemente falta de agresividad, al permitir el paso de la

flota enemiga hacia Vigo.

Posteriormente, la flota inglesa a órdenes del Almirantazgo, comenzó a

agruparse en Cádiz, es así, que el 29 de setiembre llega Nelson para tomar el mando.

Es importante remarcar, que dicha agrupación perdió la oportunidad de contar con un

navío de primera línea, el Buque Insignia HMS Príncipe de Gales, que al mando de

Calder regresó a Inglaterra para afrontar la corte marcial debido a los resultados en

Finisterre (Ferrer, 1985).

Evaluación de la Táctica Naval empleada

Alistamiento previo al combate

Las Armadas británicas y franco-españolas no se diferenciaban principalmente

por el número de navíos que disponían, sino por las dotaciones que poseían, tanto de

oficiales como de marineros.

Armada Española

La Armada española se vio afectada por una epidemia de fiebre amarilla que

había azotado Andalucía, dejando a las naves sin la cantidad suficiente de tripulantes,
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por lo que muchos de los marineros fueron reclutados de una forma apresurada y

obligada a cambio de beneficios posteriores a la guerra.

La situación de los buques era lamentable, tanto que algunos capitanes

españoles habían financiado los costos de las reparaciones y la pintura de sus barcos

para no quedar deshonrados ante los capitanes franceses. Hacía más de 50 años que no

se actualizaba la flota de guerra, que, si bien se mantenía en pie como para intentar

defender el Imperio, ya no estaba en condiciones de sostener un combate a gran escala.

La voluntad de lucha estaba desquebrajada, a tal punto que los comandantes

de buques estaban disconformes con el rápido accionar al alistar sus buques sin

analizar las consecuencias, siendo uno de los más críticos el General Mazarredo, quien

citó : “llenamos los buques de una porción de ancianos, de achacosos, de enfermos e

inútiles para la mar”, palabras que serían refrendadas por el Mayor General Don

Antonio de Escaño cuando escribió en su Informe sobre la Escuadra del Mediterráneo:

“Esta escuadra hará vestir de luto a la Nación en caso de un combate, labrando la

afrenta del que tenga la desventura de mandarla”, de forma que, como puede

observarse, la impresión de los oficiales de la flota española antes de la batalla era muy

pesimista. (Pérez, 1991)

Los altos mandos españoles habían expresado las nulas posibilidades en un

enfrentamiento directo contra la flota inglesa, y propusieron una estrategia de esperar

en el puerto el paso del invierno, a la par que la flota inglesa podía verse debilitada en

la mar mientras los bloqueaban y soportaban las tormentas que pudieran surgir.

Lamentablemente Villeneuve había caído en desgracia ante el Emperador por el miedo

y respeto que éste le tenía al Almirante Nelson desde la batalla de Aboukir, motivo
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que lo llevó a forzar la batalla, para así recuperar la confianza perdida con una gran

victoria.

Armada Francesa

Siendo Francia una potencia Continental, esto no lo podía representar o

transmitir al Océano, puesto que encontraba en la Armada Británica una gran

oposición a sus interés, sumados a la ambición de Napoleón por el dominio terrestres.

En adición, la Revolución Francesa dejó a la Armada debilitada, debido a la ejecución

y retiro del servicio de muchos de sus oficiales con gran capacidad y mucha

experiencia en la mar. Esta situación, produjo que muchos Generales y Oficiales del

Ejército tomen el mando de los buques de la Armada, sin mucha experiencia en la mar.

Es en esas condiciones, que la flota francesa se enrumba a desafiar a Gran

Bretaña en el dominio del Océano, considerando también la falta de entrenamiento de

sus tripulaciones, teniendo que aprender los elementos de la náutica en las pocas

ocasiones en las que tuvieron oportunidad de hacerse a la mar.

Villeneuve recibía órdenes directas de Napoleón quien quería tener control de

todas las fuerzas militares francesas, dejando poca iniciativa y libertad de comando.

Una de esas órdenes, era la de capturar los barcos ingleses, para poder incrementar su

flota de barcos, por lo que se ordenó disparar a la arboladura.

Se debe considerar que el 18 de octubre de 1805, Villeneuve recibió una carta

informándole que el Vicealmirante François Rosily tomaría el mando, mientras que,

por otro lado, por información de inteligencia, le informaban sobre un ataque a

Gibraltar por parte de la flota británica. Ante dicha situación, y considerando la

información de inteligencia, Villeneuve zarpa el 19 de octubre con su flota antes de

que su sucesor pudiera llegar a Cádiz, a pesar de los consejos de los Comandantes
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españoles Cosme de Churruca y Federico Gravina, que opinaban que no era prudente

zarpar en dichas condiciones, para encontrarse finalmente el día 21 con la flota inglesa

a pocas millas frente al Cabo de Trafalgar,

Armada Británica

La flota Británica al mando del Almirante Nelson estaba compuesta por

marineros profesionales, con varios años de mar y amplia experiencia en combate,

muchos de ellos habían puesto en jaque a Francia y a España en varias ocasiones como

en la Batalla del Cabo de San Vicente, en la Batalla del Nilo o en la ya comentada del

Cabo Finisterre, asimismo, el Almirante Horatio Nelson se había convertido por

méritos propios en toda una leyenda en Inglaterra y en el resto de Europa. (Cuavas,

1984)

El Almirante Nelson se había batido con éxito contra los daneses en

Copenhague, así como contra los franceses en Aboukir y afianzó la posición de fuerza

inglesa en el Mediterráneo. Asimismo, condujo el bloqueo contra Cádiz a pesar de que

el número de buques ingleses era menor que el de la flota combinada franco-española.

Dicho bloqueo, se destacó por la superioridad en la cadencia de tiro y en capacidad de

maniobra que le otorgaba su experta marinería, convirtiéndola en una fuerza

insuperable para los mal conservados y peor dotados buques españoles. (Ver Figura 1)

Nelson antes de zarpar a la Batalla decisiva para los intereses británicos que

otorgaría el dominio de los mares hasta la Segunda Guerra Mundial, se reunió en DOS

(02) cenas celebradas a bordo del HMS Victory con sus capitanes e impartió las

ordenes en cuanto a la forma en que pretendía luchar la batalla que se aproximaba. La

orden de hacerse a la vela, sería inmediatamente cuando el enemigo fuera avistado,


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formarían DOS (2) líneas, adicionalmente ordenó que los buques de su flota fueran

pintados en un distintivo patrón amarillo y negro (más tarde conocido como el Nelson

Chequer) que los haría fáciles de distinguir de sus oponentes, disparar al casco y

libertad de maniobra una vez estén en combate.

Análisis Previo a la Batalla

Se puede determinar que la Armada aliada tenía muchas dificultades de

alistamiento y sobre todo de entrenamiento, en comparación la armada británica tenia

gran experiencia en la mar y en combate lo cual quedó demostrado al final de la batalla.

También se puede apreciar que existía una alianza que no era efectiva, pues no

entrenaban juntos y en los planes los españoles no eran consultados y menos

escuchados, teniendo al parecer mucha más experiencia que los franceses al mando.

Asimismo, los franceses contaban con los recursos económicos suficientes para

mejorar las capacidades de las unidades españolas que estaban en malas condiciones,

pero por temas de tiempo no fue tomada en cuenta.

Se aprecia que la unidad de comando fue importante previo a la batalla, pues

Nelson efectuó el planeamiento de la Batalla con órdenes directas pero sencillas, en

cambio en la Armada aliada había dudas y ordenes poco claras, asimismo poco respeto

entre el mando español y francés.

Los buques británicos, estaban con dotaciones entrenadas y con los suministros

necesarios para el combate, en contraparte los franco-españoles estaban mal

entrenados, con poca experiencia y con pocos suministros.

Composición de las flotas

La Armada de Gran Bretaña estaba compuesta por VEINTISIETE (27) buques

de línea que eran comandados desde su Buque Insignia, de primera clase y CIEN (100)
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cañones, el HMS Victory al mando del Almirante Nelson, además de otros DOS (2)

buques de primera clase de semejantes características, CUATRO (4) buques de

segunda clase con 98 cañones, VEINTE (20) navíos de tercera clase (un (1) navío de

80 cañones, y DIECISÉIS (16) eran navíos de 74 cañones), mientras que los TRES (3)

restantes eran barcos de 64 cañones. (Pérez, 1991)

Por otro lado, la Armada Aliada al mando del Vicealmirante Villeneuve contó

con TREINTA Y TRES (33) buques de línea, de los cuales QUINCE (15) eran buques

de línea españoles, siendo TRES (3) de estos los más grandes del mundo (uno (1) de

140, 120 y 112 cañones respectivamente), UNO (1) navío de línea de 100 cañones,

UNO (1) navío de línea de NOVENTA Y SEIS (96) cañones, TRES (3) navíos de

tercera clase de OCHENTA (80) cañones, UNO (1) de tercera clase de SETENTA Y

SEIS (76) cañones y SEIS (6) de SETENTA Y CUATRO (74) cañones. En adición, la

flota francesa estaba constituida por DIECIOCHO (18) buques de línea, CUATRO (4)

navíos de tercera clase de OCHENTA (80) cañones y CATORCE (14) navíos de

tercera clase de SETENTA Y CUATRO (74) cañones, además de CUATRO (4)

fragatas de CUARENTA (40) cañones y DOS (2) bergantines de DIECIOCHO (18)

cañones. (Ver Figura 2)

Comparación de su artillería y entrenamiento de sus dotaciones

Los aliados por el número superior de buques tenia mayor capacidad de

artillería, en total 2,892 piezas contra 2,568 piezas de los británicos, pero la falta de

experiencia de los aliados y el poco entrenamiento, a comparación de la gran

experiencia y pericia en el manejo de los cañones por los artilleros ingleses, balanceo

esta superioridad aliada. (Ver Tabla 1)

Asimismo, los ingleses habían introducido mejoras técnicas en artillería, como

carronadas, bombas de achique de doble émbolo, llaves de chispa para la artillería,


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etc., esto mejoraba la carencia de tiro de los buques británicos en comparación de los

aliados.

Las órdenes impartidas previo al combate fueron decisivas en el desarrollo de

este, pues Villeneuve ordenó disparar a la arboladura, lo cual era difícil debido a que

los artilleros aliados eran inexpertos, esto con la intención de capturar las naves

enemigas. Por el otro lado, Nelson tuvo otra forma de atacar, ordenando disparar a los

cascos de los buques aliados, con el fin de hundirlos, tomando en cuenta que los

artilleros franceses y españoles no estaban entrenados, y la oposición artillera carecería

de precisión.

Planeamiento de ambas partes

La flota franco-española, zarpó de Cádiz al amanecer del sábado 19 de octubre,

de una forma desordenada, la formación consistía en una línea de NUEVE (9) millas

de longitud de buques dispersos, que tardó DOS (2) días en llegar al Estrecho de

Gibraltar.

El 21 de octubre una creciente marejada vaticinaba la proximidad de una

tormenta la cual no era de ayuda para mantener la formación previo a la batalla, por

ello, el Almirante Villeneuve decidió cambiar el rumbo y volver hacia el mediterráneo.

Dentro de dicha formación, la flota española estaba comandada por el Almirante

Gravina, quien en primera instancia encabezaba la flota, pero debido al cambio de

formación terminó en la retaguardia.

Por su parte, el planteamiento de la flota inglesa estuvo mejor estructurado, a

cargo del Almirante Nelson, quien se reunió con sus oficiales para explicar de manera

detallada cual sería la táctica a emplear en dicha batalla. Su plan consistía en formar

DOS (2) líneas con los VEINTISIETE (27) buques con los que contaba, una primera
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línea comandada por el mismo Nelson abordo del HMS Victory, de DOCE (12) buques

y una segunda línea de QUINCE (15) buques, comandada por Contralmirante

Collingwood a bordo del HMS Souvereign. La intención de conformar estas DOS (2)

líneas o columnas era poder dividir a la flota aliada. La primera columna (al mando de

Nelson) cortaría la línea entre el centro y la vanguardia, concentrándose en los barcos

del centro, mientras que la otra columna (al mando de Collingwood), atravesaría entre

el centro y la retaguardia, concentrándose en los barcos de la retaguardia. (Ver figura

3)

La táctica inglesa detallada anteriormente, permitía atacar a DOS (2) tercios de

la flota aliada, obligando a que la vanguardia tenga que maniobrar de forma circular

para ayudar a sus unidades, siendo esta una difícil y lenta maniobra. Tal como lo dice

Koenig (1977):

Lo esencial del plan de Nelson era cortar la línea enemiga en tres partes, para que

fuera posible concentrar toda su fuerza sobre poco más de la mitad de la del enemigo

en una refriega general, mientras el resto del enemigo permanecía sin poder intervenir,

a causa del viento. (p.46)

Táctica desarrollada por Nelson

Nelson había explicado su innovador plan de batalla: formarían DOS (2)

columnas al zarpe del enemigo, Nelson con DOCE (12) navíos en una columna y

Collingwood con la otra de QUINCE (15) navíos romperían la línea aliada y

envolverían sus buques. Y tal como sucediera en Abukir, la vanguardia enemiga

tendría que dar un círculo para ayudar al resto de la flota, difícil maniobra que

culminaría cuando Nelson suponía habría acabado con el resto

En la mañana del 21 de octubre, ambas flotas estaban a la vista cerca de

Trafalgar, a las 11:35 horas, Nelson izó la señal “Inglaterra espera que cada uno
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cumpla con su deber”, los ingleses contaban con 31 buques y 2200 cañones con una

cadencia de fuego 1 por minuto, en cambio los aliados con 38 buques y 2600 cañones

(cadencia de fuego 1 cada 3 minutos), cerca de las 12:00 los ingleses iniciaron la

maniobra táctica planeada, cortando la desordenada formación aliada de nueve (9)

millas, el HMS Victory al mando de Nelson, encabezaba la vanguardia en la columna

de barlovento, para cortar la línea enemiga en el centro y Collingwood encabezaba la

vanguardia de sotavento, para evitar que la vanguardia enemiga auxiliara al centro

francés.

La vanguardia enemiga, que navegó durante 2 horas lejos del resto de la flota,

viró lentamente para retornar en su auxilio, el navío español Santísima Trinidad trató

de escapar, pero fue impactado terriblemente por las naves británicas, el navío francés

Bucentaure al mando Villeneuve, fue rendido a los ingleses, luego de un severo daño

e incendio desatado a bordo, sin embargo Nelson abordo del Victory, fue herido por

un mosquetero francés del Redoutable durante la batalla, en momentos que ambos

buques colisionaron por las bandas, muriendo al término de la Batalla.

El Almirante Collingwood, logró cortar la línea por popa del navío insignia

español Santa Ana, seguido por los navíos británicos Mars, Belleisle y Tonnant, los

que pronto fueron desarbolados e inmovilizados por el fuego español. Seguidamente

Collingwood logró envolver la retaguardia, pudiendo atacar en proporción de uno a

uno a los buques enemigos. (Corral, 2001)

En lo concerniente a pérdida de buques y tripulantes, los ingleses no perdieron

buques, mientras que los aliados VEINTIDÓS (22), CUATRO MIL

CUATROCIENTOS (4400) muertos francos españoles, mientras que los ingleses solo

fueron CUATROCIENTOS CINCUENTA (450).


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La batalla mostró la personalidad de Villenueve, como un marino temeroso,

mientras que Nelson se mostró audaz y osado, al realizar una maniobra poco ortodoxa.

La gran extensión de la formación aliada y la mutua desconfianza y falta de

coordinación entre ellos, generó que OCHO (8) de los DIEZ (10) buques de la división

del centro aliada huyeran del combate (Franceses), huyendo en adición algunos de la

vanguardia.

Conclusiones

En el desarrollo de la batalla se evidenció un mejor entrenamiento de las

tripulaciones y artilleros ingleses, los cuales superaron notablemente a la armada

aliada. Asimismo, las instrucciones claras y adecuado planeamiento de Nelson

coadyuvaron a la obtención de la victoria, ya que la concentración de fuerzas sobre el

enemigo permitió que se enfrentaran TRES (3) ó CUATRO (4) buques contra uno,

gracias a la maniobra en “T”.

El adecuado entrenamiento y unidad de comando británico permitió el correcto

desempeño de la flota durante la Batalla, una muestra de ello se dio en el correcto

empleo en las comunicaciones, evitando así el desorden y retardo en el cumplimiento

de las ordenes, manteniendo siempre las formaciones en columna.

Se puede apreciar el cumplimiento de algunas piedras fundamentales de la

táctica naval establecidas por Wayne Hughes, como: “el hombre es lo más

importante”, “la doctrina es el ligamento de la táctica”, “si quieres dominar la táctica

debes saber de tecnología” y sobre todo en la sexta piedra fundamental que es la de

“anticípate, ataca eficazmente primero”.


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La victoria británica, permitió consolidar el dominio de los mares, reafirmando

su poder Marítimo hasta la Primera Guerra Mundial. Asimismo, las tácticas empleadas

en esta batalla marcaron un hito en el empleo de las unidades y su artillería, sirviendo

como ejemplo para la flotas en las batallas sucesivas.


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Anexos

Figura 1: Maniobra táctica realizada por los ingleses en la Batalla de Aboukir.


Fuente http://www.nelsonsnavy.co.uk/broadside1.html
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Figura 2: La artillería en un navío de línea.


Fuente https://es.slideshare.net/RdelMoral/trafalgar-de-galds-ed-de-rafael-del-moral
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Figura 3: Táctica planteada por la flota británica y la flota franco española.


Fuente http://www.histarmar.com.ar/InfHistorica/Trafalgar/

Tabla 1:
Composición de las flotas previas a la Batalla de Trafalgar

Nota: se muestra una comparación en base al número buques, cañones hombres.


Fuente https://es.slideshare.net/RdelMoral/trafalgar-de-galds-ed-de-rafael-del-mora
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Referencias Bibliográficas

Bertocchi, A (2009) El Combate Naval de Finisterre (Ciclo de conferencias,


Uruguay). Recuperado de

http://www.histarmar.com.ar/AcademiaUruguayaMyFl/2009/CombateFinisterr
e.htm

Corral, J (2001) Trafalgar (Editorial Edhasa, España)

Ferrer, J (1985) Historia Naval de Trafalgar (Editorial AM, España)

Gonzáles, J (2005) ¿Por qué se perdió la Batalla de Trafalgar? (Revista de Historia


“Ubi Sunt” Nº 18, España). Recuperado de
https://www.todoababor.es/articulos/pq-traf.htm

Koenig, W (1977) Grandes Batallas Navales (Editorial Marín, España).

Quaresma, E (2010) Batalla de Trafalgar (Escuela de la Ciudad de Cuernavaca,


Mexico)

Pérez, B (1991) Trafalgar y la Corte de Carlos IV. (Editorial B, México)

Cuavas, A (1984) Historia de la Marina de guerra española, (Editorial Mitre,


España)

Marquez, L (2004) Trafalgar: Investigación de las fuentes documentales.


Recuperado de: http://www.iaph.es/export/sites/default/galerias/arqueologia-
subacuatica/documentos/xPDF-
5x_Trafalgar_investigacion_fuentes_documentales.pdf
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