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Señor Presidente, excelencias, damas y caballeros

Es nuestro deseo genuino que esta sesión del Consejo de Seguridad traiga al mundo y a su
situación crítica un paso más cerca hacia el bienestar y tranquilidad de los seres humanos. Lo
que es, al fin de cuentas un objetivo fundamental de las Naciones Unidas.

Es de público conocimiento la situación que se está viviendo en el continente africano. Una


sombra se ha ceñido sobre él, el horror, la muerte y el caos son ahora los nuevos gobernantes
de Rwanda. Sin embargo, para que podamos alcanzar la mejor de las soluciones debemos
entender por completo el por qué de ésta problemática debemos ir al principio, al origen, a las
raíces de la misma.

A lo largo de la historia, las naciones europeas han tenido la costumbre de incrementar sus
riquezas, prestigio, y poder mediante la adquisición de territorios en el extranjero. A comienzos
del siglo XVI, España tenía el control de la mayor parte de Sudamérica. En el siglo XVIII,
Inglaterra y Francia competían por territorios en Norte América e India, y para los comienzos
de siglo XIX, Gran Bretaña gozaba de un imperio que abarcaba desde Nueva Zelanda hasta
Canadá.

El período de 1871 a 1914, y es éste el período que queremos resaltar, presenció una nueva
oleada de imperialismo que estuvo especialmente enfocado tanto al continente africano como
al asiático. Se habían descubierto abundantes reservas de materia prima y piedras preciosas
en el corazón de África, y el inevitable desmoronamiento del Imperio Chino ofrecía nuevas
rutas de comercio en el lejano Oriente.

Delegados, la base de las tragedias que han y están sucediendo en África, en este momento en
Rwanda, fueron creadas laboriosamente por las potencias europeas durante el período de su
unificación. Durante éste período, conocido como la “Disputa por África” se crearon límites en
el territorio africano, según intereses políticos y económicos, que crearon un desbalance
geopolítico entre las tribus de la zona, dejando marcas hasta en la actualiudad. En 1871,
solamente el 10% del territorio Africano estaba bajo el control de las potencias europeas, y fue
este afán, este fanatismo por el imperialismo, lo que hizo que en sólo 30 años, más del 90%
del continente africano estuviera bajo el régimen colonial de las Naciones Europeas.

Convencidos de su superioridad racial, los Europeos creían que era su deber establecer el
orden, la estabilidad y el cristianismo en la vida “pagana” de los Africanos. Por ejemplo, el
político Británico Lord Curzon, resaltó estos sentimientos cuando justificó la expansión del
Imperio Británico. Citándolo: “Donde quiera que el Imperio Británico haya extendido sus
fronteras, la miseria y la opresión, la anarquía y la destitución, la superstición y el
conservadurismo han tendido a desaparecer, y han sido reemplazados por la paz, la justicia, la
prosperidad, el humanitarismo y la libertad de pensamiento, palabra y acción.”

Entonces, cuando históricamente ciertos países se jactaron de manera explícita e implícita de


la tenencia de un sentido de responsabilidad sobre la gente africana, alegando tener un deber
moral ratificado mediante, políticas, discursos y tratados (como el de Berlín) . Le hayan dado la
espalda al pueblo ruandés cuando éste pedía ayuda en un grito agonizante. Es evidente que
mucho ha cambiado desde aquel entonces, ¿pero realmente consideran que no tienen una
pequeña pizca más de responsabilidad debido a sus conductas en el pasado?

Presidente, esto es no es más que otro claro ejemplo que muestra como ciertas potencias han
mostrado repetidamente, una y otra vez a lo largo del tiempo, su capacidad para priorizar sus
intereses, por sobre aquellos de la comunidad internacional. Debatiendo estos temas en una
mesa reducida, que es sorda a los reclamos del mundo entero.

Tenemos que ser consientes de la brutalidad con la que los DD.HH están siendo violados por
estos grupos que bien podrían ser definidos como terroristas según la resolución 1566 de la
ONU. Los bebés están siendo desangrados frente a sus padres, las mujeres son violadas con
completa impunidad, los hombres tutsis son forzados a violar a mujeres enfermas con sida, y
las mutilaciones y los asesinatos con las armas más precarias están incrementando están
alcanzo un nivel escalofriante.

Por lo tanto, nuestra propuesta es apoyar a cualquier grupo solidario, como las ONG, que
desee colaborar con ésta causa. Promover un desarrollo social entre hutus y tutsis que incluya:

1. Compartir el poder

2. Repatriación y reubicación de los refugiados y desplazados

3. Condenar según las leyes del país a los cabecillas que lideraron los actos genocidas

Promover también un desarrollo económico acorde a las posibilidades de la zona, que tenga
como resultados reducir las tasas de desempleo, y con esto crear una cohesión positiva entre
ciudadanos, asegurar la supervivencia de las firmas dentro de Rwanda. Es decir, si cae la
industria del café que lo balance otro tipo de industria, y viceversa, fortalecer su economía
nacional, lo que dará más firmeza al gobierno de turno, lograr mediante nuevos negocios el
desarrollo del máximo potencial de las personas, resultando en un crecimiento económico. Y
con carácter de urgencia empezar a tomar medidas preventivas en otros estados de Africanos
para evitar el surgimiento de problemáticas similares.

Debemos aprender de los errores del pasado, y trabajar duramente para que las Naciones
Unidas hagan de la palabra humanidad, un sinónimo de libertad, igualdad y prosperidad.

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