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Tomás Schierenbeck

Los condenados de la Ciudad. Gueto, periferias y estado.

Loïc Wacquant, Editorial Siglo XXI, Buenos Aires, 2007, p 374 paginas

Lograr un corpus teórico y conceptual que nos permita aproximarnos a la comprensión de


determinados hechos sociales ha sido uno de los principales elementos dinamizadores en las
ciencias sociales. Ahora bien, es cierto también que la especificad que en cada rama de estos
estudios se ha ido desarrollado ha conducido a cierta imposibilidad de generar herramientas, y por
ende un conocimiento, todo integrado. Sin embargo, Loïc Wacquant1 en su libro Los condenados
de la ciudad. Gueto, periferias y estado, compilado por la editorial Siglo XXI en 2007 y reeditado
en 2013, nos invita a recomponer aquel desarrollo atomizado del conocimiento mediante un estudio
donde se pueden reconocer un amplio abanico de herramientas metodológicas que van desde el uso
de la sociología comparada pasando por observaciones de campo, estudios estadísticos, análisis
histórico hasta el uso de determinados conceptos propios de la geografía humana.
El elemento nodal de Los condenados de la ciudad se ubica en arrojar luz sobre uno de los
fenómenos socioculturales más característicos dentro de la actual fase del modo de producción
capitalista: la marginalidad avanzada. Es decir, aquel “nuevo régimen de relegación socioespacial
y de cerrazón excluyente [...] que se ha cristalizado en la ciudad posfordista como efecto del
desarrollo desigual de las economías capitalistas y de la desarticulación del Estado de Bienestar”
(Wacquant, 2007: 15). Asimismo, el autor se plantea demostrar – mediante un análisis comparativo
entre el gueto negro de chicago y los suburbios parisinos- que aquellos procesos de marginación
no están tejidos con las mismas fibras en tanto, aunque es ineludible vislumbrar en aquellos
espacios determinadas lógicas propias del capitalismo neoliberal que se repiten cada uno de estas
áreas, hay formas específicas del devenir de cada espacio social que obligan a repensar su
formación como un proceso individual e indivisible. Es decir, comprender aquellos espacios, tal
como los ha definido Milton Santos (1990), como productos y productores de la realidad social2.

1
Profesor de sociología en la Universidad de California, Berkeley, e investigador en el Centre de Sociologie Européene
en Paris.
2
“El espacio es un hecho social en la medida en que lo reconocemos como un elemento de un conjunto y realiza así
una doble función que le asegura, efectivamente, las condiciones de hecho histórico: de un lado, se define el
conjunto; es a la vez productor y producto; determinado; un revelador que permite ser descifrado por los mismos a
los que revela; y al mismo tiempo, cuando adquiere un significado autentico, atribuye un sentido a otras cosas. Según
esta aceptación, el espacio es un hecho social, un factor social y una instancia social.” (Santos,1990: p 147)
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En cuanto a la estructura del libro, podemos indicar que este se articula en tres tramos, el primero
de estos, cuyo título es Del gueto comunitario al Hipergueto, tiene como objetivo exponer aquellas
transformaciones institucionales que ha conocido el gueto afroamericano en Chicago desde 1960
hasta los años noventa a partir de la reorganización del régimen de dominación racial, los cambios
en la economía capitalista y las políticas públicas que los Estados Unidos ha llevado a cabo en
torno a su mercado de trabajo y el rol asignado al estado en la economía. De este modo, Wacquant
desarrolla los cambios acontecidos al interior del gueto en el devenir del siglo XX en tanto,
sosteniendo la pervivencia de un discurso xenófobo hacia el interior de la cultura norteamericana
que ubica históricamente a la comunidad negra en una posición desigual y “más allá de la
pervivencia de la subordinación económica y de la clausura racial, (…). “el gueto comunitario de
la inmediata posguerra, compacto, claramente delimitado, acogía a todo el abanico de las clases
sociales negras vinculadas entre ellas por una conciencia colectiva unificada y una división social
del trabajo de una amplia base social” (Wacquant, 2007:63). Así, a partir de los años sesenta
aquellas estructuras simbólicas e institucionales que sostuvieron una identidad negra se verán
desestructuraras por una serie de procesos económicos, políticos y discursivos que enajenarán de
sentido a aquella identidad y conducirán a la formación de los denominados Hiperguetos. Es decir,
aquella configuración espacial, caracterizada por la doble segregación de raza y clase, un “universo
étnica y socialmente homogéneo, caracterizado por una débil densidad organizacional y una menor
penetración del Estado en sus componentes sociales y, por lo tanto, por una inseguridad física y
social muy fuerte” (Wacquant, 2007:17)
A continuación, Wacquant se pregunta ¿Cómo ha podido producirse tal naufragio de la estructura
de clases? o en otros términos ¿cuáles fueron aquellas transformaciones que condujeron a la
desintegración de todo un entramado sociocultural? Para responder a esta pregunta formativa de
todo el libro, Wacquant se dispone a analizar como la crisis del régimen de acumulación capitalista
característico del periodo 1945-19733 conduce inexorablemente a un reordenamiento de la
economía mundial, cuyas nuevas características disponen a una reestructuración no solo en el rol
que ocupa el estado en la sociedad – caracterizado ahora por una activa ausencia como institución
reguladora - sino también, y principalmente, se produce, bajo la egida de un nuevo modelo de
acumulación, una nueva lógica de apropiación del espacio y de la sociedad donde la
mercantilización se dispone como el elemento fundante. En la continuidad, he intentado exponer

3
El cual Eric Hobsbawm (1994) ha denominado como los años dorados del capitalismo.
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las repercusiones que tiene estos cambios en la economía estadounidense y mundial, Wacquant
expone un trabajo de características etnográficas y estadístico sumamente interesante, desarrollado
por él en los barrios negros de Chicago durante más de tres años. En estos segmentos, se puede
observar las repercusiones que tiene la abrupta retirada del estado de bienestar en aquellos barrios
donde el desempleo y la economía informal aumentan a partir las condiciones que impone el
modelo neoliberal mediante un mercado de trabajo que adquiere características transnacionales
reformulándose en una nueva espacialidad global y, por ende, predisponiendo a una desintegración
del anterior entramado social. Asimismo, aquel retraimiento del estado, acompañado (y generado)
por la reconfiguración económica, estimulo el detraimiento de los servicios público
(principalmente en educación y salud), el estancamiento de la asistencia social pero principalmente
la explosión de una sensación de inseguridad sobre aquellos espacios (Wacquant,2017). De este
modo, Wacquant concluye que,” La explosión de la miseria en las ciudades es mucho más producto
de la caída en la eficacia de los programas públicos que de la crisis económica “(Wacquant,
2007:105).
La segunda parte, titulada Cinturón Negro, Cinturón Rojo, se propone exponer las diferencias y
semejanzas que presentan el Hipergueto norteamericano y la Banliue francesa. Sin embargo, uno
de los puntos principales sobre el que se sostiene este segmento es desarrollar un estudio
comparativo que logre, en opinión del autor, superar el “determinismo seudocientífico” (Wacquant,
2007) que rodea los estudios sobre las zonas marginales de Paris y Chicago. En tanto, Wacquant,
quien estudia el espacio a partir de estadísticas, estudios urbanísticos y de aproximación a los
estudios culturales, denuncia que pareciera haber claros intentos de “americanización” de los
estudios europeos, extrapolando criterios y conceptos de forma completamente errónea. En lo
subsiguiente, Wacquant, desarrolla este punto queriendo demostrar que, aunque en ciertos aspectos
se pueden establecer similitudes entre estos dos espacios, en última instancia se tratan de dos
formas socioespaciales de fractura y funciones diferentes en tanto se expresan distintas formas de
desigualdad, con un accionar distinto por parte del estado y una experimentación diferente por parte
de los individuos. Es decir, “los mecanismos de agregación y de segregación que determinan su
constitución y llevan a la marginación de sus habitantes no son los mismos.” (Wacquant, 2007:123)
De este modo, contrariamente al gueto negro caracterizado por la doble segregación -de raza y de
clase- y por componerse como un “universo étnica y socialmente homogéneo, caracterizado por
una débil densidad organizacional y una menor penetración del Estado en sus componentes sociales
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y, por lo tanto, por una inseguridad física y social muy fuerte” (Wacquant, 2007:17) la banlieue
francesa “no es una formación social homogénea, dotada de una identidad cultural unitaria, que
goce de una autonomía y de una duplicación institucional alcanzada, fundada sobre el clivaje
dicotómico entre razas” (Wacquant, 2007:192). Por el contrario, la marginación en “el barrio rojo”
es producto de la diferencia entre clases sociales que se reproduce en el espacio, con un carácter
heterogéneo4 a nivel etnonacional (no solo se observan al proletariado de procedencia parisina sino
también, aquellos grupos migrantes de antiguas colonias francesas y de otros sectores de Francia)
y con una participación activa del estado que intenta resolver las problemáticas mediante su
accionar, aunque sin los resultados esperados.
Además, Wacquant analiza cómo se reconfiguraron las formas de sociabilidad y las identidades de
aquellas comunidades que se vieron degradadas en el periodo posfordista. En tanto, los jóvenes de
los barrios populares no solo son víctimas de un proceso desproletarizacion sino también, de la
desigualdad y estigmatización ligada a la redistribución asimétrica de los recursos que estipulada
el estado y a la opinión pública que etiqueta estas zonas como “lugares sin derecho” o “lugares de
la muerte”. En tanto, acompañado por la pervivencia de un discurso racista en el caso del barrio
negro y de la imputación por ser un gueto en proceso de “Africanización” o “musulmanizacion”
en el caso del barrio rojo, estos espacios – y con ellos sus habitantes- según Wacquant, se
encuentran enajenados de su propia identidad como ciudadanos y como clase. (Wacquant:2007)
Asimismo, la estigmatización y el número limitado de recursos genera, al interior de las zonas
marginadas, la imposibilidad de generar un sentido de pertenencia comunitaria y por ende, una
búsqueda constante por parte de sus habitantes de desprenderse de aquellas categorías, lo cual
implica que aquella imposibilidad de generar una identidad común este íntimamente dinamizada
por la apropiación de un sentido de su propia realidad generado al exterior de aquel espacio. A su
vez, el autor analiza las formas en que estas comunidades expresan aquella marginación,
pudiéndose observar experiencias sumamente heterogéneas que van desde intentos de organización
política de sus habitantes -demandando principalmente mejores servicios públicos y mayores
garantías de seguridad por parte del estado (Wacquant, 2007:40)-, la formación de organizaciones
delictivas que se apropian del espacio público y zonifican sus “negocios” hasta las experiencias

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Tanto los inmigrantes que llegaron al país en los años 60¨ como sus hijos, han adoptado los modelos culturales
europeos y han fracasado en establecer una comunidad diferente, constituida alrededor de su herencia cultural
(Wacquant, 2007:224)
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más introspectivas donde, ante la falta vías claras de reinserción al mercado laboral, se instituye un
discurso nihilista exaltando el pillaje y la violencia para lograr acceso al consumo.(Wacquant,
2007:220)
Por otra parte, pero en sintonía con lo anterior, Wacquant nos incita a analizar la importancia que
tiene el accionar del capital en la re-configuración del espacio. Al igual que Harvey (2008),
mediante el concepto de acumulación por desposesión, Wacquant expone como el capital
inmobiliario especula en torno no solo en torno a la construcción en las zonas guetificadas de
inmuebles subsidiados por el estado para una gama de rentistas que luego sufrirán el monopolio de
aquellas empresas sino también, como el espacio se constituye como un campo donde este fluctúa
y modifica la realidad a partir del devenir de las condiciones del mercado. Es decir, el espacio, y
principalmente la urbanización, se configura como un lugar donde el capital se establece en
vísperas de su beneficio y reproducción5.
La tercer y última parte del libro cuyo título es La marginalidad urbana en el horizonte del siglo
XXI tiene una doble finalidad, por un lado, funcionar como texto sintetizador de todo el corpus
teórico y empírico desarrollado a lo largo de todo el estudio, retomando así las principales
conclusiones alcanzadas en las primeras dos partes. Por otro, desarrollarse como un texto
denunciativo, en tanto y en cuanto el autor plantea que las ciencias sociales se encuentran
actualmente frente a dos desafíos, “uno intelectual y otro político, que llaman a una revisión radical
de los modos tradicionales de análisis social y de acción pública” (Wacquant, 2007:286)
demandando así, la necesidad de generar un conocimiento útil y comprometido con la realidad del
mismo modo que, postula los peligros que conlleva el actual régimen de acumulación capitalista
en tanto y en cuanto ha conducido a un proceso desclasamiento y marginalidad imposible de
subvertir en la continuidad de la actual lógica de reproducción del capital. De este modo, Wacquant,
sostiene la necesidad ineludible de un retorno a la primacía de la política por sobre el mercado y
una reconstrucción activa del estado de bienestar por sobre la trickle-down theory.

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El “ajuste “espacio-temporal es una metáfora de las soluciones a las crisis capitalistas a través del aplazamiento
temporal y la expansión geográfica. La producción del espacio, la organización de nuevas divisiones territoriales de
trabajo, la apertura de nuevos y más baratos complejos de recursos, de nuevos espacios dinámicos de acumulación
de capital y de penetración de relaciones sociales y arreglos institucionales capitalistas (reglas contractuales y
esquemas de propiedad privada) en formaciones sociales preexistentes brindan diversos modos de absorber los
excedentes de capital y trabajo existentes. Sin embargo, estas expansiones, reorganizaciones y reconstrucciones
geográficas a menudo amenazan los valores fijados en un sitio que aún no han sido realizados. (Harvey, 2005:102)
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Sin embargo, el elemento fundante de este segmento del libro se observa en el sumamente
interesante aporte metodológico generado por Wacquant para los futuros estudios respecto a la
marginalidad, principalmente al exponer un corpus teórico propio, capaz de sistematizar – al mejor
estilo de los tipos ideales Weberianos – por un lado, las características propias de la marginalidad
avanzada. Es decir, el asalariado como vector de la inestabilidad y de la inseguridad, la
desconexión funcional de las tendencias macroeconómicas con lo “local”, la fijación y
estigmatización territoriales, la alienación del espacio y la disolución del “lugar”, la fragmentación
social y estallido simbólico o la génesis inacabada del “precariado”. De este modo, aunque
advirtiendo y proponiendo que estos rasgos distintivos pueden funcionar como un diseño teórico
básico que debe ser puesto en funcionamiento mediante un ejercicio comparativo con aquellas otras
experiencias y procesos de marginalidad que quieren estudiarse, el autor nos propone superar el
esquematismo básico y tradicional de extrapolar conceptos y experiencias de un proceso particular
a otro foráneo, buscando así la adecuación de los marcos conceptuales y de los enfoques analíticos
heredados por aquellos que permitan hacer tangible la realidad de una era de la organización
capitalista hoy trasformada (Wacquant, 2007:289). Bajo esta misma dinámica, y buscando
sintetizar lo expuesto en la primera parte, Wacquant expone también cuales son, en su opinión,
aquellas lógicas estructurales de la economía neoliberal que alimentan la pobreza y que impiden
una reversión en su exponencial aumento. Entre estas, podemos ubicar principalmente la
deslocalización del capital, automatización de los procesos productivos, desproletarizacion,
desarticulación del estado de bienestar, dispersión y deterioro de las condiciones de empleo y de
las organizaciones sindicales, concentración (espacial) y estigmatización de los sectores
marginados, características que, como hemos mencionado, se distinguen por su incompatibilidad
con aquella característica del periodo fordista. Simplemente los condenados son desplazados por
fuera del sistema en tanto el todo integrado y dinámico mercado neoliberal del periodo posfordista
encuentra su eficiencia y funcionalidad por fuera de las desigualdades económicas y sociales que
puede producir en el espacio local.
Por último, el autor reflexiona sobre el accionar del estado – en su carácter neoliberal- en torno a
la valorización y las diferencias que este mismo concibe respecto a la ciudadanía que lo compone.
De este modo, Wacquant, al mencionar cuales han sido las principales estrategias utilizadas por
parte del estado a la hora de “contener” aquellos espacios retoma algunos de sus preceptos
presentados en dos de sus anteriores trabajos - Parias urbanos (2001) y Las cárceles de la miseria
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(2000) - donde no solo denuncia las operaciones discursivas cimentadas en la opinión pública que
deslegitiman y enajenan de identidad a los ciudadanos de los espacios marginados sino también,
sostiene que existe “una tentativa por parte del estado de apoyarse en las instituciones policiales y
penitenciarias para detener los efectos de la inseguridad social generada por la expansión del
trabajo precario y el retroceso de la protección social” (Wacquant,2007:318), conduciendo
principalmente a la criminalización de la pobreza por medio de la contención punitiva de los
pobres en los barrios decadentes cada vez más aislados y estigmatizados. Es que, según esta visión,
son las características intrínsecas del espacio y los ciudadanos que lo integran, lo que predispone
al ausentismo del estado en tanto la posibilidad de inversión en ellos es comprendida como un gasto
incensario.
A modo de síntesis, podemos decir que Los condenados de la ciudad es un trabajo que cumple con
lo que promete mediante un excelente trabajo multidisciplinar, en tanto nos permite no solo
reflexionar en torno a las formas en que se apropia el espacio desde lo discursivo si no también,
dar cuenta que, fuera de cualquier corpus ideológico que en la era del posfordismo se haya formado,
el leviatán sigue siendo el vector principal de la génesis y trayectoria de la marginalidad y la
desigualdad en cada país.

Bibliografía:

Santos, Milton (1990) “Por una geografía nueva”, ed. Espasa Calpe, España.

Harvey, David (2004) El “nuevo” imperialismo: acumulación por desposesión, Socialist register,
Buenos Aires: CLACSO, 2005.

Wacquant, Loïc (2007). Los condenados de la ciudad. Gueto, periferias y Estado, Editorial Siglo
XXI, Argentina

Harvey, David (2008), “El derecho a la ciudad”, New Left Review 53, noviembre-Diciembre (23-
39p) http//moviments.net/espaimax

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