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10 DE FEBRERO DE 2019
HTTPS://ELPUEBLO.COM.PE/AREQUIPA/LA-MATANZA-OLVIDADA-EL-INICIO-DEL-
REGIONALISMO
“Cerrado en señal de protesta contra los nuevos impuestos”, decían carteles colocados
en tiendas y negocios, debido a que sus propietarios acompañarían al pueblo a una
protesta contra dos leyes que el gobierno autoritario del presidente Óscar Benavides, al
tratar de imponer impuestos a los sueldos de trabajadores, que culminó en la muerte de
9 personas y varios heridos, el 30 de enero de 1915, como lo relata el historiador
Enrique Ramírez Angulo, quien asegura este hecho dio inicio a la búsqueda del
regionalismo.
En ese momento explica el historiador Ramírez, los países europeos eran parte de lo que
se le denominó “Primera Guerra Mundial” y nosotros como peruanos fuimos
directamente afectados, porque no teníamos a quién vender nuestros productos y por lo
tanto, también se comenzó a sentir la crisis.
Cuando la gran masa de gente estaba por partir hacia el centro de la ciudad, apareció el
subprefecto, acompañad del jefe de la guardia civil y de algunos gendarmes, guardando
el orden. También había una compañía de guardias armados con rifles y un piquete de
gendarmes a caballo.
“A las tres y tres cuartos, poco más o menos, los manifestantes subieron por la calle La
Merced. Ocupando las dos aceras y llenando casi totalmente dicho girón. Iban seguidos
por la tropa armada”.
Para los amigos del presidente Benavides, que era el grupo de poder que auspiciaba su
gobierno y que fueron los más afectados con las consecuencias económicas de la guerra
mundial; la mejor opción que en ese momento el mandatario podía tener, era la
presentación de dos leyes, que según él, le permitirían estabilizar la economía.
Una vez en la Plaza, se dio lectura a un memorial elaborado para ser enviado al
Congreso, en el cual pedían rechazar los proyectos enviados por el Gobierno, debido a
la “situación aflictiva por la que atraviesa la república y como medio de conjurar los
daños de trascendencia que va a sufrir el porvenir”.
Proyecto era para aumentar el Impuesto a la Renta, mientras que el otro era para colocar
impuestos a las remuneraciones de los empleados civiles, militares, eclesiásticos,
gerentes de bancos, fábricas y talleres. Este último es el que preocupó más a la
población.
Continuaba el memorial: “la miseria en los pueblos del sur de la república es alarmante;
el estancamiento de todas las transacciones ha hecho languidecer las fuentes de
producción, causando en el comercio y en la industria serios quebrantos; y ante cuadro
pavoroso y de miseria y de ruina, no encuadran dentro el marco de la ciencia financiera,
nuevos gravámenes al comercio y a los empleados”.
En ese tiempo, también existía la preocupación y temor del gobierno, ante una epidemia
de la viruela y el tifus, pero especialmente surgió el gran problema, que la población se
resistía al uso de papel moneda en lugar de moneda metálica para adquirir o vender
alimentos.
La población también estaba disconforme con el gran centralismo limeño que agobiaba
el país y del que los editoriales de los periódicos de ese entonces hablaban, como El
Pueblo, el Deber y La Bolsa, buscando un mayor desarrollo descentra lista y
regionalista.
Pero como el pueblo se negó a tal hecho, sin mediar explicación alguna y menos
provocación, la gendarmería inició su acción violenta y comenzó a disparar contra la
multitud, la que desesperadamente buscaba huir del lugar.
A pesar de todos los cuidados tomados por el Prefecto para librarse de responsabilidad
en los hechos por los muertos y heridos, las consecuencias políticas desbordarían
cualquier proyección; pero a pesar que él se librara de alguna sanción judicial por la
complicidad existente con los tribunales militares, las consecuencias a nivel nacional no
se harían esperar.
Conocidos los hechos, de distintas partes del país comenzó la adhesión y el respaldo con
la población arequipeña. Según el historiador Jorge Basadre, la dimisión del gabinete
ministerial de ese entonces, probablemente se debió a la pérdida de popularidad de los
ministros por la matanza de Arequipa. Poco a poco fueron abandonando el “barco de
Benavides”, quien también quería dejar el poder en manos de sus aliados civilistas.
En la editorial del 26 de enero de 1915 del diario El Pueblo, se expresa el nacimiento
del regionalismo: “La idea del regionalismo está tomando por fortuna cuerpo en el
país…. Con ocasión de los sucesos desgraciados del 30 de enero, que produjeron tantas
víctimas y conmovieron tan hondamente al pueblo de Arequipa, se ha puesto de
manifiesto el espíritu regional del sur del Perú”.
En el pabellón Santa Isabel, al ingreso del cementerio de La Apacheta, existe una fila de
nichos, todos similares entre ellos, donde se enterró a las víctimas, nichos que fueron
pagados por el empresario Máximo Quesada. El pasado 30 de enero, historiadores y
población, recordaron este momento histórico, realizando una ceremonia de
reconocimiento en su memoria.