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------------- SUMARIO--------------
INTRODUCCIÓN .................................................. 3
MARX EN EL URUGUAY......................................... 4
MARIO SAMBARINO >
Emancipación política y emancipación
humana en el ¡oven M a r x ............................... , 5
KARL MARX Y AMÉRICA LATINA
(Selección, traducción y notas de Pedro Scarón)...... 13
BENEDETTO CROCE
Ensayo de interpretación y de crítica
de algunos conceptos del m arxismo................... 41
O. BAKURADZé
La formación de las
¡deas filosóficas de Karl Marx .......................... 63
LOUIS ALTHUSSER
Marxismo y humanismo ................................. 77
ROBERT PARIS
Más acá del marxismo
(A propósito de Louis Althusser, "Pour M a r x " ) ...... 89
YVES CALVEZ
Crítica del pensamiento marxista . . . . . . . . . . . . . . . 99
C. WRIGHT MILLS
los marxistes ............................................... 117
/
V'v_
¡
STE Cuaderno, como el anterior, contiene textos de muy distintas pro
E cedencias.
De marxistas y de quienes no lo son. La elección no obedece a un pro
pósito de eclecticismo. No procura conciliación alguna. Quiere eso si, mos
trar algunas de las posibles interpretaciones que ha merecido la obra de
Marx, incluidas las suscitadas por el “descubrimiento” de los trabados —an
teriores al “Manifiesto Comunista”— del joven Marx, verbigracia la de Ba-
kourodze y también la del jesuíta Jean-Ives Calvez.
Quiere algo más: por un lado, probar que la lectura y el estudio de
Marx son necesarios para comprender la problemática actual; por otro, que
la “revolución de nuestro tiempo” exige completar y desarrollar a Marx.
Y aqui en América Latina, con igual o mayor motivo que en otras latitudes
geográficas y económicas.
“Nadie que no se adentre a fondo en las ideas del marxismo — dice
Wnght Mills— puede ser un científico social idóneo; nadie que crea que
el marxismo ha dicho la última palabra puede serlo tampoco.”
Y ya hace setenta años Croce —que, no lo ocultamos, ejerció una gran
influencia en nuestra juventud— escribía proféticamente: “La continuación
de la obra política de Marx es mucho más difícil que la continuación de
su obra científica.”
Al exhumar a Croce, pensamos en Antonio Gramsci el marxista italiano
y en José Carlos Mariategut, de los primeros, no sólo en el tiempo, entre los
marxistas latinoamericanos que, como acaba de señalarlo, una vez más, Anto
nio Melis, bebieron en la “común fuente croceana” sin desprecio de la “califi
cación ideológica y política netamente divergente de la suya”.
Por nuestra parte, frente a cuanto nos ha tocado vivir y ver, recorda
mos con los pies puestos en nuestra tierra americana, que Engels en su res
puesta, citada por Croce, a Dührtng, escribió: “Aquel que quiere reducir «
una misma ley la economía política de Tierra del Fuego y la de Ingla
terra moderna, no puede llegar a otra cosa que a los lugares comunes más
vulgares."
Buscar, con el aporte del marxismo —fin y método—, soluciones propias
a los problemas propios de nuestro continente que Marx no pudo ver ni pre
ver, ¿no es nuestra tarea?
MARX EN EL
•
URUGUAY
La tal ve* primera Información sobre Marx y la Internacional publicada en la prensa de
Montevideo, apareció en el diario de José Pedro Varela, La Paz, el 21 de setiembre de
1171. Reproducía unas breves declaraciones de Marx. Por el sitio en que apareció la nota y
bu característica* de aqu*i diario, las líneas de introducción debieron ser de pluma del propio
Varela, H# aquí tu texto, con su título original:
LA IN T E R N A C IO N A L Y SUS PROPÓSITOS
EMANCIPACION POLITICA
Y EMANCIPACION HUMANA
EN EL JOVEN MARX
I — INTRODUCCIÓN allá del interés actual que tiene lo que actual
mente importa como histórico, existe en tal ca
ENTRO del auge actual de los estudios so so un interés actual, y no ya histórico, de aque
D bre el marxismo ocupa un lugar destacado llos contenidos intelectuales que, además de per
mitir comprender cómo en determinado momen
la atención dispensada a aquellos escritos de
Marx que pertenecen a la época de la gestación to se pensó sobre un momento histórico, dan pie
de lo que habría de ser su doctrina, y que se para repensar a tal momento histórico y a tal
identifican como trabajos del “joven Marx”. No pensamiento del mismo, proyectando nueva luz
es cosa de ocultar que, en buena parte, ese in sobre el acontecer y el pensar que de allí par
tieron.
terés ha estado determinado por la voluntad de
deformar su pensamiento posterior, viéndolo a Por todo ello nos ha parecido oportuno po
ner atención en dos breves escritos del joven
la luz de elementos románticos y conceptos es
Marx, ambos publicados en 1844: uno. Sobre la
peculativos que Marx no sostuvo después, aun
cuestión judía (1); el otro, Glosas marginales
cuando no haya logrado exorcisarlos por Com
pleto Pero además de ese interés ilegítimo hay
otras razones de buena índole para volver los (1) Zur Judenfrage (Sobre la cuestión judía).
ojos hacia el joven Marx. Y no se trata sólo I as citas y referencias se hacen en la siguiente
del gusto por la verdad histórica acerca de la forma: el primer número se refiere a la página
del tomo I de la edición alemana: KarlMarx-
historia de un pensamiento, lo que estaría muy Friedrich Engels. Werke. Dietz Verlag, Berlin,
justificado, tanto de por sí como porque a tra 19G4; el segundo número remite a la versión es
vés del examen de su gestación se puede com pañola de W. Roces, de la cua! con frecuencia nos
prender mejor el sentido verdadero de sus tesis apartamos, y que aparece en: Carlos Marx y Fe
finales; sino que ocurre además que algunos de derico Engels. La Sagrada Familia y oíros escri
tos filosóficos de la primera época. Editorial
esos escritos, llenos de la frescura de un talento Grijalbo S.A., México, D.F., 1962. Entre las di
juvenil, poseen un interés doctrinal real, propio vergencias que se pueden encontrar con la ver
y directo, incluso cuando en ellos asoman ideas sión de Roces, la más importante, y a nuestro
que quedaron truncas, o marginales u olvidadas, juicio decisiva para la interpretación del texto,
se refiere a la traducción de la expresión “bür-
en el proceso selectivo del pensamiento poste gerliche Gesellschaft”, anfibológica en alemán,
rior. Ahora bien: cuando este último se ve con que nosotros vertimos siempre por “sociedad ci
frontado con la complejidad del subsiguiente vil”, y Roces lo hace así algunas veces, pero en
proceso histórico, aquellos ingredientes primitivos las más pone “sociedad burguesa”. Es claro qua
en estos textos Marx hace la critica do la so
se revalorizan, ofrecen sugestiones fecundas y ciedad “burguesa”, pero en función do la es
ayudan al pensamiento crítico. Es así que, más tructura que en ella tiene la sociedad "civil”.
«rftlcai tobre d artículo "FJ Rey de Prusia aparentemente paradójico. Pero también ha co-,
jr U refonua social. Por un prusiano” (2). El nocido revoluciones (en el sentido laxo del tér
carácter ocasional y polémico de esos trabajos mino, no sólo pues violentas y breves, sino poco
•líele liacer que el lector pase de largo sobre notorias para su tiempo y a largo plazo) acom
alguno» conceptos de filosofía práctica que en pañadas por transformaciones sociales profundas.
ello» maneja Marx, y que son importantes en Así las cosas, parece que lo político y lo social
•i mismos, a la vez que ayudan a comprender son términos que pueden encontrarse y desen
«1 punto de partida y el punto de llegada de contrarse de maneras múltiples. Lo que el joven
aspectos claves de su pensamiento. Marx tiene en vista, en los escritos que nos ocu
El tema central de dichos textos es el pro pan, es el proceso de transformación que, desde
blema de la emancipación humana, que Marx fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, ha
examina a través de un importante aparato con producido en algunos Estados la “emancipación
ceptual referido al modo de ser que es propio política”, no ya en lo externo sino en lo interno,
del hombre, al sentido que en él tiene la libertad, o sea: la emancipación respecto del señorío de
y a su relación con el Estado político y la so origen feudal, respecto pues de lo que eran las
ciedad civil de que forma parte. En su aplica instituciones políticas del “antiguo régimen”. El
ción Marx enjuicia los cambios político-sociales joven Marx ve que en tal caso la revolución po
aportados por el acontecer histórico desde los lítica ha sido a la vez una revolución social, pe
fines del siglo anterior, dejando ya entrever as ro ve, además, que lo que allí se ha revolucio
pectos que serán fundamentales en su actitud nado es la relación existente entre lo político y
teórico-práctica siguiente; y lo hace por medio lo social, sin perjuicio de que esa transforma
de los conceptos de Estado político y sociedad ción sea simultáneamente el cumplimiento, o la
civil, emancipación política y humana, univer perfección, de esas mismas relaciones antes exis
salidad y particularidad del hombre, unidad y tentes, y no sea la que ha de producir una ver
dualidad, vida genérica y vida individual, nin dadera emancipación humana.
guno de los cuales puede esclarecerse sin sus Antes del cambio que hemos de examinar, lo
múltiples relaciones significativas con los otros. político y lo social estaban más indisolublemente
Por eso, y aunque nuestro propósito es precisar unidos de lo que puede entenderse cuando se
especialmente el sentido de la idea de emanci dice que tal orden político se corresponde con
pación, el proceso explicativo no puede particu tal orden social, pues lo social mismo, en cuan
larizarse, y la comprensión ha de cumplirse de to a su estructura, tenía ya, de una manera inme
una manera a la vez progresiva y totalizadora. diata, significado político, en tanto formaba ins
Pero, dado que habremos de insistir en lo que titucionalmente parte del orden del Estado. Po
más expresamente puede conectarse con nues sesión, familia, trabajo, estamento, corporación,
tro tema, y que en este punto la tesis de Marx determinaban “la relación del individuo singu
es la Insuficiencia de la emancipación política, lar con el todo del Estado, esto es, sus relaciones
nos parece conveniente comenzar el comentario políticas, esto es, sus relaciones de separación y
por el examen de cómo concibe el joven Marx exclusión con las otras partes integrantes de la
las relaciones entre el orden político y el orden sociedad” Aquellos elementos no eran en verdad
social. sociales si tomamos a la sociedad como univer
salidad, sino que constituían “sociedades parti-
II __ e m a n c ip a c ió n p o l ít ic a
Y ESTRUCTURA SOCIAL como distinta de ‘lo político”. Que la fórmula
no puede significar sin más “sociedad burgue
L mundo ha conocido muchas revoluciones sa”, se ve en que Marx la usa también cuando
Cu a d e r n o s de m archa
KARL MARX
Y
AMERICA LATINA S e le c c ió n , Ir a d u e e M » y
*oU* d» Pedí« Se**«»
A D V E R T E N C IA
ciento cincuenta años del nacimiento de Marx, a ochenta y cinco de su muerte, la mayoría
A de los marxistas latinoamericanos, y también de quienes no nos denominamos marxistas,
aún no conoce buena parte de lo que escribió Marx sobre América Latina. La presente selección
aspira a salvar esa omisión, curiosa, de tantos editores. Puede resultar útil, asimismo, para contri
buir a desmitificar la figura de Marx, victima, casi por igual, de detractores y apologistas.
El lector deberá tener en cuenta: a) Unas pocas palabras que en el texto figuran entre
corchetes (paréntesis cuadrados: [ ]) no son de Marx, sino del anotador. Por ejemplo, cuando
Marx utiliza los términos “Amerikaner”, “amerikanisch”, en el sentido de “norteafnencano” o
“estadounidense”, traducimos ‘‘[norteamericano”. Lo mismo ocurre con todos los títulos que
aqui aparecen entre barras diagonales, b) Ninguna de las notas pertenece a Marx; las mismas
han sido agregadas para facilitar la comprensión del texto a un público amplio.
En la mayor parte de los casos, las traducciones han sido realizadas sobre la base de la re
copilación más completa de obras de Marx que existe en el momento: “Marx Engels IVerke”
(en adelante MEW), Dietz Verlag, Berlín, edición a cargo del Institut für Marxismus-Leninit-
mus beim ZK der SED. Dicha recopilación supera no todas, pero si muchísimas de las taras que
afectaron a las ediciones de obras de Marx preparadas durante la época de Stalin.
Aunque nuestra intención inicial era publicar aqui todos los escritos de Marx referentes
a América Latina, en esta primera selección preferimos dejar de lado algunos fragmentos que
figuran en obras relativamente muy difundidas en español (por ejemplo “El capital”) y hemos
pasado por alto ciertas menciones menores, cuya inclusión sólo se justificaría en una edición
académica. No incluimos, tampoco, a “Bolívar y Ponte”, publicado ya en el número anterior
de Cuadernos de Marcha bajo el titulo de “Bolívar”. Como no disponemos aún de los últimos
tomos de la correspondencia de Marx y Engels con terceras personas, es posible que hayamos
omitido menciones a América Latina que figuren allí. Por último, entendemos que a partir de
1844 la obra de Marx es prácticamente inseparable de la de Engels, aun en los casos en que ca
da pensador elaboró independientemente determinado trabajo; pese a ello, y para ajustarnos a
la orientación general de estos dos números de Cuadernos de Marcha, en la presente ocasión
hemos dejado al margen algunos interesantes textos fruto del trabajo individual de Engels.
Quiero hacer constar mi reconocimiento a Margarita Rittau, cuya ayuda resultó invalo
rable para resolver algunas dificultades de traducción, P. $»
man una nueva orientación al comercio mun
/LA MAGNIFICA dial? La “independencia” de algunos españoles
de California y Tejas sufrirá con ello, tal vez;
CALIFORNIA/(1) ’a “justicia” y otros principios morales quizás
sean vulnerados aquí y allá, ¿pero qué importa
[ . . . ] Digamos solo un par de palabras res
esto frente a tales hechos histérico-universa
pecto a la ‘'confraternización general entre los
les? [ . . . ]
pueblos” y a la fijación de “fronteras, que la fM EW , B a n d V I, S. 273-274.)
propia voluntad soberana de los pueblos ha tra
tado fundándose en sus características naciona
les”. Los Estados Unidos y México son dos re
públicas; en ambas el pueblo es soberano.
/EL ORO
¿Cómo ha ocurrido, entonces, que entre es
tas dos repúblicas, que según la teoría moral
CALIFORNIANO.
deberían estar “hermanadas” y “federadas”, ha-
a estallado una guerra a causa de Tejas; cómo 1 CANALES EN EL
Í i “voluntad soberana” del pueblo [norte]ame
ricano, apoyada en la valentía de los volunta
rios [norteamericanos, ha desplazado, basándo
ISTMO. I / (2)
se en “necesidades estratégicas, comerciales y [ . . . ] Ahpra nos ocuparemos de América. El
geográficas”, unos cuantos cientos de millas más hecho más importante que aquí ha acontecido,
*1 sur los límites trazados por la naturaleza? más importante aun que la Revolución de Fe
¿Y le reprochará Bakunin a los [norteameri brero, es el descubrimiento de las minas aurífe
ras californianas. Ya ahora, apenas dieciocho
canos una “guerra de conquista”, que por cier
to propina un rudo golpe a su teoría basada meses después, es posible prever que este des
en la “justicia y la humanidad”, pero que fue cubrimiento tendrá resultados mucho más tras
llevada a cabo única y exclusivamente en be cendentales que el propio descubrimiento de
neficio de la civilización? ¿O acaso es una des América. Desde hace trescientos treinta años to
gracia que la magnífica California haya sido do el comercio de Europa hacia el Océano Pa
arrancada a los perezosos mexicanos, que no sa cifico se practica, con la resignación más con
bían qué hacer con ella?; ¿lo es que los enér movedora, por el Cabo de Buena Esperanza o
gicos yanquis, mediante la rápida explotación el Cabo de Hornos. Todos los proyectos para
ríe las minas de oro que existen allí, aumenten cortar el istmo de Panamá han fracasado a cau
los medios de circulación, concentren en la cos sa de la estúpida rivalidad entre los pueblos
ta más apropiada del Océano Pacífico, en pocos mercantiles. Hace dieciocho meses que se han
años, una densa población y un activo comercio, descubierto las minas de oro californianas, y los
creen grandes ciudades, establezcan líneas de yanquis se han abocado a la construcción de
barcos de vapor, tiendan un ferrocarril desde un ferrocarril, de una gran carretera, de un ca
Nueva York a San Francisco, abran en realidad nal desde el golfo de México; los vapores ya
por primera vez el Océano Pacífico a la civili navegan en viajes regulares desde Nueva York
zación y por tercera vez en la historia impri
(1) Este fragm ento forma parte del edito (2) Aplastada la revolución alemana de
rial “El paneslavismo democrático”, publicado 1848-1849, Marx debió refugiarse primero en
»in firma, el 15 de febrero de 1849, en el p e Francia, luego en Inglaterra. Es aquí donde fun
riódico de Marx, la “Neue P.heinische Zeitung”. da la “Neue Rheinische Zeitung - Politisch-öko
El artículo constituye una réplica al “Llam a nomische Revue” (Nueva Gaceta Renana - Re
miento a los eslavos”, del revolucionario ruso vista económico-política). En una “Revisión” co
Mijuíl Bakunin, y aunque fue redactado por rrespondiente a ynero-febrero de 1850, publica
Friedrich Engels, refleja tam bién fieimente el da en el número de febrero, aparece el presenta
pensamiento de Marx en esa época: “La cons fragmento. La “Revisión” se publicó sin firtra,
titución que regía en la redacción [de la “N.R.Z.”] pero diversas referencias de Marx y Engels apa
■e reducía »Implemente a la dictadura de M arx”, recidas en cartas y artículos perm iten establecer
eacrlbln Engels en 1884 (“Marx und die «Neue que fue un trabajo común de ambos pensadores.
Rheinische Zeitung»”, MEW, Band XXI, S. 19). Con todo, el fragmento que reproducimos es po
O, como lo explicaba el mismo Engels a Schlü sible que se deba a la sola pluma de Marx. En
ter. en una carta fechada el 15 de mayo de “H err Vogt” (véase MEW, Band XIV, S. 451) M arx
181)5, refiriéndose precisamente a su trabajo en cita algunas frases de ese pasaje, precedidas de
común con Marx: "Los trabajos de Marx y los estas palabras: “En el número de febrero de
míos, en aquella época, son casi absolutamente 1850 de la «Revue der Neuen Rheinischen Zei
Inseparable», a causa de la división planificada tung» . . . revelé [ich verriet] al público alemán
del trabajo” (MEW, Band V, S. XIV). lo sig u ie n te ...” (subrayados míos - P.S.).-
a Chagre», (3) «de Panamá a San Francisco, el Nueva Orlean*. Ese día el Océano Pacífico de-
comercio «del Océano Pacífico se concentra ya sempeñará el mismo papel que hoy el Atlán
en Panamá y la travesía por el Cabo de Hor tico y en la Antigüedad y la Edad Media el
nos ya está anticuada. Una costa que se extien Mar Mediterráneo: el papel de la gran vía
de a lo largo de 30 grados de latitud, una de marítima del comercio mundial, y el Océano
las más hermosas y feraces del mundo, hasta Atlántico quedará reducido al papel de un
hoy poco menos que deshabitada, se transforma mar interior, al igual que hoy dia el Medi
ante nuestra vista en un país rico, civilizado, terráneo. La única posibilidad de que los paí
densamente poblado por hombres de todas las ses civilizados europeos no caigan, cuando lle
razas, desde el yanqui al chino, desde el negro gue ese día, en la misma dependencia política,
y el indio al malayo, desde el criollo y el mes comercial e industrial en que al presente se en
tizo al europeo. El oro californiano se vierte a cuentran Italia, España y Portugal, está en una
raudales sobre América y la costa asiática del revolución social que, mientras haya tiempo,
Océano Pacífico y arrastra a los reacios pue subvierta el modo de producción y de intercam
blos bárbaros al comercio mundial, a la civili bio con arreglo a las necesidades de la propia
zación. Por segunda vez se imprime al comercio producción, surgidas de las modernas fuerzas
mundial una nueva orientación. Lo que en la productivas, y con ello posibilite la génesis da
Antigüedad fueron Tiro, Cartago y Alejandría, nuevas fuerzas productivas qüe aseguren la su
en la Edad Media Genova y Venecia, lo que perioridad de la industria europea y compen
hasta ahora han sido Londres y Liverpool, los sen las desventajas de su situación geográfi
emporios del comercio mundial, eso se vuelven ca. [,«.]
ahora Nueva York y San Francisco, San Juan [MEW, B atid V » S. 229-2214
de Nicaragua (4) y León, (5) Chagres y Pana
má. El centro de gravedad del comercio mun
dial, en el Medioevo Italia, en la Época Moder
na Inglaterra, está hoy en la mitad meridional /EL 0K 0
de la península norteamericana. La industrias y
el comercio de la vieja Europa tendrán que
esforzarse poderosamente si no quieren caer e.n
CALIFORNIANO.
la misma decadencia de la industria y el co
mercio italianos desde el siglo XVI, si Inglate
CANALES EN EL •
rra y Francia no desean tornarse en lo mismo
que son hoy Venecia, Génova y Holanda. Den
tro de pocos años tendremos una linea regular
ISTMO. I I / 345(6)
de paquebotes de Inglaterra a Chagres, de Cha- [ ...] Llegamos ahora a los Estados Unido*
gres y San Francisco a Svdney, Cantón y Sin- de Norteamérica. La crisis de 1836, que fue
gapur. Merced al oro californiano y a la infa aquí donde estalló en primer término y donde
tigable energía de los yanquis, pronto ambas causó más terribles estragos, duró casi ininte
costas del Océano Pacífico estarán tan pobla rrumpidamente hasta 1842 y trajo como con
das. tan abiertas al comercio, tan industriali secuencia un tras tocamiento completo del sis
zadas, como lo está hoy la costa de Boston a tema crediticio [nortejamericano. Sobre esta
base más sólida, el comercio de los Estados Uni
dos se recuperó, al comienzo con marcada len
(3) Puerto panameño sobre la desemboca titud, naturalmente, hasta que entre 1844 y
dura del río del mismo nombre, a orillas del 1845 alcanzó incluso una prosperidad importan
Caribe. Actualmente en la Zona del Canal, ocu te. Tanto la suba de precios como las revolu
pada por los norteamericanos.
ciones en Europa, no constituyeron para [Noi’*
(4) Actualmente San Juan del Norte (o
Greytown), en el extremo SE de Nicaragua; en te] América más que fuentes de ganancias. Da
1848 fue ocupada por los ingleses; los Estados 1845 al 47 se aseguró éstas mediante la enorma
Unidos proyectaron en 1849-1850 abrir un canal
precisamente a partir de esa localidad, por el río
San Juan y el lago de Nicaragua. Por el tratado (6) En la “Revisión” puDiicaaa en los nú
de Clayton-Bulwer (abril de 1850) Gran Breta meros 5-6 de la “Revue der Neuen Rheinischen
ña y Estados Unidos acordaron la “neutraliza Zeitung”, en noviembre de 1850, Marx y Engels
ción” (entre las grandes potencias, se entiende) analizan los acontecimientos de la política mun
de cualquier canal que se construyera en la dial acaecidos entre mayo y octubre de dicho año.
región. Insertamos aquí el fragmento correspondiente •
(5) Cuando Marx escribía estas líneas, León los Estados Unidos, donde figuran varias refe
era aún (lo fue hasta 1857) la capital de Nica rencias a la política de su» clases dominante»
ragua. otra con lo» países de nuwtra América.
«portación do cércale* y lo* mayores precios cias para el comercio internacional en su conjun
deí algodón durante 1846. La crisis de 1847 la to. Esta trascendencia no se funda en el aumen
afectó *ólo ligeramente. En el año 1849 tuvo la to del oro gracias a las minas recién descubier
mayor cosecha algodonera de su historia, y en tas, aunque este aumento de los medios de
1850 ganó aproximadamente 20 millones de do cambio de ningún modo dejará de ejercer una
lare* con el producto de la zafra del algodón, influencia favorable sobre el comercio en gene
que coincidió con el nuevo auge de la industria ral. Se basa en el espolazo que la riqueza mi
algodonera europea. Las revoluciones de 1848 neral de California dio a los capitales en el mer
ocasionaron una intensa emigración de capital cado mundial; se funda en la actividad que de
europeo hacia los Estados Unidos, el cual en sencadenó en toda la costa occidental [norte]
parte llegó con los propios emigrantes y en par americana y en la costa oriental asiática, en el
te *e produjo mediante la colocación en Europa nuevo mercado que se ha creado en California
de títulos [norte]americanos de deuda pública. y en todos los países sujetos a la influencia de
Esta mayor demanda de títulos [nortejamerica- California. El solo mercado californiano es ya
nos aumentó a tal punto sus precios, que desde importante; hace un año había allí 100.000 hom
hace poco la especulación neoyorquina se ha bres, hoy son por lo menos 300.000, que no pro
lanzado con gran avidez sobre los mismos. Lle ducen casi otra cosa que oro y que truecan ese
gamos a la conclusión, entonces, de que pese oro por los productos necesarios —procedentes
a todas las afirmaciones que en contra formule de mercados exteriores— para sus necesidades
la prensa burguesa reaccionaria, la república vitales. Pero el mercado californiano es insigni
burguesa es la única forma estatal a la que ficante. si se le compara con la incesante expan
nuestros capitalistas europeos otorgan su con sión de todos los mercados en el Océano Pací
fianza. Existe en general sólo una expresión pa fico, con la sorprendente intensificación del co
ra la confianza burguesa por cualquier forma mercio en Chile y Perú, en México Occidental,
e*tatal: su cotización en la bolsa. en las islas Sandwich (9a) y con el comercio, de
brusco surgimiento, entre Asia y Australia, por
La prosperidad de los Estados Unidos, con una parte y California por la otra. A través de
todo, se acreció también por obra de otras cau California se han vuelto necesarias rutas mun
las. El territorio habitado, el mercado de la diales completamente nuevas, rutas cuya impor
Unión norteamericana, se extendió en dos direc tancia tendrá que superar en breve la de tod"s
ciones con una rapidez asombrosa. El aumento las demás. La principal vía comercial en el
de la población, tanto por el crecimiento natu Océano Pacífico, que tan sólo ahora ha sido real
ral en el interior como por la inmigración, en mente descubierto y que se ha convertido en
continuo ascenso, aparejó el control sobre es el océano más importante del mundo, arranca
tados y territorios enteros. Wisconsin y Iowa en hoy del istmo de Panamá. El establecimiento de
pocos años llegaron a tener una población rela conexiones a través de ese istmo, mediante ca
tivamente densa y todos los estados de la región rreteras, ferrocarriles y canales, es al presen e
del Alto Mississippi recibieron un considerable imperiosamente necesario para el comercio mun
caudal de inmigrantes. La explotación de las dial y en algunos aspectos se ha puesto en eie-
minas del Lago Superior y la producción ce- cución. Ya se ha construido el ferrocarril de
realera creciente de todo el territorio de los la Chagres a Panamá. Una compañía [nortelarre-
gos dieron al comercio y a la navegación en ricana ha hecho medir topográficamente la cuen-789
este gran sistema lacustre interior un nuevo im
pulso, que se intensificará aun más en virtud de
una ley aprobada en la última sesión del con (7) La actual provincia canadiense de Nueva
greso, disposición que otorga grandes facilida- Escocia era en 1850 una colonia directamente de
pendiente de la Corona británica; el nombre de
de* al comercio con Canadá y Nueva Esco Canadá se aplicaba por lo general a las actua
cia. (7) Mientras los estados del Noroeste (8) les provincias de Quebec y Ontario, entonces
adquieren así una importancia completamente llamadas Bajo y Alto Canadá (Lower and Upper
nueva, se coloniza a Oregón en pocos años, Te Cañada) respectivamente.
jas y Nuevo México son anexados, California (8) La denominación “Noroeste” se emplea
conquistada. El descubrimento de las minas au aquí en su sentido tradicional; en rigor, los
“estados del Noroeste” (Ohio, Indiana, Illinois,
rífera* californianas puso un broche de oro a Michigan, Wisconsin, Minnesota, Iowa) en esa
la prosperidad [norte]americana. Ya hemos lla época ya no estaban al noroeste de los Estados
mado la atención en el segundo número de es Unidos.
ta revista, (9) antes que todos los demás perió (9) Ver aquí el fragmento anterior a ésfe.
dicos europeos, acerca de la importancia de es (9a) Antigua denominación de las islas Ha
te descubrimiento y de su* necesarias consecuen wai!
ca del río San Juan, en Nicaragua, para unir los cuales, como se ha comprobado cada vea ro**,
ambos mares en ese lugar, primero mediante una se puede transportar cada vez más rápido, re
carretera interoceánica y luego por un canal. En lativamente a menor precio, y más ventajo«*-
los periódicos ingleses y [ norte ] americanos se mente, a los emigrantes que en los velero«.
discute acerca de otras rutas: la del istmo de Aparte de los vapores de hélice que ya parten
Darién, la del Atrato en Nueva Granada^ la del desde Glasgow y Liverpool hacia Nueva York,
istmo de Tehuantepec. En medio de la ignoran probablemente se sumarán nuevos vapore* a esa
cia, súbitamente revelada, de todo el mundo ci línea y se establecerá otra entre Rotterdam y
vilizado respecto a las condiciones de América Nueva York. En qué medida el capital tien®
Central, es imposible determinar cuál es la vía actualmente la tendencia de lanzarse *obr* la
más ventajosa para un gran canal; conforme a navegación oceánica a vapor, lo demuestra el
los pocos datos conocidos la ruta del Atrato y constante aumento de los vapores que compiten
la que cruza Panamá ofrecen las mejores posi entre Liverpool y Nueva York, el establecimien
bilidades. Además de las comunicaciones a tra to de líneas completamente nuevas de Inglate
vés del istmo, también se ha vuelto urgentemen rra a El Cabo y de Nueva York a El Havr®,
te necesaria una rápida expansión de la nave así como una serie de proyectos similares de lo«
gación oceánica a vapor. Ya los vapores surcan que se rumorea en Nueva York.
las aguas entre Southampton y Chagres, Nueva
York y Chagres, Valparaíso, Lima, Panamá, Con esta tendencia del capital a la naveg*
Acapulco y San Francisco; pero estas pocas lí ción oceánica a vapor y a la canalización del
neas, servidas con un reducido número de uni istmo americano ya está echada la piedra fun
dades, son absolutamente insuficientes. El desa damental para la superespeculación en este do*
rrollo de la navegación de vapor entre Europa minio. El centro de esta especulación es inevitar
y Chagres se vuelve día a día más necesario, y blemente Nueva York, que recibe el grueso del
el tráfico creciente entre Asia, Australia y Amé oro californiano; que ya ha atraído hada si el
rica demanda nuevas, grandes líneas de vapores comercio principal con California y que, en
de Panamá y San Francisco a Cantón, Singa - general, desempeña para América el mismo pa
pur, Sydney, Nueva Zelandia y a la mayor es pel que Londres para Europa. Nueva York ya
tación del Océano Pacífico, las islas Sandwich. es el centro de la navegación a vapor transatlán
De todos los territorios del Pacífico son Austra tica en su conjunto; todos los vapores del Océar
lia y Nueva Zelandia, los que en especial más no Pacífico pertenecen a compañías neoyorqui
han progresado, tanto por el rápido desarrollo nas, y casi todos los proyectos en este ramo bro
de la colonización como a influjo de California, tan de Nueva York. La especulación sobre línea«
y no quieren ni un momento más seguir sepa transoceánicas de vapores ya ha comenzado en
radas del mundo civilizado por un viaje de cua Nueva York; la Compañía de Nicaragua, sur
tro y hasta seis meses de duración en veleros. La gida de Nueva York, es asimismo el principio
población total de las colonias australianas (ex de la especulación sobre los canales del istmo.
ceptuada Nueva Zelandia) pasó de 170.676 La superespeculación se desarrollará muy pron
(1839) a $33.764 en el año 1848, o sea que to, y, a pesar de que el capital inglés ha entra
aumentó en nueve años un 95/i% . La propia do masivamente en tales empresas, y pese a qu®
Inglaterra no puede dejar a estas colonias sin la bolsa londinense se colmará de análogos pro
conexión de vapores; el gobierno en este mo yectos de la más diversa índole, Nueva York
mento hace gestiones en pro de una línea que seguirá siendo esta vez, empero, el centro d®
continúe el correo transcontinental con las In toda la faramalla y será la primera en experi
dias Orientales, y, se concrete esto o no, la ne mentar, como en 1836, su colapso. Innumera
cesidad de conexión mediante vapores con Amé bles proyectos fracasarán, pero al igual que en
rica y especialmente con California, hacia la 1845 el sistema ferroviario inglés, esta vez, por
cual emigraron el año pasado 3.500 personas lo menos, la estructura de una navegación uni
procedentes de Australia, será satisfecha en bre versal a vapor se impondrá a la superespecula
ve. Realmente, se puede decir que el mundo co ción. Por más que quiebren muchas sociedades,
mienza por primera vez a ser redondo desde que subsistirán los vapores, que duplican el tráfico
existe la necesidad de estos viajes oceánicos uni atlántico, que conquistan el Océano Pacífico,
versales de vapores. que unen a Australia, Nueva Zelandia, Singa-
pur y China con América, y reducen el viajo
Esta expansión inminente de la navegación alrededor del mundo a la duración de cuatro
de vapor se desarrollará aun más mediante la ya meses. [ . . . ]
citada apertura de las colonias holandesas y
el aumento del número de vapores de hélice, con [MEW, Band VH, 8. 4M-1374
• i « . *■*
do* entre sí, esto sólo demuestra la tendencia
/ESLAVOS Y histórica y la capacidad física e intelectual de
la nación alemana para someter, absorber y asi
CRIOLLOS/'10' milar a sus viejos vecinos orientales; que esta
tendencia de los alemanes a la absorción cons
[ ...] Así terminaron, por ahora y probable tituyó siempre, y constituye aún, uno de los más
mente para siempre, las tentativas de los esla poderosos medios de propagar la civilización
vos de Alemania (11) para recobrar una exis europea occidental en Europa Oriental; que es
tencia nacional e independiente. Restos disemi ta tendencia no se detendrá más que cuando el
nados de numerosas naciones cuya nacionalidad proceso de germanización haya alcanzado loi
y vitalidad política estaban agotadas desde tiem confines de naciones grandes, compactas e in
po atrás y que, por ello, se habían visto obli quebrantadas, capaces de una existencia nacio
gadas, durante casi un milenio, a seguir las hue nal autónoma, tal como los húngaros y, hasta
llas de una nación tñás fuerte que los hahia do cierto punto, los polacos; y que por lq tanto el
minado —tal como los galeses en Inglaterra, destino natural e ineluctable de estas nacionei
los vascos en España, los bajo-bretones en Fran moribundas era dejar que se cumpliera el pro
cia y en los últimos tiempos los criollos españo ceso de disolución y absorción por vecinos más
les y franceses en las partes de Norteamérica poderosos que ellas.
ocupadas por los anglosajones—, esas naciona
lidades agonizantes, los bohemos, carintios, dál- [A fait* d< o rig in al logléit, n u e s tra trad u cció n
matas, etc., habían intentado aprovechar la con está h ech a sa b re la base de la v ersió n alem an»
de MEW (B and VII, S. 80-81) y de dos tr a d u c
fusión general de 1848 para restablecer su status ciones fran c esas: la de la h ija de M arx, Laura-
I.afa rg u e (R évolution e t C o n tre-rév o lu tio n en
político del Anno üomini 800. (12) La historia A llem agne p a r K arl M arx, tr a d u it p a r L au ra La-
de un milenio tendría que haberles mostrado farg u e, P aris. 1900) y la de E ditions Sociales (P a
ris, 1951]
que una regresión tal era imposible, que si todo
el territorio al este del Elba y del Saale había
estado otrora ocupado por eslavos vincula /LA GUERRA DE
y
do) Tomamos este fragmento, donde Marx
Engels asimilan la situación, en los Estados
MÉXICO. 1/
Unidos, de los “criollos españoles y franceses” a [CARTA DE MARX A ENGELS!
la de los eslavos en Alemania, de “Revolución 30 de noviembre de 1854.
y contrarrevolución en Alemania”. Esta obra
plantea un espinoso problema de autoría, impo [. . .] Anteayer recibí por fin los dos tomo*
sible de analizar circunstanciadamente aquí. Li de la “Mexican War” de Ripley (13) aproxi
mitémonos a señalar que para la señora E. A. madamente 1200 páginas, de gran formato.
Stepánova (“Federico Engels”, Ediciones Pue Ripley pie parece a mí —por lo tanto opinión
blos Unidos, Montevideo, 1957) “dicha obra per
tenece a la pluma de Engels, y n o a la de Marx”. puramente profana— haberse formado plus ou
Personalmente, por el contrario, creo irrefutable moins (14) tras las huellas de Napier (15) como
lo que afirma Riazánov a este respecto: “[Los] historiador militar. El libro e* sensato y, a mi12345
artículos, reunidos en seguida en volumen con
el titulo de «Revolución y contrarrevolución en
Alemania» fueron atribuidos a Marx. Por la co
rrespondencia de Marx a Engels, hoy sabemos (11) M a rx y E n g els u tiliz a n el té rm in o A le
que son obra de este último. N o co n v ie n e . sin m a n ia e n u n se n tid o a m p lio —h a b itu a l en el
e m b arg o , e x a g e ra r. E n el fo n d o e s la o b ra co siglo p a sa d o — , c o m p re n d ie n d o ta m b ié n a A u s
m ú n d e M a rx y E n g els y éste la escrib ió u tili- tr ia ; e s te p aís, in c lu so , e ra la ca b e z a v isib le d e
mando n u m e ro sa s indicaciones d e M a rx , así co la C o n fe d e ra c ió n G e rm á n ic a (1815-1868). R e c u é r
mo los artículos que ambos habían publicado en d ese q u e e n e s a ép o c a se e n c o n tra b a n en poder
la «Nueva Gaceta Renana»” (D. Riazánov, “Marx d e A u stria , B o h e m ia , M o rav ia , G a rin tia , Dalma-
y Engels”, Claridad. Buenos Aires, 1946, pág. 101; cia y o tro s te rrito rio s p o b la d o s fundamental
subrayados míos). Señalemos que la correspon m e n te p o r eslavos.
dencia entre ambos pensadores confirma amplia (12) A fio d e l S e ñ o r 800; a lre d e d o r d e e»U
mente las asertos de Riazánov (véase por ejemplo fe c h a c o m ien z a el a v a n c e d e los p u e b lo s g e r m á
MEW, Band XXVUI, S. 59 und 128) y que Lenin n icos so b re te rrito rio s d e E u ro p a c e n tro -o rie n ta l
cuando ya conocía esa correspondencia, siguió p o b la d o s h a s ta en to n c e s p o r eslavos.
refiriéndose a “Rowolución y contrarrevolución” (13) M a rx se re f ie r e a “T h e W a r w ith M é
como a una obra do Marx (en “Consejos de un x ic o ” , N ew Y o rk , 1849, d e R o sw ell S a b in a
ausente”, por ejemplo, atribuye a Marx pasajes R ip le y (1823-1887) u n o ficial n o rte a m e ric a n o
de aquel trabajo!. Es indiscutible, por último, que q u e p a rtic ip ó en la g u e rra d e a g re sió n de E s
todas las ideas manifestadas en los artículos so ta d o s U n id o s c o n tra M é x ico (1848-1848).
bre la revolución alemana, lo i c u a le s a p a re c ía n (14) m á s o m en o s
e n el "N e w -Y o rk Daily T rib u n a " b a jo la firm a de (15) W illia m N a p ie r (1785-188Q), g e n e ra l y
M a rx , eran compartidas absolutamente por éste. e s c rito r m ilita r b ritá n ic o .
M e . i«
juicio, no carece de sentido crítico. Dana (16) tera ha embrollado todo y hecho necedades, pe«
seguramente no lo ha leído. Si lo hubiera he todo lo cual merecería haber sido fusilado por
cho, habría visto que su héroe, el general cualquier consejo de guerra decente. Pero es al
Scott, (17) by no means, neither (18) como co primer (conforme al rango) general de [Nortos]
mandante en jefe ñi como gentleman aparece ba América. Probablemente por eso Dana cree <m
jo una luz favorable. Me interesa especialmente él. Taylor con toda seguridad vale más qut
esta historia, porque hace poco he leído en An Scott, tal como parece haberlo sentido el públW
tonio de Solís, (19) “Conquista de México”, (20) co [norte]americano, que convirtió al primer»
la campaña de Fernando Cortez. Se puede en presidente de los United States, y al segundo^
realizar comparaciones muy interesantes entre pese a todos stis esfuerzos, lo deja irse al fot»
las dos conquistas. (20) Por otra parte, aunque again and again. (28) Me parece que el gene
los comandantes en jefe —Taylor (21) tanto ral Worth (29) es el más eminente, respecto
como Scott— me resultan muy mediocres, toda a lo cual me tienes que dar tu opinión no biea
la guerra constituye seguramente una digna hayas leído la cosa. Y también sobre otro pun
obertura para la historia bélica de la gran Yan- to. ¿No es singular que Scott siempre esté d*
ouilandia Los enormes espacios en los que se 2 a 10 millas de las active operations, (30) qU*
desenvuelve la acción y el pequeño número de nunca aparezca personalmente en el campo d t
hombres con los que es llevada a cabo, entre batalla, sino que siempre “is observing the pro
ellos más volunteers (22) que regular army, (23) gres of events” (31) desde una segura retaguar
le dan a la guerra su originalidad “americana”. dia? Ni siquiera se presenta en persona, como
En lo que se refiere a Taylor y Scott, su único lo hace Taylor, cuando la aparición del coman
mérito parece consistir en que estaban conven dante en jefe es necesaria para la “moral” del
cidos de que los yanquis siempre saldrían a flo ejército. Tras la muy encarnizada battle of Con-1678920345
te, por más hondo que se metieran en el pan
tano. A principios de la semana próxima te en-,
viaré los dos tomos. Escríbeme —porque son1 (16) Charles Anderson Dana (1819-1897), pe
voluminosos— si por correo (no conozco bien riodista norteamericano, redactor entre 1847 y
las últimas disposiciones) o por Parcel Co. (24) 1362 de la “New-York Daily Tribune” y, d«
1858 a 1863, de la “New American Cyclopaedia"{
Addio en una y otra empresa colaboraron asiduamento
Tu Marx y Engels.
K. M. (17) Winfield Scott (1786-1866), comandó al
[MEW. E a n d X X V III, S. 413-414.] ejército estadounidense en la guerra contra Mé
xico.
(18) de ningún modo, ni
/LA GUERRA DE (19) Historiador eepnfiol (1610-1686), autor
de la “Historia de la conquista de México, po
MÉXICO. II/ blación y progresos de la América Septentrional*
(1684).
(20) En español en el original.
[CARTA DE MARX A STMGELS] (21) Zachary Taylor (1784-1850), extermlna-
2 de diciembre de 1854. dor de indios y comandante de las fuerzas arma
das de la secesionista Tejas en 1845; en la gue
[ . . . ] Te envío el lunes con la mencionada rra contra México estuvo al frente del ejército
de Río Grande. Poco después (1849) fue electo
Parcel Comp. el Ripley y la “Conquista de Mé presidente de los Estados Unidos.
xico”, (20) El último, una vez que no lo nece (22) voluntarios
sites, enviarlo de vuelta, porque el Solís no es (23) ejército regular
mío. Sólo he leído íntegramente (naturalmente (24) compañía de encomiendas
que por arriba, tal como bastaba para mi pro (25) cuentamusas, farsante
pósito) el Ripley. Ahora me resulta muy claro (26) pericia
(27) el multilateral Greeley; Horaee Gree
—y Ripley lo expone en bandeja con su modo ley (1811-1872) fundó y dirigió el “New-York
sarcásticamente sostenido— que el gran Scott Daily Tribune” —para el que trabajaba Marx—;
es un humbug (25) y Un perro envidioso, pe fue un adversario inconsecuente del sistema es
dante, inepto, mezquino y completamente ordi clavista y, durante cierto tiempo, partidario del
socin’ismo utópico.
nario, que, consciente de deber todo a la va (28) cada vez más
lentía de sus soldados y el skill (26) de sus ge (29) William Jenkins Worth (1794-1849) par
nerales de división, recurre a jugarretas vulga ticipó en la derrota y exterminio de los indios
res para asegurarse la gloria. Parece ser tan gran seminólas (1835-184?) y en varias batallas de la
guerra contra México.
general como el many sided Greeley (27) es (30) de la acción o del combate
un gran filósofo. El tipo durante la campaña en (31) observa el curso de los acontecimiento»
trcra* (32) arremetió hada adelante con *u
•taff, (33) cuando todo estaba liquidado. Du /BO LÍVAR/323*6789401(42)*
rante la batalla indecisa de Molino del Rey (34)
hizo decir a los “bravos” muchachos que se [CARTA DE MARX A ENGELSJ
aguantaran, que él quizás ^aparecería en perso
na. Su talento “diplomático” es comparable tan [Londres,] 14 de febrero de 1858
sólo con sus aptitudes militares. Cuando muestra [ . . . ] Además Dana (16) me pone reparos
desconfianza es siempre hacia sus talentosos ge
a causa de un artículo más largo sobre “Bolí
nerales de división, pero nunca contra Santa
Anna, (35) que lo lleva de la nariz como a un var”, porque estaría escrito en un partisanstv-
niño crecidito. Lo característico en la guerra es, le, (43) y exige mis authorities. (44) Éstas se
me parece, que cada división y cada pequeña las puedo proporcionar, naturalmente, aunque
partida de tropas por separado, pese a las ór la exigencia es extraña. En lo que toca al parti-
denes defectuosas o falsas del Chief, (36) siem sanstyle, ciertamente me he salido algo del tono
pre arremete stubbornly (37) contra el objeti enciclopédico. Hubiera sido pasarse de la raya,
vo y aprovecha spontaneously (38) cada inci querer presentar como Napoleón I al canalla
dente, de tal manera que en última instancia más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el
resulta un todo armónico. El sentimiento yanqui verdadero Soulouque. (45)
de independencia y capacidad individual, qui
[MEW, Band XXIX S. JSO i
sas aun mayor que en los Anglo Saxons. (39)
Los españoles están completamente degenerados
[verkommen], Pero, con todo, un español dege
nerado, un mexicano, constituye un ideal. Todos
L A G U E R R A C IV IL
los vicios, la fanfarronería, bravuconería y don-
quijotismo de los españoles a la tercera poten
N O R T E A M E R I C A N A (46)
cia, pero de ninguna manera lo sólido que éstos [ ...] En la política exterior de lo: Estados
poseen. La guerra mexicana de guerrillas, una Unidos, así como en la interior, el interés de los
caricatura de la española, y aun las huidas de esclavistas servía de Estrella Polar. En realidad,
los regular armies (40) infinitamente superiores. Buchanan había obtenido el cargo presidencial
En esto, empero, los españoles no han produci gracias a la publicación del Manifiesto de Os-
do ningún talento como el de Santa Anna. tende, en el cual se proclama que la adquisición
Vale. (41) Tu de Cuba, ya por compra, ya poi la fuerza de
K. M.
CMEW, B a n d X X V III, S. 416-417.] las armas, constituye el gran objetivo de la po-
(32) Batalla de Contreras, librada el 19-20 lector de Cuaderno» ya conoce, resultó eviden
de agosto de 1847 a pocos kilómetros al sur de temente demasiado fuerte para los editores de
la ciudad de México. la obra, aunque éstos, no obstante, terminaron por
(33) estado mayor publicarlo. Un par de años después, Marx sé
C34) Penúltimo combate importante (8 de se mantenía en sus trece respecto a Bolívar. En
tiembre de 1847) antes de la caída de la capital uno de los apéndices de “Herr Vogt” escribía:
me-icana. “La fuerza creadora de mitos, característica de
'35) Antonio López de Santa Anna (¿17957- la fantasía popular, ha probado su eficacia, en
1878), político y militar mexicano, conservador, todas las épocas, inventando «grandes hombres».
varias veces dictador o presidente de su país El ejemplo más notable de este tipo es, sin duda,
(1333-1835, 1841-1844, 1846-1848, 1853-1855); en el de Simón Bolívar.”
1836 procuró, infructuosamente, aplastar la insu (43) estilo prejuiciado o fanático
rrección separatista de los esclavistas téjanos; en (44) autoridades, fuentes
1846 fue llamado para encabezar la resistencia (45) Faustin Soulouque (¿17827-1867). presi
nacional contra la agresión norteamericana. Más dente de Haití (1847-49), luego emperador (1.849-
tarde vendió a los yanquis (1854) una parte del 59) bajo el nombre de Faustino I.
territorio de México (unos 50.000 km2, la “Gads- (46) En este artículo, del que publicamos su
den Purchase”); en 1861 apoyó la intervención parte final, Marx rectifica en buena medida sus
d e Francia. Inglaterra y España contra su país. concepciones anteriores cobre el conflicto entre
(36) jefe Estados Unidos y México. “La guerra civil nor
(37) obstinadamente teamericana” apareció el 20 de octubre de 1861
(38) espontáneamente en el periódico liberal burgués “Die Presse”, de
(39) anglosajones Viena. Marx comenzó a colaborar con este pe
(40) elércitos regulares riódico, precisamente con este artículo, “car il
(41) adiós faut vivre” (para parar la olla) y “también para
(42) En esta ferta Marx se refiere a su tra terminar el libro” (esto es. “El capito1”). (Véa
b a jo »obra B o lív a r para la “New American Cy- se Marx-Engels “Briefwechsel”, Band III, S. 32
•lo p eed la". E l »xtlculo "Boiívar y Ponto”, que el u. 52.)
litica nacional. (47) Bajo su gobierno el norte Kansas, en las filas de. los Estados U n id « , a
de México ya estaba dividido entre especulado la condición de estado esclavista con sumé ©oh»
res norteamericanos en tierras, que esperaban titución esclavista impuesta .esde afuera. Da
impacientemente la señal para precipitarse so ahí que se renovara la lucha, que esta ves tw
bre Chihuahua, Coahuila y Sonora. No menos vo lugar principalmente en el congres© e s
dirigidas desde la Casa Blanca en Washington Washington. Incluso St. A. Douglas, el jefe da
estaban las incansables expediciones piratas de los demócratas norteños, pasó entonces (1857*
los filibusteros contra los estados de América 1858) a oponerse al gobierno y a sus aliado«
Central. (48) En la más estrecha relación con del Sur, porque la imposición de una constitu
esta política exterior, cuyo propósito manifiesto ción esclavista contradecía el principio de la
era conquistar nuevo territorio para la expan soberanía de los pobladores, establecida e» t í
sión de la esclavitud y del poder de los escla Nebraska Bill de 1854. Douglas, senador pe»
vistas, se encontraba la reapertura de la trata Illinois, un estado del Noroeste, naturalment»
de esclavos, secretamente apoyada por el go habría perdido toda su influencia sí hubies*
bierno de la Unión. El propio St. A. Douglas (49) querido reconocer al Sur el derecho de roba»
declaró el 20 de agosto de 1859 en el se por la violencia, o mediante leyes del congreso^
nado [norte]americano: Durante el año pasado territorios colonizados por el Norte. Así cotn®
se habrían introducido más esclavos desde Áfri la lucha por Kansas había creado el Partid«
ca que en ningún otro año, incluso que en la Republicano, motivó al mismo tiempo la prima
época en que la trata aún era legal. El núme ra escisión dentro del propio Partido Demócrata»
ro de los esclavos ^importados en el último año El Partido Republicano formuló su primera
se cifra en 15.000. plataforma para la elección presidencial da
La propaganda armada de la esclavitud en 1856. Aunque su candidato, John Frémont, na
el exterior era el objetivo confeso de la política se impuso, de todos modos la enorme cantidad
nacional; la Unión, de hecho, se habia vuelto de sufragios emitidos por él demostró el rápida
el esclavo de los 300.000 esclavistas enseñorea crecimiento del partido, principalmente en t í
dos en el Sur. Una serie de compromisos, que Noroeste. En su segunda Convención Nacional
el Sur obtuvo gracias a su alianza con los de para la elección presidencial (17 de mayo da
mócratas norteños, aparejó ese resultado. 7’Hos 1860), los republicanos reiteraron su platafor
los intentos de resistencia contra los crecientes ma de 1856, ampliada solamente con alguno«
abusos de los esclavistas, intentos repetidos pe
agregados. Su contenido fundamental era el si
riódicamente desde 1817, habían ido a pique por
guiente: ni un pie de nuevo territorio debe se»
obra de esa alianza. Por fin se produjo un vi
raje. entregado en adelante a la esclavitud. La polí
Apenas se había aprobado el Kansas-Ne- tica pirata hacia el exterior ha de cesar. S«
braska Bill, que borró la línea fronteriza de la estigmatiza la reapertura de la trata de «ciar 4789
esclavitud y sometió su introducción en nuevos
territorios a la voluntad de la mayoría de los
colonos, cuando emisarios armados de los es (47) En 1854 los embajadores norteamerica
clavistas, ralea fronteriza de Missouri y Arkan- nos en Inglaterra, Francia y España — B u c h a
sas con el cuchillo de monte en una mano y el nan, Masón y Soule, respectivamente— p u b l i
caron en Ostende el manifiesto a l q u e a l u d «
revólver en la otra, se lanzaron sobre Kansas y Marx.
procuraron, mediante atrocidades inauditas, ex (48) Ya en enero de 1857 Marx se h a b ia re
pulsar a sus pobladores del territorio colonizado ferido incidentalmente a estas expediciones. En
por éstos. Tales correrías gozaron del apoyo del el artículo “El conflicto británico con China”,
gobierno federal en Washington. Con este mo publicado en el “New-York Daily Tribune”, se
tivo se produjo una enorme reacción. En todo ñala que una justificación particularmente cana
llesca, hecha por “The London Times”, de lo«
el Norte, particularmente en el Noroeste, (8) se atropellos británicos contra China, “no desacre
formó una organización de socorro para apoyar ditaría siquiera al general William WaHcer d«
a Kansas con hombres, armas y dinero. De es Nicaragua” (véase K. Marx and F. Engels, “On
ta organización surgió el Partido Republicano, Colonialism”, Foreign Languages Publishing
House, Moscow, 1959, p. 90, o MEW, Band XII,
que debe su origen, pues, a la lucha por Kan S. 106).
sas. Luego de que fracasara el intento de trans (49) Stephen Arnold Douglas (1813-1861),
formar a Kansas en un territorio esclavista por político norteño partidario de un compromiso
la fuerza de las armas, el Sur procuró alcanzar con el Sur, presidió la comisión senatorial sobre
el mismo resultado a través de intrigas políti problemas de los territorios. En 1856 aspiró, sin
éxito, a la proclamación presidencial por el Par
cas. El gobierno de Buchanan, en particular, tido Demócrata; en 1860 fue candidato demócra
hizo lo posible y lo imposible por relegar a ta en la elección que ganó Abraham Lincoln.
vos. Finalmente, deben promulgarse leyes free- La representación de cada estado en la Cá
-*oil (50) para el fomento de la colonización libre. mara de Representantes depende, como es sa
El punto vitalmente importante de esta pía bido, de la cantidad de personas que integran
taforma era el de que no se debía conceder un su población. Como la población de los estados
»olo pie de nuevo territorio a la esclavitud; ésta, libres crece muchísimo más rápidamente qué
más bien, debería quedar confinada de una vez la de los estados esclavistas, el número de los re
por todas en los limites de los estados donde ya presentantes norteños había de dejar atrás con
existía legalmente. La esclavitud, por tanto, ten gran celeridad al de los sureños. El asiento real
dría que ser formalmente internada; pero la ex del poderío político del Sur po/ lo tanto se
pansión continua del territorio y la permanente transfiere cada vez más al senado [norte] ame
extensión de la esclavitud allende sus viejos lí ricano, donde cada estado, sea grande o peque
mites constituyen una ley vital para los estados ña su población, está representado por dos se
esclavistas de la Unión. nadores. Para mantener su influencia en el se
El cultivo de los artículos sureños de expor nado, y a través del senado su hegemonía sobre
tación, algodón, tabaco, azúcar, etc., realizado los Estados Unidos, el Sur por consiguiente ne
por esclavos, sólo es remunerativo mientras sea cesitaba una formación continua de nuevos esta
practicado por grandes cuadrillas de esclavos, dos esclavistas. Esto, sin embargo, sólo era posi
en escala masiva y sobre vastas superficies de ble mediante la conquista de países extranjeros,
un suelo naturalmente fértil, que sólo requiere como en el caso de Tejas, o por la transforma
trabajo simple. El cultivo intensivo, menos de ción de los territorios pertenecientes a los Esta
pendiente de la fertilidad del suelo que de la dos Unidos en territorios esclavistas, primero,
inversión de casita!, inteligancia y energía del y luego en estados esclavistas, como en el caso
trabajo, es contrario a la naturaleza de la es de Missouri, Arkansas, etc. John Calhoun, (53) a
clavitud. De aquí la rápida transformación de quien los esclavistas admiran como a su estadista
estados como Maryland y Virginia, que antaño par excellence, (54) manifestó ya el 19 de fe
empleaban esclavos para producir artículos de brero de 1847 en el senado que esta corpora
exportación, en estados que crían esclavos para ción sola ponía el equilibrio del poder en manos
exportarlos a las regiones ubicadas más al sur. del Sur; que la extensión del territorio esclavis
Incluso en Carolina del Sur, donde los esclavos ta era necesaria para preservar este equilibrio
constituyen los cuatro séptimos de la población, entre el Sur y el Norte en el senado, y que,
el cultivo del algodón desde hace años está com por lo tanto, se justificaban los intentos del Sur
pletamente estacionado, a causa del agotamien de crear nuevos estados esclavistas por la vio
to del suelo. Sí, Carolina del Sur,, por la fuerza lencia.
de las circunstancias, ya se ha transformado Por último, el número de los verdaderos es
parcialmente en un estado criador de esclavos, clavistas en el Sur no pasa de 300.000, una re
pues por año vende esclavos por valor de cua ducida oligarquía ante la cual se hallan muchos
tro millones de dólares a los estados del extremo millones de los llamados “blancos pobres” (poor
Sur y del Suroeste. (51) Una vez que se ha al whites), cuya masa crece constantemente por501234
canzado este punto, la adquisición de nuevos
territorios se torna necesaria, a fin de que una
parte de los esclavistas pueda equipar con los (50) Free-soil, literalmente suelo libre, se de
esclavos nuevas plantaciones fértiles, y con ello nominaba al territorio en el cual la esclavitud
te cree un mercado de cría de esclavos, por en estaba prohibida.
de de venta de éstos, para la parte que ha per (51) Tal como en el caso de la denomina
manecido en los lugares de origen. No existe ción “Noroeste” —ver nota 8— debe tenerse en
cuenta que el término “Suroeste” no designa aquí
duda alguna, por ejemplo, de que sin la adqui a los estados que actualmente se hallan en la
sición de Louisiana, Missouri y Arhansas por los región suroccidental de los Estados Unidos, sino
Estados Unidos, hace tiempo que la esclavitud a Arkansas, Louisiana, Tejas.
se hahría extinguido en Virginia y Maryland. (52) Robert Augustus Toombs (1810-1885),
En el Congreso Secesionista de Montgomerv, el adalid de la esclavitud, renunció en 1861 a su
cargo de senador para plegarse a los secesionis
senador Toombs. (52) uno de los voceros del Sur, tas. Fue secretario de estado de la Confederación.
formuló contundentemente la ley económica que (53) John Caldwell Calhoun (1782-1850),
rige la constante expansión del territorio de la plantador sureño, ocupó altos cargos en el go
esclavitud: “Si no se produce —aseveró— un bierno norteamericano (vicepresidente, secreta
gran aumento del territorio esclavista, dentro de rio de defensa, más tarde de estado). En el
senado defendió tenazmente la causa de los
quince años habrá que permitir a los esclavos esclavistas, y fue un precursor de la secesión de
que huyan de los blancos, o los blancos tendrán los estados del Sur.
que huir de los esclavos.” (54) por antonomasia
» a ®. a* CtUADKnNO® t » MAttOMA'
obra de la concentración de la propiedad de la por encima del poder de los jefe* demócratas f
tierra y cuya situación sólo puede compararse sólo hubiera provocado la deserción de *u ejér
con la de los plebeyos en la época de la más cito hacia el campo republicano. Al partido es
extrema decadencia de Roma. Sólo mediante la clavista, por otro lado, no le podía bastar con
adquisición, o las perspectivas de adquisición, la “soberanía de los pobladores”, defendida por
de nuevos territorios y por medio de expediciones Douglas. Lo que ese partido quería obtener te
piratas es posible conciliar los intereses de estos nía que lograrse en los cuatro años siguientes,
‘ blancos pobres” con los de los esclavistas, brin bajo el nuevo presidente; sólo podía obtenerse
dar una salida inofensiva al ansia de acción que m ediantílos recursos del gobierno federal y no
anima a aquéllos y volverlos dóciles gracias a la toleraba demora ulterior alguna. No escapaba
esperanza de algún día transformarse ellos mis a la comprensión de los esclavistas que se har
mos en dueños de esclavos. bía formado un nuevo poder, el Noroeste, cuya
El confinamiento estricto de la esclavitud población, que entre 1850 y 1860 casi se había
dentro de su viejo territorio, pues, tenía que duplicado, ya poco menos que se equiparaba a
producir, con arreglo a la ley económica, su la población blanca del Sur; un poder que ni
paulatina extinción; en la esfera política, ani por tradición o temperamento, ni por modo de
quilar la hegemonía que los estados esclavistas vida, se inclinaba a dejarse arrastrar de compro
ejercen a través del senado, y, finalmente, ex miso en compromiso, a la manera de los viejos
poner a la oligarquía esclavista, dentro de sus estados norteños. La Unión aún tenía valor pai
propios estados, a amenazantes peligros por el ra el Sur sólo en tanto el poder federal le sir
lado de los “blancos pobres”. Con el principio viera como medio para la ejecución de la polí
de que toda extensión ulterior de los territorios tica esclavista. En caso contrarío, más le valía
esclavistas debía prohibirse por ley, los republi provocar abora el rompimiento, en lugar de con
canos, pues, atacaban en sus raíces el poder de templar durante cuatro años el desarrollo del
los propietarios de esclavos. La victoria electo Partido Republicano y el ascenso del Noroesta
ral republicana, por consiguiente, debía apare-, y comenzar la lucha bajo condiciones más des
jar la lucha abierta entre el Norte y el Sur. De favorables. Por ello el partido esclavista jugó
todos modos, esta victoria electoral, como ya se va banque! (56) Cuando los demócratas del
ha señalado, estaba condicionada por la escisión Norte se negaron a seguir desempeñando el pa
en el campo demócrata. pel de los “blancos pobres” sureños, el Sur pro
vocó la victoria de Lincoln por medio de la dir
La lucha de Kansas ya había provocado una
visión de los sufragios, y luego tomó esta victo
división entre el partido esclavista y sus aliados
los demócratas del Norte. La misma lucha es ria como pretexto para desenvainar la espada.
talló ahora, con motivo de la elección presiden El movimiento entero se fundaba y *e fun
cial de 1860, en una forma más general. Los da, como se ve, en la cuestión de la esclavitud.
demócratas norteños, con Douglas como su can No en el sentido de si en los actuales estado»
didato, lograron que la introducción de la escla esclavistas deben ser liberados directamente lo*
vitud en los territorios dependiera de lo que esclavos o no, sino en el de si los veinte millone*
decidiese la mayoría de los pobladores. El par de hombres libres del Norte deben seguir subor
tido de los esclavistas, con Rreckinridge 155) co dinados a una oligarquía de 300.000 dueño» de
mo candidato, sostiene que la Constitución de esclavos; de si los enormes territorios de la re
los Estados Unidos, tal como también lo ha de pública deberán convertirse en semillero* de es
clarado la Corte Suprema, establece la legali tados libres o de la esclavitud; finalmente, de
dad de la esclavitud; ésta ya es legal en sí v si la política nacional de la Unión debe enarbo
para sí en todos los territorios y no requiere lar la bandera de la propagación armada de la
ninguna naturalización especial. Mientras que esclavitud en México, América Central y del
los republicanos, pues, prohibieron todo aumen Sur. [. ..]
to de los territorios esclavistas, el partido sure IMKW, Barnt XV. S. .134-338.156
ño reivindica como dominios legalmerite garanti
zados todos los territorios de la república. Ix»
que, pongamos por caso, procuraron hacer con (55) John Cabell Rreckinridge (1821-1875),
Kansas —imponer la esclavitud en un territo vicepresidente de Estados Unidos entre 1857 y
rio, gobierno federal mediante, contra la volun 1861, se plegó a la Confederación en esta última
tad de los propios pobladores— ahora lo pro fecha; secretario de guerra de los secesionistas
en 1865.
claman como ley para todos los territorios de (56) “¡está en juego la banca!” Jugar v a
la Unión. Una concesión de esta índole estaba b a n q u * significa arriesgarlo todo a una sola carta.
N U M sna i s / ju n io te sa p a o . as
LA INTERVENCIÓN EN MÉXICO / I / ,5,)
Londres, 7 de noviembre de 1861. Francia y España, se oponían a una cruzada
contra México bajo mando inglés.
El “Times” de hoy publica un editorial, en El 24 de setiembre el “Moniteur” privado
»u conocido estilo abigarradamente calidoscópi de Palmerston, el “Morning Post”, (65) comu
co, afectadamente humorístico, en torno a la nicó los pormenores de un convenio que habian
incursión ordenada por el gobierno francés en concluido Inglaterra, Francia y España para una
Dappental y a la protesta suiza contra esta vio intervención conjunta en México. Al día siguien
lación de su territorio. El oráculo de Printing te la “Patrie” (66) negó la existencia de tal
House Square (58) recuerda cómo, en la época acuerdo. El 27 de setiembre el “Times” refutó
de la lucha más intensa entre los fabricantes y
los terratenientes ingleses, se hacía que niños
pequeños, empleados en las fábricas, arrojaran
agujas en las partes más delicadas de la maqui (57) Este artículo de Marx, que reproduci
mos íntegramente, apareció por primera vez en
naria para detener por completo el movimiento “Die Presse”, el 12 de noviembre de 1861. Co
de los poderosos autómatas. La maquinaria es mo se recordará, en ese mismo año Francia, In
Europa; el niño pequeño, Suiza, y la aguja que glaterra y España intervinieron en México, so
ésta arroja en el autómata de tranquilo funcio pretexto de los desórdenes Internos de ese país
y de la moratoria externa que, ante las dificul
namiento es. .. la incursión de Luis Bonaparte tades provocadas por la insurrección reacciona
en su territorio o, más bien, el clamor de aqué ria, se había visto obligado a decretar el gobier
lla contra tal incursión. De tal modo la aguja no de Juárez. En abril de 1862 los gobiernos de
se transforma súbitamente en el grito provocado Inglaterra y España, ul no poder solucionar las
diferencias surgidas entre ellos y Napoleón III,'
por el pinchazo de la misma, y la metáfora en retiraron sus tropas. Los franceses ocuparon Ciu
una bufonada contra el lector que esperaba una dad de México (1863) y proclamaron empera
metáfora. El “Times” se regocija además con su dor al archiduque austríaco Maximiliano (1864),
propio descubrimiento de que Dappental consta pero la tenaz resistencia armada del pueblo me
xicano y, en parte, la presión del gobierno de
de una sola aldea, llamada Cressoniéres. Finaliza Estados Unidos, que no deseaba competidores
su breve artículo contradiciendo completamente en su zona de influencia y que ya había solu
lo afirmado al comienzo. ¿ Por qué, exclama, ha cionado su principal problema interno, los obli
cer tanto ruido con esta bagatela suiza infinita garon finalmente a abandonar el país (1867).
(58) Plaza de Londres donde se encuentra
mente pequeña, cuando en la próxima primave la redacción del “Times”.
ra arderá Europa por los cuatro costados? A no (59) Henry John Temple Palmerston (1784-
olvidarse de que Europa era hace poco un au 1865), que desde 1809 integró repetidas veces
tómata bien regulado. El artículo parece carecer y en diferentes cargos el gabinete británico,
fue entre 1855 y' 1865, salvo un breve intervalo,
totalmente de sentido, pero sin embargo lo tie primer ministro; uno de los políticos más cor-
ne. Es una manifestación de que Palmerston (59) dialmento odiados por Marx, quien le dedicó, en
ha dado carte blanehe (60) en el incidente sui tre otros numerosos artículos, una famosa serie
zo a su aliado de allende el Canal. La acla en el “Peoplc’s Paper”, el periódico cartista.
(60) carta blanca
ración de esta declaración (61) se encuentra (61) Juego de palabras no enteramente tra
en la descarnada noticia publicada por el “Mo- ducible: die Erklärung dieser Erklärung; en el
niteur”, (62) según el cual Inglaterra, Francia primer caso la palabra Erklärung significa a c e
y España concluyeron el 31 de octubre un con ración o explicación; en el segundo declaración.
(62) “Le Moniteur Universel” era el perió
venio para una intervención colectiva en Méxi dico oficial del gobierno francés.
co. Tan lejos como está el cantón de Vaud de (63) Dappental, la zona suiza que había ocu
Veracruz, están de cerca el artículo del “Times” pado Napoleón III, queda en el cantón de Vaud.
sobre el Dappental y la noticia del “Moniteur” (64) La guerra de agresión desencadenada
en octubre de 1859 por España contra Marrue
sobre México. (63) cos, finalizó en abril de 1860 con el pago a la
Puede creerse que Luis Bonaparte haya in primera de una contribución en metálico y con
cluido la intervención en México entre las mu cesiones territoriales menores. En marzo de 1861
chas posibilidades que permanentemente tiene a el gobierno conservador de la República Domi
nicana resolvió la “unión” del país con España,
su disposición para distraer al pueblo francés. situación que se prolongó hasta la revolución in-
Es seguro que España, cuyos baratos éxitos en dependentVta de 1865.
Marruecos y Santo Domingo se le Van subido (65) En la época en aue Marx escribía estas
a la cabeza, (64) sueña con una restauración líneas el “Morning Post’’ (que apareció desde
1772 hasta 1937) ocupaba una posición whig de
en México. Pero es indiscutible que el proyecto derecha.
francés aún no había madurado y que ambas, (66) Periódico bonapartista francés.
(
rf
a la “Patrie”, sin nombrarla. Según el artículo Indudablemente, el medio más original éa
del “Times”, Lord Russell (67) comunicó al go fortalecer a un gobierno consiste en el secues
bierno francés la decisión inglesa de intervenir, tro de sus ingresos y territorios por la violen
a lo cual monsieur Thouvenel (68) respondió cia. Por otra parte, la mera ocupación d e lo»
que el Emperador de los Franceses había llega puertos y la percepcl* n de los derechos en aqué
do a similar determinación. Ahora le tocaba el llos sólo puede hacer que el gobierno mexicano
turno a España. El gobierno español manifestó establezca una línea aduanera más hacia *J
en un órgano oficioso que se proponía intervenir interior del país. De esta manera se duplicar
en México, pero de ningún modo junto a Ingla ía n los derechos de importación sobre mercan
terra. Las desmentidas llovieron. El “Times” ha cías extranjeras y los de exportación sobre mer
bía anunciado categóricamente que “el presi caderías americanas; de hecho, la intervención
dente de la Unión [norte]americana había dado satisfaría los reclamos de los acreedores euro
su anuencia plena a la expedición proyecta peos mediante exacciones sobre el comercio e u
da”. (69) Apenas esta noticia alcanzó la orilla ropeo-mexicano. El gobierno mexicano sólo pue
opuesta del Atlántico, cuando todos los órganos de volverse solvente por obra de la consolidap
de gobierno [norte]americano la estigmatizaron ción interior, y sólo puede consolidarse inter
como un embuste, ya que el presidente Lincoln namente en tanto se respete su independenr
está con —no contra— México. De todo esto cia en lo exterior.
se infiere que el plan de la intervención, balo
su forma actual, se originó en el gabinete de Si se contradicen entre sí los objetivos pre
St. James. (70) suntos de la expedición, tanto más se contra-
No menos enigmáticas y contradictorias que dicen los supuestos medios de alcanzar esos s u
las manifestaciones sobre el origen del acuer puestos fines. Los propios órganos guberna
do fueron las declaraciones acerca de sus fines. mentales ingleses admiten que tal o cual cosa
Un órgano de Palmerston, el “Morning Post”, sería realizable por medio de una intervención
anunció que México no era un estado organi unilateral de Francia o de Inglaterra o da
zado, con un gobierno que existiera, sino una España, pero que todo se vuelve irrealizable
simple guarida de bandidos. Como tal había que si se trata de una intervención colectiva de eso»
tratarlo. La expedición se proponía sólo una estados.
cosa: satisfacer a los acreedores de México en Recuérdese que en México el Partido Libe
Inglaterra, Francia y España. (71) A este ob ral bajo Juárez, el presidente oficial de la repú
jeto las fuerzas combinadas ocuparían los prin blica, controla actualmente casi todos los pun
cipales puertos mexicanos, percibirían los dere tos del país; que el partido católico, encabe-678901
chos de exportación e importación en la cos
ta de México y retendrían esta “garantía ma
terial” hasta que todos los reclamos por deudas
quedaran satisfechos. (67) Lord John Russell (1792-1878), político
El otro órgano palmerstoniano, el “Times”, liberal, ocupó diversos cargos en el gabinete bri
declaró, por el contrario, que Inglaterra, a tánico, incluso el de primer ministro; “pacificó”
a Irlanda; entre 1859 y 1865 fue secretario do
causa de una prolongada experiencia, se había asuntos exteriores.
vuelto “insensible ante el desvalijamiento prac (68) Édouard-Antoine Thouvenel (1818-1866),
ticado por México, país en quiebra”. No se tra canciller de Napoleón III entre 1860 y 1862.
taba de los intereses privados de los acreedo- (69) Seguimos aquí el texto de la versión
rees, sino que “esperaban que la mera presen alemana, hecha por el propio Marx, de esta ci
cia de una escuadra combinada en el Golfo de ta del “Times”. El original inglés, tal como lo
México y la ocupación de algunos puertos, bas reproduce Marx en el artículo siguiente de esta
recopilación, presenta algunas diferencias do
tarían para urgir al gobierno mexicano a rea menor entidad.
lizar nuevos esfuerzos en aras del mantenimien (70) El palacio de St. James es la residen
to de la paz interna y forzarían a los descon cia londinense del rey.
tentos a que practicaran una forma de oposi (71) Hacia 1861 los acreedores británico»,
ción más constitucional que el bandidaje”. (69) franceses y españoles reclamaban al gobierno
mexicano sumas que, según una estimación, as
Según esto, pues, la expedición se realiza cendían a algo más de 73 millones de dólares.
ría en apoyo del gobierno oficial mexicano. Al Vale la pena hacer notar que de esa cantidad
mismo tiempo, empero, el “Times” insinuaba sólo 263.490 dólares, esto es, poco más del 0,3%,
que “la capital de México es suficientemente correspondían legalmente a los acreedores fran
ceses, pese a que, a pretexto de las deudas, fi
salubre, caso que sea necesario internarse tan nalmente fue Francia la principal potencia in
to”. (69) terventora.
NUMERO 14 / JU N IO 1968 RAO. -■
xado por el g en eral M á r q u e z , (7 2 ) ha e x p e ri Se tra ta , p u e s, s im p le m e n te de a p lic a i a
m e n ta d o una d e rro ta tra s o tra , y que la cua lo s e s ta d o s de A m é ric a , m e d ia n te una nueva
d rilla de b a n d id o s o rg a n iz a d a por ese p a rtid o S a n ta A lia n z a , la te s is según la cual é s ta se
ha s id o e m p u ja d a h a c ia la s s ie r ra s de Q u e ré - c o n s id e ra b a lla m a d a a in te rv e n ir en la s re la
ta ro y depende de una a lia n z a con e l je f e in c io n e s g u b e rn a m e n ta le s in te rn a s de lo s p a ís e s
d io de la z o n a , M e j í a . (7 3 ) L a ú ltim a e sp e ra n - e u ro p e o s . E l p r im e r p la n d e e s ta ín d o le fu e p r e
xa del p a rtid o c a tó lic o e ra la in te rv e n c ió n es p a ra d o por C h a te a u b ria n d p a ra lo s R o rb o n e i
p a ñ o la . d e E s p a ñ a y F ra n c ia , e n la é p o c a d e la R e s ta u
ra c ió n . F u e f r u s tr a d o p o r C a n n in g y por M on-
“El ú n ic o p u n to -— d i c e el « T im e s» — re s
ro c , e l p re s id e n te d e lo s E s t a d o s U n id o s , q u ie n
p e c to al cual p o s ib le m e n te pueda e x is tir una
d e c la ró in te rd ic ta to d a in tr o m is ió n ru ro p ea en
d ife re n c ia e n tre n o s o tro s y n u e s tro s a lia d o s , se
lo s a s u n to s in te rn o s de lo » e s ta d o s a m e ric a
re fie re al g o b ie rn o de la re p ú b lic a . In g la te rra
n o s. D e s d e e n to n c e s la U n ió n [ n o rte ]a m e ric a n a
d e s e a ría d e ja rlo en m anos d e l P a rtid o L ib e ra l,
c o n s id e ró s ie m p re la D o c trin a de M o n ro e co
m ie n tra s que F r a n c ia y E spaña son so sp ech o
mo le y in te r n a c io n a l. La p re s e n te g u e r r a c iv il,
sas de p a rc ia lid a d por la re c ié n d e rrib a d a do
e m p e ro , c re ó la s itu a c ió n p ro p ic ia p a ra que
m in a c ió n e c le s iá s tic a . S e r ía s in g u la r, q u e F ran
la s m o n a r q u ía s e u ro p e a » s e n ta ra n un p re c e d e n
c ia se p r e s e n ta r a s im u ltá n e a m e n te e n el V ie jo y
te de in te rv e n c ió n , so b re el m al puedan L in
en el N u e v o M undo c o m o p ro te c to ra d e sac e r
d a rse m ás t a r d e . (7 5 ) E s te c o n s titu y e el v e r
d o te s y b a n d id o s . (6 9 ) E x a c ta m e n te así co
d ad ero o b je tiv o de la In te rv e n c ió n a n g lo -fra n c o
m o e n I t a l i a lo s p a r t i d a r i o s d e F r a n c i s c o I I (7 4 )
e s p a ñ o la . Su re s u lta d o in m e d ia to s ó lo puede
e ra n p e rtre c h a d o s en R om a p a ra su tra b a jo
— c o n s is te n te en to m a r a N á p o le s in g o b e rn a y ha de s e r la re s ta u ra c ió n de la a n a rq u ía , y a
b le — , e n M é x ic o la s c a rre te ra s , e in c lu s o la s en v ía s d e e x tin c ió n , e n M é x ic o ,
c a lle s de la c a p ita l, e s tá n in fe s ta d a s de b a n d i Al margen, en general, de todo* los prin
dos a lo s c u a le s e l p a r t i d o c le ric a l tie n e p ú b li cipios del derecho de gente», tiene para Euro
c a m e n te p o r s u s a m ig o s .”
pa una gran trascendencia el hecho de que In
|Y es ju s ta m e n te p o r esa ra z ó n , q u e In g la glaterra, a través de concesiones en el domi
te rra fo rta le c e al g o b ie rn o lib e ra l al e m p re n nio de la política continental, haya comprado
der ju n to a F ra n c ia y E spaña una c ru z a d a la subordinación de Luis Ronaparte en la ex
c o n t r a é l; q u e t r a t a d e s o f o c a r la a n a r q u ía , p r o pedición mexicana.
p o rc io n a n d o al a g o n iz a n te p a rtid o c le ric a l tro
p a s a lia d a s d e re fre s c o p ro c e d e n te s d e E u ro p a 1 IMKW, Stand XV, a sdt sesi72345
L as c o s ta s de M é x ic o , p e s tile n c ia le s com o
s o n , s a lv o d u ra n te lo s b re v e s m eses in v e rn a le s , (72) El general I^ionardo Márquez, en un
s ó lo pueden ser m a n te n id a s m e d ia n te la con tiempo partidario do Santa Atina, «»tuvo al fren
q u is ta d e l p a ís m is m o . P e r o u n te r c e r ó r g a n o g u te del partido conservador en la revuelta de
b e r n a m e n ta l in g lé s , e l “ E c o n o m is t” . d e c la r a q u e
1859-60 contra el gobierno de Juárez y apoyó
desde un principio a Maximiliano. Esta le dio
la c o n q u is ta d e M é x ic o es im p o s ib le . distintos destinos diplomático» y. y» al filo del
hundimiento del “imperio", lo designó jefe del
“Si con un e jé rc ito in g lé s se le q u ie re im estado mayor y por último llautanant d« l'empire.
poner — d ic e el p e rió d ic o — un p rín c ip e b ritá
(73) Tomás Mejía (¿18127-1867), general reac
n ic o , se p r o v o c a r á con e llo l a ira m á s v iru le n cionario, participó activamente en las operacio
ta d e lo s ^ E s ta d o s U n id o s . L o s c e lo s d e F r a n c i a nes militares de los intervencionistas contra el
h a ría n im p o s ib le u n a c o n q u is ta d e t a l ín d o le , y gobierno de Juárez (tomas de Morelln, Queréta-
no y Tamaulipas). Fue derrotado en Matamoros
el p ro y e c to s e r ía re c h a z a d o rá p id a m e n te , casi
(junio de 1866) y finalmente fusilado por trai
p o r u n a n im id a d , ta n p r o n t o c o m o s e le p r e s e n dor, el 19 de junio de 1867, junto a Maximiliano.
ta s e a un p a rla m e n to in g lé s . I n g l a t e r r a , p o r s u
(74) Francisco II (1836-1894), último rey de
la d o , no puede c o n fia r a F ra n c ia el g o b ie rn o Nápoles, fue expulsado del reino (1860) por las
d e M é x ic o . D e E s p a ñ a , m á s v a le n i h a b la r.” fuerzas revolucionarias al mando de Garibaldi
y abdicó al año siguiente.
Toda la e x p e d ic ió n es p u e s un c a m e lo , cu
(75) Como se recordará, hubo precedentes
y a c la v e n o s la p r o p o r c io n a la “ P a tr i e ” c o n la s de esa naturaleza mucho antes de la Guerra de
s ig u ie n te s p a la b ra s : “El c o n v e n io re c o n o c e la Secesión. Ya promulgada 'a Doctrina Monroe,
n e c e s id a d de in s ta la r en M é x ic o un g o b ie rn o Estados Unidos se había abstenido de obstacu
lizar varias intervenciones europeas que no le
fu e rte , que pueda m a n te n e r a llí la tra n q u ili
sionaban directamente sus intereses, como la
d a d y el o rd e n ” . ocupación británica de las Malvinas.
*• euA O M N O * O » 14t u r w t
LA INTERVENCIÓN EN MÉXICO /II/ <">
Londres, 8 de noviembre de 1861. el artículo del “Times”, rechazaron desde Imm
tiempo esta aseveración.
La proyectada intervención en México por Por ende es seguro, y así lo ha admitido
parte de Inglaterra, Francia y España es, en expresamente “The Times”, que la intervención
mi opinión, una de las empresas más mons conjunta en su forma actual es de cur> inglés,
truosas jamás registradas en los anales de la vale decir palmerstoniano. A España la arras
historia internacional. Se trata de un ardid de tró a adherirse la presión francesa, y a Francia
típico sello palmerstoniano, que pasma al pro se le persuadió mediante concesiones en el cam
fano por la insania en cuanto al objetivo y la po de la política europea. En este aspecto es
imbecilidad en lo relativo a los medios emplea una coincidencia sugestiva que “The Times” del
dos, insania e imbecilidad que parecerían en 6 de noviembre, en el mismo número donde »#
teramente incompatibles con la conocida capa anuncia la conclusión en París de un acuerdo
cidad del viejo maquinador. para la intervención conjunta en México, pu
Es probable que, entre las muchas cartas blique simultáneamente un editorial donde s«
que Luis Bonaparte, para distraer al público trata con mofa y exquisita contumelia la pro
francés, está obligado a tener permanentemen testa de Suiza contra la reciente invasión de su
te en la manga, pueda haber figurado una ex territorio, o sea el Dappental, por una fuerza
pedición a México. Es seguro que España, a militar francesa. Como retribución por su ca
cuya nunca muy firme cabeza se le han su maradería en la expedición mexicana, Luis Bo-
bido sus baratos éxitos recientes en Marruecos naparte ha obtenido carte blanche para sus pro
y Santo Domingo, sueñe con una restauración yectadas intrusiones en Suiza y, quizás, en otras
en México. Pero, con todo, lo seguro es que al partes del continente europeo. Las tratativas
plan francés le faltaba mucho para madurar, y entre Inglaterra y Francia acerca de estos pun
que tanto Francia como España se resistían*, tos se prolongaron durante setiembre y octubre
enérgicamente a una expedición conjunta en enteros.
México bajo guía británica. No existe en Inglaterra nadie que desee una
El 24 de setiembre, el “Moniteur” priva intervención en México, salvo los tenedores do
do de Palmerston, el “Morning Post” londinen títulos mexicanos, quienes, empero, nunca pu
se, hizo el primer anuncio pormenorizado del dieron gloriarse de ejercer el mínimo ascendien
plan a seguir en la intervención conjunta, con te sobre el sentir de la nación. De aquí la difi
arreglo a los términos de un tratado recién con cultad de volver aceptable al público el plan
cluido, según dice, entre Inglaterra, Francia y palmerstoniano. El mejor medio era aún, pues,
España. Esta declaración casi no había cruza desconcertar al elefante británico por medio de
do el canal cuando el gobierno francés, median declaraciones contradictorias, procedentes del
te las columnas de la “Patrie”, le daba un enér mismo laboratorio, mixturadas con los mismos
gico mentís. El 27 de setiembre el “Times” de materiales, pero diferentes en las dosis adminis
Londres, el órgano nacional palmerstoniano, tradas al animal.
rompió por primera vez en un editorial el si El “Morning Pust”, en su edición del 24 de
lencio acerca del proyecto, contradiciendo, aun setiembre, anunció que no habría “guerra te
que sin citarla, a “La Patrie”. El “Times” ase rritorial alguna en México”, que lo único que
guró incluso que el conde Russell había comu estaba en discusión eran las reclamaciones mo
nicado al gobierno francés la decisión adoptada netarias al erario mexicano; que “sería impo
por Inglaterra de intervenir en México, y que sible tratar con México como un gobierno es
monsieur de Thouvenel replicó que el Empera tablecido y organizado” y que, consecuente
dor de los Franceses había llegado a una con mente, “los principales puertos mexicanos se
clusión similar. Entonces le tocó el turno a Es rían ocupados temporariamente y secuestradas
paña. Un periódico oficioso de Madrid, aunque sus rentas aduaneras”.
confirmó la intención española de entremeterse El “Times” del 27 de setiembre declaró, por76
en México, repudió al mismo tiempo la idea
de una intervención conjunta con Inglaterra,
Los dementis (77) no estaban agotados aún. (76) El presente artículo de Marx, que en
“The Times” había afirmado categóricamente buena parte es una ampliación del anterior, se
publicó el 23 de noviembre de 1861 en el perió
que “el presidente [norte]americano había dado dico norteamericano “New-York Daily Tribune”.
su anuencia plena a la expedición”. Todos los L® reproducimos íntegramente
periódicos [norte]americanos que mencionaron (77) desmentida*
(96) Derby alude al bloqueo de los puertos de U$S 191.000.000 en 1860 a tan sólo U$S 4 mi
de la Confederación, proclamado por Lincoln en llones en 1862.
abril de 1861 y puesto en práctica alrededor de (97) El presente artículo apareció en el
“New-York Daily Tribune” el 10 de marzo de
julio. El Norte empleó unas 600 embarcaciones 1862. Salvo error u omisión, fue el último tra
en el bloqueo, que resultó altamente efectivo: se bajo de Marx publicado en ese periódico.
estima que en 1861 las posibilidades de captura (98) Se trata de la “Correspondence Rela-
eran de 1 en 10; en 1864 de 1 en 3. En virtud, tive to the Affairs of México” (Correspondencia
en gran medida, de esas operaciones, el valor referente a los asuntos de México), editada en
de las exportaciones algodoneras del Sur cayó Londres.
intercambiados entre Downing Street (99) y los no destinados a trascender internacionalmente,
representantes británicos en México, aportaré la sino específicamente para uso parlamentario. Pre
prueba irrebatible de que la actual confusión para así el 16 de enero un informe en el que
es de origen inglés; de que Inglaterra tomó la se pregunta, en tono bastante iracundo, acerca
iniciativa de concretar la intervención y de que de la iniciativa unilateral emprendida por Es
lo hizo bajo los pretextos más deleznables y con paña. Las dudas y escrúpulos, que durante más
tradictorios, para solapar los motivos reales pero de un mes habían dormitado en su interior y
inconfesos de su actuación. Esta ruindad con ni siquiera dieron síntomas de vida durante su
que se aplicaron los medios más abominables entrevista personal con el señor Istúriz el 7 de
para iniciar la intervención mexicana, sólo es enero, perturban repentinamente los sueños pla
superada por la imbecilidad senil en cuyo mar centeros de este estadista candoroso, sincero y
co el gobierno británico pretende estar sorpren crédulo. El señor Istúriz se siente como tocado
dido y trata de escurrir el bulto ante la pues por un rayo y, en su respuesta fechada el 18
ta en práctica de la ignominiosa intervención de enero, le recuerda algo irónicamente a Su
por él mismo planeada En primer término con Excelencia las oportunidades desperdiciadas por
sideraré el aspecto de la cuestión mencionado éste de dar rienda suelta a su retardada cólera.
últimamente. En verdad, cuando Istúriz adopta, en su justi
El 13 de diciembre de 1861 el señor Istú- ficación de la iniciativa tomada por España, el
riz, ÜOO) embajador español en Londres, presen mismo aire de candor que Lord John Russell
tó a John Russell una nota con las instruccio aparentó en su demanda de una explicación, le
nes que el capitán general de Cuba había re paga a Su Excelencia en su misma moneda. “El
mitido a los comandantes españoles que estaban capitán general de Cuba”, dice el señor Istúriz,
al frente de la expedición mexicana. John Rus “llegó demasiado temprano a Veracruz porque
sell se desentendió de la nota y guardó silencio. temía arribar demasiado tarde.” “Además —y
El 23 de diciembre el señor Istúriz le dirige una aquí agracia a Lord John Russell con una in
nueva nota, donde explica las razones que lle directa—, la expedición desde hace tiempo esta
varon a la expedición española a abandonar Cu ba preparada en todos los aspectos”, aunque
ba antes de la llegada de las tropas inglesas y el capitán general, hasta mediados de diciembre,
francesas. John Russell pasa por alto una vez “ignoraba los detalles del convenio y el punto
más la nota y permanece mudo. El señor Istúriz, fijado para el encuentro de las escuadras.” El
en el afán de verificar si esta silenciosa reserva convenio no había sido firmado hasta el 20 de
—mantenida, durante un tiempo inusualmente noviembre. Si el capitán general ya tenía “pre
prolongado, por el en otros casos tan elo parada en todos sus aspectos” su expedición,
cuente descendiente de la casa fie Redford— desde hace tiempo, “antes de mediados de di
puede significar algo ominoso, solicita insisten ciembre”, entonces las órdenes que originaria
temente una entrevista personal, que se le con mente le dirigieron desde Europa para el co
cede y tiene lugar el 7 de enero. En ese mo mienzo de la expedición, no aguardaron a la fir
mento John Russell ya hacía más de un mes que ma del tratado. En otras palabras, el concierto
estaba al tanto de la apertura unilateral de las original entre las tres potencias y las medidas
operaciones, por parte de España, contra Mé adoptadas para su ejecución, no esperaron al
xico. Había transcurrido casi un mes desde el tratado y se diferenciaban en sus “detalles” de
momento en que el señor Istúriz le había infor lo establecido en éste; el convenio, desde un prin
mado oficialmente de este acontecimiento. A cipio, no estaba ideado como una guía para 910
pesar de todo, John Russell, en su entrevista (99) A la Downing Street —una de las ca
personal con el embajador español, no dejó es lles céntricas de Londres— dan varios edificios
capar una sola palabra que pudiera expresar el del gobierno británico; en el n9 10 queda la se
menor desagrado y asombro por “los precinita- de del gabinete.
dos pasos dados por el general Serrano”. (101) (100) Francisco Javier de Istúriz (1790-1871),
político liberal español, fue presidente de las
Sus manifestaciones ante el señor Tstúriz no da cortes (1823), presidente del consejo (1836), jefe
ban la menor impresión de que todo era injusto del gobierno (1838, 1846 y 1848) y embajador de
y de que el proceder español era reprobado por su país en Inglaterra (1848, 1850-54 y 1858-62);
el gobierno británico. El orgullo castellano del en sus últimos años se hizo conservador.
(101) Francisco Serrano y Domínguez (1810-
señor Istúriz, naturalmente, ni le dejó pasar por 1885), capitán general de la entonces colonia es
la cabeza que los poderosos aliados de España pañola de Cuba (1859-62). Participó en el levan
sólo jugaban con ella v la habían convertido en tamiento de O’Donnell (1856) y, como jefe de la
su mero instrumento. Empero, el período de se Unión Liberal, en la revolución de 1868. Fue re
siones del parlamento se aproximaba y John gente desde 1869 hasta el advenimiento de Ama
deo I en 1871 y varias veces jefe del ejecutivo
Russell había de redactar una serie de informes entre 1868 y 1874.
ftCtu&r, fino «»lamente como fórmula decoros», En un despacho del 20 de enero » Lord Cor-
necesaria para conciliar a la opinión pública con ley, (103) embajador inglés en París, le remi
«1 nefando plan. El 23 de enero John Russell le te una reseña de su entrevista con el conde
responde al señor Istúriz en una nota bastante Flahault. El día anterior, el 19 de enero, redac
agria, donde le da a entender que “el gobier tó un despacho a Sir F. Crampton, (104) el
no británico no se puede dar completamente embajador inglés en Madrid; el documento
por satisfecho con la explicación dada”, pero constituye una mezcla singular de hipocresía
que a la vez no cree a España capaz de la es santurrona, dirigida al parlamento británico, e
túpida impertinencia de ser tan audaz como pa insinuaciones solapadas para la corte de Ma
ra obrar contra Inglaterra y Francia. Lord John drid acerca del valor real del lenguaje liberal
Russell, que durante un mes entero estuvo tan al que recurre tan abiertamente. “El comporta
aletargado, tan inactivo, de súbito se vuelve vi miento del mariscal Serrano”, afirma, “presumi
vacísimo y despejadísimo, apenas se aproxima blemente provocará cierto malestar”, no sólo de
rápidamente el período de sesiones del parla bido a la prematura partida de la expedición
mento. No hay tiempo que perder. El 17 de española desde 1.a Hahana, sino también “a
enero mantiene una entrevista personal con el causa del tono de la proclama emitida por el
conde Flahault, (102) e] embajador francés en gobierno español”. Pero simultáneamente el
Londres. Éste lé trae la mala noticia de que bon Ilumine (105) propone a la corte madrileña
su soberano considera necesario “enviar una una excusa verosímil por la evidente violación
fuerza militar adicional a México” ; que España del convenio, lista completamente convencido
ha echado a perder el asunto por su iniciativa de que la corte madrileña no abrigaba mala in
precipitada; que “los aliados tendrían ahora que tención alguna; pero lo* jefes militares, lejos de
avanzar hacía el interior de México, y que no Europa, en ocasione* ion “imprudentes” y de
solamente las fuerzas militares combinadas se ben “ser muy celosamente vigilados”. De esta
mostrarían insuficientes para la operación, sino manera el buen Russell ofrece voluntariamente
que la operación misma adoptaría tal carácter, sus servicios para aliviar a la corte madrileña de
que Luis Bonaparte no podría permitir a las la responsabilidad y cargarla «obre las espaldas
tropas francesas caer en una situación que fue de atolondrados jefes españoles que están “en
ra peor que la de los españolas, o correr el ries la lejanía”, e incluso fuera del alcance de las
go de ponerse en ridículo.” prédicas del buen Russell. No menps curiosa es
La argumentación de Flahault, aun así, era la segunda parte de s ii despacho. Las fuerzas
todo menos convincente. Si España había infrin militares aliadas no deben estorbar el derecho
gido el tratado, hubiera bastado una sola nota de los mexicanos “a elegir su propio gobierno”,
de St. James o las 'Fullerías para amonestarla con lo cual se da a entender (pie en México no
por sus ridiculas pretensiones y reducirla al existe “ningún gobierno”, y que, por tanto, no
modesto papel que a ella le había asignado el solamente habría que elegir nuevo* miembros
convenio. Pero no. Como España había violado del gobierno, sino incluso “una nueva forma de
el acuerdo —una ruptura puramente formal y gobierno” bajo la égida de lo* intrusos, de los
fin consecuencias, ya que su apresurado arribo aliados. La “constitución de un nuevo gobierno”
a Veracruz no afectó en nada el objetivo con “complacería” al gobierno británico; pero, natu
feso de la expedición—, como España había osa ralmente, las fuerzas militares de los intrusos no
do echar el ancla en Veracruz sin la presencia deberían conculcar el sufragio universal, que se
de las tropas inglesas y francesas, a Francia proponen recomendar a los mexicanos para |a
no le quedaba más salida que seguir las huellas institución de un nuevo gobierno. Por supues
de España, infringir a su vez el convenio y no to, queda librado a los comandante* de la inva-
solamente aumentar sus tropas expedicionarias,
fino también modificar todo el carácter de la (102) Joseph Flahault de la Blllarclerje
operación. Las potencias aliadas, naturalmente, (1785-1870), general y diplomático francés, hijo
(“natural”) de Talleyrand, fue embajador en
no necesitaban ningún pretexto para poner las Londres en 1842 y 1860-62.
cartas sobre la mesa y, ya en el mismo co (103) Henry Wellesley, conde d e Cowley
mienzo de la expedición, echar al viento los sub (1804-1884), fue embajador en F ra n c ia entre 1852
terfugios y objetivos bajo los cuales presunta y 1867; condujo las negociaciones previa* y pos
teriores a la guerra de Crimea, concluyó la paz
mente la habían emprendido. Es por eso que de 1857 con Persia (ver nota 86) y contribuyó
John Russell, a pesar de que “lamenta el paso” a preparar la intervención anglo-fr»n eo -e sp añ o
dado por Francia, lo da por bueno al comuni la contra México.
carle al conde Flahault que “nó tiene nada que (104) John Fiennes Crampton (1805-1880)
objetar, en hombre del gobierno de Su Majes embajador en Fspaña entre 1860 y 1869.
(105) hombre débil, demasiado bondadoso;
tad, contra la validez del argumento francés”. anciano
*iún »ranada juzgar qué forma de nuevo gobier presentante en México, que las tropas francesa»
no ei “incompatible con los sentimientos de y españolas marcharán “inmediatamente” hacia
México” y cuál no lo es. En cualquier caso el la capital mexicana, que el archiduque Maximi
buen Russell se lava las manos. Russell envía liano “al parecer es el ídolo del pueblo mexica
soldados extranjeros a México para forzar al no” y que, si tal es el caso, “en el convenio no
pueblo de allí a que "elija” ún nuevo gobierno; hay nada que pueda obstaculizar su ascenso al
pero espera que ios soldados cumplirán apaci trono de México”.
blemente su cometido y examinarán con mucho Dos cosas son dignas de señalarse en estas
esmero los sentimientos políticos del país en el revelaciones diplomáticas: la primera, cómo se
cual se han entrometido. ¿Es menester detener le ha tomado el pelo a España, y la segunda,
se un solo instante en esta andrajosa farsa? Lean cómo a Russell ni siquiera se le pasa por la ca
ustedes, al margen de los despachos del buen beza la idea de que no puede iniciar una gue
Russell, el “Times” y el “Morning Post” de rra contra México sin declararla previamente,
octubre, seis semanas antes de la conclusión del y que no puede formar para ese conflicto una
acuerdo ficticio del 30 de noviembre, y encon coalición con potencias extranjeras sino sobra
trarán, predichos, exactamente los mismos desa la base de un convenio que comprometa a todas
gradables acontecimientos que Russell pretende las partes contratantes. ¡ Ésta es la gente que
no haber descubierto hasta fine* de enero, y que desde hace dos meses nos ha hartado con su
él achaca a la "imprudencia” de algunos envia santurrona hipocresía sobre el carácter sagrado
dos españoles lejos de Europa. de las severas reglas del derecho internacional y
La segunda parte de la farsa que Russell con su respeto por éste!
tuvo que representar, consistió en poner sobre [MEW, B a n d XV. 8 . *72-477.1
el tapete al archiduque Maximiliano de Austria,
a quien Inglaterra y Francia tenían en vista co
mo rey mexicano.
El 24 de enero, aproximadamente diez días
/INGLATERRA CONTRA
antes de la inauguración del parlamento, I>>rd
Cowley escribe a Lord Russell que no solamen
MÉXICO/
te la chismografía parisiense se ocupa exhausti [CARTA A ENGELSI (107)
vamente del archiduque, sino que hasta los 6 de marzo de 1862.
oficiales qUe marchan a México con las tropas
de refresco, aseveran que la expedición persigue [ . En materia de brutalidad por parte de
el fin de convertir al archiduque Maximiliano Inglaterra, el Mexican Blue Book (68) supera
en rey de México. Cowley considera necesario todo lo registrado por la historia. Comparado
interpelar a Thouvenel sobre este tema escabro con Sir C. Lennox Wyke, Ménshikov (108) re
so. Thouvetiel le responde que no es el gobierno sulta un gentleman. Este canalla no sólo des
francés, sirio emisarios mexicanos —“que con pliega el celo más desenfrenado en la ejecución10678
ese motivo han llegado a Viena”— quienes han
iniciado las tratativas cón el gobierno austríaco.
Por último, ustedes esperan que el candoroso (106) Charles Lennox Wyke (1815-1897) fue
embajador y luego ministro plenipotenciario bri
John Russell, quien apenas cinco dias atrás en tánico en México (1860-63). Wyke, a cuyos mé
un despacho a Madrid había insistido machaco todos brutales se refiere Marx en el texto si
namente en las cláusulas del convenio; quien guiente, reconoció empero, más de una vez, que
incluso tiempo después, en el discurso de la Co la mayoría de los mexicanos estaban contra el
partido conservador y los intervencionistas.
rona del 6 de febrero, anunció la “reparación” (107) Brindamos sólo la parte referente a
de los ultrajes que, como sostienen los súbditos México. Debido a la extensión de las citas de
europeos, sería el único motivo y fin de la inter Charles Wyke (en inglés) que figuran en esta
vención; ustedes esperan, pues, que John Rus carta —todas las frases entrecomilladas—, hemos
considerado conveniente traducirlas ya en el tex
sell monte en cólera y arroje rayos y centellas to, y no, como hemos hecho con palabras y ex
ante la sola idea de que a su benévola confian presiones sueltas, al pie. En la versión española
za se le haya hecho una jugarreta tan inaudita de esas citas procuramos re-erear la heterodoxa
mente vil. ¡Nada de eso! El bueno de Russell sintaxis del plenipotenciario británico.
(108) Alexandr Serguéievich Ménshikov
acepta la cháchara de Cowley el 26 de enero y (1787-1869), soldado y estadista ruso, participó
el día siguiente se apresura a redactar un des nc*'vamente en las luchas contra Napoleón, en
pacho, donde ofrece voluntariamente sv pro la opresión de Finlandia y en la guerra ruso-
tección a la candidatura del archiduque Maxi turca de 1828-29; fue además comandante en jefe
de las fuerzas rusas en la guerra de Crimea. Marx
miliano al trono de México. alude aquí a su actuación como embajador ex
Russell informa a Sir C. Wyke, (106) su re traordinario en Constantinopla (1853).
/
4» k s instrucciones secretas de Pana, 009) *ino a usted, una persona interesada (es decir, como
ademis, por necedad, procura vengarse de ministro mexicano de relaciones exteriores) le
u* d ministro mexicano de relaciones exteriores plazca decirlo”. Pero satis superque! (114) [ ...]
Í actualmente alejado del cargo), el señor (20)
Zamacona, (110) un ex-periodista, lo supere in
variablemente en el intercambio de notas diplo
[M arx-E ngclf, ' ‘Biiefwechuel**, D ietz V er
ía« B erlín, 11)50, liwnd III, S. 73-74,]
ENSAYO DE INTERPRETACION
Y DE CRITICA DE ALGUNOS
CONCEPTOS DEL MARXISMO servía con una libertad que permitía introducir
I — EL PROBLEMA CIENTÍFICO DE
“ EL CAPITAL" DE MARX a veces cierta ironía. No es asombroso que “El
Capital” haya sido considerado, simultánea y
UNQUE la obra de Kail Marx ha sido sucesivamente, un tratado de economía política,
A muchas veces expuesta, criticada, resumi
da y hasta se han publicado extractos en pan
una filosofía de la historia, un conjunto de leyes
sociológicas, una crítica moral y política, e in
fletos de propaganda, no es fácil comprender el cluso, un libro de historia!
carácter peculiar de las investigaciones de Marx; No obstante, si se intenta comprender cuál
incluso es necesario una gran capacidad de abs- es la forma y la comprensión de la investigación
tración y de sentido filosófico. Existen pues di de Marx y si se deja de lado, como hay que
ficultades intrínsecas y, además, no parece que hacer, toda la parte histórica, polémica y des
el autor haya tenido siempre plena conciencia criptiva (que pertenecen al organismo del libro
del carácter peculiar de sus trabajos, es decir de pero no al de la investigación principal), se
la diferencia teórica que los distingue de todos puede prescindir al instante de la mayor parte
los que tienen por objeto los hechos económi de las definiciones antedichas y establecer los dos
cos; de todas maneras, no creyó necesario, u puntos siguientes:
olvidó suministrar las explicaciones prelimina 1) En su forma, es evidente que “El Ca
res y metódicas que podían ayudar a conocer la pital” es una investigación abstracta: la sociedad
naturaleza. Por último hay que tener en cuenta capitalista que Marx estudia, no es tal o cual
la propia composición de su obra, mezcla extra sociedad, históricamente existentes, Francia o In
ña de teoría generales, de polémicas y sátiras glaterra, ni siquiera la sociedad moderna de las
amargas, de ilustraciones y digresiones his naciones más civilizadas de Europa Occidental
tóricas y cuyo plan es tan complicado que sólo o de América. Es una sociedad ideal y esque
Loria (¡hombre feliz!) pudo decir que “El Ca mática, deducida de ciertas hipótesis, que in
pital” era uno de los libros “más bellos y más cluso podrían no haberse realizado nunca en el
simétricos”; por el contrario, la obra es verda transcurso de la historia. Es cierto que esas hi
deramente asimétrica; no tiene orden ni propor pótesis corresponden en gran parte a las con
ción; y choca contra todas las leyes de la esté diciones históricas del mundo civilizado moder
tica; algo parecido, en cie.j^s aspectos, a la no pero si esa correspondencia constituye la
“Scienza nuova” de Vico. Por último, la obra importancia, el interés de la investigación de
está plagada de esa fraseología hegeliana —de Marx, porque nos ayuda a comprender, en su
leite de Marx— cuya tradición ya se ha perdido funcionamiento, hechos que nos tocan de muy
y de la cual, dentro de esa misma tradición, se cerca, el carácter de esa investigación no por eso
M translonna. fin ninguna parte se encontrará revolucionario rechazaba las investigaciones abs
1« viva imagen de las categorías de Marx, por tractas que no tienen un vínculo estrecho con
que son categorías abstractas que, para que se los intereses de la vida histórica. Si “El Capi
realicen, necesitan perder muchos de sus ele tal” tenía que ser una monografía puramente
mentos y adquirir muchos otros. económica, es lícito presumir que nunca habría
2) En su comprensión, la investigación de sido escrito.
Marx no abarca todo el ámbito de los hechos ¿Qué hizo pues Marx, y desde qué punto
económicos, ni siquiera esa región última y do de vista estudió los fenómenos de la sociedad ca
minante, donde todos los hechos económicos tie pitalista, si es que no realizó un estudio de pura
nen su fuente, como ríos que descienden de la teoría económica? Marx adoptó, fuera del do
misma montaña. Se limita, en'cambio, a una for minio de la pura teoría económica, una propo
mación económica particular, a la sociedad en sición, la igualdad célebre entre valor y trabajo,
la cual el capital es objeto de propiedad pri es decir: el valor de los bienes producidos por el
vada, es decir, según una expresión propia de trabajo es igual a la cantidad de trabajo social-
Marx, a la sociedad capitalista. Deja afuera, no mente necesario para producirlos. La afirmac'ón
sólo las otras formaciones históricas o teórica de este elemento particular es el punto de par
mente posibles, como la sociedad fundada so tida de su investigación propia.
bre el monopolio o la sociedad fundada sobre ¿ Pero qué vinculación existe entre esta pro
el capital colectivo, sino incluso una serie de posición y las leyes de la sociedad capitalista ?
fenómenos económicos comunes a las diferentes ¿Cuál es su función en la investigación? y ¿cuál
sociedades y a la economía individual. En sín es, además, su significación intrínseca? Marx
tesis, “El Capital”, desde el punto de vista do nunca lo- explicó, y sobre este punto existen las
la forma, no es una obra de descripción histó mayores confusiones y los críticos se han per
rica; desde el punto de vista de la comprensión, mitido las mayores fantasías.
no es un tratado de economía política, y mu ■ Unos han visto en la ley del valor-trabajo
cho menos una enciclopedia (1). vina ley histórica, propia de la sociedad capita
Pero, admitidos estos dos puntos, no hemos lista, y que determina todas las manifestaciones
»ún penetrado la esencia propia de la investiga de ésta (2); otros, que consideran con razón
ción de Marx. Si “El Capital” fuera sólo lo que que las manifestaciones de la sociedad capita
hemos dicho, sería simplemente una monografía lista no están determinadas por esta ley, sino
económica de las leyes de la sociedad capitalis que obedecen a motivos económicos generales
ta. Para escribir una monografía Marx tenía tina propios de la naturaleza económica del hombre,
■ola manera de proceder: después ele investigar lian abandonado esta ley, que les parece una pro
cuáles son esas leyes, las habría explicado me posición absurda a la cual Marx llegó al llevar
diante las leyes generales o los conceptos fun a sus consecuencias extremas una idea bastante
damentales de la economía; hubiera reducido en poco feliz de Rirardo.
una palabra, lo complejo en simple o bien hubie La crítica pues, la de la aceptación com
ra pasado, mediante deducciones y con la intro pleta, acompañada de una interpretación evi
ducción de nuevas hipótesis, de lo simple a lo dentemente falsa, a la negación total y sumaria
complejo. Habría así mostrado, con vina expo- del modo de proceder de Marx, cuando, en estos
■ición metódica, que los hechos del mundo eco últimos años, y en particular después de la apa
nómico más diferentes en apariencia están re rición del tercer volumen póstumo de “El Ca
gidos, en última instancia, por una misma ley, pital”, se comenzó a buscar y seguir un camino
o, lo que resulta lo mismo, como esa ley se re mejor. En realidad, a pesar de sus ardientes de
fracta de manera diferente al pasar a través de fensores, la doctrina de Marx seguía siendo oscu
las diversas organizaciones sin cambiar de na ra; y a pesar de las condenas desdeñosas y su
turaleza, puesto que de no ser así el modo y el marias, tenía la vida dura, como no la tienen,
mismo criterio de la explicación desaparecerían. por lo común, los errores y sofismas.
Este trabajo ya estaba hecho en gran parte A VVerner Sombart le corresponde el mérito
cuando Marx escribía; después fue continuado de haber afirmado, en un artículo notable, que
por los economistas y alcanzó un grado muy alto las conclusiones prácticas de Marx pueden ser
de perfección, como lo atestiguan, por ejemplo, refutadas desde el punto de vista político, pero
los tratados de economía política de los profe- que, científicamente, es necesario en primer lu
■ores italianos Pantaleoni y Pareto. Pero no me gar comprender su pensamiento. (3)
parece que Marx se hizo economista para de Sombart se apartó claramente de la interpre
dicarse a esta clase de estudios de un interés tación de la ley del valor de Marx considerada
casi exclusivamente teórico, hasta escolástico. la ley real de los hechos económicos, y formuló
Toda su personalidad de hombre práctico y de en una forma mucho más compleja e incluso
¿iría, mucho más valiente, las indicaciones tí mostrar según cuáles divergencias dé ésta añe
midas qüe ya otros habían propuesto (C. dida se forman los precios de las mercadería*
Schmídt); afirmó que la ley del valor de Marx en la sociedad capitalista, y cómo la propia tuér
no és un hecho empírico, sino un hecho rácional za del trabajo adquieré un precio y se convierte
(keihe empirische, sonderà eihe gedanklichè en una mercadería. Marx formuló éste proble
Thatsàèhe); qué el valor de Marx ès uh hecho ma, és cierto, con expresiones impropias; esté
lógico (einé logische Thatsaché) ; qüé ayuda à valor típico, Utilizado por él como medida, lo
nuestro pensamiento a comprender los hechos presentó como la ley de los hechos económicos
de ia vida económica. (4) dé la Sociedad capitalista. Y es, Si se quiere, la
Está interpretación fue, eh sus líneas gene ley, péro en su concepción, y no en la realidad
rales, aceptada por Engels en un trabajo escrito económica. És evidente, éh efecto, que podemos
pocos méses antes de su muerte y publicado des concebir las divergencias én relación á una me
pués. Engels opinaba “que no había por qué dida como las rebeliones de la realidad contra
considerarla ihexactà, péro qué, no obstante, éra esd medida, qüé elevamos de ésa manera á la
muy vaga y podía exponerse con mayor preci dignidad de ley.
sión”. (5) Desde el punto de vista formal, nada hay qué
Es preciso mencionar también las observa objetar a esta investigación iniciada por Marx.
ciones profundas y plagadas dé dudas qué pu ¿Nó éS un profcedimiéntó córriénté eh él aná-
blicó recientemente, en el “Journal des Econo- ÜSis científico considerar un hecho, no sólo Có
mistes”, Sobre la teoría del valor, Un eminente mo sé presenta, sino también como sería si un»
marxista francés, Sorel. Reconoce que la teoría dé sus factores variara, o comparar el hecho hi
de Marx ho puede aplicarse a los fenómenos potético con el hechó real, estudiando al pri
reales de la vida económica, y que, si puede mero éh tatito difiere del segundo, al cual ss
aportar cierta dáridád, en una medida muy li considera fundamental, Ó estudiando el Segundo,
mitada, nò parece qué pueda jamás explicar en eñ tanto difiere del primero, tomado con ésé
el sentido científico de la palabra. (6)¡ mismo valor?
Recientemente, Labriola, en una rápida ob Si yo construyera deductivamente las máxi
servación Sobre este problema, aludiendo Sin lu mas morales qüe se desarrollan en dos grüpos
gar a dudas a Sombart, del cual acepta en par Sociales en lucha éntre sí, y si mostrara en qué
te la opinión, aunque la critica, escribe también Sé diferéhcián de las máximas morales que se
que là téoríá del valor “no representa dé nin desarrollan eh estado de paz, haría algo similar
guna manera un «factum empiricum», extraído a lo realizado por Marx. Y no habría gran pe
de la inducción vulgar, que tampoco expresa ligró (aunque la expresión no fuera feliz ni p*>-
una posición lógica, como ha dicho alguien; sino cisá) eh decir, en un sentido figurado, que la
que es la premisa lógica sin la cual todó el resto ley de las máximas morales de las épocas da
es ininteligible”, (7) guerra es la misma que la de las máximas de
Esta expresión dé Labriola me parécé, en las épocas dé paz, pero adaptada a las Condi
efecto, mucho más exacta qué la de Sombart, ciones huevas y transformada dé tal manera qué
que, por otra parte, no da la sensación de éstar parece, én definitiva, contradictoria consigo mis-
contènto con sü expresión, Cómo si su pensa má. Marx, mientras permaneCé dentro de lo*
miento no fuera aún clàro y no hubiera podídó límites de su hipótesis, procede dé una manera
encontrar una locución satisfactoria. Hecho ra científica muy correcta. El error sólo comeri-
cional, héchri lógico, es poco decir, poiqué bien zaríá cuando él u otros llegaran a Confundir la
sé sábé que todas laS ciencias están plagadas dé hipótesis éórl la realidad y él modo de conce
héchóá lógicós, éS décir dé conceptos. Él válor- bir y dé jüzgaf con el modo de ser. Mientras nó
trábajó de Marx fío és una generalidad lógicá, sé caiga eh este error, el procedimiento nó pue
s:no un hecho razonado y tomado como tipo, es de criticarse.
decir algo muy diferente de un concepto lógico. Pero esta justificación formal nó puede sér
Ño es tampoco una pálida abstracción; tiene to suficiente. Procediendo de una manera lógica
da la riqueza del hecho concre'o. (8). Este he mente Correcta, se puede llegar a resultados sin
cho concretò sirve además, énvlá investigación significación y sin importancia, y sólo lograr jue
dé MárX, de término dé Comparación, de me gos mentales. Tomar una medida de compara
dida, dé modelo, (9) respectó a la Sociedad ca ción arbitraria, y comparar, y deducir, y esta
pitalista. blecer finalmente Una serie dé divergencias en
Después de haber acéptádó ésta medida o relación con esta medida, ¿para qué? Es preci
este modelo, la ihvéstigación se le presenta a so entonces justificar la propia medida: es de
Marx de la manera Siguiente: Dado qüé él Va cir, hay que determinar la significación y la
lor é» ìguàl ál trabajo íóciaiifléftte hècèsàrio, importancia qué puede tener para nosotros.
Erte problema, aunque no fue formulado de Pero me parece que esta investigación está
esta manera, se le planteó a los críticos de Marx recién iniciada y no terminada, y, si tuviera que
f mucho* le han encontrado después una solu decir cómo habría que perfeccionarla, agrega
ción, al afirmar que Sa igualdad entre el valor ría que es preciso intentar precisar y aclarar
y trabajo es un ideal ético-social, un ideal mo esa palabra objetivo, que es vaga y metafórica.
ral. Pero es imposible encontrar algo más inexac ¿Qué es un hecho económicamente objetivo?
to en sí mismo y más apartado del pensamiento ¿Esa palabra no indica el presentimiento de una
de Marx que esta interpretación. De esta pre idea más que la visión clara de esa idea?
misa: el valor es igual al trabajo socialmente
jsecesario, ¿qué consecuencias morales podrían Agregaré que esta expresión “objetivo” (cu
extraerse? Si se reflexiona, verdaderamente nin yo término correlativo es “subjetivo” ) no me
guna. La comprobación de este hecho no nos parece exacta aquí. Consideremos, en cambio,
dice nada sobre las necesidades de las socieda en una sociedad, únicamente lo propiamente eco
des y esas necesidades hacen imprescindible tal nómico, es decir, en toda la vida social, sólo la
o cual organización ético-jurídica de la propie sociedad económica. Suprimamos enseguida,
dad y de la forma de distribución. El valor po por abstracción, todos los bienes cuya cantidad
drá ser igual al trabajo, y sin embargo condicio no puede aumentarse por trabajo. Por otra
nes históricas especiales podrán hacer necesaria abstracción, suprimamos todas las diferencias de
una sociedad dividida en castas o en clases, di clases, que pueden considerarse accidentes en
vidida en gobernantes y gobernados, en amos v relación con el concepto general de sociedad
súbditos, con, por consiguiente, una distribución económica. Hagamos abstracción del modo de
desigual del producto del trabajo. El valor será distribución de la riqueza producida, que, como
igual al trabajo, pero incluso aunque se admita ya hemos dicho, sólo puede ser determinada
que condiciones históricas nuevas hacen posible por razones de oportunidad o de justicia, pero
la desaparición de la sociedad basada en la divi siempre tomando en consideración toda la vida
sión en clases y el advenimiento de la sociedad social y no sólo la sociedad económica. ¿Qué
comunista, y también aunque se admita que, en nos queda luego de todas estas sucesivas abs
esta sociedad, la repartición puede hacerse se tracciones? Nada más que la sociedad econó
gún la cantidad de trabajo suministrado por ca mica como sociedad productora (società lavo
da uno, esta repartición no será consecuencia ratrice) (11). Ahora bien, para esta sociedad sin
de la igualdad comprobada entre valor y traba diferenciación tic clases, es decir para una so
jo, sino efecto de una medida tomada por razo ciedad económica como tal, cuyos únicos bienes
nes especiales de oportunidad social (10). Tam son productos del trabajo ¿qué puede ser el
poco puede decirse que esta igualdad contiene valor? Evidentemenete la suma de esfuerzos, es
en sí misma un ideal de justicia perfecta (aun decir la cantidad de trabajo que necesita la
que no sea razonable), porque el criterio de lo producción de las diferentes categorías de bie
justo no tiene ninguna relación con las dife nes. Y, puesto que se trata del organismo social
rencias, a menudo puramente naturales, que económico, y no de los individuos que lo com
existen en la capacidad de los individuos para ponen, es natural que ese trabajo sólo puede,
hacer un trabajo social más o menos importan calcularse promcdialmente y por consiguiente
te o para producir un valor más o menos gran como trabajo socialmente (repito que se trata
de. De la igualdad entre valor y trabajo no de una sociedad) necesario.
puede deducirse ni una máxima de justicia abs F.1 valor trabajo se nos presentaría así co
tracta, ni una máxima de oportunidad social. mo la determinación del valor en la sociedad
Esas dos máximas sólo pueden encontrar su fun económica considerada en sí misma, y sólo en
damento en otros órdenes de consideraciones tanto que productora de bienes cuya cantidad
absolutamente diferentes de la consideración de puede aumentarse por trabajo.
una simple igualdad económica.
Sombart no cayó en esta confusión vulgar, De esta definición puede extraerse el coro
y con mayor justeza buscó la significación de lario siguiente: la determinación del valor-tra
la medida planteada por Marx en las profun bajo tendrá cierta correspondencia en los hechos
didades de la propia sociedad y al margen de en tanto exista una sociedad que produzca
nuestros juicios morales. Afirma que el trabajo bienes por medio del trabajo. Es evidente que
es el hecho económico objetivamente más im en el país de Gocagne, esta determinación no
portante, y que el valor, en el pensamiento de tendría ninguna correspondencia en los hechos,
Marx, es sólo “la expresión económica de la porque todos los bienes existirían en cantidades
fuerza productiva social.del trabajo, como fun superiores a las necesidades; también es eviden
damento de la existencia económica.” te que esta determinación no podría realizarse
en una sociedad cuyos bienes fueran inferiores ra). En otras palabras, estudiaba el problema
a las necesidades, pero que no pudieran ser au social del trabajo, y mostraba por la compara
mentados poi el trabajo. ción implícita que había hecho, el modo parti
cular como se resolvía ese problema en la socie
Pero la historia sólo nos suministra, hasta el dad capitalista. He ahí la justificación real, y
momento, sociedades que, aunque tengan bie no ya formal, de su manera de proceder.
nes que el trabajo no puede aumentar, han
provisto sus necesidades con trabajo. Esta Gracias a esta manera de proceder, y a la
igualdad entre valor y trabajo tiene por el mo luz proyectada por el modelo elegido, Marx pu
mento y tendrá durante un tiempo indefinido do llegar a descubrir y a definir el origen so
una correspondencia en los hechos. ¿Qué natu cial del beneficio, es decir de la plusvalía. La
raleza tiene esta correspondencia? No hemos expresión plusvalía no tiene sentido en econo
admitido: 1) que se trata de un ideal moral; mía pura, corno su propio nombre nos lo está
2'*’) que se trata de una ley empírica; y como diciendo, puesto que una plusvalía es un extra
hemos llegado a la conclusión de que esta igual valor, y por consiguiente escapa al dominio de
dad es un hecho (que Marx utiliza como un la economía pura. Pero tiene un sentido, y no
modelo); tenemos que decir, y no puede haber es una idea absurda, como concepto de diferen
otra conclusión: que es un hecho, pero un hecho cia, cuando se compara una sociedad económica
que existe en medio de otros hechos: es decir, con otra, un hecho con otro, o dos hipótesis en
un hecho que empíricamente se nos presenta con tre si.
trariado, disminuido, desfigurado por otros he También al partir de esta premisa pudo lle
chos, como una fuerza entre otras fuerzas, cuya gar a esta proposición tan importante: los pro
resultante es distinta a lo que podría ser si esas ductos del trabajo en la sociedad capitalbta
otras fuerzas dejaran de existir. No es un hecho sólo cxcepcionahnente se venden por su valor,
dominante absoluto, pero tampoco un hecho y generalmente por debajo o por encima de su
inexistente o simplemente imaginario (12). valor, y a veces con diferencias muy grandes:
es decir, el valor no coincide con el precio. Si,
Es preciso destacar aún que en el curso tic en hipótesis, la organización de la producción
la historia este hecho ha sufrido muchas vicisi capitalista se transformara de golpe en produc
tudes, es decir que ha sido contrariado en ma ción comunista, se presenciaría, no sólo ese cam
yor o menor grado; y aquí es adecuada la ob bio de fortunas de individuos que preocupa tan
servación que Engels hacía a Sombart, es de to, sino también un cambio mucho más impor
cir que la forma como Sombart define la ley tante: la transformación de la condición de ¡as
del valor “no destaca toda la importancia que propias cosas. Se formaría entonces una esca’a
tiene esta ley en las etapas del desarrollo eco de apreciaciones de los productos del trabajo
nómico en las cuales domina.” Engels hacia en que diferiría enormemente de las apreciaciones
seguida una incursión por la historia económi actuales. No es el momento de mostrar cómo
ca para mostrar que la ley del valor de Marx, Marx demuestra esta proposición mediante el
es decir la igualdad entre valor y traba io so análisis de las variaciones en la composición del
cialmente necesario, “dominó” durante miles de capital en las diferentes industrias, es decir de ’a
años (13). “Dominó”, es mucho decir; pero es parte del capital constante (máquinas, etc.) y del
exacto que las oposiciones de los otros hechos capital variable (salarios).
a esta ley fueron mucho menos numerosas y me
nos intensas en el comunismo primitivo, en la De esta manera, o sea por la demostración
economía medieval y en la economía domés del crecimiento continuo del capital constante
tica, etc.. .. mientras alcanzan su punto máximo en relación al capital variable, Marx estableció
en la sociedad basada sobre el capital privado otra ley muy importante de la sociedad capita
y sobre la competencia muñe' al más o menos lista, la ley de la tendencia a la baja de la tasa
libre, es decir, en la sociedad que produce casi del beneficio. El progreso técnico que, en una
exclusivamente mercaderías (14). sociedad económica abstracta, tendría como con
secuencia una disminución del trabajo necea-
Marx, pues, al tomar como modelo la igual río para producir la riqueza, determina en la
dad entre valor y trabajo y al aplicarlo a la sociedad capitalista una baja gradual de la ta
sociedad capitalista, comparaba en cierta medi sa del beneficio (15). Pero esta sección del ter
da la sociedad capitalista a una parte de sí cer volumen de “El Capital” es una de las menos
misma, aislada y elevada a la categoría de exis acabada de esta obra postuma tan poco aca
tencia independiente: comparaba la sociedad ca bada; por otra parte, me propongo realizar al
pitalista con la sociedad económica en sí misma respecto un examen crítico profundo en otro
(pero sólo en su calidad de sociedad producto ensayo (16).
II — EL PROBLEMA DE MARX Y LA ha dado una explicación política; pero, sin negar
ECONOM ÍA PURA (CIENCIA que las preocupaciones políticas son a menudo
causa de errores teóricos, esta explicación no
ECONÓM ICA GENERAL)
me parece suficiente ni exacta; me niego a creer
que un grupo entero de estudiosos se deje do
A economía marxista es pues una economía
L que estudia la sociedad productora abstrac
ta, y que muestra las variaciones que ésta sufre
minar ciegamente por pasiones extrañas a la
ciencia, o, lo que es peor aún, que falsifique a
Sabiendas su pensamiento teórico y que cons
en las diversas organizaciones económicas socia truya sistemas económicos por razones de cir
les. Marx realiza su investigación para Una Sola cunstancias.
de estas organizaciones, la organización capita
lista, y se limitó a simples indicaciones para la En realidad, el propio Marx nunca tuvo
economía basada én la esclavitud, para la eco tiempo u ocasión de asumir posición respecto a
nomía basada en el vasallaje, para el comunis la economía pura, a los hedonistas, a los Utili
mo primitivo y para la economía doméstica y tarios, a la escuela deductiva, a la escuela aus
natural (17). tríaca cualquiera sea el nombre qué se le dé á
esta escuela, pero tenía el más profundo despre
És en ese sentido qué Marx y Engels afir cio por la "ofeconornia vulgaris”, expresión con
maban que la economía, es decir la economía la cual designaba las investigaciones de economía
tal como ellos la estudiaban, es una ciencia his general, qite explican, según él, lo que no hay
tórica (18). Pero incluso Sobre este punto, su necesidad de explicar y dejan sin explicar lo
definición no fue tan feliz como su investigación; más difícil de explicar y lo que nos interesa
ya sabemos que las investigaciones de Marx ño verdaderamente, Engels tampoco se ocupó de
son históricas, sino hipotéticas y abstractas, fes manera especial; pero podemos tener una idea
decir teóricas (19). Sé podría decir con mayor de su concepción por su polémica contra Düh-
exactitud, qué son investigaciones dé Sociología ring. 1)ilhi ing Sé esforzaba por encontrar una
ecoriómica, si la palabra sociología no tuviera ley general del valor qué pudiera dominar todas
tantos Séntidos diferentes y arbitrarios. las formas posible» de la economía; y Engels res
Hemos caracterizado exactamente la natu pondía: "Quien quiéra reducir a una única ley
raleza de la investigación dé Marx; si la ley del la economía política de Tierra del Fuego y la
valor que formula es la ley particular de la de Inglaterra moderna, sólo ptirde llegar a los
sociedad productora abstracta, y si sólo se rea lugares comunes más vulgares." Y Se burlaba
liza parcialmente en las sociedades económicas de las verdades fundamentales, de las leyes eter
históricamente conocidas y en otras sociedades nas de la naturaleza, de los axiomas tautológicos
hipotéticas o posibles, parece posible Concluir: y vacíqS, a los cítales Dühring había llegado eon
l 9) qué la economía marxista no es la ciencia su método (20). No existen leyes fijas ni leyes
económica general; 29) que el valor trabaio rto eternas: no existe pues ninguna posibilidad de
es el coAcepto general del valor. Una ciencia construir una ciencia general de la economía
económica general puede pues, e incluso debe, para todas las épocas y todos los lugares, fii En
vivir y desarrollarse al margen de la investiga gels se hubiera referido a los qué proclaman la
ción marxista: establecerá un concepto del va eternidad y el carácter necesario de las leves
lor que deducirá de hipótesis completamente di de la sociedad capitalista, habría tenido razón,
ferentes y más comprensivas que las hipótesis y habríá atacado lín prejuicio que la historia
particulares dé Marx. Y Si lós economistas qüe hasta para desmentirlo, al dembstrar que el ca
estudian lá economía pura, encerrados en Su es pitalismo ha aparecido én énoeas diferentes, ha
pecialidad, cometen fel error de mostrar Una re sido el sucesor de formas diversas de organiza
pulsión intelectual bastante mezquina por lás ción económica o incluso que ha desaoarecido
investigaciones de Marx, los marxistás, por su para ser remplazado por otras formas. Pero és
parte, cometen el error dé desconocer las inves ta crítica no alcanzaba a Pühring, porque Beh
ring no quería dar como fiias y eternas las le-
tigaciones ajenas de SuS festudios, y dé préíéh-
yés de la sociedad capitalista, riño establecer
dei* a veces que son inútiles, é incluso completa
un concepto general del valor, lo cual es com
mente absurdas.
pletamente distinto; quería, en otras palabras,
En mi opinión, y lo digo francamente, la demostrar cómo, desdé el punto de vista pura
única antítesis 6 enemistad qué puede existir mente económico, la sociedad capitalista sé ex
entré estas dos clasés dé investigaciones es la plica por lós mismos conceptos gfeherales que
antipatía y lá ignorancia tecíprócas de ésos dos éxplicah las ótraS formas dé b'rgahizacióh. Nadié,
grupos de estudiosos. Es cierto que á veces se le iriclusivé Engels, podrá impedir que sé plantee
-m
y resuelva este problema, porque no se pueae visto una sicología económica, que te desarrolla
destruir la lógica, que, al lado de los hechos al margen de la economía propiamente dicha,
particulares, trata los conceptos generales. Pero en esta definición hay un equívoco extra
Sería interesante investigar todas las remi ño. La economía pura no tiene nada de sicolo
siones que hace Marx en “El Capital” a análisis gía. Y en primer lugar es difícil determinar el
no hechos y extraños a su estudio, que son el sentido preciso de esas palabras: sicología eco
terreno sobre el cual arraigan las investigacio nómica. La ciencia de la sicología se divide en
nes de la economía pura. ¿Qué es, por ejemplo, ciencia formal y ciencia descriptiva. En la ciencia
“el trabajo humano abstracto” (abstrakt mens- formal no hay cabida para los hechos económi
chliche Arbeit) concepto del cual Marx se sir cos, ni para cualquier otro hecho físico qua
ve como de un postulado? ¿Por qué “processus” tenga un contenido particular. La ciencia des
te realiza esa reducción del trabajo completo en criptiva sin duda incluye las representaciones,
el trabajo simple, al cual alude corno un hecho los sentimientos, las voliciones que tienen un con
corriente? ¿Y si, en la hipótesis de Marx, las tenido económico; pero tales como se presentan
mercaderías aparecen como concreciones de en la realidad, mezclados a otros fenómenos sí
trabajo, o trabajo cristalizado, ¿por qué, en otra quicos de contenido diferente, e inseparables da
hipótesis, todos los bienes económicos, y no sólo ellos. De manera que la sicología económica
las mercaderías, no podrían aparecer como con descriptiva puede ser, a lo sumo, una delimita
creciones de medios de satisfacción de necesida ción aproximativa que tiene como objeto de des
des cristalizadas? Leo en “El Capital”: “Cosas cripción especial la forma de concebir, de sen
que, por sí mismas no son mercaderías, como por tir y de desear de los hombres (en una épo
ejemplo, la conciencia, el honor, etc., pueden ha ca y en un lugar dados o, incluso en general,
cerse venales y adquirir así por el precio que como se lian presentado hasta el momento en la
*e les otorga forma de mercadería. Una cosa historia) en relación a algunas categorías de
puede pues tener precio formalmente sin tener bienes, que se denominan comúnmente materia
valor. El precio se convierte en una expresión les o económicos, y que es preciso, de todas ma
imaginaria como algunas magnitudes en mate neras, especificar y determinar. Dominio éste,
máticas” (21)'. La dificultad, una vez más, está pues, en realidad, más de la historia que de la
indicada, pero no resuelta. ¿Existen pues pre ciencia, que sólo recoge allí generalidades vaga*
cios formales o imaginarios? Y, ¿qué son? ¿A e insignificantes, como lo demuestra el largo es
qué leyes obedecen? ¿Quizá son las palabra» tudio de Wagner en su Manual, lo más notable
griegas en la prosodia latina que. según, la re que conozco de todo lo que se ha escrito sobre
gla de la escuela, “per Ausoniae fines sine lega este problema y que sin embargo, en el fondo,
vagantur” ? Es a estas preguntas que responden es tan poco notable y tan poco concluyente! (23)
las investigaciones de la economía pura. La enumeración y la descripción de las diferen
tes tendencias de los hombres: tendencias egoís
El filósofo Lange, que rechazaba la ley del tas y antiegoístas, búsqueda del interés perso
valor de Marx, que la veía como un parto for nal y temor de lo perjudicial, temor al esfuerzo
zado, un hijo del dolor, porque no podía con y búsqueda de la' recompensa, sentimiento del
siderarla —y en eso tenía razón1— una ley ge honor y temor de la desestima y el desprecio
neral del valor, mucho antes de que se pusieran públicos, amor a la actividad y odio de la iner
de moda las investigaciones de la economía pu cia, sentimiento de respeto frente a la ley mo
ra, se orienta hacia las soluciones que después ral, etc., etc., a eso Wagner denomina sicología
ésta aportó; “Hace alguno« año* —escribía en económica; sería mejor decir que son “observa
su libro sobre “El problema obrero”— también ciones de sicología descriptiva” que deben te
trabajé en una nueva teoría dd valor, que fue nerse presentes cuando se estudian los problemas
ra capaz de hacer aparecer 1 I casos más ex prácticos de la economía. (24)
tremos de las variaciones del valor como casos ¿Qué hay pues en común entre la sicología
especiales de una misma fórmula.” Y después de y la economía pura? Estos economistas parten
agregar que no lo habia. lograda indicaba que del postulado hedonista, es decir de la natura
se había encaminado por la vía que luego Je- leza económica aun del hombre, y de ahí dedu
vara ha seguido en su “Theory of political eco- cen los conceptos de utilidad (utilidad econó
notny”, publicada en 1871. (22) mica, que Pareto propuso con razón denominar
Algunos marxistas más prudentes, y mode con el nombre especial de ofelimidad) de valor,
rados han pensado que las investigaciones de los etc., etc., y todas las leyes particulares según
hedonístas no tienen por qué ser rechazadas por las cuales el hombre se comporta como “homo
falsas y mal fundadas; han tratado entonces de oeconomicus”. Hacen exactamente lo mismo
justificarla* frente * la doctrina marrista, y han que los filósofos que se ocupan de la ética cuan*
do wtudian la naturaleza moral; que los filósofos 111 — EL CAMPO PROPIO DE LA
de la lógica, cuando estudian la naturaleza ló DOCTRINA DEL MATERIALISMO
gica; etc. Si eso es sicología económica, habría
HISTÓRICO
que decir que la ética es una sicología de la
ética y la lógica una sicología de la lógica. Y
I el materialismo histórico quiere ser algo
como todo lo que conocemos pasa a través de
la siquis humana, la ontología sería una sicolo S aceptable desde el punto de vista crítico,
no puede ser, como ya se ha dicho, ni una
gía del ser, la matemática una sicología de la
matemática (!!) Habríamos así confundido las nueva construcción a priori de la filosofía de la
cosas más diversas y realizado una revolución historia, ni un nuevo método del pensamiento
cuyo fin no comprenderíamos. Concluimos pues histórico: debe ser simplemente un canon de in
que, observándola desde cerca y con atención, terpretación histórica. Ese canon nos aconseja
es preciso convenir que la economía pura no es dirigir nuestra atención sobre la infraestructura
una sicología, sino que es en realidad la ciencia económica de la sociedad para comprender me
general de los hechos económicos. jor sus configuraciones y sus cambios.
Esta manera de encarar las cosas no debería
• LabrioJa demuestra, también, cierta antipa provocar ninguna dificultad, sobre todo si se
tía, que no me parece justificada, por los eco tiene presente que no supone ninguna anticipa
nomistas de la economía pura, “que —dice— ción sobre los resultados, y que sólo es una ayu
traducen en conceptualismo sicológico la razón da para obtenerlos; de origen absolutamente em
del riesgo y de otras consideraciones análogas pírico. Cuando el crítico del texto de la D. Co
de la práctica comercial corriente.” Y tienen ra media de Dante aplica el célebre canon de
zón —podemos responder— porque la inteligen Witte: “la lección difícil debe preferirse a la
cia también tiene derecho a comprender las ra lección fácil”, sabe que sólo posee un simple
zones del riesgo y de la práctica comercial y a instrumento, que puede ser útil en infinidad de
explicarlos en su mecanismo y en su naturaleza. casos, inútil en otros, y cuyo empleo correcto
¿Por qué hablar de conceptualismo sicológico: y beneficioso depende siempre de su facultad
no parece una transacción poco feliz entre lo que lie discernimiento. De la misma manera y en el
la inteligencia dice que es la economía pura mismo sentido se debe decir que el materialis
(ciencia que desemboca en un concepto irreduc mo histórico es un simple canon, aunque en
tible) y la definición poco precisa de sicología realidad sea, un canon extraordinariamente su
que he criticado antes? El sustantivo y el adjeti gestivo.
vo rechinan juntos. Labriola habla con desdén ¿ Pero era ese el sentido que le atribuían
del “atomismo abstracto” de los hedonistas, que Marx y Engels; de esa manera lo entienden, por
logra que “no se sepa ya qué es la historia y que regla general, los marxistas?
el progreso se convierta en una pura aparien Comencemos por la primera cuestión. Es
cia.” (25) No me parece justificado ese desdén, difícil y plantea muchas, dificultades. La pri
puesto que Labriola sabe perfectamente que en mera deriva, por así decirlo, del estado de las
todas las ciencias abstractas las cosas desapare fuentes. La doctrina del materialismo histórico
cen, y sólo sus elementos son tomados en consi no se encuentra en un libro clásico y definitivo
deración: no se puede pues hacer un reproche para sus kutores, al cual se habría incorporado,
especial a la ciencia económica. Pero si la his de manera que la discusión del libro y la discu
toria y el progreso son hechos extraños al es sión de la doctrina fueran lo mismo. Al contra
tudio de la economía abstracta, por eso de rio, está diseminada en una serie de obras, es
jan de existir y de ser el objeto de otras disci critas en el transcurso de medio siglo, con lar
plinas; y eso es lo que importa. gos intervalos, y en donde se le menciona a
Por mi parte, acepto la construcción econó menudo de una manera accidental; a veces in
mica de la escuela hedonista, la utilidad ofelimi- cluso simplemente está sobrentendida o conteni
dad, el grado final de utilidad e incluso la ex da implícitamente. Si se quisiera conciliar to
plicación (económica) del beneficio del capital das las fórmulas que Marx y Engels suminis
como producto del grado diferente de utilidad traron, se tropezaría con fórmulas contradicto
de los bienes presentes y de los bienes futuros. rias que no permitirían a un intérprete pruden
Pero esto no responde a la necesidad de una ex te y metódico establecer lo que era, para ellos,
plicación que podríamos denominar sociológica en general, el materialismo histórico.
del beneficio del capital; y esta explicación, y Otra dificultad surge enseguida respecto al
todas las otras de esta naturaleza, sólo pueden alcance que debe atribuirse a sus fórmulas. Has
encontrarse en la dirección que Marx las ha ta el momento nunca se ha estudiado lo que
buscado. (26) podría denominarse la “forma mentis” de Marx,
con la cual Engels tenía puntos de contacto por ¿Cuál fue la posición que asumió Marx respec
la propia naturaleza de su mentalidad, por imi to a la filosofía de la historia de Hegel? ¿En
tación y por influencia. Marx, como ya he des qué consiste la crítica que le hizo? ¿Esa crític»
tacado, tenia una especie de horror por las in es la misma en el artículo publicado en lo»
vestigaciones puramente escolásticas. Devorado Deutsch-franzoesische Jahrbücher de 1844, en la
por la sed de conocimiento de las cosas, se de Heilige Familie de 1845, en la Miseria de la
tenia poco en discusiones de conceptos y en las Filósofía de 1847, en el apéndice al “Manifiesto
formas de los conceptos, lo cual a veces llega del Partido Comunista” de 1848, en el prefacio
ba hasta la indeterminación o a la exageración de Zur Kritik de 1859, y en el prefacio a la so>
de los propios conceptos. Por eso nos ofrece el gunda edición de “El Capital” de 1873? ¿Pu»
contraste extraño de afirmaciones que, toma den plantearse las mismas interrogantes para laa
das rigurosamente, son inexactas, y que nos pa obras de Engels, para el Antidühring, para sus
recen, y están en efecto, cargadas y plenas de artículos sobre Feuerbach, etc.? ¿Marx quiso
verdades. Marx estaba inclinado, en síntesis, ha sustituir, como se ha afirmado, la idea hegeliar
cia una especie de lógica concreta. (27) ¿Es pre na por la materia, o por el hecho material?
ciso pues interpretar literalmente sus expresio ¿Qué relación habia en su mente entre el con
nes, y correr el riesgo de darles un valor distin cepto de material y el concepto de económico?
to del que tenían realmente en el pensamiento ¿La explicación que dio de su posición respe»
íntimo del escritor? ¿O hay que interpretarlas to a Hegel: “las ideas están determinadas pof
con amplitud y correr el riesgo de darles un los hechos del punto de vista de Hegel, o la
significado teóricamente quizás más aceptable, inversión del punto de vista de los ideólogos y
pero históricamente menos verdadero? de los doctrinarios” ? (29) Son todos problemas
Sin duda, las obras de muchos pensadores que competen a la historia de las ideas y qua
presentan estas mismas dificultades, pero en las serán resueltos un dia u otro, si es cierto qus
obras de Marx son muy grandes. La interpre aún no ha llegado el momento de construir la
tación tendrá que realizarse con paso mesura historia de ideas que están todavía en vías da
do: trabajar de especie a especie, de libVo a desarrollo.
libro, de proposición a proposición, relacionar Si dejamos de lado este trabajo de curiosi
estas manifestaciones diferentes entre si, pero dad histórica, debemos sobre todo trabajar so»
sin olvidar las diferencias de tiempo, las circuns bre esas ideas, para avanzar en el conocimiento
tancias de los hechos, las impresiones fugitivas, teórico del problema. ¿Cómo se puede justificar
los hábitos mentales y literarios; y tendrá que científicamente el materialismo histórico? Ma
resignarse a reconocer lo dudoso, lo inacabado, planteé esa pregunta y a ella responden las itv
cuando sea necesario, y resistir a la tentación vestigaciones criticas aludidas al principio da
de afirmar y completar de su propio peculio. este capítulo. No quiero volver sobre lo mismo,
Es posible, por ejemplo —como lo creo por ra pero daré otros ejemplos tomados de la litera
zones diversas—- que el sentido que atribuí an tura inarxista. ¿Cómo debe comprenderse cienti-
teriormente al materialismo histórico sea el mis ricamente la neo-dialéctica marxista? El pensa
mo que le daban Marx y Engels en el fondo miento definitivo, expuesto por Engels sobre esta
de su pensamiento; o por lo menos el que ha particular, (30) me parece éste: la dialéctica e*
brían aceptado como propio si hubieran tenido el ritmo del desarrollo de las cosas, es decir la
más tiempo para esos trabajos de elaboración ley interna de las cosas en su desarrollo. Esa
científica y si la crítica no hubiera aparecido ritmo no se determina a priori y por deducción
tan tarde. Todo esto importa sólo hasta cierto metafísica, sino al contrario se observa y se com
punto al intérprete y al historiador de ideas, prueba a posteriori: y sólo a través de repetidas
porque, para la historia de la ciencia, Marx y observaciones y verificaciones realizadas en los
Engels, no son ni más ni menos de lo que son diferentes campos de la realidad, se puede su
en sus obras, personajes rí des y no personajes poner que todos los hechos se desarrollan por
hipotéticos o posibles. (28) negaciones y negaciones de negaciones. (31) Lm
Por otra parte, para la propia ciencia, y no dialéctica sería pues el descubrimiento de una
para su historia, incluso los Marx y los Engels gran ley natural, menos vacía y menos formal
hipotéticos o posibles tienen su valor. En otras que la ley de evolución, y no tendría nada en
palabras, teóricamente importa comprender los común con la vieja dialéctica hegeliana, salva
diferentes modos posibles de interpretación de su nombre, que nos conservaría el recuerdo his
los problemas planteados y de las soluciones da tórico de la manera como Marx llegó a ella.
das por Marx y Engels, para poder elegir en ¿ Pero ese ritmo natural de desarrollo existe ver
tre estas últimas, después de la critica, las que daderamente? La respuesta sólo puede darla la
nos parecen, teóricamente, ciertas y aceptables. observación, a la cual ya Engels recurría pa~a
afirmar su existencia. ¿Y qué es una ley recor histórico? No creo que se pueda negar que en
dada por la observación?, ¿puede llegar a ser la literatura marxista, es decir entre los discí
una ley que rija las cosas de manera absoluta, pulos y los intérpretes de Marx, existe verda
o es una de esas leyes que actualmente se de deramente un peligro metafísico, contra el cual
nominan leyes tendenciales, o es sólo una simple hay que defenderse. Incluso en las obras d«
generalización? ¿Esta representación del ritmo Labriola se encuentran proposiciones que re
por negación no es un viejo residuo metafísico, cientemente lian llevado a un crítico riguroso
del cual es preciso desembarazarse? (32) y exacto a concluir que Labriola concibe el ma
lie ahí una investigación que podría contri terialismo histórico como una verdadera meta
buir al progreso de la ciencia. física, y de la peor especie, una metafísica de lo
De la misma manera se puede y se debe ha contingente. (34) Aunque ya señalé, en un tra
cer la crítica de otras proposiciones de Marx y bajo anterior, las proposiciones y las fórmulas
de Engels. ¿Qué debemos pensar de la polémica que me parecían criticables en las obras de La
de Engels y Dühring sobre el principio de la briola, pienso todavía, como creía entonces, que
historia: ese principio reside en la fuerza polí son simplemente excrecencias dé un pensamien
tica o en el hecho económico? ¿No es posible to realista y sano, es decir, para vincular mi
que esta polémica conserve valor particular con crítica a las consideraciones desarrolladas en las
tra la afirmación de Dühring, quien decía que páginas precedentes, que al volverse marxista ha
el hecho político históricamente es lo fundamen adoptado un aire y un tono un poco cortantes,
tal, pero que en sí ella no tenga esa importancia y que a menudo demuestra cierta despreocupa
general que cree tener? Nótese que la tesis de ción por la elaboración formal de los conceptos,
Engels: “La fuerza protege (schütz), pero no que asombran un poco en un ex-discipulo de
causa (verursacht) la explotación”, podría pre Herbart; (35) pero que corrige con sus obser
cisamente invertirse en esta otra: “La fuerza vaciones y sus limitaciones, a veces ligeramente
causa la explotación, pero el interés económico contradictorias, siempre felices, porque nos de
la protege”, y ello por el bien conocido princi vuelven a) terreno realista.
pio de la interdependencia y de la concurrencia Labriola, por otra parte, tiene una cualidad
de los factores sociales. que lo distingue de todos los que comúnmente
¿Y la lucha de clases? ¿En qué sentido es ' exponen o aplican e! materialismo histórico. Si
exacta esa fórmula general: la historia es una sus fórmulas teóricas tienen aspectos vulnerable*
lucha de dases? Casi me animaría a decir que a la crítica, cuando hace historia, cuando se ocu
la historia es una lucha de clases: l 9) cuando pa de hechos concretos, es prudente y circuns
existen clases; 2<?) cuando tienen intereses an pecto: tiene desarrollado al grado máximo, el
tagónicos; 39) cuando tienen conciencia de este respeto de la historia. Odia los esquematismos
antagonismo. Lo que nos conduciría, en sínte de cualquier clase, cuando se trata de elucidar y
sis, a esta igualdad humorística, la historia sólo de profundizar procesos determinados; y no se
es una lucha de clases cuando e s ... una lucha cansa de señalar que no existe “teoría" por más
de clases. En realidad, lia ocurrido que las cla buena y por más excelente que sea, que auto
ses no han tenido intereses antagónicos, y a me rice el conocimiento sumario de cada historia
nudo no tienen conciencia, y eso lo saben muy particular”, (36)
bien los socialistas que se esfuerzan, a veces sin En su último libro hay un largo examen de
éxito (con los campesinos, por ejemplo) por des lo que podría ser una historia del cristianismo.
pertarla entre el proletariado moderno. Respec Labriola critica a los que toman por objetó de
to a la posibilidad de la inexistencia de clases, esa historia a la entidad cristianismo, del cual
los socialistas que la anuncian para la sociedad no se sabe cuándo ni dónde existió, porque la
del futuro, tienen por lo menos que admitir que historia de los últimos siglos de Roma no* mues
no es algo intrínsecamente necesario al desarro tra simplemente el nacimiento y el crecimiento
llo histórico, porque, incluso en el futuro, y sin de lo que fue la asociación cristiana o la Iglesia,
clases, la historia, es de esperar, no se detendrá. y es ése un conjunto de hechos que varía con
En una palabra, incluso esta fórmula particular; las variaciones de las condiciones históricas. Me
“la historia es mía lucha de clases”, simplemen parece exacta esta crítica de Labriola, si no se
te nos da una orientación, tiene el valor limi quiere negar (que él, por otra parte, no niega)
tado de una regla general, de un canon, como la justificación de esa forma de exposición his
afirmamos de manera general para la concep tórica que, a falta de otra palabra, denominó
ción materialista. (33) historia por conceptos, (37) para distinguirla de
Pero, —y podemos ahora responder a la. la exposición histórica propiamente dicha, la de
segunda pregunta que nos hemos planteado— La vida de un grupo social dado, en un lugar
¿cómo entienden los marxistas el materialismo dado y en un lapso dado. Quien hace la
historia del cristianismo, pretende, en realidad, mucha frecuencia en la literatura marxista; se
hacer algo parecido a lo que hace el historia confunde siempre las formas económicas con las
dor de la literatura, de la filosofía, del arte, épocas económicas. Bajo la influencia del positi
es decir aislar una masa de hechos que entran vismo evolucionista, esas divisiones que Marx
en un concepto determinado y disponerlos por designó de manera general con el nombre de:
series cronológicas, sin desconocer o negar, no economía asiática, economía antigua, economía
obstante, las raíces que esos hechos tienen en feudal y economía burguesa, se han convertido
otros hechos de la vida, de los cuales son parte en cuatro épocas históricas: comunismo, econo
integral e integrante; pero considera a esos he mía basada en la esclavitud, economía basada en
chos aparte, para estudiarlos más de cerca. Por el vasallaje, economía basada en el trabajo asala
desgracia, si la literatura, la filosofía, el arte, riado. Pero la historiografía moderna —que no
etc., son conceptos determinados o determina- es, en realidad, esa cosa superficial a que se re
bles, el cristianismo, en cambio, es casi única fieren la mayoría de los marxistas, para aho
mente una bandera, con la cual se han cubierto rrarse el trabajo de participar en sus difíciles
creencias intrínsecamente muy diferentes, y, al avances— sabe perfectamente que son cuatro
hacer la historia del cristianismo, se puede co fomias de organización económica que se. suce
rrer a menudo el riesgo de hacer en realidad den y se entremezclan en la historia real, y que
propiamente la historia de una palabra, vacía, forman a menudo las mezclas y las sucesiones
sin tenia. (38) más extraordinarias. Sabe que existió una edad
Pero qué diría Labriola si dirigiera su cri media y un feudalismo egipcio, una edad media
tica contra esa Historia del origen de la familia, y un feudalismo helénico; conoce también un neo-
de la propiedad privada y del estado, que es medioevo alemán, que siguió a la expansión bur
una de las más importantes aplicaciones histó guesa de las ciudades alemanas antes de la Re
ricas realizadas por los marxistas: deseada por forma y el descubrimiento del Nuevo Mundo; y
Marx, esbozada por Engels tras las huellas de compara de buen grado las condiciones econó
los trabajos de Morgan, continuada por otros. micas generales del mundo grecorromano en su
En este dominio, no se quiso hacer simplemente, apogeo con las de Europa en los siglos XVI
como quizás se podría, un manual bueno y útil y XVII.
de los hechos históricos abarcados en esos tres A esta concepción arbitraria de las época»
conceptos; se hizo una super-historia, una histo históricas se vincula la concepción de la inves
ria, según las mismas expresiones de Labriola, tigación de la causa (no, no es un error: de la
de la entidad Familia, de la entidad Estado, y causa!) del pasaje de una de esas formas a 1*
de la entidad Propiedad privada, siguiendo un otra. Se investiga, por ejemplo, la causa de la
ritmo predeterminado. Una ‘‘historia de la fami abolición de la esclavitud, que por otra parte,
lia”, para retener uno de esos tres grupos de he tendría que ser la misma, ora se trate del mun
chos, sólo puede ser una enumeración de las for do grecorromano, ora de la América modernaj
mas particulares adoptadas por la familia en los y lo mismo respecto al vasallaje, o al comunis
diferentes pueblos y en el transcurso del tiempo: mo primitivo, o a la forma capitalista: esas in
una serie de historias particulares, que se vin vestigaciones absurdas han hedió célebre entre
culan en un concepto general. ¿Eso nos ofre nosotros a Loria, el descubridor perpetuo de la
cen las teorías de Morgan, retomadas por En causa única; aunque el mismo no sabe bien si
gels, que la crítica moderna ataca por todos los esta causa única, es la tierra, la población, o
flancos? (39) ¿No se ha llegado a considerar cualquier otra cosa. No obstante, es fácil com
como etapa histórica fatalmente cumplida por probar (basta leer, con un poco de atención,
todos los pueblos ese extraordinario matriarca los libros de historia) que el pasaje de una for
do, en el cuál se confunden tanto la simple fi ma económica o, generalmente de una forma
liación materna como la predominancia de la social a otra, no es el efecto de una causa
mujer en la familia y en la sociedad? ¿No oímos única, ni siquiera de un grupo de causa»
los reproches, e incluso las burlas de los mar siempre iguales, sino que es el efecto de causa»
xistas contra los historiadores prudentes que se y circunstancias que es preciso examinar en ca
niegan a afirmar, en el estado actual del cono da caso, porque varían, de ordinario, en cada
cimiento de las fuentes, que existió un comu caso. La muerte siempre es la muerte, ¡pero se
nismo primitivo o un matriarcado en el pueblo muere de tantas enfermedades!
griego? En realidad, no me parece que, en toda Permítaseme terminar este capítulo tratando
esa investigación, se haya dado pruebas de mu un problema que Labriola plantea en su libro
cha sagacidad critica. reciente, y que él relaciona con la crítica fie!
Quisiera también llamar la atención de La materialismo histórico.
briola sobre otra confusión que aparece con Labriola distingue entre el materialismo his
tórico como interpretación histórica y como con-' ¿No sería bueno que, de un lado como d#
eepción general de la vida y del mundo (Lebens otro, se practicara un poco el autoexamen, se
und Weltanschauung). Se pregunta cuál es la dejara un poco de lado el orgullo, y se confesara
filosofía inmanente del materialismo histórico y, que el socialismo y el liberalismo pueden consi
después de algunas observaciones, llega a la con derarse científicos por metáfora o por hipérbola,
clusión de que esta filosofía es la tendencia al pero que ni uno ni otro son, ni pueden ser, de
monismo y que es una tendencia formal. ducciones científicas y que se trasladara entonces
Me permito señalar que, si en la denomi el problema del socialismo y del liberalismo, o
nación materialismo histórico metemos dos cosas de cualquier otro programa social práctico, a otro
diferentes, es decir: l 9) un procedimiento de terreno, (pie no es el de la ciencia pura, pero sí
interpretación histórica; y 29) una concepción el único adecuado?
determinada de la vida y del mundo, es natu Dcnténgamos un momento en el liberalismo.
ral que encontremos allí una filosofía e incluso Se nos presenta bajo dos formas intelectuales, es
una filosofía con tendencia al monismo, por decir, con una doble justificación. En su forma
q u e ... se ha puesto previamente. ¿Qué vincu más antigua, es innegable que tiene un funda
lación íntima puede existir entre esos dos órde mento metafísico, que se basa en la creencia de
nes de pensamiento?, ¿una vinculación lógica y la bondad de las leyes naturales y en el concep
de coherencia mental? Por mi parte, confieso to naturaleza (derecho natural, estado natural,
que no llego a verla. Creo, por el contrario, que etc.), que aparece con la filosofía del siglo XVII
Labriola nos expone simplemente a propósito y que reinó durante todo el siglo XVÍII. (40)
del materialismo histórico, la orientación que No pongamos obstáculos a la naturaleza y todo
considera necesaria del pensamiento moderno marchará mejor. La crítica de Marx, en reali
sobre los problemas ontológicos, o bien, la acti dad, no se dirige directamente contra esta con
tud que según él debe asumir, la conciencia so cepción. Su análisis del concepto naturaleza, mos
cialista respecto a las concepciones optimistas tró que éste era el complemento ideológico del
o pesimistas, etc., etc. Creo, en una palabra, que desarrollo histórico de la burguesía, un amia
no es esa una investigación que descubra la muy poderosa de la cual ella se sirvió contra los
concepción filosófica que existe en el fon privilegios y las opresiones. que quería destruir.
do del materialismo histórico, sino simple (41) Pero ese concepto pudo haber nacido co
mente una digresión, por otra parte importante mo instrumento de una función histórica acci
e interesante. ¡ Pero cuántos otros puntos de vis dental y ser no obstante intrínsecamente ver
ta, impresiones y sentimientos muy importantes dadero. La expresión leyes naturales tendría,
se encuentran en la conciencia socialista! ¿Por en ese caso, la misma significación que leyes
qué bautizar esta complejidad de hechos nue racionales y habría entonces que iínpugnar ese
vos con el nombre de materialismo histórico, que carácter racional y la excelencia de esas leyes.
tiene ya el sentido bien determinado de un modo Ahora bien, cabe rechazar ese concepto porque
de interpretación histórica? ¿No es el fin dél es es de origen metafísico, pero no se puede refu
tudioso distinguir y analizar lo que se presenta tarlo. Desaparece con la metafísica que integra,
como una unidad, en la realidad empírica y en y actualmente parece haber desaparecido. ¡ Qué
la conciencia común? en paz descansen las leyes naturales!
Pero el liberalismo se presenta bajo una for
IV — EL CONOCIM IENTO CIENTÍFICO ma totalmente distinta entre sus partidarios más
Y LOS PROGRAMAS SOCIALES recientes. Los liberales han abandonado las hi
pótesis metafísicas y han establecido dos tesis
A es un lugar común afirmar que con Marx
Y el socialismo pasó de la utopía a la ciencia,
como lo indica el título de pequeño folleto de
importantes desde eí punto de vista práctico:
a) la tesis de que existe un máximo hedonista
económico, que consideran idéntico al máximo
Engels; el socialismo científico es ahora una de deseable para la sociedad; (42) y b) la tesis que
nominación corriente. Labriola no oculta —con ese máximo hedonista sólo puede alcanzarse me
razón— su poca simpatía por esta expresión. diante la libertad económica más completa. Con
Por otra parte, los partidarios de otras escue estas dos tesis se colocan al margen de la me
las, por ejemplo los liberales intransigentes (los tafísica y sobre un terreno realista, pero no so
cito de preferencia honoris causa, porque están, bre un terreno científico. En efecto, la primera
también ellos, dentro de la categoría de los idea tiene por contenido un juicio sobre los fines de
listas de nuestra épocal, condenan, siempre en la vida humana, quizás aceptable, pero que no
nombre de la ciencia, al socialismo por anticien puede deducirse de una proposición científica.
tífico y nroclaman que sólo su propia doctrina La segunda tesis sólo puede demostrarse recu
ec científica,. rriendo * la experiencia, e* decir a lo que sa
bemos de la sicología humana, y a lo que, por mentó* que suscita la líbre competencia, m ¡mo
aproximación y por conjetura, esa sicología se da llegar a conocer la línea mn (e* decir la lí
rá probablemente en el futuro. Es posible hacer nea de adaptación completa de la producción
ese cálculo, y ha sido hecho con mucha pene a las necesidades) y si los gastos para hacer fun
tración, ciencia y prudencia; si se quiere, puede cionar la organización unificada (comunista) n®
calificarse como científico, pero es sólo una me son superiores a los gastos ocasionados por la
táfora y una hipérbole, como ya hemos indica solución por aproximaciones de las ecuaciones de
do: el conocimiento que nos proporciona nun producción. Reconoce también cuanto hay de
ca podrá tener, en efecto, el valor de un cono parasitario en el capitalismo (el caballero de la
cimiento rigurosamente científico. (43) triste figura de M arx); pero sostiene, a la vea,
Pareto, uno de los más inteligentes partida que el capitalismo suministra servicios »ocíale*
rios actuales del liberalismo, de los más leales que no se sabe cómo reemplazar. (45) Las antí
y de los más sinceros, (44) no oculta ese carác tesis de estos dos puntos de vista podrían ña-
ter limitado y aproximativo que tienen las con sumirse de esta manera: los liberales piensa»
clusiones del liberalismo; y para él es tanto más que la sicología humana es extremadamente fi
ja, y los socialistas que puede ser considerable
evidente puesto que utiliza fórmulas matemáti
cas, que indican inmediatamente el grado de mente modificada. Es indudable, que la sicolo
certeza que pueden alcanzar afirmaciones seme gía humana cambia y se adapta; pero la exten
sión y la rapidez de esos cambios « sustrae»
jantes.
a toda determinación segura y caen dentro d*
En efecto, el comunismo (que también ha las conjeturas y las opiniones individuales. ¿Po
tenido su período metafísico, y anteriormente drán alguna vez ser objeto de un cálculo exacto í
un período teológico) puede oponer con bue Si pasamos a otro orden de consideraciones,
nas razones a las dos tesis del liberalismo otras si investigamos no lo que es deseable, es decir lo*
dos tesis que consisten: a) en una estimación fines y los medios que imaginamos y considera
diferente, que no es puramente económica,'s del mos excelentes, sino aquello que, en la situa
máximo deseable para la sociedad; b) en la ción presente, la historia nos promete, e# deci*
afirmación de que ese máximo puede alcan las tendencias objetivas de la sociedad moder
zarse, no por el liberalismo absoluto, sino por na, no llego a entender cómo muchos libéralo*
la organización de las fuerzas económicas. Y ese pueden calificar de utopía ai socialismo. Los «so
es el sentido de la famosa fórmula: el pasaje del cialistas tendrían muchas más razone* para ca
reino de la necesidad (1. re competencia o anar lificar así al liberalismo, si lo estudiaran tal co
quía) al de la libertad (dominio del hombre so mo es actualmente y no como era hace cincuen
bre las fuerzas de la naturaleza). Pero el co ta años, cuando Marx lo criticó. El liberalismo
munismo tampoco puede demostrar estas dos te dirige sus exhortaciones a un ser que, por lo mo
sis, y por las mismas razones. Los ideales no se nos actualmente, no existe: el interés nacional
demuestran; los cálculos empíricos y las con o general de la sociedad, porque la sociedad a<y
vicciones prácticas no entran en el campo de tual está dividida en grupos antagónicos y sólo
la ciencia. Pareto comprendió perfectamente es conoce el interés particular de cada uno de eso*
te carácter del socialismo moderno y reconoce grupos, y no tiene noticias, o muy débilmente, d*
que el sistema comunista, como sistema, es con un interés general. ¿En quién tienen fe los li
cebible, es decir que no presenta contradiccio berales? ¿En los terratenientes o en los indus*
nes internas. Según él, no se enfrenta a leyes dustriales, en los obreros o en los poseedores d*
científicas sino a dificultades prácticas inmen deuda pública? El socialismo, en cambio, desde
sas como por ejemplo, las dificultades que en Marx, ha confiado poco en la bondad y el buen
contraría la adopción de los progresos técnicos sentido de los hombres y ha proclamado qu*
sin la ayuda de la experiencia y de la selección la revolución social será principalmente el fru
que provoca la competencia; la ausencia de es to de la fuerza de una clase directairfente inte
tímulos al trabajo; la elección del personal que resada, el proletariado. Y sus progresos han sido
ya no se realizaría, siempre según Pareto, en tantos que el historiador debe preguntarse si 1*
rirtud de razones exclusivamente técnicas, como experiencia que tenemos del pasado permite su
en la industria moderna, sino por razones polí poner que un movimiento social de esa exten
ticas y sociales. Está de acuerdo con las críti sión y esa intensidad puede ser absorbido o dis
cas de los socialistas a los derroches que provo persado sin pasar antes al terreno de los he
ca la libre competencia; pero los considera ine chos. Una vez más, recurro a Pareto, que rer
vitables como medios prácticos para lograr el conoce que, incluso en la tierra pseferida d*
equilibrio de la producción. El verdadero pro los liberales, en Inglaterra, el sistema se mantie
blema a resolver, afirma, es: si, en los experi- ne no porque exista el convencimiento »obre tu
V iU M te * » « 1* f JU N IO l a O «su». ««
bondad intrínseca, sino porque es favorable a los la metafisica, consecuencia de su naturaleza des
intereses de algunos empresarios. (46) Reconoce, pótica. Se podrían citar ejemplos muy signifi
en su calidad de historiador, que si el movi cativos, incluso entre los grandes filósofos, He-
miento social al realizarse, como todos los otros gel, Schopenhauer, Rosmini; que demostrarían
movimientos, sigue la línea de la menor resis cómo las más humildes conclusiones prácticas,
tencia, es posible que sea necesario pasar por producto de pasiones y de intereses humanos,
un estado socialista para llegar a un estado de fueron a menudo metafísicamente transformadas
libre competencia! en deducciones del Espíritu, del Ser Divino, de
He dicho que los liberales extremistas son, la Naturaleza de las cosas, de la finalidad del
mucho más que los socialistas, idealistas, o si se Universo. La metafísica hipostasiaba lo que lue
quiere, ideólogos. En Italia, se puede compro go deducía triunfalmente. Ya Marx en su jo-
bar, espectáculo curioso, cierto acercamiento y ventud mostró con sentido del humor, en el he
cierta simpatía intelectual entre socialistas y li gelianismo de bruno Bauer, la armonía presta-
berales, puesto que unos y otros son críticos mor blecida de lo que denominaba la crítica crítica
daces y penetrantes de un mismo hecho, que los mente hecha (kritische Kritik) con la censura
primeros denominan anarquía burguesa y los se alemana.
gundos socialismo burgués. Pero, mientras en la Quienes abusan más de esa palabra ciencia
acción práctica, los socialistas (y ahora no me convierten a esta función limitada de la inteli
refiero sólo a Italia) obtienen grandes éxitos, gencia en una especie de adivina o de pitonisa.
los liberales deben contentarse con las vanas flo Pero lo que es deseable no pertenece a la cien
res de la maledicencia; son un grupo pequeño cia; y lo que es realizable no pertenece a la
de hombres de gran inteligencia, llenos de bue ciencia. (48)
nas intenciones que se escuchan entre sí. (47) ¿El conocimiento científico es pues algo ab
No quiero criticar a esos liberales honestos, ra solutamente luperfluo en los problemas prácti
dicales y consecuentes; cuentan con toda mi ad cos? ¿A eso quiero llegar? El lector atento ya
miración y no se les puede reprochar su poco ha advertido, sin duda, que no discuto aquí
éxito. Quiero simplemente agregar que si los la utilidad de la ciencia, sino la posibilidad de
ideales, como dice el filósofo, tienen las piernas deducir, como quieren algunos, proposiciones
cortas, las del ideal de los liberales son excesiva científicas de lo* programas práctico*; es úni
mente chicas! camente esta posibilidad la que niego.
Podría continuar mi demostración analizan La ciencia, en tanto es el conocimiento de
do otros programas sociales, el del socialismo las leyes de los hechos, puede ser un excelente
de estado por ejemplo, que acepta el ideal so instrumento para simplificar lo* problemas, al
cialista, pero como fin último y que incluso permitir distinguir en ellos lo que puede ser
podría no lograrse nunca completamente, afinnado científicamente y lo que sólo se pue
y n® cree que la fuerza motora esté en de conocer de manera incompleta. Así se han
una clase revolucionaria, ni en la opinión de resuelto y aclarado muchas cosas sobre las cua
la gente bien pensante, sino en la fuerza pro les se discute comúnmente. Veamos un ejem
pia del estado, concebido como poder creador, plo: cuando Marx demostró, contra Proudhon y
independiente y superior a las voluntades indi sus predecesores ingleses (Bray, Cray, etc.); lo
viduales. Es innegable que la función del esta que había de absurdo en la creación de los bo
do, como todas las funciones sociales, por un nos de trabajo, es decir del trabajo-moneda; y
conjunto de circunstancias entre ellas la tra cuando Engels dirige críticas análogas a Düh-
dición, el respeto, la conciencia de algo superior ring y otras críticas, mejos justificadas quizás,
a los individuos y otras impresiones y senti a Rodbertus; (49) o cuando ambos establecie
mientos que la sicología colectiva analiza, ad ron que existe una conexión íntima entre la for
quiere cierta independencia y desarrolla ciertá ma de producción y la forma de distribución,
fuerza propia; pero en la evaluación de esta fuer estaban en el dominio propio de la demostra
za se cae en los más crasos errores, como lo ha ción científica, puesto que se proponían demos
mostrado luminosamente la crítica socialista; de trar que existía incompatibilidad entre las con
todas maneras, siempre se trata de un cálculo; secuencias y las premisas, es decir ponían ál
y seguimos estando en el ámbito de la opinión, desnudo las contradicciones internas de los con
en ese territorio que la ciencia puede aún par ceptos que criticaban. Lo mismo se puede decir
cialmente conquistar, pero que siempre le opon de la demostración, rigurosamente hecha por los
drá resistencia en gran parte. liberales, de esta proposición: toda protección
i Cuántos abusos se han hecho con la pala equivale a una destrucción de riqueza. Y si se
bra Ciencia! hubiera establecido exactamente esta ley de la
En una época esos abusos eran monopolio de baja tendencia! de la tasa del beneficio, con
M •u a a n N e e ¡s* uawew4í
la cual Marx se propuso corregir y extender individuos que tienen facultad crítica existe el
la ley de Ricardo deducida de la usurpación hombre apasionado y dotado de imaginación,
progresiva de la renta de la tierra, se podría se puede decir también que, en la vida de les
decir, bajo algunas condiciones, que el fin de sociedades, la inteligencia tiene en verdad un»
la organización capitalista burguesa es induda parte muy pequeña y mezquina; y, con un po
ble, aunque no se pueda prever con toda se co de hipérbole, se puede agregar que las cosas
guridad qué sociedad la reemplazará. siguen su curso con independencia de nosotros,
Esta restricción bajo algunas condiciones es Dejemos que los charlatanes proclamen, no di
esencial. Todas las leyes cientificas son leyes abs ría en las plazas públicas donde nadie les cree
tractas, y entre lo abstracto y lo concreto no ría, sino en las cátedras universitarias o en las
hay puente, porque lo abstracto no es una rea salas de congreso y de conferencias, que la cien
lidad sino un esquema del pensamiento, una cia (es decir su ciencia) es la reina de la vid».
forma propia de pensar, casi diría, por abrevia- Limitémonos a afirmar como Labriola que “1*
ción. Y aunque el conocimiento de las leyes es historia es el verdadero maestro de todos, j
clarece nuestra percepción de lo real, no puede que somos vividos por la historia”,
convertirse en la propia percepción. (50)
De todo esto puede sacarse en conclusión V — EL JUICIO ÉTICO Y
que Lab rióla tenía mucha razón cuando, poco
satisfecho con la denominación socialismo cien LOS PROBLEMAS SOCIALES
tífico, proponía, sin explicaciones, reemplazarla
ABRIOLA fustiga con su espíritu mordaz *
por comunismo crítico. (51)
Si pasamos de las leyes abstractas y de los
conceptos a la observación de la realidad his
L los que reducen la historia a un caso de
conciencia o a un error de contabilidad.
tórica, encontramos sin duda los puntos de Se pliega pues a esta doble tesis: l f) que
unión de nuestros ideales y las cosas; pero tam para Marx el problema social no era un pro
bién caemos en difíciles cálculos de probabili blema moral; y 2o) que su análisis del capita
dades, de los cuales no se puede eliminar, como lismo conducía a la comprobación de las leyes
ya hemos dicho, la variedad de opiniones y de que regulan una sociedad dada, y no a la com
tendencias. probación de un robo, como se lo imaginan
Ante el futuro de las sociedades, ante los algunas mentes simplistas, como si bastara res
caminos a seguir, es preciso repetir como Faus tituir al obrero el monto exacto de su super
to: ¿Quién puede decir: creo? ¿Quién puede trabajo para que todas las cuentas quedaran
decir: no creo? en regla y el problema social se resolviera. (53)
No es que quiera recomendar o justificar Dejaremos de lado' esta segunda tesis que
de alguna manera el escepticismo vulgar. Pero demuestra, una vez más, las desnaturalizacio
es preciso, a la vez, ser conscientes de la rela nes burlescas que puede tener una teoría cien
tividad de nuestras creencias y decidirnos prác tífica; nos detendremos algo en la primera fór
ticamente cuando no decidirse es una falta. mula que suscita por regla general el mayor
¡ He ahí la dificultad! Es la causa de todas las escándalo entre los no socialistas, al punto que
angustias de los hombres de ideas, de su im muchos de ellos quieren agregar un poco da
portancia práctica, que el arte simbolizó en sal a la mezcla y completar el socialismo con
Hamlet. Por cierto, no hay que imitar a ese ma la moral.
gistrado que menciona Rabelais, célebre en va En realidad, nunca las grandes ínfulas y
rios lugares vecinos por lo acertado de sus sen las indignaciones morales fueron menos perti
tencias, y cuyo método consistía simplemente nentes.
en dirigir una plegaria al Señor y jugar a los Esas tesis, que parecen denotar una gran
dados la sentencia cuando llegaba el momento indiferencia moral, tienen en Marx un sentido
de dictarla. (52) Hay que esforzarse para llegar claramente circunscripto y muy evidente. Su
a una convicción subjetiva y recordar siempre pongamos por un momento, como se. pensó tan
que las grandes personalidades históricas han tas veces, que ninguna organización social, da
tenido el coraje de osar. Alca jacta est, dijo Cé ninguna clase, pueda existir sin la esclavitud, o
sar; Gott Kelfe mir, Amen, dijo Lutero. La au sin el vasallaje, o sin el trabajo asalariado, lo
dacia histórica no sería audacia, si estuviera cual significaría decir que la esclavitud, el va
acompañada de la visión anticipada de los re sallaje o el trabajo asalariado son condiciones
sultados, como en los profetas y los inspirados naturaltss de la organización social y que sin
por el Señor. ellas no puede existir esta cosa tan esencial al
Felizmente, la lógica no es la vida, y el hom hombre y de la cual, por lo menos desde que
bre no es sólo inteligencia. Si entre los propios el hombre es hombre, nunca ha podido prescítv
/■
LA FORMACION DE LAS
IDEAS FILOSOFICAS
DE KARl MARX
OS Anbí 1642-1843 constituyen la segunda to más intensificaban el proceso dé su "pér|ls#>
L etápa de lá formáción de lói conceptos
filosóficos de Marx. Es la épócá* entre -otros,
cionamiento”, más y más esa filosofía se volví«
absurda.
dé los artículos de la Rheinische Zcitung y del Marx, á diferencia de los jóvenes hegeB*r
rnanuscritó incoriipletó lituládo: Contribución ¡a nos, no opone las diferentes partes de la filo
la crítica de la filosofía del derecho de Hcgel. sofía de Hegel. Toma como punto de partida,
Lenin habla de los artículos de Rheinische para emplear la expresión de Engels “los hecho«
Zéitung para situar el pasaje de Marx del idea testarudos”. Estudiando la realidad objetiva,
lismo ál materialismo y del democratismo re desde el punto de vista revolucionario, Marx
volucionario al comunismo. El manuscrito de íe opone á la filosofía hegeliana en su conjunto.
lá Contribución á la crítica de la filosofía del Lá defensa de la libertad de prensa maros
derecho de Hegel, que fue desconocido pára el comienzo de la acción de Marx. Sus exigen
Lenin, también debe ser relacionado con este cias revolucionarias se diferencian en numeroso«
periodo de transición. aspectos de aquellas de la oposición burguesa
La evolución de las ideas de Marx suscita que, en Alemania, se caracterizó siempre por su
un vivo interés. Es de Hegel que partieron los espíritu de indecisión y un carácter equívoco.
hegeliános de izquierda. Es también de Hegel El 14 dé enero de 1842, el gobierno prusiar
que partió Marx. Pero ambos procesos era radi- no decreta una nueva instrucción para la cen
calmante diferentes; Marx, lo mismo que los sura. El 10 de febrero, Marx propone a Ruga
hegeliános de izquierda, sacó conclusiones revo un artículo: “Observaciones sobre la nueva ins
lucionarias de la filosofía de Hegel. No obstan trucción para la censura prusiana”, para la re
te, las conclusiones de los hegeliános de izquier vista Deutsche Jahrbücher.
da no eran sino el resultado de la evolución ló La instrucción para la censura, brillante
gica de la filosofía hegeliana. Es cierto que apo- mente criticada por Marx, suprimía la liber
yabán sus deducciones en materiales históricos, tad de la prensa y pedía a los escritores que sa
pero no podían verlos sino a través del prisma limitaran a no exponer sino una verdad “mo
de la filosofía hegeliana, el más lógico, sin em desta” y “seria”.
bargo, de todos los sistemas idealistas posibles. Marx saca a luz el hecho de que esta ins
Oponiendo entre ellos los diferentes aspectos de trucción está basada sobre la iáea de la desigual
lá filosofía de Hégel (era ,1o que hacían los jó dad de clases. Los funcionarios, como resorte*
venes hegeliános) Se llegaba inevitablemente a. del Estado burocrático y policial, son todopo
su destrucción. Y cuanto más se dedicaban a derosos. Todo depende de sus motivos subjeti
oponer un aspecto de esta filosofía a otro, cuan- vos; actúan fuera de toda norma objetiva. El
rÁ*». •« c u a p íu n o « nw m a r c h a
te s ante todo y por encima de todo: “El interés dos por el Estado, de los campesinos de Mosela.
privado se considera como la meta final del Exige que el Estado sirva al país y no que éste
mundo.” (15) sirva al Estado. La situación miserable de los tra
Marx, analizando los debates en el Landtag bajado! es es la confirmación del hecho de que
para la atribución de privilegios particulares a el poder político no se ajusta a lo que exigiría
los propietarios de bosques, demuestra que el Es la realidad sino que está en contradicción con
tado existente es el defensor de los propietarios ella, es decir que es reaccionario. Marx caracte
privados. El Estado instrumento de los intereses riza así la actitud del Estado ante la situación
privados no corresponde a su concepto; es irra miserable de los campesinos moselanos: “La
cional. Teniendo esto en cuenta, “la estructura miseria constante de un núcleo del Estado nos de
del Estado, la determinación de las diferentes muestra la contradicción existente entre la reali
instituciones administrativas, todo debe salir de dad y las máximas de la administración”. (17).
su cuadro para reducirse al papel de instrumen Es natural que los órganos del Estado, apo
to de los propietarios territoriales, cuyo interés yados sobre bases burocráticas, sean ciegos y
deviene el alma determinante de todo el meca sordos cuando se trata de investigar las causa«
nismo. Todos los órganos del Estado se transfor de la miseria del pueblo: “Pero la administrar
man en orejas, ojos, manos, piernas, gracias a ción, escribe Marx, no puede, a causa de n
los cuales el interés del propietario de bosques misma naturaleza burocrática, percibir las ra
escucha, espía, estima, guarda, se apodera, co zones de la miseria en la región administrada»
rre." (16) sino únicamente en la esfera de la naturaleza
Una sola idea domina al Landtag: la de la y de los ciudadanos privados que están fuera da
propiedad privada. No ve en el Estado más que la zona administrada.” (18)
una máquina que garantiza la dominación de
Marx critica duramente la desigualdad so
los explotadores.
cial y política existente y la organización poli-
El análisis de los aspectos materiales de la
tica prusiana, que constituyen un sistema basa
vida social abre a Marx nuevas perspectivas.
do en la dominación de la propiedad privada,
Era imposible explicar las relaciones materiales
el saqueo a los trabajadores y la carencia de de
reales sobre la base del idealismo. Así comienza
rechos para éstos.
la evolución de Marx hacia el materialismo y
Si, para Hegel, el organismo político existen
el comunismo.
te, es decir el estado prusiano reaccionario, es
Las cuestiones planteadas en sus artículos
racional y necesario, para Marx la racionalidad
»obre los campesinos de Mosela muestran al des
y la necesidad están sometidas al criterio de las
nudo la inconsistencia de los argumentos del
exigencias democráticas revolucionarias. Si H e
idealismo. Los dos artículos publicados por la
gel ubica al Estado en la base de la sociedad
Cassette Rhenane describen la insoportable situa
civil, Marx, por el contrario, busca la base d*
ción creada a estos campesinos, su condición
las relaciones políticas en la vida económica y
oprimida y su privación de todo derecho. El
social, es decir en la sociedad civil.
gobernador von Chapper ataca a esos artículos
y discute la veracidad de los hechos citados. Es Estos problemas concretos dan a Marx la
Marx quien le responde. ocasión para dedicarse a un estudio serio y pro
A partir de la situación de ios campesinos fundo de las relaciones económicas. Escribe a
de Mosela, revela la esencia del estado prusia propósito de esto, en el prefacio de la Contri
no y afirma que no hay que buscar la causa de bución a la critica de la economía política: “En
la miseria campesina fuera de la esfera de ac 1842-1843, en mi calidad de redactor de la Ga-
tividad de los órganos administrativos del Es zette Rhenane me encontraba por primera ve*
tado, sino dentro de esta misma esfera. Marx en la obligación embarazosa de dar mi opinión
va aún más lejos. Ve la causa del mal en la sobre los llamados intereses materiales. Las de
estructura de la máquina de Estado. El carác liberaciones del Landtag renano sobre los robos
ter del Estado explotador, su misión, es el de de madera y el parcelamiento de la propiedad
servir únicamente a los intereses de las clases territorial, la polémica oficial que von Chapper,
dominantes; los trabajadores, no tienen, en prin entonces primer presidente de la provincia re
cipio, ninguna posibilidad de defenderse. El bu nana mantuvo con la Gazette Rhenane sobre la
rocratismo que reina en semejante Estado no se situación de los campesinos de Mosela, en fin,
debe a los antojos de tales o cuales funciona los debates sobre el libre-cambio y el proteccio
rios sino qué es el corolario inevitable del hecho nismo me dieron las primeras razones para ocu
que las masas populares están privadas de todo parme de cuestiones económicas." (19)
derecho. En la ocasión, Marx defiende enérgi La manera de comprender las relaciones so
camente los intereses y los derechos, desprecia- ciales, haciéndolas descansar sobre la base de
N U M S R O l*/»JUN¡<3 Í 9 » 9
fes materia sin forma." (28) La metafísica con no de la idea abstracta. Dicho de otra manera,
federa a la forma como exterior, fortuita frente no existe ni puede existir de hecho, forma para
al objeto. “Considera el contenido como esen semejante contenido, porque no es real sino fru
cial c independiente, la forma, al contrario, co to de la abstracción. Por lo tanto, la forma del
mo no esencial y dependiente.” (29) interés general queda sin contenido, formal, pues
Se mostrará más adelante que Hegel altera no existe contenido real. “Hegel separa el con
la dialéctica a cada paso, rompe él mismo la tenido y la forma, el ser «en sí» y el ser «para
unidad de la forma y del contenido y, de esta sí» y hace agregar este último del exterior, como
manera, traiciona el “núcleo racional” de su un momento formal.” (31)
método. La forma, demuestra Marx, no es forma con
El Estado, escribe Hegel, es la expresión de tinente salvo en el caso en que expresa un con
lo» intereses generales, la realización del espíri tenido real.
tu libre. Sin embargo Hegel, no idealiza sin ob De esta maner-a la filosofía idealista torna
jeciones el régimen político existente, no aprue imposible la aplicación consecuente del método
ba su contenido real sin condiciones, pues está dialéctico a los fenómenos de la vida social. El
m is o menos obligado a tener en cuenta hechos método dialéctico idealista llega al fin de cuen
reales y no puede cantar la alabanza del Estado tas a conclusiones metafísicas; no puede servir
sin antes haber “arreglado” esos hechos. de instrumento de explicación de la realidad ob
Según Hegel, el concepto de Estado supone jetiva.
e! interés nacional, el interés general. En el con El alcance limitado de la dialéctica idealista
cepto este contenido existe objetivamente, sus aparece de una manera particularmente clara
tancialmente. Sin embargo, es necesario que el cuando estudia la contradicción. Marx muestra
contenido se manifieste en el mundo empírico. que la filosofía idealista y conservadora de H e
Debe existir, no sólo en sí, objetivamente, sino gel no puede resolver científicamente la cuestión
también para si, subjetivamente. Dicho de otra del origen interno del desarrollo. Nos ocupamos
manera, el interés general debe abandonar la aquí de la alteración y de la mistificación de la
esfera de la abstracción y transformarse en te ley de la unidad y de la lucha de los contrarios
ma de los sujetos reales. por Hegel.
La forma misma de plantear la cuestión con Definiendo el método dialéctico, Hegel cri
tiene la mística. N o es de los sujetos que deduci tica la metafísica, que estudia las determinacio
mos el interés general, sino a la inversa, el inte nes del pensamiento en la inmovilidad, oponién
rés genera] deviene sujeto. En Hegel, escribe dolas, una a otra, abstractamente. Las vincula
Marx, “no son los sujetos quienes tienen nece ciones internas y las transiciones de determina
sidad del interés general, como de su verdadero ciones contradictorias son ajenas a la metafísica.
interés, sino el interés general quien necesita de “La dialéctica, por el contrario, es ese pasaje
ios sujetos para su existencia formal.” (30) inmanente de una determinación a otra, en la
El Interés general existente en lo abstracto cual se ve que esas determinaciones del enten
se manifiesta bajo forma empírica, es decir de dimiento son unilaterales y limitadas, es decir
sdeñe para sí, mediante el elemento clase. Según contienen su negación en sí misma.” (32) La
Hegel el contenido del interés general bajo for dialéctica descubre en cada cosa la contradic
ma del elemento clase, representa la unidad de ción interna, cuyo desarrollo implica la nega
la forma y del contenido. ción, la superación del objeto. El saber no se
El abismo que separa la existencia en sí y la limita a las determinaciones abstractas del en
existencia para si llama sobre todo la atención. tendimiento. El entendimiento ve sólo la identi
El contenido sustancial se constituye antes que dad abstracta, sin diferencia interna. “Pero un
la forma empírica. Si es así, uno puede enton examen más sutil nos muestra que lo finito no
ces preguntarse: ¿cuál es la significación de la está limitado sino desde el exterior, pero se su
forma que expresa un contenido semejante? El prime en virtud de su propia naturaleza y pasa
elemento clase, en tanto forma empírica, no pue de sí mismo a su contrario. Así se dice, por ejem
de servir para representar el interés nacional plo: el hombre es mortal, y se considera la muer
real. La cuestión no se agota por el hecho de te como una cosa que tiene su razón de ser en
eí elemento clase no sirva, como tal, para circunstancias exteriores; según esta manera de
MARXISMO Y HUMANISMO "M i método anqlítico no toma como punto de partida el Item«
bre, sino al período social económicamente d a d o . . . ”
Marx, notas sobre Wagnei
"El Capital"
I Marx, la forma de la lucha de clases. El hm s w
nismo revolucionario no podia ser entonces ti»
L “humanismo” socialista está a la orden del no un “humanismo de clase”, el “humanismo
E día. Embarcada en el período que, del so
cialismo (a cada uno según su trabajo), va a
proletario”. Fin de la explotación del hombre
quería decir de la explotación de dase. Libera
conducirla al comunismo (a cada uno según sus ción del hombre quería decir liberación de la
necesidades), la Unión Soviética proclama la dase obrera y, ante todo, por la dictadura d«l
consigna: Todo para el hombre, y aborda nue proletariado. Durante más de cuarenta ano%
vos temas: libertad del individuo, respeto de la en la U.R.S.S., a través de luchas gigantesca»,
legalidad, dignidad de la persona. En los parti el “humanismo socialista”, antes de expresara*
dos obreros, se aplauden las realizaciones del en términos de libertad de la persona, se exprar
humanismo socialista y se buscan sus bases teó só en términos de dictadura de clase. (1)
ricas, en “El Capital” y, de más en más en las El fin de la dictadura del proletariado abra
obras de juventud de Marx. en Rusia una segunda fase histórica. Los sovié
Es un acontecimiento histórico. Uno puede ticos dicen: en nuestro país, las clases antago
incluso preguntarse si el humanismo socialista nistas han desaparecido. La dictadura del pro
no es un tema bastante tranquilizador y atra letariado ha cumplido su función, el estado no
yente para hacer posible un diálogo entre co es más un estado de clase, sino un estado del
munistas y socialdemócratas. Aun mismo un pueblo entero (de cada uno). Efectivamente,
mayor intercambio entre esos hombres de “bue desde ahora, los hombres «n Rusta, so» tratado«
na voluntad” que rechazan la guerra y la mi sin distinción de clase, es decir como persona«.
seria. Hoy, la gran vía del humanismo parece A los temas del humanismo de clase vemos su
conducir también ella, al socialismo. ceder entonces, en la ideología, los temas de ua
De hecho, la lucha revolucionaria tuvo siem humanismo socialista de la persona.
pre como objetivo, el fin de la explotación y por Hace diez años el humanismo socialista no
tanto la liberación del hombre, pero, en su pri existía sino bajo una sola forma: el humanis
mera fase histórica debió tomar, como lo preveía mo d# clase. Hoy existen do»; «1 humanismo
gará tu propia negación y tomara posesión ae do Marx la afrontó, los dos postulados comple
tí mismo en el comunismo. La revolución es la mentarios definidos por él en la sexta tesis sobre
práctica misma de la lógica inmanente a la alie Feuerbach:
nación: es el momento en que la crítica, hasta l 9) Que existe una esencia universal del
entonces desarmada, reconoce sus armas en el hombre.
proletariado. D a al proletariado la teoría de lo 2^) Que esta esencia es el atributo de los
que es: el proletariado, en cambio, le da su fuer “individuos considerados aisladamente” quienes
za armada, una sola y misma fuerza donde cada son los sujetos reales.
uno no se alia sino consigo mismo. La alianza Estos dos postulados son complementarios e
revolucionaria del proletariado y la filosofía indisociables. Ahora bien, su existencia y su uni
está, pues, aquí también, sellada en la esencia dad presuponen toda una concepción empirista-
del hombre. idealista del mundo. Para que la esencia del hom
bre sea atributo universal, es necesario, en efec
to, que existan sujetos concretos, como hechos
III absolutos: lo que implica un empirismo del su
jeto. Para que esos individuos empíricos sean
partir de 1845, Marx rompe radicalmente hombres, es necesario que cada uno de ellos lleve
A con toda teoría que tome como fundamen
to de la historia y la política una esencia del
en sí toda la esencia humana, si no de hecho, por
lo menos de derecho: lo que implica un idea
hombre. Esta ruptura única comporta tres as lismo de la esencia. El empirismo del sujeto im
pectos teóricos indisociables: plica pues el idealismo de la esencia y viceversa.
1) Formación de una teoría de la historia Esta relación puede invertirse: empirismo del
y de la política fundada en conceptos radical concepto - idealismo del sujeto. Esta inversión
mente nuevos: conceptos de formación social, respeta la estructura fundamental de esta pro
fuerzas productivas, relaciones de producción, blemática, que permanece fija.
superestructura, ideologías, determinación en úl Se puede reconocer en esta estructura-tipo
tima instancia por la economía, determinación no sólo el principio de las teorías de la socie
específica de los demás niveles, etc. dad (de Hobbes a Rousseau), de la economía po
2) Crítica radical de las pretensiones teó lítica (de Petty a Ricardo), de la moral (de
ricas de todo humanismo filosófico. Descartes a Kant), sino también el principio
mismo de la “teoría” idealista y materialista
3) Definición del humanismo como ideo
(premarxista) “del conocimiento” (de Locke a
logía.
Feuerbach, pasando por Kant). El contenido de
También en esta nueva concepción, todo se
la esencia humana o de los sujetos empíricos pue
ensambla con rigor, pero es un rigor nuevo: la
de variar (como puede observarse de Descartes
esencia del hombre criticada (2) es definida co
a Feuerbach); el sujeto puede pasar del empiris
mo ideología (3 ), categoría que pertenece a la
mo al idealismo (como puede observarse de
nueva teoría de la sociedad y de la historia ( 1).
Locke a K ant): los términos en presencia y su
La ruptura con toda antropología o todo hu relación no varían sino en el interior de una es
manismo filosófico, no es un detalle secundario: tructura-tipo incambiada, que constituye esta
está relacionada con el descubrimiento científico problemática misma: a un idealismo de la esen
«le Marx. cia corresponde siempre un empirismo del sujeto
Significa que en un mismo y único acto, (o a un idealismo del sujeto, un empirismo de
Marx rechaza la problemática de la filosofía la esencia).
anterior y adopta una problemática nueva. La Al rechazar la esencia del hombre como fun
filosofía anterior idealista ( “burguesa” ) descan damento teórico, Marx rechaza todo ese sistema
saba, en todos sus terrenos y desarrollos (“teoría orgánico de postulados. Expulsa a las categorías
del conocimiento”, concepción de la historia, eco filosóficas de sujeto, empirismo, esencia ideal,
nomía política, moral, estética, etc.) soljre una etc. de todos los dominios donde reinaban. No
problemática de la naturaleza humana (o de la sólo de la economía política (rechazo del mito
esencia del hombre). Esía problemática fue, du del homo oeconomicus del individuo con facul
rante siglos enteros, la evidencia misma y nadie tades y necesidades definidas, como sujeto de la
pensaba en ponerla en duda, en sus mismas economía clásica); no sólo de la historia (recha
modificaciones internas. zo del atomismo social y del idealismo político-
Esta problemática no era vaga ni floja: al ético) ; no sólo de la moral (rechazo de la idea
contrario, estaba compuesta por un sistema co moral kantiana); sino también de la filosofía
herente de conceptos precisos, estrechamente ar misma: puesto que el materialismo de Marx ex
ticulados los unos con los otros. Implicaba, cuan cluye el empirismo del sujeto (y su reverso: el
lujeto trascendental) y el idealismo del con bre. Todo pensamiento que invocara a Marx par
cepto (y su reverso: el empirismo del concepto). ra restaurar de una manera u otra una antro
Esta revolución teórica total no tiene dere pología o un humanismo teóricos no sería teó
cho a rechazar los antiguos conceptos sino por ricamente más que cenizas. Pero, prácticamente^
que los remplaza por conceptos nuevos. Marx podría edificar un monumento de ideología pro-
crea, en efecto, una nueva problemática, una marxista, que pesaría sobre la historia real y
nueva forma sistemática del plantear problemas arriesgaría arrastrarla a callejones sin salida.
al mundo, nuevos principios y un nuevo método. Porque el antihumanismo marxista teórico
Este descubrimiento está contenido inmediata tiene como corolario el reconocimiento y el co
mente ' en la teoría del materialismo histórico, nocimiento del humanismo mismo: como ideolo
donde Marx propone no solamente una nueva gía. Marx no cayó jamás en la ilusión idealista
teoría de la historia de las sociedades, sino tam de creer que el conocimiento de un objeto pu
bién, al mismo tiempo, implícita pero necesaria diera, por último, remplazar a ese objeto o di
mente, una nueva “filosofía” de implicaciones sipar su existencia. Los cartesianos, que sabían
infinitas. Así, cuando Marx remplaza en la teo que el sol estaba a dos mil leguas, se asombra
ría de la historia el viejo binomio individuos- ban de que se le viera a doscientos pasos: no dis
esencia humana por nuevos conceptos (fuerzas ponían de mucho, para llenar este vacío. Marx
de producción, relación de producción, etc.) pro no creyó jamás que el conocimiento de la na
pone de hecho, al mismo tiempo, una nueva con turaleza del dinero (una relación social) pudiera
cepción de la “filosofía”. Remplaza los antiguos destruir su apariencia, su forma de existencia:
postulados (empirismo-idealismo del sujeto, em una cosa, pues esta apariencia era su mismo ser,
pirismo-idealismo de la esencia) que son la base tan necesaria como el modo de producción exis
no sólo del idealismo, sino también del mate tente. (6)
rialismo premarxista, por un materialismo dialéc Marx no creyó jamás que una ideología
tico - histórico de la praxis: es decir, por una pudiera ser disipada por su conocimiento: por
teoría de los diferentes niveles específicos de -la que el conocimiento de esta ideología, siendo
práctica humana (práctica económica, práctica conocimiento de sus condiciones de posibilidad,
politica, práctica ideológica, práctica científi de su estructura, de su lógica específica y de su
ca) en sus articulaciones propias, fundada sobre función práctica, en el seno de una sociedad
las articulaciones específicas de la unidad de la dada, es al mismo tiempo el conocimiento de
sociedad humana. Digamos en una palabra, que las condiciones de su necesidad. El antihumanis-
al concepto “ideológico” y universal de la prác mo teórico de Marx no suprime pues de ningu
tica feuerbachiana, Marx lo sustituye por una na manera la existencia histórica del humanismo.
concepción concreta de las diferencias específi Tanto antes como después de Marx, encontra
cas que permite situar cada práctica particular mos en el mundo real, filosofías del hombre, y
en las diferencias específicas de la estructura hoy algunos inarxistas se sienten tentados de de
social. sarrollar los temas de un nuevo humanismo teó
Para comprender lo que hay de radicalmen rico. Más aún: el antihumanismo teórico de
te nuevo en el aporte de Marx, es necesario pues Marx reconoce, al ponerlo en relación con sus
tomar conciencia no sólo de la novedad de los condiciones de existencia, una necesidad al hu
conceptos del materialismo histórico, sino tam manismo como ideología, una necesidad con con
bién de la profundidad de la revolución teórica diciones. El reconocimiento de esta necesidad no
que ellos implican y anuncian. Es con esta con es puramente especulativo. Es sobre ella que el
dición que se hace posible definir el estatuto del marxismo puede fundar una política concer
humanismo: rechazando sus pretensiones teóri niente a las formas ideológicas existentes, cua
cas y reconociendo su función práctica de ideo lesquiera que sean: religión, arte, moral, filoso
fía, derecho —y humanismo en primer lugar.
logía. Una política marxista (eventual) de la ideología
Bajo la relación estricta de la teoría, se pue humanista: es decir, una actitud política respecto
de y se debe pues hablar abiertamente de un anti al humanismo, —política que puede ser ora
humanismo teórico de Marx y ver en ese anti el rechazo, ora la crítica, ora el empleo, ora el
humanismo teórico la condición de posibilidad a [royo, ora el desarrollo, ora la renovación hu
absoluta (negativa) del conocimiento (positivo) manista de las formas actuales de la ideología
del mismo mundo humano, y de su transforma en el terreno ético-político— esta política no es
ción práctica. No se puede conocer algo de los pues posible sino a condición absoluta de estar
hombres sino con la condición absoluta de redu basada en la filosofía marxista cuyo antihuma,
cir a cenizas el mito filosófico (teórico) del hom nismo teórico es el paso previo.
lU M E R O 1 4 / JUNi«3 I t e »
ROBERT PARIS
n u m e r o u / junio la sa r* a «i
AM»» jáis*» i» m ptw * «a eénmno# neoposl - Marx, insospechable de hegelianismo, la “Críti
tíviitas, como mi descubrimiento científico en- ca de la economía política” (1859): “El traba
(&« (tote* otro» (p. 83 y passim), (22) como un jo, medido así por el tiempo, no se presenta
“nacimiento” (p. 71) a nivel de la “Teoría”, como el ti abajo de individuos diferentes, sino
«n líntesis como un problema en primer lugar que los diferentes individuos que trabajan apa
epistemológico, y después, además, político, his recen como simples órganos del trabajo.” (26)
tórico, etc., le es imposible ver la significación Y aun: “El trabajo que se manifiesta en el va
seal, primera de la ruptura; todo ese orden lor de cambio es, por hipótesis, el trabajo del
precisamente: político, histórico, etc. Pero va individuo aislado. Es al tomar la forma de su
yamos justamente a ese fárrago de “conceptos contrario inmediato, la forma de la generali
seudo-mandstas” que serían la alienación, la to dad abstracta (el universal abstracto de Hegel),
talidad, la superación y me doy por cumplido. que se convierte en trabajo social,” (27) ¿Cómo
La alienación, por ejemplo. En el plano es posible ver aquí que el concepto de aliena
á» la filología de los escritos de Marx ción ha sido abandonado? Pasemos a otro tex
—porque se trata también de saber leer to “insospechable” : El “Manifiesto Comunista”
* Marx-—, ¿en qué momento Marx cesa (1848). El comunismo suprime “el poder de
de recurrir a este concepto? (para no ha sojuzgar el trabajo ajeno por medio de esta
blar de Lenin, cuyo texto “¿Cómo organizar la apropiación (la de los productos sociales)”; (28)
emulación?” de diciembre de 1917 es casi im el comunismo suprime la alienación del trabajo
posible de comprender sin recurrir a este con ajeno. Mientras, en la sociedad burguesa, el ca
cepto operatorio). El concepto de alienación pital es “independiente y personal”, “el indivi
aparece, por supuesto, en uno de esos textos que duo que trabaja no tiene independencia ni per
Althusser condena al premarxismo: los “Manus sonalidad”. (29) La alienación, “ese triste modo
critos de 1844” que permiten aclarar —en par de la apropiación que hace que el obrero no
ticular, sobre este punto preciso de la aliena viva sino para acrecentar el capital” (30), de
ción— este “análisis crítico de la dialéctica de semboca en realidad, sobre una noción de la
Hegel y de su filosofía en general”, ese “nece cual quizás nos enteremos un día que, también
sario ajuste de cuentas de la crítica con su ori ella, es seudo-marxista: la del proletariado. Por
gen —la dialéctica de Hegel y la filosofía ale que si es absurdo y a-marxista pretender al
mana en general—” (23) que debía constituir el canzar e incluso definir al proletariado a tra
último capítulo de la obra que. Marx prepa vés de una comprobación “objetiva” —de tipo
raba con los Manuscritos. El concepto de tra sociológico, por ejemplo: de una objetividad
bajo alienado o de alienación es actualizado a nostálgica de las ciencias naturales, que, en su
partir de una crítica de la economía política: nivel, al igual que la filosofía de Hegel, sólo
“Hemos partido de las premisas de la economía puede sancionar y santificar lo que es— el pro
política. Hemos aceptado su lenguaje y sus le letariado de ninguna manera es un inefable que
yes. ( . . . ) Al partir de la propia economía po escapa a la definición. Su estatuto, al contra
lítica, al utilizar sus términos, hemos demostra rio, resulta de una doble definición que se ar
do que el obrero es rebajado a la categoría de ticula alrededor de ese concepto de alienación:
mercadería. ( . . . ) Tenemos pues ahora que los proletarios “sólo viven si su trabajo acrecien
comprender el encadenamiento esencial qüe es ta el capital”, (31) “no tienen nada que salva
labona la propiedad privada, la sed de rique guardar que les pertenezca”, (32) nada que per
zas, la separación del capital y de la propie der, salvo sus cadenas. Forzado, para vivir, a
dad, la del intercambio y la competencia, del alienar su fuerza de trabajo, el proletariado se
valor y de la depreciación del hombre, del mo ve desposeído de los frutos de su trabajo (con
nopolio y de la competencia, etc., en sintesis la excepción de lo que Marx denomina los “gas
vinculación de toda esta alienación (Entfrem- tos de existencia y de reproducción"). (33) El
dung) con el sistema del dinero.” (24) Y toda proletario es, si se quiere, aquel para quien
vía esta precisión: “La alienación del obrero en el trabajo de por sí es alienación, para quien
#u producto no sólo significa que su trabajo se la objetivación es alienación. El ciclo de la fuer
convierte en un objeto, una existencia exterior, za de trabajo reconstruye de esta manera, cu
sino que su trabajo existe fuera de él, con in riosamente, el de la dialéctica hegeliana (en la
dependencia de él, extraño a él, y se convierte cual alienación y objetivación son una misma
en una potencia autónoma respecto a él, que cosa): la única salida —al igual que en la dia
1» vida que él ha otorgado al objeto se le opo léctica hegeliana— es la inversión, la subver
ne, hostil y extraña.” (25) Precisión que no es sión.
inútil, puesto que nos permite pasar directamen Y aquí, un paréntesis no es acaso inútil;
te a un texto que pertenece a la madurez de aunque sólo sea para aplicar ese principio de
■
p ao . »» CUADERNOS DE M ARCHA
Marx que pretende que “no se juzgue a un in de la riqueza, y k alienación, asomo te m a pm-
dividuo por la idea que tiene de sí mismo”. (34) dominante de la apropiación, »ólo pertenece»
Si no se trata de hacer la crítica de la ideolo al período de k producción burguesa.” (Si)
gía que sustenta la empresa de Althusser, por Pero volvamos al corte. Hemos vist® k ím-
lo menos se intenta ver, a través de sus conse portancia de su datación. Veamos ahora la d*
cuencias filosóficas prácticas, las orientaciones sus modalidades. Para Althusser —que no no*
principales. La alienación no pertenece pues al muestra nunca en los hechos dónde ni cómo s®
marxismo (cf. p. 221), sino, como se ha dicho efectúa el corte—, "la superación de Hegd no
en un artículo reciente, a las “ideologías seudo- es de ninguna manera un «Aufhebung» en el
marxistas”, (35) Lógicamente esto significa que sentido hegeliano, es decir la enunciación á®
es preciso disolver o recusar algunas otras no la verdad de lo que está contenido en Hegel;
ciones: la del proletariado, en primer lugar, co ( . . . ) al contrario, es una superación de k ilu
mo se ha visto; pero también la de la plusva sión hacia la realidad; mejor aún ( . . . ) es una
lía: porque, ¿qué es la plusvalía sino el pro disipación de la ilusión y un retroceso, de la
ducto del trabajo impago, alienado? (El Capital ilusión disipada, hada la realidad”, (págs. 74-
I. 3) El análisis de la mercadería también se 75). El niño del cuento de Andersen que gri
derrumbaría si no interviniera este concepto ta: “El rey está desnudo”, nos ofrecería pues un
operatorio, marxista, del trabajo alienado. De ejemplo de “superación” marxista, una supera
esa manera —como lo comprueba Marx— Fran- ción que, en el cuento, si lo leemos bien, ten
klin, que no hace del trabajo contenido en el dría mucho más “sentido común”. Pero el tra
valor de cambio, “al trabajo general abstracto, bajo, que consiste, para Marx, en descubrir que,
al trabajo social surgido de la alienación uni en Ilegel, “el secreto de la nobleza es la zoolo
versal de los trabajos individuales”, no logra gía” (39) o aun —y todavía otro ejemplo real—-
“reconocer en el dinero la forma de existencia que el monarca, “verdad del estado” se resuel
inmediata de este trabajo alienado”. (36) En el ve en su “actividad sexual” : “hace un rey”, (40)
propio ámbito de la epistemología o, como di esta praxis desmistificante (y la mistificación
ría el autor, de la teoría, parece pues muy di no es la ilusión) consiste precisamente en ac
fícil eliminar este concepto de la alienación, fie tualizar la verdad del contenido hegeliano, es
ro ésta es sólo una de las consecuencias. Hay decir sus raíces reales, la realidad que Hegel
otras. Y por ejemplo, dentro de lo que el autor “glorifica”, santifica: y lo importante es la a r
denomina la “ostentación”, parece innegable ticulación de esta verdad y de lo real mistifica
que al rechazar esta categoría de la alienación se do que nos presenta Hegel; la inversión, por
corre el riesgo de hacerle el juego a ese “refon ejemplo, del hecho de la propiedad en dere
mismo” —condenado en una nota rápida, casi cho. (41) Lo cual es muy diferente de la disi
pro forma (p. 197)— que imagina “que se pue pación de la ilusión en la experiencia clásica
de invertir el orden de las cosas sobre su pro del bastón quebrado del alumno de Rousseau.
pia base. . . sobre la propia base de las relacio
nes sociales existentes” (p. 197 nota), las cua Pero no cabe duda que Althusser confunde
les “relaciones sociales” designan sin duda aquí aquí el ámbito de los descubrimientos y el de
las relaciones de producción. Porque en fin, las verdades, la aventura (filosófica) personal
puesto a un lado el problema del imperialis del individuo Marx y el problema (filosófico)
mo, ¿qué impide al reformismo o al revisio de la relación entre una “teoría”, el marxismo,
nismo, en su esquema de un capitalismo capaz que a la vez es (¿o en primer lugar?) una
de autorregularizarse, de resolver sus propias crítica de las ideologías y una ideología, la ideo
contradicciones y de evitar las crisis o planifi logía, la filosofía de Hegel. Es, si se quiere,
carlas —en síntesis en su pintura de una nueva pensar el problema de Marx como un proble
edad de oro— convencernos verdaderamente? ma filosófico tradicional, como se piensa habi
¿Cuál es la piedra con la que tropieza —de tualmente, en la universidad (quiero decir: en
jando de lado, repito, al imperialismo— (37) ese términos idealistas) el problema de Descartes
proyecto reformista de un capitalismo capaz de o de Kant: a partir de la decepción de Des
lograr por sí mismo, con un poco de buena vo cartes frente a la educación jesuítica o de la
luntad a su favor, la solución de sus contra crisis del sistema de Leibniz y de Wolff en Kant.
dicciones, sino precisamente el hecho de que el Marx habría descubierto, pues, que la ideología
capitalismo no sabría resolver esta contradic alemana no daba cuenta de “la realidad fran
ción primera, fundamental, esencial que es la cesa y la realidad inglesa” (p. 78), habría des
alienación? Contradicción que es la esencia his cubierto “una realidad radicalmente nueva” : en
tórica del capitalismo si se cree a Marx: “La Francia, la “clase obrera organizada” ; en In
mercadería, como forma fundamental elemental glaterra. el “capitalismo desarrollado” ; en sínte-
NUMERO JU N IO t» « «
di, "una TucTia de dase* que seguiría sus pro- una parte? (42) Definida por Althusser, la Ideo
ilas leyes, prescindiendo de la filosofía y de los logía no se diferencia de esa “agua profunda”
Jilósofos” (ibid). Pero es difícil comprender la en la cual —de creer a Descartes—- arriesgan
ahogarse “los que no conocen el vado” (43): el
naturaleza del proceso que condujo a Marx a
hacer la crítica del sistema hegeliano en lugar problema de la ideología —que incluso tiene
da construir de entrada, a partir de una ro una “problemática” (p. 197)— es un problema
busta tabula rasa, la “Teoría” de esos “descu de conocimiento según lo verdadero o lo falso.
brimientos” : porque, en última instancia, exis Respecto a su crítica, se asemeja hasta confun
tían entonces filosofías, ideologías que a su ma dirse con la búsqueda de la causa de nuestros
nera daban cuenta de esa realidad: el positi errores tal como definieron los creadores del
vismo, por ejemplo. No es fácil comprender des término: los ideólogos de principios del siglo
pués de todo esto, por qué Marx no elaboró en XIX. Agreguemos, para ser justos, que el con
lugar de esta ‘Teoría” que hace sufrir tanto cepto permanece igualmente fluido. Por consi
a Althusser, un pragmatismo sólido que permi guiente, si es inconcebible —o con mayor preci
ta a la lucha de clases prescindir de la filoso sión si “el materialismo histórico no puede con
fia y de los filósofos. Y sobre todo no se com- cebir” que una , sociedad comunista “pueda
rende ya más lo que ha ocurrido con el pro nunca prescindir de la ideología” (p. 239: su
Í lema: el de las relaciones de Marx y Hegel,
si la presencia de este último se reduce —co
mo aquí— a una “formación de la teoría”, una
brayados del autor), es porque —nos dice- la
ideología, “sistema de representación de ma
sas” (p. 242, subrayados del autor) o, como di
especie de pedagogía del espiritu teórico a tra ría Durkheim, “representación colectiva”, “es
vés de las formaciones teóricas de la propia ideo indispensable en cualquier sociedad para formar
logía. (p. 82) a los hombres, transformarlos y ponerlos en si
Ese análisis es aún más impugnable, puesto tuación de responder a las exigencias de sus con
que implanta y supone una teoría errónea de diciones de existencia” (ibidem, subrayados del
la ideologia, o, por lo menos, premarxista. En autor). Los “fantasmas ideológicos” (44) al ha
la perspectiva de Althusser, la de un neo-ilumi- cerse aquí algo más difusos, sin romper con el
nismo o de un neo-positivismo, es evidente que intelectualismo que marcaba las formulaciones
la ideología se resuelve en un discurso (evite precedentes, se tiende a desplazar la definición
mos por el momento el término teoría) que de la ideologia para reencontrar la del “marxis-
no muestra una realidad, la cual goza a su ta burgués” (como lo denomina Raymond Aron)
vez de un estatuto autónomo, objetivamente Karl Mannheim: una definición “amplia”, so
autónomo, o, como lo afirma con toda ingenui ciológica, que implica, por ejemplo, que el mar
dad el autor, prescinde muy bien de la filoso xismo es también una ideología (y, por supues
fía. La tentación de reducir el “modelo” mar to, de ninguna manera una “teoría”) y, tam
xista a un modelo más “spinocista” que hege bién como en Althusser, que toda sociedad ten
liano (p. 75 nota), expresa con bastante cla ga su ideología. A la inversa, la jxwición mar-
ridad el tntelectualismo o, si se prefiere, el ra xista rigurosa, coherente, haría de la ideología
cionalismo mecanicista, que sustenta el análisis la expresión de toda sociedad dividida en cla
de Althusser (sin insistir en que reintroduce, a ses. Pero aquí Althusser quizás se preocupe más
través de Spinoza, un monismo que pretende ex de la “ostentación” o de la táctica que del ri
pulsar por otra parte: tan es asi que los “gé gor científico. “Estructura esencial en la vida
neros” del conocimiento en Spinoza sólo tienen histórica de las sociedades” (p. 239) la ideolo
sentido como grados de una misma totalidad). gía es descrita un poco a la manera de las for
La ideología, para Althusser, en primer lugar mas de la sensibilidad en Kant: "sistema de re
es lo que se distingue de la ciencia (cf. p. 173) presentaciones” (p. 239), “concierne” (sic) “a
y, más precisamente, lo que es “ajeno a la rea la relación vivida de los hombres con su mun
lidad de la práctica científica” (p. 196). Al do” (240). Su problema es el de las relacio
igual que la teoría, la ideología es una “prác nes de lo “real” y de lo “imaginario” (241).
tica” ; “transforma también su objeto: la con “La misma imaginación que”, como dice Hel
ciencia de los hombres” (p. 168). ¿Pero no es vétius, “unida a ciertos principios de úna fi
«sto, precisamente, poner el proceso cabeza aba losofía falsa, habría descrito así en Fenicia la
jo? ¿No es la “falsa conciencia”, la “concien formación del universo, supo en los distintos
cia mistificada” (y mistificante) la que “pro países desentrañar sucesivamente el caos de mil
ducto” de la ideologia, se expresa a través de otras maneras diferentes”. (45) La definición de
esta y, en último término, se libra a un ver la ideología en Althusser se sitúa pues a mitad
dadero trabajo de reestructuración de la Wel de camino entre la de las pasiones, reinado del
tanschauung, de la cual la ideología no es sino error, de la tradición racionalista (y del mate-
rialismo pie-dialéctico) y una definición que de algo más importante: la manera como Althur
be mucho al kantismo: la de la ideología como ser llega a ese resultado.
un esquema, “intermediario misterioso entre el Parte de la comprobación que Marx no qui
concepto y la intuición” en Kant (46) y, en Al- so “tomarse el trabajo” (p. 176) de escribir tu
thusser, “relación vivida”, no menos misteriosa, Dialéctica, su Discurso del Método, lo cual —co
entre la “relación real” y la “relación imagi mo el mismo lo reconoce— “no es totalmente
naria” de los hombres con “sus condiciones de exacto" (p. 184) puesto que Marx nos dejó su
existencia real”. Posiciones que nada tienen que Introducción (1857) y su Prefacio (1859) 3 la
ver, ni una ni otra, con el marxismo. Crítica de la Economía Política (habría que ver
Esta incapacidad para dar una definición también por qué nos dejó su “Dialéctica” en es
dialéctica, eficaz y científica de la ideología ya ta forma) y Althusser se dirige pues hacia la
evidentemente unida con el proyecto que Al “práctica” ya constituida para extirpar la teo
thusser, “relación vivida”, no menos misteriosa, ría que se encuentra ahí “en estado práctico”
se rechazará su postulado: la dialéctica marxis- (p. 177); “La solución de nuestro problema teó
fa no es la dialéctica hegeliana ni tampoco la rico ya existe, desde hace tiempo, en estado
dialéctica hegeliana “invertida”, puesta “sobre práctico, en la práctica marxista. Plantear y
sus pies” ; pero se impugnará su posición del resolver nuestro problema teórico consiste pues
problema: intelectualista, neo-positivista o pre- en enunciar teóricamente la “solución”, “que
marxista, como se quiera. Claro que no se trata existe en estado práctico”, (págs. 165 - 166 su
de abandonarse de nuevo a esa “peste begelia- brayados del autor). Sólo se trata pues de libe
na” que, según Eñgels, ya roía a Rousseau; (47) rar un implícito y, como afirma Althusser en el
sino sólo de saber si es posible presentar esta comentario critico al Postfado de Marx a la
dialéctica nueva que caracteriza al marxismo, segunda edición alemana de El Capital, de ac
en términos de epistemología o aun si es legíti tualizar el “núcleo” teórico prisionero de la es
mo pensar esta transformación de la dialéctica coria “práctica” : “descortezamiento”, según la
según un modelo que deba mucho inás a das fórmula de .^Hhusser (p. 8 8 ), que pertenece más
ciencias de la naturaleza —donde la realidad a la tradición de ^a epistemología (universita
se precia “de prescindir de la filosofía y de los ria) que al marxismo propiamente dicho. Por
filósofos” (cf. supra)— que al ámbito en el cual que, si el problema de la relación entre fas dos
se pjerce la crítica de Marx; el del “terreno dialécticas es, en términos vulgares, un proble
de la lucha de clases y de la comhVitoria so ma “teórico”, ¿es preciso concluir por consi
cial”. (48) Porque en Althusser es ev?Sente una guiente, a riesgo de jugar con las palabras, que
nostalgia del modelo cartesiano o neo-positivis ese problema pertenece a la “Teoría” al igual
ta —que ha cambiado poco en e| ínterin— de que la “teoría” de la relatividad o la “teoría”
las ciencias de la naturaleza: una nostalgia, has de los conjuntos? El método que se nos propone
ta podría decirse, de la mathesis universalis de aquí se encuentra en todos los manuales de fi
Descartes, de ese Grand Arte de Lulio que, de losofía; se reconocerá la tradición racionalista de
creer a Descartes, más nos ayuda “a hablar sin la filosofía burguesa: el sabio realiza su trabajo
juicio de cosas que ignoramos, que a aprended que consiste en descubrir el principio de Carnot
las” ; (49) el sueño de un método que nos dis o en establecer la constante de Planck; llega el
pense de afrontar lo concreto. La idea —que filósofo -—nuevo pájaro de Minerva— que se
también se le atribuye a Einstein— de encon encargará de “hacer la teoría” de lo que ha ocu
trar una ley que pueda aplicarse a todo, se rrido. El divorcio entre teoría y práctica asume
reencuentra aquí en el esfuerzo para definir “lo trivialmente la división del trabajo. Pero para
esencial: la ley del desarrollo desigual de las Althusser parece ser todo muy natural. Hay
contradicciones” (p. 206), la ley que “no sólo por otra parte un concepto —que sin duda
concierne, como se cree a veces, únicamente al considera seudo-marxista— que nunca aparece
en su obra: el de la praxis. El proceso que con
imperialismo”, sino también a “todo lo que siste —en Althusser como en Stuart Mili, Go-
existe en el mundo” . . . fibid). Revelación que blot, Mouy, León Brunschvicg e incluso Bache-
evoca — 3 pesar de Mao Tse-tung y de su “fra lard— en liberar una “teoría” prisionera de una
se pura como el alba” (ibidj— la anécdota “práctica” (científica en este caso) ya consti
que cuenta Valles en L’Enfant, del hombre que tuida, supone evidentemente, incluso implica, que
“demuestra a Dios” con fósforos y concluye esa práctica es ciega y, en cierta manera, in
“Señores, Dios está acá”, aunque sus ayudan* consciente, o por lo menos opaca. Se parte de
tes, que alargan el ruello, sólo ven, sobre la la base, dicho en otras palabras, que la tarea
mesa, porotos y fósforos. Pero, más allá del ca del “teórico” consiste en decirnos y en decirle
rácter abstracto y genérico de esta “ley”, hay al propio “práctico” lo que éste ha hecho ai
"practicar”. En el cato presente, nos conceden realidad es un texto ya elaborado, reflexiona
que Marx no tuvo o no quiso tener tiempo pa do, una expresión de la praxis. Se esfuerza en
ra escribir su teoría; pero este argumento basa seguida, recurriendo a una demostración dentro
do en lo fortuito no puede disimular el verda de la mejor tradición nominalista, por demos
dero carácter de este proceso: la filosofía, a pre trar que lo “irremplazable” de ese texto está en
texto de la teoría, sigue siendo el lugar consa el análisis de la “coyuntura”, del “momento ac
grado de las revelaciones y el filósofo, desig tual”, de una “actualidad estructurada. .. úni
nando con el dedo la práctica, repite la frase co objeto de su acción política (la de Lenin)”
de Heráclito: “También aquí los dioses están (p. 181); de un “presente concreto” (p. 180).
presentes”. Los dioses, en este caso: la “teo De paso nos recuerda que no se trata de con
ría”. fundir el objeto del historiador, que aparece ba
jo la “modalidad” de “la inactualidad o de la
Sin embargo no es evidente que el marxis abstracción” y ese “momento actual” que es
mo haya pensado así la separación de la teo “otro objeto” (p. 180). En síntesis, presenta co
ría y de la práctica: un concepto como el de la mo dos polos separados lo que en los textos de
praxis, unidad de la teoría y de la práctica, pa Lenin hacen uno: lo concreto y el significado, el
recería demostrar lo contrario. Pero Althusser presente y lo abstracto —y acentúa en forma
«e vale desde el principio de un concepto más también ¡legítima la distancia entre esos dos
pobre, más cómodo de manejar: el de un com términos. La praxis se encuentra pues degra
portamiento en sí mismo opaco, la práctica. La dada en “práctica”. El “teórico” sólo tiene que
conciencia de esta práctica la recibe del exte otorgar significado, desenmascarar la “teoría”
rior: que el “teórico” importe el sentido o, co que se disimulaba en esta “práctica” empobre
mo en este caso, pretenda liberar lo implícito, no cida. Ite Missa est!
hay que engañarse: es ni más ni menos que la
célebre donación de sentido neo-kantiana o fe- La necesidad en que se encuentra Althusser
nomenológica. Si para el neo-kantiano Serrus de recurrir a semejantes pases de magia, o como
“las matemáticas nos presentan por último las diría Marx, a esas transubstanciaciones, que
formas más bellas de correlación que pueda de consisten precisamente en esa clase de activida
searse” (50), para Althusser El Capital de Marx des que el propio Marx tuvo que criticar para
a cierto nivel, el “¿Qué Hacer?” de Lenin a elaborar su propia dialéctica, sólo consigue
otro y así sucesivamente, nos ofrecen las “for arrojarnos en un tipo de problemática y de so
mas más bellas” encarnadas de Dialéctica o de lución que pertenecen aún a lo más acá del
Teoría. No es inútil señalar de paso que esta marxismo. Y no es por casualidad. í.a ruptura
posición “teórica” implica otra respecto a las entre Marx y Hegel se efectúa en efecto —bas
relaciones entre el intelectual marxista y la ta para esto seguir a Marx— en un punto bien
“práctica” del proletariado: es difícil creer que preciso: la crítica de la dialéctica hegeliana, sin
pueda tratarse de relaciones orgánicas, efecti duda, pero a través de sus logros reales, a tra
vas. Cuando se trata en cambio de verificar su vés de la filosofía hegeliana del derecho y del
“teoría”, de la cual por otra parte no nos dice estado. Al presentar, como lo hace Althusser, la
en qué consiste (dejando de lado la pequeña “inversión” realizada por Marx como un “des
fórmula que ya hemos visto sobre el “desarro cubrimiento” epistemológico o “teórico”, se ol
llo desigual de las contradicciones” ) Althusser vida con demasiada facilidad que la crítica de
tiene entonces que recurrir —como ya lo he Marx no fue la crítica de una “teoría” (en be
mos dicho— a ejemplos ya elaborados y, simul neficio de otro “teoría”, más verdadera o más
táneamente, presentar esos ejemplos como más justa, etc.), sino la crítica de una ideología
pobres de lo que son, para dar a su “dialéctica” particular, bien definida, la de Hegel, modelo
ocasión de ponerse en movimiento. Se ve con to acabado de toda ideología, y que, al hacerlo,
da claridad en la forma como utiliza tal o cual ella misma definió el campo propio del marxis
texto de Lenin sobre la revolución rusa. “No mo como “teoría” : la crítica materialista de las
son los textos de un historiador, sino . . . textos ideologías en nombre de la historia real, que es
de uso político directo . . . Los he tomado (las el objeto de la praxis revolucionaria del prole
reflexiones de Lenin) tal como son, no por su tariado. “El primer trabajo que emprendí para
apariencia . . . sino por la significación profun resolver las dudas que me asaltaban, escribió
damente teórica de esta «apariencia»” (p. 179). Marx, fue una revisión crítica de la «Filosofía
Es aquí donde se efectúa el pase mágico, la mis del Derecho», de H egel.. . ” (51) Es, se dirá, el
tificación. Althusser se vale de un texto que en artículo que apareció en 1844 en los “Annales
)
francoalleniandes” y no la Crítica de la Filoso Marx de esta ruptura, es ya aquel que, en la
fía del Estado de Hegel, de 1843. Sin duda. Pe Crítica al Programa de Gotha, recordará que
ro, además de que parece difícil separar esos el Estado, cualquiera que sea, tiene siempre su
dos textos (52), también se trata en todo fundamento en la “sociedad presente”. (55). Es
caso de una obra anterior a los Manuscritos el mismo que reencontramos en El Estado y la
de 1-844 (lo cual nos permite rescatar a estos Revolución de Lenin. El único que da testimo
del limbo pre-marxista en que Althusser desea nio. El único del cual Lenin da testimonio.
ría dejarlos), precisamente se puede ver así so
bre cuales problemas se efectuó la ruptura. “Mis Frente a un marxismo que se define, desda
investigaciones desembocaron, —dice Marx— su surgimiento, como crítica real del Estado y sa
en el resultado de que las relaciones jurídicas. . . constituye, según la admirable fórmula de La-
tienen sus raíces, por el contrario, en las condi briola, como “la teoría objetiva de las revolu
ciones materiales de vida cuyo conjunto abarca ciones sociales” (56), la tentativa de Althusser
Hegel ( . . . ) bajo el nombre de «sociedad civil», de liberar a Marx de la dialéctica hegeliana y
y que la anatomía de la sociedad civil a su vez de redefinir el “nivel” del marxismo (págs. 127-
hay que buscarla en la Economía Política” (53). 128), únicamente logra remitirnos, e incluso
hacernos retroceder, no sólo más acá del marxis
Es al término, por tanto, de una crítica de la mo, sino también al universo grisáceo y triste
filosofía hegeliana del derecho y del Estado que de un racionalismo pre-dialéctico, pre-hegeliano.
Marx se encuentra en posesión de lo que él La empresa, en realidad, tiene poco alcance,
mismo denomina el “hilo conductor” de sus “es puesto que en lugar de intentar prolongar esta
tudios” (54). Lo cual no significa, evidentemen “teoría objetiva de las revoluciones sociales” y
te, que está ahí ya en germen la totalidad de por consiguiente colocarse en el punto de vista
la obra de Marx y que baste tirar de ese “hilo” del proletariado, en la perspectiva del comunis
para llegar a El Capital o a la Crítica al Pro mo crítico, asume como punto de partida ape
grama de Gotha (1875); pero permite ver en nas implícito la razón teórica abstracta, la abs
qué consiste esta ruptura más acá de la cual tracción que exige teoría. Esta posición ideoló
Marx no volverá jamás. No es indiferente, en gica —en el sentido estricto del término— no
efecto, que esta ruptura haya tenido lugar en está por otra parte desprovista de raíces, y de
ocasión de una crítica de la Filosofía del Esta las más inmediatas. Cuando, por ejemplo, Al
do de Hegel y que esta puesta al día de las thusser declara, perentorio, que, si se quiere ex
“raíces” objetivas, “materiales” de la dialéctica plicar la degeneración estaliniana, “es preciso
hegeliana, mistificadora, ideológica, haya coin renunciar a cualquier lógica de la «superación»”
cidido y sea una misma cosa con la crítica ra sin lo cual no se podría “decir la primera pa
dical-del Estado como instrumento de clase. Co labra” (p. 116), se empieza a entrever a donde
mo tampoco es indiferente que Marx no haya va objetivamente toda esta batalla librada, sin
escrito una “Dialéctica”, no haya dejado una duda, contra la “lógica de la superación” o la
“Teoría”, si la dialéctica marxista está conte dialéctica hegeliana, pero también, creemos no
nida en esta crítica real, de clase; si la dialécti sotros, contra toda dialéctica materialista. Se
ca marxista, dicho en otras palabras, es el mis trata, aquí también, de aprisionamos en un
mo movimiento de esta crítica de la economía círculo. El ultimátum es claro: o aceptamos la
política —es también el subtítulo de El Capital— “dialéctica” de Althusser, para encerramos en
que va a las raíces reales, que es una crítica ra problemas de “teoría” (con o sin comillas, con
dical. Este Marx, repitámoslo, no apunta a la o sin mayúsculas), o entonces renunciamos a
teoría: si critica y sobrepasa la ideología es só “decir la primer palabra” sobre lo que fue el
lo y precisamente en la medida en que una cla- estalinismo: dicho de otra manera, y habríamos
, se real, el proletariado, realiza una crítica real. preferido este término, a explicarlo. Y si por
La ruptura con Hegel no se opera en nombre si acaso nos obstinamos no obstante en decir
de la “Teoría”, sino en nombre de esta praxis esta “primera palabra” y a hablar de las for
revolucionaria, de esta clase cuyo modo de ser mas “abusivas” (las comillas pertenecen al au
es la praxis. De ahí que la relación del marxis tor) de ese período del “culto de la personali
ta en lo real “invertirá” la del filósofo con lo dad” o aun de los atentados a la persona huma
real, lo “pondrá sobre los pies” : no más inter na, pronto comprenderemos que el humanismo
pretar sino transformar. De ahí que la “inver sólo es, en última instancia, un concepto ideo
sión” será la de la praxis, por la praxis: la pra lógico, (p. 233) y que en todo caso el marxismo
xis que reconduce a la ideología a sus “raíces “contiene, en sus orígenes, razones para plan
materiales” y pone al mundo sobre sus pies. El tear ese problema en términos de teoría (p. 248).
NUMERO 1-4/JUNIO te e s
Lo cual es, se convendrá, tranquilizante: tan estaba bajo la influencia del positivismo, de
tranquilizante como el famoso gorro de dormir Spencer y Darwin, etc. Cf. por ejemplo el elogio
fúnebre de Marx por Engels (17 de marzo de
que usaba Hegel para tapar los agujeros de la 1883): “Al igual que Darwin descubrió la ley
realidad. del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx
descubrió la ley del desarrollo de la historia hu
m ana”.
23) Marx, “Manuscritos de 1844”.
1) Edouard Bemstein, "Socialismo Teórico y 24) Eod. loe. p. 56.
Social Democracia Práctica”. 25) Eod. loe. p. 53.
2) Henri de Man, “Mas allá del marxismo”. 26) “Contribución a la Crítica de la Econo
3) Max Eastman, “La Ciencia de la Revo mía Política”. *
lución”. 27) “C o n trib u ció n ...”
4) Max Eastman, “La Ciencia de la Revolu 28) “Manifiesto del Partido Comunista’ .
ción. Una respuesta...” La lu c h a d e clases, n? 3, 29) “M an ifiesto ..,”
mayo de 1928, p. 69. 30) “M anifiesto ...”
5) Cf. en particular Karl Korsch, “Marxis 31) “M anifiesto ...”
mo y Filosofía”. 32) “M anifiesto ...”'
6) “Tenemos que elegir entre el marxismo 33) “Trabajo Asalariado y Capital”.
como filosofía hegeliana y el marxismo como 34) “C ontribución... ”
ciencia capaz de explicar esta filosofía.” (Eastman 35) E. Balibar, “Las Ideologías Seudo-mar-
L a C ien cia d e la R ev o lu c ió n , p. 51.) xistas de la Alienación”.
36) “C o n trib u ció n ...”
7) Cf. Marx a Engels, 18 de febrero de 1865. 37) El imperialismo que —dicho sea de pa
8) Marx, P o slfa c io a la segunda edición ale so— no es sólo portador de conflictos externos
mana de E l C a p ita l (1873), en la traducción fran (la “rebelión del Tercer Mundo”, etc.) sino tam
cesa de El Capital de Joseph Roy. Señalamos bién de conflictos internos de la sociedad impe
que: 17) esta traducción fue revisada por Marx; rialista, no podrá —incluso aunque cree “aristo
29) que en todo caso, si “es suficiente —como cracias obreras”—•. resolver la alienación de és
afirma Althusser— leer con cuidado el texto ale tas. Al contrario. (
mán” para poner en duda “algunos comentarios 38) “Contribución. . . ”
ulteriores de Engels”, es de suponer que tam 39) “Critica de la Filosofía del Estado, ds
bién Engels leyó ese texto en alemán. Hegel”.
9) Antonio Labriola, “Da un secolo all’altro” 40) Eod. loe., p. 89.
(fragmento postumo de 1901) en “Saggi sul ma 41) Eod. loe., p. 225.
terialismo storico”. 42) Me limito a remitirme a mi artículo: “La
10) Hegel, prefacio a la “Ferir- - .'o-da del fausse conscience est-elle un concept operatoi-
Espíritu”. re?”, A n n a le s, mayo-junio de 1963.
43) Descartes, “Búsqueda de la verdad”.
11) Marx, loe. cit. 44) V. Jankelevitch, “Bergson”. París, 1931.
12) Ibidem. 45) Helvetius, “Del espíritu”.
13) Ibidem. 46) Roger Davai, “La metafísica de K ant”.
14) Ibidem. 47) Engels, “Anti-Dühring”: Rousseau “sin
embargo, veintitrés años antes del nacimiento
15) Galvano Della Volpe, “Rousseau y de Hegel, estaba roído por la peste hegel iana, la
Marx”, señala que a esta fòrmula nos remite dialéctica de la co n tradicción...” Para Engels,
—por sustracción— a la “Critica de la Filosofia es un cumplido puesto que —nos dice— la acti
del Estado, de Hegel” (1943). Marx en efecto re vidad de Rousseau “se parece hasta confundirse
procha ahi a Hegel de “glorificar las cosas exis con la seguida en El C a p ita l de M a r x ...”
tentes”: “No hay que culpar a Hegel porque 48) Labriola, ‘D iscorrendo.,
describa el ser del estado moderno tal como es, 49) Descartes, “Discurso del Método".
sino porque considera que el se r d e l esta d o es 50) Charles Serrus, “Ensayo sobre la signi
lo que es”, ficación de la lógica”.
16) Ejemplo de “inversión”: “Hegel hace 51) Marx, “C o n tribución...”
siempre de la idea el sujeto y del sujeto real... 52) Cf. Mario Rossi, “Marx y la dialéctica
el predicado". (Citado por Delia Volpe, loe. cit. hegeüana, 2. La génesis del materialismo his
págs. 106-107.) tórico”.
17) Marx, loe. cit. p. 28. 53) Marx, “C o n trib u ció n ...” ibidem.
18) Marx, “Crítica de la Filosofía del Esta 54) Marx, Contribución. . . " ibidem.
do, de Hegel”.
19) Marx, ibidem. 55) K. Marx y F. Engels, “Critica a los pro
gramas de Gotha y de E rfurt”. “Por eso la cri
20) Me refiero a las traducciones divergen tica verdaderam ente filosófica de la constitución
tes de M. Husson y G. Badia. actual del Estado no se contenta con mostrar las
21) No se trata de la búsqueda de un ar contradicciones que existen, sino que la s " e x p li
quetipo. “La anatomía del hombre es la clave ca" y comprende la génesis, la necesidad”. (Crí
de la anatomía del mono”. Introducción a la tica de la Filosofía del Estado de Hegel”.) “En
Crítica de la Economía Política”: el Marx de la suma, que mayor anomalía que la más alta sín
madurez —el de El Capital por ejemplo— es el tesis del estado político sea nada menos que la
que nos introduce en es? surgimiento. síntesis de la propiedad territorial y de la vida
22) Por otra parte es una lectura “engel- de la familia”, (ibid., p. 196).
siana” de Marx; de la época en la cual Engels 56) Labriola, “Del materialismo histórico”.
t.
YVES CALVEZ
CRITICA DEL
PENSAMIENTO MARXISTA
r\E S D E las críticas puramente económicas dirigidas al marxismo pof lo»
U adeptos de la escuela histórica alemana y por los de la escuela austríaco
hasta la de los intérpretes recientes, que han reconocido el alcance filo
sófico de toda la obra de Marx, se manifiestan un profundizamiento progre-
sivo de la comprensión del marxismo y la aprehensión cada vez más clara de
sus dificultades mayores. Es posible prolongar esas críticas, abandonando las
más extrínsecas, para lograr un cuestionamiento sistemárvó que enfrente a
todas las dificultades esenciales y organizarías finalmente en una crítica de
método.
Pero, si Marx puede ser puesto en contradicción consigo mismo, es posi
ble que se haya puesto en contradicción con instituciones perfectamente justa»
que habrían podido suministrar las bases de una concepción del mundo cohe
rente Cabe pues recoger lo mejor de lo que entrevió y al mismo tiempo dis
cutir la coherencia estructural de su obra y de su método.
t
n
lista plenamente consciente del sentido de la tituirse entre fuerzas de producción y relacio
historia. Y si Marx pudo decir que la violen nes de producción en el nacimiento del capita
cia es la partera de una nueva sociedad, es lismo. A menos que no se trate ya de una si
una visión que sólo puede comprenderse y ex- tuación muy semejante a la que producirá el
resarse en el cuadro de una visión total de socialismo.
E t historia, la del proletariado. La violencia es
en cierta manera el ardid de la historia, el ar
did que adopta la historia para desarrollarse
En efecto, el capitalismo no es anterior a
la división del trabajo. Y por división del tra
bajo no nos referimos aquí a la división social
mientras su sentido no está plenamente mani del trabajo entre unidades de producción neta
festado. Quienes conocen esta plena manifes mente individualizadas, sino a la división téc
tación reconocen también el ardid y el sentido nica del trabajo por lo menos bajo la forma
de la violencia. Pero los que viven el ardid de cierta cooperación en un mismo taller. Aho
sólo pueden ser ciegos. ra bien, ¿qué significa una división técnica del
Sin duda la violencia de la acumulación trabajo (incluso rudimentaria como la que exis
primitiva se efectuaba con conciencia. Nadie tía en el taller de los orígenes del capitalismo)
osaría decir que los hombres que la pusieron sino una cierta socialización de la fuerza de
en funcionamiento se comportaron como má- producción? Hay fuerza de producción social
uinas. Pero se trata de una conciencia muy desde que hay capitalismo, o, quizás con más
¡ferente a la del proletariado que realiza la precisión, hay posibilidad de capitalismo des
revolución social. La violencia de la burguesía de que existe fuerza de producción social en
naciente era un apetito consciente de dominio, algún grado. Porque para apropiarse directa
pero el burgués no sabía aún el sentido del mente el trabajo individual, existe un medio
sistema económico que estaba creando, y me mucho mejor, la servidumbre —derecho sobre
nos aún sabía el sentido del desarrollo catas la persona— practicado con mucha mayor se
trófico de este sistema. La conciencia del pri guridad en la época feudal.
mer hombre que expropia a otro hombre sus Incluso aunque, en los orígenes del capita
medios de producción es en el mejor de los lismo, no haya existido aparentemente división
casos un apetito de lucro brutal, muy diferen del trabajo en el plano de la técnica de la pro
te de la conciencia del proletario que hace ducción, por ejemplo en el caso de los tejedo
triunfar la revolución. Ese hombre persigue un res que trabajaban para un solo patrón insta
fin económico si se quiere, pero no persigue lado en la ciudad, existió sin embargo división
un fin económico capitalista. Su violencia no técnica, la que aparece entre las operaciones
tiene pues el sentido que adquirirá cuando se de adquisición de materia prima y de comer
haya consolidado en institución capitalista. El cialización del producto terminado por una
capitalismo es sólo por consiguiente una resul parte y las operaciones productivas propiamen
tante, su móvil esencial no es una realidad pri te dichas por otra.
mera, sino la trasposición segunda de un pri Se puede también decir en general que el
mer apetito de dominación y de lucro. capitalismo reposa, desde el punto de vista eco
Si así se dan las casos en la conciencia del nómico, sobre la posibilidad de una división
primer expropiador y si en esa conciencia el técnica de las operaciones productivas o del
capitalismo no preexiste, si por consiguiente trabajo, lo cual significa que el capitalismo re
la violencia de la acumulación primitva no se posa, en el sentido del materialismo histórico,
puede asimilar en este aspecto a la de la revo sobre fuerzas de producción que ya se han vueU
lución proletaria, no hay más remedio que ad to sociales. Estamos aún sin duda lejos del tra
mitir que la explicación marxista no se adapta bajador colectivo que es una cadena de la in
a los orígenes del capitalismo igualmente bien dustria automovilista moderna. Pero la diferen
que a su desarrollo. cia es de grado y el capitalismo actual sólo se
¿Pero por qué Marx no puede explicar los diferencia de sus orígenes por la dimensión de
orígenes de la alienación capitalista? Se puede las unidades, lo cual no debe en realidad cam
concebir fácilmente que exista en el mundo ca biar nada esencial de su naturaleza.
pitalista una separación entre las fuerzas de pro Por otra parte, el propio Marx reconoció la
ducción sociales y las relaciones de propiedad correlación que existe entre división técnica del
privada y que esa separación conduzca a la trabajo y capitalismo, al igual que reconoció
ruina del mundo capitalista fundado sobre una que la autonomía de las unidades de produc
propiedad rigurosamente privada de los medios ción individualizadas, es decir la división so
de producción. Pero, en rigor, es much»> más cial del trabajo, está en relación con la economía
difícil caracterizar la separación que pudo ins- mercantil en general. Que el vocabulario no
Marx demostró claramente que la distin por el cual Marx pasa de la teoría del valor
ción entre valor de cambio y valor de uso y a la teoría de la plusvalía, nos vemos arrastra
la existencia del valor de cambio medido por dos a mantener la posibilidad de la alienación
el trabajo abstracto son las condiciones de po económica tanto antes como después del capi
sibilidad de la alienación capitalista. En efec talismo, siempre que el trabajo concreto que
to son la condición de posibilidad de la adqui produce un valor de uso específico no es per
sición en el mercado de una fuerza de trabajo cibido en el valor de cambio que fatalmente
que se vende al valor de las subsistencias ne se distingue del primero desde que existe vida
cesarias a su producción y a su reproducción, económica.
mientras que del consumo de esta fuerza de Incluso es fácil precisar un poco cuál será
trabajo resultará un valor superior al valor la raíz de la alienación económica amenazante
inicial. Todo esto sería imposible sin una dis fuera del capitalismo. Sin duda el producto
tinción entre valor de cambio (costo de sub no es apropiado ya directamente por un indi
sistencias de la fuerza del trabajo) y valor de viduo privado, pertenece ante todo a la co
uso (que aquí es creador de nuevo valor de munidad. Pero, para cada individuo de la co
cambio). Pero inversamente, esta distinción es munidad, el producto constituye una objetiva
sólo condición de posibilidad y no causa de ción de sí mismo y de su trabajo concreto. Y
terminante. “Las cosas bien pudieron ocurrir”, puesto que cada individuo, aunque individuo
como lo notó Marx respecto a las crisis, que social, no es sin embargo la sociedad, y que
están entre las consecuencias más temibles de no es el individuo social sino la sociedad la
la alienación capitalista. que se apropia directamente del producto, ese
Imaginemos ahora la alienación capitalista producto es susceptible de convertirse en “otro”
suprimida, la propiedad privada de los medios en relación con el productor individual, aun
de producción abolida. Es lo que nos promete que éste se halle incorporado al organismo de
Marx. Y ese resultado no es en sí mismo nada producción colectivo y social. En realidad, el
inverosímil. Más aún, históricamente se ha producto social va a ser repartido por la so
producido hasta un cierto punto en la Unión ciedad entre la inversión nueva y el consumo.
Soviética y en las Democracias Populares. Si Pero, si el producto es directamente social, el
lo único que se produce en la revolución es consumo no es directamente social: cualquiera
la abolición de la propiedad privada de los sea el monto de repartición elegido, existe un
medios de producción, debemos encontrarnos hiato entre el producto que resulta directa
después de la revolución en la situación que mente del trabajo social y el producto apro
precedió al capitalismo. Ese statu quo ante no piado enseguida para el consumo definitivo.
comportará más la realidad de la alienación Supongamos que el producto sea repartido
específica denominada capitalismo, pero com entre todos según la cantidad de trabajo efec
portará siempre la condición de posibilidad de tuado por cada uno. Será imprescindible en
la alienación económica, es decir la distinción, ese caso evaluar los diversos trabajos, cualitati
esencial en la vida económica, entre valor de vamente diferentes, en un elemento común a
cambio y valor de uso. Lo cual no significa todos y abstracto en relación a las cualidades
que el capitalismo sea de nuevo posible bajo particulares de cada uno: en una forma u otra,
las formas que revistió anteriormente. La his este elemento homogéneo común es una mo
toria no se repite. Pero la posibilidad de alie neda, y la expresión del valor. No hemos es-
nación económica —aunque de un tipo nue , capado a las condiciones de la economía mer
vo— sin embargo no ha desaparecido. La su cantil según Marx. Más precisamente: no he
presión de una consecuencia condicionada no mos escapado a las condiciones de la vida eco
supone en efecto la supresión de su condición nómica en general. En efecto, la expresión
de posibilidad. “producción mercantil” comporta cierta ambi
Es preciso pues utilizar un paralogismo ma güedad en Marx: fundamentalmente sirve para
nifiesto para declarar, sobre el solo fundamen describir las condiciones de la vida económica;
to del análisis económico de El Capital, que por otra parte parece referirse a la existencia de
la supresión de la propiedad privada de los un mercado anárquico entre unidades econó
medios de producción supone también la su micas elementales completamente individuali
presión de cualquier posibilidad de alienacio zadas. Pero, son dos cosas completamente dife
nes económicas nuevas y por consiguiente la rentes: puede haber mercaderías, es decir pro
supresión de las condiciones de la economía ductos cuyo valor de cambio se distingue del
mercantil resumidas en la ley del valor. En valor de uso —no se puede concebir de otra
realidad, si so tiene en cuenta el razonamiento manera un producto económico— sin que haya
un mercado como el que conocen la economía trabajo abstracto o cualquier otra cosa? Todo
capitalista, o la economía artesanal de la Edad esto subsiste indiscutiblemente después de 1*
Media, o el kolkboz soviético. Son pues las con desaparición del capitalismo con todas las po
diciones ele la vida económica en general las sibilidades de alienación que comporta la ob
que describe Marx bajo el nombre de econo jetivación social distinta del individuo especi
mía mercantil. Son también esas condiciones fico, de sus necesidades específicas y de su tra
las que seguirán prevaleciendo para la repar bajo específico.
tición del producto de la sociedad socialista. Evidentemente los marxistas contemporá
Incluso prevalecerán si se adopta la fór neos, atrapados en esta dificultad, se esfuerzan
mula de la repartición del producto según las por demostrar que, en la sociedad comunista
necesidades. Será imprescindible, en efecto, tam plenamente realizada, la ley del valor pierde
bién esta vez, pasar por cierta abstracción que toda significación. Pero sus esfuerzos son va
permita la evaluación comparativa de las di nos. Stalin señalaba en 1952 que la ley del
versas necesidades en un elemento homogéneo. valor pierde su significación de “regulador” de
Será necesario, por otra parte, evaluar en el la economía desde la primera etapa del socia
mismo elemento homogéneo las prestaciones lismo en la cual se encuentra la economía so
en trabajo de la sociedad afectadas a la satis viética actual, lo cual significa que la deter
facción de las diversas necesidades. Todo esto minación de las cantidades de trabajo a cada
es cierto mientras no reine la abundancia ab producción no se efectúan exclusivamente por
soluta, pero la propia abundancia absoluta só la ley ciega del mercado. Y en efecto, es evi
lo es concebible si las posibilidades de trabajo dente desde que se reemplaza el mercado por
de la sociedad son ilimitadas, lo cual eviden una planificación consciente que puede deter
temente es contradictorio. La organización del minar en la producción prioridades distintas y
trabajo social por la planificación o por cual más racionales que las que resultarían del mer
quier otro medio supone en efecto una limi cado. Pero Stalin tuvo que admitir que la ley
tación de los recursos en trabajo social, fuera del valor conserva una utilidad en el régimen
de la cual no tendría ya razón de ser. socialista, respecto a la distribución de los pro
Por consiguiente, mientras el problema de ductos (la adquisición y venta de bienes ds
la afectación de las prestaciones de trabajo sub consumo) así como en el equilibrio entre el
sista, es decir mientras el producto no sea téc sector industrial y el sector agrícola, que no
nicamente social, y no sólo apropiado por la está plenamente estatizado. Va más lejos e in
sociedad, mientras ese producto no sea el ob dica a los planificadores que no es oportuno
jeto de un consumo social (técnicamente social) determinar la afectación del trabajo social de
y no individual, subsistirá una separación en manera arbitraria: es preciso tener en cuenta
tre el productor o el consumidor y el producto. la rentabilidad, es decir comparar el costo en
Para poner en relación las diferentes necesida tiempo de trabajo de las diversas produccio
des y también los diferentes trabajos y para nes o de los diversos medios de producir tal ob
poner en relación trabajo y necesidades, siem jeto. La economía soviética permanece pues so
pre habrá que recurir a un elemento de con metida a la necesidad de medir los producto*
mensuración necesariamente abstracto. En una con un intermediario general abstracto, qu*
forma u otra el valor reaparece, distinto del no es otro que el tiempo de trabajo o la mo
valor de uso que resulta del trabajo específico neda. Marx previó que esa necesidad habría
realizado, o que satisface la necesidad particu que tenerla en cuenta hasta en la sociedad co
lar del consumidor. El ideal del trabajador munista de la última etapa (carta de Marx a
técnicamente colectivo en el sentido estricto Kugelmann, 1868). Sin duda la separación en
(que no'supondría ya la necesidad de una dis tre valor de uso y valor de cambio no engen
tribución del trabajo) no es más compatible dra ya como antes el carácter ciego del merca
con la existencia económica del hombre que do, pero siempre supone un hiato entre pro
el de una necesidad social en la cual todas las ductor o consumidor y producto. Y de ahí,
necesidades particulares diversas hubieran ab puede sin cesar renacer la alienación, esta vez
dicado su realidad específica. ¿Por qué asom por culpa de los planificadores y no del mer
brarse si se ha comprendido que la vida eco cado. La necesidad puede aun verse frustrada,
nómica es una mediación social, es decir re el trabajo puede aun verse alienado de su pro
posa sobre una relación entre los hombres in ducto. Es cuestión de buena o mala planifica
dividuales a través de una objetivación de sí ción, de democracia o de ausencia de demo
mismos en un elemento universal, homogéneo cracia en la planificación.
y social que puede denominarse valor, dinero, Así, faltó a Marx tomar en serio la distln-
dón que pared» haber esbozado entre la teo El primer tipo de dialéctica, que se nos pre
ría del valor que descrihe las condiciones de senta como el fundamento universal de lo real,
toda la vida económica y las condiciones de corresponde a la objetivación del hombre; el
posibilidad de alienación económica capitalis segundo tipo (exclusivamente histórico, y a
ta por una parte, y la teoría de la alienación menudo vinculado según parece a la historia
capitalista, como fenómeno histórico determi única del capitalismo y de su supresión), co
nado, por otra parte. Y si pretende suprimir rresponde a la categoría alienación. La segun
al mismo tiempo el capitalismo y las condicio da dialéctica, al desembocar en una culmina
nes generales de la economía mercantil, olvida ción de la mediación en la sociedad comunis
que las segundas sólo eran condición de posi ta, suprime en realidad la primera mediación
bilidad del primero. que se presentaba no obstante como muy ge
neral.
II. DOS CONCEPCIONES DE LA La culminación de la mediación en la so
DIALÉCTICA, DOS CONCEPCIONES ciedad comunista constituye una novación el®
DE LA HISTORIA todas las relaciones constitutivas de lo real. La
segunda dialéctica es pues también una nova
ción radical respecto a la primera. O bien las
N OS vemos obligados a admitir por consi
guiente que hay en la filosofía económi
ca de Marx dos planos diferentes que no se
primeras relaciones constitutivas, tales como
son descritas, son la verdadera estructura de lo
ajustan completamente: una teoría general de real, pero entonces la mediación es natural
las condiciones fundamentales de la vida eco mente indefinida, tanto la que se opera por el
nómica del hombre, una teoría particular del trabajo sobre la naturaleza, como la que se ope
devenir histórico de un sistema económico de ra por la cultura y la historia derivadas del
terminado. En otras palabras, hay en Marx acto primitivo que es el trabajo. O bien esas
dos tipos de dialéctica y por consiguiente dos relaciones no son constitutivas y válidas para
concepciones de la historia entre las cuales no toda la realidad, y existe otra estructura de lo
realizó y no podía realizar una verdadera con real para una realidad singular que es la so
ciliación. ciedad comunista, en la cual la conciliación
La teoría del valor, que concierne a las de todas las oposiciones es perfecta, integral y
condiciones elementales de la sociedad econó definitiva, pero entonces hay discontinuidad
mica encuentra en efecto su lugar en la dia radical en lo real y en la historia y es imposi
léctica general de lo real, tal como Marx la ble concebir un lenguaje lógico que alcance a
esclareció. Reposa sobre la existencia de diver todo lo real: el hombre no comunista dirá lo
sas relaciones inmediatas entre el hombre y la que Marx decía primero en su dialéctica ge
naturaleza por una parte, entre el hombre y el neral de lo real, el hombre comunista explica
otro hombre por otra, y sobre la existencia de rá al contrario la historia como una perfecta
una mediación de esas relaciones tanto por el mediación, explicará que fl hombre y la natu
trabajo, costo por la sociedad en el transcurso raleza son una misma cusa (el naturalismo es
del devenir histórico. Al lado de esta dialéc idéntico al humanismo) y que el hombre y la
tica, hay otra que concierne al movimiento sociedad no hacen sino uno (identidad sin al-
histórico, la alienación histórica y su supresión. teridad). Es preciso, por otra parte, agregar
En apariencia estas dos dialécticas están que, en esta segunda hipótesis, ni lo real ni el
vinculadas, es decir el materialismo histórico es discurso del hombre serán ya dialécticos: ni si
sólo una prolongación del conjunto de tesis quiera habrá discursos puesto que el hombre
marxistas que se puede denominar materialis estará enterrado en una bienaventurada iden
mo dialéctico. Pero, en realidad, por lo menos tidad con la naturaleza. Sea como sea entre los
en el caso de la, dialéctica de la supresión his dos discursos, entre las dos dialécticas si se
tórica de la alienación capitalista por la re quiere, no existe ninguna, comunicación. Pero
volución proletaria, sucede algo original respec entonces Marx no puede pretender partir del
to a la dialéctisa general de lo real e incluso análisis de lo real y de la historia que él vive
respecto a los fundamentos de la dialéctica his efectivamente para llegar a sus conclusiones
tórica en general: Marx nos presenta en efecto sobre la sociedad comunista. Su tentativa es
una mediación acabada, que es al mismo tiem contradictoria, choca con la discontinuidad de
po la culminación de todas las mediaciones em la estructura de lo real, que es imposible eli
prendidas, la conciliación de todas las relacio minar si se admite concurrentemente sus dos
nes constitutivas que permanecían afectadas concepciones de la dialéctica. Si se quiere es
de ¡nmediatismo y de oposición. capar a esta contradicción, es preciso quedarse
con la primera forma de la dialéctica y llevar hipótesis respeta la experiencia de la histeria»
la hasta sus consecuencias lógicas que suponen descrita en el materialismo histórico general.
el abandono de la segunda.
Es la misma dificultad que ya aparecía en III. OBJETIVACIÓN Y ALIENACIÓN
la concepción marxista de la historia. La so
A naturaleza de la relación entre objetiva
ciedad comunista es a la vez fin de toda la
historia anterior y novación que hace acceder
a un nuevo desarrollo histórico. A menos que
L ción y alienación según Marx está en di
centro de las dificultades que acabamos da
se admita aun una discontinuidad radical, uno plantear. Jean Hyppolite, que destacó con mu
se encuentra atrapado en la alternativa siguien cha perspicacia, la importancia de este punto»
te: si la historia comunista es (como mundo de acusa a Marx de haberse mantenido en una
la alienación suprimida), es preciso que la his explicación dualista de la existencia, frente a
toria (como movimiento general materialista la cual el racionalismo hegeliano conservaría
histórico) no sea. Por esa razón Marx no vacila sus prerrogativas. No cabe duda que Marx pre
en llamar a esta última una simple prehistoria tendió refutar a Hegel al reprocharle haber
del hombre. Si al contrario esta prehistoria es confundido objetivación y alienación: según
efectivamente historia (tal como nos la describe Marx en efecto, ‘‘Hegel vio en la objetivación
el materialismo histórico, vinculado al mate una alienación del Logos. La naturaleza es asi
rialismo dialéctico), es preciso que sea indefini el ser del Logos; traspuso un proceso particu*
da y que no trascienda en una culminación, lar de la historia en la filosofía especulativa, y
que, al mismo tiempo que es supresión de alie por eso mismo, se condenó a desconocer y fal
nación, arriesga aparecer como supresión de la sear la historia. Desconoció la naturaleza, por
propia dialéctica y de la propia historia. que en lugar de partir de ella, la consideró un
término relativo, no originario. Falseó la his
Marx reprochó a Hegel haber suprimido.la toria, porque superar la alienación fue para él
objetividad al mismo tiempo que la alienación idéntico a superar la objetivación, y, como no
y realizar sólo una operación intelectual y teó se podría sin mistificación suprimir la natura
rica. Pero, Marx, a su vez, suprime con la leza, la supresión de la alienación se redujo
alienación histórica las condiciones objetivas para él a la filosofía especulativa, a la concien
de la historia; y, a pesar del supuesto realismo cia de sí mismo reencontrándose en su aliena
de la praxis, nadie se atrevería a decir que no ción. En realidad, la alienación particular de
se trata una vez más de una operación pura la historia no se suprime. El obrero sigue vien
mente intelectual y teórica. do los productos de su trabajo e incluso su pro
Se puede optar, en la alternativa indicada pio trabajo ajenos a sí mismo. El capitalismo
anteriormente, por el segundo término, que sigue siendo presa de un mecanismo que había
parece más realista: mantenimiento de las con creído dirigir. La alienación no es objetiva
diciones objetivas de la mediación histórica, ción." (4)
mantenimiento del carácter indefinido del de Para Marx al contrario la objetivación es
venir dialéctico de la historia. Pero si se elige natural, independientemente de cualquier alie
así, se abandonan las perspectivas más origina nación: “No es, destara Hyppolite, una manera
les del marxismo. Se renuncia por lo menos a para la conciencia de hacerse ajena a sí misma,
la discontinuidad de la historia que de él re sino de expresarse naturalmente". (5) Sólo en
sultaba. Si la historia tiene un sentido total, forma secundaria aparece la alienación histó
debe tener ese sentido de manera inmanente, rica en relación con esta objetivación natu
presente en todas partes, pero nunca revelado ral. (6) Sólo pues en el campo de la historia
en forma empírica, como sería el caso si exis Marx ha traspuesto el concepto dialéctico de
tiera supresión definitiva de toda alienación y alienación: (7) ‘‘Marx agrega a Feuerbach es
culminación de la mediación en un punto da ta dimensión histórica, reencuentra entonces
do de la historia. La plenitud de ese punto más o menos la dialéctica hegeliana en los
o de ese instante particular suprime la posibi conflictos concretos de la historia, pero se nie
lidad de todo el resto de la historia al vaciarla ga a reducir lo positivo a la negación de la
de todo sentido. Pero Marx quiere a la vez que negación.” (8)
haya un sentido de la historia inmanente a la Luego de comprobar claramente esta dis
historia (pero no empíricamente incrustado en tinción en Marx, Hypnolite ¡e reprocha no ha
la historia) y un sentido de la historia revela ber podido conciliar los dos términos distin
do empíricamente en un acto determinado de guidos, objetivación natural y alienación. ¿Có
la historia. Es preciso elegir: y sólo la primera mo puede una alienación edificarse sobre la bs-
*e de una positividad? 'X a positividad es pri real que describe las condiciones de posibili
mera, la positividad será última, y esta positi dad. Pero ¿cómo afirmar sin incoherencia la
vidad no debe tener ninguna fisura en ella, supresión de la alienación histórica fuera de
nada negativo. ¿De dónde proviene, no obs las condiciones de posibilidad de todo el pro
tante, para Marx esta negatividad real, este ceso que a ella conduce? No hay alienación sin
crecimiento prodigioso de la historia, una edi objetivación; pero si la supresión de la alinea
ficación cuya utilidad en sentido estricto no ción supone la supresión de la objetivación,
podría explicar?” (9) Finalmente, en opinión ¿cómo se puede hablar en cualquier instante
de Hyppolite, es Hegel el que tenía razón, de la objetivación como la condición funda
puesto que "fue mucho más lejos que Marx mental de lo real?
sobre este p u n to ... Descubrió esta dimensión
de la pura subjetividad que es la nada.” (10) IV. PROLETARIADO Y REVOLUCIÓN
Esta revancha hegeliana reposa sin embar
go sobre una cierta simplificación de la opo
sición entre alienación y objetividad. Sin du PORde consiguiente la concepción que se haré
la supresión de la alienación conduce a
da, hay en Marx toda la distancia que ya he Marx a renunciar a un elemento esencial
mos dicho entre objetivación y alienación. de su pensamiento, a la concepción dialéctica
Pero sería inexacto confundir objetivación y de lo real, a la de la objetivación. De la mis
positividad y suponer que la objetivación no ma manera, su concepción de un sen (ido de la
es un proceso, o que no es dialéctica. Existe historia plenamente expresado y realizado en
por el contrario en Marx una dialéctica de la una etapa empírica particular de esta historia
relación con la naturaleza, una dialéctica de contradice su concepción de un sentido inma
la necesidad y de su satisfacción (el objeto na nente de la historia, pero revelado sólo a tra
tural), existe más generalmente una dialéctica vés de figuras siempre nuevas que son las de
del sujeto y del objeto: justamente la de la la lucha de clases. ¿De qué dependen por otra
objetivación, en la cual el hombre adquiere parte esta culminación excepcional de la his
su plena subjetividad a través de la objetivi toria, esta supresión definitiva de la aliena
dad, en la cual el hombre se convierte en ob ción? Son la obra, según Marx,, de individuos
jeto para sí mismo por la mediación progresi históricos particulares, los proletarios revolu
va del trabajo y de la sociedad. Esta relación cionarios. Alrededor del papel de éstos se con
de objetivación no constituye de entrada alie centran todas las esperanzas de Marx.
nación: este es un punto indiscutible. Sin em Para mantener su promesa de culminación
bargo no está desvinculada de la dialéctica de feliz de la historia y de constitución de la so
la alienación y es inexacto afirmar que no exis ciedad comunista, Marx espera de ellos que
te “nada negativo” en la objetivación. Sola sean hombres con una misión universal aun
mente, al describir las relaciones esenciales y que sean individuos particulares. Espera de
constitutivas de lo real, la dialéctica de la ob ellos que, aunque aparezcan en un momento
jetivación solo suministra la base, la condición particular de la historia, actúen en nombre de
de posibilidad de la alienación que se produce la historia universal y un acto particular de
en el plano fenomenal de lo histórico. Por con ésta lo hagan coextensivo a todo su devenir.
siguiente, aunque haya en ella algo “negativo” Todas las contradicciones reveladas hasta
y dialéctico, la objetivación no es suficiente aquí convergen pues ahora en la situación pa-
para explicar la historia tal como aparece en radojal de esos individuos a la vez particula
la alienación, y a la inversa la alienación no res y , universales. Sólo su existencia efectiva
está vinculada en forma plenamente lógica a la permitiría a Marx la justificación de su idea
dialéctica de la objetivación. La objetivación, de un sentido de la historia empíricamente
que es la condición de4 posibilidad de la alie revelado en un punto dado del desarrollo y
nación histórica, es incompatible con la cul de su búsqueda de una supresión definitiva de
minación plenamente feliz de la historia que la alienación. El problema no consiste en sa
describe Marx al término de la alienación his ber qué valor tiene el concepto de proletario
tórica. Si la objetivación es condición funda universal. Es de una extrema riqueza en par
mental de lo real y de la historia, tiene que es ticular en su significación teológica y puede
tar presente en toda historia con las posibili verse ahí una especie de figuración al modo
dades de alienación que comporta de manera ateo de lo que es la Encarnación de Dios para
permanente. Si al contrario la supresión de la los cristianos. Pero se trata de proletarios hu
alienación histórica hay que tomarla en serio, manos producto de la alienación capitalista.
tenemos que renunciar a la dialéctica de lo ¿Responden, pueden responder a la defini
ción que Marx da de su condición y de su Marx. Estarían una vez más muertos. Marx
acción? quiere pues proletarios que sean a la vez seres
El buen sentido, en primer término, duda empíricos vivientes y seres dotados de univer
de la existencia de esos seres que se podrían salidad negativa, es decir, si se entiende esta
decir empíricamente metafísicos, físicamente exigencia en toda su fuerza, muertos.
metafísicos. ¿Existen, pueden existir hombres Si tales seres son imposibles porque son
económicamente explotados que sean por eso contradictorios, tampoco puede haber revolu
toda la sociedad, la universalidad en negativo? ción proletaria pura. (11) Una revolución efec
En realidad sólo puede concebírseles muertos. tiva estará siempre mezclada con algo impuro.
La muerte en efecto es la única universalidad No será el acto exclusivo y en cierta medida
negativa yerdadera a la cual el hombre puede esencial y único de ese puro ser de desvalimien
acceder naturalmente: sólo esta negación le to que buscamos en vano, pero será un acto
confiere una universalidad, que es, en todo un particular, quizás altamente justificado por
aspecto, el retorno a la sustancia universal de otra parte, de hombres que querrán terminar
la naturaleza y la supresión de toda determi con una condición demasiado injusta. Será el
nación particular del hombre, concreto. Inclu residtado de una decisión particular, ¡tomada
so esta universalidad no es perfecta puesto que y ejecutada por seres particulares, y no la ex
la naturaleza no es quizá, sino un universal presión inmediata de la situación esencial de
determinado y particular. hombres universales.
Pero entonces la revolución podrá supri
Marx, por lo menos, parece hal «*r entrevis
mir una alienación económica particular, la
to esta consecuencia lógica de las condiciones del capitalismo (alienación a tal punto contin
a priori del proletariado del cual espera la rea
gente y empírica históricamente que en parte
lización de la sociedad comunista y la supre
ha quedado sin explicar por Marx en su ori
sión de toda alienación y de toda posibilidad
gen), pero no suprimirá toda la alienación
de alienación. ¿No insistió, en efecto, en varias
económica, sobre todo no suprimirá de mane
ocasiones sobre el hecho que el capitalista ni
ra radical las otras alienaciones.
siquiera puede permitir al proletario obrero
ser proletario y que tiende a expulsarlo cada Si la supresión de la alienación capitalista
no puede provocar sirt contradicción la supre
vez más de la esfera de la producción y final
sión de la posibilidad de la alienación econó
mente de la vida puesto que el proletario de
mica, la eventualidad de nuevas alienaciones
pende del capitalista respecto a su propia sub
sistencia? Pero si la muerte sobreviene efecti económicas deja subsistente a su vez el riesgo
de nuevas alienaciones sociales y políticas, y
vamente, la devolución proletaria no se cum
ple, la liberación del hombre no tiene lugar. después ideológicas y religiosas. Nada inverosí
mil en todo esto, si se retoma el esquema de la
Sólo un Dios puede morir para resucitar. Hay
regresión crítica de Marx y si se recuerda que
proletarios que efectivamente han muerto de
ella sóio puede justificarse por la posibilidad
opresión y de hambre y Marx relata un ejem
plo dramático en El Capital. Pero justamente de una supresión efectiva y definitiva de toda
Marx no podía contar con esos muertos para alienación económica.
la realización de las tareas revolucionarias. Y ¿Pero si las conclusiones son tan desfavora
fuera de esos proletarios muertos de opresión e bles, no hay que buscar la raíz de estas incohe
ineficaces, los proletarios concretos sólo pue rencias en lo que se podría denominar la Ló
den aceicarse a la situación propiamente revo gica de Marx, es decir en la Ciencia que tiene
lucionaria que describe Marx como uno se que estar en el centro del socialismo cientí
acerca a un límite inalcanzable. Si considera fico?
mos la cosa bajo otro ángulo, el carácter dia
léctico y complejo de la existencia nos invita V. EL NATURALISMO DE MARX
a considerar que el pioletario concreto es sólo
una dosificación de la categoría pura del pro
letario con la del burgués: ¿por cuántos lados MARX es el autor de una filosofía o de una
ciencia dialéctica en la cual el ser no
los proletarios efectivos son burgueses, no sólo está determinado y no tiene sentido, sino
de espíritu y de voluntad, sino de hecho (en gracias a mediaciones sucesivas que son deter
la medida en la cual cierta posesión de bienes minaciones progresivas que enriquecen al ser.
les ha sido dejada)?, ¿cuántos ceden a la'actitud Así el hombre no es en un principio esencia
del poseer como los burgueses? Sería necesario de hombre, sino que tiene por primera deter-
que no tuvieran efectivamente nada para que minartón la de ser un ser de la naturaleza, di
su situación fuese la situación descrita por rigido enteramente hacia ella, pero ya no obs
tan te separado de ella. Al separarse de la na vas, a las determinaciones siempre nuevas y
turaleza, el hombre no se convierte en un ser siempre incompletas, y la hipótesis de una ri
abstracto, se convierte en un ser determinado queza dada una vez por todas en el instante
por su relación con la naturaleza. Es pues ne revolucionario de la instauración del hombre
gado por la naturaleza, pero negado en una comunista. Sólo el primer término es adecuado
forma particular. " O m n i s d e t e r m i n a t i o e s t n e - a la experiencia que tenemos de la historia:
g a t i o ” como decía Spinoza. Y cuando se em un marxista no debería arrogarse el derecho
prende la necesaria mediación del trabajo, to de salir de la experiencia después de haber
da la historia se convierte en el proceso de ne descrito las condiciones como esenciales.
gación y de determinación de la naturaleza, y En otras palabras, o la dialéctica es una su
por consiguiente también del hombre. El movi cesión de determinaciones (de negaciones), o
miento dialéctico aparece pues como interior no hay dialéctica sino un a c to ú n i c o y total, a
al real, es la vida de lo real, y lo real todo en la vez p u r o s e r y p u r o s e n t i d o . En la segunda
tero, natural como histórico, está constituido hipótesis, cabe temer seriamente que enfrente
por determinaciones que se engendran unas a mos una de esas postulaciones idealistas o uno
partir de otras por el juego de negaciones de esos racionalismos del entendimiento que
siempre nuevas. Comprendida en esta forma la plantean un absoluto esencial y que no quie
dialéctica parece un devenir indefinido en el ren acudir a la experiencia, que en si misma
cual toda la riqueza no puede estar en un tér no es plenamente esencial. Según Marx, en un
mino cualquiera, sino que es inmanente a la
momento privilegiado, la esencia del hombre
totalidad del desarrollo. se encontraría dada, presente, plenamente
Pero Marx no siempre está satisfecho con aprehensible. No hay historia fuera de ese pun
esta dialéctica como movimiento de mediación to y no puede haber. Si antes había un movi
indefinido: quiere aprehender la riqueza inte miento dialéctico de carácter indefinido, nun
rior de lo real de otro modo que en el movi ca habríamos alcanzado ese punto único: no
miento dialéctico inmanente. Éste no puede puede pues haber movimiento histórico pro
ser aprehendido empíricamente en su totali fundamente indefinido. La historia sólo pue
dad porque es indefinido. Marx supone enton de terminarse en un acto pleno s i c o m ie n z a e n
ces un momento del movimiento dialéctico e l m i s m o a c to e n e l c u a l te r m i n a . ¿No era
que sea un resumen completo de su dinamis Marx por otra parte lógico con su postulación
mo; que sea mediación acabada, que sea la pu cuando describía todo lo anterior como una
ra negación de la negación, la pura Posición prehistoria, como una historia no humana, por
sin determinación particular. El sentido se re consiguiente como una no-historia o una sub
vela aquí plenamente. La historia parece con historia? Pero entonces cae toda la concepción
centrarse en el único instante decisivo de la dialéctica que con él nos hemos hecho de la
instauración del hombre: todo lo anterior pa historia al contacto de la única experiencia
rece negado. Por lo menos lo anterior parece de la historia: en lugar de esta experiencia te
perder su significación y se convierte en pre nemos algo mucho mejor en apariencia, pero
historia. ese mejor solo está postulado, porque no está
Pero esta nueva posición contradice la pri en las condiciones de la experiencia.
mera. Si el sentido está en alguna parte plena En esas condiciones, el acto total es el acto
mente desarrollado, en un tiempo dado en el fuera de las condiciones de la historia, es un
transcurso del desarrollo histórico, ese sentido acto sin negatividad, es la pura positividad, la
no puede ser a la vez una ley de movimiento de la naturaleza. La postulación de Marx o su
interior inmanente al desarrollo indefinido. idealismo, puesto que es preciso hablar así, es
Sin duda Marx afirma que después del instan un n a t u r a l i s m o . Lo afirmó fuertemente al iden
te privilegiado de la revolución habrá aún un tificar h u m a n i s m o y n a t u r a l i s m o . Una natura
desarrollo histórico, pero no puede ya ser en leza plenamente humanizada es una naturale
las condiciones de la o tr a historia, que progre za transformada por parte del hombre, pero el
sa a, través de conflictos y que sólo tiene sen hombre misino y su arte son aún parte inte
tido por el dinamismo que impulsa cada vez grante de la naturaleza. La naturaleza huma
a la solución del conflicto. Si toda la riqueza nizada no es sino una fo r m a n u e v a d e la n a
de la historia está en un punto de la historia, tu r a le z a q u e s e h a m o d i f i c a d o a s i m is m a . Un
no está en el resto de la historia, el resto de la hombre plenamente naturalizado, es un hom
historia está vacío. Es preciso elegir entre la bre hundido en la naturaleza. Marx afirmó
admisión de una riqueza inmanente a los len claramente contra Feuerbach y los materialis
tos surgimientos, a las manifestaciones sucesi tas franceses que la naturaleza sin la industria
del hombre no es nada. Nos conduce »iri em das que constituyen lo pfffnSt m ®s>Nl*SW
bargo, en el punto esencial de su doctrina, * privilegiado, pero entonce« el « mb-h b ís b s o m
un naturalismo completo, a un materialismo es la ‘‘solución del enigma de k historia*.
integral, tan poco dialéctico en realidad que
es necesario para afirmarlo sin contradicción VI. LA VERDAD DE LA OBRA
haber renunciado a toda teoría dialéctica ge
neral de las relaciones esenciales con lo real. DE MARX
Llegado a este punto, no es de asombrar que
pesar de esta inconsecuencia, hay una ver
Marx, a pesar de tantas negativas anteriores,
haya paradojalmente advenido a aprobar la
empresa de Engels de escribir una “Dialéctica
A dad en U obra de Marx, más allá de « tu
obra y má» allá del movimiento mande-
de la naturaleza”. ta. La ambición de Marx de encontrar cu k»
El acto total, la plenitud de la acción esen real una doble dimensión dialéctica tiene «B
cial de los proletarios son un postulado idea sentido profundo. Hay en lo real un proceso
lista respecto a las condiciones dialécticas de de negacionef y determinaciones indefinida«,
la historia. También son un naturalismo aca pero también hay en lo real algo de absoluto
bado. ¿El verdadero movimiento de la historia, y de privilegiado. El error de Marx consiste
la única dialéctica concebible entonces sólo se sólo en haber reducido este absoluto a ser m
ria pues un movimiento ciego por el cual la determinación al lado de otras determ inad»
naturaleza se mueve ella misma, produce un nes. En otras palabras, hay un sentido d* la
día al hombre, lo opone a sí misma, después lo historia, aunque sea solamente inmanente a la
reconquista y lo conduce a la identidad indi historia, y el error de Marx es haber querido
ferenciada con ella? Entonces serían los mate encontrar este sentido en una segunda histo
rialistas mecanicistas, sería Feuerbach, sería ria al lado de la primera.
Darwin, los que tendrían razón y no el dialéc-i Sólo hay en lo real negaciones determino
tico Marx, demasiado poco fiel a la dialéctica das, sólo hay en la historia figuras panículo
como para conservar sus conclusiones al abri res de la historia. Asi, la historia tiene verdo
go de la recurrencia del naturalismo integral. deramente un carácter dialéctico. Pero las d o
Pero una vez que se ha llegado a estas conclu terminadones dialécticas sólo existen por d
siones toda la obra parece vana. La preocupa acto de determinar quién cada vei supera la
ción de la dialéctica por las relaciones del hom determinación particular puesto que la plan
bre con la naturaleza y con la sociedad, como tea. El único realismo posible es pues el de un
también la preocupación por la alienación eco devenir (contingente en sus diversas determi
nómica capitalista y su supresión sólo son inú naciones), pero el de un devenir efectivo, e*
tiles epifenómenos de la historia natural, decir en el cual cada determinación sucesiva
¿También el hombre es absurdo, y porque resulta de un acto que cada ves suprime y
plantea, porque quiere resolver problemas que, plantea. Cada determinación o cada negadón
no la historia, pero sí la naturaleza sabe resol es una síntesis: recae sobre términos que ion
ver por sí misma y ya ha resuelto? La obra de de por sí contingentes, empíricos, determino
Marx encontraba su grandeza en su voluntad dos, plantea un nuevo término determinado.
de responder a esos problemas del hombre Pero ésto sólo tiene lugar gracias a un seto d t
efectivo. Encuentra su debilidad en el rechazo afirmarión que es, como dinamismo, más qu«
práctico que el naturalismo de las conclusio las determinaciones sobre las átales recae. El
nes termina por oponer a esos problemas. principio de síntesis, la negadón como acto,
El error de la dialéctica marxista es haber que están presentes en la historia y en todo lo
uerido a la vez un movimiento dialéctico in- real de manera inmanente, induye derto for
efinido que atraviese una serie siempre ina ma de absoluto, la misma que Marx buscaba
cabada de determinaciones sucesivas y por otra de manera errónea en una determinadón par
parte una determinación privilegiada que con ticular privilegiada.
tendría en sí misma la unidad de todo el de Lo cual no significa que lo absoluto sea un
venir, la mediación toda entera. O bien no hay momento de la historia, que haya un ‘‘sujeto’*
otras determinaciones salvo ésta, y entonces absoluto al igual que teníamos hace un mo
esta determinación nó es una negación, sino mento una esencia absoluta. Admitirlo sería
una esencia positiva, plenamente positiva, es volver a caer en el idealismo justamente criti
una esencia que existe como esencia, es la pro cado por Marx. La inmanencia de lo absoluto
pia naturaleza; o bien esta determinación se en el desarrollo dialéctico no está en la exis
inscribe entre todas las negaciones determina tencia de un sujeto absoluto que se desarrolla
ba en la historia: esa solución tendría el mis ro al otro hombre. Es por otra parte en eso
mo valor que la de Marx que nos hacía descu también que él es natural y es por eso que la
brir en un instante del desarrollo la realiza primera sociedad —la familia— comienza a
ción empírica de la esencia objetiva. Lo Abso nivel de una oposición y de un reconocimien
luto no es pues ni momento particular, ni su to en la naturalidad, la de los sexos.
j e t o . Y sin embargo en el dinamismo que hace El hombre no opera por negación, el hom
progresar de determinación en determinación bre sólo actúa cuando está fundido en una re
e» imprescindible que esté presente de alguna lación con un absoluto superior tanto a sí
manera. Está en cada uno de los actos histó mismo como a su "otro” determinado. La dia
ricos planteados por los sujetos (no absolutos) léctica como sucesión de determinaciones de
que son los hombres. En el acto de éstos, sólo la relación natural sólo se explica pues por la
hay determinaciones particulares, pero hay no dialéctica más fundamental que expresa una
obstante siempre acto de determinar. determinación con relación al Otro absoluto
El acto de determinar no es en sí mismo lo que en esta operación me funde en el ser —a‘í
absoluto aunque cada uno de sus actos sólo romo a la naturaleza— sin encontrar nada pre
positivas que recibe. Tampoco el hombre es lo determinado.
absoluto aunque cada uno de sus actos solo Así, lo absoluto es inmanente a la historia
ueda ser comprendido por referencia tanto a como lo quería Marx, sin dejar de ser superior
E t absoluto como a lo determinado. Incluso
es preciso decir que lo absoluto se le manifies
ta tanto en el antecedente determinado del
a la historia, como también lo quería Marx al
presentarlo como una determinación histórica
nueva que arroja toda la historia anterior en
cual no es amo, como en su propio acto: se la prehistoria. Pero para mantener sin incohe
trata pues de un absoluto del cual depende, rencia esta doble afirmación, es preciso com
pero que no es él mismo. De e>6ta manera el prender que la historia tiene una dimensión
hombre determina la naturaleza en el mismo de la inmanencia (una dimensión de la apa
acto por el cual está separado y se opone a ella. riencia) en la cual se revelan las determinacio
No es posible pues decir que está enteramente nes sucesivas que sfe encadenan según las leyes
encerrado en la naturaleza. Pero, a la inversa, de conflicto y de síntesis, pero que esta dimen
puesto que encuentra a la naturaleza como su sión de la inmanencia sólo puede ser real por
opuesto en cierta manera preexistente a él, no la existencia de otra dimensión que es refe
se puede decir que sea lo absoluto. Hay en rencia a un Absoluto trascendente a la histo
realidad una doble dimensión en esta relación ria, en el cual ésta se recibe y en el cual ésta
única con la naturaleza: se descompone en una recibe la primera alteridad que desencadena el
relación de negación de la naturaleza por el dinamismo.
hombre y en una relación de negación de ese Sin ser. puramente exterior a la historia,
acto negador por el encuentro de una resisten como lo sería si fuera un momento determina
cia, es decir del carácter "dado” y “predeter do de esta historia, sin serle por otra parte úni
minado” de la naturaleza (lo cual no supone camente inmanente, como lo sería si fuera una
por otra parte necesariamente una anteriori especie de sujeto consciente de Ja historia in
dad cronológica): el hombre que actúa sobre terior a ella, el absoluto es a la vez plenamen
la naturaleza se recibe pues a sí mismo en su te inmanente a la historia y trascendente a
calidad de ser de la naturaleza de un absoluto ella. Esa situación es la única condición de po
superior a sí mismo. Este absoluto es también sibilidad para que haya historia, a la vez con
superior a la naturaleza, sin lo cual habría re tingente en sus determinaciones y sin embargo
ciprocidad perfecta en la negación de la natu perpetua negación-posición, según ese doble
raleza por el hombre y en la negación del hom carácter que nos ha revelado la experiencia y
bre por la naturaleza y nos veríamos conduci que ha sido retomado por el materialismo his
dos a un naturalismo en el cual la relación de tórico.
oposición del hombre con la naturaleza no se
La verdad del marxismo está pues en toda
explica. concepción del hombre según la cual el hom
Lo mismo puede decirse de la relación del bre recibe la tarea de hacerse a sí mismo en un
hombre con el hombre. Relación de oposición universo dado, de un absoluto que lo consti
en la cual me distingo del otro, me coloco tuye en el ser por un acto que, a diferencia del
frente a él: pero yo no lo he colocado primero del hombre, es sin condicionamiento, sin de
a él, lo he encontrado primero como otro e terminación anterior. Sin este acto de lo Abso
incluso como extraño, no me he otorgado el luto, nada de lo que hace el hombre tiene un
fundamento de la sociedad, he recibido prime sentido acabado. Para lograr la culminación
del sentido inacabado, puedo una vez más, co la objetivización, o sea la dependencia respecto
mo Marx, recurrir a una naturalismo inicial o del Todo Otro, es decir la situación esencial
final, pero esta conclusión me pone en contra mente religiosa del hombre.
dicción con las propias condiciones de la expe Dado este fundamento religioso de toda la
riencia “in te r m e d ia r ia en. la cual la identidad realidad humana, no es posible asombrarse
del naturalismo inicial no está ya presente y la porque Marx haya visto en la religión algo tí
del naturalismo final no está aún presente. El pico. Pero, mientras él veía en ella tipo de to
mundo de la experiencia “intermediaria”, ca da alienación, es necesario ver allí el funda
racterizado por la no-identidad y por razones mento de toda negatividad, de toda dialéctica
de oposición dialécticas, no se explica por la de objetivización, de toda realización del hom
pura identidad sino por un acto absoluto de lo bre, de toda libertad. En relación a la aliena
absoluto. Este acto funde la alteridad y la no ción, la situación religiosa natural al hombre
identidad porque sólo lo Absoluto es capaz de es solo una condición de posibilidad, puesto
la producción de la diferencia incondicionada. que es también la condición de la libertad.
Sobre la base de una dependencia que crea
Víl. RELACIÓN, ALIENACIÓN la libertad, la alienación aparece entonces co
Y RECONOCIMIENTO mo una posibilidad siempre abierta a esta li
bertad- se realiza desde que esta libertad,
LOS MARXISTAS
IDEALES i IDEOLOGÍAS «ólo significa: como alguien que busca, Junto coa
sus lectores, orientación política. Por consiguien
I te, trataré de ser explícito acerca de mis propio»
Juicios políticos y morales.
Al reconsiderar diversas variantes del mar Cuando leemos a los marxistas, la mayoría
xismo en términos apropiados a nuestra época de nosotros hacemos una comparación mental de
inmediata, me propongo hacer en las páginas índole política, estemos conscientes de ello o no:
iiguientes un inventario sistemático de lo que los criterios que generalmente nos inclinamos a
a mi juicio son las ideas esenciales del marxis usar son aquellos que consideramos “democráti
mo clásico, para luego proceder a criticarlas. cos” o “liberales” o propios del “Mundo Libre”.
Después, ofreceré algunos breves perfiles histó Es preciso que enunciemos y examinemos estos
ricos de sus principales líneas de desarrollo y criterios a fin de examinar el marxismo de ma
aplicaciones. En lugar de interrumpir esta pre nera efectiva. Debemos examinar tanto el “libe
sentación con citas extensas, he organizado una ralismo político” —que constituye la principal
selección de los escritos marxistas más impor alternativa en la filosofía política y en la reali
tantes como capítulos independientes. En mis dad mundial, y es la fuente de nuestros valores,
críticas, desde luego, aprovecharé los elementos supuestos y teorías— y la “ciencia social” cuyos
pertinentes de los trabajos actualmente disponi términos suministran los fundamentos conven
bles en aquellas ciencias sociales con las que es cionales para la crítica del marxismo. Mis co
toy familiarizado. A fin de mantener este libro mentarios sobre el liberalismo serán necesaria
dentro de los límites de una extensión manejable, mente breves, pues mi interés principal en este
no me he ocupado aquí en ninguna forma ex libro es el marxismo. (1) Pero esppro escribir de
plícita y sistemática de las interpretaciones y las tal manera que los supuestos del lector liberal
críticas del marxismo que han hecho otros co ascenderán a la superficie, haciéndolo más libre
mentaristas. Pero sí he tratado de tomar en cuen para clarificar su posición política.
ta otras interpretaciones y críticas, y espero ha Muchos de quienes rechazan (o, más exacta
ber tenido siempre presentes las más importan mente, ignoran) las formas de pensar marxista*
tes de ellas. acerca de los asuntos humanos, rechazan en rea
En todo momento he tratado de ser objetivo, lidad las tradiciones clásicas de sus propias dis
pero no pretendo ser un desinteresado. Ningún ciplinas. La “Ciencia Social” en cuyo nombre se
filósofo político puede ser un desinteresado: sólo ignora o se rechaza al marxismo es, en la mayo
puede presumir de serlo. Y yo he escrito este ría de los casos, una ciencia social que tiene
libro, en parte, como un filósofo político, lo cual poco o nada que ver con lo« acontecimiento*
«Ardiñales y la aceleración histórica caracterís más significativa si prestaran mayor atención al
ticos de nuestra época inmediata. Es una ciencia marxismo como una de las fuentes capitales de
social del enfoque estrecho, del detalle trivial, sus disciplinas. En la Unión Soviética, por otra
del dato abstracto, todopoderoso e insignifican parte, muchos estudiosos ignoran frecuentemen
te. (2) Unas pocas diferencias entre el estilo de te los avances ocurridos en otras partes y que se
trabajo de Marx y algunos tipos principales de han originado en las concepciones y teorías de
ciencia social contemporánea bastarán para su Marx. Los científicos sociales y los hombres re
gerir sus naturalezas respectivas. Cuando los flexivos, están expuestos a ser históricamente
marxistas hablan de “ciencia social burguesa”, provincianos y, en consecuencia, intelectualmen
lo quieren decir (o deben querer decir) son cosas te lisiados al ignorar, o ser obligados a ignorar,
«orno estas: los progresos más recientes en la sociología clá
Los científicos sociales estudian los detalles sica.
de medios sociales en pequeña escala; Marx Acaso algún día, desde uno u otro bando, los
también estudió tales detalles pero siempre den estudiosos del hombre, la historia y la sociedad
tro de la estructura de una sociedad total. Los llegarán a considerar de maneras más objetivas
científicos sociales, sabiendo poca historia, estu las interrogantes enormemente fructíferas here
dian a lo sumo tendencias de corto alcance; dadas de Marx y otros marxistas. Mientras tanto,
Marx, utilizando los materiales históricos con aunque los hombres del mundo soviético a me
•oberbia maestría, toma como su unidad de estu nudo no pueden hacer tal cosa, nosotros no de
dio épocas enteras. Los valores de los científicos bemos permitir que la postura política de nin
sociales generalmente los llevan a aceptar a su guna nación nos impida tratar de cobrar con
sociedad en gran medida tal como es; los valo ciencia de todos aquello que nos ha hecho lo
res de Marx lo llevan a condenar a su sociedad que somos.
de arriba abajo. Los científicos sociales ven los Al igual que muchas otras personas en estos
problemas de la sociedad como patrones únicos momentos, yo estoy penosamente consciente de
de “desorganización” ; Marx ve los problemas las deficiencias de las filosofías políticas que he
como contradicciones inherentes a la estructura mos heredado. Tanto el marxismo como el libe
existente. Los científicos sociales ven a su socie ralismo muestran el sello de fábrica, por decirlo
dad como algo que continúa en forma evolutiva, así, de un período de la historia humana que
sin quiebras cualitativas en su estrutura; Marx- está terminado; ambos incurren en el mismo error
ve en el futuro de esta sociedad una quiebra de no prestar la atención debida a ciertos he
cualitativa: una nueva forma de sociedad —en chos v problemas capitales que ríos presenta
realidad una nueva época— habrá de surgir por actualmente la situación mundial. No es el pro
medio de la revolución. pósito de este libro elaborar una filosofía polí
A pesar de todo, no existe en la actualidad tica adecuada a la era mundial en que ahora
ninguna “ciencia social marxista” de importan entramos. Pero sí tengo la esperanza de que les
cia intelectual. Existe solamente la ciencia social: sirva a mis lectores, y a mí mismo, como una
sin la obra de Marx y otros marxistas, no sería introducción a algo que no sea inferior precisa
lo que es hoy; con su sola obra, no sería ni apro mente a tal esfuerzo.
ximadamente tan buena como resulta ser. Nadie
que no se adentre a fondo en las ideas del mar 11
xismo puede ser un científico social idóneo; nadie
que crea que el marxismo ha dicho la última Las filosofías políticas son creaciones intelec
palabra puede serlo tampoco. ¿Cabe alguna du tuales y morales; contienen ideales elevados, con
da de esto después de Max Weber, Thorstein signas fáciles, hechos dudosos, propaganda bur
Veblen, Karl Mannheim, por mencionar sólo da, teorías refinadas. Sus partidarios seleccionan
tres nombres? Ahora contamos con maneras algunos hechos e ignoran otros, proponen la
—mejores que la de Marx por sí sola— de estu aceptación de ideales, la fatalidad de los acon
diar y comprender al hombre, a la sociedad y a tecimientos, argumentan con esta teoría y de-
la historia, pero la obra de estos tres sociólogos nuestras aquella otra. Puesto que en todas las
no se concibe sin la obra de Marx. filosofías políticas tal miscelánea de elementos se
En los Estados Unidos, las influencias inte encuentra por lo general sumamente embrollada,
lectuales del marxismo se encuentran ocultas a nuestra primera tarea consiste en separar los
menudo; muchos de aquellos cuyas mismas cate elementos. Para hacerlo, cada uno de los siguien
gorías de pensamiento están influidas por Marx, tes cuatro puntos puede resultar útil:
desconocen a menudo las fuentes de sus propios Primero y antes que nada, una filosofía polí
métodos y concepciones. Muchos científicos so tica es en sí misma una realidad social: es
ciales “occidentales” realizarían una obra mucho ideología en términos de la cual se justifican cier-
tai instituciones y prácticas y se atacan otras; riantes, ellos constituyen actualmente nuestras
fila provee las frases en las que se plantean principales, e incluso nuestras únicas, alterna
demandas, sé hacen críticas, se pronuncian tivas políticas de primer orden, los credos pro
exhortaciones, se formulan proclamas y, en al clamados de los dos estados más poderosos en
gunas dcasinnes, se determinan líneamienins po la historia del mundo. Al contemplar a los Esta
líticos. dos Unidos y a la ÜESS (y lös bloques de na
Segundo, es una ética, una articulación de ciones alrededor de cada uno de ellos), el resto
ideales que, en diversos niveles dé generalidad y del mundo los ve en términos de estos credos; en
refinamiento, se utiliza al juzgar hombres, acon estos términos, el mundo subdesarrolladó los con*
tecimientos y movimientos, y como ttiétas y cri sidera como alternativas de modelos para su
terios orientadores de aspiraciones y políticas. propio desarrollo.
Tercero, una filosofía política designa agen Desde el punto de vista de los tiempos mo
tes de acción, de los medios de reforma, revolu dernos, las diferencias entre las versiones clásicas
ción o conservación. Contiene estrategias y pro de estas filosofías políticas son a menudo menos
gramas que encarnan tanto los medios como los importantes que lo que tienen fen común. Sobre
fines. Designa, en suma, los instrumentos por me todo están animados por ideales comunes: los
dio de loS cuales se realizan los ideales o se man grandes ideales seculares que se han desarrollado
tienen después de haber sido realizados. durante la trayectoria de la civilización occiden
Cuarto, contiene teorías del hombre, la socie tal. Tanto el marxismo como el liberalismo en
dad, y la historia, o cuando menos supuestos carnan los ideales de Grecia y Roma y Jerusa-
relativos a la composición y al funcionamiento lén: el humanismo del Renacimiento, el raciona
de la sociedad; relativos a lo que se considera lismo de la Ilustración del siglo XVIII. A ello
que son sus elementos más portantes y cómo se debe (jue examinar el liberalismo o el mar
éstos están típicamente relacionados; sus princi xismo equivalga a examinar la política de esta
pales puntos de conflicto y cómo se resuelven tradición humanista: encontrar ambigüedad en
estos conflictos. Sugiere los métodos de estudio uno o en ambos de ellos es encontrar ambigüe
apropiados a sus teorías. De estas teorías y con dad en esta tradición.
estos métodos, se derivan las expectativas. El liberalismo y el marxismo también han
Una filosofía política nos dice cómo descu suministrado, cada uno de ellos, grandes imá
brir dónde nos encontramos y hacia donde po genes de la naturaleza del mundo social, han
demos estarnos dirigiendo; nos da algunas res designado los agentes de cambio histórico y han
puestas a estas preguntas; nos prepara para los sugerido programas para alcanzar estas metas.
futuros posibles. Así, pues, para examinar cual Durante muchas décadas, se han enfrentado
quier filosofía política debemos examinarla corno dentro de cada nación avanzada, disintiendo
una ideología, una enunciación de ideales, una acerca de lo que sus expertos respectivos con
designación de agencia o agencias, y como un sideran que son los hechos y acerca de los me
conjunto de teorías sociales. En este capítulo dios que consideran necesarios para alcanzar sus
prestaré atención principalmente a las ideologías metas proclamadas. Pero estas metas no han
y los ideales; los puntos que trataré de probar cambiado mucho. Primero fueron las metas de
son los siguientes: las revoluciones Inglesa, Norteamericana y
En cuanto ideología, tanto el liberalismo Francesa; después fueron las metas —reformu
como el marxismo han sido vulgarizados y tri- ladas, ciertamente— de la Revolución Rusa; y
vializados, cada uno de ellos suministra frases luego fueron reformuladas rápidamente en la
hechas para la defensa de una gran potencia reacción, tanto liberal como marxista, frente a
estatal y para la denigración del otro bloque y esta revolución. (3)
todas sus obras. Los dilemas morales y políticos de los mar-
En cuanto enunciaciones de ideales, ambos xistas, y especialmente de los comunistas entre
llevan en sí el humanismo laico de la civilización ellos, coinciden parcial pero considerablemente
occidental. Estos ideales son los únicos disponi con los de cualquier liberal. Ambos comparten
bles quC, al mismo tiempo, forman parte de una los ideales de la tradición, y ninguno los realiza
filosofía política comprehensiva y son proclama plenamente. Y estos ideales, así como ciertos su
dos tanto por los dirigentes como por los diri puestos teóricos, han sido llevados más lejos y
gidos de los dos estados nacionales más podero con una actitud más consecuente y han Sido to
sos del inundo. mados más en serio por algunos de los mejores
En sus versiones clásicas, el liberalismo y el marxistas que por cualquier liberal del que yo
marxismo encarnan las seguridades y las espe tenga noticia. Es la crisis de esta misma tradi
ranzas, las ambigüedades y los temores de la ción humanista, creo yo, lo que se encuentra en
época moderna. Considerados en todas SUS va el fondo de nuestra crisis de orientación política.
Una de las maneras más directas de enfrentarse y de diferente manera, en cuanto a la perspec
a esta crisis en todos sus aspectos consiste en tiva y al estado de ánimo marxistas. El libera
examinar las ideas de Karl Marx y la suerte que lismo y el marxismo han venido a ser tan central
han corrido estas ideas. mente importantes para los acontecimientos, para
Lo que hay de más valioso en el liberalismo su conformación y sus sufrimientos, que no es
clásico está incorporado, de la manera más con exagerado decir que sus crisis son síntomas de la
vincente y fructífera, en el marxismo clásico. decadencia de lo que todavía recibe el nombre
Una buena parte de la incapacidad de enfren —un tanto curiosamente— de Época Moderna.
tarse al marxismo en toda su variedad, es en Quizás también, esta decadencia señale el co
realidad una manera de no tomar en serio los mienzo de una nueva época en la historia hu
ideales del propio liberalismo, pues, pese a las mana.
desfiguraciones y vulgarizaciones de las ideas de Esa nueva época —sea lo que fuere por otra
Marx, y pese a los propios errores, ambigüeda parte— es verdaderamente una época mundial:
des y deficiencias de éste, Karl Marx sigue sien los usos y los significados de estos credos con
do el pensador que ha articulado más claramen temporáneos tienen alcance mundial. Desde la
te —y más peligrosamente— los ideales básicos Revolución Rusa y la consolidación del bloque
que comparte el liberalismo. De ahí que enfren soviético, el encuentro del liberalismo con el
tarse a Marx y al marxismo equivalga a enfren marxismo se ha convertido en un encuentro
tarse a esta tradición moral. mundial de estados nacionales. En la realidad
política, la variante comunista del marxismo, con
Hl sede en el bloque soviético, es actualmente la
principal forma de marxismo. En la realidad po
XNo hay, desde luego, un solo liberalismo, ni lítica, la variante norteamericana del liberalis
nn solo marxismo. La obra de Marx y Friedrich mo, con sede en los Estados Unidos de Norte
Engels ha sido la principal espina en el costado américa, es actualmente la principal forma de
del liberalismo, de la socialdemocracia, y, últi liberalismo.
mamente, de las versiones bolchevique y stali- Dado los poderosos medios de hacer historia
nista de la doctrina original. Ha suministrado que tienen ahora a su disposición, estos dos Es
una base ideológica fundamental para la crítica tados y los bloques que ellos forman son las
de la política liberal, la economía capitalista. . . organizaciones más portentosas de la vida públi
y la política y la economía soviéticas. ca y privada que los hombres conozcan o hayan
En los países capitalistas avanzados del si conocido. Es por ello, que, cuando examinamos
glo XIX y comienzos del XX, una vasta y a los credos políticos que dichos Estados y sus blo
menudo confusa amalgama de liberalismo y ques proclaman —explicándolos, comparándolos,
marxismo se desarrolló en una especie de co criticándolos— no estamos “tan sólo hablando de
mún denominador ideológico. En el proceso, ideas”, sea cual fuere el significado de esta frase.
ambos se vieron modificados y atenuados: el Estamos hablando de los rasgos decisivos de
marxismo fue revisado, incorporándose en él nuestro pasado reciente, nuestro presente y
elementos liberales; el liberalismo fue adaptado nuestro futuro inmediato. También estamos ha
a sus críticos y a las realidades cambiantes, in blando de las clases de hombres y mujeres que
corporándose en él elementos marxistas. Estas habitan y habitarán la Tierra. Sólo a través del
modificaciones y estos préstamos mutuos consti prisma de una u otra variante de estas filosofías
tuyen una buena parte de la historia de la filo políticas podemos tratar seriamente ahora ce
sofía política reciente y contemporánea, así como saber lo que está sucediendo en el mundo y de
de la historia política. Dentro de las sociedades orientarnos en éste.
capitalistas durante los últimos cien años, una Pero podría preguntarse: ¿y qué hay del
de las formas no-revolucionarias del marxismo conservadorismo? Pues bien, ¿qué hay? O, más
—socialdemocracia— ha constituido el principal bien, ¿dónde está?
movimiento de oposición en la mayor parte del En primer lugar, dondequiera que el “conser
mundo capitalista avanzado. En formas atenua vadorismo” prevalece como la ideología estatal
das, ha reemplazado virtualmente al liberalismo en el poder —como en la España de Franco, la
como oposición y como crítica desde adentro. Unión Sudafricana de Verwoerd, el Portugal de
En estas sociedades, actualmente, la endeblez Salazar o la República Dominicana de Truji-
de la seguridad política y el colapso de la espe 11o—, se apoya más en el poder policíaco que en
ranza política son, en gran medida, una parte de el consentimiento ideológico. Por razones bien
la crisis de la perspectiva liberal y del estado de conocidas, los días de tales regímenes están con
ánimo liberal. En muchas partes del mundo so tados en el mundo subdesarrollado.
viético sucede lo mismo, aunque en menor grado En segundo lugar, en las sociedades capita
listas avanzadas, las funciones ideológicas e in incorporar con poca cohesión. La Ideología, ea
telectuales desempeñadas por el conservadoris- cuanto rostro público de una filosofía política,
mo decimonónico las desempeña ahora usualmen con mucha frecuencia se convierte simplementa
te el liberalismo. En realidad, no existe ningún en mito o folklore; con mucha frecuencia tam
conservadorismo intermedio y coherente que bién, incluso un mínimo de ideología llega a de
no sea una variante del liberalismo, una reenun saparecer: todo lo que queda es una retórica
ciación de Edmund Burke o una mera excentri vacía y sin importancia. El mensaje ideológico
cidad. En los Estados Unidos, en todo caso, el que pudo haber prevalecido en un tiempo, deja
conservadorismo ofrece tan sólo una utopía re de ser persuasivo. Puede, incluso, hacerse difícil
trógrada para los círculos que pueden describirse de enunciar con claridad. Entonces, a menudo,
mejor como extravagantes, si no como chiflados. se dice de la filosofía política: “Después de todo,
En la medida en que no es eso, el conservadoris- se trata más bien de una perspectiva general o
mo es un ademán defensivo de empresarios y po una sensibilidad que de un criterio de orienta
líticos que defenderían el status quo pero que ción dogmático”.
carecen de ideas con qué defenderlo. Como ha Sobre todo, con el éxito, los ideales, especial
observado el Wall Street Journal, el conservado mente los más rebeldes, tienden a incorporarsa
rismo “es apenas algo más que una creencia en la ideología de la justificación y, en la reali
instintiva de que la sociedad de hoy está cons dad práctica, a identificarse con los agentes da
truida sobre varios miles de años y de que en la acción. El mantenimiento de estos agentes vie
esos años los hombres han encontrado cosas a ne a ser el ideal activo; los demás ideales sa
las que deben aferrarse”. Sobre esa base, todos convierten en “mera retórica”, de campaña o re
somos conservadores, y ser tales carece de sig volucionaria. En cuanto ideales, no están relacio
nificado. (4) nados con ningún agente a través del cual
1 pudieran realizarse. Con todo, aun como retó
IV rica pueden ser rígidamente controlados, atados
estrechamente a la consolidación ideológica.
Para quienes están verdaderamente poseídos Las teorías con frecuencia, son difíciles da
por una filosofía política, lo que está sucediendo separar de los otros elementos, pues tienden a
en el mundo en que viven parece del todo claro. convertirse en meros supuestos utilizados en las
Surge un problema, o alguien lo plantea: la opi discusiones de las metas urgentes, los medios
nión correcta salta en seguida a la mente. Por necesarios y la retórica de la justificación o del
medio de su filosofía, tales personas son orienta ataque. A medida que se confunden con estos
das persuasivamente. Las posiciones que susten otros elementos, las teorías se hacen borrosas.
tan son fáciles de comunicar. En diversos niveles Transformadas en meros supuestos, tienden a ha
de refinamiento, “el mensaje ideológico” parece cerse “meramente ideológicas”, y a menudo
obvio y compulsivo. Los ideales en los que creen —junto con los ideales— a hacerse parte de la
parecen estar íntimamente conectados con los anfibología ideológica tan característica de
agentes activos que dichas personas han escogi nuestro tiempo. En cuanto teorías, se hacen su
do. V tanto el ideal como el agente encajan en mamente formales: no es fácil advertir su per
sus teorías de la sociedad y en lo que ellas ima tinencia con respecto a los ideales proclamados,
ginan que está sucediendo dentro de la sociedad. las ideologías en que se cree, los agentes de la
Esta bienaventurada condición parece rara acción histórica, pues est#s ideales, ideologías y
mente asequible en nuestro tiempo. En los cre agentes no son “ubicados” por las teorías dentro
dos que están mezclados con la historia y son de una sociedad existente y en el movimiento
aceptados por decenas de millones de personas, de su historia.
cada uno de los cuatro elementos de cualquier En diferentes fases y en diferentes socieda
filosofía política —ideología, ideal, agente y teo des, todo esto le ha ocurrido a las variantes de la
ría— a menudo se transforman y relacionan cu filosofía política liberal y marxista. Pero debe
riosamente los unos con los otros, con su parti mos preguntar también: ¿Qué sucede cuando lo»
darios y con el hecho histórico contemporáneo. partidarios de una filosofía política son rebasa
Con el éxito, la ideología en general se vul dos por la historia, cuando se convierten en gru
gariza a la larga; hay un liberalismo vulgar y pos minúsculos e impotentes y sin embargo si
un marxismo vulgar. Pero, vulgar o refiriado, los guen aferrándose a su filosofía?
rasgos ideológicos parecen ser el elemento más La propia filosofía tiende entonces a preocu
diversamente útil y más omnívoro de cualquier parte casi exclusivamente por los ideales. Se con
filosofía política. Muchas personas sólo conocen vierte en una concepción moral y en poco mili
este elemento, junto con aquellos rasgos del que eso. Esto ha sucedido, por ejemplo, entra
ideal, el agente y la teoría que aquél pueda muchos grupos ex radicales de convicción feroac
M a t* •&tihKnri¿áca qua *e « ierran »1 “todjüi*- piedra angular de las sociedades capitalistas est
mo". Sc alejan con disgusto de toda "ideología”; su conjunto.
renuncian a interesarse en la teoría más amplia Como ideología, y en escala mundial, el li
jr ni poseen ni tratan siquiera de designar agen beralismo se hace actualmente conservador. En
tes de acción. Ponen su interés en lo “pragmáti términos del liberalismo, los liberales justifican
co” y en lo “fragmentario”. Según ellos es lícito la democracia capitalista, establecida primordial
reconocer los hechos, pero sólo de una manera mente en las naciones más ricas de Europa Occi
dispersa, sin aceptar que estén conectados entre dental y Norteamérica, y en el Japón y en Aus
sí o con teorías más amplias, ni, ciertamente, con tralia. En su variante stalinista, los marxistas
programas definidos. Algo parecido a esto —me han justificado oficialmente a la Unión Soviéti
parece obvio— es lo que ha sucedido en nuestra ca y a los Estados afiliados a ésta en diversas
generación en muchos círculos liberales y socia formas.
listas de los países de la OTAN.
Han sucedido otras cosas también. En todos Como “utopía” política, el liberalismo ha
los campos ideológicos, el más útil políticamente sido históricamente específico de las clases me
de todos los modos gramaticales (y el más capaz dias ascendentes de las sociedades capitalistas en
de crear confusión) es el “optativo”: se habla desarrollo; el marxismo, credo proclamado de los
de lo que uno desea como si realmente existiera. movimientos y de los partidos de clase obrera.
Entre los grupos impotentes, este modo se expre Pero en cada caso, cuando se alcanza el poder,
sa a menudo con el uso extensivo de la palabra estas filosofías políticas se convierten en ideolo
más engañosa que existe en el vocabulario de la gías oficiales, se ven envueltas —de diferentes
política: esa palabra es, desde luego, “nosotros”. maneras— por el nacionalismo. En términos
Este modo aparece también entre los poderosos, de cada una se define y, desde uno y otro bando,
con mucha frecuencia en lo que puede llamarse se libra el encuentro mundial de los super-Esta-
la incorporación ideológica del ideal y las teo dos. En la Unión Soviética el marxismo ha ve
rías. nido a consolidarse ideológicamente y a quedar
Así, pues, la posición del filósofo politico sujeto al control oficial; en los Estados Unidos
parece ser: si sale cara, tú ganas, si sale cruz, el liberalismo ha venido a ser menos una ideo
yo pierdo. Con el éxito, le suceden cosas terri logía que una retórica vacía.
bles a una filosofía política; y con el fracaso Como retórica, el liberalismo es utilizado
también. comúnmente por todos los que hablan en público
Esta es, desde luego, la tensión de la filosofía con los fines más divergentes y contradictorios.
política. Significa que, en cuanto tarea al mismo Una persona puede seguir siendo liberal y estar
tiempo intelectual y moral, la filosofía política en favor de, y otra puede seguir siendo liberal
nunca termina. Cuando menos no puede termi y estar contra, una extensa variedad de propo
nar mientras los hombres busquen orientación siciones políticas contradictorias. El empresario
política. Pero, naturalmente, la mayoría de los y el dirigente sindical, el demócrata y el repu
hombres no lo hacen: aceptan meramente el fol blicano, el general y el soldado raso, el agricul
klore corriente, liberal o marxista, según lo de tor subsidiado y el relojero subsidiado, todos
termine el accidente de su residencia geográfica. hablan en términos de la retórica liberal, defen
diendo sus intereses y planteando sus demandas.
V Esto significa que el liberalismo, tal como se le
usa públicamente, carece de un contenido cohe
Tanto el liberalismo como el marxismo han rente, que sus metas se han hecho tan formales
«Ido credos insurgentes: en sus diversas variantes y abstractas que ya no constituyen criterios
han sido la retórica de movimientos, partidos, morales claros, y que en sus términos ya no
clases en camino hacia el poder. Y, a su debido pueden enunciarse claramente los verdaderos
tiempo, cada uno de ellos se ha convertido en conflictos de intereses e ideales. Utilizado vir
un credo conservador: la ideología y la retórica tualmente por todos los intereses, clases y par
de sistemas políticos y económicos consolidados. tidos, carece de claridad política, moral e inte
Con su credo insurgente, los liberales han lectual; y esta misma falta de claridad es ex
denunciado como sistema social al feudalismo y plotada por todos los intereses. En esta situación
sus remanentes; han denunciado todas las for como se ha observado con frecuencia, los libe
mas del absolutismo político. Los marxistas tam rales profesionales, políticos e intelectuales, ha
bién han denunciado al feudalismo y al absolu cen un fetiche de la indecisión, a la que llaman
tismo pre-industrial; pero han ido más lejos, amplitud de criterio;'de la ausencia de criterios
atacando duramente al capitalismo liberal como morales, a la que llaman tolerancia; y de la
un tipo de economía que ellos consideran la formalidad —y por tanto de la impertinencia
política— de los criterios, * la que llaman hablar tural ha sido brutalmente eliminado. La purga
en términos amplios. política y de status de intelectuales, artistas y
La crisis del liberalismo —y, a su vez, de la científicos —como durante la era de Stalin—
reflexión politica en los Estados Unidos— se ha* acompañado así a la estricta vinculación de
debe al éxito mismo del liberalismo al conver la cultura y la política controladas ambas por
tirse en el lenguaje oficial para toda declaración funcionarios del partido y del Estado.
y debate público, en el lenguaje político o de Actualmente estos dos folklores —la ideología
toda comunicación de masas. A este hecho debe del marxismo vulgar y la retórica del liberalis
añadirse el uso del liberalismo, desde el periodo mo abstracto— se enfrentan y ofrecen a los pú
del Nuevo Trato, como fundamento racional ad blicos del mundo diversas imágenes de la Unión
ministrativo y menos político. Se ha hecho prác Soviética y de Estados Unidos suministrando
tico, flexible, realista, pragmático —como ase cada uno de ellos los vocabularios contrastantes,
veran los liberales— y nada utópico. Todo lo a menudo en las mismas palabras, con que los
cual quiere decir, pienso yo, que como ideología, dirigentes y los dirigidos hablan acerca de sus
como retórica, el liberalismo se ha hecho a me propias sociedades y las de El Enemigo.
nudo impertinente respecto de las posiciones Dentro de cada país, as! como alrededor del
políticas que tienen un contenido moral. mundo, una vasta y elaborada maquinaria da
En el bloque soviético, determinados ele propaganda se mantiene ocupada día y ñocha
mentos del marxismo han venido a ser ingre fabricando estos folklores, adaptándolos a cada
dientes esenciales de un credo oficial sujeto a giro de los acontecimientos y a acontecimientos
interpretación oficial, y el criterio de orientación imaginados, a las amenazas y a las contraame
oficial para toda la vida cultural y política. En nazas, a las líneas políticas y a la falta de líneas
esta forma, el marxismo como ideología es políticas.
la moneda de todas las transacciones públicas, En el folklore del liberalismo, los Estados
la premisa básica de un elaborado aparato cul Unidos son un país libre en el que los hombres
tural y político orientado hacia los presuntos in.- en general verdaderamente gobiernan sus pro
tereses del estado unipartidista. Puesto que eí pios asuntos; la Unión Soviética es una tiranía
marxismo goza de un monopolio ideológico, la absoluta, monolítica y totalitaria en la que los
libertad intelectual está limitada por la interpre hombres son sometidos por la fuerza y en la que
tación oficial del marxismo. De la imagen del no existe ni libertad ni alegría, y la cual además
futuro, elaborada en la sociedad capitalista del es agresiva, empeñada en conquistar al mundo
siglo XIX. el marxismo se transformó en la ideo para su credo anticristiano.
logía del bloque soviético. En el folklore del comunismo la URSS es El
La uniformidad ideológica y el realineamien Gran Paso Adelante de la Humanidad en el si
to doctrinario han acompañado cada fase y cada glo XX; los Estados Unidos son un rezago reac
viraje del desarrollo político y económico sovié cionario en el que las injusticias del capitalismo
tico tanto en lo nacional como en lo internacio sólo son comparables con las hipocresías de la
nal lía habido muchos cambios y virajes, cada democracia formal. Está gobernado por trafi
uno de los cuales ha sido debidamente procla cantes de guerra, empeñados en usar los recur
mado en nombre del marxismo. La política y sos militares v de cualnuier otro tipo para exten
la doctrina están íntimamente vinculadas; las der v consolidar despiadadamente su domina
direcciones políticas cambian a menudo: no es ción imperialista.
sorprendente que la doctrina misma se haya tri- En este reino del folklore, las ideas de Kar!
viaiizado y, en el proceso, se haya vaciado de Marx y sus seguidores intelectuales se encuen
buena parte de su fuerza moral y de su capacidad tran ciertamente en una triste condición.
de persuasión intelectual. Con frecuencia se ha En las sociedades soviéticas, la obra de Marx
convertido en una ideología curiosa e intelec —unida a la de Lenin— siempre se elogia y a
tualmente vacía, en la que el comunista —en menudo se vulgariza. El marxismo-leninismo so
funciones— debe ser un experto: verdaderamen ha convertido, en realidad en una retórica ofi
te una ideología de madeja burocrática que el cial con la que se ha defendido la autoridad do
comunista debe desenredar y enredar y volver un Estado unipartidista, se han velado sus bru
a desenredar para poder actuar de algún modo. talidades injustificadas y se han exaltado su*
Además, tal utilización del marxismo sovié logros.
tico ha ido acompañada por su utilización como En las sociedades capitalistas, las ideas do
la doctrina de todo el aparato cultural soviético, Marx se ignoran, o lo que es peor, se identifican
que ha tenido que ejecutar una maroma para ignorantemente con la "mera ideología comuni»-
aiustarse a cada cambio en la política. En el ta”. Así, pues, en ellas también, la obra de Marx
curso de tales zigzags más de un trabajador cul v sus seguidores se ha convertido en ‘‘marxismo-
<m blanco oficial de dcnostación con «1 derecho de cada individuo a *©r tratado d#
Aludida * ignorante m i » bien que un objeto de acuerdo con leyes racionales y comprensibles a
®mám m las cuales debe estar sujeto todo poder. Han
visto al Hombre como la medida de todas las
¥1 cosas: las líneas políticas y los acontecimientos
son buenos o malos en términos de sus efectos
Fe*© todo es folklore. Por ambas partes. Todo sobre los hombres; las instituciones y las socie
s»te séte ¡Mi aspecto —el ideológico— del li dades deben juzgarse en términos de lo que sig
beralismo y del marxismo. A decir verdad, aun nifican para el ser humano individual. Los libe
d folklore de cada parte contiene atisbos de rales han supuesto que los hombres deben regir
terdad y definiciones de realidad; pero lo que sus propios destinos. Han supuesto que existen
faporta es que detrás de cada uno hay conjun maneras racionales de adquirir conocimiento, y
tes á® ideas que deben tomarse en serio si es que la razón sustantiva del individuo, usada li
qu® queremos comprender siquiera los usos de bremente, proporciona las soluciones. Es en tér
les folklores, no digamos ya la condición y la minos de estos valores como deben comprenderse
posible suerte del mundo en la actualidad. De su preocupación por el consentimiento a la au
trás de cada una de estas ideologías se encuentra toridad y su oposición general a la violencia.
una gran parte del legado de ideas políticas e El principio raigal del liberalismo no es me
Ideales morales del mundo. ramente la “libertad en general”, sino la libertad
Debo aclarar un punto: cuando empleo en específica y personal del individuo, incluso la
•«te libro el término “occidente” o “civilización obligación autoimpuesta de no comprometerse
occidental”, incluyo en él a Rusia, tanto histó- incondicionalmente con ninguna organización.
ficamente como en nuestros días. No empleo el Todas las lealtades a movimientos u organizacio
término “occidental” o “el occidente” en con nes, partido o Estado, están, para el liberal, con
traste con “el bloque comunista” o “comunis dicionadas a sus propios principios y a su con
mo". (5) El territorio de la Unión Soviética se ciencia. (V
extiende desde luego hasta Asia, pero su prin Las obras de Marx y de muchos otros mar-
cipal desenvolvimiento histórico ha tenido lugar xistas encarnan clara y consecuentemente el hu
en las regiones europeas del pais. Culturalmente, manismo laico del Occidente, sistemáticamente,
Rusia ha estado en contacto estrecho con todas como supuestos morales profundos y omnipre
las sociedades europeas, aunque históricamente sentes. Al igual que en el caso del liberalismo,
haya ido a la zaga de éstas. El propio marxismo, una de las dificultades para demostrar esto ra
además, forma parte de la cultura europea como dica en los usos y abusos del marxismo en la
la arquitectura renacentista italiana. Marx y práctica. Otra dificultad, peculiar de) marxis
Engels fueron europeos, y los jefes de la Revolu mo, tiene que ver con cieitos manerismos y con
ción Rusa no fueron exactamente campesinos vicciones del propio Marx. Viviendo como vivió
orientales; muchos de ellos fueron intelectuales en la era victoriana, odiando la gazmoñería y
de primer rango que vivieron una buena parte despreciando la hipocresía, Marx desarrolló una
de sus vidas en las capitales de Europá Occi imágen de sí mismo como un intelectual “obsti
dental. nado y realista”. Le disgustaba la proclamación
Por último, los rusos y la mayor parte de de grandes ideales; relacionaba muy íntimamen
las otras nacionalidades más importantes de la te sus ideales con su análisis de la sociedad que
Unión Soviética —como los ucranianos, por a su juicio los negaba y con los agentes dentro
ejemplo— se consideran a sí mismos como eu de esa sociedad que él esperaba habrian de rea
ropeos. Además, los asiáticos —los indonesios, lizarlos. Pero la prueba de su posición moral re
pongamos por caso— generalmente consideran side en lo quf él escribió y en los supuestos eri
a Rusia como uno de “los países occidentales”. que se basa cada renglón de sus escritos.
Rusia, concluye el geógrafo J. P. Colé, “puede 1. Marx es un moralista laico, un ateo que
Incluirse, junto «orí los constructores de impe considera a toda religión un fraude intelectual y
rios marítimos de Europa Occidental, como una una trampa política, un medio más de explota
portadora de la conquista y la cultura europeas ción, tarto psíquica como material. La reli
•1 mundo no europeo”. (6) gión, tal como él la concibe, les impide a los
Por lo que a los ideales se refiere, el libera hombres el advenimiento a la conciencia de sí
lismo clásico y el marxismo clásico agotan prác mismos, de sus posiciones en la sociedad y de sus
ticamente el legado político de la civilización verdaderos intereses como hombres. Los ideales
occidental. Los liberales han afirmado repetida de un humanismo radical en el que el hombre
mente un humanismo laico, subrayando el ines reemplaza al propio Dios, acompañado de una
timable valor de la personalidad individual y pasión por la justicia humana que hace recor
dar el Viejo Testamento, figuran entre los mó el mayor de todos los v ld o » . .. tí goisterae eseu
viles principales de la carrera de Marx como cha sólo su propia v o z . . . se rinde * 1% ilusión
pensador y los fundamentos morales de su de de que escucha la voz del pueblo.. . El pueblo
nuncia de !o que él consideró los efectos degra que está a su lado cae, o bien m la superstid&a,
dantes y mutiladores del capitalismo. política, o bien en la indiferencia, alejándose asi
2. Marx es un pensador racionalista: “Exi completamente de la vida del Estado”. Una y
gir que los hombres abandonen las ilusiones so otra vez habla acerca y en favor de “la libre ac
bre su condición es exigir que se abandone una tividad de los hombres”.
condición que necesita de las ilusiones”. No pue Su ideal para la comunidad política es aquél
de negarse razonablemente que Karl Marx hi en el que “prevalece la verdadera democracia,
zo todo lo posible por llevar a la práctica esta y el Estado mismo, así como todas las clases, de
divisa a lo largo de toda la obra de su vida. Su saparecen”. Su ideal es “el reino de la libertad”,
creencia en la razón humana y en la libertad una concepción por medio de la cual él acepta
como una de sus condiciones y consecuencias: he y lleva más lejos la imagen de la polis clásica.
ahí las fuentes de su energía moral, el eje de su El esclavo tanto como el amo son “verdaderos
pensamiento, la clave de su optimismo, la base hombres, hombres en toda su personal dignidad
de sus espectativas de que la clase de hombre en humana”. (8) Entre las tareas subsiguientes de
que “el ser humano se ha perdido a si mismo” Marx figuraba como una de las más importan
seria abolida, y de que los hombres llegarían a tes la de dar a conocer las condiciones concretas
conocerse en su propia experiencia como seres bajo las cuales esta libertad sería una genuina
verdaderamente humanos. realidad humana.
3. Marx es cabal y consecuentemente hu Marx asimiló estos ideales del clima intelec
manista, Una imagen positiva del hombre, de lo tual liberal de su tiempo, pero con una diferen
que el hombre podría llegar a ser, se encuentra cia. Las bases morales de su critica de la socie
en la base de cada uno de los renglones de su dad liberal son los ideales proclamados por esa
análisis de lo que él consideraba una sociedad misma sociedad, tomados en serio y concretiza-
inhumana. Su concepto de “enajenación” —su*, dos. Marx acepta los ideales de libertad e igual
análisis del significado del trabajo bajo el capi dad heredados de la Ilustración del siglo X V III;
talismo— basta por sí solo para revelar su hu de la burguesía en ascenso de su tiempo toma la
manismo. Si ello no bastare, entonces sólo nece idea racionalista y optimista del progreso mismo
sitamos considerar su análisis de los generaliza y la reinserta en los bajos fondos de la sociedad
dos y corruptores efectos del dinero como el va liberal.
lor supremo de la sociedad capitalista. Según la
concepción de Marx, es precisamente porque los En suma: no hay uno solo de los ideales po
proletarios están abstraídos de la humanidad, tan sitivos sustentados por Marx que no sea una
cabalmente enajenados de sus naturalezas ver contribución cabalmente valiosa a la tradición
daderas por lo que lucharán para emanciparse humanista; esa tradición, a su vez. encarna el le
y para emancipar junto a ellos a toda la humani gado de las imágenes clásica, judaica y cristiana
dad. Marx es radical en el sentido literal, hu de la condición humana. Moralmente considera
manista, del término. Ciertamente, ¿quién bas do, los principios de Karl Marx se encuentran
ta hoy ha ido tan lejos en este respecto? Marx claramente entre los principios animadores de la
eliminaría todos los estereotipos ocupacionales: civilización occidental.
idealmente, ningún hombre debe dedicarse a No lia sido mi intención implicar que po
una ocupación única, debe entregarse a una va dernos descartar el liberalismo o el marxismo
riedad de actividades. El hombre, que actual tan sólo porque cada uno de ellos ha sido con
mente es un fragmento mutilado, debe conver vertido en retórica trivial y en ideología vulgar.
tirse, como dice Marx en El Capital, en “el in El poder de los ideales que exponen el liberalis
dividuo plenamente desarrollado. . . para el que mo y el marxismo, derivados de su común tradi
todas las funciones sociales que desempeña no ción occidental, es demasiado grande. El hecho
son otros tantqs modos de dar rienda suelta a mismo de su amplio uso limita las elecciones, y
sus propios poderes naturales y adquiridos”. en cierta medida orienta las decisiones, de quie
4. Marx creía en la libertad humana, tan nes ejercen la autoridad, pues los hombres son
to en sí misma como por si misma y como una influidos en su uso de los poderes que poseen,
condición para la utilización de la razón del por la retórica que se sienten obligados a em
hombre. De tal suerte, condena “una prensa so plear, por la moneda ideológica en la que deben
metida a la censura” en términos que se paran realizar la transacción de sus asuntos. Tanto lo*
gonan con la condenación expresada por John dirigentes como los dirigidos, incluso las fabri
Stuart Mili: tal prensa conduce a la “hipocresía, cantes de mitos y los apologistas de alquiler, son
a s i En l a p a z c o m o e n l a
G y ERRA G U IL L E R M O C A B R ER A IN F A N T E
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.. l a f o s a T R A D L / C C ip N EUGEN BARBU
DE IN M IN E N T E A P A R IC IO N
E L JU EG O CON LA M U ERTE T R A D U C C IO N Z A H A R IA S TA N C U
B A .R G E L O N A T R A D U C C IO N G ERM AN O LO M BARD I
m E N SAYO -C O L E C C IO N C A R A B E LA
LA E T IC A EN EL C O N TEXTO
C R IS T IA N O -, T R A D U C C IO N P L. LE H M A N N
DE IN M IN E N T E A P A R IC IO N j i
EL URUGUAY DE VER A S W A S H IN G T O N LO C KH A R T
EN SAYO C O L E C C IO N M UNDO A C TU A L
EL C A S T E LLA N O DE ESP A Ñ A Y .
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