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Moniciones

Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo


01 de junio de 2018

Monición de entrada

Queridos hermanos, nos encontramos ahora celebrando la solemnidad


del Cuerpo y Sangre de Cristo, que nació en el siglo XIII y es una
celebración que nos hace centrar nuestra atención agradecida en la
Eucaristía como sacramento en el que Cristo Jesús ha pensado dársenos
como alimento para el camino, haciéndonos comulgar con su propia
Persona, con su Cuerpo y Sangre, bajo la forma del pan y del vino.

En la solemnidad de hoy no nos fijamos tanto en la celebración de la


Eucaristía, aunque la organicemos y celebremos con particular
festividad, sino en su prolongación, la presencia permanente en medio
de nosotros del Señor verdaderamente presente en la Hostia
Consagrada, como alimento disponible para los enfermos y como signo
sacramental continuado de su presencia en nuestras vidas, que nos
mueve a rendirle nuestro culto de veneración y adoración.

Dispongámonos ahora más que nunca, a celebrar dignamente y con


alegría la Santa Misa con la que damos gracias a Dios por el don tan
grande de su amor y misericordia al quedarse con nosotros en la
Eucaristía. En pie, cantemos el canto de entrada para recibir a nuestro
celebrante.

Monición única para todas las lecturas

En la solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo la liturgia se


explica a sí misma. En efecto, las lecturas que proclamamos en este día
nos sirven para entender mejor lo que celebramos cada domingo en la
eucaristía. En todas ellas aparecen vinculados los conceptos de “sangre”
y de “alianza”, aunque con un sentido diverso en cada caso.
Escuchemos atentamente los detalles en cada lectura que se nos
propone en esta solemnidad.
Presentación de las Ofrendas

Con amor presentemos al Señor el Pan y el Vino, con nuestros


agradecimientos por haberse querido quedar con nosotros para ser
nuestro sustento. Cantemos...

Monición antes de la comunión

Llega el momento principal de la Santa Misa, es la hora de acercarnos


con fe, amor y devoción a recibir a Jesús Sacramentado que se nos da
como alimento de nuestra vida, Él al quedarse con nosotros nos invita a
ser partícipes de este gran don de su amor. Que al recibir a Jesús en
nuestro corazón podamos encontrarnos con Él y nunca más dejarlo ir de
nuestra vida.

Monición de despedida

Después de participar de eta Eucaristía, vayamos con alegría a anunciar


a los demás lo que aquí hemos celebrado, que Jesús verdaderamente
presente en el Santísimo Sacramento del Altar, sea siempre nuestro
alimento y nuestra fortaleza de cuerpo y de alma para seguir adelante
en nuestro caminar. Buen día para todos, feliz regreso a sus labores
cotidianas.

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