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martes, 12 de marzo de 2019,

Reflexión:
Hoy ha sido el Evangelio sobre de cómo hemos de orar. Y la oración de Jesús
siempre será lo primero que recemos, muchas veces al día, incluso en la
madrugada si nos despertamos, y el Ave María. Pues la devoción a la Madre de
Dios, nos ayuda a vivir con más respeto y amor nuestra devoción a la oración.
Amar la oración es amar a Dios.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,7-15):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
7
«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se
imaginan que por hablar mucho les harán caso. 8 No seáis como ellos, pues
vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. 9 Vosotros orad
así:
“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, 10 venga a
nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, 11 danos
hoy nuestro pan de cada día, 12 perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden, 13 no nos dejes caer en la
tentación, y líbranos del mal”.
14Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará
vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro
Padre perdonará vuestras ofensas».

Reflexionando estas palabras, me encuentro con detalles muy interesantes, y es


preciso obedecer a Cristo, (vv.7-8], Jesús nos indica que cuando oremos, no
necesitamos hacer lo mismo que los gentiles, es decir, los que no han recibido el
sacramento del Bautismo, no necesitamos imitarle. En este pasaje del Evangelio,
¿dice Jesús que hay que respetar las otras diferencias, otras culturas que no
proceden de las enseñanzas de Jesús? No lo dice, sino que: «[7] Y cuando recéis,
no abundéis en palabras, como los gentiles; que se imaginan que por hablar
mucho. [8] Por lo tanto, no los imitéis, porque vuestro Padre sabe qué cosas necesitáis,
antes de que vosotros le pidáis.». Jesús no ha venido por las diferencias, sino por la
unidad. El creyente que es fiel al Señor, no se arriesga a orar con quiénes no
practican las enseñanzas de Jesús. Porque todos cuanto han ido por este camino,
han ido de mal en peor, una ceguera cada vez más profunda, “diálogo
interreligioso”, el falso ecumenismo ha conseguido que muchas almas hayan
hecho sus tinieblas como si fuera luz de la verdad. Si oramos con ellos, entonces
el Señor tampoco nos escucha cuando oramos, porque no le hemos obedecido,
por lo que salimos perdiendo, y el diablo gana batalla en esas almas que se
relaciona familiarmente con los no creyentes en Cristo Jesús.
Encuentro en el versículo 10, otra enseñanza muy importante: «venga a nosotros
tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo». ¿Me he tomado en
serio lo que quiere decir? Porque resulta, que, si pedimos al Señor, que venga a
nosotros su Reino, ¿qué es lo que estamos haciendo? “a ver a cual político tengo
que votar”, Claramente no sabemos rezar el Padre nuestro, se nos habrá quedado
en la memoria, pero no en el corazón. Y el Señor solamente escucha lo que sale
del corazón, bien dispuesto, ordenado, constante. Pedimos al Señor que venga su
Reino, que, pero nosotros decimos: “trabajar por un mundo mejor”; todo tipo de
diversiones, la televisión, el cine, el teatro, el circo, las ferias. Resulta que nuestro
tiempo en este mundo es breve, y si no nos preparamos para el Reino de los cielos,
lo hemos perdido todo. Habríamos venido a este mundo para nada.
En el versículo 11 «danos hoy nuestro pan de cada día», así como el Señor nos da
el pan, porque también nos ha dado un trabajo, no solamente para nuestro bien,
sino también para otros, los más necesitados, los pobres, que también repartimos
el pan que recibimos del Señor, dando limosnas, comprando alimentos,
ayudando al Economato de Cáritas, especialmente con nuestras oraciones. En la
ayuda no podemos tocar la trompeta, sino hacerlo en secreto, es suficiente que lo
sepa el Señor nuestro Dios, lo demás no importa, solo Dios y el alma.
El Señor nos pide dar de comer al hambriento, pues también tiene necesidad de
que su espíritu se alimente de la Palabra de Dios, que conozca al Señor le ame y
le obedezca.
Con bastante frecuencia, los hombres se inventan oraciones, no hacen caso a
Jesús. ¿Cómo espera que el Señor acepte oraciones humanas, por las diferencias,
que son la aceptación de los errores y herejías de otros? ¿Crees acaso que el Señor
va a aceptar esas burlas que tú llamas oración? Pues aprendamos a orar como el
Señor nos enseña, que no es difícil.
En el versículo 14, nuestro corazón debe estar bien dispuesto, ya sea el momento
de ir a la Santa Misa, para recibir a Jesús, ya cuando oramos en las distintas horas
del día y de la noche, nuestro corazón nunca debe permanecer a oscura, siempre
será de día, por la Gracia de Dios. Las tinieblas del rencor, de los resentimientos,
las venganzas, las malas palabras y mal sonantes, los insultos y otras de este
nivel, no preparan para la vida eterna, sino para la condenación que el alma
ingrata se va preparando. Queremos que Dios nos perdone, pues nosotros no
debemos tener ningún mal hacia el prójimo. Que no nos engañe nuestro enemigo
el diablo.
Cada día que nos despertemos, tenemos que dar gracias a Dios, porque nos ha
dado nuevo día para seguir trabajando, extendiendo el Reino de Dios.
Olvidémonos de las de este mundo, cada día lo tiene más complicado, Si hay que
arreglar, sea nuestra relación con el Señor, ir perfeccionándolo con la ayuda e
intercesión de la Santísima Madre de Dios, que necesitamos consagrarnos a Ella,
renovar nuestra consagración todos los días.

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