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Entendemos la Cábala como un sistema filosófico y teosófico revelado al ser humano

para contestar las eternas preguntas del hombre acerca de la naturaleza del Mundo,
del universo, de lo que conocemos como Dios, y del destino de la humanidad. Si bien
la Cábala se conoce más como el estudio de la religión judía, la Cábala es mucho
más que todo eso cuando se trasciende el dogma. Se trata de un saber místico y
meditativo, un camino de elevación espiritual. Una enseñanza que ha pasado de
maestro a discípulo, desde Moisés a Abraham, pasando por Isaac, Jacob, José y
Jesús. En su origen fue transmitida oralmente, de maestro a discípulo; los discípulos
se convirtieron en maestros y éstos, al final, acabaron por cifrar el conocimiento
redactando manuales considerados como libros Sagrados, la Torah, el Zohar o el
Sepher Yetzirah, entre otros muchos.

Su origen
La concepción del Mundo, según la Cábala o Qâbalah
se generó a partir de una ecuación primordial que puso
en movimiento estados de conciencia que evolucionaron
en aspectos más y más perfectos, de la entropía a la
sintropía, tratando de establecer un código que
integrase la existencia del universo, del macro y
microcosmos.
Su origen se remonta a Adám, a la palabra de Yehova y
sus instrucciones acerca del mítico Edén y el Árbol del
Bien y del Mal. Estos hechos míticos podrían constituir
los primeros indicios de esta enseñanza. Más tarde la
transmisión que recibe Moisés en el Monte Sinaí, las
Tablas de la Ley, (Moisés es Moshé, el salvado de las
aguas),[1] es el legado más antiguo que da forma a la
estructura de la tradición oral de la Mishna, el Talmud y la Torah. La interpretación de
estos preceptos fue y sigue siendo el núcleo de la hermenéutica Cabalística.
Los años de tradición oral fueron muchos, hasta convertir un saber ancestral en una
visión más dogmática que espiritual. Se trataba de aplicar las leyes, de legislar, de
utilizar el poder que daba la información de lo que se consideraba era la base
interpretativa de la concepción del mundo.
Pero los auténticos estudiosos y emisores de la esencia de la Cábala eran en
realidad más filósofos que teólogos. Los más destacados, los Esenios, una
comunidad de terapeutas, de donde descendía la familia de Jesús, fue la que se
encargó de preservar el legado cabalístico que se estudiaba en hebreo, lengua que
ya empezó a extinguirse 500 años antes de Cristo y que gracias a los Esenios
perduraba. Su propósito era salvaguardar el auténtico significado del lenguaje
espiritual para conservar así el verdadero sentido de las palabras. El hebreo fue
sustituido por el arameo, lengua más vulgar y carente de simbolismo.
Fue en el 300 antes de J.C., que Ptolomeo II ordenó a un grupo de Esenios que
tradujese el Antiguo testamento al griego, sabía que este texto encerraba grandes
verdades acerca de las cosas del mundo de Dios y de los seres del planeta, dando
respuesta a grandes preguntas. Pero los Esenios no estaban dispuestos a revelar la
doctrina secreta a los no iniciados y disimularon las claves de acceso a este
conocimiento velando la información y utilizando imágenes simbólicas.
Así, muchos de los pasajes del Génesis, traducidos
después del griego al latín y dados como versión
fidedigna por el alto clero, los sanedrines, -que tampoco
conocían el antiguo hebreo-, dieron por buenos estos
escritos que no contienen toda la verdad, sólo el
auténtico cabalista, el que la busca desde el corazón y
desarrolla la intuición, captando la revelación, podrá
encontrarla. La Cábala, como se la conoce ahora, es un
legado que se cifra a finales del siglo XII, como herencia
de la diáspora helenística del siglo I a. C. La cultura
judía, los hebreos convirtieron esta herencia en el
fundamento de su religión, era la manera de no perder
los orígenes aún en el exilio. Uno de los más notables
cabalistas de Galilea, Shimon Bar Yojai, (siglo I), fue,
según algunos historiadores, el que redactó el primer
manual de una de las obras fundamentales de la
Cábala, el Zohar, o Libro del Esplendor. Once siglos separan la vida de otro ilustre
filósofo cabalista sefardí, Moisés de León, (siglo XII), también se le atribuye la
redacción del Zohar basándose en los manuscritos de Bar Yojai. Más tarde los
templarios se asignaron la misión de conservar ciertos fundamentos cabalísticos,
instituyendo un código de honor que algunos identificaron como servidores de la
Cábala Cristiana.
Muchos siglos pasaron desde el primer legado, hasta llegar al movimiento más
cultural de esta enseñanza, a cargo de otros notables cabalistas, como Abraham
Abulafia (siglo XII). Sus enseñanzas revolucionaron el estudio de la Cábala. Abulafia
defendía la idea de que el hombre, alcanzando el estado de éxtasis, podía acceder a
su ser profundo. El camino místico que proponía Abulafia que se conoce como el
"Camino de las ideas", expresa la idea del Camino de los Sephirot, 32 vías de
Iniciación.
Durante la Edad Media, en Cataluña, en Castilla, (Sefarad, nombre que se da a los
judíos españoles) y en la Provenza, la Cábala vive un momento de gran auge. No
obstante, la expulsión de los judíos de España, (1492), trata de relegar al olvido la
enseñanza cabalística. Se descubre la edificación de iglesias sobre antiguas
sinagogas, el propósito era borrar todo vestigio de esta cultura. Los judíos que no
querían abandonar sus tierras fueron obligados a convertirse al catolicismo,
(marranos, Girona), otros emigraron a Alemania, Francia y Polonia, entre otros
países. (La diáspora sefardí).
Las enseñanzas Cabalísticas en el exilio desarrollaron su parte más metafísica y
espiritual. En la clandestinidad se estudian con gran devoción las claves ocultas
del Sepher Yetzirah, o Libro de la Formación del Mundo.
El esplendor de la Cábala parece haberse apagado, los judíos no disponen de patria
propia, pero allí donde se instalan su movimiento religioso y hermenéutico sigue muy
vivo, no olvidemos que es un pueblo amante de la cultura y de la tradición. Pero si
bien la cábala es parte de la educación mística, religiosa u ordodoxia de los judíos, es
patrimonio de la humanidad por el conocimiento que encierra.
Es en 1810, un lingüista francés, Antoine Fabre d’Olivet, un políglota muy erudito en
diversas lenguas orientales, entre ellas el hebreo antiguo, estudia una copia antigua
del Génesis en hebreo. Tarda varios años, comparando la lengua hebrea al sumerio,
al árabe y otras lenguas más, para dar con una ajustada exposición del Génesis. En
su libro, “La Langue Hebraïque restituée” (en español "La lengua hebraica
restituída"), explica paso a paso, letra a letra los 10 primeros capítulos del Génesis.
Este arduo trabajo permite restablecer un puente de comunicación entre la tradición
secreta y la comprensión del concepto cosmológico de la Creación. Nos facilita la
interpretación del sentido cabalístico de las Escrituras. Se trata de la verdadera Torah,
nombre que recibe el compendio de escritos que provienen de las palabras de
Moisés.
Actualmente, en el siglo XXI, es creciente el interés por comprender los misterios de
la Cábala, recuperando los manuales como fuente de conocimiento de un auténtico
tratado del comportamiento de la naturaleza humana. Ha llegado el momento de
desvelar sus principios herméticos prescindiendo de todo condicionamiento
dogmático.
Kabaleb, (Girona, 1927-1991), fue un cabalista que recuperó estas enseñanzas como
medio de acercarnos a la visión divina del mundo: “se trata de vivir el cielo en la tierra
y aprender a descubrir al maestro interior”. Aseguraba que es en el acontecer de cada
día donde podemos aplicar estos preceptos que nos acercan a la comprensión de las
leyes que rigen en el universo: Orden y Amor. Entenderlas e incorporarlas a nuestra
existencia nos permite alcanzar una mayor plenitud, para uno mismo, y para toda la
humanidad.

[1] los historiadores sitúan estos hechos aproximadamente en el siglo XVI antes de J.C

La Meditación
La meditación es una disciplina de más de 5000 años que
recomiendan todas las grandes tradiciones místicas.
También desde hace años se ha convertido en un método
de relajación y crecimiento interior. La meditación tiene el
poder de sumirnos en un estado de plenitud porque acalla
la vorágine de los pensamientos tumultuosos que asaltan
nuestra mente y nos propone conectar con nuestro mundo
interior, dejando la actividad de las ondas cerebrales, pasando de las ondas beta, las
de la actividad de alerta y plena consciencia, que van de 15-30 Hz, a las ondas alfa
que se reducen de 9 a 14 Hz, que son las de la relajación y estado creativo potencial.
No obstante el estado de profunda meditación se alcanza en las ondas theta, las que
van de 4 a 8 Hz. Los que llevan años en esta disciplina pueden llegar a las ondas
delta, de 1 a 3 Hz, es la etapa del sueño pero aún manteniendo el estado meditativo.
En un principio la meditación se practicaba como ejercicio intelectual, con la
pretensión de aclarar conceptos, de profundizar en un tema a resolver, como
percepción de esa otra realidad que parece desdibujarse de la realidad y vive a
expensas de nuestra consciencia. En la actualidad se considera un método para
aumentar la atención, mejorar la memoria, para optimizar el rendimiento cerebral.
Beneficia la salud mental, física y emocional, así como ayuda a aumentar la vitalidad
del sistema inmunológico, reduciendo el estrés y mejorando cualquier tratamiento
médico, porque libera en el torrente sanguíneo una serie de sustancias benéficas,
como las endorfinas, las hormonas de la felicidad. Son cada vez más numerosos los
estudios científicos que demuestran estas afirmaciones.

Las diferentes prácticas meditativas


Hay numerosos referentes de las prácticas meditativas. Las más conocidas son las
que provienen de oriente, como las del budismo, Theravada, la meditación de
introspección conocida como Vipassana, de concentración, Samatha y la del amor
puro, la Metta. También existen una serie de disciplinas que integran visualizaciones,
cantos, mantras o rezos propios del budismo Mahayana.
La meditación silenciosa dentro de la práctica dhyana, zen o chan. El taoísmo y
muchas disciplinas de artes marciales, (budo), practican la meditación en movimiento,
tai chi o qi gong. También se ha desarrollado ampliamente la práctica yóguica, el
éxtasis místico de los sufís, con las danzas creativas derviches.
Otras tradiciones religiosas de la meditación se asocian con el cristianismo y el
judaísmo, así como las disciplinas chamánicas que han tenido una amplia difusión en
el continente americano.

La Meditación en la Cábala
Origen de la meditación hebraica
El descubrimiento de la práctica de la meditación hebraica
es relativamente reciente. Se pensó hasta hace poco que
se trataba de una técnica importada de otras culturas.
Fueron los estudios de Gershom Sholen, (1897-1982) y
Moshe Idel, historiadores y teólogos, los que, buceando
en los escritos de un erudito cabalista, Abraham
Aboulafia, (1240), donde encontraron referencias de
la hitbodèbout, que es como se llama la meditación en hebreo. Aryen Kaplan, (1934-
1983), escritor judío, descifra posteriormente las claves de esta práctica en la Biblia, a
través de los trabajos de un maestro de la mística judía, Rabí Nahman, (siglo 18).
Nahman habla de la transmisión de la técnica secreta de la hitbodèbout, que los
Grandes Patriarcas, (XIII a.C.) se encargaban de transmitir a los discípulos. Este
rabino explica que la meditación de practicaba tres horas al día para conseguir la
ascensión del Alma a los 3 estados fundamentales: Nefech, (sangre) – Rouah,
(espíritu), – Nechamah, (Acto de Respiración). Esos tres estados son los que
permiten al hombre alcanzar la atención del momento presente, objetivo común a
todas las meditaciones. Con la comprensión del estado meditativo que nos expresa la
cábala, podemos entender realmente la dimensión de esa quietud y beatitud interior.

3 Estados del Alma para meditar


 Nefèch, sangre, que etimológicamente significar descansar, relajarse, pero también
animarse, desperezarse. En ese estadio nefèch el hombre puede reposar después del
esfuerzo, alternando reposo y trabajo, tensión- distensión, sístole y diástole, como
movimiento de vida en el cuerpo, en los órganos. Las células están en permanente
movimiento, la energía vital se renueva. Nefech es lo que vehicula la sangre Dam,
(Daleth, Aleph, Mem), la sangre del hombre, primera respiración orgánica y celular en
su dimensión física, que se comunica con las otras dimensiones del Ser. Hitnafèch es
respirar hondamente, nefèche, expresa el soplo y el deseo de la vida, de inflar los
pulmones para que entre Rouah. Es el primer acto que realiza el ser humano al nacer
y el primer acto consciente en la meditación.
 Rouah se define como Soplo-Espíritu. Rouah Aqodech es el fin último del hombre
cuando ha creado el vacío hospitalario, cuando acoge la Presencia de lo que hay,
crea y permanece en el santuario para que, en el silencio de la Alianza, reciba el
Soplo Sagrado del espíritu Santo. Es cuando el hombre sabio alcanza la iluminación.
Es el estadio intermedio de la meditación, es interior. En rouah la iluminación penetra
de tal forma que lleva la mente a la nada, o sea que percibe esa quietud de
indescriptible paz interior.
 Nechamah es nacham, respirar, nechem, respiración. Es el estadio más elevado
del Alma. Considerado como el Soplo de Dios. Nechamah descarga su Soplo
en Rouah Haquodèch, lo que permite la entrada del fluido de la vida y lo que oxigena
nuestro Dam, (sangre), vehiculada por Nefèch. En nechamah la meditación alcanza
su objetivo, la conexión total y vehicula la salud en todas sus manifestaciones.
La palabra Hitbodèbout, (meditación), que contiene la raíz badad, estar solo, retirado,
evoca la necesidad de alcanzar este grado último de soledad interior, después de
alejarse del mundo exterior. El Alma aislada de su yo profano de desgaja de la
imaginación y de los sentidos. La actividad cerebral disminuye de tal forma que ya no
deroga la conciencia, y ésta puede inundarlo todo en una máxima abstracción.
Sabemos que el sistema nervioso tiende a anular el objetivo de la meditación.
El propósito de la Hitbodèbout para el cabalista
La Hitbodèbout tiene para el cabalista el propósito de llegar a la dimensión de Rouah
Haquodèch para alcanzar la Iluminación, y que ésta nos lleve a experimentar
la Beriyout, la Salud Integral. Beriyout se compone de las letras que forman la
palabra beriya, creación, (Beith, Reish, Yod, Aleph, Vav, Tav). Beriya contiene Bara,
lo que significa crear. Bara se encuentra en el primer versículo del Génesis, Bereshit
Bara Elohim, En el principio El-Los-Dios crearon.
De todo ello se desprende que el ser que ha alcanzado la iluminación está
desarrollando la facultad de Ratsone, (voluntad) de vivir, que a su vez crea una
perfecta Beriyout, una plenitud integral y saludable y por lo tanto una cualidad que
satisface la experiencia profética, el éxtasis.
La Hitbodèbout utiliza el lenguaje meditativo que nos permite la continua creación de
nuevos estados del Ser. Mantener viva la Ratsone, (Voluntad) es renovar la Beriyout,
(salud), ya finalmente instalar en nosotros la Simba, o Hasimba, (la alegría) y a
Machiah, (el Mesías). Para los cabalistas, la ausencia de Simba provoca la
deterioración de la Beriyout y por lo tanto la enfermedad. La tristeza se considera el
exilio de la presencia divina. La alegría libera las chispas de luz en nuestro interior, y
la luz es salud. (Rabbi Nahman).
¿Qué busca y qué puede encontrar el Ser en la dimensión meditativa?
La práctica continuada e intensa de la meditación mueve una gran energía espiritual
que puede provocar revelaciones proféticas. Hit-navè, hit-paèl, (navè, profetizar), y
designa el acto reflexivo de ponerse en actitud de recibir la experiencia del éxtasis.
Entendamos como profetizar el hecho de hacer que la revelación se haga en, y para
nosotros. Pensar en ser profetas de los demás reduce la fuerza de la revelación. Esto
no significa que el don recibido no pueda entregarse a otros, pero no debería ser el
objetivo primordial. La verdadera profecía es aquella que traslada el individuo a la
dimensión del Soplo de Dios, Nechamah, que permite la creación del ser humano. El
profeta debe poder controlar su don.
Técnica y práctica
La práctica de la Hitbodèbout utiliza los elementos no como objetos, sino como fuente
de inspiración, porque en todos y cada uno está presente la Divinidad. Estos son el
lenguaje de los Authiots, las letras hebraicas como estados de conciencia;
los Sephirots, emanaciones divinas; los Ángeles; los Nombres de Dios, mediante el
canto o la repetición de mantras. Aboulafia en su libro, Gan naoul, (El Jardín
Cerrado) explica el método del Tsérouf, (Sepher Yetsirah). Se trata de la asociación
de notas musicales a las letras del Alfabeto Sagrado que da como resultado
determinados sonidos y resonancias musicales. Las 22 letras del Alfabeto Sagrado se
dividen en 3 letras Madres, 7 dobles y 12 simples. Las notas musicales son 10.
Combinando todas esas variantes, Aleph con Todas, Todas con Aleph, Beith con
Todas, Todas con Beith, etc…, las Letras giran en un círculo de intensa luz, bailando,
uniéndose a la cadencia del universo y producen unas vibraciones que elevan el Alma
a Rouah Haqodèch, (iluminación)
El principio de la técnica meditativa se basa principalmente en la respiración, que es
lo que nos permite tomar conciencia de las 3 dimensiones, Nefèch, Rouah,
Nechamah. El verdadero órgano de la respiración es la sangre, la que permite la
circulación celular. Para la Hitbodèbout, los momentos más adecuados son después
de medianoche y antes de la salida del sol, es cuando los primeros coros de Ángeles,
los Serafines y los Querubines están iluminando el habitáculo donde meditamos y
nuestra estancia interior.
Aboulafia propone que la respiración meditativa se establezca en 3 tiempos:
1.- Inspiración
2.- Retención del soplo en los pulmones
3.- Expiración.
La expiración debe durar más o menos el doble de la inspiración a fin de descargar
con ella un sonido que implica la vibración de las vocales O, A, I, E, U. Esta técnica
tiene el propósito de provocar que la circulación de la sangre se nutra de la vibración
energética de las letras. Se trata de concentrarse en un primer momento sobre la
emoción que produce esa vibración vocal.
O, (holam) actua sobre el diafragma, (chacra corazón).
A, (qamats), sobre el esófago y las 3 costillas superiores y los lóbulos
pulmonares.
E, (tséré), sobre la garganta, las cuerdas vocales, laringe y tiroides.
I, (hiriq), vibra alto y actúa sobre la nariz, la cabeza, el cerebro
U, (qoubouts) en todos los órganos digestivos, hígado, intestinos y gónadas.
Con esa respiración y evocación se produce un masaje que reduce las tensiones
acumuladas y contribuye a la buena oxigenación de la sangre.
Después de estas inspiraciones y expiraciones se centra la atención en la respiración
pulmonar, el aire entra y sale de los pulmones, pero a su vez se lleva el torrente
sanguíneo a todas las partes del cuerpo, de la cabeza a los pies. A cada expiración la
sangre, (Dam), expulsa los desechos, es un drenaje.
Otra forma de meditación con las Letras consiste en dibujar la grafía de cada letra con
un ligero movimiento de la cabeza, o con el cuerpo si se trata de un trabajo
terapéutico. Todas ellas son prácticas que parecen complicadas pero que con el
suficiente entrenamiento y repetición se asumen e integran a la práctica.
Algunos ejemplos de meditación cabalística
 La Hitbodèbout y los Querubines: Meditación profunda e inspiradora que se
refugia en el Templo de Salomón, sobre el Arca de la Alianza, donde se guardan las
Tablas de la Ley, conocimiento iniciático, custodiada por Dos Querubines, puerta de
acceso a la conciencia Divina, y mediante los cuales Dios se comunica con Moisés.
 La Hitbodèbout y la música:Rabbi Nahman evoca el origen místico de la música
asociada a los Querubines. La música mántrica provoca un estado de quietud mental
y ayuda a librarse de loa parásitos que oscurecen la alegría, Hasimha.
 La Hitbodèbout y YHVH. El Tetragrama es un poderoso mantra que sólo puede
pronunciarse con la boca cerrada. La conexión con el Nombre Sagrado puede ser
extremadamente reveladora. Se expresa en las diferentes permutaciones de las
Letras-Fuerza que lo componen.
 La Hitbodèbout y los Sefirot. Los profetas meditaban horas sobre la concepción
del mundo y los misterios de los Sefirot, Centros Energéticos que unidos por los
Senderos representan la Creación de todo lo que ES.
El camino que lleva a Rouah Haqodèch (la iluminación), no es un sendero fácil. La
conciencia debe vencer diversas barreras, la imaginación y los sentidos demasiado
activos y presentes dificultan la ascensión. Los 4 elementos de la creación están
intrínsecamente presentes en la meditación, Fuego, Agua, Aire y Tierra, como los 4
Mundos del Universo, Atsilut, Emanación, Beriyah, Creación, Yetzirah, Formación,
Assiya, Acción. El tránsito por estos distintos Mundos constituye un fuerte sacrificio
personal, una renuncia, liberarse de apegos.
La Hitbodèbout en el siglo XXI
La destrucción del Templo de Salomón y el exilio babilónico, hace ya más de 2500
años, parecen relegar la exégesis de la dimensión de Rouah Haqodèch al olvido, y
desvanecerse durante siglos. Se practican ahora ciertas formas de meditación que
siguen el ritual, pero no comprenden la esencia. El auténtico sentido y significado del
poder de esa práctica se refugia en el trasfondo de las enseñanzas de la mística
judía. Gracias a la paciente labor de estudio de algunos prestigiosos historiadores
cabalistas, podemos desentrañar algunos de sus misterios. Una de las mayores
fuentes de información es la Sagrada Biblia. La práctica ha cambiado, pero la esencia
propia de la Hitbodèbout queda intacta, siempre y cuando seamos capaces de volver
a conectarnos con la Fuente Original de su Inspiración.
Uno de los más antiguos textos de la Cábala, El Libro de la Creación, el Sepher
Yetzirah nos transmite su belleza y nos invita a la Hitbodèbout con las siguientes
palabras:
Diez Sefirot de pura vacuidad,
Su contemplación es como “la visión de la furia”,
Sin límites y sin fin,
Su palabra se encuentra en Ellas como en la ida y el retorno
La meditación forma parte de nuestra historia, de nuestra realidad aquí y ahora.
Mediante su práctica podemos llegar a la fuente, al origen de nuestra propia
transmisión. Estar atentos a la vida es la mejora de las prácticas, porque en cada
soplo de aire, en cada flor, paisaje, contemplación de la naturaleza hay esa vida en el
aquí y ahora, en definitiva, un estado puro de meditación.
Reflexiones cabalísticas
En los más de 25 años de enseñanza de la Cábala, me considero una eterna
aprendiz, porque la Cábala es transmisión, pero también recepción. Es un saber que
se nutre de eternos interrogantes y disertaciones sin fin. Me preguntan a menudo qué
es Cábala, y suelo responder que es un tratado del comportamiento humano, porque
me ha marcado pautas. Me ha dado pistas acerca de mi trayectoria personal. Me ha
ayudado a comprender un poco más, a estar más atenta, a buscar señales, a
enfrentarme con mis incoherencias y me ha abierto la visión, tratando de encontrar el
camino. Tal vez me ha hecho un poco más paciente, sabia o previsora después de
múltiples caídas. Sea lo que sea, ha transformado mi vida. Estas son algunas de mis
reflexiones acerca de lo que me sugiere este insondable manantial de sabiduría.
Cábala y metafísica
Dios creó el mundo con las letras hebreas, y éstas son las piedras angulares de la
creación y también objeto de meditación y contemplación para nosotros, seres
creadores en busca de la aventura humana. El Séfer Yetzirah, o Libro de la
Formación, dice que Dios, creó el mundo con los 32 Senderos Iniciáticos, 10
Sephiroth y 22 letras del alfabeto Sagrado.
Para entender esa afirmación tenemos que abordar la Cábala desde una visión
metafísica. La Cábala nos describe los misterios velados de la tradición mística judía.
Más que una filosofía, se trata de un saber meditativo. Es un camino de elevación
espiritual. La Cábala abraza una visión holística del universo. En sus enseñanzas
encontramos con todo detalle el principio, el Génesis del universo. La potencia
extraordinaria de su discurso nos ayuda a traspasar la idea de la energía inerte, y a
descubrir en lo más profundo de nuestro ser esa luz que nos permite llegar a
comprender toda la creación del macro y microcosmos. Cuando comprendemos el
alcance de su poder, la Cábala se transforma al fin en el arte de la vida, en el sentir la
existencia.
Cuando la luz interior nos transforma, cambia nuestras perspectivas y nuestra
orientación. La Qabalah no es una doctrina, ni un dogma, sino una fuerza que surge
de dentro hacia fuera y nos transmuta. Nos introduce en un mundo repleto de
esperanza, en una existencia conectada con la fuente. Sentir su vibración es sentir el
latir del universo, es poseer la alegría, (Beriyout) que nos permite vivir sin temor a la
muerte de lo perecedero. Nos desvela nuestra realidad última, -que no finita-, del
propósito de nuestra existencia.
La Cábala posee ciertas herramientas. Si bien la disciplina cabalística insiste en el
rito, en la repetición, su fin es conseguir entrenar el espíritu e incorporar su saber a la
exégesis personal. Estudiar la estructura de la Cábala nos ayuda a penetrar en el
misterio de la Vida del Mundo a imagen y semejanza de Dios, Ha-Shem, Elohim, con
el propósito de convertirnos en Adam Kadmon, el Ser de Seres que comprende al fin
su poder, en cuerpo y alma. Los Senderos de la Cábala son 32, pero sus
manifestaciones son multidimensionales.
La Cábala se nutre de cada una de las vivencias del universo, del inconsciente
colectivo y de la conciencia personal, y proyecta la visión más elevada de la energía
de Dios. Su vibración nos transmuta porque ondula con la energía del Amor. No es
mediante la técnica que seremos Cabalistas, sino cuando nuestro espíritu sepa
transmitir, eso es, -hacer cábala-, la más elevada versión de nosotros mismos y
cuando hayamos alcanzado esa elevada vibración de Hahavav, el Amor, seremos, al
fin y en verdad, sabios desde la intuición, no la erudición.

El arte de amar es parte del Gran Estudio de la Cábala


Como dijo Rabbi Nahman. La Cábala es el justo equilibrio entre el amor de la
sabiduría y la sabiduría del amor.
Las claves Cabalísticas: luz y energía
Comprender la Cábala es entrar en el mundo de la metafísica del ser, de la energía,
de la luz. Es la metáfora del infinito. Penetrar en el pensamiento cabalístico, si se
puede llamar así, es adentrarse en esta ecuación divina que nos traslada a un campo
de fuerzas no gravitatorias. Se trata de recibir la luz, de dejar que ésta nos traspase
sin pretender retenerla y que nuestro comportamiento refleje ese poder. Las letras
hebraicas son herramientas de esa transformación de un estado de conciencia a otro,
son las matrices sobre las cuales todo es permanentemente creado y renovado.
Penetrar en el Idioma Sagrado de la Cábala es ir a la fuente de la sabiduría, o sea de
la Luz, (Or o Aur).
En esa Luz estamos todos inmersos. Todas las cosas están encadenadas
armoniosamente inseparablemente. Todas las luces de este mundo emanan del
infinito. El hombre es un eslabón más de esta cadena de luz.
Para la cabala, la realidad verdadera (metsiout) es esa Verdad que se encuentra en la
naturaleza, desde la más pequeña de las partículas, hasta lo inmensamente grande.
La realidad de este mundo no es la materia, sino la vibración de las chispas de luz de
que anima la energía. Todo este conjunto de vibraciones dinamizan y mantienen vivo
todo lo que existe, pensamiento, sentimiento, materia.

La revelación de la sabiduría
La habilidad del cabalista es aprender a manejar esa fuente de luz, estas chispas que
anidan en toda experiencia. Pero manejarlas es orientarlas positivamente para que no
se pierda ni un gramo de su sabiduría. (No pronunciarás el Nombre de Dios en vano =
no infrautilizarás tu potencial espiritual y creativo). Podemos manejar este material
lumínico mediante el enfoque del pensamiento armonioso. Las enseñanzas
cabalísticas nos dirigen sin obligarnos, nos permiten conectar con la Fuerza de la Luz,
sin renegar de las sombras. Podemos ordenar los pensamientos, (Kavanot) para que
la pureza de nuestro corazón transmute nuestros estados más nocivos. Y modificando
nuestro estado de conciencia seremos capaces de cambiar nuestras circunstancias y
conseguir que nuestra visión y percepción del mundo se eleve, crezca, se libere de
dependencias que condicionan nuestra auténtica libertad. Es entonces cuando el
optimismo y la alegría de vivir conseguirán de verdad mejorar nuestra salud física,
emocional y mental y la salud física, emotiva y mental del planeta.
El Zohar 1 nos desvela los secretos de la Torah 2. Pero el estudio e la Cábala no se
refiere a una doctrina sino al desarrollo de un camino iniciático que nos revela
el tikun 3 y el potencial de todo ser humano que en su trayectoria tiene
irremediablemente que descubrir y traspasar.
Cuando la doctrina esotérica u oculta se expone es cuando la sabiduría se difunde,
los cabalistas emigran. Esa diáspora lleva al encuentro con otros cabalistas: hablan
de Kabbalah, de las enseñanzas que mueven los mecanismos de comprensión de
los secretos del Génesis y es entonces cuando bajan los Justos de las Dimensiones
Superiores e inspiran esas pláticas. La inspiración y el conocimiento se expanden y
contribuyen a la anulación o la limpieza de los qlifos, (abismo) para liberar el mundo
de sus energías más densas y caóticas.
Las enseñanzas cabalísticas nos describen el proceso del macro y micro cosmos. Los
códigos cabalísticos se encuentran en cada una de las formaciones del Árbol de la
Vida, Etz Hayim donde transitan las 22 Letras de Alefbet, (22 letras hebreas), a lo
largo de los 32 Senderos de la Sabiduría y estas forman los nombres de los 72
Genios de la Kabbalah o 72 Nombres de Dios, (Ha shem).
Desde la primera palabra hasta la última, el significado de las escrituras nos adentra
en el Mundo de la Emanación, Creación, Formación y Acción 4 de todo lo creado. Así
en distintas expresiones, con multitud de códigos y claves vivimos en un mundo de
hondo significado y solo atisbamos a vislumbrar muy poco de todas sus fuerzas, de
toda su magia. Por ejemplo tenemos que el Génesis empieza con la letra “beith” y
termina con la “lamed” que son las letras que componen la palabra “leb” corazón, lo
que nos viene a indicar que las enseñanzas de la Kabbalah se integran con el
corazón y no con la mente, porque si bien la letra Beith nos marca una estructura, las
leyes, la condensación, la gravedad a la que estamos adheridos, la letra Lamed es la
letra que nos permite expandir el corazón y hacer posible que los conocimientos
integrados lleguen muy lejos ya que recordemos que Kabbalah es recibir y
transmitir.
El propósito de estas enseñanzas que me ocupan desde hace tantos años, (30 años
en esta existencia por no contar con las anteriores encarnaciones), es en definitiva
entender para qué es mi vida, para qué he bajado desde la Matriz Divina, en la
plenitud de Shalom (paz espiritual, shamayim, cielo), para llegar a transitar por sheol,
(infierno), entendiendo el hades, infierno como la ausencia de luz, de saber que
tenemos que volver a reconocer. Fijémonos que la palabra sheol se compone de Yod
y Shin. Esas dos letras juntas forman el vocablo Yesh que significa “hay” o bien. Así
podemos constatar que nuestro peregrinaje terrenal es conseguir alcanzar el “bien”
desde las tinieblas.
Nos explica el Zohar que las claves de los códigos cabalísticos se esconden en los
pliegues del alma y hay un axioma que dice que el que busca encuentra. Solo
podemos escrutar lo que se esconde y, para llevar a cabo esta tarea, en Kabbalah se
utiliza el idioma sagrado, las 22 Letras y los números y sus esencias; de ahí que
la Numerología, la Gematria, el estudio de las Letras Hebreas y el análisis de los 72
Genios nos aporten tanta información acerca de quiénes somos desde el Génesis de
la Creación, (los secretos de la Torá). Hay un orden en todas las cosas y un sentido
detrás de cada vivencia. Hay un significado adscrito a cada fecha, a cada nombre que
designa las personas, las cosas, las situaciones.
Así tenemos que los números representan estados de conciencia relacionados con
las Letras Sagradas; Las Letras Sagradas componen los nombres de los 72 Genios
de la Cábala, y cada ser humano posee en sí las 72 asignaturas, dones o atributos
que se destilan de estos números, nombres, letras. Hay un párrafo que cuenta el
Zohar que se refiere a la muerte del hijo de la Sunamita 5 a causa de ser privado de
los 72 Nombres Sagrados; Eliseo volvió a grabar las 216 letras que componen los 72
Genios de la Cábala y resucitó.
Leer este pasaje de forma literal es absurdo. Sin embargo, si analizamos su
significado simbólico vemos que los 72 programas de los Genios son los que dan vida
a nuestras experiencias; que cuando se retiran acontece la muerte, maveth, (mem-
vav-tav, 446), porque hay una ausencia total de luz, el alma se retira. Pero 446
reducido a una sola cifra en Numerología suma 5 que es el número de la vida misma,
de la letra He, del Sephirah Gueburah, quinto del Árbol de la Vida o sea que da
aliento a todas las cosas, pero también un signo de luchas. De maveth, sacamos
emet, (Aleph, mem, tav, 441), Verdad, que sumando nos da 9, el número de la
plenitud.
Por otra parte, vemos que 72 suma 9 y 216 letras también suma 9, número de la
síntesis final. Deducimos entonces que, mediante las letras, los números, los códigos
comprendemos el sentido de la vida porque son el baile cósmico sobre el que
componemos la sinfonía de la existencia.
Esto y mucho más podemos descubrir desde el estudio de la Letras Hebreas y el
desarrollo de la Numerología Cabalística.

1. Zohar, El libro del esplendor, Siglo II, se atribuye a Shimon bar Yojai aunque también se adjudica a
Moisés de León
2. Torah es un guía, una enseñanza que instruye. ( textos de los 5 primeros de la Biblia que para los
cristianos se llama Peutateuco.
3. Tikun Olam, reparación, destino de cada ser humano para la completar su expediente existencial
4. Los 4 Mundos: Atzilluh, Briah, Yetzirah y Assiah)
5. 2 Reyes 4:8-37

Los caminos de la Cábala


Inmersos en la construcción de nuestro presente y de camino hacia el futuro,
recreamos el modelo original o el Génesis del universo, plantando las semillas de
nuevas estructuras de la misma forma que el Árbol de la Vida o Etz Hayim con sus
10 Sephiroth, representa las bases del conocimiento de todos los valores adscritos a
nuestro Macro y Micro cosmos dispuestos a desvelarnos los secretos de la existencia.
La Cábala constituye un sistema filosófico que nos permite adentrarnos en el mundo
de la organización cósmica. La Verdad de la Cábala se sitúa en esa interminable
búsqueda de significado de todas las cosas. En un momento de crisis que afecta las
diferentes estructuras de la sociedad, la imagen de la Shekinah, -la Matrona del
Mundo, el aspecto femenino, interior, lumínico de la mayor manifestación de la
Divinidad del ser, está en las cavernas y necesita resurgir. Sabemos que a mayor
oscuridad, más capacidad tenemos de percibir la Luz. La Luz para la Kabbalah se
manifiesta mediante 3 fases o conceptos:
1. Tsimsoum o contracción
2. Chevira o rotura, expansión
3. Tiqoum o reunificación y vuelta a la Luz
El “Tsimsoum”, es la contracción que proviene del Reshimu o residuo del deseo de
Crear llevado por la Luz infinita. Por lo tanto, es la luz que se retrae, se concentra.
La “Chevira”, la rotura, es la descomposición de esa Luz contraída que da lugar a la
manifestación de esa Luz, lo que es capaz de hacer.
El “Tiqoun”, es la reconciliación, la reintegración de todo lo que ES, lo que el ser
humano viene a completar para que la unión con Dios-Ser Primordial, Existencia de la
Luz Ain Sof Aur se haga en las mejores condiciones. Todo lo que no es integrado y
reparado va a parar a los Qliphos, (el abismo), donde la copia perversa de las
energías primordiales, las que no han podido organizarse de forma armoniosa, nos
son devueltas mediante experiencias karmáticas. De ahí a que volvamos una y otra
vez a la vida a “depurar” las acciones no asumidas. Para poder seguir en el camino
de la elevación deberemos liberarnos de los Qlifos y alcanzar la sabiduría del Amor
en su máxima experiencia; esto es: No seguir enganchados al karma.
Nosotros poseemos las cualidades de la Luz de Arriba y la de Abajo. En nosotros
mora el hombre santo y el hombre diablo. El Tiqoun es el trabajo de reunificación de
estas dos mitades de las chispas divinas. Dice un gran Cabalista, Isaac Luria, que el
alma se compone de 613, (= 10. Vav, Aleph, Ghimel) partes y cada una de ellas, a su
vez, de 613 partes más y en todas ellas mora una chispa Divina.
Así tenemos que cada una de nuestras células es una chispa de esa divinidad y que
cuantas más conexiones divinas podamos establecer, más cerca estamos de captar
la esencia de la omnisciencia, la plenitud y unidad de nuestro Adam Kadmon.
Un famoso rabino, Zousya, antes de morir dijo a sus discípulos:
Cuando llegue al otro mundo, no me preguntarán por qué no fui Moisés, sino más bien por
qué no fui Zousya
Esto nos da a entender que el principal objetivo de nuestra vida es cumplir con
nuestro destino y vivirlo en todas sus manifestaciones: en el acto del Tsimsoum,
Contracción, la Chevirah, Rotura, y la Tiqoun, Reconciliación.
 La Organización del Árbol de la Vida, Etz Hayim
Para que todo este recorrido se haga de una forma armoniosa, contamos con una
guía principal de la que se derivan otras muchas: El Árbol de la Vida.
La Ley de la Correspondencia del Hermetismo nos dice que como arriba es abajo,
abajo es arriba. Hay una relación directa y sutil entre el alma del mundo y el alma
individual. Las Fuerzas que crearon nuestro mundo se asocian a la esencia de un
Dios. Pero para el sistema Cabalístico esas Fuerzas que salen del Ain Sof reciben el
nombre de Elohim, que significa El-Los-Dioses, reflejando unidad y pluralidad a la
vez. Elohim son presencias actuantes que llenan todo el espacio dispuestas a crear
la primera manifestación operativa del universo y diseñar Adam Kadmon, el hombre
celestial, un prototipo, un proyecto virtual que posee los atributos, los valores que
deberá tener la humanidad. Estos atributos provienen precisamente de la
manifestación de Etz Hayim, el Árbol de la Vida, una creación que permite acceder al
conocimiento de esos valores. Se trata de un Árbol compuesto por Cuatro Mundos:
 Diez Esferas, los Sefiroth
 32 Senderos, que representan 32 Vías de Iniciación
 22 Authioth, ideogramas o letras del Alfabeto Hebreo,
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 72 Genios que son la manifestación de 72 programas que nos desvelan las
excelencias del cielo y la tierra.
Todo ello traza un camino iniciático que nos desvela el
conocimiento de la manifestación cósmica, y los secretos
de la vida.
Todo está inscrito en Etz Hayim, todo se comprende con
su estudio, desde los 4 elementos primordiales, el Fuego, el
Agua, el Aire y la Tierra, los 12 Zodiacales, los 7 planetas
con los que se originó la vida. Todo conforma un código
mediante el cual comprendemos qué somos, de qué
estamos hechos y cuál es nuestro propósito en la vida.
La Cábala utiliza un lenguaje simbólico porque va directo a
la conciencia, no a la mente y esto es lo que define al
cabalista. Aprender el valor y manejo de estas
manifestaciones no es suficiente cuando se trata de un
ejercicio intelectual de erudición. De lo que se trata es de conectar con la pureza e
inocencia del corazón porque es una enseñanza que nos llena de luz y opera cambios
en nuestro interior, transformando la conciencia en puro Amor.

Los Cuatro Mundos de Etz Hayim


Los Cuatro Mundos del Árbol cabalístico se reparten de la siguiente manera:
0.- Fuente, Ain Sof Aur, Adam Kadmon, (Invisible)
1.- Raíz: Mundo de Emanación o Atziluth
2.- Árbol: Mundo de Creación o Briah
3.- Rama: Mundo Formación o Yetzirah
4.- Fruto: Mundo de Acción o Assiah
1. Raíz, Mundo de Atzilluth o Emanación, es el Mundo Arquetípico, donde se origina la
Organización Cósmica. En este Mundo se asigna a los Diez Sephiroth diez formas de
los Nombres Divinos. Son nombres metafísicos que nos sirven para evocar las
esencias propias de cada uno en su máxima expresión alquímica. Antes de llevar a
cabo una creación hay que proyectarla, que emane de nuestra voluntad de crear.
Atzilluth es ese primer Mundo donde el manto de todo lo divino recubre la faz de todo
lo que ES. Lo asociamos al Fuego Emanación de la Divinidad, del macro al
microcosmos. Las raíces son la cabeza pensante de un árbol.
2. Árbol: Mundo de Creación o Briah. Es el Mundo donde opera la magia más elevada,
utilizando las Letras Sagradas que a su vez son números. En Briaho Beriya empieza
el proyecto del diseño de la forma. Lo asociamos al orden que establece lo que será
la futura forma, la creación. Podemos decir que la humanidad proviene de este
Mundo, donde la interiorización de la Emanación-Voluntad se medita a sí misma. El
Árbol crece, su tronco se vigoriza.
3. Rama: Mundo Formación o Yetzirah. Diez Sephiroth conscientes actúan de forma
concreta, posibilitan la activación de las esencias de cada uno de los Centros de
Poder. La Emanación Divina ya se manifiesta mediante múltiples formas. Las ramas
del Árbol crecen, se multiplican, se comunican, prefiguran ya la Creación tangible.
4. Fruto: Mundo de Acción o Assiah. En Assiah, la Acción, es la materia que se
encuentra con los distintos planos de manifestación de la energía, el plano astral
inferior y etérico, físico. Los 10 Sephiroth no pueden ser comprendidos en un solo
plano porque su naturaleza es cuádruple como 4 son los Mundos de donde proviene
su vibración. Así vemos que cada Sephirah se compone de su energía más material o
mundana, de Assiah, de las vibraciones del Mundo de Yetzirah, de Briah y finalmente
por los aspectos de la Divinidad, ocultos tras los Velos Negativos de la Existencia de
Atzilluh. El proyecto parece haber llegado a su fin, la acción es inminente. Las
Emanaciones divinas se manifiestan a través de los diez chacras mundanos, de la
Tierra, de los planetas, el Zodiaco, los 4 elementos unidos ya en un propósito firme de
cristalización. El fruto está maduro y eclosiona.

La Construcción del Árbol de la Vida o Etz Hayim


Cualquier sistema caótico está destinado a organizarse, tal y como hemos visto en la
primera manifestación de la vida. Es necesario ordenar nuestro sistema de trabajo
diario igual que ordenamos nuestra tarea interior. La Cábala alquímica es la que nos
permite adaptar esta ciencia del comportamiento humano a nuestra vida cotidiana
para ser y vivir Cábala.
Etz Hayim, el Árbol de la Vida, compuesto de 10 esferas, los Sefiroth, religados entre
sí por los Senderos, caminos, etapas de manifestación del alma humana que transita
para llegar a la iluminación. Los 10 Sefiroth son Emanaciones Sagradas, son fases de
conciencia objetiva, los Senderos son fases de conciencia subjetiva. Las 22 letras o
Authioth se inscriben en cada uno de los 32 Senderos de Sabiduría.
El esquema del Árbol se despliega desde arriba, la Corona hasta abajo, Malkuth, la
Tierra. En cada Sephirah se manifiesta un aspecto de la revelación del potencial de
todo el resto del Árbol. En la semilla de un manzano se encuentra el proyecto de otro
manzano y así sucesivamente. Por lo tanto, cada Centro tiene una existencia pura y
única en sí, pero a su vez contiene la esencia de todos los demás Centros de Vida.
Los Sephiroth son considerados macrocósmicos, los senderos microcósmicos. En
numerosos grabados el Árbol tiene enroscada una serpiente, “Nechustan”, que se
muerde su propia cola. Es el símbolo de la iniciación y de la máxima sabiduría.
En muchos de sus capítulos referidos al Etz Hayim, El Sepher Yetsirah o Libro de la
Creación dice:
Son Diez Sefiroth, no Nueve, Diez, no Once, Diez, no más…
Dejando claro que el esquema original define 10 Centros de Manifestación.
Los 10 Sephiroth representan 10 Emanaciones de la Divinidad, 10 Arquetipos sobre
los cuales establecer una vía de conocimiento tanto del macrocosmos, como del
microcosmos. El estudio del Árbol de la Vida nos permite acercarnos a esta visión
idílica de la Organización Cósmica. Para entender Etz Hayim hay que situarse dentro,
ser Uno con cada uno de los Atributos del Modelo, dejarnos penetrar por cada uno de
sus esencias. La representación global del Árbol refleja una Unidad y una Pluralidad
simultáneamente que da lugar a miríadas de potencialidades que se derivan del
Atributo Principal. Cada una de las Cualidades del Sephirah tiene su polo positivo y su
polo negativo, interno y externo.
El estudio del árbol Cabalístico se asimila no sólo aprendiendo los conceptos de su
estructura, sino a través de la intuición. Esta es la revelación. Cada Sefirah simboliza
una evolución y una actitud del hombre y de la divinidad, un estado del Ser, pero el
cabalista, si bien aprende el valor de cada una de esas manifestaciones, debe
conectarse con esas energías en absoluta libertad, de manera pura e inocente para
poder asimilar sin intelectualizar esa enseñanza que invade de Luz nuestra
conciencia para transformarla en Amor.

Las Tres Columnas del Árbol de la Vida


Los 10 Sephiroth se distribuyen a lo largo de Tres Columnas que soportan todo el
peso de los distintos Centros de Vida o Ramas.
Así tenemos a Kether (1); Hochmah (2); Binah (3); Hesed (4); Gueburah (5); Tiphereth
(6); Netzah (7); Hod (8); Yesod (9); Malkuth (10).
 La Columna de la Derecha, llamada la del Pilar de la
Misericordia y Suprema Sabiduría, se le atribuye el
principio masculino.
 La Columna de la Izquierda, llamada la del Pilar del
Juicio o Severidad, se le atribuye el Principio o
Potencialidad Femenina.
 La Columna Central, llamada la del Pilar del Equilibrio,
factor armonizador entre las Dos Columnas. Posee las
dos potencialidades y transmite a su vez las dos
energías. En ella se fusionan y se distribuyen en el Árbol
las dos polaridades, positivo-negativo; masculino-
femenino.
El Árbol Cabalístico puede contemplarse como el
macrocosmos, desde fuera, o como el microcosmos,
desde dentro. El alma humana se proyecta dentro y puede proyectarse hacia fuera.
Es por ello que, visto de frente, la disposición de la Columna de la derecha soportará
a Hochmah, Hesed y Netzah; y la de la Izquierda a Binah, Gueburah y Hod, pero si
se visualiza desde el interior, la de la Derecha se convertirá en Izquierda o viceversa,
entendiendo que las experiencias dentro y fuera acaban por fusionarse en una sola
manifestación, la del Pilar del centro y equilibrio, desde donde parte Kether, baja
por Tiphereth, Yesod hasta llegar a Malkuth.
La disposición de los Sephiroth en 3 Columnas, la de la Gracia, la del Rigor y la del
Equilibrio, nos transmite la idea de la necesidad de comprender Etz Hayim desde la
separación de sus esencias primordiales en el Mundo de la Emanación o Atzilluth,
para derramarse hacia abajo, al Mundo de la Creación o Beriyah, volcándose al
Mundo de Formación o Yetzirah, para terminar en el Mundo de Acción o Assiah,
tratando de asimilar cada una de las experiencias que nos proponen cada uno de los
Sephiroth.
Cuando la esencia de un Sephiroth se manifiesta lo hace mediante su contrario e
inmediatamente inferior. Así cada Centro Energético se corrige a sí mismo por
mediación de su opuesto.

Los Diez Sephiroth


Los Diez Sephiroth formaban parte de Ain, la Nada, el llamado Velo de Negatividad
porque desde esta visión se concentra y expande y desarrolla en Ain Sof, lo Inmenso
e Ilimitado hasta convertirse en Ain Soph Aur, esa Luz espléndida de la Creación que
se proyecta para expresar aspectos cada vez más densos y materiales. El Árbol de la
Vida desde lo divino a lo profano nos muestra que estos 10 Centros de Poder fueron
concebidos en una manifestación en tres dimensiones, profundidad, longitud, anchura
y cada una de ellas en principio, medio y fin. Estos conceptos son abstracciones que
representan distintas etapas de la conciencia que existen simultáneamente en el
tiempo y el espacio.
 Kether, La Corona
El Mundo de Atziluth, donde se sitúa Kether, corresponde al arquetipo de la
inspiración, de la chispa que llega sin mediador, que se revela a nuestro espíritu como
un fulgor. Es el Yo puro, el espíritu supra-individual y universal identificado con el
alma, con el Éter, la quintaesencia de nuestra manifestación trascendente.
Kether, el primero de los Sephirah y primero de la Columna del Centro, recibe varios
nombres: El Punto Primordial, el Punto dentro de un Círculo, El oculto de los Ocultos.
El Nombre de Dios atribuido a Kether es Eheieh, que podríamos traducir como Yo
Soy, pero dado que la energía de Kether es la del torbellino que implica la actividad
cósmica en pleno movimiento para la creación del universo, su energía está fuera de
toda experiencia humana salvo para los ojos del alma sumida en la contemplación.
Su número es el 1, fuente de todos los números de la creación. Abstracción pura. En
ese estado la mente no puede valorar lo que es Kether si no es mediante el símbolo.
Es, por definirlo de alguna manera, el principio activo de todo lo que ES y lo que no
ES.
A Kether no se le llega por la vía del intelecto, sino por la vía de la Sabiduría y del
Reposo. Es el Secreto de los Secretos como dicen los cabalistas porque se cubre de
los Velos para llegar al Uno de la personalidad y provoca su desbordamiento. Los
cabalistas expresan a Kether como el Malkuth de la Existencia Negativa. Kether no
expresa una posición en el espacio, sin embargo, su centro está en un punto y su
circunferencia en ninguno. Kether es un estado o condición de la existencia misma.
La esencia misma de Kether es de una trascendencia absoluta, pura, y permanece
eternamente misteriosa. Es el "Aïn Sôf", el ilimitado. Es la Voluntad Suprema por
encima de todos los misterios, por encima del principio y el fin. Es realidad sin
condición ni definición. Nos es muy difícil entender lo que Kether parece ser, ya que
su definición se nos escapa. Es todo lo existido y por existir, la posibilidad de vida sin
fin. Las pistas que disponemos para entender lo que emana de Kether están
contenidas en las letras hebraicas que forman su Nombre, Khâf-Tâv-Reish.
Resumiendo, esos conceptos, diremos que el poder de Kether es el del máximo
receptáculo cósmico capaz de concebir, recibir y mantener la vida en su más alta
vibración, expresando el ciclo completo de la vida.
 La Esencia de Hochmah: Sabiduría
La expansión apoteósica de Kether da nacimiento a un Centro de Conciencia
Supremo, el del Conocimiento Superior, tal es el nombre de Hochmah,
2º Sephirah del Árbol de la Vida, 1º de la Columna de la derecha. Hochmah
desprende profundidad y amplitud sin fin. Sigue siendo muy abstracto, si bien a través
de él podemos contemplar la inmanecencia de Kether. Forma parte del Aïn-Sôf, lo
ilimitado, ya que procede de la Luz de este Sephirah. Hochmah es un auténtico pozo
de fuerzas luminosas. Todo lo que no es conforme a la armonía cósmica se ve
repelido por esta Suprema Sabiduría, donde la Misericordia puede empezar a
manifestarse. La Luz de este Sephirah se estremece, produce el primer movimiento,
su vibración que sacude la Gran Conciencia del Pensador. Es el más luminoso de los
Sephiroth. Representa todas las chispas, los rayos. En Hochmah se representan
todos los arquetipos de las Fuerzas Zodiacales, los 72 Genios de la Cábala y el
misterio de las 22 Letras Hebreas. Su cualidad es la de la Suprema Sabiduría que
conlleva al perfecto entendimiento de las cosas por vía intuitiva.
La imagen de Hochmah es la del Cristo redentor, el hombre Santo y misericordioso
que se conecta con la humanidad por los pies y por la cabeza con los Mundos de
arriba. Hochmah impregna todo lo que le rodea de esencia divina de luz líquida en
forma de gotas de Agua Amorosa. Kether es Fuego, Hochmah es Agua de ese
manantial que cae del cielo límpido y cristalino que nos permite limpiarnos y
regenerarnos para lograr el Tiqoun, la reparación, la restauración de la ley de la
Divina Providencia que nos otorga sus bondades y que son asumidas en todas sus
dimensiones.
Hochmah está más allá del bien y del mal, de la dualidad, aunque lleva la dualidad en
sí misma. Se le asocia al Padre, aunque ese Padre lleva la Madre implícita, porque es
el principio activo y fecundador, pero también el fecundado. Es el espíritu de la
Esencia de la Creación que anima y alienta todas las cosas. Es la Supraconciencia, el
pensamiento que se manifiesta mediante una radiación que no tiene sustancia física,
pero que contiene todos los principios activos de lo manifestado en estado
embrionario. Por ello su Atributo principal es la Sabiduría y el Amor. Kether y
Hochmah nos insuflan primero el Soplo Primordial de Vida que nos permite concebir
la existencia, conocer la libertad, la voluntad y la magnificencia de nuestro potencial.
Es el botiquín del universo, el manantial de Amor Puro que fluye como una
iluminación interior.
En el Mundo de Atziluth la esencia de este Séphirah se manifiesta como Inteligencia
Iluminadora. En el Mundo de Briah se manifestará como Energía Sanadora de alto
voltaje. En el Mundo de Yetzirah esa ayuda será en el Mundo del Pensamiento
elevado y las emociones puras y en el Mundo de Assiah, curará las enfermedades,
se manifestará como fecundador de realidades espirituales. A nivel planetario se
asocia Hochmah a la energía de Urano, la esencia Crística de un arquetipo de Amor
representado en la tierra.
 La Esencia de Binah: Inteligencia y Conocimiento
Binah, (Beith-Yod-Noun-He) es el tercer Sefirah del Árbol Cabalístico y el primero de
la Columna de la Izquierda, el rigor, la ley en sus distintas manifestaciones. Se le
asocia también a la Severidad. Hochmah vuelca la Luz de Kether colmando su esencia
y para que el Amor y la Sabiduría se manifiesten tienen que pasar por una etapa de
asimilación, de reflexión, de integración; es la contracción o Tsimsoum de Hochmah lo
que crea a Binah, Energía Primigenia y principio de oscuridad para comprender que
desde la penumbra se percibe la luz con más claridad; se contempla al ser que busca
en su interior. La reflexión ayuda a mantener el orden, desde el macro al microcosmos.
Los Arquetipos sephiróticos son representaciones primordiales del mecanismo de las
experiencias plurales, desde lo material a lo etérico, desde lo físico a lo metafísico,
todo dentro de una ordenada pauta. Si Binah surge de la esencia de Hochmah está
claro que contiene parte de su condición. Las partes reflejan el todo. Es el
conocimiento que se conoce a sí mismo mediante la introspección de sí mismo.
El ser humano expresa el proceso de la conciencia en 3 fases: Yod-He-Vav: El
impulso del acto de pensar; el pensamiento contenido; y la manifestación o expulsión
de ese pensamiento.
Kether contiene el impulso original inconsciente; Hochmah es el deseo de que ese
impulso sea una creación; y en Binah se produce la ecuación que despeja la
incógnita: se crea la fórmula mediante la cual esa creación se convertirá en
manifestación. Binah pertenece al Mundo de Atzillut, o Mundo de la Emanación, pero
es la que prefigura la forma en el Mundo de Yetzirah o Formación de la realidad que
se concretará en el Sephirah Yesod, el número 9. Es por ello que recibe el título de
Madre Oscura del Mundo. Pero la Verdad en Binah es aún incipiente, no se conoce a
sí misma, es demasiado trascendente; la luz se envuelve entonces en un Velo, se
oscurece, baja su intensidad para que el conocimiento pueda ser reconocido,
comprendido y manifestado. Binah es la Inteligencia Reveladora y Creativa de todas
las cosas.
En la Columna de la Izquierda, la del Rigor opera la Fuerza Femenina, la Madre
Universal que cede su energía a la Creación en el Mundo inmediatamente inferior, el
de Briah, -Creación-, donde se incuba la forma para que la construcción de los 7
Sephiroth inferiores pueda existir. Así la manifestación de la energía cósmica no
puede pasar de Kether, Hochmah y Binah al acto cosmogónico sin que sea
asimilado, digerido. Así el acto real de la creación será estructurado mediante todo un
andamiaje: los 7 Sefiroth restantes.
Dice la tradición cabalística que en Binah hay oscuridad, renuncia, rigor, solemnidad,
justicia, fatalidad, destino. Binah contiene el principio ontológico de la existencia,
porque es fruto de la Emanación de Ain Sof Aur. Por lo tanto, hay en Binah el Soplo
Primordial de la Voluntad y la Sabiduría del Amor. Es el barro con el cual empieza a
modelarse todo lo creado. Es el protón y el electrón, la carga positiva y negativa
activa en la composición del átomo.
Hochmah es Sabiduría, es decir Conocimiento ilimitado; Binah es la comprensión de
esa Sabiduría o la habilidad para captar los conceptos abstractos. Podríamos
simplificar con esa fórmula: el Padre lo sabe todo, la Madre lo comprende todo, lo que
implica que también lo sabe todo y, con todo ese conocimiento, Crea.
Binah recibe en la jerga cabalística otra curiosa distinción, es el “lugar de penitencia,
de expiación de voto o purificación de los pecados”. Entendamos esos términos
antiguos como una descripción del marco donde la existencia inicia un proceso de
creación basado en esa visión de los mecanismos inherentes a toda manifestación de
la perfección. Si hablamos de Saturno, planeta adscrito a Binah, se entenderán
mejor esos términos por ser el planeta de la forma, de la contracción, de la limitación,
de la materia, el esqueleto, la sal, el plomo.
Nos dice la Revelación, a través de las Enseñanzas cabalísticas que en los 3
Sephiroth superiores tuvo lugar la siembra del principio de la vida tal y como la
conocemos hoy. De hecho, qué duda cabe, de que nuestra vida es fruto del Conflicto
Primordial y que nos debemos a la reordenación.
La historia de la Kabbalah es nuestra propia historia. De la unión de Kether-
Hochmah-Binah, surge a cada instante una nueva creación orientada a realizar una
esplendorosa obra. Desde el amanecer al anochecer esas fuerzas que cohabitan en
nosotros se movilizan a cada momento, pero lo importante es saber orientarlas. Como
decía Kabaleb:
si el padre no se activa en complicidad con la madre, el hijo no se moverá.
Con la letra Beith de Binah empieza la Creación, la piedra angular que sostiene el
universo. Por lo tanto, antes de poder experimentar la vida debemos "entender" lo que
Binah nos transmite, y es ese pleno conocimiento de las causas; el Conocimiento
como Inteligencia Legislativa que sirve de fundamento a todo lo creado. El
“enfriamiento” de Binah permite que un mundo nuevo pueda surgir, un mundo en un
plano inferior, ese nuevo Mundo que recibe el nombre de Beriyah o Briah, -Creación-
, palabra que también se inicia con “Beith”.
 La Esencia de Hesed: Clemencia y bondad
Elohim, El-Los-Dioses, concibieron un plan maestro para la manifestación de vida
humana. El resultado de la fusión de Kether-Hochmah-Binah es Hesed, el 4º
Sephirah emanado de la esencia de los otros 3 Sephiroth. Hesed (Heith-Sâmekh-
Dâleth), significa "Clemencia o Bondad". Nos encontramos que, en la tradición
cabalística, Hesed se expresa también con el nombre de G'dôlah o Guedulah,
(Ghîmel-Dâleth-Beith-Aeïn), que significa "Grandiosidad, Esplendor". En Hesed nace
la civilización adámica.
Hesed hereda de Hochmah el Agua pura, que lleva a su vez el Fuego del impulso
creador de Kether; de Binah recibe el poder de la condensación, y al enfriarse el
universo empieza a tomar forma, aunque en Hesed aún todo es pura energía. Con
este Sephirah se inicia el Mundo de Briah o Creación, y es el 2º Sephirah de la
columna de la Derecha. La vida surge en este Centro como un estallido tal y como
salen en primavera los primeros brotes de la naturaleza. Nos encontramos que una
actividad frenética muy exaltada se pone en movimiento.
Sin embargo, en este estadio la abstracción sigue perfilando un universo que un día
será. En la esfera de Hesed podemos imaginar, visualizar, dibujar un mundo idílico:
el Paraíso. Los arquetipos que surgen de este Centro son los que nos ofrecen la
Abundancia, Poder de perfección y la Bondad, en un grandioso espectáculo.
En Hesed se comprende más que nunca el proceso de la Vida-Muerte-Vida, porque
es un centro en perpetua fecundación, procrea el universo, un universo que tiende a
ser cada vez más perfecto. En Hesed están activos los Maestros Ascendidos, los
Guías, las Huestes Angélicas, los Seres de Luz. Hesed es la sede de la metafísica
que distribuirá sus bondades, multiplicando las oportunidades. Para entender
a Hesed hay que recurrir a la representación planetaria, Júpiter, Poder Ejecutivo y
Cetro.
Si en el Árbol de la Sabiduría la Abundancia se encuentra en los dominios de este
Sephirah, está muy claro que el afán de perfección, nuestras mejores capacidades, la
bondad, y por lo tanto la manifestación del Amor nos viene de ahí y es mediante su
activación que podemos alcanzarla. Creer y hacer son las consignas más eficaces de
este Centro alquímico.
Hablar del Mundo de Hesed también es entrar en la dimensión de la meditación, que
para los cabalistas es un medio para alcanzar el bienestar, la salud, la Beriyou, (Beth-
Reich-Yod-Aleph-Vav-Tav). Sano se expresa como Bari, (Beth-Reich-Yod-Aleph).
Estos fonemas provienen de la raíz Bara y Beriya, que significa crear y creación del
mundo. Por lo tanto, vemos que tener buena salud equivale a estar en sintonía con la
creación del mundo, y estar creando y recreando constantemente el mundo, dejar fluir
la energía universal es por lo tanto estar en sintonía con el Sephirah Hesed.
La salud, Beriyou, vivida como una creación permite estar en constante movimiento,
en constante proceso de nacimiento, tal y como nos sugiere Hesed, Vida-Muerte-
Vida. Entendemos así lo importante que es seguir activo, no bloquearse. Mientas hay
vida hay esperanza, dice el refrán; esto es Hesed para que, en ese movimiento,
la Beriyou y la energía interior se renueven y se conviertan en Hasimha, en alegría.
Es una norma escrita que el cabalista tiene el deber de vivir en la Hasimha, en el gozo
para transmutar sus estados involutivos.
La Alegría es una fuerza interna que nos permite alcanzar niveles de inspiración y
trascendencia sublimes, hablamos aquí de la elevación de un estado de dicha. La
tristeza es la ausencia de la chispa divina, la desconexión de Hochmah. La alegría de
la acción libera las chispas de luz, penetra en las células, sana, y nos lleva a la
contemplación. La resonancia de la alegría interactúa en el espacio y se abre paso a
través de la oscuridad. La Hasimha de Hesed rompe las cadenas de la limitación y
nos permite conectarnos con la Emanación de la Luz de Hochmah, potenciando el
Amor infinito. Así Ani Hahava: Yo soy Amor se convierte en el mantra de la existencia,
en la fuente de una Vida Excelsa.
 La Esencia de Gueburah: Fuerza y Justicia. El guerrero en la luz
Hemos hablado con la esencia de Hesed de la presencia de Hasimha, la alegría en
nuestro organismo, cuando las células se llenan de luz, el fluido energético que
abastece nuestro organismo se siente permanentemente revitalizado y la luz penetra
con fuerza en nuestro interior. Dicen que la felicidad es un estado paradisiaco y
decíamos en anteriores capítulos que volver al paraíso es una de nuestras principales
tareas en cada encarnación. Alejarse de él es negar la existencia y despreciar nuestro
objetivo principal y las funciones más vitales, expresivas, y amorosas de la existencia.
Por otra parte, hay muchas maneras de alterar los procesos creativos cuando no
respetamos nuestra chispa divina y es algo que no puede perpetuarse. Negarse a
vivir es alterar nuestra historia y es cuando la rectificación nos llega a través de la
“Severidad”, Gueburah, o Geburah, Gimmel (‫)ג‬, beth (‫)ב‬, vau (‫)ו‬, resh (‫)ר‬, heth (‫)ה‬, la
Inteligencia Radical que actúa en nuestros mecanismos internos. Entra en funciones
porque el Guerrero, el quinto Sephirah, segundo debajo de Binah en la Columna de la
Izquierda, se activa para reprogramarnos y reformar lo que se ha alterado.
La luz de Hesed desactivada o mal canalizada da lugar a ciertas debacles en la
organización de nuestro microcosmos y el Pilar de la Derecha del Árbol de la Vida se
desequilibra. Gueburah ataja los excesos. Podríamos decir que tener demasiado de
todo acaba fomentando la excesiva complacencia, la comodidad, incluso la pereza.
La gula pasa factura. Cualquier exceso también pone de manifiesto la necesidad de
aplicar el bisturí cósmico y de esto se encarga Gueburah, la fuerza marciana. La
reordenación interna nos permite comprender que la dinámica divina no puede
alterarse descontroladamente.
Hay momentos en que tenemos que desalojar las tendencias que nos impiden
avanzar, nos obstaculizan y perjudican. Gueburah se emplea a fondo cuando la
injusticia campa a sus anchas. Actualmente vemos que los diferentes capítulos de
corrupción y excesos están dando mucho que hablar en nuestra sociedad y la
“severidad” de Gueburah se está aplicando a rajatabla.
Por otra parte, la disciplina que nos propone este Sephirah también es la que nos
estimula, la que nos arma para el combate de la existencia. Gueburah rige la sangre,
la fuerza, el trabajo, la acción, el esfuerzo que nos permite superarnos. Vemos que
nuestra sociedad se balancea al ritmo de Hesed, el Esplendor, la abundancia,
y Gueburah, el corrector. En este Sephirah empezó el calvario del hombre, el pago
de la deuda que contrajo con la transgresión a las reglas, lo representa un trabajo
arduo sobre la conciencia y se trata de restablecer el equilibrio entre los deseos y el
Yo Superior
Los Luciferes, que identificamos como las tendencias rebeldes adscritas a la Columna
de la Izquierda, la columna que nos lleva al trabajo más denso, y que representan
nuestra parte más instintiva, se encargan de recordar al ser humano la cuenta que
tiene pendiente con la divinidad, es decir con su chispa divina, Yo Superior o Yo
nuclear. Entre el ideal de Hesed y la justicia de Gueburah, nos medimos con el
destino para rendirle cuentas a Binah.
Reconocemos la esencia de este quinto Sephirah en nuestra propia naturaleza
interna. Una cierta ambición y agresividad se hacen necesarias para mantenernos
vigilantes y activos. La necesidad de estimular nuestras ilusiones utiliza también la
fuerza de Gueburah porque es el elemento dinámico que incita a superar los
obstáculos. La iniciación que nos propone este Sephirah es la del guerrero, la del
vencedor, nos da el coraje de vivir, el dominio de la experiencia y aprender a sacar lo
más positivo de cada circunstancia.
La influencia destructiva de Gueburah es transitoria porque nada hay en la
organización cósmica que nos lleve a la catástrofe, sino al aprendizaje, a veces en
pésimas condiciones, pero la bondad siempre acaba por salir a la luz. La energía
de Gueburah es la que anima todas las cosas, la que da el calor a la sangre, activa la
voluntad de acción y arma la sexualidad para perpetuar la vida. Alienta nuestros
deseos de superación y la grandeza por transmutar las dificultades.
Gueburah se sitúa debajo de Binah y es por lo tanto portador de su rigor. No
obstante, la fuerza dura de Binah necesita ser modificada y este es el cometido
de Gueburah, de lo contrario toda la creación quedaría petrificada en un molde tal y
como quedó Lot convertida en sal, (Saturno, sal, plomo). Gueburah es el más
disciplinado de los Sephiroh, también el más dinámico y violento. El hierro es el metal
de Gueburah. Es el Gran Iniciador de la Columna de la Izquierda porque lo hace con
las herramientas de la Justicia y el Rigor.
En la anterior entrega de Hesed hemos hablado de la salud, la Simha, y que su
ausencia provoca la enfermedad, es decir la falta del fluido energético bloquea y
obstruye. El hombre enfermo es el hombre colapsado. La palabra que designa la
enfermedad en el idioma hebreo es mahala, que a su vez proviene de la
raíz mahol que significa trazar un círculo, entendiendo que cuando la energía circula
sobre sí misma provoca desajustes, bloqueos. Hay que dejar de dar vueltas sobre
uno mismo, salirse del círculo vicioso para permitir que la vida fluya, se expanda, se
libere y se deshagan los nudos. Entrar en sintonía con Gueburah es trabajar esa
energía de vida, tomar conciencia de esos obstáculos energéticos, identificar la
represión y lo que impide valorarnos positivamente. Gueburah pone en movimiento la
esencia de la Energía Divina.
Decía Cristo en su Sermón de la Montaña:
El ojo es la lámpara del cuerpo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo se verá iluminado
mientras que, si tu ojo se encuentra en mal estado, todo tu cuerpo estará en las tinieblas. Y si
la luz que hay en ti son tinieblas, ¡cómo serán de espesas las tinieblas mismas!
Esta parábola viene a ilustrar la necesidad de comprender cómo circula nuestra
energía vital y lo importante que es saber administrar nuestras energías de forma
constructiva para que todo fluya de manera a alcanzar la plenitud en todos nuestros
cuerpos, en eso consiste la sanación holística e integral.
La representación planetaria de Gueburah es Marte; administra los contenidos de
dos signos de gran presencia, Fuego y Agua, Aries y Escorpio. Los trabajos
primordiales de estos dos signos son:
 Aries:armarnos de valor y voluntad para iniciar cualquier aventura
 Escorpio: liberar nuestras energías vitales y sexuales para que la existencia siga
manifestándose.
Impulso y transmutación que nos llevan a la plena conciencia del Ser, que es lo que
veremos próximamente en el siguiente Sephirah.
 La esencia de Tiphereth: La conciencia y la belleza
Tiphereth, Tau, Phe, Aleph, Reish, Tav, es la “Inteligencia Mediadora” y su
experiencia espiritual es la visión de la armonía de las cosas. Sexto Sephirah
del Árbol de la Vida y el lazo de unión entre el Mundo de la Emanación o Atziluh y el
de la Formación y Yetzirah, situado en el Pilar del Centro nos transmite la idea de una
conciencia unitaria que debe plasmarse en toda creación y formación de la realidad.
Tercer Sephirah del Mundo de la Creación o Briah que nos permite comprender que
la expresión de la armonía de la belleza interior debe reflejarse en el exterior, en cada
acción.
En Tiphereth la conciencia celestial y la conciencia del hombre se perciben, se unen
para generar una luz extraordinaria que nos enseña que hay un Más Allá y un más
acá en la evolución de todo lo que ES.
La conciencia debe encontrar el equilibrio y Tiphereth es lo que percuta nuestro
interior para “salvarnos” de las experiencias que no pueden coexistir en el marco más
sublime y excelso de la naturaleza humana. Es el filtro que nos ayuda a transmutar
las sombras. En este Centro opera la fuerza Crística para el hombre.
En Hochmah reside el Amor y la esencia Crística, pura emanación de Luz Líquida.
En Tiphereth el alma debe elevarse después de haber pasado por la materia y
reconocer su grandeza. La experiencia metafísica de Tiphereth se une a la
experiencia material; se asocia al Sol y al corazón.
Este Centro nos transmite el equilibrio que conecta con toda la belleza de los
arquetipos de los Mundos y los Centros de arriba con los arquetipos de la formas en
los Centros de abajo; espíritu, mente, emoción y cuerpo se convierten en armonía y
plenitud.
Si bien la Conciencia en Tiphereth opera a tres niveles, espíritu, psique, y corazón o
fuego central, en este Centro la llama de nuestra chispa individual almacena las
experiencias adquiridas en Hesed y Gueburah. Vivir en la esencia de Tiphereth
equivale a conectar con nuestro Rey Interior y nuestro Yo superior de forma intuitiva.
El Sol central-Tiphereth nos permite ser canal de absorción de la luz de Kether, el
Amor de Hochmah y la experiencia de Binah para volcar esa sabiduría a los Mundos
de Yetzirah y Assiah, Formación y Acción.
Efectivamente los cabalistas llaman a Tiphereth Shemesh, (Shin, Mem, Shin) o la
Esfera del Sol. Notemos que todos los dioses solares en todas las tradiciones tenían
poderes curativos. En el reino mineral el Sol es el oro, las monedas con las que se
compra simbolizan también la energía del Sol. Mediante la manifestación del Sol
central nuestro universo se pone en movimiento para administrar adecuadamente
todas las fuerzas vitales. Tiphereth es pues un distribuidor de energías y es el
sanador de nuestras vidas. La activación de la luz del sol, o sea de la conciencia solar
y crística ha sido y es un factor terapéutico de primer orden porque actúa en el
organismo a todos los niveles. Las meditaciones que parten del chakra solar están
basadas en la energía de Tiphereth. Cuando rehusamos aceptar nuestro papel en la
vida, enfermamos a nuestro Tiphereth interno. Sabemos que la represión es uno de
los factores de más calado en las enfermedades del ser humano.
Por otra parte, Tiphereth recibe el título de “Inteligencia Mediadora”, como fuente de
doble corriente; por un extremo reconecta con la Fuente Primordial, (Kether), a través
del éxtasis de experiencias espirituales, y por otro con la vida material, (Yesod).
La clave para comprender a Tiphereth es la del sacrificio de volver a la vida. Nuestro
niño interior que baja al ruedo desde su majestuoso trono como el rey que se debe a
su pueblo hasta que todas sus gentes y tendencias le obedezcan. Esta es la tarea del
yo inferior supeditado al Yo superior.
El Arcángel en la esfera de Tiphereth es Raphael, el espíritu que está en el Sol, el
espíritu que sana.
 La esencia de Netzah: Belleza y Victoria
Netzah, Noun, Tsade, Heith, séptimo Sephirah del Árbol de la Vida o Árbol
Cabalístico ofreciéndonos la Experiencia Espiritual de “La Belleza Triunfante”,
desplegando su virtud: el amor, la creatividad.
Se sitúa debajo de Hesed, (bondad, gracia y tolerancia), y es el primer Centro del
Mundo de Yetsirah o Formación. Si en Hesed se encuentra reflejada la Luz-Amor
de Hochmah, en Tiphereth destella el rostro conciencia de Kether-Voluntad
y Netzah quedará impregnada de estos valores.
A medida que descendemos el Árbol Cabalístico se materializan de forma
progresiva las herencias recibidas, pero el contacto con el Mundo de la materia altera
a menudo los sentidos. El amor emanado de Hochmah es tan puro que sus
radiaciones son captadas con cierta dificultad y nos cuesta aprovecharlas. En Hesed
ese amor se transforma en afán de conquista y de gozo de los deseos. Así
en Netzah ese afán, ese amor y esos ideales ya tienen forma concreta, tangible y
somos capaces de percibir, de apreciar, de crear mediante el aporte energético de
este Centro de vida. Venus es el rostro visible de Netzah y administra los contenidos
de Libra y Tauro.
Netzah representa lo intuitivo de nuestra naturaleza, los instintos y las emociones en
todos sus registros. Si se reintegran arriba, los sublimaremos, si se vuelcan hacia
abajo, experimentaremos.
De este Centro de vida nos viene la inspiración, la sensibilidad, la armonía de las
formas, la búsqueda del complemento ideal y la plenitud tanto física como
espiritual. Netzah capta las energías de Urano-Hochmah y de Júpiter-Hesed, y se
encarga de abastecernos de toda clase de sensaciones; tentarnos con las apetencias
de la tierra y las del cielo. Netzah es el responsable de la formación del Aire, por Libra
y de la materia, por Tauro.
En este 7º Sephirah adornamos nuestra existencia, nos recreamos en la forma y
nuestros cinco sentidos captan impresiones que acaban en manifestación.
En tiempos primitivos los seres humanos adoraban las imágenes porque
representaban fuerzas, referencias con las que identificarse. Los rituales eran
externos. La imagen tiene mucho poder porque mediante iconos entendemos mejor el
mundo; aún las necesitamos para ver o palpar la realidad. Sin embargo, Netzah
también nos conecta con las esencias superiores de lo que no tiene faz, lo que solo
se percibe. No hace falta nada más que sentir el amor, la creatividad para
reconocerlos; es el lazo invisible entre sentimiento y pensamiento.
El Árbol de la Vida nos describe en el Sephirah Netzah la alquimia emocional para
acceder al estado superior de la experiencia. Alquimizar nuestros sentidos nos lleva a
la iniciación de la conciencia del Poder y la Belleza, la Victoria de la luz sobre las
tinieblas; la Victoria del Amor por encima de la pasión de los instintos, que sin
negarlos, los transmutamos. Esa Belleza que sentimos por la creación entera y esa
sublimación nos lleva a la Verdad.
Las palabras del filósofo del siglo IX Abu Sulaiman al-Davani describen a la
perfección lo que nos propone Netzah:
La música y el canto no pueden producir en el corazón aquello que no existe ya en él.
 La esencia de Hod: La Gloria y la Verdad
Hod, He, vav, daleth, es el tercer Sephirah de la Columna de la Izquierda y el 8º
del Árbol de la Vida o Árbol Cabalístico, y representa la perfección a través de la
Verdad. Su Experiencia espiritual es la de la “Visión del esplendor”. De este Centro
recibimos los impulsos intelectuales que nos llevan a no contentarnos sólo con los
placeres de Netzah. Con Hod corregimos los posibles desmanes vividos bajo el
imperio de los sentidos. Hod hereda el pensamiento activo de Binah y por lo tanto es
el encargado de discernir lo que es lícito de lo que no lo es y de aplicarlo a nuestras
vivencias. Después de gozar de la experiencia del placer, Hod nos propone
comprender por la vía de la razón y del análisis qué es realmente la vida.
Dice el Sepher Yetzirah, el Libro de la Sabiduría Cabalística que todo emana
de Hochmah y Binah, Fuerzas que se manifiestan como positiva y negativa y que
engendran todos los demás Sephiroth.
 Hochmah es la esencia sublime de toda Creación
 Binah es el Creador en potencia de la Forma.
 En Hesed tiene lugar el proceso anabólico cósmico, (anábole, arriba, ascensión).
 En Gueburah es el proceso catabólico, (kata, abajo, descenso)
 En Tiphereth es el proceso metabólico; (metábole, cambio).

Netzah y Hod son la síntesis de todos los procesos anteriores pero dispuestos a
liberar el espíritu del modelo preestablecido. En Hod se desencadena el libre albedrío
y puede generar el caos porque para modificar una estructura hay que estar
dispuestos al cambio y readaptarse.
La naturaleza de Netzah optaba por su libertad para seguir el canto de sirenas; los
sentidos son los que desean llevar las riendas. Pero el espíritu o Yo Superior trata de
volver a manejar el timón, y Hod juega en dos campos, Arriba y Abajo; en lo inferior, lo
particular, lo individual, pero sabe que tarde o temprano deberá descubrir la verdad de
quién es realmente y recobra la razón, el discernimiento, la conciencia de lo que ES;
reemprende el camino de vuelta hacia lo superior.
En Hod reina la ley de la analogía, “Lo de Arriba es igual que lo de Abajo”. Por ello se
atribuye el dominio alquímico de la Verdad, de la grandeza del espíritu que ya conoce,
ya sabe, ya integra.
También se conoce a Hod como la esfera donde la magia del poder del intelecto que
resuelve todos los problemas a imagen y semejanza de cómo se haría en el mundo
de los Arquetipos de Pensamiento. Todas nuestras experiencias terrenales son
operaciones mágicas para poner a prueba nuestro ingenio y capacidad de gestión.
Hod es la esfera de la Forma de todo lo que se anima, pero no se refiere solo a la
forma tal y como la entendemos en el mundo real que conocemos, (si es que es real),
sino de cualquier aspecto de la experiencia en cualquier dimensión, física, astral, etc..
De ahí que se nos proporcione todo el material necesario para proyectar y que esas
proyecciones acaben convirtiéndose en realidad. Eso es lo que define la alquimia del
pensamiento: cuando el poder de la Voluntad es enfocado hacia la Verdad caen los
muros de la incomprensión y todo es factible; lo que proyectamos es lo que nos
conviene y por lo tanto lo que materializamos. El representante plantario de Hod es
Mercurio y administra los contenidos de Géminis y Virgo.
La atribución del Arcángel Miguel al Sephirah Hod está relacionada con el
significado de su esencia. Miguel es “semejante a Dios”, porque es el que permite la
curación. Nada es más beneficioso que la Verdad. La figura del Arcángel Miguel
aparece vestido de azul, brazo en alto con una espada en la mano y en la otra unas
balanzas; le pisa la cabeza a una serpiente como símbolo de la victoria de la gloria
sobre las tendencias contrarias a la luz. Así el equilibrio de la razón y la fuerza del
poder de los Sephiroth quedan revelados. De su espada de doble filo, rojo y azul
emana un rayo violeta transmutador. Los dos filos de la espada indican su doble
poder: crear el bien y eliminar el miedo, iluminar la oscuridad. Con la Espada de Luz
de Miguel cortamos por lo sano cualquier experiencia o energía mal canalizada que
no deseamos manifestar o perpetuar en nuestra existencia.
Las fuerzas Miguélicas y su ejército de Luz nos aportan claridad para que todo en
nuestra vida sea conforme a la Ley de Arriba. Esa es la Visión del esplendor que nos
propone el Sendero que nos lleva a Hod. El Iniciado en la Verdad y Autenticidad
vislumbra el esplendor de la Creación en todas las manifestaciones para depositar en
el siguiente Sephirah sus valores más sublimes.
 Yesod: el Fundamento
Yesod: Yod-Samekh-Vav-Daleth. Arquetipo de la fecundidad. Noveno Sephirah y
base de la Columna del Equilibrio. Nos habla de la “Inteligencia Pura”, porque es el
encargado de purificar todas las emanaciones restantes del Árbol de la Vida o Árbol
Cabalístico. La imaginación al poder.
Yesod es el fundamento del Universo tal y como nos revela su imagen planetaria,
la Luna, cuna de las emociones, útero, cobijo y esencia adscrita a Cáncer. Último
Centro del Mundo de Formación o Yetzirah cerrando el triángulo inferior que va
de Netzah a Hod. Refleja la forma que se ideó en Binah, la imagen que se ve, y su
espíritu conecta con Tiphereth y con la materia en Malkuth.
Yesod recibe las emanaciones de todos los Centros del Árbol de la Vida y los
computa para que se infiltren armoniosamente en el mundo físico. Los 4 Elementos,
Fuego, Agua, Aire y Tierra están representados en Yesod en esa quinta esencia
de todo lo aprendido que va a expresarse definitivamente en Malkuth para finalizar el
ciclo.
La función de Yesod es la de purificar porque filtra los contenidos no aptos para la
expresión de la imagen. Es la magia de la que hablamos en Hod, permitiendo que la
verdad que al fin ha de palparse, se manifieste en todo su esplendor. Pero es
necesario entender que en Yesod no se crea la magia, sino que se materializa lo que
ha sido creado a partir de la chispa en Kether y bajando peldaño a peldaño por la
Organización de Etz Hayim o Árbol de la Vida. La madre cobija en el útero el fruto de
la unión del espermatozoo y el óvulo, por lo tanto, en Yesod no se podrá escenificar
aquello que no se diseñó previamente. Ya existe, ya ES.
Cada acto de nuestra vida tiene un origen espiritual, mental, emocional para acabar
densificándose y ser forma, se trate de pensamiento, sentimiento, o materia. Yesod
es el puente que nos lleva definitivamente a abajo. La conciencia que actúa en
Malkuth succiona la esencia de Yesod porque está directamente unida a Tiphereth,
(nuestro Kether), para que ese material-experiencia terrenal posea los polos positivo, -
Sol-, y negativo, -Luna-.
Yesod es considerado la morada de la Ilusión, Maya, porque allí reinan todas las
imágenes. La imaginación se alimenta de las creaciones de Yesod, después de haber
acumulado deseos y sensaciones, (Netzah), junto con el poder de la razón, (Hod),
para que la intuición funcione al máximo en nuestros mecanismos internos, pero para
ello es necesario conectar con las profundidades de nuestro inconsciente.
Si decíamos que en Hod están todos los arquetipos del mundo de pensamiento, en
Yesod abunda el Éter Reflector de la Tierra, el que contiene la memoria de todas
las vidas del planeta, del universo. En este Centro se manifiesta el inconsciente
colectivo de la humanidad, vidas, encarnaciones pasadas y actuales. La rueda del
nacimiento no es otra cosa que la del aprendizaje de los Senderos del Árbol de la
Vida, de lo macrocósmico a lo microcósmico.
Yesod-Luna es el satélite de la Tierra y guarda la memoria de todos los planos de
manifestación por las que el ser humano va pasando. Durante las 4 fases de la Luna
el ser humano tiene la posibilidad de conectar con la sabiduría ancestral que
almacena desde el alba de su nacimiento hasta el ocaso de su existencia. Yesod-
Luna está en perpetuo movimiento de flujo y reflujo para darnos la posibilidad de
percibir los misterios desde dentro y desde fuera. La iniciación a los misterios de la
Cábala refleja este principio positivo-negativo. Las Fuerzas de Yesod-Luna son
tremendamente poderosas, de ahí que las antiguas culturas siempre respetaron los
ciclos lunares. Yesod gesta por su polo negativo y da a luz por su polo positivo. La
mujer es la digna representante de Yesod por poseer ese doble etérico en su misma
función de mujer fecundadora y fecundada. El hombre de hoy será la mujer del
mañana.
El Arcángel Gabriel es el guardián de Yesod.
 La esencia de Malkuth: la última frontera hacia la eternidad
Desvelando a Daath
Malkuth, décimo Sephirah del Árbol de la Vida o Árbol Cabalístico, Mem, Lamed,
Vav, Tav. Sus títulos son: Inteligencia resplandeciente exaltada por encima de todas
las cabezas; el Umbral de la Muerte, de la Sombra; la Madre, la Shekinah de abajo.
Malkuth es el reino de Kether en la Tierra. En Malkuth existen los principios de los 4
elementos, Fuego, Agua, Aire Tierra. Todas las partículas de nuestro universo
personal, -el microcosmo-, se congregan en Malkuth porque es el Sephirah que nos
permite la cristalización de todo lo que hemos adquirido en los distintos Mundos,
como resultado “estable” de la coherencia de la conciencia que se ha puesto en
marcha para permitirnos Ser.
Los Sephiroth del Árbol Cabalístico encuentran en Malkuth el punto culminante en
la experiencia material. Es el anclaje hacia nuevas realidades una vez hemos vivido
los capítulos correspondientes al desarrollo de nuestro destino.
En su recorrido por el Árbol de la Vida, el alma sueña ser “algo” único, una unidad en
una multiplicidad; un cuerpo en el cuerpo de Dios, Adán Kadmón prototipo del ser
celestial que debe unirse a la Shekinah, la Gran Matrona del Mundo. Malkuth es el
sueño hecho realidad, hecho carne. De Tiphereth a Yesod el ser recibe la vida para
cristalizarla en Malkuth que lleva en si todos los elementos condensados de la
creación, la de Arriba y la de Abajo.
Hay en Malkuth una espiritualidad sistémica, es decir que afecta el Mundo de Assiah
o Acción, y es que en Malkuth arde el Fuego de la espiritualidad, bulle el Agua de la
emanación emocional, circula el Aire del fermento del Verbo Creador y se consolida la
Tierra de la realización.
Malkuth es el Reino de la Muerte, nos dice la Tradición de la Cábala, porque es el
Reino que nos permite la constante renovación. Vida-Muerte-Vida. Debemos volver a
la naturaleza para que esta nos acoja y nos devuelva a la existencia. Cuando no
respetamos las leyes del Cielo, o las de la Tierra, volvemos una y otra vez para
aprender y reconsiderar nuestros actos. La Naturaleza, regida por Binah, nos somete
a su “ley”.
Así debemos entender la Ley que nos “somete” a la reencarnación, esa sucesión de
vidas que tenemos ineludiblemente que pasar con un cuerpo único, una serie de
distintivos que nos hacen ser irrepetibles en Malkuth, pero con un bagaje hecho de
secuencias que nos acercan paso a paso a la Sabiduría. Es lo que buscamos cuando
después de haber bajado por los Senderos del Etz Hayim tenemos que empezar el
camino de retorno; es la Ascensión.
Manifestamos nuestras vidas en 4 campos, en 4 Mundos, en 4 Cuerpos, en 4
elementos, desde Atzilluth o Emanación a Assiah o Acción, donde la forma tiene su
máximo esplendor y desarrollo. Cuando nos referimos al axioma hermético: “Lo de
Arriba es igual que lo de Abajo y lo de Abajo es idéntico a lo de Arriba”, estamos
hablando de ser a imagen y semejanza de la naturaleza física, emocional, mental y
espiritual, por lo tanto, en Malkuth vamos a experimentar progresivamente todo este
desarrollo con todas sus consecuencias y magnificencia.
La Kabbalah (Cábala) nos permite reconocer con su sistema o tratado de
comportamiento, la suprema sabiduría de la construcción de este Árbol de frutos que
nos desvela el misterio de la Vida.
Malkuth nos destierra, pero a la vez nos eleva porque encarnación tras encarnación
nos aproximamos a la esfera del máximo conocimiento. De Malkuth a Kether en la
Ascensión nos encontraremos con Daath, Sephirah velado a la conciencia que aún
no se ha expresado, no se nos ha revelado.
Daath es Conocimiento. Es el llamado falso Sephirah por tratarse de una esfera de
conocimiento abstracto que solo se descubrirá a quien se haya abierto a la luz, de lo
contrario seguirá siendo un misterio, un abismo, una puerta oculta. Daath está en el
corazón de cada Sephiroth, de cada ser humano y por ello es un Sephirah totalmente
subjetivo: hay quien no lo verá jamás y hay quien sabrá sintonizarse con su esencia.
Se sitúa debajo de Kether, a medio camino de Hochmah y Binah en el centro del Etz
Hayim o Árbol de la Vida.
Daath es el punto de percepción más elevado del alma humana. Cuando el Yo
Superior ha alcanzado la estatura completa de su desarrollo evolutivo, puede elegir
entre volver a encarnarse para ayudar al desarrollo de la vida en Malkuth o elevarse y
dispersarse en el Gran Logos.
En Daath se asumen los plenos poderes y se alcanza una percepción completa
de Ain Sof Aur, esa Gran Luz. Daath representa la Iluminación y Malkuth nos permite
la experimentación de esa iluminación, pero desde el desapego total porque la
personalidad mortal ya no se identifica con su densidad y se separa fácilmente de su
ropaje transitorio.
Daath es también llamado la Habitación Vacía. La ausencia de símbolo nos ayuda
a comprender el Desnudamiento completo de Dios. Ni fuerza ni forma, pero ambos
contenidos en un estadio de suprema meditación. Este es el "secreto" del Sendero de
Etz Hayim, de Hesed hacia Daath en un proceso que adentra al iniciado en la Noche
Oscura del Alma.
Cuando al fin sabemos que somos mortales inmortales, nuestra concepción del
mundo cambia y podemos vivir el momento presente conociendo nuestra
atemporalidad.

La Cábala nos describe la organización metafísica de la vida porque abraza la visión


holística del universo. Quien se acerca a este conocimiento y descifra sus códigos
descubre sin duda el origen de la existencia y la potencia extraordinaria de la energía
en plena manifestación, que se expresa en el Mundo de Assiah, el Mundo de la
Acción, y éste se origina en Kether, el primero de los Sephiroth del Árbol de la Vida
o Etz Hayim.
A partir de la Corona, de Kether, se inicia la creación del macro y micro cosmos.
Desde arriba, Ain Sof, (la Nada), la existencia se despliega, la luz se recrea sobre sí
misma y se abre paso desde dentro, -contracción- hacia fuera, -expansión-. Así la
energía busca un continente para establecerse y crear, esto es, Bara.
Se trata de una sabia, compleja y perfecta ecuación que estamos recreando a cada
momento en cada experiencia de vida. Crear es inherente a la condición humana.
Creamos seres, ideas, sentimientos, objetos; creamos un cuerpo del deseo, un
cuerpo mental, un cuerpo físico en una incesante marea energética.
El propósito de la filosofía cabalística es comprender esos procesos que desde lo
infinitamente pequeño a lo inmensamente grande, el alma de cada experiencia tiene
un propósito bien definido: entrenarnos para ser conscientes de lo que somos y
hacemos. En Cábala se estudia la unión de la ciencia y la conciencia para
penetrar en el misterio del mundo a imagen y semejanza de Ha-Shem. (Dios o
Energía primigenia).
Pero para empezar a comprender qué es Ha-Shem o qué es el Mundo, empecemos
por comprender de qué está compuesto nuestro yo más definido: nuestro cuerpo.
Donde termina la filosofía, empieza la
Kabbalah. Decía Rabbi Nahman que
La Kabbala es el justo equilibrio entre el
amor de la sabiduría y la sabiduría del
amor.

La Kabbalah nos muestra cómo se


inicia el proceso de integración de la
conciencia mediante códigos.
 Las claves de las Letras Hebraicas
son: luz y energía
 Las claves del Árbol de la Vida son:
luz y energía
 Las claves de nuestro cuerpo físico
son: luz y energía
El cuerpo es Guf, en hebreo, y se
compone de las letras guimel vav phe. Las Letras-Fuerza o Letras Sagradas que
forman los nombres de todas las cosas, expresan estados de conciencia, de ahí la
importancia de saber qué nos transmiten.
La primera Letra-Fuerza es Ghîmel, (3), gamal, el camello, pero también es guemul,
que expresa la acción de dar y de asir. Su forma ‫ ג‬es como la de un pie que corre
para ir al encuentro de su destino. Es la actividad, el movimiento, la puesta en marcha
de una fuerza creadora que recibe el formidable impulso de la conciencia que se
expande. Guimel contiene la matriz masculina y femenina porque expresa el
arquetipo de la semilla de la vida misma, pero no sabe aún que posee esta vida en sí.
Proyecta la existencia de todo lo que creamos antes, ahora y después.
Para la Astrología Cabalística, también conocida como Astrocábala, (método
Kabaleb), es el tercer estadio del impulso del Fuego que tiene el propósito de
convertirse en luz que se opondrá a las tinieblas. Pero enfrentarse a las tinieblas tiene
su precio y es la humildad.
El cuerpo emprende con Guimel el camino de la libertad, la travesía del desierto que
exige al hombre elevarse hacia un alto compromiso. Al cuerpo hay que respectarlo,
amarlo. Pero la auténtica libertad se enfrenta a los temores que nos paralizan, a la
frustración, -nuestro cuerpo es limitado- y sujeto a la reencarnación. Ser piedra de
donde brota la vida es el cometido del Guimel. No resulta fácil renunciar a la vida en
la dimensión etérica para bajar al mundo físico. Pero Guimel de Guf, cuerpo, es la
primera base para la creación.
A Ghimel también se la reconoce como la matrona que concibió nuestro universo
físico. Recordemos que el propósito espiritual utiliza el mundo físico para realizarse y
es como si tuviésemos que «oscurecernos» con ese ropaje material y enfundarnos los
vestidos simbólicos con los que se tapan Adán y Eva del relato mítico del
Génesis. Ghimel, cuerpo es la inicial de GADU, el Gran Constructor del Universo que
no formuló su creación hasta que Ghimel asumió sus funciones en la alineación de
las Letras hebraicas. Para profundizar tenemos nuestro Curso de Letras Hebraicas
online.
Vemos que la Carta representativa del Tarot que corresponde a la Letra Ghimel es la
Emperatriz, asociada a Saturno, expresando lo que tiene que empezar a manifestarse
y nos lleva lejos del punto en el que nos encontramos, (el camello y la travesía del
desierto); es la nueva ruta que está a punto de iniciarse.

Vav, (6), ‫ו‬, es la segunda Letra-Fuerza de la palabra Guf, cuerpo. Es sonido y vacío,
pero expresa la conjunción; es un gancho y representa la sustancia fecundadora
masculina. Vav tiene la facultad de invertir del tiempo, del presente al futuro y
viceversa, nos da la idea de un continuo en el tiempo. Así nos reencarnamos una vez
y otra adquiriendo un nuevo cuerpo, pero nuestra conciencia, aunque asume nuevas
experiencias, acumula su bagaje existencial vida tras vida. Siempre sumamos, nunca
restamos.

Vav, ‫ו‬, nos introduce en el misterio de la procedencia de la vida porque es el


eslabón, un convertidor de energía que nos “enchufa” a la vida, que viaja a la
velocidad de la luz. Es el agente que engendra el deseo de existir. Vav representa el
arraigo de Guimel, le pone emoción-deseo, hace de puente, de enlace entre dos
estados, la primera y la tercera letra de la palabra Guf, Guimel y Phé. Su energía de
unión hace posible que comprendamos y aceptemos la parte masculina. Se llena el
espacio con las energías adecuadas y le insufla a Guimel, el impulso para
levantarnos y echar a andar.
Vav se asocia a Escorpio, el signo de la interiorización de los sentimientos, el puente
entre las tinieblas y la luz, lo que nos lleva de lo sublime a lo terrenal, regresando a
niveles inferiores, para volver a ascender.
En el Tetragrama Yod-He-Vav-He, es el elemento activo, el acto de fecundación, la
acción, el descenso que da lugar a la formación de un nuevo ser, de una nueva
realidad.
La Letra Vav es la conexión del cielo y la tierra porque también representa la
conciencia del Yo en el aquí y ahora. Recordemos que el Mundo fue completado en 6
días, dejando claro que Vav es el primer eslabón hacia la perfección de toda
Creación. Vav es la mecha que prende, lo que libera la energía de la transmisión y es
lo que da brillo a nuestro mundo celular. Vav, expresa el sonido y el vacío, la
necesidad de conectar con nuestro corazón.
En el Tarot la carta representativa del Vav es la de los Enamorados. Representa la
encrucijada de la vida, el puente que nos lleva a la luz o a las tinieblas, hacia la
realidad material y la espiritual. Asumir Vav es asumir que somos duales, que
estamos ora arriba, ora abajo, que nuestro cuerpo es joven y se desgasta y que cada
actitud determina el futuro.

La tercera Letra-Fuerza de la palabra Guf, (cuerpo), es la ‫פּ‬, Phé, que es la boca que
expresa poder, servidumbre y liberación, tal y como el verbo, la palabra es evocadora,
liberadora. La tradición, la kabbalah, se transmite de Phé a Vav, (oído). Phé se
encarga de crear la comunicación para que el ser comprenda la importancia de la
transmisión de su saber, de su simiente, de su luz.
Phé participa de una manera activa en la revisión del universo, ayuda a tomar
consciencia del enlace del Vav entre el principio y el fin de todas las cosas, entre el
cielo y la tierra, entre lo superior y lo inferior. Son la fuerza de la razón y la dialéctica
los que apaciguan las emociones y dan lugar a que la naturaleza humana comprenda
su misión. Esta es la finalidad del cuerpo, ser receptor de toda esta energía divina y
transmisor de esa luz que posee.
En el Tarot la lámina representativa es la de la Estrella. La fuerza de la razón es un
don que permite no atarse a las circunstancias, en este caso al cuerpo, referencia de
la naturaleza humana, pero a la vez residuo que debe liberarse para alcanzar una
Verdad más elevada.
Así Guf, guimel vav phe describen a la perfección qué es nuestro cuerpo:
Un receptor de energía que debe tomar conciencia de sí mismo y transferir su
luz y su energía para crear. Asumir su función masculina y femenina, receptora
y transmisora de continuos procesos de vida, desde lo físico a lo metafísico,
cuerpo y espíritu. Pero el cuerpo cambia, se transforma, crece llega a plenitud y
se desintegra. La chispa de luz o simiente se convierte en materia para volver a
los orígenes, en ser polvo de estrellas.
El Génesis empieza en el Principio y describe el recorrido de la Luz-Energía. Penetrar
en el pensamiento cabalístico es adentrarse en esta ecuación divina que nos traslada
a un campo de fuerzas enorme. Einstein llegó para formular este principio cabalístico
con su Teoría de la Relatividad Especial: “la masa de un cuerpo es una medida de
su contenido de energía”, ya que masa y energía son proporcionales: E=mc2: m
representa a la masa, E es la energía y c es la velocidad de la luz (300.000 km/s).
Así diríamos que la luz es equivalente en todos los procesos de vida, desde lo más
denso a lo más sutil y que solo se trata de integrar esta ecuación que demuestra que
si somos luz y no hay resistencia, nuestras células vienen y van, se sienten ligeras, no
se oponen a la energía y su vibración, y por lo tanto responden en nuestro organismo
con un alegre baile que nos aporta salud, beriyout, (de bara, crear).
El Zohar dice que la Fuente de la luz está situada en el séptimo cielo pero que el ser
humano sólo puede acceder a las claves que le permitan llegar al sexto cielo,
comprendiendo que el séptimo es la fusión. Vav, es la 6ª Letra y Tiphereth, sexto
Sephirah del Árbol de la Vida, donde se alojan el Sol y el corazón.
El puente que nos lleva a Tiphereth es Vav, el puente que nos lleva a la Luz es la
energía del Amor. Todas las cosas están encadenadas armoniosamente, de igual
forma que la naturaleza del cuerpo es tan increíblemente sabía que cuando algo no
funciona adecuadamente es porque, de alguna manera, hemos alterado el proceso de
nuestra Luz. (Aur: Aleph,Vav, Reish)
Para la Cábala, la realidad verdadera es esa luminosidad, el Sol que se encuentra en
cada ser. Nuestras partículas de energía, nuestras células cargadas de santidad son
fuerzas de indescriptible poder, de majestuosidad y de luz que anima todas las cosas
de lo más pequeño a lo más grande. La realidad de este mundo no es la materia, sino
la vibración de estas chispas radiantes de espiritualidad que hoy día llamamos
energía y que vibran a distintas densidades, dinamizando y manteniendo candente
todo lo que existe.
Así la habilidad del ser humano es saber manejar y mantener su fuente de luz para
que nuestras células no se detengan o vibren a una frecuencia inferior a la que le
corresponde, (el ser humano funciona en un rango de frecuencia que va de 16 a 32
Hertzios).
La mejor manera de manejar este material lumínico es mediante el pensamiento
amoroso que se emite también en frecuencia. Es lo que en Cábala se denomina
orientar los Kavanot, los pensamientos dirigidos hacia la mejor opción de uno mismo,
haciendo que las vibraciones interiores transmuten nuestros estados más
destructivos.
Modificando nuestro estado de conciencia podemos cambiar nuestras circunstancias.
El pensamiento repercute en nuestra visión y percepción del mundo y la energía de
luz se acelera y consigue mejorar cualquier estado alterado, emocional, mental y
físico.
El Árbol de la Vida representa el esquema de nuestro cuerpo, nuestra energía, el
modelo sobre el cual establecemos nuestras circunstancias.
La Cábala nos presenta el cuerpo humano como un sabio receptáculo de energías y
todos los órganos del cuerpo están vivos gracias a la energía celular. La relación de
nuestro espíritu con el esquema o anatomía biológica ilustra la idea cabalística
de hitlabshut ("investidura”), donde una realidad más elevada se inviste dentro de una
inferior. Los Sephiroth del Árbol guardan relación con la fisiología del cuerpo humano.
El Árbol de la Vida o Árbol Cabalístico es el esquema de nuestro cuerpo, el templo
donde experimentamos cada una de las circunstancias de nuestra vida.
Si tomamos como referencia el esquema del Árbol Cabalístico, desde Kether a
Malkuth, podemos seguir Sephirah tras Sephirah, órgano a órgano todo el circuito de
nuestro organismo, desde lo físico y denso hasta lo más sutil. Somos cuerpos de luz
en plena manifestación experimentando la vida en el mundo de la materia, -Malkuth-,
para ir asumiendo todas nuestras funciones, físicas, emocionales, mentales y
espirituales.
La Cábala nos habla del macro y micro cosmos, particular y colectivo y de todo su
despliegue energético. Como vimos en un anterior artículo, las Letras Hebraicas
también están adscritas a los diferentes procesos biológicos del cuerpo. Pero no se
trata de estudiar solo la parte consistente o física, sino también la energía que circula
y da vida a la materia y para ello la Cábala posee uno de los mejores manuales de
instrucción.
El Ser humano en la tierra es el representante del Ser Primordial o Adam Kadmon.
Nos basamos en la ley de las analogías y el hombre tiene bien definido el esquema
del Árbol Cabalístico en su cuerpo. Así tendremos que Kether, Hochmah y Binah
constituyen la cabeza, con los dos hemisferios y el ojo derecho y el ojo izquierdo;
Hesed es el brazo derecho, y el izquierdo en Gueburah; Tiphereth es el corazón;
Netzah y Hod las caderas y piernas derecha e izquierda; Yesod es toda la parte
central del bajo vientre con los órganos que allí se ubican y en Malkuth están los pies.
Pero este esquema solo se refiere a una representación general del cuerpo.
Puntualicemos que la perspectiva del Árbol se verá desde dentro y fuera, es decir que
lo que vemos de frente en la derecha se convierte en izquierda desde dentro y
viceversa. De esta forma experimentaremos Etz Hayim o Árbol Cabalístico desde
diferentes matices.
En Kether, particularmente, localizamos todo el sistema central y lo asociamos al
cerebro como el órgano desde dónde se gobiernan las funciones eléctricas del
organismo, tal y como en el Árbol representa la fuerza Ain Sof, desde donde se
origina la vida, pero ya sabemos que no es el único motor.
En Malkuth, los pies, están representados energéticamente todos los órganos del
cuerpo, y no cabe duda que los pies son el sostén visible de toda la estructura
corporal, (los pies también representan a Piscis y las emociones). La relación entre la
cabeza y los pies, entre Kether y Malkuth nos dará la medida de todas las cosas
desde lo físico a lo metafísico, densidad y sutilidad.
El sistema del Árbol de la Vida se distribuye en 4 campos o Mundos:
 Emanación o Atziluh.
 Creación o Briah.
 Formación o Yetzirah.
 Acción o Assiah.
Toda nuestra biología depende de la buena sintonía y equilibrio entre estos 4 planos.
Funcionamos mediante claves o registros que ponen en marcha todos los sistemas
del Árbol Cabalístico en cada uno de los Mundos y en cada uno de los Centros o
Sephiroth. Así tendremos que todos los impulsos orgánicos dependen del buen
funcionamiento de estos campos de conciencia que detallamos a continuación.
Organización de todo el sistema del cuerpo humano relacionado con los 4 Mundos :
 En el Mundo de Atzilut o Emanación tendremos la organización espiritual que
diseña el sistema mental.
 En el Mundo de Briah o Creación tendremos la organización mental que diseña el
sistema emocional, es lo objetivo y lo subjetivo.
 En el Mundo de Yetzirah o Formación tenderemos la organización emocional que
diseña el sistema físico o material.
 En el Mundo de Assiah o Acción tenderemos la organización del mundo físico y
material y el diseño de la próxima estructura de los mundos sutiles porque nuestra
experiencia material sirve de guía a los mundos superiores que siguen
perfeccionándose.
Estos 4 Mundos se inter-penetran e interrelacionan para dar impulso a toda la
estructura de lo que somos en toda expresión de nuestro Ser.
Así cuando se declara una enfermedad, para la Cábala significa una alteración del
proceso de luz de la energía celular. La enfermedad, del latín infirmitas, expresa la
ausencia de firmeza. La disfunción es una reacción biológica de supervivencia frente
a una experiencia vital caótica, y esta produce la desaceleración o modificación del
sistema biológico, que no solo afectará la parte física del individuo, sino que
desestabilizará la parte sutil de este mismo órgano o miembro en los 4 Mundos donde
se origina la vida. Así que la sanación debe tener lugar de forma global.
Es fácil de entender, la cabeza no puede desligarse de los intestinos, no podemos
prescindir de las partes de un todo sin alterar el conjunto. Por lo tanto, cuando algo
falla, cuando hay una “ausencia de firmeza”, busquemos sanar, reordenar no solo el
apéndice dañado, sino que debemos restablecer el fluido entre los distintos niveles
del Árbol de la Vida a través de los Senderos o caminos que los relacionan.
Por ejemplo, cuando un hígado enferma, órgano relacionado con Hesed y el Mundo
de Creación, no sólo hay que gestionarlo desde Malkuth en el Mundo de la Acción
tomando fármacos para tratarlo, sino que hay que buscar la causa que originó esa
disfunción y volver a programar, a nivelar la energía de este órgano en los otros
Mundos. Es cierto que el cuerpo es una valiosa herramienta de curación porque nos
da la voz de alarma, y porque además solemos pasar por alto los distintos avisos de
nuestros cuerpos más elevados, -emocional y mental, o la causa de la falta de
conexión con nuestro ser espiritual-. El no percibir esas alarmas debido a esa falta de
información y conciencia, puede generar un proceso de enfermedad en los Mundos
Superiores, esa patología tomará tierra en el Mundo de Acción, en el cuerpo.
Insistimos, cada parte del cuerpo humano está adscrita a un sistema emocional,
mental y espiritual y partimos de un método de agrupación celular que es pura y
fantástica ingeniería. Cuando el espermatozoo entra en contacto con el óvulo, la
maravillosa maquinaria se pone en marcha y produce el milagro de la conjunción.
Toda la información celular empieza por la Emanación; pasa al proceso de Creación,
cuando todas las células sin carnet de identidad sabiamente se agrupan, se
distribuyen, se numeran. El proceso de Formación se inicia cuando se forman cada
una de las partes del organismo. Se gestan durante unos 9 meses y nace el conjunto
celular organizado con el proceso de Acción.
Desarrollar esa conciencia y responsabilidad en todos los procesos es nuestra tarea
humana. El Árbol Cabalístico nos ayuda a entrever nuestras funciones,
comprenderlas y asimilarlas. Llevamos en sí el germen de la perfección, pero la falta
de dominio de los diferentes cuerpos en los 4 Mundos altera nuestra realidad. De
nosotros depende volver a recuperar el mando.
Cada segmento del Árbol Cabalístico representa también un segmento de las
distintas partes y funciones de los 4 cuerpos que posee el ser humano. La ciencia
médica nos presenta la biología como el estudio científico de los seres vivos, y
específicamente de su origen, el origen de la vida, su evolución biológica y sus
propiedades, así como de su interacción con el entorno. Así, estudiando su dinámica
y sus funciones comunes, se establecen las coordenadas generales que rigen la vida
y los principios sobre los cuales se organizan.
El estudio de la biología admite diversas especificaciones que describen el proceso
orgánico del ser donde se integran tratados de biología química, biología
molecular, genética, etc. Todas estas especialidades aportan numerosa información
acerca del comportamiento celular y ontogenético del individuo. La biomedicina es
una fuente de conocimiento inagotable porque el ser humano posee en sí mismo
todas las funciones propias de su propio desarrollo, desde la anatomía, pasando por
la bioquímica, la citología y la citogenética, o el estudio de las células y la genética
celular; hasta la embriología, la ecología o la filogenia que disecciona el
comportamiento de los seres vivos; todas estas especialidades están destinadas a
tener una mejor taxonomía del ser humano. El proceso de la naturaleza humana está
totalmente integrado y representado en el Árbol de la Vida porque representa el
origen y el destino de esa naturaleza del ser.
El Génesis ya nos describe el Árbol del Conocimiento como esa fuente de alimento
del alma y el cuerpo. La medicina tradicional no tiene en cuenta la metafísica, aunque
hay un predominante y notable avance de la nueva medicina en este sentido para que
una relación psique y soma saludable sea una ayuda eficaz en la prevención de
patologías. Cuanto más relacionamos los 4 cuerpos, físico, emotivo, mental y
espiritual, más nos acercamos a la auténtica dimensión del ser humano.
Anteriormente hemos dado algunas pinceladas de la relación de los Cuatro Mundos
del Árbol de la Vida. Ahora se trata de acercarnos a la función de cada Sephiroth o
Centros del Árbol para comprender el sentido de la estrecha relación de esos cuatro
cuerpos y cada uno de los 10 Sephirah en los aspectos físico, emocional, mental y
espiritual.

Kether
Kether, como Fuente desde donde surge la chispa desde el Gran Principio y que
asociamos a todo el sistema central que dirige las funciones cerebrales, igual que el
sistema operativo de una computadora dirige los distintos programas que se le
insertan. Kether es la fuerza Ain Sof de esa “Nada Ilimitada” que es en realidad un
gran depósito de toda la memoria del universo donde se almacena una energía
poderosa, viva, que despliega una extraordinaria potencia que se transforma en
paquetes de Luz o Aur.
El cerebro humano suele describirse como un procesador paralelo masivo, es decir,
un sistema de cómputo en la que muchas operaciones se ejecutan de forma
simultánea. Posee unos 100.000 millones de neuronas y cada una de estas neuronas
establece aproximadamente 10.000 sinapsis y todo almacenado en una estructura del
tamaño de una hogaza de pan y que opera a una potencia máxima de apenas 20
vatios, pero que sin embargo cuenta con un sofisticado sistema de rendimiento que
los investigadores informáticos podrían envidiar. Por otra parte, tal y como una
computadora necesita un dispositivo de refrigeración para que la maquinaria no
resople, el cerebro también necesita oxigenarse, ya que sin ello se colapsa, se
bloquea. Las variaciones en los niveles de oxígeno en la sangre que circula por el
cerebro son proporcionales a la actividad de las gestiones que monitoriza. Se cree
que las áreas más activas utilizan más oxígeno, y una disminución drástica puede
originar problemas. De la misma forma funciona Kether en el Árbol Cabalístico que
gestiona el “Soplo Primordial”, el primero de la creación genésica y el primero que
recibe el ser que nace a la vida para encender el motor de su existencia. Una buena
asimilación del “soplo” genera una experiencia saludable de la conciencia.
Pero ¿qué es la conciencia o consciencia?
Según su significado etimológico, la conciencia es un conocimiento compartido; pero
la consciencia es un auto conocimiento, porque incluye lo que el sujeto conoce, se
hace cargo de sus propios actos, sentimientos y pensamientos. Lo cierto es que está
demostrado que el ser humano está capacitado para diseñar escenarios mentales
que le ayuden a planificar sus experiencias futuras en función de sus experiencias
pasadas y de la perspectiva que posee respecto a estas. Esto es el sabio
conocimiento aplicado. Estamos explicando en términos más pragmáticos lo que
es Kether.
La esencia de Kether es la Voluntad Suprema por encima de todos los misterios, y
que procesa en el Mundo de Assiah o Acción.
Los 100.000 millones de neuronas que nos permiten
hacer otras tantas conexiones con todo lo que almacena
Kether reflejan desde la memoria antigua del universo, lo
existido y por ende, las posibilidades infinitas de
existencia. Las letras hebraicas que componen la
palabra Kether o Corona son Khâf-Tâv-Reish, y expresan
la existencia de un receptáculo cósmico capaz de
concebir, recibir y mantener la vida en su más alta
vibración transmitiendo el ciclo completo de la vida.
Así entendemos que nuestro procesador
central, cerebro-Kether, toma miles de millones de
decisiones libres en la construcción de una conducta
adaptada a la información sensorial, emocional y
psíquica. La libertad de acción o libre albedrío que se inicia en Kether está, no
obstante, sujeta a las decisiones orquestadas por la mente inconsciente, que solo la
consciencia podrá gestionar adecuadamente. Si no podemos llevar el mando de
nuestro Kether, nos será difícil administrar su contenido.
En este sentido, es cierto que funcionamos, según los neurocientíficos, en un modo
95% inconsciente y yo diría que esta es la causa principal del porqué no somos
capaces de dirigir nuestra vida ordenadamente, además de otras patologías. No
controlamos los procesos cerebrales y en Kether se moviliza entonces el piloto
automático y es algo que va contra natura. Sin embargo, durante el periodo de sueño
se generan procesos de supra-conciencia que nos permiten desinhibirnos de la
sumisión de la inconsciencia. La libertad requiere trascender el modelo mecanicista
de la conciencia. Kether necesita ser quien lleva el mando libremente para succionar
las distintas funciones y referencias del Árbol según el modelo cósmico.
Kether busca la complicidad del individuo porque no puede operar armoniosamente
sin su consentimiento. Las diferentes patologías que aquejan el motor central del ser
humano, -y algunas de ellas más presentes que nunca en nuestra sociedad-,
empiezan, a mi entender, por una falta de enfoque y de libertad en el nivel psíquico
espiritual, y todo lo que se deriva de este proceso alterado distorsiona nuestros
cuerpos. No nos reconocemos como seres extraordinarios capaces de diseñar un
mundo idílico, un paraíso, (En Hesed, producto de Kether, Hochmah y Binah).
Hemos perdido el norte y a consecuencia de ello el ser humano sufre toda clase de
disfunciones que afectan su autoestima, su cuerpo, sus emociones, su mente; cae en
dependencias, en insatisfacciones, en depresiones, etc. Para solucionar el problema
de base, desde el origen, es preciso recordar porque hemos olvidado quiénes somos
y urge volver a conectarnos.
Kether, motor central, posee el diseño virtual de todo el conjunto del Árbol de la
Vida, lo mismo que lo descrito en los fundamentos del principio holográfico de la
naturaleza que expresa que “cada parte contiene el todo”. En biología celular, los
científicos demuestran que cada célula contiene una réplica del código maestro
del ADN, (Aleph, Daleth, Noun), y que una de esas células bastaría para reconstruir
el modelo global.
Para la Cábala, es el Árbol Cabalístico dentro de cada Árbol Cabalístico y así hasta
la más pequeña partícula de nuestro universo en lo macro y microcósmico. Por lo
tanto, si en Kether está todo el diseño original, reconectarnos y recomponer
virtualmente las células embrionarias nos daría la posibilidad de sanar patologías que
se estructuraron en el mundo de la forma, en Malkuth.
Esto puede parecer pura ingeniería cabalística, pero ciertamente la Cábala posee
códigos que una vez descifrados nos desvelan esos misterios velados, aún, a nuestra
conciencia. La clave, como siempre, es recordar.
Los 32 Senderos iniciáticos del Árbol Cabalístico
El Árbol Cabalístico es un esquema de la organización cósmica, pero también es un
esquema del cuerpo humano y de la formación mental y emotiva y espiritual de
nuestra naturaleza. Cada Sephiroth o Centro de Poder del Árbol está relacionado
mediante lo que llamamos Senderos o Cineroth. Son caminos que establecen una
relación entre distintos planos de manifestación, -donde además ubicamos planetas y
signos zodiacales, base del proceso de la Astrología Cabalística que Kabaleb
estudió y desarrolló para orientarnos en el camino de la trascendencia revolucionando
esta ciencia del comportamiento humano-.
Los Senderos son puentes tendidos entre los distintos niveles de conciencia y las
corrientes deben circular libremente como las corrientes vitales deben fluir por nuestro
interior y nuestro cuerpo humano. Para que cada Sendero funcione a pleno
rendimiento es preciso que se realice el trabajo adecuado, de lo contrario pueden
surgir bloqueos que afectan nuestras circunstancias en el terreno social, laboral,
psíquico, emotivo y físico.
El manual de instrucción de cómo administrar con sabiduría las corrientes de cada
Sendero está divulgado de manera velada en el Sepher Yetzirah, el libro de la
Formación, con textos enigmáticos debido en primer lugar a densas traducciones; y
en segundo lugar la traducción convencional oculta lo fundamental que solo puede
entenderse viviendo y sintiendo este compendio de sabiduría. Podemos estudiar la
naturaleza de estos textos, pero no pueden ser comprendidos intelectualmente,
porque se trata de pasar al siguiente nivel, y dejar que se revelen a nuestra
conciencia, sentirlos en el corazón, y es por ello que muchos de los libros que tratan
de explicarlos resultan confusos.
La concepción del Mundo, según la Cábala pone en movimiento estados de
conocimiento que evolucionan en aspectos más y más perfectos, tratando de
establecer un código que nos lleve a integrar la existencia del universo, del
macrocosmos y el microcosmos. La unidad de trabajo de este Gran Estado de
conciencia es un conjunto semántico que nos descubre el Lenguaje Sagrado,
los Authiot, unos ideogramas que componen el Alfabeto Hebraico de 22
Letras alineadas a lo largo de los 10 Centros de Vida o Sephiroth del Árbol
Cabalístico.
Estos estados de conciencia nos permiten comprender el mundo en el que estamos
inmersos, su densidad, su propósito, su vibración y su estructura. Son 32 vías de
experiencia, 10 números primordiales, (los 10 Sephiroth) y las 22 Letras Hebraicas.
32 funciones que nos abren a la vía de una percepción trascendente de la experiencia
de vida que nos permite conectarnos a esa divinidad que hay dentro y fuera de
nosotros. Se trata de una empresa compleja y que remueve nuestros cimientos pero
que nos lleva a la luz. La Cábala nos orienta hacia un porvenir acorde con la
autenticidad de nuestro trabajo humano y es cuando de verdad llega la Revelación.
Los Senderos o Cineroth se encuentran bajo la custodia de legiones de jerarquías
espirituales llamados Genios o Ángeles. Cuando se consigue luz en un determinado
Sendero, esas jerarquías ayudan a quien se aventura a descubrir todos los secretos
que el camino contiene.
Con los Senderos llegamos al corazón de la Cábala, que recordémoslo no es un
sistema de conocimiento teórico, sino un método de vida que permite al ser humano
colaborar conscientemente con su divinidad. Kabaleb en sus escritos nos insta a
meditar mucho sobre el Misterio de la Vida desde la enseñanza cabalística
para que la luz vaya afluyendo a vuestros corazones, y después, cuando vengan las
explicaciones intelectuales, os encontraréis con que vuestro corazón ya sabe lo que acaba
de comprender la razón.

REFLEXIONES
La Cábala, este magnífico tratado del comportamiento humano y divino, contiene un
decálogo de buenas nuevas, de buenas maneras, una enseñanza que nos “cae del
cielo” para ser aplicada a la tierra de nuestras realizaciones. Uno de los tratados
estudiados en Cábala es el Apocalipsis. Fechado aproximadamente a finales del
siglo I o principios del siglo II, fue redactado, o más bien transmitido a Juan en la isla
de Patmos, y es considerado como el libro más profético y simbólico de todos los
libros del Nuevo Testamento.
Tal vez no sea el tratado que más alegría contenga, por la cantidad de parábolas
catastróficas que contiene, pero su riqueza, su lucidez, la esperanza que subyace en
sus escritos, al analizarla bajo la exégesis cabalística, es realmente sorprendente.
Siendo objeto de muchas interpretaciones, resulta arduo y complicado leerlo, ¡y sacar
provecho sin alarmarse!, pero Kabaleb supo hacerlo de forma magistral.
Al ocuparme de su estudio en clases de Cábala, me asombra comprobar su
veracidad respecto a los tiempos convulsos que estamos viviendo y que van dando
forma a esa “Revelación” que nos transmite, porque apocalipsis significa,
precisamente, revelación.
Nos dice Kabaleb, respecto a las primeras palabras de Juan, transmitiendo esa
revelación, -o como diríamos ahora, esa canalización-, que son las palabras de
Jesucristo al Juan que los comentaristas del libro discuten sobre si es el Evangelista o
si se trata de otro Juan. Pero Juan Evangelista es el único de los discípulos de Cristo
que sigue al Maestro hasta el pie de la Cruz. Y como dice Kabaleb, al final de cada
ciclo de experiencias se encuentra un Juan que revela el porvenir y que activa ese
Fuego Interno que ha de permitirnos asimilar las enseñanzas reveladas después de la
llegada y partida del maestro Joshua. Juan Evangelista anuncia los cambios que han
de producirse en nuestra Tierra Humana, cuando el Reino de Cristo, de Hochmah,
del Amor, se haya instalado plenamente en nuestra naturaleza, sustituyendo al
mundo antiguo reducido a ruinas. Mientras este Juan no nos sea revelado y a cada
uno de nosotros, el Apocalipsis seguirá siendo solo una colección de imágenes que
inspirarán a los pintores, a los cineastas, a los novelistas, a los profetas o agoreros
del desastre, pero el mundo interno no se moverá y nada será revelado, y lo que
escribiera Juan no se comprenderá, ni se desarraigarán los fundamentos del viejo
mundo y sus imperfecciones.
Quién duda de que estamos viviendo día a día este Apocalipsis, porque cuanto más
ahondo en el misterio, a través de la revelación de mi padre y de su análisis detallado
de cada uno de los párrafos que explican las visiones de Juan, más me doy cuenta de
que se ajustan a la perfección a esos momentos agitados que estamos viviendo día a
día, bien nos señala Kabaleb:
Lo primero para convertirnos en el Juan de la Revelación, será cruzar el Mar de las Aguas
Vivas sin naufragar, ese Mar en el que cada gota de agua es una Emoción, y en el que
cantan las Sirenas de las aguas profundas, con sus voces mágicas que nos recuerdan
felicidades pasadas, momentos entrañables de nuestra vida, de los que nos alejamos
irremisiblemente. Muchos son los que, en ese crucero, se sumergen en esas Aguas, llevados
por las maravillosas voces del abismo. Otros, como Juan, siguen el viaje y llegan a la isla. Él
no iba a rescatar princesas ni a buscar tesoros. Fue allí por la palabra de Ha-shem, la
palabra crísica, ese estado en el que la convivencia entre lo más elevado de la naturaleza
humana se une a la naturaleza espiritual.
Cuando ya no quede nada escrito en el libro del Destino, cuando los trazos erróneos hayan
sido rectificados y hayamos dado la espalda a los valores exclusivamente materiales, nos
encaramos con la visión de otro mundo, y entonces es muy importante que no nos limitemos
a ver y gozar del conocimiento que nuestra visión nos aporta, sino que lo escribamos en un
libro, es decir, que lo consignemos, que lo instituyamos en los hechos de nuestra vida,
puesto que cada uno de nosotros es la pluma con la que se escribe esa historia sagrada.
Palabras sabias y de difícil aplicación en una existencia repleta de obligaciones
mundanas que, sin embargo, debemos transmutar y convertir en sagradas. Porque la
vida lo es, y en ese escenario, en el que protagonizamos uno y mil roles, debemos
experimentar la mejor opción de nosotros mismos.
Para comprender realmente la dinámica de la Creación, dice Kabaleb, es preciso que
la historia nos sea contada, que sea descrita y rubricada, se supone que aprendemos
de los hechos vividos.
El Apocalipsis nos habla mediante símbolos; nos inspira, nos sugiere, nos asusta en
algunos momentos, creyendo que vamos a ser aniquilados. Pero en realidad lo que
va a ser destruido es todo aquello que no puede coexistir por más tiempo con nuestra
naturaleza sagrada. Es por ello que una y otra vez volveremos a esta tierra de
realidades para comprender y escribir nuestras experiencias y que se registren en los
anales de los Archivos Akásicos, esa gran biblioteca del conocimiento de todas las
vidas, donde redactamos páginas y páginas de sucesos, de vivencias, de triunfos que
nos acercan cada día más a la excelencia, y así será hasta que comprendamos y que
la oscuridad sea sublimada.
En ese sentido, cuando contemplemos la obra humana, cuando critiquemos a
nuestros semejantes, cuando nuestras quejas vayan dirigidas a la sociedad; cuando
las culpas de lo que nos ocurre la sigan teniendo los demás, seguiremos necesitando
un Apocalipsis para que la revelación se haga, de una manera o de otra en nuestros
abismos internos.
Para finalizar esta reflexión, otro de los pensamientos inspirados de Kabaleb respecto
a los comentarios del capítulo VIII del Apocalipsis, (1):
Quienes permanecen en el viejo mundo después de haber capeado el temporal, saliendo de
sus refugios y dispuestos a reanudar su vida como si nada hubiese ocurrido, son esas gentes
que nada aprenden, por más que la naturaleza gesticule.
Y quien siga en esa dinámica, se encontrará, tarde o temprano teniendo que hacer
frente a su propio Apocalipsis interno.
Que la Revelación de nuestra divinidad aflore y el Amor sea lo que nos permita, al fin,
comprender.

El Corazón es el Maestro interior


Kabaleb nos enseñó a buscar al maestro interior, que según sus enseñanzas anida
en las profundidades de nuestro ser. La Cábala nos enseña el camino del aprendiz
para convertirnos poco a poco en seres autosuficientes capaces de irradiar amor por
los cuatro costados.
Esos cuatro costados por donde destilamos esa energía amorosa, se relaciona con el
diseño del Árbol de la Vida y los 4 Mundos en los que se despliega la presencia
objetiva de 10 Sephiroth, (La organización del Árbol de la Vida - Etz Hayim).
Estamos hechos a imagen y semejanza de Etz Hayim o el Árbol de la Vida, y
nuestra historia personal es la historia misma de la Creación. Nuestra existencia
depende de cómo administramos las energías procedentes de estas fuentes y
depósitos a la vez. Kabaleb nos decía que la energía que más nos alimenta es la
de Hochmah, (La esencia de Hochmah, sabiduría), porque es la que mana de la gran
fuente de vida y la que se conecta al corazón, sin artilugios. La Cábala nos enseña
algo que ahora algunas disciplinas están introduciendo con mucho éxito:
la bioingeniería cuántica.
La bioingeniería cuántica estudia la coherencia cardíaca; nos propone sintonizar con
los latidos del corazón, un compás que nos permite estar unidos a nuestro ser interno
y al corazón del planeta, junto con todos los seres que se conectan a esta misma
frecuencia; también delata nuestras incoherencias y nos indica la manera de
reequilibrarnos.
El corazón, es el segundo cerebro o, como a mi me gusta señalar, el primero en
importancia. Posee unas 40.000 neuronas, y es capaz de organizar nuestro sistema
límbico, para que podamos entrar en resonancia con la verdad unitaria, superando la
dualidad, siempre y cuando sepamos utilizarlo. Cuando escuchamos nuestro corazón,
estamos conectando con el principio de la vida, con ese primer latido de la
humanidad, de nuestra humanidad, prestando atención a lo que tiene que decirnos.
Para la Cábala, esa conexión se ubica en Tiphereth, (La esencia de Tiphereth, la
conciencia y la belleza). Cuando entramos en resonancia con el corazón, estamos
entrando en la esfera de este Sephirah que nos conduce al Padre, es decir al Yo
Superior, a la chispa divina que guía nuestra existencia. No hay más autenticidad que
la del corazón, nos señalan a menudo los sabios, y esto es así porque en Tiphereth,
se centralizan todas las corrientes del Árbol de la Vida, mediante los Senderos, (Los
32 Senderos iniciáticos del Árbol Cabalístico), que partiendo de un Sephirah, en su
recorrido por el Árbol, van finalmente a descargar toda su experiencia de
conocimiento y sabiduría al mismo centro de Etz Hayim, a nuestro corazón, a nuestro
Sol central.
Así, todo lo que baja o sube, al llegar a Tiphereth, se purifica, pasa por un proceso de
alquimia. Este es el propósito del Sol y del símbolo que representa, el oro. Ser todo
corazón es estar en resonancia con Tiphereth, con la unidad, con la integridad.
Cuando estudiamos un tema personal, con la Carta Astral y el Árbol de la Vida,
incluyendo los programas de los Genios de la Cábala, establecemos una relación
directa entre lo que la persona está experimentando y lo que su
programa Tiphereth le está sugiriendo. Tratamos entonces de detectar y analizar las
incoherencias, y cuando la persona consigue restablecer la unidad con su coherencia
personal, todo fluye, la energía del pericardio se relaja, y el ser vuelve a estar en
sintonía consigo mismo.
La bioingeniería cuántica persigue mejorar la calidad de las frecuencias cardiacas y
basa parte de su diagnóstico en tres factores: La atención, la compasión y la
intención.
Intención: En Cábala relacionamos la intención con el movimiento YOD, la letra
hebraica o estado de conciencia que desarrolla el potencial de la voluntad, que
desencadena el impulso, no solo para saber el porqué, sino fundamentalmente el
para qué de cada intención.
Compasión: es el estado interior que asociamos a la letra HE, interiorizando la
acción, conectando con el amor que le ponemos a la intención primigenia. La HE es la
transmisión de la vida, una letra que baja del depósito de Hochmah, (amor puro), y
que nos permite aliviar el sufrimiento.
Atención: la relacionamos con la letra VAV y el movimiento que nos lleva a exportar
la intención y la compasión, porque atendiendo, escuchando, prestando atención a
nuestros procesos vitales, a nuestra evolución, nos convertimos en seres auténticos y
destilamos amor. El significado de la VAV es transmitir.
Yod-He-Vav-He, en las cuatro letras del Tetragrama sagrado, la cuarta letra, que se
repite, genera la explosión de la vida, igual que el corazón representa con cada latido
el incesante tic-tac de un proceso de sístole y diástole que solo se detendrá
biológicamente al final de la existencia para volver a integrarse al gran latido cósmico;
sepamos pues, conectarnos conscientemente.

La conciencia cabalística en el universo


Buscar la conciencia en el cerebro es como buscar al locutor dentro del aparato radiofónico.
Nasseim Haramein
La psique, la gran mente, el vehículo del alma, viaja cuánticamente, se desplaza en
lapsos de tiempo que solo la conciencia puede cuantificar. Según los físicos Stuart
Hameroff y Sir Roger Penrose, los microtúbulos de las células cerebrales son los
responsables del procesamiento cuántico que permite, por ejemplo, liberar la
conciencia al morir. Pero no solo nuestra conciencia utiliza estos mecanismos cuando
se desagrega del cuerpo, sino que también ocurre cuando viaja, por ejemplo, por el
espacio onírico, donde el tiempo parece detenerse.
Estos dos científicos afirman, asimismo, que la experiencia de la conciencia es el
resultado de los efectos de la gravedad cuántica en estos microtúbulos, una teoría
que llaman “Reducción Objetiva Orquestada”, (OR). Es lo que identifican como la
protoconsciencia, una propiedad fundamental del universo activa y presente desde el
comienzo de los tiempos y que marca la actividad de lo que podríamos llamar la Gran
Mente, que descarga su información a la realidad física. Así tenemos que la
conciencia es la que crea la realidad y nuestros cuerpos acaban siendo una
proyección originados por un modelo energético en el que nuestros átomos y
moléculas se alinean formando una estructura material, un organismo.
De esta forma, y siendo así, si intervenimos conscientemente en el mecanismo de
la protoconsciencia, esto es interceder en el flujo energético que creó e influenció el
comportamiento celular, podemos recalcular, recomponer, reparar, reorbitar nuestra
realidad. La Alquimia Genética de Soleika Llop es una buena prueba de ello. Sus
trabajos en el nivel cuántico del ADN exponen que es posible revertir problemas,
sanar, transmutar, despertar a una nueva conciencia del ser y por lo tanto del
organismo.
Si creemos que nuestras almas están de hechas del mismo material y estructura que
los del universo, y la Cábala nos lo demuestra en todas sus concepciones cuando
estudiamos el Génesis de la vida y la organización del Árbol de la Vida, el mecanismo
por el cual nuestros cerebros operan, al ser análogo al funcionamiento de la gran
maquinaria cósmica, nos da la posibilidad de interactuar y comportarnos como dioses
creadores de nuevas realidades cada vez más perfectas en el nivel cuántico, pero
también a nivel físico. Somos depósitos, Kli en el lenguaje cabalístico, Sephiroth, o
libros abiertos, receptores y amplificadores de todo lo que nos rodea, captamos y
reproducimos.
La pregunta que se hacen los científicos es, ¿cuándo surge la consciencia? Si la OR,
(de Orch, Orchestrated Objective Reduction”), como origen de la protoconsciencia,
representa el modelo primigenio de la consciencia tal y como la definimos, es que
ésta siempre ha existido y lo único que debemos hacer es reconocerla, reactivarla; si
el colapso de la función de onda-partícula cuántica ha ocurrido de forma espontánea,
sin necesidad de la presencia de un observador, de una medición, para determinar su
comportamiento, y si el desarrollo de la consciencia cósmica resulta estar orquestada,
pero no se localiza su director, esto supone también que nuestra propia psique, unida
a la Gran Psique del modelo primigenio, ¡sigue un patrón protoconsciente!
Esto plantea una entelequia. Como dijo el astrofísico Trinh Xuan Thuan en su
libro, La Melodía Secreta, “aceptemos que la estructura del universo tiene un origen
natural, sin la intervención divina, pero en realidad, tampoco podemos reducir la vida
a un conjunto de células, de hélices de ADN, o cadenas de átomos, porque el grado
de complejidad de la vida es más grande que la suma de todos sus factores".
Me alivió y me alivia comprender estas palabras que desde hace más de 24 años
resuenan en mi cabeza, aligerando las sentencias de la física empírica. En aquellos
años leer a este científico me encaminó a descubrir lo que era la física cuántica, sobre
todo para comprobar después, que sus postulados guardaban una estrecha relación
con el estudio de la Cábala.
Hay una conexión entre la estructura física del universo y los procesos bio-
moleculares de la ingeniería cerebral y cardiaca. La consciencia es en realidad una
cualidad mucho más estable de lo que nos imaginamos y que evoluciona de la misma
manera que el universo: se expande para terminar contrayéndose.
El proceso emanó desde Ain, dibujando un punto de luz que generó Ain Sof,
hasta Ain Sof Aur, (luz manifestada). La Voluntad de esa generación, (protoconscien-
cia) se agrandó, abriéndose paso, generándose a través de las tinieblas de lo informe,
pero aún sin tomar forma alguna, hasta que esa expansión llegó a un punto en que
esta luz más condensada dio origen a Todo lo que Es y no Es. Así tenemos el
proceso de contracción o tzimtzum, lo que también podemos llamar Big Crunch, o
colapso, que da lugar al proceso de densificación, que genera un “residuo”, Reshimu,
o lo que viene a ser el origen primario de la manifestación de la materia. A partir de
ese momento, ese proceso o creación empieza a hacerse presente y manifiesto e
inicia la expansión. Se crea un gran espacio o tehiru, lo que lleva a la protoconscien-
cia del universo y la consciencia del ser, a expandirse, pero también a romperse,
debido al alejamiento de la luz y la densificación progresiva de la materia y también
de la conciencia individual. Es lo que en Cábala denominamos la rotura de los vasos
o recipientes, shevirah-ha-kelim. Este proceso ha entrañado el tikkun y nuestro
destino es volver a reparar esta rotura para volver a incorporarnos a la protoconscien-
cia original, (netzotzim). Ser Uno con el universo, he aquí la cuestión.
Tal y como dijo Jung: “Aquel que comprende la oscuridad en sí mismo, tiene más
cerca la luz”
Nuestra conciencia viaja, se dilata, extrae información de todo lo que la circunda, para
terminar procesando íntimamente los conceptos, la información. Nuestro propósito es
abrazar el modelo antrópico y finalmente andrógino, y ser Uno con el universo. Si
estamos conectados al cosmos y este evoluciona, nuestra conciencia personal
también. Los multiversos son las diferentes capas y dimensiones; los planos
diferentes de la unidad. Para la Cábala no existe una sola realidad finita, sino la
expresión múltiple de la realidad única, pero que opera en distintos grados
energéticos, (Árbol de la Vida y Sephiroth). Vivir simultáneamente en dichas
expresiones es experimentar en la multiplicidad, la extrema complejidad y la
maravillosa sencillez de la existencia.
Somos lo que pensamos, todo lo que somos surge con nuestros pensamientos; con nuestros
pensamientos hacemos el mundo.
Gautama Buda

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