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Año I, número IV
Líneas de discurso
to de su acción política. La unidad del Partido es prerrequisito para el éxito electoral y para la efica-
cia de la acción de gobierno consecuente.
La unidad es lo contrario de la uniformidad. Esta presupone imposición, renuncia a la
libertad, populismo o claudicación. La unidad de Acción Nacional es fruto de un acto de la volun-
tad libérrima de los ciudadanos que nos agremiamos en este partido, cuya divisa es el humanismo
trascendente y, por tanto, la libertad responsable.
La unidad entre los panistas debe ser el resultado de una cultura compartida, y la cultura
compartida por una comunidad como Acción Nacional, es imprescindible, es un bien que debe ser
cuidado y protegido.
La verdadera unidad se construye entonces mediante el ejercicio de la libertad de ciudada-
nos en el pleno goce de sus derechos, quienes hacen uso del don privilegiado de la palabra para
dialogar y acordar lo que mejor conviene a México y a Acción Nacional, en el marco de su doctri-
na, valores y principios y en los foros y espacios adecuados.
De hecho, la docilidad incondicional a la voz del jefe, no sólo no construye la unidad sino
que es campo fértil para la intriga, la manipulación, el populismo y, a fin de cuentas, para la des-
trucción de la política y de la democracia, para exaltar la vanidosa figura de quien se unge como el
jefe iluminado.
La unidad de un grupo humano sólo se sustenta y se sostiene en el largo plazo cuando es
auténtica, cuando es de inteligencia y corazón, pues cuando se simula, pronto los intereses y las
ambiciones exhiben la miseria humana de quienes así proceden, poniendo en riesgo los objetivos
superiores del grupo y, en el caso de un partido político, ahuyentando la confianza ciudadana.
En Acción Nacional todos somos responsables de cultivar la unidad del partido. El lideraz-
go del Jefe Nacional es muy importante, tal como lo muestran los hechos recientes; pero, parafra-
seando el lema de una gran escuela de derecho, no cabe duda de que LA UNIDAD DE ACCION
NACIONAL ESTA CONFIADA AL HONOR DE TODOS Y CADA UNO DE SUS MIEM-
BROS.
Dice Lao-Tsé que el líder no es el que más fuerte habla, el que más órdenes da, sino aquel
que sabe hacerse acompañar por los que comparten los mismos ideales, “para que al final de cada
jornada exitosa puedan exclamar: ¡Lo hicimos entre todos!”
Por eso la unidad de Acción Nacional no se construye sola: es tarea ardua, generosidad
compartida, misión personalísima de todas y todos los panistas para que los ciudadanos confíen en
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Líneas de discurso
nosotros.
Es fundamental para la unidad de Acción Nacional que todos sus miembros se apoyen, para
resolver conflictos, para desahogar diferencias, para encauzar conductas desviadas, en los estatutos
y en las instituciones del Partido. Démosle plena vigencia a nuestro “estado de derecho”; cambie-
mos y adecuemos lo que sea necesario.
Los correos de denuncia cuyo destino es incontrolable; las declaraciones públicas escandalo-
sas; los protagonismos por afán de notoriedad, suelen ser expresiones que subordinan el bien supe-
rior del partido y, en última instancia, del país a intereses particulares y que, por lo tanto, lesionan
la unidad.
La unidad se fortalece cuando se respetan las opiniones que, sin cuestionar nunca los prin-
cipios y valores que por su misma naturaleza son inmutables, difieren de las de la mayoría y propo-
nen, con respeto y civilidad, rumbos de acción distintos. Todas esas opiniones, si son expresadas
ante las instancias competentes y por las vías adecuadas, contribuyen al perfeccionamiento del
conjunto y fortalecen a la institución.
La unidad de Acción Nacional requiere, pues, de un renovado compromiso de todos sus
miembros; la unidad no se construye mediante artificios políticos ni mediante estériles discusiones
mediáticas, sino con la fuerza de nuestra congruencia con la doctrina, los principios y la ética, con
la vigencia de nuestras leyes e instituciones y con el ejercicio de la libertad responsable y, desde lue-
go, con acciones concretas.
La unidad verdadera es una unidad de las convicciones, de las decisiones y de las acciones.
Sólo así nuestra unidad será constante y firme. Allí donde se debilite esta unidad fundamental,
cualquier otro tipo será efímera, pues carecerá de hondas raíces.
La unidad se teje todos los días, por lo que es una quimera pretender una aceleración unio-
nista que por necesidad sería superficial y ficticia. La unidad es siempre un proceso perfectible,
nunca es un hecho definitivamente consumado.
Es natural que con frecuencia haya diferencias en la acción política; pero para quienes están
llamados a gobernar, la magnanimidad y la generosidad son conductas morales exigibles. Conviene
tener presente lo dicho por Adolfo Christlieb Ibarrola: “la permanencia de todos nosotros en Ac-
ción Nacional obedece, afortunadamente, a la convicción profunda que tenemos de que la política
es, antes que nada, disposición y capacidad de servicio, y no ocasión para satisfacer apetitos perso-
nales”.
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Líneas de discurso
Apoyemos, pues, a Germán Martínez para que Acción Nacional consolide, cada vez más, la
unidad para enfrentar con el mayor éxito posible los retos electorales del 2009.
En diferentes foros he afirmado que es necesario recuperar el verdadero sentido de la polí-
tica, porque la política es una misión de amor, de amor a las personas cuyo bien es el objeto propio
de la política; de amor a los principios y valores del Partido; de amor a México. Por ello, en Acción
Nacional debemos comprometernos a AMAR HASTA CONSTRUIR LA UNIDAD en lo esencial
de nuestra agrupación política, de la sociedad, del Estado mexicano.
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Líneas de discurso
Otros títulos:
I. El Humanismo.
II. El golpe a las instituciones y la restauración de la po-
lítica
III. Laicismo, Laicidad y Ateísmo
Líneas de discurso es una publicación de la Fundación Preciado, elaborado a petición del Partido
Acción Nacional.
Registro ante la Dirección General del Derecho de Autor en trámite.
Editor responsable: Armando Reyes Vigueras.
Agosto de 2008. Distribuido a mil 850 contactos registrados vía correo electrónico.
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