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Agosto de 2008

Año I, número IV

Líneas de discurso

Compromiso con la unidad


Líneas de discurso

Compromiso con la unidad


Carlos María Abascal Carranza1

El viernes 25 y el sábado 26 de julio, el Presidente de Acción Nacional, Germán Martínez Cázares,


mostró de manera muy clara, su compromiso eficaz, con hechos, con la unidad del Partido: presen-
cias, nombramientos, aprobación de reglamentos y eventos diversos.
La unidad de Acción Nacional no es una moda, no es un fin en sí misma, no es uniformi-
dad, no es silenciamiento de quienes quieren opinar, no es docilidad incondicional a la palabra del
jefe, no es mera conveniencia y no puede ser simulación.
La unidad natural de cualquier grupo humano se fundamenta en la identidad que, como
género humano, todas las personas poseemos: idéntica esencia e idéntica dignidad; por nuestra
sociabilidad natural, estamos llamados a la solidaridad, es decir, a la construcción de un todo social
sólido en el que todos seamos responsables de todos en el ámbito en el que nos corresponda desa-
rrollarnos, reconociendo y promoviendo, incluso, las naturales diferencias entre los seres humanos,
para enriquecer el ser de todos los demás.
La unidad de Acción Nacional, partido de ciudadanos libres, se funda, además, en la coinci-
dencia de sus miembros en los principios de doctrina, cuyo eje es la dignidad de la persona huma-
na; en los valores morales que animan su conducta, tales como la solidaridad y la justicia; y en las
metas que el Partido persigue, particularmente en el bien común.
Por ello, en 1926, Manuel Gómez Morín afirmó certeramente: “el deber mínimo es el de
encontrar, por graves que sean las diferencias que nos separen, un campo común de acción y de
pensamiento, y el de llegar a él con honestidad, que es siempre virtud esencial y ahora la más nece-
saria en México”.
Esta unidad es esencia, cuya solidez presupone y asimila una gran diversidad de opiniones
en los muy diversos temas del quehacer del Partido. Si se tratare de una moda, pronto las fracturas
internas lo destruirían. Esa pluralidad de opiniones puede y debe expresarse en el marco de nues-
tros principios y valores.
La unidad de Acción Nacional no es un fin en sí misma, sino una plataforma de lanzamien-

1 Director General de la Fundación Rafael Preciado Hernández, A.C.


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to de su acción política. La unidad del Partido es prerrequisito para el éxito electoral y para la efica-
cia de la acción de gobierno consecuente.
La unidad es lo contrario de la uniformidad. Esta presupone imposición, renuncia a la
libertad, populismo o claudicación. La unidad de Acción Nacional es fruto de un acto de la volun-
tad libérrima de los ciudadanos que nos agremiamos en este partido, cuya divisa es el humanismo
trascendente y, por tanto, la libertad responsable.
La unidad entre los panistas debe ser el resultado de una cultura compartida, y la cultura
compartida por una comunidad como Acción Nacional, es imprescindible, es un bien que debe ser
cuidado y protegido.
La verdadera unidad se construye entonces mediante el ejercicio de la libertad de ciudada-
nos en el pleno goce de sus derechos, quienes hacen uso del don privilegiado de la palabra para
dialogar y acordar lo que mejor conviene a México y a Acción Nacional, en el marco de su doctri-
na, valores y principios y en los foros y espacios adecuados.
De hecho, la docilidad incondicional a la voz del jefe, no sólo no construye la unidad sino
que es campo fértil para la intriga, la manipulación, el populismo y, a fin de cuentas, para la des-
trucción de la política y de la democracia, para exaltar la vanidosa figura de quien se unge como el
jefe iluminado.
La unidad de un grupo humano sólo se sustenta y se sostiene en el largo plazo cuando es
auténtica, cuando es de inteligencia y corazón, pues cuando se simula, pronto los intereses y las
ambiciones exhiben la miseria humana de quienes así proceden, poniendo en riesgo los objetivos
superiores del grupo y, en el caso de un partido político, ahuyentando la confianza ciudadana.
En Acción Nacional todos somos responsables de cultivar la unidad del partido. El lideraz-
go del Jefe Nacional es muy importante, tal como lo muestran los hechos recientes; pero, parafra-
seando el lema de una gran escuela de derecho, no cabe duda de que LA UNIDAD DE ACCION
NACIONAL ESTA CONFIADA AL HONOR DE TODOS Y CADA UNO DE SUS MIEM-
BROS.
Dice Lao-Tsé que el líder no es el que más fuerte habla, el que más órdenes da, sino aquel
que sabe hacerse acompañar por los que comparten los mismos ideales, “para que al final de cada
jornada exitosa puedan exclamar: ¡Lo hicimos entre todos!”
Por eso la unidad de Acción Nacional no se construye sola: es tarea ardua, generosidad
compartida, misión personalísima de todas y todos los panistas para que los ciudadanos confíen en
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nosotros.
Es fundamental para la unidad de Acción Nacional que todos sus miembros se apoyen, para
resolver conflictos, para desahogar diferencias, para encauzar conductas desviadas, en los estatutos
y en las instituciones del Partido. Démosle plena vigencia a nuestro “estado de derecho”; cambie-
mos y adecuemos lo que sea necesario.
Los correos de denuncia cuyo destino es incontrolable; las declaraciones públicas escandalo-
sas; los protagonismos por afán de notoriedad, suelen ser expresiones que subordinan el bien supe-
rior del partido y, en última instancia, del país a intereses particulares y que, por lo tanto, lesionan
la unidad.
La unidad se fortalece cuando se respetan las opiniones que, sin cuestionar nunca los prin-
cipios y valores que por su misma naturaleza son inmutables, difieren de las de la mayoría y propo-
nen, con respeto y civilidad, rumbos de acción distintos. Todas esas opiniones, si son expresadas
ante las instancias competentes y por las vías adecuadas, contribuyen al perfeccionamiento del
conjunto y fortalecen a la institución.
La unidad de Acción Nacional requiere, pues, de un renovado compromiso de todos sus
miembros; la unidad no se construye mediante artificios políticos ni mediante estériles discusiones
mediáticas, sino con la fuerza de nuestra congruencia con la doctrina, los principios y la ética, con
la vigencia de nuestras leyes e instituciones y con el ejercicio de la libertad responsable y, desde lue-
go, con acciones concretas.
La unidad verdadera es una unidad de las convicciones, de las decisiones y de las acciones.
Sólo así nuestra unidad será constante y firme. Allí donde se debilite esta unidad fundamental,
cualquier otro tipo será efímera, pues carecerá de hondas raíces.
La unidad se teje todos los días, por lo que es una quimera pretender una aceleración unio-
nista que por necesidad sería superficial y ficticia. La unidad es siempre un proceso perfectible,
nunca es un hecho definitivamente consumado.
Es natural que con frecuencia haya diferencias en la acción política; pero para quienes están
llamados a gobernar, la magnanimidad y la generosidad son conductas morales exigibles. Conviene
tener presente lo dicho por Adolfo Christlieb Ibarrola: “la permanencia de todos nosotros en Ac-
ción Nacional obedece, afortunadamente, a la convicción profunda que tenemos de que la política
es, antes que nada, disposición y capacidad de servicio, y no ocasión para satisfacer apetitos perso-
nales”.

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Líneas de discurso

Apoyemos, pues, a Germán Martínez para que Acción Nacional consolide, cada vez más, la
unidad para enfrentar con el mayor éxito posible los retos electorales del 2009.
En diferentes foros he afirmado que es necesario recuperar el verdadero sentido de la polí-
tica, porque la política es una misión de amor, de amor a las personas cuyo bien es el objeto propio
de la política; de amor a los principios y valores del Partido; de amor a México. Por ello, en Acción
Nacional debemos comprometernos a AMAR HASTA CONSTRUIR LA UNIDAD en lo esencial
de nuestra agrupación política, de la sociedad, del Estado mexicano.

La unidad entre los panistas debe ser el resultado


de una cultura compartida, y la cultura compartida
por una comunidad como Acción Nacional, es
imprescindible, es un bien que debe ser cuidado y
protegido.
La verdadera unidad se construye entonces
mediante el ejercicio de la libertad de ciudadanos en
el pleno goce de sus derechos, quienes hacen uso
del don privilegiado de la palabra para dialogar y
acordar lo que mejor conviene a México y a Acción
Nacional, en el marco de su doctrina, valores y
principios y en los foros y espacios adecuados.

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Consulte todos las Líneas de Discurso en nuestro portal:


http://www.fundacionpreciado.org.mx/Reflexion/Papeles.html

Otros títulos:

I. El Humanismo.
II. El golpe a las instituciones y la restauración de la po-
lítica
III. Laicismo, Laicidad y Ateísmo

Líneas de discurso es una publicación de la Fundación Preciado, elaborado a petición del Partido
Acción Nacional.
Registro ante la Dirección General del Derecho de Autor en trámite.
Editor responsable: Armando Reyes Vigueras.
Agosto de 2008. Distribuido a mil 850 contactos registrados vía correo electrónico.
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