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In ic ia c ió n al
V O C A B U LA R IO D EL
A N Á L IS IS H IS T Ó R IC O
Crítica
P ier r e V ila r
In ic ia c ió n al
V O C A B U LA R IO D EL
A N Á L IS IS H IS T Ó R IC O
Traducción castellana de
M. DOLORS FOLCH
C r ít ic a
B arcelo na
PRÓLOGO
el contrario, si el historiador dice (en pasado condicional): en la realidad más que el de la historiografía dominante. Aho
«si se hubiera hecho esto, hubiera sucedido aquello», nada ra bien, todo juicio moral tiene a su vez implicaciones polí
le permite probarlo. Como norma general se le aconseja abs ticas, que surgen a su vez de las luchas concretas, en especial
tenerse de ello. de las luchas de clases. Por ello, la mayor parte de las accio
Pero, entonces, ¿no está condenado a constatar} ¿Tiene, nes y de los hombres que han desempeñado un papel impor
pues, prohibido razonar} Esta cuestión le preocupa legítima tante han originado dos corrientes históricas opuestas, ad
mente, puesto que constatar no es un oficio enaltecedor, mien versa una y favorable la otra, Y no debe excluirse que una
tras que sí lo es el de entender, explicar, con el fin de poder causa triunfante llegue a eliminar toda la historiografía ad
actuar. El problema se plantea, pues, en estos términos: ¿de versa. Así es como la tradición democrática burguesa, en
qué manera razonar sobre una materia en la que no se puede Francia, ha exaltado 1789 y condenado a Robespierre, casi
intervenir experimentalmente} Falta por saber a qué llama sin contradicción hasta Mathiez, Si Fidel Castro, poco tiempo
mos «intervenir», a qué llamamos «experiencia», y cuál es después del fracaso de Moneada, no hubiera hecho triunfar
esta materia. la revolución cubana, su condena hubiera sido probablemente
Para abordar este problema, reflexionemos sobre otra revisada, pero ¿cuándo? ¿Y por parte de quién? Sobre esto
fórmula familiar: «la historia juzgará...», se oye a menudo. no caben sino hipótesis.
Dejemos aparte el caso en el que se trata tan sólo del Sólo tenemos una certidumbre-, la revolución cubana se
aldabonazo final de un cartel electoral. Por otra parte, inclu ha producido. La revisión del juicio no ha dependido, pues,
so así, el prestigio equívoco del término «historia» incita a únicamente, de los hombres que escriben la historia. Ha de
algunas reflexiones, Pero enfrentémonos con un documento pendido también de los que la hacen. Han sido «las cosas»,
importante de nuestro tiempo: Fidel Castro tituló la defensa como suele decirse, las que han «actuado» a favor de la
que él mismo pronunció ante el tribunal encargado de juz previsión contenida en la fórmula. Lo que nos lleva a descu
garle por el intento de asalto al cuartel Moneada: «La his brir, en «la historia me absolverá», una nueva acepción más
toria me absolverá». A primera vista, este título parece adop de la voz «historia». De hecho, el alegato que lleva este nom
tar el sentido clásico, es decir, banal, de la fórmula que da bre consistía menos en demostrar que la rebelión de los acu
a la historia el papel de tribunal de apelación en asuntos polí sados era moralmente «justa» (aunque esto sea también im
ticos. Pero, pensándolo bien, incluso este sentido puede im portante), que en demostrar que era «justa» políticamente,
plicar otros contenidos. a saber, en el sentido intelectual de la palabra.
En efecto, «la historia me absolverá» puede significar en Frente a un sistema socio-político ya absurdo, la rebelión
primer término; el tribunal va a condenarme, pero el recuer se presentaba como «necesaria», y por tanto como necesaria
do colectivo que se conservará del hecho acabará siéndome mente victoriosa a más o menos largo plazo. Con ello el pro
favorable. Y esta noción de «recuerdo colectivo» es otro as blema se plantea en los términos de la posibilidad de una
pecto del término «historia». Sin embargo, cae dentro de la previsión inteligente de los hechos a partir de un análisis co
misma crítica que hemos dirigido a la historia-tradición. El rrecto de sus factores. La «historia» invocada no es ya enton
juicio moral del recuerdo colectivo corre el riesgo de no ser ces la historiografía escrita que «juzga» moralmente un acto
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O un hombre, sino la historia-materia, la historia-objeto que, obra demasiado original puesto que resume las posiciones de
con su dinámica propia, «zanja» un debate a la vez teórico y la sociología alemana del medio siglo anterior, y da con ello
práctico, dando la razón, con los hechos, a quien ha sido capaz una definición de la historia corriente hacia 1880. Citaré, sin
del mejor análisis. embargo, sus axiomas principales — brillantes, por otra par
Me objetaréis que la historia así entendida es el mecanis te— , puesto que constituyen una excelente síntesis de toda
mo de los hechos sociales, no sólo pasados, sino presentes y una corriente de pensamiento,
futuros, lo que en materia de conocimientos constituye el
tema de la sociología, y en materia de acción, el tema de la «Para hacer revivir el pasado lo que necesitamos no
política. Pero ¿qué otra cosa se propone la historia que no es una ciencia, sino documentos y nuestra experiencia.»
sea, en el mejor de los casos, edificar una sociología del pa «La función de la historia es restituir al pasado huma
sado, y de forma frecuente — durante mucho tiempo la más no los caracteres de la realidad política vivida actualmente;
frecuente— , reconstituir una política} En ambos casos está para esta tarea positiva bastan juicios probables y relati
claro que la materia de la historia es la misma que la que vos, El sentido de la investigación causal del historiador
consiste menos en dibujar los grandes rasgos del relieve
tratan los sociólogos, y que la que manejan los políticos, por
histórico que en devolver al pasado la incertidumbre del
desgracia casi siempre de manera empírica. futuro.»
Hay entonces dos posiciones posibles: una consiste en «La ciencia histórica, resurrección de la política, se hace
encerrar al historiador precisamente en este terreno de lo contemporánea de sus héroes.»
empírico y lo incierto que por experiencia se atribuye a las «El historiador es un experto, no un físico. No busca
decisiones y a los acontecimientos políticos. La otra consiste la causa de la explosión en la fuerza expansiva de los gases,
en empujarle, al contrario, hacia un análisis sociológico con sino en la cerilla del fumador.»
la penetración suficiente para eliminar la apariencia de incer-
tidumbre de la mayor parte posible de hechos sociales. Desde esta perspectiva, aunque se utilice el término «cien
La primera posición ha sido durante largo tiempo la de cia histórica» es evidente que se trata de una «ciencia» muy
los historiadores positivistas, preocupados exclusivamente en extraña, puesto que su función sería «restituir una incerti-
hacer un relato exacto de los acontecimientos (políticos, mili dumbre».
tares y diplomáticos principalmente). Más bien nos sugiere una disciplina literaria que, gracias
Para algunos teóricos — o sedicentes teóricos— la historia a la habilidad en descubrir documentos y al talento para tras
es todavía esto. Pienso en Raymond Aron, publicista interna poner experiencias humanas, «reanimaría el pasado», «resuci
cional, sociólogo vulgar, en el sentido en que Marx hablaba, taría la política», a la vez que se abstendría de dibujar los
en el siglo pasado, de «economistas vulgares», es decir, más grandes rasgos y de medir las fuerzas profundas, ciñéndose
preocupados por la propaganda ideológica que por la ciencia, el historiador, por su oficio, a las «causas inmediatas», a sa
pero cuya carrera se inauguró en 1938 con una Introducción ber, al atentado de Sarajevo como «causa» de la guerra de
a la filosofía de la historia, todavía hoy recomendada a veces 1914, o a la masacre del bulevar de Capucines como «causa»
como una obra fundamental. De hecho, no se trata de una de la revolución de 1848.
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No juzgo, de momento, esta posición que, obviamente, En lugar de decir, como lo hace Raymond Aron,
no es la mía. Me limito a señalarla como una de las concep
ciones de la historia y del oficio de historiador que ha gozado El sentido de la investigación causal del historiador con
durante mucho tiempo de aceptación y que a veces todavía siste menos en dibujar los grandes rasgos del relieve histó
goza de ella. rico que en devolver al pasado la incertidumbre del futu
El interés de los axiomas de Aron es otro. Basta con vol ro... La ciencia histórica, resurrección de la política, se vuel
verlos exactamente del revés para definir de la mejor manera ve contemporánea de sus héroes,
posible otra concepción de la historia, progresivamente sepa
rada de las concepciones primitivas y de las limitaciones posi me gustaría decir:
tivistas, anunciada por numerosos precursores pero netamente
El sentido esencial de la investigación causal del histo
definida por vez primera por Marx y Engels, y convertida hoy
riador consiste en dibujar los grandes rasgos del relieve
— no sin resistencias, imperfecciones y contradicciones— en histórico, gracias a los cuales la incertidumbre aparente de
un campo científico que se empieza a cultivar. Al invertir las los acontecimientos particulares se desvanece ante la infor
fórmulas de Raymond Aron no lo hago sólo por juego sino mación global de la que carecían sus contemporáneos, y que
porque me parece instructivo buscar asf la expresión más nosotros podemos tener...
clara de una actividad del historiador en vías de afirmarse
como actividad científica. Finalmente, en lugar de la sorprendente fórmula:
Allí donde Raymond Aron afirma:
El historiador es un experto, no un físico. No busca la
Para hacer revivir el pasado, lo que necesitamos no es causa de la explosión en la fuerza expansiva de los gases,
una ciencia, sino documentos y nuestra experiencia... La fun sino en la cerilla del fumador.
ción de la historia es restituir al pasado humano los carac
teres de la realidad política vivida actualmente; para esta yo afirmaría contundentemente:
tarea positiva bastan juicios probables y relativos....
El historiador es un físico, no un experto. Busca la cau
yo propongo que se diga: sa de la explosión en la fuerza expansiva de los gases, no
en la cerilla del fumador.
El objetivo de la historia no es «hacer revivir el pa
sado», sino comprenderlo. Para esto hay que desconfiar de
los documentos brutos, de las supuestas experiencias vivi El análisis causal de la explosión de 1914 se centra en el
das, de los juicios probables y relativos. Para hacer un tra imperialismo, no en el atentado de Sarajevo.
bajo de historiador no basta con hacer revivir una realidad Henos aquí ante dos concepciones diametralmente opues
política, sino que debe someterse un momento y una so tas tanto de la historia-materia como de la historia-conoci
ciedad a un análisis de tipo científico. miento. Para unos, la historia-materia es esencialmente el
mundo de las decisiones políticas; para otros, es el conjunto
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de los mecanismos de la sociedad. Para unos, la historia-cono- fuerza reconocemos aquí el eco de las fórmulas corrientes
cimiento es la explicación del hecho por el hecho; para otros, «dejemos esto para la historia», «esto tiene únicamente un
es la explicación del mayor número posible de hechos a tra interés histórico», fórmulas que relegan espontáneamente las
vés del estudio del juego recíproco de las relaciones entre los preocupaciones del historiador al almacén de las curiosidades
hechos de todo tipo. y que hacen de la historia el dominio de las cosas muertas,
Es obvio que la existencia misma de concepciones tan aunque sean cosas «gloriosas» («frases históricas», «monu
opuestas, el doble sentido de la palabra «historia» — historia- mentos históricos», actitudes pasadas a la historia).
materia e historia-conocimiento— , la forma equívoca y vaga Sin embargo, en la frase de Althusser, estas acepciones
con que se emplean frecuentemente uno y otro de estos sen banales de la voz «historia» vienen inmediatamente seguidas,
tidos, son motivos de peso para suscitar una cierta descon y contradichas, por un empleo más raro — y más marxista—
fianza. de la noción, en el que se trata de someter un hecho — en
He recordado que Louis Althusser, epistemólogo marxista, este caso la juventud de Marx— «a la crítica radical de la
y que, por tanto, admite el materialismo histórico como cien historia». Ahora bien, como se añade: «no de la historia
cia posible, nos previene, sin embargo, contra la imprecisión que iba a vivir, sino de la historia que vivía», es evidente que
del concepto de historia. se trata aquí del conjunto de hechos que condicionan una vida
Él mismo — aunque quizá lo haga para subrayar esta humana, y, por consiguiente, de la historia-materia, de la
imprecisión— utiliza en una misma frase la voz «historia» historia-objeto, considerada como algo que ejerce por sí mis
en varios sentidos (tres como mínimo). mo una «crítica» sobre esta vida.
Al preguntarse si debe considerarse la obra de Marx como Pero Althusser ha señalado en otra parte el peligro — cier
un todo, o bien considerar sus obras de juventud como etapas tamente serio en muchos escritos marxistas— que supondría
no características de su pensamiento, Althusser defiende esta considerar la historia en sí misma, la Historia con H mayúscu
segunda actitud escribiendo: la, como una especie de personaje mítico emitiendo sus propios
juicios, con lo que se podría prescindir de todo tipo de aná
Como si nos arriesgáramos a perder a Marx entero, aban lisis. En un tercer momento Althusser invoca también la
donando, como él, su juventud a la historia, como si nos necesidad de una historia-conocimiento, no «inmediata» sino
arriesgáramos a perder a Marx entero sometiendo su propia «pensada», la misma sobre la que Marx habría dado no la
juventud a la crítica radical de la historia, no de la historia verdad absoluta sino «los principios de la inteligencia cien
inmediata sino de la historia pensada, sobre la que él mismo tífica». En esto coincide con el pensamiento del economista
nos dio en su madurez no la verdad en el sentido hegeliano
Joseph Schumpeter, que atribuía a Marx, como principal
sino los principios de una inteligencia científica.
mérito, el de haber sentado los principios de una «historia
Al principio de esta larga frase, en la que la palabra razonada».
«historia» aparece cuatro veces, la expresión «abandonar algo Si ahora clasificamos los sentidos que hemos visto atri
a la historia» parece significar: considerar este algo como buir a la voz «historia», sucesiva o simultáneamente, pode
superado, como desprovisto de interés para el futuro; y por mos, en líneas generales, distinguir tres grandes concepciones
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de la historia-objeto, a las que corresponden naturalmente dentes políticos, guerras, diplomacia, rebeliones, revoluciones.
tres grandes concepciones de la historia-conocimiento: Este enorme conjunto es susceptible de análisis científico
1) . Para muchos, la materia de la historia es cualquier como cualquier otro proceso natural, a la vez que presenta
cosa pasada, y «saber historia», para algunos eruditos y para unos rasgos específicos debido a la intervención humana. La
los juegos televisivos, consiste en memorizar el mayor número historia-conocimiento se convierte en ciencia en la medida
posible de estos hechos dispares. Lucien Febvre evocó la en que descubre procedimientos de análisis originales adecua
irritación del historiador que se oye decir «por unas voces dos a esta materia particular. ¿Es ya una ciencia? ¿Los ha
cándidas y cordiales: usted que es historiador debe de saber descubierto ya}
esto... ¿Cuál es la fecha de la muerte del papa Anacleto?
¿Y la del sultán Mahmud?».
2) Para otros, la materia histórica queda un poco mejor L as etapas de la h is t o r ia com o modo
definida. Zs el terreno de los hechos «destacados», conserva DE CONOCIMIENTO
dos por la «tradición», el «recuerdo colectivo», los relatos
oficiales, debidamente controlados por los documentos y au Las incoherencias que hemos constatado en la utiliza
reolados por el prestigio y el testimonio de los monumentos y ción del término «historia» ¿son desalentadoras a este res
de los textos, de «las artes y las letras», como se decía antaño. pecto?
Conocimiento ya más elaborado, ni omisible ni despreciable, Merece la pena recordar que todas las ciencias se han
pero fundado en una elección de los hechos que no tiene elaborado a partir de interrogantes dispares, a los que se
nada de científica, y asaltado inconscientemente por los prejui fue dando sucesivamente respuestas cada vez más científicas,
cios morales, sociales, políticos o religiosos, capaz en el mejor con puntos de partida, saltos hacia adelante y retrocesos,
de los casos de proponer un placer estético a unas minorías pero nunca, como se dice hoy en día con demasiada frecuen
y, en el terreno de los acontecimientos, de «hacernos revivir cia bajo la influencia difusa de Bachelard y Foucault, con
una incertidumbre». «cortes» absolutos entre las respuestas no científicas y las
3) Para otros, finalmente, la materia de la historia es tam respuestas científicas.
bién el conjunto de los hechos pasados, pero no sólo de los Con mayor acierto, el filósofo Paul Ricoeur ha observado
hechos «curiosos» o «destacados», puesto que, si bien se mira, que no existe diferencia sustancial entre, por una parte, las
los grandes rasgos de la evolución humana han dependido «rectificaciones» sucesivas que han transformado las cosmo
sobre todo del resultado estadístico de los hechos anónimos-. logías primitivas en la física actual y, por otra, las rectifica
de aquellos cuya repetición determina los movimientos de ciones que han convertido las tradiciones primitivas en la
población, la capacidad de la producción, la aparición de las ciencia histórica tal y como la conocemos actualmente.
instituciones, las luchas secretas o violentas entre las clases Es cierto que las ciencias humanas, precisamente porque
sociales — hechos de masas todos ellos que tienen su propia tratan del hombre, de sus intereses, de sus instituciones, de
dinámica, de entre los que no se deben eliminar, pero sí resi- sus grupos, y porque dependen de la conciencia — tan a me
tuar, los hechos más clásicamente llamados «históricos»: inci nudo falsa— que los hombres tienen de ellos mismos, llevan
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* El subrayado es mío.
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sentadas mediante «agregados» (producción, consumo, aho
La n o c ió n d e e s t r u c t u r a en l a c ie n c ia e c o n ó m ic a rro, inversiones, etc.), Pero se ha observado también que los
«movimientos» de la economía («ciclos») dependían de su
Sobre este tema podemos utilizar un libro serio y claro: estructura (Wagemann, Akerman), que el crecimiento de la
Système et structures économiques, de André Marchai (Pa economía no podía separarse de los cambios de estructura
ris, 1959). Este libro se plantea con razón las causas de la (Colin Clark, Rostow). Además de los marxistas (Sweezy,
reaparición de la noción de «estructura» en el pensamiento Dobb, Oskar Lange, Charles Bettelheim), también algunos
económico contemporáneo. Para él las nociones de «siste discípulos de Keynes (como Joan Robinson) han destacado
mas» y de «estructuras» son «los instrumentos de análisis los vínculos de este tipo de investigación con las indicaciones
y de interpretación que desbrozan el material histórico para fundamentales de Marx.
hacerlo utilizable» (François Perroux), o también «un víncu Algunos intentos de definición de las estructuras econó
lo sólido entre la visión empírica de los acontecimientos his micas propuestos de esta manera nos orientarán ya hacia lo
tóricos y el análisis teòrico general necesario para la com que se puede llamar «estructura» en historia.
prensión de las relaciones» (Walter Eucken), Jan Tinbergen sugiere cuatro aproximaciones posibles a
Démonos cuenta que con ello nos encontramos de nuevo la noción:
ante la relación entre historia y teoría económicas, cuya inven 1) La estructura sería un conjunto de características in
ción Schumpeter atribuía a Marx, El retorno (consciente o mediatamente observables, como las relaciones numéricas en
no, explícito o no) a Marx se hace a través de la noción de tre producción agrícola y producción industrial, etc. y más es
estructura. pecialmente los valores medios establecidos sobre un período
Por esta misma razón André Marchai piensa que la re de alguna longitud, y considerados representativos de una
novación de la investigación económica mediante la preocu tendencia profunda de la economía...
pación de las «estructuras» se debe a la historia del siglo xx 2) El adjetivo estructural, aplicado a un movimiento, se
en su conjunto: transición del capitalismo de concurrencia reservaría a los movimientos lentos de la economía.
individual al capitalismo de grandes unidades, conflictos mun 3) La estructura se expresaría mediante un conjunto de
diales, crisis de 1929, aparición y vitalidad de las economías coeficientes característicos que dieran una imagen economè
socialistas, problemas del «tercer mundo» y de la descoloni trica del medio estudiado y determinaran las vías de sus reac
zación, La magnitud de estos fenómenos ha hecho imposible ciones a determinadas variaciones (ejemplos: coeficiente «téc
seguir limitando la investigación económica a algunas fórmu nico», «psicológico», «institucional», etc.).
las «puras»; y ha mostrado la importancia del entorno no 4) Finalmente, es posible asimilar la estructura al con
económico (social, institucional, psicológico) para la compren junto de datos necesarios para determinar estos coeficientes
sión misma de la economía. Se han buscado «representacio característicos.
nes estructurales» de la economía global: «modelos» econo- Resumiendo: puede considerarse que una estructura eco
métricos (Tinbergen), «matrices» definitorias de los circui nómica es un conjunto de relaciones características manteni
tos económicos (Leontief), «contabilidades nacionales» pre das durante un período suficientemente largo para que su
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conocimiento permita prever las reacciones y los movimientos 2) Si la economía está sometida a las presiones de los
de una economía. elementos no económicos, ¿cómo intervienen éstos?
Algunos autores llevarían esta observación hasta asimilar Sobre el primer punto, fundamental para el historiador,
estructura simplemente con lo que viene «dado» al iniciarse los economistas sólo proporcionan indicaciones difusas y
un cálculo, tanto por observación como por hipótesis, es de eclécticas.
cir, con lo que no cambia durante el período observado. Pero Sobre el segundo, proponen a la vez varios sectores y va
tal actitud conduce al absurdo de hacer cálculos económicos rios niveles, y tratan de superar el aislamiento de la estruc
dando por sentado que no se modifican ni la técnica, ni la tura económica estudiando los «sistemas» (donde lo econó
demografía, ni las instituciones, etc., lo que sólo puede ser mico y lo social sé combinan con lo político, lo jurídico, lo
exacto para períodos muy cortos. Otro peligro (que se corre mental, etc.).
a menudo) de esta definición consiste en incluir las conclu Así, pues, el estudio no debería olvidar:
siones de un cálculo en sus hipótesis: si se construye un «mo — las estructuras físicas y geográficas
delo» de desarrollo suponiendo la estructura capitalista, es — las estructuras técnicas
evidente que el desarrollo propuesto sólo podrá realizarse en — las estructuras demográficas (por densidades, por edades,
el contexto de esa estructura. La aplicación del «modelo» a por ocupaciones)
un «caso» puede entonces chocar con una estructura aún pre — las estructuras institucionales (propiedad, estado, sindi
capitalista, o carecer de valor en una estructura socialista. catos...)
Finalmente, los economistas ofrecen dos tipos de defini — las estructuras sociales (castas, órdenes, clases, movili
ciones de la estructura. dad...)
En primer lugar, una definición estática, por ejemplo, la — las estructuras mentales (jerarquía de las necesidades, ac
de François Perroux, «proporciones y relaciones que carac titudes ante el trabajo, la familia, etc.).
terizan un conjunto económico», lo que invita a observar un Pero debe encuadrar estas estructuras parciales dentro de
corte-, ¿cómo se presentan, en un momento dado (en la complejos a los que se da el nombre de sistemas — combina
«sincronía»), las proporciones y las relaciones de los diversos ciones de estructuras— , cuando se trata de estudiarlas teóri
factores económicos? camente, y más a menudo el nombre de regímenes cuando
En segundo lugar, una definición dinàmica, como la de se trata de análisis concretos.
J. Akerman, «elementos de un conjunto económico que, du Para terminar, no olvidemos que el mundo, si bien está
rante un período determinado, aparecen como relativamente «estructurado» en grupos demográficos, sociales, económicos,
estables en relación con los demás», lo que invita a comparar etcétera, lo está también en grupos étnicos y políticos: de lo
las curvas, cuyo grado de regularidad o de estabilidad carac que se deduce otra vertiente de las investigaciones: estruc
teriza una estructura. turas regionales en el interior de una «nación», estructuras
Pero, tras estas definiciones, cabe preguntarse: nacionales en el interior de un continente, etc.
1) Si la estructura es válida tan sólo para un período, Si el economista quiere suscitar a la vez todas estas cues
¿por qué y cómo se sale de ella? tiones, y dado que sólo puede esclarecerlas para un período
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bastante largo, su trabajo se confundiría en realidad con el gasta y arrastra durante un largo periodo. Algunas estruc
del historiador. turas, que perviven durante mucho tiempo, se convierten en
elementos estables de una infinidad de generaciones; recar
gan la historia, estorban, dirigen su evolución. Otras’se des
E str u c t u r a e h is t o r ia moronan antes. Pero todas son a la vez apoyos y obstáculos.
Obstáculos, se caracterizan como los límites («envolturas»
La historia se ocupa de las sociedades. Para que estas en el^ sentido matemático) de los que el hombre y sus expe
sociedades sean estudiables, es necesario poder expresar las riencias no pueden independizarse. Pensad en la dificultad
relaciones internas a través de un esquema de estructura, de romper algunos marcos geográficos, algunas realidades
biológicas, algunos límites de la productividad, o también
Pero la historia se ocupa de sociedades en movimiento.
estos o aquellos mandamientos espirituales: los marcos men
Dicho de otro modo, debe construir esquemas estructurales tales son también prisiones de larga duración.
de funcionamiento (y no solamente de relaciones estáticas),
y debe dar cuenta no sólo de las principales estructuras teóri He subrayado los términos importantes para la definición
cas existentes en el mundo en tal o cual momento, sino tam de esta visión particular de las «estructuras». Es cierto que
bién de las contradicciones, de las tensiones, que llevan a los en el curso del mismo artículo Braudel examina los otros rit
cambios de estructuras, a lo que podríamos llamar desestruc mos del tiempo histórico, manifestando mucha repugnancia
turaciones y re;estructuraciones. por el «tiempo corto» (la «historia factual»), pero admitien
do las grandes aportaciones de la historia basada en la «coyun
tura» (ciclos), y tomando varios ejemplos de «modelos» (ca
A) Estructura y larga duración pitalismo comercial, etapas de las unidades mediterráneas,
sistemas monetarios de los tiempos modernos), sin olvidar
Al igual que los economistas, los historiadores se han los de Marx («el primero en fabricar auténticos modelos so
dado pronto cuenta de las diferencias de ritmo en las modifi ciales»).
caciones de los hechos observados. Volveremos a hablar de Pero en cuanto a la noción de estructura, la única que,
esto a propósito de las «coyunturas». Pero, al igual que los al parecer, le permite abrigar la esperanza de rivalizar con las
economistas, han tendido a definir las estructuras como los ciencias humanas formalizables, Fernand Braudel concluye
marcos de larga duración en los que se inscribe la historia. Así netamente que para él se circunscribe a la «reducción en el
lo expresa Fernand Braudel en un artículo célebre: espacio» y a la «larga duración».
Los peligros de una tal concepción de la estructura nos
Por estructura, los observadores del hecho social en parecen ser los siguientes:
tienden una organización, una coherencia, unas relaciones ^ 1) «Reducir al espacio» los problemas históricos, insis
bastante fijas entre realidades y masas sociales. Para noso tir en una «geo-historia», llama útilmente la atención sobre
tros, historiadores, una estructura es sin duda conjunto, ar el peso de determinados climas, sobre la larga estabilidad de
quitectura, pero más aún una realidad que el tiempo ües- determinadas formas de vida — transhumancia— ; pero tam
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bién: en un caso, si todo queda en vaguedades, se exagera la
impresión de que el hombre es «prisionero» de ello (cuando B) Estructura y modo de producción
se evade a través de la técnica); en otro caso, si se intentan
precisar, matematizar las leyes de la «ecología» (instalación El historiador debe desconfiar de dos tipos de «modelos»:
de los hombres en relación con los factores geográficos), se 1) Los modelos que se presentan como universales y
puede caer en un determinismo geográfico que los restantes eternos-, como ejemplo podemos tomar la proposición de
factores de la historia vuelven a poner, en realidad, constan Malthus: los recursos crecen en progresión aritmética, el nú
temente en cuestión, mero de hombres en progresión geométrica. La proposición
2) Definir las «estructuras» que rigen la observación del sugiere observaciones interesantes sobre la relación hombres-
historiador por los «obstáculos», las «cárceles» «de las que el recursos y sobre los «techos» impuestos al desarrollo demo
hombre y sus experiencias no pueden independizarse» es pre gráfico en el curso de la historia, pero es evidente que no es
ferir (volviendo al lenguaje de Lévi-Strauss) la historia «fría» aplicable ni siempre ni en todas partes, dado que el hombre
a la historia «caliente», las «prácticas» (que sólo tienen un puede ocupar espacios nuevos e inventar técnicas,
sentido psicológico) a la «praxis» que destruye los obstáculos 2) Por el contrario, los modelos muy complicados toma
y abre las cárceles; finalmente, es correr el peligro de llamar dos de la observación empírica de un caso corren el riesgo
la atención sobre la resistencia de las supervivencias (que de no ser válidos más que para este caso.
existe, pero termina por ser vencida) en detrimento de las Hay que encontrar, pues, en el espacio y en el tiempo, el
fuerzas, materiales y espirituales, de la innovación. marco legítimo de modelo estructural utilizable en historia.
3) Si bien la lógica de algunas «prácticas», en el campo Hasta el momento, el mejor marco parece ser el propues
de la etnología, puede formalizarse, matematizarse, ¿es posible to por Marx: la noción de «modo de producción». Aquí nos
acaso intentar tratar de la misma manera las estructuras de limitaremos a desarrollar las relaciones de esta noción con la
pensamientos formados históricamente (Braudel cita el sistema de «estructura».
cultural del bajo imperio romano, el «instrumental mental» Un modo de producción es una estructura que expresa
del siglo XV, el «espacio pictórico» de los clásicos, etc,)? De un tipo de realidad social total, puesto que engloba, en las
hecho, por haber querido encerrar de esta forma los diversos relaciones a la vez cuantitativas y cualitativas, que se rigen
momentos del «saber» en «cárceles de larga duración», en todas en una interacción continua-. 1) las reglas que presiden
«estratos arqueológicos», Michel Foucault ha dado una inter la obtención por el hombre de productos de la naturaleza y la
pretación personal y puramente literaria de la formación de distribución social de esos productos; 2) las reglas que presi
los diversos «saberes», pasando, sin verlas, al lado de verda den las relaciones de los hombres entre ellos, por medio de
deras innovaciones, independientes a menudo de las viejas agrupaciones espontáneas o institucionalizadas; 3) las justifi
estructuras, pero que anunciaban otras nuevas, Y es la inno caciones intelectuales o míticas que dan de estas relaciones,
vación lo que el historiador debería empeñarse en resaltar. con diversos grados de conciencia y de sistematización, los
grupos que las organizan y s'e aprovechan de ellas, y que se
imponen a los grupos subordinados.
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La coherencia de este conjunto justifica su calidad de es forma más consciente que los otros, y por lo tanto sobre bases
tructura-. es posible dar un modelo teórico, econometrico, de teóricas en principio claras; pero la experiencia muestra que
los elementos materiales del modo de producción: producción, una estructura global (juego de la economía— instituciones—
intercambios, acumulación, distribución...; pero no es impo ideología) no se instala sino a través de largos tanteos y de
sible concebir el modelo jurídico-político que permite a la luchas difíciles.
estructura económica funcionar según su propio modelo y Y la historia la componen tanto la observación de las
señalar de qué manera el conjunto sólo puede realizarse den estructuras establecidas como la observación de las luchas
tro de un marco de ideología, de creencias y de prácticas coti y de los tanteos.
dianas que no esté en contradicción con la economía y la or Es necesario, pues, una vez adquirida y utilizada la no-
ganización social dominantes. cion estructural del «modo de producción», subrayar los ca
El modo de producción es, pues, casi por definición, una racteres que distinguen esta noción de toda concepción dog
estructura, y si en esta estructura hay diferentes «niveles» mática de la «estructura».
(económico, sociopolítico, espiritual), estos niveles son inter- En primer lugar, no se trata de un esquema universal
dependientes, incluso cuando manifiestan, en tal o cual fase (hasta el momento son siempre varios los modos de produc
de su desarrollo, una cierta tendencia a la autonomía. ción que coexisten y, al buscar esquemas que sirvieran para
La necesidad de elaborar este esquema estructural es la todos, se podría desembocar en perogrulladas).
de todas las ciencias: se trata de poner de manifiesto la lógica En segundo lugar, no se trata de realidades eternas (como
interna de un sistema que queda difuminada por la observa gustosamente lo han hecho creer las clases dirigentes de cada
ción empírica, sea cual sea, por otra parte, la imagen emplea modo de producción), ni tan sólo de realidades de duración
da para expresar esta lógica oculta («andamiaje», «patrón», muy, muy larga (del tipo de aquellas a las que Fernand Brau
«anatomía», red de comunicación, etc.). del reserva el nombre de estructura).
El esquema estructural del modo de producción capita En tercer lugar, no se trata de fórmulas que engloben toda
lista lo ha elaborado Marx. La ciencia económica, en el actual la realidad social concreta, sino solamente de la realidad do
mundo capitalista, perfecciona incesantemente los análisis par minante, la que determina, en una sociedad, los procesos de
ciales de la estructura económica de este modo de produc cisivos.
ción, pero afirmando siempre el principio de su permanencia, En cambio, los cinco o seis ejemplos de modos de pro
y olvidando a menudo los aspectos no económicos del sistema, ducción coherentes que nos proporciona la historia son cla
con lo que las conclusiones económicas resultan frágiles. ramente «estructuras» que han estado o están todavía bas
Recientemente se han llevado a cabo esfuerzos (Pórshnev, tante extendidas, que han durado (o todavía duran).
Kula) para elaborar de forma más sistemática que antes el Finalmente, como hemos subrayado ya, el estudio histó
esquema estructural del modo de producción feudal; para los rico es estudio de movimiento, de cambio. Por este motivo
modos de producción menos próximos a nosotros, sólo exis (y Marx lo ha demostrado brillantísimamente), 1) la estruc
ten, en el estado actual de la investigación, análisis insuficien tura de un modo de producción es una estructura de funcio
tes. El modo de producción socialista se ha instaurado de namiento (y no una simple cuestión de «relaciones» y de
70 IN ICIA CIO N A L VO CABULARIO H IS T Ó R IC O
ESTRUCTURA 71
«proporciones» estáticas), y 2) la estructura de funcionamien en primer plano por Braudel, ya sean puramente físicas (clima,
to de un modo de producción comporta y genera contradic relieve), ya sean combinaciones geoeconómicas cristalizadas en
ciones, y seguirá haciéndolo mientras no se trate de un modo tradiciones, en hábitos humanos ( transhumancias, tipos de
de producción totalmente consciente y científico. ciudades, etc.). En este sentido, las relaciones feudales, por
En el terreno económico, estas contradicciones generan ejemplo, han podido depender en gran medida de la dispo
crisis, y en el terreno social, luchas de clases. sición de los terrenos (valles, parajes defensivos...) y el capi
Ahora bien, las desestructuraciones y las reestructuracio talismo industrial de la situación de los recursos (transportes
nes en que consiste la historia se desencadenan a través del fluviales, minas de carbón...).
juego de las crisis y de las luchas de clases combinadas. La distribución espacial de los hombres, de las comuni
Concluyendo: el conocimiento de una estructura (bajo caciones, de los recursos forma, pues, parte de las estructuras
la forma de un esquema fundamental) es necesario', pero no de un país — en este sentido, la cartografía es un instrumento
es suficiente para el historiador. de análisis fundamental— , pero no se trata de factores eter
nos y absolutos, puesto que, al contrario, cada modo de pro
ducción aprovechará una distribución más que otra, desarro
C) Del modelo a la realidad concreta: uso de la noción llará un tipo de distribución más que otro. Observemos que
de estructura en la investigación este análisis se puede incluir en el de las fuerzas productivas,
cuya estructura misma es característica, en su base, de un
El historiador no debe repetir eternamente consideracio «modo de producción».
nes sobre los esquemas de estructura de las situaciones con Como un caso concreto comporta siempre, además de la
cretas que estudia. Debe comprobar estos esquemas, contras elección espacial (tal país, tal región), una elección temporal
tarlos con la realidad concreta. (tal siglo, tal período), es importante trazar un cuadro es
Es en este ejercicio donde encontrará la ocasión para tructural de las permanencias geográficas puramente natura
combinar el esquema histórico por antonomasia, que es el les o adquiridas históricamente al principio del período, y ob
de los modos de producción, con las otras concepciones de servar, desde el ángulo de las fuerzas productivas, cuáles son
estructura que hemos encontrado, y que a veces son más am los elementos que pueden favorecer y cuáles los que pueden
plias que la del «modo de producción», y a veces, al contra frenar tanto el funcionamiento cuanto el nacimiento y la deca
rio, son más parciales. dencia del modo de producción estudiado. Los mapas escalo
nados en el tiempo muestran entonces en qué medida estas
1.° Estructuras de larga duración y modo de produc- «permanencias» continúan imponiéndose, o bien retroceden
cton. Cuando ya no se trata de un análisis teórico y gene ante otros factores.
ral, sino de un análisis concreto y localizado, es evidente que Las mismas reflexiones pueden aplicarse a las realidades
hay que tener en cuenta los elementos característicos de la humanas de larga duración: estructura espacial de los grupos
estructura de un país, que superan en duración la fase del caracterizados por solidaridades muy antiguas de tipo etno
modo de producción: por ejemplo las «permanencias» puestas gráfico, lingüístico, tribal, etc. La estructura de distribución
72 IN ICIA CIÓ N A L VO CABULARIO H IS T Ó R IC O
ESTRUCTURA 73
de los grupos étnicos es un tipo de realidad de larga dura
2.° Análisis parciales de estructura en el seno de un mo
ción; su constitución en «nación» consciente de esta comu
do de producción. — Si bien el esquema estructural del «modo
nidad y que intenta organizarse en estado es una realidad
de producción» debe expresar el carácter de «totalidad» y,
histórica que aparece con algunos rasgos del capitalismo. Por
por lo tanto, debe concebirse como una coherencia teórica,
lo tanto, el conocimiento de estas distribuciones (geografía
en cambio, en el curso del análisis, los estudios parciales de
histórica) constituye igualmente una investigación estructural
estructura constituyen un instrumento necesario para el his
a realizar (también aquí mediante la cartografía).
toriador.
Observemos que la permanencia de una lengua, de un
Desgraciadamente, puede suceder incluso que el historia
folklore, de «prácticas» de diversos tipos, que desempeñan
dor, por las dificultades de su oficio, se vea obligado a espe
un papel tan importante en las «etnias», forma parte de las
cializarse en un análisis parcial; será historiador de la econo
estructuras mentales de larga duración que hemos encontrado
mía, o sea, de las infraestructuras, historiador de la política
también en las indicaciones de Braudel. Para un historiador,
o de las instituciones, historiador de las ideas o de las repre
el problema consiste en saber si, en las «desestructuraciones»
sentaciones — religión, arte— , o sea, de las sobrestructuras.
y en las «reestructuraciones» de otro género, de un modo
Hay que insistir en la necesidad de pensar globalmerite
de producción a otro, tal o cual tipo de «estructura mental»
la historia, a la vez en todas sus relaciones estructurales y en
refuerza o debilita la antigua estructura global, acelera o re
todos sus movimientos, pero no debe obviarse que la inves
trasa el paso a la nueva.
tigación es ante todo una ayuda, un instrumento para el aná
Puede darse, por ejemplo, que viejos rasgos étnicos fre
lisis concreto, y no un resultado, un descubrimiento, de éste.
nen la transición al capitalismo, pero la conciencia de «na
Así, pues, es legítimo, si bien no siempre suficiente, rea
cionalidad» puede acelerarla. Por ejemplo, la solidaridad en
lizar investigaciones estructurales parciales, como elementos de
tre feudalismo y catolicismo convierte el nacimiento del pro
información sobre las estructuras.
testantismo a la vez en efecto y en factor de reforzamiento
En estos análisis pueden distinguirse las informaciones
(no en «causa» determinante) de la instalación del capitalismo.
estáticas, las informaciones dinámicas, a cada nivel de la rea
Y en algunos pueblos, en algunas regiones, sucede, al contra
lidad estudiada (economía, derecho, política, ideología), y las
rio, que estas largas supervivencias de estructuras mentales
investigaciones sobre las relaciones recíprocas entre estos ni
antiguas conservan algunos rasgos de estructuras sociales mu
veles. Los instrumentos de las informaciones estáticas son la
cho más allá de las revoluciones que las han destruido jurídi
tabla, el corte-, los instrumentos de las informaciones di
camente (supervivencias del diezmo en pleno siglo xix, en los
námicas son las curvas-, las investigaciones sobre las relaciones
pueblos del oeste francés, y de obligaciones colectivas, bienes
entre los niveles de estructura pueden tener como instrumen
comunales, etc., a pesar del individualismo agrario caracte
to el modelo, pero a menudo nos hemos de contentar con
rístico de la estructura capitalista).
tratarlas como problemas.
Por ello, todo estudio de estructura, aplicado a un caso
a) Tablas y cortes. Nos limitaremos a unos ejemplos:
concreto, debe desbordar con creces los marcos de la estruc
— \3n censo da un corte de la población en un mo
tura dominante.
mento de su desarrollo; los cuadros y gráficas que de él se
74 IN ICIA CIÓ N A L VO CABULARIO H IS T Ó R IC O ESTRUCTURA 75
deducen exigen el reparto espacial (densidades), la distribuí capítulo). Sin embargo, la aproximación y la comparación de
ción por sexos, por edades (pirámide de edades, ejemplo de los tipos de curva que caracterizan un sistema económico
gráfica estructural), la distribución por grupos socio-profesio pueden tomar un sentido estructural. 1) Las curvas que ex
nales. Un corte de este tipo informa sobre las proporcio presan los ciclos y las crisis de las economías precapitalistas
nes y las relaciones, pero da pocos datos sobre la evolución y muestran algunos de los caracteres propios de estas economías
el funcionamiento de la sociedad; en cambio, los censos esca — dependen de las cosechas, de la meteorología, que imprimen
lonados, si son regulares y homogéneos, permiten constatar sacudidas serias a la demografía— ; las curvas que expresan
modificaciones de estructura (que luego hay que explicar). los ciclos y las crisis de la economía capitalista muestran, al
— Vna tabla «input-output» (entradas-salidas, compra contrario, que estos ciclos y crisis (que dependen de la indus
venta, producción-consumo) del tipo inventado por Leontief tria) tienen menos repercusiones sobre la demografía, etc. En
para las estructuras de la economía americana, es una tabla este caso, el tipo de coyuntura sirve para analizar la estruc
de doble entrada, que puede ser muy simple o muy compli tura. 2) Si se representan algunos hechos (movimiento de los
cada, donde los grupos de agentes o de actividades económi precios, movimiento de la producción) durante un período
cas se inscriben de tal forma que sea posible encontrar lo suficientemente largo, se ponen en evidencia inflexiones brus
que cada uno da y lo que cada uno recibe de los restantes cas, hechos no reversibles (desaparición de algunos produc
grupos; también en este caso se trata de una tabla estàtica, tos, techos alcanzados por algunos precios, etc.) que signifi
que expresa las relaciones entre las actividades económicas can cambios en las estructuras económicas.
en un momento dado, pero estas tablas pueden realizarse c) Modelos y problemas. Un ejemplo: un país protec
anualmente, decenalmente, etc. cionista — que impone derechos de aduana fuertes a las im
— Los mapas son cortes de estructura que expresan las portaciones— se transforma en librecambista. Como resul
distribuciones espaciales de la población, de los recursos, del tado de la competencia cambiarán su comercio exterior y su
consumo, etc. producción interior. Los economistas pueden esbozar un «mo
— Las tablas y los «histogramas» (gráficos que represen delo» de esta economía antes y después del cambio de «polí
tan las proporciones) pueden elaborarse para precisar y re tica económica». Pero el historiador se pregunta: ¿por qué
presentar la estructura de las fortunas, la estructura de las este cambio? Se plantea entonces el problema de las rela
rentas, en un espacio dado, en un momento dado. ciones entre los intereses económicos y las decisiones políticas
— Los «organigramas» son representaciones estructura (relaciones de nivel). Para resolverlo debe recurrir a archivos
les de una organización — empresa, estado, administración— y publicaciones (discursos, campañas, comisiones, grupos de
en las que se evidencian las relaciones (jerarquía, intercambios, presión, etc.).
canales para las instrucciones y las órdenes, etc.). Hoy día incluso las estructuras ideológicas son objeto de
Los ejemplos de estos cuadros estructurales podrían mul investigaciones cuantitativas mediante el análisis estadístico
tiplicarse. de los libros publicados (bibliometría), de las palabras emplea
b) Las curvas. En principio, las curvas se utilizan sobre das (lexicometría), de los temas tratados, del público a que
todo para expresar los hechos de coyuntura (cf. el próximo se ha llegado, etc.
76 IN ICIA CIÓ N A L VOCABULARIO H IST Ó R IC O ESTRUCTURA 77
El siglo X V II, entre fechas que deberían fijarse con mayor Algunas observaciones sobre estos «períodos largos» o,
exactitud y que varían de una región a otra, fue un siglo de mejor, sobre los problemas que plantean a la reflexión:
Primeramente, se discute sobre las dimensiones exactas
depresión económica relativa. Después de haberse hablado
de los cambios de tendencia y sobre su localización; el paso
mucho, sobre todo a propósito de Francia, del «siglo xvii trá
del desarrollo de la Antigüedad — esencialmente mediterrá
gico» — que corresponde sin embargo a triunfos militares y
neo— al estancamiento medieval pudo durar varios siglos:
diplomáticos exteriores— , se tiende hoy a insistir en los ma
el fin de la expansión medieval del occidente europeo corres
tices cronológicos y regionales. Está comprobado que la baja ponde a comienzos del siglo xiv (hambres en torno a 1315-
de precios, signo de depresión coyuntural, empieza en España 1330), pero a veces ha tenido signos precursores ya a finales
con el punto de inflexión de los años 1600-1610 y que, al del siglo x iii; en otros sitios no comienza antes de 1348-1350.
combatirla con una inflación artificial de moneda de cobre, El «viraje» que conduce de la edad media en crisis a los «tiem
se acentuó en este país la «decadencia» catastrófica de la eco pos modernos» expansivos comienza a la vez con los repobla-
nomía. En Francia la depresión empezó más tarde, y las gran mientos de las regiones afectadas por las hambrunas y las
des oleadas de miseria rural corresponden a finales del siglo guerras (en Francia, reinado de Luis X I) y con los primeros
(cf. La Bruyère, Vauban). Los años centrales del siglo vienen viajes de descubrimientos (portugueses en torno a Africa, pri
marcados, en la Europa central, por la «guerra de los Treinta meras remesas de oro), es decir hacia 1475, pero a menudo
Años», que despobló terriblemente provincias enteras de Ale el desencadenamiento tajante de la era de expansión se de
mania. Pero en Inglaterra, desde el siglo xvii, tienen lugar mora aún hasta 1492 (Colón) e incluso hasta los primeros
transformaciones en la técnica agrícola, gérmenes de «revolu años del siglo xvi. Para el siglo xvii parece haber una «co
ción industrial» y ganancias considerables en el comercio ma yuntura mediterránea» (en particular española), en descenso
rítimo, que, tras la revolución política de 1688, convierten a partir de 1610; en otras partes (cf. Braudel) la expansión
este país en el primer escenario de un vigoroso cambio de parece durar casi hasta 1650 áproximadamente; a la inversa,
coyuntura. se produce con certeza una recuperación comercial mundial
El siglo X V III, entre hitos cronológicos que varían de un (extremo oriente) a partir de 1680-1700, lo cual acarrea «re
país a otro y que son objeto de controversia, se presenta en nacimientos» notorios (Inglaterra, Cataluña); pero en Fran
conjunto — y en regiones del mundo tan distintas como Eu cia el «trágico siglo x v ii» perduró tal vez hasta el sistema
ropa, México y Œ ina, por ejemplo, lo cual no deja de plan de Law por lo menos (cf. Goubert, Le Roy-Ladurie). Por últi
tear problemas curiosos— como un largo período de creci mo, se suele hacer durar el siglo xviii expansionista hasta
miento demográfico, de ascenso de la producción (pero pro 1817 porque los precios europeos suben hasta esta fecha;
bablemente no proporcional, por lo menos no en todas par pero tal vez, en el curso de los últimos años, este alza se
tes, al incremento del número de seres humanos), de alza de debe a las circunstancias de guerra, y los signos de inversión
los precios, de estímulo a la empresa espontánea, de multi (crisis demográficas muy duras, malas cosechas reiteradas, ex
plicación de los intercambios y finalmente, en ciertos lugares, tracción de la plata mexicana cada vez menos rentable...) ya
de innovaciones técnicas y de industrialización. se perciben desde 1793-1796. Hay que evitar, pues, los es
90 IN ICIA CIÓ N A L VOCABULARIO H IS T Ó R IC O COYUNTURA 91
quemas demasiado afirmativos, las aplicaciones mecánicas de lécticas o complejas, los modelos explicativos no siempre
las fechas habituales a todos los medios: el estudio de los están bien elaborados; he aquí, en líneas generales, algunas
«casos» (cuya suma permite un juicio más general) sigue tendencias en las tesis explicativas:
siendo una tarea indispensable. a) La tendencia climática (modificaciones del clima a
Otra observación se refiere a la duración de los períodos plazo más o menos largo). Es sabido que tales modificaciones
y a la amplitud de las coyunturas comunes-, parece que los han tenido lugar en el curso de períodos geológicos; es posi
«períodos largos» se hacen cada vez más cortos a medida ble, pues, que todavía se produzcan, pero ¿cómo?; ciertas
que la historia avanza; el estancamiento de la primera edad observaciones materiales, como la de las capas sucesivas de
media dura cuatro o cinco siglos, la expansión medieval dura crecimiento anual de los árboles multicentenarios, u obser
tres, la crisis de la baja edad media un siglo y medio (aproxi vaciones históricas (notas sobre los libros de contabilidad, fe
madamente de 1330 a 1475-1492), la expansión del siglo xvi chas de las siegas o de las vendimias, etc., informaciones sobre
no mucho más de un siglo, el estancamiento del xvii sin duda el avance de los glaciares) permiten descubrir series de años
mucho menos; y en el curso del siglo xviii — si se tienen en más o menos favorables a las cosechas y a la vida humana;
cuenta ciertos períodos controvertidos, 1680-1710 y 1793- también hay signos relativos a los avances o retrocesos de la
1817— quizá se dibujan ya varios «subperíodos» (de unos aridez en los confines de los desiertos. Los trabajos de Le Roy-
25 años), tal como ocurrirá más tarde, con más nitidez, en el Ladurie, que resumen y critican las tesis demasiado apresura
siglo XIX. das sobre estas posibilidades, son a la vez sugestivos y pru
Por otra parte, en la medida en que la observación histó dentes. Nada autoriza todavía a hacer derivar las coyunturas
rica opera a escala mundial, parece seguro que las coyunturas mundiales de fenómenos geofísicos (aunque no esté del todo
modernas están más generalizadas que las antiguas; pero esto excluido). Tal vez puedan establecerse paralelismos entre se
debería precisarse más; es importante, porque según si se ries de malos años meteorológicos con «interciclos» de los
establece un emparentamiento de C05mnturas entre países sin precios agrícolas, y lo mismo en el caso de los «años buenos».
relaciones recíprocas (China y occidente en la edad media), o, Con todo, ¿a qué llamamos «malo» y «bueno»? En el caso
por el contrario, una ampliación de las tendencias coyunturales del vino, una secuencia de cosechas demasiado buenas hunde
paralela a la ampliación de los vínculos entre países alejados los precios, ya que el producto es comercializado. En el caso
unos de otros, se tenderá a buscar las causas de las coyun del trigo, o de cualquier cereal panificable, demasiados años
turas largas ya sea en factores físicos generalizados {clima), malos afectan al final a la población (hambres, etc.), pero pue
ya sea en fenómenos humanos (relaciones comerciales, inva den enriquecer a algunos vendedores; así pues, sea cual sea
siones, etc.). el origen de los ciclos, hay que pasar forzosamente por la
No se puede, en efecto, dejar de lado las causas de tales demografía y la economía como intermediarios.
inversiones de tendencias y de estos largos períodos muy con b) La tendencia demográfica: con demasiada frecuencia
trastados; por desgracia, las explicaciones no van más allá se resume en el «esquema malthusiano»: la población aumen
de lo hipotético; cuando son unilaterales (un solo factor cau ta, pero las subsistencias aumentan menos; existirá, pues, un
sal propuesto), queda por explicar este factor; y, si son dia «techo», que se pondrá de manifiesto por medio de catástro
92 IN ICIA CIÓ N A L VOCABULARIO H IS T Ó R IC O COYUNTURA 93
fes; la población entonces bajará, y las subsistencias bastarán, mente a los metales (monedas internas, crédito); por consi
permitiendo por cierto tiempo nuevos arranques; esta dialéc guiente, no se puede ni dejar de lado el factor «moneda» ni
tica entre producto de la tierra y número de seres humanos considerarlo único.
ha podido imponerse mientras no se habían descubierto ni Seguramente algún día podrá reconstituirse el modelo
difundido técnicas suficientes (selección de suelos y de semi exacto y complejo (a base de estudios) en el cual se articulan
llas, fertilizantes). El estudio a largo plazo de Le Roy-Ladurie los siguientes elementos: multiplicación de los seres humanos,
sobre el Lenguadoc sigue esta dirección. ocupación de las tierras, aprovechamiento de las mismas (in
Pero los mecanismos, con toda seguridad, son más com cluyendo entre los factores los cambios climáticos), explica
plejos; hay que tener en cuenta la ocupación de tierras de ción del «movimiento general de los precios» por la alternan
calidad cada vez inferior (rendimientos decrecientes) cuando cia de valorizaciones y desvalorizaciones de las mercancías
la población aumenta; pero también, quizás, del propio des frente a la moneda y de la moneda frente a las mercancías,
gaste de la tierra cuando es cultivada durante demasiado influencia de este movimiento de los precios por una parte
tiempo, incluso con rotación de cultivos; el movimiento corto sobre las empresas de producción y por otra sobre las posibi
de los precios depende de las cosechas; el movimiento largo lidades de consumo. Retengamos de momento la necesaria
depende de los costes «marginales» (es decir, del coste del complejidad de toda explicación aceptable de los movimientos
producto en relación con la última unidad puesta en cultivo); largos.
pero los precios dependen también de la expresión monetaria Pero cabe añadir otra observación: el interés del historia
(monedas-signos de cada país, monedas-objetos en las rela dor, según hemos dicho, se dirige más hacia las consecuencias
ciones internacionales). de los movimientos coyunturales espontáneos de la demogra
c) Entonces es cuando aparece la explicación monetaria-, fía, de la economía, que a sus causas próximas o remotas.
los largos períodos de alza se deberían a la desvalorización a En el plazo largo que acabamos de evocar, el historiador
largo plazo del signo monetario internacional (oro, plata), comprueba (por no hablar más que del occidente europeo,
tras los descubrimientos de minas (grandes descubrimientos, nuestro campo histórico habitual, y sin olvidar que este cam
minas brasileñas o mexicanas, California); a la inversa, el po es obviamente estrecho) lo siguiente:
conjunto de los precios baja a largo plazo cuando el metal- — El estancamiento medieval corresponde a la disolución
moneda se vuelve escaso con respecto a las transacciones; se de un mundo (el mundo antiguo, dominado por Roma colo
trata de una observación perfectamente clara, pero que sólo nialmente, con un gran comercio en beneficio de unos pocos,
arroja luz sobre un aspecto de los fenómenos; el movimiento luego roído por la despoblación e invadido por las tribus
general de los precios no puede ser el único factor (y algunos «bárbaras» en marcha) y a la constitución de una sociedad
lo consideran más bien consecuencia) del movimiento de ex nueva que tardó siglos en hallar su punto de equilibrio: la
pansión secular en virtud del cual se observa cómo crecen y sociedad feudal, fundada en una ocupación poco densa del
decrecen tanto las poblaciones como las producciones; por suelo, en la agricultura, en relaciones limitadas entre unida
último, hay en cada país medios para modificar la masa mone des productivas y regiones.
taria con relación a las transacciones sin referirse constante — La expansión medieval corresponde a los triunfos de
94 INICIA CIÓ N AL VOCABULARIO H IS T Ó R IC O COYUNTURA 95
esta nueva organización: más hombres, repoblamientos, tie tal comercial como fuerza política (república de las Provin
rras nuevamente puestas en cultivo, relaciones nuevas en cias Unidas); Francia prolonga la época de los triunfos abso
oriente (cruzadas), descubrimiento de un equilibrio político lutistas por su superioridad demográfica y militar, pero la
en la jerarquía de las relaciones personales, etc. crisis del siglo perdura en este país cuando en otros se va ya
— La crisis de la baja edad media es una crisis general de atenuando.
dicho sistema, en la que confluyen: el exceso de población, — El siglo X V III viene marcado por la búsqueda de un
el agotamiento de las tierras, el retroceso ante invasores, las nuevo equilibrio entre las clases-, siglo de expansión pero tam
guerras de toda clase, etc., hasta el momento en que la pobla bién de revoluciones (cuyo aspecto predominante es el econó
ción numéricamente disminuida ve mejorar sus condiciones mico en Inglaterra y el político en Francia), de tal modo que
de vida e impone en mayor medida sus voluntades a las fuer ambos fenómenos se anuncian en todas partes pero no se pro
zas feudales declinantes; pero la baja de los precios hace que ducen de igual manera en todos los países.
resulten seductoras las expediciones a tierras lejanas, y los Estas observaciones menos apresuradas permitirían imagi
desórdenes favorecen la toma del poder por autoridades cen nar las fases largas de la «coyuntura» como otros tantos signos
trales más elevadas (reyes); esto desemboca, en el siglo xv, en de modificación de las estructuras-, elaboración lenta y difícil
la constitución de ciertos estados-naciones-monarquías que or de los modos de producción sucesivos, fases de triunfo y de
ganizan un equilibrio nuevo, el cual resultará coronado por equilibrio, fases de crisis, fases de reconstrucción en base a
los descubrimientos oceánicos (España, Portugal, Inglaterra, mecanismos nuevos. Estas divisiones permiten a la vez confir
Francia). mar y matizar nuestras divisiones históricas habituales: anti
— El siglo X V I es la época del triunfo de este sistema po güedad, edad media, tiempos modernos, tiempos contemporá
lítico nuevo: aumento de los poderes de reyes y comerciantes neos, como fases en que sucesivamente se preparan, triunfan y
frente a un mundo feudal todavía sólido, pero en vías de entran en crisis el modo de producción antiguo (esclavismo y
disgregación; recuperación demográfica, productiva, enrique colonialismo romanos), el modo de producción feudal, la tran-
cimiento, relaciones comerciales de ámbito muy amplio; pero -sición que representa la formación del capital comercial y la
también, debido al alza de la población y de los precios, cre culminación monárquica de la sociedad feudal declinante, y
cientes dificultades para el campesino-productor o para el por último la génesis del mundo contemporáneo: formación
artesano (descenso de sus ingresos reales); hacia 1600, en fe del capitalismo industrial y de las relaciones sociales que le
chas distintas según los países, este empobrecimiento de la corresponden. Coyunturas y estructuras no son dos nociones
base repercute en la cúspide. extrañas entre sí; son dos aspectos de fenómenos comunes.
— En el siglo X V II vuelve a crearse, efectivamente, una
atmósfera de crisis general-, guerras terribles en Alemania (gue
rra de los Treinta Años), decadencia española, portuguesa y,
finalmente, italiana (Venecia), revoluciones en Inglaterra y
Francia (Fronda), guerras generalizadas; el triunfo de Ho
landa es esencialmente mercantil y anuncia el futuro del capi
96 INICIA CIO N A L VOCABULARIO H IS T Ó R IC O
COYUNTURA 97
c) de las relaciones entre la división de las sociedades distinto en el juego material y político de la sociedad, si son
en clases y de la humanidad en grupos (naciones, estados, relaciones de contradicción, de lucha, susceptibles de modifi
etcétera), transición que nos llevará a hablar de estos últimos. car este juego y la estructura misma, entonces «estratificación»
deja de ser suficiente. Hay que pasar al modelo de funciona
miento y al análisis de las contradicciones, fundamentales
P r im e r a s r e f l e x io n e s . ¿ « E s ,t r a t i f i c a c i ó n »
para el historiador, puesto que de ellas surgen los cambios.
Y «JERA R Q U ÍA » SOCIALES,
Es cierto que la palabra «jerarquía» se pronuncia junto
O ESTRUCTURAS DE FUNCIONAMIENTO?
con la palabra «estratificación». ¿Es mejor?
En los trabajos del Centre de Recherches sur l’Europe Si nos remontamos a sus orígenes, nos encontramos fren
moderne, que funciona en la Sorbona, Roland Mousnier pu te a la expresión de una determinada teología: la «jerarquía»
blica una colección titulada: «Problèmes de stratification so es a la vez una estructura de mando y una graduación de
ciale». En el primer fascículo de esta colección, Deux cahiers santidades — la pirámide de los ángeles: santos, querubines,
de la noblesse y editado en 1965, escribe: serafines, tronos, etc,, y, sólo por analogía, surge la pirámide
de las dignidades humanas y de los poderes sociales— ,
Desde los lejanos tiempos de Hesíodo y de Platón, los Claro está que esta visión del cielo es originariamente, a
hombres, observando los comportamientos de sus contem su vez, una representación de la tierra; es una realidad polí
poráneos entre ellos, han imaginado la sociedad en que vi tica convertida en representación y, posteriormente, en mito.
vían como compuesta por grupos de hombres formando Revertiría de nuevo, por el empleo de la palabra «jerarquía»,
una especie de capas sociales, o estratos, superpuestos en al análisis social no puede ser explicativo.
un orden jerárquico. A estos estratos les han llamado gene
De hecho, la edad media ha tenido igualmente, junto a
ralmente clases. Parece ser que las clases existen o han exis
tido en los 9/10 de las sociedades. Las relaciones entre esta visión del cielo, una concepción más orgànica y más fun
estos estratos constituyen uno de los factores importantes cional de las divisiones terrestres.
en la historia de los pueblos. Para empezar, una imagen, que ya estaba en boga duran
te la antigüedad; la fábula de Menenio Agripa de los miem
Reflexionemos sobre este vocabulario. Las palabras es bros y el estómago: los miembros quieren negarle sus servi
tratos y estratificación no me parecen afortunadas, porque cios al estómago, pero, sin él, fallecen.
evocan a la vez capas sucesivamente colocadas unas encima Esta idea de función, y de solidaridad entre gobernantes
de otras, y que se mantienen así de forma estática e inorgá y gobernados, entre trabajadores y acumuladores, entre orga
nica, Esta estratificación se acepta como un hecho sin buscar nizadores y ejecutores, es una fábula ideológica justificadora,
ni su origen ni sus funciones. Es cierto que la última parte basada en una comparación funcional, y cuyo éxito a través
de la frase se refiere a las relaciones entre los estratos. Si de las generaciones y de los regímenes se explica por su sim
tales relaciones se refieren simplemente a la posición, a la plicidad, aplicable a casi todas las sociedades hasta el mo
simple «estructura» congelada, no pasamos de una constata mento: «yo organizo, tú me alimentas». Más adelante, espe
ción. Si las relaciones son de función, si implican un papel cialmente en el siglo xvi, se descartará el estómago (benefi
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LAS CLASES SOCIALES 113
ciario demasiado visible) a favor de la cabeza (organizadora hasta el siglo xvi, el análisis se complica de nuevo: 28 «es
más distmguida). Se harán filigranas comparando las funcio tratos» en un sermonario alemán de 1220, y muchos más
nes: un médico moralista y «arbitrista» (consejero benévolo en las imágenes que de la sociedad española del siglo xvi pre
de la autoridad real), Pérez de Herrera, en la España de fina senta Alejo Venegas. Por tanto, la «división tripartita» no
les del siglo XVI, dará a cada oficio, a cada grupo social, su es una estructura mental que se imponga al margen de toda
función orgánica: hígado, estómago, corazón, cerebro, etc. realidad social; triunfa cuando corresponde a la realidad fun
Saltan a la vista el carácter ingenuo y las conclusiones con damental de funcionamiento del sistema feudal: veamos su
formistas y apologéticas de tales comparaciones. Pero la ima descripción en Adalbéron, obispo de Laon, autor de un poema
gen orgánica y funcional de las clases en el seno de la econo dedicado hacia 1020 al rey Roberto el Piadoso:
mía social está en las antípodas de las nociones de «estratifi
cación» y de «jerarquía».
La sociedad de los fieles forma únicamente un cuerpo;
Menos ingenua es la famosa representación tripartita de pero el estado está constituido por tres. Puesto que la otra
las clases sociales fen la edad media, estudiada de manera ex ley, la ley humana, distingue otras dos clases: los nobles
celente por Jacques Le Goff en La civilisation de VOccident y los siervos, en efecto, no se rigen por el mismo estatuto ...
médiéval (pp. 319-386).* Aquellos son los guerreros protectores de las iglesias; son
Son bien conocidos los tres distintos tipos sociales: ora- los defensores del pueblo, tanto de los grandes como de los
tores, la clase de los que rezan; bellatores, la clase de los que pequeños, de todos en una palabra, a la vez que garantizan
combaten; laboratores, la clase de los que trabajan. su propia seguridad. La otra clase es la de los siervos: esta
Los analistas de los mitos religiosos (Dumézil) y de las desgraciada ralea no posee nada que no sea fruto de su
estructuras verbales (Benveniste) han propuesto una interpre trabajo. ¿Quien podría, àbaco en mano, calcular las preocu
tación — y una crítica— de esta división: para ellos, la divi paciones que absorben a los siervos, sus largas caminatas,
sus duros trabajos? Dinero, vestidos, comida, los siervos lo
sión en tres es una característica «estructural», formal, que
proporcionan todo a todo el mundo; ningún hombre libre
ya se encuentra en la jerarquía de los dioses antiguos (Júpiter, podría sobrevivir sin los siervos. ¿Hay un trabajo que rea
Marte, Quirinal) y sería, según interpretaciones todavía más lizar? ¿Hay que cargar con algo? Vemos cómo reyes y pre
generales (Abaev), una «tripartición funcional», «etapa nece lados se convierten en siervos de sus siervos: el amo es ali
saria en la evolución de toda ideología humana» y, por tanto, mentado por el siervo, él que pretende alimentar a éste.
algo poco significativo para interpretar las realidades. Y el siervo no ve nunca el final de sus lágrimas y de sus
Sin embargo, si uno estudia, como historiador, las divi suspiros. La casa de Dios, que creemos una, está, pues, di
siones propuestas entre los siglos v y xi, es decir, antes de vidida en tres: unos rezan, otros combaten y otros final
que la estructura feudal estuviera plenamente constituida, nos mente trabajan. Las tres partes que coexisten no sufren
encontramos con diecinueve categorías sociales (siglo x, Ra- por su disyunción; los servicios que unos rinden son la con
thier, obispo de Verona), y si se deja el siglo x ii y se llega dición de las obras de los otros dos; cada una por turno se
encarga de aliviar el todo; de tal forma que este triple
* Georges Duby da un análisis nuevo de la cuestión (Les trois ordres conjunto no queda por ello menos unido, y es así cómo el
ou l’imaginaire du féodalisme, Paris, 1978). mundo ha podido triunfar y disfrutar de la paz.
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El texto, extraordinario, concluye, como era de esperar, brador» para el campesino medio, germen a menudo del
que existe armonía, pero llega al fondo de las cosas: es la «labrador-mercader» y, por lo mismo, del burgués. Sin em
clase trabajadora la que alimenta a toda la sociedad; pero bargo, cuidado: estos vocabularios particulares no tienen el
ésta necesita una sobrestructura política y una sobrestruc mismo significado en todas partes; hay regiones en que «la
tura ideológica para funcionar según su lógica. Se trata clara brador» engloba a todos los trabajadores de la tierra; en
mente de relaciones feudales cuya base es la producción, y España, en el censo de Floridablanca (1787), muchos son los
que se caracterizan por la exacción material feudal y ecle pueblos que contestan al cuestionario sobre profesiones: «to
siástica (diezmo). dos labradores», lo que significa que todos viven de la tierra
La realidad, claro está, es siempre más compleja que el — a menudo incluso las mujeres y los niños— ; por el contra
esquema, y las contradicciones fundamentales y secundarias rio, un «vtgneron» en la Francia del norte y del centro es un
provocan modificaciones en el interior del sistema. Le Goff campesino arrendatario pobre; en el sur, designa a menudo un
insiste en algunas de ellas: propietario con una extensión de viñas considerable, con la
— Guerreros y sacerdotes, «oratores» y «bellatores» per salvedad de que desde hace unos cuantos decenios resulta
siguen con afán la afirmación de la superioridad absoluta de más elegante llamarse «viticultor».
su clase; es el viejo conflicto entre guerreros y brujos de los — Volviendo a las observaciones de Le Goff, éste desta
pueblos primitivos, la lucha, en la cúspide, del Papado y el ca que a finales de la edad media impera una cierta incomo
Imperio, de güelfos y gibelinos, pero cuyo reflejo nos llega didad en la expresión habitual de las distinciones sociales,
sobre todo a través de la literatura, y por tanto, desde el debido a la aparición de capas nuevas, las capas urbanas,
punto de vista de los «clérigos»; incluso la epopeya, la no cuyo modo de vida descansa en la ganancia de dinero; la pri
vela caballeresca, dedicada en principio a cantar las hazañas mera reacción es desfavorable: «Dios ha creado el clero, los
de los guerreros, concluye a menudo loando la superioridad caballeros y los trabajadores; pero el diablo ha creado los
del santo; la necesidad del clero de replegarse en sí mismo, burgueses y los usureros» (sermón inglés del siglo xvi).
de separarse del pueblo, se manifestó pronto (siglo ix) con la A partir del siglo xiii, incluso, un poema alemán escribe
costumbre (hoy abandonada) de decir la misa de espaldas, que una cuarta clase, la de los usureros {Wucher) gobierna
y posteriormente por el cierre del coro, de las iglesias, de las a las tres restantes; lo que demuestra que antes de adoptar
escuelas... a la incipiente burguesía como capa superior de «los que
__ Por otra parte, pronto se introdujeron distinciones trabajan» había existido la tendencia a considerarla como
en la masa de los trabajadores: la tendencia de las clases su recién llegada, y como una intrusa en el orden social ha
periores a ignorar la parte mas baja de las clases sociales, bitual.
llevó a ignorar progresivamente a los siervos, reservando el Grosso modo se podría decir que los períodos de equili
término « laboratores» a los campesinos creadores, desbroza- brio de una sociedad tienen tendencia a una visión simple
dores, relativamente ricos y dotados de algunos medios de de las clases y de sus relaciones esenciales (división tripar
producción — tierras, yuntas— ; de esta tendencia nació la tita del siglo X I, bipartita de Marx en el xix), mientras que
costumbre, en la cuenca de París, de reservar la palabra «la los períodos de mutación y de crisis tienden a complicar al
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máximo las divisiones de la sociedad (Venegas en el siglo xvi, dotes (brahmanes), guerreros (rajás), trabajadores, a los que
la sociología americana actualmente). deben añadirse (pero ya mucho más tarde) las clases muy
bajas (cf. Benveniste, Le vocabulaire des institutions indo-
européennes, tomo I, pp. 279-288).
C a st a s, Ó r d e n e s, C la se s La reclusión de cada oficio dentro de un grupo hereditario
es, pues, un hecho que debe explicarse históricamente, una
Roland Mousnier hizo descansar sobre esta distinción las representación mental adquirida. El aspecto religioso no es
discusiones del coloquio internacional de historiadores cele necesariamente el punto de partida: puede ser un resultado.
brado en la Sorbona en 1965 (debates publicados en la co
Lo que parece deducirse de una historia más próxima a
lección «Problèmes de stratification sociale»).
nosotros y más reciente es la tendencia espontánea de los
grupos humanos a cerrarse a sí mismos y a cerrar a los demás
grupos, a incorporar una noción de «pureza» a tal o cual
Castas
rasgo de pertenencia — tanto a la pertenencia a un grupo
El ejemplo que se toma siempre para definir las castas étnico, como a un grupo religioso o a un grupo profesional— ,
es el de la India. Es un ejemplo puro, aunque quizá poco y a considerar desde entonces como hereditarios los carac
significativo, por no tratarse de un tipo de sociedad muy teres así definidos.
frecuente ni en el espacio ni en el tiempo. Hay más socie Nuestra edad media está llena de tendencias de este tipo.
dades con castas (castas sacerdotales, por ejemplo) que «so Simplemente, la evolución histórica no ha llegado al grado
ciedades de castas», en las que la división engloba todo el de diferenciación propio de la India. Los ejemplos pueden
cuerpo social. Es este último caso el que se da en la India ser:
(aunque actualmente hay una tendencia a la disociación); a) De tipo étnico o religioso, o ambos a la vez; la sepa
la sociedad está constituida por cuerpos cerrados con una ración de los judíos, el fenómeno del ghetto, con su dialéc
fimción determinada, desde los brahmanes (sacerdotes) hasta tica propia (se separa a los grupos para protegerlos y, al
los zapateros (profesión despreciada) y los «intocables» (pro separarlos, se aumenta la diferenciación, tanto entre los que
fesiones consideradas vergonzosas). Es evidente que, si se quedan separados de esta forma, como entre los que pro
habla con propiedad, una división de este tipo no descansa pugnan tal separación); un buen ejemplo de la tendencia a
sobre el principio «económico» (no hay que confundir fun constituir «castas» el de la sociedad española de los si
ción económica y la simple «profesión»), y que invoca una glos XVI y X V II, que, tras proclamar la asimilación forzosa,
noción de «pureza» religiosa, que depende de la herencia, mediante el bautismo y la lengua, de judíos y moros, choca
transmitida por «la sangre». con la pervivencia de las diferenciaciones y termina por con
Pero si nos fijamos en el vocabulario original, nos damos vertirlas en una representación social fundamental: la «lim
cuenta de que la India no ha tenido una división fundamen pieza de sangre», exigida no sólo para ser noble sino para
tal muy distinta de la de los restantes indoeuropeos: sacer ejercer en cualquier corporación (cf. la reciente, edición del
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Coloquio de los perros de Cervantes, en formato de bolsillo «casta» (clase que se cierra cada vez más, puesto que la en
versión francesa— , donde la presentación de Maurice Mo- trada en el sacerdocio era una de las vías de salida fuera del
Iho destaca de forma notable la estructura de las oposiciones campesinado); será necesaria una guerra agraria de 100 años
pertenencia-no pertenencia, dentro-fuera, etc.). y las circunstancias demográficas posteriores a las pestes para
Merece observarse que, en castellano, los excluidos se que se suprima este paso de la clase a la casta y sea abolida
denominan a menudo «castas», especialmente en Hispanoamé la servidumbre.
rica, en que el termino engloba múltiples categorías de mes e) Ültima observación a propósito de las «castas»: la
tizos e indígenas («impuesto de castas»). oposición de los términos muestra la importancia psicológica
b) Sin embargo, la noción de pureza no es únicamente de la noción de pertenencia; esclavos, extranjeros, prisione
religiosa o racial, puesto que afecta a determinados oficios ros de guerra se designan a menudo bajo términos similares,
(como en la India); los oficios de verdugos de sangre, carni que los oponen a la «gente de dentro»; y ello puede ser el
ceros, cirujanos y, por asimilación, tintoreros, son «impuros», origen de castas sociales cerradas, separadas; pero en este
y no simplemente «bajos». caso casta y clase se parecen curiosamente; puesto que el
c) Existe también la tendencia a segregar las categorías esclavo, el extranjero y el trabajador forzado hereditario fun
físicas o sociales que dan miedo: leprosos, cretinos (cf. los dan también un «modo de producción».
cagots, cuyo origen conocemos mal, y cuyos bancos, en las
iglesias del mediodía francés, se sitúan fuera de la nave), a
veces los vagabundos. órdenes
d) Incluso podemos plantearnos la posibilidad de que
algunas clases sociales que originariamente no tuvieran nada Jacques Le G off destaca, respecto al término «orden»
de hereditarias, llegaran a serlo por la presión de las clases en el antiguo vocabulario de las distinciones sociales, que se
que tenían necesidad de encerrarlas en esa condición. Cito trata originariamente de una noción eclesiástica, usada al prin
un ejemplo que conocemos mejor que otros: en Cataluña, du cipio sólo para designar a dos grupos: ordo spiritualis, ordo
rante el siglo X, vivían sobre todo hombres libres e incluso tempordis — el clero, el pueblo— . El conjunto de la comu
propietarios; la «reconquista» sobre los musulmanes favo nidad era utraque ordo.
recía esta libertad y esta autonomía económica; pero al ale Fue, pues, en un segundo tiempo, en un proceso de lai
jarse el frente de la reconquista, el campesino tuvo tendencia cización, cuando se fijó la división tripartita: sacerdotes, gue
a emigrar, las autoridades señoriales y eclesiásticas hicieron rreros, trabajadores.
todo lo posible para retenerlo, primero de hecho, y cada vez ¿Deben llamarse «órdenes» a estas tres categorías, y a
más de derecho-, así nació la vinculación a la gleba, que ellas solas, y a partir de cuándo es adecuado este nombre?
originariamente no existía en absoluto, y posteriormente tal Efectivamente, en los siglos xvii y xviii se usaban: el orden
vinculación se hizo hereditaria-, cuando en el siglo xv la Igle nobiliario, el orden eclesiástico. Para la tercera parte, el pue
sia prohíba la entrada en la iglesia de los hijos de los siervos, blo, se decía más bien: el tercer estado. Y para el juriscon
podremos decir que se ha dado un paso decisivo hacia la sulto Loyseau, teórico de la sociedad francesa deí antiguo
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régimen [Cinq livres du droit des offices, suivis du livre des Sin embargo, la palabra «estado», como nombre corriente,
Seigneuries et de celui des Ordres, 1610), existen una tal tiene otro sentido, otro valor, que caracteriza a la sociedad
cantidad de «rangos», «grados», «órdenes particulares», «ór del antiguo régimen. Se relaciona con la noción de ser. Se es
denes subalternos», desde los cardenales hasta los pequeños algo en la sociedad, lo que significa que se loa nacido confor
gentileshombres de la nobleza, desde los oficiales de la justicia me a algo, y que se seguirá siéndolo; las cosas han sido siem
y los honorables mercaderes hasta los vagabundos y los por pre así; los individuos y los diversos escalones que componen
dioseros incluidos en el tercer estado, que es fácil reconocer la sociedad aceptan los «estatutos» (palabra próxima a la de
ahí lo que observábamos a propósito de todas las clasificacio «estado») que ello comporta. Hay un consenso social sobre
nes demasiado sutiles: la división social, incluso en el caso las dignidades, los honores, los derechos, los modos de vida,
de los «órdenes», deja de ser clara cuando se distinguen tan los signos, los símbolos, los deberes, las profesiones posibles,
tos grados. etcétera que son característicos de cada «estrato» social. Tal
Cabe preguntarse si para el conjunto de las sociedades es la tesis de Mousnier sobre las «sociedades de órdenes».
feudales occidentales no resultaría más adecuada la palabra Es indiscutible que una de las grandes características de
«estado» que la palabra «órdenes». Estado es internacional: las sociedades del antiguo régimen es la de que «vivir según
«Stand», «State», «estado», «estament», son las palabras más su estado» se presenta como un deber estricto.
características de la herencia medieval, puesto que la repre Sin embargo, a esta constatación le aportamos no tanto
sentación política que corresponde a su representación men reservas y matices como serias dudas sobre su originalidad:
tal se denomina «los estados» (estados generales, estados pro 1) La norma «vivir según su estado» no es en ningún
vinciales); además, incluye el «tercer estado», el cual, por caso específica de la sociedad de órdenes; se trata simple
otra parte, de acuerdo con la regla que hemos señalado, ig mente de un término medio entre una sociedad de castas
nora a la capa inferior-, el tercer estado son las ciudades, la en la que un brahmán, por más respetado que sea, es ape
burguesía, los notables, no todo el pueblo. El Diccionario dreado si se aventura en un barrio de castas subordinadas, y
de Furetiére precisa: «Estado se aplica también a los dife una sociedad de clases en que los «desclasados», por una
rentes órdenes del reino ... están compuestos por la Iglesia, parte, y los «nuevos ricos», por otra, están simplemente «mal
la Nobleza y el Tercer Estado o los Burgueses notables ...». vistos». ¡Pero lo están! Todo es una cuestión de grados en
Así, pues, el tercer estado teóricamente no es más que las reglas del conformismo social.
el conjunto de los no-clérigos y los no-nobles; en la práctica, 2) Si bien es cierto que en una «sociedad de órdenes»
al hablar de él se piensa sólo en las profesiones ricas u hono hay «privilegios» legales que reconocen todas o parte de las
rables, en los cuerpos organizados; por ejemplo, las ciudades distinciones sociales, y hay, en general, endogamia espontánea
(las únicas representadas en las Cortes españolas, en los Co (aunque no obligatoria como en las reglas primitivas de
munes ingleses). Estos cuerpos de las ciudades y de los burgos parentesco), es también cierto que, a menudo, aunque no
no son «el pueblo». Cuando en 1789 Sieyés escribió el fo tanto como en una sociedad abierta compuesta por simples
lleto: ¿Qué es el tercer estado? Todo..., la revolución había «clases», existe una tendencia de los estados inferiores a al
empezado. canzar los superiores; tendencia, en Francia, de los oficiales
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de justicia a constituirse en «nobleza de toga» participando Pero, cuando los estados pasan a ser realidades más psi
de los privilegios de la otra, tendencia a imitar la forma de cológicas que económicas, ¿podría mantenerse un estado que
vida del «estado superior» {Le bourgeois gentilhomme), ten sólo se definiera psicológicamente}
dencia a buscar los signos externos o los trampolines que A principios del siglo xviii, España contaba con 800.000
conducen a este estado superior (compra de señoríos, nom «nobles»; pero en algunas regiones había un noble por cada
bres de tierras añadidos a los apellidos). La movilidad social cien, doscientas, trescientas personas; en otras (Burgos) una
está lejos de ser nula. La prueba está en las perpetuas quejas familia de cada tres era noble; finalmente, en la Montaña de
de los conservadores y de las clases superiores contra la imi Santander o en el País Vasco, todo el mundo era noble. Lo
tación de su forma de vida, contra el «lujo» de las clases que podría ser equivalente a no serlo nadie, puesto que ya
inferiores. El propio Furetiére añade a su definición de los no se trata de un estado minoritario, selectivo, privilegiado.
«estados» una desilusionada observación; «En Francia no se Sin embargo, esto significa que la totalidad de la población
distingue el estado de las gentes por su nivel de vida, por sus tiene privilegios que la eximen, por ejemplo, del reclutamien
costumbres. Un comediante y una cortesana tienen tanto es to militar, del hospedaje a las tropas, y que le permiten ser
tado como los señores y las marquesas». «Estado», aquí, no tratada como noble en las restantes provincias. El resultado
se usa en el sentido de «estatuto», sino de «nivel de vida». es que en el censo de 1750 todos los habitantes se declararán
A decir verdad, podría hacerse ima colección de textos «de estado noble»; como, por otra parte, hay incompatibili
de este tipo. Un volumen no bastaría. dad entre los oficios y los privilegios de la nobleza, esta
3) Podemos preguntarnos entonces si lo más interesante, población que es toda ella noble pretende, en sus memorias
para un historiador que quiera esclarecer una sociología de justificativas, que ejerce estos oficios a título de distracción,
los «órdenes», no sería observar, por un lado, sus orígenes «como aficionados y no profesores». En la literatura satí
y, por otro, su desaparición. Los orígenes dan lugar a discu rica, en España, en Madrid en particular, se convierte enton
siones a menudo difíciles (como demuestra el coloquio de ces en clásico el burlarse del cochero vasco que solicita de
que he hablado). Pero la desaparición de los órdenes perte su dueño un día de asueto para recibir a «sus vasallos». Todo
nece en cambio al pasado inmediato. De ello podemos extraer ello indica la crisis de una noción en que la forma choca con
muchas lecciones. la realidad social. El resultado no se hace esperar; sin medi
Pienso en el siguiente contraste: el historiador español das legales, por simple lógica de la situación, entre 1750 y
José Antonio Maravall ha mostrado extensamente, en una 1787 el número de «nobles» disminuye de 800.000 a 400.000.
comunicación, cómo la «comedia» española del siglo xvii Así es, finalmente, la realidad, la historia, la que dicta
constituye una exaltación de la vinculación de cada hombre la suerte de los «estados», de los «órdenes». Obviamente,
a su estado, tanto si se trata del campesino «cristiano viejo», decir que un orden es una «realidad psicológica» constituye
como del noble; éste emplea constantemente una fórmula tí la simple constatación de que el grupo social, basado en una
pica: «soy quien soy»; a saber, no puedo ser de otra manera; determinada realidad original, tiene conciencia de sí mismo.
el rango social forma parte del ser. Es un grado muy elevado Pero ¿podemos decir que es esta conciencia la que caracte
de cristalización social. Una tendencia a la «casta». riza el orden? Nos enfrentaremos de nuevo con el problema
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cuando hablemos de las clases. De hecho, cuando la realidad encima de las «clases» a las que no queda más que obedecer
se transforma, la psicología se modifica, mucho más que al y trabajar. Programa que no triunfó, por otra parte. Pero
revés. que es típico de la crisis de una sociedad, que no concibe
Por ejemplo, en el siglo xviii, de nuevo en España, la todavía la reconstitución de una nueva estructura por el sim
idea de que la nobleza debe vincularse al «mérito» y no al ple juego de las libertades jurídicas, económicas, etc., pero
nacimiento surge simultáneamente con la conciencia de las que se da cuenta de la imposibilidad de confinarse en la vieja
clases superiores del tercer estado y las clases inferiores de jerarquía de los antiguos «órdenes», por anquilosada y poco
la nobleza de constituir una «élite» dentro del cuerpo social funcional.
global. Pero no es esta noción de «élite» la que corresponde
a la realidad; sino que la creciente nulidad de la junción so
cial noble y el papel creciente de la función social burguesa Clases
promueven la crítica de la jerarquía de los «estados» y el
deseo de modificar sus criterios. Tomaré como ejemplo la Personalmente, no creo que haya diferencias de natura
frase de Jovellanos que, en el Elogio de Carlos I II , al defi leza entre las sociedades de «órdenes» (e incluso de «castas»)
nir la noción de función de dirección, la reserva a los sabios y las sociedades de «clases». Sus diferencias se encuentran
y especialmente a los economistas, y manifiesta un desprecio únicamente en el nivel de cristalización jurídica (o consuetu
persistente hacia las junciones de ejecución'. dinaria, o mística) de las relaciones de junción. Claro está
que ello no disminuye el interés científico e histórico de una
El santuario de las ciencias se abre solamente a una
porción de ciudadanos, dedicados a investigar en silencio clasificación de las sociedades en sociedades con las funcio
los misterios de la naturaleza para declararlos a la nación. nes cristalizadas, los privilegios legalizados y los cambios de
Tuyo es el cargo de recoger sus oráculos, tuyo el de comu una función a otra cargados de dificultades, y sociedades en
nicar la luz de sus investigaciones; tuyo el de aplicarla al las que, en principio, el juego económico y social realiza es
beneficio de tus súbditos. La ciencia económica te perte pontánea y libremente la distribución de bienes, funciones y
nece exclusivamente a ti y a los depositarios de tu autori autoridades. No hay que confundir la India de las castas, la
dad. Los ministros que rodean tu trono, constituidos órga China de los mandarines, la Francia de los «tres órdenes»,
nos de tu suprema voluntad; los altos magistrados, que la la Inglaterra del siglo xix, y la Rusia soviética de los años 30.
deben intimar al pueblo, y elevar a tu oído sus derechos y Pero al historiador le interesa menos la constatación de estas
necesidades; los que presiden al gobierno interior de tu
diferencias que los mecanismos que las explican y aquellos
reino, los que velan sobre tus provincias, los que dirigen
que las destruyen o reconstruyen.
inmediatamente tus vasallos, deben estudiarla, deben saber
la, o caer derrocados a las clases destinadas a trabajar y obe En este sentido, puede pensarse que la noción de clases
decer. no debe reservarse exclusivamente a las sociedades que tienen
un funcionamiento libre y carecen de privilegios sociales in
Es el programa de reestructuración de un «orden» esta corporados a las leyes. Para decir verdad, afirmar que la so
tal y tecnocràtico, garantía del bien común, pero muy por ciedad capitalista del siglo xix carecía de privilegios es una
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ficción. Existe una propiedad, reconocida y defendida por el Las clases se sitúan en relación con este aparato de pro
derecho. Si mentalmente suprimimos la apropiación de la tie ducción. Hay que evitar estudiarlas a partir de la «riqueza»
rra, de los capitales, de los bienes de producción, toda la o del consumo. Es evidente que «ricos» y «pobres» no repre
teoría económica moderna se desmorona. Así, pues, el siste sentan lo mismo en la sociedad. Pero para entender el fun
ma, aunque en menor grado que las sociedades de «órdenes» cionamiento social, es más importante saber los mecanismos
o de «castas», está cristalizado por el derecho y por toda la de enriquecimiento y los de pauperización (palabras sobre
sobrestructura ideológica. Debemos buscar un sentido más cuyo sentido merece la pena meditar). Los mejores estudios
general a la palabra «clase», que sirva tanto para lo que se sobre las clases en vísperas de la revolución, en Francia, los
esconde bajo una determinada apariencia social como bajo de Ernest Labrousse, muestran, como sabemos, de qué forma
otra. incluso las circunstancias puramente meteorológicas (malas
Sombart propuso el siguiente criterio para oponer la «so cosechas) enriquecieron o empobrecieron a las capas de pro
ciedad de clases» de la época capitalista a la «sociedad de ductores según el nivel de su explotación, y agudizaron las
órdenes» que la precedió: en la sociedad de órdenes, lo im contradicciones entre señores y campesinos al aumentar la
portante es el ser (lo hemos subrayado ya respecto a la pa incidencia de las cargas señoriales.
labra «estado»), la riqueza es una consecuencia-, «eres pode' El problema de las clases lo plantearon correctamente
roso, luego eres rico»; en la sociedad de clases lo importante (aunque no lo resolvieron) los fisiócratas, cuando Quesnay
es el tener-, «eres rico, luego eres poderoso». se preguntó por el secreto del «circuito económico»: ¿a quién
Esta distinción es seductora, pero es bastante artificial; la va a parar el producto del conjunto social? Según él, los tra
noción de «poderoso», «grande», muy familiar, popular en bajadores trabajan para vivir-, a los artesanos se les paga un
todas partes y en todas las épocas, reúne las dos nociones de equivalente de su trabajo (y, por tanto, los califica como «cla
poder a través de la riqueza y de riqueza a través del poder se estéril»); pero los campesinos obtienen de la agricultura
de forma más realista y más continua. Por otra parte, los más de lo necesario para su subsistencia; este excedente es el
reyes más poderosos estaban siempre endeudados, y los Fug- «producto neto»: va a parar a los propietarios.
ger y los Medicis se convirtieron en señores y príncipes. Mu Turgot da un paso más al establecer, dentro de la clase
cho más importante es el hecho de que, antes de la aparición «industriosa», a la que él llama «estipendiada», en el sen
del capitalismo industrial, el instrumento fundamental de tido de que su alimento lo saca de la clase «productora» de
producción era la tierra, y la base de las relaciones sociales los agricultores, otra subdivisión:
era la organización feudal de la propiedad-, en el momento
del capitalismo industrial la tierra conserva importancia, pero Toda la clase ocupada en proporcionar la inmensa va
riedad de productos industriales para satisfacer las distintas
bajo un sistema de propiedad absoluta, y a partir de entonces
necesidades de la sociedad, se encuentra, pues, por así de
los medios de producción dominantes son el aparato indus cirlo, subdividida en dos órdenes: el de los empresarios de
trial (comprendidos los transportes, ferrocarriles, barcos, etc.) las manufacturas, maestros fabricantes, poseedores todos
y el aparato de crédito, con los bancos, etc., cuya propiedad ellos de grandes capitales de los que sacan rendimiento ha
o control se convierten en esenciales. ciéndolos trabajar gracias a sus adelantos; y el segundo or
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den, compuesto por simples artesanos, que no tienen más de producción, implicando ésta una apropiación de una parte
riqueza que sus brazos, adelantan únicamente su trabajo de del producto.
jornaleros y no tienen más beneficio que el de sus salarios. Pero una oposición fundamental de este tipo no supone
la desaparición de las categorías intermedias, subclases, vesti
Vemos cómo el vocabulario es todavía inseguro: «orden» gios de antiguas clases, etc. Recordemos lo que hemos dicho
se emplea en un sentido que demuestra hasta qué punto los respecto a la edad media en que la división tripartita se difu-
hombres del siglo xviii carecían de una definición rigurosa; mina tanto más cuanto menor es la pureza del sistema; así,
«artesanos» se emplea para obreros jornaleros («que no tie la aparición de categorías sociales matizadas, a menudo más
nen más que sus brazos»), ¡y el salario es una forma de «bene apariencia de clases que clases propiamente dichas, puede
ficio»! Pero hay aquí algunas palabras o nociones destinadas ser consecuencia de la evolución del mismo capitalismo (cf.
a un futuro brillante; «empresario», por ejemplo; «adelanto», toda la categoría «terciaria» de la clase asalariada).
empleado en el sentido de que el capitalista «adelanta» su La definición quizá más comprensiva de las clases, la que
capital, y el obrero sólo puede «adelantar» su trabajo. Lo engloba el conjunto de las formas de sociedad y, por tanto,
esencial está mal dicho, pero está dicho. la más válida teóricamente, es sin lugar a dudas la de Lenin:
Con los clásicos, sobre todo con Smith y Ricardo, y de
bido a que la revolución industrial ya estaba esbozada, se Llamamos clases a grandes grupos de hombres que se
diferencian por el lugar que ocupan en un sistema histó
distinguirá menos entre una agricultura «productora» y una
ricamente definido de producción social, por su relación (fi
producción industrial alimentada por ella; se piensa la pro jada y consagrada por las leyes en la mayoría de los casos)
ducción en su conjunto; y las clases se diferencian a partir con los medios de producción, por su función en la orga
de la distinción «tripartita» que se convertirá en sagrada: nización social del trabajo, por lo tanto, por los modos de
los tres «factores» de la producción son la tierra, el capital, obtención y la importancia de la parte de que disponen.
el trabajo; uno da la renta, el otro el beneficio, el tercero el Las clases son grupos de hombres, uno de los cuales puede
salario; clase rentista, clase capitalista, clase asalariada, he apropiarse del trabajo del otro gracias al distinto lugar que
aquí la división esencial. ocupa en una estructura determinada: la economía social.
Marx da todavía otro paso en la simplificación del aná
lisis: para él la clase asalariada recibe parte del producto so Finalmente, deberíamos darnos cuenta de que las nocio
cial en forma de salarios; toda la parte del producto que no nes de ser y tener propuestas por Sombart para oponer so
se le entrega constituye «trabajo no pagado» y la distinción ciedad precapitalista y sociedad capitalista deberían sustituir
entre beneficio, interés y renta sirve sólo para disimular (jus se (en los dos casos) por nociones más dinámicas-, por ejemplo,
tificándolos implícitamente a través de la noción de «facto la noción de hacer, de actuar, que ha sido siempre la autojus-
res de producción»), la profunda unidad de la «plusvalía», tificación de las clases dirigentes (caudillos o «empresarios»),
parte que se reserva el capital, sea cual sea la forma de su y, en lugar de la noción de tener, la de acumular: no sólo la
distribución. En última instancia, sólo habría, pues, dos cla riqueza en el sentido suntuario, sino el medio de producción
ses antagónicas, enfrentadas por la propiedad de los medios {concentración de las tierras, concentración del capital, y a
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LAS CLASES SOCIALES 131
menudo sustitución de la noción de posesión por la noción clusión de que todo el problema es psicológico. Además,
de control).
Marx nos advirtió ya: no se juzga una época por la concien
Tales matices nos llevan a hacer una distinción decisiva cia que ésta tiene de ella misma. Una clase engendra a menu
entre el antagonismo fundamental de las clases (que existe do un mito justificatorio a través del cual se ve y quiere ser
en todos los modos de producción), y las contradicciones par vista. En este momento estoy dirigiendo trabajos sobre el
ciales en el interior de las clases, que a menudo confunde la beneficio. En ellos se pone en evidencia que, según las épo
visión de los sociólogos, economistas e historiadores. Ello nos cas, la clase de los empresarios, observada a través de sus
obliga a examinar ahora: 1.°) el problema de las «conciencias periódicos, congresos o correspondencia, esconde, minimiza
de clases» — clases «en sí» y clases «para sí»— ; 2.“) el pro y a veces niega el hecho del beneficio, como si se tratase de
blema de la multiplicidad de las categorías sociales en el in un pecado colectivo; en otros periódicos (optimistas, dinámi
terior de las clases. cos), al contrario, el beneficio se proclama, acepta, como un
desafío, a causa de su función estimulante para la innovación
C la ses e c o n ó m ic a s, c l a s e s p s ic o l ó g ic a s , c l a s e s « en s í», y el progreso de la economía.
CLASES «PA RA S Í » , CONCIENCIAS E INCONCIENCIAS DE CLASE Las clases psicológicas sobreviven también a sus condi
ciones objetivas. La desaparición de la sociedad de órdenes
El problema: «la clase ¿es un hecho económico o es im no ha eliminado por completo en Francia el prestigio de la
hecho psicologico?», es un falso problema. Todo fenómeno nobleza; en la primera mitad del siglo xix, los «notables»
social tiene una faceta objetiva y una faceta subjetiva que provinciales son a menudo nobles y la propiedad agraria h^.-
se condicionan recíprocamente.
reda algunos de los privilegios (ahora morales) de la sociedad
El análisis económico desvela el mecanismo de las contra feudal. En Alemania, posteriormente a las creaciones econó
dicciones parciales o globales, de las «clases en sí», separadas micas de la gran burguesía, en el siglo xix, la nobleza desem
por los modos de producción del producto global, como su peña todavía una función política, administrativa, militar,
cede en Gournay, Turgot, Smith, Marx, etc. Trabajos como
que ha permitido hablar de «refeudalización». En las socie
los de Marchal y Lecaillon * sobre la distribución de la renta dades socialistas, sobre todo en aquellas en que la transfor
nacional pueden aceptarse o no en cuanto a sus métodos y
mación ha sido parcialmente artificial, la clase «para sí» so
definiciones (por otra parte, son múltiples las que abordan); brevive a la clase «en sí».
se basan en la hipótesis de las clases económicas y en ella
Algunos sociólogos americanos, en monografías de ciuda
fundan la observación. No abarcan todo el fenómeno social
des, han demostrado la persistencia de nociones de relacio
de las clases.
nes, comunidades de origen, parentesco, en la estratificación
Pero una observación sociológica sobre el espíritu de los psicosocial de las clases en los Estados Unidos; y Goblot.
diversos grupos sociales no lo abarca tampoco. Si el punto
en un libro reeditado recientemente, ha caracterizado con mu
de partida son las psicologías nos será fácil llegar a la con-
cha perspicacia — aunque sin ningún método científico pro
* J. Marchal y J. Lecaillon, La répartition du revenu national, París, piamente dicho— la psicología de las clases en Francia, en
1958.
la primera mitad del siglo xx. La barrière et le niveau mués-
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LAS CLASES SOCIALES 133
tra claramente que los signos externos (como el sombrero, la reacción no es considerar esto como una promoción, sino al
gorra o los guantes), los signos culturales (como el título de contrario. Existe, pues, una conciencia, y hasta im orgullo, de
bachiller o el conocimiento del latín) son a menudo más im pertenecer a la clase obrera. ¿Hasta qué punto esta psicolo
portantes en la vida cotidiana que el conocimiento exacto de gía funciona a nivel político? Es algo que hay que investigar.
la situación de un individuo dentro del proceso de produc b) La inconsciencia de clase es un término algo paradó
ción. Pero dejando aparte su incidencia individual o excep jico, que a mí me gusta utilizar puesto que revela uno de los
cional sobre aspectos marginales de las clases «en sí», la aspectos más recónditos a menudo de las luchas de clases.
división objetiva queda más reforzada que atenuada por los Hay muchos hombres (especialmente intelectuales) que cuan
fenómenos de los signos y de los símbolos, que establecen los do se oyen decir que reaccionan como «burgueses», que for
auténticos cortes, los sentimientos de pertenencia o de ex man «bloque», objetivamente, con una clase de la que es
clusión. frecuente que no tengan conciencia de formar parte, manifies
Los problemas a estudiar, desde un punto de vista his tan o bien una viva reacción de negación y de cólera, o bien
tórico, por las colecciones de textos y los análisis de voca una reacción de confusión y de malestar, que en algunos ca
bulario podrían agruparse bajo algunas rúbricas referentes a sos compensan con actitudes extremas. Pero desde el punto
matices que a menudo se descuidan: de vista histórico es muy interesante coleccionar las decisiones
a) La conciencia de clase ha sido una de las principales jurídicas, los textos literarios, las afirmaciones teóricas, en las
preocupaciones del movimiento obrero, tanto entre los anar que bajo una apariencia de objetividad (a menudo sincera
quistas como entre los marxistas; hacia 1900, dos términos, mente aceptada por el individuo) se revelan las actitudes de
«consciente y organizado», eran inseparables de la palabra clase. Tanto más fuertes cuanto más ignoradas por el sujeto.
«proletariado», hasta el punto de que los adversarios simu c) La toma de conciencia de clase, finalmente, ilumina
laban burlarse de este cliché; sin embargo, «organizado» se muchos episodios históricos; la toma de conciencia de la bur
concretó en los sindicatos y en los partidos, cuyo papel es guesía frente a los privilegios jurídicos de los «órdenes» es
imposible ignorar; «consciente» es una noción más difícil de una gran historia, muy bien conocida.
seguir, pero interesante; puede desembocar en el «obreris Quisiera citar aquí un texto que me ha descubierto un
mo», tentación del movimiento obrero de confiar únicamente investigador durante una encuesta sobre la transformación de
en los obreros, muy sensible en algunas organizaciones y en la viticultura meridional en una explotación industrial y ca
algunas circunstancias. Sobre este punto, valdría la pena dis pitalista; en 1903, en el primer congreso de los trabajadores
tinguir el análisis psicológico y el análisis político: la tesis agrícolas de Béziers, un participante, jornalero — el nombre
de Gilbert Mury sobre los accidentes de trabajo ha puesto local es terrassier— descubre con un vocabulario ingenuo que
en evidencia el aspecto ambiguo de la conciencia de clase: el la lucha de clases no es ya la del campesino contra el señor,
trabajo aliena, y, al mismo tiempo, el hombre segregado de sino la del asalariado contra el patrón:
su trabajo por un accidente sutre y se siente disminuido; si
se le ofrece una readaptación en una oficina, cuando está acos
Puesto que ahora el Congreso ha constituido su Fede
tumbrado al taller o a la cadena de producción, su primera ración, me parece que valdría la pena ocuparse un poco del
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nicas de producción, y los techos de desarrollo que se obte de clases de guerreros se justifica por la guerra. Rara vez se
nían así permanecían muy bajos, excepto para algunas mino piensa en explicar la existencia de la guerra por la presencia
rías y durante un breve período de tiempo. de clases dirigentes cuyas posibilidades de enriquecimiento
De hecho, no hay una separación tajante entre luchas de están limitadas dentro del marco en que gobiernan y que an
grupos y luchas de clases, ni entre luchas armadas y relacio sian extender con las armas sus riquezas y su autoridad.
nes pacíficas (emigraciones, comercio, etc.), puesto que la his Ahora bien, esto corresponde a un hábito adquirido des
toria es la combinación de todos estos tipos de relaciones. de hace tiempo por la historiografía: las fuentes — crónicas o
Por esto, la polemología (ciencia de las guerras) tiene un documentos literarios— , al ocuparse de las luchas de grupos,
interés auténtico, pero corre el peligro de encerrar únicamente exaltan los sentimientos de solidaridad de intereses, de temor,
en «fórmulas» de «estrategia» la historia clásica de las gue de instinto de defensa, y también de gloria y de avidez como
rras, o de estudiar la guerra como elemento en la formación si de los de toda una colectividad se tratase; esto nos habitúa
de las sociedades, sin haberse preguntado antes: ¿por qué a pensar en Micenas, Troya, Atenas, Esparta o Roma como
existen grupos humanos separados?; ¿por qué se hacen la bloques cuyos reyes, guerreros o instituciones militares tienen
guerra? la misión de defender. De la misma manera que decimos hoy
Tomo el ejemplo de dos obras colectivas muy interesantes: «Francia», «América», etc., sin distinguir entre los dirigentes
Problèmes de la guerre en Grèce (bajo la dirección de J . P. y una masa de la que no digo a priori que no tenga ninguna
Vernant), Problèmes de la guerre à Rome (bajo la dirección razón para sentirse solidaria, pero sobre la que no tengo tam
de J, P. Brisson), Estas obras tratan o bien de la organización poco el derecho de afirmar a priori que constituya una indi
técnica militar (falange, hoplitas, legión, carros, trirremes, vidualidad dotada de voluntad, de conciencia clara de sus in
fortificaciones...), o bien de las formas sociales relacionadas tereses y de intereses identificados con los de sus dirigentes.
con la existencia de las guerras (la función guerrera en la En resumen, uno de los peligros que amenazan al historiador
mitología, el guerrero homérico, la función política de los es el de aceptar como un dato la «ciudad», el «reino», el «im
ejércitos, el proletariado en la legión romana, el orden ecues perio», etc., marcos de una «sociedad global» sobre la que se
tre y el ejército, etc.). Sólo algunos artículos se plantean la plantean todo tipo de cuestiones excepto la de su existencia.
cuestión: ¿por qué las ciudades griegas se hacían la guerra? Y esta existencia depende a la vez de la distribución espacial
Y hay que decir que la respuesta no es nada satisfactoria; se de los hombres en el momento observado, del grado de com
nos responde «porque no eran capaces de abastecerse»; es plejidad alcanzado por la organización social, y de la conciencia
un argumento; pero si se hubieran entendido para intercam que tienen las diversas clases, en el seno de esa organización,
biar sus productos, la misma explicación hubiese sido válida sobre las relaciones posibles entre los grupos próximos o leja
para esa actitud pacífica. nos, parecidos o diferentes (ciudades griegas o naciones mo
Lo que no se nos dice, o no de forma suficiente, es: 1) ¿a dernas entre ellas; Roma-bárbaros o Europa-África global
qué obedece esta estructura espacial en ciudades, en cinda mente).
delas, en pequeñas monarquías?; 2) ¿a qué se debe, en cada Vemos cuáles serían los principales problemas de una
una de estas unidades, la división en clases? La existencia «polemología»: origen y naturaleza de los grupos y de los
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conflictos, evolución de los tipos de grupos y de los tipos de naciones complejas de rasgos raciales casi siempre mestizos,
conflictos, relaciones entre conflictos de grupos y conflictos de conquistas técnicas más o menos avanzadas, de herencias
de clases, entre luchas externas y estructuras internas de las lingüísticas más o menos diferenciadas, de estructuras psico-
agrupaciones. Pero aquí nos plantearemos tan sólo las cues sociológicas coherentes pero con lógicas internas muy diver
tiones de vocabulario. sas; esas mismas culturas no son necesariamente los marcos
característicos de la vida cotidiana — pueblo, comunidades__
o de la vida política (ciudades, señoríos, estados); no son ta
R azas e h is t o r ia
les «culturas» o tales «áreas culturales» las que luchan entre
sí; 2) y, sin embargo, las ignorancias y las oposiciones que
Es evidente que existe en la humanidad un primer tipo pueden llegar a considerar al «extranjero» como un «báríja-
de división, físicamente sensible y, por ello, psicológicamente ro», un «salvaje» — casi como un no-humano— se manifies
importante: la de las grandes razas — negros, amarillos, blan tan tanto de poblado a poblado en las sociedades primitivas
cos— y de sus subdivisiones, que en algunos casos se agrupan (y en toda vida rural queda algo de ello) como en contextos
de forma masiva (indios de América, etc.). tan inmensos como las luchas entre la Cristiandad y el Islam,
Son tales los horrores que en fecha reciente ha introdu entre europeos e indios de América, etc.
cido en la práctica el «racismo», que parece indecente, in Las divisiones raciales, lingüísticas y culturales son, pues,
cluso para condenarla, someter la noción de «raza» a la crí realidades tangibles que, combinadas con el instinto de grupo
tica histórica. Claude Lévi-Strauss, en su texto Race et his y de desconfianza hacia lo «extranjero», constituyen factores
toire, que le fue encargado en 1952 por la UNESCO, parte de la división humana y son el terreno para las psicologías de
de los siguientes principios: la genética moderna niega la guerra. Sabemos que los odios de raza y los odios de religión
noción puramente biológica de raza; en todo caso, ninguna son todavía hoy fuentes de conflictos en el seno de socieda
propiedad psicológica en particular se vincula a las razas; y des muy evolucionadas, Estados Unidos o Irlanda. Pero sa
por encima de todo, lo absurdo y peligroso del racismo es bemos también que estos conflictos son más complejos; el
triba en que presupone inferioridades y superioridades, y no problema negro en los Estados Unidos es tan social como
simples diversidades y diferencias. De hecho, el racismo no racial; el problema irlandés es tan etnopolítico como religio
es más que un caso particular de la desconfianza y el despre so. De hecho, las guerras propiamente dichas y los «movimien
cio instintivos que resienten los hombres hacia aquellos que tos nacionales» contra las dominaciones políticas extranjeras
son exteriores a su grupo; racismo y xenofobia se separan tan son de otra naturaleza. La división en «naciones» tiene poco
sólo por matices y grados, y esta última se agudiza únicamente que ver con la existencia de las razas. Y es así, en primer lu
cuando los signos materiales (rasgos físicos, lengua) permi gar, por la sencilla razón de que actualmente ningún grupo
ten distinguir mejor los grupos. humano importante es racialmente homogéneo. Los proble
De ahí podemos deducir varias conclusiones histórica mas de raza y de mestizaje en diversos grados han estado más
mente útiles: 1) de hecho, el mundo no se divide en grupos imbricados, desde hace dos siglos, con problemas de jerar
de «razas», sino en una multiplicidad de «culturas», combi quía y explotación sociales (América latina, sociedades coIo-
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niales), que con problemas de diplomacia y de guerra. «R a ...e l individuo se concibe como el último eslabón de
zas y clases» es un problema existente. «Razas y guerras» lo una genealogía, la sociedad como una yuxtaposición de li
es mucho menos. La noción de «raza» es uno de los compo najes ...
nentes de la de «grupos étnicos» pero todavía existe dife ... como es obvio, la leyenda originaria no tiene en sí
rencia entre un «grupo étnico» y una «nación». misma ningún ^ndamento; puesto que las tribus resultan
de la coagulación de elementos diversos, mucho más que
de la fecundidad de los antepasados reconocidos. Sin em
L o s GRUPOS ELEM EN TALES: DE LA FAM ILIA A LA TRIBU bargo, tal imagen está lejos de ser únicamente una repre
sentación mental, una leyenda para niños, un producto fol
La «etnografía» describe los grupos de hombres, y pos klórico. Dibuja, en efecto, los niveles de los estratos que
dividen la sociedad ...
teriormente la «etnología» intenta sistematizar y formalizar
Estos mitos sobre los orígenes son la proyección inte
sus caracteres. En «etnos» hay la idea de un origen común,
lectual de las estructuras sociales y éstas no tienen nada de
o de rasgos comunes (algo que, en cambio, no está en «de legendario y aparecen en todos los aspectos de la vida del
mos», grupo político) (cf, Benveniste, Le vocabulaire des ins grupo; tanto en la distribución de la tierra como en la mor
titutions indoeuropéennes, t, I, p, 90). Grecia y Roma tienen fología del hábitat o en la práctica religiosa o jurídica.
una concepción de los grupos que proceden de la familia y Dejemos la leyenda y observemos a los actores: un pri
que forman círculos concéntricos; en Grecia: genos, fratra, mer tipo social lo proporcionan los bereberes marroquíes
filé; en Roma: gens, curia, tribus {ibid., p. 257). Del tema del Anti-Atlas, estudiados por Robert Montagne. La uni
«weik-woiko» derivan, en griego, «oikos» (casa) y, en latín, dad social más pequeña es el hogar, la familia. Es la unidad
«vicus» (burgo o barrio), palabras en las que el sentido se más viva y contribuye a formar grupos sociales más amplios;
ha deslizado desde la designación de un grupo humano al de en primer lugar, los caseríos, que reúnen 20 o 30 hogares.
Cuatro o cinco caseríos constituyen a su vez un jem’aat.
su hábitat.
La reunión de varios jem’aat forma la unidad política, la
Pero veamos otros ejemplos.
tribu. El gobierno de ésta es el anfaliz, reunión de notables,
De Le Maghreb avant la prise d’Alger, de Lucette Va- de los hombres de confianza de cada pueblo. En lo esencial,
lensi (1969), recordemos el párrafo siguiente: el horizonte del individuo se limita a la tribu. En su inte
rior tomara esposa, resolverá sus problemas jurídicos o cum
Escuchemos la historia de los Uled Sidi el Hani, insta plirá con sus deberes religiosos.
lados en la región de Cairuán: el fundador de la tribu vino Pero dado que la sociedad está compuesta por una jmx-
de Marruecos, de la Seguia el Hamra: tuvo seis hijos y cada taposición de tribus, éstas no son totalmente extrañas entre
uno de ellos dio origen a las seis fracciones actuales. Ca SI. Entre ellas se establecen relaciones de alianza o de
da una constituye un duar en torno a la tumba del antepa oposición: se forma parte del mismo leff o soff. Es cierto
sado. La historia de los Uled Sidi Tlil, tunecinos igual que esos sistemas de alianza funcionan sobre todo en caso
mente, es muy parecida; Sidi Tlil, descendiente de uno de de conflicto. Pero no únicamente. Algunas grandes pere
los primeros califas, es el padre de cuatro hijos, cuya des grinaciones a la ermita de un santo patrón desbordan el
cendencia constituyen las cuatro fracciones actuales ... marco tribal y reúnen a varias tribus confederadas
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Así es la yuxtaposición de las «sociedades segmentarias», ciones nacionales y políticas de la Europa occidental de las
tribales. Allí donde perviven como comunidades vivas se ma que dependemos nosotros. Sobre este punto podemos intro
nifiestan en el paisaje. Por ejemplo, las comunidades indias ducir algunas observaciones útiles;
de los Andes («ayllus»). «Desde Sillanayok’ se ven tres ayllus: 1) Hay toda una ideología de la patria como valor mo
Pichk’achuri, K ’ayau, Chaupi. Tres torres, tres plazas, tres ral supremo que tiene un origen romano y que, a través de
barrios... “ Un pueblo indio” , dicen los viajeros al llegar a esta la «cultura clásica», triunfó en los países de lengua romance
cumbre» (J. M. Arguedas, Yawar fiesta, «Pueblo indio»). después del Renacimiento — Francia, España, Italia— . Los
Entre estas formaciones elementales, los conflictos, las poetas de la Pléyade intentan calcar un mito histórico fran
guerras no existen necesariamente. Debemos constatar que cés sobre el modelo de la Eneida. «Francia, madre de las ar
hay sociedades sin guerra para evitar dar al fenómeno un cer tes, de las armas y de las leyes...» Corneille da, con Horace,
tificado de necesidad. Sin embargo, en el caso de la sociedad el prototipo de la tragedia patriótica. Y la Revolución adopta
griega, según J. P. Vernant {'Problèmes de la guerre dans todo el vocabulario de los discursos de Tito Livio. Mousnier
la Grèce ancienne), la guerra está en todas partes: en el voca demostró un día, en un coloquio, que los clichés estilísticos
bulario, en los ritos (combates ficticios), en el derecho (soli de la «Marsellesa» se encontraban todos en ciertos textos del
daridades familiares de las «vendettas»); es una relación «na siglo XVI. Ello no significa que la «nación» francesa tuviera
tural» entre «ciudades», una vez éstas han establecido un ya en el siglo xvi todos los matices que la Revolución da a
sistema judicial para los conflictos interiores. esta palabra. En cambio, sí significa que las tradiciones cul
turales, la educación de los colegios, el vocabulario aprendido
en la escuela, juegan un papel importante en la elaboración
L o s IM PERIOS. E l LEGADO DE ROMA ideológica de una conciencia de grupo.
2) Las grandes regiones de Europa occidental que han
Sin embargo, lo más corriente es que por encima de las constituido el marco moderno de las naciones-estado unifica
divisiones tribales elementales se constituyan unidades polí das y centralizadas habían tenido, antes de la disgregación
ticas muy amplias a las que designamos — por simple como feudal, una cierta unidad, una cierta personalidad, en el inte
didad— con el nombre de imperios, siendo los más caracte rior del imperio romano en su mejor período de organización.
rísticos los que son a la vez monárquicos y teocráticos y cuyo En consecuencia, existe una proyección de las realidades polí
soberano es simultáneamente rey, sacerdote y dios: Egipto, ticas modernas sobre nuestras representaciones históricas. E]
Asiria, China, Japón, imperio incaico, etc. Pero el paso «de historiador francés Camille Jullian dice, refiriéndose a la C a
los clanes a los imperios» (título de la obra de Moret y Davy lia; «no dudo en pronunciar la palabra “ nación” ...» Y el fi
sobre Egipto, en la colección « L ’évolution de l’humanité») lólogo español Menéndez Pidal ve en el «mapa cultural» de
es un proceso complejo que interesa a la vez al etnólogo y al la Hispania romana una perfecta prefiguración de la España
historiador. del Siglo de Oro. En Venecia escuché cómo un niño de diez
La formación y la disolución del imperio romano nos años demostraba, con un manual, que «Italia» había domina
afectan más de cerca puesto que de allí surgieron las forma do Europa.
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Pero a la vista de lo que sucedió tras la desaparición del leyes y determinado las diferenciaciones lingüísticas, por una
poder militar y político romano cabe pensar que su penetra conciencia de la existencia de «nacionalidades», menos vin
ción en las profundidades de las sociedades dominadas y de culadas a la tierra (se ha hablado de «nacionalidades ambu
sus estructuras tribales no era mucho mayor que la realizada lantes»), pero más a los orígenes lejanos (godos, vándalos,
en nuestros días por las dominaciones coloniales europeas en normandos...) y a las particularidades lingüísticas.
África, por ejemplo. Las pequeñas circunscripciones adminis 2) De esta forma las «naciones» se asimilan a las len
trativas romanas — los pagi— se calcaron sobre los territorios guas («linguae seu nationes», escribe santo Tomás). En las
de las tribus; y los «condados» feudales se calcaron a menu Universidades, los estudiantes se agrupan en «naciones», se
do sobre los pagi. gún su lengua. Por otra parte, surgen en seguida los «estereo
Así, pues, el mundo feudal de Europa occidental se fun tipos nacionales» que caracterizarán, a lo largo de la historia,
da sobre una triple herencia, en cuya reconstitución invirtió la forma caricaturesca con que cada pueblo ve a los extran
un largo período: la de las lejanas estructuras tribales, la de jeros:
las hordas «bárbaras» del norte y del sur (germanos y árabes)
que sobrepusieron sus propias estructuras y costumbres a las «Los ingleses unos borrachos provistos de cola, los fran
viejas realidades de la tierra, y finalmente la de los recuerdos ceses orgullosos y afeminados, los alemanes brutos y diso
(o nostalgias) de la sobrestructura política romana. lutos, los normandos presumidos y fanfarrones, los del Poi-
tou traidores y aventureros, los borgoñones vulgares y es
túpidos, los bretones inconstantes y fútiles, los lombardos
L o s PRINCIPIOS DE AGRUPAMIENTO EN E L PERÍODO FEUDAL avaros, viciosos y miedosos, los romanos sediciosos y calum
niadores, los sicilianos tiránicos y crueles, los de Brabante
Las relaciones feudales propiamente dichas son esencial sanguinarios, incendiarios y bandidos, los flamencos pródi
mente «personales» y la noción de estado se pierde; el senti gos, glotones, blandos como la mantequilla y holgazanes ...
tras lo cual, después de los insultos, se pasaba a menudo a
miento de «pertenencia» se refiere a la persona del señor
los golpes» (Jacques de Vitry, citado por Le Goff, Civili-
(«somos del señor tal...»). Sin embargo, la comunidad rural, sation de VOccident médiéval, p. 343).
y muy pronto las «comunas» urbanas, constituidas a menudo
contra los poderes feudales, representan fuertes solidaridades. El texto muestra que la noción de nacionalidad se vincu
Pero cabe preguntarse qué es lo que, en esa atomización, pre la en este caso a una comunidad psicológica reconocida, pero
para, por una parte, la conciencia de comunidades más am no identificada con uno de los grandes conjuntos políticos que
plias y, por otra parte, el renacimiento de estados definidos existen actualmente; se tiene la impresión de que cada una
territorialmente y políticamente fuertes. de las unidades intermedias que hoy en día llamamos «pro
Pueden distinguirse varias corrientes: vincias» o «regiones» hubiera podido originar un estado polí
1) La unidad política del imperio romano y la «territo tico: por otra parte, son muchas las que en un momento de
rialidad» de las divisiones étnicas más antiguas se sustituye, terminado han apuntado hacia este destino (estado borgoñón,
con la llegada de las hordas bárbaras que han impuesto sus Sicilia, etc.). Confróntense en diversas colecciones las histo
160 INICIA CIO N A L VOCABULARIO H IS T O R IC O
P U E B L O S, NACIO NES, ESTADOS 161
rias de las provincias francesas, a menudo bien hechas, o,
para estudios más amplios, el Franche-Comté sous Philip- bla del «país» (noción popular; horizontes familiares, senti
pe I I de Luden Febvre, o mi Catalogne dans l’Espagne tno- miento de pertenencia, lengua común); el escriba eclesiástico
derne. En este último caso yo he insistido sobre la precocidad traduce al latín y pone «patria»; los traductores actuales es
del aparato de estado y del «patriotismo lingüístico» (en el criben «patria», con lo que se corre el riesgo de atribuir a
cronista Ramón Muntaner). Juana de Arco un vocabulario y unos sentimientos muy dis
3) A pesar de estas tendencias, la edad media occidental tintos de los suyos, más sabios y más modernos. De la misma
se caracteriza, sobre todo entre los clérigos intelectuales, por manera, en una presentación bilingüe del Journal des États
una condena de esas divisiones en nombre de la unidad de Genéraux de 1484, de Jean Masselin, se encuentra, en la
la «Cristiandad», cuyos símbolos son la Iglesia y el latín. traducción francesa, la expresión; «Estas son las ventajas que
Se sueña con rehacer tal unidad contra los cismáticos (Bizan- obtiene la nación con la ayuda aportada por los grandes al
cio), contra los infieles (el Islam) y contra los paganos (los rey»; pero el texto en latín dice; «attulit has utilitates regno
eslavos, Africa, el Gran Khan); y el sueño dura desde las procerum ad regem accessus»; así, donde los coetáneos decían
Cruzadas hasta Cristóbal Colón. «reino», el traductor transcribe «nación». Es un abuso grave.
4) Frente a la autoridad espiritual (el Papa), otros que El mismo traductor escribe; «enviar embajadores a Italia, a
rrían rehacer la unidad política del Imperio (Sacro Imperio Alemania, a España», cuando el texto dice; «in ItsMas... Ger-
romano de nacionalidad germánica). Sabemos que los «esta maniízj, Hispanií7j», lo que proyecta demasiado lejos en el
dos» — formas políticas forjadas a la vez a partir de solida pasado nuestra visión de una Alemania, una Italia, una Espa
ña; la edad media veía varias.
ridades y a través de conflictos— se realizarán en marcos que
serán a la vez más pequeños que el imperio y más grandes
que las nacionalidades provinciales. Como siempre, lo harán
utilizando elementos de origen y de naturaleza diversos; a) la E l n a c im ie n to d e l e s t a d o m o d e rn o
Y su s r e l a c i o n e s c o n e l fe n ó m e n o n a c ió n
soberanía restringida, de naturaleza feudal, b) el aspecto sa
grado de la «realeza» (consagración, reyes taumaturgos), c) el
aspecto romano del derecho, de la ley («legistas»). Observe En el período llamado «moderno», transición entre la
mos, sin embargo, que las solidaridades en torno a un «rey» edad media en que la estructura feudal caracteriza la sociedad,
se manifiestan particularmente cuando los súbditos se sienten y el período llamado «contemporáneo» en que triunfa el ca
de la misma «naturaleza» que el rey; en «naturaleza», como pitalismo industrial, se precisan dos fenómenos — que no
en «nación», encontramos de nuevo la idea de «nacimiento», carecen de relación entre sí— : el ascenso del capitalismo co
es decir, de un origen común (como en los mitos tribales de mercial en la economía y el fortalecimiento del estado en al
Africa del norte). gunos territorios europeos que pasan sucesivamente a primer
Pero hay que andarse con mucho cuidado con el vocabu plano debido al crecimiento económico de los tiempos mo
lario y con las traducciones-abusivas de los antiguos términos; dernos; España y Portugal, Francia, Inglaterra, Países Bajos,
por ejemplo, durante el proceso de Juana de Arco, Juana ha con la afirmación progresiva de las solidaridades «nacionales».
Estado-nación y Renacimiento. Hemos indicado ya de qué
162 IN ICIA CIÓ N A L VOCABULARIO H IS T Ó R IC O P U E B L O S, N ACIO NES, ESTADOS 163
manera los modelos antiguos, y especialmente el romano, El «mercantilismo» no es la teoría sino la justificación
ofrecían a la Francia del siglo xvi (Maquiavelo hubiese que intelectual de una práctica: el estado se asimila al príncipe,
rido poder decir a «Italia») un vocabulario, una literatura, y la nación al estado. La palabra «nación» no se pronuncia
una concepción jurídica (escuelas de derecho escrito), pero al todavía con un nuevo sentido, o rara vez. Pero se insiste mu
mismo tiempo le inspiraban el deseo de expresarse en su pro cho sobre la solidaridad de intereses entre los súbditos de un
pia lengua {Défense et Illustration de la Langue française de príncipe, y entre el príncipe y los súbditos. Podemos seguir
Du Bellay, «Ordonnance» de Villers-Cotterets, que obligaba el paso de la concepción económica «mercantilismo» («acre
a redactar en francés los documentos públicos); la lengua se centar», «aumentar» la riqueza del grupo defendiéndose y
convertía en el signo de la unidad política, tras haberlo sido en caso de necesidad mostrándose agresivo frente a intereses
de una vaga comunidad de «nación». extranjeros) a la concepción política ya «nacionalista» (antes
Estado-nación y Reforma. La Reforma iba en el mismo de hora) a través de una serie de escritos farragosos pero lle
sentido. La religión abandonaba el latín a favor de las lenguas nos de sentido: en el caso de España, en los «arbitristas» (si
Uamadas hasta entonces «vulgares». Lu tero es considerado glos XVI y X V II ) que lloran la decadencia de su país (ellos
tradicionalmente como uno de los grandes antepasados de la dicen «nuestra España») y proponen soluciones; en el caso
«nación» alemana. Sin embargo, en Alemania, este signo tar de Europa central, en los «cameralistas», consejeros de los
dará mucho en coincidir con un estado. Pero el principio príncipes, donde se encuentran fórmulas como «Österreich
«cuius regio, eius religió» reforzará la idea de que los súb über alles, wann es nur will» («Austria por encima de todo,
ditos de un mismo príncipe deben formar una comunidad en el caso de que ella quiera»); y finalmente, en el caso de
uniforme. Inglaterra, en el siglo xvii, en los teóricos como Thomas
Estado-nación y economía: el mercantilismo. Uno de los Mun {La riqueza de Inglaterra por el comercio exterior)-, este
principales símbolos — y quizás el más eficaz— de la unidad último, en su prefacio, recomienda a su hijo la piedad, y
del estado moderno es la unificación de las monedas, que en después
Francia se realizó contra las monedas señoriales existentes,
a principios del siglo xvi. la Política, es decir, cómo amar y servir a la Patria, instru
De hecho se había practicado una «política económica» yéndote en los deberes y conducta de varias profesiones,
nada razonada pero espontáneamente elaborada en Francia que a veces dirigen, a veces ejecutan los negocios de la re
bajo Luis X I (1461-1483), en España bajo los Reyes Católi pública; en la cual, algunas cosas tienden especialmente a
cos (1469-1479 hasta 1505-1516), en Portugal bajo la dinas conservarla y otras a engrandecerla ... y en primer lugar ex
tía de Avis, en Inglaterra bajo los Tudor. Control de las pondré algo acerca del comerciante, porque éste debe ser
minas, miles de reglamentos industriales, privilegios a la ma el agente principal de esa gran empresa.
rina, son muchas las tendencias comunes de los jóvenes «es
tados», que de esta manera refuerzan y unifican los intereses El siglo XVII demuestra ya que una burguesía mercantil
sobre el territorio que gobiernan, los cuales, por otra parte, puede asumir políticamente la responsabilidad de un estado,
son su primera fuente de inspiración. y levantar a toda una población contra un poder extranjero:
164 INICIA CIÓ N AL v o c a b u l a r i o H IS T Ó R IC O PUEBLOS, NACIONES, ESTADOS 165
esta es la historia de las «Provincias Unidas» o Países Bajos que, en realidad, la comunidad nacional y el sistema de esta
protestantes, que se liberan, tras una larga lucha, de la solje- do creados por la Revolución francesa pasaban a las manos
ranía española. Es evidente que no se trata de la primera de una nueva clase social y no a las de todo el pueblo. Sin
manifestación de un «sentimiento nacional» que se lanza efi embargo, los campesinos franceses, liberados de las numerosas
cazmente contra un poder extranjero (cf. Francia, guerra de cargas feudales y fiscales, y beneficiarios muchos de ellos de
los Cien Años), pero es la primera guerra nacional que culmi la redistribución de la propiedad, habían sentido muy pro
na con la formación de un estado nacional. fundamente que la amenaza extranjera era, al mismo tiempo,
El segundo ejemplo es, por así decirlo, inverso, pero con una amenaza sobre sus conquistas sociales. En 1814 tuvieron
firma la misma correlación. Es el de Francia en el siglo xviii: mucho miedo de que la derrota de Francia pudiera propiciar
la burguesía enriquecida, la nobleza levantisca, la élite inte un retorno de los nobles y de sus derechos. Así se constituyó,
lectual de la Francia «de las luces» del reinado de Luis XV, durante la Revolución francesa, una asimilación entre defensa
son fácilmente «cosmopolitas», anglófilos, mientras los am de la Patria y defensa de la Revolución, entre la idea de
bientes provinciales, incluso populares, son fácilmente parti «nación» y la idea de gobierno salidos de «la voluntad del
cularistas, recuerdan las antiguas «libertades», las antiguas pueblo». Ello explica que, durante el siglo xix, no siempre,
«naciones» (Bearn, Comté, Provenza...); se trata de manifes pero en la mayoría de los casos, la idea «nacional» sea una
taciones de descontento, de oposición al sistema político. Pero idea ligada a las nociones de libertad e igualdad, una idea
de repente, en vísperas de 1789, la palabra «patriota» toma popular, sospechosa para los conservadores, para los hombres
el significado de «amigo del bien público», y la palabra «na del antiguo régimen.
ción» el del conjunto de los súbditos por oposición a la mo
narquía o a las pequeñas minorías privilegiadas. La Revolu
ción crea de entrada la «Asamblea nacional», la «Guardia E l s i g l o x ix ; l a f a s e « n a c i o n a l i t a r i a »
nacional»; Bailly contesta al enviado del rey: «La Nación
reunida no puede recibir órdenes»; y cuando la invasión ex En efecto, durante y después de la Revolución francesa,
tranjera amenaza las conquistas de la Revolución, la batalla un doble movimiento sacudió a Europa y, dentro de ciertos
de Valmy se gana al grito de «¡Viva la Nación!». límites, al mundo: Francia, tras haberse defendido de una
Donde se demuestra la intuición de Voltaire, que había reacción política impuesta desde el exterior, invade militar
escrito; «Un republicano se siente siempre más ligado a su mente gran parte de Europa e introduce allí reformas social
patria que un súbdito, puesto que se ama más el bien propio mente progresivas; pero la opresión militar que impone pro
que el del amo». voca una lucha a menudo ambigua, porque sus impulsores
Está claro que no dejaba de ser una ilusión, por parte son simultáneamente: 1) los partidarios del antiguo régimen,
del hombre del pueblo, del sans-culotte de 1793, creer que 2) las capas sociales que tienen interés en oponer a los fran
había conquistado realmente la patria francesa como un «bien» ceses sus propios principios, 3) los combatientes populares
suyo. Los sistemas censitarios, la administración napoleónica, espontáneos que a sus razones cotidianas de odiar al invasor
todo el juego del régimen económico, mostrarán a las claras suman a veces un sentimiento religioso, tradicionalista, comu
166 IN ICIA CIÓ N A L v o c a b u l a r i o H IS T Ó R IC O
P U E B L O S, N ACIO NES, ESTADOS 167
nitario, antiliberal, y a veces un sentimiento revolucionario. miten entender las relaciones entre las posiciones de rlac»
Sobre estos diversos puntos se pueden consultar las co y la idea de «nación» surgida en 1789.
municaciones de un coloquio celebrado en Bruselas en 1968, Pero aquí cabe introducir otro matiz: la noción alemana
en el Instituto de Sociología, sobre el tema Occupants et oc- de nacionalidad que exaltaron entonces las obras de Herder
cupés, 1794-18U. y Fichte no correspondía en absoluto a la noción francesa
Este libro muestra los vínculos (o las contradicciones) de «voluntad general» claramente expresada en una especie
entre las reacciones de grupo y las reacciones de clase frente de contrato, sino por el contrario a un vago sentimiento de
a las invasiones francesas, primero revolucionaria y después pertenencia a un «pueblo» — el Volksgeist— , herencia de
napoleónica. A niveles muy distintos, vemos cómo se alian la raza, de la lengua, de la historia, fundamento de una «co
al ocupante francés o cómo se coaligan en contra de él grupos munidad» {Gemeinschaft) y no de una sociedad {Gesell
burgueses en busca de un nuevo poder social, políticos re schaft), dirá más tarde el filósofo Tönnies. Este aspecto román
formistas, fuerzas del antiguo régimen, «guerrillas» popula tico de los valores nacionales jugará, por otra parte, un pa
res que en según qué ocasiones recuerdan a los ejércitos revo pel importante en el siglo xix (y no sólo en Alemania) con la
lucionarios y en según cuáles a la Vendée. Subrayaré dos aparición de los «nacionalismos» que deificarán a la comu
ejemplos: nidad.
En Vrusia, hombres como Stein, Hardenberg, Gneisenau Segundo ejemplo: España. En la lucha contra Napoleón,
vieron con extrema claridad que era posible hacer volver con el conflicto es especialmente complejo y contradictorio; Na
tra Napoleón y contra Francia los principios mismos de su poleón aparece ante los ojos de algunos tradicionalistas como
revolución; iniciaron reformas «desde arriba» («von oben»), el Anticristo ateo, pero algunos conservadores habían creído
contra la servidumbre, contra los derechos indirectos; los bur ver en él al restaurador de la religión y del orden; algunos
gueses deseaban (como escribe uno de ellos al rey en 1807) reformadores de la España del siglo xviii pensaban que Na
que «todos los ciudadanos y habitantes del Estado deben poleón modernizaría España como habían deseado los minis
poder aspirar por igual a los mismos derechos, deben ser úni tros del «despotismo ilustrado»; pero los espíritus más revolu
camente los miembros de un gran todo, y no deben hacer cionarios veían en él al confiscador de las hbertades de 1789.
valer más ventajas que las adquiridas por conocimientos más Finalmente, los «colaboracionistas» — los afrancesados— fue
elevados y por el mérito propio y verdadero». ron pocos; unas Cortes, en Cádiz, votaron unas leyes muy di
Pero los nobles rurales prusianos eran muy conscientes rectamente inspiradas en la Revolución francesa; pero entre
del peligro de una tal concepción del «todo» nacional. Uno los guerrilleros campesinos, la gran mayoría luchaba por la
de ellos exclamaba: «Nation, das klingt jakobinisch», «N a tradición, la religión, las costumbres comunitarias poco com
ción, esto suena a jacobino». Y otro, el chambelán Von Reck, patibles con el liberalismo económico; cuando regresó el rey
«hubiera preferido perder otras tres batallas de Auerstaedt exiliado fue aclamado a la vez por ese pueblo tradicionalista
antes que aceptar el edicto del 9 de octubre de 1807 que y por la aristocracia del antiguo régimen; al suprimir la obra
abolió la servidumbre y el privilegio de la nobleza sobre la de las Cortes, desterró de España toda «revolución burguesa».
propiedad de la tierra». Son este tipo de frases las que per El resultado, un siglo más tarde, será esta curiosa paradoja:
168 IN ICIA CIÓ N A L VO CABULARIO H IS T Ó R IC O P U E B L O S, NACIO NES, ESTADOS 169
España, que, entre 1808 y 1814, había dado pruebas de una los héroes de la Independencia (culto a Bolívar) parecen haber
unidad y de un vigor nacional excepcionales, verá cómo unas sido tanto más violentos en las ideologías políticas hispano
regiones nostálgicas de la revolución burguesa (Cataluña, País americanas cuanto más estrechas eran las bases de las comu
Vasco) se despegan de una de las «naciones» más antiguas de nidades (el culto de la «patria» se convirtió en una incum
Europa. Las viejas «nacionalidades provinciales» resucitarán bencia de las «clases políticas» e intelectuales, sin poder pe
y querrán transformarse en «estados». netrar ampliamente en las masas aisladas, desde el punto de
Podemos relacionar esta historia con el caso de las «na vista étnico y lingüístico, y analfabetas).
ciones» de la América española: unas minorías, aristocráticas La Europa del siglo X IX está dominada, históricamente,
o burguesas, aprovecharon, en las diversas unidades adminis por el «problema de las nacionalidades». El tema es bien co
trativas del imperio americano español, el episodio napoleó nocido. ¿Como podemos definir mejor esos términos, «na
nico para declararse independientes e imponer la independen cionalidad», «nación»}
cia con las armas, a imitación de los Estados Unidos y con el Como ya hemos dicho, la idea de «nación», ligada a los
apoyo inglés. Cabe subrayar que no consiguieron, a pesar del principios de la Revolución francesa (en particular al de la
deseo y del genio de Bolívar, una «nación hispanoamericana» «voluntad nacional»), es una idea «progresista» para los hom
única; como en el caso actual de las colonias liberadas de Áfri bres del siglo XIX. La expresión «nacionalitaria» podría ser
ca negra, calcaron sus fronteras sobre las divisiones adminis adecuada para calificar esta dominante, por otra parte más
trativas coloniales existentes. Y la causa estriba en que el per sentimental que teórica. El «derecho de los pueblos a dispo
sonal político que perseguía un poder concreto, no podía ner de sí mismos» forma parte del bagaje ideológico «de iz
conseguirlo dentro de marcos excesivamente amplios. En quierdas», incluso del anarquizante. Por el contrario, las po
cuánto a las capas populares, hacía siglos que estaban explo tencias del antiguo régimen y los temperamentos autoritarios
tadas a la vez por la aristocracia criolla y por la administra se inquietan ante los trastornos revolucionarios que implica
ción colonial española. Según los momentos, según las ven rían una remodelación de Europa según el «principio de las
tajas que se les otorgaron (y que fueron muy escasas), o las nacionalidades». La Inglaterra liberal o el «nacionalitario»
represiones que les alcanzaron, las masas populares tomaron Napoleón III no apoyan sino dentro de ciertos límites los
parte en el movimiento de independencia — México— , no se avances de la liberación, que han coincidido siempre con las
movieron (Perú), o combatieron al lado de los españoles («lla grandes crisis revolucionarias (1830, 1848).
neros» de Venezuela). De hecho, era difícil que las masas Grosso modo, las clases dirigentes son bastante favora
indias y negras se sintieran parte integrante de una comuni bles a las nacionalidades que sacuden el yugo turco (Grecia,
dad con unas minorías que a menudo las rechazaban. Habrá Bulgaria, etc.), muestran a la vez admiración y preocupación
que esperar hasta muy tarde (1868 en Cuba, a menudo hasta ante la marcha de la unidad italiana y de la unidad alemana
el siglo xx) para que los movimientos de masas se incorpo y, finalmente, no se atreven, o casi, a apoyar a las naciona
ren a unos nacionalismos justificados por otros imperialismos lidades que podrían amenazar a las grandes potencias rusa,
extranjeros. Y, sin embargo, es curioso observar que el nacio prusiana y austríaca, y se distancian en particular de Polonia,
nalismo, el patriotismo, la exaltación hasta el fetichismo de que afectaría a las tres a la vez. Pero a los republicanos, a los
170 IN ICIA CIÓ N A L VOCABULARIO H IS T Ó R IC O P U E B L O S, NACIO NES, ESTADOS 171
revolucionarios, intelectuales u obreros, les gusta gritar nes de Alemania, si dejamos aparte los vínculos industria
«¡viva Polonia!». les. A medida que aquí se han ido fundando grandes socie
En los casos de Alemania e Italia son a la vez clases y dades, a medida que los intereses materiales se han ido
regiones particularmente activas las que toman la iniciativa haciendo más variados, toda la política ha tomado un cariz
de la unidad: Prusia y Piamonte. Nada se parece tanto a la más realista. Han sido los intereses de la industria los que
coalición de políticos, intelectuales y hombres de negocios han dado a la forma vacía del Zollverein su contenido mate
que, después de 1945, intentan crear el mercado europeo y, rial. Si Alemania no hubiera entrado en la vida industrial,
a ser posible, la Europa supranacional, como la coalición del aún no habríamos superado la fase lamentable de la divisióri
interior.»
mismo tipo que, entre los años 1820 y 1870, trabajó en pro
de la unidad alemana. El mercado común alemán se creó bajo
la forma de Unión aduanera, el Zollverein. Renán, en su in Algunos años antes, Friedrich List había expuesto la teo
tento de subrayar los caracteres intelectuales y morales del ría del «sistema nacional de economía»; veamos algunos frag
mentos;
factor «nación», escribió un día: «una nación no es un ZoU-
verein»; pero el poeta popular alemán Von Fallersleben, para
Pero entre el individuo y el género humano existe la
subrayar, por el contrario, el papel del Zollverein, dijo en
nación, con su lenguaje popular y su literatura, con su ori
unos graciosos versos que el jabón, las cerillas y otras mercan
gen y su historia propios, con sus costumbres y sus hábitos,
cías sin importancia habían hecho más por la patria alema sus leyes y sus instituciones, con sus pretensiones a la exis
na que todos los teóricos. tencia, a la independencia, al progreso, a la duración, y con
Vale la pena conocer algunos textos característicos de la su territorio separado; asociación que se ha convertido, por
vinculación entre idea nacional e idea industrial; la solidaridad de las inteligencias y de los intereses, en un
En el Congreso de los economistas alemanes de 1862; todo existente por si mismo, que reconoce en su seno la
autoridad de la ley, pero que mantiene su libertad natural
«Ya es hora de que los industriales alemanes actúen en frente a las demás sociedades parecidas, y que, por consi
el sentido de la resurrección nacional de la patria, hacia la guiente, en el estado actual del mundo, sólo puede mante
que convergen hoy en día todas las fuerzas, a fin de que ner su independencia a través de sus propias fuerzas y de
el trabajo nacional llegue a ser reconocido en todos los ga sus recursos particulares.
binetes y en todas las cámaras, en toda la prensa y entre
el pueblo como uno de los pilares básicos de nuestra vida Y también:
nacional. Su propio interés y el interés de la patria son, en
último término, idénticos.» «La Escuela (librecambista) ha llegado a resultados tan
«Incumbe a la industria, a medida que crece, una signi absurdos porque, a despecho de los nombres que ha dado
ficación política en el seno de una nación que intenta pasar a su ciencia, ha excluido por completo de ella la politica
del estado de confederación {Staatenbund) al estado fede ignorando totalmente la nacionalidad, y sin tener en cuenta
rativo (Bundesstaat) de carácter nacional. Pocos son los vín para nada los efectos de la guerra sobre el comercio entre
culos económicos que traban entre ellas las diversas regio distintas naciones.»
172 INICIA CIÓ N A L VOCABULARIO H IS T Ó R IC O P U E B L O S, NACIO NES, ESTADOS 173
«El poderío político no sólo garantiza a la nación el cre mo término, le fue perjudicial. Lo mismo podría decirse del
cimiento de su prosperidad mediante el comercio exterior Japón. Estos dos casos han hecho decir al economista ame
y las colonias; le asegura, además, la posesión de esta pros
ricano Rostow que el nacionalismo ha sido un gran factor
peridad y de su existencia nacional, que es infinitamente
más importante que la riqueza material; a través de la Ley en el «despegue» económico capitalista {take off). La propo
de Navegación, Inglaterra se ha convertido en una potencia sición podría invertirse: el nacionalismo burgués nace del
política, y mediante esta potencia política ha sido capaz de «despegue» (cf. los textos de List). Digamos que ambos fe
extender su superioridad manufacturera sobre todos los pue nómenos están estrechamente ligados.
blos. Pero Polonia ha sido borrada de la lista de las nacio
nes por no poseer una burguesía vigorosa que sólo hubiera E l a p o g e o d e l o s « n a c io n a lism o s» y l a a p a r ic ió n
podido surgir con una industria manufacturera.»
D EL « i m p e r i a l i s m o » : CRISIS Y CONTROVERSIAS
«El comercio exterior sólo puede ser importante allí
EN 1905-1913
donde la industria nacional ha llegado a un alto grado de
desarrollo...»
Entre 1871 y 1914, la ideología «nacionalitaria» del si
«En una época en que la actividad y la mecánica ejercen
una influencia tan importante sobre la marcha de la guerra, glo XIX se transforma rápidamente en «nacionalismo», enten
en que todas las operaciones militares dependen hasta un diéndose con eUo una doctrina que considera la nación como
tal punto de la situación del tesoro público, en que la de el hecho fundamental y la finalidad suprema, a cuyo interés
fensa del país está más o menos asegurada según si la masa el individuo debe subordinarse e incluso sacrificarse y ante
del país es rica o pobre, enérgica o sumida en la apatía, el cual, en principio, deben desaparecer los intereses de grupo
según si sus simpatías se vuelcan sin reservas hacia la pa y los intereses de clase. Esta fórmula exaltada se predica tan
tria o se orientan en parte hacia el extranjero, según si es to entre los grupos nacionales que aspiran a la independen
posible armar a más o menos soldados, en una época así, cia — es decir, al estado— como entre las antiguas naciones-
más que nunca, las manufacturas deben ser consideradas estado o recientemente unificadas: Inglaterra imbuida de su
desde un punto de vista político.»
superioridad, Francia humillada por su derrota de 1870, Es
paña humillada por la suya de 1898, Italia poco satisfecha
Aquí se proclama, pues, la vinculación entre industria,
del papel que se le reserva, Alemania convencida de su des
burguesía y nación. Se dirá que la unidad alemana se consi tino mundial.
guió también a través de las victorias militares, bajo la direc
Es, en verdad, el momento en que, una vez constituidos y
ción de Bismarck y de un estado mayor de vieja aristocracia.
saturados los mercados nacionales, las rivalidades se mani
No es contradictorio. Y en ello estriba la originalidad de la
fiestan de pronto con más brutalidad en el reparto comercial
potencia alemana. En lugar de combatirse, las dos clases diri
y colonial del mundo; es el fenómeno del imperialismo, pro
gentes (antiguas clases feudales y nueva burguesía) se repar
clamado y bautizado por los teóricos de la expansión, Cham
tieron el trabajo. La eficacia fue grande. Pero el autoritarismo
berlain, Roosevelt, Guillermo II, Jules Ferry en Francia,
y la altivez militares, la «refeudalización» de la sociedad, con
Rosa Luxemburg, Lenin. Pero tanto esta palabra como este
firieron al nacionalismo alemán una agresividad que, en últi fenómeno merecerán una próxima lección.
174 IN ICIA CIÓ N A L VOCABULARIO H IS T Ó R IC O P U E B L O S, N ACIO NES, ESTADOS 175
De momento, detengámonos un poco más sobre los he Y lo mismo cabe decir de la ideología universitaria. E incluso
chos nación y nacionalismo que, precisamente, fueron viva la teoría sociológica (Durkheim). Si Péguy, en vísperas de
mente discutidos y quedaron finalmente mejor definidos ^ en 1914, pasa del socialismo al nacionalismo, no debemos creer
el curso de las tensiones y controversias que precedieron al que Jaurés, a pesar de su internacionalismo y de sus esfuerzos
estallido de 1914, contra la guerra, niegue la existencia del hecho nacional o la
El caso francés es, en principio, bien conocido, pero no necesidad de la «defensa nacional». Su libro L ’Armée nou-
siempre está bien analizado. Con razón se ha subrayado el velle (1911) intenta elaborar la teoría de una «nación arma
viraje, especialmente sensible tras el affaire Dreyfus, que da», que reclute sus oficiales entre las capas populares (o me
convierte la exaltación de la nación, de la patria, del ejército, dias); según él, el socialismo debe mostrarse
en una actitud «de derechas», no sólo conservadora sino tam
bién vinculada a las nostalgias monárquicas (Maurras) o dic dispuesto a asegurar el pleno funcionamiento de un sistema
tatoriales. Tal es, en efecto, el «nacionalismo» proclamado armado verdaderamente popular y defensivo ... será enton
(«nacionalismo integral», dice Acción francesa),® También es ces cuando podrá desafiar la calumnia puesto que se darán
en él, junto con la fuerza acumulada de la patria histórica,
cierto que en esos años 1890-1913, el movimiento obrero re
la fuerza ideal de la patria nueva, la humanidad del trabajo
volucionario (anarquismo, sindicalismo, algunas corrientes del y del derecho.
socialismo) se caracteriza no sólo por su internacionalismo,
sino por un antimilitarismo e incluso un antipatriotismo vio Jaurés abriga incluso la esperanza de convencer a los ofi
lentos; por otra parte, con el affaire Dreyfus, y debido al ca ciales mediante la eficacia de un ejército «organizado sin nin
rácter antirrepublicano de los nacionalismos, los partidos de guna preocupación de clase o de casta, sin otra preocupación
izquierda, incluso los no revolucionarios, desconfían de las que la de la defensa nacional propiamente dicha».
«ligas patrióticas» y de los cuerpos de oficiales. El problema consiste en saber si, en una sociedad de cla
Sin embargo, es más importante tener en cuenta (sobre ses, un ejército puede organizarse sin estas «preocupaciones».
todo para entender el impulso unánime de 1914) que tanto Veremos cómo Lenin subordinaba la noción de «pueblo ar
la doctrina oficial de la República como la masa de los fran mado» a la de revolución.
ceses conservan, procedente del siglo xix, la noción de pa
triotismo como deber sagrado, vinculado a la tradición repu
blicana, a los principios de 1789, etc. Toda la educación im L a s CONTROVERSIAS EN TORNO AL PROBLEMA NACIÓN-
partida por la escuela pública estaba orientada en este sentido,* REVOLUCIÓN EN E u r o p a c e n t r a l y o r ie n t a l
que el proletario no es más que un imprevisor y el arruinado y XX. Simiand descubre en ellos, como en el caso del ciclo
un fracasado, han pasado un poco a la historia. Se protegen corto, una complementariedad entre una fase favorable a la
las empresas marginales, se paga a los parados. Pero ¿qué proliferación de las empresas y una fase que efectúa la se
queda entonces de la imagen darwiniana del capitalismo se lección. Todo ello favorece el crecimiento.
lectivo? Pero las causas de este ritmo son menos claras que las del
Por otra parte, la misma selección, con sus corolarios de ciclo corto. Simiand se inclina por una explicación monetaria-.
eliminación por una parte, y de concentración por otra, ha descubrimiento de las minas de oro en el siglo xix, inflación
ido en contra del esquema original de la concurrencia. Así del siglo X X , seguidas de enrarecimientos relativos del dinero
lo han demostrado las grandes crisis norteamericanas. Y los y del crédito. Kondratieff ha pensado más bien en el papel
enormes aparatos productivos formados en los tiempos de propulsor de las grandes innovaciones tecnológicas (el ferro
«sobreinversión» pueden quedar inutilizados durante meses carril, por ejemplo), seguido de períodos más tranquilos de
y años (ya hemos citado cifras para el caso de Estados digestión del progreso por parte de la economía.
Unidos). Se ha insinuado también que las guerras podrían no ser
Otros movimientos, aparte del ciclo «intradecenal» del extrañas a esta sucesión de impulsos y retrocesos relativos:
que acabamos de hablar, y que sigue siendo el más destacado ¿acaso no son, por lo demás, creadoras tanto de inflaciones
y el más clásico, son también el resultado de la lógica de fun monetarias como de múltiples inventos técnicos? Queda el
cionamiento del capitalismo libre, y de su misma libertad. Los enigma de la periodicidad, que se resuelve mal con una ex
economistas «dirigistas» sueñan con utilizar, controlar o su plicación «factual». Y sobre todo, si las guerras entran en
primir todos estos movimientos. Un «coyunturalista» como Juego, ¿de dónde salen? ¿Diremos, como Jaurés, que el ca
Ernst Wagemann no ha disimulado nunca que el objetivo pitalismo «engendra la guerra como la nube engendra la tor
de sus investigaciones era una economía «konjunkturlos». menta»? De todas maneras, este rasgo no sería específico.
Pero mientras el dirigismo o la planificación son indicativos, Pero es cierto que en el capitalismo, más que nunca, existen
y no autoritarios, la sucesión de los impulsos y de las rece vínculos estrechos entre las economías de los grupos organi
siones se perpetúa, aunque se consiga atenuarla. Los espe zados y sus rivalidades político-militares.
cialistas de la técnica de previsiones señalan ciclos de menos En el siglo xx se ha podido observar que las crisis eco
de dos años, por debajo del clásico «ciclo de los negocios». nómicas más duras (1929 y quizá los años 70) se producen
Y, por encima de éste, un economista como Kondratieff cuando coinciden una crisis cíclica clásica y un giro (hacia la
y un sociólogo-historiador como Simiand han descrito alter* baja) del movimiento Kondratieff, con acentuación, en el
nativas de veinticinco años (más o menos) de facilidades en curso de la crisis, de las contradicciones de todo tipo, que
los negocios — no digamos de «prosperidad» para todos— y llevan finalmente al conflicto. Sin que ello fuera un despro
de veinticinco años (más o menos) de dificultades, de trabas pósito, se pudo creer, en los años 30, en una «crisis gene
— no digamos de «miseria», puesto que el consumidor puede ral» en la que podría naufragar el capitalismo. La crisis eco
beneficiarse de la baja de los precios- nómica tenía efectivamente vínculos evidentes con las crisis
Estos «ciclos de Kondratieff» han cubierto los siglos xix sociales (España, Austria, Junio de 1936 en Francia), políticas
250 INICIACIÓN AL VOCABULARIO H ISTÓ R IC O CAPITALISMO 251
(«frentes populares» contra la ascensión de los fascismos), dría demostrar que, en el período medio, los salarios reales
internacionales (exigencias explosivas de «espacio vital»). sólo han bajado excepcionalmente.
Pero la guerra, aunque ha eliminado a los fascismos agre Algunos estudios sociales, con su puntillismo factual
sivos, no sólo no ha desplazado al capitalismo sino que le ha (A. Kriegel), han tendido igualmente a subestimar las tensio
dado, bajo la dirección aplastante de los Estados Unidos, una nes coyunturales, mientras otros sobreestimaban los aspectos
vitalidad sorprendente, una enorme capacidad de creación psicológicos, incluso psicoanalíticos, de las explosiones del
tecnológica y económica, entre 1945-1950 y 1970-1975. Pero descontento obrero (huelgas del siglo xix, junio de 1936 o
en el reverso de la medalla, habiendo resistido a la «guerra mayo de 1968 en Francia).
fría», los socialismos soviético y europeo, la revolución china, De hecho, los bruscos sobresaltos de los precios (en 1920
la descolonización generalizada, los desafíos cubano y vietna llegan en Francia al 9 % mensual), los efectos sectoriales de
mita, limitan singularmente las certidumbres del capitalismo. las deflaciones aparentemente favorables al contenido de los
Las crisis del siglo xx han desembocado en el mundo en un salarios (1934), la necesidad de aumentar las horas de tra
estrechamiento de las zonas de dominio directo por parte de bajo en período de desarrollo (años 1960) demuestran que
las viejas potencias, pero también en una concentración de el propio siglo xx no ha superado las sacudidas del tiempo
los poderes del capital. En relación con este «centro» que corto. La patronal lo sabe (se ve por las encuestas de co5oin-
domina desde lejos a una «periferia» de docilidad desigual, tura), y sigue obsesionada por el temor a las crisis; a la
cabe preguntarse: 1 ) ¿sigue él mismo amenazado por sus con menor amenaza, deja de invertir.
tradicciones sociales?, y 2 ) ¿se parece todavía a la imagen que Y el obrero, por su parte, más avezado al sentido reía
tenía de su futuro el capitalismo de los siglos pasados? tivo de las remuneraciones nominales, tiene los ojos puestos
en el movimiento de los precios (¡y de los beneficios!). En
los períodos de horas extraordinarias multiplicadas no abriga
O b se r v a c io n e s so br e la coyuntura ilusiones sobre la proporcionalidad entre el incremento de
Y LAS lu c h a s de CLASE su esfuerzo y el incremento de su salario. Y ello sucede ante
el espectáculo cotidiano (que el capitalismo Victoriano hubie
El excepcional empuje de las economías capitalistas en ra, sin duda, desaprobado) de empleos improductivos, de
tre 1950 y 1970 (Estados Unidos, Escandinavia, Alemania, gastos ostentosos, de despilfarros masivos, que desmienten
Francia, Japón e incluso Europa mediterránea) ha llevado a el mito oficial de una formación de capital invertida por com
algunos analistas (Lévy-Leboyer, Perkins, New economic his pleto.
tory norteamericana) a la convicción de encontrarse frente a Al revés, en caso de recesión, si los precios bajan ¿cuán
un «éxito» decisivo, ante una economía self-sustained, kon- tos asalariados podrán mirar la situación a partir de salarios
junkturlos, con tendencia a trasladar esta calificación al pasa mantenidos? Todos se sentirán solidarios de las amputacio
do. Según ellos, la importancia dada a las crisis periódicas y nes de la masa salarial a través del paro. ¿Y quién se consi
a las luchas de clases sería únicamente el reflejo de un pre deraría satisfecho por la baja de precios? Esta satisfacción
juicio ideológico. Incluso fuera del muy largo plazo, se po ¡sería aprovechada en contra de los salarios! Hoy, en los
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años 70, a pesar de la recesión, los precios suben: ¡es la tras haber renunciado a un control político demasiado apa
«stagflation»'. * ¿Cómo aceptar un tope salarial? rente, ¿se parece a lo que era cuando daba sus primeros pa
Es cierto que la agitación social, en los países muy desa sos, a lo que prometía ser? Se ha hecho poderoso, un tanto
rrollados, ya no tiene la virulencia de antes. Las últimas alzas monstruoso. ¿Es esto su florecimiento pleno? ¿O la premo
del poder adquisitivo han sido demasiado rápidas para ha nición de su final?
berlas olvidado. Todavía se puede creer en promesas. La «po No es inútil situar este presente con referencia a las eta
lítica contractual», la «política de rentas», el cebo de las pas, en realidad muy variadas, que ha recorrido.
«promociones sociales», el hecho de hacer recaer la condición
proletaria pura en la mano de obra inmigrada, permiten en
marcar la lucha de clases dentro de una negociación entre U n a OJEADA A ALGUNAS ETAPAS DE LA ESTRUCTURA
potentes sindicatos, obreros y patronales, los cuales presio
nan sobre el estado pero ya no se atreven a proclamar que 1. La «acumulación primitiva del capital». Marx pasa
quisieran utilizarlo dictatorialmente. ¿Sucede acaso que un con razón por ser el mejor analista de la «acumulación primi
cierto equilibrio político-social ha sustituido al sueño del tiva». Y, sin embargo, abordó el tema con ironía. Según la
equilibrio por la economía, llevándose al mismo tiempo el anécdota sacada de Goethe: «¿D e dónde ha tomado tu pa
sueño revolucionario? Algunos lo creen, lo desean (o lo fin dre su fortuna? Del abuelo. ¿Y el abuelo? Del bisabuelo.
gen). Pero unas condiciones de este tipo, que hacen que Es ¿Y el bisabuelo? La cogió». Al principio, «se coge». La con
tados Unidos se inclinen hacia un capitalismo más social, los quista de los «nuevos mundos» («nuevos» para los conquis
países escandinavos hacia un socialismo de simple control y tadores) crea el mercado mundial, unlversaliza los intercam
España hacia la democracia, ¿presagian para el futuro un au bios, extiende el oro y la plata, hace subir los precios. Ahora
téntico «compromiso»? bien: ¿de dónde vienen el oro y la plata? Al principio, «se
Ni las estructuras del «neocapitalismo» ni la limitación cogen». Después se hace trabajar al indio con la «m ita», al
espacial de los países «avanzados», frente a las enormes masas negro con la esclavitud. Como pedestal a la esclavitud disi
de los países socialistas y del «tercer mundo», permiten creer mulada de los obreros europeos, era necesaria la esclavitud
en un mundo sin conflicto. El modo de producción socialista, sin tapujos del Nuevo Mundo (Marx). El «excedente» se for
en la actual fase de experiencias, obtiene, como sucedía en ma en las Indias. Adquiere valor en Europa, en cuyo mercado
los inicios del capitalismo, unos éxitos más económicos que se disputan los metales preciosos, los productos exóticos. Son
políticos, más cuantitativos que cualitativos. Pero ello puede los tiempos felices del capital mercantil y financiero. Por su
ser tentador para un «tercer m*undo» miserable. parte, las Indias reclaman el objeto manufacturado. Se esti
Y el modo de producción capitalista, que, a su vez, pe mula la industria europea (poco masivamente todavía). El
netra en este tercer mundo con todas sus fuerzas económicas, imperialismo español no «difunde» en modo alguno el capi
talismo en las Indias. Crea feudos, limita el mercado de la
* Combinación de estancamiento {stagnation) e inflación {inflation), plata, ahoga a los artesanos. La consigna instintiva (el futuro
característica de la crisis económica actual. [N. de la t.) «pacto colonial») es: hacer producir todo lo que sea precio-
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SO O exótico, reservar el mercado para los objetos importados. paración del capitalismo: las primeras intervenciones del es
En apariencia, división del trabajo. De hecho, «intercambio tado en la economía. Administradores, juristas, teólogos, re
desigual». De ello se aprovecha Europa (más aún que España, presentantes de las ciudades en las asambleas, procedentes
la cual se hunde en la inflación). «Mercader-manufacturero», muchas veces de ambientes mercantiles o artesanales, conci
«campesino-mercader», notario usurero, arrendatario de dere bieron la comunidad política, encarnada en el Príncipe, como
chos feudales y diezmos, todos acumulan dinero que hay que responsable de un patrimonio que defender y, en la medida
hacer fructificar porque se devalúa. Las clases feudales no pro de lo posible, que aumentar. Para ello había una regla: ven
ductivas se ven amenazadas con la ruina material. Preservan su der más que comprar, lo cual implica producir menos caro.
poder social, su jerarquía de valores. Durante mucho tiempo, «Producir»-, este concepto, que algunos creen ajeno al na
la burguesía no existe sino en germen. Y, sin embargo, ya ciente pensamiento económico, domina, entre 1600 y 1620,
desempeña un papel, la obra de hombres como Serra, Moneada, SuUy, Laffemas,
Montchrestien, los cuales definen la agricultura y la industria,
2, Capital financiero, mercantilismo, estado moderno. y destacan las masas pobres desocupadas (se las hace trabajar,
Capital usurero, capital financiero y capital mercantil esbo pero sin instrumentos masivos). «Ganar dinero» se convierte
zan, de hecho, una situación que a veces prefigura curiosa en el objetivo de todos. El espíritu burgués penetra en el
mente nuestra época. Potencias bancarias, sociedades comer estado. Marx ve ahí la primera forma, bruta, de la exigencia
ciales, lugares de intercambio, sistemas de crédito, órganos capitalista. Keynes ha esbozado también su rehabilitación de
de compensación internacional, e incluso pirámides moneta los mercantilistas. ¿Era necesario? Todos nuestros estadistas
rias escriturarias, inflación y deflación dirigidas (mal, ¿pero hablan como ellos: producir a bajo precio, exportar, única
acaso lo hacemos mejor nosotros?), endeudamiento del estado salvación «nacional». Desde muy pronto, el «estado-nación»
respecto de los bancos, y colocación por parte de los bancos es designado como futuro marco del capitalismo. Y, en algu
de los valores del estado: ¿la Europa del siglo xvi y xvii tie nos casos, los comerciantes se ponen ya al frente: la primera
ne mucho que envidiar al capitalismo actual, que se cree muy revolución burguesa-nacional fue realizada por las Provincias
nuevo? Seamos prudentes; no justifiquemos a los historiado Unidas contra España; y los últimos mercantilistas ingleses
res que, para picar la curiosidad, hablan de «trusts» y de identifican nominalmente vocación mercantil y misión patrió
«multinacionales» en el siglo xvi. Pero fijémonos en que un tica.
gran empresario de hoy se parece más a un financiero de la
edad moderna en el meollo de sus compañías, que al «empre 3, Sueño fisiocrático, revoluciones políticas. Con la me
sario »-tipo del siglo pasado, al frente de su unidad de pro jora de los instrumentos de navegación (lo que reduce el lado
ducción, de su «fábrica». La estrategia del capital financiero aleatorio del gran comercio), y la de las redes de carreteras y
representa un retorno a las fuentes. La palabra «empresa» comunicaciones fluviales (lo que unifica el mercado), los co
tiene muchos sentidos. merciantes descubren las virtudes de los intercambios inte
Las «finanzas internacionales» (Génova, Amsterdam) in riores, y reclaman la libertad en este terreno, «Monseñor,
quietaron a menudo a los que inspiraron otra forma de pre dejadnos hacer», dice uno de ellos a Colbert. Tal noción no
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la descubrieron «teóricos y hombres llenos de buen sentido», ciales crea las condiciones para la aparición del capitalismo,
según se ha escrito, sino, como es obvio, comerciantes que a la vez que culmina su preparación mediante formas diver
la necesitaban y tenían intención de aprovecharla. sas de enriquecimiento. Igual que la revolución rusa para el
El teórico es Quesnay. Tuvo la genialidad de descubrir, socialismo, las revoluciones europeas y americanas son, para
en el «circuito económico», el «producto neto», antepasado el capitalismo, a la vez precoces y necesarias. Un modo de
de la «plusvalía». Pero cree que sólo la tierra, que devuelve producción sólo se desarrolla mediante la instalación de una
más grano del que se le da, puede garantizar a la vez el ali nueva sobrestructura, obtenida por las exigencias instintivas
mento de los trabajadores y ese «excedente» que Dios destina (pero erigidas en teoría) de las clases revolucionarias que bus
a los propietarios. Y la idea según la cual la naturaleza, aban can su camino.
donada a sí misma, ordenará a la sociedad y satisfará a la
propiedad, seduce a los estadistas. Durante mucho tiempo 4. El capitalismo clásico: concurrencia e industria; libre
chocarán todavía con la realidad de los mercados poco flui cambio y protección. Desde 1800, sólo el 30 % de la pobla
dos. Turgot caerá como consecuencia de la «guerra de las ción activa inglesa se dedica a la agricultura; en los demás
harinas». Y muy pronto la Revolución francesa deberá trocar sitios es el 60, 70, 80 %. Ciudades surgidas de la nada, fá
el liberalismo doctrinario de Le Chapelier por la ley del má bricas humeantes, proletariado reducido al mínimo vital fa
ximo salarial. La «verdad de los precios» va demasiado a miliar (con las mujeres y los niños enrolados, gracias a las
menudo contra el interés popular, y la reglamentación de máquinas), luchas obreras precoces («cartisrno»), primeras
estado contra los salarios. Ello se debe a la naturaleza misma leyes sociales conquistadas: así es, en la primera mitad del
del estado burgués. siglo X IX, el rostro inglés del capitalismo industrial. Ingla
Y, sin embargo, las masas, detrás de sus burguesías, se terra querría, podría ser el «taller del mundo»; sus merca
embriagaron mucho tiempo con la palabra «libertad», porque deres y navegantes están en todas partes, en sus colonias aca
la entendían en el sentido político. Las burguesías holandesa, badas de conquistar y en los países recientemente «descolo
inglesa, norteamericana y francesa la habían utilizado sucesi nizados» (América latina), cuya independencia ha favorecido
vamente como bandera. Y ha habido quien ha discutido la no pero cuya industrialización impide. Admirada por todos, en
ción de «revolución burguesa» basándose en que en ninguno vidiada también por las burguesías que le hacen la competen
de esos países existía, en el momento de su revolución, una cia, y denunciada por los socialismos nacientes, Inglaterra es
«burguesía» basada ya en el modo de producción capitalista, entonces, como ahora Estados Unidos, modelo y amenaza, re
cuyo fundamento es la producción industrial masiva. ferencia obligada y superioridad irritante.
Pero es que la libertad la exigen todos los que tienen inte Nacida apenas, la Europa industrial reacciona. El bloqueo
rés en los intercambios multiplicados, en la propiedad sin continental le ha revelado las virtudes de la protección. El
trabas, a saber, todo tipo de comerciantes, agricultores ricos estado-nación es el lugar de toma de conciencia de las burgue
o acomodados, incitados por la coyuntura económica a sal sías. Francia sigue a Inglaterra de lejos, pero en cabeza. Ale
tarse los reglamentos y los privilegios, extranjeros o feudales. mania despega tarde, pero crece vertiginosamente a partir
La toma del poder por los representantes de estas capas so de 1870. En los países con regiones desigualmente desarrolla
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das las burguesías se dividen entre doctrinarios de los dos Esta palabra, como la de «capitalismo», ha visto su vali
campos: librecambismo y proteccionismo (España, Italia). dez discutida, porque Lenin le imprimió un sentido comba
En algunos casos se adoptan sucesivamente las dos vías del tivo Pero su «ensayo de divulgación» (es el subtítulo de su
instinto capitalista (mercantilismo y fisiocracia, productores c p b r e obra) se apoya en una decena de estudios ingleses y
y comerciantes); la coyuntura abierta de los años 50-60 fa alemanes de una seriedad indiscutible (no sólo en Hobson
vorece a los liberales, el retraimiento de los años 75-95 a los y Hilferding, ambos excelentes). Y, sobre todo, el imperia
proteccionistas. lismo había sido nombrado y reivindicado por sus más altos
El resultado final es, desde luego, el «crecimiento», e responsables: Chamberlain, Th. Roosevelt. De 1898 a 1914,
incluso el final de la «pauperización» absoluta descrita por no hay mas que conflictos coloniales, conflictos territoriales,
Engels o por Villermé. Sin embargo, y a pesar de una inne disputas de influencias. La vía mercantilista (prohibir y «co
gable ascensión de las «clases medias», el contraste entre, por ger», mediante el comercio o mediante la fuerza) parece triun
una parte, los beneficios industriales, el boato y la altivez de far. Pero, en 1914, las firmas americanas tienen ya 122 filia
las burguesías de negocios, y, por otra, la condición obrera, les en el extranjero, Gran Bretaña 60, el resto de Europa 167.
muy dura todavía (inseguridad, accidentes, etc.), perpetúa la El porcentaje de los capitales colocados por las grandes poten
imagen de una sociedad cuyas ventajas técnicas y proyección cias capitalistas fuera de sus fronteras respecto a la suma de
exterior no han suprimido las desigualdades ni calmado las sus PNB era entre 1900 y 1919 tan alto como entre 1950 y
luchas de clases. 1959 (7,5 %).
Así, dando la razón a Lenin contra Kautsky, la internacio-
5. Alrededor de 1900: transformaciones del capitalismo. nalización del capitalismo no auguraba la paz mundial: el
Hacia 1895, el capitalismo sale transformado de la «gran de cosmopolitismo de los comerciantes no ha impedido nunca
presión». La empresa gigante nace en América y en Europa. la organización de los intereses en grupos adversos, con la
Los «trusts» y los «cartels» modifican el sentido de la pala política como instrumento.
bra «concurrencia». El capital bancario se subordina a las Pero ¿los capitales acumulados se invierten de forma pro
industrias. La exportación de capitales supera en valor a la ductiva? Lenin preveía la podredumbre de los países enveje
de las mercancías (sin estorbarla). La expansión colonial se cidos, «cortadores de cupones» (Inglaterra, Francia), Su mi
convierte en un imperativo, como afirma Jules Ferry, ante la rada se centraba en Estados Unidos, ya entonces en cabeza (y
«saturación» de los mercados europeos. En la carrera por el con mucho) de la producción mundial, hecho éste que los
reparto del mundo, ¿cómo separar los factores políticos y los europeos, seguros de la supremacía de la bolsa de la City, per
factores económicos? Sin duda, los primeros tienen una rela cibían apenas, Pero aquel capitalismo «abierto», sin trabas
tiva autonomía: a Guillermo II le gusta jugar a los conquis hereditarias, y más empresarial que rentista, había dejado de
tadores, Francia crea un imperio que supera sus necesidades. ser «salvaje». Taylor le enseñaba el «scientific management»
Pero, globalmente, el modo de producción dominante se de de todo gesto productor, y Ford, aplicándolo a una escala
fine por la interacción de lo económico, lo político, lo ideo insólita, lanzaba el automóvil en serie, accesible, según pro
lógico y lo pasional. Se convierte en el imperialismo. metía, a sus propios obreros. Aquí se plantean tres cuestiones:
260 INICIACIÓN AL VOCABULARIO H ISTÓ R ICO CAPITALISMO 261
1 ) ¿Debe hablarse de un «trastorno» estructural del ca «prosperidad» induce a la ligereza: fracaso del «barómetro»
pitalismo, o de una «segunda revolución industrial» (motor de Harvard (o negativa a creer en él), juego de bolsa que da
de explosión, petróleo, electricidad)? Digamos de nuevo: de al norteamericano medio la ilusión de la fortuna. Ello hace
ambas cosas, y de su combinación. «Fuerzas productivas», más duro todavía al crac de 1929 en los Estados Unidos, y
«relaciones de producción»: unidad dialéctica. El capitalis la onda del choque revela su dominio. El paro afecta, sobre
mo no «crea» la revolución industrial; se adapta a ella y la todo, a los países sobreequipados (Estados Unidos, Alema
integra, mediante la productividad cronometrada. nia). Toda deflación crea la crisis social (España, Francia).
2 ) ¿Qué gana el obrero con esta «revolución»? Ford le El New Deal da entrada al dirigismo en el santuario de la
ha prometido su coche, y mantendrá su palabra. Pero al pre hbertad. Lo que funciona menos mal son las devaluaciones
cio de una despersonalización (pensemos en el Charlot de monetarias. Pero la caída de la libra y del dólar aniquila las
Tiempos modernos). Además, ¿durarán los enormes benefi antiguas se^ridades. Se teoriza el estancamiento, se denun
cios de los pioneros del fordismo? La idea de que el obrero cia la máquina. Una luz en las tinieblas: Keynes, al definir el
pudiera comprar todo lo que produce se opondría a cual «pleno empleo», la «propensión al consumo», el «multipli
quier formación de capital. Y éste debe crecer. Llegará en cador», la buena utilización de los déficits presupuestarios,
tonces la baja de la tasa de beneficio. A largo plazo, pero enseña al capitalismo que la devaluación de la moneda es el
también con crisis. único método para combatir el efecto desalentador de la ten
3 ) ¿Habrá que pensar, pues, que el relativo bienestar dencia de los precios a la baja, que la inflación moderada
del obrero norteamericano es una consecuencia de los bene recorta sin dolor los salarios y los cupones del «prestamista
ficios exteriores, «imperialistas»? Es evidente que su nivel pasivo». Mientras tanto, la autarquía de Hitler y Schacht,
de vida lo convierte en un aristócrata del mundo obrero, con que conserva del socialismo sólo el estatismo, y del naciona
poca afición por las solidaridades internacionales. Pero su lismo sólo la agresividad, parece un retoño monstruoso del
participación en los beneficios es escasa, y corre el peligro mercantilismo. Llega la guerra. De nuevo, las nubes han en
del paro. No es él quien explota el mundo exterior. Es el ca gendrado la tempestad.
pital. Éste, en cambio, sólo puede mantener su ritmo, evitar
las crisis (y sólo en este sentido existe una solidaridad entre 7. Nuevos impulsos. Transformaciones. ¿Existe un «neo-
él y el «trabajo nacional»), mediante los superbeneficios de capitalismo»? La producción norteamericana, que es la mitad
bidos al imperialismo, y a través de la constante demanda de la del mundo, decae poco después de 1945, recupera su
que los coniflictos mundiales ocasionarán a la producción de aliento con la guerra de Corea (1950), y arrastra más tarde
los Estados Unidos. Sin tales solicitaciones (1915-1920, 1939- al mundo capitalista a un crecimiento sin precedentes (1950-
1945, 1950-1953), ¿dónde estaría esa producción en estos 1970). ¿Qué pensar de esta etapa?
momentos? a) Se trata de una nueva revolución tecno-cientifica (áto
mo, espacio, información, automatización) asumida por el
6. De la guerra a la crisis; de la crisis a la guerra. En capitalismo. No la «crea», ni tiene la exclusividad; se sirve
América, en 1921, el «crac» sigue al «boom». Después, la de ella.
262 INICIACIÓN AL VOCABULARIO H ISTÓ R IC O CAPITALISMO 263
b) Las relaciones sociales de producción no cambian de zada resuelve menos que ninguna otra, en el país receptor,
naturaleza. El capital se acumula en la cumbre. La proporción los problemas de empleo y de mercado. ¡Estas industrias im
de asalariados aumenta en la población. Pero, Cuanto más portadas exportan!
«desarrollado» es un país capitalista, menor es el número de /) Así, pues, las contradicciones internas subsisten. La
agricultores, y más disminuye la cantidad de trabajadores-pro sobreacumulación de capital, antes periódica, se convierte en
ductores de objetos. El «sector terciario» lo invade todo: permanente. La innovación permanente desvaloriza el instru
¿dirección? ¿Organización? ¿Distribución? ¿Servicios pro mento. En relación con el capital global, los beneficios debe
ductivos? ¿O parasitarios? La «racionalización» hace dis rían desmoronarse. El imperialismo y la inflación los hinchan.
minuir también el número de «empleados» y de intermedia Pero cuando el dólar confiesa su sobreevaluación, los contra
rios. ¿Dónde van los expulsados? ¿Al parasitismo? ¿Al paro? tos petrolíferos saltan. El rey está desnudo. ¡Qué más da!
¿Caerán bajo la dependencia del capital? ¿Serán solidarios En plena recesión se mantiene el distintivo de la abundan
del trabajo? cia. Es la stagflation, como en la España del siglo xvii. ¿Es
c) La economia ¿es más eficaz? Donde antes se decía la decadencia? No profeticemos. Limitémonos únicamente a
«concurrencia», ahora se dice «juego», «estrategia», «ges constatar que, a nivel mundial, el mercado no ha garantizado,
tión». Pero im juego en el que no pierde nadie, una gestión de forma armónica, la adaptación de la demanda a la oferta
siempre racional, es el «estado estacionario». De hecho, se ni la de la producción a las necesidades.
concentra y se elimina. Bajo la mirada del estado.
d) El estado compra, invierte, es más controlado que
controlador. Lenin había previsto este «capitalismo monopo
lista de estado». Liberal en Alemania, planificador en Francia,
sigue utilÍ2ando el «estado-nación», mientras instituye a la
vez los «mercados comunes». Ni ellos ni el dominio norte
americano im p id en la disputa en torno al petróleo, ni la com
praventa de armas. Y el papel del hecho militar, en la tec
nología y en la demanda industriales, revela la inestabilidad
del mundo.
e) La universalización del capital no la ha liquidado.
Relativamente, las «multinacionales» no ocupan más lugar
que en 1914. En cifras absolutas, su poder se ha multiplicado
por diez. Su última consigna — «desplazar» la industria, ins
talar en países atrasados la fábrica de punta— , ¿hace pasar
acaso al capital internacional «de la esfera de la circulación
a la esfera de la producción», mutación decisiva? Pero la mina
o la plantación también eran «producción». Y la técnica avan
A p é n d ic e
campesino. Lo que existe en una sociedad rural son campesinos pues, la «unidad» de la sociedad «campesina», «familiar», pala
socialmente diferenciados, los cuales, en la transición del feuda bras con resonancias simpáticas, más o menos conscientemente
lismo al capitalismo, ya no tienen la unidad original de su clase sugeridas por preferencias ideológicas?
—ésta derivaba de la sumisión y de los derechos que todo cam
pesino debía al señor— . La economía mercantil, cuando penetra Por eso mismo se entiende perfectamente que Stalin, sólida
en la economía campesina en sus distintos niveles, determina en mente apoyado en textos de Lenin, haya podido asimilar la escue
el seno del campesinado una jerarquía significativa, subrayada la de Chaiánov al «desviacionismo de derecha». Es evidente que
periódicamente por las crisis alimenticias. No olvidemos cómo, se aplica a ella la frase que dirigió, en 1929, contra Bujarin:
en España, tal jerarquía había sido perfectamente apuntada por
Zábala en 1732, por Craywinckel en 1764. Los contrastes se sitúan No entiende ni admite esta cosa sin embargo tan sencilla:
entre el campesino relativamente rico, siempre vendedor de una existen en los pueblos grupos distintos; a sus ojos se desva
parte de su producto, el campesino pobre, que no se basta a sí necen como humo los kulaks y los campesinos pobres; no que
mismo y es siempre comprador de una parte de su subsistencia, da sino una masa uniforme de campesinos medios («Contra el
y finalmente el campesino intermedio entre los dos grupos, el desviacionismo de derecha», abril de 1929).
cual tiene algo que vender en los años buenos (pero a precios
bajos de abundancia), y mucho que comprar en los años malos Es cierto que el espíritu y la obra de Chaiánov son demasiado
(a precios muy altos por la rareza de los granos). Otra caracte complejos —sobre muchos puntos, su flexibilidad, su adaptación
rística, señalada por Jean Meuvret en la Francia del siglo xvii, a las circimstancias, sus descubrimientos tanto en la práctica como
así como por Lenin en la Rusia de fines del xix: las necesidades en la teoría, parecen geniales— para que una condena simplifica-
monetarias no afectan tanto a las capas superiores del campesi dora no resulte profundamente injusta. Queda que, en la medida
nado como a las más bajas, periódicamente puestas en dificultad en que su actuación práctica fue muy dispersa, y sus teorías siem
por la usura, el impuesto, la compra de las semillas. pre formales, Chaiánov había caído en muchas contradicciones:
Al nivel del campesinado pobre, la «célula» campesina estalla, 1 .“ Cuando insistía —como hizo a menudo— sobre la formi
en la micro-economía, con ocasión de cualquier incidente indivi dable diversidad de los suelos, de los climas, de las condiciones
dual (enfermedades, muerte del jefe de familia, etc.). Y el acci sociales en el iimienso imperio ruso, destruía en realidad la her
dente colectivo —^la mala cosecha que se traduce en hambre para mosa construcción unitaria de una «economía campesina» capaz
todo comprador pobre de granos— destruye la estabilidad no de de ofrecer un modelo, sea para conservar, sea para construir.
toda la «sociedad campesina», pero sí de una gran parte de su
capa inferior. La transición del feudalismo al capitalismo, si bien 2 ° Cuando proclamaba (0 « the theory of non capitdist econ
no reproduce automáticamente el esquema inglés ya dibujado por omie system, ed. inglesa, p. 24) que la teoría económica capita
Marx, establece de todos modos, en cada país, la diferenciación lista «no puede aplicarse a formas cualesquiera de organización
entre el campesino rico, propietario o arrendatario capitalista (en económica», enunciaba una verdad que yo quisiera personalmente,
Rusia, el «kulak»), y el campesino migrante, errante («dépointé», como marxista y como historiador, ver sistemáticamente admiti
dicen los viejos textos franceses), el «mujik» ruso destinado, en da. Pero no por eso, Chaiánov dejaba de razonar, en cada ocasión,
el mejor de los casos, a introducirse en el proletariado obrero, y como formalista marginalista, en términos de economía individua
en el peor a la ociosidad de los suburbios. ¿Dónde se situaría. lista y subjetiva, hasta el punto de que ciertos comentadorep han
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podido señalarle como el precursor de la «economía generalizada», una «comunidad ideal» del tipo soñado por Kropotkin. En el ex
valedera para cualquier sistema histórico-social. tranjero, el comunismo internacional ha estallado bajo la acción
de fuerzas centrífugas; la Alemania de 1984 es el único estado
3 ° Cuando el «comunismo de guerra» incitó a Chaiánov a que conserva el «comunismo de fábricas» de los años 20, herencia
inventar el cálculo económico no monetario —lo hizo con refe normal de la gran empresa capitalista. Pero el mismo sistema ha
rencia al «estado aislado» de Von Thünen— cayó en otra tenta fracasado en Rusia por haber querido imponerse a una «nación
ción formalista y estructuralista, la cual, si bien anuncia ciertas campesina». Asi se juntan, en la ficción de Chaiánov, todos los
concepciones recientes de la geografía, da la espalda, una vez más, temas del revisionismo, del populismo, del comunismo anarqui
a la visión histórica de la economía y del mundo. zante, y hasta teosòfico. Se verifica cómo el agrónomo de buena
voluntad, por haberse encerrado en el mundo campesino, oscila
4.“ Así llegó Chaiánov a plantear en términos puramente es entre dos polos contradictorios, tan poco realistas como poco re
paciales el problema de las dimensiones óptimas de las grandes volucionarios. De un lado la teoría pura. Del otro la utopía.
unidades agrícolas, de los futuros sovjós gigantes. El ejemplo
de las explotaciones americanas le condujo a abandonar, hacia Pero nuestra tarea no consiste en situar a Chaiánov dentro
1928, muchas de sus primeras afirmaciones sobre la «lógica» de de la historia de la revolución socialista. Consiste en preguntarnos
las «economías campesinas». Como lo hace hoy un René Dumont, si para problemas históricos del pasado, y para los problemas ac-
Chaiánov acaba oscilando entre las esperanzas del productivismo tuales de las masas campesinas en vías de mutación, en la encru
capitalista, y la nostalgia sentimental hacia «este mundo que he cijada de vestigios precapitalistas, del capitalismo imperialista y
mos perdido» que nos describió Laslett. de los experimentos socialistas, es útü o no adoptar los conceptos
teoricos de Chaianov tal como Thorner nos proponía aplicarlos,
Esta duda se explícita más claramente cuando, en 1920, Chaiá pensando que ofrecían un instrumento mejor de análisis que el
nov, asustado sin duda por la brutalidad de las colectas del «comu concepto marxista de «modo de producción» (y yo me permito
nismo de guerra», redacta una novela de «política-ficción» que añadir: y que los instrumentos forjados por la historia cojmntural,
las autoridades soviéticas aceptan publicar (con un prefacio pru que Thorner parecía si no condenar, sí al menos olvidar en el es
dente), pero que constituirá más tarde, con toda probabilidad, el tudio de su «economía campesina»).
argumento mayor en el momento de su condena. Publicado bajo Examinemos el cuadro propuesto por Chaiánov para caracte
el seudónimo de Ivan Kremnev, el Viaje de mi hermano Alexis rizar, frente al capitalismo, todo lo que no obedece a sus leyes.
al país de la utopia campesina se sitúa en 1984, en Moscú. El El término «modo de producción» no figura en el cuadro.
poder bolchevique ha sido derribado en 1934 por una «revolución Pero los «sistemas económicos» incluyen el «feudalismo», la «es
campesina»; Moscú no tiene más de 100.000 habitantes, ninguna clavitud» y el «comunismo» y, en las categorías presentadas como
ciudad pasa de los 10.000 en los espacios agrícolas; el agro está «econóimcas», existe un apartado «regulación por coacción no-
formado por un tablero de campos cultivados por familias cam económica necesaria para mantener el régimen»; no se trata, pues,
pesinas; se agrupan en cooperativas, pero se han conservado los de economía «pura», y es posible que nos encontremos ante mo
alicientes individuales, precios, y salarios; ya no hay «fábricas de delos mas proximos al concepto global de «modo de producción»
pan» (ni de carne), sino pueblecitos tradicionales, con sus can (conjunto económico-jurídico-político-ideológico) que lo que ima
ciones, bailes, objetos artesanales, ferias, trajes populares. Un ginaba Thorner. Desgraciadamente, desde este punto de vista, el
poco apartado, en Arjanguielskoie, visitado por Kremnev, existe cuadro no es homogéneo.
290 INICIACIÓN AL VOCABULARIO H ISTÓ R ICO
¿ECONOMÍA CAMPESINA? 291
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+ + + 1+ 1 + + + + 1 + la «New Economic History») y Genovese? Pero esta comparación
nos llevaría muy lejos de nuestro tema.
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B IU IO U 0 0 3 + 1 + + + 1 + + + + 1 + Más importante, para precisar una ideología, es la oposición
entre los dos extremos del cuadro: «capitalismo» y «comunismo»
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B im o u o o 3 1+ + 1 1 1 II 1 II + como «sistemas». El capitalismo está presentado tal como acos
tumbraba presentarse a sí mismo en los primeros años de nuestro
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e iu io u o D ^ + + + 1+ 1 1 1+ + 1 1 lía se reduce al modesto interés pagado a los rentistas, y a la «renta
iferencial» debida a la diferente fertilidad de las tierras; el bene-
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+ 1 + + + + 1 1+ + 1 1
u ficio de empresa no figura en el cuadro; la «producción y repro
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ducción de los medios de producción» (es decir, la acumulación
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del capital) queda descrita como un proceso «técnico», y no se
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v> 3 'O a yOJ precisa el origen ni la apropiación del capital así acumulado; la
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C 2 . .2 u todos sus niveles no se define como «coacción». A la inversa, el
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no puede ser sino un comunismo imaginado en su último estadio
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a o C3 pondría la total eliminación de los procesos mercantiles tanto en
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00 o O « « 'u<« . 2o S -a TJ
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.2 :3 ' *o 2 g ^ 1-1 W «s .2 « .o los hombres. En este caso, la «coacción extra-económica» dejaría
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B ^ c4> £ y; cV ‘o 1 “ de caracterizarlo. Al confundir «socialismo» y «comunismo», fase
Oí 0| cu Ó Ma &o« Oí £ ptí de transición y modelo lejano, Chaiánov sólo deja subsistir, bajo
la palabra «comunismo», nada más que «plan» y «coacción». La
292 INICIACIÓN AL VOCABULARIO H ISTÓ R ICO
¿ECONOMÍA CAMPESINA? 293
oposición capitalismo-comunismo, así presentada, demuestra sin más bien peligroso. Lo que importa es la combinación de rela
ambigüedad la pertenencia ideológica de Chaiánov. Es la que pu ciones hombres y bienes (propiedad absoluta o limitada, dis
diera encontrarse en cualquier discurso político de los hombres de posición pagada o no de los medios de producción), con las rela
estado de occidente. ciones entre hombres y hombres (dueños y esclavos, señores y sier
vos, patronos y obreros, etc.). El intento por suponer, entre feu
Por otra parte, entre «capitalismo» y «comunismo», y elimi dalismo y capitalismo, un campesinado capaz de escapar tanto a
nando el problema poco actual de la esclavitud, no encontramos las coacciones feudales como a la ley del mercado (selección, con
en el cuadro de Chaiánov, ninguna indicación recordando que han centración, expropiación de los débiles) —cuando en realidad la
existido (y aún existen) formas primitivas de sociedad, realidades transición hace pesar sobre el campesinado pobre las dos amena
tribales, estancamientos jerárquicos de «castas», vestigios de co zas juntas resulta, en mi opinión, del choque en la mente del
munidades pastorales o campesinas. No. Todo se reduce a dis agrónomo entre sus deseos «organizacionales» y técnicos, de un
tinciones sutiles entre formas varias de «economía familiar» y de lado, y su simpatía hacia el «modo de vivir» campesino, del otro.
«sistema feudal». El mismo «sistema feudal» se descompone en El feudalismo se acabó; el capitalismo prepara el «desarrollo»
«economía señorial» y «economía campesina», como si la realidad pero muy lentamente y por unas selecciones despiadadas; la revo
del «sistema feudal» no fuese precisamente la combinación orgá lución decepciona o asusta; queda la «utopía campesina» (o «eco
nica entre tenencia del suelo y señorío eminente sobre el mismo. logista», no faltan los parentescos).
Se destaca, además de la «economía feudal», una «economía de
servidumbre reducida a exacciones sobre el producto» (cf. en el
cuadro «economía de exacciones serviles»). Es cierto que una «ser T e n t a c io n e s c h a ia n o v ia n a s e n h i s t o r i a , s o c io l o g ía
vidumbre» de este tipo (Chaiánov pensaba en el «obrok» ruso) Y POLÍTICA
señala el declive final del sistema feudal. La única diferencia entre
este sistema y la economía familiar es que la «renta» parece im Después del rápido esbozo que acabamos de dibujar, yo lla
puesta al hombre y no a la tierra. Se trata, en realidad, del trán maré «tentaciones chaianovianas» los vaivenes de muchos histo
sito de la «renta feudal» (que pesaba al mismo tiempo sobre el riadores o sociólogos entre la preferencia otorgada al hecho cam
hombre y sobre la tierra) a la renta absoluta capitalista, que deriva pesino en la descripción y explicación de las sociedades pretéritas,
de la total disposición de la tierra entre las manos del propietario y, por otra parte, la reducción excesiva o el excesivo aislamiento
(el «señor» tenía «dominio eminente», no total disposición). El reservados al mismo «hecho campesino» en las sociedades actua
cuadro organizado según «sí» y «no» (-f o —), de tipo estruc les. La referencia de Chaiánov era, hasta hace poco, excepcional.
turalista y no dialéctico, se revela incapaz de caracterizar la natu Se esta haciendo cada día más frecuente. Lo característico es la
raleza de lo que está cambiando, evolucionando. convergencia de interpretaciones.
Si nos situamos, en efecto, en casos concretos de transición,
observamos siempre un feudalismo que está siendo destruido por 1 . Las proposiciones de Daniel Thorner
el capitalismo, o un capitalismo (hasta bastante evolucionado) que
no se ha despojado aún de toda huella de feudalismo (o de primi Ünicamente Daniel Thorner, editor y presentador de las Obras
tivismos, o de esclavismo). Llamar «economía campesina» a un Selectas de Chaiánov en inglés, ha recogido conscientemente la
«sistema» intermedio autónomo y estable no me parece útil, sino herencia de la escuela rusa. Y lo hizo en nombre de los historia-
294 INICIACIÓN AL VOCABULARIO H ISTÓ R IC O ¿ECONOMÍA CAMPESINA? 295
dores, y dirigiéndose a ellos. Sus propuestas de 1962-1964 tuvie continuidad de los clisés transmitidos (como en el caso, igual
ron un eco momentáneo importante (F. Braudel reprodujo en la mente estudiado por Caro Baroja, de los «estereotipos naciona
selección italiana de artículos de los Annales, el de Thorner, «Eco les»). Un tema de esta naturaleza me parece perfectamente inte
nomía campesina, concepto para la historia económica»). El autor grable dentro del estudio del nivel sobrestructural de los distin
no tuvo tiempo para proseguir su ofensiva en contra del concepto tos «modos de producción». Pero, para una «historia económica»,
marxista de «modo de producción». Confieso que, a pesar del la coexistencia del campo y de la ciudad tiene un significado más
respeto que guardo para su memoria, las propuestas de Thorner concreto: la ciudad no puede vivir sin el campo, y lo transforma
no llegaron a convencerme. a su servicio por vías complejas. Barcelona pide trigo a Sicilia,
mientras el campo de Tarragona exporta el suyo. Conocemos bas
1) Su primer criterio para caracterizar la «economía campe tante la historia de los «tiempos modernos» para descartar una
sina» era el criterio mayoritario de la población rural, de la pobla «teorización» que sustituiría las complejidades de los hechos por
ción activa agrícola, y del producto agrícola en la renta nacional. una definición simplificadora del sector mayoritario de las socie
Pero «mayoritario» significaba para Thorner, como en los escru dades «de transición».
tinios electorales o en los paquetes de acciones de las sociedades
anónimas, más de 50 %. Eso es una regla de juego, no un límite 3) El criterio del estado. Thorner quisiera eliminar <je la
significante en el campo socio-económico. Me parece que las so categoría «sociedad campesina» las sociedades primitivas, segmen-
ciedades modernas no se vuelcan hacia el modelo industrial desa tales, tribales, y hasta el primer feudalismo disociador de los po
rrollado hasta que la población agrícola haya bajado hasta menos deres políticos. Yo me pregunto si las únicas «sociedades campe
de 20 % de la población activa global. Entonces sí que el sector sinas» no serían precisamente aquellas donde todas las clases so
agrícola se puede tratar como cualquier otro sector económico. ciales y los mismos poderes políticos tenían como denominador
Pero antes (entre 50 y 20 %), las sociedades francesa, española, común el ambiente rural. La parte más sólida de las concepciones
rusa, etc., tienen que tener en cuenta de una manera particular de^ Chaianov sena, de todos modos, el intento de descubrir una
las especificidades del sector agrícola, sin que se pueda decir que originalidad en la realidad social situada entre feudalismo y capi
son por eso «sociedades campesinas». La ruptura en el 50 % (y talismo: pero no sé si podríamos definir de la misma manera to
población rural, población agrícola activa, y producto agrícola son dos los casos enumerados por Thorner bajo el nombre de «econo
tres cosas muy distintas) es un criterio mecánico, evidentemente mías c^pesinas»: el Japón (sin tener en cuenta la obra de Ta-
poco meditado. kahashi), la Indonesia postcolonial (¿qué ha pasado con las «plan
taciones» especializadas?), el México pre- y post-revolucionario,
2) El segundo criterio de Thorner es la existencia de ciuda una China donde se reconoce que ciertos arriendos de tierras re
des que contengan, al menos, 5 % de la población global. Otro cri presentaban entre 50 y 60 % del producto bruto (¿cómo podría
terio mecánico. ¿Qué puede significar, en una «economía campe hablarse, en este caso, de la «autonomía» de la explotación?).
sina», la presencia de la ciudad? ¿La clásica oposición entre dos
tipos de hombres, entre dos tipos de vida? Probablemente la Queda la India, especialmente estudiada por D. Thorner. Pero,
visión propuesta por Thorner se refiera sobre todo al admirable desde la fecha de sus estudios, ¿cuál ha sido la experiencia de la
artículo de Julio Caro Baroja en Mediterranean Countrymen. Pero In^a? Escuchemos al americano CHfton Wharton, en su artículo
se trata, en este artículo, de un estudio temático sobre el reflejo «¿La revolución verde, cuerno de abundancia o caja de Pandora?».
psicológico y literario nacido del contraste campo-ciudad, de la
296 INICIACIÓN AL VOCABULARIO H ISTÓ R IC O
¿ECONOM ÍA CAMPESINA? 297
Con la nueva tecnología, extendida con ritmos distintos,
los agricultores ya ricos se harán más ricos de lo que eran. con un gran trabajo, individual o colectivo, regional o mundial,
No es imposible que los explotadores agrícolas más ilustrados que se llamaría «Riegos y modos de producción», y se extendería
se puedan asegurar los mercados alimenticios que antes servían desde las economías asiáticas e incaicas, hasta la comunidad hi
los pequeños productores viviendo en economía de semi-sub- dráulica valenciana, a las grandes obras públicas o privadas capi
sistencia. En la India, solamente el 20 % de los sembrados en talistas y coloniales, y a las realizaciones socialistas. Tema funda
1967-68 lo habían sido con el nuevo trigo enano, pero habían mental que serviría por cierto al estudio de las «economías cam
dado el 30 % de la producción global. Tal evolución podría pesinas», sin que la noción de «economía campesina» en general
llevar a una reducción de los ingresos de los explotadores me pueda servir mucho para aclararlo.
nos importantes, más pobres y menos emprendedores. Lo cual
plantea problemas de bienestar y justicia. Si sólo una peque
ña proporción de la población rural accede al progreso de
nuestros siglos, mientras la gran masa se queda atrás, y tal vez 2 . Sobre Francia. Historiadores y sociólogos ante Francia
retrocede, la situación será en alto grado explosiva. «nación campesina»
Pues, coyunturalmente, es eso mismo lo que pasó con la crisis El caso francés atrae y desconcierta a los teóricos de la «eco
«de tipo antiguo» (escasez alimenticia) de los años 70. nomía campesina». No hay país más clásico de la familia campe
Admito perfectamente con Daniel Thorner que expresiones sina que trabaja la tierra y a menudo la posee. Pero no hay país
como «economía de media subsistencia» o «sociedad semi-feudal» que haya realizado más claramente su «revolución burguesa», y
son conceptos bastardos. Pero observar la «articulación» de dos haya seguido más pronto a Inglaterra en la vía capitalista. Sin
modos sucesivos de producción, especialmente en los momentos embargo, la Francia oficial no ha dejado, durante todo el siglo xix
de crisis, es sin duda más «operacional» que la sencilla adopción y buena parte del xx, de cantar las glorias de la «nación campe
de los términos «economía campesina». La distinción entre cam sina» por excelencia, y eso tanto en el vocabulario de los «agra-
pesinos ricos, pobres y medianos fue fundamental en la táctica así ristas» conservadores como en el de los radicales reformadores.
como en la estrategia de Mao. Es probable que para la observa Es natural, también, que capas tan numerosas de trabajadores del
ción histórica necesitemos términos un poco más complicados. En campo autosuficientes, y de propietarios «ni ricos ni pobres» hayan
la encrucijada de dos modos de producción, cuando se instalan al excitado el malhumor del proletariado revolucionario, y los sar
mismo tiempo técnicas nuevas y condiciones sociales nuevas, hay casmos del mismo Marx. Éste denunció, como se sabe, al cam
que preguntarse: iquién se hace cargo de dichas técnicas nuevas? pesinado francés como responsable de los éxitos de Luis Napoleón,
¿Quién se enriquece? ¿Quién se empobrece? El capitalismo se y ni siquiera veía en él una verdadera «clase social», sino «patatas
revela entonces con su propia naturaleza; llamará al campesino en un saco». Más cerca de nosotros, la misma irritación ante el
rico, dotado de medios de producción y preparado para apode campesinado francés se ha manifestado —lo cual es lógico— en el
rarse de los nuevos, hombre «ilustrado», «emprendedor» (si no otro extremo del abanico ideológico; los admiradores del creci
«empresario»). El resultado, no obstante, será la eliminación, la miento capitalista rápido, como Maurice Lévy-Leboyer, acusaron
pauperización, la proletarización de la masa. Para apropiarse de a la Revolución francesa de haber creado en el campesinado una
una técnica hacen falta medios previos. Chaiánov había planteado masa de propietarios o empresarios modestos y satisfechos, cono
este problema a propósito de los riegos. No he podido acceder a cedores de la realidad del mercado, pero incapaces de ahorros e
dichos estudios particulares, y lo siento, pues he soñado mucho inversiones en gran escala, además demográficamente malthusianos,
por deseo de evitar a sus hijos la proletarización: de lo cual resul
298 INICIACION AL VOCABULARIO H ISTÓ R ICO ¿ECONOMÍA CAMPESINA? 299
taría el atraso de la economía capitalista francesa desde la segun «revolución burguesa» realizada desde arriba un mínimo de con
da mitad del siglo xix. Entre el modelo inglés, precoz, y el mo cesiones a estas dos clases de campesinos, a pesar de que la pri
delo prusiano, tardío pero potente, Francia, en la necesaria liqui mera iba en la misma dirección que la burguesía, y la segunda
dación del campesinado en provecho de las revoluciones indus en la dirección contraria. Por eso las interpretaciones han podido
triales, sería, pues, un modelo económicamente deficiente pero so variar según las opciones personales de los historiadores.
cialmente estable. Más de un país sueña con la misma estabilidad
(lo hemos visto en el caso de Chaiánov). Dominados por su propia historia, historiadores soviéticos
como Pórshnev y Ado dicen que no se ha subrayado bastante el
Todo esto, conocido y poco discutible, ha sugerido, por la ori carácter campesino de la Revolución francesa, que llaman la «más
ginalidad del caso, tentaciones teóricas e históricas no exactamente importante revolución campesina de la historia».
idénticas, pero sí emparentadas con las posiciones de Chaiánov y Pero Ernest Labrousse, estudiando los orígenes de esta revo
Thorner. lución, había distinguido, con más sentido histórico, tres niveles
Este sector de la sociedad francesa —si no toda la sociedad de aspiraciones: la gran burguesía quiere el poder; las clases me
francesa— jurídicamente liberado en 1789 de las trabas feudales, dias (con el campesinado acomodado), más libertad; la clase po
pero mediocremente implicado en la vía capitalista, y que rara bre, pan, protección, conservación de las antiguas garantías con
mente resiste a su espíritu ¿hace falta nombrarle} Es curioso cons suetudinarias. Hay muchas contradicciones en el seno mismo de
tatar que unos marxistas (no digo «el marxismo»), imprudente la Revolución.
mente apoyados en fragmentos El 18 brumario de Luis Bona- Georges Lefebvre había insistido al mismo tiempo sobre el
parte, han lanzado expresiones como «modo de producción parce carácter de «casi-propiedad» de buena parte de las tenencias de
lario» para calificar la Francia del siglo xix. Me parece que tal tierra antes de 1789, pero también sobre las miserias de la masa
empleo de «modo de producción» se aparta peligrosamente del campesina. Un erudito como Gustave Festy, alto funcionario y
concepto fundamental así denominado por Marx en la madurez propietario agrónomo, estudiando (excelentemente) la agricultura
de su obra. «Modo de producción» no es sólo «manera de pro en el tiempo de la Revolución, se indignaba cuando veía campe
ducir» (y menos manera de intercambiar). Es, al mismo tiempo, sinos pobres mandando a la guillotina a una marquesa entusiasta
un complejo técnico de un nivel determinado, un sistema de rela de agronomía «ilustrada». Otra vez la contradicción entre los inte
ciones jurídicas y sociales, ligado al tipo de exigencias de esta téc reses del progreso y el deseo de la igualdad social. •
nica, y un conjunto de instituciones y convicciones ideológicas que Antoine Pelletier, porque empezó estudiando a Babeuf, está
aseguran el funcionamiento del sistema general. profundizando el análisis histórico de la noción antigua de «bien
La presencia maciza del hecho campesino en la Revolución común», muy extendida entre los campesinos pobres del antiguo
del 89 no debe ocultar el fondo del episodio, que fue la liqui régimen. Le gustaría erigir la «comunidad campesina» anterior a
dación jurídica e institucional del modo de producción feudal, ya la sociedad individualista en otro «modo de producción». Albert
muy alterado antes de 1789 por la evolución económica subya Soboul, en su reciente recolección de artículos sobre los aspectos
cente, y la construcción, también jurídica e institucional, necesaria campesinos de la Revolución francesa, se pronuncia contra este
a la maduración del orden burgués. El papel eminente del campe abuso de vocabulario. Creo que con razón. La verdad es que la
sinado —campesinado rico orientado hacia la libertad de vender noción de «bien común» ha de ser sistemáticamente reintegrada
(tanto los productos como la tierra), y campesinado pobre, suble en el complejo coherente de modo de producción feudal (y muy
vado por la falta de subsistencias de todos los días— impuso a la probablemente de otros modos de producción precapitalistas). El
300 INICIACIÓN AL VOCABULARIO H ISTÓ R IC O ¿ECONOMÍA CAMPESINA? 301
capitalismo destruye, por primera vez, el sentido de la comunidad, Francia «parcelaria», Francia «país de la pequeña propiedad»,
para dejar al individuo solo, responsable en medio de la concurren son, de todos modos, fórmulas que expresan un modo social de
cia económica. Ya sabemos que los populistas rusos querían man explotación del suelo (entendemos un tipo de explotación numéri
tener (o resucitar) las realidades campesinas comunitarias. Y se camente mayoritario), pero de ninguna manera un promedio eco
ha subrayado a menudo, en el caso de las revoluciones asiáticas, nómico, pues la gran propiedad y hasta la «grandísima» propie
hasta qué punto la transición al socialismo puede quedar facilitada dad (en el caso de la viticultura particularmente) producen la parte
en el campo si el campesino ha ignorado el estadio de la propie más importante de las cosechas ofrecidas al mercado. Por consi
dad individual y del intercambio monetario. guiente, existe también en Francia un proletariado (muchas ve
ces inmigrado) al servicio de la agricultura, y que constituye la
Después de la Revolución francesa, y del éxito de las ventas capa más baja, peor pagada, en la escala de las rentas individuales
de «bienes nacionales» (es decir, de la «desamortÍ2ación») ¿existe francesas.
en realidad una «Francia campesina»? No. Lo que existe son
«Francias campesinas». Del País Vasco a Bretaña, con la aparce He solido citar con agrado, en varias ocasiones (incluso en
ría como base social y la presión religiosa en la cumbre, el Oeste este mismo libro, pp. 133-134), un discurso ingenuo, pronuncia
francés no ha dejado enteramente de ser «feudal» en espíritu. do en 1903, en Béziers, con motivo de la fundación de un sindi
En el Norte de Francia, o en la Cuenca de París, el arrendatario cato de obreros agrícolas, como testimonio de una toma de con
capitalista es un verdadero empresario; y la Normandia se espe ciencia en la misma articulación (aunque tardía) de dos «modos
cializa en la producción ganadera para el mercado de la capital. de producción».
He dicho ya algo a propósito de la viticultura lenguadociana.
Es una verdadera «industria agrícola», de gran producción ente
ramente comercializada, y, a pesar de todo, mayoritariamente cons Me parece que valdría la pena ocuparse un poco del bienes
tar de este pobre mártir llamado agricultor o terrassier, porque
tituida por explotaciones familiares, unidades de trabajo sin ajoida
vosotros, como yo, camaradas, hace tiempo que regáis con vues
exterior. Rémy Pech ha concluido, en un estudio reciente de este tro sudor esta tierra que alimenta a estos capitalistas que nos
caso ambivalente, que el pequeño viticultor, propietario explota tratan como esclavos, igual que se hacía antes en tiempos de
dor, se explota a si mismo (y a sus familiares) en el sentido de los señores, puesto que actualmente ya no son sólo los nobles
que, en la mayor parte de los casos y de los años, su ingreso los que quieren mantener pobres a los pobres, sino que vemos
global es inferior a los salarios medios que hubiera debido pagar también con gran disgusto, me atrevo a decir, a los republi
si hubiera empleado una mano de obra asalariada, sin dejar sitio, canos, incluso a los socialistas estar en el poder y seguir sin
naturalmente, para ima «renta del suelo» o un «beneficio de em vergüenza los pasos del enemigo del pobre terrassier, y ya sería
presa». Estamos volviendo a Chaiánov. Pero hemos subrayado las hora que estos que nos predican fraternidad e igualdad nos
diferencias (no hay autoconsumo en la explotación). Además, la mostraran por sí mismos cómo se llevan a la práctica esas dos
palabras y dieran el ejemplo a estos enemigos del trabajador,
situación descrita no es continua. La viticultura obedece a las le
porque me parece que cuando un propietario con opiniones
yes del mercado. El precio puede estar momentáneamente muy
radicales socialistas paga a sus obreros dos francos diarios y
por debajo del valor producido. Son las «crisis de sobreproduc les retira el vino a partir del primero de agosto, como hacen
ción» típicamente capitalistas. Pero la situación contraria ha exis todos los nobles y oportunistas de este país, merece ser tratado
tido también. El viticultor del Lenguadoc ha conocido años de como capitalista y enemigo de la patria agraria, y esto es lo que
sobrebeneficios (particularmente durante las guerras). vemos en todos los republicanos ricos sin excepción.
302 INICIACIÓN AL VOCABULARIO H ISTÓ R IC O ¿ECONOMÍA CAMPESINA? 303
Así, en un país donde la escuela pública de la tercera Repú cuestiones agrarias, campesinas, los coloquios y congresos se han
blica enseñaba como verdades evidentes que la Revolución fran multiplicado, y han acumulado una brillante documentación. Pero
cesa había extendido la propiedad e instalado la igualdad, el obrero resulta algo difícil utilizarla por razones obvias. Hasta cierto punto
agrícola analizaba en un lenguaje ingenuo la sustitución de la ex hay unidad en el tema: campesinados masivamente mayoritarios,
plotación feudal por la explotación capitalista. Existen todavía industrialización apenas incipiente, secuelas de estructuras preco-
«señores». Siguen «nobles» con la nostalgia del antiguo régimen. loniales y feudales, limitaciones de la evolución por los imperia
Pero, con otro vocabulario político, se distinguen muy poco de lismos extranjeros, flujo de los excedentes de población campesina
los «ricos», de los «capitalistas», aunque sean «republicanos», hacia monstruosos suburbios. Pero la diversidad del campo latino
pues éstos no son menos ásperos, como propietarios, frente a los americano no es menos evidente: los Andes no son las pampas,
asalariados. Observemos que la palabra «burgués» no aparece, y la selva amazónica no tiene nada que ver con las altiplanicies mexi
que la expresión patria «agraria» {terrienne) señala en el orador canas; la «hacienda» no es la plantación colonial exportadora, el
un sentimentalismo más campesino que obrero. Existe, en efecto, «ejido» mexicano no se parece a la comunidad pastoral andina.
un modo de vida campesino, que cubre tanto al «gentleman far- Coloi^ación, independencia, inmigración, reformas y revoluciones
mer» como al obrero agrícola. Pero, como instrumento de análisis agrarias no han podido tener los mismos resultados en el conti
social, no existe im «modo de producción campesino» (ni una «eco nente entero.
nomía campesina») donde desaparecerían las distinciones y luchas
de clases propias del capitalismo, del feudalismo, o de sus combi ¿Cómo se puede abordar, pues, el «hecho campesino» latino
naciones en la «transición». americano en su conjunto? ¿Por monografías? Fue el caso del co
loquio de París en 1965; la yuxtaposición de detalles fue abruma
No diré nada, ni siquiera a título comparativo, del caso de dora. ¿Por la especialización en un tema, en una problemática?
España, ya tratado en el coloquio y que todos conocéis mejor Eso fue lo que quiso hacer, en el Congreso de Ciencias históricas
que yo. Me limito a precisar qué inoperante sería hablar de una de Moscú en 1970, la «Comisión de movimientos sociales», al
«cuestión agraria» española, cuando existen un latifundio andaluz estudiar en el mundo entero «los movimientos campesinos» a lo
y un minifundio gallego, una huerta valenciana y una viticultura largo de dos siglos. Pero esto significaba estudiar consecuencias
catalana, una cerealicultura castellana y un caserío vasco basado de unas estructuras no siempre bien conocidas. Las conclusiones
en el policultivo. Admito que se hable de un «campesino español». no podían ser sino de una vaguedad inquietante. Así la frase final
Es una figura. No de una «economía campesina» española. No he de J. Droz: «Hasta cuando está duramente explotado, el peque
querido aclarar en toda esta conferencia más que un punto: guar ño campesino es capaz de un esfuerzo prolongado, lo que permite
démonos de los conceptos que simplifican cuando la historia es dar fundamento sólido a la guerrilla armada, forma esencial de la
complejidad. subversión moderna».
¿Se han modernizado tanto los «furores campesinos» de los
siglos XIV o X V II? Yo tengo mis dudas. Escuchemos ahora otro
3. Campesinados latinoamericanos. Una ojeada a estudios ^agnóstico dado, sobre el campesino mexicano, por Jean Meyer,
mexicanos recientes inspirado por su larga cohabitación con los «cristeros», esa desvia
ción mística del movimiento campesino. Encontramos primero,
He tenido, en estos últimos años, muchos contactos con inves como en Chaianov, una oposición entre la noción campesina de
tigadores latinoamericanos, o americanistas de varios países. Sobre suficiencia y la noción capitalista de cálculo. «Desde hace tres si
304 INICIACIÓN AL VOCABULARIO H ISTÓ R ICO ¿ECONOMÍA CAMPESINA? 305
glos, en México, dos proyectos-, el del campesino, que finalmente 1 ) Si se extiende y se multiplica la noción de «modo de pro
no es económico, y el del “ explotador agrícola” , que es econó ducción». «Modo de producción colonial», «modo de producción
mico.» precolombino»: hasta empleadas por mis mejores amigos, estas
Lo que las «clases medias» han condenado, en la interpreta innovaciones no me parecieron de las más felices.
ción de Jean Meyer, en atención al «proyecto económico», no
es sino el campesino como tipo de hombre, la condición campesina 2) Si se considera (con todo derecho) que el modo de produc
como modo de vida. «La industrialización, la urbanización... ha ción dominante es determinante, se corre el riesgo de aislar exce
brían de resolver el problema campesino como los liberales enten sivamente un rasgo único de un sistema de transición. Sabemos
dían que había que resolver el problema indio: matar al campe que A, Gunder Frank considera como «capitalista» la sociedad
sino para dejar vivir al hombre.» colonial española desde 1492, porque las colonias se explotaron
De ahí a la «utopía campesina» faltan pocos pasos: desde el principio con vista a los intereses del gran comercio
internacional; y tal afirmación resulta absurda, si se quiere anali
Para que la historia no se repita en vano, haría falta que zar históricamente el fenómeno entero de la «Conquista». Un en
los campesinos colaboraran con gentes para quienes el desa sayo más reciente de Marcello Carmagnani, por el contrario, in
rrollo no pasase únicamente por el molde industrial y occiden tenta dibujar, a la manera de Witold Kula, un modelo económico
tal, con gentes capaces de reconocer en los campesinos una del «feudalismo latinoamericano», con sus relaciones sociales in
personalidad y aspiraciones cuyo testimonio es esta resistencia ternas afectadas por el feudalismo inicial de los españoles, pero
denodada y desesperada. cuyo producto excedente está destinado en gran parte a Europa,
donde prepara la necesaria «acumulación previa» del capitalismo.
Los «movimientos campesinos» serían, pues, la defensa de El ensayo es interesantísimo, pero temo que generalice demasiado
una «manera de vivir» más bien que la protesta contra un «nivel unos modelos locales o regionales, también limitados en el tiempo
de vida» insuficiente. ¿Y por qué no las dos cosas a la vez? (siglos XVII y xviii).
Último encuentro que quiero recordar aquí: 1974, el Congreso
de Americanistas en México. Dentro de él había un simposio so 3) No me gusta, tampoco, lo que yo llamaría «el vértigo teó
bre «Modos de producción en América Latina» que tuve el honor rico», las largas páginas únicamente dedicadas a consideraciones
(bien inmerecido) de presidir. El simposio resultó frecuentado por abstractas o verbales, o a justificaciones por los textos, no por
todos los jóvenes marxistas del continente. La tensión entre él los hechos. A pesar de que sigo fiel a lo que dije ya hace tiempo
y las otras sesiones del Congreso reveló bastante bien la natura frente a los historiadores empíricos y positivistas: el exceso de
leza de los prejuicios ideológicos instintivos opuestos al uso por inquietud teórica es de todos modos preferible a la ausencia de
los historiadores-sociólogos del concepto de «modo de produc inquietud.
ción».
Me apresuro a decir que tal uso no basta para resolver las El mejor equilibrio entre preocupaciones teóricas y aplicacio
cuestiones planteadas. Y que el simposio no fue un modelo de nes concretas lo encontré, con mucha admiración, realizado por
claridad problemática. Me permitió, al contrario, tomar concien investigadores como Enrique Semo y Roger Bartra, en torno a la
cia de ciertos peligros de confusión presentes en ciertos vocabu economía y sociedad mexicanas, en sus trabajos (ya publicados o
larios: no) y en su revista Historia y Sociedad.
Señalaré, por ejemplo, uno de los últimos estudios de E. Semo
306 INICIACION AL VOCABULARIO H ISTÓ R IC O ¿ECONOMÍA CAMPESINA? 307
sobre la «hacienda» mexicana en su fase de declive en el último ciones directas. Lo hace en términos teóricamente marxistas, y
siglo. Semo lucha, con toda razón, contra ideas recibidas y prejui no rechaza la posibilidad de calcular él mismo lo que el campesino
cios constantes. En particular contra la imagen que el capitalismo es, naturalmente, incapaz de hacer: la distribución de su producto
liberal, de un lado, y la propaganda democrática, del otro, dieron en categorías valederas en un conjunto económico social no ya
durante mucho tiempo de la «hacienda». La consideraban como «campesino», sino propiamente capitalista. Percibe tan perfecta
una empresa «ilógica», «antieconómica». Semo demuestra que mente el peligro que supone una oscilación entre tecnocratismo y
un desequilibrio social, una explotación feroz de la fuerza de tra populismo, a la manera de Chaiánov, que ha propuesto aplicar el
bajo, no son necesariamente «ilógicos», no-productivos para los nombre de «populismo tecnocràtico» a ciertas tendencias del refor-
que sacan beneficio del sistema. La «hacienda» era un sistema en mismo mexicano reciente, que él mismo se propone, precisamente,
sí, mantenido por la clase social que lo aprovechaba, con coaccio criticar. Sabe cómo, al productivismo aconsejado desde lejos por
nes de todo orden, tanto no-económicas como económicas. No se René Dumont a los defensores de la reforma agrària mexicana,
ha de hablar por eso de «modo de producción», pues la hacienda estos defensores han contestado no con argumentos económicos
no está aislada de las realidades capitalistas del siglo xix. Semo sino con argumentos político-sociales: «Entre las funciones de la
demuestra a la vez el error de Gunder Frank que hace de la ha propiedad de la tierra, hace falta contar las funciones de natura
cienda un tipo puro de empresa capitalista, y el error de Tanne- leza política; hay que mantener entre los campesinos la fe y la
baum, para el cual la hacienda mexicana es una unidad casi autó esperanza, para evitar sus explosiones de impaciencia ...».
noma de trabajo y consumo. Semo se esfuerza, al contrario, en De lo cual saca Bartra una teoría histórica (no una defensa)
analizar la hacienda como tipo de articulación, de combinación de una «vía mexicana» hacia el capitalismo, distinta de la vía in
orgánica. No «dualista». No «semi-feudal», sino elemento locali glesa tanto como de la prusiana. Esta última, esbozada en los tiem
zado, relativamente estable de un momento de la evolución, com pos de Porfirio Díaz —era la evolución de la «hacienda» hacia la
binando la herencia feudal con la atracción capitalista. Justifica, empresa capitalista— , imponía a los campesinos violencias tales
hasta cierto punto, el modelo Carmagnani. Pero demuestra, al que participaron de manera inesperada —«desesperada»— en la
mismo tiempo, sus límites en el espacio y sus prolongaciones en Revolución de 1910. Sin embargo, fue solamente en 1930 cuando
el tiempo. los gobiernos, bajo la forma de distribución de los «ejidos» (forma
limitada de propiedad parcelaria en realidad), intentaron asociar
Igualmente orientadoras, para las importantes nociones de las masas campesinas a la «revolución institucionalizada». «Cesa
transición, de articulación (añadamos de «mediación» entre reali rismo democrático», dijeron algunos comentadores. Bartra com
dades económicas y aparatos políticos) son las investigaciones de para (no «asimila») este caso de utilización política del campesi
Roger Bartra. nado a los casos de cesarismo europeo analizados por Marx y por
R. Bartra se instala en la encrucijada de tendencias que yo Gramsci. Esta «mediación» entre el hecho económico-social y el
me he permitido criticar aquí mismo, y de vías que me parecen político será el tema del próximo gran trabajo de Bartra.
verdaderamente nuevas. Editó y presentó a Chaiánov en caste Mientras tanto, su pequeño libro Las clases sociales mexicanas
llano. Utiliza los conceptos de «modo de producción mercantil (estudiadas desde el punto de vista de las estructuras agrarias)
simple». Y cita a Kula para justificar el planteamiento en términos realiza una minuciosa clasificación de todas las capas de la pobla
de «economía general» de problemas tal vez exclusivos de un solo ción campesina. Y, tanto para sus relaciones internas como para
modo de producción. He discutido con él sobre esos puntos. sus relaciones con el mundo urbano e industrial, se proponen
Pero Bartra funda todos sus cálculos cifrados sobre observa fórmulas clarificadoras (o que pueden serlo por las mismas discu
308 INICIACIÓN AL VOCABULARIO H ISTÓ R IC O ¿ECONOMÍA CAMPESINA? 309
siones que suscitarán): acumulación primitiva permanente, paupe
rización no proletaria, subempieo campesino superior a las necesi 4. Para nuestros países, en el próximo porvenir:
dades del «ejército de reserva industrial». Así se intenta vina teo Problemas de mercados y ¿fin del campesinado?
rización del «subdesarrollo», el cual no es sino un caso particular
de la transición al capitalismo, pero dificultado por la existencia, Estaba reflexionando sobre el tema de esta conferencia cuan
y por la presión, de capitalismos exteriores dotados de medios do dos noticias de actualidad vinieron en mi ayuda. Una fue la
técnicos y financieros muy superiores. El papel del campesinado de las manifestaciones en las carreteras de León, denunciando vma
en una «transición» así definida plantea, es evidente, unos proble congestión en los mercados posibles de los productos del agro es
mas parecidos (no idénticos) a los que preocuparon, en su tiempo, pañol. Es cierto que las inquietudes de este tipo no son de ayer.
a Chaiánov. Y particularmente los del agrónomo como técnico, Pero tampoco hace tantos años que España temía, año tras año,
como economista, como reformador, como revolucionario (si Uega la «insuficiencia» de las cosechas. Ahora parece que la agricultura
a serlo). española, en todos sus sectores, ha pasado definitivamente de la
inquietud «de tipo antiguo» a la inquietud «de tipo moderno»,
Recuerdo cómo, entre dos viajes al Perú (1968, 1974), pude transición tan magníficamente expresada por el marxista español
constatar, no sin cierto estupor, el aflujo de millones de indios Jaime Vera: de la insuficiencia absoluta del producto, al exceso
andinos hacia Lima. Allí también se había intentado una «reforma relativo de la mercancía. No conozco definición más precisa del
agraria» a manera de tranquilizante. Grandes haciendas fueron contraste entre dos «modos de producción». Cada palabra es sig
puestas a la disposición de cooperativas campesinas. Me contaron nificante.
que el responsable de una de ellas, a quien un visitante pregun
taba: «¡Qué empresa más magnífica! ¿Cómo la va usted a mane La otra noticia de actualidad que me interesó consistía en la
jar?», contestó: «Y si a usted le pusiesen en un Apolo VII, ¿cómo entrevista de tipo bastante nuevo que el presidente de la República
lo manejaría?». Este humorismo, muy campesino, no creo que sig- francesa concedió a un «muestreo representativo» de los franceses
n^cara la renuncia de una clase ante las exigencias técnicas del (60 personas) en el mismo palacio del Elíseo. Un campesino, con
siglo, pero SI una objecion irónica ante el abismo abierto frente a conmovedora sinceridad, dijo: «Señor presidente, cultivo unas
tantas masas campesinas desocupadas, y las ambiciones producti- hectáreas de tierra, a mi hijo le gustaría seguir cultivándolas; son
vistas de las empresas agrícolas punteras. Los agrónomos de bue bastantes para nuestra familia; ¿por qué se nos niega toda ayuda?».
na voluntad (he conocido a algunos, en el mismo Perú, verdadera La respuesta fue contundente: «Es imposible hoy día prever ayu
mente admirables) se creen naturalmente designados para preparar das para las explotaciones no-rentables». (¿Y qué es eso de «ren
el porvenir. Pero hemos visto cómo, en el caso de Chaiánov o en ta»? hubiera contestado, probablemente, el campesino de Kosinski
el de Dumont, llegan pronto a entremezclar sus certidumbres téc y Chaiánov.) Es claro que desde ahora no se sigue «ayudando» a
nicas, los prejuicios de su educación económica clásicamente capi las explotaciones «marginales», peor dotadas de medios de pro
talista, y sus inclinaciones sentimentales hacia el modo de vivir y ducción, cuya supervivencia exige un nivel de precios muy supe
el hombre «campesino». Y ¿quién va a conciliar el sueño ecoló rior al valor «mediano» del producto, y no competitivo en el mer
gico o de «culto al pasado», con el modelo de la granja norteame cado internacional. Durante mucho tiempo, por razones sociales,
ricana o del sovjós gigantescos? electorales, los gobiernos habían asegurado, fijando precios muy
altos, la supervivencia de tales explotaciones «marginales». Pero,
desde hace unos años, la ayuda va, únicamente y directamente, a
310 INICIACIÓN AL VOCABULARIO H ISTÓ R ICO ¿ECONOMÍA CAMPESINA? 311
los campesinos que quieren abandonar el campo. Algunos comen nista). Entre los dos modelos extremos existe, como es natural,
taristas han afirmado que la mutación ha sido aceptada por el un plan intermedio (Malassis). Pero el «rapport Vedel» no desde
mismo campesinado, y las transformaciones técnicas parecen con ña tampoco los «modelos ideales»:
firmarlo (Serge Mallet, Les paysans contre le passé). He intentado
verificar, por encuestas concretas (desgraciadamente limitadas), El modelo de la colectividad rural de mañana podría ser el
hasta que punto el campesino individual se ha familiarizado con de una pequeña ciudad de 5.000 hasta 10.000 habitantes, ro
el cálculo económico, con la «contabilidad». Es difícil generalizar deada de aldeas y fincas pequeñas esencialmente agrícolas, y
los resultados, pero parece que el cálculo económico, hasta para además con una población residencial dispersa en el campo,
muy grandes explotaciones, está en manos de organismos especia (Mendras.)
lizados, peritos financieros; y el campesino pequeño o mediano no
participa en las comodidades de tal organización si no está guiado ¿Será realizada la utopía de Chaiánov por el capitalismo?
y orientado por asociaciones corporativas, sindicales, cooperativas. Pero ¿cómo podríamos olvidar ante este malthusianismo euro
Lo mas daro es que ha entendido la cosa que más ignoraba hace peo, impuesto por el concepto de «rentabilidad», el hambre (sub
medio siglo: el secreto del endeudamiento productivo-, el Crédit yacente, y periódicamente agudo) de la mitad del mundo? Las
agricole francés es el organismo de crédito más importante del memorias anuales de la FAO abren siempre para mí un abismo
país. La «economía campesina» es ahora una parte como cualquier de interrogantes: en los «años malos», anuncian para mañana la
otra de la economía global. Pero una parte que además se va decisiva catástrofe alimenticia; en los «años buenos» (cuando Ca
reduciendo. nadá y Estados Unidos tienen reservas de 50 o 60 millones de
toneladas de trigo invendido), la FAO se pregunta quién va a
El «campesino» como tal, la «condición campesina» de anta soportar el peso de la «adecuación de la demanda a la oferta»;
ño parecen, en nuestras sociedades «desarrolladas», más o menos vuelven los «años malos» y «el comercio internacional de granos»
rápidamente condenados. Pero ¿y la agricultura? ¿Y el campo, la triplica o cuadruplica la cifra de negocios (con los beneficios co
tierra como medios de producción? Tampoco estamos seguros de rrespondientes). La vieja contradicción entre producción y con
su porvenir. El Plan Mansholt establece para la Comunidad europea sumo desigualmente localizados, regional en el alba del capitalis
que 4 millones de hectáreas de cultivos, en el territorio de la mo (cuando intentaban luchar contra ella Campomanes y Turgot),
Comunidad, tendrían que convertirse en bosques, y 1 millón en es, ahora, mundial. El mundo de la «economía campesina» es el
parques de recreo. El «rapport Vedel» sobre la agricultura fran mundo que sufre hambre. Y el mundo no-campesino no sabe
cesa encuentra «irrisoria» esta previsión del Plan Mansholt. Es qué hacer con los productos de sus campos. Tal vez por eso he
tudia para el porvenir varios «modelos» de restricción agrícola. podido decir, al principio de esta conferencia, que la inmensa
El «modelo Bergmann» sacrificaría en Francia 22 millones de «literatura agraria» inspira a sus lectores alguna «irritación».
hectáreas de superficie agrícola útil sobre 33 y 7,5 millones de
cultivos sobre 18. El «modelo MODEF» (propuesto por el Mo
vimiento de Defensa de la Agricultura Familiar) está calificado de
«exacerbadamente conservador», «retrasado», «anticompetitivo»,
aunque «conforme al sueño de sociedad igualitaria específicamente
francés» (el MODEF, con un vocabulario de connotaciones chaia-
novianas, representa el sector campesino de inspiración comu
ÍN D IC E
Prólogo............................................................................... 7
H is t o r ia ............................................................................................ 15
Los diversos contenidos del término «historia» . . 17
Las etapas de la historia como modo de conocimiento 27
Intento de definición de la materia y de la investi
gación h istó ricas.................................................. 43
E s t r u c t u r a ................................................................ ......... 49
Orígenes, sugerencias y utilizaciones de la palabra
«estructura»......................................................... 52
El uso científico de la palabra «estructura» . . 55
La noción de estructura en la ciencia económica . 60
Estructura e historia.................................................. 64
C o y u n t u r a ........................................................................................... 79
La noción de coyuntura........................................... 81
Consejos para la utilización histórica de la noción
de cojointura......................................................... 103
Las c l a s e s s o c i a l e s ......................................................................... 107
Primeras reflexiones. ¿«Estratificación» y «jerar
quía» sociales, o estructuras de funcionamiento? 110
Castas, órdenes, c l a s e s ...........................................116
Clases económicas, clases psicológicas, clases «en sí»,
clases «para sí», conciencias e inconciencias de
clase....................................................................... 130
314 INICIACIÓN AL VOCABULARIO H ISTÓ R IC O
INDICE 315
Clases, subclases, categorías sociales, contradicciones
¿ E c o n o m ía c a m p e s in a ? ....................................................... 265
s e c u n d a r i a s .....................................................................I 35
Sobre «propiedad», «explotación», «renta de la tie
P u e b lo s , n a c io n e s, e s t a d o s ........................................... . 143 r r a » ................................................................ 278
L a f r o n t e r a ............................................................................. I 47 Sobre la familia como unidad de mano de obra . 280
L a g u e r r a ............................................................................. I 49 Sobre la «economía campesina» en relación con e
Razas e h is t o r ia ............................................................ 152 intercambio e x te r io r .................................... 282
L o s grupos elementales: de la fam ilia a la tribu . . 154 Sobre «suficiencia» e «insuficiencia» como nociones
Los im perios. E l legado de R o m a .................................. 156 clave de la «economía campesina» . 284
L o s principios de agrupam iento en el período feudal 158 Tentaciones chaianovianas en historia, sociología y
E l nacimiento del estado moderno y sus relaciones p o l í t i c a ......................................................... 293
con el fenómeno n a c i ó n ........................................... 161
E l siglo XIX: la fase «nacionalitaria» . . . . 165
E l apogeo de los «nacionalism os» y la aparición del
«im perialism o»: crisis y controversias en 1905-
1913 ..............................................................................173
L as controversias en torno al problem a nación-revo
lución en Europa central y oriental . . . . 175
M arxism o y cuestión n a c i o n a l .................................. 177
C a p i t a l i s m o ............................................................................. 201
Capitalism o: palabra reciente y ambigua . . . 203
Capital, capitalista: palabras antiguas con un sentido
p r e c i s o ............................................................................. 205
Capital y modo de producción capitalista . . . 206
E l principio de la l i b e r t a d ...........................................208
E l principio de igualdad ju r íd ic a .................................. 211
Libertad e igualdad: aspectos políticos . . . . 212
E l principio de p r o p i e d a d ........................................... 214
Las relaciones sociales de producción en el sistem a
c a p i t a l i s t a .....................................................................216
Capitalism o y crecimiento: a) los «despegues» . . 222
Capitalism o y crecimiento: b) el largo plazo . . 227
Capitalism o y crecimiento: c) plazos corto y medio . 245
Observaciones sobre la coyuntura y las luchas de
Una ojeada a algunas etapas de la estructura . . 253
c l a s e ......................................................................................250