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Los Mandamientos de la Iglesia - Introducción

Todos estamos convencidos de la importancia que tiene la observancia de las


leyes. De todas ellas, la ley más importante, y por tanto la más necesaria en su
cumplimiento, es la ley de Dios, expresada en los diez Mandamientos, porque,
como señaló Cristo a aquel muchacho que se le acercó para pedir un consejo: “si
quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos” (Mt. 19, 17).

Para facilitarnos el cumplimiento de la ley de Dios, la Iglesia ha determinado


algunas obligaciones del cristiano, que se conocen como Mandamientos de la
Iglesia. Cristo le dio a la Iglesia autoridad para gobernar a los fieles, y su
solicitud de Madre le impulsa a señalar más concretamente cuál es la voluntad
de Dios, ayudándonos a conseguir el Cielo. Esa es, en definitiva, la misión de la
Iglesia.

JESUCRISTO FUNDÓ LA IGLESIA PARA SALVARNOS


Jesucristo vino a la tierra para redimirnos y darnos la vida divina. Con objeto
de continuar en la tierra, hasta el fin de los tiempos, su tarea redentora y
conducir a todos los hombres a la salvación, fundó la Iglesia como depositaria de
sus enseñanzas y de los medios de salvación con que quiso dotar a los hombres.

El Señor escogió a San Pedro y a los demás Apóstoles para que gobernaran la
Iglesia y transmitieran los poderes a sus sucesores, el Papa y los Obispos. Estos
poderes son:
a) enseñar con autoridad la doctrina de Jesucristo.
b) santificar con los sacramentos y los otros medios.
c) gobernar mediante leyes que obligan en conciencia.

La Iglesia tiene un doble fin en la tierra:


a) un fin último: la gloria de Dios.
b) un fin próximo: la salvación de las almas.

JESUCRISTO DIO A LA IGLESIA EL PODER DE PROMULGAR LEYES


Cristo concedió a su Iglesia el poder de gobernar, y envió a los Apóstoles y a
sus sucesores por todo el mundo para que predicaran el Evangelio, bautizaran y
enseñaran a guardar todo lo que El había mandado. En virtud de esta autoridad,
la Iglesia puede dictar leyes y normas.

La Iglesia tiene el derecho y la obligación de fijar a los fieles todas las


prescripciones que considere oportunas, por haber recibido de Cristo el mandato
de conducir a los hombres a la vida eterna, siendo depositaria e intérprete de la
revelación divina. Al imponer los preceptos, la Iglesia pretende asegurar mejor el
cumplimiento de los mandamientos de la ley de Dios y de los consejos que el
Señor nos da a través del Evangelio. De hecho, las leyes de la Iglesia lo que hacen
generalmente es determinar el tiempo y el modo de cumplirlos.

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De lo anterior se desprenden dos consideraciones:
1) Los mandamientos de la Iglesia son una muestra de cariño porque, al
dictar estas normas, busca únicamente ayudar a cumplir las obligaciones del
cristiano. La Iglesia sabe que a veces cuesta seguir la voluntad de Dios, y por eso
determina el modo de cumplirla, buscando garantizar convenientemente el
camino de nuestra salvación.

2) Al incumplir uno de estos mandamientos de la Iglesia, no sólo no se


cumple una ley meramente eclesiástica, sino que se quebranta una ley divina
concretada en esa ley eclesiástica. De ahí que quebrantar uno de esos
mandamientos en materia grave, es siempre pecado mortal. Por ejemplo, es
materia grave dejar de cumplir el mandamiento de la Iglesia que ordena comulgar
al menos una vez al año, porque supone indiferencia con Jesucristo, y por tanto
carencia de amor. Este incumplimiento es en realidad señal de haber ya
quebrantado al menos en este aspecto el primer mandamiento de la ley de Dios
que prescribe amarlo sobre todas las cosas.

Entre los mandamientos de la ley divina y los mandamientos de la Iglesia


hay, sin embargo, algunas diferencias:
a) los mandamientos de la ley de Dios obligan a todos los hombres, puesto
que Dios mismo los dejó grabados en su conciencia; los de la Iglesia
obligan sólo a quienes forman parte de ella;

b) los mandamientos divinos son inmutables, pues están basados en la


naturaleza humana, que no cambia; las leyes eclesiásticas pueden
cambiar;

c) los mandamientos de la ley de Dios no pueden ser dispensados; los de la


Iglesia dejan de obligar por grave incómodo o por dispensa de la autoridad
eclesiástica.

Los mandamientos de la Iglesia son muchos -en realidad lo son todas las
prescripciones del Código de Derecho Canónico-, pero aquí vamos a estudiar los
cinco principales que afectan a todos los fieles:

1º - Oír Misa entera los domingos y fiestas de guardar.


2º - Confesar los pecados mortales al menos una vez al año, y en peligro de
muerte, y si se ha de comulgar.
3º - Comulgar al menos por Pascua de Resurrección.
4º - Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Santa Madre
Iglesia
5º - Ayudar a la Iglesia en sus necesidades

Además de estos mandamientos más generales, hay que recordar la


prohibición de asistir a escuelas ateas o a centros en los que se enseñen cosas
contrarias a la doctrina católica. Y el mandamiento de no contraer matrimonio
opuesto a las leyes de la Iglesia.

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