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URV-OUC

Apartados introductorios,
concreción del tema,
objetivos e hipótesis.
Seminario diseño de Investigación
Profesor: Jordi Roca
23/10/2017

Cristina Valdés Méndez.


- Resumen

El amor, ha buscado nuevos nichos en el ciberespacio, un lugar global, una nube gigantesca,
donde los datos personales son cruzados, cribados y analizados a través del Bigdata. ¿Cómo algo
tan humano y social, como el amor ha sucumbido a la fuerza de la tecnología?

En este trabajo se analizará las nuevas webs de relación personal y profundiza en los conceptos
motivacionales del establecimiento de “sites del amor” dentro de la estructura social

- Introducción.

El hombre está conectado con el mundo por una red continua de emociones. Es impactado,
afectado por los acontecimientos. La afectividad moviliza los cambios musculares y viscerales,
que impregna el tono de la relación con el mundo. Ésta encarna para el sentido común un refugio
de la individualidad, donde se afirmaría una interioridad nacida de una espontaneidad sin
defectos. Sin embargo, si se ofrece en los matices de la particularidad individual, es siempre el
producto de un entorno humano dado y de un universo social caracterizado de sentido y de
valores. Si bien su infinita diversidad pertenece al patrimonio de la especie, su renovación en el
sentir y su economía sutil de las expresiones faciales, gestos, posturas, sucesión de secuencias, es
inconcebible fuera de un aprendizaje, fuera de la formación de la sensibilidad que suscite la
relación con los demás dentro de una cultura en un contexto particular. Lo peculiar de la
condición humana se ha definido desde la Antropología en función de la relación
interdependiente entre naturaleza y cultura. Se puede decir que esta interdependencia se expresa
con especial fuerza en el amor, elemento universal de la vida humana, cuya interpretación y
experiencia dependerán en gran medida del sistema cultural que lo afecte. No existe una
antropología del amor. Las connotaciones de esta palabra resuenan demasiado subjetivas,
ilógicas y ambiguas como para haber facilitado su estudio desde las disciplinas sociales. Sin
embargo, el amor se expresa en la relacionalidad característica y necesaria para el ser humano en
su dimensión más íntima, por eso son numerosas las alusiones que a él se hace desde la
Antropología.

La centralidad de la dimensión afectiva en la organización social es, de hecho, un aspecto


2 ampliamente integrado en la teoría antropológica. El interés por el amor pasional o sexual es más
reciente llevando a algunos antropólogos a estudiarlo como si se tratara de cualquier otro
fenómeno cultural. El enfoque historicista en el estudio del amor romántico haría de éste un

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producto cultural del occidente moderno, originado en el comportamiento de las élites, vinculado
con el aumento del individualismo y extendido por la globalización (Jankowiak y Fischer 1992).
No obstante, la crítica a esta interpretación del amor es cada vez más fuerte y se apoya en los
estudios antropológicos que confirman la presencia generalizada de amor romántico en culturas
de características muy diferentes (Jankowiak y Fischer 1992) así como en los descubrimientos
relacionados con su dimensión biológica (Fisher 2004). Estas evidencias llevaron a los
antropólogos Jankowiak y Fischer a defender el estudio del amor integrando los factores
biopsicológicos que lo afectan con los factores culturales que estructuran el comportamiento
ligado a su expresión, algo de importancia crucial para una ciencia como la Antropología, cuya
misión es estudiar simultáneamente lo universal y lo particular de la experiencia humana
(Jankowiak y Fischer 1992).

El sociólogo Zygmunt Bauman anuncia su concepto de Amor líquido, dónde se encierra aquí una
realidad que parece ser bastante frecuente en nuestra actualidad: La fragilidad del vínculo. Una
idea asociada con la esencia que parece vivirse en esta sociedad donde al parecer, se valora lo
fugaz, lo instantáneo, la recompensa, el consumismo puntual que da satisfacción a una necesidad
momentánea y que seguidamente, se desecha. No estamos hablando sólo de las relaciones
interpersonales, sino también la relación que establecemos con nosotros mismos, o lo que el
propio Bauman denomina como la liquidez del amor propio. Un problema constante en nuestra
sociedad, es la falta de autoestima y de la autovaloración en la cual, acabamos perdiendo a los
demás por no empezar por nosotros mismos. Por no solidificar el amor propio. Establecer un
vínculo fuerte y comprometido, no es algo fácil para muchas personas. Tras ello, se esconde un
sentido de responsabilidad y de trascendencia personal que tal vez, no están dispuestos a asumir.

Es posible incluso que exista el factor miedo e incluso una inmadurez personal, donde no es
posible concebir una auténtica relación sólida, estable y con un proyecto de futuro. El propio
Bauman nos explica que muchas relaciones de hoy en día son conexiones más que relaciones. Ya
no estamos hablando únicamente de la primacía de las nuevas tecnologías y de las redes
sociales, ésas que nos unen con múltiples personas en el momento en que nosotros elijamos. Una
carta sexual. Este concepto va un poco más allá. El individualismo busca sólo satisfacer
3 necesidades puntuales con un principio y un fin, de ahí la idea de amor líquido, emociones que
no se pueden retener y que se escapan fugazmente de las manos hasta desaparecer.

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Vivimos en un mundo dinámico donde lo real en ocasiones se conjuga con lo virtual, una
modernidad líquida donde muchas cosas parecen escaparse de nuestras manos.Y por virtual
deben entenderse las paginas wes de búsqueda de pareja, redes sociales, los móviles y whassap,
los Mass Media con sus mensajes subliminales, las películas, la publicidad…en definitiva las
estructuras sociales que configuran nuestra imagen de pertenencia y poder.

Bauman apreció cómo Zuckerberg se dio cuenta de que nuestra peor pesadilla es ser
abandonados. Y nuestras metas como individuos sociales están enfocadas al poder. A destacar, a
ser parte de…, a mejorar la versión de nosotros mismos desde la epidermis, sin un conocimiento
profundo de las relaciones y sin tener la paciencia necesaria ni una escala de valores éticos y/o
filosóficos. Hoy en día vuelven a estar en boga conceptos mágicos y brujerías, terminologías
holísticas, para tratar temas como las relaciones. Por ello prolifera la astrología, la sinastria de
parejas, el destino, las casualidades, los amarres, las constelaciones familiares y todo tipo de
métodos muy entroncados entre las mujeres y hombres, que desean respuestas a un mundo que
vuelve a regirse por el cisma histórico entre mente (amor social) y sexualidad (amor carnal).

Establecemos relaciones inestables porque nuestra sociedad parece ensalzar a su vez unas
relaciones humanas más flexibles. Con nuestros hijos establecemos un juego de chantajes donde
ante un examen aprobado, lo premiamos con un nuevo regalo. Los dejamos caer casi sin querer
en una sociedad de consumo con escasos valores, creando individuos a su vez que se vuelven
tiranos, que no reconocen dónde están los límites y que, de algún modo, también acaban
volviéndose líquidos. Sus amistades nacen en las redes sociales, y para terminar con alguna de
ellas cuando no les interesa, no tienen más que usar el botón de bloquear o desagregar a dicha
persona.

También entrarían conceptos de libertad y libertinaje (Edgar Morin, 2000) La libertad es


posibilidad de elección. El autor examina los condicionamientos impuestos por el medio
ambiente, la influencia de los genes, el marco sociológico y cultural y la constricción de las
ideas. Entre ellos pasan los caminos de la libertad. El nudo gordiano se resuelve al comprender la
íntima relación entre autonomía y dependencia. Las libertades del espíritu se conquistan, pero es
necesario que nuestra conciencia esté despierta.

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Hoy en día existe una gran información y libertad sexual sin atender a las consecuencias
psicológicas que ello supone. Sin entender ni tener estructurado el mundo emocional, la
sexualidad liberada pretende ejercer para las mujeres esa oxitócica emocional de vínculo rápido

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sin raíces. Esta es una de las causas del rebrote machista entre los jóvenes, sabedores de esta
libertad y de estos juegos que en cuanto entroncan con sentimientos más profundos, les
desestabilizan por no saber afrontarlos, llevándolos al otro extremo, a la posesión; volviendo a
términos antropológicos del macho asegurando su semen y descendencia.

Un amor líquido siempre nos deja con un corazón vacío, y eso es algo que nadie quiere, el
consumista siempre se queda con hambre y con una profunda insatisfacción. En ocasiones, detrás
de un amor líquido está la inseguridad personal. El no vernos a nosotros mismos como seres
capaces de mantener un vínculo lo bastante fuerte como para prosperar, como para construir un
futuro junto a otra persona.

El amor es motivo de felicidad, pero también de dolor y esto ha sido durante siglos una fuente
inagotable de inspiración artística; sin embargo, desde una perspectiva científica, el amor
romántico no es más que una enfermedad transitoria y finita.

El enamoramiento dura entre 18 meses y tres años y, en sentido biológico, es una droga para el
cerebro. La antropóloga Helen Fisher, quien ha estudiado el amor romántico durante más de 30
años en 170 sociedades, lo define como “una de las sustancias más adictivas de la tierra”.

Nuestro imperfecto cerebro cuenta con tres sistemas que no siempre están conectados entre sí. El
primero, la lujuria, estaría relacionado con la atracción sexual; el segundo, el amor romántico o
enamoramiento, una fase obsesiva y perecedera y, por último, el apego, que sería el lazo afectivo
existente en relaciones largas.

El cerebro de los enamorados presenta altas tasas de dopamina y un bajo nivel de serotonina,
entre otras sustancias químicas que hacen de nosotros un coctel de hormonas. Enamorarse
conlleva una respuesta similar a una dosis de cocaína e, igualmente, genera síndrome de
abstinencia si se produce una ruptura o un desengaño amoroso. Cuando nos han dejado lo único
que queremos es olvidarnos de ese ser humano y seguir con nuestra vida, pero no, le amas más
fuerte (…) Y podemos explicar esto en el cerebro. Ese sistema del cerebro, el sistema de
recompensa por deseo, por motivación, por ansia, por enfoque, se vuelve más activo cuando no
puedes obtener lo que deseas, explica Fisher. La antropóloga entiende que el amor romántico es
5 una adicción, una feliz dependencia cuando el amor es correspondido y una ansiedad dolorosa,
triste y a menudo destructiva cuando eres rechazado, pero el amor romántico es mucho más que
un clímax de cocaína. El amor romántico es una obsesión.

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Varios estudios han demostrado que el comienzo de una relación romántica, cuando el amor es
más apasionado, se caracteriza por un deterioro del control cognitivo. Así, la falta de
concentración como la disminución del rendimiento son claros síntomas del recién enamorado.

El sistema capitalista de consumo influye en las relaciones humanas. La tendencia a que sean las
decisiones e intereses individuales los que prevalezcan por encima de las normas tradicionales se
integraría sin problemas en el modelo de sociedad de consumo, cuya lógica habría trasladado a
las relaciones personales las mismas leyes que rigen un orden económico basado en
el racionalismo consumista subyacente en la dinámica deseo-posesión-consumo (Bauman 2005).

La relación entre romanticismo y consumismo quedaría patente en el carácter compulsivo que


adquieren las relaciones amorosas en la actualidad. Para el sociólogo Zygmunt Bauman, el amor
en la sociedad de consumo tiende a la acumulación, llegando a representar un tipo de destreza
que se puede aprender y practicar con asiduidad, y en la que aumentaríamos nuestro nivel de
especialización con el número de experiencias. Vivimos en una sociedad caracterizada por el
cambio, la rapidez, la temporalidad; una sociedad en la que también afloran sentimientos
intensos de soledad y estrés, y en la que las relaciones de pareja están sometidas a deseos y
expectativas crecientes. Estos aspectos hacen que la intimidad constituya actualmente un ámbito
marcado por la inseguridad y la inestabilidad, y que a su vez aumente la idealización romántica
del amor como modo de satisfacer de forma inmediata la necesidad afectiva, lo que, a la luz de
los resultados obtenidos en este trabajo, llevaría implícita la dificultad para hacer frente a los
conflictos reales de la convivencia y de las relaciones interpersonales. Especialmente en las
personas más jóvenes, este ideal amoroso a menudo incentiva una búsqueda de relaciones
dominadas por elementos como la pasión, la evasión y el descubrimiento constante, al tiempo
que conlleva una asociación entre monotonía y conflicto.

La libertad individual puede presentarse más como ideal que como realidad generalizada en las
relaciones afectivas. La cuestión de la libertad también puede adquirir connotaciones negativas al
ser aplicada a la vida en pareja. Desde los discursos tradicionales la libertad no ha de constituir
un valor necesariamente positivo, puesto que históricamente lo definido como correcto se basada
en el cumplimiento obediente de unos roles organizados en torno a la institución del matrimonio.
Ser demasiado libre puede constituir así un matiz con el que se percibe la autonomía personal,
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especialmente de las mujeres. Libertad y amor llegan a percibirse como fuerzas incompatibles
que difícilmente pueden equilibrarse dentro de una relación de pareja, lo que pone de relieve la
dificultad de alcanzar acuerdos comunes mediante la negociación y el respeto a los intereses

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individuales de cada parte. De esta forma, la idea de la libertad se contrapone a un ideal de pareja
muy conectado con aspectos como la fusión o la dependencia, introduciendo un componente de
complejidad en la relación que, de esta manera, puede enriquecerse, o al contrario, enfrentarse a
la contradicción. Este aspecto se apoyaría en un modelo tradicional en el que el papel de éstas
estaría más orientado a la satisfacción de necesidades comunes, o ajenas, que a las individuales.

La falta de autonomía se convierte de esta manera en un factor de insatisfacción bastante


extendida, en la medida en que la idea dominante de pareja tiende a priorizar la unión
dependiente y a interpretar el cuidado a uno mismo como un acto contrario al amor.

Las mujeres tienden a expresar mayores expectativas alrededor de la pareja y mayores


sentimientos de frustración en el caso en que éstas no se hayan cumplido, así como una tendencia
más destacada a establecer relaciones desde la dependencia emocional. El amor es algo
cambiante, desligado de la voluntad, sometido al azar y a la incertidumbre, y que puede agotarse
en un determinado momento. Esta actitud a su vez llevaría implícito un mayor respeto a la
libertad del otro, al entender que la no coincidencia de dos personas en sus deseos y decisiones
constituye un aspecto propio de las relaciones humanas.

- Objetivos

El objetivo del presente trabajo es profundizar en los aspectos sociales que posibilitan a las webs
de búsqueda de pareja establecerse, permanecer y guiar una nueva estructura social. Hacer una
inmersión en el estudio de las relaciones personales en Internet, utilizando el trabajo de campo y
observación participante, analizando las opciones y comunicaciones derivadas de la interacción
tanto con el medio como con usuarios. Para ello analizaremos las siguientes webs:

 https://www.parship.es
 https://www.meetic.es/
 https://www.edarling.es/

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- Hipótesis.

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La hipótesis es demostrar como los factores arriba descritos han favorecido que la tecnología
haya invadido al ser humano, no solo en cuanto a la modificación de las mejoras de vida y
formas de comunicación, sino que se ha adentrado en nuestros sentimientos y genera nuevas
pulsiones, nuevas formas de relacionarnos e incluso la creación de nuevos modelos de
parentesco.

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