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Babel

Littératures plurielles

38 | 2018 :
La guerre future : lectures francophones et hispanophones aux XIXe et XXe siècles
Le retour de la Terreur

Preparar la revolución : acciones
violentas en la utopía libertaria
hispánica
ROCÍO HERNÁNDEZ ARIAS
p. 19­36

Résumés
Español Français
Las utopías libertarias, sociedades ideales producidas por diferentes ramificaciones del
anarquismo, se producen, en el ámbito hispánico, desde 1880 y hasta 1939. Las comunidades que
describen autores como Martínez Rizo, Urales, Mella o Quiroule han alcanzado el Ideal tras
revoluciones violentas que también aparecen en los textos. El objetivo de esta comunicación es
analizar cómo se describen estas revoluciones, complementando estos textos utópicos con los
artículos publicados en los medios libertarios, de forma que sea posible determinar si las
posiciones violentas vienen determinadas por la posición ideológica o son producto de artificios
literarios necesarios para la narración utópica.

Les utopies libertaires, sociétés idéales générées par différentes ramifications de l’anarchisme,
virent le jour, dans le domaine hispanique, entre 1880 et 1939. Les communautés décrites par des
auteurs comme Martínez Rizo, Urales, Mella ou Quiroule ont atteint l’Idéal après de violentes
révolutions, qui apparaissent également dans les textes. L’objectif de cette communication est
d’analyser la description de ces révolutions, en croisant ces textes utopiques avec les articles
publiés dans les médias libertaires afin de pouvoir déterminer si les positions violentes y dérivent
de la position idéologique ou si elles sont le produit des dispositifs littéraires nécessaires au récit
utopique.

Entrées d’index
Mots­clés : anarchisme, utopie hispanique, violence, révolution, Espagne, Argentine, fin de
siècle
Palabras claves : utopía hispánica, violencia, revolución, España, Argentina, fin de siglo,
anarquismo
Texte intégral
1 Cuando hablamos de ideología libertaria, cuando hablamos de anarquismo, es
necesario especificar a cuál de las numerosas ramificaciones de la doctrina nos estamos
refiriendo, pues el anarquismo, por su propia naturaleza plural, comprende un gran
número de bifurcaciones en su formulación. En toda ellas, sin embargo, subyacen una
serie de ideas comunes desde las que los diversos autores libertarios construyen sus
propios textos : supresión del Estado y el poder político, supresión del dinero y ausencia
de autoridad como tal, siendo ésta sustituida por la moral del individuo libre. La
ideología libertaria es la ideología de la liberación del ser humano de las normas de
convivencia social a las que está sometido por la existencia de un Estado y un poder
político al que considera opresor. En libertad absoluta, el ser humano convive sólo
basándose en sus propias convicciones morales y, por sus necesidades, lo hace en
comunidad. Esta comunidad o comuna estará organizada, pues el anarquismo no es el
caos, pero lo hará según unas normas colectivas.
2 La enunciación del ideario anarquista puede producirse de manera teórica, en forma
de estudios, artículos, folletos o pasquines, pero también puede estar incluida en un
marco ficcional y ser, entonces, trasfondo de una novela o incluso una obra teatral. La
literatura libertaria, la literatura anarquista, se caracterizó por abarcar múltiples
facetas. El ensayo teórico es, quizá, la base de la anarquía, de él encontramos un buen
ejemplo en el famoso  Campos,  fábricas  y  talleres [1898] de Piotr Kropotkin, pero
también en Las  bases  morales  y  sociología  de  la  anarquía [1907] de Pietro Gori.
Ambos autores, junto con otros muchos que no mencionaré ahora, son fundamentales
para el desarrollo del anarquismo en Europa y América Latina, y, además, son fuentes
de consulta para todos los seguidores de la doctrina que, en muchos casos, serán,
después, autores de otros estudios teóricos que se sumarán a la bibliografía del
movimiento.
3 Los autores del anarquismo proceden de la primera línea del movimiento, que surge
como reacción a la situación de opresión económica y social que se vive, tras la
Revolución Industrial y el auge de los Estados democráticos modernos. Sus escritos, por
tanto, están dirigidos a los oprimidos y desfavorecidos que, en muchos casos, no pueden
acercarse a los arduos textos teóricos de los que acabo de hablar. Es por ello que un gran
porcentaje de los textos anarquistas, enfocados a la divulgación, se caracterizarán por
poseer una menor carga técnica y estar pensados para la propagación del ideario
anarquista. Esto supone que muchos de los ejemplares de la bibliografía anarquista
estén construidos en forma de folleto : unas pocas páginas, breves, dirigidas a explicar
un tema concreto del ideario anarquista y pensados para su difusión gratuita o a bajo
precio entre los obreros, sus familias y todos aquellos interesados que se movían por los
círculos anarquistas, como ocurre con la obra de Isaac Puente o Alfonso Martínez Rizo,
del que hablaré más adelante a propósito de la utopía libertaria.
4 También a la divulgación de las ideas estaban dirigidos los artículos publicados en los
medios anarquistas, tales como La Revista Blanca [1899-1938], ampliamente conocida
en España por ser, desde 1925, uno de los mayores órganos de difusión de la filosofía
libertaria. Esta revista, dirigida por Federica Montseny, que corre paralela a la actividad
de la editorial del mismo nombre, se convierte en vía de expresión de anarquistas como
Anselmo Lorenzo, Ricardo Mella o Soledad Gustavo. En ella encontraremos artículos
referidos a diferentes temas que preocupaban a los anarquistas y que abarcan todos los
ámbitos de la vida en sociedad. A ella, debemos sumar Orto, publicada en Valencia bajo
la dirección de Marín Civera Martínez, donde anarquistas como Ángel Pestaña o María
Josefa Varela expresaban sus ideas.
5 Si nos referimos a la divulgación del ideario anarquista en la zona del Plata, lugar que
cito por ser uno de los últimos reductos del movimiento libertario y donde se concentró,
en América Latina, la mayor actividad de los anarquistas, en materia divulgativa, cabe
destacar la labor de La Protesta que, como ya sucedía con Orto y La Revista Blanca, no
constituye tan sólo una revista, sino también una editorial. De su actividad, que perduró
más de treinta años a pesar de los embates del gobierno argentino, proceden la mayoría
de las traducciones de libros de anarquistas de renombre, así como la publicación de
obras inéditas o la reimpresión de aquellas que, al otro lado del Atlántico, se estaban
produciendo. Su periódico, del mismo nombre, dio cabida a los artículos de muchos
libertarios, entre los que quiero destacar, por la implicación que tendrá en este estudio,
los de Pierre Quiroule.
6 Así pues, el movimiento libertario se sirvió de los medios de comunicación de la época
para expandir su ideario  ; sin ellos, no habría sido posible que su doctrina llegara al
gran número de trabajadores que se sumaron a las filas del movimiento. En estos
ensayos y periódicos se encuentran enunciadas las principales ideas del anarquismo y,
dependiendo del autor, también muchas particulares que se sumaron a las otras para
crear ramificaciones propias.
7 A esto, debemos sumar los textos a los que me referí al principio, los que poseen un
trasfondo ficcional y están, por tanto, ubicados en el terreno de la literatura. En este
campo podemos encontrar, por ejemplo, los cuentos que aparecen en los medios ya
citados, pero también algunas colecciones de novelas, como « La Novela Ideal » o « La
Novela Biófila  ». La primera, promovida por La Revista Blanca, nació antes de la
dictadura de Primo de Rivera, circunstancia por la que sus argumentos « hacen hincapié
en la superación individual para la superación de conflictos » [Soriano Jiménez, 2016b],
dejando a un lado asuntos de la revolución colectiva. A pesar de ello, los personajes de
estas obras se construyen con el objetivo de extender la ideología anarquista, pues en
ellas se abordan temas como el amor libre, la liberación de la mujer, etc. Lo mismo
ocurre con « La Novela Biófila », donde Alfonso Martínez Rizo publica Óbito, una breve
novela sobre el amor libre y el naturismo. El título de esta colección, más bien su
etimología, nos lleva a pensar que sus publicaciones, no tan estudiadas como las de « La
Novela Ideal  » u otras colecciones, estarán enfocadas a temas que estén relacionados
con el amor a la naturaleza y a los seres vivos, es decir, el respeto por la comunidad que
tanto promovía el anarquismo. En estas series de novelas se abordan, por tanto, partes
específicas del ideario anarquista, pero debemos sumar muchos otros volúmenes,
novelas en su mayoría, en los que se aborda la doctrina libertaria desde un punto de
vista más amplio, algo posible gracias a la mayor extensión del texto. En ellas, los
personajes aparecerán más desarrollados y estarán inmersos en un contexto específico.
Es aquí donde encontramos la mayoría de las ficciones utópicas, objeto de este estudio.
8 Consideremos, entonces, la utopía libertaria como derivación literaria de la doctrina
anarquista que, en clave de ficción diseña la sociedad ideal futura que persigue el
movimiento. Precisamente el hecho de que esta sociedad se desarrolle en un futuro es
uno de los elementos clave que nos permitirá hablar de la revolución dentro de estos
textos, pues, si, como en las utopías modernas, por ejemplo la de More, esta sociedad se
ubicara en otro lugar y no en otro tiempo, no existiría un motivo literario por el que
narrar cómo se ha llegado a conseguir esa sociedad. Es verdad que los autores de
utopías podrían ubicar esta sociedad en el futuro y obviar en el texto la narración de
cómo se alcanza esta situación, pero, para el movimiento libertario, para los objetivos
que persiguen sus textos, es fundamental narrar la revolución. Y es que, el
adoctrinamiento de sus seguidores, como objetivo esencial, abarca también enseñar
cómo preparar la sociedad para la construcción de la utopía, algo que sucede a través de
la revolución.
9 El corpus que manejo para hablar de utopía libertaria hispánica está compuesto,
principalmente, por la obra de dos autores, uno de cada orilla del Atlántico  : Alfonso
Martínez Rizo (Cartagena, 1877 - Barcelona, 1941) y Pierre Quiroule (Lyon, 1867 -
1938). Pero, además, incluiré aquí también menciones a algunos trabajos breves
publicados en los volúmenes de los certámenes socialistas que se celebraron, entre 1885
y 1898.
10 En 1885 se celebró en Reus el Primer Certamen Socialista, convocado por el Centro
de Amigos de Reus ; la convocatoria abarca una gran gama de temáticas, pero en ella no
figura la utopía o la descripción de la sociedad futura como tal. Sin embargo, debo hacer
mención a la obra ¡Pensativo  !  (novela),  que, dentro de la sección «  Temas libres  »
presenta Juan Serrano y Oteiza resultando ganador. Esta obra, calificada por Luis
Gómez Tovar como « la primera utopía libertaria española que conocemos » [1991, 19]
presenta una nueva sociedad en la que un hombre  nuevo, el que busca formar el
anarquismo con sus escritos, ayuda a implementar el colectivismo en un pequeño
pueblo de un valle del norte de España. La obra, importante por ser la primera de su
género, no nos sirve, sin embargo, para hablar del tema de la revolución, ya que en la
comunidad de ¡Pensativo ! el colectivismo libertario se implementa de forma pacífica. Si
lo menciono es, precisamente, por ello, para mostrar que la utopía libertaria no siempre
acude a la revolución para describir sociedades ideales, sino que, en muchas ocasiones,
como mencionaré más adelante, se sirve del aislacionismo para presentarlas. Estas
utopías presentan, sin embargo, un problema claro : el hecho de estar aisladas del resto
de la sociedad las hace inalcanzables en el contexto real del movimiento anarquista, que
sí aspiraba a su implementación. Estas utopías adquieren, por tanto, la connotación
negativa del término y, si las menciono aquí, es porque la ausencia de movimientos
revolucionarios o violentos las opone a aquellas que sí presentan un plan de acción. Se
definen, por tanto, por la ausencia de acciones o movimientos violentos y son uno de los
dos polos de la utopía libertaria hispánica.
11 A ¡Pensativo ! debemos sumar la obra de M. Burgués i Serra, publicada en Segundo
Certamen  Socialista [Barcelona, 1890]. Este concurso se celebró tan sólo un año
después del primero y, entre los temas encontramos aquel propuesto por el Ateneo
Obrero de Tarrasa, titulado « El siglo de oro. Novelita filosófica ó cuadro imaginativo y
descriptivo de costumbres en plena Anarquía ó de la sociedad del porvenir ». El siglo de
oro, de Burgués i Serra, premiado por accésit, describe una sociedad futura en la que se
perciben muchos rasgos de la sociedad anarquista, pero evita, por completo, explicar
cómo se llegó a este estado, lo que coloca a esta utopía libertaria, que el jurado
considera recomendable «  por su carácter novelesco y por su positiva originalidad  »
[SCS, 39] en esta rama de las utopías libertarias en las que la revolución está ausente.
En este Segundo Certamen, sin embargo encontramos la obra premiada para el tema en
cuestión, titulada La  Nueva  Utopía y cuya autoría corresponde a Ricardo Mella. El
jurado la describe como «  cuadro filosófico-imaginativo y sintético de la sociedad del
porvenir  » [SCS, 39] y le concede el premio por su superioridad. Quizás, una de las
cuestiones que llevó a los miembros del jurado a concederle este premio sea que Mella sí
realiza una descripción, aunque breve, del proceso de transición hacia la utopía
libertaria :

La ‘Nueva Utopía’, creación grandiosa de una raza libre, es el producto de una


profunda conmoción social que transformó, en tiempos no lejanos y de un modo
radical, el mundo viejo […].
Cuentan las crónicas que la ‘Nueva Utopía’ era un pequeño villorrio de pescadores,
privados de todo bienestar y de toda ilustración […].
Así vivían y hubieran vivido eternamente los infortunados antecesores de la
‘Nueva Utopía’ si un gran sacudimiento universal, iniciado en remotas tierras, no
hubiera llegado hasta aquel rincón del mundo para transformarlo por completo.
Ruido de armas, estruendo de cañones, el fragor imponente del combate, raudales
de sangre derramada necesariamente, habían sido el prólogo fatal de aquella
inmensa transformación.
Al despertar de su largo sueño, los pueblos sacudieron con horror todas sus
preocupaciones y se lanzaron como una avalancha á la conquista de su dignidad
[…]. Los elementos viejos pugnaban constantemente contra toda innovación, y no
sin nuevos combates parciales se pudo llegar, después de largo tiempo, á su
definitiva conquista.1

12 El nacimiento de esta nueva sociedad proviene de un cambio a nivel universal que


Gómez Tovar interpreta como «  catástrofe universal  » [1991, 25] y que yo prefiero
resaltar, a la luz de las palabras que aparecen en el texto, como un proceso
revolucionario « iniciado en remotas tierras » que se sirvió de las armas y del combate.
Es por ello que Mella alude a los «  raudales de sangre derramada necesariamente  »,
pues con ello, se refiere a la revolución. Gómez Tovar señala ciertamente que este nuevo
estado de cosas se alcanza «  como consecuencia de la revolución acaecida en un
pequeño villorio del Cantábrico  » [1991, 33], pero, por lo que sugiere el texto, la
revolución llega a este pequeño pueblo sólo después de un derramamiento de sangre a
nivel universal.

De hecho, si avanzamos en el texto de La Nueva Utopía, podemos leer :


Buscad la relación entre el presente y el pasado y apenas percibiréis el rastro de lo
que fué [sic]. Una inmensa solución de continuidad media entre y el ayer y el hoy.
Esta solución de continuidad tiene un nombre : revolución.2

13 Y es que, para Mella, la revolución resulta inevitable a la hora de alcanzar la nueva


sociedad. Si acudimos a su Ideario, compilado en 1912, podemos encontrar algunos
textos referidos a la revolución. « Las Revoluciones » procede de El Libertario (Gijón)
del 21 de diciembre de 1912, número 20 de la publicación. En esta obra puede leerse :

La violencia en sí misma es odiosa. Y si es verdad que fatalmente hemos de confiar


a la fuerza la solución definitiva de las contiendas humanas, no lo es menos que las
revoluciones son algo más profundo y más humano y más grande que las bárbaras
matanzas.3

14 Como muchos otros libertarios, Mella considera la violencia como algo innecesario en
una nueva sociedad ; sin embargo, como se desprende de estos textos teóricos y de sus
creaciones literarias, la considera un medio necesario para llevar a la sociedad a una
nueva forma de organización, más justa y más libre. La revolución, la acción violenta es,
por tanto, para Ricardo Mella, una fase necesaria en la transición del régimen de
explotación anterior a su Nueva  Utopía.  Y es que «  La revolución es su origen, la
Justicia su fin. Pueblo regenerado, emancipado por tan potente esfuerzo, no se dejará
arrebatar su preciosa conquista » [Mella, 1890, 226].
15 Las últimas palabras de La  Nueva  Utopía sólo contribuyen a afianzar esta
afirmación :

¡Mártires de la revolución, héroes del Ideal, que os atrevisteis á luchar con el


coloso de la tiranía, levantaos y admirad vuestra obra ! ¡Seres generosos que
supisteis sacrificar vuestras vidas por la libertad de vuestros hijos, gozáos [sic] en
vuestro intento ! […].
El ímpetu ciclónico de la revolución ha barrido los miasmas del pasado y el sol
esplendente de la libertad alumbra al mundo.4

16 El Tercer  Certamen  Socialista  Libertario no se celebró en España  ; la iniciativa fue


continuada por el Grupo Progreso y Libertad en La Plata y se celebró en 1897, aunque la
publicación es del año siguiente. Entre sus temas encontramos uno especialmente
relevante para la utopía libertaria, el propuesto por La  Protesta  Humana,  periódico-
editorial y que lleva por título «  Funcionamiento de la Sociedad en Comunismo
Anárquico  ». El premio fue concedido al trabajo del Vizconde de Chaux, pseudónimo
cuya referencia real no he podido comprobar ; el accésit se concede a Palmiro, que tras
un rastreo por internet parece ser el pseudónimo adoptado por V. García. Aunque no
poseo datos biográficos de estos dos autores, es necesario destacar que el texto del
primero, el Vizconde de Chaux, aparece cotejado como parte de una novela titulada Los
libertadores que no he encontrado. Palmiro firma su texto en España, sin más datos.
Este último no interesa a efectos de esta ponencia, ya que se limita a describir la
sociedad comunista libertaria sin introducir ficción ni tampoco hacer referencias a la
forma en la que se alcanza la misma. Sin embargo, como parte de una novela, aunque
ésta nos sea desconocida, el texto del Vizconde de Chaux tiene mayor interés. Se inicia
con una frase reveladora : « Cien años de régimen revolucionario, habían concluido por
aniquilar el capitalismo  » [Chaux, 147]. Esta es la única mención a cómo se llegó a la
sociedad Ideal que describe Chaux ; además, por no conocer la identidad del autor, no
resulta posible acudir a sus publicaciones en publicaciones periódicas, que, por otro
lado, no he podido encontrar. Lo único que se puede desprender de este texto es que la
revolución resulta inevitable para llegar al Ideal, al menos en el ideario de este vizconde.
Suponemos, por ello, que se trata de un período de violencia porque utiliza la palabra
« aniquilar » ; aunque no es posible afirmar esto con certeza.
17 Antes de pasar a analizar el papel de la revolución en la obra de Alfonso Martínez Rizo
y Pierre Quiroule, los dos grandes creadores de utopías libertarias en el ámbito
hispánico, me gustaría referirme a un cuento que, bajo el título de Acraciópolis, publicó
Vicente Carreras en el número 103 de La Revista Blanca. Acraciópolis, como su propio
nombre indica, es el lugar sin autoridad, la Acracia, la sociedad del Ideal. Esta sociedad
que imagina Vicente Carreras se encuentra inmersa en el bosque de Brasil y, fundada
por un grupo de exploradores, cuenta con unos doscientos años de existencia. Lo
interesante de este texto, para el tema que nos ocupa, es el final, donde Carreras indica :
« Aquellas personas que lean esta descripción y les guste, si quieren ir allá sólo les diré
que el camino es bien conocido  : seguir siempre la carretera de la revolución social  »
[Carreras, 32].
18 Pierre Quiroule es el pseudónimo de Joaquín Alejo Falconett, emigrado francés que
realizó una gran labor en las filas del anarquismo bonaerense. Su producción escrita es
bastante extensa, ya que no sólo publicó un sinfín de artículos en los medios anarquistas
de la época, españoles e hispanoamericanos, sino que también es autor de varias obras
de teatro y folletos de temática divulgadora. Debemos a ello sumar más de una docena
de títulos de novelas de aventura publicados en la colección Sexton Blake de aventura y
de los cuales no puedo señalar si es autor o traductor.
19 En cualquier caso, para esta conferencia, importan, sobre todo, sus tres novelas
utópicas : Sobre la ruta de la anarquía [1909], La ciudad anarquista americana [1914]
y En la soñada tierra del Ideal [1924].
20 Como se puede suponer por su título, Sobre la ruta de la anarquía es una novela en
la que, esencialmente, se narra la revolución que lleva al estado utópico ideal. En esta
obra, que no puede calificarse de utopía libertaria por no narrar en detalle la sociedad
libre que se implementará tras la revolución, Quiroule se centra en los territorios
europeos, a pesar de que, en la nota preliminar, parece señalar que la revolución no
podría implementarse finalmente en Europa debido al gran número de población y a la
proximidad de sus fronteras, que harían que los demás pueblos pugnasen por recuperar
el territorio ya revolucionado. Aún con ello, Quiroule nos presenta una narración en la
que una catástrofe marítima inicia una guerra en Europa. Un acorazado inglés choca
con un transatlántico de pasajeros alemán y, finalmente, Europa, aliada en dos frentes,
se sume en la guerra.
21 Aunque hasta este momento no se ha producido ningún hecho revolucionario,
podemos comprobar cómo la violencia es catalizadora del mismo, ya que será la
declaración de guerra la que conlleve el inicio de la revolución. Ya en el capítulo XII,
titulado « Los primeros actos de la revolución », Quiroule narra cómo en Francia, al día
siguiente de la declaración de guerra, todos los ministros han muerto a manos de
comités revolucionarios  : «  Estos atentados habían sido llevados á cabo con toda
felicidad, por pequeños grupos de diestros tiradores, los que desaparecieron en seguida
aprovechando la confusión general originada por estas sangrientas ejecuciones »5.
22 A ello se suman numerosos incendios que al mismo tiempo se producen en París,
sumiendo así a la ciudad en un estado de caos. A la luz de esta narración, no podemos
evitar pensar en el famoso cambio de « la propaganda por el hecho » del que hizo gala el
anarquismo en uno de sus períodos históricos y que propugnaba la realización de
pequeños atentados para provocar la revolución. En la obra de Quiroule, esto, de hecho,
se produce, ya que este capítulo termina con la siguiente afirmación :

La Revolución Social, fantasma de dominadores ambiciosos y de poderosos


insolentes, pero suprema esperanza de los desposeídos, acababa de surgir
formidable y tal huracán impetuoso que todo lo arrasa á su paso iba á barrer y
aniquilar para siempre este mundo de iniquidades bajo el cual agonizaban los
parias víctimas de las más inhumanas y bárbaras imposiciones de una ínfima
minoría de egoístas y criminales usurpadores.6

23 De estos hechos deriva la acción de un grupo de anarquistas que decide aprovechar el


caos para luchar contra la burguesía. Tras liberar a los presos en las cárceles, los llaman
a proseguir la revolución y «  A partir de ese momento la Revolución se extendió
rápidamente por París entero  » [Quiroule, 1909, 57]. El grupo anarquista francés
procede, entonces, a emitir un comunicado que se propagará por toda Europa  ; la
revolución terminará por triunfar en toda Francia y, después, en Alemania para, a
continuación, extenderse a Italia, España y Portugal y, por último, a Rusia,
permaneciendo Inglaterra en manos de la burguesía y del régimen capitalista.
24 Todo el libro está plagado de actos violentos que permiten la implementación de la
sociedad anarquista ; de hecho, una de las proclamas del comité de París está destinado
a justificar este uso de la violencia, que parece el único camino posible para
implementar la revolución y, por consiguiente, el Ideal : « no hemos vacilado en recurrir
a la violencia revolucionaria para contrarrestar la obra maléfica de estos enemigos de la
humanidad » [Quiroule, 1909, 61] ; « Sólo el empleo de la violencia puede hacer triunfar
nuestra causa, y nuestra emancipación la conquistaremos con el hierro y el fuego  »
[Quiroule, 1909, 62].
25 No cabe duda de que, en Sobre la ruta de la anarquía, la violencia, que se especifica a
través de atentados contra la autoridad y asesinatos de los gobernantes, es la única vía
posible para que triunfe la revolución y, por tanto, se pueda implementar una nueva
sociedad Ideal que, en este caso, no aparece narrada, aunque el libro finaliza con una
afirmación esperanzadora con respecto al porvenir y que, por tanto, justifica toda la
violencia descrita anteriormente :

¿Qué iba a salir de estas solemnes asambleas deliberativas, tan genuinamente


populares ?
No lo sabemos. Pero al ver la decisión y confianza con que estos hombres libres
encaraban los más graves problemas, no había por qué abrigar temores acerca del
futuro.7

26 La ciudad anarquista americana fue publicada en 1914 y en ella sí aparece descrita,


con gran detallismo, la sociedad del porvenir, en la que ha triunfado la Anarquía. La
justificación de esta obra, que el propio Quiroule indica en su introducción, es explicar
« lo que pondremos en el lugar de lo destruido » [Quiroule, 1914, 17], lo que nos indica
ya el carácter violento que tendrá, también en esta obra, la revolución que permitirá
implementar la Anarquía. De hecho, en esta extensa introducción Quiroule indica que
será necesario destruir la técnica y las grandes ciudades, ya que son éstas contrarias a la
naturaleza humana. Aboga, entonces, por un retorno a la naturaleza que entronca
directamente con el pensamiento que Kropotkin expone en Campos,  fábricas  y
ciudades.
27 Volviendo al texto de Quiroule, que comienza in media res, es necesario señalar que
esta sociedad ideal se ubica en Argentina, aunque esto no se señala directamente. Las
primeras palabras de La  ciudad  anarquista  americana apuntan esta acción violenta
que más tarde se narrará con detalle : « Veinte años habían transcurrido desde la caída
de la Monarquía de El Dorado, barrida por la ola revolucionaria, y la desaparición de la
dominación burguesa en esa parte del continente americano » [Quiroule, 1914, 19].
28 Sin embargo, habrá que trasladarse casi al final del libro para que Quiroule describa
el proceso revolucionario que llevó a la construcción de esta ciudad  anarquista
americana :

[...] acudía a su mente, tan nítido como si hubiesen sucedido la víspera, el recuerdo
de los acontecimientos extraordinarios que veinte años atrás marcaron la acción
demoledora de la Revolución en la región sublevada y su obra edificadora, sobre
las ruinas de la sociedad desaparecida.8

29 El protagonista de la obra había sido uno de los instigadores de la revolución en


Argentina y, para ello, había seguido un proceso planificador. Primero había expuesto a
algunos militantes de su confianza su plan. « Se trataba de ganar a la causa americana
un pequeño ejército de hombres resueltos […] los que acabarían con estas copias
demasiado perfectas de gobiernos autoritarios » [Quiroule, 1914, 191]. Para llevar esto a
cabo, juntó un grupo de revolucionarios, muchos de ellos procedentes de Europa, que
fueron planeando la acción revolucionaria, esperando el momento perfecto para llevarla
a cabo. Durante los festejos del décimo aniversario «  de su elevación al trono de la
monarquía de El Dorado  » [Quiroule, 1914, 205], raptaron a los reyes y dirigentes,
confinándolos en celdas  ; «  debajo de las celdas ocupadas por los rehenes, el suelo
estaba minado. Bastaba oprimir un botón eléctrico, desde afuera, para que,
instantáneamente, todo saltar y fuera aniquilado » [Quiroule, 1914, 213].
30 Junto a esto, provocaron incendios en diferentes puntos de la ciudad y enviaron
aviones que la bombardearon, con lo que la ciudad quedó en manos de los
revolucionarios. «  Los monarquistas quedaron cohibidos de estupor al saber tan
violento y radical cambio de forma social  » [Quiroule, 1914, 220-221] y el resto de la
población siguió a los revolucionarios a un nuevo lugar, elegido a tal efecto, donde se
crearía la nueva comuna anarquista.
31 Como hemos visto, la revolución, las acciones violentas  : secuestros, asesinatos,
bombardeos, destrucción de la ciudad, etc., son el único medio que Quiroule prevé para
implementar la nueva sociedad. Quiero, sin embargo, terminar la exposición sobre esta
obra añadiendo un hecho violento más que se describe en ella y que es, al fin y al cabo,
la acción que mueve el libro. El protagonista, que encontramos al principio ya en la
comuna anarquista, es un inventor que, en ese momento, está desarrollando el
Vibralíber, un artilugio pensado para liberar al pueblo europeo del capitalismo, como
había sucedido en Argentina :

[...] era preciso contar con un instrumento de exterminio más poderoso que todos
los ya existentes y que, además, fuera liviano, de sencillo manejo, y lo bastante
pequeño para ser llevado y accionado por un hombre, […] con una cantidad
suficiente de dichas máquinas, los oprimidos de las viejas naciones podrían luchar
eficazmente contra la clase opresora y vencerla definitivamente.9

32 Este instrumento es el Vibralíber, un instrumento que «  Podía [...] dirigirlo a


voluntad hacia un punto dado […] el terrible aparato de exterminio » [Quiroule, 1914,
37] cuya forma de funcionamiento se describe con detalle en la obra  : «  Las ondas
radioactivas […] [a]travesaban el cerebro de las víctimas, produciendo sobre la masa
encefálica una quemadura imperceptible pero fatal, y los atacados caían como heridos
por el rayo » [Quiroule, 1914, 40].
33 Este aparato mortal es, para Quiroule, la salvación que llevará al resto del planeta a
adoptar el Ideal anarquista. El libro finaliza con esta esperanza : « El rayo fulminante
del Vibralíber iba a librar el resto del planeta de la opresión capitalista  » [Quiroule,
1914, 282].
34 En La  ciudad  anarquista  americana, como hemos visto, Quiroule no sólo describe
una revolución violenta que se sirve de los ya conocidos atentados, destrucción de los
medios de comunicación, corte de los medios de transporte, etc., sino que, además, idea
una máquina fulminante capaz de acabar con la vida de un gran número de personas al
mismo tiempo. Acción extremadamente violenta pero que, para la constitución del
Ideal, resulta fundamental.
35 Por último, me referiré a En  la  soñada  tierra  del  Ideal, publicada en 1924 y donde
Quiroule describe una sociedad en la que la Anarquía ha triunfado hace ya bastante
tiempo. Esta obra está más bien enfocada a describir, en tono novelesco, la evolución de
la sociedad del Ideal tras la revolución, pero, no por ello olvida mencionar la violencia
que fue necesaria para producir el cambio, al que se refiere como «  período aciago de
terribles luchas y combates con los enemigos de adentro y de afuera » [Quiroule, 1924,
19]. Tras estas luchas, recuerda el narrador que :

Cuestión vital era detener el avance de las tropas blancas que sitiaban al país
convulsionado para restablecer, en él, el imperio de las instituciones derrocadas.
Cuerpos de voluntarios batíanse, como leones, pero aisladamente, sin plan ni
coordinación ; sus municiones escaseaban y no sabían cómo hacer ni dónde
dirigirse para reponerlas. La situación, en cierto momento, llegó a ser crítica, por
no decir desesperada : ¡Cañones ! ¡Armas ! ¡Municiones ! ¡Granadas ! ¡Máscaras
protectoras ! ¡Alambres de púa ! ¡Aeroplanos ! ¡Víveres ! pedían, a gritos, los
combatientes desprovistos de todo […].
Fué entonces –y cuando la Revolución iba a ser dominada por los técnicos y
profesionales del militarismo de los contrarrevolucionarios– que aquellos
hombres del pueblo crearon la industria de guerra indispensable ; transformando
la mecánica para la fabricación de material bélico, instalando laboratorios para la
preparación de pólvoras y explosivos, estableciendo escuelas de aviación y de tiro,
proveyendo de alimentos a los defensores del territorio emancipado y mediante
acertada táctica que permitió enlazar y combinar los movimientos de las fuerzas
armadas del proletariado, pudieron, éstas, resistir y luego tomar ofensiva hasta
derrotar y expulsar definitivamente a los ejércitos revolucionarios.10

36 La obra utópica de Pierre Quiroule está plagada, por tanto, de referencias a la


revolución violenta, única vía contemplada a la hora de imponer una nueva sociedad
basada en los dictámenes del anarquismo. Como hemos visto hasta el momento, no se
trata, por tanto, de un hecho aislado que suceda en un sólo autor, sino que todos
aquellos que presentan sociedades ideales recurren a las acciones violentas para
establecer la utopía anarquista.
37 Queda, sin embargo, referirse a la obra del ingeniero español Alfonso Martínez Rizo
que, en sendas obras 1945. El advenimiento del comunismo libertario y El amor dentro
de 200 años (1932) desarrolla su sociedad Ideal, aunque la primera está destinada, más
bien, a indicar cómo se estableció y a narrar, por tanto, la revolución.
38 1945 se inicia con un resumen histórico en el que Rizo da cuenta de sucesos violentos
como guerras, revoluciones y sublevaciones sucedidas desde 1861 hasta 1945, año en el
que se implementa el comunismo libertario en España. Alfonso Martínez Rizo es un
apasionado de los viajes en el tiempo, a los que recurre en ambas obras y, en 1945 se
describe a sí mismo en ese año, tras perder la memoria de los últimos trece que, sin
embargo, ha mantenido escritos en un cuaderno publicado ahora bajo el título 1945. El
advenimiento del comunismo libertario.
39 Al leer el mismo autor su propia obra, descubre que en 1932, tras ser descubiertos los
abusos de un viejo hacia un niño, los grupos anarquistas comienzan a preparar la
proclamación del comunismo libertario que, por estar tan bien organizada, se desarrolla
sin hechos violentos, salvo en Madrid, donde las fuerzas capitalistas se mantienen,
aunque sin realizar ofensivas :

Habían pasado ocho días y la Guardia Civil seguía encerrada en sus cuarteles sin
rendirse ni consentir en parlamentar. Esto nos obligaba a mantener frente a dichos
cuarteles guardias permanentes de nuestros cuadros orgánicos armadas de
ametralladoras.11

40 La narración sigue avanzando y no se presentan luchas o revoluciones sangrientas,


salvo algunos incidentes aislados que no pueden ser vinculados con el proceso
revolucionario, por no estar organizados ni obedecer a la toma de poder. Madrid sigue
siendo un reducto capitalista y hacia allí se dirigen las fuerzas proletarias, armadas,
pero sin intención de atentar violentamente. Rizo avanza con ellos y, al llegar a Madrid
es apresado y condenado a muerte pero, al dormirse, vuelve a despertar en 1932,
sabiendo lo que va a suceder.
41 Esta obra, complementaria de El amor dentro de 200 años, es extraña y no presenta
acciones violentas destacables, ya que la revolución triunfa por sí misma ; sin embargo,
es necesario señalar que, para su autor, podría ser tan sólo un sueño, ya que el libro
finaliza con él en 1932 de nuevo. Quizás sea esto un indicativo de la poca probabilidad
que siente de que los ideales anarquistas se implementen sin un proceso revolucionario.
42 Llegamos, por fin, a El amor dentro de 200 años, otra obra con viajes en el tiempo en
la que el protagonista se despierta en el año 2132 tras permanecer dormido desde 1937,
cuando fue herido « en una de las algaradas ocasionadas por la continua protesta contra
la dictadura socialista  » y cuando «  al ser arrojada una bomba contra las tropas del
ejército que intentaban restablecer el orden burgués […], una partícula minúscula de
metralla se le incrustó a nuestro militar en el cerebro  » [10]. Esta situación permite a
Rizo trasladar a su protagonista a un tiempo futuro donde han pasado dos siglos
durante los que el comunismo libertario ha triunfado por todo el globo. De hecho, a pie
de página pero dentro de la narración ficticia, se invita a consultar 1945.  El
advenimiento  del  comunismo  libertario para conocer los detalles del triunfo de la
doctrina. Esto supone, por tanto, que debamos fijarnos en el libro anterior para conocer
cómo se ha implementado el régimen y, entonces, nos lleva a concluir que la violencia
fue innecesaria en la ficción de Rizo, el cual confiaba en que el anarquismo triunfara,
tras doscientos años de comunismo libertario, sin grandes acciones violentas.
43 He recorrido, a lo largo de esta ponencia, diversos textos vinculados con las diversas
ramificaciones del movimiento libertario en el ámbito hispánico. Algunos de ellos evitan
referirse a la revolución o al proceso de implementación del Ideal y otros, como los de
Rizo, presuponen que esto se realizará de manera no violenta. Sin embargo, si nos
acercamos a la obra de Ricardo Mella y, sobre todo, a la de Pierre Quiroule, nos
encontramos con la afirmación de la revolución como vía para alcanzar la nueva
sociedad.
44 Existen, entonces, dentro del movimiento libertario, diferentes apreciaciones de la
violencia y de su papel en la construcción de una nueva sociedad. La de Rizo, por un
lado, y la de otros autores, por otro. Si bien es necesario añadir que Martínez Rizo nos
presenta una sociedad que vive en comunismo libertario y que ésta sólo llega a la
anarquía al final de la obra. Los libros de Martínez Rizo presentan una trama
extremadamente interesante, pero no están destinados a narrar la construcción y la
llegada a la sociedad futura, sino, más bien, a experimentar con los mecanismos
literarios. Es por ello que la obra de Martínez Rizo El amor dentro de 200 años puede
ser calificada como distopía, pues, aunque casi durante toda la obra se introduzca una
sociedad regida por el comunismo libertario, la llegada a la anarquía en el desenlace es
la que motiva la acción de los personajes12 que, mediante una nueva revolución, ésta no
violenta, hacen avanzar la sociedad comunista libertaria al anarquismo13.
45 Como conclusión, quisiera señalar que la revolución es inherente al movimiento
libertario y las acciones violentas que conlleva, también lo son. Aquellas utopías
libertarias enfocadas a explicar con pormenores la sociedad del porvenir y cómo llegar a
ella se sirven de la violencia ; por el contrario, otras obras, como la de Rizo, pasan por
alto el proceso revolucionario con el afán de narrar acciones que tienen lugar en un
plano diferente y que no está ya vinculado al de la utopía libertaria, sino al de la
distopía.

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Notes
1 Ricardo Mella, La Nueva Utopía, p. 203-204.
2 Op. cit., p. 224.
3 Ricardo Mella, Ideario, p. 118.
4 Ricardo Mella, La Nueva Utopía, p. 226.
5 Pierre Quiroule, Sobre la ruta de la anarquía, p. 49.
6 Ibid., p. 50.
7 Ibid., p. 119.
8 Pierre Quiroule, La ciudad anarquista americana, p. 187.
9 Ibid., p. 35-36.
10 Pierre Quiroule, En la soñada tierra del Ideal, p. 20-21.
11 Alfonso Martínez Rizo, 1945 El advenimiento del comunismo libertario, p. 75.
12 A este respecto véase Hernández Arias, 2017.
13 Cabe señalar que esto es tan sólo posible porque cuando el protagonista de El amor dentro de
200  años se despierta en el año 2141, el comunismo libertario lleva ya implementado casi
doscientos años (recuérdese que el «advenimiento» se produce en 1945), lo que ha hecho posible
que la sociedad se haya librado paulatinamente, a base de eugenesia y otras restricciones, de los
males del capitalismo.

Pour citer cet article
Référence papier
Rocío Hernández Arias, « Preparar la revolución : acciones violentas en la utopía libertaria
hispánica », Babel, 38 | ­1, 19­36.

Référence électronique
Rocío Hernández Arias, « Preparar la revolución : acciones violentas en la utopía libertaria
hispánica », Babel [En ligne], 38 | 2018, mis en ligne le 01 février 2019, consulté le 18 février
2019. URL : http://journals.openedition.org/babel/5831 ; DOI : 10.4000/babel.5831

Auteur
Rocío Hernández Arias
Universidade de Vigo ­ ELICIN

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