Se entiende por isquemia miocárdica a la disminución de la oxigenación del miocardio
debida a la inadecuada perfusión, lo cual produce un desbalance entre el aporte y la demanda de oxígeno. La falta de oxígeno lleva a través del barorreflejo a la estimulación de la frecuencia cardíaca para incrementar así el trabajo del corazón. Sin embargo, el incremento del trabajo cardíaco va a llevar a un aumento de la demanda de oxígeno, cerrándose de esta manera el círculo vicioso. Una obstrucción de la arteria coronaria va a producir una isquemia miocárdica, lo cual puede conducir de acuerdo con la gravedad del cuadro a un ataque anginoso o a un infarto de miocardio. Ambas patologías pueden dar lugar a una muerte súbita.
La farmacología de la insuficiencia coronaria está basada en un principio económico
dado por el equilibrio entre la demanda de oxígeno y la oferta de oxígeno. i) Demanda de oxígeno: Está dada por: a) Trabajo cardíaco, el cual está dado a su vez por la actividad contráctil y por la actividad rítmica (o frecuencia cardíaca). b) Tensión de la pared cardíaca. La tensión se incrementa por el incremento del volumen díastólico, por la precarga y por la poscarga. ii) Oferta de oxígeno: Está dada por: a) Flujo coronario, el cual a su vez depende del calibre de las arterias coronarias, de la capacidad de las arterias coronarias de irrigar al músculo cardíaco (perfusión), y de la irrigación producida durante la diástole (la irrigación coronaria se produce durante la diástole, a diferencia del resto del organismo que se produce durante la sístole). El cuadro isquémico coronario se da por vasoespasmos o por la formación de placas ateromatosas. Como compensación de la formación de las placas ateromatosas, las arterias coronarias se dilatan cada vez más. Sin embargo, su dilatación tiene un límite. Además, la formación de placas ateromatosas a nivel coronario estimulan los espasmos del músculo liso de las arterias coronarias (o vasoespasmos). Las anginas se pueden clasificar en inestable y estable. La primera presenta una evolución imprevisible y se conoce con el nombre de insuficiencia coronaria I, síndrome preinfarto o síndrome intermedio. En cambio, la forma estable es aquella que se caracteriza por no haber presentado modificaciones durante los últimos meses. De acuerdo con el componente que originó el cuadro, podemos hablar de angina de esfuerzo, angina de reposo, y angina mixta. La angina de esfuerzo es básicamente la ateromatosa y se da luego de una actividad física. Puede ser inicial (antigüedad inferior a un mes), progresiva (se empeora durante el último mes en cuanto a frecuencia, intensidad, duración o nivel de esfuerzo), o estable (no hay modificaciones en el último mes). La angina de reposo es en cambio la vasoespástica y se da en las primeras horas de la mañana como consecuencia de la descarga simpática que se produce al despertar. La angina mixta, por su parte, es aquella que se produce por la presencia de placas ateromatosas y por vasoespasmos. Las características del ataque anginoso dependen de la calidad, de la duración, de la localización, del factor disparador y de la sensación de alivio. Desde el punto de vista del tratamiento, la angina cardíaca se clasifica en:
El tratamiento médico de la insuficiencia coronaria tiene como objetivo: i) disminuir la
frecuencia y la severidad de la angina, ii) disminuir la demanda de oxígeno e isquemia, iii) aumentar la tolerancia al ejercicio, iv) aumentar el flujo sanguíneo al área isquémica, v) disminuir la evolución progresiva de la enfermedad, vi) prevenir el infarto de miocardio, vii) prolongar la vida. Los fármacos antianginosos se utilizan para tres objetivos terapéuticos: i) como terapia de mantenimiento para el control sintomatológico de la angina estable, ii) como terapia profiláctica para evitar la exacerbación del cuadro anginoso ante una exposición a un factor desestabilizante, iii) como terapia de rescate en caso de exacerbación aguda del cuadro anginoso La prevención primaria incluye aquellas medidas para evitar la aparición o el empeoramiento del cuadro anginoso. Para ello el médico debe realizar un diagnóstico y proponer un tratamiento en base a los posibles factores de riesgo y a la presencia de enfermedades coadyuvantes que predispongan al paciente a la aparición de la insuficiencia coronaria. Los principales grupos de fármacos antianginosos son los nitroderivados, los - bloqueantes, y los antagonistas del calcio. i) Nitroderivados: Los dadores de NO se clasifican en venodilatadores (nitroderivados y molsidomina), arteriodilatadores (minoxidil e hidralazina) y mixtos (nitroprusiato). Los nitroderivados se utilizan en la crisis anginosa y también en la prevención y en la terapia de mantenimiento. Sin embargo, el uso crónico se ve limitado por la taquifilaxia. Los nitroderivados más utilizados son el trinitrato de glicerilo (nitroglicerina), el dinitrato de isosorbide, y el mononitrato de isosorbide. La intensa venodilatación que originan los nitroderivados produce una reducción del retorno venoso y de la presión y del volumen diástolicos ventriculares, con la consiguiente disminución de la precarga. Además, la vasodilatación arterial disminuye la tensión sistólica de la pared ventricular y la poscarga. Los nitroderivados no aumentan el flujo coronario total en pacientes con angina de esfuerzo, pero al parecer causan una redistribución del flujo sanguíneo cardíaco desde la zona subepicárdica a la subendocárdica, con el consiguiente aumento de oxigenación del territorio subendocárdico isquémico. En la angina causada por vasoespasmo coronario, la actividad vasodilatadora directa de los nitroderivados probablemente representa el mecanismo más importante de su acción antianginosa, pues permite normalizar el aporte de oxígeno disminuido. Los nitroderivados ejercen su efecto relajante de la musculatura lisa vascular mediante la estimulación de la guanililciclasa. Tal estimulación favorece la formación de GMPc intracelular, el cual activa una proteína quinasa que fosforila diversas proteínas. La identidad de estas proteínas se desconoce, pero es evidente que el resultado final consiste en una reducción en la concentración de calcio citosólico y una vasodilatación debida a una desfosforilación de la miosina. El mecanismo exacto por el que los nitroderivados activan la guanililciclasa tampoco es perfectamente conocido, aunque se ha propuesto que esos productos liberarían intracelularmente óxido nítrico que, tras combinarse con compuestos ricos en grupos sulfhidrilo, formaría S-nitrosotioles. Tanto el óxido nítrico como los nitrosotioles serían los estimulantes directos de la guanililciclasa. La ausencia de grupos sulfhidrilo dados por la cisteína sería responsable del fenómeno de taquifilaxia. La taquifilaxia es cruzada entre los distintos nitroderivados y se manifiesta en particular con las formas de administración transdérmica que liberan producto durante las 24 horas del día. El trinitrato de glicerilo presenta acción rápida, mientras que el dinitrato de isosorbide, el monotritato de isosorbide, y la molsidomina presentan acción prolongada. Las reacciones adversas más comunes son cefalea e hipotensión ortostática (que puede ocasionar debilidad, mareos, taquicardia compensadora, y reacciones sincopales de intensidad variable). Rara vez se observan nauseas, vómitos, rubor facial, bradicardia y erupciones cutáneas (cuya incidencia parece mayor con las formas de administración transdérmica). Cuando se produce una intoxicación grave o en pacientes con déficit de NADH-metahemoglobina reductasa puede aparecer metahemoglobinemia por la acción oxidante del nitrito sobre la hemoglobina. No deben administrarse nitroderivados conjuntamente con inhibidores de la fosfodiestarasa V (enzima encargada de la degradación del GMPc) como el sildenafil, tadalafil o vardenafil, ya que ambas clases de drogas producen vasodilatación y dan lugar a sinergismos de potenciación. Los nitroderivados son termolábiles y fotosensibles. Por lo tanto debe estar protegidos de la luz. La dosis habitual son 0,4 mg repetidos cada cinco minutos hasta tres tomas. Si después de esa tres dosis el ataque persiste, el paciente debe ser derivado a un servicio de emergencia. Los comprimidos deben ser tomados estando el paciente sentado o acostado como consecuencia de la posible aparición de hipotensión ortostática como reacción adversa. Una vez que se han empezado a utilizar los comprimidos, deben utilizarse dentro de los 6 meses. Para una correcta absorción del fármaco se considera que la mucosa debe estar húmeda ya que es preferible su administración sublingual. ii) -bloqueantes: En pacientes con angina de esfuerzo, los -bloqueantes aumentan la tolerancia al ejercicio, reducen la frecuencia de los ataques y sus manifestaciones ECG, y disminuyen el consumo diario de trinitrato de glicerilo y la incidencia de arritmias. Su eficacia es similar, independientemente de las diferencias en cuanto a liposolubilidad, capacidad estabilizante de membrana, cardioselectividad y actividad simpaticomimética intrínseca. Los-bloqueantes no son útiles en la angina de reposo, ni en pacientes en los que el componente vasoespástico desempeña un papel etiológico importante en la angina. De hecho, pueden ocasionar un agravamiento del cuadro anginoso en estos enfermos debido a que favorecen la vasoconstricción. En la angina mixta deben emplearse siempre asociados a nitroderivados y/o antagonistas del calcio. Los 1 cardioselectivos son atenolol, bisoprolol, y metoprolol, mientras que los no cardioselectivos son nadolol y propranolol. El efecto beneficioso de los -bloqueantes en la angina de esfuerzo deriva fundamentalmente de su capacidad para reducir la demanda de oxígeno por el miocardio, al disminuir la estimulación simpática característica de las situaciones desencadenantes del ataque. Concretamente, la reducción del trabajo y del consumo de oxígeno cardíacos que ejercen estos fármacos se debe a su capacidad de disminuir la frecuencia cardíaca, la contractilidad miocárdica y la presión arterial. Los -bloqueantes además causan una redistribución del flujo coronario desde la zona subepicárdica hacia la subendocárdica. Esta redistribución aparece debido al aumento del tiempo de perfusión diastólica (por la bradicardia) y a la disminución de la compresión sistólica endocárdica (por la reducción de la contractilidad cardíaca y la presión arterial). Los bloqueantes de tercera generaciónson mezclas de isómeros, donde algunos de ellos bloquean receptores y otros bloquean receptores . Sin embargo, el bloqueo predomina por sobre el de . La existencia de estas mezclas explican los efectos vasodilatadores de los bloqueantes de tercera generación (labetalol, carvedilol, sotalol), aunque también estos efectos pueden ser explicados a partir de la síntesis inducida de NO (nebivolol). Los principales efectos adversos de los -bloqueantes pueden tener lugar a nivel cardíaco, no cardíaco, o metabólico: Se encuentran contraindicados en pacientes con bloqueo auriculoventricular, disfunción sinusal sintomática, bradicardia, hipotensión, asma bronquial grave, aterosclerosis obliterante severa, diabetes tipo I mal controlada, hipotiroidismo, y depresión grave. No deben además administrarse conjuntamente con antagonistas no dihidropiridínicos, como verapamilo y diltiazem, debido a que pueden provocar una cardiodepresión bastante importante. Sin embargo, la combinación de un - bloqueante con diltiazem es conveniente en mujeres. Los -bloqueantes son eficaces en el tratamiento preventivo a largo plazo de la angina de esfuerzo. La asociación de -bloqueantes y nitroderivados ejerce un efecto antianginoso sinérgico y se emplea con frecuencia en pacientes con angina de esfuerzo de grados III y IV. En ausencia de contraindicaciones, se emplean como una terapia de primera línea en el tratamiento de la angina inestable. Con la administración inmediata postinfarto se consigue reducir la aparición de reinfartos y de isquemia recurrente, mientras que el uso mantenido a largo plazo de - bloqueantes en pacientes que han sobrevivido a un infarto de miocardio reduce el riesgo de muerte y de reinfarto no fatal. iii) Antagonistas cálcicos: De acuerdo con su estructura química, los antagonistas del calcio se clasifican en: a) Dihidropiridinas: Se unen a la cara externa de la subunidad 1 de los canales de calcio voltaje dependientes. Algunos ejemplos son nifedipina, amlodipina, nicardipina, isradipina, felodipina, nimodipina. b) No-dihidropiridinas: Se unen a la cara interna de la subunidad 1 de los canales de calcio secuencia dependientes. Se clasifican a su vez en fenilaquilaminas (verapamilo) y benzotriazepinas (diltiazem). La acción antianginosa está directamente relacionada con su capacidad para bloquear la entrada de calcio a las células cardíacas y las de las musculaturas lisa vascular coronaria y sistémica. Ejercen una acción vasodilatadora que afecta en mayor medida las arterias que las venas, por lo que no aumentan la capacitancia venosa ni reducen el retorno cardíaco. En cambio, producen una vasodilatación arterial coronaria, en particular si existe vasoespasmo, y favorecen la redistribución del flujo hacia las zonas isquémicas. Todos estos efectos permiten un mayor aporte de oxígeno al miocardio. Asimismo, los antagonistas del calcio producen una vasodilatación de las arterias periféricas (lo que reduce la poscarga) y una reducción de la frecuencia y, en menor medida, de la contractilidad cardíacas (lo que disminuye el trabajo cardíaco y aumenta el tiempo de perfusión coronaria). La reducción de la poscarga y el trabajo cardíaco disminuye la demanda de oxígeno por el miocardio. El verapamilo y el diltiazem son cardiodepresores tanto en in vitro como en in vivo, mientras que las dihidropiridinas son cardiodepresoras in vitro pero in vivo pueden aumentar la frecuencia cardíaca a través del barorreflejo como consecuencia de su marcada vasodilatación. Esto último desencadena una respuesta simpática compensatoria con taquicardia y aumento de la contractilidad cardíaca, incrementando así el consumo de oxígeno miocárdico y contrarrestando por ende la acción antianginosa. En lo referente a las reacciones adversas, el verapamilo y el diltiazem pueden producir bradicardia (que en algunos casos pueden dar lugar a insuficiencia cardíaca), y ambos dos junto con las dihidropiridinas pueden provocar hipotensión. La supresión brusca del tratamiento puede desencadenar una respuesta de rebote, con aumento del número de crisis anginosas. Los antagonistas del calcio son los fármacos de elección en la profilaxis a largo plazo de la angina de reposo y de la angina de esfuerzo. En estos últimos pacientes pueden asociarse a nitroderivados y/o -bloqueantes. La utilización conjunta de dihidropiridinas y nitroderivados es útil en pacientes anginosos con insuficiencia cardíaca, bloqueo AV o enfermedad del seno, pues en ellos el empleo de verapamilo, diltiazem o -bloqueantes está contraindicado. La asociación de dihidropiridinas y -bloqueantes produce un efecto antianginoso sinérgico no recomendable. En el infarto agudo de miocardio, las dihidropiridinas están contraindicadas como consecuencia del incremento que producen en la frecuencia cardíaca por estimulación del barorreflejo. En resumen, la angina de reposo se trata con antagonistas cálcicos y nitroderivados, mientras que la angina de esfuerzo se trata: i) A corto plazo con nitroderivados vía sublingual. ii) A largo plazo en sus grados leves I y II con -bloqueantes, y en sus grados severos III y IV con a) b-bloqueantes asociados a antagonistas cálcicos (dihidropiridinas), b) -bloqueantes asociados a nitroderivados, o c) antagonistas cálcicos asociados a nitroderivados iii) Los casos refractarios con los tres grupos farmacológicos en forma simultánea. iv) Los casos más graves con tratamiento quirúrgico (angioplastías o by-pass). Otros fármacos en el tratamiento de la insuficiencia coronaria que no pertenecen a los grupos previamente mencionados son: i) Amioradona: Ver teórico de antiarrítmicos. ii) Nicorandil: Es un fármaco con un doble mecanismo de acción. Por un lado, debido a la presencia de grupos NO en su molécula, activa la guanililciclasa de un modo similar al descrito previamente para los nitroderivados. Por otro lado, activa la apertura de canales de potasio dependientes de ATP en los vasos sanguíneos, dando lugar a hiperpolarización de la membrana. Como consecuencia de ambos mecanismos produce una vasodilatación tanto venosa como arterial y reduce tanto la precarga como la poscarga. Produce cefalea, hipotensión ortostática y taquicardia, entre otras reacciones adversas. iii) Trimetazidina: Durante la isquemia se produce glucólisis anaerobia con acumulación de ácido láctico y acidosis intracelular. El miocardio normalmente produce ATP usando como fuente ácidos grasos libres. La producción de ATP utilizando ácidos grasos libres presenta una relación ATP / O2 consumido más desfavorable que utilizando hidratos de carbono. La trimetazidina inhibe de manera parcial la oxidación de ácidos grasos libres de cadena larga (inhibiendo la 3- cetoacil-CoA tiolasa) y favorece la producción de ATP utilizando hidratos de carbono, optimizando así el consumo de oxígeno. Esto último se debe a la provisión del acetil-CoA y del NADH no utilizados en la oxidación de los ácidos grasos para producir con ellos ácido cítrico a partir de piruvato e iniciar así el ciclo de Krebs. Las reacciones adversas más comunes son pirosis, cefaleas y vómitos. iv) Ranolazina: La corriente tardía de sodio se encuentra incrementada en situaciones de isquemia, lo cual lleva a un incremento del calcio citoplasmático gracias a la existencia del transportador de membrana Na+/Ca2+. Este incremento del catión calcio impide la relajación ventricular e incrementa la tensión del ventrículo durante la diástole. En consecuencia se observa compresión del territorio vascular. La ranozalina actúa inhibiendo la corriente tardía de sodio. Además también actúa del mismo modo que la trimetazidina, es decir, inhibiendo parcialmente la oxidación de ácidos grasos libres de cadena larga y favoreciendo la producción de ATP utilizando hidratos de carbono. v) Ivabrinida: Es un nuevo agente inhibidor selectivo de la corriente de fase I marcapaso cardíaca. Reduce en consecuencia la frecuencia cardíaca. De este modo disminuye la demanda de oxígeno e incrementa el aporte por alargue del tiempo de perfusión diastólica. Las reacciones adversas más comunes son bradicardia excesiva y fosfenos (aumento de la luminosidad de un área del campo visual). El infarto agudo de miocardio se caracteriza por una brusca disminución en el flujo coronario como consecuencia de una oclusión trombótica de una arteria, llevando a necrosis del tejido miocárdico después de isquemia miocárdica prolongada. El diagnóstico se realiza a través del análisis del electrocardiograma (el infarto agudo de miocardio se caracteriza por elevación del segmento ST y por depresión de la onda T), o bien mediante parámetros bioquímicos (alteración de los niveles de troponina cardíaca y proteinquinasas). El tratamiento debe incluir un rápido diagnóstico y la estratificación de riesgo, el tratamiento del dolor, y la prevención y el tratamiento de paro cardíaco. La terapia de reperfusión busca limitar la zona de infarto y prevenir la extensión del infarto. Una vez que el individuo se recupera del infarto agudo, se debe establecer la prevención secundaria para evitar la reaparición del episodio. Para el tratamiento del dolor durante el infarto miocárdico se utilizan opiodes intravenosos, como la morfina. La morfina puede producir efectos vagales y otros efectos adversos. Para tratarlos se utiliza atropina y naloxona. La administración de - bloqueantes o trinitrato de glicerilo contribuye a disminuir el trabajo cardíaco y a facilitar el flujo coronario. También se administran ansióliticos, ya que el infarto agudo de miocardio se caracteriza por ser un cuadro que presenta extrema ansiedad. En caso de haber paro cardíaco, su tratamiento incluye resucitación cardiovascular, establecimiento del flujo coronario y reperfusión del miocardio, e iniciación inmediata de la reperfusión mecánica o farmacológica. El manejo de complicaciones tempranas incluye la administración de diuréticos (furosemida), de trinitrato de glicerilo o de IECA si la falla cardíaca es leve. En cambio, si la falla cardíaca es severa, pueden continuar administrándose diuréticos, trinitrato de glicerilo y IECA, pero se incluyen los agentes inotrópicos como opción en caso de hipotensión. En el caso del shock cardiógenico suele administrarse también agentes inotrópicos, como la dopamina y la dobutamina. Los cuadros de infarto de miocardio pueden estar asociados a arritmias ventriculares o supraventriculares. Los episodios prolongados de arritmias ventriculares pueden ocasionar hipotensión y falla cardíaca, y generar una fibrilación ventricular. El tratamiento de las arritmias ventriculares incluye -bloqueantes, lidocaína y amiodarona, mientras que el tratamiento de las arritmias supraventriculares incluye - bloqueantes, digoxina, y amiodarona. En caso de bradicardia sinusal y bloqueo de la conducción auriculoventricular se recurre al tratamiento con atropina. La terapia fibrinolítica incluye la administración de agentes fibrinolíticos como estreptoquinasa y anistreplasa. La administración de agentes antiagregantes plaquetarios, como ácido acetilsalicílico y heparina, es también frecuentemente utilizada. El mayor beneficio de la terapia fibrinolítica se observa en pacientes de alto riesgo. Además, debe realizarse lo antes posible, antes de que mueran las células de la zona cardíaca afectada. En ancianos el beneficio de esta terapia está cuestionado. La prevención de la enfermedad coronaria se subdivide en prevención primaria y en prevención secundaria. Los factores de riesgo a tener en cuenta en la prevención primaria (previamente a la aparición del cuadro) son: i) diabetes mellitus, ii) hipercolesterolemia, iii) tabaco, iv) hipertensión arterial, v) edad, vi) sexo masculino, vii) antecedentes familiares, viii) eventos cardiovasculares previos. Por su parte, la prevención secundaria (luego de ocurrido el episodio) se caracteriza por el uso de antiagregantes plaquetarios y anticoagulantes para inhibir la formación de trombos posibles causantes de infarto de miocardio.