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Pasado, presente y futuro.

La experiencia temporal en la fotografía histórica

Juan Diego Agudelo Molina

“El informe es un momento, una voz, en la concurrida audiencia de


los diálogos de memoria…” (GMH, 2013, p. 16)

Abstract

El ensayo analiza el tiempo de la vida que transcurre en la observación de una


fotografía histórica. Específicamente, da cuenta de la confluencia de tiempos
(pasado, presente y futuro) que se presenta en la percepción de una imagen histórica.
En él sostenemos que el carácter histórico de la fotografía no lo contiene la fotografía
misma, como continuo espacial, ni las interpretaciones contextuales escritas que la
acompañan, sino que lo otorga la experiencia histórica del observador. Para este fin,
en primer lugar, ofrecemos una reflexión introductoria sobre los relatos históricos.
En segundo lugar, analizamos la experiencia que produce en el espíritu la percepción
de una fotografía histórica. Y, finalmente, individualizamos el análisis, al
concentrarnos en una fotografía histórica específica denominada “La marcha del
ladrillo”. Esto nos permitirá concluir que la experiencia temporal de una fotografía
la dota de significado, de tiempo y de historia.

Introducción

Hoy Colombia afronta un proceso de paz que busca superar un conflicto armado
interno de más de 50 años de existencia y sentar las bases para la construcción de una paz
estable y duradera. Sobre este conflicto armado fluyen ríos de tinta. Pero quizás la
reconstrucción histórica más conmovedora de este conflicto es el informe final del Grupo
de Memoria Histórica denominado ¡Basta ya! Colombia: Memorias de guerra y
dignidad. Este informe no solo está construido con palabras, sino que está articulado por
una serie de fotografías del artista Jesús Abad Colorado. Sobre estas fotografías vamos a
reflexionar en este ensayo.

Específicamente, queremos dar cuenta del tiempo de la vida que entra en juego al
observar una fotografía histórica. Queremos sostener que el sentido histórico de la
fotografía no lo contiene la fotografía misma, ni el informe en el cual está contenida, sino
la experiencia temporal del observador. Para este fin, en primer lugar, ofrecemos una
reflexión introductoria sobre las reconstrucciones históricas. En segundo lugar,
analizamos las experiencias o representaciones temporales que produce la percepción de
una fotografía histórica. Y, finalmente, individualizamos el análisis al concentrarnos en
una fotografía histórica específica denominada “La marcha del ladrillo”.

Reconstrucciones históricas

Las reconstrucciones históricas son relatos que permiten la autocomprensión


colectiva de las comunidades. Ellas posibilitan que los miembros de una comunidad
cultural, política o religiosa, se reconozcan como parte de ella. Ellas crean lazos de
solidaridad entre los miembros de la comunidad objeto del relato histórico. En ellas las
comunidades ven su pasado, pero al mismo tiempo su presente y su futuro. Ellas
constituyen historias compartidas, pasados comunes, proyectos de futuro. Sin embargo, a
pesar de los intentos de colectivizar las experiencias históricas, estas siempre son
individuales, subjetivas y contradictorias entre sí. Los receptores del relato histórico traen
al presente no solo lo pasado, sino su pasado; experimentan no solo el presente, sino su
presente constituido por ese pasado; e imaginan no solo el futuro compartido, sino su
futuro. En este mismo sentido el Grupo de Memoria Histórica nos dice que su Informe
“no es una narrativa sobre un pasado remoto, sino sobre una realidad anclada en nuestro
presente” (GMH, 2014, p. 16).

La experiencia temporal de las fotografías históricas

Con las fotografías históricas sucede algo similar. Ellas representan un pasado
compartido. Mediante la imagen se trata de imitar o reproducir fielmente el continuo
espacial de ese pasado (Cfr. Krakauer, 2008, p. 23). Pero la representación de ese pasado
que evoca la fotografía es una experiencia individual, subjetiva y contradictoria. Cada
observador de la fotografía ve en la imagen tanto un hecho histórico del pasado, como su
propio pasado individual. Recuerda lo que pasó, pero también lo que él mismo fue. De
igual manera ve en la fotografía su presente: alegría, tristeza, rabia, etc. Y también la
fotografía le permite representar su futuro, lo que puede pasar, lo que debería pasar, lo
que no debería repetirse.

Esta experiencia individual transcurre en el presente. Pasado y futuro no existen


autónomamente, solo existen en relación con el presente y en el presente (Cfr. San
Agustín, 1988, p. 398). Es en el presente que el espíritu del espectador se dilata para
recordar la imagen del pasado que evoca la fotografía. Y es en el presente que el espíritu
representa lo que podría pasar, con base en la imagen percibida. Luego, en esta
experiencia individual confluyen las tres operaciones del espíritu (cognitivas) que San
Agustín relacionó con la medición del tiempo: memoria, atención y expectación (Cfr. San
Agustín, 1988, p. 410).

La marcha del ladrillo

Tomemos una de las fotografías del ¡Basta ya! como ejemplo: la marcha del
ladrillo1. Ella contiene la imagen de una marcha que se realizó en Granada (Antioquia)
en octubre de 2001, diez meses después de la toma guerrillera de las FARC a ese
municipio. Es una fotografía a blanco y negro. En ella se pueden observar un conjunto de
personas que caminan juntas: hombres y mujeres; niños, adultos y ancianos. Algunos
cargan ladrillos, otros solo caminan. También se aprecian muchos espectadores de la
marcha, que observan la escena.

Esta fotografía reproduce técnicamente un hecho histórico del pasado, es una


imitación del continuo espacial de ese pasado: las personas, las casas, los ladrillos. La
reproducción tiene un objetivo, busca transmitir un mensaje, es un símbolo, es una
creación artística con cierto significado. Este significado es imprimido por el fotógrafo,
que nos quiere decir algo. Pero también el significado lo da el Grupo de Memoria
Histórica, al introducir la fotografía en cierto lugar de su Informe. Así mismo, la
fotografía acompaña los testimonios de las víctimas directas de la violencia en ese
municipio antioqueño, por lo que la imagen también está cargada con el significado que
le dan las víctimas, a partir de sus experiencias.

Pero a pesar de todo este significado que trae consigo la fotografía “la marcha del
ladrillo” en el Informe, al observarla, nos hacemos nuestra propia representación de lo
sucedido, y dotamos la imagen de nuestro propio significado. Al mirar la imagen, vemos
nuestro propio pasado de violencia, nuestro propio dolor, nuestra fortaleza, nuestros
intentos de superar el pasado, de conmemorarlo. Recordamos en la memoria imágenes
del pasado: nuestras propias experiencias.

Esta fotografía también representa el presente. Es el espectador que la mira y se


pregunta por lo sucedido, que sufre por la desgracia de la guerra, que se alegra al ver que
un hecho de violencia creó lazos de solidaridad en una comunidad. Es mi atención al
mirarla, al escribir sobre ella. Es la representación que me hago de ella sin tenerla a la

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Ver Anexo 1.
vista, con base en las imágenes que permanecen en mi memoria. Es el lector que observa
la fotografía a la que hago referencia y hace su propia representación.

Finalmente, esta fotografía posibilita la representación de múltiples futuros,


posibles o imposibles. La imagen representa la destrucción que pueden generar futuras
violencias. La imagen produce la expectación de otra comunidad que se une y reconstruye
su infraestructura física y su tejido social. La imagen facilita la anticipación utópica de
un escenario posbélico donde la violencia sea erradicada perpetuamente.

Estas operaciones del espíritu dotan de significado la fotografía, temporalizan el


espacio de la imagen. Ellas le agregan historia a la fotografía, la convierten en una
experiencia histórica. Esto ocurre en el presente. Es la dilatación del espíritu en el presente
la que da cuenta del tiempo de la fotografía. Es ese momento a que se refiere el epígrafe
de este ensayo el que dota de historicidad a la imagen. Es en ese instante inextenso donde
confluyen todos los tiempos en que se representa el retrato de ese hecho histórico.

Referencias bibliográficas

Grupo de Memoria Histórica [GMH] (2013). ¡Basta ya¡ Colombia: Memorias de guerra
y dignidad. Bogotá: Imprenta Nacional, 2013.

Kracauer, S. (2008). La fotografía y otros ensayos. El ornamento de la masa 1. Barcelona:


Gedisa.

San Agustín (1988). Confesiones. Madrid: Biblioteca de autores cristianos.


Anexo 1.

“La marcha del ladrillo”. Fotografía de Jesús Abad Colorado (GMH, 2013, p. 18).

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