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“NUNCA DEJES DE APRENDER, QUE LA UNIVERSIDAD DE LA

VIDA JAMÁS DEJA DE ENSEÑAR. APLICADO A LA ODA


GRAMATICAL DE UN HECHO REAL”.

Cuando eres protagonista consciente de un acontecimiento, esta


experiencia te faculta para engrandecer el saber de los demás,
sustentada la información con escenario, fecha y personajes reales
con acciones, alusivas a una tradición milenaria. Tienes seguridad y
confianza en tu capacidad laboral.

Por razón filosófica de causa y efecto me permito elaborar esta crónica


del polémico mundo de la fiesta en corraleja, para YOUTUBE.
Toroscorralejasynoticia. Con humildad y respeto para los buenos
lectores.

COMPORTAMIENTO DEL TORO EN LA CORRALEJA


De HERNANDO PÁEZ VEGA

La bravura del toro de lidia es la manifestación superlativa del instinto,


que embiste a lo que se mueve y tiene más cerca de los ojos, sobre
todo cuando se le hostiga y se hiere. Analice el comportamiento del
toro en el campo, no embiste a los árboles, porque éstos no se
mueven.

El toro bravo: ha de tener salida alegre, fijeza, pronto y codicia en su


acometida. La bravura es la movilidad ofensiva con repetición en la
embestida, que permite que le liguen series de lances y pases.
Cuando este comportamiento se acentúa, se dice que es un toro de
bandera. Entiéndase como de bandera el toro de excepcional bravura
con los de a pie y de a caballo. Toros con presencia, edad, peso y
respeto por su cornamenta.

Cuando únicamente registra el 50% de comportamiento de toro bravo,


se dice que ha dado regular juego. Si no manifiesta ninguna de estas
condiciones, se juzga como toro manso.
Las condiciones de bravo las muestra el toro en la plaza de más a
menos o viceversa.

Significa que a su salida embiste más de cinco veces al mismo,


engaño sin pararse. Permitiéndole el lucimiento al mantero; y después
se aploma lo que aprovecha el ganadero inteligente para mandarle a
colocar el lazo y ordenar que sea llevado al corral de toros corridos.

De menos a más: es el toro que al principio de la lidia, muestra el


comportamiento de abanto y suelto. Pero mejora esta dificultad
después de la suerte de garrocha y banderillas. Acción ofensiva de los
toros cuando tienen raza. Pero si el toro continúa saliéndose de la
jurisdicción del engaño, embistiendo sin repetirse, es señal de
mansedumbre y su destino es el matadero para comercializar sus
carnes.

Hemos relatado el comportamiento del toro bravo cuando se lidia por


vez primera.

¿QUÉ PASA CUANDO EL TORO BRAVO HA SIDO TOREADO UNA


VEZ?

Si se vuelve a lidiar al año o a los dos años, es posible que registre el


comportamiento ofensivo de la vez primera. Porque se olvidó la
experiencia de la primera lidia. Si se corre en corto tiempo, tiene salida
alegre, fijeza, prontitud o codicia en los primeros lances y pases.
Después se para aplomándose y haciéndose peligrosa su lidia. Por la
sencilla razón que empieza a desarrollar sentido defensivo.

¿QUÉ PASA CON EL TORO BRAVO RETOREADO?

Por su parte el toro bravo retoreado: el que ha sido lidiado en más de


una ocasión, sale a la plaza caminando, se para en la querencia
natural, escarba y al notar la presencia de garrocheros y banderilleros
en su jurisdicción visual, se defiende y se tapa.
Muchos aficionados se preguntarán por qué el Yacabó siempre
mostró en múltiples ocasiones el comportamiento de toro bravo y
pegajoso, siendo corrido muchas veces. Si analizamos la salida a la
corraleja del Yacabó, su propietario Héctor Otero Herrera, lo sacaba a
la plaza cada año o cada dos años. Esta es la única razón de ese
comportamiento, aunque últimamente tuvo salida de toro aplomado y
la edad lo convirtió en burriciego, deformó su pelaje y cornamenta.

Que me perdonen los asesores de muchas ganaderías que lidian en


corraleja, que afirman que la acción defensiva de los toros, es bravura.

¡Falso!, no equivoquen al ganadero.

Cuando ustedes observen que el público comienza a desocupar la


plaza antes de finalizar la lidia de los toros, es señal de que el
comportamiento de los toros, ha dejado de interesar a los buenos
aficionados y la tarde se ha tornado aburridora.

Amigo ganadero: no demore en la plaza el toro de comportamiento


aplomado, avisado, incierto, reservón y aquerenciado. Si el toro pierde
movilidad y codicia, lo más aconsejable es que le coloquen el lazo y lo
lleven al interior del corral de toros lidiados. Cuando la lidia de los
mismos está sujeta a contabilización de tiempo o permanencia del toro
en la plaza, de cinco a seis minutos incluyendo salida a la plaza y
regreso al corral de corridos.

OBSERVACIONES

Aclaro que el toro rejugado tiene comportamiento de aquerenciado,


aplomado, incierto, avisado, reservón, gazapea, permite la ejecución
de uno o dos lances. No le pueden ligar faenas porque la experiencia
de muchas lidias en corto espacio de tiempo, lo convierte en manso
con peligro, sobre todo cuando el toro es de casta que’ aprende a
desarrollar su instinto defensivo con facilidad.
REACCIÓN POSITIVA

No hay que perder de vista al toro en la plaza para juzgar su


comportamiento y reacción después de la suerte de garrocha y
banderillas.

En la temporada septembrina que tiene como escenario a la fiesta en


corraleja de Sincé (Sucre) en honor a la Virgen del Perpetuo Socorro
en una tarde de 2012, fecha en que se corrieron toros de la ganadería
El Raizal de Gabriel Garrido Navarro. Salió un toro de capa perlina y
capuchino, de cuerna veleta. De salida sosa y enconchado.
Comportamiento que mostró durante cuatro minutos. Pero la sorpresa
agradable para el ganadero y público en general, fue la reacción del
toro después de la garrocha. Mostrando movilidad ofensiva
acompañada de fijeza, prontitud y codicia en su embestida.
Creciéndose al castigo y acentuando este comportamiento con los de
a pie y de a caballo. En mi concepto el mejor toro de la temporada
sinceana 2012.

SORPRESA

En las festividades de La Candelaria en febrero de 2013 en la bella y


cordial Planeta Rica en el departamento de Córdoba, el 16 de febrero
salió un toro de la ganadería Santa María de los Ángeles de Garibaldi
Hoyos Anaya, con salida de toro aplomado. Este toro un berrendo en
colorado descarado de cuerna: largo, hondo, alto de agujas y con leña
en la cabeza, le colocaron tres pares de banderillas y el toro no se dio
por enterado de las heridas producidas por los pinchos de los
palitroques. Con base a este comportamiento lo íbamos a juzgar como
manso. Pero al colocarle el cuarto par de banderillas, el toro reaccionó
con movilidad y fiereza tanto con lo de a pie, como con los de a
caballo y en concepto general de los entendidos en bravura de toros,
fue ejemplar de bandera.

Nos indica este comportamiento que reacciono el toro a su encaste de


toro bravo después del cuarto par de banderillas.
Nos identificamos con el aficionado que le rinde culto al toro con
presencia y cara en la corraleja.

Este torista juzga bravo al toro con movilidad ofensiva y repetición en


la embestida.

Tiene en cuenta para juzgar como bravo, la reacción positiva del toro
después de la suerte de garrocha y banderillas y su codicia con los de
a caballos y persecución al banderillero de a pie, lo juzga como bravo,
aunque el ejemplar ignore la presencia de capa y muleta en su
jurisdicción visual.

EL NÚMERO 138

Recordemos la bravura con la cabalgadura del toro número 138 de la


ganadería de los hermanos Barguil Flórez de Cereté Córdoba, que
desocupaba el ruedo de cabalgaduras por su temperamento codicioso
y certero para empitonar a los equinos; sin embargo se mostraba
distraído y tardo, con lidiadores de capa y muleta.

Corría el año de 1982, dos de febrero, día de la Candelaria, en la


capital del Oro Blanco, en Cereté, se corrieron a la usanza criolla esa
tarde, toros de la ganadería ARROYO NEGRO y LOS POCITOS de
los hermanos Barguil Flórez. El quinto toro de la tarde berrendo en
negro aparejado, procedente de la ganadería el Socorro que fundara
Don Miguel García Sánchez, en Mayo de 1945, mostró
comportamiento de toro manso.

Ese mismo año, en Cotorra, sábado de Gloria se lidiaron Toros de los


hermanos Barguil Flórez y abrió plaza el berrendo en negro aparejado
que mostró comportamiento de manso en Cereté. Pascual Cermeño
en el centro de la corraleja de Cotorra, le instrumentó una serie de
trece lances con la capa. Jose Miguel Avilés le ligó una serie de once
muletazos, Rodrigo Ortega el “Mala Hora”, le colocó un par de
banderillas de poder a poder y la codicia del toro, puso en peligro su
vida. Igual suerte corrió con su cabalgadura el veterano garrochero
José Miguel Alciria, este ejemplar se hizo acreedor al trofeo mejor toro
de la temporada de Cotorra 1982.

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