You are on page 1of 4

Fundación Universitaria Cervantina San Agustín

Programa de Teología
Programa de Introducción a la Teología Sacramental
Julio César Berdugo Marín
Los signos sacramentales son propios de cada celebración sacramental, constituyen un
elemento esencia y no son algo imaginado por el hombre de hoy o más bien del cristiano
de hoy, sino que datan de un testimonio presente en las sagradas escrituras tanto en el
Antiguo como en el Nuevo testamento libros que señalan la importancia que tenía, y siguen
teniendo para la liturgia signos como el pan, el vino, el agua, el fuego, etc. Y digo que siguen
teniendo porque para la liturgia cristiano actual estos que en forma son materia permiten
al creyente hacer ver algo trascendente que es la presencia real de Cristo.

Así que la liturgia en la cual se hacen presentes los signos son una constante remembranza
de que “Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica.”
(CONCILIUM, 1963, Núm. 7) esto en la persona del ministro ya que es Cristo quien bautiza,
quien celebra la Eucaristia, siendo el mismo el sacrificio, es tambien la palabra cuando se
proclama ya que Él, es palabra, pues cristo es todo en todo y los signos sencibles que
expresan la liturgia son la menera como se santifica el creyente en el cuerpo Místico de
Cristo.

Esto partiendo de un principio esencial para todo creyente la fe, en aquel que bellamente
habla en el Evangelio de San Juan como “Yo soy el camino, la Verdad y la vida. Nadie va al
Padre sino es por mi” Juan 14,6 esto porque para hacer vida su mensaje es necesario creer
en Él, y así poder darlo a conocer a todo el orbe como fue su mandato; mandato que se
cumple con una vida sacramental activa que permite hacer vida en la liturgia de la Iglesia la
cual muestra un mensaje de salvación y un llamado a la conversión que se debe hacer
personal en cada hombre y mujer que se llame cristiano; porque el cristiano tiene la
obligación de ser una antorcha que ilumine el camino del hombre que no conoce a Cristo y
en ese mismo sentido debe compartir la luz de salvación que se da en el bautismo.

Un bautismo que se logra por gracia de Dios, con signos sensibles que el hombre puede ver,
signo que como señala San Agustín se muestran en el agua la cual por sí sola no limpia el
pecado original que el hombre contrajo por la desobediencia del primer hombre, Adán, sino
que limpia cuando “Se suma la palabra al elemento y resulta el sacramento, también ese
mismo, digamos, palabra visible. [Porque] ¿Qué es el agua sino agua?” (Agustín, Tratado 80,
420)

Pues la palabra dentro de los signos sacramentales es determinante ya que como lo expresa
Agustín, sin esta no hay sacramento y esta sumada “al elemento [da como] resultado el
sacramento”, (Agustín, Tratado 80, 8), pero ese esencial algo que ya había mencionado la
fe, que se expresa en gestos y palabras del hombre.

Ya hablando concretamente de los signos sacramentales hay que señalar como el primero
la palabra; de la cual he hablado pero no desde las Sagradas Escrituras sino desde San
Agustín en la Biblia podemos encontrar este signo en hechos como: el señalamiento que se
hace en epístola a los Hebreos “la palabra de Dios [trasmitida por los profetas y el Hijo] y
eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta la división entre el
alma y el espíritu… no hay creatura invisible para ella… a quien hemos de dar cuentas”
(Biblia de jrusalén , 2009), pues la palabra es Cristo, resucitado que da indicaciones al
hombre para que exprese sobre las especias una fórmula que no es del hombre sino del
Cristo vivo resucitado.

Que con su palabra expresa la unidad que hay entre Él y el Padre una que los cristianos por
los sacramentos deben expresar como Él lo hace cuando indica cuando dice “Yo les he dado
a conocer tu Nombre y se lo seguiré dado a conocer, para que el amor con que tú me has
amado esté en ellos y yo en ellos.” Jn 17,26. Expresión de amor que perfectamente se
enciende a la luz de los acontecimientos del bautismo cuando el Evangelista San Mateo
narra que luego de Jesús salir del agua “una voz que salía de los cielos decía “Este es mi Hijo
amado, en quien me complazco” Mt 3, 17. Expresión no humana sino de Dios que habla al
hombre, que es su creatura a la cual el mismo cristo enseño a orar con palabras, enseño
fórmulas como la de la última cena, que hoy es la fórmula de consagración que dice “Tomad,
comed, éste es mi cuerpo. Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo;
“Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos
para el perdón de los pecados…” Mt 26, 26-28.

Palabra que hoy se expresan en el sacramento de sacramentos, la Eucaristía, culmen y


centro de la vida cristiana que no se podría dar si antes no hubiera una puesta de inicio que
abre al hombre a la vida sacramental. Ese sacramento esencial es el Bautismo el cual
encuentra en Cristo su inicio.

Signos claros de este sacramento son las palabras dichas en la formula Trinitaria de Mt 28,
19 “id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo”. Con la finalidad de que los hombres nazcan de nuevo, como
selo trato de explicar Jesús a Nicodemo.

Pero ya hablando de los signos que prefiguran el bautismo es destacable Génesis 1,2 “El
Espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de las aguas” también génesis 6, 1 ss que habla
del diluvio y ve este como aquel en el cual “el pecado es purificado por el agua y sólo los
que se embarcan en la nave de Noé (imagen de la Iglesia) se salvan. El diluvio es nueva
creación; el bautismo, nuevo nacimiento.

Y solo aquellos que han participado de nuevo nacimiento pueden llegar al acercamiento
pleno con Cristo, que se da en la Eucaristía. La cual encuentra en el cuerpo del crucificado
“al cual vosotros matasteis colgándole en el madero” Hch 5, 30 todo un culmen que desde
el Antiguo Testamento se señala en lo demuestra el texto del éxodo 16, 4 donde el Señor
dijo a Moisés: "Yo haré llover pan del cielo para ustedes. El pueblo saldrá y recogerá
diariamente la porción de cada día, para ponerlos a prueba si andan o no en Mi ley”. Actitud
que el antitipo del Nuevo Testamento supera; por ser Cristo Jesús la revelación del Padre
para la redención de todos los hombres.

Una que no solo se da a conocer en el libro del Éxodo sino también en génesis con
“Melquisedec, rey de Salem, sacó pan y vino; el cual era sacerdote del Dios alto” Gen 14, 18
sacrificio de acción de gracias que prefigura la última cena pascual de Jesús antes de su
muerte y resurrección.
Acción que hoy la Iglesia rememora no con la imagen del Antiguo Testamento que muestra
al rey y Sacerdote Melquisedec, sino con la Imagen de aquel que no se guardó nada para sí,
sino que se dio enteramente por obediencia al Padre y por salvar a todo un género humano
condenado a la muerte por el pecado acaecido por Adán al comer del árbol prohibido.
Haciendo de la Eucaristía medio de salvación y redención para todo aquel hombre que se
acerque con honestidad al que fue, es y seguirá siendo fin, principio y fin de salvación para
todo el género humano.

Bibliografía
Agustín, S. (8 de 2 de 420). Comentario a Jn 15,1-3. (J. A. Gutiérrez, Recopilador) Hipona:
http://www.augustinus.it/spagnolo/commento_vsg/index2.htm. Obtenido de
http://www.augustinus.it/spagnolo/commento_vsg/index2.htm

Agustín, S. (420 de 2 de 8). Comentario a Jn 15,1-3. (J. A. Gutiérrez, Trad.) Hipona. Obtenido de
http://www.augustinus.it/spagnolo/commento_vsg/index2.htm

Biblia de jrusalén . (2009). Hebreos . Bilbao : Desclée de Brouwer .

CONCILIUM, S. (4 de 12 de 1963). http://www.vatican.va. Obtenido de


http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-
ii_const_19631204_sacrosanctum-concilium_sp.html

You might also like