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AMERICA
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> INSTITUTO DE
PROFESOBES "ARTIGAS''

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Is ed.ición: abril IgtO


2s ed.ición: abril I9t9
3s edición: janio 1973
EDITORIAL SUDAMERICANA
BUENOS AIRES

b-
I. LAS TEORfAS

l l.as primeras Explicaciones

Explicar el hecho del p,bla'ric'ro primiti'o cle A'rérica


ha sitlo rle toclo tiernp, urr ¡:roblerna cliijcil. Esto se compren-
derá fácihrlente con sólo r-¡.e el cortinente americano
'ec.r'tr:rl
está geográfica¡nente aisladn, pues (.are.e de toda conexiérr
territorial cr¡n el resto del rnunrlo.
Es t:ierto ({ue parecería que no siempre haya sido así. por
rlc Pront. rlispo.e'rrs hoy de una hipdtesis. al parecer. muy.
biell funda*erta(la, qne nos habra cle una pretérira del
Nuevo al Viejo xfunck¡. Nos referinros aquí 'nién
a la teoría de la
traslaciri' cle I,s crntinentes, que hace más de u' cuarto r.le
siglo fo"ulara el alelnán \{¡egener'. I)e acuerclo con ella, e I
doble co'rinente anrericano se habr.ía despre'diclo de la parre
occide'ral tlel bloque cei'srir'ido por Európa, Asia
{-rue antes había estado unida, y desde su ,separacióil
tr.Áfriia, "rl
se lnove-
rían las partes en sentide¡ op'esto al de srr antigua [,os
argunrentos que se ciran en apoyo de esta interesante'nió'. teclría son
rrLrmerosos, sugestivos y de altO valor cienrífic:ei. Asi, y
para men_
cionar sélo algunos. el recorte general de la ceista oiientul urrre-
ricana encaja perfectarnen¡e bien en l;l lí'ea cle cc¡sras occi-
dentales de l-,ropa y África, cual reni:r
¡:recisa'renre que habe'
octrrrido al r"ornperse el bloc¡r.re en ,.los: las partes eisarnblan
a la perfecciór" [,uego. las si*iilirlirics en in **rrr,.r.,racir!¡r
geológica anrig,a de a¡nbas
'ibcras
rlrl ()ccano Ati;ilr¡.ico se
e

&,
126 PREHIsToRIA DE AMÉRICA EL poBLAMIENTo pRrN{rrrvo DE er,rÉnrce 127
explican satisfactoriamente admitienflo que el Viejo y el Nue- humana. De ahí que inmediatamente surgiera el interroganre:
vo Mundo formaban antes un todo que luego se desmembró. ¿de dónde procedían esos pobladores de un mundo nuevo que
Y esa misma antigua conexión explica también el hecho de las' no era concrcido ni siquiera de las sagradas Escrituras? ¿Eran,
numerosas semejanzas en la fauna y flora antiguas de ambos en realidad, seres racionales esos indios, y formaban parte de
hemisferios. la Humanidad? En caso positivo, ¿cómo habían llegado aquí?
Sin embargo, para el problema del poblamiento humano De acuerdo con el espíritu de la época, lo que primera-
de América que es el que queremos exPoner aquí, la teoría de mente interesaba establecer era si desde el punto de vista teoló-
Wegener no puede rendirnos servicio alguno. Pues según su gico los americanos eran o no seres racionales.
autor, la separación del doble continente americano del resto Dos tesis disrinras aparecieron desde un principio. Los
del mundo habría acontecido en un período geológico Perte- unos sostenían la buena doctrina de que todos los hombres
neciente a la Era Mesozoica, vale decir, a una época en que eran iguales, pues todos son hijos de Dios. Lbs otros, en cam-
no sólo no había rastro,s del Hombre sobre la Tierra, sino bio, defendían la tesis, moclernamente conocida por racista,
que tenían aún que transcurrir muchos millones de años antes de la desigualdad humana; de que los indios carecían de racio-
de que surgieran circunstancias que hicieran posible la ho- cinio, que eralt poco menos que unos brutos, y que apenas si
minación. en alguna,s cosas se difere'ciaban de los animales. Señalaban
Por lo tanto, durante toda la Era Cuaternaria, que es aque- los segundos en favor de su tesis, el estado de evidente infe-
lla en que surge, florece y se difunde el Hombre, y también rioridad cultural, de incultura e idiotez de que la mayoría
clesde mucho tiempo antes, la separación geográfica de Amé- de indios hacían gala al ser comparados con los europeos. N,[ien-
rica ha sido una realidacl más o rnenos constante. En conse- tras que los primeros argiiíarr que los "bárbaros" del Nuevo
cuencia, a efectos de explicar el poblamiento primitivo de este l\{undo estaban lejos de ser idiotas o brutos, pues era i'duda-
continente, una conexión tan antigua de las dos partes del ble que tenían uso de razón, si bien a su manera. Se quería
mundo como la que admite la teoría de Wegener no tiene demostrar esto úhirno alegando que los indios de ciertas panes
significado alguno. de Arnérica no sólo vivían en ciudades, sino que tambiér.r
Por otra parte, uadie ignora que hasta Cristébal Colón las tenían sus señores, su,s magistrados y otras instituciones pare-
tierras americanas fueron desconocidas de los pobladores del ciclas a las que existían en el Viejo \tundo.
Viejo Mundo. Al hacer esta afirrnación prescindimo,s, claro En realidad, estas discusiones venían planteadas en forrna
está, de los conocitnientos que pueclen haber adc¡trirido los teórica desde la clásica Antigüeclad" Eximios pensadores grie-
Normandos en sus viajes a la parte n<¡rteoriental de América, gos, como Platón y Aristételes, habían anres defendido la inhu-
pues éstos no llegaron a tener trascendencia histrxica' La Bi- mana tesis de la existencia de una servidumbre natural enrre
blia, por su parte, ctryo Antiguo Testalnento hace detallada los hombres, estc¡ es, la doctrina de que hay hombres que por
referencia a la génesis de muchos pueblos conocidos de la An- naturaleza son libres, y por lo tanto hombres verdaderos, y,
tigiiedacl, no menciona para nada, corno es lógieo, a at¡uellos otros que enconrrándose en un nivel infrahumano eran por
6rros que esa rnistrla .{ntigiiedad no cotrtlcia" Pese a [ndo, naturaleza esclavos. En cambio, otros pensadores no nlenos
¡l ilesentbarcal' en las tierras rllrel'as los prinieros rspañoles errrinentes, como Séneca o Cicerón, admitíall sel convencional
,\c flI(-Olltt-Arill'l (=Ol1 e¡UC tl tklble cllllrirrCtttt' ttlllia ptrtrlacirill to<la distirtcirilt cntl't" libres v esclal'os, 1' esraharr rtlrr¡errciclos
I

128 PREHISToRIA DE AMÉRtcA EL poBLA\,rIENTo PRtMlrtvo DE ANrÉRlcA 129

de que no existía una diferencia natttral entre lo,s hombres. Puestos los autores a divagar sobre el terna, fueron tantas
Más adelante, al tomar auge el cristianismo, los Padres de la las teorías emitidas y tan grandes los desatinos y tlisparates
Iglesia aceptaron esta tesis de la libertad natural humana, y que ellas contenían, que no valdría la pena de recordarlas
se declararon en contra de la scrvidumbre aristotélica'. si no fuera porque su conocimiento nos perrnite forrnar una
Pues bien, los autores de la época del descubrimient<-l tu- idea del grado de insensatez a que se puede llegar cuando se
vieron que enfrentarse de nuevo con el viejo problerna de la pretende explicar fuera de la Ciencia el origen de pueblos
libertad o servidumbre natural de los hombres. Es que etr el y naciones.
sentir de la época había serios indicios que hacían aParecer Por de pronto importaba demostrar que los americanos,
la situación de inferioridacl cultural de los indios frente a los siendo de la misma Creación que los demás gruPo,s humanos,
€uropeos, como el producto de ttna suPuesta irracionalidad, eran también hijos de Noé. No tendría ello mayor importan-
Era este un problema de la mayor trascendencia, tanto para cia si se hubiese reconocido ese origen como tesis general. Perc¡
los españoles como para los indios. Porque si nttestros aborí- 1o serio es que aquellos graves tratadistas del siglo xvr y del
genes llegaban a ser collsiderados como irracionales, si se les xvrr rlo se contentaban con esto, sino que querían determinar
despojaba de su, para nosotros hoy indiscutible, calidacl de de manera concreta cuál de los hijos de Noé había sido el an-
humanos, se hubiesen entonces encontrado realnrente en esta- tepasado directo de los aborígenes americanos. Lo ctral eqrti-
do de potencial servidumbre, y nada hubiese podiclo irnpedir valia a querer establecer el origen de los indios.
el ser legalmente esclavizados" Nlientras quc de reconocérseles El emdito español Arias NIontano, autor de la segunda mi-
calidad de seres racionales, la esclavización era difícil. ', tad del siglo xvt, es uno de los que primeraÍrente dieron uua
l.a bula del Papa Paulo III, de fecha 9 de jturio de 1537, respuesta' categérica a este problema. Su tesis fue aceptada
zanjó definitivamente la cuestién al declarar que los inrlios no y defendida por otros autores famosos de la épnca, como
eran irracionales, sino "verclacleros hornbres", y que todos los el P. Gregorio ()arcía 3. f)e acuerdo con ella. tln niero de
hombres eran racionales, ya que todos son caPaces dr: recibir Heber, cle quien según la Biblia derivan los Hebreos, habría
la fei"Y es a conse('uencia de esta cleclaracién clc la Iglesia, que poblado América por el oe,ste, y llegado hasta el Perír. N{ien"
mucho la honra por cierto, que los soberanos espairoles prohi- tras que otro rptono del viejo Sem, padre de todos los sentitas,
bieron terminantemente la esclavizaciórl de lo,s irldios, reco- habria dado origen a la población rlel Brasil. I)e acuerrlo con
mendando al mismo tiempo se les otorgara buen t"rato y quc esto, todos los arnericanos seriatr de estirpe semita, y pnr lo
se procurara la salvación de stts almas' tanro próximos parientes de '4rubes y ludíos.
Para los escritores de arluellos siglos' cuyas preocupaciones Arias Montano fundaba su tesis. sobre toclo, erl el cttriost-'
rrall mu): tlistintas de las nuestras' era cuestión de vida o ,irsclto dc que el nollrtrre "PirÍr", qtle es la forlna prístina del
muerte establecer la ascendencia y la genealogía bíblica de los I Irttrral Pet'ú. era la trlisrtta voz Ophir corronrpicla por los indios'
americanos. Influia en ello la idea de que si" como había de- I
I'ar-a llegar a esa identificacióll, era llecesario admitir una tnll-
clarado el Papa, los indios eran también holllbresJ entonces rat.irin tlc la lcrr-a inicial. pasantlo del principio al final, y c()n-
tenián forzersamenre que pertenecer a la lnisma Creacién que I r cclcr . arlel¡ás. {l¡¡ cSa tnislna o se había converti<lrl e ll ?.t,
Icrlriuleno ('stt riltirltrl l.¡astarlte corrienle. Iderl¡ilicaba al trlis
'i

krs elemás hornbres, pues ninguna tradición hablaba cJ-e creaeir¡-


rrrr, rie'rn¡rci al l'erír cott el lcgt"ttt'lario ()¡rhir, <lt¡rl<lt'la llota rlt'l
i

nes rlistinta) l \lt( esl\as


l:to D¡, AMÉRrcA l.t- t'()r]t.Al\,ilt,.N't() I'RllillIV() Irl,. AMt,t{r(tA l3l
'R[.nrs'r'0Rra
rey sllrrrrrrirr rltre tripuraba'fenicios iba e'brrsca cle lr(xi :l sus rli<,lscs. I'inahncnte, se recordaba que Aristritcles rnen-
oro. La,s
naves rlel rey farnoso llegaban al ophir americano ciolra cl hccho de r¡ue unos lnercaderes cartagineses habÍan
navegando
tanto por la ruta clel cste como por la del oeste. <lcscubierto una isla en su navegación por el Atlántico, y esta
corno se ve' los argumentos no pocrían ser r-rrás infantiles. isla legenclaria era sin más trárnite identificada con la isla
sin er'bargo' esra resis gozó del privil'egio de ser acepracla Ispañola, la actual Haití.
1.
rlefenclida por nun)erosos autores de arlr.,ella época. Ls eviclente que todos esos intentos de demostrar clue fue-
[-n general, parecería con]o si el origen sernita de los ron pueblos semitas los primeros pobladores de Anrérica. se
arnerlcanos luera el que gozó cle preferencia rnayor. basaban en el hecho conocido de que entre los sernitas eran
Así, se
irató rle probar q.e f'ero.t ros cananeos quienes, ar ser des- rnuchos los pueblos que, habiendo sido {arnosos en la Anti-
pojarlos de sus rierras palestinen,ses por la invasirin hebrea, giierlad, habían luego desaparecido, corno los Cananeos, los
habríar pasaclo a .{*érica y ¡robraclo er conrinente. ()tr.s Iienicios y los Cartagineses. O los que habían perdido str incii-
ar¡tores soste.ían ser los I:e,it'itts l's prir'eros p'bladores, vi<lrralidad nacional, como los Hebreos que anclaban dispersos
hi-
pótesis ésra c¡,e au' rie'e defensores en lr¡s tierripos mocrer.os,
¡ror el rnundo. Es natural que los autores rle acluellos tiempos,
sien<l. la principal prucba (r'e en su flavor se s,,ele esgri'ir (luc nunca habían practicaclo estuclio,s de una ciencia entoltces
las gra.des rlotes cle ravega'res q.e se atritr.yen irrcxistente como la Etnología, ni conocían talnpoco el rnoder-
a este p'ebro.
\" arr' r)ara otros era. los Herner¡s, y hasta ros onrtu- no concepto de Evolución, al enfrentar el tema de la desapa-
'ris'rcls
g:t,es('t' los f,rrla<lores rle las poblacio.cs ar'erica.as. r ir:ión cle pueblos otrora famosos se pregunraran que a dónde
(].e los arg..rc't,s sirrr¡rlistas 11'e se errrpleaba, c, estas lr;rlrrían ido éstos a parar. l,a respuesta lógica y simple cle que
.
rle'l'straciones r1o era' rle í'clorc rriejor ,1,," i,r, rre'ci''acros lrrs poblaciones que antes constituyeron aquellas nac.iones, al
r' cl caso cle .{rias NIrntano, ¡lorlrá verse si rccr.,rclar'r¡s las rlt:saparecer su inclependencia política se habían funclido en
plrrebas (rue se acl'cíar cualtluiera dc las teorías l:rs rruevas nacionalidacles y, en consecuencia, ur-r pueblo de-
J)ara
nrcnciona<las' porlgar'os por caso 'oste'er
la crel r ir':rba de otro, no podía ocurrírseles; como les era extraña Ia
cartagi.és. Esta
hipótesis ftre tarnbié' tlefenrlirla por :rurores 'rig.cn r,lr':r tlc rlue los anirnales actuales pudieran ser forrnas cleriva-
célebres, e'rre
r:llos el gra'historiarlor p. \fariana,y el ro nrenos c:onc¡t;irl<r ,l,rs tle otras anteriores quc habían evolucionarlo en sentido
a,tor dt Mo7¿¿1vquía I,diana, Fray rle
-[-orrluer'arla. rlistinto. Y no podía ocurrírseles esta iclea tan sirnple porque
-f'an Co.ro
elellrentos rle prueba se .ontaban los siguientes, l<ts
Curtagr_ lr.rrtían de la suposición errónea rle que todo lo que l)ios había
'('(\ -se tlecía- enrpleabar las pi'turas para rec'rdar sus ( r(':l(lo cra inmntable.
grarrrles hechos histriric.s: k¡s ,iztecas, pueblo arnerica.o, l,rrcra de los sernitas, tarnbién los pueblos camitas fueron
rar'-
lrien usaban pictr-rgraf ías cn lugar de escrittrra. L,os o*rtagt- ll.rrrr:rrlos a contribucir'rn para explicar el poblarniento primiti-
?/¿rr'\ sustaban rle los granrlcs suntuosr¡s
palacios y rerrrplos: cn Anrérica,
edificios, corrr' ser ',, rl('Arnérica. Y de entre cste grupo <le pueblos son los
' tanto en el perír corrro elr t 1,,t ltr irt.s kts que ,se en(uentl'an en prinrer lugar. Es interesan-
\léxicr¡, exisrían tarlrbién grandes y opulc.tas corstrucci.nes ri ,nl)riryar que esta tesis ha sido hasta lrar.e poco defendida por
rle ¡ricrlra ile ¡.,are.itla írrcl.le. L,o,s curtagi,eses practicaban "Heliolítica" o de
sacrifit'ir¡ hunrano a su <lios llaal; los alncricallos, especialnren_
el ',,,., 'nr)([cr"na escuela ctnolrigica, la llarnarla
\l.rrrr lrcsrcr. il (uyo freltte se hallaba el cr¡nocir1tr arqueólogo
te los Azteca,s, sacrificabar igr.rah.cnte nurnerosos seres hurna- ¡.r.1,'., l'lIior Srnirh. F-s ciertcl (lr.rc no soll pocas las semejanzas
l:l: t,Rt.trrrst()Rrl Dl,: AMTiRIcA
EI- POBLAMIENTO PRII{ITIVO DE EI,rÉNrCE
13:J
cxr,sLctrres cl)rrc las altas culturas de Arnérica y Ia de Egipro, por
lo rlue rlescle antigllo han llarnado la atención o. los últimos vestigios aún remanente,s de aquellas tierras.
Nues-
Atlem:is cle las hipótesis mencionaclas, en los tiernpos he_
tro auror llega hasta a fijar ra fecha en que la Atlánticra se
roicos cle 'esta clase cle estuclios se forrn.laron ,r.t,chas otras había hundiclo, lo cuar habría ac.ntecido r.300 años antes
cre
que tendían a explicar la realidad del poblanrier-rro americano. crisro. El poblamiento de América se habría prociucido a rra-
vés de ese puente terrestre, deslizándose las g.r-rr., que
se habló enronces de un orige' españor de los indios; cle una pobla-
ascendencia germana; de que los primeros pobladores habían
ban la Atlántida hacia er oeste antes der hun¿rrniento. F,s así
colno poco a poco se habría poblado er contine're americanc¡'.
sido arios, siendo de notar que entre los iostenedores de la
últinla tesis se enc.enrra Vicenre Fidel López, el hisroriador Como se ve, la pluralidacl y la cliversiclacl cle ideas y parece_
res son los rasgos que prevarecen en los prir.eros intentos
argentino ". Y hasta se mercionó un origen rnongol, asiático de
y africano. explicar, con los elernenros disponibles, ei poblamienro primi-
Interesartes son tar.bién las hipótesis basaclas en el s*-
tivo de América.
puesto cle antiguos continentes tlesapareciclos, que habrían
esta(lo en el Atlántico, en el pacífico o en el Antártico. Res-
pecto cle esta írltirna tesis rnencionernos la teoría del antropri- 2. Ameghino
logo portug.és N,Iencles Correa, q.ie' supo'e que el p.rúlr_
rniento ¡rrimitivo de Anrérica se hizo a través de rrn continenre
La producció' cle reorías destina,cras a expricar el hecho
antártit.o, en parte clesaparecido, ell parte nrorlificaclcl u" pero
rlcl poblamiento primitivo de América, o, lo qire es lo mismo,
la hipritesis principal clenrro de este grrpo es sin rl'cla la t¡ue cl nrigen de los i'dios americanos, siguió con er mismo ritmo
va referida a la legendaria Atl:inrida cle Ia cr.ral nos habla pla-
cn los tiernpos posteriores, y aun puecle decirse que perclura
hasta el día de hoy. Ni sicf iera en ra Actuariclad ,e hu .,rr-rr.-
tón. Esta reoría fue defendida por r.rn rliplourático iraliano.
grritlo unificar pareceres sobre problema tan irnportante.
J. R. Carli, y un abate francés, Brasseur rle Bour.l¡ourg. Fre_ N{as, pese a la evidente disparidacr en que se mueven
tensas pruebas cle esta antigua relación son torla una serie tle todas
('s..s teorías, en uno de sus aspectos son todas
datos hisrriricos, etrrográficos y lingüísticos r¡ue eviclenr.iarian de índole simi-
estrec.ha serncjanza enrre las crrlIuras anrericanas y las del Viejo
lur': e' c¡ue todas se basan en er supuesto de que nuestro doble
<r¡rtinenre ha sido poblado partiendo del Viejo N{u'clo. La
NIunclo. claro está que todas esas conrpara<'it)nes no pr.re<len
srr¡rrsición se justificaba enronces corno se justifica hoy. pues
negar su base alralnente strbjetiva'.
l:r tradición ha localizaclo siempre en Asia el origen clei Hom-
[,.rre las explicaciorcs pcrterreciertes a esrc rirri'lo rip'. lrr t', I la moderna investigación científica no ha
r''ale la ¡-rcna de recortlar la <1uc diera sairrrientr¡ rle ()allbra. poclido hacer
()rr':r cosa clue apoyar con datos científicos
tonr;citlo navegante español del sigkl xv¡, y trn0 tle lOs nrás la alta probabili-
,l;rrl <lc ircl'ella tesis. Hoy, todo señala cle nuevo e'el sentido
l'erirlicos cronistas clc Intlias. F,n la seguncla parrc (le srr r.alir.¡-
rlt' r¡rrc. cfectivamente, la cuna cle la Humanidad ha estado
sa "Hisroria Írrrlic:a", tl rre escribiera er) r,r72. expresa eslc auror.
.rr t'l rrlryor rle los continentes, en Asia.
t¡ue Ia .{rlánticla rle Plar<)n rrrás t1 tre rrna isla era ul) puelrre
l'.r¡ l.s riltirnos tiernpos ha' surgido empero algunos auto-
tcrrestrc t¡ uc trrría L,sparia 1'el Estrechr; rle (iibraltar rorr .\r¡lc.
rr', (lrr(' ¡rcrrsabarr <lc r'ancra rlistinta. scln, sin duda, las clifi-
llca. [-ste puer]re se hablía llcrrulrbaclt;. \ las Anrillas seríarr
r r¡lt rrl.s t¡rrc sc
r)r-csc'til' pirra harer venir rlel Vieio N{un-
I34 PREHISTORIA DE AMÉRICA
EL poBLAMIENTo pRrMITrvo DE ¡lrÉnrc¿ 135
do a los primitivos pobladores del Nuevo, lo que indujo a
de este continente: el gran paleontólogo argentino Florentino
aquéllos a buscar por otro camino e invertir los términos del
Ameghino.
problema. Y en el fondo de las discusiones que luego se enta-
Este hombre de ciencia, cuya vida modesra y ejemplar es
blaron se halla inmanente el razonamiento siguiente: Si hay
modelo de tenacidad y de honradez, fue, como Sarmiento, .,sólo"
dificultades, geográficas o de otra índole, para admitir un po-
maestro de escuela. Y aunque fueran varias las especialidades
blamiento desde el Viejo Nfundo, ¿por qué no suponer que
que cultivó, en todas se había formado solo, era autodidacto.
el Hombre y sus culturas se hayan engendrado en América y
Veamos algunos datos de la vida de este sabio. Considera-
descle ahí difundídose por el resto del globo? Porque es bien
rnos conveniente su conocimiento a fin de podernos explicar al-
sabido que no poseemos acta de nacimiento de la Humanidad.
gunas características cle su doctrina antropogénica. Ameghino
En realidad, no es mucho lo que se gana localizando el
había nacido en 1854 de familia humilde. pasó su niñez en
advenimiento del Hombre en América. Pues si hay inconve-
N'Iercecles, provincia de Buenos Aires, donde aprendió las pri-
nientes que impidan explicar satisfactoriamente el poblarniento
rrleras letras. Frecuentó luego la Escuela Normal de precepto-
de este continente desde el Viejo N{undo, los misrnos o pare-
res de Buenos Aires, cursanclo estudios que sólo duraron un
cidos se han de presentar al pretender explicar el poblamien-
año. Inmediatamente después comenzó a actuar como mae.stro,
to del Viejo, o la difusión de culturas, desde el Nuevo Mundo.
y luego como director de escuela, en la propia ciudad de Nfer-
Que las distancias y las dificultades habrán de ser las mismas cccles donde había vivido.
yendo de aquí para allá clue cle allá para aquí.
Ya en edad rnuy temprana se le había despertado su gran
NIas dejando de lado esto,s razonamientos, lo cierto es que
vocación para el estudio de la historia de la Tierra y de sus
ya en la segunda mitad del siglo anterior, un autor francés
y americanista entusiasta que hemos ya mencionado, Brasseur ¡rrctéritos habitantes. La lectura de las obras del geólogo Lyell
y' rlel naturalista I)arwin, los dos grandes impulsores del trans-
de Bourbourg, sostuvo la posibilidad de que la cultura egip-
fr¡r'r'ismo moderno y del principio de la Evolución, fueron
cia fuera una simple derivación de las culturas centroamerica- (l('tcrrrlinantes para el futuro paleontólogo. y a consecuencia
nas. La sugestión no cayó en el vacío. Y un escritor america-
rlc cllas comenzó a recolectar fósiles en las márgenes del vecino
ncl de nuestros días, ampliamente conocido en nuestros medios,
r í<¡ de Luján, que estaban marerialmenre plagades de ellos.
Máximo Soto HaIl, publicó hace unos años un pequeño ma-
l)c esta manera, con la observación de sus propios hallazgos,
nual, en el que expresaba la. opinión de que los antiguos cl cntusiasmo que los mismos despertaban y los conocimien-
Egipcios no eran sino Maya.r, esto es, aborígenes centroame- t()s que adquiría en numerosas lecturas que practicaba en las
ticanos, que en una época muy antigua se habían trasladado
lrr'as que sus ocupaciones escolares le dejaban libres, se fue
a la región del Nilo y establecido allí el Imperio de los Fa- l{)rnlando una serie de teorías que, como es natural, no siem-
raones. El mismo nombre del venerable río sería de etimo-
logía americana ". ¡rr<' ¡roclían estar lo suficientemente bien fundamentadas. Una
.st:¡rlía de tres aíros en París le resultó muy provechosa, pues
Pero el autor principal representante de esta tendencia,
que ya no se limitaba a admitir migraciones de hombres y cul- ¡'rrrlo rclacionarse con algunos grandes hombres y alternar con
,ll,,s l)c modo que al regresar al país en 1881, cuando conta-
turas de América hacia el Viejo N'lundo, sino que partía de la l'.t ','.7 airos de edad, ya tenía completado el sistema de sus
base de que el Hombre había surgido en América, fue un hijo
|||nn( r()síts cloctrinas V teorías.
El, I'OIILAMII,lN'lO I'RIXll'ltVO Dh 137
l:J(i lR[,HrsloRrA Dra A]\{ERrcA ^Ntl..Rlc^
de sr-r vida se daba como "profano", o poco menos, en Antro-
Lus trabajos que en vida publicara Ameghino son nume- pología'0. No obstante, corno autor principal de la hipótesis
rosos. y versan sobre los más diversos terras de Geología, An- de la autoctonía del Hombre arnericano, ,será conveniente de-
tro¡rología, Arqueología y Paleontología. En esta misma am- tenernos algo en el examen de sus teorías.
plitud rle su radio de actuación, y aun más en el contenido de De manera general, ias ideas de Aureghino sobre antropo-
fodos estos trabajos, es posible vel su formación deficiente, génesis son bien conocidas. EI eje de todo el sistema es la tesis
la carerrcia de una cultura general básica y sistemática. Y es esa de que el Hornbre se originó en Arnérica. Nuestro autor es
elcficiente for"nración" resultado de sus afanes autodidácticos, est.rictamente monogenista y admite un solo origen para la
lo n¡ue a menudo le impidió sujetarse al necesario rigor que Humanidad toda. É,sta habría surgiclo en un solo lugar, en
el método aprendido aconseja. De ahí que no retrocediera un solo momento y de un solo precursor. El lugar sería la
frente a las teorías más auclaces y revolucionarias. par[e austral de Sudamérica; el rnomento, rnediados de la Era
Por otra parte, no se debe olvidar que el rnedio no le fue 'f'erciaria; el precursor, una forma anirnal de pequeño tarna-
siernpre propicio. Actuando en un pais joven, quc todavía rio que Ameghino denominara Homunculus patagonicus.
rarecía de tradición científica, tan imporlante para valorar los Para aclarar sus propias ideas y pocler sostenerlas mejor,
csfuerzos que se hacen en este ,sentido, y teniendo como írnico Anieghino elaboró su sistema. Las Iíneas capitales del nlisrno
irleal el de buscar la verdacl por los carninos cle la Ciencia, ya se manifiestan en época [ernprana, en sus trabajos juveni-
slr ingente lucha fue clesigual, y a veces dramática, como Ir:s, aunque entonces sclbre base rneramente especulativa. Pero
r.uando tuvo que poner un pequerio negocio cle librería para
¡rosteriorrrente, los hallazgos que se iban realizanclo le fueron
poder sustentarse. T'uvo tarnbién la clesventaja cie no haber
¡rro¡rorcionando el material con el cual respaldar las prerni-
conocido precursores en el campo de sus estudios, pues cuando sas a priori concebidas. F,s así corno en un trabajo publicado
él empezó a ocuparse dc las forrnaciones parnpeanas y su con- t'n francés, y en 1906, ya tiene fijado definitivarnerlte el sis-
tenido, éstos tenían el carácter de libro cerrado, ya que nadie Iclll? rr,
se trabía preocupado de ellos.
Sin entrar en detalles se puede clecir <¡ue las ideas y teorías
t s tenienclo en cu€nta todos estos antecedentes que se debe .rrrtropogénicas de Ameghino no han siclo nunca compartidas,
jrrzgar la obra de Arneghino.
l)()r un número apreciable rle especialistas. Y esto no sólo por-
Pese a que Ameghino trabajó en distintas especialidades ,¡rrt'ellas estaban ell pugna cotr torlo lo hasta entonces Cono-
no se le puede ni debe considerar corno geólogo, ni arqueó- , r(l(), sino también porque adolecían de deficiencias ,serias.
logo. ni antropólogo. La rama que él prefirié, la que cultiva- l'rir una parte, es eviclente en él la tenderlcia a acordar una
ra rnás intensamente y la que le diera renombre, es Ia Paleon- .rrrrrqiit'<lad rtrayor que la generahnente colrcedicla a las for-
tolcrgía animal, es clecir, la Zoología cle las especies desapareci- !,r.r( r()ncs geológicas en que se habían procluciclo los descubri-
das. Es ahí donde sobresalió, especialmente en el conocimien- rrrr tr(()s: J)ara é1, la serie ¡rampeana era en su mayor parte
fo de los mamíferos fósiles, sienclo en ello autoridad de renom- r, r, r.u irr. [.uego, despreciaba en alto graclo los procedirnientos
t¡re rnundial y valor cluradero cuando murió, en l9ll. En t,,r ,.ru¿:r<l<)s por la Antropología. Nuestro paleontólogo esta-
rambio, sus ideas y trabajos sobre temas antropológicos care- l, r r,¡rrrt'rr<:irlo cle que atcnerse a lo que él llarnara "las minu-
cen cle la natural madurez del especializado, que, por otra , , , ,lr I rrrtlt<lrl<l antropológico" era percler tiernpo'".
parte, é1 mismo desdeñaba ser. Todavía en los úitimos años
138 PREI{IsroRIA DE AMÉRIcA EL poBLAMIENTo pRrMITrvo DE el,rÉnrce 139

En definitiva, el sistema elaborado por Arneghino es el cido que algunas particularidades Ie daban todo el aspecto de
siguiente: Partienclo de unos Pretensos Horninídeos primiti- un fémur de felino, y la mayoría de especialistas que intervi-
vos, descendientes de los mencionados homunculídeos y Pre- no en la discusión que se planteó coincidió en atribuir el
cursores por igual de los monos antroPonorfos y del Hornbre, resto a un mamífero carnicero. Recientemente, un paleontó-
la rama cuyo eslabón final es la Humanidad actual estaría logo del N{useo Argentino de Historia Natural, el profesor
compuesta por una serie de antecesores ya desaparecidos, que Alejandro Bordas, lo ha determinado colno perteneciente a un
el autor bautizó con el nombre de "Prothomos". La sucesión individuo de la familia de los Procyonidae ". En cuanto al
cle esos alttecesores, con el valor de gé¡eros cacla uno cle ellos, atlas, coincide tarnbién en considerarlo como completarnente
seria: Tetraprothomo, Triprothomo, f)iprothorno y Protho- humano, si bien al parecer está dotado de ciertas anomalías
mo. El Homo heiclelbergensis, que Ameghino conoce por Pseud- de índole patológica.
homcr, sería ttna rama lateral del primero, y el Pitecántropo luna Del segundo eslabón de la hipotética cadena filogénica
rarna lateral del scgundo. Al Írltimo cle aquellos antecesores arrreghiniana, el pretendido género Triprothomo, rro disponía
habria sucedido eI género Horno, al que Perterlecelnos nosotros. su autor de resto alguno con que respaldarlo. Se trata, pues,
Arncghino establecc rrna especie <lc Telraltrol ltorrto nrgett li' de una construcción que ha permanecido sobre base pura-
rzns, sobre unos restos hallados en Monte Herrno.so,localidacl de rncnte hipotética, por lo que no es necesario detenerse ma-
la costa marítima cle la provincia cle lluenos Aires. Esos restos yoril]ente en ella.
consisten en sólo ult trozo de férrlur fósil y ttn atlas, o sea, la En cambio, el representante del eslabón tercero, el llama-
prirnera vértebra cervical. Atnbas piezas ftteron hallaclas sePaIa- .tlo I)iprothomo platensis, fue una especie que Ameghino es-
clarnente por distintas personas y en distinta ocasión, merlianclo r:rlrleció sobre la base de una bóveda craneana extraída en
varios años entre una y otra extraccitin. N9 consta, por lo tanto, 181)(i de Ia ribera del río de la Plata, cuando los trabajos del
que las clos pertenezcan a un tnismo inclividuo, ni siquie1^a que llrl('r'ro tle Buenos Aires. La pieza había ya pasado Por varias
sean cle una misrna edad. Sólo clel trozo tle fémur se sabe con rt,rr()s cuando fue a parar al Museo Nacional, donde Ame-
certeza que proccde de terrenos Pertenecientes al piso Hermo- ¡,lrrrro ¡xrclo estudiarla unos tres airos después de su hallazgo.
sense, que genera|nente ,se coloca a fines cle la Era Terciaria. \ < s sol¡rc este solo resto, cuyas condiciones cle hallazgo tam-
No obstante, Ameghino atribuía al conjtrnto una eclad tercia- l,{ }r ) s(' ¡rtrcden precisar, que nuestro paleontólogo construyó
(

ria media. 'r rn('v:r cspecie. Como no era menos de esperar, también esa
Es natural que una construcción hecha con tan escasos ele- , ¡ ,r,.,r r u< r i<in fue duramente combatida, acusándose a Ameghi-
illenros y tan rnal datados no pudiera hallar la aprobación de r¡i! r nrt(' ()tras cosas, de haber colocado la pieza en posición
los especialistas. Sobre todo cuanclo ella aparecía en Pugna con- ¡ rt'r\',,.rrl:r al rcproducirla al solo efecto de dar la impresión
tra toda una serie de conocimientos que Por la época ya esta- ,i, ,,,,.r r,r.rrr urrti¡;i.ieclar1. Por lo demás, es consenso Poco menos
ban firmemenre establecidos. De ahí que el Tetraprothomo ,!,,, ¡,r rr.r.rl <¡rrc la pieza osteológica del puerto de Ruenos
fuera mirado no sólo con toda clase de reservas, si¡o co¡ ma- \ ¡r, r '. un rcsto lruln¿rno completamente normal, pudienrlo ser
nifiesta hostilidad. Y con toda razón, Pues ni siquiera comPro' .¡,,1','i,l,r .r r rr;rlr¡tricr ilrdio moderno.
baba tratarse de restos de primates. Respecto del fémur, por | , ¡ ¡ lr r ¡ n.r lt) l;rs crcaciottes atncghinianas de precursores,
<

ejemplo, ya el rnismo Ameghino había honraclarnente recono . ! ,r¡¡¡¡¡ 'lr.rr, .nll('(('li()l'tlt:l Ilrtnlbrc o Protholno, tuvo su basg
140 PREHrsroRrA DE AMÉRrcA u[. poBLAMIT:NTo pRlN,nrlvo nr e-rrÉRt<;.c l1l
material en un cráneo humano hallado accidentalrnente en Por otra parte, no resnlta fácil aclrnitir la llranera en que,
1888 cerca del arroyo La 7-igra, al sur de NIiramar. Fue su segrin Arneghino, el Hornbre se habría extendido por el mun-
descubridor un empleado subalterno del Museo de La Plata, do partiendo cle Sudamérica. Strponía nllesrro auror que los
ignorándose toda otra circunstancia de hallazgo. También en primeros hombres invadieron Norteamérica junto con los ani-
este caso Ameghino atribuyó a la pieza edad terciaria, nriett- males sudameric:anos. Aconteció esto tal) pronro como se pro-
tras qlre Lehmann-Nitsche, que también Ia estudió, la daba dujo la trnión del continente norte con el continente sur, que
como de la edad cuaternaria. Si se considera que el cráneo os- antes estaban separados, mediante el levantamiento del Istmo
tenta deformación artificial y posee un mentón muy desarro- de Panarná. Desde Norteamérica, una ranra humana migró
ilado, se habrá de convenir en que no les falta razón a la rna- hacia el norte y oeste, lleganrlo a Asia por el Estrecho de Be-
yoría de especialistas que lo consideran completamente mo- ring, donde constituyóla raza mongol o arnarilla. La otra rama
derno. habría tomaclo rumbo al nordeste y oriente, y, pasando por el
Según Ameghino, otros tres cráneos hallados en Necochea puente c¡ue hacia el final del Plioceno y principios del Pleis-
en distintas oportunidades tendrían la misma antigüedad y toceno unía Canadá con Europa, llegó al continente europeo.
pertenecerían a la misma especie. Se encontraban a muy Poca Ahí, rnientra,s una parte evolucionaba "por el carnino de la
profundidad, y los especialistas están de acuerdo en que la bestializaciór" y llegaba a constituirse en eI Hont,o het,delt¡er-
serie no posee ninguna notable particularidad. gensis, cuya carrera, segÍrn aclara Arneghino, habría termina-
Resumiendo, es imposible hoy día aceptar, desde el punto <lr¡ en "los abrigos cle Krapina", la otra, "evolucionanclo en la
de vista científico, la gradación hipotética de antecesores del vía <le la htrrnanización", se habría ido transforman<lti poco a
Hombre elaborada por Ameghino. Ninguna de las pruebas f
)()(:o cn la raza blanca tn.
aducidas en su favor es convincente. Además, un origen del I',sta seria, en esencia, la doctrina anreghiniana rlel origerr
Hombre en América es poco menos que imposible, en razón rlcl Ilornbre en Arnérica, y de su posterior difusión por los
de que faltan en este continente los elementos faunísticos, fó- ,lcrrlis continentes.
siles o vivientes que se consideran indispensables a la homina-
cién. No se conoce en Sudamérica ninguna especie de mono
antropomorfo, de eso,s monos de forma humana que carecen !'¡. Lu IIipótesis del Origen A.siittico. Hrdlicka
de cola y tienen la misma fónnula dentaria que el Hombre-
tls cierto que cle Norteamérica se conocen algunos animales 'n;r r('sis <liarnetralmente opuesta a la de Ameghino sobre el
I

fósiles de este tipo; mas ellos desaparecieron a comienzos de | n :rrrrt'r'i<'ano del Hornbre y poblarniento clel N,lundo Viejo
'! ll'(

la Era Terciaria. En cuanto a los restos que Ameghino utilizó ,l, .,lr r'l Nrrcvo i\fundo, es la clue rlefiencle un grupo c,le autores
para construir sus famosos antecesores, ya se ha visto que, coll 1,,,r :r( tuat' cn su rrrayoría en los Estados LInid0s ha reci-
la sola excepción del fémur de Miramar, son todos humanos , l rrourlrl'c <lc "F,scrrela Norteamericatra". [,os autr_¡res a
y modernos. En consecuencia, se puecle dejar bien estableci- ,r¡'. |( l( r rrrros a<¡rrí s()n cn su r:asi totalidad rnodernos. 1
do que por lo que hoy sabemos América carece de toda base l'rr ',{ ilt,iltl( rrllis < (}rrslticrro y, <arar tet"iZatlo eS e] antrC,-
paleontológica para que en ella pucliera producirse el arlve- .,, .' 'r r( ,un('l r( lulo ,'\lt's Hr<llicka. f allecirlo hace algrrrror
nimiento del Hombre.
I42 PREHISToRIA DE AMÉRICA EL poBLAMTENTo pRrMlrlvo D_L, ¡rrÉnrc¡ l4g
Hrdlicka ha sido también el autor que más empeñosamen- 1589, manifiesta el P. Acosta su idea de que "el linaje de los
te se opuso a las especulaciones antropogénicas de Ameghino. hombres" había llegaclo a poblar América al extendersc por
Para documentarse bien y poder hablar con verdadero cono- gravitación natural descle las orras rierras cercallas. El pobla-
cimiento de causa, el aulor mencionado hizo un viaje a Ia Ar- rniento no se habría entonces realizado de rnanera intencional,
gentina en compañía de un geólogo de mérito, Willis. Quería ni se habría hecho, como expresa el p. Acosta, "armacla de
estudiar de cerca no sólo los restos más o menos fósiles sobre propósito" para lograr ese fin. 'Iampoco sería el producto cle
los que Ameghino basara sus pretensos antecesores del Hom- hechos fortuitos, como por ejemplo, "algirn grande naufragio",
bre, sino también los yacimientos en que fueron hallados, y si bien cree el a*tor que accider.rtes cle esa índole pueclen haber
las circunstancias de hallazgo de cada uno. Y sucedió que en contribuido al aumento de la población. Sino que el pobla-
todos los casos el fallo que Hrdlicka emitió después de una miento debe considerarse como algo natural, acaecidcl en razón
intensa labor de crítica y examen fue decididamente adverso rle "continuarse las tierras de Indias con esotras del rnundo".
a las pretensiones ameghinianas. Por írltirno, el P. Acosta es cle opinión que a las rierras ame-
La tesis propia de Hrdlicka y demás autores que podernos licanas "no ha muchos millares de airos clue las habitan hom-
incluir en su escuela, se mantienen dentro de los puntos de bres, y que los primeros q.e entraron a ellas rniis eran salvajes
vista tradicionales respecto de que la cuna de la Humanidad y cazarlores, que gente de rephblica y pulida" ". Corno se ve,
ha estado en el Viejo Mundo. Y que es viniendo de Asia como cs palmaria la general coincidencia entre los puntos de vista
en varias oportunidades, aunque siernpre en época relativa- rlcl antiguo autor español y los clue posteriorlnente (lefen-
mente reciente, grupos de hombres dotados de una sencilla rlicra la e,scuela ile Hrdlicka.
cultura de cazadores y recolectores pasaron el Estrecho de Be- La cloctrina slrsrentacla por los parriclarios de esta hip<i-
ring y se clifundieron por el continente americano. La región t.sis puecle reducirse en lo esencial a los cuatro postulados
de origen de esos primitivos pobladores no es sino la que se sigrricntes: l) el Hombre americallo, pese a las pe<1ueñas dife-
halla más cerca de la puerta de entracla, esto es, el este y norte r, rrci¿rs cle detalle quc ptredan existir cntre los distintos grupos,
asiáticos. En consecuencia, en el poblamiento primitivo de , r:rr:ialrnente uniforrne; 2) los primitivos pobladores de Arné-
'
América no se debe ver la consciente intención de querer , r,:r ¡rroceclían en su totalidacl de Asia; 3) la cntracla de esos

poblar un continente nuevo, sino una simple difusión por te- ¡'r rrrritivos pobla<lores al <loble continente se efectuó por la
rritorio americano de aquellos grupos hunranos clue Ie eran ',r,l.r r rrtz clel Estrecho cle Bering; 4) al llegar esos asiáricos a
vecinos. \rrrrlr i<:r eran portaclores cle sólo una cult'ra cle ti¡ro i'ferior,
Si bien, corno se ha rlicho, la rnayoría de autores que defien- l, rl'rrirrrlose producido el ulterior clesarrollo y la subsiguiente
den este grupo de ideas pertenecen a nuestro tiempo, no se ,lri, rsif it;ación cultural en este rnisrno continente.
podría decir que la hipótesis fuera nueva. Hasta podría dis- Irr rcirlidad, la idea de un poblarniento de América desde
cutírsele a Hrcllicka la paternidad, que generahnente le es \ r,' ¡¡¡) licl)e nada de moderna, ya que fuera de en el p. Acosta,
atribuirla. Pues, ya en el siglo xvl, Lrn esparlol ilustre, el P. José ,ll, ,rl),rt('(c cn nunterosos otros autores antiguos. Al principio
de Acosta, había expre,sado integralnrente los mismos pensa- i, r r r ,,r'r írr csa la explicación rnás lógica y sencilla, ya que no
rnient<-rs. Err su valiosísirna obra intitulada Historiu natu,ral y
. ,.i,, ' rrrlos(' cnionces la con{,iguración exacta del extremo
moraL de las Indias, cuya prirnera edición latina se publicó en ,,',',,',r, ,lt.Arnéric.a, por no haber siclo arln explorada, cabía
1.1.1 pRr,rHrsloRrA lru AMÉRrcA EL poBLAMTENTo pRrMrrrvo DE euÉnrce 145
suponer que por ese lado nuestro colltinente tuviese alguna xvut, el marino español Antonio de ljlloa, pudiera plasmar la
-"visto
conexión con Asia. Hay, además, algunos otros hechos de índo- frase, desde entonces tan celebrada, de que .rtr irrdio d"
le antropológica que seiralan claramente hacia Asia como lugar cualquier región, se puede decir que se han vi,sto todos,' 'u. Sin
de origen de al meno,s parte de la población americana, de duda que no habrá sido esre el único viajero de nora que haya
manera qlle es esta la explicación que primeramente se impo- dejado escapar alguna frase parecida.
ne. Sin embargo, el prirner auror que habló en serio de un Pero el asunro cobra otro cariz cuando se profund iza el,
origen asiático exclusivo y ofreció alguna prueba en favor de estudio de la población indígena americana. pues éntonces salen
la tesis, fue el célebre viajero alemán Alejandro von Humboldt, a relucir algunas cualidades de la misma, que más que sínLomas
que ya pertenece a la primera mitad del siglo xlx. Es cierto de la referida uniformidad ,son expresió. clara de una diver-
que desde entonces han sido muchos los antropólogos, entre sidad muy honda, ya que se trata de caracteres antropológicos
ellos el francés de Quatrefages, que de manera general han que se refieren a la arquirecrura misma de los individuos. y
estado de acuerdo con esta tesis. Pese a todo, se tiene que el mismo Ulloa tuvo clara conciencia de ello.
llegar hasta la época actual para ver fundamentada con argu- Para darse cuenta cabal de esta situación nueva, basta con
mentos de tipo científico la hipétesis del origen asiático de considerar la estatura media de distintas agrupaciones étnicas
la primitiva población americana" Y esta es, precisamenre, la americanas. Pues entonces se ve que junto a los Tehuelches o
labor que ha cumplido la rnoderna escuela de Hrdlicka. Patagones, que ostentan una talla media superior a los lg0 crn.,
La premisa primera cle las cuatro enunciadas, la de la uni- y constituyen por ello una de las poblaciones m¿is akas de la
dad racial de todos los pueblos americanos, es la fundarnental Tierra, son varios los pueblos del interior de Venezuela y co-
dentro del conjunto. Y es ella tan necesaria a la argumentación lombia cuya altura de cuerpo apenas si sobrepasa los lb0 crn.
producida, que si se la descartara ya sería tlificil seguir mante- Y no es necesario recalcar que una diferencia de B0 cm. en la
nienrlo los demás puntos del programa. Es por esto que nues- talla media de grupos étnicos de un mismo continente requiere
tros autores, no sólo se aferran con desesperación a la iclea de la rrna explicación.
homogeneiclad, sino que también han creado, de rnanera un El mismo resultado se tiene cuando uno se fija en la forma
poco artificial si se quiere, el concept-o del Arnerican Homoty- <le la cabeza, tanto si ella se considera en el plano vertical
pe, o sea, de rtn peculiar tipo de hombre americano. (onro en el horizontal. El índice cefálico horizonral, por ejem-
Este supuesto de la unidad racial se basa, sobre todo, en el ¡rlo, que es el que nos da la forma del cráneo visto desáe arriba.
hecho indiscutible rle que todos los aborígenes de América tiene entre cicrtos centrálidos, que constituyen el fondo de p'-
comparten una serie de caracteres fisicr)s que les son comunes. blación centroamericana, un valor rneclio que va de g6,g a
Ya los primeros observa<lores se habían claclo cuenta de <¡tre ll{),ir; y baja entre Láguidos clel Brasil a 66 y 78. y en cuanro
la mayoría <ie los indir¡s tienen el mismo color y r:aliclad de ca- :r l¿r altura media de la cabeza, la variación es igualmente gran-
bello. la rnisnra coloracirin y parecida conlorrnacir'rn rle ojos, e rlc e'tre los distintos grupos. En estas circunstancias, hablar de
irlénLico ccllr¡r dc los LegurnenLos cll gerreral. \'estos sr-rri. prec-i- lr'rnogeneidad racial parece cuando menos aventtrrado.
sarnerlte los cara<.teres fisicos rnás rnanificstos, y pol lo rantr¡ lis cierto q'e tarrrpoco tr¡clos los brancos ni todos los negr.s
at¡ uellos quc ¡rrirncranrentc ric irnlr()lrell a los, ojos riel obscrva- sr¡'<le una misma estatura y de rr'a misnra cnnf.ormacién rra-
rlr¡r. l)e ahí <¡Lre n() prrerla exrrañal'r.l rlc'r,rn viaicrti dcl sigler u('in)a, ), sin erntrargcl, se con,sidera que integran sendas gran"
r{6 PREHISTORI.A DI] AMÉRICA EL POBLAMIENTO PRIMITIVO DE AMÉRICA t47

¡les l.azas. Lr¡ rnisrnn sucecle con los amarillos. Y hasta se ¡rodría o de Tierra del Fuego; la alta talla de los Tehuelches y de los
rliscutir si el polimorfisrno de esas razas es mayor o menor que Pieles Rojas norteanlericanos, son todos caracteres físicos que
cl cle los anlcricallos. Nada <lbsta, Pues' Para que cn principio no se hallan entre chinos y japoneses, y que por ser distintos a
se ronsiclere tarnbién que todos los americanos constituyen una Ios de aquellos pueblos asiáticos, tienen forzosamente que ser
"raza'
gran raza. Sólo que se debiera tener Presente que esa de distinto origen.
arneri.u,]u es de origen netamente metamórfico' Claro que tam- No se puede negar, en cambio, y nadie lo niega tampoco,
poco esta cualiclad es exclusiva de los americanos' que entre los mongoloides asiáticos y los americanos existen
La situación americana es bastante parecida a la del Viejo grandes coincidencias antropológicas. Y no se puede discutir
l\l undo, es cierto" Pues así como la taza blanca, o la negra
o la tampoco que si el Hombre no se originó en América, han de
amarilla se subdividen en entidades raciales menores, así tam- haber llegado aquí grandes contingentes de pobladores de aquel
bién la. americana se descompone en una serie de tipos racia- continente. Pues, fuera de las razones ya apuntadas, que per-
les. Los especialistas no están aún de acuerclo respecto del tenecen a la esfera de la Antropología somática, hay otras mu-
nllmero de tipos raciales que en su conjunto comPonen la gran chas de índole cultural y lingüística, y también geográficas"
y
raza americana. Nosotros admitimos seis Para Norteamérica que señalan en aquel sentido.
ntros seis para la América del Sur, en total doce' sin contar Y a propósito de estas írltimas razones, las de índole geográ-
a los Esqu-imales. l\Iás adelante tendremos ocasión de ver este fica, llegamos al tercer punto, el que postula la entrada de los
asunto con tnayor detención. primitivos pobladores por el Estrecho de Bering y en época
Respecto del punto segundo, de que el hombre arnericano reciente. Por lo tanto, Hrdlicka no admite una población de
pro.edé del Asia, so' muchos los rasgos e indicios que señalan, nrrestro continente que sea más o menos coetánea con la del
efectivamente. en ese sentido' Los caracteres ya mencionados' Viejo trf undo, que es de edad pleistocena, ni tampoco otra vía
(lc penetración que no sea la de más fácil acceso desde Asia.
la forma y color del cabello, se cuen[an entre ellos. Lo mismo
sucede con el color de la piel. Y la situación es parecida
en lo Sirro que ubica el poblamiento en época no anterior al Neolí-
que respecta a la con{ormación de ojos' Las semejanzas pueden tito, concediéndole a lo surno una antigüedad de 8 o 10.000
también encontrarse eu el terreno de la cultura, y, segirn el .r¡rr¡s. Fundamenta el autor norteamericano este plrnto de vista
italiano Trombetti, hasta en el lingüístico "' ,,rrr la carencia de descubrimientos de restos antropológicos
Para señalar de manera drástica estas analogías' se ha dicho 'lrr(^ con seguridad puedan ser atribuidos al período Pleistoceno.
que si se trasplantara un americano a ciertos países de Asia \ csto es dable objetar que así como es un hecho indiscu-
y ," 1" vistiera como los nat'urales del país, no seria posible trlrlt' <¡rre la fauna pleistocena de nuestro continente inmigró
,l<' ,\si:r, no hay razón ninguna para aclmitir que América se
áistinguirlo con ninguno cle los medios de identificación de
lr.r1;r visto ¡rrivarla de población humana durante todo el Pleis-
que dispone el observador cientifico'
Pese a esta aseveración tan rotunda, es de todo punto
evi- rr)r('no, l'ol lo tanto, se debería admitir a priori la posibilidad,
rlente que el inclio americano Posee rasgos físicos que en vano rr,lr lr,r r tutn<l<¡ n)cnos, rle que [o que hicieron los animales no
.I-éngase
La l¡.r ,lr' lr;rl¡r'r lt' t.'starlr¡ r,'c<larlo al Hombre. presente qlle
se buscarían entre los pueblos asiáticos más caracterizaclos.
de. ntuch.s , I l'.,rr< r lrr¡ tlr' llt:rirrg no ha cxisticlo siernpre, pues durante el
prominente .le nüestros indios, especialmente
'ariz
de Norteamérica: Ia extrema. cl0licocefalia de muchos clel
Brasil l'1, r,,rrr¡ r'rrr¡ lr¡(' (fn vll ilrs otlrsiorrcs rrlr ancho puente cubier¡o
148 PREHISToRIA DE AMERIcA EL POBLAN{IENTO PRINÍITIVO DE AMÉRICA 149

de vegetación que gozaba de clima relativamente suave, ya que los americanos no conocieran la rueda, ni el arco arquitectó-
recibía la influencia benéfica del Kuro-Sivo, la cálida corriente nico, ni el vidrio, ni tantos otros elementos culturales propios
marina de las co,stas clel Japón ". del Viejo Mundo, no significa orra cosa que dificultades en el
Nosotros creemos en la posibilidad de que las formas arcai- transporte, o una falta de relaciones entre América y ios demás
cas del Hombre pudieron llegar a América durante el Paleo- continentes en fecha posterior al invento de aquellos elementos
lítico Inferior. En favor de esta tesis podríamos aPortar algunas de cultura, o al de su generalización en el Viejo Nlunclo. Es
pruebas, como el hallazgo de unos molares fósiles en Mira- decir, que al comenzar a generalizar,se aquellos descubrirnien-
mar'o. Pero dejando de lado e,sas rnás antiguas migraciones cu- tos que por lo general pertenecen a las altas culturas, ya el po-
ya realidad dista mucho de estar probada, aPenas si podría du- blamiento primitivo de América había terminado su ciclo.
darse de que con el Paleolítico Superior y el Homo sapiens co- No estará de más que advirtamos que la doctrina propug-
mienza la inmigración definitiva. Los hallazgos americanos nada por la mal llamada "Escuela Norteamericana." y cuyos
que pueden aducirse como pruebas de esto son numerosos, rasgos principales acabamos de exponer, ha perdido mucho de
y más adelante iremos conociendo detalladamente los princi- su primitiva rigidez en los últimos tiempos. No son pocas las
pales. Como consecuencia de esto puede darse por seguro que concesiones que se han hecho para ponerla más en consonan-
el Hombre ingresó a América en época en mucho anterior a cia con la marcha del tiempo. Mas, pese a todo, no se puede
la que hasta hace poco admitían Hrdlicka y su escuela. negar que la misma se encuentra en franca decadencia. Sobre
El punto cuarto de la tesis de que estamos tratando exPre- todo después de la muerte de Hrdlicka.
sa que al llegar los primeros pobladores a América se encon-
traban en un estado cultural muy primitivo, y que la ulterior
evolución se realizó en este continente. Equivale esto a admi- 4. Las Relaci,ones Interoceánicas. Riuet.
tir que tanto las culturas neolíticas como las altas culturas que
los españoles hallaron en América habían surgido de manera Junto con algunos descubrimientos recientes que más ade-
independiente, por desarrollo propio, en tierras americanas. lante habremos de ver, han sido los trabajos del conocido etné-
Es este otro punto de difícil aceptación en el estado actual de logo francés, eminente americanista y fundador y organizador
nuestros conocimientos. Y esto no sólo porque es imposible rlel N{usée de I'Homme de Paris, el doctor Paul Rivet, lo que
demostrar que una cultura geográficamente aislada pueda ir rnás ha contribuido a hacer perder terreno a la hipótesis del
desarrollándose por irnpulso propio a través de todas las fases origen Írnico en Asia del honibre americano. La fortaleza de
culturales, cuanto porque si se admite que los elementos los principios aislacionistas defendidos por Hrdlicka y su es-
étnicos que poblaron América eran de origen diverso, se de- crrela, parecían no poder ser conmovidos cuando Rivet anun-
berá también suponer que fueran distintos los elernentos cul- ci<i, en una comunicación a la Academie des Inscriptions et
turales de que erair portadores. llclles Lettres de Paris del año 1924, haber logrado romper "el
Como prueba tle una evolución cultttral Por seParado de ('crco que rodeaba América, y levantado una de las puntas del
nuestro contineltte , se suele a veces aducir el hecho de qtte mu- vcl<l tlue cubría el misterio de su origen"'0. Rivet se encon-
chos elenlentos (le cttltttra <lel Viejo l\{undo no se encuentran Ilaba, cn efecto, en la ventajosa situación de poder demostrar,
en terrilorio americ:ano. F.l het:ho es cierto, sin du<la. N{as que sol¡r'c basc rclativarnente seria, la existencia de relaciones ínti-
EL eoBLAMTENTo pRrMrrrvo DE ntrÉnrc¡ l5l
150 PREHISToRIA DE AMÉRICA

y América, lo cual hizo en tlna serie de pu- Por otra parte, ninguno de los autores que incluintos erl
mas entre Oceanía
esta escuela niega que una gran parte de prirnitivos pobladores
blicaciones aparecidas entre l92a y 1926. De acuerdo con éstas,
de América han de haber llegado de Asia. Ln único que erl
resultaba que además de los indiscutibles vínculos que unen
este aspecto hacen es combatir el exclusivismo de la escuela
nuestro continente a Asia, se debía contar tarnbién con otros
anterior, y rectificar criterios. Tampoco podía ser de olra nla-
que enlazaban a América con el mttndo oceánico. En suma, la
nera, ya que, como se ha expresado antes, son varios los carac-
nueva tesis defendía la idea de que el poblamiento de América,
teres físicos perceptibles en los americanos que señalan un in'
lejos de haberse realizado sobre la base de inmigraciones asiá-
discutible origen mongoloide de al menos uno de los elementor
ticas solarnente, había contado con la colaboración de elemen-
que intervinieron en el poblamiento prirnitivo tle Arnérica"
tos procedentes de diversas partes del mundo, ttna de las cuales
Tampoco se pue'de dudar de que el Estrecho de llering ha1'a
era indudablemente Oceanía.
sido una de las vías de penetración a este cerntinente, v tal vez
En realidacl, la iclea de un origen rnirltiple de la población
la más irnportante. Recuérdese lo que también se lra rlichr-r
indígena americana es en mucho anterior a Rivet. En tiernpos
que en varias oportunidades, y en época en que el Hornbre
antifuos la defendieron aurores diversos, en[re los cuales cabe
tenía plena existencia, ha existido allí un arnplio puente por
mencionar a Hugo Grocio, el historiador holandés del siglo xvtI,
el que el deslizamiento de poblaciones era relarivarnente fáeit"
quien admitía la participación de asiáticos, escandinavos y Y aun en los momentos en que, como en Ia Actualidad, en
oceánicos en el poblamiento primitivo de nuestro continente.
lugar de puente había un brazo de mar, tail)poco eran inven-
De tiempos más recientes se puede recordar al antropólogo cibles las dificultades que se oponían al paso de una a orra
francés de Quatrefages, quien consideraba que los americanos
ribera. En su parte más angosta, el Estrecho tiene sólo 90 krn.,
constituían una raza ntixta, en ctlya cornposición habían en-
y aun en el medio hay algunas islas. I)e manera que se puede
trado elementos de origen diverso. Esta últirna tesis se acerca
pasar de un continente a otro sin que en ningrin müfnento se
mucho al punto de vista nuestro. También son dignos de men-
ción los antropólogos españoles Anton y sánchez, clnienes son ¡ricrda de vista la tierra.
Pues bien, los aportes nuevos de Rivet al viejo problerna
partidarios de'la posibilidad de que poblaciones oceánicas, afri-
son esencialmente dos, elaborados ambos sobre la base de ttu-
.u.ru, y europeas, hayan llegado a América de lnanera casual ".
r¡rcrosas comparaciones antropológicas, etnográficas y lingüís-
Los aurores que defienden la resis de un origen rnÚrltiple, licirs: dernuestra que un elemento que él llama nustraliano, y
y en parte oceánico, de la población americana, pueden ser <¡rrc aírn estaría presente enLre Tehuelches y Onas de Patagonia
también agrupados, desde el punto de vista práctico, en una y 'l'icrra del Fuego, ha intervenido activarnente en el pobla-
sola escuela, pese a las diferencias que en detalle existen entre
rr¡icnto primitivo de América. Y un segundo elernenro, que
ellos. Pues los puntos fundamentales de sus resPectivas teorías
l{ivct rlenonina malayo-polinesio, y que es recognoscible en
poseen numerosos rasgos en común.
nrn¡rcl'osa,s partes clel continente, habría hecho lo nrisrno.
Común a todos ellos es, por de Plonto, el rechazo absoluto Los argtrmentos (lue utiliza el autor para demostrar la pre-
de la homogeneidad racial que predica la escuela de Hrdlicka. \( rr( ia crr Anrérica del elernento australiano sorr, ante todo. ele
No se ignora, por tanto, que si bien todos los americanos Po- irrrlolt' lirr¡4iiístir:a. !.n las lenguas de TehueLches y Onas. gru-
seen algunos rasgo,s antropológicos comunes, no son menos los
¡,r,s srr¡r1'r'st itcs <lc rrna antigua farnilia lingiiística llanlada Chon,
caracteres dispares.
152 PREHISTORIA DE AI,TERICA
EL poBLAtr{rENTo pRrNÍrrrvo DE euÉuce 153
encontró Rivet 70 palabras que eran coincidentes, en su fone-
tismo y en su semántica, con otras tantas de lenguas de Aus- La existencia clel segundo de los mencionados elemenros,
tralia. Luego recuerda que tanto Graebner como el P. Schrnidc el que Rivet de'ornina malayo-polinesio, es d.emosrrada por
han serlalado numerosas similitudes etnográfitas entre los in- nuestro auror rnediante la cornparación de las lenguas arneri-
dios de Tierra del Fuego y los Australianos. Ejemplos de estas canas del gr'po Hoka, cle califorriia, y las de la familia rnarayo-
sirnilitucles serían el que los pueblos de una y orra parte igno- polinesia. F.nrre ar'bos grupos de lenguas Rivet señraló 140
ran la cerámica y la hamaca, usan mantos de pieles de los ani- concolclancias lingiiístic'as, lo que inclicaría una muy clébil alte-
males qlre cazan, habitan chozas construidas en fonna de col- ración rle los itliornas americanos. Las coinciclencias etnográ-
nlena, practican la técnica cestera en espiral, y utilizan canoas ficas, lror s, parte. son l'uy nurnerosas. pudiénclose señalar la
hechas de corteza de árbol. Finalmente, entre los cráneos pata- presencia en una y orra parte de elementos culturales tales
gónicos conocidos aparecen numerosos rasgos que pueden lla- como la hamaca. las danzas rituales de enmascaraclos, los puen-
rnarse australoides. te,s de strspensión, el propulsor, que es instrumento que
Respecto de las condiciones en que se habría realizado la sirve para lanzar rlarrfos, la cerbatana, las 'nrnazas de guerra con
inmigración desde Australia, tuvo Rivet algunas dificultades cabeza rle forma anular o (le esrrella, el tarnbor cilínclrico con
para fijarlas. Pues los Australianos, que hoy viven en una gran rnernbrana de piel, y orros. Desde el punto de vista antropoló-
isla, han demostrado siempre una gran ineptitud para la nave- gico, Rivet rccuerrla las afinidades <le la llamada ,,raza d.e
gación, y su evolución cultural no ha llegado a conocer otras Lagoa santa". clr¡e es lo que lrosotros co'oce*os como tipo
embarcaciones que simples balsas o los mencionados botes de racial lágui<lo, con los habitanres dc \felanesia.
corteza de árbol. Por lo tanto, Rivet pareció al principio La llegada rlcl elerne.t. rnalayo-polinesio debería siruarse
aceptar la sugestión hecha por Mauss, de que esos Australianos en una épcl<-a rnu)' atrasada, aunrlue el autor no cliga cuándo.
hubiesen podido llegar a estas tierras tripulando las embarca- El ingreso se habría ¡rnrclucido por vía rnarítima.
ciones en que hacían sus viajes Ios Malayo-Poli,nesios, que de Estos (los elementos étnicos, el australiano y el malayo-
todo tiempo han sido conocidos como grandes navegantes. polinesio. habrían llegadn a América en el orden citado y e'
Claro está que esta solución resultaba demasiado forzada. época anterior a la invasié. de l.s nrongoloides asiáticos. La
Es difícil comprender cómo un pueblo de navegantes como los invasión de estos riltirnos, además <le ser la rnás fuerte numé-
malayo-polinesios puede .haber podido apelar a individuos ricarnente, se habría superpuest<-¡ a las dos anteriores. e irnpues-
pertenecientes a otro pueblo que desconocen por completo el to a las poblac'iones (lue encontró en estos territorios aquella
arte de navegar, para que les tripulasen sus propias embarca- serie <1e caracteres físicos externo,s que, como el color de piel y
ciones. De ahí que el propio Rivet modificó posteriormente cabello, dan a los america.()s ese aparente y ext.erno aspecto
su opinión y aceptó la curiosa hipótesis del portugués Mendes rle unifornridad <¡ue tanras ve(es se ha nrencionado. últirna-
Correa, de que dado que la Antártida no había tenido siempre rnente, y ya en época no muy apartada de nosotros, habrían in_
Ia misma extensión ni el mismo clima ac[ual, sino que era gresado los Esquintales, el pueblo de Alnérica cuyos caractere,s
antes mayor y de clima más benigno, los Australianos podían rnongólicos son más pronunciados y parte del cual vive todavía
haber pasado desde su gran isla a América del Sur, a través cn Asia. En cuanro a las condiciones de ingreso clel elemento
rlc aquellas regiones. rnongoloide, River acepra los principales postulaclos de la es-
cuela norteanrericana 2,.
EL poBLAMIENTo pRIMITIvo DE evrÉnIce 155
154 PREHrsroRrA DE AMÉRrcA

En definitiva, la tesis de River comporta el reconocimienro tres ramas en que usualmente se divide la Etnología: Antro-
de que cuatro elenrentos étnicos distintos han intervenido en la pología, Etnografía y Lingüística.
formación de los pueblos americanos aborígenes, a saber; Pues bien, establecida la alta probabilidad, por no decir
cerfeza, de que en el proceso que estudiamos han intervenido
lJn elemento australiano;
Otro de habla malayo-polinesia, relacionado por sus carac- otros elementos además del asiático por nadie discutido, y
.desaparecido el llamado "miedo a las distancias", han sido
teres físicos con los N[eianesios;
muchos los autores que se han propuesto explotar las posibili-
Un tercer elernento asiático, que resulta mucho más im-
dades que la hipótesis de un origen multilateral ofrecía.
portante que todos, y el que irnpuscl al conjunto de habitan-
Esta circunstancia, de que sean muchos los investigadores
tes indígenas de América una cierta uniforrnidad en el aspecto
externo;
que cabría incluir aquí, nos impide exponer las tesis de cada
Un úItimo elemento de origen ttraliano, representado por uno de ellos. Bástenos con saber que se debería mencionar los
nombres de autores como Nordenskióld, l\Iende's Correa, Oet-
Tos Esqttimales.
,teking y otros, y que todos ellos acentíran la posibilidad de la
Pronto habremos cle ver en qué nreclida sg ptrede acePtar
la tesis'qr,re acabarnos de exponer" presencia de elementos de origen oceátrico en América. Asi,
para el italiano Sergi, la población de nuestro continente esta-
ría compuesta por una primera caPa de origen autóctono. otra
,de origen asiático y una tercera de proceclencia oceánica ".
5" Otras Teorías tle tLn Origen Múltiple"
Una posición muy firrne y clecidida es la que desde prin-
Si se prescinde de los detalles del proceso interpretado por cipios de siglo ha tomado la llamada "Escuela Histórico-Cul-
Rivet, la posición de este autor frente al courplejo problema tural". Se trata de un grupo de etnélogos clue siguiendo las
irleas del profesor alemán Fritz Graebner expresadas aislada-
del poblamiento primitivo de Arnérica es clara y sencilla. El
mente en una serie de trabajos, y luego de manera sistemática
mismo la ha resunrido en unos cottocidos párratos que vanros
a repetir aquí. "La tesis del poblarniento de Anrérica por nri- €n un libro felizrnente traducido al español. rlefiende la tesis
graciones procedentes de Asia a través del Estrecho de Bering
de que la Etnografía es una ciencia cultural, rtna ciencia histó-
rica ". Y que cada una de las principales culturas que el mundo
-ha dicho- contiene, sin duda alguna, una gran parte de ver- ha conocido ha surgido en un determinado lugar, desde rlonde
dad y explica muchos problernas atnericanos; per() tro los ex-
se ha propagado luego a las demás regiones" No se trata, pues,
plica todos. El úrnico error cle sus defen,sores ha sido el haber
<le qtre cada pueblo desarrolle indepenclienternente y por sélo
quericlo convertirla en tesis exclusiva. Por mi ¡rarte -ha agre-
su irnpulso propio su propia cttltura a través de nrtmerosas fases
gado- acepto gustoso que la masa principal de la población
americana sea de origen asiátictl, y q[le estos emigrantes asiá- cvolutivas, sino de que todos los pueblos estén sujetos al prin-
ticos son lo,s que uniformaron el aspecto físicc¡ exteri<tr tle toclos
cipio de la difusión cultural. Y, naturalmente, Anrérica no hace
cxcepcidrn a ello. A esto se agrega que los principales tipos de
los indios; pero rlle parece evidente que otros elenrentos éttricos
<:rrltura anrericana no sorl esencialmente autéct<ltlos, como quie-
han intervenido en esta población." "' Y no hay dr.rtla de que
los datos mencionados por Rivet en apoyo cle su tesis son asaz
lc la escuela rle Hrdlicka, sino que se han constituido en cli-
vcrsas partes tlel Viejo l\{unclo de donde proceden.
convincentes. \' lo que es mrry imptlrtan[e. pertettecett a las
156 PREHISTORIA DE AMERICA EL poBI AMTENTo pRrMITrvo DE euÉnrc¡, 157

Ahora bien, si se tiene en cuenta que por lo general las de esas distintas oleadas de pobladores, Imbelloni somete a una
culturas son incapaces de migrar por sí solas, desprendidas del crítica severa, pero provechosa, a las ideas expresadas por Ri-
factor humano que las ha creado y las alimenta, lo dicho ante- vet. Se tiende con ello a fijar claramenre el alcance de algunos
riormente equivale a expresar que han sido varios los elemen- conceptos que en el autor francés y en algunos partidarios de
tos que intervinieron en el poblamiento de América. Y muy su tesis estricta " habían quedado sin definir.
de acuerdo con esto, el P. W. Schmidt, que es el más caracte- Según el autor argentino, la tesis esrricta de Rivet adole-
rizado representante actual de esta tendencia, admite que en la cería de una falta de distinción entre lo que es la naturaleza
forrnación de los pueblos y culturas americanos primitivos etnográfica de un complejo de cultura y la naturaleza biológica
fueron, al menos, cinco los elementos que intervinieron. Tres de una entidad racial. Pues Rivet, al mencionar las numerosas
de ésios son muy arcaicos y de cultura inferior; un cuarto es concordancias antropológicas, culturales y lingüísticas que unen
neolítico y de cultura matriarcal, y el último, de origen oceá- Oceanía con nuestra América, admite sin mayor examen que
nico, trajo consigo las bases de la alta cultura'u. fueron los mismos Australianos, Melanesios y Polinesios que
También el renovador antropólogo alemán von Eickstedt conocemos hoy, los que en época remota, anterior a la llegada
ha expresado sus icleas respecto del poblamiento de nuestro de los mongoloides asiáticos, se extendieron por territorio ame-
continente, ) €S partidario de la hipótesis de un origen múl- ricano. En cambio, frente a esta explicación simplista del maes-
tiple. Según éI, las primeras inmigraciones serían de edad tro francés, el italiano Biasurti había ya comprendido que al
pleistocena, y estarían representadas por un elemento dolico- hablar de inmigraciones de Australia, de N{elanesia o polinesia,
céfalo que todavía subsiste en varios tipos raciales aún pre- no debemos referirnos concretamente a los pueblos actuales
sentes en la Actualidad. Los elementos braquicéfalos serían llamados Australianos, Melanesios o Polinesios, sino a socie-
posteriores, y los oceánicos los últimos en llegar'o. dades humanas anteriores, que en serie sucesiva y cada una en
Pues bien, una síntesis de los puntos de vista de la escuela su tiempo habrían dorninado el área asiático-pacífica anrigua,
Histórico-Cultural y los de von Eickstedt es lo que ha tratado y que en parte se han conservado intactas en la gran isla de
de realizar el profesor lmbelloni, de Buenos Aires. Imbelloni, Cook o Australia, en los archipiélagos del N{ar de Coral o en
como Rivet., ha perdido el miedo a las distancias. Pero es poco, las islas de la Polinesia.
favorable a la admisión de influencias ambientales en la plas- Es decir, que de acuerdo con esta nueva visión el hecho
mación de los tipos americanos. Es por esto que parte del rlel poblamiento nn estaría ligado con los pueblos histórica-
principio de que cada uno de los tipos o grupos raciales que mente conocidos, sino más bien con otros innominados que
podemos discernir hoy día en América debe ser considerado en un rnomento daclo de la evolución cultural dorninaron en
como el producto de una invasión distinta. Es decir, que cada la parte occidental de Asia y se difundieron por las regiones del
oleada de pobladores trajo al continente un tipo racial distinto. Pacífico, en la ntisnla forrua en (lue actualmente se propagan
Y como nuestro autor reconoce, de acuerdo con lo establecido" las culturas europeas por todos los ámbitos rerrestres. En la
por von Eickstedt, que existen nueve tipos raciales americanos, rnayor ¡rarte de regiones que esos pueblos y cultnras ocuparon,
así los elementos inmigrados han de estar de acuerdo con esta los rastros de srr perrnanencia han <luedado más o menos borra-
cifra. rlr¡s, dcbirlo a la superposici<in de ntros pueblos y culturas (lue
Antes de exponer su propia tesis sobre número y calidad ¡r0stericlrrnente (x'ul)aftrn lcls nrismos territori0s. En algunas
158 PRFHIS:TORIA DL ANIERICA EI, PORI,AMIENTO PRII,TITIVO DE .q^MERICA 159

partes, en cambio, algutros restos de esas antiguas poblaciones rigenes rle la isla de 'lasmania, y algunos autores los consideratr
han llegado hasta nuestros días. Así, en Australia, por una si- como de cultura la nrás primitiva que haya llegado hasta los
tuación muy especial de ese continente, la población indígena t"iernpos nrodernos: sus descetrdientes americanos serían los
ha permanecido casi en la misma situación en que se hallaba Fuéguidos.
cuando se realizó la gran expansién australoide. Y en otras 2. LIna segutrda oleada tle gente parecida a la australiana.
partes de Oceania han quedado igualmente pequeños restos Eran de alta estatura, rle cabeza alargacla y de cultura igual-
de otras expan,siones. mente inferior" Su ingreso a este continente fue también por
Puesto el asunto sobre esta nueva base, la antigua discu- vía terrestre. Sus descendientes directos serían los Patagónidos
sién se simplifica mucho. Y es así que tanto el problema de sudarnericanos y los indios de las praderas de Norteamérica.
la ruta seguida por los inmigrantes oceánicos, como el de la 3. Una tercera invasién de grupos análogos a los habitatrtes
llamada "puerta de entrada r eu€ tanta importancia tenían de Ifelanesia. Es decir, gente negroide, de baja estatura, muy
en las teorías del origen Írnico y asiático del hombre americano, dolicocéfala e igtralmente portadora de una cultura inferior.
bajo el nuevo enfoque pasan a ser cuestiones secundarias, en Ingresó también por la vía terrestre del Estrecho de Bering,
manera alguna determinantes. Para la escuela de Hrdlicka, que y los Láguidos del Brasil serían sus actuales representantes.
partía del principio de que los americanos ingresaron al con- 4" Un cuarto contingente de aspecto parecido al de los
tinente dotados de una cultura inferior, y que, por lo tanto, no protoindonesios. Se entiende referir con este nombre a la po-
podían conocer la navegación, el suPuesto de que los grupos blación de las islas de la N{alasia anterior a las invasiones desde
de primitivos pobladores de América tenían necesariamente la India. La conformación craneana de esta gente se encontra-
que pasar por el Estrecho de Bering, Por ser esta la írnica vía ría entre la braqui y la dolicocefalía. Su llegada a América.
natural terrestre o semiterrestre abierta al hombre portador habría sido por la vía marítima, y los grupos, cuyos descen-
cle aquellas culturas, era cle importancia prirnordial, ctrestión dientes serian los actuales Brasílidos, eran portadores de las
de vida o muerte. Pero con la nueva explicación, no sólo se primeras culturas de tipo medicl.
entiende mejor el problema, sino que tamPoco queda tier-upo 5. Una oleada quinta compuesta por elementos muy mon-
para discutir las fantásticas rnigraciones de pueblos oceánicos golizados, de estatura media, braquioides, y portadores de una
a través de continentes perdidos o a bordo de ernbarcaciones rultura media henchida de posibilidades de evolución. No dice
de los Polinesios. Pues se entiende que la expasi<in de los cl autor cuál habría sido la puerta de entrada al continente,
pueblos circumpacíficos se hizo con lo,s rnedios que la resPec- ¡rt'ro sí que eran los antecesores de los actuales Ándidos y de
tiva cultura ol'recía. Es decir, que las rnigra<iones eran pr-rr via l.s irrdios del sudoeste de Estados Unidos llamados Pueblos.
marítima cuando se conocía el arte de navegar, y Por via te- fi. Una sexta oleada de gente genuinamente indonesia. De
rrestre en los demás casos. ('\t;rrulir baja, de cabeza redonda y dotados de facultades esta-
En cuanto a la tesis propia de Imbelloni, nuestro autor ad- rln¡roytlticas, crearon la alta cultura centroamericana, posterior-
mite las oleadas siguientes: nr.'nt(' r'xtendida a otras regiones de América.
l. Un primer contingente de pobladores arcaicos llegado 'i []na serie de contingentes posteriores y recientes, entre
por vía terrestre, que Imbelloni compara, física y cultural- l,r r¡rrt' s('cLlentan los Esquimales y los indios del Noroeste de
mente, con los desaparecidos Tasmanios. Etan éstos los abo* \,r tr':urrt"r'ica qrte constituyen los Pacífidos.
EL poBr.ANfIENTo tRIMrrIVo DE elrÉn¡ce 16l
160 PREHrsroRrA DE A\.{ÉRrcA

Imbelloni reproduce la advertencia hecha por el P. García groides. Gladwin sitúa sus comienzos hacia los 17.000 años an-
teriores a Cristo, y la hace seguir hasta los 2.500. Estos negroi-
en el sentido de que esas oleadas de pobladores humanos no de-
des serían los famosos cazadores de Folsom, una notable cultura
ben ser tenidas como expresión de conscientes enrpresas de con-
norteamericana que en los últimos decenios ha ido aparecien-
quista o colonización, sino como simples clifusiones en el es-
do en numerosos lugares de Norteamérica, y cuyo portador ro-
pacio de los pueblos que otrora dominaran en la parte tnás
davía nos es físicamente desconocido. Es por esto que hubiese
oriental del Viejo N{undo. Las oleadas prirneras, las más anti-
sido del mayor interés que el auror nos hubiese manifestado
guas, deben considerarse de edad pleistocena, lnientras que las
de qué método se valió para establecer que esa gente era de piel
más recientes pueden situarse en los prirneros siglos de nuestra
negra. Y que en ningún momento habría pasado el río Grande
Era'n.
en dirección sur.
6. Gladwin.
Siguieron, constituyendo la inmigración tercera, los ante-
pasados de los Algonquinos, los que se asentaron en su tradi"
cional hábitat del nordeste de Norteamérica, cuyos territorios
Un destacado arqueólogo norteameric.ano, que ha trabajado
nunca abandonaron. La llegada de esas gentes, portadoras de
provechosamente en la región del Sudoeste de Estatlos Unidos,
rrna cultura que incluye hachas pulimentadas y cerámica con
es el autor de la última teoría sobre poblarniento rle América
tlccoración a cordeles, correspondería a la época que media
que vamos a mencionar aquí. El valor de la teoría, en sus dis-
('ntre los 2.500 y los 500 anteriores a nuesrra Era. Como crlarra
tintas partes, es muy clesigual; pero en conjunto debe ser cali-
y' r¡uinta migraciones se consideran a las mongoloides. L,a pli-
ficada, cuando menos, de ingeniosa. Nos referirnos a la tesis de
r¡rt'r'¿r rle ellas, y la cuarta en la numeracién general, ser'ía la de
Harold S. Gladrvin, el excavarlor cle Snak.etown. La ha expues-
to en un libro cle tenclencia popular y batalladora que lleva el
h* Iisr1uimales, que habría comenzad<¡ alrecledor de los b00
.rrrlt'.s <le Cristo. Siguiéndoles, dos siglos después, los printeros
nombre de Men out of Asia"o.
l,r.rr¡rri<ófalos, los que se extendieron tanro por Centro como
De acuerdo con cste autor, seis strcesivas migraciones proce-
dentes todas ellas de Asia, serían las que sentaron las bases cle 1,,'r Srrtl:rrrrórica" Estos últimos serían los que difundieron por el
u()rt('y cl sur el tipo fisico caracteristico de nuestros intlios.
la posterior población americana. La primera clataría rle unos
l.;r st'xta y última migración, que es la que trajc, la alra cul-
25.000 años atrás, y habría traído a este contitrente un elemen-
ruf .r ,rl <lol¡lc continente, estaba compuesta por gente tle raz¡
to australoide de tipo Auriñacense. En el correr de los años. l'l.urr,r gr it.gos, lcvantinos, iranios, etc. Su llegacla a estas tie-
esos primeros pobladores se fueron extendiendo ¡ror tocla aqtte-
rr.,., l¡,rlrrí;r:r<ontccido poco tiernpo después de la rlruerre rle
lla parte de Norteanlérica c¡ue de todo tiernpo ha estado Iibre
\lr ¡.rrr,lrr, \litgno. que se produjo allá por el año c1e 323 anrcr
de hielos, para luego aventurarse por el istmo de Panarná y ,1, I r r,,rl I'rrcs. cn csa oport_uni<lad 1o,s capitancs dc Ia grarr
pasar a ocupar poco a poco el continente srtdarnericano. Hasta,
ll,r r ¡¡rr ..r lr;rl¡ítr (.sta(l() c()ncentranclo para la conquista clc
aproximadamente, el aircl 300 anterior a nuestra Era, esos Atts-
\r rl,¡ r ,1., r,i¡r't,' lrllirrlrlolliir csas legiones ) poner proa hacra
traloicles habrían constituiclo la írnica poblac.ión suclamericana. .,, ¡, ,,¡, \ r.,rr.rr,,rr l:r lr¡<lia. esttrr ietnll tn ltrrlonesia. poblarori
l.a "raz.a cle Lagoa Santa" ejernpli{icaria de la rrejor nlanera l, l',,lrrr',t.r r l¡rl.rl¡trt'l¡t( 1tl)ol'l;llolt cn las (()stas rle (,errtrft y
racial y culturalmente esta primera inmigración americana. ,,r,1rr¡¡, r rr.r ,l.rrrlt \( r:rrliciuolr. y <[ott<lc <lit'r<¡r-l cl nc(.('sa-
l,a segunda inrnigrat'ión habría estatlo constitrrida pul 'ne'
I

162 PREHISToRIA DE AMERIcA

rio ímpetu para el desarrollo de las civilizaciones americanas-


Los argumentos que utiliza Gladwin para la demostración
de sus asertos son poco convincentes y a veces directamente
pueriles. Tal, por ejemplo, cuando nos dice que los marinos de
Ále¡andro Magno ,titti.tott sin sus mujeres; pues, las escultu-
l^u, y lo, mitos de los pueblos americanos de alta cultura se
refieren a dioses barbudos cuyos PrototiPos fueron aquéllos,
pero no a mujeres de parecido ripo físico. o cuando ve el origen II. LAS REALIDADES
,t. lu, narices mayas y melanesias en las arménidas de los ma-
rinos de Alejandro.
De todas maneras, es indudable que de las seis inmigracio- l. La Reali,dad Paleogeografi'ca
nes preconizadas Por nuestro autor, la primera es-la mejor fun-
rlarnentada y ala que corresponde la mayor realidad. La sexta Por las observaciones que a cada una de las principales
y irltima, en cambio, si bien es la más ingeniosamente. formu- teorías ,sobre poblamiento primitivo de América hemos hecho,
iacla, es también aquella que tiene la base positiva más débil. cs fácil de ver que a nuestro juicio ninguna de ellas está de
ncuerdo con el progreso que hoy se ha alcanzado en el conoci-
rnicnto de ese magno problema. Sin embargo, no hay duda
rle <¡ue en el conjunto de hechos y teorías que en este campo
sc han aducido en cuatro siglos y medio de discusiones, hay
nurnerosos puqtos ![ue, tanto Por Parecernos corresponder a
l¡r rcali<larl de los hechos como por la importancia que les atri-
lrr¡i¡rros, (:reemos que pueden servir de base para el intento de
' t'slal¡lct'cr número y calidad de los elementos que han inter-
venirl<¡ cn la constitución de las poblaciones americanas pre-
t'rllorrr l¡iiras.
l,1l ¡rrirrrcro de esos puntos es, sin duda, el que hace refe-
trttris ¡r (¡l('rrna bttena parte de los más antiguos pobladores
rb ¡\lrrrlt ir;r ll:r ¡lc haber venido de Asia, pasando por el camino
obli¡nrkr rlcl l',strccho <le Bering. Ya sabemos que es este un
;¡tllrlr, rlu(' t¡¿t¡lit' rliscute.
lrto lt¡nt¡¡ lt;tcc ¡:oco tro resultaba fácil tratar de explicarse
€l nlnrkr y nr¡ur('r'¡r cn (luc las getttes de esa proceclencia podlan
hrlml ltrg*rlo,t rfit('(ontittcrltc. [,] hecho de que el mismo se
lrrlle nl¡la¡hr gcogrllit'¡urtentc y rotlcaclo cle agua por toclas
illtaellilr l,dt tt'¡ rlrt(' ¡rtrrlicran rcl)rcscntar pucrl"as tlc acceso
161 r,REHrs'r'oRl.A. ll¡t At\{í:RrcA
E,L I'OBLAMIENTO PRIMITIVO DE ¡rVrÉNrCE 165
desrle af'rrera, era ull serio obstáculo. Sobre todo tenientlo en Por otra parte, ya se ha dicho que la zona de Bering nei ha
cuenta que la ctrltura de los primeros inrnigrantes ha de ha- siclo siempre un brazo de mar. Sino que como la profundidael
berse hallaclo en un rnuy bajo nivelr 1', por ranro, con rnlry del Mar de Bering es muy escasa, siempre inferior a los 50
escasos reclrrsos para la navegación.
rnetros en su parte septentrional, que es la inmediata a la an-
Pero hoy la situación ha carnbiado. l,a investigacitin cons- gostura, al bajar el nivel del mar lo suficiente desaparecía el
tante de los arnericanistas nos ha proporcionado nurnerosos
datos nuevos que permiten una solución al viejo problema.
Cornencernos recordanclo que el aislamiento del continente
no es tan grande como a primera vista puede aparecer. por. rle
prorlto, la distancia que separa las dos riberas del Estrecho
de Ilering no es de magnitud tal que pueda impedir comple-
tarnente el paso a pequeños grupos de hornbres, aun cuando
sólo dispusieran de rnedios muy elementales de navegación. Elr
otras partes del mundo ha sucedido lo misrno. Pues ni el Es-
trecho de Torres, que separa Nueva Guinea de Australia, ni
eI de Bass, que se interpone entre ésta y Tasmania, han sido
inconvenientes para que pobladores de un estado cultural pa-
recidr¡ al de los prirnercls inmigrantes americanos se extendie-
ran de una isla a otra. Y el Estrecho de Bering es rnás angosro
que los otros dos, ya que en parue sólo tiene 90 km. de anchrlra,
algo así corno el Río cle la Plata a la alr.ura rle Punra Piedras.
De ahí que en clías claros sea posible ver desde una ribera las
mclntañas de la otra.
.{ lo dicho se agrega que justarnenre en ei meclio del Es-
[recho se halla el grupo cle las islas f)iomedes, que aunque son
de acceso un poco difícil, rienen población constanre y facilitan I ¡, i' t ll l'.sr | ('( lro tle Bering. Los puntos irrdican una profundidad
el ¡:asaje de uno a otro cclntinenre. De lo cual resulra clue el 'r' | "' " r¡tf
' t i't :t P'ofunoidid superior
'"' 1l"Ji;;'iü'"'1"i1' TIitioJn'
navegante que hoy recorra el Estrecho desde una a otra ribel.a,
cr) nl(.,nlenro alguno ,cle su travesía cleja de ver tierra. l)e lnane- Irr,,lr,, 1 ,,t' l¡r,rrrilcsLaba en su lugar una lengua de tierra que
ra (¡rc eri la situación actual las dificultades del pasaje de una url,r \rr¡ | rr,r ron Asi:r. Y csta situación se presenté en reitera-
n ()tra parLe <lel Estrecho no soll insuperables, ni sicluiera para rlir{ ilr,rirrrnr'\ rlril¡urlr: cl Ple istoceno. En realidad se presentaba
r-Ia\¡egantes q ue sól<t tlispusieran de balsas de troncos o rle .¡|r r,r¡l.r ¡il.r, r,¡t i,irr. l)rrcs la cn()rl)re acumulación de hielo sobre
haces rlt jurrt:os. que sol-r uno dc los .retlios rnás prinririr'os l-r rtr¡,, r ltr r, rlt' l.r lit'r'r'tr, r:rryo <lrigen era naturalmente el mar,
tlc navcgat:irirr \ en ningírn mornenr() del pasarlo la si¡uacirirr Ir¡rr'r ,lr',r¡'r¡,1.r r.rsirlt'llrlrlcrrrclltc cl nivel rlc las aguas. se ha
tr:r sitlr, ¡>i.''rr. r 'rl' rrl,r,lrr rlnr' .rl t rrlrnirr;n l:r riltirrr:r glariacirin, cl nivel del
166 I,REHISToRIA DE AMÉRICA EL poBLAMIENTo pRIMITIvo DE ¡,uÉnrcn 167

mar había bajado más de 80 metros. De manera que enton- son los actuales Estados Unidos, que de todo tiempo ha estado
ces el actual fondo del Nfar de Bering sobresalía lo suficiente libre de hielos.
para que lo que es hoy un estrecho se convirtiera en una lengua Pues bien, esta situación ha de haberse presentado varias
de tierra de varios centenares de kilómetros de anchura. Y veces durante la glaciación última, la que en Europa lleva el
{omo la cálida corriente marina del Kuro-Sivo contorneaba su nombre de Würm, y de Wisconsin en Norteamérica. Pues ella
'costa meridional, la temperatura de la zona era mucho más no fue, como se recordará, un largo y uniforme período de
benigna que ahora. En principio, pues, el paso de un conti-
nente a otro era relativamente fácil y no tenía la importancia
:sustantiva que nosotros tendemos a concederle.
Es cierto que ese puente terrestre que unía a Asia con Amé-
rica no existió durante todo el Pleistoceno, sino solamente en
las épocas de gran descenso de las aguas clel mar que la acu-
mulación de hielos sobre la superficie terrestre producía, lo
cual equivale a decir en los momentos rnás fríos y por lo tanto
menos favorables en general para eI paso del Hombre. Pero es
cierto también que de acuerdo con investigaciones recientes,
tanto el extremo nordeste de Siberia como la mayor parte de
Alaska e incluso el valle del Yukón, estuvieron de todo tiempo
libres de hielo. De manera que aun en las fases culminantes
de cada glaciación, nada impedía a las poblaciones animales o
hu'manas que por la época hubieran vivido en Siberia, transitar
libremente por lo que es hoy el Estrecho de Bering, y llegar
sin tropiezos a Alaska. En realidad, esa última región, más que
parte de un continente nuevo era en aquella época una pro-
longación de los territorios de caza de los siberianos.
rr¡' rrr r';r riltima nt"'i"'i,ii*.il su extensión máxima
::l'r,:T:i::,iorte'
Claro está que las poblaciones siberianas que durante las
glaciaciones podían, al menos teóricamente, extenderse hasta lr r,, ',nrr) (luc tuvo sus alternativas, sucediendo distintos pe-
el centro de Alaska sin servirse de elemento alguno de nave- I l¡r¡lr¡,, rlr' ¡r;rr'< ial retroceso a varios avances de los hielos, o sea,
gación, al llegar al alto valle del Yukón, sobre la actual fron- ,lrr ru\' r,¡rlr¡ t:l aspecto de un verdaderO Pleistoceno en mi-
tera canadiense, se hubieran visto detenidas por infranqueables nlIrr ¡ | .r invcstiga<:i<in reciente ha podido establecer que
masas de hielo que les impedían una mayor internación en r ri¡1 r!.rr, r',, y strlrsiguicntes culminaciones han sido cuatro, y
territorio americano. Pero apenas comenzaba el retroceso de tr.'i l"', ru¡( r('st;t(li()s cl) quc, al retrocerler parcialmente los
los hielos, después de la fase culminante de cada glaciación, Ir', 1,,', '., ,rl,r t,r lrr r orrrrrrri<'a<'i<in lncnci<lnarla antes. Y como estos
cuando un amplio corredor se abría entre los casquetes de hielo .r! ur.,¡ 1 tr'trr)(('s{)ri rlt: l<¡s lticlt¡s wis<:<lnsiniartos r:onsl-ittryen la
y ponía en comunicación a Alaska con el corazón de lo que ,lr¡, ¡lr¡. lr. rnnt(. (.nl('lt(l('t' t'<'llll<l lrrrrl<l ¡rt'orltrt:ir-sC Cl ¡lzrso rlC
168 PREHrsroRrA DE AMÉRrcA EL poBLAMTENTo I'RrMrrrvo DE ¡lrÉnrce 169

los primeros pobladores asiáticos a este continente y su ulterior ción entre las dos zonas nortearnericanas libres de hielos. Es el
difusión por el mismo, bueno será que agreguemos algunos !V¡ o Mankato, que equivale al "Pomeraniano" europeo, y al
detalles de tan interesante proceso. que corresponde una recia intensidad, pues sus hielos se extien-
El primero de los puntos culminantes de la última glacia- den hasta el alto río Missuri, en la región fronteriza entre Da-
cién está dado en el momento en que los dos principales cas- kota del Sur y Nebraska.
quetes de hielo que se habían formado en las Montañas Roco- Finalmente, y luego de una deglaciación parcial, un nuevo
sas, por un lado, y en la región de la Bahía de Hudson y descenso de la temperatura tiene como resultado el cuarto y
Península de Labrador, por otro, se unieron, recubriendo así último avance de los hielos, generalmente conocido como Co-
toda la parte septentrional de Norteamérica con hielo. Este chrane (We). Corresponde al estadio de "Salpausselká", en Fin-
acontecimiento puede calcularse que ocurrió, según el geólogo landia, y cronológicamente se sitúa entre los 12.000 y 10.000
Antevs unos 125.000 años atrás, y según orros unos 55.000. Re- ai)os antes de nuestros días u.
presenta el primer avance del Wisconsin, o sea, el estadio glacial El período de retroceso que sigue al Cochrane, que para
llamado de lowa (Wt)'. Corresponde a la fase glacial denomi- :rlgunos autores es el Mankato, se convierte poco a poco en el
nada "Warthe" en Europa, y fue época de grandes precipitacio- l'ostglacial. Mas no terminan con ello ias variaciones climáticas,
nes pluviales en la parte de Norteamérica que no llegaba a ser sino que ellas siguen produciéndose aunque en forma mucho
cubierta por los glaciares. r¡r;is leve que antes. Y es sobre la base de las temperaturas esti-
A este primer avance wisconsiniano siguió un período de r':rlt's <¡ue se vienen siguiendo en distinta graduación, que el
retroceso de los hielos que en Norteamérica se conoce por in- rcitcl':r<larnente mencionado Dr. Antevs ha podido elaborar un
terestadio Peoriano. En esa época la temperatura aumentó ristcnrir cn tres etapas, válido sobre todo para Norteamérica,
hasta parecerse a la cle la Actualidad. Este estadio interme- ,¡rr<' ¡rrrr:<lc ser de provecho para ubicar más adecuadamente los
dio, que se individualiza como Wr/Wz, fue de muy larga clu- lrlr lros ¡rrchistóricos producidos durante el Reciente u. La pri-
ración. nr.t,t (lr'<'stils etapas ha sido llamada Anatermal y se sitúa entre
Un nuevo auge del casquete oriental de hielos formado en l,'' i 000 y los 5.000 años antes de Cristo. La misma correspon-
la región del Labrador y su subsiguiente trnión con el occi- ,lr'.r rrr¡:r 1'¡ro<:r rle relativa humedad.
dental formado en la Cordillera constituye el segundo avance l,r rt;r¡r:r scgrrnda duró unos 3.000 años, pues va desde los
de los hielos wisconsinianos. Este estadio glacial se divide en r lllll) lr.rst:r I<¡s 2.000 antes de nuestra Era. Se conoce bajo el
dos etapas, ) s€ conoce con el nombre de Tazewell-Cary. Co- rr,rr¡lrr r' ¡lr' ,l llilermal y equivale a una época de temperatura
rresponde al "Weichsel" de Europa, y habría culminado unos ' rl¡,1.r \'\r'(.r. rlt: <:lirna óptimo, para las regiones frías.
35.000 años atrás. Se le suele designar como Wz. ln r,rrrrlrio, la cta¡la tercera, que lleva el nombre de Medi-
A esto sigue un nuevo retroceso de los hielos, durante el cual t¡ tn¡¡tl v,rtt;tn(ll <lcs<lr: los 2.00() aitos antes de Cristo, es nueva-
aumenta la temperatura general, y entre Alaska y el centro de rrr rrrr l¡r'rrlr y lrrirrrt:rlu, y cn ella nos encontramos todavía.
Estados Unidos se abre de nuevo el pasaje. Este segundo inter- l',rr.r rn nrt('r'nir( irin lrirr:i:r cl sur, los primcros grupos hurna-
estadio es el \Vz/'We. rrr,,,¡rr'¡',r¡ l;¡ ri¡ro<;¡ s('(.n('oltlraltan ya cn Alaska, sc scrvirían
Unos 20.000 años atrás se produce el tercer avance de los ,1, | ,rrrrl,lr,, , r,r rr',lot (llt(' (inlrc luto y otr'() Cas(luctc dc hiclo sc

glaciares wisconsinianos, que nuevamente cierra la comunica- rl¡r r.r rlrrr,rrrtr' lor int('t('slil(lios, y llt'g:rt'ílrrt así a cxlcrlrlcrsc ¡ror
EL PoBLAMIENTo PRIMITIVo DE nnÉnlc'r l7l
770 PREHISTORIA DE AMÉRICA

:gIuPos. Como se ve Por esto, el célebre


marino español no cra
el corazón del continente norte. Luego, desde ahí, la ulterior juzga por sólo
iun^mul observador ü*o pareciera, cuando se le
propagación ya no era problema. u.
aquella frase mutilada
Es cierto que actualmente se tiende cada día más a con-
siderar a América como dos continentes distintos. La razón Pero si bien todo el mundo está de acuerdo en reconocer
diferencias somáticas entre los diver'sos gruPos étnicos ameri-
principal de esto es que el Istmo de Panamá es de formación
geológica reciente, y que Ia región está hoy tan llena de bosques
canos,lavaloracióndelhechoesdistintaenlosdiversosinves.
y
infranqueables que el paso por tierra de uno a otro continente tigadáres. Las discrepancias de opinión son aquí profundas'
somáticas
se refieren tanto a la intensidad de las variaciones
es imposible. Sin embargo, la unión terrestre de ambas porcio- Pues mientras unos
como a las causas que las han producido'
nes del Nuevo Mundo se produjo en época en mucho anterior
a la de la presencia del Hombre en e,stas regiones. De manera comoHrdlicka,q.r.pur,.,tclelsupuestodelaunidaddeorigen
que en los tiempos que interesan aquí, el Istmo de Panamá ya de los pobladores primitivos, consideran que las diferencias
q.re hoy pueden.noturr. en el aspecto externo de los indígenas
tenía muchas decenas de miles de años de existencia. Y en este rnismo
americanos son de poca monta y han sobrevenido en
cuanto a la exuberancia de la vegetación actual, está claro que racial
no siempre ha sido la misma. continente, sin alterar, desde it'"go, la supuesta unidad
fundamental, otros, como lmbelloni, conceden una gran
tras-
el resultado
ccndencia a este polimorfismo y, Iejos de ver en él
2. La Realidad AntroPológica rlc distintas influencias ambientales americanas, lo consideran
la mejor dernostración de que América ha sido poblada
,l.,,ro
lx)r Lrna ,.ri. d. elementos antropológicos de origen.diverso'
Un segundo punto importante, al que le corresponde una y hasta
, ,,y.r, descendientes habrían mantenido, en lo esencial
innegable realidad, es el quc hace referencia a la falta de ho-
mogeneidad física de los indígenas americanos. De ella hemos
.'t .lia de hoy, sus peculiares caracteres físicos originarios
hablado en el capítulo anterior, y a ella habremos de referirnos
l)c acuerdo .ón esto, el problerna quedaría planteado de
l;r rrratrera siguiente: I' Las diferencias somáticas que hoy
se
en capítulos posteriores. La diversidad es tan manifiesta, que de indígenas americanos'
hasta los autores que se incluyen en la llamada escuela norte- ¡,r'r<ibcn entie los distintos SruPgs
i.,,,, .lc intensidad tal que Permrtan admitir la división
del
americana, partidarios como se sabe de la tesis de que todos
lr,,rrrlrt'c arnericano ,r,,u ierie de tipos raciales distintos?
los indios constituyen una única entidad racial, no sólo no la "r,
niegan, sino que aluden directamente a ella, como es el caso
l' l'.sus cliferencias somáticas, ¿han sobrevenido en este mismo
. ont ilr('nt.c o deben necesariamente ser consideradas
como resul-
del mismo Hrdlicka o. Y el mismo Ulloa, cuya frase de "visto
r.urr('s rlc inmigraciones de elementos de distinto origen?
un indio de cualquier región se puede decir que se han visto de
l{('sl)c( to del punto primero, apenas si podría. dudarse
todos" se toma tan a menudo como demostración de la homo-
geneidad racial americana, hace constar inmediatamente des-
,¡rr. rl.ltt' .r",' .nnr.rrado afirmativimente' La variacién somá-
trr,r l)l('sr'nl(: crr cI indio americano es, sin duda' lo suficiente-
pués de haber emitido aquel celebrado juicio, que el mismo es en ella
nr( nt(' rttl('ltstt y ¡lrofunda como para poder cimentar
sólo válido en cuanto al "color y contextura" de los individuos
se refiere. En cambio, en otros caracteres físicos como la esta-
l,r tr.rrr .1,. 1,, r:xistcltcia de tipos raciales distintos. Recuérdese
tura, se manifestarían sensibles diferencias entre los distintos l, r¡rrr'r,'lr¡r ili<lro tlc la estatura y del índice cefálico horizon-
t72 PREHISTORIA DE AMÉRICA EL POlrt.A\,ItltNTO pRlN.{l-tIVO t}tr ,rltÍ:tuc,t 173
tal, y de 1o que podría decirse cle otros rnuchos caracteres físicos. nero, éste lc.¡ es de la fanrilia. la familia del orden, erc. En con-
Por otra parte, las diferencias existentes en ras poblaciones del secuencia, clefinimos a la raza como un conjunto de individuos
viejo Nfundo no son mayores que las que vemos en el Munclo de una misma especie, que se distingue de otros conjuntos clen-
Nuevo, y, sin embargo, nadie pone en duda el hecho de la tro de la misma especie por una serie de caracteres rnorfológi-
subdivisión de las razas blanca, negra y amarilla. En cuanto cos que son hereditarios, esto es, que se tran,smiten involurrta-
al interrogante segundo, bueno será que antes d.e contestarlo riamente de padres a hijos. Por lo ranro, todos los individuos
aclaremos algunos conceptos que son de la mayor importancia normales y aduitos de una misma especie, pertenezcan ellos a
para la comprensión de este problema. la taza que sea, podrán unirse ,sexualmente entre sí y su descen-
Para ello habremos de arrancar clel hecho, por demás cono_ dencia estará clotada de las mismas facultades procreadoras
cido, de que biológicarnenre el Hombre pertenece al reino, de los padres.
anirnal. De que las leyes biológicas que rigen ra organización Del hecho de que la raza sea una subclivisión de la especie
de todos los seres vivos tienen también su natural aplicación surge que "raza" es término poco más o menos equivalente
al Hornbre. Y que, por lo tanto, los criterios que sirve' para al de "variedad". Como las variedades, las razas son el produc-
diferenciar grupos del reino animal o vegetal deben iguahne'te to de la especialización y adaptacién de los grandes grupos a
aplicarse al género humano. rlcterminadas áreas geográficas, que entonces tornan el norn-
Ya el viejo Aristóteles había procedido de esra misma suete ll'c de "zonas de caracterización", Zonas de caracterizacién
al definir al Hombre como "zoon politikon", como animal ('lr cste sentido son, tallto el sur coil]o el nordeste y noroes¿e
político. Pero la inclusión definitiva de éste en er reino animal rlt' ,.\sia, que es donde muy probablemente ,se originaron, res-
ha sido la obra del gran sistemarizador Linneo. Es sabido que
¡rr'< t ivamente, las razas negra, amarilla y blanca"
fue con la finalidad de poner un poco de orden en el enorrne l'cro es rratural que este proceso de adaptacién y especia-
cúrm'lo cle formas vegetales y animales existenres sobre la lrz;rt i<in r)o se detenga en la raza, sino que prosiga rnás allá.
Tierra que el gran naturalista sueco clasificó a todas esas for- l,,r N;rtrrraleza suele seguir su curso sin preocuparse grande-
mas e, incluyendo al Hombre, las ordenó en una serie de crivi, nr('nt(: ¡ror los límites conceptuales que establece el Hombre.
siones y subdivisiones taxonómicas cuya entidad inferior era la l'rrr¡ s('vcni con un ejemplo. (luando. a fines del Pleistoceno.
especie. Es, pues, a partir de Linneo que todas las formas ani- .rl rlt's;r¡r:rlct:er definitivamente los hielos que durante la trlti,
males que conocemos y diferenciamos con nombre específico,
como el león, el gato, el avestruz, etc., representan especrcs que 'rr,r glrr<ia<irirr habian recubierto los N{ontes Urales y Altai,
¡,r illr()s rlt' holllbres despigntentarlos que vivían en la pafte
científicamente llevan un nombre doble. ya se ha clicho que el n,rrl tlr' ,\si:r t¡ucrlaron liberados de su milenario encierro. y
nombre científico que lleva el Hombre actual, considerado como r r,ilr('il/¡tr ()D itrrncrliat.amente a rrrigrar al l'er ante sí inmensos
es¡-,ecie, es el de Ho*o sapiens. E,n otra parte hemos también tr I r ¡r¡rr ios lilrrt's. \' r:rr str expansión ¡tor la actual Europa
dicho que por especie se entiende al conjunto de individuos li, rr'r ,r (x ul);rr rcgiorrcs rle gran anrplittrci y de concliciones
dotados de caracteres físicos idénricos o parecidos que pueden ,.¡rrrr.tlr'r ,lisr irrt;rs. I..rr ¡rartc cstaban éstas ocupadas por las
unirse sexualmente entre sí y obtener descendencia fértil.
l,f f lllr f ,rr lor rnirs (lt I It¡¡¡tt¡ .sttltiert.t. cs¡tccialniente 1a llamada
Pnes bien, Ia raza no es sino una subdivisión biológica de \rr r¡,r.rr ( rr\r\ (,.rr, ('s rrrtr¡lrrl. clr los tet-ritorios <tcupados
la especie, como la especie es una subdivisión biológica del gé-
1,,,r l,¡', l.r nr:rs nn(.\lrs lrrrllo rrrt'zt'llr rlt, ti¡>os. y irrrrlando cl
t74 PREHISTORIA DE AMÉRICA EL pOBLAMIENTo PRIMITIvo pr altÉnrc¡ 17b

tiempo las regiones europeas se convirtieron en nuevas zonas dado que la raza y el tipo racial son entidades biológicas, no
de caracterización. Pues, la raza blanca, que era la invasora, deben confundirse con aquellas otras entidades de origen his-
se fraccionó a su vez en entidades biológicas menores a conse- tórico como son los pueblos y las naciones. Pues mientras que
cuencia de una nueva adaptación y especialización regional las primeras se determinan por los caracteres físicos de los in-
de sus partes. Y el resultado fue el surgimiento de aquellos dividuos que las'bomponen,los pueblos son conjuntos de indi-
grupos que hoy llamamos mediterráneos, nórdicos, alpinos, etc. viduos que se sienten ligados entre sí por el cuádruple vínculo
Y que son subdivisiones de Ia raza blanca. de habitar un mismo suelo, hablar un mismo idioma, ser Por-
Ahora bien, a esas entidades menores, subdivisiones de las tadores de una misma cultura y tener clara conciencia de un
razas, se les suele dar también el nombre de razas. Y es por origen comÍtn'. Inútil sería agregar que lo que actualmente
esto que en la bibliografía antropológica es frecuente ver re- sólo conviene a las agrupaciones históricas, en sus orígenes
ferencias a la "raza nórdica" o a la "raza mediterránea". Con- pudo igualmente convenir a las entidades biológicas. O, lo que
sideramos erróneo el procedimiento. Pues, si queremos que cs lo mismo, que en su origen los tipos raciales pueden muy
nuestros conceptos [engan un valor inequívoco, ] a ello tienden bien haber constituiclo enticlades étnicamente más homogéneas.
las ciencias, se entiende de suyo que no podemos denomi- Mas sea de esto lo que fuere, lo cierto es que los tipos racia-
nar del mismo modo a entidades taxonómicas de distinta lcs, que las entidades taxonómicas inferiores, se forman por
gradación. De ahí que sea preferible dar a esas entidades bio- rlcscomposición de las entidades inmediatamente superiores, en
lógicas inferiores el nombre de tipo racial. En consecuencia, ('stc caso las razas. El mecanismo sutil de la plasmación aún no
llamaremos tipos raciales a las subdivisiones de las razas. Di- t.st;i bien aclarado. Se sabe que en Ia variación intervienen las
gamos ahora que la raza blanca cuenta con diez tipos raciales, rrrrrtaciones, que son pequeñas modificaciones producidas es-
la negra con otros diez, y la amarilla con cinco, sin contar con ¡rorrt:incamente en la masa hcreditaria. Pero se ignora
critno
los americanos. A estos se deben agregar otros cuatro tipos cons- ,,r'
¡rrorlucen éstas, aunque se puede dar por seguro que en ello
tituidos por restos protomórficos, es clecir, algo más arcaicos. rrrtclvicrlen influencias y factores externos. Hasta hace poco
Todo ellos según von Eickstedt o. ,,,',lr¡ sc atlrnitía ese tipo de variación. Hoy gana cada día rnás
Resumiendo las consideraciones anteriores, podemos esta- rlr('n() lrr irlca deque de una mezcla de tipos puede también re-
blecer que la clasificación de Linneo no abarcaba todos los '.r¡ll.u rnr tillo ttuevo'. f)e todas maneras, los tipos raciales ame-
grados de posible diferenciación morfológica, por Io que pare- I r{,rn()s l)al'ccen ser el resultado de la descotnposición de los
cía necesario proseguir con la división. En consecuencia, a la r,r.nr{l( s fllulx)s y la strbsigttiente aclaptación de las Partes a re-
especie hacemos seguir hacia abaj o la raza, y a ésta el tipo !,rr,n( \ gt'ogt;ilicrs <listirttas. Colr 1o cual queda <licho que cada
racial. Por lo demás, es evidente Ia existencia de una perfecta rrr{} (l('los attrutlc.s tiJros raciales anrericanos no debe ser nece-
gradación taxonómica que, arrancando del orden, pasa por Ia .rt r.un(.trlt. < onsitlt'utrlo cotlrr) testilrlonio inrnOdificadO de una
familia, el género, la especie y la raza para terminar en el tipo rrr.ur,r.rt rrirr rlistitrtlt, ylt (ltlc algtttras cle las diferencias somá-
racial. El tipo racial es, lo repetimos, la unidad taxonómica rr' .t.. ,¡,r, l.rs (:uil( t('l.ir:rrr ¡rrtctlctt rrrtry biett l-raberse producido
más inferior y fundamental, y en lo que sigue habremos de , il ( ,tr illt\tilt) ( ()rll iltt'lrlt'.
referirnos muy especialmente a ella. ( Lrrr¡ r'st.i r¡rr('lirrtrl)()(o st: ¡rtrcrlt: tlccir <¡rtc totlas las dife-
Una consideración última nos queda por hacer. Y es <ltre !!,{ r.r,, lr.r1,rtt rrtt¡,,i,lo t'tt lt'tt'ilotio lrl¡lct'i<ittt<1. Nltrthas cle ellas
t76 PRF,TIISf'ORIA DIJ, AMÉIIICA
'*ri
han cle ser, efectivarnente, rerrelarlclras de un origen clistilrtc¡,
y por lo tanto signos diagnósticos cle inmigraciones distin-
tas. En este caso está, por ejernplo, la cliferencia entre doli-
t
coiclismo y bra<ltricefalismo, que ha cle ser originaria. En re-
sumen, segirn la opinión nuestra, el poblarniento de América
fue realizado por un nrhnero limitado de elementos antropo-
lógicos clistintos. Éstos, al descornponerse y rnoclificarse en un
aislamiento geográfico regional, dieron origen a los tipos ra-
ciales que es dable distinguir hoy clía.
Desgraciadamente, rro hay uniformidad de pareceres res-
pecto del nílmero de tipos raciales clue hoy se reparten eI te-
rritorio americano. De entre los principales autores rnodernos,
Haddon admitió seis 8; Sergi, ocho n; von Eickstedt e lmbe-
lloni, nueve 10. Nosotros vamos algo más all:i, pues reconocemos
doce: seis en Norteamérica y seis en Sudamérica. Los nombres
de Ios primeros son: Síluidos, Pacífidos, Califórnidos, Sonó-
ridos, Surléstidos y Centrálidos. Los de los segundos: Fuégui-
dos, Patagrinidos, Láguirlos, Huárpirlos, Brasílidos y Ándidos.
Esos nombres son los que corresponden de acuer<lo con las nor-
mas internacionales de la nornenclatura y la ley de prioridad ".
Nlás adelante tendremos ocasión cle ver más detallaclamente ca-
da uno cle ellos.
ffi r$

3. La. Realirlnd Etnogrdlica

Lin tercer punto a consiclerar. cuya importancia surge


igualnrente de las rliscusiones planteatlas. es el que hace refe-
rencia a las corn¡raraciones ctnográlicas entre América y los
demás continentes. F-sas conrparaciones. y especialmente los
"paralelo.s etnográficos" señalarl()s por River y ()tros autores,
persiguen la finalirlad rle tlerlostrar, a través rle la alinidad
crtltural. la existen(ia rler relaciones urás o ilrer)os inrirnas entre
las ¡rriblacir¡ncs del Viej<; y las del Nuevo Mundo.
.A1 entlar a ver rnás rle (:erca cste ;ntercsante ¡'lrr.rblerlra.
l,,tl,¡¡¡¡'il,,tl,'¡,,'t¡tttnlt,\u,tltut)lti.",;t,,¡tltltt¡ttlittt¡¡lt '\'t¡tlt':,\ttttrliu
(,ttt't . t(.r¡rlr",i.r SrrrilIr'.oni.rrr Irrrliluliott.)
v*--q
t.

EL POBLAMIENTO PRIMITIVO DE AMÉRICA w'{


será conveniente el recuerdo de que con el término griegt-r
de "Etnografía", cuya traducción literal equivale a "descrip'
ción de pueblos", entendemos referirnos a aquella rama es'
pecial de las ciencias etnológicas que trata de la cultura de
los grupos humanos. El limitar asi el amplio valor etimolégico
de este vocablo a sólo el campo de la cultura, puede justifi-
carse recordando que lo que más y prirnero suele llamar la
atención de los viajeros y de los autores que nos describen a
pueblos extraños, son sus hábitos y costumbres, su manera de
vivir y de comportarse, vale decir, sus caracteres culturales. Y
es esto una costumbre que viene de antiguo, como fácilmente
puede verse recordando las referencias, densas de datos etno-
gráficos, que de Egipcios y Persas nos ha dejado Herédoto *".
De todo lo cual surge que el derivado etnografi,co rePresenta
una equivalencia de "cultural".
Desde luego que el sentido que en Etnología se da aI tér-
a mino cultura es bastante distinto al que damos a la misma
palabra cuando nos referimos a la cultura individual de un
hombre. Es clecir que no entendemos exPresar lo mismo al
'c aplicar el término a un individuo que cuando lo referirnos
Q
a un pueblo. En el primer caso hacemos referencia al grado de
- clesarrollo intelectual y artístico del individuo, al afinamiento
r¡ue ha logrado en el dominio de los conocimientos humanos"
Iin el segundo, en cambio, comprendemos bajo el nombre de
crrltura todo ese conjunto de técnicas y costumbres, valoracic¡-
r)cs y comportamientos, que por ser propios y peculiares de
los gmpos humanos y la obra de infinitas generaciones, cons-
titrryc la herencia social de los pueblos. En consecuencia, no se
a.
¡,orlrí:r decir de un pueblo, corno clecitnos de un inrlividuo"
*1 (
lu(' ( ;u'cz.ca rle cultura. Pues no es posible represent"arse a
unrl-lrrn Hrupo humano desprovisto de sus correspondientes
r.r\ll()s ¡ rrltrrrales" "Sin contar que la cultura es algo específica
7.

\ r,rtcgrir ir':r¡nt'¡rlt' humantr.


F.l
l,;r lrcrt'rrt.i;r st¡<-ial de un pueblo, o sea, su cultura, repre-
s('lrr¡r un torlo <lrg:inico que se compone de un número más o
l71f
EL PoBLAN{IENTo PRlrlll-lvo DL' ¡l.í:trl<:'l'
178 PREHISToRIA DE AMÉRIcA
geogr:ifico y social, y siendo la-diversidad
el carácter tloruitrall-
menos grande de elarnentos cultu,ral¿s. Así, el tipo de vivien- irrter-
te de atnbo, fuctores, es natural que los Productos 9t ::"
rla, la manera de contraer matrimonio, el arco y la flecha, el el selio rle la
acción sean siempre distintos, y lleven' además'
shamanismo, el paravientos, son elementos culturales. Los ele-
icliosincrasia étnica del pueblo que las ha
creado'
mentos culturales se pueden clasificar en grandes categorías,
I ejos, pttes, cle admitir la existencia cle uua sola y
univer-
r:acla una de las cuales tiene representantcs en todas las cultu- a nosotros
ras de la Tierra. La economía, la organización social y políti-
,"I ..,it.tru cuya única integridad nos Perteneceria como pueblos
rnismos, la Einología reconoce tant'as culturas
ca, la ergología y la cultura espiritual son las cuatro princi- uno de éstos posee su
existen o han existido, ya que cada
pales categorías. Y no hay pueblo en la Tierra, ni es probable clencla no
propia moclaliclad cultural' De ahí que en nuestra
que lo haya habido nunca desde que el Hombre tiene sobre hablar de culturas
sólo sea dable y corriente, sino obligado'
ella existencia, que carezca de un determinado sistema econó-
en plural.
mico, de una organización social o política por simple que sea, de las
Sin embargo, y Pese a esa reconocida individualidad
de cierto utillaje industrial, ni de un principio de arte, de reli- evideucian una
culturas, to háy á.tau dt que muchas de ellas
gión o de tradiciones tribales. se trata'de una
rnayor o menor afiniclad entre sí' A veces sólo
Los etnólogos del siglo pasado, y también muchos del actual, de uno o
afini¿aa parcial, de una identidad o un Parecido
estaban dominad<¡s por un concepto de evolución que hoy pueblos dis-
varios elementos culturales. Por ejemplo' en dos
creemos erróneo, pues admitian que la cultura era una sola: de arco y flecha
tintos se observa la presencia cle un mismo tipo
la nuestra. De acuerdo con esta manera de ver, nuestra cultu- Pero en
o una idéntica -url.,u cle rendir culto a los muertos'
ra occidental era la cultura Por antonomasia, fuera de la cual a la
otros casos la semejanza es mayor y puede €xtenderse
no cabía ninguna otra. Y las'formas culturales del pasado, o Así'
rrrayoría de elementos que comPonen una cultura'
es de
las que todavía subsisten entre pueblos primitivos, lejos de un lado'
t,,tío punto evidente qt'e lu tt'ltt"u argentina por
constituir culturas individuales, peculiares y ProPias de cada osten-
y la eipañola por otro, o la inglesa y la uorteatnericana'
etnos, eran dadas como nleras etapas en el desarrollo universal
rirn numerosos rasgos de íntima afinirlad'
de esa cultura singular que penetraba los pueblos todos. Por
l,os etnólogos, al enfrentarse con este problema del para-
lo tanto, la cultura de los Tehuelches de Patagonia, la de los entre Pue-
It:lisruo .trrográfi.o, esto es, de la afinidad cultural
Sumerios de Mesopotamia o la de la Francia medieval, eran sí' no suelen tener
lrlos <listintos y a veces muy aparrados entre
consideradas como simples eslabones o fases más o menos des-
torlos la misma opinión, sino que se dividen en
varias escue-
amolladas de una misma evolución cultural. ha hecho correr
l,rs. Utta de .ru, áiuiriones, cuya elucidación
Que ese modo de ver es completamente erróneo, surge con Irrr¡r ll¡r tinta, arranca cle los mismos comienzOs
de Ia Etnología
sólo considerar que el mismo no toma para nada en cuenta eI mitad-del siglo
,,,rrro r icncia. Por aquellos tietnpos, segunda
hecho indiscutible de la influencia de los distintos medios Bastian quería explicar el fenóme-
geográficos sobre las culturas, ni las diversas contingencias his- ¡,.rs,rtlo, cl alcrnán Aáolfo 1'' Dado
¡¡o ¡urr r¡lc<lio cle su teoría de las "ideas elemen[ales"
tóricas por las que pasan los pueblos, ni la evidente individua-
,¡,,,: ,'l llorrtl-¡rc cle todos los climas y de todos los tiempos
tidad de cada uno de ellos. Pues, como las culturas, en última
.rrgrri:t l)oscc utra misma naturaleza psíquica' es natural
instancia, no son otra cosa que el resultado de la interacción rt
el] todas
,¡,,,'.,,, ,,.,,'.., iorrcs scan fundametrtalmente las mismas
cle los distintos grupos humanos con su peculiar contorno I
I80 pREHrsroRrA DE AMÉRrcA EL poRLAr.rrENTo pRl\rlTrvo DE ¡rrÉnrc¡. l8l
partes. Por lo ranto, al reaccionar de la misma manera frente cada pueblo, en virtucl de la igualdad cle la psiquis humana
a los influjos de un mismo arnbiente y en razón de las iriismas preconizacla por Bastian, haya inventaclo por sí solo y c1e nra-
necesidades, los grupos humanos de toclos' los tiernpos han nera inclependiente cada uno de los elementos que componen
producido los mismos invenros y adoptado parecidas costllm- su cultura. Sería esto desconocer totalmente los trabajos efec-
bres. Esta es, en susrancia, la doctrina de li inuención inde- tuados hasta ahora en este campo, y carecer, adernás, de todo
pendiente de los elementos de toda cultüa. La tesis opresra sentido histórico. Pero la pretensión es llevada al absurdo, si
es la cle la difusión, defendida sobre todo por Federico Rar- nos ubicamos dentro del marco de la Prehistoria. Pues, pre-
.zel ".sus partidarios admiten, con é1, q.,. .udu elenlentcl cul- tender que toclos los pueblos actualmente conocidos hayan
t'ral ha sido inventado una sola en existido desde un principio, o nacido por generación espon-
clescle ese punro de origen se ha 'ez, 'n solo lugar, y que
p.opugu'do po,- Iu, demás tánea, carece de serieclad científica. Y a eso equivale, en últi-
regiones, en parecida rnanera a la en que muchos elenre'- ma instancia, el admitir que cada pueblo haya inventado por
tos de nuesrra propia cult.ra, diganros la bicicleta o la raclio, separado todos los elementos de su cultura.
se van acrualmente ilifundiendo por todos los ámbitos cle la Basándonos en lo que vimos en la parte primera cle este
Tierra. libro, y ayudados por un poco de irnaginación, no ha de ser
El dilema que aquí se plantea es, colno se ve, una cuestió' clifícil establecer los grandes lineamientos que ha seguido el
de principio. ¿l)ebemos admitir, con Rastian, una creat:ión proceso de la evolución cultural. Su base está en la admisión
reiterada de cacla uno de los elernentos de que se cornponelr <lc que al sobrevenir la dispersión clel primer gran grupo hu-
las culturas, y, en consecuencria, cacla vez q'e vemos una nrano, el mismo era ya poseedor de un conjunto cultural clue
ma forrna de arr:o y flecha suponer que el grupo que la pose( 'ris", ¡ror primitivo que fuera incluía en sí un determinaclo nÍrmero
la ha inventad, i'dependienternente cle los otros entre quic- rlc clementos fundamentales de cultura, como ser el habla,
nes también la hallarnos? O, por el contrario,
¿partiremos con
t'l f'ucgo, piedras talladas y palos aderezados como armas, pieles
Ratzel del suptresto de que cada elemento cultural ha siclo ¡rirra vcstirse, etc., etc. Por lo tanto, cacla uno de los grupos
inventado una sola vez, en un lugar determinado, y desde ahí ('n (lrrc posteriormente se dividió esa primitiva Humanidad,
ha pasado en una u otra forma a las otras regiones? .rl sr'¡xrrursc era ya poseedor de los mismos elementos, y no
Es probable qre el problema se haya planteado y discuticlo lrrrlro ultrrlahrrente necesidad de que cada grupo desprendido
de una mallera clemasiado teórica. La probabilidad se acre- rlcl tr'orr<o rrrarlrc los creara de manera independiente. Luego,
cienta al considerar que es imposible dejar de admitir cuanclo ,rl :rrlrr¡¡tru'sc r:arla grupo a un medio geográfico determinado,
menos la posibiliclad lógica de clue un elemento cuhural clado ,l.r:rrrollri cs¿r r:ultura primordial en un peculiar sentiCo, y
haya sido in'enrado dos o más veces, en disti.tos lugares y rlr cstc rlcsrrrr-ollo particular de ,cada grupo arranca lo que
en é¡ror:as diversas. l\,Iientras que pretender que cada pueblo ¡,,,, l.rnos rlcrronlinar la particularidad de cada cultura. Mas,
haya inventado separadamente cada uno de .sus elementos cul- .r ,,.r.r cr'olrr<:i<irr natural rle cacla grupo, se agregó pronto
turales es tesis tle diiícil aceptación. l,r lr¡, l¡,r r orr r¡lr'()s grul)os, el trtteque, las rnigraciones, con
"l'aurbién en este caso, conto en tantos otros_
la verdacl ha irr r'rtr'¡, rlc rrrczcl:rs t'lcialcs y culturales, que hicieron clue
cle estar entre las clos tendencias antagónicas, aunque más cerca 1.r,, , rrltr¡r,rs ¡rlirrr;rr i;rrrrontc (lif crcrtcia<las sc influyeran mut.ua-
dc una qrrc de orra. Pues resulta rlifícil admitir en serio qtre rrr rrtr', l ,lc csl ln;lnclit llt'¡4lrrl rrn prrcblo a l)oseer y conocer
182 pRLHrs'roRrA DE AMÉRrcA
EL PoBLAMIENTo PRIMITIvo DE .quÉnrce 183
elernentos cuiturales que otro pueblo había agregado, por
invención propia, al fondo común más antiguo. y este estado nuestro propio continente, que el cultivo de la papa, origina-
de cosas que hemos supuesto fuera el de las más primitivas rio cle li sierra peruana o boliviana, se encuentra hoy entre
épocas prehistóricas, no puede haber sido distinro en las épocas muchos pueblos que viven a considerable distancia del que
siguientes, como no es distinto lo que todavía sucede ante domesticó la planta. Lo mismo sucede con el tabaco y la cos-
nuestros ojos. El proceso de la formación de culturas parece, tumbre cle fumarlo, que habiendo cornenzado en cierta región
pues, constar de tres etapas sucesivas: primero, creación de un de América, no sólo se extendié luego por la mayor Parte
fondo comúrn; segundo, disgregación de esa cultura primaria del continente, sino que los españoles lo difundieron también
en distintas culturas regionales y aumento de la diversifica- por los países del Viejo Mundo. E igual cabe decir del maíz
cién por desarrollo independienre de cada una de ellas; ter- y d. *.t.hos otros productos más, de los cuales consta que
cero, interrelaciones entre los distintos tipos regionales de sier]do originarios de una región dada, hoy forman parte de
cultura, e influenciación nlutua. De manera que en principio cultuths que se''encuentran desparramadas Por gran Parte
es lícito adrnitir que los elementos culturales hayan tenido de la'Tierra. No hay duda, pues, de que los elementos par-
un solo origen, en un determinado lugar y en una época de- ticulares de una cultura pueden propagarse y ser adaptados
terminada, y desde ese centro creador se hayan difundido por por otras.
el rnundo. Lo cual, naturalmente, no excluye que en deter- Pero también las culturas enteras, o cuando menos la mayor
rninados casos pueda haber invento doble de un mismo ele- parte de los elernentos esenciales que componen una cultura,
¡rueclen migrar. Por ejemplo, la alta
cultura o civilización,
mento, sobre todo tratándose de rasgos simples. Se ha de contar
tarnbién con lo que se conoce por "difusión por el estímulo ilue admitidamente se originó en el antiguo Oriente, se ha
o por la idea", esto es, una manera especial de propagación irlo extendiend.o, Poco a Poco, Por muchas regiones del Viejo
en la que no es el objeto mismo 1o que se difunde, sino la y clel Nuevo Mundo. La cultura de los negTos Bantú, africa-
idea de su creación ". Y esto, naturalmente, lleva a creacio- i,nr, idéntica, en sus elementos principales, a la de determi-
",
nirrlas regiones aisladas de la Indiv, Y a la de ciertos pueblos
nes reiteradas"
De acuerdo con lo dicho se comprende que la posición I\lclanesios de Oceanía. La de los americanos Aruac' cuya
:irt:a rlc <lispersión es, sobre todo, la región amazónica, se en-
prirnaria del etnólogo haya de ser la que tiende a suponer
( r¡(^¡tr':l () encontraba también, en estado más o menos Puro'
que todo elemento cultüral derive de un determinado lugar
y de una .determinada cultura. Sólo que para ratificar o des- cn l:rs Antillas y en las islas del Delta del Paraná, en la Ar-
¡1r'rrtirr:r. IIcr¡os, pttes, de admitir, que también
los conjuntos
echar definitivamente esa suposicién previa se habrá de inves-
r rrltrn:rlr:s ¡rtrc<letr rttigrar y Propagarse Por zonas muy aParta-
tigar el asunto empleando para ello los criterios específicos de
,l.rs rlc slr (olllro originario cle creación.
la forma, de la cantidad y de la continuidad, cuya diluci-
dación teórica, empero, no interesa aquí tu.
,\lrot;r lrit'n, ir<lrrrititla no stilo la posibiliclad, sino también
f)e todas maneras, no hay duda de que las culturas pueden l,r rr';rlirlrrrl rlt: la ¡rt'o¡raga<:i<itr cttltural, tanto en la forma de
, fr.rr¡r.rrt,,r lrisllrrlos, los ll¡rrrlatlos prti.;turrto.t, COmO en la de COm'
y suelen migrar y difundirse, pasando de una región a otra.
Los ejemplos conocidos de difusión de elementos aislados son l'l{ ln\ r'rrllros, r'l ¡rt'rllllt:trtlt <¡ttc ahora se Presenta es el cle
,.rlrr I r rr.i I r.r r.l ¡rror'<'srl rlt'l¡r rlif'rtsitin. El asrlnto ha sido trata-
numerosísimos. Recordemos, por ejemplo, y sin salirnos de
,ll r rr rlrt,rllr' ¡rut ttt¡ttl('t()s()s :lllt()l'cs, y l)o se podría sostener
IIJ.I PRLHISTORIA DT, AMÉRICA EL poBLAMTENTo pRrMrrrvo DE ¡rrÉnrc¡ 185
rlue a este respecro reirlaran divergencias demasiad0 gr"atrdes. ran cl cultivo del suelo, tejen y fabrican cerámica, está claro
De ma'era <1r"rc 1o qrre aq'í digar',s es de validez casi u'iver.sal" que nrás de una vez las capturadas habrán seguido realizando
cluando se Lrara tle Ia pro¡ragación de un elenrent' aisra- sus labores propia^s en la forma acostumbrada, e introducido
dc¡, son varios los factr-rres que reconocidamente pueden inter- así en el grupo de su nueva residencia elernentos culturales
venir" uno rnuy importanre está dado por la difusión cle tribu que originariamente le eran extralios.
cn rribu, por nreclio del cr¡mercio. En las altas cult.uras, las Ctrando una ctrltura incclrpora un elemento extraño y lo
transacciones comerciales son algo normal y corrierlte, colno asimila, tenemos un hecho que se conoce p<tt ucu.Lturur;ión.
torlo el rnundo sabe. Pero tarnbién 1o son en las de tipro uledio Fuera cle las dos mencionadas como cjenrplo, hay otras posi-
e i'ferior, Io t ual ya es rnenos conocido. Sólo que en estas bles causas de acrtlturación. Perc¡ ronlo las r ulturas son enti-
riltimas el intercambir:r suele adquirir características propias" dades orgánicas, r¡ue constitr.ryelr un tork; arnroniosoo se en-
L'n ejemplo de rrueque rnudo, que es forma elementalísirna tiende de suyo que no todos los elenlentos rle otra cultura son
rle comercio y que a menudo se suele rnencionar, es el que factibles de ser aculturaliza<los. Recluisito indispensable para
rxiste en la isla de ceilán entre la población primitiva, los lla- cllo habrá cle ser siernpre t1 ue la culttrra receptora posea un
nratlt¡s l/edrlas" y Ia posterior, de origen hindÍr, que sctn los cierto grado de receptibiliclad para intorporar el elenrent<,r
\ingoleses" Los prirneros, arrinconados en las zonas boscosas <Iel nlrevo. Para decirlo cc¡n un ejernplo: los pueblos primitivos
itrterior, harr llegaclo a conocer las puntas de flechas de hierro de 'fierra del Fuego no podrían incnr¡rorar a su cult.ura de
1 las aprecian rnucho. Pero como su cultura es de tipo inferior, ripo inferior un elernento pertenecielrte a una cultura supe-
clesconrcen la meralurgia y no sabcn fabricarlas. Al mismo rior corno la rnáquina de esctibir" Pues en aquélla faltan todos
tiern¡ro son muy desconfiaclos y temerosos. De ahí que cuando los supuestos previos que harian posible la incorporación,
11 uieran obtener puntas de este tipo, se acerquen de noche rcrbigracia: el conocimiento de [a escritura.
a la entrada de una aldea singalesa y depositen allí una can- Ntás <1ifícil resulta explicarse la ¡rro¡ragación de c'onrple-
titlad dcterminada tle ¡rroductos naturales, animales cobrados, jos culturalcs que la difusión tle elenlentr,¡s aislatlos. ¿F.s posi-
por ejernplo" Al día siguienre vuelven al lugar y encuentran lrlc t¡uc todo un complejo cultural pase de un país a otr(), de
un cierto número de puntas de flecha de hierro: un hérrero rrrr ¡rtrcblo a otro, desligado c1e sus antiguos portadores? () ¿es
dcl lugar ha aceptado el trueque y hecho en esa forma la rrt'<r:.s;rrio admitir que con la t'ultura se ha extentlido tarnbién
retribución corres¡rondiente. t'l ¡rrrcblo (lue era su portador? Porque cuando nos enfrenta-
La incorporación de nuevos rlementos culturales aislados nr()ri (orr cl hecho de rltre una cultura, o grandes partes de
er¡ una cultura <¡ue originarianrente no los tcnía, puede tarn- cll:r. Ir;rrr ¡rasarlo rlc un país a otro, pongarr]os por casn el hecho
bién tener colno causa el hecho tan corr.iente de la adopción .rl r¡rrt'rros llcnlos rcfericlo <le la sirniliturl cultural entre Áfri-
tle personas extrañas en el gmpo. Por ejenrplo, la manera de r.r, r ir'¡ tils l)urtcs <lc la lrr<lia y otras cle Ilelanesiá. el dilerna
hacer la guerra que practican lnuchos pueblos americanésrcon- ,ln('s('n()ri l)l-o.scnta cs ¿stc': ¿"I'rátase tle un traslaclo, de una
siste en asaltar de rnadrugada un poblado enernigo, matar a r rtcrrsiriu, :r r\ll'ir:¿r, <le l:r <rrltrrra rnclanesia, o de la africana
totlos los varones adultos que no logran ponerse a salvo, e ,r \lr'l.urcsi:r, ¡rt'r'<l rt:rrlizirrla sin str p<lrtarlor? ¿O será nece-
incorporar a las mujeres y niiros que sobreviven al grupo ven- '.,¡l rrr ,rtlr¡ritir <¡rrr' llr si<lo rrn ¡rrrc[rlo :rÍricano o rnelanesio el
cedor. Como las rnujeres son frecuentemente las que practi- rlu{'\r'lr.r lxtcrrrlirlo, y (lu('¿rl lrir<r:r'lo, tirl vcz cn inrnigraciones
186 PRrlrrlsloRrA DE AMÉRIcA EL POBLAMIENTO PRIMITIVO DE AMÉRICA I87
sucesivas, haya llevado consigo y difundido esa cultura? Este si no es por causa de fuerza mayor. De ahí que las migraciones
asunto no podría definirse si no es sobre la base de una seria vol.,nturius y normales suelen realizarse en la mayoría cle los
investigación. Y como se trataba de una cuestión de principio, casos dentro de ciertos límites. Pero sucede a menudo que la mi-
hace tiempo que fue realizada. gración es obligada. A veces son hambres o disensiones la causa
De ella ha resultado la gran probabilidad, por no decir áe los movimientos. Pero en otras es el peligro de ser exter-
certeza, de que la cultura matriarcal de tipo medio a que nos minados por algírn pueblo invasor lo que obliga a los indíge-
hemos referido se haya originado en la India, esto es, en una ,r^ o -oo.rr", u buscar zonas de refugio, en las que las condi-
región situada entre las dos áreas de su actual distribución. ,ciones de vida serán diferentes y a menudo muy pobres" Sin
Y se entiende de suyo que al inmigrar al continente negro, .embargo, los primitivos están tan apegados a su vieja cultura'
ha de haberlo hecho por la vía del este africano, que es la a los usos y costumbres heredados, que aun en su nuevo hábi-
región más cercana al centro de irradiación. Sin embargo, en tat sólo modificarán aquello que sea imperiosamente necesa-
la parte oriental del África no encontramos culturas parecidas. rio para ponerse a tono con las circunstancras nuevas'
¿Cómo se explica eso? Él .orrr"ruatismo cultural de los p.eblos ya se revela por
La respuesta es fácil. La cultura en cuestión llegó a África el solo hecho de qtre numerosos gruPos cltte han rnigrado y
viniendo de la India, y se asenté primeranente en el este cambiado de hábitat siguen manteniendo elementos cultttra'
africano, desde donde se extendió, luego, a la parte occidental les que son propios de la situacién antigua. En'esa categoría
del continente. Só1o que los rlovimientos posteriores de pue- .uer'r, terbigiacia, los palafitos qtle se encuentran en ciertas
blos camitas, más o menos emparentados con los Abisinios de rnontañas de la Guayana, y que allí donde están ahola carecen
hoy, se superpusieron a la primitiva cultura, y la borraron <tc toda razón de ser, pues es este un tipo de vivienda apro-
casi completamente del mapa. Que esto es así, es de fácil o en las riberas de los
Piaclo a la vida en las zonas palustres,
comprobación, pues en toda el área de las culturas del este gran,lcs ríos de aguas tranquilas, donde sin duda surgieron'
africano es aún posible hallar restos de esa antigua cultura, Prlr lo tanto, poclemos, sin más, PresuPoner que aquellos pue-
y de sus primitivos pobladores negros. Y es que cuando migran lrlos <¡rte viven en la montaña, muy lejos del agua, y rsin em-
los pueblos o evolucionan las culturas, generalmente quedan lr;rrgo coltstruyen sus viviendas sobre pilotes, llegaron alli desde
rastros de Ia situación anterior en el área de sus antiguos do- l:rs ticrras bajas anegadizas, donde aún se encuentran otros
minios. A los residuos culturales de este tipo, el etnólogo inglés En caso. pareci-
lir ul)os ,¡,,e siguen .o.rrtr.ry.ttdo sus palafitos.
Tylor dio el nombre de "survivals" ". ,i.,.'*r,i,, a.1,,cúos indios clel Chaco que, no obstante vivir ahora
Cuando un pueblo migra en masa de una región a otra, {.rt rr¡:r r.t'14ir!rr clili<la, siguen ttsando como prenda de vestir
suele siempre llevar consigo su vieja cultura, a la que trata de Lr , l.'isir;t nr:urla rlc pieles PamPeanas. Es este ttn elemento
mantener. Pero si el nuevo hábitat ofrece condiciones de vida , rrlrrrr.rl ¡rto¡rio tlc los ¡ratagtinidos clel sur, de Patagonia o de
distintas a las que este pueblo estaba acostumbrado, es natural I rr r r,r rlr.l l,'rrt'g6. I'<ltlcrttos, ptres. inferir por este solo elemen-
que entonces esta cultura se habrá de modificar para adap- t,r r rrltru:tl r¡rrt, lo.s l)irt:tf{(')Iti(los qtle actualmente viVen en el
tarse al nuevo medio geográfico. Los pueblos, por lo general, I l¡,r,o llr'¡i:rtotr ¡rllí rlt's<lt: t'l srtr argcrttino. Y que en sus cos-
no cambian de manera deliberada el país en que antes vivieran rur¡rl,r( \ \r)n l:tlt tt¡tlst't'v;t<l<lt'(ls (ltlc, PCse a que el rnanto de
para pasar a otro que les ofrezca condiciones de vida distintas, (()rtllltitlrli<'ll<lrt cll cl c;ilido clirna del
¡,rr lr', t',t,i rrr,ir l,it'rr
188 PREHISTOF.IA DE AMÉRICA EL poBLAMtENTo I,RrMrrIvo os el,rÉRrc,q t89
chaco, siguen conservándolo tal como hacían cuando vivían, una rama de Ia ciencia etnológica. Así, la Antropología se dedi-
en el frígido sur. En conscclrencia, por la cor'posiciór cle las ca al estudio físico, biológico, de la Humanidad; la Etnografía
cult.ras o, mejor dicho, por el arrálisis cle los clementos que al cultural; la Lingüística al glotológico. Y para que el estudio
componen las culturas, se puecle generalnlente tener indicios etnológico de un pueblo sea conrpleto, rnenester será siempre
sobre el origcn inmecliato cle los p,eblos cuya historia que- que el mismo abarque los tres aspectos nrencionados. Por lo
renros investigar. tanto, la Prehistoria, que es la Etnología del pasado, no debe
Aquella i'r.igracicln cle co'rplejos culturales rnás o lnenos proceder de manera distinta, siernpre y tanto que lo permita
enteros, es rlecir, aquella c¡ue tienc en slr base una inmigta- la situación.
ción del ¡rueblo portador rle la cultura, ha siclo clenominada Por otra [)arte, del solo emperio puesto por Rivet para
"difusii;n orientacla". ya que e! senticlo cle su irracliación está señalar afiniclacles Iingiiísticas rnt-re el Viejo y el tl-uevo Ifun-
deternrinatla por lc¡s rnclvirnientos del pueblo portaclor. Es do, surge ya t-lararnente el valol cxce¡;cional c¡ue puede pres-
por eso t,¡ue al esturliar las sernejanzas culturales que existen tar la Lingiiistica para el intellto rle establec:er conexiones
entre los pueblos cl err-rdrlogo no puerle clejar cle lado el aspec- histtiricas entrc los pucblos. arul(luc rllos pet'tenezcan a conti-
to antropológico cle la cuestión. Y
"junto con la cultura deberá
ncntcs clistintt.rs. \' no hay drrcla tle r¡rrc cl éxitr¡ luglado eu
siernpre ver a las poblaciones misrnas. ()tr()s cas()s jtrstilit:a ¡rletrarnentc las es¡-reranzas puestas en su
La utilidad rle cse pr.cedimiento s'rge de la consicleración ;rccitirr. Rccuénlese, si llo, qrre la prerérita unirlarl rlel prrcbl<:
rlel ejernplo alricano rnencionado. pues resulta que tanto las irr<loeurope<l Irre prirneranrentc' establet irla sobre trasc lingiiís-
alucli<las partes de la India corno la Nlelanesia o el cenrro y tica. y que el cstr.r<lio linciiistit'o a¡x)nar':1 nulncrosos rlatos dc
ocste del África son regiones con población auténticamente r':¡lor crrltnral.
negra 'n. El esrnclio antropoli>gico nos señala pues, que aque- I,.l lenguaie es algo ulliversal 1, taractcr'ístico tlc la espctic
llas regiones que rn*esrran urra cierra coincicle'cia en el tipo, lrr¡nlrna: tr¡dos lr¡s hr¡nrlrres. y srilo cllrx, ¡-loseen este nlcdio
<le su cultura osrentan idéntica concordancia en su tipo cle po- n;itru'll rle exprcsirilt. Pal'et:ería, ernpel(). c()IIto si llo torlo tl
t¡lar ió'. De lo c'al deduciremos clue la cultura matriarcal nrrrrr<lo lo trntcnrlieril así; f )ues en rcitcra<las ocasiones las ¡lretr-
africana fue llevarla a ese continente con la inmigracidrn de ,,,rs lr:rrr tlilrrlgarkr n¡rticias sobrc- hallazg<ls cle grtrpos llurnant¡s
los negros. Y hay cl.cla cle q'e este ejemplo podrá servirnos de (¡r( n() <:onr¡(-íalr cl habla" Iinri r[t lor riltilrros intentor tle est¡
'o
pauta para encarar rnás a fondo muchos aspectos del pobla- rrrrlolt'st'rlclrt'al alenl¡in R. N. \Vegrrer, tluien preterrr[ía
miento primitivo de América. lr,rl¡o <lt'sr ubicl to r icrt,rs irrrlígerras tlr las selvas rlr.l Oriclrtc
l,r,lrr i;rrrr,. los ll¿rr¡r:rrlr,s ()ttrrtit¡4r.t.ti. (.llrc rlesct¡nociendt¡ cl lell-
liu.r l( .n t i< rrl:rrlo. st' t'lltcnrlial'¡ srilr ¡lr;r se ñas "'" \las tc¡rlas
4. Ln Realidad Lingiiística l.r', ltol l( tlt't'st:r cl;rst'rlt'lrt'n scr t'clegarlas al reino rlc l.a
Irnt.r,,r.r s lr:rsl:r:rllorlr rrr¡ st: ll¿r ¡lorli<lo ct¡nfirrrlar ningrrn;r
l,a Etnología es una ciencia pluripartita. lls su objeto eI r,¡rr.ll,r: rlcnr¡rrr i:rs. rri lurrr.lro rn('n()s la riltirna'". l'.r r¡rre.
estuclio integral de los pueblos, la historia totalitaria de la Hu-
',.rlr,l.r,l nirrgrirr ¡rrrt'lrlo ¡rorlr'írr t'xrstil siu csc ¡uirralillr¡so
manidad. De ahí que a cada uno de los principales aspecros lrrt rl{ \'nrrl.. ll.urr.r,l,, lcngtr.r jr . r¡rrt tit rt ¡rarlr tuurt¡ni.
bajo el cual pueden ser estudiados los pueblos corresponda ¡ rr rt¡tr ,l trlr ,rs r ttrr( \n,t\ ( iltil( l()ll('\ ;l nU('sll{r\ .,('1il( j:rtttr,..
EL poBLAMI¡INTO lnl¡rrnvo DE elrÉnrce l9l
190 PRE.HISToRIA DE AN{ÉRtcA

Lo que hay, y lo que en ciertos casos puede haber inducido a lcs. Al té, todavía lo c<-rnocemos con el nombre que tiene en
error a viajeros de buena fe, es una gran reserva en los pueblos su país de origen, quc es Ia China.
primitivos frente a los extraños, la cual, por motivos mágicos Claro está que no siempre se adoptan simultáneamente Ia
('osa y el nombre extranjeros" Los idiomas muestran una dis-
u otros, irnpone a menuclo la obligación a los inclivicluos de
no pronunciar palabra alguna frente a extranjeros. tiirta sqnsibilidacl a ese respecto. Pues mientras unos incorpo-
r arr rápidamente todo vocablo nuevo que les llega junto con
Casi todo lo que hemos dicho cle la cultura es iguaLnente
l;r novedad, otros, juzgando por analogía de 1o que ya conocen,
aplicable al lenguaje. Y se cornprencle. AI igual que aquélla,
.rplican a 1o nuevo una denominación propia, a veces ampliada
pertenece ésta a la herencia social de los pueblos, pues es en
el seno de las comunidades étnicas donde el individuo adquiere lror algún aditamento diferencial. Por ejemplo, los españoles
ll;rrrraron "algarrobo" a un árbol sudamericano que, al igual
su meclio verbal de expresión. Este solo hecho ya nos demues-
,¡rrt' cl que conocían de España, produce vainas comestibles,
tra a las claras que la lengua nada tiene que ver con Ia raza,
esto es, con el aspecto exterior cle los individuos. En Estados l)('r() (lue botánicamente nada tiene que ver con el algarrobo
( ur()l)eo". I)e la misma manera denominaron primeramente
IJnidos, individuos de raza tan apartada como la negra y la
blanca reconocen a un mismo idioma, el inglés, como su len-
,,rt'ju de la tierra" al animal que hoy conocemos con su
rrr)nrl)r'c indígena de llama. El aditamento se hacía para distin-
gua madre; mientras que pueblos racialmente muy emparenta-
dos, como el español y el portugués, hablan lenguas distintas. t'¡nr ('stc camélido americano de la oveja común, a Ia que lla-
rrr,rl¡,ur "oveja de Castilla". Estos ejemplos, si se les compara
Por lo tanto, lengua y raza son términos que clistan mucho
de ser coinciclentes.
r,n ( l <¡uc hernos mencionado antes del fútbol, nos indican
,¡rrr l.rs lcrrguas no adoptan siempre una misma actitud al tra-
También las lenguas, colno las culturas, están sujetas a la
r.u,,( (lc l:r introducción de palabras extrañas.
clifusión. La difusión cle palabras aisladas, o sea, los llamaclos
préstarnos lingiiisticos, soll hechos de los más comunes. lrrrrto r:on la difusión de palabras aisladas, y de mucha
f il lyrf rrrr¡rortancia para nOSOtTOS que éSta, tenemos tarnbién
Las razones que llevall a esos préstarnos, y que no siempre
son voluntarias, son rnuchas. A veces, al introducirse en un
l.r l'r,'lr.rll.r( i(in de lenguas enteras por territorios que alltes
. r rn ll,,rrrinio de otra. Las causas suelen ser aquí de mayor
país una cosa o una idea nlreva procedente del exterior, se
rt,r',, ( nrllnt irr l-ristórica que en los simples préstamos, porque
adopta también el nombre con que se la designa en el país
de origen. Asi, la arlopción clel fútbol, juego que nos ha veni-
lr', lr rl'u;rs, ll igual que las culturas, no acostumbran migrar
..,,t,r., .,¡n() (llrc son los pueblos mismos quienes las difunden.
do de Inglaterra, ha implicado no sólo la introduccién y cas-
tellanizacién del nombre misrno del juego, sino el de muchos
| ,1,r r, (lr¡c rrna lengua, como entidad viva que es, no se
,1, 1,1 .r., sin <¡rrc haga lo propio el pueblo del que es peculiar
otros términos con él relacionados, como ser gol, team, refe-
nr rr u¡n( nlo tlt: cx¡trcsirin.
rí, etcétera.
De la misma marlera, al pasar a Francia la fiesta taurina, I r, nrr¡'r;rr ioncs y lirs invasiones son los rnotivos princi-
que es de origen español, se incorporaron aI idioma francés ¡, rl' ,1, l.r ¡,ro¡r;rga< ir'rrr tlc los idiomas. En todos los tiempos
toda una serie cle nombres intimamente ligaclos con ella, como
1,, ¡,1,, r,,rrrrirr cl rlrso rlr: rrrr pueblo que invade el territorio
ser toro, toreador, picaclor, etc. El café, que nos vino de Arabia,
,l' ,'rr,, 1,, r,rtr¡tri.st:r c irrr¡lonc srr lcngua a la población do-
.,,,¡r r,lr tl' l.r lrisr,,l r;r ('ru()l)('il sc ¡r<lrlríatr tonlar todos los
sigue llevando nombre árabe en la rnayoría de idiomas acttta-
r92 PREHISTORIA DE AMERICA ,.:.
il;ffi
ejemplos que se quisieran; pero bastará con recordar la con-
quista de Italia, de Francia y de España Por los Rornanos, coll
la consiguiente implantación del latín en todos esos países, ?,

y la paulatina clesaparición de los idiomas inclígenas. como w:


5

es naiural, el hecho es también comírn entre los pueblos no


europeos. De América aPuntamos la extraordinaria clispersión o
7

q.," .r, tiempos prehispánicos alcanzó el quichua y tarnbién el


.araucano en tiempos coloniales; en ambos casos a consecuen-
cia de invasiones de los pueblos respectivos. NIas no siernpre
Q
i
tiene una invasión el nlismo resultado, aun cuando el elemen-
ro invasor gane la parrida" Ahí está el ejemplo de la invasión
visigorla a lspaña, o la cle los Francos al país al que clierotr *1
,.oribt", y en los que Pese a qtre ambos pueblos dorninaron
políticamente no lograron imponer su lengua a la poblaciórl z
dominacla, sino qrte tanto uno corno otro fueron lingiiística-
mente absorbirlos por los vencitlos.
Cuando. a raiz rle rtna invasión, Ptlgnan dos lenguas Por o
la supremar.ía, ninguna suele resultar cornpletamente vellce-
tlora; la victorioru pugo sietrlpre stt triunfo incorporanclo ele-
tnenlos clc la venciila. ¡.sto sucede tanto en el caso en que el
invasor impOne str lengua a la población clonlinada, como ell
el otro en (lrre d,sta logra rnantener st¡ icliorna imponiéndolrl
o no al invasor ,,. La in<.orporación alecta. ante todo, al léxico,
cl Cual Cl) CSlos (as()\ s('t'nri<¡ttetC COrl palabras Pcrtellccielltes
al idiorrra vtncitlol corno ejernplo puede servir el español de
AIIérir:a" clut' ha incorporatlO nulnerosos vocablos indígenas:
a

cacao, maí2, rnita. etc. Lrrego puede rnoclificarse el fonetisrno: s.


illtrrlrluciénrlost' iollidos nlrcvo\ o alteráltrlost: lt¡s existcntes'
\t", finallnentc, las ¡norlifi<'aciOlres put:tlen hasta llegar a atectar r a.

la cstr.rrt.ttrra gr.a¡llatital, pesc a ser ésta la parte rnenos vr¡ltte' tsl

rable rlc tOrlt¡ i¿lior¡ta. l)c rc.¡ckr e-'sto surge 11 ue analizando los
I

iclioln;rs es posiblc rles<'ubrit las gratrtlcs rr6tttittgencias hi.str'r-


z
ric:l,i ¡rtlr las q tttl han ¡rasatlo [r-rs ptreblos'
Las lerrguas. c()rn() las cultrrras, nos aparccclt a tlretlttrltr h FI

tltll)arentadas u'rlt¡-c si' v ('onstitrrve¡rtlo cntirlatlc's tlt'<lltlt'rr


EL PoBLANTIIjNTO PRI¡IITI\.o DE AI,TÉnIr:,q r9:i

superi<rr que se llaman fatnilias lingiiística.s. El ejernplo rnás


'*' conocido de familia lingüística, es el del indoeuropeo o inrlo-
gerrnánico ". Esta familia agrupa la rnayor parte de idiomas
rlr: [,uropa y algunos del Asia occidental y mericlional: el latín
(:s una de sns ramas principales. Oiras ramas de la familia
irr<loeuropea son el germánico, el eslavo, el ario, etc., y cada
rrrro de esos rnás antiguos idiomas ha dado nacimiento a otras
lcrreuas morlernas. Así, el español, el portugués, el francés, etc.,
q
¡,roceden del latín: y el inglés, holandés, alemán, etc., rlel ger-
rrr;i rrico. I)e rnanera que el parentesco de las lenguas deriva
',r( lnl)re rle un origen comíln.
o l)csgraciadanente, el origen de las lenguas nn siemprc
\ rr,s;rl)zrrece tan claro como en el caso de las lenguas neolatinas
c ,, ,lc l:rs gerrnánicas. El tiempo y las contingencias histórira^t
\,rrr l)()('o a por-o borrando las sinrilitu<les, que sclll la basc
a .,,,1,rr'lrr (lue se establece el parentesco. Sitr enrbargo, es lrc
=
= ' u( nl( <¡rrc los rastros de antiguas conexiones n() tlesaparezcatt
o ,lr I ro, lo. y r¡rrc el ojo avizor de lcls investigarlores prterrla tlr's
' ulrrr l;rs. I)or lo tanto, cuando venros que clos lengttas rnr.rcs-
rr rt nrr rlr'rr¡rt:r'o grande de palabras parecidas, est() es. (lllc
h
i rr .rrrrlr.rs ¡r:rrtcs tienen el mi.stncl r"alor fouético 1'setnáttlitt¡.
a" , ¡,rr,rll t;rntlrión hablar de parentescn. Etr cstt¡s casos sc
¡¡rrr r( rrl,rrili<lu, r:on el térntino parentesco. quc el ntlnlcrrl
+. ,, ¡ .r I rr l.r, I r lc l:rs alrrrliclas sentejanzas lro pet'tttitc atribuirlas
o
t.,] | ilill,lr', ¡rr( \t:uil()ri rtc trna ICrtgtra ¿ Ou'a. tti tailr¡lOt.O a ilill
! ¡ir,r r.r,,rr.rlrrl,¡rl Sirto r¡uc ett algrirr llrotnellt() rle la histo-
I

Fi

' llrr¡'¡¡,¡¡ lr;rrr tlt: habcr teni<lo rela<iolres lnu)' ítr'


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I ' !rrt.r r.nn( rrt( ;r Io r¡trc ;r vcces se (rce, <:l crln.i trtrt.o rlt'
l, ,,1 rr r'. ,rrrr'r r(.nr,r\ rr() ( r)nsliluy(' ttiltetttra Lilli<lail ccl'tarl.t,
¡¡',, r¡',1,' 1,, ¡,rrtr.n io l,.l rrr'r rrrero rlt' lctrgrras t tIialcc'tos to-
"..,'i,,. ri¡rl,r'rt,r ( n \nlcttrlr r;rtir¡s rttill:tlt's. l<ls tlrtt' s( .rf4tt¡
r .i, ¡ !r riir.r', l"() l.rr¡r¡lr;rs lrrrgrrtstlt;rs rllstlntlrs. rlt lirs r¡rrt' 2?
¡ ¡,¡ , i, , I r¡¡,rtr rrlr.rs f{0 r'¡r t l sril 1 l1) t'rr (.t'rrtr()itt¡t('ll(il.
, i l,trrr rrr, lr.¡1,l,t,l.r,1, ,ltl, llll lll('l()l (()lt()(lllll(lll() rlt l;t
194 PREHISToRIA DE AMÉRrcA EL poBLAMIENTO pRrMI'IIvo DE el¡Énrce 195

realidad lingüística del continente ,habrá de reducir el nú- Nfadera, fuego ula (w),ula ol, hul
mero de esas entidades mayores, por fusión de algunas que Pierna tana, tena tanin
ahora se tienen por independientes e irreductibles, queda como l)iente yorra, yürra, era orr, horr
un hecho intangible la enorme diversidad de las lenguas ame- Agua . h.un, kuno, hunu hon, hono
ricanas'*" Lo cual no es, por cierto, un argumento en favor '\gua - kallan harra
de la pretendida unidad de origen de la población del Nuevo l..xcremento ganing, guna, gunong ganun
IVIundo. Pues sería imposible admitir que una diversificación lirrego maltha maka
tan grande se haya producido en territorio americano par- K:rnguro.... kula, kure, h"ore gol, goln, golen (puma)
tiendo de un solo tronco. El argumento lingüístico refuer- llornbre .... nonga, nungar nooken, nuhen, nuha
za, pues, la tesis del poblamiento pluripartito de este con- l,t'ngua ..... tale, t'ali, útala taal, tal, tare
tinente" l,rrrra . manú, menian amania
Sin embargo, y con la sola excepción de Los Esquimhles, \ l;rlro mar) tnara lnarr, tnar
grupo hiperbóreo que en parte vive aún en territorio asiá- \.u'iz oro, orro, uoro, uuru or, hor, orr'e , ItrTr
tico, ninguna familia lingüística americana cuenta con repre- t )r t.j;r yuri your (oído)
sentantes en el Viejo Mundo. Pues los varios intentos que IIrrtso ho, óko ho, hoo
hasta ahora se han hecho para establecer vínculos de esta I|¡tcso gulu, gulura kolula
suerte han fracasado todos. De manera que el grupo ameri* I'r¡' o-kal keI
cano de familias lingüísticas parece llevar en la actualidad I'rr',lt:¡ d,uruk druh
vida completamente independiente. Pero fuera de esta falta l'¡r'rlr.r yarul yiarr
de relación con lenguas extracontinentales, pocos son los rasgos Itr r ltr l (I?TLTNU latn otnen
que pueden considerarse propios y comunes a todas las lenguas I'r,l¡,r uoho okii
americanas en general. Ni siquiera el polisintetismo, o sea, la lr¡rlnr¡ ¡lr ngoldag (estérnago) golta
tendencia que muestran cier[as lenguas americanas a incorpo- li ttnrlu (seno)
rar en una sola palabra partes distintas de la oración, es peculiar , l!rF l I {rrarü, gwaro zlltar, huaarr
de todas ellas.
Si t¡ien, con la mencionada excepción, no se ha podiclo de-' r '¡rr) \('v(', la concorclancia entre el valor fonético y se-
rnostrar hasta ahora la extensién intercontinetrtal cle tlinguna 'vocablos
'¡,,,,rr¡ ¡¡ rll csloS es bastante ttOtable, y cl1 lrla[era
lengua indígena actual, parecería que no siernpre haya sirlo r!1.rr..r l,rrr'(l('st'r'cll¿r obra rlcl azar'" Que jurtto colt las atralo-
así. Al menos las analogías léxicas apuutadas por Rivet tien- ,.¡! l¡ \r,.r,, rro st' llry'un scñalatlt¡ talrrl¡iéll ccliueidcnr.ias etl la
rlen a demostrarla para un pasaclo tnás o lnenos lejarlo. \l a r!,ri rili.r l,t.ilil,tli<trl tlt' trillbt-rs gl'ul)os rle lcngttas, ttada PIue-
nuestro entender con bastante éxito. Véanse, si tro. algunas l! ¡ ,,, ¡,'nr.r ,lt l;r <orrt'xirin. l)rtes lo r¡rtc tlt¡ se ha hecho lrny
concordancias en el vocabulario de lenguas attstralianas eorl t,.',.1, lr r,, r',r nr,ur:rrr;r, r ttitttr[o lo.s ctrrtilogrls sc dediquell c¡)11
las del grupo Chon de Patagonia, elegidas rle er-rtre las 70 ¡lr¡¡r,,' .¡ l,r irrrcstiglrririrr gl<ltol<igica itlLercrllttitletltal"
traídas por Rivef '": ¿ r.¡¡ !r r rr .¡lrr!t.r t.|lil])(](() \(' l¡:r tlt'ut<lslrarl<l tltte las coitrtideil'

| | rrrrrl t'.tl{ , ilil ( \l\l,lll


llxi pRt.fil\t()Rtr l)l A\lt.Rt(.\ Í1, I¡{.)Rt-.{\1I1..};t() f,Rt\It il\'() t)}. A\f FRt(.A t!ri
l'alt'r irl. r'alrlr rFrc a las c.ncrlrrlancias lillc-ii ístr(.as entl-(,
le rrsrras alrstlalianas 1' par;lgrínicas sc rlebe t onc:cr[el. ;r las c¡ rre
¡r. Rcstt,nt,en )t IJa.se
el ttlislrto autr)r seiralat'a (.llrre la tal¡ília al¡lcl.ita¡a lla¡rarl:r
I{oka I' la -\rrstrorresia. Hc atlrrí algrrnas tle ellas.,, El crtnjunto clc rlat<ls que se han visto hasta ahora. uriis l<.¡s
rlue se verán <lesprrés, nos Obligan a forrntrlar Lrna nue\¡a tertría
Honrbrc l.ttltu Iurrut ,lcl poblarllienlo prirnitivo de nuestro contilrenre" ]' cller ¡xrr
NIujer u'uhittr htLngert. un nrotivo cloble. Prirnerarnente, porque ningtrna rle las nu.
Cabeza rtprtl:rt epok rrr('l'osas teclrías expuestas hasta el presente sobre el partir"rrlal'
Nariz zhtt th t, n()s l)arece ajustarse a la totalidacl cle hechos conclcirlos. Lrrego
Bo< ? huhu, rtltd. tt,ulttt. tL,u uhu. hu, tnpn ¡rol<lu€ dacla nuestra tendencia historicista creernos (lue una
l)iente ttiho. rt¡'o yo ,ril del material prehistórico arnericano sólo puerle
Bote. rellxr gulrt . ttalrtlrtt kou,ttlho, lteltthtt 'nlenación
l,'1,¡;¡t'r" sobre la base del conocimiento de aquel trascendental
\lar, agua tust I QST
llr ( x ('SO.
Sal nsi .st, nt ltt N rrcstra teoría queda desarrollada, de rnanera amplia, a
l,' l.rrgo de la siguiente exposición. Sin ernbargo, creernos ne-
.\e tr-ata en eslc caso tte rl<¡s falnilias lingtiístrtas anrr,p.lri- , , ,,.n io <lar aquí ulta pequeña síntesis de ella, que al tiempo
gicarnente rnrry hercr'ogeneas, y (lrrc se exticn(len p()l Lul ;ire¿r il.('r('l)rcsente un resumen de lo que se ha dicho sirva de
in'rensa. la rrna en oceanía, la orr-a e' la parrc ¡.rar'í{ica rlc: lr.r.,r' ¡,;rlu k¡ rlue se dirá.
Nortearrér'ica. .Su c.rn¡rosit'ión actrral disra nltrcht¡ tlc ser la l)t'lrcrlros ante todo dejar constancia de que hemos aban-
originaria. l)e rnanera c¡ ue si trien con las analogías scñ¿rla<las '1,'r,r,lr l;r iclea de tratar cle establecer, cual hicieran tantos
t)o s€i po<lría en jrrsticia respaklar la tesis <le la prescnti,;l t:rr ,¡¡r,'¡.lntt:s, el número rnás o nlenos exacto de elernentos étni-
Alllérica rle trn elelncnto negr() rnelanesit¡. (onl() t¡rrería Rivet. , t¡. (lu( lr:rrr intervenido en el poblamiento. Es esa una tarea
natla se oJ)orle. cn canrbio, a que el nrisnro nraterial, o parrc '¡r, .r,l, r¡r;is <le parecernos poco menos que imposible de rea-
rle é1, se r:ol.lsirlerc (()rno rastro lingiiísti<'o cle una antigua co- l¡.'¡r \( n()s arrtoja cornpletamente inútil. Y preferimos, más
ncxir'ln rle otr, origerr entrc ¡-roblacirlnes (llre el] algrin rrro- l,r, r,. lr.rlrf ;rr' <[c corrientes de población, cott cuyo término en-
lnent() han tenirlo existcncia en ()cearría. y ,\nrérica. ,, r¡,lr nr,'s rr'lt'rirnos a los conjuntos de inmigrantes que pro-
N. ha1, ilrrrla. pues, tlc qtre el restillrollio lingiiístico ptre<le ,.,lrr rrrl,, rlt. .r:r rrisr'a área y correspondiendo a una misma
acltr<'il'sc <:rlrr plena razórr, n<¡ s<i[o para rlernclstrar lo.s anrigrr.s , 'i,,1 ,lr l¡r'r,rs s.¡)ol)er q'e eran nlás o menos homogéneos,
clorninios <le las lenguas, sino tanrbrén para serialar pretériras | !!!r!, i rr 1,, sr¡rrr:iti<<¡ c()lllo en lo cultttral.
relar:i<lnes entrer las poblaciones indíeenas rle este y cle otr.os \l',,'.,., si cs r¡t'<('sar-io repetir que el nhmero de esas co-
c<ln tirrerrtus- , r,, rrr, rr,
l,rr.rlr. lr:rlrr:l- si<l<t s<ilrl una, colno pretenden Hrdlicka
" 1,.'r tr,l,rtt0s, rri t;rrrr¡locr¡ OchO o nlleve, como quisiefan
,i,.¡,r¡,r','Ii,il('nr('s;r l;r rt:sis ln<lllista de la Escttela Norteame-
!!r r ',r. ,¡rr,' rlr' l:r corr jrrrr<-irill <lc <latos parece rnás bien
' ¡¡ ,1., 1.r,, ¡,r nr( tl)itlcs <.r¡l.l i<:ntcts ¡rrCl-risp:inicas dC pObla-
!.
198 PREHISTORIA DE AMERICA EL poBLAMIENTo PRTMITIvo DE elrÉrirc¡ 199

ción han sido al menos cuatro. A los elementqs traídos por El hecho de que nuestra primera corriente inmigratoria
éstas han de haberse agregado, ya en época en Parte histórica, fuera de época paleolítica superior, está diciendo claramente
algunos pequeños aportes antropológicos y culturales, que se que su cultura sólo podía ser de tipo inferior' l,lamamos infe-
asentaron en la parte noroeste del continente, pero sin influir rior a aquel tipo de cultura cuya economía se basa en Ia caza,
mayormente el resto. en la pesca y en la recolección de toda clase de Productos agres-
.La primera de esas corrientes prehistóricas es la de los doli- tes, desconociendo el cultivo de la tierra. Y ya sabemos que
coid,es pri,mitiuos de cultura inferior. Como se ha visto en la fiueron de este tipo todas las culturas anteriores al Neolítico.
parte primera de este libro, es un hecho indiscutible que en La segunda corriente de inmigración arnericana estuvo
la evolución filogénica del Hombre las formas de cabeza alar- (:ompuesta por canoeros mesolíticos o de tradición mesolítica.
gada han precedido a las de cabeza corta. O, lo que es 1o mismo, lls este un conocimiento nuevo al que llegamos nosotros mismos
que la braquicefalia es carácter antropológico posterior a la rc(:ientemente ". Desde antiguo nos había llamado la atencién
dolicocefalia. Recuérdese que los primeros cráneos braquicé- (tuc un período arqueológico tan dinámico y de tanta importan-
falos aparecen en Europa al final del Mesolítico'"' Y como ya ci:r en todo sentido como el Mesolítico, durante el cual tiene
no puede caber duda de que los primeros pobladores llegaron clccto un extraordinario florecimiento cultural que lleva a una
a este continente en época anterior a ese período, se entiende Hr;ur expansién humailt; rlo tuviese rePresentantes en territo-
de suyo que esos inmigrantes no podían traer 1o que no tenían' r ro :unericano. Había también una serie de datos de índole

Por lo demás, el consenso general de los americanistas es que ,rrtropológica y etnográfica, de los que trataremos oPortuna-
también en el Nuevo Mundo los dolicoides son anteriores a !r('ntc, que resultaban de difícil explicación si no se admitía
los braquioides ". l,r llt'g:xla a América de un elemento que fuera portador de
r!u('v()s rasgos físicos y culturales. Y es así como llegamos a la
Que esa primera inmigración debe ubicarse dentro del
Paleolítico, aunque en su parte final o Paleolítico Superior, rrrrrrlrr$i<'>l) de que durante eI Mesolítico grupos de canoeros
ya no podría, en justicia, Ponerse en duda' Ni tampoco es dable 'lu{' l)r()('c(lían del norte de Asia, viajando en frágiles canoas
dudar de que los más primitivos pobladores de América eran r l' l:rrgo de la cadena de las islas Aleutianas, comenzaron a
de procedencia asiática, y que su ruta de ingreso pasaba por ¡ rr"rlrlcrt'r'.sc en las costas americanas del Pacífico primero, y
, lr'1,\t l;int itrr después.
la región de Bering. Sin embargo, y Pese a esa procqdencia,
nuestros dolicoides primitivos no ostentaban caracteres mongo- Lr¡s ¡nr(:vos inmigrantes constituían una forma humana de
loides, como los ostenta la mayor parte de los actuales poblado- l,,rl.r crr:rlrn';r. Iiran todavía dolicoides como los de la corriente
res asiáticos. La razón es obvia. El mongolismo, como el braqui- rrrtlr r()r, l)('r.() t:staban dotados de ciertos rasgos craneanos que
cefalismo, son caracteres raciales posteriores'0. De ahí que por lr r,!t.r ('ulon(('s criln desconocidos. Su cultura, igualmente de
su aspecto antroPológico nuestros primeros inmigrantes se Pa- l¡,,, rrrlr'r ir¡r. r'staba :rltamente especializada a la vida del mar"
recieian más bien alos Australianos. De manera general se ha '.rr I'r rrrr r¡,.r1 lrlinlt'nto cotrsistía en moluscos y en la caza de
llamado australoide, precisamente Por este Parecido con los lrrr¡r.rl.r Irr.rr intls-
actuales indígenas de la gran isla de Cook, a la forma humana ! .r ¡rr I r('nt(' l('r'('(frl tlajo a este continente las formas so-
que con el Paleolítico Superior aParece en el escenario de Eu- ,tr,¡ttttt ¡' , tt!lrntrl lnolti.tt.s dt:l Neolítico. Sus integrantes eran
ropa, Australia y como ahora vemos, también de América" .1. l,rl.r r 1t,rtur.l, rlc r orrr¡rlcxititt rechoncha, de cabeza corta'
200 PREHIs'roRtA DE AMÉRICA [:l P()r]f-AMrt.Nl() PRtN,n',uv() l)¡. 20 1

^MnRl(-A
t'ueron ellos los introductores de todos aquellos otros rasgos sLrponer se difunclieran por Aurérica tanto los caracteres mongo-
(lue actuallnelrte conocemos por mongoloides. Procedían del loides como los elernen[os cultrlrales de tipo neolítico. Algunos
sudeste rle ,{sia. rnuy probablemente de Indonesia, e ingresa- rle éstos, corno el arco y la tlecha y cl pulinrento de los instru-
lr:rl por la r,ía marítima. rlrentos líticos, Ilegaron prolr[o a tener una difusión continental.
Finalmente, una cuarta y últinra corriente trajo consigo los
elem,entos propios de la alta cultur¿. Procedía de Poiinesia,
aunque sus raíce.s antropológicas y cul[urales se encuentran en el
noroeste de la Inclia. Aportó en la parte sur cle la costa occi-
rlcntal del continente. I)otados cle notables facultades estado-
¡royéticas, sus integrantes se establecieron pronto sobre las po-
lrl:rtiones de la región anclina, creando ahí los grandes centros
¡,rr:hispánicos de alta cultura con sociedades estratificadas. El
r <'lativarnente poco tiempo transcurriclo desde su ingreso aI

¡r¡ntinente hasta la concluista española, unos 2.700 años, no


¡rcr rrri[ió que los pueblos anclinos que con su savia se formaran,
¡,rrrlieran il"nur los fundarnentos de Ia alta cultura más allá de
\lrlxiro en el continente norte, y el sur de Colombia en el con-
l trr('nte sur,
l,os elementos antropológicos y culturales traídos por estas
r u.rlr() corrientes represenlan la materia prima que sirvió a Ia

¡,l,rsrrr;rcirin definitiva y en territorio americano, tanto de los


tr¡ros rirciales como de las culturas típicas de este continente.
l'rr l,rs l)artes de este libro que siguen a continuacién, trata-
rr r¡t():i tlt: esto más extensamente.

e Corrrentej J s Coirien[e; "" """ e Corriente


l-' Corriente; -'-' -2 Z

, Flc. 25. - Las cuatro


- corrientes de poblacién.

En cuanto a su cultura, por ser estrictamente neolítica,


importaba una economía basada en el cultivo del suelo; cono-
cía'la cerámica y practicaba el pulimento del utillaje lítico.
Rasgos éstos que representan una serie de innovaciones del
más alto valor, y que ofrecen una base que hizo posible el
desarrollo de la alta cultura o civilización. Es, pues, con Poste-
rioridad a la llegada de esta tercera corriente que hemos tle
r

INDICE GENERAL

P¡nrn Pnrunne

PREHISTORIA GENERAL

I. ANrnc¿orNrrs II
l. EI Pleistoceno il
2. M étodos cronológicos 2L
3. Los Homínid.os 30
4¡ El Hombre Terciario 4l
II. Los Hou¡nEs DEL Prnrsrocnrr¡o INrnnron y sus Currun.¡rs 4b
l. Los Australopitequinos 45
2. Los Arqu.eoántropos Onentales 47
3. Los Arqueoántropos Occidentales 54
4. Las Culturas del Pstreolítico Inferior 58
I II. Los Hounirs nn NnaNoERTHAL y sus Culrunes 65
l. Los primeros Hallazgos b5
2. Morfología dcl Neand.erthalensis 70
3. La Cultura Musteriense 73
4. El Hombre d,e Neand,erthal en eI Tiemps y en eI Espacio tl
IV. Er Ho¡¡o Sep¡nNs y sus Culrunns 8l
l. El Problema d,e los Presapiens 8t
2. La Aparición d,e las Formas Nueuas 83
3. Los Hombres del Paleolítico Superior 88
4. Las Culturas d¿t Paleolítico Suberior 96
5. El Mesolitico li02
6. El Neolítico r09
7, Las Primers.s Ciuilizaciones tt4
602 PREHISTORIA DE AMÉR¡CA íxprcn GENERAL 603
II. Los Gr.upos RrcrsNrns 279
Penre Srcuxpe l. Generalidad,es 279
2. Los Sílvidos 285
EL POBLAMIENTO PRIMITIVO DE AMERICA 3. Los Sonórid,os 291
4. Los Ldguidos 297
I. L¡s TronÍ¡s r25 5. Los Huárpidos 303
l. Las Primeras Explicaciones r25
6. Los Patagónidos 309
2. Arneghino 133
III. Le Currune 315
3. La Hipótesis del Ori,gen Asiótico. Hrd.Iicka t4l l. Generalidades 315
4. IAs Relaciones Interocednicas. Riuet 149
2. La Econornía 316
5. Otras Temías de un Origen Múltipte t54 3. La Viuiend,a 321
6. Gladwin 160
4. El Vestido . .. . E26
II. L¡s Rn¡rrp¡oss 163
5. La Ergología . . 331
l. La Realidad, Paleogeogrdfica 163
6. La Organiz¿,ción Soci,al y Politica . :.... 338
2. La Realidad Antropológica 170
7. La Cu,ltura Espiritual 344
3. La
Realidad, Etnogrdfi.ca t76
4. La Realidad Lingüística 188
P¡rrg Cuenrn
5. Resumen y Base r97
LA SEGUNDA CORRIENTE DE POBLACIÓN
. Pnnrr Trnc¡n¡
I. Los C¡Nornos Mrsor,Írrcos 355
LOS PRIMEROS POBI.ADORES l. El Círculo Mesolítico Siberiano 355
2. Esquimales y Protoesquimales 362
I. Los Rnsros ANrrcuos 205 3. Ia Costa ilel Noroeste 373
l. El Descubrimiento Inicial 205 4. Las Olead.as Mesolític,as. Esquími,dos y Pacífid.os 382
I La mds Antigua Cultura Ameri,cana: la d.e Sandia Cat¡e . . 5. La eipansión al Sw. Los Califórnid.os
208 t92
c. Los Cazadores de Elefantes de Cloais 6. Los Desaparecidos Mesolíticos Sud,americanos . 399
214
4. Los Cazad,ores de Bisontes de Folsom 7. Los Fuéguidos 40+
217
c. Otros Primitivos Cazadores de Bisontes: plainuiew 8. El Aspecto Cultur,al 410
"Yurna" 999 9. Los Sambaquís. Resum.en 417
6. Los Recolectores de Cochise y sus Afines 226
I
7. Los Bashet-Makers y sus antecedentes 229 PenrE QurNre
8. Los restos Humanos. Resumen Norteamericano 284
I 9. Hallazgos en México y Centroamérica 243 LA TERCERA CORRIENTE DE POBI-ACIÓN
I
t0. Hallazgos Sudamericanos 248
I l. Hallazgos Argentinos 256
I. El NnolÍrrco AurnrcANo .. 425
12. Las Culturas de Patagonia y Magallanes 264
l. La Aparición de los Braquioides . . . 42b
t3. Resumen 272 2. Propagación de las Culturas Medias 488
604 PREHISTORIA DE AMERICA

3. Secuencia de las Culturas medias Americanas .tJ I


4. Los PueblosNeolíticos Sud,americanos: Ios Brasílidos ..... 447
5. Los Sudéstidos y su ,4rqueología . 459
II. Les Currun¡,s l,Ir,o¡es .. ... : 455
L La Economía 460
2" La Vii,iettda 164
3.ElVestid,o.... 466
4. La Ergología . . 472
ú. Constitucirjn Social y Politica 477
6. La Cultura Esbiritual . ... . 481

P¡nrs Srxr¡

LAS ALTAS CULTURAS AMERICANAS

I. L¡s CrvruzecroNrs AlrnnrcnNAs . . 489


l. Elementos Polinesios en América 489
2. Origenes Polinesios 496.
3. Las Culturas Megalíticas Americanas 502
4. Los Ánd,idos 510
5. Los Centrdli.dos 52c'
II. L¡s A¡-r¡s Currun¡s 527
l. La Economta . . 529
2. La Ergologta .. 533.
3. Organización Srtcíal y Política 539
4. ln Cultwa Espiritual . ". ". 54L

Inrpreso y terml¡)ado en
(;RAFICA GUADALUPE,
Rafael Calzada, (Bs. Aires), Argentina a
cn ef mes de iunio de 1973

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