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Crisis es definido por la Real Academia Española en su opción 1 como:
“Cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera
en que estos son apreciados”.
Para hoy ¿es lo mejor? Creo, la respuesta es clara: no. Aquí es donde entra la
importancia de poner la mirada en Jesucristo, ya que tenemos que volver a la
autenticidad del evangelio cuestionando nuestras costumbres y perspectivas. Basta
de que el cristianismo sea visto como una “restricción en la libertad” en la vida de
las personas, peor aún, que se viva así ¡Es gratuidad! La vida de conversión y de
entrega de todo cristiano no es para obtener el cielo, sino que es porque está lleno
o llena de gratuidad ¡Llenos y llenas de tanto bien recibido que solo queremos
compartir! ¿Cómo vamos a poder hacer eso si ni siquiera hemos logrado educación
gratuita y universal? ¿Podré yo dejar de tener alguna comodidad para que otro u
otra viva mejor?
En conclusión, necesitamos entrar en crisis, y el único camino para esto es
cuestionar desde lo más profundo cuánto estamos poniendo nuestra mirada en el
amor, en la vida apostólica ¡Señores de la jerarquía! Sus protocolos pueden estar
muy bien, pero no resuelven el problema. No resuelven el que la Iglesia católica
tenga más presencia en lugares acomodados que en donde viven los más
marginados. Creo que el origen del problema no es que los obispos tengan mucho
poder, o la sexualidad de los sacerdotes ¡Va mucho más allá! Es que nos
preocupamos más de que las mujeres no tengan acceso al sacerdocio y respetar la
“sucesión apostólica”, que del hambre en el mundo, la opresión a las mujeres y
comunidad LGTBQ+.
Hay que dejar la crisis de la Iglesia de lado para poner más la mirada en ser cada
día lo más parecidos a Jesús, el Cristo: dar por regalar, luchar por la libertad de los
corazones, el amor entre las personas y trabajar en la construcción del Reino. Los
invito a preguntarse ¿Por qué nació Jesús en Galilea y no en Jerusalén? Poner la
mirada en Cristo es un peligro, ya que es muy sencillo confundirse en ponerla en
uno mismo.
Francisco I ha avanzado mucho, pero aún queda mucho, mucho por avanzar. Y,
para lograrlo nosotros, los laicos, tenemos que ser los protagonistas. Para poder
cambiar la mirada tenemos que empoderarnos. Tú ¿Qué cambiarías en la Iglesia?
¿Por qué? Tú ¿Te haces responsable de tu vida espiritual? Tú ¿Vives el MAGIS?
Cuando me preguntan creo que la Iglesia Católica se va a acabar, siempre contesto
que no. Creo que la Iglesia jamás se va a terminar, pero definitivamente no va seguir
existiendo como lo hace actualmente. El Espíritu siempre la mantendrá viva, pero
de nosotros depende cómo.