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Cantar de mio Cid

El Cantar de mio Cid es un cantar de gesta anónimo que relata hazañas heroicas inspiradas libremente en los últimos
años de la vida del caballero castellano Rodrigo Díaz el Campeador. Se trata de la primera obra narrativa extensa de
la literatura españolaen una lengua romance, y destaca por el alto valor literario de su estilo. Está compuesto alrededor
del año 1200.1

El Cantar de mio Cid es el único cantar épico de la literatura española conservado casi completo. Se han perdido la
primera hoja del original y otras dos en el interior del códice, aunque el contenido de las lagunas existentes puede ser
deducido de las prosificaciones cronísticas, en especial de la Crónica de veinte reyes. Además del Cantar de mio Cid,
los cuatro textos de su género que han perdurado son: las Mocedades de Rodrigo —circa 1360—, con 1700 versos;
el Cantar de Roncesvalles —ca.1270—, un fragmento de unos 100 versos; y una corta inscripción de un templo
románico, conocida como Epitafio épico del Cid—¿ca. 1400?—.

El poema consta de 3735 versos de extensión variable (anisosilábicos), aunque dominan versos de 14 a 16 sílabas
métricas. Los versos del Cantar de mio Cid están divididos en dos hemistiquios separados por cesura. La longitud de
cada hemistiquio es de 4 a 13 sílabas, y se considera unidad mínima de la prosodia del Cantar. No hay división en
estrofas, y los versos se agrupan entiradas, es decir, series de versos con una misma rima asonante.

Se desconoce el título original, aunque probablemente se llamaría «gesta» o «cantar», términos con los que el autor
describe su obra en los versos 1085 y 2276, respectivamente.

Coplas por la muerte de su padre


Reproducción de la primera página de las Coplas de Jorge Manrique.

Las Coplas por la muerte de su padre, también citadas como Coplas a la muerte del maestro don Rodrigo o,
simplemente, Las coplas de Jorge Manrique, son una elegía escrita por Jorge Manrique en la muerte de su padre,
el Maestre de Santiago don Rodrigo Manrique. Escritas, al menos una parte, con posterioridad al 11 de noviembre de
1476, fecha de la muerte de don Rodrigo Manrique, constituye una de las obras capitales de laliteratura española.

Esta obra pertenece al género poético de la elegía funeral medieval o planto y es una reflexión sobre la vida, la fama,
la fortuna y la muerte con resignación cristiana. Se inspira en los precedentes clásicos y medievales del género y en
el Eclesiastés, pero también contiene alusiones a la entonces historia reciente de Castilla e incluso a sucesos en los
que pudo estar presente el propio autor.
Libro de buen amor
Folio 3r.º del manuscrito T (Toledo) del Libro de buen amor del siglo XIV conservado en laBiblioteca Nacional de España, Vitr. 6/1.

El Libro de buen amor (1330 y 1343), también llamado Libro de los cantares, es una obra del Mester de
Clerecía del siglo XIV. Es una composición extensa y variada de 1728 estrofas, cuyo hilo conductor lo constituye el
relato de la autobiografía ficticia del autor (Juan Ruiz, Arcipreste de Hita). Está considerada una de las cumbres
literarias españolas de cualquier tiempo, y no solo de la Edad Media.

El libro contiene una colección heterogénea de diversos materiales unidos en torno a una pretendida
narración autobiográfica de asuntos amorosos del propio autor, quien es representado en una parte del libro por el
episódico personaje de don Melón de la Huerta. En él aparecen representadas a través de sus amantes todas las
capas de la sociedad bajomedieval española.

En el transcurso del argumento principal, se intercalan fábulas y apólogos que constituyen una colección de exempla.
Asimismo se pueden hallar alegorías, moralidades, sermones, cantigas de ciegos y de escolares de tipo goliardesco.
También se recogen composiciones líricas profanas (serranillas, muchas veces paródicas) al lado de otras religiosas.

Los materiales narrativos se alternan con glosas al Ars amandi de Ovidio y del Panphilus de amore, y parodias de la
liturgia de las horas canónicas o de los cantares de gesta (el combate de don Carnal con doña Cuaresma). Otros
géneros que se pueden encontrar en elLibro son los plantos, como el hecho a la muerte de Trotaconventos, personaje
que constituye el precedente más claro de La Celestina o las sátiras, como las dirigidas contra las dueñas chicas o el
poder igualador del dinero.

Interpretación de la obra
La intención de la obra resulta ambigua a causa de su gran heterogeneidad. En algunos casos tiene el sentido de
amor devoto, pero en otros se refiere a la habilidad respecto al amor carnal.
Menéndez Pelayo fue el primero en señalar el carácter goliardesco de la obra, si bien negó que hubiese ningún
ataque contra los dogmas o insurrección contra la autoridad, como otros vieron después, actitud que es
precisamente un rasgo distintivo de la poesía goliardesca.
También ha sido muy discutido entre los especialistas el posible carácter didáctico del Libro de buen amor.
Mientras autores como José Amador de los Ríos, Leo Spitzer o María Rosa Lida de Malkiel defienden el
didactismo como parte inseparable de la obra, otros como Américo Castro o Sánchez Albornoz lo niegan, y
consideran que Juan Ruiz fue más cínico que moralista, más hipócrita que piadoso. Juan Luis Alborg, por su
parte, hace una analogía con el uso que hizo Cervantes de las novelas de caballerías para verter su ironía y su
visión personal, del mismo considera que «el Arcipreste se instala dentro de las formas didácticas medievales
para disparar desde ellas la ambigua variedad de sus intenciones y su humorística visión de la realidad». En
general, hoy se tiende a considerar que es más bien un libro didáctico con propósitos artísticos, que lo contrario.

Su obra refleja el multiculturalismo del Toledo de su época. Entre las varias mujeres a las que intenta enamorar
(el único caso en que tiene relaciones carnales se produce cuando le asalta la serrana «La Chata», si bien las
serranas salvajes eran personajes de un género literario muy tipificado) hay una mora, y se jacta de su talento
como músico, que compone música para danzar andalusí y judía. También durante la batalla entre Don Carnal y
Doña Cuaresma viaja a la aljama de Toledo, donde los carniceros y rabinos lo invitan a pasar un «buen
día». María Rosa Lida de Malkiel ha querido ver la influencia del género de narrativa en prosa rimada,
las maqāmat, cultivado por varios autores peninsulares en árabe y hebreo durante los siglos XII-XIV.

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