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C.I.:4743708
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1) Aspecto critico en la gestión de la calidad en el siglo XX
El concepto de gestión ha evolucionado mucho en los últimos cincuenta años, lo que
trae aparejado una evolución paralela en la gestión de la calidad. En un principio la
lógica tayloriana o de Taylor aplica la inspección para medir la calidad del producto en
la etapa final de su fabricación, sin orientación a clientes ni a procesos, por tanto la
calidad se identifica con la actividad de inspección de los productos (esto es,
comprobar la inexistencia de defectos). Posteriormente surge el control estadístico de
calidad, que se realizaba en muestras representativas de lotes de productos durante el
proceso productivo. Las tendencias posteriores indican que el objetivo de la calidad
afecta a todos los miembros de la empresa. Esta idea adquiere impulso con el
establecimiento de normas internacionales como marco para la garantía de la calidad.
Inspección
La gestión de calidad integral engloba todas las áreas de la empresa relacionadas con
el proyecto, las cuales han de tener bien definidas sus misiones y responsabilidades en
relación con la calidad. Ha de existir, además, un autocontrol con el fin de que cada
trabajador disponga de medios para controlar aquello que produce, y se responsabilice
de la calidad obtenida.
Japón había salido mal parada de la segunda guerra mundial y debía recuperarse. No
disponía de recursos propios excepto las personas y su materia gris.
Las “no calidades” pueden ocasionar gastos fuera del presupuesto de la empresa, que
se reflejarán e impactarán en el precio final que terminará pagando el Cliente. Para
pertenecer al mercado global del S. XXI las empresas deben gestionar con calidad, y
para ello es necesario realizar un “Proyecto de Mejora o de eliminación de no
calidades”, en el cual es preciso seguir ciertos pasos para establecer un método de
gestión donde intervengan personas de distintas áreas trabajando en forma conjunta.
Primero se debe mejorar aquello que se ha detectado que está mal y que provoca la
insatisfacción al Cliente externo o interno y aquello que nos indica que podemos llegar
a tener un problema en el futuro.
Implantar un proceso de mejora implica seguir con una serie de pasos que incluye
detectar los problemas; analizar los procesos existentes; consensuar, planificar e
implementar los objetivos de mejora; sobre esto último, verificar y validar su eficacia; y
por último evaluar los resultados obtenidos. A partir de la realización de estas pautas
se puede comenzar con la proyección de los objetivos de mejora, que en una visión
más global permitirá a los empresarios desarrollar un plan estratégico enfocándose
en el crecimiento del mercado, cliente, desarrollo de nuevos productos o servicios,
finanzas y cliente interno (RR.HH.).