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Universidad Nacional “San Luis

Gonzaga De Ica”

Facultad de Medicina Humana


“Daniel Alcides Carrión”
INDICE
MEDICINA DE LA ILUSTRACION…………………………………………………..1
1. DESARROLLO DE LA FISIOLOGIA…………………………………………….1
1.1. ALBRECHT VON HALLER……………………………………………….1
1.2. ABAD LAZZARO SPALLANZANI………………………………………..4
2. DESARROLLO DE LA PATOLOGIA…………………………………………….5
2.1. GIOVANNI B. MORGAGNI……………………………………………….5

3. RENOVACION DE LA CIRUGIA…………………………………………………7
3.1. ANTONIO GIMBERNAT…………………………………………………..7
3.2. JHON HUNTER……………………………………………………………8
3.3. JAMES DOUGLAS……………………………………………………….11

4. DESARROLLO DE LA CLINICA EN LA ILUSTRACION…………...………..13


4.1. GASPAR CASAL…………………………………………………………13
4.2. JOSEPH LEOPOLD AUENBRUGGER………………………………..14

5. LA QUINA- CINCHONA OFICINALIS………………………………………….16


6. EMPLEO DE LA QUINA…………………………………………………………19
7. LA DIGITAL – DIGITALIS PURPUREA………………………………………..20
8. INICIO DE LA VACUNACIÓN…………………………………………………..21

HISTORIA DE LA MEDICINA
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“Daniel Alcides Carrión”
LA MEDICINA EN LA ILUSTRACION (SIGLO XVIII)
Los impulsos del Barroco, fueron puliéndose al compás de las necesidades de
conocimientos de los hombres, que van siendo satisfecha por los sabios,
científicos, filósofos y teólogos de esta nueva etapa de evolución de la Medicina,
llamada de la Ilustración que abarca casi dos siglos, desde fines del XVII, todo
el XVIII y entrando al XIX, veremos cómo dentro de la medicina las corrientes
cambian, los métodos de enseñanza en las Universidades sufren
transformaciones y las Escuelas de Medicina también iniciaron su
transformación, como la escuela de Leyden, son muchas las teorías, muchos los
descubrimientos y muchas las nuevas observaciones acumuladas a través de
los siglos, ya en esta etapa el principal representante de la medicina del siglo
XVIII, el holandés Hermann Boerhaaver (1668 – 1738), gran profesor, médico
ecléctico, sostenía que la vida, es el resultado del movimiento de los "sólidos y
de los líquidos" del cuerpo y que las modificaciones de estos producen la
enfermedad Boerhaaver diseñó en esencia el moderno plan de estudios médicos
a la cabecera del enfermo; busca construir una nueva doctrina para la medicina,
sostenía que en la sangre cada Glóbulo Rojo, se rompe, dividiéndose en
Glóbulos amarillos, este magno profesor de medicina de Leyden, interpreta los
fenómenos vitales tomando factores como la velocidad de la sangre, el diámetro
de los vasos, su angulación, los volúmenes y las formas de las partículas, la
viscosidad de la sangre, logró aislar la Urea de la orina, describe y reconoce sus
propiedades diuréticas. Este profesor famoso, sistematizó el saber médico, usó
la teoría existente para el desarrollo de la clínica.

1. DESARROLLO DE LA FISIOLOGIA

Durante la Ilustración la fisiología acabó separándose de la anatomía y


convirtiéndose en disciplina autónoma. Una de las figuras más destacadas de
este periodo fue Albrecht von Haller.

1.1. ALBRECHT VON HALLER

La magnitud de su obra fue inmensa; escribió textos de carácter enciclopédico,


bibliográfico, anatómico, fisiológico, botánico, religioso, etc.; se conservan unas

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catorce mil cartas suyas; publicó miles de recensiones en los Göttinger Gelehrten
Anzeigen; también editó textos clásicos.

La parte más importante de su labor científica y de su obra fue, sin embargo, la


que corresponde a la fisiología. Para él esta disiciplina era anatomia animata
(descripción de los movimientos con que la máquina animada es agitada), es
decir, ciencia del movimiento vital. El movimiento de un organismo animal era
para él resultado de una fuerza específica -"fuerza vital"- radicada en la
estructura material y orgánica de las fibras en que ese movimiento acontece. La
fibra animal es portadora de dos fuerzas distintas entre sí: una "muerta", la simple
elasticidad observable en el cadáver, y otra "viviente", sobreañadida a la anterior,
demostrable únicamente en el animal vivo y capaz de adoptar formas diferentes,
según la índole de la fibra que posee. Esto nos sitúa ante el gran descubrimiento
de Haller: la irritabilidad de los músculos.

Hizo experimentos para ver cómo respondían las distintas partes del animal a
los estímulos exteriores como el calor, el alcohol, el cloruro de antimonio, la
electricidad, etc. Se le considera así como uno de los personajes más relevantes
de la ciencia experimental; es decir, en el progresivo esfuerzo por conocer las
cosas conforme a lo que en realidad son. Llegó a las siguientes conclusiones:

a) ciertas partes del organismo sólo poseen contractibilidad mecánica; b) Otras,


sólo poseen sensibilidad que pierden cuando se seccionan los nervios; otras,
aún seccionados los nervios, son capaces de reaccionar con un movimiento a
los estímulos; d) hay partes dotadas de sensibilidad e irritabilidad. La estructura
anatómica de cada una de esas partes del organismo permitió a Haller establecer
la tesis general de que la sensibilidad es propiedad específica del nervio, y la
irritabilidad, es exclusiva del músculo.

La irritabilidad y la sensibilidad son, pues, , propiedades específicas e


inmanentes de cada una de las dos formaciones anatómicas en que
respectivamente aparecen, la fibra nerviosa y la fibra muscular. Por eso dice
Haller que los nervios son simples moderadores o reguladores de la irritabilidad,
no auctores suyos, y ésta es también la idea que le mueve a buscar el sustrato
material de la irritabilidad del músculo. Las ideas básicas de Haller, su fisiología

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"vital", se sitúa, pues, entre el animismo de Stahl y el mecanicismo de La Metrie.
Sobre ellas edificó su fisiología especial. Alguno de sus capítulos son originales
suyos; en otros se limitó a ordenar y discutir el saber de su época.

Haller también estudió la fecundación de los mamíferos, especialmente de las


vacas, ovejas y cabras. Llegó a descubrir el desprendimiento del óvulo desde el
ovario así como la formación del cuerpo lúteo. Recopiló los trabajos llevados a
cabo desde el siglo XVII sobre el latido cardíaco. Él pensó que el movimiento del
corazón reposaba directamente sobre su teoría de la irritabilidad muscular: la
fibra muscular es la más irritable del organismo. Observó que el corazón aislado
seguía contrayéndose rítmicamente y proclamó el carácter miógeno del
movimiento atrioventricular: la irritabilidad de la fibra cardíaca sólo exigiría, para
hacerse contracción rítmica, el estímulo mecánico de la sangre venosa. Haller y
Spallanzani demostraron que la sangre penetra en las arterias coronarias
durante la sístole cardíaca y sale de ellas en la diástole.

Otra contribución en el conocimiento médico del siglo de la Ilustración fue dado


por:

1.2. ABAD LAZZARO SPALLANZANI (1729- 1799)

Profesor de Historia Natural de Pavia, que con sus observaciones, considera,


prueba y afirma que la generación espontánea no existe, inicia e induce la
fecundación artificial y realiza extraordinarios estudios y experimentos sobre la
digestión afirmando que los alimentos son hechos pedazos, triturados y
transformados químicamente por obra de "jugos gástricos", segregados por las
paredes del mismo estómago.

Investigó la fecundación natural y artificial

Spallanzani investigó la fecundación natural y artificial. Demostró que la


presencia de semen es indispensable para la concepción de un nuevo ser,
aunque no supo reconocer la importancia de los espermatozoides, de los que se
pensaba que eran parásitos. Logró la inseminación artificial de una perra y de
varios animales inferiores con sus meticulosos experimentos.

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También estudió la regeneración de las distintas partes del cuerpo en anfibios y
reptiles. Descubrió que se produce con más facilidad en los animales inferiores,
aunque no pudo explicar por qué no sucedía lo mismo en los superiores.

Estudió la circulación y el aparato respiratorio de los animales de sangre fría y


caliente y demostró que tejidos vivos arrancados a un animal sacrificado,
absorbían el oxígeno y despedían el óxido de carbono.

Investigó el proceso de digestión mediante experimentos realizados en su propio


cuerpo que casi le cuestan la vida. Basándose en los resultados obtenidos con
animales, del francés Réaumur, Spallanzani ingirió esponjas y pequeñas bolsitas
de tela rellenas de pan o carne.

Al cabo de unas horas vomitó y analizó el contenido del estómago: los alimentos
se habían disgregado a pesar de no haber estado en contacto con las paredes
del estómago.

Spallanzani dedujo que la sustancia digestiva en la digestión era el jugo gástrico.


Utilizando el recogido por las esponjas, demostró que el alimento se desintegra
de la misma manera fuera del cuerpo.

2. DESARROLLO DE LA PATOLOGIA

2.1. GIOVANNI B. MORGAGNI


Es el padre de la medicina moderna gracias a
la introducción del método anatomo-clínico La
obra del italiano Giovanni Battista Morgagni
(1682-1771) representa, la culminación de
esta corriente. No sólo se le considera por ello
el fundador de la anatomía patológica
moderna, sino también el de una medicina
basada en el diagnóstico clínico de las lesiones
orgánicas, que durante la primera mitad del
siglo XIX dominó desde París el desarrollo de
la medicina científica moderna.
Se le reconoce creador de la moderna
anatomía patológica, pero su libro es un libro
de patología y clínica. Describe las
enfermedades por orden «de la cabeza a los
pies», como era habitual en la época, exponiendo más de quinientos casos

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clínicos uno tras otro, y a cada caso sigue un informe necrópsico. La mayoría
son del propio Morgagni aunque incluye muchos de Valsalva y alguno de autores
de su confianza. Morgagni trata de explicar cada cuadro clínico relacionando
sistemáticamente los síntomas observados en el enfermo con las lesiones
halladas en la autopsia del cadáver. Presenta la patología especial en su
totalidad, sobre una base anatómica.

Las lesiones anatómicas se constituyeron en el fundamento de la ciencia y la


práctica médicas al comenzar el siglo XIX en el programa «anatomoclínico» de
la escuela de París. Mientras que en la obra del Morgagni la lesión todavía está
subordinada a las observaciones clínicas, para la nueva medicina que se
estableció en el París postrevolucionario, el diagnóstico se habría de basar en
señales objetivas de lesión («signos anatomopatológicos») y no en los síntomas
del enfermo. Laín Entralgo ha calificado la obra de Morgagni de «hito decisivo»
porque su empresa, fundada en la observación y la experiencia, hizo posible
tanto la edificación de «una anatomía patológica pura, concebida como ciencia
fundamental de la patología entera», como también la generalización de la
«mentalidad anatomoclínica», dos de las grandes novedades del nacimiento, en
el siglo XIX, de la medicina moderna.

Como gran anatomista a la altura de su tiempo, Morgagni describió numerosas


estructuras anatómicas, algunas de las cuales llevan hoy su nombre. Entre otras
el ventrículo laríngeo, el apéndice testicular y los appendices vesiculosae
paraováricos; el lóbulo medio de la próstata es la «carúncula de Morgagni» y
denominamos «cripta de Morgagni» a la fosa navicular de la uretra; las columnae
y los sinus anales son las «columnas y senos de Morgagni». Varios espacios
conocemos hoy por «agujeros de Morgagni», entre ellos el ciego lingual (foramen
cecum linguae), el singular del oído interno (foramen singulare), o los
pleuroperitoneales (trígono esternocostal o también cisura de Larrey).

Asimismo nos ha legado la descripción detallada de numerosas lesiones como


gomas cerebrales, la atrofia amarilla aguda del hígado, la tuberculosis renal o los
aneurismas, siempre como hallazgos necrópsicos relacionados con el cuadro
clínico que presentaron en vida los pacientes. Es también el caso de la
enfermedad mitral. Llamamos «síndrome de Morgagni» a la asociación de
hiperóstosis frontal, virilismo y obesidad, y a Morgagni debemos la primera
descripción precisa del bloqueo cardiaco («enfermedad de Morgagni-Stokes-
Adams»), que explica un caso de pérdida súbita de conciencia acompañada de
convulsiones. «Hernia de Morgagni» designa hoy a la hernia diafragmática
retroesternal congénita, con expulsión de tejido abdominal en el tórax a través
del pequeño espacio esterno-costal (uno a cada lado del diafragma) que da paso
a los vasos epigástricos superiores y que denominamos agujero pleuroperitoneal
o de Morgagni.

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3. RENOVACIÓN DE LA CIRUGÍA

3.1. ANTONIO GIMBERNAT


La figura de Gimbernat está estrechamente ligada a dos procesos que, a lo largo
del siglo XVIII, cambiaron la imagen del quehacer quirúrgico. El primero fue la
consolidación de una auténtica técnica quirúrgica apoyada, por una parte, en un
perfecto conocimiento de la anatomía topográfica y operatoria y, por otra, en una
estricta reglamentación de las maniobras que el cirujano debía realizar en cada
operación. El segundo proceso consistió en el paso de la cirugía como oficio a
una profesión de rango universitario. En estos dos cambios fue decisivo, en
España, el papel que jugaron las nuevas instituciones docentes que se llamaron
colegios de cirugía, los más importantes de los cuales fueron los de Cádiz,
Barcelona y Madrid. Por los tres pasó precisamente Gimbernat en sucesivas
etapas de su vida, realizando en cada uno de ellos labores de distinto signo y
ambición.
Estuvo unos diez años en Barcelona desempeñado estos cargos hasta que en
1774, pensionado por el rey y en compañía de Mariano Ribas, emprendió un
largo viaje de estudios por el extranjero. Fue en Londres donde siguió un curso
dado por el famoso John Hunter, en el cual tuvo oportunidad de mostrarle su
nuevo método de operar la hernia crural. Hunter quedó gratamente impresionado
y prometió divulgar en sus escritos la técnica de Gimbernat.
En la actividad de Gimbernat se pueden distinguir claramente dos aspectos
fundamentales: su labor como publicista y su trabajo como organizador docente.
Estas dos facetas no son contradictorias sino
absolutamente coherentes y
complementarias.
La obra publicada de Gimbernat se limita a una
serie de opúsculos de no muy larga extensión.
Tres de ellos son oraciones inaugurales de
curso, dadas en el Colegio de Barcelona, que
tienen el tono y la intención de ser panegíricos
de la cirugía técnica y de rango universitario.
Otro opúsculo corresponde a una oración
inaugural pronunciada en Madrid en 1787, y es
una disertación sobre el correcto uso de la
sutura y su abuso. En ella, Gimbernat ofrece
un estudio de los tres tipos fundamentales de
suturas -"encarnativa o unitiva, entonillada y
fibulada"- , aportando su experiencia personal.
La finalidad fundamental de este texto es, sin
embargo, demostrar que un buen dominio de
la técnica de los vendajes otorga al cirujano grandes opciones para evitar la
sutura cruenta, consiguiendo mejores resultados y menos dolores.

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En la famosa disertación sobre un nuevo método de operar la hernia crural fue
leída por Gimbernat el 9 de octubre de 1788 en una "junta literaria" del Colegio
de San Carlos de Madrid, aunque no se publicó hasta 1793. Basada en una
experiencia personal de varios años, la disertación está dividida en tres partes.
En la primera, Gimbernat repasa y critica las anteriores técnicas quirúrgicas
destinadas a tratar la hernia crural. En la segunda ofrece un cuidadoso estudio
anatómico de la región inguinal en donde describe el ligamento que hoy lleva su
nombre. Este estudio anatómico sirve de base a la tercera parte, donde propone
su nueva técnica, dividida en dos fases: una destinada a introducir el contenido
intestinal prolapsado en el abdomen y otra posterior que constituía el acto
auténticamente quirúrgico y que él denominó como de "operación cruenta". Estas
precisiones anatómicas y la nueva técnica quirúrgica propuesta tuvieron una
gran acogida fuera de España.
3.2. JOHN HUNTER

El siglo XVIII fue de gran trascendencia para la cirugía: ésta se convertía en una
técnica, la profesión de cirujano pasaba a tener un rango universitario, y se
comenzaba a aplicar el programa de Sydenham, contribuyendo así a enriquecer
la observación clínica y la nosografía. Ya en el último tercio de la centuria, John
Hunter, una de las figuras preeminentes de la historia de la medicina, iba todavía
más lejos. Trató de fundamentar la patología quirúrgica en la investigación
biológica y experimental.

John Hunter nació en Long Calderwood, Escocia, en 1728. En 1784, con una
formación escolar muy pobre, se dirigió a Londres para ayudar a su hermano
Williams, que ejercía la cirugía, practicaba la ginecología e impartía clases de
anatomía. También tenía una gran pasión por el coleccionismo tanto de piezas
anatómicas como de libros, medallas, cuadros, etc. John pronto se contagió de
esta afición a la vez que encajaba bien en su nuevo trabajo. Ascendió a asistente
y decidió seguir la misma carrera de su hermano. Entró como aprendiz en el
Hospital de Chelsea, después estuvo en el Saint Bartholomew y el Saint George.
Tuvo entre sus maestros a Pott y Cheselden

Consciente de su mala formación, William mandó a su hermano a Oxford para


que estudiara. Sin embargo, pronto abandonó porque no se acostumbraba al
latín y al griego así como a otras disciplinas que consideraba de poca utilidad.
Continuó estudiando anatomía y haciendo disecciones de cadáveres humanos y

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de todo tipo de animales, ya que concedía gran valor a la anatomía comparada.
En este terreno hizo algunas aportaciones de interés.

En 1761 su hermano murió de tisis y John entró como cirujano del Estado Mayor
del Ejército y más tarde en la marina. Tomó parte en varias batallas ya que
entonces Inglaterra estaba en guerra con Francia y con España. Como siempre
ha ocurrido en la historia de la cirugía, las guerras le proporcionaron la posibilidad
de adquirir experiencia.

Después de la paz de Paris de 1763 se licenció y regresó a Londres. Se instaló


en una finca de las afueras y comenzó a coleccionar animales vivos y disecados,
preparaciones anatómicas, etc. Su casa contaba con espacios para guardar las
colecciones y para investigar todos los temas biológicos que se le ofrecían:
morfología y fisiología animal, anatomía humana, técnica quirúrgica y patología
experimental. La gran cantidad de dinero que esto necesitaba lo obtenía de su
trabajo y de la clientela que acudía a sus consultas, así como de las clases de
anatomía y de las conferencias que daba frecuentemente. En el año 1778 fue
nombrado cirujano del Hospital Saint George. Su fama creció y acudieron
muchos médicos a formarse con él; entre estos estaba Edward Jenner. Murió en
1793, víctima de un angor, tras una conflictiva junta directiva del St. George's
Hospital. Hay que tener en cuenta que ya había padecido uno en 1773 y que
arrastraba una sífilis que contrajo según diremos más adelante. Dejó una
colección de más de 13.000 piezas anatómicas de hombres y animales que hoy
se conservan en College of Surgeons.

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Las aportaciones de Hunter a la cirugía fueron notables. Contrariamente a lo que


sucedía entonces, éste comenzaba la enseñanza de la disciplina dando una idea
general de la práctica quirúrgica y de los principios fisiopatológicos y terapéuticos
aplicables a toda enfermedad o grupo de ellas. Creía que el tratamiento no podía
ser eficaz si no se fundamentaba en un conocimiento de las causas y del
mecanismo de enfermedad. Afirmó que, aparte de la anatomía, el cirujano debía
saber también fisiología. Por último, inculcó la idea de que la cirugía manifiesta
siempre un fracaso previo de la medicina.

¿Por qué se habla de chancro de Hunter? En su época no se sabía si la sífilis -


enfermedad cuyo tratamiento estaba en manos de los cirujanos -era
consecuencia de un contagio animado o la consecuencia de un veneno "acre y
corrosivo". Dudaban de si había sífilis silenciosa sin síntomas o siempre se
producía una sintomatología inmediata tras la "infección". Tampoco tenían claro
si la blenorragia y la sífilis eran la misma cosa o dos entidades distintas. Para
decidir si estas dos enfermedades eran lo mismo se inoculó pus gonocóccico.
Sin embargo, éste procedía de un sifilítico ignorado. No sólo adquirió la sífilis
sino que llegó a la falsa conclusión de que las dos enfermedades eran la misma.
El chancro duro o de Hunter es, pues, la úlcera que constituye la lesión primaria
de la sífilis. Todo esto se recoge en su libro A Treatise on the Venereal
Disease ( Londres, 1786). Publicó además The Natural History of the Human

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Teeth (Londres, 1771), primera publicación científica sobre los dientes humanos,
Observations on Certains Parts of the animal oeconomy (Londres, 1786), A
Treatise on the Blood, Imflammation and Gunshot Wounds, publicado tras su
muerte en Londres en 1794, en el que describe sus investigaciones sobre el
mecanismo de la inflamación y la función curativa del proceso inflamatorio.

Como señala Sigerist, la importancia de Hunter radica en que abrió el camino a


la observación y la experiencia de la cirugía para la medicina, haciéndola útil
para ésta. Fue un cirujano práctico como el resto pero a la vez fue un científico.
Su fervor hacia el empirismo se expresa muy bien en una de las cartas que dirigió
a Jenner. En ella le decía: ¿Para qué pensar?, ¿por qué no ensayas el
experimento?

3.3. JAMES DOUGLAS:

Fue un médico y anatomista escocés, y un médico extraordinario de la reina


Carolina.

Uno de los siete hijos de William Douglas (fallecido en 1705) y su esposa Joan,
hija de James Mason de Park, Blantyre, nació en West Calder , West Lothian ,
en 1675. Su hermano era el conocido litotomista John Douglas. (murió en 1759).

En 1694 se graduó en la Universidad de Edimburgo y luego realizó su doctorado


en medicina en Reims antes de ir a Londres en 1700.

Trabajó como obstetra , y ganó una gran reputación como médico. Fue
elegido miembro de la Royal Society de Londres en 1706, FCP en 1721.

Uno de los anatomistas más respetados del país, Douglas también era una
conocida partera. Se le pidió que investigara el caso de Mary Toft , una mujer
inglesa de Godalming, Surrey, que en 1726 fue objeto de una gran controversia
cuando engañó a los médicos para que creyeran que había dado a luz a
conejos. A pesar de su escepticismo inicial (Douglas pensó que una mujer que
daba a luz conejos era tan probable como un conejo que daba a luz a un niño
humano), Douglas fue a ver a Toft y, posteriormente, la expuso como un fraude.

Douglas practicó partería y realizó disecciones públicas en casa.

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Douglas fue mentor y amigo del anatomista y cirujano William Hunter (1718–
1783), a quien conoció en 1740 cuando Hunter llegó a Londres. Hunter viviría en
la casa de Douglas y permanecería allí después de que Douglas muriera en
Londres el 2 de abril de 1742, dejando una viuda y dos hijos.

Douglas produjo una serie de manuscritos en inglés, francés, latín y griego, y un


amplio índice de las obras de Horace . Un tratado sobre la pronunciación en
inglés por James Douglas (1914) fue editado por Anna Paues . Otra edición fue
para Börje Holmberg (Lund, 1956). Realizó estudios botánicos, en particular su
monografía sobre Guernsey Lily .

Terminología

Como resultado de las investigaciones de Douglas sobre la anatomía pélvica


femenina, varios términos anatómicos llevan su nombre:

Bolsa de Douglas
Espacio peritoneal formado por deflexión del peritoneo .
Douglasitis
Inflamación de la bolsa de Douglas.
Absceso de Douglas
Supuración en la bolsa de Douglas, más frecuente
en apendicitis o anexitis .
Doblete de Douglas
Un pliegue de peritoneo que forma el límite lateral de la bolsa de Douglas.
Línea de Douglas
La línea arqueada de la vaina del músculo recto abdominal .
Septum de Douglas
El tabique formado por la unión de los pliegues de Rathke , formando
el recto del feto

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4. DESARROLLO DE LA CLINICA EN LA ILUSTRACION

4.1. GASPAR CASAL


Gaspar Casal nació en Gerona el 31 de diciembre de 1680 constituyendo,
por su personalidad científica, una de las figuras más relevantes de la
medicina española del siglo XVIII. La vida de nuestro autor finalizaría en
Madrid, el 10 de agosto de 1759, a los 80 años de edad.
Gaspar Casal es autor de una única obra, de edición póstuma, titulada
Historia Natural y Médica del Principado de Asturias, realizada por Manuel
Marín y fechada en Madrid en 1762. En el prólogo, Casal filia sus
planteamientos doctrinales basándolos en su especial predilección por
Hipócrates, Sydenham y Boerhave. La obra está dividida en veinte breves
capítulos, incluyendo la famosa descripción de la pelagra (déficit de
vitamina B2 o avitaminosis, como veremos posteriormente). Esta parte de
la obra está escrita en latín, seguramente por considerar la redacción en
el idioma sabio y universal de los hombres cultos de la época.
Es en el cuarto libro de la obra donde se emprende el estudio de las
enfermedades más propiamente endémicas de Asturias: la sarna, la lepra
y el “mal de la rosa”. Al descubrimiento y descripción de esta última
enfermedad debe Casal su inmortalidad en el campo de la medicina.
Comienza advirtiendo que “de todas las afecciones corrientes en este
país, no hay otra que la gane a horrible y contumaz”. Más adelante explica
cómo a pesar de sus muchos síntomas “su nombre vulgar proviene tan
sólo de uno de ellos, y este síntoma consiste en una espantosa costra
que, si recién salida no produce en la parte afectada más que rojez y
aspereza, a la larga degenera en forma de costra muy seca, escabrosa,

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negruzca, entrecortada por frecuentes y profundas fisuras que penetrando
hasta la carne viva producen gran dolor, quemazón y molestia”. Destaca
a continuación la periodicidad estacional de la enfermedad: “cada año al
llegar la primavera, la costra maligna, como la golondrina, vuelve a
aparecer, porque es estacionaria”. Sigue la descripción del “cuello rosado”
(collar de Casal): “Otro signo es la aparición de una aspereza costrosa de
un color ceniciento oscuro en la parte anteroinferior del cuello que, a guisa
de collar, se extiende de un lado a otro de la cerviz, sobre las clavículas
del pecho y la extremidad superior del esternón….”

En la descripción también destaca las anomalías psíquicas como parte de


la sintomatología pelagrosa: “cuando el calor del sol tiene aún más fuerza
puede aparecer la locura, o mejor dicho melancolía, que hace que los
enfermos, abandonando sus casas, vaguen por los montes y lugares
solitarios, y ello ha acontecido más de una vez, muriendo en
desesperación”.
Sobre las causas admite influencias “climáticas” y “dietéticas”, señalando
cómo casi todos los afectos se alimentan de “maíz” o mijo de Indias y “muy
raramente comen carnes frescas”.
En el capítulo terapéutico, aparte de las medidas de uso en la época
(vomitarios, sangrías, purgas y decocciones), recomienda como más
eficaz, fruto de su experiencia, un cambio en el régimen dietético hacia la
ingestión de alimentos grasos y en especial la mantequilla de leche de
vaca.
Durante su estancia en la Corte, el doctor Gaspar Casal estuvo
relacionado con Thiery, médico de Luis XV, quien al conocer los trabajos
del clínico catalán los comunica a Chomel, decano de la facultad de
Medicina de París, siendo leídos en la solemne reunión Prima Mensis del
año 1755, incorporándose de esta forma a la ciencia médica universal.
Sauvages (médico y botánico de Montpellier, 1706-1767) incluyó en su
clasificación de las enfermedades (Nosología Methodica) el “mal de la
rosa” en el cuadro de las caquexias, que aquí recibe el nombre de “lepra
Asturiensis”.

4.2. JOSEPH LEOPOLD AUENBRUGGER

De familia acomodada estudió medicina en la Universidad de Viena. Entre


sus profesores estaba Gerhard van Swieten (1700-1772) quien, con sus
reformas, convirtió la Facultad de Medicina en una de las más importantes
de Europa. Swieten fue el más directo y fiel de los discípulos de
Boerhaave.

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Entre 1751 y 1758 Auenbrugger trabajó como médico auxiliar en el
Hospital militar español, aunque sólo percibió salario a partir de 1755. En
1757 la Emperatriz María Teresa ordenó a la Facultad de Medicina que lo
admitiera en calidad de honorario. Después, entre 1758 y 1762 fue médico
jefe en el Hospital español, donde adquirió gran experiencia en el
diagnóstico de las enfermedades de tórax. Fue en este periodo cuando
ideó la percusión de la caja torácica con el fin de conocer el estado de los
órganos internos mediante sonidos. Era gran aficionado a la música y
estaba acostumbrado a diferenciar distintos tipos de sonido. A lo largo de
siete años observó las diferencias de tono provocadas por distintas
enfermedades de pulmón y de corazón. A esto añadió, además, la
realización de necropsias para corroborar sus hallazgos. También llevó a
cabo experimentos inyectando en el cadáver distintas cantidades de
líquido y estudiando los sonidos a que daban lugar en la zona.

Sus hallazgos los publicó en Viena en 1761, en el libro Inventum novum


ex percussione thoracis humani ut signo abtrusos interni pectoris morbos
detegendi, que hoy se considera como un clásico de la historia de la
medicina. Se trata de un opúsculo de noventa y cinco páginas redactado
de forma muy sobria. Comienza describiendo reglas de tipo práctico para
el ejercicio de la percusión. Ésta deberá efectuarse de forma suave, juntas
las puntas de los dedos, a manera de martillo, y cubierto el tórax del
enfermo con la camisa o con un pañuelo. El sonido del pecho sano es
análogo al de un tambor golpeado a través de un grueso paño de lana.
Señala también los límites del sonido pulmonar y menciona, sin ser muy
preciso, la matidez cardíaca. Distingue cuatro alteraciones del sonido
torácico: “alto”, “profundo”, “claro” y “oscuro”, aparte de sonitus paene
suffocatus o abolición total. Estudia minuciosamente la respectiva
presentación de esos cinco signos físicos en las más diversas
enfermedades del tórax. Auenbrugger comparó, además, los resultados
de la percusión con los que obtenía investigando dos signos más: la
movilidad respiratoria de la pared torácica y el frémitus pectoral.

Maximilian Stoll (1742-1788), director de la clínica médica del Hospital


español, probó sus procedimientos y le felicitó por ello. Algunos textos
demuestran que la percusión se llevó a cabo por varios médicos antes de
entrar en el siglo XIX. Es el caso del cirujano danés Heinrich Callisen
(1740-1824) (System der Wundarzneikunst, 1788), el del cirujano parisino
Raphael Bienvenu Sabatier (1732-1811) y también tenemos noticia de
que se enseñó en varias universidades alemanas como Wittenberg,
Würzburg, y Rostock.

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La percusión comenzó a usarse de forma regular gracias a que Jean-
Nicolas Corvisart, médico de Napoleón Bonaparte, la difundió. La
aprendió en uno de los los Aforismos de Stoll, la ensayó durante años y
la enseñó a sus discípulos.
Auenbrugger también publicó un libro sobre las enfermedades de pulmón
de los trabajadores de las canteras.

Debido a sus contribuciones, el 12 de noviembre de 1783, Auenbrugger


recibió un título nobiliario de manos de José II. Murió el 17 de mayo de
1807.

SUS OBRAS:
 Inventum novum ex percussione thoracis humani ut signo
abstrusos interni pectoris morbos detegendi.Vindobonae, J. T.
Trattner, 1761, 1763, 1775.
 La traducción con anotaciones de Jean-Nicolas Corvisart: La
nouvelle méthode pour reconnaître les maladies internes de
poitrine par la percussion de cette cavité. Paris, 1808.
 Experimentum nascens de remedio specifico sub signo specifico in
mania virorum. 1776.
 Von der stillen Wuth oder dem Triebe zum Selbstmorde als einer
wirklichen Krankheit, mit Original-Beobachtungen und
Anmerkungen. Dessau, 1783.
 Heilart der epidemischen, Ruhr. 1783.

5. LA QUINA- CINCHONA OFICINALIS

Los indígenas americanos habían hecho


descubrimientos prehistóricos de las
propiedades de algunas drogas, que en
algunos casos eran adictivas como el
tabaco y la cocaína, y en otras eran
además alucinógenas como la mezcalina,
que provenía de un cactus. De estas
drogas adictivas no nos ocuparemos aquí, para concentrarnos en la quina.

El árbol de la quina (cinchona) crece agreste en las selvas sub-andinas: los


indígenas la llamaban quinquina (la corteza de las cortezas). Conscientes del
futuro de sus plantaciones, el gobierno peruano por ejemplo prohibió su
exportación, particularmente porque cuando la quina realmente ganó aceptación

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en Europa, la deforestación resultante acabó con veinticinco mil árboles anuales.
En 1839, William Hooker propuso cortar totalmente los árboles de quina, en vez
de quitarle simplemente la corteza, pues de la última manera el árbol era víctima
de los insectos, mientras que al cortar y cultivar nuevamente, otro árbol estaba
listo en seis años. Luego se comprobó que estos nuevos árboles tenían una
mayor concentración de los alcaloides de la quina. Todas estas deforestaciones
han aumentado el calentamiento global, lo que ha favorecido la diseminación del
paludismo, mientras los hemoparàsitos se hicieron resistentes.

Pero tal como ahora vemos con el tráfico de narcóticos, negocio es negocio, y el
gobierno holandés se consiguió una libra de semillas de cinchona sacadas de
Bolivia de contrabando: pagó por ello 20 dólares en 1865. Estas fueron
sembradas en la isla de Java, donde obtuvieron 12.000 árboles de alta potencia
y se desarrollaron grandes plantaciones, por lo que dominaron el 97% del
mercado hasta antes de la segunda guerra mundial. Gracias a la quinina, los
europeos pudieron colonizar los trópicos, e incluso importar mano de obra barata
procedente de India y China, para el manejo de plantaciones y minas; y también
gracias a este antimalàrico fue posible construir el Canal de Panamá. Lo cual
muestra el enorme impacto macroeconómico que esto logró, y lo bueno y
rentable que para la humanidad sería encontrar una vacuna que redujera la
incidencia de esta mortal enfermedad.

Muchos han sostenido que los remedios para las patologías de los seres vivos
se encuentran en la misma naturaleza. Y la historia de la milagrosa corteza del
“árbol de la fiebre”, como lo llamaban en la tierra de Loxa y la describe el monje
agustino Calancha en Lima, pareciera confirmarlo. Lo interesante es que aunque
hoy conocemos a la malaria como una enfermedad tropical y en realidad se
originó en el África, en aquellas épocas de la Edad Moderna era una patología
que diezmaba sin remedio a los europeos, mas no existía en los Andes. Es algo
parecido a la historia de la sífilis, que la habían dejado los franceses en Nápoles,
y allí contagió a los españoles y quizá de esta forma vino a América, aunque
sobre este tema hay varias hipótesis. El polvo color canela de la corteza de la
quina, tomada como bebida, cambió la historia del tratamiento de las fiebres
palúdicas.

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La corteza de la quina fue llevada a Europa donde se utilizaba para el tratamiento
de las fiebres en general y para el manejo de la malaria en particular. Doscientos
años más tarde dos químicos franceses –Joseph Caventou (1795-1877) y Pierre
Pelletier (1788-1842)-, aislaron la quinina de esta corteza. Una leyenda al
respecto dice que la esposa del Virrey del Perú, el Conde de Chinchon, fue
curada en 1638 de una malaria con fiebre terciana gracias a que un indio le
administró corteza de quina. Agradecida, la condesa (cuyo nombre era Francisca
Henríquez de Ribera), distribuyó la corteza a otros pacientes en Lima y alertó a
los españoles sobre la posible utilidad de la planta en el tratamiento de la malaria.
Definitivamente hay un error histórico en cuanto a la esposa de este Conde, ya
que la primera (¿Ana de Osorio?) se dice que murió en España antes de su viaje
al Perú, y la segunda esposa, que sí lo acompaño a América, gozó de muy buena
salud; no tuvo pues que acudir al uso de la corteza de quina, y además, jamás
regresó a España pues cuando viajaba de regreso a la península, falleció en
Cartagena en 1641. Pero de allí resultó que por un tiempo esta medicina fue
denominada “los polvos de la condesa”.

El famoso naturalista Carl von Linnè o Linneo (1707-1778) fue el que bautizó
Cinchona al árbol, aunque por accidente, pues ha debido en realidad llamarse
Chinchona. Otros dicen que el término se originó del inca “kinia”.

Los jesuitas y el Vaticano mismo resultaron muy importantes para la promoción


de la quina; los jesuitas a menudo la regalaron, los comerciantes la vendieron y
los reyes de España lo obsequiaron a los poderosos de la tierra, pues el
paludismo no respetaba la posición social. Un jesuita, el Cardenal y filósofo Juan
de Lugo la dieron a conocer al médico del Papa Inocencio X, gustó mucho allá y
más tarde consiguió no sólo el respaldo de la Iglesia, sino que apareció una
Cédula Romana con instrucciones para su uso. Por esto la droga se llamó
“Corteza de los jesuitas” o “del Cardenal”. Pero en muchas regiones esto fue
contraproducente, porque las prevalentes teorías de Galeno sostenían que la
“fiebre de los pantanos”era una enfermedad de los humores que se debía limpiar
con sangrías o con eméticos que junto con las purgas, los diaforéticos y los
vesicatorios se denominaban “terapias de agotamiento”. Además la quina se usó
en toda clase de fiebres incluso las no palúdicas, por lo que a menudo resultaba

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ineficaz; y otra, porque en regiones no partidarias de Roma como en Inglaterra,
pensaban que se trataba de un complot papal. Cromwell por ejemplo prefirió
morir de malaria, antes de ingerir el “polvo del demonio”. Sin embargo fue en la
Farmacopea londinense donde se hizo reconocimiento por primera vez a la quina,
poniéndola en la lista como “Cortex peruana”. Y fue allí donde ganó renombre,
de la forma más curiosa posible. El boticario y charlatán Robert Talbor –
autodenominado“fiebròlogo”-la usó como remedio secreto (finales del XVII) y con
ella curó al rey Carlos II. En público sin embargo, Talbor condenaba el uso de
estos polvos de quina, pero luego vendió los derechos de su remedio secreto a
Luis XIV de Francia para el tratamiento de su hijo enfermo; cuando después de
la muerte de Talbor se analizaron los polvos, resultaron ser de Cinchona.

6. EMPLEO DE LA QUINA

La quina o quinina es una sustancia que


se obtiene del árbol conocido como
quino, concretamente de su corteza. Se
trata de una variedad proveniente de
Perú, y es que de hecho la quina se ha
utilizado desde siglos por los indígenas
como medicamento debido a la cantidad
de propiedades que tiene esta sustancia
totalmente natural, puesto que se extrae
directamente de esta variedad de árbol. El uso de la quina se hace en diferentes
áreas, ya que se añade a bebidas, medicina natural, remedios...

La quinina está formada por cuatro alcaloides que son los que dan a la quina sus
propiedades tan apreciadas. Estos alcaloides tienen cualidades antipalúdicas.
Entre sus componentes también hay que destacar la presencia de taninos que
dotan a la quinina de un componente antioxidante previniendo la degeneración
celular derivada de los ataques recibidos desde el exterior y que en muchos
casos pueden llegar a causar enfermedades como el cáncer.

Por lo que más destaca la quina o quinina es por su uso en la elaboración de


bebidas tónicas, de hecho si nos paramos a leer las etiquetas de las mismas

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veremos que se emplea en su formulación. Esto se debe a que la quina tiene
infinidad de beneficios digestivos y depurativos del organismo, ayudándonos a
mejorar las digestiones y evitando la retención de líquidos y demás sustancias
de deshecho en el organismo, algo que nos ayudará a evitar los problemas
derivados de un exceso de toxinas en el organismo.

La corteza del quino, lugar de donde se obtiene la quina, tiene otra serie de
propiedades, y es que en infusión es muy útil como antibiótico, ya que nos ayuda
a reforzar el sistema inmunológico para hacernos más fuertes frente al os
ataques del exterior. El líquido resultante también tiene altas cualidades
antibióticas si se aplica de forma cutánea, y es que es una de las mejores
maneras de desinfectar heridas y conseguir que se cicatricen antes y se curen
sin apenas molestias.

Es importante que tengamos en cuenta esta sustancia, ya que no se trata


simplemente de un ingrediente sin más de las bebidas tónicas y sodas. La quina
la podemos encontrar en tiendas especializadas en las que se presenta de
diferentes maneras, pues la podemos comprar en líquido o la corteza del quino
para que la tomemos de la forma que mejor nos convenga. A pesar de todo será
igual de beneficiosa de una u otra manera.

7. LA DIGITAL – DIGITALIS PURPUREA


La digital fué usada en medicina
popular en Gran Bretaña desde el siglo
X, pero a la práctica médica regular se
la introdujo en 1775, cuando el Dr.
William Withering tomó conocimiento
de su valor en la hidropesía gracias a
una mujer de Shropshire. Se supo poco
de sus principios activos hasta que en
1871 un francés, Nativelle, descubrió el
glucósido digitoxina.
USOS:

Cardiovascular: Debido a sus cualidades como tónico circulatorio, las


cuales disminuyen la conductibilidad, la excitabilidad y el ritmo cardíaco,
es utilizado frecuentemente para afecciones del corazón como la

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insuficiencia cardíaca, obstrucción aórtica, valvulopatías, corazón senil,
arritmia e hipertrofia del corazón.
Para las hemorroides: Ejerce una acción contráctil sobre la musculatura
vascular, lo cual resulta de gran beneficio para aliviar los dolores
causados por metrorragias y hemorroides.
En edemas y casos de retención de líquidos es utilizada por sus
cualidades como sedante y diurética. Beneficios a nivel digestivo, urinario,
nervioso y cardiovascular.
CONTRAINDICACIONES:

Las dosis elevadas del polvo de la digital pueden causar diarrea, irritación
gastrointestinal, delirio, vértigo, vómitos y muerte. No se deben utilizar las
hojas naturalmente, pues por su inconstante contenido de glucósidos puede
resultar altamente tóxica. Su uso debe efectuarse bajo prescripción médica.

8. INICIO DE LA VACUNACIÓN
La vacunación es una medida consistente en la administración de un preparado
‒la vacuna‒, con el objetivo de evitar la aparición de las enfermedades,
habitualmente infecciosas. causadas por el microorganismo frente al que se
vacuna. Se suele decir que la persona vacunada está inmunizada frente a ese
microorganismo concreto.

La historia de las vacunas se


remonta a la antigua China, donde
existen escritos del siglo XI en los
que se hace referencia a una forma
primitiva de vacunación,
concretamente la conocida como
"variolización". La variolización es la
inoculación del pus de la viruela
para provocar esta enfermedad en
una forma atenuada e inmunizar así
al paciente. Esta práctica no estaba
exenta de riesgos, pues un cierto
número de vacunados contraían la
viruela en una forma grave y
morían. La variolización fue introducida en Europa, concretamente en Gran
Bretaña, en 1721 por Lady Mary Wortley Montagu.

Sin embargo, la primera vacuna, concretamente contra frente a la viruela, fue


descubierta por Jenner, un médico rural inglés que en 1796 llevó a cabo su
experimento de inmunización con linfa de viruela vacuna; es decir, de una forma

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de viruela propia de las vacas (de ahí el nombre de vacuna). La idea se le ocurrió
al escuchar a una granjera de su pueblo decir que ella no cogería la viruela mala
porque ya había cogido la de las vacas. Esta mujer decía esto porque la viruela
de las vacas era una enfermedad que producía una erupción en sus ubres, y los
ordeñadores de las vacas podían contraer esta enfermedad, la cual les protegía
frente a la viruela de los humanos. Jenner, que era un profundo observador,
estuvo veinte años estudiando este fenómeno y la forma de desarrollar el método
de inmunización, que culminó con la creación de su vacuna.

Después de Jenner, fue Louis Pasteur el que dio un gran paso adelante en la
historia de las vacunas, al demostrar que, al administrar una forma debilitada o
atenuada del microorganismo que produce la infección se consiguen unas
defensas más puras que introduciendo un germen productor de otra enfermedad
similar a la que se quiere prevenir, como había hecho Jenner.

Pasteur desarrolló la vacuna contra el cólera de las aves y contra el carbunco


aplicando su descubrimiento sobre la atenuación.

En 1885 Pasteur administró la vacuna de la rabia a Joseph Meister, un niño de


nueve años de edad. Este experimento armó un gran revuelo y fue muy
censurado porque suponía la introducción deliberada de un microorganismo
mortal en el cuerpo humano. Naturalmente, se trataba de un microorganismo
debilitado tratado de forma conveniente en su laboratorio, y el éxito del
experimento fue rotundo.

A finales del siglo XIX se registró el desarrollo de vacunas de microorganismos


muertos frente al tifus, el cólera y la peste.

El siguiente paso en el desarrollo de las vacunas fue la inactivación química de


toxinas. Así se consiguieron los primeros toxoides: tétanos y difteria.

La vacuna contra la tuberculosis se desarrolló en 1909. Otras vacunas


desarrolladas en este periodo fueron la vacuna contra la fiebre amarilla (1935) y
la vacuna contra el virus influenza A (1936).

La edad de oro de la vacunación comenzó en 1949. Después de la vacuna de la


poliomielitis, se desarrollaron vacunas frente al sarampión, la parotiditis y la
rubéola. La vacuna contra la varicela se creó en la década de los 70 en Japón.

Otra de las vacunas de microorganismos vivos introducidas en esa época fue la


vacuna antitifoidea.

Además de en el campo de las vacunas de microorganismos vivos, se avanzó


en el desarrollo de las vacunas inactivadas frente a la poliomielitis, la rabia, la
encefalitis japonesa y la hepatitis A. En 1954 se creó una vacuna contra la
poliomielitis.

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Durante las décadas de 1970 y 1980 se introdujeron las vacunas formuladas con
proteínas purificadas o polisacáridos capsulares, que ya no aportaban células o
microorganismos completos, sino una pequeña parte de los mismos, suficiente
para crear respuesta defensiva frente a la enfermedad. Ejemplos de ellas son la
vacuna antimeningocócica, la vacuna antineumocócica y la primera generación
de vacunas frente al Haemophilus influenzae tipo B.

Posteriormente se inició la era de las vacunas conjugadas, y más adelante el uso


de la ingeniería genética para la formulación de vacunas ADN recombinantes,
como la de la hepatitis B, autorizada en 1986.

En realidad, se puede decir que, como ocurre en otras áreas de la Medicina, la


historia de las vacunas no ha hecho más que comenzar, y se continúa
investigando para crear nuevas vacunas para viejas o nuevas enfermedades,
como es el caso del sida.

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