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Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”

Carrera Profesional de Farmacia

Tema : ALERGIA A LOS ANTIBIÓTICOS

Curso : ESTUDIO Y ENFERMEDAD FARMACOLÓGICA

Docente : Q.F. HÉCTOR BRUNO HUAMANI

Integrantes : JHEYSON ETENI ARIRAMA

Modulo : III

TURNO : Tarde

Pucallpa –Perú
2018
DEDICATORIA

El presente trabajo se lo dedico primeramente a


Dios por darme salud, a mis padres y todas las
personas que siempre me apoyan todos los días

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ALERGIA A LOS ANTIBIÓTICOS

¿Qué es una reacción adversa a un antibiótico?

Las reacciones adversas a fármacos en general se consideran, según la Organización

Mundial de la Salud, como «cualquier respuesta nociva y no intencionada a un

medicamento, que ocurre en el ser humano a dosis utilizadas normalmente para

profilaxis, diagnóstico y/o tratamiento». Las reacciones adversas más frecuentes (70-

80%) son predecibles, se relacionan con la dosis del antibiótico, y suelen aparecer

recogidas en la ficha técnica o prospecto. Las más comunes son cefalea (dolor de

cabeza), diarrea, molestias gástricas y candidiasis (sobrecrecimiento exagerado de

hongos normalmente presentes en las mucosas en pequeñas cantidades). Pueden darse

otros efectos adversos que no son predecibles, no dependen de la dosis de antibiótico,

afectan generalmente a un número reducido de sujetos que lo toman, y no suelen

recogerse en la ficha técnica. En este segundo grupo se incluyen las reacciones alérgicas

o de hipersensibilidad.

¿Qué es una reacción alérgica o de hipersensibilidad a un antibiótico?

Las reacciones alérgicas a antibióticos, también denominadas reacciones de

hipersensibilidad, son una respuesta anormal a estos, que se produce por un mecanismo

inmunológico, ya sea mediado por anticuerpos o por linfocitos en dosis normalmente

terapéuticas. Se producen tras una exposición, continuada o intermitente, a dicho

antibiótico, o a otro de la misma familia con estructura química similar. Estas reacciones

se aprecian en un porcentaje muy pequeño de todos los pacientes tratados; se pueden

producir tras la administración de dosis mínimas del antibiótico, desaparecen al

suspenderlo y vuelven a aparecer al reintroducirlo.

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Los antibióticos se utilizan en medicina para tratar infecciones provocadas por

gérmenes, principalmente bacterias. (Créditos, F. 111)

En ocasiones se puede desarrollar una reacción alérgica a un antibiótico tras su

administración, en cantidades tan pequeñas que ni el propio paciente es consciente de

haberlo tomado. Las formas más frecuentes de este tipo de contacto inadvertido son la

manipulación de antibióticos por personal sanitario; la preparación de un antibiótico a

familiares (un sobre o jarabe) en un vaso o cuchara que luego se emplea sin limpiar

bien; la toma de alimentos (leche o carne) procedente de animales tratados con

penicilina; mantener relaciones sexuales con una pareja que está en tratamiento con

penicilina, etc.

¿Cuáles son las manifestaciones más típicas de la alergia a antibióticos?

La piel es el órgano más frecuentemente afectado en las reacciones alérgicas a

antibióticos. Pueden aparecer lesiones en forma de urticaria, hinchazón en parpados y

labios (angioedema), picor, exantemas similares a los que aparecen en el sarampión o

la varicela, y lesiones ampollosas, que son las más graves. También pueden

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manifestarse reacciones generalizadas (anafilaxia), que se caracterizan por la aparición

de picor palmo-plantar, eritema, enrojecimiento conjuntival, sensación de ahogo,

vómitos, diarrea, mareo e incluso pérdida de conocimiento. Otras reacciones mucho

menos frecuentes son las denominadas órgano-específicas, como por ejemplo la

hepatitis.

¿Cómo se clasifican las reacciones alérgicas a antibióticos?

Desde un punto vista práctico y en función del tiempo transcurrido entre la toma del

antibiótico y la aparición de los primeros síntomas, las reacciones alérgicas se clasifican

en dos grandes grupos: inmediatas y no inmediatas. Las reacciones alérgicas inmediatas

aparecen en menos de una hora tras la administración del antibiótico, y sus expresiones

clínicas más habituales son la urticaria acompañada o no de angioedema y las reacciones

anafilácticas.

Las reacciones alérgicas no inmediatas se desencadenan, como mínimo, en una hora

tras la administración del antibiótico; normalmente suelen aparecer a las 24-48 horas de

iniciar el tratamiento. En este tipo de reacciones es más difícil establecer una relación

causal entre la toma y el desarrollo de la reacción. Los síntomas más frecuentes son los

exantemas cutáneos, aunque pueden aparecer reacciones más graves como las

ampollosas y las órgano-específicas.

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FIGURA 1. Urticaria inmediata por amoxicilina (A) y exantema no inmediato
por amoxicilina (B)

¿Puede ser mortal la alergia a antibióticos?

Hay reacciones alérgicas a antibióticos que pueden comprometer la vida. En las

reacciones inmediatas, la más grave es el choque anafiláctico, en el que el paciente sufre

una hipotensión grave, que necesita una atención rápida, con administración urgente de

adrenalina, corticoides y otras medidas de soporte. En el caso de las reacciones alérgicas

no inmediatas, las más graves son las reacciones ampollosas —como la necrólisis

epidérmica tóxica—, que precisan de tratamiento en unidades de grandes quemados; y

las reacciones órgano-específicas, como la hepatitis fulminante, que en muchas

ocasiones se hacen subsidiarias de un trasplante de hígado. Afortunadamente, estas

reacciones son muy poco frecuentes.

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¿Qué antibióticos pueden causar alergia?

Cualquier antibiótico puede producir una reacción alérgica, aunque los implicados con

mayor frecuencia son los antibióticos betalactámicos, que incluyen las penicilinas como

la amoxicilina, y las cefalosporinas. En los últimos años, está aumentando el número de

reacciones provocadas por otros antibióticos denominados quinolonas, entre los que se

incluyen moxifloxacino, ciprofloxacino y levofloxacino. Otros antibióticos que pueden

ocasionar reacciones alérgicas, aunque con un índice menor, son las sulfamidas, los

macrólidos como la eritromicina, y otros. Todos estos antibióticos son de uso frecuente

ambulatorio, y se utilizan fundamentalmente para el tratamiento de infecciones

respiratorias y urinarias.

PERSONA ALÉRGICA A LOS ANTIBIÓTICOS A LA PENICILINA

DESCRIPCIÓN GENERAL

La alergia a la penicilina es una reacción anormal de tu sistema inmunitario al


medicamento antibiótico penicilina. La penicilina es recetada para tratar varias
infecciones bacterianas.

Los signos y síntomas frecuentes de la alergia a la penicilina son entre otros urticaria,
sarpullido y picazón. Una de las reacciones graves es la anafilaxia, una afección que
puede poner en riesgo la vida y que afecta múltiples sistemas del cuerpo.

La investigación ha demostrado que se han diagnosticado alergias a la penicilina de


manera excesiva —un problema que puede derivar en el uso de tratamientos antibióticos
menos adecuados y más costosos—. Por lo tanto, es necesario un diagnóstico preciso
cuando se sospecha alergia a la penicilina para asegurar las mejores opciones de
tratamiento.

Otros antibióticos, en particular aquellos con propiedades químicas similares a la


penicilina, también pueden provocar reacciones alérgicas.

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SÍNTOMAS

Erupción medicamentosa
Los signos y síntomas de una alergia a la
penicilina a menudo aparecen dentro de
una hora después de haber tomado el
medicamento. Con menor frecuencia, las
reacciones pueden ocurrir horas, días o
semanas más tarde.

Estos son algunos de los signos y


síntomas de la alergia a la penicilina:

 Erupción cutánea

 Urticaria

 Picazón

 Fiebre

 Hinchazón

 Falta de aire

 Sibilancia

 Catarro

 Ojos llorosos y con picazón

 Anafilaxia
ANAFILAXIA

La anafilaxia es una reacción alérgica poco frecuente que pone en riesgo la vida y causa
una disfunción generalizada de los sistemas del cuerpo. Los signos y síntomas de la
anafilaxia son los siguientes:

 Estrechamiento de las vías respiratorias y de la garganta, lo que genera dificultad


para respirar

 Náuseas y cólicos

 Vómitos o diarrea

 Mareos o aturdimiento

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 Pulso débil y acelerado

 Caída de la presión arterial

 Convulsiones

 Pérdida del conocimiento


Otras afecciones causadas por la alergia a la penicilina

Las reacciones alérgicas a la penicilina menos frecuentes ocurren días o semanas después
de la exposición al medicamento y pueden persistir durante un tiempo tras haber dejado
de consumirla. Estas son algunas de ellas:

 Enfermedad del suero, que puede causar fiebre, dolor en las articulaciones,
erupciones, hinchazón y náuseas

 Anemia inducida por los medicamentos, reducción de los glóbulos rojos, lo que
puede causar fatiga, latidos irregulares del corazón, falta de aire, y otros signos y
síntomas

 Reacción a medicamentos con eosinofilia y con síntomas sistémicos, que


ocasiona erupciones, recuento alto de glóbulos blancos, hinchazón generalizada,
inflamación de los ganglios linfáticos y recurrencia de la infección por hepatitis
latente

 Inflamación de los riñones (nefritis), que puede provocar fiebre, sangre en la


orina, hinchazón generalizada, desorientación, y otros signos y síntomas
Eventos adversos que no son reacciones alérgicas

Puedes tener efectos secundarios de la penicilina (como sucede con otros medicamentos)
que no sean una reacción alérgica al medicamento. Según el tipo de penicilina, los efectos
secundarios más frecuentes son dolor de cabeza, picazón vaginal, náuseas o diarrea leves.
Los signos o síntomas de una infección por la que te están tratando (o los síntomas no
relacionados) también pueden confundirse con una reacción alérgica al medicamento.

CAUSAS

La alergia a la penicilina ocurre cuando el sistema inmunitario se vuelve hipersensible al


medicamento y reacciona por error como si el medicamento fuese una sustancia nociva,
como si fuese una infección viral o bacteriana.

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Antes de que el sistema inmunitario pueda volverse sensible a la penicilina, debes
exponerte al medicamento al menos una vez. Si el sistema inmunitario identifica por error
a la penicilina como una sustancia perjudicial, crea un anticuerpo específico contra ese
medicamento.

La próxima vez que tomes el medicamento, estos anticuerpos específicos lo detectarán y


le indicarán al sistema inmunitario que ataque la sustancia. Las sustancias químicas que
se liberan en esa actividad causan los signos y síntomas asociados a una reacción alérgica.

La exposición previa a la penicilina puede no ser evidente. Existe evidencia que indica
que las cantidades mínimas de penicilina en los alimentos pueden ser suficientes para que
el sistema inmunitario de una persona cree un anticuerpo para combatirla.

Penicilinas y medicamentos relacionados

Las penicilinas pertenecen a una clase de medicamentos antibacterianos llamados


«antibióticos betalactámicos». Aunque los mecanismos de los medicamentos varían,
generalmente, combaten las infecciones atacando las paredes de las células bacterianas.
Además de las penicilinas, otros betalactámicos más frecuentemente asociados con
reacciones alérgicas conforman un grupo llamado «cefalosporinas».

Si tuviste una reacción alérgica a un tipo de penicilina, es posible (pero no seguro) que
tengas alergia a otros tipos de penicilinas o a algunas cefalosporinas.

Algunas penicilinas son las siguientes:

 Amoxicilina

 Ampicilina

 Dicloxacilina

 Nafcilina

 Oxacilina

 Penicilina G

 Penicilina V

 Piperacilina

 Ticarcilina

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Algunas cefalosporinas son:

 Cefaclor

 Cefadroxilo

 Cefazolina

 Cefdinir

 Cefotetán

 Cefprozil

 Cefuroxima

 Cefalexina (Keflex)

 Cefepima (Maxipime)
Factores de riesgo

Si bien cualquiera puede tener una reacción alérgica a la penicilina, algunos factores
pueden aumentar el riesgo. Algunos de ellos son los siguientes:

 Antecedentes de otras alergias, como la alergia alimentaria o la rinitis alérgica


(fiebre del heno)

 Reacción alérgica a otros medicamentos

 Antecedentes familiares de alergia a medicamentos

 La exposición continua a la penicilina debida a dosis altas o el uso reiterado o


prolongado

 Ciertas enfermedades comúnmente asociadas a las reacciones alérgicas a los


medicamentos, como la infección por el VIH o el virus Epstein-Barr
Prevención

Si tienes alergia a la penicilina, la mejor prevención es evitar ese medicamento. Algunas

medidas que puedes tomar para protegerte son las siguientes:

 Informa a los trabajadores del cuidado de la salud. Asegúrate de que tu alergia

a la penicilina o a otros antibióticos se identifique con claridad en tu expediente

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médico. Informa a otros proveedores de atención médica, como tu dentista u otro

especialista médico.

 Usa un brazalete. Usa un brazalete de alerta médica que identifique tu alergia a los

medicamentos. Esta información puede garantizar el tratamiento adecuado en caso

de emergencia.

 Lleva epinefrina de emergencia. Si tu alergia causó anafilaxis o alguna otra

reacción grave, es probable que el médico te recete una jeringa autoinyectable y un

dispositivo de aguja (autoinyector de epinefrina). El médico u otro miembro del

personal de la clínica te capacitarán en el uso del autoinyector (Adrenaclick, AUVI-

Q, EpiPen u otros).

TRATAMIENTO

 Inmediatamente detener la exposición a la sustancia sospechosa de provocar la

reacción alérgica (p. ej. interrumpir la administración del medicamento, la

transfusión del componente sanguíneo o del derivado de la sangre).

 Valorar la permeabilidad de las vías respiratorias, la respiración, la

circulación sanguínea y el estado de conciencia. En caso de necesidad, asegurar

la permeabilidad de las vías respiratorias y en caso de parada respiratoria

o circulatoria iniciar la resucitación →cap. 2.1. Si se presenta estridor o severo

edema facial y de las vías respiratorias superiores (edema lingual, de la mucosa

oral y de la faringe, ronquera) considerar la intubación endotraqueal . La demora

en la intubación puede dificultar su consecución y una prueba de intubación

fracasada puede agravar el edema. En caso de edema que amenaza la

permeabilidad de las vías respiratorias e imposibilidad de intubación

endotraqueal, debe realizarse cricotirotomía

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 Administrar adrenalina

1) En pacientes con reacción anafiláctica en la anamnesis, que llevan consigo una

inyectadora prellenada con adrenalina o un autoinyector (lápiz, pen),

inmediatamente inyectar 1 dosis de adrenalina IM en la superficie externa del

muslo, incluso si los síntomas son únicamente leves (no hay contraindicaciones

para la administración de adrenalina en esta situación, y cuanto más rápido se

administre, más rápida será la eficacia del tratamiento).

2) En pacientes adultos con circulación espontánea inyectar IM 0,3 mg (máx. 0,5

mg; solución 1 mg/ml [0,1 %, 1:1000]) en la parte externa del muslo (en niños

0,15 mg, máx. 0,3 mg IM). La dosis se puede repetir cada 5-15 min en caso de no

presentarse mejoría o si la tensión arterial sigue demasiado baja (en la mayoría de

los pacientes la mejoría del estado general se alcanza después de administrar 1-2

dosis). También administrar en caso de duda si se trata de un shock anafiláctico,

ya que su eficacia es mayor cuando la administración sucede inmediatamente

después de aparecer los síntomas. No administrar VSc.

 Colocar al paciente en decúbito dorsal con las piernas levantadas, lo que

ayuda en el tratamiento de la hipotensión, pero no se recomienda en pacientes con

trastornos de la respiración, mujeres en embarazo avanzado (deben ser colocadas

sobre su lado izquierdo) y en pacientes que están vomitando.

 Administrar oxígeno a través de mascarilla facial (en general 6-8 l/min);

indicaciones: insuficiencia respiratoria, anafilaxia prolongada (que requiere la

administración de varias dosis de adrenalina), enfermedades crónicas de las vías

respiratorias (asma, EPOC), enfermedades crónicas del sistema cardiovascular (p.

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ej. enfermedad cardíaca isquémica), manifestaciones de isquemia miocárdica

reciente, pacientes que reciben β-miméticos inhalados de acción corta).

 Asegurar el acceso a venas periféricas con 2 cánulas de gran diámetro

(óptimamente ≥1,8 mm [≤ 16 G]) y utilizar kits para perfusiones rápidas.

 Perfundir fluidos iv.: a pacientes con importante disminución de la tensión

arterial y falta de respuesta a la administración de adrenalina IM perfundir 1-2 l

de NaCl al 0,9 % lo más rápidamente posible (5-10 ml/kg durante los primeros 5-

10 min en adultos y 10 ml/kg en niños). Una parte de los pacientes requiere una

transfusión de grandes volúmenes de líquidos (p. ej. 4-8 l) y en estos casos se

utilizan cristaloides (y/o coloides) equilibrados (balanceados). No utilizar las

soluciones de glucosa ni las soluciones de hidroxietil almidón (HES). El uso de

soluciones de coloides es igualmente eficaz que de las soluciones de cristaloides,

pero es más costoso.

 Realizar la monitorización de la presión arterial y, dependiendo del estado del

paciente, del ECG, de la pulsioximetría o de la gasometría de la sangre arterial.

 En un paciente con edema severo de las vías respiratorias, espasmo bronquial

o disminución de la tensión arterial sin respuesta a varias inyecciones de

adrenalina IM y transfusión de fluidos iv. →considerar el uso de adrenalina

0,1-0,3 mg en 10 ml de NaCl al 0,9 % en inyección iv. a lo largo de pocos minutos

o en infusión continua iv. 1-10 µg/min (solución de 1 mg en 10 ml de NaCl al 0,9

% [0,1 mg/ml, 1:10 000]). Este procedimiento conlleva un gran riesgo de

aparición de arritmias. En pacientes que reciben β-bloqueantes la adrenalina suele

ser ineficaz, en cuyo caso lo principal es administrar fluidos iv.

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 Intervenciones adicionales

1) Fármacos antihistamínicos: en la anafilaxia los H1-bloqueantes reducen el

prurito de la piel, la aparición de ampollas de urticaria y la intensidad del

angioedema; también ayudan en el tratamiento de los síntomas nasales y oculares.

No utilizarlos en lugar de adrenalina, ya que actúan más lentamente y no se ha

demostrado sin lugar a dudas su influencia en el curso de la obstrucción de las

vías respiratorias, disminución de la presión arterial o aparición

del shock anafiláctico. Utilizarlas como tratamiento adicional después de

administrar el tratamiento básico. Administrar H1-bloqueante en una inyección

lenta iv. (clemastina 2 mg o antazolina 200 mg en 10 ml de NaCl al 0,9 %, en

Chile existen solo en ungüentos). En caso de hipotensión considerar la

administración de un H2-bloqueante iv. (50 mg de ranitidina cada 8-12 h o 150

mg 2 × d).

2) Administrar un broncodilatador si el espasmo de los bronquios no cede

después de la administración de la adrenalina: β-mimético de corta duración en

nebulización (p. ej. salbutamol 2,5 o 5 mg en 3 ml de NaCl al 0,9 %) o en

inhalador; en caso de necesidad, las inhalaciones se pueden repetir; no utilizar los

β-miméticos inhalados en lugar de la adrenalina, ya que no previenen ni reducen

la obstrucción de las vías respiratorias superiores (p. ej. edema de la laringe).

3) En pacientes con pretensión arterial sistólica <90 mm Hg a pesar de administrar

adrenalina IM y de perfundir fluidos → considerar el uso de un medicamento

vasoconstrictor (noradrenalina o dopamina [esta última en pacientes con el ritmo

cardíaco lento]) en infusión continua iv. (dosificación →cap. 2.2, Tratamiento).

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4) En pacientes que reciben β-bloqueantes y no responden al tratamiento con

adrenalina → considerar la administración de glucagón en infusión lenta iv. 1-

5 mg a lo largo de ~5 min y, posteriormente, en infusión continua iv. 5-15 µg/min,

dependiendo de la respuesta clínica. Los efectos secundarios frecuentes son

náuseas, vómitos e hiperglucemia.

5) El uso de glucocorticoides es poco útil para el tratamiento de la fase aguda

del shock anafiláctico, pero puede prevenir la fase tardía de la anafilaxia. No

utilizar glucocorticoides en lugar de la adrenalina como fármaco de primera línea.

Administrar por máx. 3 días iv. (p. ej. metilprednisolona 1-2 mg/kg, luego

1 mg/kg/d, o hidrocortisona 200-400 mg, luego 100 mg cada 6 h) o VO.

6) Referir al paciente a la UCI si la reacción anafiláctica no cede a pesar del

tratamiento.

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