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Espectro del bosque

La mirada la tenía perdida, Flor Aguilar, ya no peleaba por su vida,


se quería dejar morir, ya eran muchas horas de estar corriendo por su
vida, todo parecía ser un cuentos de terror, que cuando chica le
contaba su abuelo, con el fin de asustarla y que se durmiera
temprano, pero esto era diferente, la protagonista de la historia era
ella, y ese ente demoniaco la seguía por todo el bosque, en el cual
junto con un amigo, habían acampado.

De su amigo no sabía nada, pero ella peleaba por seguir viva, aunque
después de horas, ya había desistido de correr, sabía que el escapar
sería imposible, y que el espectro que la seguía, solo estaba jugando
con ella, pero lo que no sabía el fantasma, es del poder interior de
ella, y que la misma Flor desconocía, pero que su madre, alguna
ocasión le conto, que venían de un legado de la familia, el ver y
enfrentar a los fantasmas, algo que ella siempre rehusó.

Pero ahora era hora de saber si lo que su madre, le había dicho era verdad, o solo parte de todas las historias de
ficción que tanto le gustaban a todos en la familia, fue entonces, cuando se paró totalmente, y espero que llegara
el alma en pena, cuando dentro de todo su ser, le ordeno que se fuera y la dejara en paz.

El fantasma, se paralizo delante de ella, no sabía porque, todo era diferente con la chica, lo estaba mandando al
infierno, de donde había salido en una ocasión, a Flor fue lo último que vio, ese espectro del bosque nunca más
haría daño a ningún mortal en su vida.

Ya que sintió que nada de esa anima en pena quedaba, se fue a buscar a su amigo, al cual encontró, tirado, pero
consiente, sabiendo lo que habían visto, el pregunto por el alma en pena, ella solo le dijo, “me deshice de ella”.

El fantasma detrás del Espejo


Había salido a comprar todo lo que necesitaba para la
semana. Por la tarde salí a caminar por el parque, y vi
una casa en donde vendían antigüedades, así que entré
para ver que había de bueno.

En el lugar ofrecían muchos candelabros, algunos


cuadros, unos cuantos espejos y cojines llenos de polvo.
Entre todas las cosas que pude observar había un cuadro
bello, de una anciana tocando el cielo con una túnica
blanca.

Al agarrarlo, me di cuenta que frente a ella había un espejo. Este espejo era gigante y al parecer pesaba mucho,
pues tenía un estilo antiguo y todo de fierro. Le pregunté al anciano barbón cuánto costaba el cuadro. El precio
me pareció cómodo, así que decidí llevarlo. Llamé un taxi para que me ayude a llevarlo hasta mi casa y que me
ayude a subirlo a mi dormitorio.
Una vez dentro de mi habitación, lo acomodé de tal manera que sea directamente lo primero que veía al salir del
baño, así podría arreglarme y peinarme a penas salga de la ducha. En ese momento entré al tocador a lavarme
las manos, y al cerrar la puerta, escuché que la golpearon 2 veces. En ese momento mi cara cambió a
desentendida... me sentí un poco desencajada; abrí la puerta muy suavemente, y al asomarme no vi a nadie.

Me dije a mi misma que de repente fue producto de mi imaginación.

Al terminar de lavarme las manos, bajé a servirme algo de fruta. Corte la piña, papaya, naranja, entre otras,
cuando de repente una luz blanca pasó por la puerta de la cocina y fue hasta la sala. Me pareció muy raro, pues
yo vivía sola... al menos eso es lo que creía. Al terminar de cortar la fruta, fui a mi dormitorio para ver
televisión mientras terminaba mi ensalada. Al cabo de unas horas me quedé completamente dormida.

Horas después, me despertó mi celular, el cual se había quedado sin batería a las 3:00 am en punto. Le puse el
cargador y aproveché para bajar mi plato sucio y dejarlo en el lavadero. Para mi mala suerte, cuando estaba
caminando por la cocina, pise un tornillo que se quedó incrustado en medio de mi pie. Adolorida, subí
rápidamente a mi dormitorio para buscar el botiquín, pero en medio de la escalera una mujer arrugada y de
cabello blanco desordenado apareció en frente de mi. Lo único que pude hacer fue gritar e ir cojeando a mi
dormitorio, pero cuando llegué la anciana me esperaba dentro.

Vi una sonrisa malévola dibujada en el rostro de la anciana mientras se metía dentro del espejo. Sin saber qué
hacer, caminé con mucho dolor hacia ella, para comprobar con estupor que la mujer había desaparecido. Sin
embargo, cuando me di la vuelta, choqué contra una pared de vidrio y unos muros gigantescos a mis costados.
EDe puro susto el dolor desapareció.

Nerviosa, intenté tapar mi rostro con mis manos y ahí fue cuando noté que mi piel estaba totalmente arrugada.
Mi cabello también estaba completamente sucio, blanco y desordenado.

Al divisar por la ventana, pude ver a una mujer idéntica a mí la cual se sacaba el tornillo incrustado del pie. La
herida era bastante profunda. En ese momento entendí que yo me había vuelto anciana y aquella horrible mujer
había entrado en mi cuerpo. Vi como la mujer que estaba con mi cuerpo sobre mi cama se recostaba para atrás
dejando que mi pie se desangre. Unos minutos después, mi cuerpo dejó de expulsar sangre y mi cuerpo dejó de
funcionar.

Han pasado muchos años desde aquel día, día en el que pude ver mi muerte desde otro cuerpo. Muchas personas
vienen a ver mi hogar, tratan de comprarlo, pero escucho voces que dicen que se sienten observadas cuando
entran a mi dormitorio.

Te preguntó a ti... ¿te sientes observado(a) durante las noches? No estés muy tranquilo(a) dentro de los espejos
hay otro mundo... otra vida.
Martin y el extraterrestre

Cierta noche, Martin observó desde su ventana, una


estela de luz que caía desde el cielo, la velocidad de la
luz aumentaba cada vez más y más por lo que Martin
sentía miedo y al mismo tiempo curiosidad. La luz
aterrizó en un terreno abandonado a pocos metro de
su casa, así es que se armó de valor y fue a investigar
el origen de aquella luz tan grande y luminosa.

Encontró un gran cráter en el lugar del choque y


justamente en el centro había algo en forma de disco, que sin duda era un platillo volador o una nave
extraterrestre. La puerta de ésta comenzó a abrirse y el chico no tuvo tiempo ni de correr, cuando de ella salió
una criatura de lo más extraña. Era de un color jade oscuro con orejas enormes que llegaban hasta el piso,
media aproximadamente 60 centímetros y tenia la piel arrugada, Martin se las arregló para reprimir un grito
cuando la criatura comenzó a hablar.

– Hola, me llamo Stalisky, soy de un planeta muy lejano, mi nave se estropeo, por lo que no pude completar
mi viaje a Venus y caí en este planeta.
– Yo soy Martin – dijo el chico estrechándole la mano – ¿cómo es que sabes hablar nuestro idioma?
– Nuestra raza ha aprendido las culturas e idiomas de los 25 planetas habitables que hemos encontrado por el
espacio. Te agradecería mucho que me ayudaras a reparar mi nave, ya que nuestra tecnología para corregir
errores no funciona en el planeta tierra.

Martin aceptó encantado, por varias semanas fue hasta el lugar en donde estaba la nave a ayudar en la
reparación. Él y Stalisky se convirtieron en muy buenos amigos, y compartieron conocimientos mutuamente.
Martin aprendió que no se debe juzgar a nadie ni nada por su apariencia ni por su raza, sino que debemos
ayudar a todos en lo que podamos.

Cuando llegó la hora de partir, se despidieron con un abrazo y unas bellas palabras, Martin no pudo evitar que
las lagrimas corrieran por su rostro al mismo tiempo que la nave de Staisky tomaba altura y se alejaba cada
vez más de la tierra.

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