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La condicién de secreto Inger Christensen Lo que sentimos cuando leemos un poema son los movimientos de la mente. No solo de la mente del poeta, y no solo de nuestra propia mente, sino de ambas, entremezcladas en el poema, como si el poema fuera su terreno comin. Mientras leemos, podemos sentir que el lenguaje es demasiado ligero, pero si el poema es bueno, incluso los temas mas pesados estaran ocultos en esa ligereza; tal vez porque cada palabra individual est tan Ilena de energia que contiene millones de maneras de experimentar las cosas. Esos mismos millones de maneras de experimentar las cosas pueden ser usados cuando escribimos un poema. Todo est contenido en todo. Pero solo si el poema es lo que llamamos bello, contiene todas esas formas posibles de experimentar las cosas; un poema que es demasiado ordinario no contiene nada mayor que la manera en que el poeta experimenta las cosas; y eso, definitivamente, puede ser muy corriente, Si el poema es bueno, las palabras tienen tanta energia que los temas mas pesados pueden parecer casi sin peso; cuando el poema es malo, no solo hace pesado todo lo que el lector intenta Ilevarle, sino que también se hace demasiado pesado para si mismo. No hay una manera cierta para determinar si un poema ser4 bello o banal, bueno o malo. Lo mejor que podemos hacer en Ia practica es no solo leer cantidades de poemas escritos por otros, sino también leer de verdad nuestros propios poemas—esto es, leerlos mientras los estamos escribiendo, y revisarlos continuamente, hasta que finalmente reflejen algin tipo de luz, algdn tipo de visién, como si ellos hubiesen sido escritos por otros, por alguien més. Un buen poema puede no ser tan dificil de reconocer una vez que est ahi, ¢Pero como podemos llegar a él antes de que esté ahi? zCémo podemos conseguir pensamientos e impresiones vagas para combinar con una realidad que los evoque, de manera que no solo las ideas, sino también la realidad en si sea expresada? 2Y cémo conseguimos forma y contenido vivo y desarrollo con y al interior de cada tuno, como las plantas, por ejemplo, crecen y se desarrollan en el mundo natural? Todo esto es algo que podemos estudiar y leer y sobre lo cual escribir libros especulativos, y todo eso es titil, pero solo de la clase de utilidad que debe hundirse completamente en el olvido antes de que pueda mostrar para qué sirve, Porque escribir poemas, cualquiera, siempre implica estar en un Area delimitada y comenzar de cero; siempre se trata de escribir el poema individual como si fuera el primero que se escribe en el mundo. Pero solo como si fuera el primero. Lo mejor, aunque imposible, seria tener la capacidad de leer y recordar todos los poemas que han sido escritos, con el propésito de olvidarlos en el momento decisivo. Olvidarlos de la misma manera en que, cuando nifios en la escuela aprendemos caligrafia y llega el momento, repentinamente, en que olvidamos cémo hacer los movimientos aprendidos para escribir con nuestra mano, con nuestro lapiz, por nuestra cuenta y de manera espontanea. Un milagro pequefio y misterioso, si uno lo piensa. Escribir poemas justamente tiene mucho de un milagro misterioso. No porque haya algo mistico 0 ceremonial en ello. O religioso. Se trata de un milagro neutral, por asi decirlo, concedido de antemano, porque en el proceso de escritura necesitamos utilizar el lenguaje en su total e indisoluble conexién con la realidad. Es esa conexién la que es un milagro misterioso. Y en ella la poesia debe penetrar. A diferencia de nuestro lenguaje Iégico-practico, la poesia no puede ignorar partes de la realidad y —bajo las condiciones que hemos adelantado— actuar como si fuera humanamente posible decir la verdad del mundo. Tal vez la poesia no pueda decir ninguna verdad. Pero puede ser verdadera, porque la realidad que acompafia a las palabras lo es. Esta correlacién secretamente llena o llena de secreto entre el lenguaje y la realidad explica cémo la poesia se convierte en visién. Un milagro misterioso que puede ser la condicién de secreto de la cual Novalis dice, “Das Ausere ist ein in einen Geheimniszustand aufgehobenes Innere.” (El mundo exterior es el mundo interior, elevado a una condicién de secreto). Es dificil encontrar nuestro camino a esta condicién de secreto. Por supuesto que sofamos con ser capaces de decir que sucede tan ficil y ligeramente como una planta hace brotar hojas y flores. De manera que el poema en el cielo interno de su semilla es elevado a su total despliegue externo exactamente como una planta, exactamente como ese poema. En esta condicién de secreto, el poeta se para al centro de un universo que no tiene centro. Con el proposito de elevar el mundo interior al exterior debemos comenzar en el externo, partir en todo lo que es visible, en todo lo que a lo largo de nuestras vidas completas, en correspondencia con formas de visibilidad, ha sido preservado y luego olvidado en nuestro mundo interno. No est claro cual debe despertar a cul, el interior 0 el exterior, pero si es cierto que ~porque desde que somos nifios sabemos cémo las cosas se conectan unas a otras desde siempre— nuestra primera y mejor ayuda vendré de la azarosa oportunidad: quizés con la forma de una Iluvia de primavera 0 de una tormenta otofial, con las claras noches de verano o la escarcha del invierno, cualquier fenémeno en absoluto que pueda poner en movimiento nuestro mundo interior a tal grado que se creen hilos, vias de pensamiento, que se ramifiquen y traten de encontrar formas de fusionar palabras y fenmenos. Antes de que nos sentemos con nuestra hoja de papel con la intencién de (tal vez, tal vez no) escribir un poema, y también durante las muchas horas que pasemos ahi, simplemente asi es cémo se hace: como si nos hubiésemos perdido. El mundo, que un momento atrés, cuando bebimos el café de Ia mafiana, era perfectamente manejable y normal, se ha vuelto una vez masde siibito més grande, e incluso si nuestra conciencia divaga en todas las direcciones, trayendo sus pequefios fragmentos de lenguaje consigo, y no puede ubicar con precisién la piedra, la planta, la situacién, tal vez sea esa incomprensibilidad la que nos permita encontrar el camino de vuelta al mundo con la ayuda de una palabra. Algunas veces sive de ayuda desviar nuestra mirada y escuchar simplemente los sonidos y ritmos de las palabras, sentir nuestro camino y escuchar esa miisica tanto tiempo que eventualmente sepamos que tiene por si misma un sentido que necesita ser atraido; por lo tanto, las palabras no se quedan solas en su propia melodia, sino que a través de esta escucha constante, este transporte de flujo, velocidad, y color, el poema puede por fin ser Hevado hacia adelante a través de nuestros ojos aténitos, al encuentro con Ia Iluvia de primavera o la escarcha invernal 0 lo que sea, y puede comenzar a juntar palabras nuevas y cosas vistas y no vistas. Asi es como funciona en el inicio: gran ansiedad y confusién, pero también paciencia con nuestro miedo de arrojarnos porque sabemos que otros han dado el salto antes que nosotros. En o profundo sabemos que el inicio es un puente ya construido, aunque no sea hasta que salgamos a.un espacio vacfo que podamos sentirlo bajo los pies. El miedo de caer al vacio es entendible. Es cierto que la historia de la poesia ofrece mapas de toda clase de paisajes, con todos los posibles puentes bosquejados, pero al momento de dar el primer paso, nos damos cuenta de que el paisaje en especifico se ha movido, o el puente se ha movido; o ambos se mueven a la vez 0 cada uno se mueve de manera independiente; y el mapa, que parecia indispensable como un panorama de toda la literatura del mundo, ahora funciona solo como una posibilidad, o solamente como una sugestién de cémo podria verse un paisaje u otro cuando estemos ahi. Asi que estamos realmente perdidos, de una muy extrafia manera. Y

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