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La Plata, febrero 2019.

Esquema para el coloquio de Metafísica

Adela Reck/ legajo 81.573/6

Las palabras siempre me han interesado dada mi condición de hija de


inmigrantes europeos que desconocían completamente el idioma del país al que
llegaron antes de nacer yo.

Por ello, de la vastedad temática del programa de contenidos de la materia


elegí interiorizarme en el aspecto lingüístico del ser. Tras el (fantástico) giro
copernicano de Kant, heme aquí en el giro lingüístico de la postmetafísica.

Voy a desarrollar mi coloquio exponiendo las posturas acerca del lenguaje en


su valor metafísico tomando tres autores, discípulos de Heidegger ellos: Apel,
Tugendhat y Gadamer en el intento de mostrar sus coincidencias y en qué puntos se
diferencian.

El lenguaje: la casa del ser

La pregunta por el ser es una pregunta. Una pregunta original, de origen, de


principio, arché. Como ocurre en La carta robada de Poe, lo que está a la vista se
vuelve invisible, la filosofía en general no reparó en el aspecto eminentemente
lingüístico de la actitud interrogativa. Mi pensamiento es que es una pregunta que
queda abierta para su respuesta histórica según el tiempo va pasando. Dos mil
quinientos años después que fue formulada aún se mantiene vigente y fértil.

La vieja pregunta que actualiza Heidegger en SER Y TIEMPO pertenece al


lenguaje, dicho mejor, es puro lenguaje; el Dasein se constituye en el sujeto de la
pregunta, aquel ente que se pregunta por su ser-ahí-en-el mundo. Gadamer
claramente explica que la condición de posibilidad del comprender y del interpretar de
la hermenéutica ontológica es el lenguaje. Es decir que nuestra relación con el mundo
se funda en que somos seres hablantes. El modo en que cada uno está siendo en el
mundo se constituye desde la perspectiva del idioma en que nos subjetivamos. No
obstante, la comprensión entre hablantes es posible - y de hecho ocurre - porque no
estamos encerrados en ese mundo que es nuestro idioma sino que éste representa
una perspectiva de mundo (entre muchas otras) y nuestra condición de hablantes
abiertos y con-los-otros (Mit Sein) permite la comprensión intersubjetiva ─ como la
traducción, o la conversación, el diálogo.

En el artículo de Apel “La semiótica trascendental y los paradigmas de prima


philosophia” se plantea que el tercer paradigma metafísico valida su pretensión de
convertirse en prima philosophia, recurriendo a la función de los signos o semiosis –
relación triádica de los signos de Peirce-Morris para caracterizar cada uno de los
paradigmas de la prima philosophia.

Comienza con la famosa definición que dice que

1
Un signo, o representación, es algo que está para alguien por algo en algún respecto o
capacidad.

Así, nos encontramos con

1) el signo mismo
2) el objeto denotado
3) el destinatario o usuario

De lo que se deriva

1) la relación semántica que existe entre el signo y su objeto


2) la relación sintáctica que existe entre los signos dentro de un sistema de signos
o Lenguaje
3) la relación pragmática que existe entre el signo y su intérprete

Esta estructura semiótica es válida para reflexionar sobre las condiciones de


posibilidad del conocimiento intersubjetivamente válido por lo cual se considera
transcendental, en sentido kantiano respecto de

1) el objeto del conocimiento está mediado por la significación intersubjetivamente


valida del signo lingüístico
2) cualquier argumento de validez del conocimiento es él mismo un signo triádico
de una determinada clase.

Es interesante la aclaración de Apel respecto a que la dimensión semántica no


debe ser identificada con la denotación sígnica de los objetos reales. Los objetos
referidos sígnicamente en la dimensión semántica lo son no como denotata sino como
designata, porque los designata como objetos de la dimensión semántica abstracta de
los sistemas lingüísticos pueden representar clases vacías sin la extensión de
denotata, ficticios (que podrían pertenecer a mundos posibles sugeridos como
creaciones del mito y de la literatura en general).

La definición de la función triádica de los signos o semiosis como mediación


necesaria de la interpretación del mundo y en tal medida como una condición de
posibilidad de todo saber sobre la realidad - semiótica transcendental - le abre el
camino para distinguir tres tipos posibles o paradigmas de prima philosophia que se
han sucedido en la historia de la filosofía:

 la metafísica general u ontología en sentido aristotélico que consideraba al ente


como es designado y denotado mediante sus nombres y conceptos universales
 la filosofía transcendental de la conciencia o crítica de la razón en sentido
kantiano que considera al ente en tanto un posible objeto de conocimiento del
sujeto o conciencia transcendental sin considerar al lenguaje o función sígnica
como una condición transcendental de posibilidad de la interpretación
intersubjetivamente válida del mundo y en tal medida, de la constitución del
objeto. (nótese que para Apel la crítica de la razón de Kant y la filosofía
transcendental de la conciencia son equiparables cuando en realidad, la una
dio lugar a la otra)
 la semiótica transcendental, en tanto considera al ente como posible objeto
denotatum y designatum de la interpretación del mundo mediada por signos.

2
Con esto, la relación triádica de signos es considerada tema fundamental de
la filosofía.

Apel defiende la pretensión de la semiótica transcendental para ser considerada


prima philosophia en tanto ocupa su lugar en una secuencia ordenada que ella misma
puede justificar, oficiando de síntesis posible y necesaria de los dos paradigmas que la
preceden. Esto es así no tanto una superación al decir de Hegel sino una torsión (del
ser) al decir de la hermeneútica ontológica.

Las tres prima philosophia son intentos de respuesta que desafían las tres tesis del
sofista griego Gorgias:

1. que nada existe;


2. que incluso si algo existiera, no podría ser conocido;
3. que incluso si pudiera ser conocido, no podría ser comunicado.

Veamos ahora a Tugendhat quien además de ser un eminente filósofo


postmetafísico, también es conocido por su casa natal ubicada en Brno, en la región
histórica de Moravia, que hoy se conserva como la VILLA TUGENDHAT, considerada
como un ícono de la arquitectura funcionalista en la actual República Checa. Diseñada
por Ludwig Mies van der Rohe, fue declarada como Patrimonio de la Humanidad por
la UNESCO. Es una muestra de la arquitectura moderna europea de los años veinte
inspirada en el funcionalismo de la Bauhaus.1

Villa Tugendhat

Ernst Tugendhat intentaba mostrar que la autoconciencia tiene un fundamento


lingüístico: somos conscientes de nosotros mismos en la medida en que somos
hablantes de un lenguaje, y más en concreto, en la medida en que disponemos de la
habilidad de emplear correctamente el pronombre “yo” y los predicados referidos a
estados mentales. Tugendhat formula esta teoría como una alternativa a la teoría
clásica de la reflexión, pero también en confrontación con la teoría de la subjetividad
desarrollada por la llamada “Escuela de Heidelberg” que se apoya en Fichte para
defender la existencia de una conciencia de sí prerreflexiva y, por supuesto, también
prelingüística. La postura de Tugendhat debate con la “Filosofía de la conciencia” en el
sentido de que si se pudiera probar que la certeza indubitable de nuestra existencia

1
No puedo sustraerme a mencionar que los padres de Ernst eran judeochecos de habla alemana, tal
como los de Franz Kafka.

3
depende de nuestra competencia lingüística, entonces el giro lingüístico habría
triunfado.

Otro gran aporte metafísico de este pensador es haber resaltado que el análisis
filosófico de Aristóteles del ente es haberlo “objetuado”, haberlo visto como “objeto”
“cosa” perdiéndose así la ontología aristotélica la dimensión semántica. Ya que el
significado también fue entendido como un objeto o cosa más.

La semántica formal que propugna Tugendhat «descosifica» el significado al


ponerlo en relación al sentido y a su comprensión. Las cosas de las que podemos
hablar son aquellas cuyo sentido aprendemos cultural y socialmente y que
transmitimos y comunicamos a través del lenguaje. La semántica formal se propone
como tareas: dilucidar qué es el sentido, conocer las condiciones de su comprensión y
cómo el lenguaje permite que aquél se dé.

Para Tugendhat, la ontología aristotélica es confusa y la semántica formal se


propone clarificarla al analizar las condiciones formales de las expresiones con
sentido, es decir que sean significativas. La pregunta que guía su investigación es:

¿Qué condiciones deber cumplir una expresión cualquiera para que tenga un
significado comprensible?

Para ello propone una semántica formal que clasifica los términos lingüísticos
en categorías o clases de acuerdo al significado que le corresponde a cada palabra.
Su misión es analizar significados y categorizarlos. También se interesa por las leyes
de conexión entre términos lingüísticos que den por resultado proposiciones con
sentido.

El autor con el que cierro este esquicio, en el que pretendo dar un pantallazo
de las cuestiones que centran el análisis de la postmetafísica referidas al lenguaje, es
H. G. Gadamer quien al hablar de la experiencia hermeneútica la hace pasar
esencialmente por la universal posibilidad del lenguaje. Quien se enfrenta ─ hasta
donde yo comprendo ─ con las dos posiciones anteriores. La oposición de Gadamer
resumida es que

“mediante la reducción de las palabras a la función semiótica se pierde


así la esencia misma del lenguaje, a saber su proximidad con el pensamiento y con las
cosas mismas” (Esquisabel, 2002)

Sus tesis son que

 Signo y palabra no son equiparables: el lenguaje no es mero instrumento del


pensamiento, no es código. No son las ideas (platónicas) el camino hacia el ser
de las cosas sino EL CARÁCTER MIMETICO de las palabras el que hace
aparecer las cosas. Es la perfección de las palabras de un hablante en su
idioma para comprender el sentido que lo conducen inmediatamente a las
cosas designadas. El ser de la copia que desaparece para el que comprende,
que aprehende lo mencionado; el ser de la copia que desaparece al aparecer
lo copiado. El significado se impone a la materia fónica o escrita y así “las
cosas advienen al lenguaje". Al convertir el enunciado y la palabra a signos con
significados estipulados con la intención de objetivarlos, se instrumentaliza el
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lenguaje se lo hace “disponible” y de este modo se anula la posibilidad
hermenéutica. La palabra y el enunciado pertenecen a un contexto de
enunciación, a una situación que forman parte de la significación.
 La palabra como acto de habla: “la palabra es de manera esencial acto de
habla, posee un carácter realizativo y es en este sentido un acontecer que se
sostiene a sí mismo” (Esquisabel, 2002). Un acto de habla es un “acontecer de
sentido”

 El carácter especulativo del lenguaje: relación mundo/lenguaje. El lenguaje es


el que nos da sentido del mundo, da sentido al mundo. Hay muchas lenguas,
muchas perspectivas lingüísticas. El mundo ─ horizonte de horizontes ─ si lo
llamamos ser, al ser dicho, nombrado y pensado por el lenguaje le brinda
características especulativas ya que en el lenguaje el ser se desdobla y se
expone a sí mismo.

Gadamer otorga al lenguaje tres aspectos fundamentales:

 Es condición del pensamiento


 Es perspectiva del mundo (Weltanschaung) (dada por una gramática
determinada)
 Es forma de vida

Sé que dispongo de escasos elementos para aventurar una hipótesis que merece
profundización de lecturas pero de todos modos esbozo una: la postura filosófica de
Gadamer difiere de las de Tugendhat y de Apel aun cuando los tres le dan al lenguaje
un papel de principio de filosofía y de condición del filosofar. Que el lenguaje, vivo,
cambiante, que nos atraviesa es un indisponible imposible de agotar en su riqueza.

A la espera de una conversación en la que se produzca esa unidad superadora


que surge del encuentro de las alteridades que hablan acerca de alguna cosa, que se
produzca esa actividad o enérgeia en la que se presenta la verdad del ser como
autorrepresentación,

Bibliografía:

Apel, Karl-Otto. (2012) Paradigmas de filosofía primera, Buenos Aires, Prometeo,


2012, Cap.: La semiótica trascendental y los paradigmas de prima philosophia.

Esquisabel, Oscar. (2001) Lenguaje, acontecimiento y ser: la metafísica del lenguaje


de H.G.Gadamer en Cuadernos del Sur- Filosofía 31-32, 2001-2003

5
Esquisabel, Oscar. (2015) Apunte de cátedra. Guía de lectura de E. Tugendhat,
Ontología y semántica.

Lafont, Cristina. (1997)Lenguaje y apertura del mundo. El giro lingüístico de la


hermeneútica de Heidegger. Madrid, Alianza Editorial.

López de Lizaga, José Luis. (Universidad de Zaragoza) Lenguaje y autoconciencia. Un


debate en la filosofía alemana.
institucional.us.es/revistas/themata/46/art_25.pdf /visto el 10/02/2019

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