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1.1. De los primeros planes quinquenales al fin de la Segunda Guerra Mundial (1928-1945)
José Stalin (1879-1953) logró consolidarse en el gobierno de la URSS estableciendo una férrea dictadura.
La política económica stalinista se basó en planes quinquenales que comenzaron a partir de 1928. El
objetivo de su gobierno fue priorizar por sobre todas las cosas el desarrollo de la industria pesada; para lo-
grarlo trasladó compulsivamente la mano de obra campesina a las ciudades y en el campo colectivizó mi-
llones de hectáreas. Los campesinos sólo podían tener una pequeña parcela para quinta o jardín. En este
régimen colectivista, el Estado era el que pautaba las prioridades y los individuos quedaban totalmente so-
metidos a ellas.
Rusia logró transformarse en una verdadera potencia industrial en materia de petróleo, electricidad e in-
dustria siderúrgica, así llegó a la Segunda Guerra Mundial con una importantísima capacidad de armamentos.
Desde el primer plan quinquenal puesto en práctica en 1928, Stalin construyó la estación de genera-
ción eléctrica más grande de Europa; durante ese mismo período, la producción de acero se incrementó de
4 a 18 millones de toneladas. La tasa de crecimiento anual fue de entre 14 y 20% al año, pero el pueblo
nunca pudo disfrutar del bienestar. Los costos sociales de esa industrialización fueron enormes: el hambre
y la escasez de bienes de consumo así como la falta de viviendas fueron una constante.
Para evitar el estallido social, Stalin recurrió a la represión, a estrictas leyes que limitaban los movi-
mientos de los obreros y a la propaganda que señalaba la necesidad del sacrificio personal en aras del mu-
La victoria de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial le hizo perder más de 20 millones de
ciudadanos; el territorio quedó devastado, pero Stalin se empeñó en crear una nueva base industrial some-
tiendo a terribles privaciones a sus ciudadanos. Dada la cantidad de muertos en la guerra, se incorporaron
masivamente las mujeres al trabajo en las fábricas.
Los objetivos del cuarto plan quinquenal (1946-1950) y del quinto (1950-1955) tenían como prioridad
el desarrollo de la industria pesada y de armamentos para conquistar una posición dominante en Europa
Central y Oriental y desafiar al poder de Estados Unidos. Era una economía de guerra en tiempos de paz.
Stalin sometió a los pueblos sovietizados de Europa oriental a terribles sacrificios: incautaron minas, fá-
bricas de armamentos, industrias siderúrgicas y químicas y material de transporte.
Un revés muy serio para la política de Stalin fue la separación de Yugoslavia en 1948. El Mariscal Jo-
sip Broz Tito fue el primer líder comunista que rompió con Stalin: los yugoslavos soportaron un bloqueo
económico y además se separaron del Kominform. Tito descentralizó el gobierno, otorgó a los Estados de
Yugoslavia más libertad administrativa y económica y aprobó la autogestión laboral y un mercado libre l i -
mitado. Controló como dictador a Yugoslavia hasta su muerte acaecida en 1980.
La independencia de la política de Yugoslavia continuó siendo irritante para los dirigentes soviéticos y
un desafío a su dominio sobre Europa del Este ya que Tito fue uno de los líderes más importantes de la
política del no-alineamiento del Tercer Mundo.
La muerte de Stalin acaecida el 5 de marzo de 1953 lanzó a la URSS a una sucesión de acontecimien-
tos que culminaron con la llegada al poder de Nikita Khrushchev. La URSS entró en una nueva etapa po-
1 Stalin consideraba que los campesinos debían entregar el excedente de su cosecha a precio inferior al coste de producción, y con-
tribuir así al desarrollo de la industrialización, condición necesaria para implantar en forma plena el comunismo integral. La explo-
tación agrícola estaba en manos de kolkhoz, cooperativas, y los sovkhoz, tierras del Estado. A partir de reglamentaciones de los años
1932 y 1935, legalmete los kolkhoz eran cooperativas, pero controladas completamente por el Estado. La tierra era propiedad del Es-
tado de patrimonio colectivo, sólo quedaban lotes individuales de no más de media hectárea para usufructo de cada uno de los miem-
bros de la explotación. Las maquinarias y equipos las proporcionaba el Estado. En la estructura stalinista prácticamente no existe
economía de mercado. El comercio interior se halla regulado por cooperativas de consumidores y grandes almacenes estatales. Los
márgenes de beneficios son mínimos. Stalin ejerció un estricto control sobre el comercio exterior.
N° 143. La
muerte de
Stalin (1953)
(Fuente:
Archivo
editorial).
Khrushchev intentó eliminar los campos de trabajo forzado y, aunque la carrera armamentista conti-
nuó, trató de poner más énfasis en la industria liviana y mejorar la agricultura, pero estos planes no tuvie-
ron el éxito esperado. Hubo un intento de incrementar la producción de granos, poniendo en cultivo a tie-
rras marginales especialmente en Kazajstán, además se intentó retener población joven en los centros ru-
rales pagando salarios, ya que éstos migraban a las ciudades.
En materia industrial se puso atención en las industrias de fertilizantes, de plásticos y caucho.
Un economista soviético, Jevséi Liberman , introdujo ciertos elementos de las economías capitalistas
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con el objetivo de elevar el nivel de la producción industrial: diseñó un proyecto piloto que recién se pu-
2En agosto de 1962 el economista Liberman, profesor del Instituto de Tecnología e Ingeniería de la universidad de Kharkov, publi-
có en el periódico Pravda un artículo en el cual proponía suavizar el intervensionismo estatal en la gerencia de las empresas; soste-
nía que debían responsabilizarse de cuotas de producción, calidades y precios con la aplicación del principio capitalista del prove-
cho y beneficio en determinadas condiciones. En otro artículo aparecido en el Sunday Times de Londres en 1965, Liberman justifi-
caba esta política del estímulo a la producción Fundada en el avance tecnológico, como perfectamente compatible con el sistema de
economía socialista. Ver: Prokopovic: Historia Económica de la URSS. México, Grijalbo, varias ediciones.
El problema alemán, los desfasajes de la economía, la tensa situación en Europa Oriental , la crisis de 4
los misiles en Cuba, las luchas de poder dentro del Kremlin fueron temas que permanecieron durante los
años 60 y 70. Además de una tirante relación con China comunista que acusó a Moscú de blandura en la
difusión de la causa comunista . 5
En materia cultural los soviéticos habían logrado erradicar el analfabetismo y fundaron sindicatos de
escritores, pintores y otros artistas. Las orquestas y compañías teatrales y de danza hicieron giras por to-
do el mundo, pero los disidentes del régimen fueron perseguidos y a veces deportados a Siberia. El go-
bierno facilitaba todo tipo de actividades siempre y cuando se respetara la ortodoxia ideológica; la liber-
tad de sentimientos religiosos no existía, los creyentes eran sometidos a propaganda antirreligiosa.
Muchos intelectuales judíos intentaban emigrar a Israel, pero el gobierno no estaba dispuesto a perder
a estos ciudadanos formados a costa de inversiones hechas por el Estado.
3 El diario Pravda denunció en un editorial del año 1964 el estilo del líder derrocado, "sus planes frivolos, las conclusiones inmadu-
ras, las decisiones apresuradas y los actos divorciados de la realidad". Ver Pereira Castañares: Historia y presente de la Guerra Fría.
Madrid, Istmo, 1987. Cap.: "La economía soviética", p. 224.
4 En 1956 el control soviético sobre su bloque de influencia se vio seriamente amenazado debido al descontento popular en Polonia
y en Hungría: las manifestaciones de obreros y estudiantes en Hungría fueron sofocadas violentamente, murieron en los enfrenta-
mientos miles de personas. La URSS fue condenada por la ONU, pero los soviéticos siguieron tomando todo el control.
5 Nikita Khrushchev fue acusado por el gobierno comunista chino de manejar la crisis de los misiles en Cuba con miedo y debilidad.
En un discurso publicado en Pravda, el líder ruso dijo: "Los chinos dicen que estaba asustado. Claro que estaba asustado... Si tener
miedo significa que contribuí a impedir esa locura, entonces estoy orgulloso de haber tenido miedo". Este artículo fue citado en El
Gran Libro del Siglo. Grupo Clarín, p. 459.