30 :ev 31 de octubre al 6 de noviembre de 2010
Bendice templo en honor de San José
JOSÉ Velázquez Caldera
Para El Visitante
“Gloria a Dios, hoy por fin tendremos celebración
en nuestro templo parroquial”, así se expresó uno de los
cientos de feligreses que se dieron cita para vivir la ben-
dición de la reinauguración del templo de la Parroquia
San José, del barrio Campo Rico de Canóvanas.
Tras la espera de más de cinco años en la construc-
ción y remodelación del templo, la comunidad cristiana
católica de Campo Rico revivió, junto a S.E.R. Mons. Euse-
bio Ramos Morales y su Párroco Rvdo. P. Oscar Sánchez,
la reapertura de sus puertas para realizar los servicios li-
túrgicos.
“Este proyecto fue una tarea ardua, dura y edificante,
a pesar de los contratiempos que surgieron en el camino.
Este día es para nosotros uno lleno de emociones encon-
tradas, ya que hace apenas nueve meses veíamos impo-
sible culminar, pero hoy se vive otra realidad, como dice
la Palabra de Dios, “lo que es imposible para el hombre,
para Dios es posible”, y realmente hemos visto su Gloria
a través de todos los recursos que ha puesto a nuestra
disposición”, dijo Padre Oscar.
No es para menos que nos mueva el corazón y vibre
nuestro ser el ansia de escuchar la Palabra de Dios con
nuestros hermanos. Esto que vivimos y experimentamos,
solo puede ser expresado con el corazón, a través de las
alabanzas y la acción de gracias a Dios”, añadió.
Además, el P. Oscar nos informó que la etapa de re-
construcción se dividió en tres fases: la primera fue la
construcción de la Capilla de la Divina Misericordia; la
segunda, la ampliación y remodelación del presbiterio,
el altar, el techo acústico, las facilidades del ministerio de
música y canto; y por último, la fachada principal, sacris-
tía y acondicionadores de aires.
por las diócesis FAJARDO-HUMACAO
Todo esto se realizo por un monto total de
$210,000.00, pero sólo se contó al principio de la obra
con $110,000.00 y el resto con la ayuda de la feligresía.
Al día de hoy sólo se deben $38,000.00.
S.E.R. Mons. Eusebio Ramos, en su homilía, señaló
que “este es un acontecimiento que marca la vida de
esta comunidad parroquial. Han trabajado con esmero,
han colaborado uniendo esfuerzos y recursos; hoy ven
con alegría el fruto de su trabajo: su templo parroquial
ampliado y remodelado. Agradezco el trabajo de Padre
Oscar Alberto Sánchez, su párroco y nuestro Vicario de
Pastoral, al diácono Felipe, al consejo económico, al co-
mité de actividades y demás equipos de colaboración y
servicio en la comunidad por su entrega y dedicación a
esta parroquia. Gracias al arquitecto, ingeniero y todo el
grupo de construcción que gestaron con sus capacida-
des dicho proyecto”.
Por otro lado, recordó a la comunidad que Jesús le
da un nuevo significado y contenido al Templo de Jeru-
salén.
“Vanagloriarse del templo con su estructura en sí
mismo, no tiene sentido. Con la muerte y resurrección de
Jesús, Él se convierte en el Nuevo Templo, Piedra angular
y Camino de salvación. Él nos convoca, nos reúne, forma
y alimenta, dando forma a su pueblo nuevo, que es la
Iglesia. Luego, como Templo Vivo, como Iglesia, tene-
mos que desvivirnos y trabajar en comunión para solidi-
ficar, cada vez más, el Cuerpo Místico de Cristo. Aquí ven
el fruto de su trabajo y entrega. Pero no culmina aquí.
El templo sin la comunidad llena de fe y de esperanza,
no tiene sentido. Ustedes, sosteniéndose en Jesucristo
nuestro Señor, darán sentido a este edificio, participan-
do de una dinámica evangelizadora que, originada en Él
como Cabeza, debe llegar a todos los rincones de esta
comunidad parroquial y a cada corazón que palpita en
ella. Sólo actualizando, participando de ese culto nuevo y
renovando con verdadera fe y esperanza esa alianza con
Jesús en sus corazones, nos convertimos en esas piedras
vivas y angulares para la comunidad”.
Monseñor Eusebio hizo un llamado, especialmente,
a los principales líderes de la comunidad, comenzando
por su pastor y equipo pastoral y siguiendo por los dis-
tintos equipos y ministerios.
“La realidad de vida es muy compleja y difícil con
hogares enfermos y familias desintegrándose, con niños,
jóvenes y ancianos viviendo en condiciones de maltrato,
de soledad e indiferencia social. Será importante la vida
de oración, de formación, de organización y renovación
que se origine para la comunidad desde este templo.
Desde él, afirmemos nuestra fe y esperanza como cris-
tianos, como discípulos misioneros e irradiemos a esta
comunidad de la vida nueva que brota de Cristo nuestro
Señor. Empecemos por renovar y acrecentar nuestra vida
de oración. Esta es la que nos mantiene en comunión
con Dios y en comunión fraterna. Demos la importancia
que requiere la Palabra de Dios a nuestra fe y a nuestra
acción misionera. Transformemos nuestras relaciones de
odio, violencia y egoísmo, en relaciones enmarcadas en
el amor y respeto a Dios y al prójimo. Recordemos que
la fe no sólo se vive aquí en el Templo. Aquí la fortale-
cemos, la renovamos y compartimos para salir llenos de
alegría, con corazones renovados a dar vida a la familia,
a la comunidad, a los pobres y a los que sufren injusticias.
Es urgente en el País que vivimos que el testimonio de
los primeros cristianos, que somos los católicos, se haga
sentir con fuerza, con pasión y con alegría. Basta de cris-
tianos a medias o por conveniencia. “A los tibios, los vo-
mito de mi boca”, Ap 3,16. Basta de cristianos dormidos
e indiferentes. Estamos llamados a ser luz en medio de la
oscuridad, sal de la tierra. Para eso nos bautizamos en la
Iglesia y celebramos la Eucaristía”.
En esta fiesta de bendición, Mons. Eusebio también
celebró el Sacramento de la Confirmación a diez herma-
nos.