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Nómada: La humanidad se extendió a los grandes continentes y muchas islas al

menos 15,000 años antes de que se inventara la agricultura. El hombre probó ser
capaz de adaptarse a una gran variedad de climas y condiciones ambientales aún
antes de crear tecnologías para la supervivencia.

Agraria: Cuando la agricultura hace su aparición, se da la posibilidad de integrar la


dispersión del humano en sistemas culturales y políticos en lugares comunes.
(Stearns, 1997). Las primeras civilizaciones aparecieron alrededor del 3,500 a. C. y
sus habitantes fueron los precursores en la unión de grupos a través de creencias,
comercio a nivel regional y el consecuente compartimento de valores y principios
semejantes.

El desarrollo de la agricultura no fue un hecho natural o inevitable. La producción


basada en la siembra de plantas y la crianza de animales, es en realidad mucho
más compleja y pesada que la caza, la pesca y la vida como nómada. El cambio se
presentó con mucha resistencia y lentamente, sin embargo, no existen registros en
el período entre el 8,000 y el 3,500 a. C. que nos digan como se dio este cambio en
realidad, por otro lado, sí existen tribus como los bushmen de Sudáfrica que
actualmente continúan con las prácticas de la edad de piedra. (Stern, 1997). En el
viejo mundo lo hecho a mano o artesanía era el medio de producción por
excelencia. El exceso de producción agrícola abrió el camino a la distribución de
bienes. Los productores podían cambiar parte de su cosecha por servicios o
productos especializados de los no productores, como los creadores de
herramientas y los tejedores. Las comunidades se diferenciaron por la base
ocupacional.

Este advenimiento, como los subsecuentes, fue un duro golpe a las costumbres ya
vividas por los grupos de esa era. Desde el 9,000 a. C., los primeros cambios
tensionaron las relaciones de los pequeños grupos que tendían a convertirse en
grupos mayores, con base en el nuevo sistema de productividad de la agricultura.
De hecho, mucha gente se resistió al cambio. La nueva economía permitía a la
gente vivir mejor, pero también trajo desventajas como el cambio de relación entre
hombres y mujeres y la necesidad de trabajar más duro. La agricultura era progreso
en algunos sentidos, pero podía pensarse como deterioro en otros. En la aparición
de nuevos sistemas políticos, el símbolo del poder llegó a ser la posesión de tierra
para la agricultura.

El entorno anterior es realmente grande en cuestión de tiempo. Es hasta el siglo


XVII que una nueva revolución cambiaría todos los conceptos, valores y por ende
las sociedades. Sin embargo, es en 1776, con Adam Smith que encontramos una
idea clara del símbolo de poder de la era industrial. En La Riqueza de las
Naciones expuso: "que si cada comprador conociera el precio de cada vendedor y
cada vendedor conociera lo que cada comprador estaba dispuesto a pagar, todos
los que actúan en el mercado podrían tomar decisiones plenamente informadas y
los recursos de la sociedad se distribuirían de manera eficaz". Este pudiera ser el
sueño de Comte, lograr una sociedad eficiente donde el orden fuera el valor
imperante. Pero no fue así. En las fábricas, puntas de lanza de esta era, se dio una
nueva forma de organización muy diferente al taller artesanal de la era agraria. Los
espacios albergaban cientos y hasta miles de trabajadores, donde nadie era dueño
ni de sus herramientas ni mucho menos del producto de su labor. El empleador tenía
poder total de contratar o despedir por cualquier razón. Se trabajaba más de 12
horas por día con grandes riesgos de trabajo. Marx y Engels definirían como símbolo
de poder de esta era a las posesiones materiales. (Thiagarajan, 1997).

Industrial: El sistema industrial vino a cumplir estas peticiones, por su modo de


producción masiva, la calidad del producto era buena y estándar, los costos
menores y la existencia nunca faltaba. Además de que tenía ventajas como el dar
empleo a todos los miembros del distrito, remunerar mejor al obrero especializado
que no contaba con capital para iniciar su propio negocio. Obviamente esas
primeras fábricas se parecen en poco a las fábricas de la era postindustrial. Los
medios de distribución en Europa se mejoraron por medio de canales en los
sistemas pluviales y la aparición del barco de vapor. Para principios del siglo XIX,
dado que no todo podía viajar por río o por mar, se hizo necesaria la invención de
un nuevo sistema, el ferrocarril, iniciando así la era moderna de transportación de
bienes.

El uso del vapor y otros tipos de energía y la adopción del sistema fabril llevaron a
las sociedades a la Revolución Industrial. El cambio fue gradual pero inexorable. La
característica principal de estos cambios es que afectan a todos los sectores
sociales y su fin es el inicio de una nueva era. (Millard, 1995). Dado que la industria
y el comercio siempre van de la mano, al cambio industrial le sobrevino el cambio
en el comercio y este a su vez dio auge a la industria. El sistema doméstico, donde
los trabajadores eran miembros de una familia o de un distrito fue superado por el
sistema industrial basado en maquinaría. En el sistema doméstico, la calidad era
excelente y se hacía toda clase de productos, la distribución era lenta y se llegaba
a almacenes controlados por el feudo, el costo era alto y la existencia limitada.
Muchos comerciantes demandaban costos menores e inventarios mayores dadas
las necesidades de su creciente comercio.

Posindustrial: A fines de los 70 y durante los 80, en una era mucho más pequeña
que las anteriores, el poder se enraizó en las habilidades organizacionales y
administrativas, porque sin ellas una organización jerárquica de cierta envergadura
no podía funcionar con eficiencia y producir productos y servicios a la velocidad
requerida. Las ideas postindustriales de administración de calidad total,
reingeniería reflejan el pensamiento clásico de esta etapa.

Estos métodos fueron diseñados para hacer que las burocracias trabajaran con
mayor eficiencia y velocidad, de este modo, los países desarrollados lograron
afianzar su industrialización, al producir una sociedad consumista, acumuladora de
bienes y fraccionadora del ser humano, pero no pueden arreglárselas con la
creatividad, la moda, y la personalización que caracterizará la edad de la
información. Este punto es esencial; de ahora en adelante, se debe hablar de una
calidad y excelencia para la era de la información. (Oakley, 1997, pág. 3).

Información y Comunicación: Hasta fines de los 80 vivimos la era de la producción


de manufactura. Enfilando a los 00, nuevamente entramos a una era de producción
y distribución con base en la individualización artesana. La era de la información
revive muchas de las características de la era agraria, como el retorno a la
producción individualizada o con base en pequeños grupos. El uso de la tecnología
para incrementar la eficiencia y la velocidad de la producción y distribución en masa
llegó a su clímax y quienes continúen estas prácticas están condenados al fracaso.
(Suárez, 1995).

La calidad total, los procesos de reingeniería de negocios y muchos otros credos de


los negocios que gozaron de sus quince minutos de fama ya no se adaptan a la
nueva realidad. El éxito en la edad de la información se traduce en el aprendizaje y
manejo de competencias para usar la tecnología para individualizar y personalizar
los servicios y los productos

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