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COMO GANAR
A LOS JÓVENES
PARA CRISTO

Q
COMO GANAR A LOS JOVENES
PARA CRISTO

POR

F. D. STONE

OFICINA CENTRAL
de la
LIGA METODISTA DE JÓVENES
Casilla 133-D—Santiago de Chile

1928
COMO GANAR A LOS JÓVENES PARA CRISTO

P»g».
ESTUDIO 1 5
Los que primero ganaron a un camarada para Cristo.

ESTUDIO II 11
¿Por q u é vacilamos en buscar a nuestros amigos?

ESTUDIO III 17
Llevando a los enfermos a Jesús.

ESTUDIO IV 24
El joven que se comprometió a servir toda su vida.

ESTUDIO V 30
El poder atrayente del Espíritu d e Dios.

ESTUDIO VI 36
Cooperación d e la Liga a las reuniones d e avivamiento.
Una de las más importantes tareas de la Liga de Jóvenes
es la de la evangelización. Si esperamos ganar «e/ mundo
para Cristo en esta generación> tendremos que comenzar
por ganar a nuestros amigos por medio de nuestra influencia
y obra personales. Pero, ¿cómo presentar a Cristo a los
jóvenes? He aquí la pregunta que esta breve serie de estu-
dios se propone contestar.
Es en verdad un texto para estudio. Ha sido preparado
con preguntas e indicaciones prácticas a fín de facilitar la
discusión por clases de jóvenes y señoritas que quieren pre-
pararse para hacer una obra más eficiente en la conquista
de almas para Cristo.
La clase no debe contentarse con estudiar la mera teoría
de la obra personal, sino que debe proceder a iniciar una
labor efectiva entre sus amigos hasta que acepten a Cristo
y se unan con la Iglesia.
PRIMER ESTUDIO

LOS QUE PRIMERO GANARON A UN CAMARADA


PARA CRISTO

Juan 1 : 35-46; 6:8, 9; 12:20-22; Mateo 28:19, 20.

J u a n 1 : 35. El siguiente día mado Cephas (que quiere de-


otra vez estaba Juan, y dos de cir piedra).
sus discípulos. 43. El siguiente día quiso J e -
36. Y mirando a Jesús que sús ir a Galilea, y halla a Felipe,
andaba por allí, dijo: He aquí al cual dijo: Sigúeme.
el Cordero de Dios. 44. Y era Felipe de Bethsaida,
37. Y oyéronle los dos discípu- la ciudad de Andrés y de Pedro
los hablar, y siguienron a Jesús. 45. Felipe halló a Nataniel,
38. Y volviéndose Jesús, y y dícele: Hemos hallado a aquel
viéndolos seguirle, díceles: ¿Qué de quien escribió Moisés en la
buscáis? Y ellos le dijeron: Rabbí ley, y los profetas: a Jesús, el
(que declarado quiere decir hijo de José, de Nazareth.
Maestro) ¿dónde moras? 46. Y díjole Nataniel: ¿De
39. Díceles; Venid y ved. Vi- Nazaret puede haber algo de
nieron y vieron donde moraba, bueno? Dícele Felipe: Ven y ve.
y quedáronse con él aquel día;
porque era como la hora de las J u a n 6 : 8. Dícele uno de sus
diez. discípulos. Andrés, hermano de
40. Era Andrés, hermano de Simón Pedro:
Simón Pedro, uno de los dos que 9. Un muchacho está aquí que
habían oído de Juan,' y le habían tiene cinco panes de cebada y
seguido. dos pececillos; ¿mas que es esto
41. Este halló primero a su entre tantos?
hermano Simón, y díjole: He-
mos hallado al Mesías (que de- J u a n 12 : 20. Y había cier-
clarado es, el Cristo). tos Griegos de los que habían
42. Y le trajo a Jesús. Y mi- subido a adorar en la fiesta;
rándole Jesús, dijo: Tú eres Si- 21. Estos pues, se llegaron a
món, hijo de Jonás; tú serás lla- Felipe, que era de Bethsaida
— 6—

de Galilea, y rogáronle, diciendo: bautizándolos en el nombre def


Señor, querríamos ver a Jesús. Padre, y del Hijo, y del Espíri-
22. Vino Felipe y díjole a tu Santo:
Andrés: Andrés entonces, y 20. Enseñándoles que guarden
Felipe, lo dicen a Jesús. todas las cosas que os he manda-
do; y he aquí, yo estoy con voso-
M a t e o 28 : 19. Por tanto, id, tros todos los días, hasta el fin
y doctrinad a todos los Gentiles, del mundo.

Cuando Jesús dejó este mundo, encomendó a sus dis-


cípulos dos tareas (Mateo 28 : 19-20): la de enseñar al
mundo a ser cristiano, observando todo aquello que El
les había enseñado, y la de seguir conquistando discípu-
los en todas partes, de modo que todo el mundo pueda
llegar a ser cristiano.
No debemos olvidar la promesa de Jesús de que Ei
estará con nosotros mientras estamos preocupados de
esta tarea; en verdad, podemos decir que El no ha prome-
tido acompañar a la Iglesia que no se preocupa de cumplir
con estas dos comisiones.
En estos estudios, queremos ver modo de prepararnos
mejor para la tarea de conquistar al mundo para Cristo,
pero no es tan sólo el número de adeptos lo que nos preocu-
pa, sino la vida de cada uno de ellos. Nos regocijamos cuan-
do se arrepienten hombres y mujeres aun cuando sus vi-
das están ya por llegar a su término y no puedan prestar
muchos servicios a la obra, pero nos preocupo aún más
aquella juventud que nos rodea y que probablemente tiene
por delante muchos años que podrá dedicar a Cristo, si
sus esfuerzos pueden dirigirse hacia El.
Los métodos que nosotros empleemos, como jóvenes,
son principalmente los de un evangelismo personal y por
ésto nos interesa conocer todo movimiento que haya pre-
cedido al nuestro para aprovechar de él todo lo que nos
sea conveniente.
Recién iniciado el ministerio de Jesús, sus discípulos
empezaron a conquistar a sus camaradas para su Maes-
tro.
Veamos quiénes fueron los iniciadores. Tenemos, pri-
— 7—

meramente, a Andrés que trajo a su hermano Pedro y


que se vió siempre, después de ésto, supeditado por Pedro
en aquel pequeño grupo. Pedro alcanzó a ser prominente
en este grupo de discípulos y se distinguió en casi todas
las ocasiones en que hubo algo de notable. Pero su her-
mano Andrés no se desanimó por ésto. Sus hábitos de
servicio a Jesús no variaron en nada, ni trató de oponerse
a su hermano. En la narración del muchachito que lleva-
ba pan y unos pececillos (Juan 6 : f , 9) y en aquella oca-
sión en que los griegos trataban de ver a Jesús (Juan
12 : 20-22) vemos que Andrés sirve de introductor para
acercarles a Jesús.
En el mundo siempre ha habido más Andreses que Pe-
dros. En realidad, el mundo necesita más de los primeros
que de los segundos. Y cada joven puede llegar a ser un
Andrés, si bien muy pocos alcanzarán a ser Pedros.
Al siguiente día, la escena se repitió con otro de los dis-
cípulos. Felipe fué y trajo a Natariel. Su tarea no fué
tan sencilla, porque Nataniel miraba con cierto desprecio
al pueblo de Jesús. Pero Felipe, con mucha habilidad,
rehuyó la discusión y no perdió la paciencia. Se conformó
con decirle: Ven y ve, demostrando así una gran sabi-
duría.
¿Sucede con frecuencia que un humilde Andrés sea el ins-
trumento para atraer a un Pedro?
¿Qué motivos indujeron a Andrés y a Felipe a hablar a
Pedro y a Nataniel?
¿Qué motivos deben inducirnos a nosotros a buscar e in-
vitar a nuestros amigos?

* * *

Dos cosas son las que nos interesan en este primer mo-
vimiento para llevar los amigos a Jesús: el motivo que los
indujo a buscarlos y el método de que se valieron para
atraerlos.
El conocimiento de Jesús inspira siempre amor y el ver-
dadero amor nunca puede ser egoísta. Por ésto, todo cris-
tiano se sentirá inspirado por los deseos que vemos expre-
sados en el lema de la Liga. El deseo de elevarnos, o sea el
amor que nos induce a adorar y a buscar nuevas y más
altas experiencias en la vida espiritual. Nos elevamos
en demanda de ayuda y de dirección y siendo, como so-
mos, jóvenes, buscamos especialmente una ayuda para
poder encaminar nuestras vidas.
Asimismo este amor nos lleva a mirar al otro lado, ha-
cia nuestros amigos, con un gran deseo de elevarlos a ellos.
Siempre sucede así y es por ésto que Jesús pudo dejar
la tierra, en la seguridad de que siempre habría hombres y
mujeres dispuestos a servirle. El sabía que todo verdadero
cristiano sentiría el deseo de hacer que otros tuviesen su
dichosa experiencia y que darían tiempo, dinero y aun sus
vidas para evangelizar al mundo. Y la Iglesia no ha dejado
de cumplir con este cometido.
Hay razones fundadas por las cuales no nos hemos preo-
cupado quizá, antes de ahora, en solicitar de un amigo
que venga a Cristo.
1. Quizá hemos creído que únicamente el pastor, los
servicios de evagelización o el llamado al altar pueden
traer a alguien a Cristo.
2. No se nos ocurre que Dios puede querer aprovechar-
nos como mensajeros, valiéndose tan sólo de nuestro amor
para nuestros amigos y sin necesidad de que tengamos una
preparación especial.
3. Pensamos que el proceso de convertirse en cristiano es
algo tan misterioso que no podíamos nosotros intervenir
en ello en manera alguna.

Interrogatorio personal

Dé Ud. su idea personal acerca de lo que significa ser


cristiano.
¿Qué hicieron los primeros discípulos? ¿Bastará con decir
que ellos se volvieron y siguieron a Jesús?
Si quiere Ud. hablarle a un amigo acerca de la vida ciis-
—9 —

tiana, ¿escogerá el momento en que pueda verlo a solas o le


hablará en público?
Para atraerle a Cristo, ¿preferirá Ud. ir primeramente a
un extraño o a un amigo? ¿Por qué?
¿Cómo se ha dividido la Iglesia en cuanto a sistemas de
evangelización?
Respuesta:
1. Algunas no tienen método determinado
2. Algunas se han valido de la predicación.
3. Algunas se han dedicado a la instrucción de los niños
y también de adultos que manifiesten el deseo de aprender.
4. Algunas prefieren las reuniones de avivamiento.
¿En qué forma han variado las condiciones en que actual-
mente tienen que alebrarse las reuniones de avivamiento?
Respuesta:
1. Hay un mayor número de reuniones dentro de ta
iglesia.
2. Los intereses de nuestros miembros están más divi-
didos.
3. Hay oposición contra ciertos métodos usados antigua-
mente.
4. Hay un grupo numerosísimo de jóvenes que viven una
vida moral y se creen de acuerdo con la doctrina cristiana,
pero no tienen mucho entusiasmo y fervor y no se han
comprometido a aplicar estas doctrinas a su vida diaria.

Aplicación práctica de la lección

Interrogaciones preliminares que deben discutirse an-


tes de iniciar la «Semana del Camarada».
¿Podemos continuar siendo cristianos sinceros si no sen-
timos el deseo de atraer a otros a la fe en Cristo?
¿Puede Dios conquistarse al mundo sin ayuda de los
hombres?
- 10 —

Sugestiones para empezar el trabajo

Antes de dar por terminada esta clase, fórmese un grupo


de jóvenes que se comprometan a conquistarse a un compañero
para Cristo dentro de un plazo determinado.
¿Cómo podemos desarrollar el valor necesario para solici-
tar a otros a que vengan a Cristo?
SEGUNDO ESTUDIO

¿POR Q1 JE VACILAMOS E N BUSCAR A NUESTROS


AMIGOS?

Exodo 4:10-12; 1 Scmuel 17:33, 38-40; Jonás 1:1-3,


Isaías 6 5-8.

Exodo 4 : 10. Entonces dijo un almete de acero, y armóle de


Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! coraza.
yo no soy hombre de palabras 39. Y ciñó David su espada
de ayer ni de anteayer, ni aun sobre sus vestidos, y probó a
desde que tú hablas a tu siervo; andar, porque nunca había pro-
porque soy tardo en el habla y bado. Y dijo David a Saúl:
torpe de lengua. Yo no puedo andar con esto,
11. Y Jehová le respondió: porque nunca lo practiqué. Y
¿Quién dió la boca al hombre? echando de sí aquellas cosas,
¿o quién hizo al mudo o al sordo, 40. Tomó su cayado en su
al que ve y al ciego? ¿no soy mano, y escogióse cinco piedras
yo Jehová? lisas del arroyo, y púsolas en el
12. Ahora, pues, ve, que yo saco pastoril y en el zurrón
seré en tu boca, y te enseñaré lo que traía, y con su honda en
que hayas de hablar. su mano vase hacia el Filisteo.

1 Samuel 17 : 33. Y dijo Saúl Jonás 1 : 1. Y fué palabra de


a David: N o podrás tu ir contra Jehová a Jonás. hijo de Amittai,
aquel Filisteo, para pelear con diciendo:
él; porque tu eres mozo, y él 2. Levántate y ve a Níneve,
un hombre de guerra desde su ciudad grande, y pregona contra
juventud. ella; porque su maldad ha subido
38. Y Saúl vistió a David de delante de mí.
sus ropas, y puso sobre su cabeza 3. Y Jonás se levantó para
— 12 —

huir de la presencia de Jehová 6. Y voló hacia mí uno de los


a Tarsis, y descendió a Joppe; serafines, teniendo en su mano
y halló un navio que partía para un carbón encendido, tomado
Tarsis; y pagando su pasaje en- del altar con unas tenazas;
tró en él, para irse con ellos a 7. Y tocando con él sobre mi
Tarsis de delante de Jehová. boca, dijo: He aquí que esto tocó
tus labios, y es quitado tu culpa,
Isaías 6 : 5. Entonces dije: y limpio tu pecado.
¡Ay de mí! que soy muerto, que 8. Después oí la voz del Se-
siendo hombre inmundo de la- ñor que decía: ¿A quién enviaré,
bios, y habitando en medio de y quién nos irá? Entonces res-
pueblo que tiene labios inmun- pondí yo: Heme aquí, envíame
dos, han visto mis cjos al Rey, a mí.
Jehová de los ejércitos.

Hoy vamos a pensar en ciertos hombres que vacilaron.


Hombres que tuvieron temor, pero en seguida cumplieron
con su deber.
Moisés, llamado a cumplir una gran misión, se sintió
incapaz e insistió, especialmente, en el hecho de que no era
de fácil palabra. Es algo alentador el observar que aun en
aquellos tiempos, los hombres se creían tan dependientes
de la palabra. En verdad, el mundo ha debido sufrir por
causa de aquellos hombres que han creído que era necesa-
ria la elocuencia para manifestar su amor y su deber para
con Dios. Los hombres de fácil palabra han solido ser los
más populares en las congregaciones, pasando desaperci-
bidos aquellos que hablan menos, peto que son igualmente
o quizá más sinceros que los otros.
David estuvo a punto de ser víctima del interés de sus
amigos. El estaba convencido que alguien podía vencer
al gigante Goliat y que Dios le ayudaría si él se apresu-
raba en aceptar el desafío. Pero Saúl, con suma considera-
ción, le recordó su poca edad y su inexperiencia y cuando
el muchacho insistió en ir a la batalla, quiso escoger y
darle el equipo necesario. ¿Debe haber tenido sus apa-
riencias de cómico aquel rubio pastorcillo, vestido con la
armadura de un rey? Pero David fué lo bastante sensato
para rehusar cargar con aquellas armas y prefirió las que
— 13 —

ya le eran conocidas. Salió a la batalla armado con su


honda y sus piedras y regresó victorioso.
Posiblemente muchos de los hombres mayores de nues-
tra iglesia se burlen de este movimiento nuestro para
atraer a un camarada. Si lo hacen, recordémoles de los
muchos que han sido traídos a Cristo por medio de ser-
vicios como éstos.
La mejor recomendación de la Liga consiste en que su
programa de trabajo ha sido preparado especialmente para
aquellos que deben llevarlo a cabo. La evangelización efec-
tuada por la Liga debe estar conforme con las aptitudes
de aquellos que la emprenden. Algunas Ligas han cometido
el grave error de solicitar del pastor o de un evangelista
que encabece los servicios de avivamiento durante una
semana, dándola el nombre de «Semana del Camarada».
Jonás fué un negligente. El conocía muy bien su deber.
El pensó que sabía mejor que Dios lo que debería hacerse,
y no tuvo voluntad de hacer lo que Dios ordenaba. Y
para no hacerlo, se dió la molestia de emprender un viaje
más costoso, más lleno de dificultades y peligros que
aquel que se le ordenaba hacer a Níneve.
Isaías se parecía un poco más a Moisés. El se sentía
incapaz y no deseaba activarse en el servicio de Dios,
porque sentía a Dios muy por sobre su comprensión.
Pero Dios se acercó a él y tocó sus labios con el carbón en-
cendido, tomado del altar y desde aquel momento, Isaías
estuvo ansioso por hacer lo que Dios deseaba de él.

¿Vacilamos nosotros por razones parecidas a aquellas que


detenían a estos hombres?
¿Emplea Dios la Biblia y la experiencia ajena para en-
señarnos qué decir?
¿Hay cristianos negligentes, al estilo de Jonás, entre
nosotros ?
* * *

Posiblemente no hay deber o privilegio cristiano al cual


rehuimos tanto como al de la evangelización personal. Y
— 14 —

no hay deber ni privilegio alguno que nos deje una tan


hermosa sensación de telicidad como éste, cuando lo hemos
cumplido debidamente.
Enumeremos ahora algunas de las razones por qué
no debemos nosotros los jóvenes, dejar de atraer a nuestros
amigos a la causa de Cristo.
1. Es un hecho comprobado que si los jóvenes no acep-
tan a Cristo en los años en que su carácter está aun en
formación,, cuando lleguen a declararse cristianos habrán
perdido muchas de aquellas cualidades que les harán es-
pecialmente útiles a la causa de Cristo. No todos, pero la
mayoría de nuestros miembros activos empezaron su ca-
rrera de cristianos en su juventud.
?. Algunos de estos amigos nuestros podrán ser atraídos
por nosotros personalmente, mientras que tal vez no lo
sean por el sermón ni por la reunión de evangelización.
La juventud tiene cierta tendencia a dejar las cosas difí-
ciles de hacer, las decisiones de importancia, para más
tarde y nuestra influencia puede atraer a alguno a Cristo,
cuando ninguna otra sería capaz de hacerle tomar esa
decisión.
3. Si recordamos que Dios dió a David un arma para
vencer a Goliat cuando todas las demás parecían inútiles,
bien podemos creer que nos dará a nosotros la oportunidad
de ganar a algunos de nuestros compañeros de escuela o
de trabajo cuando ellos no serían alcanzadas por otra
influencia alguna. Un muchacho o una joven sinceros pue-
den vencer con sus propias armas, cuando un rey se en-
contraría derrotado. Un joven, por medio de su cariño y
comprensión personales, puede alcanzar a aquel a quien
el más hábil predicador deja indiferente.
4. Si nos permitimos mirar a Dios como Isaías lo vió,
no en una visión, sino en su hermoso mundo y nos damos
cuenta de cómo es de santo, misericordioso y amoroso y
vemos, en seguida, cómo son los hombres egoístas, peca-
dores, corrompidos, nos sentiremos, como Isaías, entre
un Dios Santo y un mundo pecador, entre un Padre de
amor y el hombre egoísta. Y como Isaías, diremos «Héme
aquí; envíame a mí».
Interrogatorio personal

¿Quiénes tienen mayor influencia sobre la juventud, los


de su misma edad o las personas mayores?

¿Son nuestras palabras o es la confianza que en nosotros


tienen, lo que más puede influir sobre quienes nos rodean?

¿Es justo comparar a un joven o una señorita, que habla


empleando las palabras de otro cristiano, a David vistiendo
la armadura de Saúl?
¿Cómo podemos aprender a ser naturales y dejar trans-
parentar nuestra sinceridad cuando hablamos de tópicos
religiosos?

Si no podemos ver a Dios como le vió Isaías ¿de qué modo


podremos llegar a conocerle y comprenderle mejor?

Si dejamos que otros de los miembros de nuestra Liga ha-


gan toda la obra espiritual ¿somos o no como Jonás, que
huyó por no cumplir con su deber?
Aplicación práctica de la lección

Debemos recordar que nuestra campaña pro-«Ganar a


un camarada» debe dirigirse especialmente a grupos de-
terminados. Debemos proceder en seguida a determinar
cuáles de nuestros amigos están ya en camino a ser cris-
tiaros verdaderos y" cuáles no han tomado ningún paso.
Deberemos dividir nuestra tarea en dos partes.
I. Fijarnos en aquellos que no son cristianos pero que
con seguridad asistirán a alguna de las reuniones de esta
«Semana del Camarada».
¿Cuantos de ellos hay?
II. Fijarnos cuáles son aquellos que no asistirán a nues-
tras reuniones, pero podrían ser alcanzados por medio de
conversaciones privadas de uno o más de sus compañeros
— 16 —

Concluyamos esta reunión haciendo dos cosas:


I. Preparemos cada uno una lista particular de aquellos
a quienes deseamos conquistar y por los cuales tenemos el
propósito de orar con constancia.
II. Hagamos una lista general para la Liga. Que cada
miembro dé tantos nombres como le sea posible recordar
y que se nombre un comité encargado de revisar las listas
de la Escuela Dominical y de agregar los nombres que es-
timen convenientes a esta lista.
Esta lista debe incluir a tantos cuanto sea posible. En-
tonces decidamos tenerla siempre presente, hasta que ha-
yamos atraído a todos a ser miembros activos de la Liga
y de la Iglesia.
Prepárense hojas de papel con las siguientes preguntas,
espaciadas lo suficientemente para que puedan acompa-
ñarse las respuestas:
1. Lista de nombres y direcciones de aquellos que de-
berían pertenecer a la Liga pero no están en ella.
2. ¿Cómo aconsejaría Ud. que procediésemos para ga-
narlos? ¿Qué sería lo que le atraería a Ud. a hacerse miem-
bro de la Liga?
Tómese tiempo suficiente para llenar estas listas. En
seguida hágase una colección de ellas y téngaselas a mano
para usarlas provechosamente.
TERCER ESTUDIO

LLEVANDO A LOS ENFERMOS A J E S U S

Marcos 2 1-12.

Marcos 2 : 1 . Y entró otra puede perdonar pecados, sino


vez en Capernaum después de sólo Dios?
algunos días y se oyó que estaba 8. Y conociendo luego J e -
en casa. sús en su espíritu que pensaban
2. Y luego se juntaron a él así dentro de sí mismos, les dijo:
muchos, que ya no cabían aun ¿Por qué pensáis estas cosas en
a la puerta, y les predicaba la vuestros corazones?
palabra. 9. ¿Qué es más fácil, decir al
3. Entonces vinieron a él unos paralítico: Tus pecados te son
trayendo un paralítico, que era perdonados, o decirle: Levántate
traído por cuatro. y toma tu lecho y anda?
4. Y como no podían llegar 10. Pues para que sepáis que
a él a causa del gentío, descu- el Hijo del hombre tiene potes-
brieron el techo de donde estaba, tad en la tierra de perdonar los
y haciendo abertura, bajaron pecados, (dice al paralítico):
el lecho en que yacía el paralítico. 11. A tí te digo: Levántate, y
5. Y viendo Jesús la fe de ellos, toma tu lecho, y vete a tu casa.
dice al paralítico: Hijo, tus pe- 12. Entonces él se levantó lue-
cados te son perdonados. go, y tomando su lecho, se salió
6. Y estaban allí sentados al- delante de todos, de manera que
gunos de los escribas, los cuales todos se asombraron, y glorifica-
pensando en sus corazones, ron a Dios, diciendo: Nunca tal
7. Decían: ¿Por qué habla hemos visto.
éste así? Blasfemias dice. ¿Quién

Es ésta otra campaña para *Ganar un Camarada».


jNo puede haber sido otra cosa! Ningún enfermo iba a
2
— 18 —

llamar a cuatro extraños y solicitar de ellos que le llevaran


a la iglesia y difícilmente cuatro extraños iban a ponerse
de acuerdo para recoger a un enfermo desconocido y lle-
varlo entre todos ellos a la iglesia.
¡No! La verdad era que Jesús estaba celebrando una reu-
nión religiosa y que estos hombres asistieron al servicio.
Al respecto podemos hacernos algunas preguntas:
¿Quién propuso que sería conveniente ir? ¿Sería el enfermo
o sería alguno de sus amigos?
¿El enfermo sería pariente de alguno de los cuatro?
¿Sería necesario obligarlo a ir o a lo menos exigírselo
un poco? Posiblemente. Los enfermos suelen ser, también
excépticos cuando se les habla de cierto médico que puede
curarles.
Trataremos de figurarnos la escena. Cuatro hombres
llevando a un enfermo, en su lecho, a la iglesia. La iglesia
está llena, pero ellos no vacilan; suben al techo, lo rompen
y presentan a su enfermo ante Jesús. ¡Es de suponerse la
cara que pondrían los asistentes!
P e r o . . . este hombre estaba enfermo y alguien está
convencido de que Jesús podía ayudarle y mejorarlo.
A través de los años, se ha discutido acerca de quien o
quienes dieron prueba de fe en este caso; el enfermo que
solicitó se le llevase a Jesús o los cuatro que lo llevaron.
Esto nos prueba que bastaba la fe de uno,— el necesitado,
—o de otros, los amigos que le llevaron, con o contra su
voluntad. Es decir, nuestra fe puede llevar a otros hasta
Jesús o la sola fe de ellos pueden hacerlo ir.
Estamos rodeados de enfermos; seres cuyas almas están
enfermas, lo cual es mucho más terrible que la enfermedad
corporal. A estos' enfermos, la iglesia puede ayudarles.
La cuestión entonces se reduce a decidirnos acerca de los
medios que debemos emplear para llevar a estos nuestros
amigos, cuyos ideales de vida están enfermos, a los pies
de Aquel que los puede curar. Si un mismo espíritu nos
uniese en este sentido ¡con qué prontitud formaríamos una
4ista de aquellos, entre nuestros amigos, que necesitan de
Jesús y que podrían ser curados por El!
Hay algunos que no son honrados y ésta es su enfer-
— 19 —

medad. Otros tienen la lengua enferma y otros sufren de


egolatría. Esta enfermedad es en extremo contagiosa y
deberíamos hacer todo lo posible porque fuese curada.
Hasta ahora, el mundo arrojaba una limosna a los enfer-
mos; hoy trata de curarlos. Y hay muchas cosas que po-
dríamos hacer para curar a nuestros enfermos, si tan sólo
lográsemos traerlos a la Iglesia. ¿No es verdad, entonces,
que deberíamos preocuparnos de encontrar el medio que
mejor les convenga para atraerlos a ella?
La sola fuerza de nuestra amistad puede atraer a algún
amigo a la iglesia. El hombre de nuestra narración estaba
paralitico y sus amigos tuvieron que llevarlo por medio de
la fuerza de sus brazos. Nuestros amigos tienen todas sus
facultades consigo, pero las emplean para alejarse de la
iglesia, no para acercarse a ella. Nuestra tarea se reduce a
atraerlos a la iglesia y retenerlos en ella.

¿Merecen alabanza estos cuatro hombres por la acción


efectuada?
¿Cree Ud. que habrían hecho tal esfuerzo por una persona
en la cual no tenían un interés personal?
¿Hicieron bien en interrumpir la plática de Jesús para
alcanzar la salud de este enfermo?
¿Hace mal una iglesia en emplear medios propios, ori-
ginales, fuera de b común, para atraer la atención del pú-
blico, siempre que estas cosas no sean reprensibles?

¿Qué podemos hacer para atraer a la juventud a los servi-


cios de la Iglesia?
¿Es eficiente la Liga que no tiene en sí el poder de atraer
a los jóvenes que no pertenecen a ella?
¿Atrae nuestra Liga a la juventud que no pertenece a ella ?

¿A cuántos habrá influenciado en esta forma?


— 20 —

* * *

En nuestras Iglesias y Ligas hay muchas personas que


no parecen darse cuenta que los enfermos no son personas
sanas. Quien quiera que haya tenido que tratar a los enfer-
mos sabe que no se portan lo mismo cuando sanos.
El pecado es una forma de enfermedad. Y no es suficien-
te decirle al mundo que está enfermo y que debería me-
jorarse.
Decimos de nuestra juventud que debería asistir a las
reuniones de la Liga y de la Iglesia, pero que no podemos
forzarlos a ello, si ellos no lo desean. ¿Por qué no lo de-
sean? Porque están enfermos, indudablemente.
Es tarea nuestra ayudar a curar la indigestión espiritual,
las enfermedades crónicas, abrir los ojos a los ciegos y los
oídos de los sordos. La tarea, lo reconocemos, es pesada,
pero día a día se está haciendo. Y nuestras Ligas lo están
haciendo para miles y miles de nuestros jóvenes.
Supongamos que cuatro jóvenes se ponen de acuerdo
para atraer a la Iglesia a uno que no viene, que está su-
friendo alguno de los males que le colocan entre los en-
fermos espirituales. Supongamos que estos cuatro hacen
lo que hicieron los amigos del paralítico y se proponen
traer a ese enfermo bajo la influencia de la Iglesia y bajo la
mano de.Jesús. ¿Será ello tan imposible? ¡Se ha hecho en
más de una ocasión y lo que ha sucedido una vez, puede
suceder en muchas otras!
Enrique Drúmmond era el evangelista más notable que
cabe encontrar para atraer a los jóvenes hasta Jesús. Uno
de sus convertidos decía: «El modo cómo puso su mano
sobre mi hombro y me miró a los ojos me indujo a hacerme
cristiano».
• Podríamos pedirle a nuestro pastor o a una persona de
cierta experiencia que nos explicaia cuidadosamente la
enorme diferencia que puede haber entre las formas de
conversión y los medios empleados para convertir o
para ser llevados a la conversión. Nuestras Iglesias han
sufrido mucho debido al' error de algunas personas que in-
— 21 —

sisten en creer que rodos deben ser convertidos en la mis-


ma forma en que lo fueron ellas.

Interrogatorio personal

Indíquese las enfermedades espirituales que afectan a la


juventud de nuestra comunidad y les impiden ser cristianos.
Observaremos que ciertos hábitos son más corrientes y es-
tán más arraigados entre unos grupos que entre otros. Sin
duda, el mal es algo contagioso. Sin embargo, es preciso que
recordemos que también el bien puede contagiarse.
¿Qué podría Ud. ofrecer para atraer a un compañero,
hastiado de los placeres que nada valen?

¿Qué podemos ofrecerle a quien ve la vida cristiana en


forma equivocada?

¿Puede la Liga ayudar a aquellos que tienen la costumbre


de usar malas palabras?

¿Puede ayudar a los que no son honrados'/


¿Puede ayudar a curar el egoísmo?

Si no fuese cristiano ¿qué clase de joven me atraería a ser


cristiano?
La siguiente pregunta debe meditarse antes de dar la
respuesta

¿Soy yo la clase de cristiano que más admiro'

Aplicación práctica de la lección

Dediqúense algunos minutos a dar cuenta de lo que cada


uno ha hecho durante estos días para interesar a otros y
del resultado obtenido.
Discútase lo que ha llevado a cabo cada Departamento
de la Liga para ayudar y lo que aun puede hacer para
— 22 —

atraer a un Camarada. Para terminar esta sesión se podría


dividirse en cuatro grupos y discutir los planes de tra-
bajo
Departamento Espiritual. Resuélvase qué debe hacerse
para que las reuniones devocionales sean más interesan-
tes y provoquen una mayor impresión en los asistentes.
Esto no significa, de ninguna manera, que sean dirigidos
por un buen predicador, sino que significa que debemos
hacer planes en los cuales todos tomemos parte en forma
realmente espiritual.
Puede ser que sea necesario reorganizar nuestra música.
Puede ser que un cambio en la colocación de los asientos
provoque interés. Asistí hace poco a una reunión en la cual
todos los asistentes se sentaron foimando círculo. ¿Raro?
Quizá, pero la reunión fué menos formal y todos los pre-
sentes podíamos vernos las caras, con lo cual nos interesa-
mos más en lo que decían nuestros vecinos.
Estúdiese y háblese, en esta reunión, acerca del evange-
lismo personal.
Departamento Misionero.—¿Sería posible organizar al-
gunas reuniones al aire libre o a domicilio?
Estúdiese el objetivo y háblese sobre el evangelismo en-
tre extraños.
Departamento de Acción Social.—¿Hay entre nosotros
personas enfermas a quienes podríamos visitar y prepa-
rar así el terreno para atraerlas a nuestras reuniones?
Póngase atención en visitar los hogares donde sea nece-
sario demostrar simpatía y cariño y dése así un ejemplo
vivo de lo que significa la vida y el amor cristianos.
¿Sería posible encontrar una ocupación para un joven
o una niña que no tiene trabajo? ¿No sería ést?. una forma
de atraerlas a nuestro círculo?
Estúdiese y discútase el tema de la evangelización por
medio del servicio personal.
Departamento de Recreación y Cultura:—¿Qué planes
tenemos acerca de las actividades sociales? ¿Son nuestras
— 23 —

actividades sociales lo bastante interesantes para atraer


a ellas a la juventud que de otro modo no asistiría?
Caso de ser negativa la respuesta, empiécese desde
luego la discusión de planes para celebrar dos o más fies-
tas ae carácter social antes de iniciar la Semana del Ca-
marada. Y véase que sean invitados todos los que se han
incluido en la lista formada en la reunión anterior. Este
punto merece ser estudiado con sumo interés.
Estudíese y discútase el tema de la evangelización por
medio de las actividades sociales
CUARTO ESTUDIO

EL. JOVEN QUE SE COMPROMETIO A SERVIR


TODA SU VIDA

Hechos 16:1-3; 1 Timoteo 1:3-11; 1 Timoteo 4:12-14.

Hechos 16 : I. Después llegó está en ti por la imposición de


a Derbe, y a Listra; y he aquí, mis manos.
estaba allí un discípulo llama- 7. Porque no nos ha dado Dios
do Timoteo, hijo de una mujer el espíritu de temor, sino el de
Judía fiel, mas de padre Griego. fortaleza, y de amor, y de tem-
2. D e éste daban buen testi- planza.
monio los hermanos que esta- 8. Por tanto no te avergüences
ban en Listra y en Iconio. del testimonio de nuestro Señor,
3. Este quiso Pablo que fuese ni de mi, preso suyo; antes sé
con él. participante de los trabajos del
evangelio según la virtud de
II Timoteo 1 : 3 . Doy gra- Dios.
cias a Dios, al cual sirvo desde 9. Que nos salvó y llamó con
mis mayores con limpia con- vocación santa, no conforme a
ciencia, de que sin cesar tengo nuestras obras, mas según el
memoria de ti en mis oraciones intento suyo y gracia, la cual
noche y día; nos es dada en Cristo Jesús an-
4. Deseando verte, acordán- tes de los tiempos de los siglos.
dome de tus lágrimas, para ser 10. M a s ahora es manifesta-
lleno de gozo; da por la aparición de nuestro
5. Trayendo a la memoria la Salvador Jesucristo, el cual qui-
fe no fingida que hay en tí, la tó la muerte y sacó a la luz la
cual residió primero en tu abuela vida y la inmortalidad por el
Loida, y en tu madre Eunice; evangelio;
y estoy cierto que en tí también; 11. Del cual yo soy puesto
ó. Por lo cual te aconsejo que predicador, y apóstol, y maestro
despiertes el don de Dios, que de los Gentiles.
— 25 —

I Timoteo 4 ; 12. Ninguno 13. Entre tanto que voy, ocú-


tenga en poco tu juventud; pero pate en leer, en exhortar, en
sé ejemplo de los fieles en pala- enseñar.
bra, en conversación, en caridad, 14. N o descuides el don que
en espíritu, en fe, en limpieza está en ti.

Muchas veces me he preguntado cuándo se haría Ti-


moteo cristiano. En la Biblia no se nos da la historia de su
conversión, pero parece evidente que desde muy muchacho
entró a formar parte de la iglesia cristiana, gracias a las
enseñanzas de su madre.
Cuando Pablo lo conoció, debe haber tenido dieciocho
a veinte años y ya se le tenía en consideración entre los
miembros de la iglesia. Lo estimaban capaz de hacer gran-
des cosas. Probablemente tanto su padre como su madií
era cristiano. Pero sí no sabemos la época de su conversión,
sabemos desde cuándo empezó para él la época de las gran-
des experiencias religiosas.
Detengámonos un momento a pensar en aquel día
cuando Pablo le pidió que se comprometiese a dar su vida
a la causa de Cristo y empezar sus estudios bajo la propia
dirección de Pablo. Fué aquel un gran día para Timoteo.
Y fué también un día feliz para el apóstol, que desde ese
día ¡o llamó su hijo en el evangelio. Y también fué un día
notable para la Iglesia Cristiana
Pablo bien comprendía que no le era posible efectuar su
trabajo sin cierta ayuda. Necesitaba un compañero. Ne-
cesitaba dejar tras sí hombres preparados que continuasen
la obra por él empezada. Sus cartas parecen indicar que
estaba tan orgulloso de haberse conquistado a Timoteo
paia el servicio de su Señor como de cualesquiera de sus
grandes obras de evangeiización.
Los sentimientos de Pablo hacia Timoteo están clara-
mente revelados en las dos cartas que le escribe. Nos con-
viene leerlas, recordando que fueron escritas por un hombre
ya de edad a uno que recién se iniciaba en la obra de la
Iglesia.
Pablo hace referencia a la santidad de su cargo (2 Tim.
3 : 9). Le aconseja que no dé motivos para que se le des-
— 26 —

precie por sus pocos años. Pablo, evidentemente, creía


que la juventud estaba llamada a tener un papel activo
en la obra de la Iglesia. Y Pablo le aconsejaba que no des-
cuidara el don de que estaba dotado.
Es evidente que Timoteo llevó una vida muy activa y
muy útil. Durante un tiempo fué el compañero de viaje de
Pablo y más tai de estuvo a cargo de algunas de las Igle-
sias. Dicen que su vida acabó con el martirio.
Por herencia y por educación, Timoteo estaba especial-
mente preparado para el servicio, pero si Pablo no hubiese
venido y no lo hubiese llevado consigo, es muy posible
que sus actividades se habrían limitado al estrecho hori-
zonte de su pueblo. ,
Podemos observar que Pablo no lo induce a Timoteo a
entrar en el seivicio de Cristo porque es liviano y fácil.
Al contrario, le advierte sus penurias y peligros. La vida
cristiana ofrece una enorme oportunidad de ielicidad,
pero no es fácil y de seguro que ningún muchacho ni jo-
vencita que se aprecie en algo se detendrá a preguntar,
primeramente, si la vida que tiene por delarte será fá-
cil y desprovista de cuidados antes de escoger una carrera.
A Timoteo , Pablo le pidió que diese lo mejor de sí mismo.
Timoteo aceptó el llamamiento, se entregó con todas sus
fuerzas al servicio de Cristo y se labró un sitio perenne
en la histoiia de la Iglesia cristiana.

¿Quién llamó a Timoteo al servicio de la Iglesia?


¿En qué forma se manifestó este llamamiento?

¿Cree Ud. que la congregación de Listra influenció en


alguna formo sobre Pablo para que se llevase a Timoteo?
La necesidad que el mundo tiene de nuestros servicios
¿es de por sí un llamado?

¿Cree Ud, que Timoteo tenía edad suficiente para decidir-


se a dedicar su vida al ministerio?
— 27 —

¿Cree Ud. que el hecho de ser una vida azarosa y llena de


peligros fué un incentivo para él?

* * *

Después de haber dedicado algunos años al ministerio


y habiendo tenido una especial oportunidad para hacer
observaciones al respecto, quien esto escribe opina que la
Iglesia está más necesitada de líderes que de fondos. Es
más fácil conseguir dinero que conseguir hombres y mu-
jeres dispuestos al servicio. Y la Iglesia necesita, con ur-
gencia, hombres y mujeres de altura de miras, dispuestos
a ayudarla a poner en práctica los vastos planes que debe
desarrollar. Estos líderes deben tener cierta preparación
y nuestra Liga tiene en sus manos la oportunidad de tomar
a la juventud en los días en que aun se está desarrollando,
pudiendo encauzar sus ideales hacia el ministerio, la obra
misionera o labores de la educación religiosa
Dios espera que la Iglesia llame a los hombres a la obra
a la vez que les llama a la luz del evangelio..
Propondría el autor dos sugestiones para vuestra Liga.
Primero.—Fórmese una lista de todos aquellos que des-
de el principio de su fundación se han dedicado al servicio
de Cristo saliendo de vuestra Iglesia. Enviad a cada uno
de éstos los saludos de vuestra Liga y rogadle que escriba
una carta a la juventud de la Iglesia dando detalles de su
obra > su experiencia.
Dad a conocer estas cartas en el curso de alguna reu-
nión pública de vuestra Liga. Quizá alguno de estos seño-
res pueda venir y hablar personalmente sobre el particular.
Segundo.—Discutid francamente en vuestra Liga las
necesidades del mundo y la habilidad y facultades de vues-
tros miembros. Quizá haya en vuestra Liga muchachos
y niñas que estarían dispuestos a dedicarse al servicio,
si vieran que se les anima a ello. Quizá muchos no se atre-
van a creer que tienen estas facultades latentes en sí
mismos.
No hay duda alguna que D.os muchas veces se vale de
— 28 —

una tercera persona para hacernos conscientes de nuestro


llamado a su sen icio.

Interrogatorio personal

¿Qué motivos deben inducir a la juventud a dedicarse


al servicio de Dios?
¿Es justo decir que todo muchacho y toda joven debe hacer
frente a este llamado mientras no haya alguna poderosa ra-
zón para que se niegue a hacerlo?

¿Cuántos campos de acción nos ofrece el servicio cristia-


no, incluyendo entre ellos los diferentes campos educaciona-
les, etc. ?

¿Qué instituciones hay en nuestro país que ofrecen a la


juventud la preparación para ocupar, más tarde, una posición
de responsabilidad en la Iglesia?
Si Dios le llama a Ud. hoy ¿en qué forma cree Ud. que
puede exteriorizar ese llamado?

Si Dios le ha dado una facultad especial ¿está Ud. en la


obligación de dedicarla a su servicio?

Aplicación práctica de la lección

Preséntese un informe acerca de sus esfuerzos en el


campo de la evangelización personal en la pasada semana
Cítese una asamblea de la Liga y discútase el plan de
trabajo para llevar a cabo una campaña pro~«Ganar a un
Camarada».
Estudíese con cuidado todo lo referente a la publicidad
que se dará a esta campaña. Pero no os confiéis de nada
y de nadie fuera de vuestra propia mano para llevar a
_ 29 —

cabo, dirigir y hacer efectiva vuestra labor, bajo la direc-


ción personal del Espíritu de Dios.
Recordad que el paralítico llegó a la Iglesia porque cuatro
de sus amigos lo llevaren a ella.
QUINTO ESTUDIO

EL PODER ATRAYENTE DEL ESPIRITU DE DIOS

Hechos 8:26-38.

Hechos 8 : 2ó. Empero el cordero mudo delante del que


ángel del Señor habló a Felipe, le trasquila, así no abrió su
diciendo: Levántate y ve hacia boca;
el mediodía, al camino que des- 33. En su humillación su
ciende de Jerusalem a Gaza, el juicio fué quitado; mas su gene-
cual es desierto. ración ¿quién la contará? por-
27. Entonces él se levantó y que es quitada de la tierra su vi-
fué; y he aquí un Etiope, eunuco da
gobernador de Candace, reina 34. Y respondiendo el eunuco
de los Etiopes el cual era puesto a Felipe, dijo: Ruégote ¿de
sobre todos sus tesoros, y había quién el profeta dice esto? ¿c!e
venido a adorar en Jerusalem, sí, o de otro alguno?
28. Se volvía sentado en su 35. Entonces Felipe, abriendo
carro y leyendo el profeta su boca, y comenzando desde
Isaías. esta escritura, le anunció el
29. Y el Espíriti: dijo a Felipe: evangelio de Jesús.
Llégate, y júntate a este carro. 3ó. Y yendo por el camino,
30. Y acudiendo Felipe, le llegaron a cierta agua; y dijo el
oyó que leía el profeta Isaías, y eunuco: He aquí agua; ¿qué
dijo: Mas ¿entiendes lo que impide que yo $ea bautizado?
lees? 37. Y Felipe dijo: Si crees de
31. Y él dijo. ¿Y cómo podré, todo corazón, bien puedes. Y
si alguno no me enseñare? Y respondiendo, dijo: Creo que
rogó a Felipe que subiese, y se Jesucristo es el Hijo de Dios
sentase con él. 38. Y mandó parar el carro:
32. Y el lugar de la Escritura y descendieron ambos al agua,
que leía era éste: Como oveja Feiipe y el eunuco; y bautizóle
a la muerte fué llevado; y como
— 81 —

¿Cómo podemos nosotros los jóvenes explicarnos el


Espíritu de Dios? Confieso que muchas veces temo un
poco que los jóvenes, debido a su falta de experiencia o
porque no han sido bien aleccionados al respecto, sienten
un poco de vacilación y de temor al pensar en el Espíritu
de Dios. Cuando se dice a los jóvenes que sus vidas deben
ser sometidas a la influencia del Espíritu, parece como que
sintieran que esa es una experiencia de la cual es conve-
niente huir, si es posible. Y por cierto que es muy fácil
huirla.
¿No sería más acertado hablar del Espíritu de Dios
llamándolo la influencia personal de Dios?
La narración que acabamos de leer nos dice que el án-
gel del Señor envió a Felipe al sur, al camino de Jerusa-
lén a Gaza y que lo guió a hablar con el eunuco. Y si bien
la historia no nos lo dice, bien podemos comprender que
la misma buena disposición que hizo que Felipe obede-
ciera fin vacilar la orden «Vé», le hizo posible a Felipe el
convertirse en la voz por medio de la cual el Espíritu de
Dios habló al eunuco y le convenció de la verdad de la
Escritura.
Si Dios nos habla hoy en día, es sin duda valiéndose de
Su Espíritu. Si Dios influye sobre los hombres y las na-
ciones, sin duda que lo hace por medio de Su Espíritu.
Todo el poder de vivir conforme a Su Voluntad, todo el
poder para convertirse en cristiano y para poder continuar
siendo cristiano, por fuerza nos viene de Su Espíritu.
Hablamos a veces de la experiencia cristiana espiritual
como que pudiese haber alguna otra experiencia cristiana.
Nos referimos a un cristiano que posee el Espíritu de Dios
como que fuese posible ser cristiano y no poseer este Es-
píritu
Por supuesto, hay algunos cristianos mejores que otros.
Y todos creemos que somos mejores cristianos ahora que
hace un tiempo atrás. Si ésto es verdad, será porque hemos
estado más bajo la influencia personal de Dios. Jesús es
Dios revelándose a los hombres, pero Jesús mismo declaró
que una de las grandes obras del Espíritu sería el ayudar
a los hombres a comprenderlo a El.
— 32 —

Todo el secreto de la radio estriba en entonar nuestro


receptor de modo que pueda alcanzar a percibir los men-
sajes que vienen de una distancia. Y el secreto del cristia-
nismo consiste en entonar en tal forma el oído interno que
le sea posible al alma percibir los mensajes de amor, deber,
sacrificio y servicio que Dios nos manda.
Si logramos alguna vez encontrarnos en tal comunión
con Jesu-Cristo que llegamos a confiarnos por entero a la
sabiduría del Espíritu, prefiriendo en todo ser guiadas por
El, habremos alcanzado el punto en que, en verdad, sin-
tamos la felicidad que proporciona el ser cristiano.

¿Qué cargo de gran responsabilidad tenía el etiope?


¿Por qué era ésta una oportunidad de importancia?

¿Hablaría Dios a todos por medio de Su Espíritu si los


hombres estuviesen dispuestos a oírlo?

¿Cómo procedería Ud. para descubrir qué quiera Dios


decirle?

¿Esperaría Ud. que el Espíritu lo llevase hasta aquellos a


quienes debe proceder a conquistar para Cristo, así como
Felipe jué guiado a hacerlo?
¿Esperaría Ud. que el Espíritu le hubiese preparado el
terreno con aquel a quien irá a hablar, como sucedió con el
etíope?
¿Cree Ud. que tendrá muchas probabilidades de éxito en
su empresa de conquistarse a un camarada, si ardes no le
pide a Dios que prepare el corazón de su amigo y lo haga
propicio a recibir su mensaje?
* * *

No podemos desear convertirnos en discos parlantes ni


en loros recitadores de palabras santas. Las palabras sa-
- 33

gradas nada valen si no van acompañadas de una vida


recta y pura. Al contrario, suelen ser contraproducentes
si nuestra vida las desmiente.
Si ha de ser el Espíritu de Dios el que nos guíe en esta
campaña de evangelización personal, debemos acos-
tumbrarnos a depender de El y no de formulismos huma-
nos. Enrique Clay Trumbull, uno de los grandes evan-
gelistas, raras veces iniciaba sus charlas con una cita bí-
blica, porque lo consideraba demasiado formal (Léase
«Trabajo personal con los individuos»).
Hay dos preguntas que debemos contestarnos: ¿A quién
vamos a ganar para Cristo? ¿Cómo vamos a conquistarle?
Leamos en Hechos I : 7-8 y observemos cómo, empe-
zando en el propio hogar y continuando con los vecinos y
después prosiguiendo a Samaria, entre un pueblo extraño
y antagónico, nuestra comisión se extiende hasta los pun-
tos más remotos de la tierra, por medio de los misioneros.
Los tres primeros grupos se encuentran a la mano, a nuestro
alrededor.
Pasemos entonces a la segunda pregunta: ¿Cómo de-
bemos proceder?
Ante todo, seamos naturales. Si nuestro mensaje suena
hueco, no tendrá éxito alguno. Evitemos el emplear pa-
labras o una actitud o aun un tono de voz que aparezcan
artificiales, porque si no parecemos sinceros, nuestro ami-
go se burlará de nosotros.
Escojamos una oportunidad adecuada. Si es posible
buscar una oportunidad en privado, prefirámosla con
mucho a una en público. No debemos irritar ni ofender al
amigo haciéndole objeto de la atención de terceros.
Evitemos aquel tono y modales que dicen: «Sabes que
yo soy bueno». La vanagloria nunca atrajo a nadie a
Jesús.
Si es que hemos cometido una falta y nuestro amigo
nos guarda algún rencor por ello, empecemos por reco-
nocerlo y pedirle excusas. Es preferible humillarse y re-
conocerse en error antes que pretender una santidad que
ninguno de nosotros tiene.
3
— 34 —

Si es posible, instemos a nuestro amigo a que nos dé a


conocer en qué estriba su dificultad para declararse cris-
tiano. Si es sincero y nos lo revela, no hagamos burla de
sus palabras. Discutamos amistosamente, haciéndole
ver cómo Dios puede imponerse a todas las dificultades.

Interrogatorio personal
¿Qué respondería Ud. a la persona que dice: *No creo
que un cristiano declarado es mejor que yo* ?

¿Al que le dice: * Alguna vez será, pero ahora no?»


¿Al que dice: <Temo que nunca seré buen cristiano?»
(Véase 1 Corintios 10 :13).

¿Al que dice: <No me siento con ganas de serlo?».

(Posiblemente podamos convencerle que la religión no


es sólo cuestión de sentimiento. La vida religiosa es más
deber que sentir. El sentimiento viene siempre después
que hemos cumplido con un deber).
¿Al que dice: « ¿No sé cómo proceder a ser cristiano?»
¿Al que dice: «Quiero ser cristiano, pero no quiero adhe-
rirme a iglesia alguna?»

Aplicación práctica de la lección


Algunas sugestiones que pueden servir para la semana
del camarada.
1. Que cada miembro se comprometa a ganar uno para
Cristo.
2. Hagamos una lista completa de adherentes y amigos
que queremos ganar.
3. Pidamos al Pastor que, si celebra una comunión an-
tes del comienzo de nuestra campaña, reconozca expre-
— 35 —

sámente a la Liga. La Liga sale a batalla y necesita con-


sigo la presencia de su Jefe.
4. Pidamos al Pastor que celebre una reunión de ora-
ción especial por el éxito de la Liga en su campaña, que
no sea dirigida por la Liga como entidad y que se ore sin-
ceramente porque Jesu-Cristo lleve a esta juventud a la
victoria.
5. Organicemos una gran reunión social para la semana
anterior, haciendo en ella derroche de alegría. Invitemos
a todos los que forman parte de nuestra lista y designe-
mos una comisión encargada de ver que asistan. Dejémoles
ver cómo puede ser dichosa la juventud cristiana.
6. Tengamos reuniones todas las noches de la semana.
Empecemos en punto a la hora y terminemos temprano.
7. En la última reunión, repartamos tarjetas de decisión
a todos, dándoles así la oportunidad para decidirse por
llevar una vida cristiana, por unirse a la Liga o a la Iglesia,
seguir un estudio bíblico o dedicarse al servicio cristiano.
De este modo todos los asistentes tendrán una oportuni-
dad de tomar una decisión de importancia. Y de este modo
se facilitará la decisión a quien desee resolverse por llevar
una vida cristiana.
8. En la reunión del Domingo siguiente que los miembros
se unan a la Iglesia.
Para darle mayor solemnidad al acto, pidámosle al
Pastor que permita al Directorio ponerse ante el altar.
Entonces el Presidente dirá: «Hermano Pastor, estos ami-
gos nuestros han resuelto unirse a Cristo y a la Iglesia
después de nuestra Semana del Camarada. La Liga los
presenta aquí para que se les reciba como miembros de la
Iglesia». Una vez reconocidos por el Pastor, todo el Di-
rectorio se adelantará a felicitarlos y saludarlos.
SEXTO ESTUDIO

COOPERACION DE LA LIGA A LAS REUNIONES


DE AVIVAMIENTO

Hechos 2:41-42; ¡1:19-26; 19:18-20.

Hechos 2 : 4 1 . Así que, los 22. Y llegó la fama de estas


que recibieron su palabra, fue- cosas a oídos de la iglesia q u e
ron bautizados; y fueron añadi- estaba en Jerusalem; y enviaron
d a s a ellos aquel día como tres a Bernabé que fuese hasta An-
mil personas. tioquía.
42. Y perseveraban en la doc- 23. El cual, como llegó, y vió
trina de los apóstoles, y en la la gracia de Dios, regocijóse;
comunión, y en el partimiento y exhortó a todos a que perma-
de pan, y en las oraciones. neciesen en el propósito del co-
razón en el Señor.
Hechos 11 : 19. Y los que 24. Porque era varón bueno,
habían sido esparcidos por causa y lleno d e Espíritu Santo y d e
d e la tribulación que sobrevino .fe; y mucha compañía fué agre-
en tiempo de Esteban, anduvie- gada al Señor.
ron hasta Fenicia y Cipro y 25. Después partió Bernabé
Antioquía, no hablando a nadie a Tarso a buscar a Saulo; y
la palabra, sino sólo a los ju- hallado, le t r a j o a Antioquía.
díos. 26. Y conversaron todo un
20. Y de ellos había algunos año allí con la iglesia, y ense-
varones Ciprios y Cirenenses, ñaron a mucha gente; y los dis-
los cuales como entraron en cípulos fueron llamados cris-
Antioquía, hablaron a los Grie- tianos primeramente en An-
gos, anunciando el evangelio tioquía.
del Señor Jesús.
21. Y la mano del Señor era
con ellos; y creyendo, gran nú- Hechos 19 : 18. Y muchos
mero se convirtió al Señor. de los que habían creído, venían.
confesando y dando cuenta de echada la cuenta del precio de
sus hechos. ellos, hallaron ser cincuenta
10. Asimismo muchos de los mil denarios.
que habían practicado vanas 20. Así crecía poderosamente
artes, trajeron los libros, y los la palabra del Señor, y preva-
quemaron delante de todos; y lecía.

Un avivamiento es una manifestación especial de in-


terés religioso, limitada a cierto punto y tiempo.
El trozo bíblico que hemos tomado para esta lección
nos refiere los detalles de tres avivamientos:
El primero tuvo lugar en el día de Pentecostés, cuando
el Espíritu de Dios se manifestó a los hombres y tres mil
almas se convirtieron al Señor.
El segundo fué en Antioquía; duró todo un año y se hizo
tan extenso que hubo necesidad de buscar a quienes vi-
niesen a ayudar a atender a los que solicitaban enseñanza.
En esta reunión se estrenó un célebre predicador llama-
do Pablo.
El tercer avivamiento fué en Efeso y tardó dos años en
los preparativos que se hicieron para que tuviese éxito.
Pero cuando llegó el momento de la victoria, se apoderó
de los hombres tal espíritu de rectitud y moralidad que los
hombres abandonaron su vida pecadora y echaron a las
llamas todo aquello que les había inducido a error.
Un verdadero avivamiento tiene, por regla general,
tres bien marcadas características:
I. Viene acompañado de un descendiente del Espíritu
Santo sobre los asistentes. Los que ya son cristianos,
sienten renacer sus fuerzas y su entusiasmo, con lo cual la
Iglesia toda sale ganando.
II. La Iglesia gana nuevos miembros,—no tan sólo un
número de conversos, sino de personas que quieren in-
corporarse a la Iglesia y «perseverar en la doctrina de los
apóstoles... y en la oración».
III. Viene siempre acompañado de un despertar de la
conciencia. Los que están en deuda, se apresuran a can-
celar lo que deben. Los calumniadores y chismosos buscan
el perdón de aquellos a quienes han ofendido.
— 38 —

El metodismo nació de un avivamiento dirigido por los


hermanos Wesley en Inglaterra, avivamiento espiritual
que salvó a esa nación de seguir los pasos de Francia y
lanzarse a una revolución social con todos los horrores que
ésta tuvo en los días del Terror. Todos los historiadores de
la época así lo reconocen.
Por cierto que comete un grave error quien pretenda
decir que nadie puede ser buen cristiano si no ha sido con-
vertido en un avivamiento. Pero parecido error comete
quien pretenda que no veremos más avivamientos como
éstos en el futuro.
En el mundo de los negocios, de la vida nacional, en
educación y en las artes ha habido y continúan habiendo
renovaciones o avivamientos. ¿Por qué habíamos de decir
que la Iglesia no tendrá otros 7

¿Qué es un avivamiento?
Si hubiese un descendimiento de Espíritu de Dios en la
forma que lo hubo en Efeso y Antioquía y Jerusalén ¿Ve-
ríamos a los hombres confesando su pecado, destruyendo
aquello que les indujo a pecar y uniéndose a la Iglesia con el
entusiasmo de aquellos tiempos?
¿Suceden esas cosas hoy en día?

¿Qué sabéis del enorme movimiento popular de la India?


¿Puede la Iglesia hacer su obra sin valerse de las reunio-
nes públicas?
* * *

Las condiciones de cada localidad exigen métodos dis-


tintos para la preparación de un avivamiento.
Algunas Iglesias se valen de las reuniones al aire libre
para alcanzar a los inconversos; otras tienen servicios re-
ligiosos en locales o en carpas en barrios apartados y a
distancia de la Iglesia; otras se valen de reuniones domici-
— 39 —

liares e invitan a ellas a los vecinos y amigos de la familia


en cuyo caso se reúnen; otras tienen reuniones especiales
en su propia Iglesia por una o más semanas; muchas de-
dican la Semana Santa a servicios especiales de evangeli-
zación.
Cada pastor y cada comunidad debe resolver por sí
mismo qué método le es más propicio. En verdad, no es el
método el que vale; sin embargo es importante tener reu-
niones especiales que atraigan a un público numeroso y
cuyo objetivo sea provocar una decisión a favor de Cristo
y de la Iglesia.
Quien esto escribe ha visto reuniones con este objeto a
las cuales ha asistido un público enorme y que ha dado
magníficos resultados, en las cuales todo lo que hemos di-
cho en materia de evangelización personal fué utilizado.
Aquellos a quienes se quería interesar fueron invitados
con anticipación a las reuniones. Allí fueron instruidos,
inspirados e invitados a proclamar su decisión: pero ei
esfuerzo supremo lo habían hecho, anteriormente, los ami-
gos, la familia, los maestros de la Escuela Dominical o
los compañeros. En esta forma su decisión se hizo casi
segura puesto que difícilmente podían permanecer indi-
ferentes en un momento en que toda la Iglesia se veía
agitada por un avivamiento espiritual.

Interrogatorio personal

Dénse estas preguntas con cierta anticipación a dis-


tintos miembros de la clase y pídaseles un informe deta-
llado.
¿En cuánto se ha aumentado la población de la ciudad
durante los últimos cinco años?
¿Hay ahora más o menos Iglesias en la localidad?

¿Tienen mayor o menor asistencia?


— 40 —

¿Qué informe puede presentar su propia Iglesia por estos


cinco años?
1. Número de miembros año por año?
2. Número de alumnos en la Escuela Dominical, año por
año?
3. Número de miembros de la Liga? ¿Aumenta o pérdida?
4. ¿Qué ha hecho su Iglesia en los cinco años en el sentido
de la evangelización? ¿Qué éxito ha alcanzado?
5. ¿Ha acudido la juventud a Cristo en estos años?
¿Qué métodos han empleado otras iglesias de la localidad
para atraer miembros nuevos?

¿Qué piensa la clase que puede hacerse en los meses veni-


deros para despertar el interés de otros en su Iglesia?

Aplicación práctica de la lección

La cooperación de la Liga en las reuniones de aviva-


miento no debe suplantar a la campaña pro-Ganarse a un
Camarada, sino que debe ofrecerle un nuevo campo de
actividades evangelísticas.
Para que una reunión de avivamiento tenga éxito, son
indispensables estos tres factores:
I. La presencia del Espíritu de Dios.
II. La presencia de los cristianos.
III. La presencia de los inconversos.
La Liga puede contribuir para que estos tres factores
estén presentes.
I. El Espíritu Santo está siempre pronto para tomar
parte en las reuniones de avivamiento, siempre que se le
desee y pida su presencia. El Espíritu Santo se manifiesta
por medio de los hombres.
Para obtener Su presencia, que acuerde la Liga formar
un grupo de oración, comprometidos bajo su firma a
orar con regularidad por el éxito de las reuniones. Dése
aviso al pastor de esta resolución. Ello lo alentará a su
parte del trabajo.
— 41 —

Nómbrese un comité sacado del Departamento de Ser-


vicio Social y comisiónasele para que visite a todos los
miembros de la Iglesia que estén imposibilitados pa'ra
asistir a las reuniones. Si es posible, lléveseles llores y
cánteseles algunos de los himnos que se habrán escogido
para las reuniones de oración o de avivamiento. Orese
junto a ellos y solicíteseles sus oraciones para el éxito de
la campaña. Estos miembros de la Iglesia de seguro que
estarán muy contentos de ver que en esta forma ellos,
también, pueden hacer su parte y sus oraciones pueden ser
de grande efecto.
El Primer Departamento de la Liga cuidará que en to-
da reunión devocional se dedique un corto tiempo a ora-
ciones en favor de la campaña.
II. Debe atraerse a las reuniones a un gran número de
cristianos.
Sucede muchas veces que los jóvenes por causa de sus
deberes escolares o su trabajo no pueden concurrir a todas
las reuniones. Por este motivo conviene fijar ciertas noches
en las cuales concurra la Liga en masa.
La Liga puede preparar la música especial y también
a los introductores necesarios para las reuniones. Los
jóvenes estarán, naturalmente, dispuestos a acatar las
indicaciones del predicador en cualesquiera oportunidad,
ya sea dando testimonios, orando etc.
III. Debe invitarse y atraerse a los no-conversos.
Debemos considerar dos grupos distintos: primero, los
compañeros que no han sido alcanzados por la campaña
pro-Ganar un Camarada; segundo, los otros que podemos
atraer aunque no sean jóvenes.
A los primeros, puede invitárseles en forma amistosa y
hacerles tomar asiento entre sus amigos. Si la Liga asiste
en masa, los miembros invitarán a estos amigos a sentarse
en su grupo. Una de las dificultades con que se tropieza
es que los jóvenes no cristianos se juntan en un grupo.
Es importante que estén entre sus amigos cristianos.
La gran obra de la Liga, fuera de su propio círculo, con-
siste en dar aviso de estas reuniones. Para el caso, pueden
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prepararse carteles de invitación y hacerlos colocar en


sitios apropiados.
Cuando se haya reunido un grupo numeroso de cristia-
nos y entre ellos otros tantos no-conversos en un sitio
donde se habla de la Palabra de Dios y donde se cantan
himnos, y si se ha logrado atraer a la reunión el Espíritu
Santo, por medio de la oración > el amor fraternal, es muy
probable que resulte un avivamiento espiritual.

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