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PARTE 2

ADOLESCENCIA
...
SEMBLANTE DE LAS METAMORFOSIS DE LA PUBERTAD

¿Qué es la adolescencia?, o ¿qué entendemos cuando hablarnos de


adolescencia y de adolescentes?. o también ¿cuál es el adolescente del psi ..
coanálisis?, involucrada la cuestión de cómo creemos que siente o
cómo vive un joven sujeto el motm~nto que toca vivir a todos, nuls
allá de las peculiaridades de cada quien, pero incluidas éstas, en esa
encrucijada fundamental que se da en llamar uadolescencia".
Son varias las preguntas para comenzar, y es una forma interesan . .
te de hacerlo: a través de in.terrogantes.
En este espacio vamos a tratar qe proponer un acercamiento a la
problemática de los adolescentes, de la adolescencia, desde el psi .
coanálisis 1 para referimos a lo que sucede en un sujeto que se encuen . .
tra tramitando las vicisitudes de la "tormenta de la pubertad''. al decir
de Freud, estando abocado a la tarea de enfrentarse a "lo real" en sus
más diversos ámbitos, tras la irrupción e.n la pu herrad de un cuerpo
sexual "real", que plantea un importante esfuerzo de trabajo para su
psiquismo.
Podríamos decir en una primera aproxim.ación, en forma general,
que. la adolescencia supone una contundente conmoción estructural, un

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Arx.1L~-"lCENCIA Y JUVEN11JD. (:oNS!DEl\,-'ICIONES DESDE EL PSICOANAUS!S PARTE 2. AootESCENCIA. SEMBLANTE DE tAS METAMORl'OSIS DE LA f'UBERT1\ D

fundamental y trabajoso replanteo del sentimiento de s(, de la identidad en la adolescencia o en los adolescentes, si bien los adolescentes sin
del sujeto. Más adelante ampl íaremos esta provisoria definición espe- duda existen y dan que hablar.
cificando las peculiaridades de la adolescencia desde una perspecti- Empobrece también intentar un forzado enlac.e de psicología
va psicoanalítica. cvulutiva y psicoanálisis sosteniéndose una "psicología evolutiva
. . ,, u '
psicoana l1tlca que supuestamente con1ugana opuestos que son
~
El psicoanálisis, con su aparición, ha producido una transforma- J)

ción. importante en las propuestas psicológicas aún existentes que, inconciliables en tanto provienen de ideologías o posiciones teóri-
más allá de su permanencia o vigencia, no pudieron menos que cas diferentes. •·
replantearse algunos de sus puntos conceptuales básicos, incluyéndo- Decíamos en cuanto a la conceptualización de la adolescencia
se la consideración de la niñez y de la adolescencia. que parece ser que para algunas lecturas psicológicas el crecimiento
En lo que respecta al interés que aquí nos une, podríamos decir org6nico o corporal posee una pregnancia tal que no se puede dejar
que el psicoanálisis convive y discrepa en cuanto a la lectura respec- de leer lo psicológico sino a la luz de su óptica, llegándose así a
to de la adolescencia con la psicología evolutiva o la psicología del entender lo psíquico como una serie de transformaciones en una "evo-
desarrollo, de fuerza y predominio en muchos espacios. lución" que se inicia desde el nacimiento con la inmadurez de la
La lectura psicoanalítica se diferencia rotundamente de la psi- niñez y la adolescencia, le seguirá luego la adultez como punto de
cología evolutiva ya que no piensa como esta última a la adolescen- madurez o plenitud de todas las funciones, siendo finalmente la an-
cia como etapa o fase del desarrollo "normal" de un sujeto, o como cianidad o la vejez sinónimo de deterioro o declinación tanto en lo
una secuencia de movimientos esperables, en el mejor de los casos, de orgánico como en lo psicológico, Por cierto, el tiempo hace marca en
algo que, previamente enrollado o envuelto, se desarrollará o desen- el sujeto, y, por lo tanto, decíamos, como todo ser vivo, el hombre
volverá más o menos de la misma manera en todcls los sujetos, tal posee un cuerpo, y nace, crece y muere, pero ello no alcanza para
como así lo supondría la idea de evolución o de desarrollo, Desde proponer una equivalencia total entre las leyes que definen el fun-
esta última perspectiva la vida se podría represenrar como una suce- cionamiento del organismo y aquellas que se refieren a la dimensión
sión de arranques y detenciones, como las estaciones de un subterrá- de lo psíquico. El mismo Freud emplea el término "evolución", se
neo o de un tren, invariables y completamente previsibles en su or- podría argumentar desde una defonsa de la psicología evolutiva, y
den así como en cuanto a las características que las definen. tarnbién divide en "fases" sucesivas el desarrollo libidinal, como con-
La psicología evolutíva y la psicología del desarrollo tienen la ceptos, entre otros, que derivan del pensamiento alemán, fisicista,
pregnancia del crecimiento que se produce en el orden del cuerpo y monista materialista, imperante a fines del siglo XIX, contexto en el
aplican la misma lógica a las vicisitudes del psiquismo. El psicoaná· cual como sujeto y corno científico viviera sus primeros afios de for-
lisis reconoce por cierto que el crecer se produce, que el hombre maci6n. Pero el creador del psicoanálisis supera con su conceptuali-
nace, crece y muere, pero no considera que lo psíquico se pueda zación, y va realizando correcciones al respecto, la linealidad que
explicar con una legalidad equivalente a la que ordena lo orgánico, supone el empobrecedor término "evolución" en lo que a la conside-
aclarándose así que la adolescencia existe, tal como la niñez, por ración de lo psíquico se refiere, así como en lo relativo a otros con-
ejemplo, con sus vicisitudes y trabajos psíquicos respectivos, si bien ceptos, tal como veremos oportunamente.
desde ciertas lecturas extremas se resisten a ello e insisten en que sólo Es posíble también observar la influencia de lo evolutivo,
se puede hablar de "sujeto", independientemente de los cambios que recalcándose la dimensión de lo cronológico, cuando desde la
a lo largo de la vida se producen, o proponiendo con supuesta creati- psicología evolutiva se trata de delirnltar o fijar las transforrnaciones
vidad la afirmación "la adolescencia no existe" que lleva a no pensar que se producen en el seno mismo de la adolescencia según las edades

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de aparición, así como también pasa con la niñez, dívidiéndosc en- que es, es la función primaria de la verdad". 2 Tengamos en cuenta
tonces la adolescencia en foses: temprana, media y tardía, mientras ~,nwnces que "aparente" en el terreno del psicoanálisis es diferente a
que el psicoanálisis, si bien no niega lo cronológico resalta el ti.empo );¡apariencia de las ciencias naturales, en tanto aparente no es "sim-
ló•Yico como lo esencial. 1 1emporalidad lógica implica considerar plemente" o pobremente lo contrario a la verdad; una y ona son las
lo; conceptos de inscripción y transcripción y retranscripción, Y los dos caras de la banda de Moebius 3 que constituyen. de hecho la mis-
de fijación, y los movimientos progredientes y regredientes, lejos de ma cara. Con la conceptualización del nudo borromeo, es posible
la linealidad de la temporalidad cronológica. ('ntender al semblante como reordenamiento de lo simbólico que pue-
El término pubertad lo reservamos para referirnos al crecimiento de tener expresión, o deducirse, en lo imaginario y en lo real.
que se produce y las transformaciones que se manifi.estan en. lo corpo- Pero veamos algunos conceptos que, desde el psicoanálisis, dan
ral, en el orden del cuerpo, como crucial umetamorfosis", término nueva luz a la consideración de la así llamada "adolescencia'', y pro-
este últirno empleado por Freud en su escrito sobre el tema. veen basamento teórico para estudiar su complejidad.
Dicha transformación, y otras expresiones de la irrupción de lo
real en dimensiones varías, producen una conmoción estructural que se
conoce con el nombre de adolescencia. Conceptos psicoanalíticos en la consideración de la
Propongo definir a la adolescencia, provisoriamente, cc:mo
adolescencia
re/Josicionamiento del .rnjeto en relación a la estructura O/)OSitiva falo-
castración, definición en la cual nos detendremos oportunamen- El psicoanálisis, planteábamos, define al sujeto como sujeto del
te, y la ampliaremos, atendiendo a los términos en ella implica- inconsciente, y considera.al confiicto como constitutivo del psiquismo
dos. desde diferentes puntos de vista: conflicto entre deseo y defensa, en-
En cuanto a lo referido a la presentación de la adolescencia tre diferentes siste1nas o instancias, entre pulsiones ... considerando
como s(ntoma de las metamorfosis que experimenta en la pubertad el cómo en la conflictiva edípica se contraponen deseos contrarios y
sujeto tras la latencia, ante la irrupción de lo real e1:
sus div;rsas deseo y prohibici6n, 4 lo cual se replantea con intensidad en la
dimensiones, lo hacemos remitiendo al concepto freudiano de . smto- revitalización de lo edípico en la adolescencia. En sus estudios sobre
ma definido como una manifestación perceptible de una compleji- la histeria, Freud encuentra que a medida que se aproxima a recuer-
dad estructural, o como manifestación que denuncia lo traumático dos patógenos aparece una resistencia que sería expresión de una
de la sexualidad y en tant() "dice" sobre algo que no puede ser puesto defensa ante representaciones intolerables.5 El síntoma neurótko se-
en palabras, pudiéndose en.tonces referirse a la adolescencia como ría resultado de transacción o compromiso entre dos grupos de repre-
síntoma por cuanto la misma es un fenómeno esencialmente huma- sentaciones que actúan como dos fuerzas de sentido contrario, y am-
no, del ser hablante y sujeto del inconsciente. bas de forma igualmente actual e imperiosa. Plantea Freud describien-
do la formación sintomática:
O también puede pensarse a la adolescencia, desde el psicoanc.1-
lisis, coino semblante de dichas metamorfosis, como aquello que se
presenta como apariencia pero que no debe ser descalificada como 2. Laca11, J. (1971): "De un discurso que no fuese del semblante" (inédito).
tal, al decir de Lacan, en tanto "el semblante que se presenta como lo 3. Evans, D.: Diccionario lnrroductoraio de Psicoandlisis Lacania110. Paick\s. Bueno:;
Aires, 1997, p. 172.
4. Liplanche, J. & Pontalis, J. B.: Diccionario de Psicoanálisis. Labor. Bnrcelona,
1971.
.
1. l,acan, J. ( 1''45)·
~ · · "El tiempo lógico y el aserto de
, .la certidumbre
l 78 ul1ticipadn.
5. Freud, S .. (1896a): La etiokigfa de la histeria. Amorrortu. Buenos Aíres, 1994.
Un nuevo sofisma". Escritos !. Siglo Veintiuno. Mex1co, 1i ·

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Anot..ESCENCIA Y JUVENTUD. CoNSIDl!RACIONEs DESDE EL l'StcoANALlsJs
PARTE 2. ADOLESCENCIA. SEMBLANTE DE LAS MElAMORfüSJS DE LA l'U!IEl\T.'\[)

"El proceso aquí descernido -conflicto, represión, sustitu- prim.ero tenga eficacia psíquica, dota de valor causal, por ejemplo, al
ción por formación de compromiso- retorna en todos los acontecimiento de los ocho años en el historial de Emma.9 Pen:;arnos
síntomas psiconeuróticos y proporciona la clave para en- entonces en retraducciones de representaciones prevías, de acuerdo a
tender la formación del síntoma."6 la lógíca imperante, que permite que ciertos recuerdos sean
rerraducidos o reordenados. Freud trabaja en esta línea de pensa..
La teoría del trauma se encuentra presente en la obra de Freud en miento en el Capítulo vn de La interJ>rewció.M de los sueños y en la
momentos en que intentaba encontrar explicaciones a la enferme- carta 52 a Flíess, para citar algunos puntos de importancia al referir.se
dad, buscando qué la provocaba, consideníndolo inicialmente como :i.I tema. Dice en la carta mencionada:
acontecimiento que por su interniidad, o por la incapacidad del suj(~­
to de responder al mismo, ocasionaba efectos pat()genos duraderos en " ... nuestro mecanismo psíquico se ha generado por cstrnti-
la organización psíquica. Este punto de visrn traumático o sea, el ficación sucesiva, pues de tiempo en tiempo el material
alcance etiológico del trauma, fue cambiando, y se integra más ade- preexistente de huellas rnnémicas experimenta un reorde-
lante en una concepción en la cual intervienen otros factores, que- namiento según nuevos nexos, una retranscripción ... ", 10
dando incluido en una serie complementaria junto con la predispo-
sición, que incluye lo endógeno y lo cx6geno.7 Y finalmente, con la y agrega que la memoria estaría registrada en diversas clases de signos:
teoría de la angustia, en el reordenamiento conceptual de la segunda
tópica, adquiere nueva dimensión o importancia. El concepto de "Yo no sé cuántas de estas transcripciones existen. Pór lo
·trauma no es abandonado por Freud, pero sí la teoría del trauma que menos tres, tal vez más ... ( ... ) Quiero desracar que las trans-
explica la aparición de una patología a partir de un acontecimiento. cripciones que se siguen unas a otras, constituyen h.• opera-
Veremos cómo las metamorfosis que se producen con el despertar de ción psíquica de épocas sucesivas de la vida".
la adolescencia se plantean como traumáticas y plantean exigencias
de trabajo al psiquismo del sujeto. No constituye un desatino considerar que una de dichas trans-
Al tratar de entender el funcionamiento del "mecanismo psí- cripciones, podríamos decir, a nivel de una fundamental
quico" Freud recurre al modelo que emplea al trabajar en su "Proyec- retranscripción, se producírfa en la adolescencia, aunque Freud no se
to de Psicologia", 8 y plantea la necesidad de un doble acontecimien- detenga a definir la ubicación en la vida del sujeto de dichas " ... tres,
to o dos acontecimientos, donde uno resignifica al otro, definiendo tal vez más ... " operaciones psíquicas.
el concepto de resígnificación o retranscrit)Ci6n por lo cual se entiende El concepto de a posteriori implica que en determinados rno-
que a partir del segundo eplsodio puede traducirse, se recomprende, mentos de la vida se resignifkan sucesos o fantasías de épocas ante-
como sexual el primero. Sería ese episodio ulterior el que hace que el riores. Y esto es importante para entender cómo en la adolescencia
ciertos "recuerdos póstumos" se volverían traumáticos, en el sentido
de complejizames, aclar~índose que no derivarían necesariamente de
6. Freud, S. ( 1899): Sobre los l'ecuerdos encubridores. Amorrortu. Bt.1cnos vivencias sino de la eficacia de la constitución de ciertas estructuras
Aires, 1994.
7. Laplanche, J. &_ Ponrnlis. J. B.: Diccionario de Psicoanálisis. Labor. Barcelo··
na, 197!. 9. Ver Hi~roriales Clínico¡¡, en "fawdios sobre la histeria". Obm1 completas.
8. Freud, S. ( 1895): "Proyecto de una psicología para neurólogos". Ohra~ com- lO. Freud, S .. ( 1896b): "Fragmentus de b correspondencia con Fhe'~" Cana
J>lecas. Amorrortu. Vol. l. Bueno~ Aires, 1994. 52". Obra5 completas. Arnorrortu. Vol. l. Buenos Aire>, !994, p. 2?4.

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ALlOLESCENCl."- y jUVfNTUD. C:ONSIDER1\ClONES DESDE EL l'SICOANÁUSlS

, :\etnrá
reotc ~· ... e
o· reestructurará el sentido de los recuerdos o de la expe-
psíquicas a las cuales se arriba en determ.inado momento y que anterior por retroacción.
J_,l,l,-. 1.,1(·.1·•:l
transcriben recuerdos de los que no se puede fugar o que escapan al ' no es pues pecu l'iar a una d- etenmna
La regresión ' d a "etapa "d- e la
accionar de la represión. ,,¡J:,i, de la adolescencia o de la vejez por ejemplo, si bien por cierto
Siguiendo el pensamiento de Freud podríamos considerar que c~\j presente en el trabajo de duelo en cualesquiera de los
en la adolescencia se producirían "nuevos enlaces y nuevas composi- r•:pustcionamientos del sujeto en tanto la condid6n misma del suje-
ciones en mecanismos complejos" 11 o, en otros términos, un 1,_. del psicoamílisis está sostenida en la regresiówcomo uno de los
"reordenamiento'' 12 fundam.ental. ciíbres o soportes de su estructura.
Con ia "tormenta de la pubenad", tal como la define en la Con- · Lacan decía en "La dirección de la cura y los principios de su
ferencia 20, 13 en una segunda oleada de la sexualidad con la "acome- peder", que la regresión remitiría a los significantes orales, anales ... de
tida en dos tiempos de la vida sexual 11 , 14 citando ambas expresiones b \leimmda. Sostiene:
que fueran utilizadas por Freud, se reactivarían fantasías edípicas
incestuosas articulándose esto con un cambio o transformación en el "La regresi6n no alcanza sino a los significantes (orales,
erotismo, en una combinación que provoca angustia por culpa y por anales, etc.), de la demanda y no interesa a la ~mlsíón co-
miedo. Dice Freud: rrespondie11te sino a través de ellos", 15

"Tt)da persona adolescente lleva en sí rastros rnnemónicos Mientras que en otro espacio, en "Función y campo de la pala-
que sólo pueden ser comprendidos una vez despertadas sus bra y del lenguaje en psicoanálísis 11 1 remarca:
propias sensaciones sexuales; toda persona adolescente,
pues, lleva en sí el germen ele la histeria". " ... no mostraría sino el retorno al presente de significantes
usuales para los cuales hay prescripción ... "16
Así pues, el psicoanálisis propone una dimensión temporal, un
tiempo lógico, en un planteo por el cual el pasado transformado en Freud plantea en la tónica del lenguaje de su época algo que
recuerdo cobra eficacia psíquica en doble movimiento: progrediente Lacan luego retomaría desde su lectura: que la sexualidad es, inexo-
y regrediente, asigruíndole _nueva significación a posteriori, rable, inevitablemente, traumática; y podemos agregar que la pre-
reordenando y reestrucrnrando el sentido al integrar los recuerdos gunta acerca del deseo del Otro, en términos lacanianos, produce
dialécticmnente en nuevas organizaciones. Es decir, reorganización del un impacto de carácter traumático en tanto no existiría adecuaci6n
material psíquico desde modos anteriores de adjudicación de sentido, entre sexualidad y cultura, siendo imposible armonizar, al decir de
bajo la forma de regresión, y, a la inversa, cada nueva experiencia Freud, las exigencias culturales y las de la pulsión sexual. A este
imposible se enfrenta el sujeto adolescente, agregándose a esto que
al hacerse obsoletos los emblemas identifica torios que sostienen el
11. Freud, S. (1905a): "Las met;11111.1i-fosis de la pubert;1d", en Ti·es cnsiiyos, d~i
¡wrfo sexual. AmotTOrtu, Buenos Alrcs, 2000, p. 189.
12. Freud, S. ( ! 905n): "Lns mernmorfm\s de la pubertad", en Tres tmsayos de
teoría sexu,al. Arnonortu. Bueno> Aires, 2000, p. 190. 15. Lacm1, J. ( l9.58b): "La dirección de la cura y los principios de su poder",
13. Freud, S. ( l 9 l6a): "ConfercnciH 20: L<\ vida .>exual de los seres hum<1no~". E1criws l. Siglo Veintiuno Editores. México, 1978, p. 266.
Obras completas, Amonortu. Vol. XVI. Bt1eno:; Aires, 1994, p. 28.5. 16. Lncan, J. (I953a): "Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoa-
J 4. Freud, S. ( 1940): "Esquema del pxicornuHísis". Obras completas. Amorrortu. nálisis". Escritos 1, op. cit., p. 74.
Vol. XXI!!. Buenos Aires, 1986, p. 151.

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AIXJLESCENCIA y JUVENTUD. CoNsl!)ERAClONcS DESDE EL PSICO:\NÁLlSlS j';-,RTB 2. ADOLESCENCIA. SEMBLANTE DE LAS Ml~T.,o,,MORFOSIS DE LA PUHI>RTA11

propio sentimiento de sí, o debilitados los mismos, el duelo adquiere Lo real es definido como aquello que escapa a las posibilidades
especial rnagnítud. de ser pensado, de ser puesto en palabras, que irrnmpe de pronto y
Veamos cómo Lacan sigue las propuestas de Freud respecto del resisre los esfuerzos del sujeto de tratar de asirlo, de ponerle significa-
tema. En el prefacio que Lacan escribiera para una obra de Frank ción, no puede ser representado o simbolizado. Yante lo real el sujeto
Wedekind, El despertar de la primavera, y que lleva ese mismo nom- puede responder en lo real o en lo imaginario.
bre, 17 dedica unas líneas al encuentro del adolescente con la excita- La muerte es el más claro y contundent.e ejemplo de lo real.
ción sexual y con el partenaire, con el otro sexuado. Lacari dice a Nadie tiene representación de la muerte, y 1~0 puede hablar de la
propósito de los adolescentes que comienzan a pensar en las chicas, rnisma si no es refiriéndose a que alguien se murió, a muertes ajenas
que seguramente está todo el empuje hormonal que se quiera, pero pero no a la proprn.. pues l o cierto
. . . " o expe-
es que no l1ay " vtvencw.s
ellos no pensarían sin el despertar ele sus sueños, fantasías o riencia personal sobre la muerte.
ensoñaciones. Pero lo real de la pubertad también es la aparición de Pero también en el vivir mismo, por supuesto; en diversas expre-
los caracteres sexuales, específicamente aquellos que se llaman se- siones, se evidencia lo real; no en vano el registro de lo real es defini-
cundarios, es decir, la modificación de la imagen del cuerpo. Enton- do como "vida" por Lacan;
ces, es en estos dos planos, el del cuerpo como objeto pulsional y el
del cuerpo como imagen, que la pubertad viene a trastocar, a conmo- " ... algo se abre por supuesto a nosotros, que de alguna ma-
ver al sujeto. nera parece ir de suyo, a saber designar como la vida ese
Se refiere a aquello que Freud delirnitó con el nombre de "sexuali- agujero de lo Real, y también es una pendiente a la que el
dad" y afirma: que hace "agujero en lo real", 18 y agrega en la misma frase: mismo Freud no ha resistido oponiendo pulsión de vida a
pulsión de muerte",
" ... es lo que se palpa en el hecho de que al nadie zafarse
bien del asunto, nadie se preocupe más por él". dice en el anteriormente citado Seminario," en una expresión en la
que alude a los enigmas que al decir freudiano llevan el nombre de
¿A qué se refiere Lacan cuando habla de lo real? ¿Qué significa muerte y sexualidad.
que la sexualidad hace agujero en lo real? Así pues, podemos entender en la expresión respecto de que la
En otro espacío escrito respecto de la temática aquí trabajacla 19 sexualidad agujerea lo real que en cuanto al acceso al otro sexo no
puntualiiaba que Lacan define lo real como "lo estrictamente ililpen- hay nada programado o definido de antemano, o sea que la sexuali.-
sable'',20 como aquello que vuelve al mismo lugar, n.o existiendo la dad siempre tiene fallas, nadie tiene el saber ni pleno éxito en ella, y
menor esperanza de alcanzar lo real por medio de la representación en en tanto nadie zafa bien, Lacan sintetiza esa imposibilidad generaliza-
tanto comporta Ia exclusión de todo sentido. da en una fórmula: "no hay relación sexual".
Con la pubertad se impone al joven o a la joven un tiempo
crítico de revalidamiento fálico en el movimiento de resurgimiento
17. Lacan, J. (1974b): "El despenar de la primavera", en lntervenr.ione.~ '"j '!Cxtos del erotismo genital en una alternativa que implica al cuerpo y, como
2. Manantial. Buenos Aires, 2001.
18. Lacan, J. ( 1974b): "El despertar de la primavera", op. cii., p. l 10. toda disrupción, hace presente la angustia que, dice Lacan en una de
19. Barrionuevo, J.: "Despertar de la adolescencia", en Escritos J1sic()a11alíticos
sobre Adolescencia. Eudeba. Bueno~ Aires, 2007.
20. La can, J. (l 974a); Seminario ZZ. "R.S.l.". Publicación EFBA. fü1enr¡s
Aires, 1989. 21. Lacan, J. (1974a): Seminario 22. "R.S.1.", oj). cit.

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j'¡JtTE 2. ADOLESCENCIA. SEMBLANIE DE LAS ME1~\MORf·OS!S DE LA PUBERTAD

sus formulaciones, irrumpe ante lo irreductible de lo real, la muert(. "Ante el desorden del mundo" el sujeto, decía Lacan, 22 intenta
en sus diversas dimensiones: del cuerpo del niño que fuera, de b
· 'rooner nuevo orden desde el narcisis-
1nip•.) ner ''la· ley de su corazón"
identidad infantil, de los padres de la infancia. Tomando las consic{i.,, rnu. y queda de esta forma prisionero de su propio narcisismo.
raciones de Freud al referirse al malestar del sujeto en la cultur:.1, Podemos remarcar la relación planteada: irrupción de lo real -
podernos sostener que el sufrimiento amenaza al sujeto durante la ad.oles· re~:puesta desde el narcisismo.
cencia JJOr tres v(as: . Agrega Lacan en el escrito anteriorn,\ente cirndo 21 que, ante
e¡ desorden del mundo (ante lo irreductible de lo real, decía-
1. Desde el /Jropio cuerfJo, con las transformaciones en e 1orden del mos), el "desconocimiento", como función desde el "modo ima-
cuerpo en la pubertad enfrentando al dolor y a la angustia ~ünario" (aún no habla de "registro" imaginario), sería posible
producida la desestructuración de su imagen corporal y de- ~1.~spuesta. Dicho desconocim.iento supondría el intent:o de desau-
biendo enfrentar la irrupción del eroti.~mo geniwl en fuerte ac01ne- t<nizar aquello que sin embargo es reconocido. Este concepto de
tida o como impetuosa oleada. Lacan remite claramente al concepto de desmentida de Freud como
2. Desde el mundo exterior, que se manifiesta en la furia y en el mecanismo. defensivo que condensa la oposición ante la exigen-
poder destructivo con que cae sobre el sujeto como Freud lo cia de reconocer un juicio, traumático, que se refiere a la pérdida
observara en su tiempo y a lo que hoy se agregaría h1 comple- del objeto, juicio que es por cierto reconpcido o aceptado, co-
jidad de las condiciones de vida imperantes en tietnpos del existiendo la renuencia a aceptar lo enunciado en el juicio que
wpitalismo tardío, en la sociedad de consumo, en el marco de la proviene de la realidad y el reconocimiento del mismo. lnterjuego
globalización como fenómeno mundial. entre reconocimiento y desautorización que deriva en la cons-
3. Desde los vínculos con los otros seres humanos, fundamentalmen- trucción de fantasías, juícios diversos o argurnenrnción di.scursiva
te en la línea del com1)lejo de EdifJo y, agregamos, en la corres- en refuerzo de la lógica del yo placer 1 o bien ubica un fetiche ante
pondiente al comj)lejo fraterno, como veremos más adelante la falta inquietante.
con detenimiento en lo referido específicamente a los proce- Para dar cuenta del accionar del mecanismo desmentidor, Freud
sos identificatorios y de desidentificación durante la adoles- proponía considerar a modo de ejemplo la posici6n de dos jóvenes
cencia. Afirma Freud que el padecer que viene de esta (1ltima frente a la muerte del padre:
fuente, desde los vínculos con los otros, lo sentimos como el
más doloroso. "Sólo una corriente de su vida psíquica no había reconoci-
do la muerte del padre, pero existía tatnbién otra que se
Por estos tres lugares se presema lo rt~al, en tanto los contunden- percataba plenamente de ese hecho; una y otra acrirqd, b
tes cambios en las dimensiones del mundo exterior o de los vínculos consistente con la realidad y la conformada al deseo, sub-
con los otros, o en el desconocimiento en cu;mto a aquello que se sistían paralelamente. " 24
presentH desde lo real sexual, imponen pertinentes trabajos psíquicos
para su procesamiento.
Mucho antes de su conceptualización formal de lo real en los
22. L1can 1 J. (l 94%): "Acerca de lfl caus¡ilidHd p;:íquíca". E.1o·itos l. Siglo
últimos seminarios, la idea respecto de algo que no alcanza a cotn·- VeimíunCJ Editores.
prenderse o a ser representado ocupa un lugar importante en el pensa- 2J. Lacan, J. (l949b): "Aceren de la causalidad psíquica", o¡.>. cit.
24. Freud, S. ( 1927): "Fer.ichismo". Amorrortu. Obras com¡)leras. Buen.üs Airees,
miento de Lacan. 1986. .

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ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CONSIDERACIONES Dl\SDE EL PSICOANALISlS PARTE 2. AlX.)LESCENClA. SEMBLANTE DE LAS METr\MORtúSIS LlE LA l'Ul'IERi.'\D

Decíamos que como resultado de la interacción reconocimien- "fase del espejo". Recibe esta denomínación de registro imaginario
to-desautorización en la desmentida, el sujeto construye fetiche, jui- en ran.to se refiere. a la fascinación o captación especular en el nil'í.o ele
cio o fantasía según el caso o circunstancia vivida. En cuanto ;:1 lo !a propia imagen como unificada.
relativo a los juicios y a las fantasías en la adolescencia nos ocupare- El orden simbólico opera como determinante, como legalidad,
mos específicamente en otro espacio de este libro, dejando de lado la en cuanto a la posición del sujeto en relación al Otro que est:-í regula-
proble1mfrica del objeto fetiche en tanto esta l'.1ltima, como expresión da 0 mediada por un código o sisterna de regla~ y convenciones del
máxima de la desmentida, de la castración, correspondería ser desa- orden simbólico que permite estructurar el intercambio a partir del
rrollada desde la perspectiva de la psi.copawlogía y fuera de un espa- lenguaje.
cio dedicado al estudio de la adolescencia. Aclaramos que cuando en el texto aparece "Otro", con mayús-
Luego de una primera aproximación sería conveniente definir cula inicial, o "discurso del Otro", nos referiráos al lugar de la con-
con precisión "lo real", para poder entender las consideraciones refe- vención significante que determina simbólicarnente al sujeto. Otro,
ridas a la desbordante irrupci6n del erotismo genital en la adolescen- además, es la otra localidad psíquica, o se~\, el inconsciente, que con-
cia como "lo real sexual" que exige un esfuerzo de trabajo al psiquismo fronta al sujeto con algo que está "más allá" de su control por su
para su procesamiento. Veamqs, entonces, ¿qué es lo real? pensamiento o en su decir. Lo inconsciente, como otro orden, condi-
ciona y determina al sujeto. De tal forma el sujeto no es centro sino
que, por lo contrarío, está sujetado, determinado o condicionado por
Lo real el in.consciente como otro orden, y lejos de ser síntt~sis o unidad está
marcado por la ruptura o escisión consciente-inconsciente.
Cuando Lacan se refiere a lo real lo define crnno uno Je los Así pues, el sujeto, según plantea Lacan,25 esrc'i triplcrnente de-
registros del nudo borromeo de tres y lo relaciona, en íntima interco- terminado por lo real, lo simbólico y lo imaginario, y ninguno de los
nexión, con los regístros imaginario y simbólico. Desde las considera- registros prevalece por sobre los otros, manteniendo en lo ideal una
ciones lacanianas del nudo, R, Sel son los tres registros de la realidad ubicación armónica entre sí, sin anularse, en ranto uno no es sin los
humana. Observamos las relaciones entre los registros definidas por otros. Los tres registros constituyen el nudo horromeo definido por
Lacan en la versión aplanada del nudo: Lacan en una interrelación que implica que si uno de ellos se des,
prende se deshace el nudo com.pletamente, se desanuda.
En las intersecciones de los tres registros se ubica el materna
lacaniano de los goces (fálico, del Otro y de sentido). Asimismo,
cada cuerda tiene en sí lo real, o sea que, además del registro real
propiamente dicho, lo real está presente en cada uno de los registros
.. · como núcleo.
En e] centro del nudo, en el lugar don.de se superponen los
tres registros se ubica el objeto a, que es sobre lo que el fantasma
escribe desde lo real, desde lo úmbólico y desde lo im;1ginario, y
Lo imaginario es uno de los tres registros del nudo así como d desi.k allí sirve de respuesta al interrogante acerca del deseo del
primer efecto de la estructuración del sujeto .Por el otro, como vere-
mos en próximo espacio de este trabajo en el que consideraremos la
25. Laciin, J. (1974a): Seminario 22. "RSl", 0J1. cit.

48 49
ADOLESCENCIA Y JUVENTlJD. CONSlDERACIONES DESDfl EL PSl(X)r\Ni\LISJS f',"'JU'E 2. AnOLESCENClA. SEMHLANTE DE LAS ME1/\M0Rf'OS!S DE LA PUBERTAD

Otro. En próximo espacio definiremos a qué se refiere el concepto importancia del lenguaje para dar razón del sexo/ 6 si bien la posibilidad
lacaniano de objeto a. de recurrir al mismo durante la adolescencia se encuentra disminuida
En el siguiente gr<í.fico, en la versión del nudo aplanado, ubica- ante la ausencia o escasez de representaciones que alcancen a dar cuenta
mos en las intersecciones los goces enunciados y en el centro del de Jo irreductible de lo real que se expresa en diversas dimensiones.
nudo al objeto a: La pubertad enfrenta a un contundente resurgimiento del erotis-
mo r•enirnl, en una segunda oleada de la sexualida~ al decir de Freud.
L;:is ~xpresiones utilizadas por Freud son claras al ·~especto: "estallido
reforzado de la pulsi6n sexual en la pubertad" dice Freudl'I o ''explo-
sión. tumultuosa de la pubertad'',lB con las cuales intenta dar cuenta
Gorn, de.I Otro •·········· ...... de la forma en que se presenta una nueva dimensión de la sexualidad.
Cómo vérselas con lo desmedido en diversos órdenes es la tarea
dd adolescente intentando descubrir y colocar nuevas medidas ante
el desorden. Se procura descubrir nuevo orden significante ante la
desmesura, ante lo desmedido de lo real del propio cuerpo y en cuan-
to a nuevas e importantes dimensiones en el mundo que enfrenta y
Pero vol vamos a las consideraciones sobre la adolescencia en lo que le exigen nueva posición como sujeto.
relativo a lo que sucede con la aparición de un cuerpo real sexual, Tomemos desde la clínica expresiones de una adolescente en
decíamos, en !a pubertad, en un tiempo en el que se produce ade1m1s entrevistas psicológicas y una frase del personaje de Demian, de
el desbordante resurgimiento del erotismo genital. llermann I-lesse, considerando esta última con el mismo valor de una
vifi.eta clínica, refiriéndose ambas producciones discursiv<1s a las sen-
saciones y emociones que se presentan ante las transformaciones en la
Irrupción del erotismo genital pubertad y en cuanto al lugar del Otro familiar encamados en los
padres cuyas miradas o comentarios, en uno y en otro casot sancionan,
La finalización de la latencia está marcada por el despertar del censuran o muestran la propia conmoción o "embarazo".
erotismo genítal que enfrenta al sujeto a una definición respecto de Dice Camila, nombre dado a una adolescente que habla con su
una posici6n sexuada, elaboración que frente a la pulsi6n, ante lo analista:
real de la sexualidad, es un aspecto fundamental en la tarea de
reposicionamiento subjetivo. Algo referido al despertar de lo real de "No sé, ... nada, no sé qué me pasa, me siento rara, siento
la sexualidad se produce en la pubertad incidiendo en la dimensión 'cosa', como que me toco y me dan más ganas de tocarme
del registro de lo real. pero no quiero ¡porque no se puede hacer eso!. .. bah ¡no sé!
La pubertad es tiempo de irrupción de goce. Lo real de las trans-
formaciones en el cuerpo para las cuales no hay palabras que alcan-
cen para significarlas promueve una exigencia de rrabajo psíquico 26. Lacan, J. (l96fo): "Breve discurso en la O.R.T.F.". en lnrervenciones y Texws
con el que el púber se encuentra, y es desde la consistencia del te.iido 2, º''.
cit.
27. Freud, S. (1905c): "La sexualidad infancil", en Tres ensayos de ierrrra sexual,
simbólico-imaginario con el que el sujeto cuenta que se pued,~
0¡1. cit.
responder a los embates de lo real de lasexuación. Lacan destaca la 28. Freud, S. (l916a): Conferencia 20. "La vida sexual humana". B. Nueva.

50 51
ADOLESCENCIA Y .JUVENTUD, (bNSIDERACIONES DESDE EL PSICOANAUSJS
PARTE 2. ALX)!.ESCENCJA. SEMBLANTE DE LAS METAMORFOSIS DE Lr\ PUBERTAD

Cuando salgo de mi pieza no puedo mirar a mis viejos a un:1 reorientación o un reordenamiento de lo pre-existente en dir
los ojos, ¡y entonces me dicen que seguro que estuve ha- versos órdenes:
ciendo algo raro tanto tiempo encerrada!. .. bueno, no me
lo dicen, pero ¡que lo piensan!... se nota ... no sé ... en cómo Hay una orientación hacia una subordinación de las pulsiones
• 11
me miran. parciales al placer final como nueva meta sexual.
Se plantean cambios en el vínculo ton. el. otro, con ese otro
Podemos leer en Demian: ubicado en lugar de objeto según Freud, a' partir de las trans-
formaciones en el propio cuerpo sexuado.
hTodo cambió. La nif\.ez se derrumbó en torno mío. Mis
padres rne míraban con cierto embarazo. Mis hermanas El autoerotisrno se integraría a un placer mayor, más satisfacto-
llegaron a serme extrañas. Una vaga desilusión fue debi- rio, en lo esperable, y que lo subsume, un "placer de satisfacción de la
lítando y esfumando mis sentirnientos y mis alegrías ha- ,1ctividad sexual", tal como lo sugiere Freud en el citado escrito,ll
bituales¡ el jardín no tenía perfume, el bosque no me que incluye o permite la presencia de un partenaire sexual.
atraía, el mundo se extendía alrededor de m.í como un Por cierto también a otros, en la familia, y no sólo al adolescenr
saldo de trastos viejos, insípido y desencantado; los li- te, conmueven las transformaciones o los cambios del nifío que antes
bros eran papel; la música ruido. No de otro modo pier- fuera. Y se conjugan la admiración y el rechazo, y se detiene la mirada
de sus hojas el árbol otofi.al en torno suyo. No lo siente y ante el antes pequeño ser que se vuelve "grande" y se afina el olfato
la lluvia, la escarcha y el sol resbalan por su tronco, mien- ante los olores que son expresión de una sexualidad desmadrada.
tras su vida se retira a lo más íntimo y recóndiro. No Detengámonos en fragmentos de un cuento de Roberto Fontanarrosa:
muere. Espera." 29
"Tu hijo adolescente está cambiando. Y está carnbiando a
Es la transformación. en. el cuerpo, ya no como aquel cuerpo de ojos vista. (. .. ) Ahora está algo torpe, desmafiado y le cuesta
la infancia, un cuerpo real usexuado", un cuerpo diferente en un habituarse a sus nuevas medidas antropométricas. (... ) ¿Qué
comienzo "ajeno'', que se presenta al sujeto como exigencia de tra- está ocurríendo con mí hijo?, te preguntas. ¿Qué fenómeno
bajo psíquico en el despertar de su adolescencia. Tener que vérselas mutante le sucede, que se levanta una mañana y ha crecido
con un nuevo cuerpo y con nuevas forma1> de goce, inicialmente en cinco centímetros, sale de dos días de fíebre y se ha estirado
cuanto a su propio cuerpo y luego en el contacto con otro cuerpo, ocho?" ... "Porque, incluso, seamos sinceros: huele mal. El
en oscilante fortalecimiento y debilitamiento de lo autoerótico que ! sabandija huele a rayos. ¿A dónde quedó ese aroma a talco
quedará en el mejor de los casos subsumido a la dialéctica del de- boratado, a .iabón Lanoleche y a perfume suave que lo en-
seo, es el centro del trabajo que enfrenta el sujeto en la adoiescen· volvía como una nube celestial cuando era muy nif'ío y
cia ante el resurgímiento del erotismo genital. En expresiones de dab;1 placer estrujarlo? Ahora emana un tufillo confuso a
Freud 1º al referirse a las metamorfosis de la pubertad se produciría · almizcle y a aguas servidas, a goma agria y a perro mojado.
Cuando tú entras en su habitación respíras el aire denso del

29. Hesse, H.: Demian. Bure;rn Editor S.A. Buenos Aires, 2000.
30. Freud, S. (l905a): "Las metamorfosis de la pubertad", en Tres ensa:;1os de 31. Freud, S. 0905a): "Las metamorfosis de la pubertad", en Tres ensayo.~ de
teor(a sexual, 0[1. cit. ceor{a sexual, o¡). cit.

52
ADoLESCENC!A y JUVENTUD. CoNS!DER/\ClONES DESDE EL Ps1coANAus1s
rn z. ADOLESCf:NCU\. SEMBLANTE DE LAS MET.">MDl\l'<.)SIS [)E LA PlfüERT.i\D
p,qi.

encíerro, un pesado vaho a zoológico, a establo, a pesebre,


. ¡a l·!el
Vl( ·
l1ombre ' necesitándose libertad adecuada con la seguridad
a leonera, a mingitorio de baño público."32
oe1 .. 1
n<.J .1.,'1'as L~ue
·1
ayuden a ada•)tarse
l'
al sujeto con su ambiente y con la
... · .•clad
.SQCH.... < sin c1ue se provoquen graves conflictos .
El clima familiar se enrarece con la instalación del "nuevo" hijo
]un.to con Mauricio Knobel, quien fuera profosor de Psicología
adolescente, con miradas sorprendidas, inquiet.as, censuradoras u hos-
Evolutiva en la Carrera de Psicología (Facultad de Filosofía y Letras,
tiles que se cruzan, y con diálogos en los cuales la ambivalencia se
UBA), considera que la adolescencia supone desequilibrio e inesta-
expresa.
bilidad extremos y que ello configuraría una entidad que dan en
Pero retomemos las preguntas anteriormente plarneadas para
llnrnar "Síndrome normal de la adolescencia", 14 perturbador para el
procurar respuestas a esta complejidad:
mundo adulto pero absolutamente necesario para el adolescente,
quien en este proceso consolidará su identidad. Este síndrom~ está
¿Qué es la adolescencia?
compuesto p~x diez manifestaciones enumeradas por Knobd:h
¿A qué nos referimos entonces, desde el psicoanálisis, cuando
hablamos de adolescentes?
* Búsqueda de sí rnismo y de su identidad.
¿Cuáles son los conceptos fundamentales para pensar lo que le
* Tendencia grupal.
sucede a un adolescente hoy, en un mundo con importantes
* Necesidad de intelectualizar y fantasear.
transformaciones que agregan mayores elementos a la comple-
* Crisis religiosas (del ateísmo más intransigente al mistid.snto
jidad que de por sí la encrucijada supone?
más fervoroso).
* Desubicación temporal, con características del proceso prima-
Podríamos decir, en prirnera instancia, que nos referimos a un
rio de pensamiento.
sujeto y no a un "proyecto de", para comenzar cuestionando la ya
* Evolución sexual manifiesta.
clásica oposición adolescencia - adultez que sostiene una disimetría
* Actitud social reivindicatoria.
sustancial.
* Contradicciones en manifesraciones conductuales, con pre-
Pero también, debemos aclarar que la adolescencia no es sólo un
dominio de la acción.
fenómeno individual, sino que es un fenómeno complejo. Al respecto * Separación progresiva de los padres.
considero fundamental citat el aporte de dos psicoanalistas arget1ti-
* lntelectualización del conflict0 como tenrativa de manejar
nos al estudio de la adolescencia.
los procesos pulsionales en un nivel psíquico diferente.
Arminda Aberastury, psicoanalista argentina fallecida en la dé-
cada de los '70, sostiene que la adolescencia es un momento crucial en
El síndrome de la adolescencia norm:;ll, segün Abernstury y
la vida del hombre y que, además de ser individual, en wnto se produce Knobe!, sur~e como producto de los movimientos propíos de la ado-
en cada sujeto como algo propio e ineludible, Ueva "d sello del me- lescencia a nivel individual, en el contexto de la interacción del
dio cultural, social e histórico desde el cual se manifiesta".11 La auto-
sujeto con su medio.
ra considera a la adolescencia como el momento más difícil de lá

34. AberasLury, A. & Knobel, M. (1973b): La adolesc~ncia mmnal. Paidós. Bue-


32. Fontanarrosa, R.: "Cambios en tu hijo adolescente", en Te digo más ... y otros
nos Aires, 1973, p. 10 .
cuentos. Ediciones de la Flor. Buenos Aires, 2001.
.35. Knobel, M. (l.973h): "El síndrome de la adolescencia nurmal", en Adolescen-
33. Aberastury, A.: Adole.1cencia. Kargierrnm. Buenos Aires, 1973, p. 36.
cia nom1at 0¡1. cit., p. 44.

54 r: r:
ADOLESCENCIA YJUVEN11JD. (',oNSlDERACIONES DESDE EL l'SlCOANÁL!SIS PARTE 2. ADOLF~<>CEi'lCIA. !::iEMllLANTE DE LAS ME1f\MORFOS!S DE LA PUBERTAD

Ambos autores sostienen la existencia de tres duelos en la Acerca de la adolescencia desde autores varios
adolescencia:
Veamos algunas definiciones sobre adolescencia, observando
Duelo por el cuerpo infantil perdido: en tanto los cambios cómo en algunas de ellas se mantiene la influencia de la lectura
corporales provocan sensaciones de extrañamiento en cuanto evolutiva, siendo esto muy claro en Peter Blos, por ejemplo, quien
a lo que ocurre en y con su propio organismo. define a la adolescencia como "etapa,, y considera algunas "rareas
Duelo por el rol y la identidad infantiles: que obliga al adoles- evolutivas" peculiares para la misma, proponiendo asimisrno la di fe~
cente a tener que renunciar a la dependencia y a la aceptaci6n renciación y secuencia de tres fases: cemprana, media y tardía, otras
de responsabilidades que muchas veces desconoce. definiciones integran una enriquecedora lectura desde lo social.
Duelo por los padres de la infancia, que fueran refugio y pro- Desde una perspectiva diferente, en otras se deja de lado lo
tección, en un trabajo de duelo que se conjuga con el duelo en evolutivo para considerar el esfuerzo del sujeto en la adolescencia
los propios padres que deben enfrentar la caída de la posicic'in por "poner en palabras" aquello que irrumpe desde lo real y que
de saber y de omnipotencia frente a sus hijos. inicialmente escapa a toda posibilidad de representar psíquicamen-
te. Consideremos textualmente las diferentes propuestas y quedarán
.Considera Aberastury que "la adolescencia es un período de claras las diferencias existentes:
contradicciones, confuso, ambivalente, doloroso",16 caracterizado por Ya nos detuvimos en la definición de Aberastury como un mo-
la existencia de fuertes fricciones con el medio familiar y social. Lo mento crucial en la vida del hombre y como "período de contradic-
que sucede es que el adolescente con su aparición provoca una ver- ciones, confuso, ambivalente, doloroso'? 8 considerando a la adoles-
dadera revolución en su medio familiar y social, crdr1.dose conflictos cencia como momento crucial en la vida del hombre y que constitu-
generacionales no siempre bien resueltos. Y agrega: ye la etapa decisiva de un proceso de desprendimíento.
Fran~oise Dolto considera a la adolescencia como fase de tran-

"No creo que se pueda hablar de una crisis de la juventud, sición y transformación hacia la adultez. Dice esta psicoanalista
sino de una forma de crisis de los jóvenes dentro de una francesa:
sociedad en crisísn. 37
"En mi opinión, es una fase de mutación. Es tan capital
Las propuestas de Aberastury y Knobel mantienen actual vigen- para el adolescente confirmado como el nacimiento y
cia, contradiciendo con el plameorealizado por estos autores la acu- los primeros quince días de su vida lo son para el niño
saci6n de lectura individualista con la que desde diversos medios se pequefio".l 9
adjudica al psicoam'Hisis.
Por cierto, otros aportes enriquecieron el estudio de la ado- Y agrega:
lescencia.
"El adolescente(. .. ) pasa por una muda respecto de la cual
nada puede decir, y es, para los adllltos, objero de un

36. Aberastmy, A. & Knobel, M. (197.3b): Lll adolescencia nonnal, o¡). cit., p. 16. .18. Aberastury, A. & Knobcl, M. (197Jb): La adolescencia normal, op. cit., p. 16.
37. Aberastury, t\. (1973a): Adolescencia, op. cit., p. 39. 39. Dolr.o, F.: La causa de los adolescentes. Se\x,fümal. Buenos Aires, 1990, p. J l.

56 57
ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CONS!DERt\CIONES DESDE EL PSlCOANAUSlS
P.\RTE 2. ADOLESCENCIA. SEMBLANTE DE LAS METAMORHJSIS DE LA P\JflER'lt-\Ll

cuestionamiento que, segl'm los padres, está cargado de an-


integrar la sociedad global, o, simplem~nte, el mundo de
gustia o pleno de indulgencia."4 º los adu1tos. "41·
Por su parte, refiriéndose a conceptos contemporáneos sobre el
Diferencia Blos tres fases durante la adolescencia, temprana,
desarrollo adolescente, D. W. Winnicott dice:
"En la época de crecimiento de la adolescencia los jóvenes salen, rncc.¡·,td y nrdía
'
phnteándose en cada una de ellas transformaciones
' · < _,, . •
,_ ·
p;"1qu1c,.."'Se· ' · que concibe como "tareas evolutivas que se act1-
se11ciales
en forma torpe y excéntrica, de la infancia, y se alejan de la dependen-
van ante el conflicto psíquico característico o propio de cada una.
cia para encaminarse a tientas hacia su condición de adultos. El creci-
Octave Mannoni dice al considerar la ''crisis" de la adolescencia:
miento no es una simple tendencia heredada, sino, ade1mís, un
entrelazamiento de suma complejidad con el ambiente facilitador." 41
" ... se trata de un momento decisivo, un momento en el cual
Para luego afirmar:
el sujeto de be dect.d.1r su onentacton.
. . ' "44

"Sí en la fantasía del primer crecimiento hay un contenido


Susana Quiroga al escribir sobre la adolescencia plantea:
de muerte, en la adolescencia será de asesinato. ( ... ) ... dado
que crecer significa ocupar el lugar del padre. Y lo significa
" ... es esencialmente un proceso de cambio y, por tal razón,
de veras. En la fantasía inconsciente, el crecimiento es in-
de transición. Tanto para el adolescente como para la fami-
trínsecamente un acto agresivo." 42
lía, es el momento de la vida en que se presentan más pro-
blemas nuevos y con menos tiempo para resolverlos que en
P. Blos es autor de Psicoanálisis de la adolescencia y La transíción
cualquier otro período anterior de su vida. Su apariencia
adolescente, entre otros títulos. En el primero de ellos define a la ado-
adulta le requiere que actúe como tal, cuando aún no tiene
lescencia como la "etapa terminal" de la cuarta fase del desarrollo , . para llacer lo. "45
recursos pstqrncos
psicosexual, la fase genital, que había sido interrurnpida por la latencia.
La define como "segundo proceso de individuación'':
Ricardo Rodulfo sostiene:

"Si el primer proceso de individuación es el que se consu-


"Mi tesis es que lo que estrictamente debemos llamar 'ado-
ma hacia el tercer año de vida con el logro de la constancia
lescencia' -que no basta tener una edad para eso-, y lo que a
del self y del objeto, propongo que se considere a la adoles-
la ve¡; explica por qué no existe en absoluto la adolescencia
cencia en su conjunto como segundo proceso de indivi-
foera de lo occidental, conforma un síntoma 'subjerivo' de
duación.( ... ) Lo que en la infancia significa salir del cas-
d ic110 cisma, una de sus mam'festaciones
, , recte
mas , . l"'t
, e'S.... "46
carón de la membnma simbiótica ... en la adolescencia
implica desprenderse de la dependencia de los lazos fami-
liares, aflojar los vínculos objeta les infantiles para pasar a 43. Bh}s, P.: La .transición adolescente. Amorrortu. 2~ edición. Bueno> Aires,
2003, p. 118. .
44. Mannoni, O.: La crisis de la adolescencia. Gedisa. Barcelona, 1996, p. l 7.
40. Dolto, E: La causa de los adolescentes. Seix-Barrnl, op. cit., 1990, p. IZ. 45. Quiroga, S.: Adolescencia: del goce orgánico al hallazgo de objeto. Oficina de
41. Winnicotr, D. W.: Reii!idad y juego. Gedisa. Barcelona, 1979, p. 186. Publicaciones del CBC , UBA. Buenos A.im, 1997, p. 16.
42. Winnicott, D. W.: Healidad "J juego. Gedisa. Barcelona, 1979, p. 186. 46. Rodulfo, R.:· Fucurn jJOrilenir. Ensayos sobre la actitw.1 /Jsicoanalftica m1 la clínica
de la niñez y adolescencia. Noveduc. Buenos Aires, 2008, p. 221.

58
59
Anou;scENC!A y JUVENTUD. Q)NSIOURACIONES DESDE EL PSICOANÁUSlS P·\RTE 2. ADOLESCENCIA. SEMBLANTI' Df. Lt\S MfiTAMOlW)SIS DE LA l'UBERT,".D

Propone Marta Picdni Vega: úlrnna del pasaje de la madre al padre habido ya anteriormente, y que
.,,bordáramos páginas atrás.
"Entendemos esta fase del ciclo vital como un momen- La adolescencia posee esencial importancia en la vida del sujeto
to que exige una transformación para lograr poner pala- ;Ji punto tal de hacer pensar a Freud, y así lo enuncia, que b neurosis

bras a aquellos acontecimientos nuevos que se presen- ddinitivase instalarfa en la pubertad o algo m~'is tarde, es decir, durante
tan desde 'lo real' y que el joven no puede representar la 'ddolescencia. La misma es momento de definici~ones, de abandono
, . "47 de viejos emblemas que sostienen la ímagen narcisística y de procurn
ps1qu 1camente.
ck otros nuevos, propios, en un trabajo nada sencillo pues implica
Son especialmente significativas est<:is dos últimas definiciones ¡\n>Cesar dolor y agresión, en virulento interjuego de amores y de odios,
sobre la adolescencia, en las que se propone una lectura de la misma, con el interrogante sin respuesta clara acerca del deseo del Otro. Y esto
en una y otra, como síntoma del cisma del contexto histórico-socio- e~ así porque la adolescencia no sería otra cosa que tiem/JO de revitalización
cultural y como expresión de las vicisitudes que se desencadenan 0 "recidiva" de la conflictiva edípica, que supone contundente conmoción
ante lo real Liue encuentran a un sujeto con carencia o fragilidad de en la estructura, en ese segW"1do momento de la sexualidad en dos tiem-
representaciones y dificultades para poner en palabras la conmoci6n pos propuesto por el psicoanálisis.
que aquella provoca. Ahora bien, para poder entender qué significa definir a la adoe
Considero por mi parte que es posible definir la adolescencia lescencía como reposicionamiento del sujeto en relación a la estructu-
desde el psicoanálisis, como re-posicionamiento del sujeto en rela- ra opositiva .falo-castración, es preciso definir en primera instancia a
ción a la estructura opositiva falo-castración, en cuanto a la ubica- qué se refiere el psicoanálisis con estos dos conceptos, y también a 1de
ción respecto del objeto a en procura de descubrir su propio deseo, ambivalencia al que aludimos al hablar de la dupla amor-odio que
como atolladero o encrucijada en la vida del sujeto, o como contun- colorea con intensidad las relaciones entre padres e hijos en la di·
dente conmoción en la identidad o sentimiento de sí) que plantea la mensión del Edipo.
exigencia de elaboración de procesos de identificación, Y de des·
identificaciones, en procura de lograr para sí un lugar simbólico pro-
pio, diferente al del niño que antes fuera pegado o abrochado al Falo.-castración
deseo de los padres.
Nos referimos, cuando hablamos de adolescencia, a los avatares Definir a la adolescencia desde el psicoanálisis como
del nuevo tránsito por Edipo y castración a partir de la confrontación reposicionamiento subjetivo en relación a la estructura o¡msítiva falo-cas-
del sujeto con el despertar del erotismo genital o con formas de goce tración y como contundente conmoción en la estructura implica ubicar
ante lo cual encuentra discreta aceptación y fuertes prohibiciones. Ado- el trabajo que debe enfrentar el adolescente en el ámbito de la pro-
lescencia como escenario del segundo acto de la operatoria del movi- blemática de las identificaciones, en lo relativo al deseo y en cuanto
miento en dos tiempos de la sexuación humana que encuentra desenla- a la ambivalencia odio-enamoramiento, que adquiere nuevas dimen-
ce esperable en la concreción de la salida exog:ímica, derivación esta siones con la revitalización de la conflictiva edípicn. Desde esta pro-
puesta entonces revisemos los conceptos de falo y de castraóón como
ordenadores teóricos.
El complejo de Eclipo amplio supone una complejización de la ini-
47. Vega, P. M., Barrionuevü, J. y Veg;1, V.: Escritos PsicoanaUticos sobre Adolescen-
cia. Buenos Aires, Eudeba, 2007, p. 10. cial propuesta de Freud, al considerar la bisexualidad y la incorporación

60 61
ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CoNslDERACKlNES DESDJ; F.L l'SIC01\NÁUs1s PARTE 2. ADOLESCENCI/\, SEMlllANTE DE LAS METAMORFOSIS DE 1..A MJHERTl\D

.ele aque ll o que mo tort'za l"'s ·~ interrelaciones· existentes entre los


. tres perderlo, suponiendo poseerlo, en el varón al descubrir que hay quien
. . .
persona¡es. p . adre tmdre
, ' e hi¡' o. Falo es el cuarto elemento en
. · ego.
Ju 1 no lo tiene. Por lo tanto, como envidia en la mujer, corno amenaza y
Aclaramos que al hablar de castración nos estarnos ref1_nenc o a temor a la castración en el hombre, es fundamental la función del
"falta" cuestión central en el deseo según Lacan, que se relactona con falo en la dinrimica de la estructuración psíquica.
l l e .! cie pérdid·~
el fa lo 'y n.o a la pos1·'b'l'dacj . < concreta
. del pene o una parte
• El deseo está integrado a la dialéctica fálica. Freud lo tiene en
e1etermmaoa· i de,¡ ctterpc·)
· ' si bieó. la amenaza remite a cruento castigo cuenta en sus consideraciones sobre el complejo de Edipo en el varón
ternido por el varoncito de ser privado de algo suma.mente vnlora:l,o, seüalando la importancia del deseo materno, err'tanto el niño desea
o a la env1t: .. ¡·1a en el ' de· la niña · Los
· cas'l · · planteos de Freud en relac1on
. ser el objeto del deseo de la madre. Y el cuerpo del niño se va consti-
¡
a1 ia o se 1 •
r, l bican en textos sobre sexualidad femenina, a partir
• Adelí tuyendo como imagen unificada en tanto la madre lo fa! iciza, lo
.
m.tentoce . ·l rCci Sf"1onder ah' pregunta
· acerca de qué desea. una tnu¡er. , s narcisiza, integrándose de esta forma el deseo en la dialéctica fálica.
pues, en e l conoct'd o.sue"lo i'
de la· Bella Carnicera
• • •
Freud resalta
. ,. ,
como
, ,
Pero por cierto el deseo se encuentra también ptesente en Ja
este sueno ·- es ·tefe·rencia' eJ' emplar de las v1c1s1tudcs del deseo en la
-¡· salida del complejo de Edipo en la niña, en tanto se produce vía
.
htstena . .y e l mo d o d e..ioe
l ··nt1·f·1c·1ción
' histérica ' ordenando en su ana i- ecuación simbólica nifio-pene, que lleva a la transformación. del de-
.. d ·'l 'lleño la producción onírica como "el deseo de tener un deseo seo en deseo de un hijo.
SIS C S · j l l 'f' '' 1
,
1nsat1s . fecho " . En l·," lectura freudiana el motor e e a ic ent1 . .·1e<1c101. La función del significante fü.lico es síempre en relación a la
histérica se ubica en la equivalencia salmón ahumado-caviar. : Lacan castración, de ailf que propusiera párrafos atrás considerar "falo-cas-
aprovecha este trabajo freudiano para marcar la hnpor,t~1~~1a_c~~ 'la tración" como estructura opositiva. Sostiene Lacan al referirse al falo
.
preemm.encta . 'f'ican t e, definiendo las leyes de a1t1cul,K1on
. d e l s1gnt como significante impar o (mico:
de la c.adena significante:
"... el significante impar: ese falo cuya recepción y cuyo don
Sustitución de un término a otro para pwducir el efecto de son para el neurótico igualmente imposibles, ya sea que sepa
metáfora. que el otro no lo tiene o bien que lo tiene, porque en los dos
Combinación de un término con otro para producir el efecto casos su deseo está en otra parte: es el de serlo, y es preciso que
de metonimia. el hombre, masculino o femenino, acepte tenerlo y no tener-
lo, a parrir del descubrimiento de que no lo es."5º
».¡
Plantea Lacan que aquello que estructura el deseo es ser el falo,48 : ~
·!

sosteniendo la dualidad freudiana falo-castración. . " ¿Cómo juega la castración en la dialéctica de la constitución
,. allá
M as e
de su definición como "fase fálica", Freud, en La •
orga-. subjetiva y en el reposicíonamiento en la adolescencia?
· · · , I · t'
n1zact6n gemtcl m an 1 ' t'l" 49 considen
e que el falo es la premtsa un1-
. Lacan señala que el sujeto pena demasiado por ser el falo, que
versal del pene por lo cual se asigna su posesi6n a todos; los s:res vivos paga demasiado por esa apuesta que no tiene oportunidad de ser
y por enoe1
a l<)S' hLitn"nos
a . '
a partir
-
de las fantasías
. ,
pruna.nas que
.. d
lo ganada (el falo se puede tener o no tener, pero no se puede ser).
ubican como deseado por la niña y en su relac1on con el m1e o a En la adolescencia no se hace otra cosa que aquello que el suje-
to hace siempre: demandar, vive demandando y también sigue vi-
viendo con y por ello.
48. Lacan, J. (l958a). l . f '!" Oh · 1 ¡¡leta~
49. Freud. S. ( l 923a): "La organización gen ita 111 anti . . nu co 11 •.
Amorrort11. 50. Lf1can, J. 0958b) p. 273.

62 63
ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CONSIDERACIONES DE..'>DEl EL PSICOANÁLISIS
PARTE 2. ADOLESCENCIA. SEMBLANTE DE LAS METAMORFOSIS DE l.A !'UBEl\1'.<\D

Ambivalencia Y refiriéndose específicamen[e al encuentro del "joven" con los


maesrros, reflexiona:
Decíamos que definir a la Hdolescencia desde el psicoanálisis
como reposícionamiento subjetivo en relación a la estructura OJ)ositiva "Ahora comprendemos nuestra relación con los profesores
falo-castración implicaba considerar el trabajo que debe enfrentar el de la escuela secundaria. Estos hombres, que ni siquiera
adolescente en el ámbito de la problemática de las identificaciones, eran todos padres, se conviertíeron para nos~.tros en sustitu-
en lo relativo al deseo y en cuanto a la ambivalencia, odio-enamora- tos del padre. ( ... ) Les salimos al encuentro con la
miento, en la dimensión del Edipo. ambivalencia que habíamos adquirido en la familia, y con
Detengámonos en el concepto de cmibivalencia afectiva, tal como el auxilio de esta actitud combatimos con ellos como está-
lo propone Freud, 51 para considerar cómo en la adolescencia se bamos habituados a hacerlo con nuestro padre camal.''53
reactualizarían los términos de la conflictiva edípica e~1 este
reposicionamiento subjetivo al que hacíamos referencia en p<frrafo Laplanche y Pontalis se refieren a este concepto que propone
anterior, para analizar luego sus manifestaciones en la tarea de duelo Freud planteando que se daría como disposición psíquica de un sujeto
y en lo relativo a la agresividad en la adolescencia. que experimenta o manifiesta, simultáneamente, sentimientos o acti -
Llama Freud ambivalencia a la propensión por actitudes anta- tudes opuestos hacia un mismo objeto o hacia cierta situación, tales
gónicas tales como amor-odio, o veneración-despiadada crítica, que como amor y odio, deseo y temor o afirmación y negación, entre otros.
se dirigen originariamente hacia los padres y que luego se orienta
hacia sustitutos, repitiéndose ilm1genes o escenas de la infancia, "La idea de una ambivalencia intrínsecamente ligada al di-
extinguidas ya de la memoria o de la conciencia, que retornan des- namismo de las ¡mlsiones se vería reforzada, además, por el
de lo inconsciente. Se transfiere a docentes o educadon~s, figuras carácter oposicional de las pulsíones mismas: pulsiones de
significativas para el adolescente con valor de autoridad, el respeto autoconservación-pulsiones sexuales, y más nítidamente aún
y la veneraci6n sentidos "ante el omnisapiente padre" de los años en el dualismo pulsiones de vida-pulsiones de muerte."14
infantiles, pero al mismo tiempo lucha contra ellos como lo había
hecho contra aquel. El arnor y el odio, tendencias cariñosas y hostiles, se reactivan
Sostiene Freud: durante la adolescencia hacia aquellos otros significativos de la es-
tructura familiar, en relación a los cuales se construyeran procesos
"Las tendencias carifiosas y hostiles contra el padre subsis- identificatorlos o se realizaran elecciones de objeto en el marco de h
ten juntas, muchas veces durante toda la vida, sin que la conflictiva edípica y se derivan luego hacia subrogados paternos o en
una logre superar a la otra. En esa simultaneidad de las la dimensión del complejo fraterno.
antítesis reside la esencia de lo que denominamos En tanto al referimos a adolescencia aludíamos a los procesos
ambivalencia afectiva. '' 52 identificatorios y de abandono de viejas identificaciones en el trabajo

51. Freud, S. (1914b): Sobre la ¡1sicología del colegial. Ed. B. Nueva. Madrid 1981.
53. Freud, S. (l914b): Sobre la psicología del colegial. Amorrortu. Buenos Aires,
Torno 11. 1994, p. 250.
52. Freud, S. (l9J4b): S\Jbre la psicología del colegial, op. cit. Madrid, 1981. Tomo
54. Laplance, J & Pontalis, J. B.: Diccionario de Psicoanálisis. Amorrortu. Buenos
11, p. 1894. Aires, 2004, p. .30.

64 65
ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CONSIDERAC!ONES DESDE EL PSICO.-\NÁLISIS PARTE 2. A!X)Lf.SCENCIA. SEM!lf.ANTE DE L/\S MHl\MORFOS!S DE Lt\ f'UHER1AD

de reposicionamiento subjetivo, es preciso detenernos, si bien breve~ "Podemos expresar la diferencia tmís o menos así: cuando
mente, en el concepto de identificación. el varoncito se ha identificado con el padre, quiere ser
como el padre; cuando lo ha hecho objeto de su elección,
quiere tenerlo, poseerlo. En el primer caso su yo se alterará
Identificación siguiendo el arquetipo del padre; en el segundo, ello no es
necesario. Identificación y elecci6n de objeto son, en vasta
Descríptivamente, y en términos sencillos, podemos sostener, medida, independientes entre sí; empero, uno puede iden-
como primera afirmación, que es un.a operación fundamental, básica, tificarse con La misma persona a quien se tom6, por ejem.-
en cuanto a estructural, en la constitución del sujeto. Freud la define plo, como objeto sexual, alterar su yo de acuerdo con ella. "SB
como el proceso por el cual se constituye el sujeto asemejándose o
pareciéndose a otro, ubicado en lugar de ideal, parcial o totalmente. En este espacio como en otros, Freud enlaza identificacióc
Sostiene al referirse a la misma: superyó, defi.niendo a este último como caso logrado de identifica
ción con la instancia parental, relación de la cual deriva la afirma
"El psicoanálisis conoce la identificación como la más ción del superyó como heredero del destino del yo en la conflictiv
temprana exteriorización de una ligaz6n afectiva con otra edípica, "... el complejo de Edipo deja el sitio al superyó" afirm
persona. "55 Freud. 59
Por su parte Lacan recalca la importancia de la imagen en l:
Y agrega: identifiCftción, pues cuando el sujeto asume una imagen, al recono
cerse en ella, se produce una profunda transformación subjetlva. Est:
" ... la identificación aspira a configurar el yo propio a seme- ídentificación imaginaria se ubica en la dirnensión de la "fose de
janza del otro, tomado como 'modelo' ... "56 espejo"/'° que integra agresividad y alienación, tal como veremos er
próximo apartado sobre este concepto. Dicha fase del espejo consti·
Es en este sentido, en el contexto de un historial clínico, que tuye la identificación primaria y da origen al yo y al yo ideal. En hi
Freud pregunta a Dora, una adolescente en análisis, a quién quería 6rbita de la conflictíva edípica en su etapa final Lacan ubica la iden-
ella "copiar", a quién quería parecerse, con su comportamiento o tificación simbólica, con el padre, que cfa origen al ideal del yo.
diciendo lo que decía. Identificación. secundaria, simbólica, que sigue el modelo de la iden-
Como "asirnilación" del yo a un yo ajeno, Preud se refiere a la tificación primaria, pero es simbólica en tanto representa el pasaje
identificación como una forma muy importante de "ligazón con el del sujeto al orden simbólico.
prójímo", 57 probablemente la más importante, afirma 1 y diferencia
identificación de elección de objeto. Sostiene al respecto:

58. Freud, S. (l 932a): Conferencín .31. "La descomposición de la personalidad


psíquica", o/J. cit., p. 58.
55. Freud, S. (l 92la): Psicolog(a de las masas y o.ná!L\is del yo. Amorrortu. Bneno~ 59. Freud, S. (l932a): Conferencia 31. "La descomposición de la personalidad
Aires, 1999, p. 99. psíquica", op. cit., p. 60.
56. Freud, S. (192 la): Psiwlog(a de las masas y análi1is dd yo, 0¡1. cit., p. 100. 60. Lacan, J. (1949a): "El esradío del espejo como formador de la función del yo
57. Freud, S. (1932a): Conferencia 3 l. "La descomposición de h1 personalidad tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica". Escritos l. Siglo Veintiu-
psíquica". Amorrortu. Btienos Aires, 1996, p . .58. no. México, 1978.

66 (..7
Pt\RTE 2. ADOLESCENCIA. SEMBU\NTlc DE LAS METAMORFOSIS DE!.;\ PUBERTAD
AIX:lLESCENClA Y JUVENTUD. CONSIDERACIONES DESDE EL PSICOANÁLISIS

Llamativamente, en la raíz del término "adolecer" no hay falta


A la luz de los conceptos en los que nos detuviéramos en forma
de "algo" que debamos proveer desde el lugar de los adultos, sino
sintética, podríamos pensar a la adolescencia como algo 1nás complejo
por el contrario hay referencias a un "ir en aumento" que implica
que un "fenómeno" individual en un sujeto que "adolece" en tales
crecimiento que el adolescente soporta en el orden del cuerpo que
circunstancias. se impone bizarro y en exceso, como expresión de lo real. Pero ade-
más significa: "humear, arder", expresioa'es que desde nuestra pers-
pectlva aludirían al alto voltaje del erotismo genital en la puber-
Los adolescentes y el Otro familiar y social tad. Hay pues un cuerpo "real" que se presenta en primer plano
cuestionando un saber vigente; lo real como algo ante lo cual las
Que la adolescencia sea considernda como un fenómeno indi-
palabras se detienen, como dice Lacan al definir este registro, o
vidual, familiar y social, al decir de Arminda Aberastury, es un con-
también como lo que es "imposible" en el sentido lógico del térmi-
cepto que comparto, tal corno lo planteaba anreriormente, y esa com-
no en tanto que no se puede simbolizar, decir o escribir, aquello de
plejidad se pone en evidencia con s6lo observar los movimientos
lo que no se puede hablar, que no tiene nombre y que marca el
que se producen en los propios padres ante la irrupción de un "extra-
límite del pensamiento.
ño-familiar" hijo adolescente. "Ambivalencia" decfa Freucl, ''odio-
Lo esencial a tener en cuenta, con la investigación de otras acep-
enamoramiento" proponía Lacan, conceptos que también podríamos
ciones en la base de la expresión adolescencia, es la existencia de
utilizar para estudiar los fenómenos de fascinación y de hostilidad, e
ciertos clisés tales como la supuesta oposición adolescencia-adultez,
incluso de violencia, desde los adultos, desde la sociedad toda, para
que convive con la clásica idea de evolución que permitiría la trans-
con los adolescentes. formación de uno en otro, y la equivalencia adolescente-carente a la
Desde la consideración misma de \a emergencia de un significa-
que nos referíamos anteriormente, que funcionan como
do al que comúnmente se adhiere y que suele cristalizar un sentido
cristalizaciones que no permiten pensar otros sentidos.
como sucede con el término "adolescente", escuchado desde la len-
Por cierto, el término adolescencia suele estar relacionado
gua como aquel que carece, que "adolece", que sufre por algo que le
comunmente con "dolor" en cuanto a la existenci.a de duelos que la
falta, es posible observar la eficacia de la conflictiva edípica que se
caracterizarían y que se deben elaborar, y en esto coinciden desde los
manifiesta en la forma en que los padres, los adultos, pretenderían
ya clásicos aportes de Aberastury y Knobel hasta producciones de
ubicar desde su propia angustia a quien, con fuerza, sacude con su
nuestros días. Es correcro que los adolescentes deberán enfrentarse a
aparición como tal un supuestament:e logrado equilibrio familiar Y
la exigencia de tener que procesür psíquicamente las pérdidas en ese
social. Es que al ser nombrado así, a quien ''adolece" o sufre la falta se
reposicionamiento al que nos referíamos tramos atrás, y este trabajo
le ofrece como perspect.iva, como promesa, la posibilidad de dejar de
de elaboración implica dolor, aunque, por cierto, el duelo no es pro-
hacerlo en un fumro marcado por la "plenitud" de la "madurez", del
piedad exclusiva de una "fase" o "etapa" de la vida del hombre.
otro lado ya del "adolecer", como en cara y cruz de la vida, en la
Porque tampoco es sólo dolor lo que define a la adolescencia, pues
esperanza enunciada por la palabra "adulto". Sin embargo, yendo a
no sólo es pérdida o dolor aquello a lo que se enfrenta el adolescente,
las raíces, a la etimología, a los orígenes de ambas palabras, nos en-
ni tampoco la adolescencia es sinónimo de falta dejando implícita la
contramos con que del latín "adulescens" y "adultus" provendrían
idea de que con la adultez se lograría el saber por mera experiencia,
como presente y pasado respectivamente de "adolesco", así escrito,
por habe.r vivido, quedando la "inmadurez" como exclusividad de
que nos dice, según el diccionario de latín: "crecer, ir en aumento ... ",
nifios y adolescentes.
y tam b .,
ten. "l:rnmear, arder....
,,

68
ADOLESCENClt\ Y JUVENTUD. CONSIDERACIONES DESDE EL l'SlCOAN.~I-lSlS PAR"ff 2. AlX)LESCENClA. SEMBLANTE DE LAS METAMORFOSIS DEL\ PUl\ERTAD

La lectura respecto de la adolescencia quedaría pobre si sólo se Re~omando la definición propuesta de la adolescencia como
subrayara la dimensión de la pérdida, del duelo, eludiéndose consi- reposicionamiento en relación a la estructura opositiva falo-castra-
derar la fuerza y el interés puestos en juego en la tarea de encontrar ción, podríamos agregar luego de las consideraciones realizadas que:
nueva posición, el atrevimiento creador o el goce que se encuentra adolescencia se enlazar(a doblemente, con falta, en el supuesto "adolecer"
en lo lúdico, la posibilidad de arriesgar y permitirse sorprenderse ante como equivalente de la castración, y con presencia opresora de algo que está
las experiencias nuevas o b riqueza de la imaginación adolescente. allí en demasía, que crece escapando de viejos controles. Como inemiiclad o
Podríamos citar la afirmación de F. Dolto, quien considera a la ado- desJJrotección, ante los duelos que se debe enfrentar, y como exceso, con la
. como "e 1peno
1escenc.ia , do e:le las a legr fas mas
, mtensas
. " .ól a/Jarici6nde un cuerpo que "aumenta" y que "quema" y "arde", incontro-
Así pues, sostenemos que no es sólo dolor aquello de lo que se lable irrupción del erotismo genital en lo. pubertad.
trata en la adolescencia. En este sentido, la puntuación que se realiza De esta forma, en otros términos, nos estamos refiriendo a la
deja en las sombras otro sentido de la palabra "duelo" que, como deri- estructura opositiva falo-castración que planteaba la definición enun-
vación de su núcleo "dúo", nos remitiría a un enfrentamiento entre ciada líneas atrás. La idea es considerar cómo se integran ambas di-
dos partes, aspecto o condición imprescindible para que haya duelo: mensiones para poder entender la angustia que invade al así llamado
"dos" abocados a un medir fuerzas, algo absolutamente necesario en ''¡idolescente" y a quien como "adulto" responde desde lo familiar-
el trabajo de ir construyendo un espacio propio para sí por parte del social pretendiendo, inquieto, desde su propio desconocimiento, dar
adolescente, lo cual implica ruptura y desprendimiento. En este pro- respuestas a las preguntas fon.dantes del ser humano, a los enigmas de
bar fuerzas, en la rivalidad o en la competencia con padres y pares, los la vida que el psicoanálisis nomina: muerte y sexualidad, y para los
adolescentes se comprometen con entusiasmo, agresiva y hasta diver- cuales, decíamos, no existe "la'1 respuesta.
tida o alegremente. Y es algo entendibk e imprescindible en la tarea Enfrentado con la pérdida, con la desaparición de un rnundo y
de reposicionamiento subjeüvo que la adolescencia supone. un cuerpo infantil, y con ese "ir en aumento" que "quema", que
Podemos leer como imagen una frase de Herman }fosse al respecto: "d"
ar e , re t amando e.integran dl . que
o as acepciones . vunos respecto
de adolescencia, el joven se interroga acerca de su propio lugar y
"El pájaro rompe el cascarón. Et huevo es el mundo. El que del de los otros en el mundo, en un momento en que vacila el
. nacer tiene
qmere . que romper un mundo. "62 ''fantasma", la realidad supuesta se resquebraja surgiendo algo dis-
tinto a lo creído hasta ese momento, algo "in-creíble" que desde lo
En la adolescencia el sujeto se enfrenrn nuevamente, tal como real se impone haciendo tambalear viejos saberes. El intento es sa-
lo hizo en la infancia, a enigmas para los cuáles no existe ''la" respues- ber acerca del deseo del Otro, encontrar en la mirada del otrü, ama-
ta, no hay "saber" acerca de ello. Dichos enigmas son, como lo sugiere do y amante, algo que pueda garantizar un nuevo lazo entre la ima-
Freud: muerte y sexualidad. Y con su aparici6n como tal, como adoles- gen y el cuerpo sentido desde lo interior, sufrido el desvanecimien-
cente, exige a sus padres reenfrentarse a aquellos enigmas para los que to de su ser niño que lo re-enfrenta a la angustia del cuerpo fragmen-
se pretendió tener respuesta, se los reenvía hacia ese vacío de saber, tado que lleva a la búsqueda de nueva imagen, oposición imagen
hacia la falta, que se procuró rellenar con argumentaciones discursivas de sí-desestructuración a la que tanto Klein como Lacan, entre otros,
después de Freud, se han referido desde distintas posturas dentro del
tranquilizadoras.
psicoanálisis para dar cuenta de una experiencia de identificación
que constituye al sujeto, al mismo tiempo que lo aliena, y que no
61. Dolto, F.: Palabras para adolesce11tes. Atlántida. Buenos Aires, 1989, p. 19.
sólo conduce a adueñarse de su propia imagen sino que le permite
62. Hesse, H.: Demian. Bureau Editor S.A. Buenos Aires, 2000.

70 71
ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CoNSIOERAClONES DESDE EL PS!COANÁUSJS

descubrir al otro y al mundo en ese intercambio de miradas que lleva Toque de animalidad al que también hace referencia Frcud 66 en
implícita la agresividad. la acerrada elección del térmíno "mernmorfosis" en el título del tra-
Aclaremos que si bien estamos considerando la agresividad en Lx1jo en el que aborda el estudio de la pubertad, con una expresión en
el adolescente en procura de su reposicionamiento, también ésta se la que la transformación o mutación del hombre en bestia sugiere la
observa desde los padres hacia sus hijos al s~1~tirse cuestionados en rurbadora irrupción del sexo, de la genítalidad, en el hasta entonces
una autoridad hast.a el momento intocable, incluso expresándose su pues t amen t e " ange ¡ica
· l'' s.er y cuerpo .mlan.tU.
"
como violencia; desde lo familiar y lo social se dirigen al adolescente Expresiones en igual lín~a pueden encontrarse referidas a la mujer
comentarios denigrantes como respuesta al haberse visto obligados a en nuestra cultura, en tanto ésta se hace acreedora de adjetivos en los
reenfrentarse a la propia castración al ser hnerpelados por la mera que la animalidad se halla presente: yegLta, potra, zorra, perra y otros
presencia del hijo en metarnorfosis. Podríamos pensar cómo esa pola- por el estilo, o induso ~s caracterizada como un objeto o como un
ridad excesivo-en faka a la que hacíamos referencia, que no haría vehículo con fuerza y movimiento: camión, máquina ... recurso con
más que replicar la proporción falo-castración, se expresaría en aque- lo cual el hombre se arma-rearma ante lo innombrable.
llos dichos o modismos de la lengua con los que los adolescentes se Tunbién podemos enunciar otras expresiones con las que se
encuentran como respuestas a sus preguntas, en los que se apela a un alude a los adolescentes que nos muestran la misma dirección, tal es
orden de animalidad para definir ese momento crucial de la vida de el caso de "pendejo", con el que se les suele denominar, y que, seg(m
dice el dicccionario se refiere a:
un sujeto, en un registro de fuera de lo humano o de fuera del lengua-
je. "Edad del pavo" suele escucharse desde el decir popular en nues-
"individuo cobarde y pusilánime",
tro país, o "edad del burro>' como dicho boliviano, pero también se
deslizan no ingenuamente a nivel científico expresiones que encu-
y también, paradójicamente:
bren un cierto matiz agresivo. Refiriéndose a! crecimiento corporal
Frarn;oise Dolto, 63 analista especializada en niñez y adolescencia, en
el libro La causa de los adolescentes, refiriéndose a las piernas que se "falto de ánimo o valor para sufrir adversidades o para in-
tentar cosas grandes".
alargan con el crecimiento, dice:

ucomienzan por tener largas piernas nada graciosas, un poco Pero también, sabernos que el término vulgarmente alude al
como potros, que se desarrollan de un modo totalmente vello del pubis y de las ingles, que rodea a los órganos ge1~itales y que
falto de armonía."64 se puede recortar> eliminar, o no, según sexo, moda o estación del afio,
puest0 que no es lo esencial, sino sólo algo cercano a ello, o a su
y agrega: ª.!rededor, circundante. Es decir, pendejo como algo. insignificante,
sm valor, desechable, como expresión con que se nombra al adoles-
cente, y también al nifio.
"No hay envergadura, el cuello se queda como el cuello de
pollito ... "65

63. Dolto, F.: La causa de los ¡;¡Jolescemes. Seix Barral. Buenos Aíres, 1990.
66.,,Fr~ud, S .. (1905a): "Tres emai1os de teoría sexu<1l: Metamorfosis de la.puber-
64. Dolto. F.: La causa de los adolescemes, op. cit., p. 55. tad . Obra.s com¡iletas. Amorrortu. Vol. Vil. Buenos Aires, 2000.
65. Dolto. E: Lo. causa de los adolescentes, op. cit., p. 55.

TJ 73
ADOLESCENCIA YJUVllNTUD. CONSIDERACIONES DESDE EL PS!COANALISIS PARTE 2. ADOLESCENCIA. SEMBLANTE DE LAS METAMORFOSIS Dli LA PUf\ERT,'\(J

Acerca del duelo y sobre la agresividad opone una comprensible renuencia; universalmente se ob-
serva que el hombre no abandona de buen grado una posi-
Al definir adolescencia desde el psicoanálisis proponía consi- cl6n libidinal, ni aún cuando su sustituto ya asoma. Esa
derar a la misma, recordemos, como contundente conmoción en la es- renuencia puede alcanzar tal intensidad que produzca un
tructura y, fundamentalmente. como reJJosidonarniento del sujeto en extraüamiento de la realidad y una retención del objeto
relación a la estructura opositiva falo-castración. La consolidación o el por vfa de una psicosis alucinatoria de deseo. Lo normal es
afianzamiento de la posición subjetiva que se replantea durante la que prevalezca el acatamiento a la realidad. Pero la orden
adolescencia se produce como resultado de la conjuncíón del traba- que ésta imparte no puede cumplirse enseguida. Se ejecuta
jo de duelo, en dirección al reconocimiento de la castración, y del pieza por pieza con un gasto de tiempo y de energía de
accionar de la agresividad, que marca una posición de desafío o con- investidura, y entretanto la existenda del objeto perdído
fronrnciém con la autoridad de los padres coexistente con el respeto continúa en lo psíquico. Cada uno de los recuerdos y cada
y/o amor hacia los mismos. Es en estos movimientos entre duelo y una de las expectativas en que la libido se anuda al objeto
agresividad en donde se evidencia la presencia de la "ambivalencia son clausurados, sobreinvestidos y en ellos se consuma el
afectiva" a la cual nos refiriéramos párrafos atnis. desasimiento de la libido." 68
Detengámonos en las consideraciones de Freud respecto del duelo.
Sostiene respecto del mismo: Remarquemos la peculiaridad del trabajo de duelo diferencian-
do la posición del sujeto ante la pérdida del objeto o de ;Jquello
"El duelo es, por regla general, la reacción frente a la pérdi- equiparnble en su importancia: habría inicial renuencia u oposición
da de una persona amada o de una abstracción que haga sus a reconocer el juicio de realidad que decreta la pérdida del objeto, y
veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc. " 6i tras la sobreinvestidura de los recuerdos, con nostalgia y anhelo por
los objetos perdidos, se produce el trabajo propiamente dicho de
Yagrega: elaboración de la pérdida, con desasimiento de la libido, con el des-
prendimiento pieza por pieza, punto por punto, en tanto el vínculo
"A raíz de idénticas influencias, en muchas personas se ob- sujeto-objeto se construyera por múltiples inscripciones o puntos de
serva, en lugar de duelo, melancolía (y por eso sospecha- enlace entre uno y otro.
mos en ellas una disposición enfermiza)." En primera instancia, ante el juicio relativo a la pérdida del obje-
to amado el sujeto se resiste a reconocer tal pérdida, oposición, desde la
Continúa Freud describiendo el trabajo del duelo: lógica del yo-placer, que implica por cierto el reconocimiento del
juicio que proviene de la lógica del yo-realidad definitivo. Oposición
"El examen de la realldad ha mostrado que el objeto ama- y reconocimiento coexisten. Es decir, en todo proceso de duelo la
do ya no existe más, y de él emana ahora la exhortación de inicial reacción correspondería al accionar de la desmentida.
quitar toda libido de sus enlaces con ese objeto. A ello se Plantea Marta Piccini Vega:

67. Freud, S. (l 915c): "Duelo y melancolfa". Obras com¡1lctas. Amorrortu. 'fomo 68. Frcud, S. (l 915c): "Duelo y melanc:o!fa''. Obras comtiletas. Amorrortu, op.
XIV. Buenos Aire>, l 998, p. 24 l. . cit., p. 242.

74 75
ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CONSIDERACIONES Dl:SDE EL PS!COAN.Á.LISIS PARTE 2. AIX)LESCENCIA. SEMHl.ANTE DE LAS METAMORFOSIS DE LA PUBERTAD

" ... el sujeto se rehúsa a aceptar esta pérdida por el dolor y el desfallecimiento de la pulsión por la cual el sujeto se aferra a b vida,
desamparo psíquico que la misma genera. Entonces, ape- es decir, que se daría un debilitamiento de la pulsión de vida al
lando a la desmentida, se defiende de esta realidad ... "ú 9 tiempo que se fortalece la pulsión de muerte.
Freud describe el proceso en la melancolía en los siguientes
El duelo sin embargo no tendrá la misma envergadura en todos términos:
los sujetos durante la adolescencia. En lo esperable sed el duelo

normal o la aflicción lo que los adolescentes deben enfrentar para su "El resultado no fue el normal, que habría si.do un quite de
elaboración.. la libido de ese objeto y su desplazamiento a uno nuevo,
Freud diferencia entre duelo normal y melancolía, y sostiene sino otro distinto, que para producirse parece requerír va-
respecto de esta última: rias condiciones. La investidura de objeto resultó poco re-
sistente, fue cancelada, pero la libido libre no se desplazó a
" ... es evidente que también ella puede ser reacción frente a otro objeto sino que se retiró sobre el yo. Pero <lhí no en-
la pérdida de un objeto amado ( ... ) pero no atinamos ~ contró un uso cualquiera, sino que sirvió para establecer
discernir con precisión lo que se perdió, y con mayor razón una identificación del yo con el objeto resigm1do".7i
podemos pensar que tampoco el enfermo puede apresar en
su conciencia lo que ha perdido. "7º Esto se expresa en la frase que caracterizaría a la melancolía en
cuanto a que la sombra del objeto cae sobre el yo, que pasa a ser
Es decir que, en la melancolía el sujeto sabe a quién perdió o juzgado como un objeto abandonado.
qué perdió pero no lo que perdió con dicha pérdida, sosteniendo La melancolía tendría los caracteres del duelo pero agregándose
Freud que en la melancolía se trataría de una pérdida de objeto sus- a ello una regresión desde la elección de objeto narcisista hasta el
traída de la conciencia. narcisismo, siendo la pérdida de objeto de amor ocasión privilegiada
En la melancolía se observa una "extraordinaria rebaja en su para que se despliegue la ambivalencia, y como consecuencia un
sentimiento yoíco", il un importante o fuerre empobrecimienro yoico: proceso descrito por Freud en los siguientes términos:

"En el duelo el mundo se ha hecho pobre y vacío; en h1 "Si el amor por el objeto (.,,) se refugia en la identificación
melancolía eso le ocurre al yo mismo".il narcisista, el odio se ensafi.a con ese objeto sustitutivo, in-
sultándolo, denigrándolo, haciéndolo sufrir y ganando en
El sujeto se describe como moralmente despreciable, indigno y este sufrimiento una satisfacción sádica. "74
estéril, y este delirio de insignificancia puede llegar en su extremo al
Y agrega Freud conceptos que son importantes para el estudio
presentado en este espacio sobre la adolescencia y para las vicisitudes
69. Vega P., M. y otros: Escritos psicoanalíticos sobre Adolescencia. Eudeha. Buenos
Aires, 2007, p. 133.
de la clínica con adolescentes "graves" o "difíciles":
70. Freud, S. (l915c): "Duelo y melancolía". Obrru com¡1letas. Amorrortu, oj.>.
cit., p. 243.
7 t. Freud, S. (1915c): "Duelo y melancolfa". Obras completa.s. Anmrron:u, op. 73. Freud, S. (19 l 5c): "Duelo y 111ehmcolía". Obras COlJ:lj)!ews. Amonortu, op
cir., p. 243. cit., p. 246.
72. Freud, S. (l915c): "Duelo y melanc\)lía". Obras comJileto.s. Amorrnrtu, o¡J. 74. Freud, S. (l 915c): "Duelo y melancolía". Obrns c:om¡1letil.1. Amommu, op.
cit., p. 243. dr., p. 248.

76 77
Al.X)LESCENCIA YJUVENTUD. CONSIDERACIONES DESDE EL l'SICOAN;\USIS PARTE 2. AlX)LESCENCIA. SEMflLANTE DE LAS ME11\lv!ORFOSIS DE LA l'UBERT.'\D

"S o'1 o este sac¡·1srno nos revela el enigma de la inclinación manifestarán en la forma en que desplieguen los procesos de duelo
al suicidio por la cual la melancolía se vuelve tan intere- inherente~ al devenir adolescente en su relación con ln dimensión de
sante y... peligrosa."75 la agresividad que se expresa en el trabajo de desprendimiento de las
fio·uras de identificación propuestas por la estructura familiar.
Así pues, en la melancolía, desde la perspectiva freudíana, el yo "' Tomemos algunas expresiones del diario de Ana Frnnk, una
puede llegar a tratarse como un objeto en virtud del retroceso de la adolescente en un contexto difícili pero adolestente al fin, en las que
investidura de objeto, y puede darse muerte, o poner en riesgo la cuestibna a su madre y se refiere a su relación con sus padres:
vida, dirigiendo contra sí la hostilidad que recaía sobre un objeto,
resultando así sojuzgado el yo por el objeto. Propone Freud que esa "En todo soy distinta a ella y chocamos naturalmente. No
angustia de empobrecímiento derivaría del erotismo anal arrancado me corresponde a mí juzgar el carácter de mamá, pero lo
de sus conexiones y por el accionar de la regresión. comparo con la imagen ideal que me he forjado. Para mí,
Teniendo en cuenta las diferencias entre duelo y melancolía mi madre no es 'la madre'. .. Me he alejado de mis padres,
podríamos también establecer las existentes entre agresividad y agre- vago un poco a la deriva sin saber cuál será mi puerto." 76
sión, desde la perspectiva que nos propone Lacan al respecto. Pode-
mos encontrar consideraciones sobre el concepto de agresividad ya En algunos sectores psicoanalíticos existe una fuerte negativa a
en los escritos de Lacan entre los afi.os 36 y 50. Este concepto lo lleva considerar que podrían existir diferencias en las vicisitudes de la
a reflotar el concepto freudiano de ambivalencia (odio-enamora- estructuración subjetiva según las circunstancias o el momento histó-
miento en términos lacanianos). rico-socio-cultural que le toque vivir a cada quien y que en la adoles-
Sostiene Lacan que la agresividad está tan presente en la compe- cencia íncidirían en los trabajos de duelo y de rm1nejo de la agresivi-
tencía, en la confrontación y en la rivalidad, como también en el dad. Desd,e mi perspectiva, por lo contrario, considero que no pode-
intercambio amoroso o en manifestaciones cariñosas y, podemos agre- mos menos que interrogarnos acerca de cuáles podrían ser las influen-
gar como proponíamos p;íginas atrás, de existencia normal o esperable cias de las peculiaridades de las condiciones de vida que plantea la
en la adolescencia. actual modernidad, el tiempo del capitalismo tardío, sobre la co~1sti­
Lacan ubica a la agresividad entre el yo y el semejante. Se pre- tuci6n de la subjetividad.
senta frente a la imagen en el espejo del mismo como totalidad que Es innegable, se presenta como observable incuestionado, que
provoca una tensión agresiva (eroto-agresiva), que lo reenvía a las el medio familiar en la actualidad ha sufrido importantes transforma~
sensaciones de cuerpo fragmentado. Dicha tensión agresiva deriva en dones respecto de aquel ctuactetístico de décadas pasadas. Por lo
una identificación con la imagen especular "ambivalente". Esa ten- pronto las actuales condiciones de vida han estim.ulado las grandes
sión agresiva subyace en todas las formas futuras de ldentificación y concentraciones urbanas, el reemplazo de las casas donde vivían has-
constituye la característica esencial del narcisismo. O el narcisismo ta tres generaciones por departamentos, propiedad horizontal, que
llevar del auto-amor a la agresión suicida narcisista. albergan a padres e hijos, dos generaciones como máximo, mientras
Por cierto, la adolescencia va a tener características peculiares que por lo general los abuelos suelen ser derivados a geriátricos o a
de acuerdo al contexto socio-econ6mico-cultural, y las diferencias se otros lugares que muchas veces suelen constituirse en "guaderfas de la
tercera edad", produciéndose un cambio sustancial respecto de la

75. Freucl, S. (l915c): "Duelo y melancolía". Obras com¡,letas. Amorrortu oj>


cit., p. 249. ' . 76. Frank, A.: El diario de Ana Frank. Edicol. Buenos Aires, 2007.

78 79
ADOLESCENCIA YJUVENTUD. CONSIDERACIONES DESDE EL PSICOANÁLISIS PAll.Tli 2. ADOl..ESCENC!/\. SE/vHlLANTE DE LAS MEll\MORFOSJS DE LA PUBERTAD

función de los abuelos en cuanto al cuidado de los nietos y en lo historia" u otras semejantes, lo re.lanzan. a espacios de funcionamiento
referido a los espacios vitales para aquellos y para los grupos de nifios de satisfacción inmediata y narcisista en los cuales el ideal se encarna
y de adolescentes. en ídolos que valiéndose de no importa qué recursos pueden acceder
Un aspecto de irnportancia respecto de las actuales condiciones a los medios de comunicación masivos. Jóvenes "díosas" o "genios"
de la vida en el ámbito familiar que invita a la reflexló11 es la inevi- que, por sus atributos corporales de belleza o de dt~streza física o por fa
table derivación parcial o total de las funciones respectivas de los habilidad como para moverse en ámbitos en lps cuales impera el
padres en sustitutos, debido a las actuales exigencias económicas que. oportunismo o la corrupción, se toman como 1n'~xlelos de identifica-
hacen que tanto padre como madre deban trabajar buena parte del ción para "ser" algo, ante el borramiento o desacrediración de ideales
día dejando mucho tiempo solos a sus hijos. en los cuales el esfuerzo y el trabajo, orientados hacia el intento de
Pero, por cierto, no es el tiempo material por sí lo que podría transformación de un mundo en procura de otro mejor, pertenecerían
determinar una menor o mayor presencia parental, y eso es bien sabi- al sujeto de una escena que no corresponde ¡1 la de la actual moderni-
do. Sólo que a lo anteriormente planteado se agregaría un cambio en dad. Hoy se venden y se compran la ilusión de la eterna juventud y la
la posición de los padres en la actualidad respecto de sus propios pretensión del manejo del tiempo lo cual no es sin consecuencia;
hijos debido a una así llamada "adolescenti,zación" de los adultos, o respecto de lo cual sostiene Emiliano Galende:
sea una masiva identificación con los adolescentes con el consiguiente
corrimienro en el desempeño de las fundones a su cargo. El progreso "Sabemos que uno de los rasgos del narcisismo patológico
a nivel científico alimentó una "ilusión de eterna juventud" o de lo constituyen las fantasías omnipotenws de control y anu-
posibilidad de recuperación de la perdida lozanía que permitiría que lación del tiempo; imponen a éste como presente eterno en
los adultos puedan aparemar menor edad que la que poseen., soste- la ilusión de vencer la muerte real." 77
niéndose además esta apariencia en la apropiación de modas en el
decir, en las vestimentas y en los ideales emblemáticos de los jóvenes, Otro punto de importancia que se podría recalcar como digno
en un achicamiento imaginario de la brecha generacional existente para su análisis es el desprestigio de la verdad y la justicia con las que
de otros tiempos. se encuentran los adolescentes en la actualidad. En este aspecto sería
Podríamos pensar que wdo esto no es sin consecuencia, espe- interesante estudiar las transformaciones que se pueden producir en
cialmente en cuanto a los cambios en el terreno de la autoridad y de el superyó o en la consolidaci6n del mismo durante la adolescencia
la contención en el ámbito familiar, y en lo relativo a la construcción para estudiar el impacto en el sujeto de los cambios en los valores y en
de proyectos para el futuro propio como adulto del joven que no la ética. Freud sostiene en "Tres ensayos" y en la "Conferencia 32"
encuentra en ello demasiados incentivos en tanto la madurez se ofre- que el carácter se constituye a través de la incorporación de la instan-
ce con más pérdidas que promesas. cia parental como superyó (punto de especial impommcia)> con iden-
Así pues, a un sujern que está en procura de emblemas tificaciones de époc::ls posteriores, y también con identificaciones
identificatorios que harían a su identidad, a su sentimiento de sí, como precipitados de vínculos de ob.Jeto resignados, formaciones
desde lo sócio~cultural se le proponen lugares poco claros. Se reactivas y sublimaciones. En éstos como en otros trabajos, en El ma#
jerarquiza el "tener" estimulándose el consumo, mientras que respec- testar en la cultura y en Moisés y la religión monoteÍ.5ta, el creador del
to del ideal del yo y de los proyectos en cuanto a su propio futuro,
como adulto, la ausencia o debilidad de perspectivas que se plasman 77. Galende, E:: Historia)' repetición. TemJJoralidad subjeti~1a y actual modenlidild.
en expresiones tales como "la muerte de las utopías", "d fin de la Paid6s. Buenos Aires, 1992, p. 329.

80 81
ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CONSID6RACIONES DE,<;Ol! EL PS!COANALISIS PARTE 2. AlX)LESCllNCJA. SEMBLANTE DE LAS MHAMORl"OSIS DE LA PUBl~KfAD

psicoanálisis propone interrogantes acerca de la relación entre la rea- porque ese niño, bajo la impresión del amor que recibe, no
lidad socio-cultural y lo subjetivo, para aho~dar en el estudio del tiene otrn salida para su agresión qLre volverla hacia aden-
psiquismo. tro. En el niño desamparado, educado sin amor, falta la
Decíamos en espacio anterior que el psicoan<ílisis debe tener en rensi6n entre el yo y el superyó, y toda la agresión puede
cuenta la dimensión social al considerar al sujeto del inconsciente dirigirse hacia fuera. Por lo tanto, si se yrescinde de un
que es su objeto de estudio. Tanto Freud como Lacan, insertos en factor constitucional que cabe admitir, es' lícito afirmar que
momentos socio-culturales diferentes, no dejaron de dar importancia la conciencia moral severa es engendrada por la coopera-
a dicha interdependencia, en tanto el sujeto vive en una cultura que ción de dos influjos vitales: la frustrad6n pulsional que
lo determina mientras que a su vez son los sujetos los que le van desencadena la agresión, y la experiencia de amor, que
ciando el matiz peculiar que la culturn posee. vuelve esa agresi6n hacia adentro y la transfiere al
La rivalidad o el enfrentamiento de los adolescentes con sus superyó." 78
padres no posee hoy la envergadura o las caracterfsticas que presenta-
ra en otros tiempos, y su ausencia o debilidad tiene consecuencias Así pues, son múltiples las razones que permitirían sostener que
nocivas en la consolidación de la posición subjetiva. El debilita- los jóvenes de hoy no se encuentran con las misrnas condiciones de
miento de la función paterna, por razones explicitadas anteriormen- vida que primaban para generaciones juveniles pasadas.
te, hace que el necesario juego de fuerzas padres-hijos no se realice Retomando la referencia anteriormente realizada al decir de J.
sino como tímidos intentos o tibios y temerosos escarceos por t;n A. Míller en cuanto a considerar que la época de Freud fuera la del
lado, sin plantearse como confrontación o competencia, o bien, con reino del Nombre del Padre, y que la actual, en la que Lacan viviera
desbordes de agresi6n o violencia que pueden llegar a la destrucción y nosotros nos encontramos, la definiera como la de los Nombres del
o al daño físico por otro lado. La agresividad, un aspecto desestilrnido Padre, alude a una sustancial diferencia respecto de la estructura so-
al estudiar la conflictiva adolescente y que es conveniente conside- cial y cultural en relación a la Metáfora Paterna, en cuanto a fo. fun-
rar, no se presenta expres;'índose como necesaria prueba de fuerzas 0 ción paterna. Se ha ido produciendo una ·progresiva devaluación del
rivalidad, sino que deriva hacia formas violentas, como cultivo puro Nombre del Padre, o, para decirlo de otra manera, en lo relativo a la
de pulsi6n de muerte, en la agresión que se orienta hacia el otro o se autoridad de los padres ante lo cual el adolescente se encuentra.
vuelve contra el propio sujeto. Podemos definir dos líneas de análisis al respecto:
Freud advenía sobre este terna de la agresividad en el vínculo
entre padres e hijos al considerar las dificultades de tramitaci6n de la 1. En cuanto a lo familiar.
conflictiva adolescente si los padres no podían enfrentar adecuada- 2. En lo relativo a los valores y los ideales.
mente a sus propios hijos, sugiriendo doble dirección de las mociones
hostiles o agresivas en las relaciones familiares entre padres e hijos. A Respecto del primer punto, al transformarse el modelo de fami-
pie de página en El malestar en la cultura aclaraba respecto de dos lia tradicional, con la aparición de familias ensambladas, con nuevas
tipos principales de métodos patógenos de educación: la severidad estructuras familiares o con una familia en transformaci6n, se suma
excesiva o el consentimiento desmedido. Sostenía: una nueva complejidad a la vida de niños y adolescentes, quienes

"El padre 'desmedidamente blando e indulgente' ocasio~


78. Freud, S. (l 930): El malestar en la cultura. Amorrort:u. Buenos Aires, 1986,
nará en el nifi.o la formaci()n de un superyó hipersevero, p. 126

87
A1:x..1tESCENCJA Y JUVENTUD. CoNSIDERACIONESDESDE EL Ps1coANAus1s
F.\rnE 2. ADOLESCENCIA. SEMBLANTE DE Li\S METAMORFOS[S DE Lt\ PUfll'l\Tt\[)

deben enfrentar diferencias en las funciones que ejercieran priorita- .... ' !nci6n y prohibici6n, contradictoriamente, con la operatoria del
d¡.l! ,.l.< . .
ria y exclusivamente padre y madre en otras generaciones y que en tnü•·imiento en dos tiempos de la sexuac1ón humana, y con el pasa1e de
este tiempo de la actual modernidad se distribuyen, se intercambian, la nudre al padre. Recordemos que el goce autoerótico del niño se
y suman o restan según el caso, pero que en definitiva fueron transfor - intcia indiferenciado del goce del Otro, y es con el accionar de la metá-
i:. • p·itet·•1a o sigmificante del Nombre del Padre, que el deseo emerge
mándose y transfiriéndose a otros personajes, a ouas figuras significa- 1~ )f .1 ' . ..
J - -

tivas, no limitándose a ser ejercidas por las figuras originarias corres- vsc produce una brecha entre diversas formas de goce si bien queda la
pondientes, lo cual puede jugar a favor o en contra según el caso. ·. .. i·<"' c1 el 1)asado en e! intento de reencuentro con un goce imposible.
1!1.:I "" .1 •

En cuanto al segundo punto, en lo esperable, los ideales o las El pasaje de la madre al padre puede ser entendido como
virtudes sostenidos desde una ética brindan al sujeto una posición en m-i:¡mutaci6n de goce. Pasaje de un goce primero, arcaico, a formas de
escena, y fundan y consolidan el lazo social, definiendo el estilo de goce folico, goce prendido al significante, que en palabras de Freud
vida y de intercambio social del sujeto, estableciendo derechos y ~e definen como procesos intelectuales superiores, reflexiones Y jui-
prohibiciones que llevan a la renuncia de lo pulsional y a la cios, y que permitirán la constitución del superyó. Freud en Moisés y
jenirquización de la sublimación. ta religión monotefsta, 79 tiene una frase que resulta apropiada para acla-
Devaluadas las figuras de identificación, debilitado el rar este pasaje:
significante del Nombre del Padre con la caída de los ideales y el
descrédito de la verdad y la justicia, al no otorgar los significantes . ''El progreso de la espiritualidad consiste en preferir los
amos y los ideales lugar seguro al sujeto, se constituye un panorama procesos intelectuales llamados superiores, o sea los recuer-
que lleva a J. A. Miller a enun~·iar que la época del tiempo del capi- dos, reflexiones, juicios, a los datos de la percepción senso-
talismo tardfo sería adecuado denominarla como la de los Nornbres rial directa; consiste, por ejemplo, en decidir que la pater-
del Padre, en plural. Al no estar claro el límite, al no reconocerse lo nidad ~s más importante que la maternidad, pese a no ser
imposible como un freno a la omnipotencia narcisística, y demostrable como esta última por el testimonio de los sen-
unificándose el goce al ofrecer la ciencia objetos iguales para todos, tidos. De acuerdo con ello, el nifio deberá llevar el nombre
el consumo que promueve el capitalismo frustra el deseo, exige goce del padre y heredar sus bienes."
sin límite, y en la misma medida se va produciendo empobrecimien-
to del deseo, quedando el sujeto sometido a un goce desenfrenado, Es en esta afirmación freudiana respecto de la importancia fun-
mortífero, con accionar libre de la pulsión de muerte, siendo empuja- damental del nombre, o del apellido, paterno, en la que Lacan se
do el sujeto al lugar de objeto. apoya para definir la metáfora paterna o significante del Nombre del
Lo que describen Lacan y Miller a nivel macro pc<lemos relacio- Padre que desempeña un papel crucial en la dinámica ele la conflic-
nado con lo que sucede intrapsíquicamente; eh cada sujeto, particular- tiva edípica. Refiriéndose a la funcí6n paterna, en una cita en la que
mente durante su adolescencia, inserto en este universo del mundo define ambas, la materna y la paterna, sostiene Lacan:
globalizado. Proponíamos defínir a la adolescencia como tiempo de
revitalización de la conflictiva edípic.a. Es clara tal afirmación en tanto "Las fondones del padre y de la madre se juzgan segün una
durante su transcurso se reactualizan los n1ovimientos del sujeto en rela- tal necesidad. La de la madre: en tanto sus cuidados están
ción a Edipo y a castraci6n. Nos encontramos con los avatares de un
nuevo tránsito por Edipo y castración, confrontación del sujeto con el '19 ..F reucl , S . ( 1930)·.
7
Mc1i.'él ,, La religión monotefaw. Amurrortu. Buenos
.• . ,

nuevo despertar del erotismo o formas de goce ante lo cual encuentra Aires, 1986.

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ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CoNSIDEnACIONES DESDE EL l'SICOANÁUSIS
p,'IRfE 2. ADOLESCENCIA. SEMBLANTE DE LAS METAMOIUOS!S DE LA PUBERTAD

signados por un interés particularizado, así sea por la vía de


• . . , ·.·J ialismo en tanto es falso que todos pueden llegar . a obtener-
m1•.11U·- t
sus propias carencias. La del padre, en tanto que su nombre
l ·b'li'ta'.ndose
los '·e 1 el lazo social , favoreciéndose el conflicto con la
es el vector de una encarnación de la Ley en el deseo."BO
.. ' ..
ky p~:Ocl , ¡ 0 ¡., 1nendicidacl uno y· otro extremos producidos por la
" '
..... ¡ 11. ·~it1n 0 la mar.ginad6n social.
exc
De no mediar el significante del Nombre del Padre no hay pü~j ..
.. Como fenómeno derivado de la desigualdad .socio-económica
bilidades de poner coto a! Goce del Otro, es decir, no se podría pro-
v de la fractura de la rratm1 social y de los códigos de convivenc_ia se
ducir el pasaje de un goce a otro, de un goce incestuoso a un i:oce
roduce un incremento de la delincuencia y, como consecuencia de
'1
posible, y el sujeto puede tener dificultades en descubrir su propio
\..
edtd.
. con el aumento de la inseguridad social y de la violencia, l se
deseo y consolidar el fantasma, tal como en otro espacio de este lil•i\i
. -. 11 los- reclamos de la población
re f.uerz,, :· de mayor protección o cuic a-
consideraremos, con las dificultades consecuentes en la constitución
do a un Estado cada vez más debílitado o ausente que no produce
de la posición subjetiva, quedando a expensas del accionar de la
pulsión de muerte.
rc:;puesras al respecto, redupliccindose la espiral violenta al transfor-
rnarse víctimas en victirnarios, en circuito irnparable y desvastador.
Se mantiene presente como dolorosa promesa la afirmación del
El tiempo del capitalismo tardío en el cual vivimos, decíamos,
capitalismo de liberamos de aquellas fuentes de sufrimiento que Freud
e~ tiempo del Otro devaluado, de la declinación de los ideales Y del
enunciara en El malestar en la cultura: desde el propio cuerpo, desde el
debilitamiento de la metáfora del Nombre del Padre, quedando in-
mundo exterior y desde los vínculos con los otros seres humano.s.
habilitado el deseo cuando la desmentida de la castración cuestiona
Supuestamente, eludida la castración, el tiempo del capitalismo tar-
h.1s límites y arroja al sujeto al goce. El exceso de goce plantea cam-
dío ofrece la ilusión de una seguridad y confortabilidad cotidianas
bios en la subjetividad y en el Otro, primando por momentos el des-
que vende la esperanza de poder librarse de tales límites, unific<.'indosc
concierto y por otros el terror ante la inconsistencía de aquel. Dicho
el goce al vender la promesa de lograr todos por igual los objet:os que
exceso de goce se encuentra en relación directa con el incremento de
la sociedad de consumo ofrece, con goce masivo e ilímitado, e insta.-
las patologías del acto: drogadicción y akoholísmo, anorexia-bulí-
lando la convicdón de que todo es posible, desde cuestionar el paso
rnia, intentos de suicidio, transgresión adolescente a la ley penal...
del tiempo sobre el propio cuerpo con cirugías que devuelven años,
con características e intensidad diferenciales respecto de las presenta-
hasta no necesitar del encuentro con el otro para lograr placer sexual.
das en épocas pasadas, y con aumento de configuraciones clínicas,
en tanto la masturbación como encierro autocrático encontraría su
que en apariencia opuestas a aquellas, tienen también e1~ la inhibi-
máxima expresión en el logro del orgasmo a través del sexo virtual .
ción psicológica, la sobre-adaptación y la depresión manifestaciones
como subrayáramos al considerar las condiciones que el capitalismo
incuestionables del accionar de la pulsión de muerte.
ofrece hoy al sujeto.
Aclaremos qué significa goce para el psicoantílisis en tanto estu-
La sociedad de consumo produce objetos y plantea la exigen-
virnos utilizando este término para referirnos a lo intrasubjetivo Y a
cia de c;onsumir, siendo el goce la herramienta del discurso capita-
las condiciones de vida en tiempos del capitalismo tardío.
lista para suponer que se puede eludir la castración, con recupera-
ción de goce no fálico y fuera del registro simbólico. Se inunda el
mercado de objetos de consumo lo cual aumenta la desigualdad y el
Goce

80. Lacan, J. (1969): "Dos norns sobre el niño", en Intervenciones y Textos 2. Lacan diferencia entre goce y placer, aludiendo a la distinción
Manantial, op. cit., p. 56.
hegeliana genuss (goce) y lu.~t (placer). El sujeto intenta en el goce

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'C)l ºSCFNCIA SF.MBLA.NTE DE LAS ~mTAMORHJSlS DE Li\ PU!iERT1\ll
ADOLllSCENClA Y JUVENTUD. CONSID8Rt\CJONES DESDE EL PSJCOl\NÁLISIS P.'\i\TE 2. A[ ' .e, " • .' . '

ir más allá del principio de placer, pero en ese transgredir no se logra m~í~ , .· , peculbres como configuraciones clínicas resultan-
,. c;:n··,1cterlStlCdS . e •' . •, . , .. . . •, .
placer sino dolor y a ese "placer doloroso" Lacan lo denomina goce, i l . . . , itación diferente de la relac1on puls1on de vtda·pulsion
t ,, '· ~; un.a rram . d l ..
corno satisfacción paradójica que el sujeto obtiene de su síntoma. •. i.... , e·¡-1 las oue esta última se vuelve en contra · e a propia
dt: muerte, < ·1 ' • ' ' . ' ' . r ".
Proponíamos pensar párrafos atr~ís que los modos de regulación . . \[ ,vando al empobrecmuento, a la exigenCla de cump 11 o
pcr.,ona, e , 1 l ·f, ll ',· . ' .
del goce y la rnísma puesta en juego de lo pulsional no podrían ser · d . l· . expectativas soc10-culrnrales, o a e es a ec11Til1:.nto
rc.cpon er a as . ~
pensadas por fuera de lo histórico-social. Y, por lo tanto, de lo que s1.: ·.·.. h caída en la depresión. •· .
trataría es de comprender los modos históricos, sociales y colectivo,, dl ' Podríamos pensar en una relación entre: debilitamiento de la

de producir lo que conocemos como subjetividad y ahondar en el .· ,t P'·'tert"'l - e 1npobrecimiento del orden simbólico Y por l.o
1uncwn "' "' · . , . ·¡ ..
, ¡· er··arc:¡ul7·1ci6n de\ acto o en el polo t)puesto as
modo de regulación que la actual modernidad propon.e. tanro e:1 e 1a pala.bra . _, . . . . . . . , ..
Las patologías del acto plantean tantas dificultades para su trata- . l ·¡ · .· ... es 0 l·' depresi6n-1 hablaría de trnnsfonnacu.nu:s en el suJt:W
¡i). 11 )IC!Oh , " · '
-'a•·' se'r te·111'das en cuenr.c:11Jor teon~1 y clmJC<i p!ilC< 1<11rnlmc,1:;,
, , • " . . . , , ... ,

miento que por esta razón se las suele "diagnosticar" y abordar, con :¡ue (lelJCtl u · e' J: .
} abr'ia revitalización de lo incestuoso y refuerzo dd goce
frecuencia, como si fueran psicosis. Tal liviandad diagnóstica provoca 1.
en tanto 1, ..
no pocos problemas ya que puede llev;:ir a que se refuerce la probletrn1- materno que provoca emergencia de angustia que pu~de adqumr
tica en los casos, que son mayoría, en los cuales la configuración clínica distinta dimensión según el sujeto y las situaciones de vida a las que
se acopla a una estruc.turn neurótica al no estar adecuadamente tratados. éste se enfrenta. .
Desde una perspectiva psicoanalítica podríamos considerar <1 Hasta este punto nos referimos al duelo en relación a las trans-
las patologías del acto como configuraciones clínicas que se acoplan formaciones en sus diversas dimensiones que se produ~en en la ado-
o engarzan a cualquiera de las estructuras freudianas, no constituyen- 1escencta. · I)· ero no sólo ,J~ 1 0 lor •se presenta ante las pérdidas o ante,
los
do por lo tanto estructura en ~í mismas. cambios. La aparición de un cuerpo real sexual, lo real en los vmcL'.-
Serían expresión del fallido intento de hacer jugar la función los con el Otro familiar y social, entre algunas manifestaciones posi-
paterna, como llamado al Otro, demandando por medio del acto no ble de lo real, produce angustia. Tengamos en cuenta una formula-
sólo su reconocimiento sino también su existencia misma. Si la fun- ción lacaniana: la angustia se presenta ante lo irreductible de lo re~l.
ci6n paterna se halla debilir.ada esto tendría relación directa con el Pero entonces, ¿cuándo hay duelo y cuándo se produce angustia?
refornunienro del goce del Otro materno, o, como se suele llamar Freud propone respecto de las relaciones y las diferencias existen-
también de "lo materno arcaico". Toma nuevas fuerzas lo incestuoso. tes entre uno y otra, entre duelo y angustia, que el dolor s~ produce en
Según el psicoanálisis e! sujeto se protege del goce del Otro con la · , .a ¡0 L:¡lte. se
re l;1c1on '
pi'
.
erde ' <ante
.
la pérdida de un ser querido o aquello
Ley, sostenida por la función paterna, construyendo sobre esa grieta que haga sus veces, mientras que el desarrollo de angust'.a se presenta
que se abre en la célula narcisista madre-hijo por acción de la rnetrí.- ante el no saber qué se ha perdido con la pérdida del ob1eto:
fora paterna una red de protección tejida con palabras que impide la
caída a un vacío de muerte y de silencio. ''El dolor es, por tanto, la genuina reacción frente a la pérdi-
Pero no sólo el aumento de las actuaciones, como acting out o da del objeto, la angustia lo es frente a1 peligro que esa pér-
como pasaje al acto> puede observarse en la adolescencia como pato- dida conlleva, y en ulterior desplazamiento, al peligro de la
logías actuales. En el otro punto del espectro de las problemáticas .
pérdida misma de 1 ol)¡eto.
. 1131
que pueden presentarse corno consecuencia de vivir en el tiempo del
capitalismo tardío, se encuentran la inhibición psicológica, la · " A d C· "Anuusfr1
81. Freud, S. (1926): "Inhibición, síntoma Y angustm · . pllrta 0 t " , ··
sobreada¡>taóón y estados de/Jresivos que en la adolescencia tienen fuerza dolor y dueln", Obras completas. Anwrrortu. Buenos A tres, p. 15 ~ ·

88 89
AooLESCBNClA y JUVENTUD. CoNSIDéRAC!ONcS DESDE EL PSICOANÁLISIS PARTE 2. ADOLESCENCIA. SEM[ll.ANTE DE LAS METAMORFOSIS DE LA l'UBER'li\ll

Consideremos a continuación a qué nos referimos cuando ha- Volviendo al aporte freudiano, en otro espacio donde aborda el
blamos de angustia desde el psicoanálisis, en apretada síntesis. terna de la angustia, esto es en la Conferencia 32, "La angustia y la
vida instintiva", Freud nos propone la idea de que lo que inspira el
temor es la propia libido y que la angustia serfa la reproducción de un
Angustia antiguo suceso peligroso.
..
Refiriéndose a la angustia Freud sostiene que ante ella se produ- "Es exacto que el niño sufre angustia ante una exigencia de
ce un estado de desamparo psíquico y motor ame el cual el sujeto no su libido, en este caso ante el amor a su madre, tratándose,
posee recursos para enfrentar aquello que lo afecta. Lacan remarca!'<'\ por tanto, realmente, de un caso de angustia neurótica. Pero
a su vez que se trata de un afecto, que el sujeto se siente "afectado". este enamoramiento sólo le parece constituir un peligro
Diferencia Freud entre "angustia automática", que se desenca- ulterior, al que tiene que sustraerse con la renuncia a tal
dena ante una situación traumática, y la angustia como "sefial'', que objeto porque provoca una situación de peligro exterior. "84
se produce en el yo para alertar sobre la inminer1cia de una situación
peligrosa. Plantea que ésta designaría: El peligro que el niño teme suceda como consecuencia de su
enamoramiento no sería otro que el castigo de h castración, miedo o
" ... cierto estado como de expectativa frente al peligro y prepa- temor que constituye uno de los motores más fuertes de la represjóny,
ración para él, aunque se trate de un peligro desconocido ... "82 por consecuencia, de la producción de neurosis.
Sostiene Freud en la conferencia anteriormente citada:
Es en "l n h'b' . - sí ntoma y angustia
1 1c1on, ' " , dond·e propone e lara-
mente su función como señal, en una línea que a partir del dualismo " ... toda época del desarrollo lleva adscrita como adecuada
pulsión de vida-pulsión de muerte deriva en su conceptualizacíón de a eUa una condición de angustia, o sea, cierta situación
la compulsión a la repetición. 83 peligrosa."
La angustia sería pues para Freud, tomando en cuenta sus rnás
importantes aportes al tema, el recurso último ante un desborde La situación peligrosa que desencadena angustia es diferente
pulsional, ante un cúmulo o caudal de estímulos que no puede ser según el momento del "desarrollo" en el que se encuentre el sujeto, Y
soportado por un aparato psíquico débil o debilitado en su organiza- se refiere:
ción. La compulsión a repetir accionaría así para ligar la excitación por
medio de la construcción de barreras protectoras. Desde la lectura que ~ Al peligro de la inermidad o desprotección psíquica ante la
nos propone Lacan en su obra podríamos decir al respecto que en tales inmadurez del yo.
circunstancias no habría anudamiento equilibrado de los tres registros, Al temor por la pérdida del am.or o ante la falta del objeto del
RSI, en tanto el desamarre supondría la inacción de lo simbólico. objeto de amor en los primeros años infantiles. ·; .
Ala reacción ante el peligro de la castración en la fase fal1ca.
El miedo al superyó durante la latencia.
82. Freu<l, S. (1920): "M<í.s allá del principio del placer". Ohras com/1le.ws. B.
Nueva, p. 2510.
83. Freud, S. (1926): "Inhibición, síntoma y angu>tin". Obras comjiletfü. 84. Freud, S: (1932b): Conferencin 32. "La nn¡~ustia y h1 vid<J instintiv;.;1". B.
Amorrortu. Nueva.

90 91
ADOLESCENCIA Y .JUVENTUO. CONSIDERACIONES llESflE EL PSICOANAUSIS PARTE. 2. ADOLESCENCJA. $1iMBL1\NTE DE LAS METAMOP.FOSIS DE LA PUllERT1\D

Podríamos interrogarnos si es que habría en la adolescencia una . ar~cer el afecto con medicamentos o bien buscando
hacer d esap e ' .
particular condición de angustia, o bien si se trataría de condiciones condicionarlo a través de reeducación emoc.10nal.
convergentes de angustia, siendo posible pensar que se reactivarían En ''La tercera ",.,L
,·'º acan a·f'Hma:
los tres primeros peligros anteriormente enunciados cuando la trans-
formaciones en la pubertad plantean .sentimientos de ajenidad o ex- "La angustia es, precisamente, algo que se sitúa en nuestro
trañamiento ante el cambiante propio cuerpo y de indefensión o cuerpo en otra parte, es el sentimiento .~1ue surge de esa
desprotección ante la pérdida de los padres protectores y omnipoten- '·.:. sospecha que nos embarga de que nos reducimos a nuestro
tes de la infancia. Por su parte, el miedo ai' superyó adquiriría nuevas cuerpo."
fuerzas en tramos finales de la adolescencia, llegando a expresarse
como desarrollos de angustia. Considera entonces Lacan que la angustia cornpromete al cuer-
. Es posible encontrar muchos escritos y libros que hablan sobre la po y nos reduce al mismo, y, remarc::1mos, al cone~t<~r:e,el s~1je,t~). co~~
tarea de dudo en la adolescencia. Y esto es así, innegable. Si bien se algo que no es "significante", que escapa a las pos1b1ltd,1des de s1gn1
descuida considerar que la angustía surge ante las transformaciones ficación y que Lacan denomma · ''Io rea l" . .
en el propio cuerpo que se presentan como lo real, o con la Es conocida la afirmación de Lacan respecto de la angustia en
revitalización de la conflictiva edípica que trae por resultado el to a que es lo que no engaña, sosteniendo que el engaño sí s.e
cuan ,. l ¡
reencuentro con lo incestuoso que en la misma se presenta ... Enton- _odría producir o estar presente en los "senti-mienros , con os que e
ces, no sólo es duelo o dolor, también es angustia, decíamos. pSUJetO
· puede
- . menti·r
. · Por lo contrario. la angustia brinda certeza,
. no
Freud sostiene que el dolor es clara reacción frente a la pérdida pudiendo el sujeto convertir la angustia en element~ deslizable,
del objeto, la separación del objeto es dolorosa, pero a ello se agrega aprehenstble en, y por, la cadena significante. Lacan la de:me .con~o un
la irrupción de la angustia al desconocerse qué peligros puede aca- "afecto" y la diferencia de los "sentimientos". Es en el Seminario 10
rrear la pérdida misma del objeto amado. En su escrito sobre lo sinies- donde Lacan se ocupa especialmente del tema de la angustiall7 y la
tro u ominoso plantea a la angustia enlazada con la transformación de define como "bisagra" o engarce entre los dos pisos del grafo que
algo familiar en extrafio, y, por lo tanto en traumático o amenaza- estructuran la relación del sujeto con el significante, en cuant; a un
dor.85 Siendo esto mismo lo que sucedería en la adolescencia cuando
· -e e>10 tro d··e 1ní" ' "oueclesea
interropante nuclear respecto de "qué qu1e1 -1

lo propio y familiar en sus diversas dimensiones se convierte en des- de mí1', 'remarcando la especial importancia de la dimensión del deseo
conocido, inquietante y perturbador al extremo de lo siniestro. :lel Otro e introduce la función de la angustia en un lugar clave, en
El planteo de Preud de la angustia como sefial es retomado lue- l '
suspenso, suspen
di'da er:i.tre• los· dos pisos
· .' ·
articulando términos hasta el
. d
go pot Lacan, quien considem que, en tanto remite a otro orden de J· j f ·
momento desperu1ganos: antasma, e eseo, 1'(a) :l , e ,
moi , nudtén
~ ,
·ose
.
ex-
cosas, habría referencia a "algo" que despierta el desarrollo de angus- presar sus formulaciones sobre la angustia en los siguientes tenn1nos:
tia, sólo que no habría objeto empírico en cuestión sino otro tipo dt~
<Jbjeto. La angustia "no es sin objeto", sostiene entonces Lacan, y ~ Es ante lo irreductible de lo real.
sugiere el lugar del objeto a como aquello ante lo cual irrumpe la • La angustia es ante el deseo del Otro.
angustia, objeto a como resto con el cual el psicoanálisis invita a
trabajar, sin recurrir a la única supuesta salida desde la medicina de
r- L
So.
1.. acan, .
J (1972c)·. "L·i~ tercera" ' en Jntervenciones y Textos 2. Ediciones Ma-
mmthll. Buenos Aire~. 2001. . " . ,. , . , A , 2006
85. Freud. S. (1919): "Lo ominoso". Obras com¡ilecas. Amorrort11. 87. La can, J. (l 962 ): Semínario l Q_ "La angustia . Pcudos. Buen<>~ 1re8, ·

92 91
p,,,RTE 2. ADOLESCbl·K'.IA. SEMBLANTE Dli LAS ME1'AlviORR1SIS DE LA PUBERTAD
ADOLESCENCIA
- y JUVENTU
•¡ D. Ce1NSIOERACIONES DESDE EL PS!CD/\NAUSIS
Pero hay otra definldón, entre las fonnulaciones no excluyentes
1 ¡a f:a lta.
• La angustia es ante la falta c.1e L •
que se derívat'\ del estudio del Seminario 10, con la cual Lacan ad-
No es sin objeto. vierte que la angustia no seda tan simplemente respuesta ante lacas-
uadón, ante la falta, sino que es la falta de la falta lo que produce
Todas ellas son consideraciones sobre ha ª . ,
y que Lacan desarrolla cot, c·lete . -. , nbustm no excluyentes ill'-1,ustia en e\ sujeto.
' · 'l1lmLento. Decíamos sobre la angustia ''ante el deseo dd Otro", a partir del
Ya nos referimos a la primer·1( y·~e l·i' u'l wna . - dtch·\s
de -. af' ' ejemplo de la mantis que el sujeto no puede contemplarse en la
nes:. 1a angustia ante lo irred\J e t"lIJ le e1e lo re·1l y l·- -
_, . .e - mnac10- mir<lda de ¡~quel que lo mira y por lo tanto no puede saber cómo es
es sm objeto. ' a que sost1.ene que no
visto, cómo es percibido. Un Otro deseante supon.e su fa\ ta, en otros
Pero Lacan también dice q , ¡. . _. .
¿Cómo se entiende esto 1 D ºt - u~ a angustta es ante el deseo del Otro. t<!rrninos, su castración, lo cual haría posible que algo pueda desear.
, . . e engamonos en una y otra afüm.ación Pero cuando no es descubierto dicho deseo, cuando no hay pis·
La ,mgustia es un afecto d '· L
podríamos agregar es alg ) ' . ec~a acan, acordando con Freud y,
· · taso rastros del deseo del Otro acerca <J.e uno, lo siniestro o lo omino-
' < que se siente se s f ' . i so denotarían la falta de b falta, presencia opresora de lo que está allí
pues ante el desee) del Ot p ' . u re, se paüece ... y surge
del Otro? ro. ero ·p é . ·
... l or qu . es tan importante el deseo en demasía nos dice Lacan en el Seminario 7, "La étiC~\ del psicoaná-
lisis". Pensando en el niño: cuando al Otro materno no le falta nnda,
Al referirse a la angustia ante el de., - . si tiene todo, no hay deseo alguno hacia su hijo y por lo tanto éste no
una escena: él enfo•ntad : seo del Otro recurre Lacan a
, - 0 ªuna mantLs religio.. · . , tiene lugar, ante lo cual surge la angustia "ante la falta de la falta".
mascara de la cual rw sab, d, . . s,1 g1gantescd, con una
. e e su apanencrn. Lo _, . , . Veamos la lógica de la definición de Lacan en una viñeta de un
insecto es por un lado ' l l l_ - - que car,1ctenza a este
' ' ' que a )Cm xa de l t material clínico. Con el colmamlento total de \a demanda, cuando se
cópula, y además que tiene . . f: ' vora a macno luego de la
' sus OJOS acerados es l , · supone haber llegado a tener todo, "no me queda nada por lograr"
podría ver reflejado en ell _ d _, ' ' e ectr que uno no se
os e inanera complet·1 .. e decía un sujeto en análisis, "lo tengo todo ... ". y surge la angustia,
mentada si . · ' ' smo en ronna frag-
' ' . procurara imrarse en ellos s t , - puesto que llegar a tener todo implica el desvanecimiento del deseo.
gigantesca mantis. En este recurso util: yd a :1er como es visto por la
la imagen de la man ti p _ · iza o, el autor citado se vale de "¿Qué tn}ÍS puedo pedir?", decía el paciente en cuestión. Algo así
rente a un ser ht:tnas ar~ r~presentar a un Otro radicalmente dife~ como: "¿Qué más queda, qué otra cosa queda, si ya planté un árbol,
no, para marcar ¡.. " · :!· -I" . J .
ªOtrll ac sm m~Flf lugar ·1 escribí un libro y tuve un hijo?", aludiendo a una frase muy cotnún
~
dud-1s de u1 •
~s
' ., :ia manera contundente, un Otro ue n ') . ' respecto de los logros posibles para un hombre. Allí, llegado el fin,
La angustia surgiría al no saber el su· e q - e cualquier otro.
deja de funcionar aquello que causa al sujeto en falta, cuando n.o
como objeto, para el deseo d-1 O J to lo que es, lo que es uno,
la imagen que f e , tro, en tanto no puede saber cmíl es falta más nada, cuando ya no hay nada por desear, e1 desgano habla de
iene para ese Otro en cu , . . ' .
reflejado claramente qt1ed''t1d l yos OJOS no se puede ver
la muerte, de la nada, e irrumpe la angustia.
ué d ,¡o ' d ", o a mez:ceo de 1 mantls· gigantesca.
ª · Preguntas posibles: ¿Qué hacer ante la angustia? ¿Córno mane-
Q esea e tro e mi, qué ~oy [Jara 'l , .
como interrogantes
A .
fundarnental~s d-1 . : , y que quiere de m(, surgen
e su¡eto ante el Otro.
jarse ante su irrupción?
En primera instancia es importante aclarar que la angustia no es
nte el emgma, en el mejor de los cas , exclusividad de ninguna franja etárea, no la sufre sólo el niño ni
esboza como lm intento el' - . os, es d fantasma lo que se
e respuesta, siendo e . . . . tampoco sólo el adolescente. Todo sujeto se enfrenta a la angustia en
como la representada en l· f:'b ¡ n ctertas c1rcunstanctas,
ªªu a, que el fant'lsm -·I· l diversas situaciones de la vida. En el mejor de los casos, en lo esperable,
puede reconocerse '·SL1rg1' . endo entonces la ' _. a vactl d .y e yo no
o la indefensión. _ angusuaantc a mermidad a través del pensar y poder poner en pabbras lo que lo angusüa, el

95
\'t\Kff. 2. ADOLESCENCIA. SEM!\LANTE DE LAS t-.IVT/\MORFOSIS DE LA f'UillSlffAD
ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CoNSlDEHAClONES DESDE EL PSJC:Ot\Nr\US!S

nu puede ser ni recordado, ni olvidado. En este sentido el acting out


sujeto
• podrá manejarse sin sentirse desbordado
- · ·· 1 •s1' .r11·'
· u --e· cest't"i•·
• ., ' s
• upr ¡· -
p<isa a ser algo valioso en el proceso analítico. Se entiende al ctcting:
tntr o eludir lo que lo afecta. ·
oiii como un acto realizado por el sujeto sin conocinüento de lo que
E~ caso contrario, puede suceder qu(~ a través del acto, acting out
k· rnoriva. No hay conciencia de la razón ni del propósito del acto
o pasa1e al acto, el sujeto intente eludir la angustia, quitar a esta ~u
r<:ahzado. En tal caso el dranm del pasado infantil Y.el deseo que hay
certeza. Tan.to el acting out como el pasaje al acro son, según Lacan
i::n él se imponen y el actingout habla por sí mismo,·como repetición.
las últimas barreras, el último recurso, contra la angustia.&! '
Lacan, por su parte, retomó, en distintos momentos de su ense-
Veamos las consideraciones de Freud y de Lacan respecto·del
üanz~l, el concepto de actíng out para darle un nuevo estatuto. En el
actuar o de la actuación, y del acring out y del p~lsaje al acto.
caso del paciente de Kris conocido como "el caso de los sesos frescos",
Lac:in lo torna como un claro ejemplo del valor correctivo del acting
ottt,9º como si fuera un mensaje· en el que el paciente le estuviera
Acting out y pasaje al acto advirtiendo a su analista "está errando usted el blanco".
El acting out es para Lacan una accí6n enmarcada en cierta
Es en Recordar, ref)etir y reelaborar, refiriéndose al acting out, don-
escenificación., que lleva el sello de la repetición, que puede produ-
de Freud plantea que hay ocasiones en que lo reprimido, en lugar de
cirse fuera del espado de la sesión pt~ro dirigida al analista y que tiene
retomar en los recuerdos, o ~ca, a nivel del pensamiento, aparece en como función mostrar y aislar un objeto. El acting out implicaría una
acto como transferencia-resistencia, constituyéndose en un obstácu-
vacilación fantasmática, una falla en 1a función de separación que el
lo para la continuidad del trabajo psicoanalítico. Allí Preud define
fantasma tendría que sostener entre el sujeto y el objeto, produciendo
agíeren como una "repetición", en contraposición con la capacidad una confusi6n en la que el sujeto queda como absorbido por el obje-
. d ar "89S
d e " recor .
. e presenta como 4'empuje a repetir el pasado infantil
to en su valor de goce.
en acto, sin recordarlo". Lo que despierta la angustia del sujeto y lo lleva al acto, a actuar,
En un trabajo póstumo, "Esquema del Psicoamilisis", Freud plan- en cualquiera de sus dimensiones es la angustía que Freud llama
t~a una ampliación d.e este concepto, cuando díce que agieren enten·
trauinática, y no la angustia sei\al que es sentida a nivel del yo, que
d1do como un acto de repetir, para aliviar, sin s~~berlo, asuntos del emerge ante la vivencia de lo siniestro, que puede conducir a que el
pasado, de la infancia, puede presentarse también fuera del trata- sujeto sien.ta qt1e queda ubicado en la posición de objeto del deseo
m~ento, fuera del encuadre y fuera de la transferencia. Es importante
d~l Otro y, por lo tanto, exiliado de su subjetividad.
afirmar claramente que no toda conducta neurótica es un acting out. En el Seminario de los años 62 y 63, Lacan establece la distin·
El rescate de la pureza del concepto tardó muchos años en llegar y ci6n entre acting out y pasaje al acto. Si bien ambos son respuesta ante
sobre to.do de perder esa característica equivocada, descaliíkatoria y la angustia, en el primero el sujeto permanece en escena y su acruar es
peyonmva. un mensaje simbólico dirigido al Otro, mientras que en el pasaje al
Es a través del acto en que se pueden expresar aspecrns de la vida acto hay salida de la red simbólica, una huida del Otro hacia b
anímica, de fantasías o de emociones que el sujeto no puede poner en dimensión de lo real con disolución del lazo socbL En el caso de la
palabras. Muchas veces es la única forma de mostrar, en acto, lo que joven homosexual tratada por Freud el p;;tsaje al acto se produce

8~. Lacan, J. (1962): Seminario IO. "La angusria". Paidó~. Buenos Aire 5, 2006. 90. Lacan, J. (1958): "La dirección de la curn y los principios ele su poder".
8~. Freud, S. ( l 914a): Recordar, re¡1etir y 1·eelal>oro.r. Ammrortu. Buenos füc1·iws l. Siglo Veintiuno. México, l 971.
Aire~. 1993. .

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96
ADOLESCENCIA Y JlJV!iNTUD. CoN$1l)ERl\CJONES DESDE EL l'SICOANÁLISIS
p,\RTE 2.Al St'~'f'I •N·¡·¡;, DI'·"
• .-..e'·".,·"
rs·c·t'N('f"
..)()f ,,.,._ .i: l 'IS• METAMORFOSIS
· DE !.A l'UllERT1\P

cuando, al enfrentarse con la mirada colérica o despreciativ~i dd


padre, la joven se arroja al foso de una línea tranviaria. Imposibilita.. Acting out y pasaje al acto en la adolescencia
do el recurso de la simbolización y presa de angustia incontrolahk,
reacciona de modo impulsivo identificándose con el objNo a como Detengámonos en fragmentos del historial de una adolescente,
resto de significación. El sujeto se desengancha de la cackn;i
·J .· "El c.,sc1
conoc1·ocomo • •donde 'se
,, ·[)<Jr·1" · encuentran
· consideraciones
. . .
significante (desabonado de su inconsciente), y en tamo el sujeto no Je Freud sobre acting out, tal como posteriorme1~.te defirn,e'.·a, con ese
, · · la st'tt1·1c1'
termino, ' ón -· de abandono del tratamiento analiti.co en que
se siente representado por significante alguno, queda en lugar de <

"e!esec l10 ", se e:l e1a


. caer cotno puro objeto, se deja caer al a. . la adolescente incurre. . , .
Meses después de iniciado el tratamiento, el 31 de d1c1embre de
No todo acto termina en suicidio. En el 1-Ia.mlet de Shakespean:.
desde el momento de la escena del cementerio, Ofelia pasa a ser un ese afio, Dora comíenza su sesión comunicándole a su analista:
cad;íver -del latín cadere: caído, desecho, resto-, a diferencia de lo
que sucede con Hamlet y Laertes, quienes quieren que los entierren "¿Sabe usted, doctor, que hoy es la últíma vez que vengo
junto con Ofelia, pero una cosa es "identificarse con" el objeto a y
aquí?" 91
otra cosa es "ser" el objeto a tal como lo encarnaría Ofelia.
El acting out se produce cuando el sujeto supone que no hay
y así fue. El acto, el abandonar el análisis, se instala en el trata-
escucha desde el Otro. Entonces dirige un mensaje a través de la ac- miento mismo, en el contexto provisto por la transferencia, como acting
ción para que el Otro lo "descifre". En el caso clínico eswdiado por out dirigido hacia la persona del analista, hacía Frettcl en este caso ..
El trabajo de estudio sobre el material de esta paciente le penrn te
Freud, el de la joven homosexual, el mostrarse con la mujer que
amaba por las calles de Viena era evidentemente un acting out, como
n Freud llegar a ciertas conclusiones sobre la posición del padre ante el
abandono ~iel an}ílisis por parte de Dora, así como también, a.partir de
mensaje al padre. Este es un ejemplo de actingout en el cual la trans-
elementos discursivos de esta última.en el material transferencia!, rea-
ferencia se produce fuera del <hnbito terapéutico, transferencia sil-
vestre, rnientras que en la dimensión de la trnnsfotencía analítica
lizando un análisis de los procesos identificatorios de la pacíente Y
estudiando el sentido del acto de deserción del tratamiento. ,
revelaría la dificulrnd en la escucha del analísr:a. En el caso de un
En primera instancia reflexiona acerca de que el padre habna
paciente de Kris, el acto de comer "sesos frescos", como acting out, es
intervenido en favor de la cura mientras supuso que él, Freud, trataría
entendido por Lacan como mensaje al analista, para su desciframien-
to, expresando con la acck5n que no había logrado tocar el aspecto
de "convencer" a Dora de que entre su padre y la sefi.ora K. existía sólo
esencial dd síntoma descrito en arnílisis. amistad. desinteresándose del tratamiento al ver que no había ínten-
ci6n alg~ina de convencer a la joven de ello por parte del profesional.
El pasaje al acto, en cambio, serfa 1mfa bien algo del orden del
Y -en cuanto al abandono del tratamiento "de golpe" por parte
"no querer decir", el sujeto apostaría sin Otro, al decir de Lacan. Se
ubica del lado de lo irreversible, de un sin retomo, y expresa clara de Dora, dice:
victoria de la ¡:llllsión de muerte.
" ... constituía ... un indudable acto de venganza, Y satisfa-
En cuanto a la afirmación de Lacan respecto de que el ünico
acto totalmente logrado es el suicidio, es precisa y certera en tanto cía al propio tietnpo la tendencia de la paciente a dafi.arse
a sí misrna. "92
que el suicidio implicaría una ruptura total, una separación absoluta
con el Otro, por lo cual no habría dudas de que en ese senrido supone
definitiva salida de escena del sujeto. 91. Freud S. (¡ 905b): Análisis Ji·agmmtmio c!e una llisteifa. Ed. B._ Nueva, p. 649.
1
':J • ¡•"reut,
"l \ S\- ( ioo<::I))'
';I
..J. • Antililis frn;rmentario de una histeria, op. w., p. 656,
. • e:io •

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99
A!X)LESCENClA Y JUVENTUD. CONSIDERACIONES OESDE EL PSICOANÁLISIS
~ Alll .)[·"""'-·
J','IJ{TE t. ccr·¡-NC'IA
'' · · .S¡:u'¡J[ ·' N"l'
' ·"' . _,, ' - DE
. LA'>
' MET!\MORFOSJS
. DE LA PUl\ERT!\O

Mientras que en otro espacio afirma;


"No tardamos en advenir que la transferencia no es por sí
"La paciente vivió asf de nuevo un fragmento esencial de misma más que una repetición, y la repetición, la transfe-
sus recuerdos y fantasías en lugar de reproducirlo verbal- encia del pretértto olvidado, pero no sólo sobre el mé.cli-
rco, sino sobre todos tos dem.ás sectores d-e la Sltuac1on
· ,,
mente en la cura", 93
JI
presente.
", 't ó" l .d " .. ,,, J• l 1
o de. u , en ugar e v1v10 , rnce en a otra trae ucción del escrito
freudiano, en un párrafo en el cual culmina una propue~ta por la cual En términos dt: la conceptualización freudiana, es posible l~~n-
se entiende la actuacidn como el intento de transformar en activo, en 1 1 :rc1'0'11 r'·'l"ct'
sar a a act·1,,l "" " , "' " "ql .....
t)JV>c·J.-, nsfuepo - desmentidor, a la renegacton,
._

la transferencia, lo sufrido pasivamente: el abandono que K. le infrin- en un intento J>or mantener o }.)reservar d auwerotismo jmr mecho d~ la
giera, sosteniendo la existencia en la paciente de una identificnción ·, IA'" d'"stnentida
accwn. .... ·sur)(mdría
t el reconocimíento y la desautonza-
de Freud con el padre de Dora y con K. en la base misma del acto. Así ción, simultáneamente, de un ju ido traumatizante .que menta co.ntra
pues, la actuaci<5n irmmpíría suspendiendo la elaboracidn forrnulab!e el propio sentimiento de sí dd sujeto, siendo defensa que acc10na
en palabras, siendo la repetición de Dora un ín tento de realizar deseos cuando la represión se muestra vulnerable.
hostiles o agresivos, de tornar venganza por haber sido abandonada. De esta manera, surge con claridad el enlace que exist:iría entre
Agieren, llevar a la acción, refiere la tendencia de un sujeto en los conceptos que abordamos en este espacio, actuaci6n, en ténnin~1s
análisis a actuar movimientos pulsiomtles que la labor analítica pone freudíanos, acto, actuar en lugar de recordar, o bien acting our. y pasa¡ e
en evidencia, viviendo así en el presente deseos y fantasías inconciemes. al acto, al decir de Lacan, en su relación con la angustia.
Por su parte, erinnem es recordar. Freud opone put~s agieren a erirmem, y es así como rnmbién lo propone el tnismo Lacan, al ¡icto como
actuar a recordar, arnbos medios de retorno del pasado en el presente. El lindante con la angustia, siendo aquel un intento de tranütación de
paciente actuaría en la transforencía, en lugar <l\~ recordar, hablar y la mism~~ mediant:; la acción. La angustia es: ante lo "irreductible de
pensar sobre sus deseos o mociones inaceptables. lo real", frente a aquello que se presenta como siempre igual, con el
Por cierto, Freud plantea que el actuar puede darse más allá de la retorno de siempre lo mismo, ante la falta de la falta, dice LKan en su
dimensión transferencia] propuesta poi· el análisis, sosteniendo en Seminario l O, en fórmulas no excluyentes. Y el sujeto, ante la d ificu!-
Recuerdo, ref>etición y elaboración: tad de vérselas con ella, enfrentado a la angustia, recurre al acto con
el propl'ísito de eludirla. .
" ... el analizado no r~cuerda nada de lo olvidado o reprimi- El sujeto, según considera Lacan, está triplem.ente determm. a-
do sino que lo vive de nuevo. No b reproduce como re- do por lo real, lo simbólico y lo irnagínario, y ninguno de. los reg1s·
cuerdo, sino como acto¡ lo repite sin saber, naturalmente, tros prevalece por sobre los otros, manteniendo en lo ideal u.na
que lo repite", 94 relación armónica entre sí, sin anularse, en equilibrio, "los tres se
sostienen entre ellos realmente ... " ,9 > plantea, m.ientrns que ~~n. las
y agrega luego: intersecciones se ubica el mat:ema lacaniano de los goces ( tahco,
del Otro y de sentido).

9.3. Frcud, S. { l 905b): Análí.\is ,11-agmentario de tmá himria, o/.i. cit., p. 656.
94. Freud, S. (1914a): füwerJo, rej1etición y clal:mmcióri. B. Nuevn. 1967, p. 419.
7) . .!..,J1...
o· ..,1n, J• ( J974a): Seminario 22. "PSI". Publicacil'n'i E.EB.A, . p, 22.

100
101
PARTI! 2. ADOLESCENCIA. SEMBL.A.NTE DE Li\$ METAMOl\FOSIS DE LA !'Uf.IEl\TAD
ADOLESCENCIA Y JUl/!3NTUD. CONSJflERACIONES PESDE EL l'SICOAN/\LiSIS

ubica como "excedente", corno sentido y goce excedem:e. En el dic-

Go<"~ dd Otro .,..., .


r ~- ' .'
o
-:-"' ...
.. 1-J',}
ciunarío lacaniano ele Evans leemos:

"En el discurso del amo, un significante trata de representar


a un sujeto para todos los otros significantes, pero siempre
·

R \,¡. s se produce, inevitablemente, un excedente; i;:11te exceden-


\'r' ··. .
_..,..,, "'--~......;:.;;., '• .. te es e ¡ ooJeto
t '
a. H97
11i (l'.";c~;. F~'.dicr.1

Volviendo a la representación apbnad;,1 del nudo borrorneo,


. Aunque complejo para explicar en pocas palabras la especifici-
Lacan ubica los tres términos freudianos: inhibición, síntoma Y an-
dad de los registros RSI, podernos deci.r que lo inu1girnuio alude a !a
gustia, en el interjuego o movimiento de los registros. .
experiencia del espejo, a la imagen, a la experiencia que desrre lo
La angustia, aquello que apremia o presiona al sujeto, es fruto
visual otorga cierta respuesta al sujeto, mientras que lo simb6lico
del desborde o invasión de lo real sobre lo imaginario, con el empuje
supone el orden de la cultura, del lenguaje. Por su parte, lo "real" es lo
del goce del Otro. Así pues, el nudo se deformaría al avanzar lo real
imposible, aquello que escapa a las posibilidades de ser pensado, de
sobre el registro imaginario, en un movimiento que supone la presen-
ser puesto en palabras, que irrumpe de pronto y resiste a los esfüerzos
cia opresora de la angustia.
del sujeto pot tratar de asirlo o ponerle significación, no puede ser
representado o simbolizado. Y ante lo real el sujeto puede responder
en lo real o en lo imaginario.
Pero complejizando y enriqueciendo la propuesta, Lacan sostie-
ne que cada cuerda tiene en sí lo real, o sea que, adetmts del registro Angustia
real, en cada uno de los registros lo real es el núcleo.
En el cemro del nudo, en el lugar donde se superponen los tres
registros se ubica el objeto a, que es sobre lo que el fantasma escribe
desde lo real, desde lo simbólico y desde lo imaginario, y desde allí
sirve de respuesta al interrogante acerca del deseo del Otro.
En la definición sobre adolescencia decímnos que implicaba un
Siutoma
reposicionamicnto en relación al objeto a, expresión con la cual
Lacan designa al objeto que nunca puede alcanzarse, sería objeto
Sin mediación de la dimensión simbólica, a diferencia del sín-
"causa" del deseo y no aquello hacia lo que el deseo tiende. Pone en
toma que produce y supone el anudamiento de los tres registros, R, S
movimiento el deseo, por lo cual las pulsiones no intentan obtener el
e I, y que implica un avance de lo simbólico sobre lo real intentando
objeto a sino que giran en torno a él. Es el objeto de la angustia96 y es
dar cuenta de lo impensable, de aquello que no puede ponerse en
definido por Lacan como "resto" o "remanente" del avance de lo
sirnbólico sobre lo real, mientras que desde los cuatro discursos lo

97. Evans, D.: Diccionario lntrnducwrio de P5icoanálisis Lacaniano. P<lidós. Buenos


96. Lacan, J. (1962): Seminario !O. "La angustia". Paidós. Buenos Aires, 2006. Aires, 1997, p. 141.

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AlXJLESCENCIA Y JUVENTUD. CONSlflERACIONES DESDE EL PSICOANALISIS PARTE 2. ADOLESCENCIA. SEMBLANTE DE Lr\S lv\l;TAMORFOS1S DE LA PUl\E!l.TAll

palabras, en el acting out y en el pasaje al acto, en cambio, pued1.· en la omisión siguiente: omití adivinar a tiempo, cornuni-
haber fuerte movimiento en la ~~structura del nudo o producirse ;;t.1 d.ndoselo a la sujeto que su impulso amoroso homosexual
desanudamiento en caso extremo de una psicosis. (ginecófilo) hacia la mujer de K. era la tmis poderosa de las
Veíamos tratnos atrás que Lacan sostenía que el único acto ver- corrientes inconscientes de su vida anímica."Y8
daderamente logrado, no fallido como los restantes, es el suicidio
exitoso, en tamo consigue su finalidad: En el suicidio el sujeto rompe Lacan sugiere que la equivocación, de Freué.1 remite al supuesto
con la cadena significante, mientras que en los intemos por la vía del de la cornplementarit:dad natural entre los sexos y se configura corno
actuar, en el recurrir a un tóxico, en la violencia, en anorexia-buli- resistencia, t-~s decir resistencia del analista, que lo vuelve sordo al dis-
mia, en transgresiones serías ... habría desestabilizaci<.'\n de la posición curso del analizante, situación que facilita la instalación <le transfe-
subjetiva, y, portan to, podríamos decir: en el acto, en sus exf)Tesiones, rencia negativa y del acting out, y que, persistiendo, provocaría la
acting out y t>asaje al acto, se J>retencle evitar o eludir la angustia, a¡_ielándose rupturu del vínculo analítico tal como sucede en el historial de Dora.
al Otro o sin Otrn, rest)ectivamente. Así pues, se podría considerar al acting ow como i:espuesrn a la
En el acting out, en el campo de un antílisis, es la exclusic:ín, a resistencia del analista en la dirección de la cura, siendo la angustia .
nivel del lenguaje, de un elernento simbólico que retorna desde lo dd analista la que lo lleva a intervenir sin escuchar, ante lo cual el
real corno com.portamicnto inquietante, provocador, exigiendo algo, am1lizante reacciona a su vez con angustia y rechazo, léase transferen-
pero ... ¿qué? Dice Lacan: cia negativa.
Podríamos decir entonces que, en el intento de eludir o sortear la
"El acting out es un signo Je que al paciente se le píde angustia, el sujeto en acting out a¡;ela al Otro, personificado por el
mucho". analista, S.S.S. (Sujeto Supuesto Saber), o bien por una figura signi-
ficativa para el sujeto; está dirigido a alguien a quien se le pide que
De.sde esta perspectiva Dora, frente a una equivocación de Freud, lo contenga, en gráficos y claros términos kleínianos, es decir, se
demanda la posibilidad de abrir un lugar respecto del deseo del Otro, produce en transferencia, se ofrece a ¡:1Jguien a quien se dirige una
exige una resput~sta otra, y esto es esencial: el pedido de otra respues- demanda de atenci6n, de cuidado, en surna, de amor. Mientras que
ta, una interpretación no habida, diciendo "sin decir", sin palabras en d f)asaje al acto el sujeto aJmesta ante la indeterminación o la incon-
sino por medio de la acción, abandonando el tratamiento, que el sistencia clel Otro, un otro no atravesado por lu función paterna, con
analista se ha salido de su lugar o que se ha equivocado. El aporte de la certeza de que no hay escucha ¡)ara su j>adecer. Y, así, sale o se borra
Lacan en cuanto al quehacer analítico de Freud es que ésr:e habría de escena, en un pasaje al acto en el cual se pone en juego su posi-
descuidado atender a la relación de Dora con la sei'iorn K., remarcando ción subjetiva.
equivocadamente el lazo erótico~afoccivo en la línea padre.·sefior K. Todo sujeto organiza para sí un.a supuesta re¡1hdad ubicándola
Pero ya d mismo Freud había considerado su error, cuando en un "marco" fantasmático, t:ncuadr~indola entre bordes que cierran,
plantea el complejo de Edipo completo en el varón y en la mujer, y que la limitan, tal como es posible observar con claridad en el mate-
agrega una nota a pie de página al Epílogo del 1.~aso Dora veinte rial del l:-fombre de los lobos. El pasajt~ al acto, implica un salirse del
años más tarde: marco, denunciando que el fantasma no alcanza, apelándose a la

''Cuanto más tiempo me separa dd término de este análisis,


más me voy convenciendo de que mi error técnico consistió 98. Fie.ud, S. (l905b): Anúli,~is jú1gm~ntario de mw lii>Wria, ojJ. ot., p. 656

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ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. 0.JNSIDF.RACIONES [)f;SDE EL PS!CUt\NÁLISlS PARTE 2. ADOLESCENCIA. SEMHLt\NTE DE LAS METAMORFOSIS DE IJ\ PUBER·r:•\D

"mirada" del Otro, introduciendo un "fuera de escena", siendo la El pasaje al acto tiene otro estatuto. Por un lado, va dirigido a lo
mirada lo que sostiene una presencia sin palabras. En el pasaje al acto que se llama el gran Otro. Pero el gran Otro como imbarrable, a quien
los registros R, Se 1quedan con-fundidos, uno se mezcla con los otros, no le falta nada. Y por el otro lado, ese sujeto, el del pasaje al acto, se
o bien se desarticulan, rompiéndose la relación o enlace que Lac:m b:1rra de una forma tan radical, dice Lacan en el Seminario 10, que se
define para el nudo borromeo de tres. "lnce" objeto. El pasaje al acto tiene esa característica que se vislum-
En térrnínos generales podríamos reiterar una afirmación reali- hrJ. en todos los intentos por definirlo: es un exc~so. En el pasaje al
zada en un comienzo, y sostenida o achnada luego en el desarrollo acto, el sujeto se pone en el lugar de la falta del Otro, en el lugar del
teórico: el acting out y el pasaje al acto son reacciones del sujeto objeto. En el pasa}e al acto es condici(m la identificación al objeto
frente la angustia, maniobras por medio dt• la acción ante la falta d0 que se le supone a ese Otro.
una respuesta clara del Otro acerca de la pregunta del sujeto por el En el Serninario 10, "La angustia", La.can toma el caso freudiano
deseo de aquél. La diferencia entre ambos es que en el~rimero habría de la joven homosexual para referirse al pasaje al acto y diferenciarlo
cierta mediación fantasmática, se produce en transferencia, y por lo del acting out en el mismo caso, y también en lo referido al caso Dora.
tanto dirigido o dedicado el acto a Otro pidiéndose "contención", En el conocido caso de la joven homosexual, el pasearse ésta con la
mientras que en el segundo se pone en juego el cuerpo cayendo o dama ante la mirada de los otros constituiría un acting out, es mostrar
saliéndose el suJeto de la escena, con consiguiente destitución subje- eso i1nposible de saber: la no-relación sexual, dice Lacan en el Semi-
tiva, apostando sin Otro. nario sobre la angustia. Diferente es el pasaje al acto, que se desenca-
En cl!anto al tema del acting out de Dora, tanto Freud como dena cuando la joven se encuentra frente a frente con su padre en la
Lacan no se detienen a considerar un punto que para nosotros es calle y ante la mirada del mismo, dura, despectiva, despreciativa, el
importante: Dora es una adolescente at'.m, que se interroga acerq de desenlace es la acción de saltar la valla. Lac::m dice que sería Lm
qué es ser mujer, qué es ser mujer para tl!1 hombre pero también qué es intento de garantizar el deseo del padre. Es ante la mirada del padre
ser mujer para otra mujer, fundamentalmente. Ydesde esa perspectiva que salta la valla. liacerse objeto de esa mirada es el punto, se trata de
es posible ubicar las actuaciones, los actos, íncluidos los supuestos eso. O sea que hay en ambos fenómenos una relación intima al obje-
intentos de suicidio, y las manifestaciones sintomáticas en el cuerpo, to, al objeto perdido, donde se apoya la castraci6n. Y ~sta va a retot-

como derivaciones del esfuerzo por encontrar respuestas ante los enig- nar sobre el sujeto especialmente en el pasaje al acto.
mas que producen angustia. En el pasaje al acto el sujeto se barra al máximo. El sujeto
En el acting out se expresa en acto la exigencia, d pedido, de una radicaliza la barra, tanto que termina identificándose con el objeto.
respuesta otra dirigido a los padres o al analista en el contexto que En la joven homosexual ante la mirada del padre que la ve pasear con
provee 1a transferencia. Dora no la encuentra en heud, como tampo- la dama, queda barrada de tal modo, da el paso y a través de esta
co en sus padres, y aba11dona "vengativamente" el rranuniento, en un acción deja de "ser" al caer como sujeto. Esa es la caracter(stica del
acting: out, que, como tal, está en la órbita de la provocación, presio- pasaje al acto: el dejarse caer al lugu del objeto.
nando, exigiendo una interpretación no habida. Y Freud se queda sin El objeto a, dentro de las distintas acepciones que tiene-porque
poder proseguir con su trabajo y a la espera del regreso de la paciente está el objeto del fantasma, el objeto ele la pulsión, el objeto perdi-
o de una intervención por parte del padre de la misma exigiéndole o do- es también un objeto de amor y es objeto de duelo. Esto se juega
propiciando la reanudación del tratamiento, pensando veinte años en el pasaje al acto. Lacan en el Seminario 1O en relación al pasaje al
después sobre las causas del corte abrupto y los errores cometidos que acto dice que el sujeto se arroja al lugar de objeto que supone que al
podrían haber provocado tal desenlace. Otro le falta. Por eso se dice que en la psicosis, el sujeto psicótico

106 107
Pt\RTE 2. t\l)OLESCENCIA. Sl'· l
-Ml'l 1\NTF
,_ .
rw 1 ·\S Ml:TAM0ll.FOS1$ ny; Lt\ PUIW.KfJ\D
. . , _, '
ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CONSIDERACION!"-'> [lESDE EL PSICOi\NALiSIS

·\ , , , posible su conformación siempre y


1 C)tro n.o es otorgaL o, 'i e~ · · ·
queda ígualado al objern, o sea, falta el punzón cid fantasma, e.n tam(i i.k- ' J l ().. . ( a1)l''Ste al SU). etO, en cuyo Cé.'.1.SO no. se
. d 1 goce oe . tro n ) < - . ... < . • , • 'l
el sujeto es el objeto. En el pasaje al acto Lacan dice que hay un t:lJJll 0
e d :¡ , . del Orro 1co no queda lugat pa.r<1 e
d vislumbrar na<.1a e e eseo .. ' l .J -1
i::xceso que empuja a lo real, que es un saber que se rechaza reconocl:r pile e l . . ·' o¡1ondría y debilitaría a ueseo, y e
. En este punto e goce se - . . -\
como tal. Por ejemplo, en la joven homosexual, lo que se rechaza (";:: . kseo. , l . . . 1- . unta picando y sin respm:sta para e.
. -' . uede quec ar se con . ci p! eg . . (. . . .... ' de'
saber sobre el goce del padre; cuando ella se siem.e engafiad;,:i, traícirr- ,.u¡etodp. ' 'l e l forta lecnme
. . . 1l. to· d· e'l fanrnsma.
e '
Y.• la 1mpo1 tanc1.a
. • •
t-

nad<• por aquel. O sea que cuando eso se rechaza se actt.'.!a, se pasa a L arrm1 o o p,u, . , . ' l ·uucción se deduce de la def1m-
t r....,\:1···1· o de constrncc1on o reco -i.s . .

'
acción, siempre en relación a un exceso. En el pasaje al acto hay un es(e
. "I , . n enunch respecto del f·anwsma al sos't e'ner l1LlC" ·1 ••
ción que •.K<l '
exceso que se trata de cortar, de poner un límite. Por eso es el empuje,
la cuesti6n del suicidio o de los riesgos que se desestiman y pueden ·\ " . , r"' 11osotros el representante de toda represenrn-
... es, pa"' ,
llegar a tener graves consecuencias para la integridad física o la vida l .• n[OI.
ción posible de su¡eto.
dt:l sujew. 1
Podríamos decir que el aC:ting out forma parte de las vicisitudes
'~ recto de h. hnporrnncia del deseo en relación
1¡ Mientras que rest). . •
normales de la tarea de reposicionamienrn subjetivo durante la ado-
:¡ al deseo del Otro, dice Lacan.:
lescencia, en una imprescindible afirmación estructural del sujeto,
cuando el cuestionamiento a la ley del padre puede llevar a transgre- 'l "El deseo, ya lo he explicado, es falta",
siones que se expresan en la dimensión del actuar, generalmente corno 1
acting out.
y continúa plantean.do:
Ahora bien, algo sucede en el sujeto respecto de la pregunta
1.,l
acerca del deseo del Otro en el mejor de los casos, aspecto que Lacan .f: " esto tiene un sentido, que no hay objeto del que el de~~o
.l
estudia bajo el nombre de fantasma. ' ... t's·faga aun si hay objetos que son causa del deseo.
Veamos el concepto de fantasma a partir del planteo que enun- !.\
¡
se sa i. ' . < , •

cia Lacan en el seminario sobre la lóg(ca del fantasína y que fuera ~


Afirma Lacan:
iniciado en el seminario titulado "El objeto del psicoanálísis". 99
1i "N l '0'1~ de "lll" el deseo
0 1ayocas1 • . _ "" · ·
sea s<:ltisfecho, sólo se pu.ed.e
. . ., ...• ¡
1 satisfacer la demanda; por eso es justo dcctr que ~l ,d~~-~ e~,~·..
Acerca del fantasma deseo del Otro, su falla se produce en .e~ lugar_ ~el .. tt,º;, tl
\ .. 11 .,.. ~1 ~l Otro ctue se dmge la ll<.:1n,mda.
tanto que es a ugai <. e
Cuando nos reforinws a "fantasma" en psicoanálisis aludimos a
la respuesta que el sujeto construye como argumentación discursiva \·¡ . bien si es de la demanda de b que surge el deseo, es.te
Al1ora
. • . . . , t, estaría estructuraoo lengu·11e
en cuanto a lo que supone que el Otro desea, específicamente en lo ¡¡ último en l o mconsc1en e
1
,
·
como un . . ". '
, ' L· ..
referido a "¿qué quiere~ de mU", que toma forma de escena en la que se . J i C()lUP''rtida por el fantasma en tanto este, P<lr.1 dcdn,
cua l 1uao " ·
encuentra incluido el propio sujeto. Es pues respuesta al interrogante
respecto del deseo del Otro, que se deduce o se construye en el campo
\
. . · 14 ''L·i ló«ifn del fan(<i,ma ·
· · " ¡> ubr1'~')CIÓl1
' ,
1OO. Lacan, J. ( 1967): Seminario . < ,,, -

T;fl)A Buenos Aires, 1003. ,,, . " jl cit


99. Lacan, J. ( !966b): Seminario 13. "El objeto del psicoanáli~is". Publicación· L- [. 1 . • • . • 13 "El :>bieto del psiCD'JllóHISI$ ' () . .
101. L1can, J.: Seminann . . \
E.F.B.A., sin focha.

109
AD<-)LEscrnc1A Y ¡uvi;Nrun. CoNs1nr:RAc10NEs nrsm' EL Ps1coANh1s1s PARTE 2. AlX)LHSCENCIA. SEMBLt\NTE DE Ll\S Mln/'\!vlORFOStS DE LA PUBEl\Tt\ll

"al fin de cuentas, es una frase con una estructura gratnatical." ;1quello con lo que están construidos los recuerdos que descubre corno
"cuerpo extraño" en la histeria y a través de los cuales se intenta entrar
Es algo del orden de un "rearmado" del fantasma que se dd)('. en la clínica psicoanalítica, prioritariamente, en tanto son palabras
producir en la adolescencia, en tanto ésta puede ser definida co 1110 hechas recuerdos, aunque a veces, a falta de ellas, el analista tendrá
encrucijada fundamental para el sujeto, contundente conmoción <:n que ubicarse en posición de "ca-laborar", en labor conjunta con el
la estructura que supone un barajar las cartas y dar de nuevo en e~t· paciente, en el intento de ir redescubriéndolas-<':n todo su valor.
segundo momento que marca la sexualidad en dos tiempos propuesi;.i Cuan.do irrumpe la angustia el sujeto apela al fanrnsma, y si éste
por Freud cuando aportara la idea de una segunda oleada en la pu. no se halla consolidado, o se muestra débil, como puede suceder en la
berrad, y que no pocas veces tiene dimensión de fuerte oleada o Lk adolescencia, se puede responder por dos vías: en una, con un decir
maremoto. sin palabras en la actuación, o bien, en otra posibilidad, haciéndose
En la adolescencia se tendría que producir, en lo esperable, la cargo el cuerpo de la falta de argumento fantasm<itico.
consolidación de la respuesta impl ícíta en el fantasma, en un trabajo- Decíamos que el fantasma se construye, no es provisto u otorga-
so fortalecimiento de la posición del sujeto que sólo es posible si éste do como un regalo sino que es producto de la pregunta acerca del
puede construir un lugar simbólico propio, diferente al del nii"to que deseo del Otro, siempre y cuando el goce de ese Otro no oprima al
fuera, diferencial respecto del Otro familiar, todo lo cual hace que se sujeto. Cuando el Goce del Otro (materno} es muy foerte debilita la
pueda sentir validado, con derecho, para tener una respu~:sta a su función paterna y se hace campo propicio para la presencia opresora
pregunta respecto del deseo del Otro. La consolidación del fantasma de la angustia. Y esto es así porque si la castración es desmentida, y es
tendrá que ver con la forma en que las vicisitudes <le la rebción débil o endeble el signficante del Nombre del Padre, el engarce entre
sujero-Otro refuercen o debiliten los puntos de articulad6n que la los tres registros del nudo borromeo de tres también es frágil, y las
historia familiar otorga al trabajo de reposicionamíento subjetivo relacíones entre sus componentes se desorganizan.
sobre la base que provee la estructura.
En este momento crucial, o segundo movimiento subjetivo, que
se da en llamar adolescencia, el fantasma puede vacilar, ser insufi, Replanteo de los términos del espejo en la adolescencia
ciente o desdibujrme, al punto mi de que el sujeto pueda llegar a no
contar con él en una instancia crítica o ele coyuntura como toda En el año 1949 publica Lacan un escrito que lleva por título "El
situación de crisis vital o ante siuaciones traumáticas. En tales cir- estadío del espejo como formador de la función del yo tal como se
cunstancias sí hay fantasma, está construido, no es que no exista, nos revela en la experiencia psicoanalítica", que retorna una línea de
como puede pasar en e! autismo, por ejemplo, en que el fracaso del trabajo que, inicia en "La agresividad en psicoanálisis", formando
fantasma es contundente o definitivo, pero su endeblez momentánea ambos una relaci6n o una unidad complementaria: si el estadía del
durante la adolescencia puede provocar movimientos en la vía del espejo nos coloca frente al papel constitutivo de la imagen en la
acto o ponerse en primer plano al cuerpo para responder ante la función del yo, est;1 enajenación primera está indisolublemente uni-
angustia a través de silenciosos gritos. da con la agresividad que despierta el otro que es "yo" mismo, en la
A partir de operaciones de expulsión de lo real es posible iniciar dialéctica excluyente del yo y el otro. Así es como explica Lacan el
la construcción del marco discursivo o escritura! del fantasma que lugar de la agresividad que Aimée no pone en juego contra su herma-
sostiene al sujeto en situaciones de conmoción o de golpes en la vida. na, quedando ubicada la agresividad como la tendenda correbtiva
Freud dice que se enferma por palabras, pues no sería otrn cosa que de un modo de identificación denominada narcisista,

110 111
AnotrnCENCIA Y JUVENTlJD. CoNSIDERl\CIONES DESDE EL. Ps1co.ANAus1s PARTE 2. ADOLESCENCIA. SEMBLANTE DE LAS METAMORFOSIS DE LA l'UBERTl\ll

Así pues, en distintos momentos de la vida, porque la fose del las ~-mlsiones parciales, que por cierto nunca es completa, y la consti-
e5pejo no es evolutiva, la representación de nosotros rnismos re- wci6n de un yo como anhelo de unidad. Es esta idemificación que
quiere de la acción enajenante de la imagt:n especular y así suceck L 1can ubica en la fase del espejo corno identificación imaginaria,
en la adolescencia. De allí la importancia de considerar h esboz(mdose el yo sobre la base de una identificación con h1 imagen
trnnsversalidad que une al sujeto con Otro significativo en la di- del semejan.te, siendo el yo, desde sus orígenes, otro. ·
.
Lacan ubica como yo idea l, i(a ) , a esa nnagen, "ama)ll"
e , que se
mensión del cornplejo frarerno tal como veremos en próximo espa-
cio. Porque así como el Otro familiar fue fundamental en los prime- le ofrece al yo para que se identifique con ella, identificación irnagi-
ros afios de vida, luego el grupo de pares, la dimensión del comple- naría que es regulada y sostenida por el ideal del yo, l(A), Ya partir de
jo fraterno, equipara o reernp!aza la importancia de aquel en los la imagen pregnante del semejante, del otro, se constituye el yo, i(a).
procesos identificatorios adolescentes. Lacan subraya el sostén simbólico a la operación que regula las rela-
En la adolescencia se produciría un replanteo de los rérminos ciones imaginarias en la construcción de la realidad y define cuál es
intervinientes o involucrados en la dialéctica de identificaciones dicho soporte: el ideal del yo. Sostiene en cuanto a la estructuración
inaugurada por la fase del espejo, en tanto ésta instala una forma de imaginaria: 104
relación con otro en dimensión imaginaria sostenida esta últirna por
el orden simbólico al mismo tit:mpo que circunscribe lo real. " ... esta posición sólo puede concebirse en la medida en que
Y es en cuanto a las dificultade~ de reconocerse unido a partir de haya un guía que esté más alh'í de lo imaginario, a nivel del
sensaciones propioceptívas, en relación a fantasías de fragmentación plano simbólico, del intercambio legal, que sólo puede
corporal que se disparan con las transformaciones en el orden del encarnarse a través del intercambio verbal entre los seres
cuerpo, que adquiere nueva dimensión la lógica de la fase del espe.io humanos. Ese guía que dirige al sujeto es el ideal del yo."
en la ado!escenci~l.
Decirnos fase y no estadío pues el rnismo Lacan se ocupa en En el Seminario 10, respecto de la experiencia anre el espejo,
hacer la distinción, eludiéndose de esta forma todo in.temo de ubica~ marca o subraya cómo el niño vuelve su mirnda hacia e1 adulto (el
cicSn genética o evolutiva de una experiencia fundante de la consti- Otro) que lo sosciene, para solicitar, "en cierto modo", su asentimien-
rnción sub,ietiva que se replantea en riempos de la adolescencia con to en cuanto a su reconocerse en el espejo:
1
los cambios corporales que se presentan, tl~niendo el sujeto que asu-
mir nueva imagen: la de su conformación como adolescente y no ya '' ... movimiento de mutación de la cabeza que gira Yvuelve
nifi.o, desde una imagen fragmentada del cuerpo "hasta una forma a la imagen que parece demandarle que ratifique el valor
que llmuaremos ortopédica de su totaliclad". 102 1 de ésta. "105
l
Hay un acto psíquico que instala el narcisismo, la identificad<in,
sugiere Freud, wi que deja atrás el autoerotismo con la unificaci6n de Desde un lugar tercero se ratifica al niño que esa imagen del espe-
jo le corresponde, se le asegura que ese del espejo es él, Y dicha garantía
proviene desde el lugar del ideal del yo, desde el lugar del Otro.
1
102. Lacan, J. (1949a): "El estadío del espejo como formador de la función del
yo tal como se nos revela en la experiencia psicoamdítica". Ese,,-itos /. Si¡tki
1
Veintiuno. México, 1978. ·· 104. Lae<1n, J. (l 953b): Seminario l. "L,is escritos técnicos de Freud". Paidós.
lOJ. Freud, S. (192la): Psicología de !as masas y análisis dd yo. Amomirtu. Buenos 1 Buenos Aires, J98.5. .
Aires, 1999. 105. Lacan, ). (1962): Seminnrio 10. "La angustia". Paidós. Bueno.1 Aires, 2006.

112 113
1
ADOLESCENCI1\ Y JUVENTUD. CONSIDERACIONES DESDE EL l'SlCOt\NALISIS PARTE 2. ADOLF~5CENC:lA. Si;:¡,füJ.ANTE DE LAS MFü\MORFOSIS DE LA PUBE!\Tt\ n

Ante la angustia que invade al adolescente en el trabajo de libidinal en el que la 16gica de la fase del espejo marca un ames y un
reposidonamiento subjetivo es irnportante que cuente con el "otro", después en la constitución de un saber que se tiene un cuerpo, una
como Freud lo sugiere, como forma de fortalecerse ante ciertos "ata- imago unificada, no ya del niño que fuera sino de adolescente.
ques" sentidos como expresión acrecentada de bs emociones, y agre-
ga: "pero la más de las veces con aquel otro prehistórico inolvidable
a quien ninguno posterior iguala ya". Es importante con quiénes cuenta Complejo de Edipo y complejo fraterrío en la
cada adolescente ante el desorden que la conmoción estructural im- adolescencia
pone, en la trama de la estructura familiar en el terreno de lo edípico
o en la órbita del complejo fraterno. Laplanche Y Pontalis definen el término "complejo", en gene-
La identificación formadora del yo es identificación narcisista, ral, como: -
uno es " esa nnagen,
11 ' y st' 1uego otro ocupa eLl lugar e1e esa imagen,
. un
" conjunto
' . ¡o ue
orgarnzac 1
representaciones y de recuerdos
semejante, ello ímplicará una tensión eroto-agresiva en tanto el nar-
cisismo implica la existencia de un solo lugar, un único lugar, el lugar dotados de intenso valor afectivo, parcial o totalmente in-
de falo imaginario. Se experimenta tensi6n entre la imagen que se conscientes."
presenta en el espejo y su insuficiencia, o sensación de cuerpo frag-
mentado. En rnnto uno no tiene la certeza de poder coincidir total- En cuanto al conocido conceprn de complejo de Edipo, recor-
mente con su propia imagen, y es por eso que el yo necesita siempre demos que se refiere al conjunto de investidurns amorosas y hostiles
reconocimiento que le asegure la pennanencia de su irnagen. Sostie- ~le! ni~.º so~re sus padres, que con posterioridad son reemplazadas por
ne Lacan: 1dennhcac1ones. Al respecto, en carta a Fliess, reconoce Preud haber
encontrado en sus recuerdos sentimientos de amor hacia su madre y
"Es en todas las fases genéticas del indíviduo, en todos los de celos hacia su padre, comunes a todos los niños pequefi.os, y sostie-
grudos de cumplimiento humano en la persona donde vol- ne en otro espacio:
vemos a encontrar ese momento narcisista en el sujeto, en
un antes en el que debe asumir una frustración libidinal y "Todo individuo ha reconocido esa fase~ pero la ha re-
un después en el que se trasciende en una sublimación nor-
primido."1º7
mativa. " 106
Para considerar en profundidad el complejo de Edipo freudiano
Yesta afirmación permite comprender con mayor claridad la rela- remito a un escrito de Marta Picciní Vega sobre el tema, ios en un
ción existente entre identificaciones y agresividad, o rivalidad, que espacio dedicado a dicho concepto en su relación con el desasimien-
considerfüamos párrafos amis, implicada en la pubertad como uno de to de la autoridad de los padres en la adolescencia.
los momentos claves de la realización sexual, en una dialéctica que se
desarrolla durante un tiempo de la vida de profunda metamorfosis
107 · Freud. S. (1925 ): "Lns resistencias contra el psícoarnílisis". Obrns com¡ilews.
Amorrortu.
l 08. Vega, P M. (2007): "El Complejo de Edipo y el desasimiento de la autori-
l06. Lacan, J. ( 1948): "La agresividad en psico<1m\ltsis". Escritos ll. Siglo Vein· da.d de los ~adres", en Escriws psicoanalrrico,\ solire Adolescencia.. Eudeb¡1. Buenos
Aires, 2007.
tiuno. México, 1975.

114 1 L5
f''iRTE 2. ADOLESCENCIA. SEMBLANTE PE LAS METAMOl\J'OSIS DE U\ l'Ul\ERTAll

Freud adem<Í.S de estudiar y profundizar la línea del compkj1> de po~id6n subjetiva en la adolescencüt, al ~os~~n:r. nue:os. proceS(~~
Edipo propone la existencia de un "complejo fratemo",! 09 y so:,:tienc: ¡dcnn·f·sea tel ri'cJs· , v, ccndyuv·1
·' · '
con el compleJo de Ecllpo en ld consoli
en cuanto a este concepto que los celo.5 continuarían impub,¡s • ón de la legalidad o del superyó.

Lacan eqt~ipara el cornplejo fraterno con el complejo del "In-


1

tempranos de la afectividad infantil y procederían del complejc, dí: (,.id

Edipo o del complejo fraremo. Afectos tiernos y hostiles emandd1;-; .. , " , 'OStiene c1ue el hermano puede llegar a representar a aquel
¡¡ U>O 'j S . 1 •• ! ._
del Edipo pueden orientarse hacia un rival: "casi siempre un herman, 1 ,,¡ro rival y orninoso que podría lle~ar a satisfacer e~ dese(~} e e. la
mayor del individuo'', conduciendo a actitudes intensamente hvHi· <. L'tcar" el P'lpel tnum'it1co del hermano, en el senudo
inaclre.'Segun < '• . ' '· <
les y agresivas hacia el mismo pero que en la generalidad de los cas1.i~ . ... . .. " e'si·A constituido por su intrusión, considerando que el her-
nc:.uuo , ·" .
sucumbieron a la reptesión. 1w Freud admitió, sobre todo al final de su inano da lugar al "modelo arcaico del yo". Sostiene:
obra, la importancia del complejo fraterno, aunque no lo estLJdian
de modo sistemático, como sí lo hiciera con el complejo de Edipo. " ... tanto el objeto como el yo se realizan a travéf, del seme-
Así pues, en Algunos mecanismos neuróticos en los celos, la jmranoia yla jante, cuanto más pueda asimilar de su cotnpafiero irn1s re-
homosexualidad, texto al cual hacíamos referencia, Freud emplea el· .afirma el sujeto su personali da d y su 00Jet1v1c
t. . . t { »llZ
ac ...
térm.ino ''complejo fraterno" y lo diferencia del complejo de Edipo.
En el escrito en homenaje a Ferenczi, en su 50° cumpleafi.os, Freud · En cuanto Hl complejo fracerno, éste es ubicado como nudo
comenta que era "hijo intermedio entre una numerosa serie de her- j" •
oramat1co ,. A 1'111 ée • definiendo Lacan como fundamen-
e1-.• el caso .
manos", agregando que tuvo que luchar con un fuerte "complejo tal el lugar de la hermana, cuya intrusión en la vida de la p~1c1ente
fraterno". 111 no despierta en ella la indignación o la ira esperables, sino, que
Derivado y luego articulado. con el complejo de Edipo, se de- queda ubicada corno ideal del yo que, desplazánd~)Se a naves de
nominaría com(Aejo fraterno al conjunto de afectos tiernos y hostiles la serie de figuras sustitutivas: amigas, escritores, etc., Y
dirigidos hacia hermanos y luego pares ubicado.5 ambos en el lugar de Otro personificándo~e luego en una actriz como objeto persecutorio al
significativo. que ataca y es víctíma de un atentado. Finalmente, con el ataque
Lacan propone como esencial en la problemática edípica la a esta parte de sí misma en el perseguidor construido, se produce la
"metáfora paterna". Llama significante del Nombre del Padre a la disolución del delirio, y pagando su deuda, Aiméc concede al
función simbólica paterna, que desplaza el Deseo de la madre y pro- superyó la cuota necesaria de sufrimiento que éste exige, lo cual le
duce una operación que define un significado que es el falo, y plan- permite estabilizar su existencia. .
tea que esto es tanto para la mujer como para el varón, en tanto su Privilegiando el complejo fraterno, desplazando al complCJO de
función es establecer la castración simbólica. Edipo del lugar central, al no incluir ul padre en el con~icto ~.en~ral,
El vínculo con Otro significativo en la dimensión del comple- Lacan llega a la conceptualización del registro de lo 1mag1nano Y
jo fraterno es de esencial importancia para la consolidaci6n de la propone la fase del espejo como trama de la constitución subjetiva
en su función trascendental.
En cuanto a fa imagen corporal, ternática que nos ocupa en
109. Freud, S. (192lb): Algunos mecanismos neuróticos en los celos, la /Jamnoia y la
homosexualidcid. Ed. B. Nueva, p. 26i l. tanto trabajo psíquico peculiar en la adolescencia, dice Lacan que la
11.0. Freud, S. (1921b): Algunos mecanismos neuróticos en los celos, la /Jarnnoia y la
homosexualidad, oj!. cit., p. 2617.
111. Freud, S. (l923c): Doctor Sándor Ferenq;i (en su 50 2 cum/Jleaños). Amorronu. 112. LK<Ul, J. (1938): La familia. Argomrnta. Biblioteca de Psicoamili>is. Bueno~
Buenos Aires, 1986, p. 288, Aires, 1982.

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ADOLESCENCIA ~·JUVENTUD. CONSIDERACIONES DESDE EL l'S!COANÁLlS!S PARTE 2. ADOLF~SCENCIA. SEMBLANTE DE Lr\S METAMORFOSIS DE LA l'Ul\fiRTAD

imago del otro, en la órbita del complejo fraterno, est:í ligada a b Podemos pensar en una doble transversalicbd en la consolida-
estructura del propio cuerpo, c:ión del sentimiento de sí, o de la identidad, del sujeto, marcada por
Li línea vertical definida por la conflictiva edípica y el Otro parental,
"... y más precisamente a sus funciones de relación por una y la horizontal constituida por el vínculo con Otros significativos
cierta semejanza objetiva." 111 que están ubicados en la dimensión del complej<!. fraterno.
Kancyper sostiene que el complejo fraterno tiene cuatro
Amor e identificación son los movimientos afectivos qu~: carac- funciones: 114
terizan los vínculos fraternos, en conjunci6n con la rivalidad como Función sustitutiva: consistiría en reemplazar y compensar fun-
expresi.ón de la agresividad característica de todo vínculo humano. ciones parentales fallidas. A ello h.ace referencia Freud, t1.5 al analizar
Podemos considerar entonces que en el complejo fraterno no un caso clínico en el cual una niña puede encontrar en el hermano
sólo se juegan celos, odio y rivalidad, o intrusión, sino que aquellos a mayor un sustituto del padre, quien ya no se ocupa de ella como
quienes el sujeto ubica en el lugar de un Otro significativo, hermano cuando era una bebita, o cuando esa misrna niña toma a un hermani-
o amigo, se constituyen como figuras de identificación y son medida to menor como sustituto del bebé que deseara recibir del padre.
de pretensiones y anhelos en cuanto a lo que el adolescente y joven Función defensiva: se cumple cuando el complejo fraterno encu-
"es" y lo que puede llegar a "ser", sosteniendo su autovalorad6n y en bre situaciones conflictivas edípicas y/o narcisistas no resueltas. Se
consecuencia su identidad. desplazan defensivamente sobre los hermanos afectos hostiles d irigi-
Es importante remarcar la existencia de una doble linealidad dos originariamente hacia los padres.
identificatoria que interjuega en la adolescencia y en la juventud, con Función elaborativa: actúa ayudando en la elaboración del com-
sus diferencias, en tanto que en esta última aquellos que ocuparan plejo de Edipo y del narcisismo. El complejo fraterno participaría en
lugar en el complejo fraterno, cambian de matices, permanecen o des- la tramitación y el desasimiento del poder vertical detentado por las
a!.,arecen, algunos quedan en el lugar de amigos o compañeros y otros figuras cdípicas y en el reconocimiento de los límites a la ilusión de la
pueden llegar a constituirse en partenaire o pareja con quien construir propia omnipotencia narcisística.
proyectos de vida y/o familia con convivencia estable o duradera. Funciónestructurante: influye sobre la génesis y el mantenimiento
de los procesos identifícatorios en el yo y en los grupos, en la constitu-
Otro significativo ción del superyó e ideal del yo, y en la elección del objeto de amor.
del Esta última función, la estructuran.te, es de especial importancia
complejo de Edipo para considerar el trabajo psíquico peculiar de la juventud, que con-
sideraremos en otro capítulo. Así como en la adolescencia se enfren-

I
SUJETO ••---1~
Otro significativo
cid
complejo fraterno
taba la elaboración de la pérdida del cuerpo infantil, de los padres de
la infancia y de la omnipotencia narcisística de la niñez, en la .iuven-
tud es fundamental el trabajo psíquico de consolidarse en una nueva

114. Kancyper, L.: El com¡Jle}o fraterno. Buenos Aires. Grnpo Editorial Lumen.
Buenos Aíres, 2004.
1J5. Freud, S. (l 916b): Conferencia Nu 21 "Desarrollo libiditrnl y organizacio-
l 13. LK·.an, J. (1938): La familia, ºI'· cit. nes sexu;1les". Amorrort.u. Buenos Aires, 1994.

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AIX)LESCENCJA Y JUVENTUD. CoNSIDliHACION!iS DESDE EL rs1co."-NAusis

posición fuera del ámbito de lo endogámico, con la inserción en


espacios de trabajo en desempeño de actividades u oficios vario~,
cuando no se continúa con la escolaridad, o con la elección de carr1>
ras de formación superior para capacitarse como profesional, según d
medio socio-econónüco al cual el sujeto pertenezca y de acuerdo con
la capacidad y/o posibilidades de cada quien.

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