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El análisis de sensibilidad y los escenarios del proyecto

Durante la fase de formulación y evaluación de la factibilidad de un proyecto realizamos un


gran esfuerzo con la finalidad de dibujar el camino que debemos seguir para alcanzar esa
situación deseada, en la que las necesidades han sido satisfechas, con el menor sobresalto
o riesgo posible. Sin embargo, más allá del papel, nos enfrentamos a situaciones
cambiantes que pueden impactar a nuestro proyecto tanto positiva como negativamente y
de las cuales debemos tener conocimiento o al menos una estimación.

Una herramienta que es fundamental para poder intuir a que nos podríamos estar
enfrentando durante la ejecución del proyecto es el análisis de sensibilidad, el cual consiste
en la construcción de escenarios en los que simulemos la realidad y estimemos cómo el
comportamiento de ciertas variables podrían afectar nuestro desempeño.

El análisis de sensibilidad y la construcción de escenarios

El análisis de sensibilidad consiste en determinar cómo el valor presente neto del proyecto
es afectado por el comportamiento de ciertas variables, las cuales son relevantes para su
cálculo. Siguiendo la explicación presentada por Garay y Gonzales, en su libro
Fundamentos de Finanzas, para realizar el análisis debemos seguir los siguientes pasos:

- En primer lugar determinar cuáles son las variables que intervienen en el cálculo del VPN.

El valor presente neto es una función del monto de la inversión inicial, la tasa de descuento,
el precio de venta de los bienes y/o servicios producidos por el proyecto, las cantidades
vendidas, los costos y todas aquellas variables que consideremos de relevancia para
calcularlo.

Recordemos que el VPN es el resultado de sumar a la inversión inicial los flujos de efectivo
que generará el proyecto descontados (o traídos) al momento donde esta se realizará.

- Una vez que tenemos claro cuáles son estas variables, debemos determinar un rango para
que fluctúen.

Este análisis, según la opinión de los autores antes citados, debe ser realizado por
conocedores del área en la que este ubicada nuestro proyecto, para tener cierto grado de
confiabilidad en la estimación.

- Luego calculamos el VPN esperado.

- Y por último hacemos fluctuar, una por una, las variables dentro del rango estimado para
conocer de qué manera se comporta el VPN.

En este punto se nos presenta una complejidad, ya que debemos calcular la variación del
VPN esperado, cuando sólo una de las variables se “mueve” y las otras se mantienen
constantes. Esta condición es lo que se conoce como “ceteris-paribus” y que en palabras
más sencillas nos indica que debemos determinar cómo varía el VPN cuando “movemos”
por ejemplo la inversión inicial y mantenemos constantes los valores del costo, tiempo,
precios, cantidades, etc.

Todos estos cálculos, que se realizan utilizando derivadas parciales, nos permiten la
construcción de tres escenarios en los cuales podríamos estarnos manejando, uno
optimista, uno más probable y uno pesimista.

El optimista, donde el VPN efectivo, es superior al esperado, el pesimista con un VPN


efectivo inferior al esperado y el más probable donde el VPN efectivo es igual al esperado.

Como podemos observar el VPN es lo suficientemente relevante para representar la


situación de un proyecto en un momento determinado, en el que alguna de las variables del
que este depende fluctúe. Pero para entender mejor de que va el análisis de sensibilidad y la
creación de escenarios utilicemos un ejemplo de la vida real:

Supongamos que nuestra variable de decisión, similar al VPN para un proyecto, es la hora
en la que llegamos a nuestro trabajo, digamos a las 8 de la mañana. Esto sucederá si
despertamos a las 6 am y el sistema de subterráneo funciona correctamente.

Tenemos entonces una variable con valor esperado (la hora de llegar al trabajo) que
dependerá de otras dos variables: la hora de despertar y que el subterráneo trabaje como
debe ser.

Qué pasaría entonces si en vez de despertar a las 6 lo hiciera a las 7 am dado que el
subterráneo no presenta ningún contratiempo. Seguramente llegaríamos tarde al trabajo, a
las 8.30 am y recibiríamos una amonestación. Este sería un primer escenario que podríamos
considerar pesimista.

Por otra parte si despertamos a las 5.30 am seguramente estaremos en nuestra oficina a un
cuarto para las 8, lo que podríamos considerar un escenario optimista. Por último el
escenario más probable es que despertemos a las 6 y estemos en el trabajo a las 8 am.

Aunque muy simple, este ejemplo nos permite ver de qué se trata la construcción de
escenarios y el análisis de sensibilidad. Determinamos que sucede con nuestra variable de
decisión, en este caso la hora de llegada al trabajo, en función del comportamiento de las
variables hora de despertar y funcionamiento del transporte público.

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