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Realidad Económica del Perú

La difusión extensa - y poco explicada - de ciertos datos


económicos que reflejarían o sustentarían un sostenido nivel de
crecimiento (incremento) anual del PBI (Producto Bruto Interno) y
por lo tanto de una tendencia hacia una acumulación positiva de
renta y riqueza de nuestro país, viene configurando un contexto
político-empresarial de expectativas favorables y confianza excesiva
en la esperada recuperación del país.

De allí que, ciertos sectores de opinión - motivados socialmente y/o


políticamente -, sin atreverse a cuestionar las cifras o el
procedimiento para obtenerlas, vienen expresando su preocupación
sobre la relación entre los resultados y los efectos; es decir, si hay
un mayor crecimiento de la economía, y por lo tanto de la renta y la
riqueza, por que motivos no se refleja en la mejora de indicadores
económicos claves, tales como: (1) el empleo, (2) el ingreso, y (3) el
consumo - de las familias peruanas -. Precisando; como se explica
que los "buenos" resultados a nivel de país (macroeconomía) no
tienen efectos visibles en las familias peruanas y pequeñas
unidades empresariales (microeconomía).

Razonemos, si analizamos las cifras difundidas y partimos del


concepto de que el ingreso promedio per cápita del país es igual a
la división entre el total del PBI y el total de la población; tendríamos
que para un PBI del 2003 de 60.213 millones de dólares y una
población de 27 millones de habitantes, se obtiene un ingreso anual
per cápita (por persona) de 2,230 dólares/promedio; seguidamente,
para un PBI del 2004 de 62.742 millones de dólares - debido a un
incremento del 4,2% anual -, y una mayor población de 27 millones
y 756 mil personas –debido a un incremento del 2,8% anual -,
obtenemos un nuevo ingreso per cápita de 2,260 dólares/promedio.
En consecuencia, si hacemos la comparación pertinente, tendremos
que la mejora neta del ingreso per cápita en el período (2003-2004)
es de 30 dólares/año o el equivalente al 1,34% del ingreso y no de
4,2% u otra cifra que se viene difundiendo. Ahora bien, no
debemos olvidar que esta cifra es un promedio, en
consecuencia no nos dice mucho sobre quienes se benefician
(aumentan) y quienes se perjudican (disminuyen) en la
distribución real del PBI.

A partir de lo expuesto, y con respecto a la precisión hecha sobre la


distribución del incremento neto del ingreso, debemos considerar
que los datos macroeconómicos son agregados; es decir, la suma
de las cifras de cada producción valorizada (en dólares)
provenientes de todos los agentes económicos (pequeña, mediana
y gran empresa) establecidos en el país; ello implica que no todos
aportan al PBI sino cierta proporcionalidad de acuerdo -
básicamente- a su tamaño de empresa, así como al tipo, volumen y
destino (mercado interno y/o exportación) de sus productos. De allí
que, si la producción/servicio valorizada de unas cuantas empresas
grandes (p.e. mineras y financieras) son las impulsoras de la mejora
del PBI, sobre la base de incrementos de precios logrados por su
control de mercado y/o mayor demanda de su producto/servicio, es
lógico suponer que su aporte será decisivo en cuanto al
indicador macroeconómico de sus rentas (beneficios netos), pero
no necesariamente de los indicadores macroeconómicos de empleo
que a su vez impulse las mejoras de los indicadores de ingreso y
consumo, los que en realidad sí indicarían una dinamización de la
economía del país, y por lo tanto una señal del prometido y
esperado "chorreo".

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