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Apuntes para la preparación de problemas

para olimpiadas matemáticas

Grupo de Preparación de Problemas


Índice

1. Combinatoria y Técnicas para Juegos de Estrategias 1


1.1. Combinatoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
1.2. Calcular una probabilidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1.3. Principio del palomar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1.4. Principio del extremo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
1.5. Búsqueda de invariantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
1.6. Algunos problemas de fases nacionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

2. Desigualdades 9
2.1. Medias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
2.2. Desigualdad triangular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
2.3. La desigualdad de Cauchy-Schwarz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
2.4. Desigualdades de ordenación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
2.5. La desigualdad de Jensen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

3. Ecuaciones polinomiales y funcionales 15


3.1. Polinomios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
3.2. Ecuaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
3.2.1. Ceros de un polinomio con coeficientes enteros . . . . . . . . . . . . 17
3.2.2. Ecuación de segundo grado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
3.2.3. Ecuación de tercer grado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
3.2.4. Funciones simétricas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
3.2.5. Resolución por cambio de variable . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
3.3. Funciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
3.3.1. Ecuaciones funcionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20

4. Números 23
4.1. Divisibilidad de números enteros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
4.2. Congruencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
4.3. Polinomios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
4.4. Progresiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
4.5. Principio de inducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
4.6. Algunas fórmulas útiles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
ii ÍNDICE
Capı́tulo 1

Combinatoria y Técnicas para


Juegos de Estrategias

En este capı́tulo aprenderemos primero a contar conjuntos relativamente grandes que


han sido definidos a partir de ciertas reglas. A continuación se ofrecen una serie de estrate-
gias muy útiles para ser aplicadas en distintos problemas. Estas estrategias no se aplican a
un tipo de problema en particular sino que más bien constituyen un arsenal de herramientas
que deben estar siempre dispuestas para ser aplicadas.

1.1. Combinatoria
La combinatoria es una herramienta que nos permite enumerar agrupaciones u ordena-
ciones de elementos procedentes de un conjunto.
Veamos las distintas formas de agrupar u ordenar dichos elementos.

Variaciones con repetición. Supongamos que tenemos un conjunto de n elementos


y queremos saber cuántas ordenaciones posibles existen si tomamos k elementos de dicho
conjunto con repetición, es decir, que un mismo elemento puede aparecer más de una vez
en una ordenación. En estas condiciones:

Las variaciones con repetición de n elementos tomados de k en k son

nk .

Para probarlo, le asociamos a cada elemento del conjunto un número del 1 al n, ası́,
una variación es una lista de k números donde cada uno puede tomar cualquier valor entre
1 y n, luego el número de posibilidades es

· . . . · n} = nk .
|n · n {z
k veces

Ejemplo. ¿Cuántos posibles resultados pueden darse en una quiniela?


2 Combinatoria y Técnicas para Juegos de Estrategias

Sabemos que hay 15 casillas con tres posibles resultados en cada una de ellas: 1, X,
ó 2. El número de resultados posibles en la quiniela será el número de formas que podemos
tomar 3 elementos (1, X, y 2) de 15 en 15, es decir, las variaciones con repetición de 3
elementos tomados de 15 en 15. Por lo tanto, pueden darse 315 resultados diferentes.

Permutaciones (o variaciones sin repetición).


En este caso, partimos de un conjunto de n elementos y nos preguntamos cuántas
ordenaciones posibles existen si tomamos k elementos de dicho conjunto sin repetición, es
decir, que cada elemento puede aparecer a lo más una vez en cada ordenación. De esto se
deduce que k ≤ n. Bajo estas condiciones:

Las permutaciones de n elementos tomados de k en k son


n!
.
(n − k)!

En el caso particular de que n = k, el número de ordenaciones posibles se conoce como


permutaciones de n elementos. Como 0! = 1, se tiene:

Las permutaciones de n elementos son

n!

Veamos la prueba. Al igual que antes, asociamos un número del 1 al n a cada elemento
del conjunto, por lo que las permutaciones también se reducen a una lista de k números.
Pero, en este caso, el primer elemento de la lista tiene n posibilidades, el segundo tiene
n − 1 (ya que no se puede repetir el elemento anterior), el tercero tiene n − 2, etc. Por
tanto, el número de posibilidades es
n!
n(n − 1) · · · (n − k + 1) =
(n − k)!
Ejemplo. Se tiene un autobús con 60 asientos. Si tenemos a un grupo de 100 personas,
¿de cuántas formas distintas podemos sentar a 60 de esas 100 personas?
En esta ocasión se considera un conjunto de 100 elementos y queremos contar las
ordenaciones posibles si tomamos 60 elementos del conjunto. Por lo tanto, el número de
ordenaciones que pueden darse es
100! 100!
= =
(100 − 60)! 40!
= 114382237175950845912024269129505082551877378454352695770367477980883043228769909978700879757312000000000000000

Permutaciones con repetición.


En este caso, el concepto de repetición no es el mismo que en los casos anteriores.
Ahora tenemos un conjunto de n elementos donde hay algunos que están repetidos, y
queremos contar de cuántas formas posibles podemos ordenarlos. Estas ordenaciones se
Combinatoria 3

llaman permutaciones con repetición. Supongamos que un elemento se repite k1 veces,


otro se repite k2 veces,. . ., ası́ hasta el último que se repite km veces (observemos que
k1 + · · · + km = n).

Las permutaciones con repetición de un conjunto con n elementos,


que se repiten k1 , k2 , . . . , km veces es:
n!
k1 !k2 ! · · · km !

Esta prueba también es sencilla, pues una permutación con repetición es simplemente
una permutación de n elementos (luego en principio hay n! posibilidades), sólo que hay
posibilidades que están repetidas. A partir de una permutación dada, si permutamos de
cualquier manera los k1 elementos que son iguales, o los k2 elementos que son iguales, o
los k3 elementos que son iguales, etc., obtenemos la misma permutación. Por lo tanto, el
número de posibilidades, n!, hay que dividirlo por k1 !k2 ! · · · km !, es decir, el número de
posibilidades se reduce a
n!
.
k1 !k2 ! · · · km !
Ejemplo. Disponemos de 10 bolas: tres de color negro, tres de color blanco, tres de
color azul y una de color rojo. Si las colocamos alineadas, ¿de cuántas formas distintas se
pueden alinear?
Las bolas forman un conjunto de 10 elementos donde un elemento se repite 3 veces,
otro elemento se repite 3 veces, otro también se repite 3 veces y otro sólo se repite una
vez. El número de ordenaciones posibles será el número de permutaciones con repetición
de dichos elementos, es decir:

10! 10!
= = 16,800.
3!3!3!1! 3!3!3!

Hasta ahora hemos visto formas de contar distintas ordenaciones, es decir que se ha
tenido en cuenta el orden de selección de los elementos del conjunto. A partir de ahora
vamos a ver conceptos en los que no interviene el orden de selección de dichos elementos,
por ello, hablaremos de agrupaciones.

Combinaciones sin repetición.


Se parte de un conjunto de n elementos y queremos saber cuántas agrupaciones distin-
tas existen si tomamos k elementos de dicho conjunto. A estas agrupaciones se las llama
combinaciones de n elementos tomados de k en k:

El número de combinaciones de n elementos tomados de k en k es


 
n n!
=
k (n − k)!k!
4 Combinatoria y Técnicas para Juegos de Estrategias

Para probarlo, volvemos a suponer que tenemos listas de k números comprendidos entre
1 y n. 
De esta manera, una combinación sin repetición no es más que una permutación
n!
(n−k)! en la que no importa el orden en que tomemos los elementos. Por lo que dos listas
que tengan los mismos k números se consideran iguales. Por tanto, hay que dividir por k!.
En definitiva, el número de posibilidades es
n!
(n − k)!k!

Ejemplo. De una baraja de 40 cartas, ¿cuántas agrupaciones de 7 cartas pueden ob-


tenerse?
En este ejemplo no importa en qué orden se extraigan las cartas de la baraja. El número
de agrupaciones posibles es el número de combinaciones de 40 elementos tomados de 7 en
7, es decir  
40 40! 40 · 39 · 38 · 37 · 36 · 35 · 34
= = = 18,643,560.
7 33! 7! 7·6·5·4·3·2

Algunas fórmulas útiles de combinaciones sin repetición.


Sean k, n ∈ N con k ≤ n. Se tiene:
 
n n(n − 1) · · · (n − k + 1)
= . (k factores arriba y k factores abajo).
k k(k − 1) · · · 1
  Xj    
n j n−j
= · para todo j ≤ n. En particular, para j = 1 se tiene:
k i k−i
i=0
     
n n−1 n−1
= + . Esto da lugar a la famosa pirámide de Tartaglia:
k k−1 k
1

1 1
1 2 1
1 3 3 1
1 4 6 4 1
1 5 10 10 5 1
..
.

En esta pirámide, si contamos la fila superior como la fila 0, y contamos los elementos
 
n
de cada fila empezando por 0, entonces el elemento k de la fila n es precisamente . Se
k
observa que la simetrı́a de esta pirámide nos dice que
Calcular una probabilidad. 5

   
n n
= ,
k n−k
lo que por otra parte es trivial a partir de la definición.      
n n n
Observemos que los elementos de la fila n de la pirámide de Tartaglia, es decir, , ,..., ,
0 1 n
son los coeficientes del desarrollo del binomio de Newton:
         
n n n n n−1 n n−2 2 n n−1 n n
(a + b) = a + a b+ a b + ··· + ab + b .
0 1 2 n−1 n
Si consideramos el caso particular a = b = 1, se tiene:
     
n n n n
2 = + + ··· + .
0 1 n
Esto también se puede deducir a partir de la pirámide, ya que, por construcción, cada fila
suma el doble que la anterior.

1.2. Calcular una probabilidad.


Supongamos que tenemos un experimento aleatorio. A cada posible resultado del ex-
perimento se le llama suceso.

Si tenemos un experimento de n resultados posibles y equiprobables, la


probabilidad de que ocurra un suceso especı́fico es
CF casos favorables
= .
n casos posibles

Ejemplo. ¿Cuál es la probabilidad de que al tirar un dado, el resultado obtenido sea


un número par?
El número de resultados posibles es 6, y todos tienen la misma probabilidad. El suceso
que nos interesa es A =“el resultado obtenido es par´´, y hay tres casos en los que el
resultado del dado es par, por lo tanto la probabilidad del suceso A es
casos favorables 3 1
P (A) = = = .
casos posibles 6 2
Problema: En un equipo de fútbol tenemos 11 jugadores, cuyas camisetas están nu-
meradas del 1 al 11. Elegimos al azar 6 de ellos. ¿Cuál es la probabilidad de que la suma
de los números de sus camisetas sea impar?

1.3. Principio del palomar


El principio del palomar nos dice que si tenemos tres caramelos y los queremos guardar
en dos cajones, al menos en un cajón meteremos dos caramelos. Formalmente se enuncia
ası́:
6 Combinatoria y Técnicas para Juegos de Estrategias

Principio del palomar: Dados n objetos y n − 1 lugares donde colo-


carlos, en alguno de los lugares debe haber al menos dos objetos.

Hay que tener cuidado porque no se dice nada acerca de cómo están distribuidos.
Por otra parte, supongamos que tenemos siete lápices y tres estuches. Entonces podemos
asegurar que al menos en un estuche hay tres lápices. Vamos a demostrarlo. Supongamos
que en cada estuche hay como mucho 2 lápices. Entonces en los tres estuches habrá como
mucho 6 lápices, lo cual es una contradicción.
Formalmente, el principio del palomar se puede extender a:

Principio del palomar: Dados n objetos y klugares donde colocarlos,


n

en alguno de los lugares debe haber al menos k objetos.

Recordemos que nk el entero más cercano a n/k por arriba (es decir, el menor entero
 

que sea mayor o igual a n/k).

Problema: Suponiendo que una persona no puede tener más de 500.000 pelos en la
cabeza, y sabiendo que en Sevilla hay más de 700.000 habitantes, demostrar que hay al
menos dos sevillanos con el mismo número de pelos.
Problema: Dados 5 puntos en√ un cuadrado de lado unidad. Demostrar que hay al
menos 2 que distan como máximo 22 unidades.
Solución: Dividamos el cuadrado de lado 1 en cuatro cuadrados de lado 1/2. Por el
principio del palomar, debe haber dos puntos en alguno de estos cuadrados
√ más pequeños.
Como este cuadrado está contenido en una circunferencia de diámetro 22 , los dos puntos
estarán como mucho a esta distancia.

1.4. Principio del extremo


Principio del extremo: Para probar un enunciado, basta con compro-
bar que éste se cumple en el caso más desfavorable posible

Al usar este principio hay que tener cuidado: hay que probar que la situación es la más
desfavorable, y eso no siempre es sencillo. No basta decir: “como aquı́ se cumple y parece
que es la situación más desfavorable, es verdad”. La parte difı́cil es probar que realmente
es la peor situación posible.
Problema: Decimos que tres números naturales distintos forman una terna aditiva si
la suma de los dos primeros de ellos es igual al tercero. Hallar, razonadamente, el máximo
número de ternas aditivas que puede haber en un conjunto dado de 20 números naturales.

1.5. Búsqueda de invariantes


Búsqueda de invariantes: Cuando haya un proceso iterativo o repe-
titivo, busca la propiedad que no cambia, y todas las posiciones posibles
tendrán que tener dicha propiedad igual que en el estado inicial.
Algunos problemas de fases nacionales 7

Ilustraremos este principio con problemas.


Problema: En un tablero de damas (8 × 8), colocamos las 24 fichas del juego de modo
que llenen las 3 filas de arriba. Podemos cambiar la posición de las fichas según el siguiente
criterio: una ficha puede saltar por encima de otra a un hueco libre, ya sea horizontal
(a izquierda o derecha), vertical (hacia arriba o hacia abajo) o diagonalmente. ¿Podemos
lograr colocar todas las fichas en las 3 filas de abajo?
Solución: Una ficha que está en una fila par, al saltar, seguirá en una fila par. Una
ficha que está en una fila impar, al saltar, seguirá en una fila impar. Al principio hay 16
fichas en las filas 1 y 3 (impares) y 8 fichas en la fila 2 (par). Si consiguiéramos colocarlas
todas en las tres filas de abajo, tendrı́amos 8 fichas en la fila 7 (impar) y 16 fichas en las
filas 6 y 8 (pares), lo cual es imposible. Por tanto, no se puede colocar todas las fichas en
las 3 filas de abajo.
Problema: En una mesa hay dos cajas de galletas, una con 17 galletas y otra con 16.
Dos jugadores juegan por turnos y cada jugador, en su turno, puede optar por hacer una
de las siguientes cosas:

1. Comerse dos galletas de una misma caja.

2. Pasar una galleta de la segunda caja a la primera.

Pierde el jugador que no pueda hacer ningún movimiento. ¿Qué jugador gana?
Solución: Después de jugar varias veces se puede comprobar que siempre gana el
segundo. ¿Por qué? Es fácil ver que en cada movimiento, la diferencia de galletas entre la
caja 1 y la caja 2 varı́a en +2 ó -2 unidades. Por tanto, después de dos jugadas consecutivas,
la diferencia entre las cajas puede variar en +4, 0 ó -4 unidades. Como al pincipio del juego
esta diferencia vale 1, se deduce que cada vez que vaya a jugar el jugador 1, la diferencia
entre las cajas dará resto 1 al dividirlo entre 4. Y cada vez que vaya a jugar el jugador 2,
la diferencia entre las cajas dará resto 3 al dividirla entre 4.
Por tanto, cuando juegue el jugador 2, o bien hay galletas en la segunda caja (y puede
pasar una a la primera), o bien hay al menos 3 galletas en la primera caja (y puede coger
2). Esto implica que el jugador 2 nunca puede perder.
Problema: En una isla del Pacı́fico se observa que nada más que sobreviven unos
camaleones, que pueden cambiar de color. En total habı́a 20 verdes, 19 grises y 18 marrones.
Se observó que cuando se encuentran dos camaleones de colores distintos, los dos cambian
automáticamente al tercer color y que no cambian de color en ningún otro caso. ¿Es posible
que todos los camaleones se vuelvan del mismo color?

1.6. Algunos problemas de fases nacionales

Problema: (Fase nacional OME 2004) Colocamos, formando una circunferencia, 2004
fichas bicolores: blancas por una cara y negras por la otra. Un movimiento consiste en
elegir una ficha con la cara negra hacia arriba, y dar la vuelta a tres fichas: la elegida, la
de su derecha y la de su izquierda. Supongamos que inicialmente hay una sola ficha con
8 Combinatoria y Técnicas para Juegos de Estrategias

la cara negra hacia arriba. ¿Será posible, repitiendo el movimiento descrito, conseguir que
todas las fichas tengan la cara blanca hacia arriba? ¿Y si tuviéramos 2003 fichas, entre las
cuales exactamente una tiene al comienzo la cara negra hacia arriba?

Problema: (Fase nacional OME 2008) A cada punto del plano se le asigna un solo
color entre siete colores distintos. ¿Existirá un trapecio inscriptible en una circunferencia
cuyos vértices tengan todos el mismo color?
Capı́tulo 2

Desigualdades

En este capı́tulo nos centramos en los problemas donde aparecen desigualdades entre
números. Estos problemas sueles tener un aspecto aterrados aunque muchos de ellos se
resolverán de un modo casi trivial al aplicar algunas de estas técnicas, sin embargo otros
problemas de desigualdades necesitarán de un empleo más audaz del contenido de este
capı́tulo y, por supuesto, de nuestra experiencia.

2.1. Medias

Comenzamos con dos de las desigualdades más básicas pero al mismo tiempo más
importantes. Sean x, x1 , x2 , · · · , xn números reales, entonces
x2 ≥ 0 (2.1.1)
y
n
X
x2i ≥ 0. (2.1.2)
i=1
La igualdad se dar en ambas sólo cuando x = 0 en (1) o xi = 0 para todo i en (2).
Una de las estrategias más simple y fructı́fera a la hora de resolver problemas de de-
sigualdades consiste en transformar nuestras desigualdades en alguna de las formas (1) o
(2). Este proceso no es simple, por lo que conviene conocer otras desigualdades de aspecto
más complejo pero que básicamente se reducen a las anteriores. Sea x = a − b con a > 0 y
b > 0, entonces se tiene la siguiente secuencia de equivalencias:
a b
(1) ⇐⇒ a2 + b2 ≥ 2ab ⇐⇒ + ≥ 2 ⇐⇒ 2(a2 + b2 ) ≥ (a + b)2
b a
r
a+b a2 + b2 1
⇐⇒ ≤ ⇐⇒ x + ≥ 2, x > 0.
2 2 x
De este modo podemos ver cómo nuestras inofensivas desigualdades de partida empiezan


a tomar aspectos más aterradores, pero ¿qué tal si reemplazamos a y b por a y b?
√ a+b √ √ 2ab
(1) ⇐⇒ a + b ≥ 2 ab ⇐⇒ ≥ ab ⇐⇒ ab ≥ .
2 a+b
10 Desigualdades

A partir de aquı́ se deduce la siguiente secuencia de desigualdades que resultarán funda-


mentales. Estas desigualdades reciben el nombre de desigualdades de las medias armónicas-
geométricas-aritméticas-cuadráticas o desigualdad HM-GM-AM-QM:

Desigualdades de las medias:


r
2ab √ a+b a2 + b2
min(a, b) ≤ ≤ ab ≤ ≤ ≤ max(a, b).
a+b 2 2

Reconocer las desigualdades anteriores bajo cualquier situación que puedan aparecen en
los distintos problemas puede ser una gran ventaja a la hora de resolverlos. Los siguientes
ejemplos ilustran lo que acabamos de decir:

x2 + 2
Ejemplo 1. √ ≥ 2 para todo x.
x2 + 1
Ejemplo 2. Si a, b, c ≥ 0 entonces (a + b)(b + c)(c + a) ≥ 8abc.

Ejemplo 3. Si ai > 0 para i = 1, · · · , n y a1 a2 · · · an = 1 entonces

(1 + a1 )(1 + a2 ) · · · (1 + an ) ≥ 2n .

La desigualdad HM-GM-AM-QM se tiene incluso en la siguiente versión más general.


Sean a1 , a2 , · · · , an ≥ 0, entonces
n √ a1 + a2 + · · · + an
min(a1 , a2 , · · · , an ) ≤ 1 1 1 ≤ n
a1 a2 · · · an ≤
a1 + a2 + ··· + an
n
r
a21 + a22 + · · · + a2n
≤ ≤ max(a1 , a2 , · · · , an ).
n

La siguiente desigualdad es conocida como la desigualdad de Nesbitt:


sean a, b, c nœmeros no negativos, entonces
a b c 3
+ + ≥ .
b+c a+c a+b 2

Es útil saber que el término de la izquierda, que denotaremos por f (a, b, c), se puede
reescribir de las siguientes maneras:

a+b+c a+b+c a+b+c 1 1 1


+ + − 3 = (a + b + c)( + + ) − 3;
b+c a+c a+b b+c a+c a+b
1 1 1 1
[(a + b) + (b + c) + (c + a)]( + + ) − 3. (2.1.3)
2 b+c a+c a+b
A continuanción ofrecemos dos pruebas de la desigualdad de Nesbitt:
Desigualdad triangular 11

1. Sean x = a + b, y = b + c y z = a + c, entonces
1 1 1
+ + − 6)
2f (a, b, c) = (x + y + z)(
x y z
x y x z y z
= + + + + + −3 ≥ 3
y x z x z y
| {z } | {z } | {z }
≥2 ≥2 ≥2

2. Ahora demostraremos la desigualdad de Nesbitt usando la desigualdad entre las medias


aritméticas y armónicas aunque primero deberemos transformarlas para poder aplicar
(3):
u+v+w 3 1 1 1
≥ 1 1 1 ⇐⇒ (u + v + w)( + + ) ≥ 9.
3 u + v + w
u v w

1 3
Por tanto, f (a, b, c) ≥ ·9−3= .
2 2
Igualdades. Un problema muy interesante y que sirve para resolver ecuaciones en lugar
de inecuaciones es estudiar cuándo las desigualdades anteriores son igualdades. En el caso
de las desigualdades de medias, estas son igualdades si, y sólo si, todos los números son
iguales.

2.2. Desigualdad triangular

Otro tipo de desigualdades de gran interés son las que se pueden asociar con las lon-
gitudes a, b y c de los lados de un triángulo. La desigualdad triangular suele tomar los
siguientes aspectos equivalentes (se supone que a, b y c representan las longitudes de los
lados de un triángulo):

1. a + b > c, b + c > a, c + a > b.

2. a > |b − c|, b > |a − c|, c > |a − b|.

3. (a + b − c)(b + c − a)(c + a − b) > 0.

Por supuesto no toda terna (x, y, z) de números reales positivos se corresponde con los
lados de un triángulo, sin embargo sı́ que a toda terna le puede asociar otra (a, b, c) que
sı́ se corresponde con los lados de un triángulo. Basta con aplicar las fórmulas, a = y + z,
b = z + x y c = x + y.

2.3. La desigualdad de Cauchy-Schwarz

La desigualdad de Cauchy-Schwarz es una de las desigualdades de mayor utilidad en


matemáticas. Dados a1 , a2 , · · · , an y b1 , b2 , · · · , bn dos colecciones de n números reales,
entonces
12 Desigualdades

Desigualdad de Cauchy-Schwarz:

(a1 b1 + a2 b2 + · · · + an bn )2 ≤ (a21 + a22 + · · · + a2n )(b21 + b22 + · · · + b2n ).

Una de las aplicaciones más inmediatas de esta desigualdad es la desigualdad entre las
medias aritméticas y cuadráticas para n números.
(1 · a1 + 1 · a2 + · · · + 1 · an )2 ≤ (12 + 12 + · · · + 12 )(a21 + a22 + · · · + a2n ).

2.4. Desigualdades de ordenación

Sean a1 , a2 , · · · , an y b1 , b2 , · · · , bn dos colecciones de n números reales y sea c1 , · · · , cn


una permutación de los números b1 , b2 , · · · , bn . Nos preguntamos cuáles de las n! posibles
sumas del tipo
S = a1 c1 + a2 c2 + · · · an cn
son extremales, es decir, dan la mayor y la menor de todas las posibles sumas. Este problema
no es difı́cil de resolver ya que se puede reducir a estudiarlo para n = 2. De hecho, para
n = 2 tenemos la situación
a1 c1 + a2 c2 − (a1 c2 + a2 c1 ) = (a1 − a2 )(c1 − c2 ),
donde se puede apreciar que, si a1 ≥ a2 , esta diferencia es la mayor posible si c1 ≥ c2 . El
resultado general dice que la suma a1 b1 + a2 b2 + · · · + an bn es la mayor posible si ambas
colecciones están ordenadas de modo creciente o decreciente, mientras que la suma es la
menor posible si una colección se ha ordenado de modo creciente mientras que la otra se ha
hecho de modo decreciente. Este resultado es fácil de visualizar si supones que puedes elegir
entre billetes de 50, 20 y 10 euros y que puedes elegir 4, 3 y 2 de cada tipo. Obviamente la
mayor cantidad se obtendrá si elegimos cuatro billetes de 50, 3 de 20 y 2 de 10.
Las siguientes desigualdades se pueden obtener como una aplicación de las desigualdades
de ordenación:
1. a2 + b2 + c2 ≥ ab + bc + ca para cualesquiera números reales.
2. a3 + b3 + c3 ≥ a2 b + b2 c + c2 a ≥ 3abc para cualesquiera números positivos.
Otra aplicación de las desigualdades de ordenación son las desigualdades de Chebys-
hev. Sean a1 , a2 , · · · , an y b1 , b2 , · · · , bn dos colecciones de n números reales ordenadas de
igual modo, o bien creciente o decrecientemente, entonces
a1 b1 + a2 b2 + · · · an bn = a1 b1 + a2 b2 + · · · an bn
a1 b1 + a2 b2 + · · · an bn ≥ a1 b2 + a2 b3 + · · · an b1
a1 b1 + a2 b2 + · · · an bn ≥ a1 b3 + a2 b4 + · · · an b2
........................................................................
a1 b1 + a2 b2 + · · · an bn ≥ a1 bn + a2 b1 + · · · an bn−1 .
La desigualdad de Jensen 13

Sumando todas estas desigualdades, se obtiene


n(a1 b1 + a2 b2 + · · · + an bn ) ≥ (a1 + a2 + · · · + an )(b1 + b2 + · · · + bn ),
de donde se deduce inmediatamente la primera desigualdad de Chebyshev para colecciones
de números con igual orden:
Desigualdad de Chebysev:
a1 + a2 + · · · + an b1 + b2 + · · · + bn a1 b1 + a2 b2 + · · · + an bn
· ≤ .
n n n
Si se repite el mismo razonamiento pero partiendo de dos colecciones de números reales
ordenadas una decreciente y a la otra crecientemente, se llega a la desigualdad de Chebyshev
para colecciones de números de orden contrarios:
a1 + a2 + · · · + an b1 + b2 + · · · + bn a1 b1 + a2 b2 + · · · + an bn
· ≥ .
n n n

2.5. La desigualdad de Jensen

Esta desigualdad nos permite dar una desigualdad entre una media aritmética y su ima-
gen mediante una función convexa (es decir, de segunda derivada positiva). Sean a1 , · · · , an
n números reales y f una función convexa, entonces
 
a1 + a2 + · · · + an f (a1 ) + f (a2 ) + · · · + f (an )
f ≤ .
n n

Esta desigualdad admite una expresión más general. Sean t1 , t2 , · · · , tn número entre 0
y 1 y tales que t1 + t2 + · · · + tn = 1, entonces, si f es convexa,

f (t1 a1 + t2 a2 + · · · + tn an ) ≤ t1 f (a1 ) + t2 f (a2 ) + · · · + tn f (an ).

Si la función f es cóncava entonces se tiene la desigualdad contraria.

f (t1 a1 + t2 a2 + · · · + tn an ) ≥ t1 f (a1 ) + t2 f (a2 ) + · · · + tn f (an ).

Dos técnicas muy prácticas: simetrı́a y homogeneización.

Es bastante habitual que una desigualdad dada sea equivalente a otra desigualdad
que, al menos en apariencia, es más simple. No hay una técnica general que se pueda
aplicar de modo universal para lograr este objetivo, sin embargo sı́ hay ocasiones en que,
si miramos muy atentamente nuestra desigualdad, se pueden aplicar ciertas técnicas que
ayuden a simplificarla. Esto ocurre, por ejemplo, cuando la desigualdad de partida tiene
rasgos de simetrı́a entre sus variables (es decir, la posición de las distintas variables no
cambia la desigualdad) o bien de homogeneización (todos los sumandos son del mismo
grado polinomial). Veamos algunos ejemplos:
14 Desigualdades

1. a2 + b2 ≥ 2ab es homogénea (todos los términos son de grado 2) y simétrica (si (a, b) es
solución entonces (b, a) también lo es).

2. ab + b2 ≥ 0 es homogénea pero no simétrica ((−1, 10) es solución pero (10, −1) no lo


es).

Las simplificaciones que podemos hacer en estos casos son: si la ecuación es simétrica
entonces podemos suponer que las variables están ordenadas de menor a mayor (a ≤ b ≤
c ≤ · · · ); si la ecuación es homogénea entonces se puede multiplicar por un factor que haga
el problema más simple. Por ejemplo, probemos que

a3 + b3 + c3 + 3abc ≥ ab(a + b) + bc(b + c) + ca(c + a)

es cierto para a, b y c positivos. Bien, es fácil ver que la desigualdad es simétrica y ho-
mogénea. Por tanto podemos podemos suponer que a ≤ b ≤ c y que (multiplicando por
1/a3 ) obtenemos una nueva ecuación donde a = 1 e introducimos las nuevas variable
x, y ≥ 0 tales que b = 1 + x e y = 1 + y, de este modo pasamos de una desigualdad
en tres incógnitas a otra en dos incógnitas. A continuación sustituimos, simplificamos y
procedemos como se indica:

x3 + y 3 + x2 + y 2 ≥ x2 y + xy + xy 2

⇐⇒ x3 + y 3 + x2 − xy + y 2 − xy(x + y) ≥ 0
⇐⇒ x3 + y 3 + (x − y)2 + xy − xy(x + y) ≥ 0
⇐⇒ (x + y)(x2 − xy + y 2 − xy) + xy ≥ 0
⇐⇒ (x + y + 1)(x − y)2 + xy ≥ 0.
Capı́tulo 3

Ecuaciones polinomiales y
funcionales

En este capı́tulo aprenderemos algunas técnicas básicas para el manejo de ecuaciones


donde aparecen tanto polinomios como funciones sin determinar previamente.

3.1. Polinomios
Una expresión del tipo

P (x) = a0 xn + · · · + an−2 x2 + an−1 x + an

con a0 6= 0 se llama polinomio de grado n en la variable x. Los ai suelen ser números reales
y se llaman coeficientes.

El valor numérico de un polinomio es el valor que se obtiene al sustituir la variable por un


número y efectuar las operaciones. Se indica P (a) si x = a.

Teorema del resto. El resto, R, que se obtiene al dividir un polinomio


P (x) por el polinomio x−a es el valor numérico del polinomio para x = a,
o sea, R = P (a).

Una raı́z o un cero de un polinomio P (x) es un número, a, para el que su valor numérico
es cero, o sea, P (a) = 0.

Teorema del factor Si x = a es una raı́z o cero del polinomio P (x)


entonces dicho polinomio es divisible por el binomio x − a, o sea,

P (x) = (x − a)Q(x)

El polinomio cociente Q(x) se puede calcular usando la regla de Ruffini.


La aplicación sucesiva de este teorema a un polinomio permite obtener su factorización
como producto de factores.
16 Ecuaciones polinomiales y funcionales

Divisibilidad También aplicando el teorema del factor podemos deducir las siguiente
afirmaciones.

1. xn − y n es divisible por x − y.

2. Si a, b ∈ Z, para cualquier polinomio P (x) con coeficientes números enteros, P (a) −


P (b) es visible por a − b.

3. Si dos polinomios de grado ≤ n coinciden en n + 1 puntos, son iguales.

Por último la descomposición polinómica en producto de factores puede conducir a resul-


tados de teorı́a de números relativos al carácter primo o no de un número.

Teorema fundamental del álgebra Sea n ≥ 1, y sean n números


complejos ai , i = 1, . . . , n con a0 6= 0. Entonces la ecuación

a0 z n + a1 z n−1 + · · · + an−1 z + an = 0

tiene una solución en C.

Como consecuencia de este teorema y del teorema del factor, un polinomio de grado
n con coeficientes complejos tiene n raı́ces complejas (contando la multiplicidad) y, por
tanto, usando el teorema del factor se puede factorizar en n factores lineales.

Si llamamos α1 , · · · , αn a las n raı́ces de la ecuación

a0 z n + a1 z n−1 + · · · + an−1 z + an = 0

se verifica que

a0 z n + a1 z n−1 + · · · + an−1 z + an = a0 (z − α1 ) · · · (z − αn )

y, por tanto,

α1 + · · · + αn = −a1 /a0
α1 α2 + · · · + αn−1 αn = a2 /a0
α1 α2 α3 + · · · + αn−2 αn−1 αn = −a3 /a0
...
n
α1 α2 · · · αn−1 αn = (−1) an /a0

Estas fórmulas, llamadas de Cardano-Vieta, son muy útiles en los problemas de olimpiada
en los que aparecen polinomios.
Ecuaciones 17

3.2. Ecuaciones
3.2.1. Ceros de un polinomio con coeficientes enteros
1. Si P (x) = xn +a1 xn−1 +· · ·+an−1 x+an es un polinomio con coeficientes enteros y a ∈
Z es un cero de dicho polinomio entonces a es un divisor del término independiente,
an .

2. Si P (x) = a0 xn +a1 xn−1 +· · ·+an−1 x+an con a0 6= 0 es un polinomio con coeficientes


enteros y la fracción irreducible, pq ∈ Q, es un cero de dicho polinomio entonces p es
un divisor de an y q, un divisor de a0 .

3.2.2. Ecuación de segundo grado


Veamos las fórmulas de Cardano-Vieta para las ecuaciones cuadráticas.
Si α y β son las soluciones de la ecuación ax2 + bx + c = 0, a, b, c ∈ R y a 6= 0, por el
teorema del factor:
ax2 + bx + c = a(x − α)(x − β)
luego
ax2 + bx + c = ax2 − a(α + β)x + aαβ
y, por tanto,

α + β = −b/a
αβ = c/a

Además

b 2 b2 b 2 b2 − 4ac
   
2
ax + bx + c = a x + +c− =a x+ −
2a 4a 2a 4a

Por eso √
2 −b ± ∆
ax + bx + c = 0 ⇔ x =
2a
siendo ∆ = b2 − 4ac.
La ecuación de segundo grado tiene dos soluciones reales si ∆ > 0, una solución real doble
si ∆ = 0 y dos soluciones imaginarias si ∆ < 0.

3.2.3. Ecuación de tercer grado


Veamos las fórmulas de Cardano-Vieta para las ecuaciones cúbicas.
Si α, β y γ son las soluciones de la ecuación cúbica: ax3 + bx2 + cx + d = 0, a, b, c, d ∈ R y
a 6= 0, por el teorema del factor:

ax3 + bx2 + cx + d = a(x − α)(x − β)(x − γ)


18 Ecuaciones polinomiales y funcionales

y, por tanto,

α + β + γ = −b/a
αβ + αγ + βγ = c/a
αβγ = −d/a

Otras propiedades a tener en cuenta con polinomios: Si suponemos que a0 = 1, otra


forma de expresar las fórmulas que relacionan las raı́ces de un polinomio con sus coeficientes
son:

an = (−α1 )(−α2 ) · · · (−αn ))


n
X (−α1 )(−α2 ) · · · (−αn )
an−1 =
(−αi )
i=1
n X
n
X (−α1 )(−α2 ) · · · (−αn )
an−2 =
(−αj )(−αi )
j=1 i=1
j6=i

...
a1 = (−α1 ) + (−α2 ) + · · · + (−αn )

3.2.4. Funciones simétricas


Una función simétrica de n variables α1 , ..., αn es una función f (α1 , ..., αn ) que tiene
la propiedad de ser invariante cuando se hace una permutación entre las variables. Por
ejemplo, el polinomio P (α1 , α2 , α3 ) = α12 + α22 + α32 − α1 α2 α3 es un polinomio simétrico.
Se llaman funciones simétricas elementales de n variables α1 , ..., αn a las n funciones
simétricas que aparecen en las fórmulas de Cardano-Vieta, a saber
n
X
αi
i=1
X
αi αj
1≤i<j≤n
X
αi αj αk
1≤i<j<k≤n
...
α1 · · · αn

Pues bien, cualquier polinomio simétrico de las variables α1 , ..., αn se puede escribir en
términos de las funciones simétricas elementales de dichas variables. Y en particular, cual-
quier polinomio simétrico de las raı́ces de una ecuación se puede expresar en función de los
coeficientes de la misma. Por ejemplo, en el caso anterior

P (α1 , α2 , α3 ) = (α1 + α2 + α3 )2 − 2(α1 α2 + α1 α3 + α2 , α3 ) − α1 α2 α3


Funciones 19

3.2.5. Resolución por cambio de variable


Disponemos de fórmulas elementales para la resolución de las ecuaciones de primer y
segundo grados, y existen fórmulas que resuelven mediante radicales las ecuaciones de tercer
y cuarto grado, bastante engorrosas y que no son conocidad por los alumnos. También se
sabe que no existen fórmulas que, en general, den las soluciones de una ecuación cualquiera
de grado superior a 4 mediante radicales. No obstante hay procedimientos que permiten
obtener soluciones de ecuaciones de grado superior en algunos casos. Citamos entre éstos
la regla de Ruffini, que permite obtener las soluciones enteras y racionales.
En ocasiones, un cambio de variable permite reducir el grado de la ecuación. Un primer
ejemplo es la técnica empleada para resolver las ecuaciones bicuadradas (con el cambio
x2 = y). Otro cambio tı́pico se da para las ecuaciones simétricas de grado par. Por ejemplo,

x4 + 3x3 − 5x2 + 3x + 1 = 0

Se divide la ecuación por x2 , resultando


   
1 1 1 1
x2 + 3x − 5 + 3 + = 0 =⇒ x2 + +3 x+ −5=0
x x2 x2 x
1
Se introduce el cambio y = x + y queda
x
y 2 − 2 + 3y − 5 = 0 =⇒ y 2 + 3y − 7 = 0,

que se resuelve por la fórmula habitual. Luego se deshace el cambio, obteniendo dos ecua-
ciones de segundo grado para x.

3.3. Funciones
Una función, f , es una aplicación de un conjunto, D, que designamos por dominio, en
un conjunto, C, según una ley, y = f (x).
El conjunto imagen de D por f es el subconjunto de C:

f (D) = {f (x) ∈ C, si x ∈ D}

Una función es inyectiva si cada imagen tiene un único original o, también, si ningún par
de valores del conjunto D tienen la misma imagen.
Una función es sobreyectiva si cada valor del conjunto C es imagen de un elemento de D,
o sea, tiene un original. En este caso, f (D) = C.

Operaciones con funciones Dadas varias funciones se pueden definir nuevas funciones
realizando operaciones con ellas como la suma, su diferencia, el producto o el cociente.
Para ello, se calculan las imágenes efectuando las operaciones indicadas con las imágenes
de las funciones dadas.
20 Ecuaciones polinomiales y funcionales

Ejemplo: f (x) = 2x + 5 ; g(x) = x − 3, considerar las funciones 3f − 2g ; f g ; f /g.


Otra forma de obtener nuevas funciones es por medio de la composición de funciones. Dadas
dos funciones f y g, tales que el dominio de g coincida con la imagen de f , la función que
asigna a cada x el valor g(f (x)) se denomina función compuesta de f con g, y se escribe
g ◦ f.
Además si una función es inyectiva existe una aplicación de f (D) en el dominio, D, según
una ley, f −1 tal que f −1 (f (x)) = x. A esta función se le llama inversa de f , f −1 .
Ejemplo: Si f (x) = 2x − 3, f −1 (x) = x/2 + 3/2.
Comprobar que la función inversa de f (x) = 2x+1 −1 (x) = 3x+1 .
x−3 es f x−2

3.3.1. Ecuaciones funcionales


Hay igualdades que son siempre ciertas y se llaman identidades:
1 = 1 ; 1 + 1 = 2 ; (x + y)2 = x2 + 2xy + y 2
Las ecuaciones son ciertas para algunos valores de x:
x + 2 = 5 ; x3 − 3x2 + 3x − 1 = 0
Las ecuaciones funcionales son un nuevo nivel de ecuación. Las ecuaciones funcionales son
ecuaciones donde las incógnitas son funciones:
f (x) = f (x)2 ; f (x + y) = f (x) · f (y); f (xy) = f (x) · y
Las funciones son como las incógnitas con la diferencia de que tienen un valor distinto para
cada x. Por ejemplo. la primera ecuación anterior admite como soluciones, las funciones
constantes f (t) = 0 y f (t) = 1; la segunda es verificada por la función f (t) = et ; la tercera
es verificada por la función f (t) = t.
En los problemas de ecuaciones funcionales, además de darnos la ecuación que tienen
que cumplir las funciones, nos dan otros datos. Un dato que siempre debemos tener es el
dominio de las funciones. El dominio nos informa de qué valores puede tener la x. También
se da en qué conjunto toma los valores la función. Por ejemplo, una función f : N → N
es una función en la que los valores de x son números naturales y los valores de y = f (x)
también son números naturales. Podemos tener funciones f : N → R f : R → Q . . . ,
funciones con valores de x naturales que toman valores reales, funciones con valores de x
reales que toman valores racionales, etc.
Otro dato que se puede tener en estos problemas es el valor de la función en un punto.
Esto nos ayudará a obtener valores en otros puntos, o bien, a seleccionar una solución entre
todas las posibles.
También se pueden dar condiciones de la función, tales como: la función es continua, es
creciente o decreciente, etc.
Por último, se puede considerar una variación de las ecuaciones funcionales en las que la
incógnita es una funcón polinómica. En principio, se trabaja con ellas igual que con las
ecuaciones funcionales, pero sabemos que la forma de la función es
P (x) = a0 xn + · · · + an−2 x2 + an−1 x + an .
Funciones 21

¿Cómo abordar los problemas de ecuaciones funcionales?


El objetivo del problema es obtener una igualdad de la forma
f (t) = expresion conocida de t. Habitualmente se determina mediante condiciones ne-
cesarias que uno va obteniendo a partir de los datos del problema, mediante sustitución de
las variables por valores del dominio, mediante cambio de variables, utilizando propiedades
de simetrı́a o continuidad, etc.
Una vez que se haya obtenido una posible expresión de la función, es necesario com-
probar a posteriori mediante sustitución en las condiciones del problema, que la función
obtenida mediante las condiciones necesarias, es efectivamente, solución del mismo.
22 Ecuaciones polinomiales y funcionales
Capı́tulo 4

Números: divisibilidad,
congruencias y algunas fórmulas
útiles

En este capı́tulo ofrecemos un recetario de distintas propiedades sobre divisibilidad y


representación de números y polinomios que resultan extremadamente útiles tanto para
problemas de números.

4.1. Divisibilidad de números enteros


Dados dos números enteros a y b, decimos que b divide a a, o que b es un divisor de
a, o que a es múltiplo de b si existe un número entero c tal que a = b · c. Se denota
b|a.

Un número entero p > 1 se dice primo si sus únicos divisores positivos son 1 y p.

Dados dos números enteros a y b > 0, existen dos enteros únicos q y r tales que
0 ≤ r < b y a = bq + r. Los enteros q y r se llaman respectivamente el cociente y el
resto de la división euclı́dea de a entre b. a es un múltiplo de b si y sólo si r = 0.

Dados dos enteros a y b, su máximo común divisor es el mayor entero positivo d que
divide a ambos. Se puede calcular mediante el algoritmo de Euclides: comenzamos
dividiendo a entre b, obteniendo un cociente q1 y un resto r1 . Si r1 = 0, el m.c.d. es
b. Si no, dividimos b entre r1 , obteniendo un cociente q2 y un resto r2 . Si r2 = 0, el
m.c.d. es r1 . Si no, continuamos hasta que obtengamos resto cero (cosa que ocurre
en algún momento, ya que los restos son cada vez menores). El último resto no nulo
que hayamos obtenido es el m.c.d. Dos enteros de dicen primos entre sı́ si su m.c.d.
es 1 (es decir, si no tienen ningún divisor común mayor que 1).

Dados dos enteros a y b, su mı́nimo común múltiplo es el menor entero positivo m


que es múltiplo de ambos. Si d es el m.c.d. de a y b, se tiene que |a · b| = d · m.
24 Números: divisibilidad, congruencias y algunas fórmulas útiles

(Identidad de Bézout) Dados dos enteros a y b con m.c.d. d, existen enteros x e y


tales que ax + by = d. Para hallarlos, basta con recorrer hacia atrás el algoritmo de
Euclides usado para hallar d.

Todo número entero positivo se puede expresar, de manera única, como producto de
primos: n = pa11 · pa22 · · · par r .

Si a, b, c son números enteros tales que a|bc y a y b son primos entre sı́, entonces a|c.
En particular, si p es primo y p|bc, o bien p|b o bien p|c.

4.2. Congruencias
Sea m un entero positivo. Dos enteros a, b se dicen congruentes módulo m (denotado
a ≡ b mód m) si m|a − b.

Si a ≡ b y c ≡ d mód m, entonces a + c ≡ b + d y ac ≡ bd mód m.

Todo entero a es congruente módulo m a un único entero ā entre 0 y m − 1 (que


es simplemente el resto de la división de a entre m). ā se denomina el residuo de a
módulo m.

(Función phi de Euler) Dado un entero positivo n, denotamos por φ(n) el número
de entero entre 1 y n − 1 que sean primos con n. Si n = pa11 pa22 · · · par r es su des-
composición en factores primos, se tiene que φ(n) = pa11 −1 pa22 −1 · · · par r −1 (p1 − 1)(p2 −
1) · · · (pr − 1). En particular, φ(p) = p − 1 si p es primo.

(Pequeño teorema de Fermat) Si a y n > 0 son dos entero primos entre sı́, se
tiene que aφ(n) ≡ 1 mód n. En particular, si p es primo, ap ≡ a mód p para todo
entero a.

(Teorema chino del resto) Sean m1 , . . . , mr enteros positivos primos entre sı́ dos
a dos, y a1 , . . . , ar enteros cualesquiera. Entonces, existe un entero x tal que x ≡ ai
mód mi para todo i = 1, . . . , r. Además, cualquier otro entero y que cumpla esta con-
dición es congruente con x módulo m = m1 m2 · · · mr . Por ejemplo, las congruencias

x≡1 mód 3

x≡2 mód 5

x≡3 mód 4
tienen la solución x = 7, y cualquier otra solución es congruente con 7 módulo 60.

Si p es un primo, un entero a entre 1 y p − 1 se dice un residuo cuadrático módulo


p si existe un entero x tal que x2 ≡ a mód p. Si p > 2 exactamente la mitad de los
p − 1 residuos módulo p son residuos cuadráticos.
Polinomios 25

4.3. Polinomios
Dados dos polinomios a(x) y b(x), decimos que b(x) divide a a(x), o que b(x) es un
divisor de a(x), o que a(x) es múltiplo de b(x) si existe un polinomio c(x) tal que
a(x) = b(x) · c(x). Se denota b(x)|a(x).

Un polinomio p(x) no constante se dice irreducible si no se puede expresar como


producto de dos polinomios de menor grado.

Dados dos polinomios a(x) y b(x), existen únicos polinomios q(x) y r(x) tales que el
grado de r(x) es menor que el de b(x) y a(x) = b(x)q(x) + r(x). Los polinomios q(x)
y r(x) se llaman respectivamente el cociente y el resto de la división euclı́dea de a(x)
entre b(x). a(x) es un múltiplo de b(x) si y sólo si r(x) = 0.

4.4. Progresiones
Una progresión aritmética es una sucesión infinita de números a1 , a2 , . . . , an , . . . tales
que la diferencia entre dos términos consecutivos es constante: an+1 −an = r para todo
n. Entonces se tienen las fórmulas an = a1 + r(n − 1) y a1 + · · · + an = na1 + rn(n−1) 2 .

Una progresión geométrica es una sucesión infinita de números a1 , a2 , . . . , an , . . . no


nulos tales que el cociente entre dos términos consecutivos es constante: an+1 /an = r
para todo n. Entonces se tienen las fórmulas an = a1 · rn−1 y, si r 6= 1, a1 + · · · + an =
n −1
a1 rr−1 .

4.5. Principio de inducción


El principio de inducción es un método para probar que una propiedad se verifica para
todo número natural n. Supongamos que la propiedad se verifica para n = 1, y que, a partir
de la hipótesis de que se verifica para un cierto n podemos deducir que se verifica también
para n+1. Entonces la propiedad se verifica para todo número natural n (porque a partir de
la propiedad para n = 1 se verificarı́a para n = 2, de ahı́ para n = 3, y ası́ sucesivamente).
n+1
Veamos, por ejemplo, cómo probar de esta forma que 1 + r + · · · + rn = r r−1−1 para todo
número real r y para todo número natural n:
r2 −1
Para n = 1 es cierto, ya que 1 + r = r−1 .

rn+1 −1
Partiendo de la hipótesis de que 1 + r + · · · + rn = r−1 para un cierto n, sumando
rn+1 en ambos lados obtenemos que

rn+1 − 1 rn+1 − 1 + rn+1 (r − 1) rn+2 − 1


1 + r + · · · + rn + rn+1 = + rn+1 = =
r−1 r−1 r−1
que es justamente la propiedad buscada para n + 1. Por tanto dicha propiedad se
verifica para todo n.
26 Números: divisibilidad, congruencias y algunas fórmulas útiles

4.6. Algunas fórmulas útiles


Sea n un entero positivo, y n = pa11 pa22 · · · pann su descomposición en factores primos.

1. El número de divisores positivos de n es τ (n) = (a1 + 1)(a2 + 1) · · · (an + 1).

2. La suma de los divisores positivos de n es

pa11 +1 − 1 pa22 +1 − 1 par +1 − 1


· ··· r
p1 − 1 p2 − 1 pr − 1

3. El producto de los divisores positivos de n es nτ (n)/2 .

4. Para todo entero n > 0,

xn − y n = (x − y)(xn−1 + xn−2 y + · · · + xy n−2 + y n−1 )

En particular,
xn − 1 = (x − 1)(xn−1 + xn−2 + · · · + x + 1)

5. Si n es impar,

xn + y n = (x + y)(xn−1 − xn−2 y + · · · − xy n−2 + y n−1 )

En particular,
xn + 1 = (x + 1)(xn−1 − xn−2 + · · · − x + 1)

6. (Binomio de Newton) Para todo entero n > 0,


       
n n n n−1 n n−2 2 n 2 n−2 n
(x+y) = x + x y+ x y +· · ·+ x y + xy n−1 +y n
1 2 n−2 n−1

donde  
n n!
=
k k!(n − k)!
son los números combinatorios. En particular, haciendo x = y = 1 obtenemos
           
n n n n n n
+ + + ··· + + + = 2n
0 1 2 n−2 n−1 n

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