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2. Desigualdades 9
2.1. Medias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
2.2. Desigualdad triangular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
2.3. La desigualdad de Cauchy-Schwarz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
2.4. Desigualdades de ordenación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
2.5. La desigualdad de Jensen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
4. Números 23
4.1. Divisibilidad de números enteros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
4.2. Congruencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
4.3. Polinomios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
4.4. Progresiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
4.5. Principio de inducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
4.6. Algunas fórmulas útiles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
ii ÍNDICE
Capı́tulo 1
1.1. Combinatoria
La combinatoria es una herramienta que nos permite enumerar agrupaciones u ordena-
ciones de elementos procedentes de un conjunto.
Veamos las distintas formas de agrupar u ordenar dichos elementos.
nk .
Para probarlo, le asociamos a cada elemento del conjunto un número del 1 al n, ası́,
una variación es una lista de k números donde cada uno puede tomar cualquier valor entre
1 y n, luego el número de posibilidades es
· . . . · n} = nk .
|n · n {z
k veces
Sabemos que hay 15 casillas con tres posibles resultados en cada una de ellas: 1, X,
ó 2. El número de resultados posibles en la quiniela será el número de formas que podemos
tomar 3 elementos (1, X, y 2) de 15 en 15, es decir, las variaciones con repetición de 3
elementos tomados de 15 en 15. Por lo tanto, pueden darse 315 resultados diferentes.
n!
Veamos la prueba. Al igual que antes, asociamos un número del 1 al n a cada elemento
del conjunto, por lo que las permutaciones también se reducen a una lista de k números.
Pero, en este caso, el primer elemento de la lista tiene n posibilidades, el segundo tiene
n − 1 (ya que no se puede repetir el elemento anterior), el tercero tiene n − 2, etc. Por
tanto, el número de posibilidades es
n!
n(n − 1) · · · (n − k + 1) =
(n − k)!
Ejemplo. Se tiene un autobús con 60 asientos. Si tenemos a un grupo de 100 personas,
¿de cuántas formas distintas podemos sentar a 60 de esas 100 personas?
En esta ocasión se considera un conjunto de 100 elementos y queremos contar las
ordenaciones posibles si tomamos 60 elementos del conjunto. Por lo tanto, el número de
ordenaciones que pueden darse es
100! 100!
= =
(100 − 60)! 40!
= 114382237175950845912024269129505082551877378454352695770367477980883043228769909978700879757312000000000000000
Esta prueba también es sencilla, pues una permutación con repetición es simplemente
una permutación de n elementos (luego en principio hay n! posibilidades), sólo que hay
posibilidades que están repetidas. A partir de una permutación dada, si permutamos de
cualquier manera los k1 elementos que son iguales, o los k2 elementos que son iguales, o
los k3 elementos que son iguales, etc., obtenemos la misma permutación. Por lo tanto, el
número de posibilidades, n!, hay que dividirlo por k1 !k2 ! · · · km !, es decir, el número de
posibilidades se reduce a
n!
.
k1 !k2 ! · · · km !
Ejemplo. Disponemos de 10 bolas: tres de color negro, tres de color blanco, tres de
color azul y una de color rojo. Si las colocamos alineadas, ¿de cuántas formas distintas se
pueden alinear?
Las bolas forman un conjunto de 10 elementos donde un elemento se repite 3 veces,
otro elemento se repite 3 veces, otro también se repite 3 veces y otro sólo se repite una
vez. El número de ordenaciones posibles será el número de permutaciones con repetición
de dichos elementos, es decir:
10! 10!
= = 16,800.
3!3!3!1! 3!3!3!
Hasta ahora hemos visto formas de contar distintas ordenaciones, es decir que se ha
tenido en cuenta el orden de selección de los elementos del conjunto. A partir de ahora
vamos a ver conceptos en los que no interviene el orden de selección de dichos elementos,
por ello, hablaremos de agrupaciones.
Para probarlo, volvemos a suponer que tenemos listas de k números comprendidos entre
1 y n.
De esta manera, una combinación sin repetición no es más que una permutación
n!
(n−k)! en la que no importa el orden en que tomemos los elementos. Por lo que dos listas
que tengan los mismos k números se consideran iguales. Por tanto, hay que dividir por k!.
En definitiva, el número de posibilidades es
n!
(n − k)!k!
1 1
1 2 1
1 3 3 1
1 4 6 4 1
1 5 10 10 5 1
..
.
En esta pirámide, si contamos la fila superior como la fila 0, y contamos los elementos
n
de cada fila empezando por 0, entonces el elemento k de la fila n es precisamente . Se
k
observa que la simetrı́a de esta pirámide nos dice que
Calcular una probabilidad. 5
n n
= ,
k n−k
lo que por otra parte es trivial a partir de la definición.
n n n
Observemos que los elementos de la fila n de la pirámide de Tartaglia, es decir, , ,..., ,
0 1 n
son los coeficientes del desarrollo del binomio de Newton:
n n n n n−1 n n−2 2 n n−1 n n
(a + b) = a + a b+ a b + ··· + ab + b .
0 1 2 n−1 n
Si consideramos el caso particular a = b = 1, se tiene:
n n n n
2 = + + ··· + .
0 1 n
Esto también se puede deducir a partir de la pirámide, ya que, por construcción, cada fila
suma el doble que la anterior.
Hay que tener cuidado porque no se dice nada acerca de cómo están distribuidos.
Por otra parte, supongamos que tenemos siete lápices y tres estuches. Entonces podemos
asegurar que al menos en un estuche hay tres lápices. Vamos a demostrarlo. Supongamos
que en cada estuche hay como mucho 2 lápices. Entonces en los tres estuches habrá como
mucho 6 lápices, lo cual es una contradicción.
Formalmente, el principio del palomar se puede extender a:
Recordemos que nk el entero más cercano a n/k por arriba (es decir, el menor entero
Problema: Suponiendo que una persona no puede tener más de 500.000 pelos en la
cabeza, y sabiendo que en Sevilla hay más de 700.000 habitantes, demostrar que hay al
menos dos sevillanos con el mismo número de pelos.
Problema: Dados 5 puntos en√ un cuadrado de lado unidad. Demostrar que hay al
menos 2 que distan como máximo 22 unidades.
Solución: Dividamos el cuadrado de lado 1 en cuatro cuadrados de lado 1/2. Por el
principio del palomar, debe haber dos puntos en alguno de estos cuadrados
√ más pequeños.
Como este cuadrado está contenido en una circunferencia de diámetro 22 , los dos puntos
estarán como mucho a esta distancia.
Al usar este principio hay que tener cuidado: hay que probar que la situación es la más
desfavorable, y eso no siempre es sencillo. No basta decir: “como aquı́ se cumple y parece
que es la situación más desfavorable, es verdad”. La parte difı́cil es probar que realmente
es la peor situación posible.
Problema: Decimos que tres números naturales distintos forman una terna aditiva si
la suma de los dos primeros de ellos es igual al tercero. Hallar, razonadamente, el máximo
número de ternas aditivas que puede haber en un conjunto dado de 20 números naturales.
Pierde el jugador que no pueda hacer ningún movimiento. ¿Qué jugador gana?
Solución: Después de jugar varias veces se puede comprobar que siempre gana el
segundo. ¿Por qué? Es fácil ver que en cada movimiento, la diferencia de galletas entre la
caja 1 y la caja 2 varı́a en +2 ó -2 unidades. Por tanto, después de dos jugadas consecutivas,
la diferencia entre las cajas puede variar en +4, 0 ó -4 unidades. Como al pincipio del juego
esta diferencia vale 1, se deduce que cada vez que vaya a jugar el jugador 1, la diferencia
entre las cajas dará resto 1 al dividirlo entre 4. Y cada vez que vaya a jugar el jugador 2,
la diferencia entre las cajas dará resto 3 al dividirla entre 4.
Por tanto, cuando juegue el jugador 2, o bien hay galletas en la segunda caja (y puede
pasar una a la primera), o bien hay al menos 3 galletas en la primera caja (y puede coger
2). Esto implica que el jugador 2 nunca puede perder.
Problema: En una isla del Pacı́fico se observa que nada más que sobreviven unos
camaleones, que pueden cambiar de color. En total habı́a 20 verdes, 19 grises y 18 marrones.
Se observó que cuando se encuentran dos camaleones de colores distintos, los dos cambian
automáticamente al tercer color y que no cambian de color en ningún otro caso. ¿Es posible
que todos los camaleones se vuelvan del mismo color?
Problema: (Fase nacional OME 2004) Colocamos, formando una circunferencia, 2004
fichas bicolores: blancas por una cara y negras por la otra. Un movimiento consiste en
elegir una ficha con la cara negra hacia arriba, y dar la vuelta a tres fichas: la elegida, la
de su derecha y la de su izquierda. Supongamos que inicialmente hay una sola ficha con
8 Combinatoria y Técnicas para Juegos de Estrategias
la cara negra hacia arriba. ¿Será posible, repitiendo el movimiento descrito, conseguir que
todas las fichas tengan la cara blanca hacia arriba? ¿Y si tuviéramos 2003 fichas, entre las
cuales exactamente una tiene al comienzo la cara negra hacia arriba?
Problema: (Fase nacional OME 2008) A cada punto del plano se le asigna un solo
color entre siete colores distintos. ¿Existirá un trapecio inscriptible en una circunferencia
cuyos vértices tengan todos el mismo color?
Capı́tulo 2
Desigualdades
En este capı́tulo nos centramos en los problemas donde aparecen desigualdades entre
números. Estos problemas sueles tener un aspecto aterrados aunque muchos de ellos se
resolverán de un modo casi trivial al aplicar algunas de estas técnicas, sin embargo otros
problemas de desigualdades necesitarán de un empleo más audaz del contenido de este
capı́tulo y, por supuesto, de nuestra experiencia.
2.1. Medias
Comenzamos con dos de las desigualdades más básicas pero al mismo tiempo más
importantes. Sean x, x1 , x2 , · · · , xn números reales, entonces
x2 ≥ 0 (2.1.1)
y
n
X
x2i ≥ 0. (2.1.2)
i=1
La igualdad se dar en ambas sólo cuando x = 0 en (1) o xi = 0 para todo i en (2).
Una de las estrategias más simple y fructı́fera a la hora de resolver problemas de de-
sigualdades consiste en transformar nuestras desigualdades en alguna de las formas (1) o
(2). Este proceso no es simple, por lo que conviene conocer otras desigualdades de aspecto
más complejo pero que básicamente se reducen a las anteriores. Sea x = a − b con a > 0 y
b > 0, entonces se tiene la siguiente secuencia de equivalencias:
a b
(1) ⇐⇒ a2 + b2 ≥ 2ab ⇐⇒ + ≥ 2 ⇐⇒ 2(a2 + b2 ) ≥ (a + b)2
b a
r
a+b a2 + b2 1
⇐⇒ ≤ ⇐⇒ x + ≥ 2, x > 0.
2 2 x
De este modo podemos ver cómo nuestras inofensivas desigualdades de partida empiezan
√
√
a tomar aspectos más aterradores, pero ¿qué tal si reemplazamos a y b por a y b?
√ a+b √ √ 2ab
(1) ⇐⇒ a + b ≥ 2 ab ⇐⇒ ≥ ab ⇐⇒ ab ≥ .
2 a+b
10 Desigualdades
Reconocer las desigualdades anteriores bajo cualquier situación que puedan aparecen en
los distintos problemas puede ser una gran ventaja a la hora de resolverlos. Los siguientes
ejemplos ilustran lo que acabamos de decir:
x2 + 2
Ejemplo 1. √ ≥ 2 para todo x.
x2 + 1
Ejemplo 2. Si a, b, c ≥ 0 entonces (a + b)(b + c)(c + a) ≥ 8abc.
(1 + a1 )(1 + a2 ) · · · (1 + an ) ≥ 2n .
Es útil saber que el término de la izquierda, que denotaremos por f (a, b, c), se puede
reescribir de las siguientes maneras:
1. Sean x = a + b, y = b + c y z = a + c, entonces
1 1 1
+ + − 6)
2f (a, b, c) = (x + y + z)(
x y z
x y x z y z
= + + + + + −3 ≥ 3
y x z x z y
| {z } | {z } | {z }
≥2 ≥2 ≥2
1 3
Por tanto, f (a, b, c) ≥ ·9−3= .
2 2
Igualdades. Un problema muy interesante y que sirve para resolver ecuaciones en lugar
de inecuaciones es estudiar cuándo las desigualdades anteriores son igualdades. En el caso
de las desigualdades de medias, estas son igualdades si, y sólo si, todos los números son
iguales.
Otro tipo de desigualdades de gran interés son las que se pueden asociar con las lon-
gitudes a, b y c de los lados de un triángulo. La desigualdad triangular suele tomar los
siguientes aspectos equivalentes (se supone que a, b y c representan las longitudes de los
lados de un triángulo):
Por supuesto no toda terna (x, y, z) de números reales positivos se corresponde con los
lados de un triángulo, sin embargo sı́ que a toda terna le puede asociar otra (a, b, c) que
sı́ se corresponde con los lados de un triángulo. Basta con aplicar las fórmulas, a = y + z,
b = z + x y c = x + y.
Desigualdad de Cauchy-Schwarz:
Una de las aplicaciones más inmediatas de esta desigualdad es la desigualdad entre las
medias aritméticas y cuadráticas para n números.
(1 · a1 + 1 · a2 + · · · + 1 · an )2 ≤ (12 + 12 + · · · + 12 )(a21 + a22 + · · · + a2n ).
Esta desigualdad nos permite dar una desigualdad entre una media aritmética y su ima-
gen mediante una función convexa (es decir, de segunda derivada positiva). Sean a1 , · · · , an
n números reales y f una función convexa, entonces
a1 + a2 + · · · + an f (a1 ) + f (a2 ) + · · · + f (an )
f ≤ .
n n
Esta desigualdad admite una expresión más general. Sean t1 , t2 , · · · , tn número entre 0
y 1 y tales que t1 + t2 + · · · + tn = 1, entonces, si f es convexa,
Es bastante habitual que una desigualdad dada sea equivalente a otra desigualdad
que, al menos en apariencia, es más simple. No hay una técnica general que se pueda
aplicar de modo universal para lograr este objetivo, sin embargo sı́ hay ocasiones en que,
si miramos muy atentamente nuestra desigualdad, se pueden aplicar ciertas técnicas que
ayuden a simplificarla. Esto ocurre, por ejemplo, cuando la desigualdad de partida tiene
rasgos de simetrı́a entre sus variables (es decir, la posición de las distintas variables no
cambia la desigualdad) o bien de homogeneización (todos los sumandos son del mismo
grado polinomial). Veamos algunos ejemplos:
14 Desigualdades
1. a2 + b2 ≥ 2ab es homogénea (todos los términos son de grado 2) y simétrica (si (a, b) es
solución entonces (b, a) también lo es).
Las simplificaciones que podemos hacer en estos casos son: si la ecuación es simétrica
entonces podemos suponer que las variables están ordenadas de menor a mayor (a ≤ b ≤
c ≤ · · · ); si la ecuación es homogénea entonces se puede multiplicar por un factor que haga
el problema más simple. Por ejemplo, probemos que
es cierto para a, b y c positivos. Bien, es fácil ver que la desigualdad es simétrica y ho-
mogénea. Por tanto podemos podemos suponer que a ≤ b ≤ c y que (multiplicando por
1/a3 ) obtenemos una nueva ecuación donde a = 1 e introducimos las nuevas variable
x, y ≥ 0 tales que b = 1 + x e y = 1 + y, de este modo pasamos de una desigualdad
en tres incógnitas a otra en dos incógnitas. A continuación sustituimos, simplificamos y
procedemos como se indica:
x3 + y 3 + x2 + y 2 ≥ x2 y + xy + xy 2
⇐⇒ x3 + y 3 + x2 − xy + y 2 − xy(x + y) ≥ 0
⇐⇒ x3 + y 3 + (x − y)2 + xy − xy(x + y) ≥ 0
⇐⇒ (x + y)(x2 − xy + y 2 − xy) + xy ≥ 0
⇐⇒ (x + y + 1)(x − y)2 + xy ≥ 0.
Capı́tulo 3
Ecuaciones polinomiales y
funcionales
3.1. Polinomios
Una expresión del tipo
con a0 6= 0 se llama polinomio de grado n en la variable x. Los ai suelen ser números reales
y se llaman coeficientes.
Una raı́z o un cero de un polinomio P (x) es un número, a, para el que su valor numérico
es cero, o sea, P (a) = 0.
P (x) = (x − a)Q(x)
Divisibilidad También aplicando el teorema del factor podemos deducir las siguiente
afirmaciones.
1. xn − y n es divisible por x − y.
a0 z n + a1 z n−1 + · · · + an−1 z + an = 0
Como consecuencia de este teorema y del teorema del factor, un polinomio de grado
n con coeficientes complejos tiene n raı́ces complejas (contando la multiplicidad) y, por
tanto, usando el teorema del factor se puede factorizar en n factores lineales.
a0 z n + a1 z n−1 + · · · + an−1 z + an = 0
se verifica que
a0 z n + a1 z n−1 + · · · + an−1 z + an = a0 (z − α1 ) · · · (z − αn )
y, por tanto,
α1 + · · · + αn = −a1 /a0
α1 α2 + · · · + αn−1 αn = a2 /a0
α1 α2 α3 + · · · + αn−2 αn−1 αn = −a3 /a0
...
n
α1 α2 · · · αn−1 αn = (−1) an /a0
Estas fórmulas, llamadas de Cardano-Vieta, son muy útiles en los problemas de olimpiada
en los que aparecen polinomios.
Ecuaciones 17
3.2. Ecuaciones
3.2.1. Ceros de un polinomio con coeficientes enteros
1. Si P (x) = xn +a1 xn−1 +· · ·+an−1 x+an es un polinomio con coeficientes enteros y a ∈
Z es un cero de dicho polinomio entonces a es un divisor del término independiente,
an .
α + β = −b/a
αβ = c/a
Además
b 2 b2 b 2 b2 − 4ac
2
ax + bx + c = a x + +c− =a x+ −
2a 4a 2a 4a
Por eso √
2 −b ± ∆
ax + bx + c = 0 ⇔ x =
2a
siendo ∆ = b2 − 4ac.
La ecuación de segundo grado tiene dos soluciones reales si ∆ > 0, una solución real doble
si ∆ = 0 y dos soluciones imaginarias si ∆ < 0.
y, por tanto,
α + β + γ = −b/a
αβ + αγ + βγ = c/a
αβγ = −d/a
...
a1 = (−α1 ) + (−α2 ) + · · · + (−αn )
Pues bien, cualquier polinomio simétrico de las variables α1 , ..., αn se puede escribir en
términos de las funciones simétricas elementales de dichas variables. Y en particular, cual-
quier polinomio simétrico de las raı́ces de una ecuación se puede expresar en función de los
coeficientes de la misma. Por ejemplo, en el caso anterior
x4 + 3x3 − 5x2 + 3x + 1 = 0
que se resuelve por la fórmula habitual. Luego se deshace el cambio, obteniendo dos ecua-
ciones de segundo grado para x.
3.3. Funciones
Una función, f , es una aplicación de un conjunto, D, que designamos por dominio, en
un conjunto, C, según una ley, y = f (x).
El conjunto imagen de D por f es el subconjunto de C:
f (D) = {f (x) ∈ C, si x ∈ D}
Una función es inyectiva si cada imagen tiene un único original o, también, si ningún par
de valores del conjunto D tienen la misma imagen.
Una función es sobreyectiva si cada valor del conjunto C es imagen de un elemento de D,
o sea, tiene un original. En este caso, f (D) = C.
Operaciones con funciones Dadas varias funciones se pueden definir nuevas funciones
realizando operaciones con ellas como la suma, su diferencia, el producto o el cociente.
Para ello, se calculan las imágenes efectuando las operaciones indicadas con las imágenes
de las funciones dadas.
20 Ecuaciones polinomiales y funcionales
Números: divisibilidad,
congruencias y algunas fórmulas
útiles
Un número entero p > 1 se dice primo si sus únicos divisores positivos son 1 y p.
Dados dos números enteros a y b > 0, existen dos enteros únicos q y r tales que
0 ≤ r < b y a = bq + r. Los enteros q y r se llaman respectivamente el cociente y el
resto de la división euclı́dea de a entre b. a es un múltiplo de b si y sólo si r = 0.
Dados dos enteros a y b, su máximo común divisor es el mayor entero positivo d que
divide a ambos. Se puede calcular mediante el algoritmo de Euclides: comenzamos
dividiendo a entre b, obteniendo un cociente q1 y un resto r1 . Si r1 = 0, el m.c.d. es
b. Si no, dividimos b entre r1 , obteniendo un cociente q2 y un resto r2 . Si r2 = 0, el
m.c.d. es r1 . Si no, continuamos hasta que obtengamos resto cero (cosa que ocurre
en algún momento, ya que los restos son cada vez menores). El último resto no nulo
que hayamos obtenido es el m.c.d. Dos enteros de dicen primos entre sı́ si su m.c.d.
es 1 (es decir, si no tienen ningún divisor común mayor que 1).
Todo número entero positivo se puede expresar, de manera única, como producto de
primos: n = pa11 · pa22 · · · par r .
Si a, b, c son números enteros tales que a|bc y a y b son primos entre sı́, entonces a|c.
En particular, si p es primo y p|bc, o bien p|b o bien p|c.
4.2. Congruencias
Sea m un entero positivo. Dos enteros a, b se dicen congruentes módulo m (denotado
a ≡ b mód m) si m|a − b.
(Función phi de Euler) Dado un entero positivo n, denotamos por φ(n) el número
de entero entre 1 y n − 1 que sean primos con n. Si n = pa11 pa22 · · · par r es su des-
composición en factores primos, se tiene que φ(n) = pa11 −1 pa22 −1 · · · par r −1 (p1 − 1)(p2 −
1) · · · (pr − 1). En particular, φ(p) = p − 1 si p es primo.
(Pequeño teorema de Fermat) Si a y n > 0 son dos entero primos entre sı́, se
tiene que aφ(n) ≡ 1 mód n. En particular, si p es primo, ap ≡ a mód p para todo
entero a.
(Teorema chino del resto) Sean m1 , . . . , mr enteros positivos primos entre sı́ dos
a dos, y a1 , . . . , ar enteros cualesquiera. Entonces, existe un entero x tal que x ≡ ai
mód mi para todo i = 1, . . . , r. Además, cualquier otro entero y que cumpla esta con-
dición es congruente con x módulo m = m1 m2 · · · mr . Por ejemplo, las congruencias
x≡1 mód 3
x≡2 mód 5
x≡3 mód 4
tienen la solución x = 7, y cualquier otra solución es congruente con 7 módulo 60.
4.3. Polinomios
Dados dos polinomios a(x) y b(x), decimos que b(x) divide a a(x), o que b(x) es un
divisor de a(x), o que a(x) es múltiplo de b(x) si existe un polinomio c(x) tal que
a(x) = b(x) · c(x). Se denota b(x)|a(x).
Dados dos polinomios a(x) y b(x), existen únicos polinomios q(x) y r(x) tales que el
grado de r(x) es menor que el de b(x) y a(x) = b(x)q(x) + r(x). Los polinomios q(x)
y r(x) se llaman respectivamente el cociente y el resto de la división euclı́dea de a(x)
entre b(x). a(x) es un múltiplo de b(x) si y sólo si r(x) = 0.
4.4. Progresiones
Una progresión aritmética es una sucesión infinita de números a1 , a2 , . . . , an , . . . tales
que la diferencia entre dos términos consecutivos es constante: an+1 −an = r para todo
n. Entonces se tienen las fórmulas an = a1 + r(n − 1) y a1 + · · · + an = na1 + rn(n−1) 2 .
rn+1 −1
Partiendo de la hipótesis de que 1 + r + · · · + rn = r−1 para un cierto n, sumando
rn+1 en ambos lados obtenemos que
En particular,
xn − 1 = (x − 1)(xn−1 + xn−2 + · · · + x + 1)
5. Si n es impar,
En particular,
xn + 1 = (x + 1)(xn−1 − xn−2 + · · · − x + 1)
donde
n n!
=
k k!(n − k)!
son los números combinatorios. En particular, haciendo x = y = 1 obtenemos
n n n n n n
+ + + ··· + + + = 2n
0 1 2 n−2 n−1 n