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Comunicación

Instituto Tecnológico de Costa Rica


recom@itcr.ac.cr
ISSN:0379-74
COSTA RICA

2004
Gabriel Cocimani
MITOS DE LA POSMODERNIDAD
Comunicación, Agosto-diciembre, año/vol. 13, número 002
Instituto Tecnológico de Costa Rica
Cartago, Costa Rica
pp. 35-46
Revista Comunicación. Volumen 13, año 25, No. 2, Agosto-Diciembre 2004 (pp. 35-46) 35

Mitos de la
posmodernidad
Gabriel Cocimani*

Resumen
La era posmoderna, pese a asistir a la decadencia
de las certezas y cuestionar los sistemas de creen-
cias de la modernidad –razón, progreso, revolu-
ción-, se ha convertido en una etapa pródiga en la
generación de mitos. Reciclados o reinventados,
aunque lejos de desempeñar el papel central que
tenían en las sociedades tradicionales, y despoja-
dos de su halo sagrado, los mitos posmodernos
aparecen como verdades verosímiles y absolutas,
fruto de la supremacía de los medios de comuni-
cación.

*Periodista y ensayista. Buenos Aires, Argentina.


36 Mitos de la posmodernidad

E
espíritu humano: sus temores, sus te que ciertas fiestas -profanas en apa-
n la posmodernidad, los mitos miedos, sus fantasías y sus esperan- riencia- del mundo moderno, han
aparecen como ideas articula- zas. conservado su estructura y su función
das en forma de verdades ab- míticas: los júbilos del Año Nuevo, o
solutas e incuestionables. Si en las so- A su vez, los personajes míticos en
las fiestas que siguen al nacimiento de
ciedades primitivas eran modelos las sociedades arcaicas eran seres so-
un niño, descifran la nostalgia de la
ejemplares y universales acerca de brenaturales, investidos de un aura
renovatio, la necesidad de un reco-
historias sagradas cuyos actos eran primordial que los transformaba en ar-
mienzo absoluto, la esperanza de que
imitados por los hombres, con la mo- quetipos. Gilgamesh, el héroe persa,
el mundo se renueva. Cualquiera sea
dernidad los mitos han extinguido esa aterrorizado por la muerte, recurrió a
la distancia que exista entre esos júbi-
aureola sagrada, aunque no ha desa- la búsqueda de la planta de la inmor-
los profanos y su arquetipo mítico –la
parecido, pues su esencia es conser- talidad para intentar liberarse del des-
repetición periódica de la Creación,
vada dentro del inconsciente colecti- tino irreversible del hombre. Ulises
el mito del Eterno Retorno- no es me-
vo de la humanidad. Más aún, la era realizó el clásico periplo del héroe, su
nos evidente que el hombre moderno
posmoderna, caracterizada por un fu- viaje iniciático y su retorno finalístico,
ha experimentado la necesidad de
ror desmitificante, es paradójicamente impulsado por el terror a los misterios
reactualizar periódicamente tales es-
pródiga en mitos: pese a la caída de infranqueables del mar. Fue el temor a
cenarios, por desacralizados que ha-
los grandes relatos y utopías, se re- lo sagrado lo que motivó el viaje de
yan sido”.
nuevan los mitos de la temporalidad Perceval a las tierras yermas del Rey
–la eterna juventud, el eterno retorno, Pescador en busca de un encuentro Si en las sociedades arcaicas el mi-
el mito de la aceleración en pos de revelador ( Del Johnny .2000) (Eliade to era la única revelación válida de la
vencer al tiempo- y aparecen nuevos Mircea eliado.1961) realidad, a lo largo de la modernidad
metarrelatos asociados a la cultura significó todo cuanto se oponía a ella.
Según Mircea, el mito no refería
tecnológica: el del hombre y su recha- Si se tiene en cuenta que en la expe-
una historia particular, privativa, per-
zo del cuerpo en pos de habitar el es- riencia individual, el mito incide en
sonal. Sólo podía constituirse como
pacio virtual, el de la metamorfosis los sueños y las fantasías del hombre
tal en la medida en que revelaba la
maquínica en la búsqueda de la in- y en las zonas oscuras de la psiquis, se
existencia y la actividad de los seres
mortalidad, el del hombre como he- estima que no desaparece jamás de la
sobrehumanos comportándose de una
rramienta de la tecnología. Los mitos actualidad psíquica: cambia de as-
manera ejemplar. En efecto, la ejem-
posmodernos de la globalización, del pecto y disimula sus funciones. He
plaridad y la universalidad han sido
fin de las ideologías, del progreso in- aquí el camouflage de los mitos, tanto
las dimensiones constitutivas de los
definido de la sociedad de la informa- en el nivel individual como en el so-
mitos.
ción y de la libertad en un mundo de cial. Por lo tanto, tal cual lo manifestó
control social aparecen, en fin, como En las sociedades modernas, desa- el filósofo italiano Giambattista Vico,
metarrelatos que sustentan al pensa- cralizadas y laicizadas, los mitos han es un error suponer que la civilización
miento hegemónico, único, imperan- ido extinguiendo esa aureola sagrada. comienza cuando se desecha el mito.
te en el nuevo orden mundial. Reformulados, actualizados, templa- La vida humana, la sociedad y la civi-
dos al calor de una nueva era, los mi- lización siempre necesitarán de mi-
En las sociedades primitivas, los mi-
tos sobrevivieron en la modernidad, tos, aunque se trate –como en el caso
tos representaban el fundamento de la
aunque lejos de desempeñar el papel de la modernidad- de mitos como los
vida social y de la cultura, y consti-
central que tenían en las sociedades de la ciencia y el progreso (Polaco,
tuían un modelo ejemplar de compor-
tradicionales. Moris 2003) .
tamiento humano. En aquel tiempo
primordial, referían historias sagradas Comparados con éstas, el mundo Asistimos hoy, en la posmoderni-
cuyos actos eran imitados por los moderno pareció desprovisto de mi- dad, a una aparente contradicción: en
hombres. Estas historias, conservadas tos: “Laicizados, degradados, camu- una época caracterizada por un furor
en imágenes dentro del inconsciente flados, los mitos y las imágenes míti- desmitificante, y por someter y des-
colectivo de la humanidad, han sido cas se reencuentran por todas partes: menuzar todo a un análisis exhausti-
sin duda la puerta de acceso a los as- sólo es cuestión de reconocerlos –di- vo, parece sin embargo ser el tiempo
pectos más profundos y complejos del ce Mircea Eliade 1961 - (...) Es eviden- en que se sustentan la mayor cantidad
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de mitos. Pese a la caída de los gran- fano. El hombre moderno también se con el sexo, la comunicación, el co-
des relatos, como el marxismo o la ha esforzado por salir de su historia y nocimiento, las relaciones interperso-
idea de progreso, el ideario posmo- vivir un ritmo temporal diferente. Para nales, el entretenimiento, los inter-
derno –fruto de la relatividad ética Mircea Eliade (1961), el espectáculo y cambios, la información. A su vez, los
instaurada por la supremacía de los la lectura constituyen las dos vías de mitos de la abundancia generan la ilu-
medios de comunicación, y producto evasión del tiempo elegidas en la mo- sión de detener el tiempo: la acumu-
ejemplar de un tiempo sin modelos dernidad: “la lectura obtiene, más aún lación (de bienes, de tecnología, de
globales- paradójicamente sostiene que el espectáculo, una ruptura de la signos) actúa como un simulacro de
una abundante reinvención de mitos: duración y, a la vez, una salida del perpetuación del tiempo presente,
“el de la eterna juventud, el de comer tiempo (...) que le han permitido al una argucia para diferir el futuro de
determinados alimentos que tienen la hombre la ilusión de un dominio del manera eterna.
clave del bienestar, el de que no hay tiempo en el que tenemos el derecho
Saturno, el dios del tiempo huidizo,
que perderse nada, el de la acelera- de sospechar un secreto deseo de sus-
el más anciano de los dioses romanos,
ción. Es el paso de los mitos de la es- tracción al devenir implacable que
devoraba a sus hijos, simbolizando la
pacialidad a los de la temporalidad” lleva a la muerte”. Vale decir, en las
necesidad que experimentó el hom-
(Cao, José Luis.1998). sociedades tradicionales, el trabajo, la bre de todas las épocas de poner su
guerra, los oficios, el amor, se desen- vida a salvo del tiempo, que todo lo
A su vez, las tecnologías no sólo no
volvían en un tiempo sagrado, porque destruye y transforma en olvido. El mi-
han desterrado los mitos de la huma-
reproducían modelos míticos. Al vol- to de la repetición periódica de la
nidad; antes bien, han aportado nue-
ver a vivir lo que los dioses habían vi- Creación, con su certeza de un reco-
vas alegorías de la cultura tecnológi-
vido en el Tiempo primordial, esas mienzo absoluto, de una regenera-
ca, dando lugar a una variedad de tec-
existencias eran ricas en significado. ción y renovación total, soslaya la re-
nomitos: el del hombre tecnológico y
Pero con la desacralización del traba- cuperación periódica de un tiempo
su rechazo del cuerpo en pos de habi-
jo en la modernidad, el hombre se primordial. A su vez, el mito del paraí-
tar el espacio virtual, el de la meta-
siente prisionero de su oficio, por so perdido “sobrevive en las imágenes
morfosis maquínica en la búsqueda
cuanto no puede ya escapar al Tiem- de la isla paradisíaca y del paisaje
de la inmortalidad, el del hombre co-
po. “Es por eso que se esfuerza por sa- edénico: territorio privilegiado donde
mo herramienta de la tecnología, vale
lir del Tiempo en sus horas libres, de las leyes están abolidas, donde el
decir, el hombre convertido en la he-
donde el número vertiginoso de dis- tiempo se detiene” (Eliade, Mir-
rramienta de su propia herramienta.
tracciones inventadas por las civiliza- cea.1961).
Del mito del fin de las ideologías al ciones modernas” (Eliade, Mir-
mito de la libertad -en un mundo de cea.1961) El vértigo y la ansiedad del hombre
control social-, del espiritualismo en su lucha contra el tiempo se ha
La posmodernidad exacerbará esa vuelto una cuestión casi patológica.
New Age a la preponderancia absolu-
tendencia, de la mano de las tecnolo- Como afirma Jean Baudrillard, en éste
ta del hibridante “todo vale” ideológi-
gías y los medios de comunicación, siglo volvemos a ser milenaristas: que-
co-cultural, la posmodernidad parece
que a su vez instaurarán el paradigma remos la perpetuidad inmediata de la
pródiga en sostener la sentencia de
de la aceleración: realidades virtuales, existencia, exactamente como los me-
Roland Barthes: “todos somos desci-
fradores, creadores y consumidores comunicaciones instantáneas, vehícu- dievales querían el paraíso en tiempo
de mitos”. los vertiginosos. Corresponde a la era real, el Reino de Dios en la Tierra.
del deslizamiento, del zapping, de las “Efectivamente, se trata del estableci-
primicias, de la histeria y el nerviosis- miento de una inmortalidad de la es-
TEMPORALIDAD Y DURACIÓN mo absoluto por abarcar el todo, por pecie en tiempo real (...) queremos su
hacer y contemplar lo que crea, por realización inmediata” (Baudrillard,
El hombre de las sociedades arcai- consumir y producir hechos, tecnolo- Jean.1979).
cas, al imitar los actos ejemplares de
gías y signos.
sus dioses o héroes, o simplemente re- Los avances de la ingeniería genéti-
firiendo sus aventuras, alcanzaba má- Es en la posmodernidad donde se ca y los trabajos sobre técnicas de clo-
gicamente el Gran Tiempo –el tiempo incrementan los mitos de la cantidad nación han reactualizado los presu-
sagrado- desligándose del tiempo pro- por sobre los de la cualidad: ocurre puestos planteados en la Edad Media
38 Mitos de la posmodernidad

en torno a la inmortalidad y la resu- so obtener la inmortalidad, en los tex- pensadores de la nueva era como el
rrección de los cuerpos. El mito de la tos tradicionales sobre alquimia -en fin del proyecto moderno, es decir, de
longevidad humana –los relatos bíbli- donde la transmutación de la materia la historia entendida como portadora
cos aluden a seres de edades desco- operaba idéntica conversión sobre la de un sentido en el que estaba embar-
munalmente prolongadas- ha cobrado conciencia del experimentador, quien cada toda la humanidad. La concep-
un formidable impulso en el siglo XXI: alcanzaba el estado de juventud eter- ción posmoderna de la historia enfati-
volverse inmortal, aquí y ahora, vol- na por medio de la piedra filosofal- en za en la tolerancia y en la premisa
verse materia imperecedera. Diferir o las prácticas de ciertos chamanes a fundamental de que su sentido no es
perpetuar su existencia, detener todos través del ascesis y la meditación, has- universal ni direccional (Alppini Alfre-
los relojes, vencer al tiempo, diseñar ta la profusión actual de ciertas drogas do) . A finales de los años ochenta, el
la propia durabilidad. El hombre con- o sustancias que actúan sobre deter- mito fue retomado –aunque en una
temporáneo, en su afán por quebrar la minadas células para diferir o retardar concepción totalmente antagónica-
homogeneidad del tiempo y salir de la el envejecimiento, el mito de la eterna por Francis Fukuyama en su polémico
duración, crea y recrea nuevos mitos, juventud ha logrado ocultar una situa- y publicitado libro “El fin de la histo-
“como el mito científico de que el ción de vacío existencial en relación ria y el último hombre”: allí, el autor
hombre puede contra la naturaleza. con el futuro, al destino incierto y an- sostenía que la democracia liberal
Podrá contra ciertas manifestaciones gustiante de la humanidad. constituiría “el punto final de la evo-
de ella, pero no puede contra la natu- lución ideológica de la humanidad” y
raleza con mayúsculas que, en tanto El tiempo que valora el paradigma la “forma final de gobierno”. Apólogo
azar, se le sustrae”(Cao, José de la posmodernidad es el presente, del capitalismo vigente –sus ideas sur-
Luis.1998) . La plasmación del mito el aquí y ahora. Entre la urgencia por gen en el seno mismo del Departa-
de Frankenstein –en el siglo XIX- co- diferir el futuro y una cierta pérdida mento de Estado norteamericano- Fu-
mo crítica a la omnipotencia científi- de la historicidad –originada por la kuyama sostuvo que la historia ha lle-
ca y sus inéditos e insondables efec- vorágine de la información y los gado a su fin debido a que la demo-
tos, renueva permanentemente la car- acontecimientos y la imposible adap- cracia liberal, basada en la economía
ga de temor y ansiedad que habita en tación del organismo humano a las de mercado, ha probado ser la mejor
la imaginación colectiva, al reactuali- velocidades del nuevo sistema mun- solución al problema humano. La his-
zar el tema de la imposición técnica dial- el hombre posmoderno es inca- toria ha determinado ya que no exis-
sobre el hombre. Puede hallarse en paz de procesar la historia misma, co- ten conflictos ideológicos a la vista,
esto una cierta parábola con respecto mo así también de plantearse una es- tras la caída del socialismo (Santacreu
a la moda actual de las cirugías estéti- pera permanente, inquieta, de un María José). Representante del libera-
cas: la idea de derrotar al tiempo y a tiempo venidero liberado del mal, tal lismo y, por lo tanto, uno de los resa-
la naturaleza, la actitud divina de mo- como el hombre medieval -inspirado bios de la modernidad burguesa, el
dificar a voluntad el mandato de la en el Apocalipsis- soñaba con que, autor afirma que el surgimiento del úl-
Creación. “Somos libres –afirma Bea- después de las tribulaciones, comen- timo hombre –el hombre liberal-
triz Sarlo (1994) cada vez seremos zaría a vivir un lapso de paz. El hom- constituye el fin hacia el que se diri-
más libres para diseñar nuestro propio bre contemporáneo convive sin ese gen todas las sociedades. Este hom-
cuerpo (...) Hoy la cirugía, mañana la proyecto finalístico, porque han sido bre, al encontrarse satisfecho con su
genética, vuelven o volverán reales extinguidas las ‘obligaciones hacia modo de vida, no tendría causas ni
todos los sueños (...) Hoy la juventud Dios’, y aun hacia el prójimo. “Ahisto- prejuicios por las que arriesgarse en
es más prestigiosa que nunca, como ricidad, velocidad y fallecimiento de lucha, su vida es “una vida de seguri-
conviene a culturas que han pasado la crítica. La experiencia del tiempo dad física y abundancia material”
por la desestabilización de los princi- es la de un presente sin pasado ni fu- (Alppini Alfredo) .
pios jerárquicos (...) Así, la juventud turo. Experiencia sin protección, es la
llamada esquizofrenia del hombre Los pensadores posmodernos han
es un territorio en el que todos quie-
contemporáneo”(Jameson, A Frede- criticado esta concepción unitaria y
ren vivir eternamente”.
ric.1992). direccional de la historia, reivindican-
En el Fausto, en las viejas leyendas do la existencia de múltiples sujetos y
hindúes acerca de yoguis capaces de De ahí el mito –posmoderno- del culturas que reclaman sus derechos,
alcanzar inconcebibles edades o aca- fin de la historia, comprendida por los que habían sido reprimidos por la mo-
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El problema no reside en el hecho de


que el progreso o sus sustitutos con-
temporáneos no sean buenos o dignos
de luchar por ellos: simplemente ya
no hay cabida para ningún tipo de
causa; el mundo material que hemos
construido no les da cabida (...) En las
sociedades plurales contemporáneas,
la verdad y la razón no son sino qui-
meras” (Lopez Arellano, José.2000).
Como consecuencia de esto, cobra
vida el mito posmoderno del fin de las
ideologías, entendido como la deca-
dencia de las ideologías totalizadoras
y de los sistemas sociales estructura-
dos alrededor de metalenguajes como
Patria, Honor, Civismo, Familia y Pro-
greso. En la sociedad posmoderna rei-
na la indiferencia de masa, “ya ningu-
na ideología política –asegura Gilles
Lipovetzky (1986) - es capaz de entu-
siasmar a las masas, la sociedad pos-
moderna no tiene ni ídolo ni tabú, ni
tan solo imagen gloriosa de sí misma,
ningún proyecto histórico moviliza-
dernidad occidental. Por otra parte, Hacia fines de los años setenta, el dor, estamos ya regidos por el vacío,
en la visión escéptica de Jean Baudri- filósofo francés Jean-Francois Lyotard, un vacío que no comporta, sin embar-
llard (1994), la historia “no tendrá fin en su crítica a la modernidad y a sus go, ni tragedia ni Apocalipsis”. En lu-
puesto que sus restos –la Iglesia, el co- utopías y mitos –como la razón y la gar de aquellas ideologías totalizantes
munismo, la democracia, las etnias, confianza en el progreso- proponía y absolutas han surgido redes de co-
acabar con la Revolución por tratarse munidades conectadas por identida-
los conflictos, las ideologías- son inde-
de una “idea minúscula”. Su teoría des propias, con intereses miniaturi-
finidamente reciclables (...) Nada de zados, capaces de generar sus propias
contenía el germen de la idea de de-
lo que se creía superado por la histo- cadencia de los grandes relatos uni- modalidades de expresión.
ria ha desaparecido realmente, todo versales y absolutos de la moderni-
está ahí, dispuesto a resurgir, todas las Pero aquella indiferencia laxa, ino-
dad. Las ideas humanistas heredadas
cua –a la que aludía Lipovetzky- pare-
formas arcaicas y anacrónicas”. del siglo XIX y asociadas a la moder-
ce funcional al orden capitalista im-
nidad (Progreso, Razón, Revolución y
perante, a la ideología consumista ya
Emancipación) parecían desvanecerse
ZONCERAS DEL NUEVO ORDEN a instancias del nuevo mundo tecno-
que, como lo expresa el mismo autor,
“el capitalismo encuentra en la indife-
Si en las sociedades arcaicas los mi- logizado y fragmentado. La lógica po-
rencia una condición ideal para su ex-
sitivista y cientificista pasaba a ser
tos eran modelos ejemplares y univer- perimentación”.
cuestionada, y “la mayor parte de las
sales acerca de historias sagradas cu-
presuposiciones históricas y filosófi- Paradójicamente –o no- el liberalis-
yos actos eran imitados por los hom- cas que forjaron la ciencia social de- mo y la ciencia son los esquemas his-
bres, en la Era de la Información apa- cimonónica, y en particular el marxis- tórico-filosóficos del siglo XIX que to-
recen como ideas que se nos presen- mo, fueron acusadas de haber queri- davía gozan de cierto prestigio dentro
tan como verdades absolutas, verosí- do contarnos cosas muy interesantes de la parafernalia ideológica posmo-
miles e incuestionables. que, en realidad, no eran viables (...) derna. Arturo Jauretche, poeta, escri-
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tor y periodista argentino, en su “Ma- Para algunos autores, la globaliza- de, fortalecimiento de la calidad de
nual de Zonceras argentinas”, refería ción es la ideología engendrada por el vida de los países que tienen el con-
precisamente con el término zoncera capitalismo tardío para inmovilizar trol hegemónico de las empresas
–un vocablo más familiar en la Améri- por completo cualquier intento de transnacionales, dominantes en los
ca hispana que en la propia España, y cambiar la sociedad, neutralizando mercados de los países periféricos.
que equivale a tontería, insulsez o fal- los particularismos –y los ideales
ta de gracia y de viveza- a los “princi- emancipatorios que éstos contienen- Otra de las zonceras asociadas a
pios introducidos en nuestra forma- en función de una falsa opción homo- aquella de la globalización es la de la
ción intelectual con la apariencia de génea y universal. Esta ideología neo- economía social de mercado, la que
axiomas, para impedirnos pensar las liberal pretende sostener la abolición cobró dimensión a lo largo de los
cosas por la simple aplicación del del Estado mediante la totalización años noventa como paradigma de
buen sentido (...) Basta detenerse un del mercado, a través de la misión de equilibrio y justicia: consistió en ha-
instante en su análisis para que la las corporaciones transnacionales, ca- cer ver a la opinión pública que el
zoncera resulte obvia, pero ocurre da vez más interrelacionadas, opacas mercado y sus gestores –las multina-
que lo obvio pasa con frecuencia al público y ligadas, a su vez, a los Es- cionales- son los que proveerán el so-
inadvertido, precisamente por serlo- tados más poderosos. Desde ese pun- porte material necesario para una so-
”(Jauretche, Arturo. 1980). to de vista, la globalización es sinóni- ciedad efectivamente democrática, en
mo de privatización global del Poder la que la igualdad de oportunidades
En el mismo sentido jauretcheano permita ejercer la libertad y la sobera-
(Rabadán Fernández, Eliseo).
aparece hoy el mito de la globaliza- nía individual y social. La estrategia
ción, repetido de manera incuestiona- Del seno de esta zoncera de la glo- del libre mercado ha hecho que los
ble, y que forma parte del paisaje pos- balización –emplazada como mito- países centrales –en especial, Estados
moderno y constituye el sentido co- han surgido otras nuevas que reafir- Unidos- controlen sus productos y
mún de la época. Hija dilecta de la man su fundamento ideológico: una vulneren los de los países competido-
ideología del fin de las ideologías de ellas es la del advenimiento de la res, y concentren sus esfuerzos en so-
–acaso otra zoncera- la globalización sociedad post-industrial. El argumento cavar economías, incorporar nuevos
constituye la “colonización del espa- de esta zoncera es ocultar las verda- activos y manipular con maniobras de
cio mundial por las mitologías de los deras estrategias y objetivos de los po- intervenciones políticas o incluso mi-
poderosos (Al aludir a mitologías en seedores del capital y del control de litares. Vale decir, otra herramienta
este contexto pensamos en aquellos las instituciones políticas, al afirmar servil a la hegemonía corporativa
discursos cerrados que son presenta- que “vivimos en una sociedad del USA.
dos como objetivos) (...) El pensamien- ocio donde la información y el saber
to global, el pensamiento planetario, son lo necesario para mantener una Los gurúes neoliberales del mundo
tal vez no sea más que una nueva me- estructura de servicios en la que la in- desarrollado alimentan el mito del
tástasis del discurso de la racionalidad dustria como motor económico ha progreso indefinido de la sociedad de
occidental, empapado de presunta dejado de ser fundamental” (Rabadán la información. Este mito –por cierto
objetividad y etnocentrismo” (Llorensi Fernández, Eliseo). Si bien es cierto también otra zoncera, hija de aquella
Cerda, Francesc y Tenutto Marta Ali- que en la nueva era se han originado de la sociedad post-industrial- induce
cia.2000). En sí misma, la ideología evidentes cambios en los modos de a pensar que sólo sobrevivirá la Nue-
de la globalización tiene que ver con producción a raíz de la revolución va Economía apoyada en el manejo
la sustitución de las fronteras geopolí- tecnológica de fines de siglo, no es de transacciones de información, en
ticas por las del consumo tecnológi- menos evidente que sigue habiendo detrimento de la producción real. En
co: el mito se refiere a la globaliza- un tejido industrial que es factor clave el nuevo modo de producción, la
ción económica como el único modo del poder económico de Europa, Ja- fuente de productividad estriba, según
de mejorar la calidad de vida en los pón y los Estados Unidos. El mito es Manuel Castells, en la tecnología de
países más atrasados, y ha sido ali- funcional a la ideología del pensa- la generación de conocimiento, el
mentado y amplificado con voracidad miento hegemónico y a las premisas procesamiento de la información y la
por un neoliberalismo triunfante tras del neoliberalismo de las corporacio- comunicación de símbolos. Pero es
la caída del socialismo hacia fines de nes multinacionales: capital especula- indudable que mucho del envoltorio
los años ochenta. tivo, crecimiento sostenido y, por en- con el que se presentan las nuevas
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tecnologías están marcadas a fuego La idea de una mundialización de greso a la naturaleza y la vida alejada
por las técnicas de marketing que se la democracia liberal no parece ser el del infierno urbano- entronca con un
mezclan con el nuevo credo de los producto fukuyamesco de una evolu- concepto de libertad que va unido al
tecnofílicos contemporáneos(Lome- ción histórica, sino de “una epidemia consumo: apela a viejos sentimientos
llo, Adrián.2000). Ya en su obra “La de consenso, de una epidemia de va- recuperados de una tradición que mi-
condición posmoderna”, Lyotard ase- lores democráticos, es decir, de un tifica una parte del pasado. Esta huida
guraba que “todo saber que no pueda efecto viral, de un efecto de moda del tiempo profano para recuperar el
ser traducido en cantidades de infor- triunfal. Si los valores democráticos se tiempo primordial y que acentúa un
mación será dejado de lado”, y pro- difunden tan bien, por capilaridad o Yo individual despreocupado por lo
nosticaba profundos cambios en la re- por un efecto de vasos comunicantes, colectivo, tiene su explicación en el
será que se han licuado, que ya no va- miedo a lo desconocido, lo inespera-
lación del sujeto con el saber: éste se
len nada. A lo largo de la modernidad do y lo inestable que ha venido de la
producirá para ser vendido, se valora-
han valido mucho, y se han pagado mano del mito del progreso. La socie-
rá en tanto producto a ser consumido
muy caro. Hoy en día están de saldo, dad de consumo parece fértil en la
y útil para una nueva producción; se-
y asistimos a una subasta de los valo- producción de signos que generalizan
rá un bien de cambio. Es decir, dejará deseos en torno a dicho mito: el dis-
res democráticos que mucho se ase-
de ser en sí mismo su propio fin para curso publicitario –que se construye a
meja a una especulación desenfrena-
convertirse en mercancía informacio- partir del conjunto de los discursos
da”(Baudrillard, Jean.1994)
nal. Esta idea de mercantilización del sociales de cada época- ha logrado
saber ancla en la ideología neoliberal hoy sacralizar e idolatrar lo material,
de mercado, y hace aparecer a ese sa- MITOS DE LA SOCIEDAD el Objeto. Así, por ejemplo, los auto-
ber útil como legitimado por su rela- DE CONSUMO móviles que pautan los avisos publici-
ción con el poder( Moguillansky, Ro- tarios ofrecen escapadas de fin de se-
dolfo.2003). La sociedad de consumo, como tal, mana hacia el paraíso perdido, otor-
está estructurada jerárquicamente, va- gan mayor virilidad, libertad o presti-
Por último, el mito de la libertad le decir, construida desde el poder. La gio, y ofrecen las sensaciones que an-
–en un mundo de control social- satisfacción de los deseos y las nece- tes estaban reservadas a las personas:
constituye otra zoncera que descien- sidades individuales hacia las que nos otorgan afectos, terapias, nos ayu-
de del mismo árbol genealógico de tiende el consumo son generadas a dan a superar las inseguridades y a ex-
las anteriores: si, en términos de Fuku- través de una lógica piramidal, una teriorizar los deseos más ocultos (Vi-
yama, la democracia liberal constituía ética y estética propias de los sectores cente Serrano, Pilar.1999).
la solución final al problema humano hegemónicos. Roland Barthes señala-
y el grado más alto de libertad al que ba que todas las mitologías de la so- A fin de cuentas, el discurso publi-
el hombre puede aspirar, esa demo- ciedad de consumo se construyen citario solo expresa –indisociable-
cracia resulta hoy en día –en especial, desde el poder para convertir lo histó-
en las naciones periféricas, pero tam- rico en natural. La sociedad de consu-
bién en la mismísima USA- irónica- mo está cimentada en un inmenso
mente un eufemismo demasiado gro- proceso de producción de signos, que
tesco. Al fin de cuentas, “los nuevos circulan con el fin de promover y ge-
tiempos han logrado vulnerar, como nerar deseos, necesidades y sueños.
nunca antes, la privacidad y el secre- En el discurso publicitario se hace evi-
to. Paradójicamente, el mundo libre dente el poder de la ideología, que
nos mantiene vigilados, nos ha dado impone visiones del mundo a través
de mitologías que enmascaran las de-
los instrumentos necesarios para que
sigualdades existentes (Vicente Serra-
nosotros mismos, en la ilusión vani-
no, Pilar.1999).
dosa de una soberanía y una libertad
ampliamente escogidas, podamos El perpetuo tópico de la huida de lo
participar de nuestro propio control y cotidiano –y su consiguiente arqueti-
vigilancia”(Cocimano, Gabriel.2003) po, el mito del eterno retorno, el re-
42 Mitos de la posmodernidad

mente del orden cultural, económico de salvación, en medio de un mundo mo compulsivo de diversas formas de
y político- cómo “el mito del regreso desencantado y desdivinizado. Hete- espiritualidad”. Fusión, profusión y
a la naturaleza en versión burguesa rogénea, con una mitología simbólica confusión de géneros y simbologías
forma parte esencial de las estrategias y una base de creencias comunes, la tendientes a exacerbar el rico y atrac-
económicas del industrialismo”, y có- New Age se halla organizada horizon- tivo mundo de consumo del indivi-
mo “la mayor parte de las mitologías talmente, sin jerarquías precisas, en dualismo posesivo: gusto por lo exóti-
radicales de los últimos años tienen oposición a la verticalidad de las reli- co, un verdadero menú de terapias y
como soporte el comportamiento de giones canónicas, y prueba que los psicotecnias, el preciosismo estético
fuga (...) el yo, la vida cotidiana, el discursos legitimadores y los relatos de los mandalas, gemas y piedras cu-
placer, la autoconciencia, las costum- de salvación de ningún modo han de- rativas, los chakras y los cuerpos suti-
bres folklóricas, el ocio, la estética, las saparecido de la conciencia del hom- les del aura, las disciplinas yóguicas y
modas, las minorías marginales, los bre contemporáneo, acaso porque su la medicina ayurbédica, forman parte
exotismos”(Cueto, Juan.1982). existencia no sea accidental, sino del inmenso y sincrético menú de es-
consubstancial a la misma sociedad te espiritualismo new look, ecléctico y
El hombre contemporáneo, frente humana(Robredo Zugasti, Eduar- a la carta, presto para el consumo al-
al vacío dejado en la cultura occiden- do.2000) dente e ideado para mantener a toda
tal por la decadencia de los sistemas
costa la ilusión de independencia y
religiosos, ha adherido –según Geor- Pero este neoespiritualismo no sur-
autonomía espiritual, regla eficaz del
ge Steiner- a mitologías sustitutivas. ge de una misteriosa mutación ni de
modelo consumista. Una vez más, el
Asimismo, Gilles Deleuze afirmaba iluminadas elucubraciones, no es
discurso publicitario –pilar de la so-
que ese mismo hombre produce per- neutral sino que aparece condiciona-
ciedad de consumo- muestra los cam-
sonajes míticos frente a una religiosi- do por las nuevas estructuras econó-
micas mundiales de la sociedad en bios en las mitologías actuales, que
dad perdida y a la necesidad de afe-
red, y que constituyen de alguna ma- dan cuenta del final de lo uniforme y
rrarse a una individuación rígida ante
nera al individuo-red que la habita. La del gusto actual por lo barroco, com-
la confusión que produce la pérdida
New Age implica un relativismo –otra plejo e impreciso, por lo ambivalente
de certezas (religiosas, científicas y
premisa posmoderna- que enlaza mís- y lo contradictorio. Lo bueno y lo ma-
políticas). Aquellas mitologías sustitu-
tica y ciencia, y suscita el auge de lo conviven juntos, igual que instinto
tivas también constituyen sistemas de
nuevas terapias alternativas, espiritua- y tecnología, velocidad y seguridad,
creencias, cuerpos de pensamiento o
les y etno-médicas, presentando un inteligencia y corazón. La exagera-
conjuntos de imágenes emblemáticas,
ecléctico atractivo que luce irresisti- ción y lo excéntrico se inscriben jun-
puesto que la mente posmoderna,
ble para el habitante de esa sociedad to a lo pequeño, el minimalismo y lo
aunque no esté habitada por ideas re-
interconectada. “Si existe una pulsión fragmentario. Esta adhesión de la pu-
ligiosas –o no lo esté en el grado que
estética –hipotetiza Robredo Zugasti blicidad al relativismo –nunca han si-
antes sí lo estaba- tiende a pensar con
(2000) - destinada a convertir el cuer- do tantos los términos imprecisos, que
un criterio religioso. A su vez, estas
po en un objeto estético (dietas rigu- implican al receptor para que los des-
mitologías no serían tales en el uni-
rosas, intervenciones traumáticas so- cifre a su antojo- contribuye a hacer
verso de la posmodernidad al margen
bre el cuerpo en forma de cirugías es- fluctuar las grandes verdades (Vicente
de un mundo mediatizado, compues-
téticas) así también puede existir, co- Serrano, Pilar. 1999).
to por vastas autopistas de la informa-
ción, una economía en red y la omni- rrespondiéndose con ella, una pulsión Los medios masivos y la industria
presencia de los medios de comuni- espiritual destinada al autotrascendi- cultural han contribuido a delinear los
cación. miento del mismo cuerpo mediante rasgos míticos de ciertos personajes
técnicas diversas de ‘expansión de la –reales o ficticios- devenidos en mo-
Ejemplo paradigmático de estas mi- conciencia’ (disciplinas de medita- delos ejemplares y que encarnan los
tologías sustitutivas es la denominada ción, psicotecnias simbólicas y otras deseos y los sueños de toda una socie-
New Age (Nueva Era), un movimiento cirugías espirituales). Algunos han se- dad. Según Mircea Eliade,
difuso, confuso y ecléctico –caracte- ñalado la incidencia creciente de una
rística posmoderna si las hay- que to- bulimia espiritual, acaso etiológica- “el hombre sufre la influencia de to-
ma la forma de un metarrelato plane- mente no muy alejada de la bulimia da una mitología difusa, que le propo-
tario portador de vigorosas promesas corporal, caracterizada por un consu- ne numerosos modelos para imitar.
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Los héroes, imaginarios o no, juegan sa, mitad hombre, mitad toro- cohe- En tanto, los productos audiovisua-
un papel importante en la formación rente con un hombre dividido, no les de la sociedad de la información
de los adolescentes (...): personajes oculta sus contradicciones ni sus du- tienen el sello posmoderno: se trata
de novelas de aventuras, héroes de das (Vicente Serrano, Pilar.1999). de productos difusos, eclécticos e in-
guerra, glorias del cine, etc.- Esta mito- tangibles “que poco o nada tienen
Los héroes mediáticos del pasado, que ver con los tiempos duros del
logía no hace más que enriquecerse
como Superman o Batman, han muta- Quiz Show de Robert Redford. Estos
con la edad: se descubren alternativa-
do en héroes de nuevo cuño: Indiana relatos fluidos, vaporosos, profunda-
mente modelos ejemplares lanzados
Jones es doctor universitario y compe- mente asépticos y bañados con el ta-
por modas sucesivas y vemos cómo se
tente experto en arqueología, lo que miz de la estética publicitaria, se ale-
esfuerzan en imitarlas”.
encaja en la ética yuppie del perfor- jan de los paradigmas narrativos clási-
Detrás de esta mitología difusa sub- mance eficaz. Instalados en esa nueva cos que se agrupaban alrededor de las
yacen los arquetipos, representados ética, estos héroes no utilizan armas dicotomías bien-mal, amor-odio, le-
en “las nuevas versiones de Don Juan, de fuego ni ostentan poderosos mús- galidad-injusticia o héroes-villanos,
del Héroe, del Amoroso desdichado, culos: Mickey Rourke aparece ante el para adentrarse en una geografía con-
de Cínico o del Nihilista, del Poeta teclado de su computadora entre sus vulsa en la que nada es lo que parece
melancólico (...): todos estos modelos juegos de sadismo light con Kim Ba- y en la que cualquier evento puede
prolongan una mitología y su actuali- singer en Nueve Semanas y Media 35 suceder porque todo es válido”(Gon-
dad denuncia un comportamiento mi- (Guber, Román.1992). Rocky meta- zalez Zorrilla, Raúl).
tológico” (Eliade Mircea.1961). morfosea en un desencarnado Matrix,
Kennedy en Bill Gates y el hippie se- En la sociedad de consumo, los
Pero en la posmodernidad, los mi- productos y las mercancías obedecen
sentista –amor y sexo libre- en yuppie,
tos o personajes míticos que encarna- a la lógica de la velocidad de circula-
fanático de la computadora, un nerd
ban sueños colectivos o utopías soli- ción, por lo que sus tiempos son bre-
sin vida sexual, antisocial, y con muy
darias –Elvis Presley, Kennedy, Evita, ves y volátiles. Es probable, por tanto,
pocos lazos con la realidad.
el Che 31 íbid.- 32 Pilar VICENTE SE- que los mitos y personajes míticos
RRANO, ob.cit.- 33 Mircea ELIADE, Los dos grandes mitos políticos que contemporáneos tengan una vida efí-
ob.cit.-Guevara, Superman, entre tan- la Argentina le legó al siglo XX, Evita mera: los vertiginosos cambios socia-
tos otros- parecen ir dejando paso, a y el Che Guevara –ambos encarnaron les producen rápidamente sedimentos
partir de los dictados del consumis- el ideal de justicia social en un conti- de la intensa vida cultural del hom-
mo, a la sacralización de los objetos, nente que conoce la opresión y la de- bre, y nuevos modelos ejemplares so-
a su exaltación sublime: consecuen- sidia del poder hegemónico y de sus brevendrán a instalarse en el imagina-
cia del desencanto social, se tiende a clases dirigentes- ya no son en la pos- rio social. En tanto representen arque-
idolatrar lo material y una visión del modernidad lo que fueron en la reali- tipos míticos, esos modelos conforma-
mundo que mitifica lo individual y los dad histórica. Se han convertido en rán la estructura en la que el hombre
objetos por ser consumidos. La nueva “bienes de consumo, casi de degusta- canalizará sus sueños colectivos, ya
publicidad reproduce los discursos ción: el afiche con la cara del Che fue que “el mito es un significante incom-
que privilegian a un individuo perso- un bien de consumo que colgaba de pleto que los consumidores se encar-
nalizado, diferenciado e indiferente las habitaciones de todos los progre- gan de llenar de sentido”(Lewin, Hu-
de los Otros. Nuevamente, esta ideo- sistas del mundo. Eva Perón es una go.2000).
logía es funcional al statu quo: el ex- imagen romántica asociada al tango.
ceso de énfasis en el individuo anula El teatro, el cine, la televisión, los me-
TECNOMITOS
cualquier perspectiva solidaria. Ahora dios, son monstruos que necesitan ali-
el conflicto que se plantea es indivi- mentarse constantemente de imáge- La sociedad contemporánea ha ido
dual, ni revolucionario ni colectivo, nes” (Vincent, Manuel.1997). Holly- creando y recreando -a la par del so-
sino de cada cual consigo mismo, con wood, a su vez, ha contribuido a otor- berbio desarrollo tecnológico- sus
un Yo que se muestra dividido y ambi- garle al mito de Evita una proyección propios relatos y narraciones míticas,
valente: el nuevo héroe de las mil ca- internacional al tiempo que, paralela- disfrazadas con los ropajes de las nue-
ras se debate entre opciones distintas, mente, el personaje real ha perdido vas alegorías de la cultura tecnológi-
el actual Minotauro –hijo de la Medu- todo su sentido original. ca. La obsesión del cuerpo por con-
44 Mitos de la posmodernidad

convalidación del placer a causa del desarrollo tecnológico están inspira-


derrumbe de las grandes doctrinas re- das en los miedos, expectativas y te-
ligiosas y sus obligaciones hacia Dios. mores que supura la actual sociedad
de la información. Paul Virilio plantea
Otro de los tecnomitos recurrentes el mito de la domesticación del cuer-
parece ser aquel del hombre converti- po humano por la tecnología a través
do en herramienta de la tecnología. de la miniaturización cibernética: si
Un cuento de William Gibson, antaño el desarrollo de la técnica se
“Johnny Mnemonic”, retrata la histo- dirigía al horizonte terrestre y a la ex-
ria de un traficante de información, tensión geográfica en la era de las me-
un depósito viviente de datos: no sólo gamáquinas (trenes, vías eléctricas,
vive en una sociedad hipertecnológi- sistemas hidráulicos y viales), “lo que
ca, sino que él mismo es un ser tecno- ahora se inicia es la época de los com-
vertirse en máquina aparece como tó- lógico. El protagonista es una enorme
pico central en la cultura contemporá- ponentes mínimos (...) la intrusión in-
metáfora del ser humano actual: “Yo traorgánica de la técnica y sus micro-
nea: del doctor Frankenstein a toda llevaba cientos de megabytes guarda-
una nueva estirpe de monstruos, co- máquinas en el seno de lo viviente
dos en la cabeza, en una base infor- (...) Luego de la revolución industrial,
mo Terminator y Robocop, surge “el mática del tipo idiota/sabio, a la que
deseo de deshacerse de la carne y ha- se inicia la ultimísima de las revolucio-
no tenía acceso consciente”. Johnny nes, la de los trasplantes, el poder de
bitar el espacio inmaterial de las co-
está en la cresta de la ola, maneja la alimentar el cuerpo vital con técnicas
municaciones digitales. El anhelo de
mercancía más preciada: datos, pero estimulantes, como si la física (la mi-
escapar a la prisión orgánica tiene su
al igual que el hombre actual, no tie- crofísica) se aprestara en lo sucesivo a
origen en el gnosticismo del siglo II
ne acceso a ellos. El caudal de infor- hacer la competencia a la química de
DC, que consideraba al cuerpo como
mación es tal que escapa a las posibi- la nutrición y de los productos dopan-
un cadáver provisto de sentidos, así
lidades del hombre: “Temas gigantes tes” (Virilios, Paul.1996). La emergen-
como en la tradición puritana del cris-
como meteoritos, noticias de impo- te cibersociedad planetaria ha planifi-
tianismo victoriano. A estos antiguos
nente verdad quedan sin atender y cado diversas teorías imbuidas de un
miedos se ha sumado un renovado te-
pasan a engrosar, peligrosamente, la optimismo visceral, tales como las
mor al cuerpo y la sexualidad, propio
bolsa del inconsciente colectivo”. ideas de Robert Jastrow y Hans Mora-
de la era del sida” (Yehya,
Johnny posee la información, pero no vec de bajar o downlodear mentes
Naief.1997). Jaron Lanier, en su opti-
el conocimiento, superado por la ava- humanas a circuitos integrados y la
mismo tecnológico, afirmaba su de-
seo de “trascender los límites injustos lancha vertiginosa de datos. La para- utopía de quienes esperan subir o
del mundo físico, frustrantes y contra- doja es que el hombre contemporá- uplodear conciencias a la red, sin du-
rios a la infinitud de la imaginación” y neo tiene toda la información al al- das perneadas de tecnomisticismo y
de “convertirse en máquina para no cance de su mano, pero no tiene for- de un anhelo pueril por alcanzar el
tener que morir”: el eterno tópico de ma de clasificarla más que apelando a paraíso del conocimiento absoluto, la
la inmortalidad y la eternidad en su un método empírico y arbitrario: co- inmortalidad y el sexo extracorporal a
versión contemporánea cibernética. mo el hombre posmoderno, ha perdi- través de las líneas telefónicas (Yehya,
do la capacidad de encontrar una ta- Naief.1997).
El cuerpo maquínico es sin dudas bla de valores que le permita reelabo-
uno de los tecnomitos de la cultura rar la información y acceder al cono- Una infinidad de relatos fantásticos
contemporánea, pues conjuga el de- cimiento. El hombre es un simple re- –que contienen diversas dosis de mis-
seo de eternidad, el de perfección (de- ceptáculo de la tecnología, una mera terio y asombro inherente al hombre
seo narcisista y, a la vez, escópico) herramienta sin otro sentido más que de todos los tiempos- han calado en
con la noción de carácter erótico, va- contener información: en verdad, se forma de tecnomitos en el inconscien-
le decir, el cuerpo inmortal convertido ha transformado en la herramienta de te colectivo del individuo contempo-
en máquina de placer. Hiperhedonis- su herramienta( Del Jonny.2002). ráneo. Relatos verosímiles que reco-
mo producto del sex appeal de la tec- rren los laberintos inciertos de la ima-
nología pero también, sin dudas, de la Optimistas o apocalípticas, las nue- ginación, fábulas que saturan la red
vas mitologías asociadas al fecundo de redes y son recreadas, reformula-
Revista Comunicación. Volumen 13, año 25, No. 2, Agosto-Diciembre 2004 (pp. 35-46) 45

das o redefinidas permanentemente frentar y neutralizar a la hegemonía lación que genera modelos realistas
por la infinidad de medios de comuni- del sistema. La aparición en escena que no son reales ni tienen orígenes
cación y aprovechadas por la indus- del caso Napster –aunque tiempo en la realidad, y que en ese mundo ya
tria cultural. En su novela “El mundo después de su surgimiento fuera san- no es posible distinguir lo imaginario
perdido”, Michael Crichton pone en cionado por la justicia- jaquea los de lo real, el signo de su referente, lo
boca de uno de sus personales el si- principios de la economía neoliberal, verdadero de lo falso (López Arellano,
guiente discurso: “Hemos perdido los porque comienza a destruirse la posi- José.2000). “La virtualidad es, para
mito antiguos. Orfeo y Eurídice, Per- bilidad de que la red sea parte de la muchos, el mapa que precede al terri-
seo y Medusa. De modo que los he- nueva economía, donde la informa- torio, la quintaesencia de la simula-
mos sustituido por tecnomitos actua- ción digital también sea sometida a ción, la crisis de lo real, el accidente
les (...) Uno es que hay un alienígena las leyes del mercado. Este software, global que sustituye lo real por el si-
vivo en un hangar de la base aérea de que permitía a los usuarios el acceso mulacro operacional” (Jiménez Gatto,
Wright-Patterson. Otro es que alguien rápido y sencillo a miles de grabacio- Fabian).
inventó un carburador con un consu- nes en MP3, en forma gratuita y para
Aquel mundo de simulación con-
mo de un litro por cada sesenta kiló- uso personal, logró desafiar el orden
duce al mito de la disolución del suje-
metros, pero los fabricantes de auto- establecido, tal como lo entrevió su
to tal como éste era concebido en la
móviles compraron la patente y la joven creador, e hizo realidad –al me-
modernidad. En esta última, el sujeto
mantienen archivada. También está el nos por un instante- algunos de los
vivía en el territorio, y se constituía en
cuento de que unos niños adiestrados mitos construidos en torno a la red: el
centro como actor social y conciencia
por los rusos en técnicas de percep- mito de la libertad de expresión, el de
autónoma. Pero en el sujeto actual
ción extrasensorial en una base secre- la libertad de mercado –intercambio
–habitante del mapa- los conceptos
ta de Siberia son capaces de matar gratuito, por lo que no hay transac-
de autonomía y voluntad individual
con la mente a personas en cualquier ción comercial- el mito de la abun-
son impensables porque aquel ya no
lugar del mundo. O la fantasía de que dancia de información y el de la de-
mantiene ninguna relación objetiva
las líneas de Nazca, en Perú, son un mocratización de la información, vale
–ni siquiera alienada- con su entorno.
aeropuerto para naves espaciales. decir, la libre disponibilidad de archi-
A partir de esta indiferenciación de lo
Que la CIA propagó el virus del sida vos en la red, lo que abre la posibili-
virtual y de lo real, los hermanos Wa-
para acabar con los homosexuales dad de una gran biblioteca global al
chowsky apuntan en The Matrix –casi
(...) Que en Estambul existe un dibujo servicio de todos los usuarios (Lome-
el correlato fílmico de la teoría de la
del siglo X que representa la Tierra vis- llo, Adrián.2000). El optimismo tecno-
simulación- al mito antedicho:
ta desde el espacio. Que el Instituto fílico pronto se diluyó con la caída de
de Investigaciones de Stanford encon- Napster, pero la batalla por la gratui- “Has vivido dentro de un mundo
tró a un individuo que resplandece en dad la siguen librando miles de hé- de sueños, Neo (...) La totalidad de tu
la oscuridad” (González Zorrilla, roes contraculturales en pos del triun- vida ha transcurrido dentro del mapa,
Raúl). fo definitivo y total. no del territorio” (Giménez Gatto, Fa-
bián).
El individuo del tercer milenio, im- Los medios de comunicación han
potente ante la presencia de la Gran creado una realidad (electrónica) En la posmodernidad, ciertos mitos,
Trama comunicacional, económica y inundada de imágenes y de símbolos como los de la temporalidad –la eter-
cultural, parece ver en el hacker al que provocan el desvanecimiento de na juventud, el eterno retorno, los mi-
nuevo héroe de la cultura digital, cualquier realidad objetiva que se es- tos de la abundancia para perpetuar
aquel capaz de desenmarañar la con- conda detrás de ellos. Un mundo vir- el tiempo- se han reciclado y actuali-
fusión que viaja a través de las redes tual en contraposición al mundo real, zado y, a su vez, han surgido nuevos
informáticas, y cuya destreza consiste el mapa versus el territorio, para men- metarrelatos asociados a la cultura
en poseer una lógica difusa a partir de cionar la fábula de Jorge Luis Borges. tecnológica: el hombre en el espacio
la cual extraer conclusiones fiables. El En una de sus teorías, Baudrillard afir- virtual, el de la metamorfosis del cuer-
pirata electrónico convertido en héroe ma que vivimos precisamente dentro po en máquina, el de la aceleración.
contracultural, parece poseer la llave del mapa –lo virtual-, y no en el terri- Los mitos de nuevo cuño aparecen li-
de un conocimiento vedado al hom- torio –lo real-; nuestro mundo está gados a la sociedad de consumo: los
bre común, para de esta manera en- convirtiéndose en un mundo de simu- medios masivos y la industria cultural
46 Mitos de la posmodernidad

contribuyen a delinear rasgos míticos GIMÉNEZ GATTO, Fabián “De la socio- mala. En www.economia.ufm.edu.gt
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