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FILOSOFÍA

¿EXISTE DIOS?

Prof. Diego Singer


Fuente: El alma del ateísmo de André Comte-Sponville, Paidós, 2006
DEFINIR ANTES DE DISCUTIR
ANTES DE DISCUTIR SI ALGO EXISTE
O NO, ES IMPORTANTE QUE NOS
PONGAMOS DE ACUERDO EN
CÓMO DEFINIMOS ESE ALGO
SOBRE EL QUE VAMOS A HABLAR

“Primero dígame lo que entiende


por Dios; a continuación le diré
si creo en él.”
Albert Einstein
DEFINICIÓN DE “DIOS”
Entendemos por “Dios” un ser eterno,
espiritual y trascendente (a la vez exterior
y superior a la naturaleza) que habría
creado consciente y voluntariamente el
universo. Se le considera perfecto y
bienaventurado, omnisciente y
omnipotente. Es el Ser supremo, creador
e increado (es causa de sí mismo),
infinitamente bueno y justo, del que todo
depende y que no depende de nada. Es el
absoluto en acto y en persona.
CERTEZAS Y ARGUMENTOS
Nunca vamos a saber con certeza si Dios existe o
no, pero sí podemos discutir, argumentar,
revisar pruebas y razones para creer o no creer.

Uno puede sostener su creencia en argumentos o


razones más sólidos que los contrarios, sin por
eso pretender ser dueño de una verdad
absoluta e indiscutible.
¿AGNÓSTICO O ATEO?
(a-gnosis: sin conocimiento) El agnóstico no
afirma ni niega la existencia de Dios, afirma que
no se puede saber y no se pronuncia ni por sí ni
por no.

(a-theos: sin dios) El ateo, si bien acepta que es


imposible saber con certeza, encuentra muy
buenas razones para no creer en Dios y por lo
tanto afirma que no cree en él.
PRUEBAS DE LA EXISTENCIA DE
DIOS
Aunque hace tiempo ya que los filósofos renunciaron a
probar racionalmente la existencia de Dios, durante
mucho tiempo (antes inclusive de que la filosofía
fuera durante la Edad Media, dominantemente
cristiana) se realizaron intentos de demostración
argumentada de Dios.

San Anselmo (1033 – 1109)


Tomás de Aquino (1225 – 1274)
René Descartes (1596 -1650)
PRUEBA ONTOLÓGICA
En la definición de “Dios” como el ser más
perfecto pensable, está la prueba de su
existencia.
Pensemos un ser perfecto al que le falte la
existencia, no sería tan perfecto, entonces si
pensamos un ser sumamente perfecto y que
exista, sería aún más perfecto.
Por lo tanto, este ser perfecto existe
necesariamente.
Dios existe por su propia esencia.
Problemas de la prueba ontológica
El “ser” no es una perfección más, no añade
nada al concepto de Dios, ni puede
deducirse de él. No está a la misma altura
que la bondad, la sabiduría, el poder, etc.
No hay “más” en 1.000 pesos reales, que en
1.000 pesos posibles. La existencia no le
agrega nada al concepto. El concepto de “
1.000 pesos” sigue siendo el mismo,
existan o no. Lo mismo pasa con Dios.
Prueba cosmológica
No parte, como la prueba anterior, de una definición,
sino que parte de la experiencia.
El mundo existe, pero su existencia no es necesaria,
podría no existir. Tuvo que haber una razón para
que comenzara a existir, exterior al mundo mismo.
Si la causa del mundo, necesita otra causa para
explicarla, entonces podemos seguir hasta el
infinito. Pero es necesario que haya habido una
primera causa. Esta causa es Dios. Como Dios no
necesita de otro ser para explicarse, es la causa
de todos los seres creados.
Problemas de la prueba cosmológica
Que tengamos que detenernos en una causa primera
para explicar la existencia del mundo, no quiere
decir necesariamente que esta causa exista.
Solamente afirma nuestra necesidad de llegar a una
explicación en la que podamos apoyarnos. Puede
ser que no podamos nunca explicar la existencia de
todo, pero eso no prueba que deba haber una razón
última.
Además, si aceptamos que existe una causa primera,
eso no significa que ese ser sea Dios, un Espíritu,
un Sujeto, una Persona (o tres). Puede ser
simplemente la naturaleza sin ninguna voluntad o
relación con nosotros.
Prueba físico-teológica
Como la prueba ontológica no prueba nada y la prueba
cosmológica prueba, en el mejor de los casos la existencia
de un ser necesario, pero no la de un Dios, esta tercera
prueba llamada “físico-teológica” es bastante popular,
también porque es bastante simple.
Se parte de la observación del mundo, se comprueba que tiene
un orden muy complejo y de ahí se concluye la existencia de
una inteligencia ordenadora.
Se conoce también como la teoría del “diseño inteligente”, el
mundo sería demasiado complejo, ordenado, hermoso y
armonioso para que sea producto del mero azar, por lo tanto
tiene que haber una inteligencia creadora que lo haya
querido así, es decir, Dios.
Prueba físico teológica
“Me turba el universo, y no alcanzo a pensar
que este reloj exista y no haya ningún relojero.”
Voltaire

Si un astronauta encontrara en un planeta


lejano un reloj, pensaría que necesariamente
algún ser inteligente lo hizo. Las obras naturales
son mucho más complejas (una flor, un animal),
por lo tanto un ser muy inteligente tuvo que
haberlas hecho.
Problemas de la prueba físico-teológica
La naturaleza no está hecha de engranajes y mecanismos,
es sólo una analogía. Además no se presta atención a
los desórdenes, los horrores y las disfunciones. ¿Un
tumor o un terremoto corresponden a un “diseño
inteligente”?
Comparar a la naturaleza con un mecanismo es una visión
de la física de hace 300 años, hoy en día los físicos
entienden que hay caos, indeterminación y otras
características muy distintas a las de un mecanismo.
Por otro lado teorías como la de la evolución de Darwin
explican muy bien de qué manera se llega a organismos
muy complejos. Si el azar de las mutaciones crea orden
mediante la selección natural, ya no se necesita un Dios
para explicar la aparición del hombre.
Creacionismo (diseño inteligente)
Razones para no creer:
No hay pruebas
Podemos concluir entonces que no contamos con
pruebas racionales de la existencia de Dios.
Pero tampoco, como dijimos contamos con
pruebas que puedan concluir en su negación.
El que tiene “el peso de la prueba” es el que
afirma una existencia, no el contrario. Es
imposible probar que los fantasmas o las hadas
o Papá Noel no existen, pero esa no es razón
suficiente para afirmar su existencia.
El hecho de que en estos miles de años nadie
haya podido probar su existencia, ya es un
primer motivo para no creer en ella.
Razones para no creer:
Debilidad de las experiencias
Una de las principales razones para no
creer en Dios es que carecemos de
cualquier experiencia de él. Si Dios
existiera debería hacerse ver o sentir más.
En lugar de que tantos teólogos, filósofos
y creyentes intenten convencernos de la
existencia de Dios, sería más fácil que él
se muestre por sí mismo. Y si Dios se
oculta ¿cuál sería su motivo? ¿Vergüenza,
miedo, diversión? No parecen ser
actitudes dignas de un Dios.
Razones para no creer:
Una explicación incomprensible
Desde un punto de vista teórico, la creencia en
Dios equivale a querer explicar algo que no se
entiende fácilmente –el mundo, la vida, la
conciencia- mediante algo que se entiende aún
menos: Dios.
Es preferible intentar entender esto, aunque no
lleguemos nunca a comprenderlo
completamente, que tranquilizarnos con una
respuesta que nos cierra a seguir investigando y
conociendo.
Razones para no creer:
Dios parece una invención humana
“Si los triángulos fueran capaces de concebir un
Dios, le atribuirían tres lados.”
Montesquieu (1689-1755)

Antropomorfismo de Dios:
padre, creador, sabio, poderoso, bueno,
misericordioso, amor. Dios es la proyección de
todas las cosas buenas que el hombre ve en sí
mismo, elevadas a su máximo esplendor y
concentradas en un solo ser.
Razones para no creer:
Exceso de mal
O bien Dios quiere eliminar el mal y no puede, o
puede eliminarlo y no quiere, o ni lo quiere ni
puede, o lo quiere y lo puede. Si quiere y no
puede, es impotente, lo que no es adecuado a
Dios. Si puede y no quiere, es malvado, idea
que es extraña a Dios. Si no puede ni quiere, es
a la vez impotente y malvado, y por tanto no es
Dios. Si quiere y puede, algo que sólo está al
alcance de Dios ¿de dónde procede entonces el
mal, o por qué Dios no lo suprime?
Razones para no creer:
Exceso de mal
Supongamos que el mal es necesario para
que el mundo exista y el hombre sea libre.
¿Es necesario que hubiera tanto?

Holocausto Terremoto en Haití


Razones para no creer:
Exceso de mal
Existen demasiados horrores en este mundo,
demasiados sufrimientos, demasiadas
injusticias –y demasiada poca felicidad- para
que la idea de que haya sido creado por un Dios
todopoderoso e infinitamente bueno parezca
aceptable.
Muchos los cometemos los hombres, pero ¿qué
decir de las catástrofes naturales, de las
enfermedades terminales de niños?
Están la desgracia de los justos y el sufrimiento de
los niños.
Razones para no creer:
Exceso de mal
También hay sufrimiento animal, en la
naturaleza vemos todo el tiempo como los
animales se devoran vivos unos a otros.
Razones para no creer:
Mediocridad del hombre
El hombre es muchas veces demasiado
mediocre como para ser la máxima
creación de una divinidad todopoderosa,
realizada a su imagen y semejanza.
La creencia en Dios, en este sentido, es
muestra de gran orgullo porque atribuye
una causa enorme para un efecto muy
pequeño (el hombre).
Razones para no creer:
El deseo y la ilusión
Preferiríamos que Dios existiese, porque se
acomoda a nuestros deseos. Deseamos ser
amados, deseamos tener un gran Padre que
cuide de nosotros, deseamos que nos
perdonen, que nos guíen, deseamos no morir,
volver a encontrarnos con los seres queridos.

Pero hay que sospechar que una creencia que


coincide hasta tal punto con nuestros deseos
haya sido inventada para satisfacerlos.
Razones para no creer:
El deseo y la ilusión
“Desde luego, sería muy bello que existiera un
Dios creador del mundo y una Providencia
colmada de bondad, un orden moral del
universo y una vida tras la muerte, pero a pesar
de todo es muy curioso que todo esto coincida
exactamente con lo que podríamos desearnos a
nosotros mismos.”
Sigmund Freud
Resumen de la razones para no
creer
André Comte-Sponville tiene las siguientes
razónes para no creer en Dios:

• Ningún argumento prueba su existencia.


• Ninguna experiencia lo atestigua.
• Quiere seguir siendo fiel al misterio, ante el
ser, el horror y la compasión, ante el mal.
• Por lucidez ante nuestros deseos e ilusiones.
FANATISMO
Es confundir la propia fe con un saber o
querer imponerla por la fuerza, lo que
atenta contra la inteligencia y contra la
libertad.
Tanto el religioso como el irreligioso tienen
derecho a serlo y nadie (en un Estado
democrático y pluralista) tiene derecho a
imponer sus creencias a los demás.

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