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de advertencia y prevención
Por Kenichi Shimokawa, Dr.
Fotografías © iStock/Thinkstock.
Comprender el suicidio
En el mundo, más de 800 000 personas terminan su vida en suicidio
cada año3. Eso signi ca que alguien en el mundo se quita la vida cada
cuarenta segundos. Es muy probable que la cantidad real sea mayor, ya
que el suicidio es un tema delicado e ilegal en algunos países, por lo cual
no todos se denuncian. El suicidio es la segunda causa principal de
muerte en personas comprendidas entre los quince y veintinueve años.
En la mayoría de los países, el índice de suicidios es más alto entre las
personas mayores de setenta años. Directa o indirectamente, el suicidio
afecta a una gran porción de nuestra sociedad.
Señales de advertencia
Cuando sentimos que los retos de la vida van más allá de nuestra
capacidad para sobrellevarlos, podemos llegar a sentir un estrés muy
intenso. Cuando la a icción emocional es intolerable, los pensamientos
de las personas pueden volverse confusos y llevarlas a sentir que la
muerte es la única alternativa. Quizás sientan que nadie puede ayudar,
lo cual podría conducir al aislamiento social y a aumentar aún más la
a icción, el sentimiento de desesperanza y de que todo está perdido, lo
cual, al nal, las conduce a pensar que el suicidio es la única opción.
Se comporta imprudentemente
Se siente atrapada
No todo aquel que intenta suicidarse les dice cuáles son sus intenciones
a otras personas, pero la mayoría muestra señales tales como las
mencionadas. De modo que, ¡tomen estas señales seriamente!
Prevención
Ayudar con cosas concretas. Si la persona está pasando por una crisis que
afecta su seguridad y sus necesidades básicas, ofrezcan ayuda tangible,
pero permitan que la persona decida si va a aceptarla o no. Por ejemplo,
si alguien adquiere tendencias suicidas debido a que perdió su trabajo,
ayudarlo a encontrar oportunidades de empleo le da opciones de dónde
elegir y lo ayuda a no sentirse atascado.
Ejemplos de ese tipo de preguntas podrían ser: “Eso suena como algo
muy difícil de sobrellevar para cualquier persona, ¿en algún momento
has tenido pensamientos suicidas?” o “Con todo el sufrimiento por el que
estás pasando, ¿no estarás considerando el suicidio, verdad?”. Si no
tienen pensamientos suicidas, seguramente se lo dirán.
Si sienten que ellos no son francos con ustedes sobre los pensamientos
suicidas, manténganse atentos a los susurros del Espíritu para saber qué
hacer. Quizás reciban la impresión de quedarse con ellos hasta que se
abran y les hablen francamente.
Permanecer con la persona y buscar ayuda. Si alguien les dice que tiene
pensamientos suicidas, quédense con la persona y procuren que les
hable de lo que le preocupa. Si habla de formas y momentos especí cos
para suicidarse, ayuden a la persona a llamar a un teléfono directo para
crisis o al departamento local de emergencias psiquiátricas.
Shock e incredulidad
Lecturas recomendadas
Je rey R. Holland, “Como una vasija quebrada”, Liahona, noviembre de
2013, pág. 40.