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UNIVERSIDAD INTERNACIONAL SAN ISIDRO LABRADOR

ESCUELA DE EDUCACION
SEDE DE GRECIA

CURSO
DESARROLLO SOCIOECONÓMICO DE COSTA RICA Y EDUCACIÓN

PROFESOR:
ÓSCAR VÁSQUEZ SOLANO

TEMA: ENSAYO ACERCA DE JUAN RAFAEL MORA PORRAS

ESTUDIANTE:

ELIZABETH HERNÁNDEZ CRUZ

GRECIA, I CICLO 2019


El propósito de este ensayo es revisar desde diferentes perspectivas la vida de un

personaje importante en la historia nacional, declarado benemérito de la patria Juan Rafael

Mora Porras, se estudiará el trasfondo político de diversas clases poderosas de la época en

el destino final de “Juanito Mora” como solía y suele llamársele, pero ¿quién fue Juan Mora

Porras? para ser un personaje digno de estudiar, bueno acá se detallará cada parte de su vida,

su trabajo, y muy importante su incursión en la política, hasta su derrocamiento y

fusilamiento, se analizará las posibles verdades ocultas detrás de cada uno de los hechos que

vivenció este personaje, y por qué actualmente es considerado un benemérito de la patria,

para ello me basaré en el libro titulado: El centenario del benemérito de la patria el

expresidente Juan Rafael Mora Porras, donde se recopila una serie de cartas del expresidente,

entre otros escritos.

Rafael Mora Porras nació el 8 de febrero de 1814, en Villa Nueva de la Boca del Monte,

hoy ciudad de San José, el primer hijo del hogar formado por doña Ana Benita Porras Ulloa

y don Camilo Mora Alvarado, pariente cercano del primer jefe de Estado, don Juan Mora

Fernández (1824-1833), de alguna u otra forma su vida estaba entrelazada con la política

quizás era parte de las señales de que sería un hombre siempre recordado por una nación.

Como muy pocas personas de la época él tuvo la oportunidad de estudiar lectura, escritura,

aritmética, entre otros conocimientos que mejoraron su nivel intelectual y espiritual, se

dedicó al comercio desde muy temprana edad ya que su padre también era un comerciante

sobresaliente, esta labor permitió muchísimas oportunidades para ser disciplinado y saber

al dedillo la solución de diversos problemas en sus posibles escenarios. Su conocimiento y

astucia le permitieron ser un hombre de carácter y con gran influencia, y es precisamente por

su profesión que logra conocer a diferentes personas poderosas de la política costarricense,


se dice que Don Juan Rafael Mora fue amigo y partidario del jefe de Estado, el Lic. Braulio

Carrillo Colina más sin embargo no estaba de acuerdo con sus actos de fuerza y su estricto

apego a la ley.

En sí Juan Mora fue un hombre visionario, y “entre el 2 y el 9 de diciembre de 1849 se

verificó el proceso electoral que determinó la primera llegada al solio presidencial de don

Juan R. Mora Porras, quien obtuvo 49 votos de los 90 electores que sufragaron en dicha

coyuntura. Período de gobierno que habiendo dado inicio el 30 de diciembre de 1849 y

finalizado el 8 de mayo de 1853” (Arias y Ortiz, 2015), siendo este el inicio de sus aventuras

en la política costarricense, una de las cosas más conmemorativas que la historia rescata es

su lucha contra el filibustero William Walker, haciendo un llamado de guerra en todo el país,

llamó a las armas a hombres entre los 14 a 50 años, el 29 de marzo envió el Ejecutivo fuerzas

armadas a Alajuela, al mando del coronel Simón Orozco. Estas fuerzas lograron abatir a los

alzados, en una refriega donde murió el coronel y quedaron varios heridos, a pesar de su

trabajo en estas luchas, el 6 de abril de 1848, el presidente de Estado, Dr. Castro Madriz,

promulgó un acuerdo en el que reconoció varios premios a los defensores de su Gobierno

(Morales, 2010), con un detalle muy peculiar que dejó totalmente por fuera a Don Juanito

Mora.

El excluirlo del reconocimiento con seguridad hirió su orgullo y dignidad ya que

estaba arriesgando su propia vida en beneficio del país, es por eso que Don Juan Mora escribe

una carta renunciando al Congreso donde expone lo siguiente “mientras creí que sacrificando

mi tranquilidad y reposo a los santos intereses de la patria, podría serle útil en alguna cosa

consagrando mis débiles esfuerzos a proporcionarles todas las mejoras y adelantos(…) Por

las fuerzas de las circunstancias es hoy tal, que a pesar de los ardientes deseos que me animan
por el bien de mi patria, me veo obligado a entregar en vuestras manos el destino con que me

honró el pueblo costarricense” (1852), estas palabras llegan a transmitir de manera muy

palpable las emociones que en su momento experimentó con “Juanito Mora”, causan una

nostalgia que nos remite a preguntarnos qué parte de la historia no está contada, qué había

detrás de tal indiferencia… quizás estas interrogantes nunca se sabrán con exactitud y solo

queda meditar acerca de ellas.

Ante todo esto deseo hacer notar un dato muy curioso, a pesar del papel tan preponderante

de don “Juanito Mora” en su lucha contra los filibusteros de alguna u otra forma su figura

fue opacada por un resurgente héroe llamada Juan Santamaría, a pesar de que este según nos

cuenta la historia de nuestro país fue un soldado mas, quien en la batalla de Rivas donde se

ofrece voluntariamente a quemar el mesón, otorgando la victoria para el país, a esta figura

heroica se le ha creado un aeropuerto a su nombre, una escultura y un sinnúmero de

reconocimientos, todo esto nos lleva a preguntarnos si realmente es necesario todo esto, si

Juan Santamaría se equipara a toda la trayectoria de don Juan Mora Porras, pues realmente

el papel que jugó en nuestro país fue importante y a pesar que como todo ser humano tuvo

sus defectos, no se puede opacar o negar su trabajo en pro del país, tanto en los político como

en lo económico. Incluso recordando nuestra historia el 8 de marzo entregó el poder al

vicepresidente Francisco María Oreamuno, para ponerse al frente del ejército, lo que no

indica que realmente su compromiso con la patria era real, según describe este hecho de la

siguiente manera, “la paz, esa venturosa que, unida a vuestra laboriosa perseverancia, ha

aumentado tanto nuestro crédito, riqueza y felicidad, está pérfidamente amenazada. Una

gavilla de advenedizos, escoria de todos los pueblos, condenados por la justicia de la Unión

Americana, no encontrando ya donde hoy están con qué saciar su voracidad, proyectan
invadir a Cosa Rica para buscar en nuestras esposas e hijas, en nuestras casas y haciendas,

goces a sus feroces pasiones, alimento a su desenfrenada codicia ”(Mora,1855), en su

palabras se desvela la preocupación que sentía ante el movimiento de los filibusteros, con

esto no deseo hacer ver que era perfecto, ya que entre sus defectos está que deseaba tener la

libertad ilimitada para dirigir el país como él lo consideraba conveniente y eso muchas veces

molestaba a los demás gobernantes, y fue creando rencillas en contra de su figura.

Ante todas las inconformidades acerca de la personalidad de don Juan Mora Porras aquellos

personajes políticos sobresalientes de la época desde mi perspectiva confabularon para

acusarlo y de alguna manera excluirlo de la vida política, ya que no les permitía actuar de la

manera que a ellos les convenía, incluso en “1856, se levantó un sumario por los delitos de

sedición, varias personas suscitaban un cambio en la administración, conjuntamente querían

tomar un cuartel y poner en la Presidencia de la República, al Dr. José María Castro Madriz

y en la Vicepresidencia a Bruno Carranza o bien al Coronel Luz Blanco”(Morales 2010),

aunado a esto y a pesar de todo el esfuerzo de Mora en contra de la invasión de los filibusteros

“También se descubrió la conjuración de Francisco María Iglesias y Saturnino Tinoco, se

decomisó una acta plagada de acusaciones contra la Administración de don Juan Rafael Mora

Porras. Lo acusaban de caer en el despotismo militar y de dejarse sorprender por el enemigo,

así de empirismo e ineptitud en la Batalla de Rivas, además de coartar la libertad de

pensamiento y de prensa, la libre discusión y demás garantías individuales y de paralizar el

desarrollo del país” (Morales, 2010), con la cita anterior se puede detectar con claridad las

oscuras intenciones de sus contemporáneos y que habían interés muy claros de por medio,

estaban en la expectativa y a la espera de encontrar algo que hiciera tambalear y hacer caer

a Juan Mora Porras.


Ante toda la tensión que rodeaba el gobierno de Juan Mora, la gota que derramó el vaso fue
la tercera elección de este a la presidencia, por ello “la madrugada del 14 de agosto del mismo
año, el coronel Lorenzo Salazar comandante del Cuartel de Artillería y el mayor Máximo
Blanco, comandante del Cuartel Principal, desconocieron el Gobierno de don Juanito Mora
Porras, nombraron como presidente provisorio al Dr. José María Montealegre y acordaron
expulsar inmediatamente del territorio nacional a don Juan Rafael Mora Porras, a don José
María Cañas y a don Manuel Argüello Mora. Además, suspendieron de sus funciones al
Congreso y se convocaría pronto una Asamblea Nacional Constituyente” (Morales, 2010),
posterior a esto tanto Juan Mora Porras como muchos de sus allegados fueron desterrados a
San Salvador donde contrario a Costa Rica lo recibió con honores declarándolo benemérito
de la patria, el error de Mora fue regresar a Costa Rica, quizás si hubiera decido empezar
desde cero y olvidarse de lo que le hicieron otra seria la historia, será que su apego a esta
tierra era tan grande que no midió las consecuencias de su actos, lo cierto es que cuando fue
descubierto el mismo tomó la decisión de entregarse para no afectar a sus seguidores.

En su última carta resalta lo siguiente “Estos sentenciado a muerte y tengo poco tiempo que
perder, les ruego cuiden de mi Inesita y de mis hijos, desterrados de su país y huérfanos, no
temo el lance, que venga la muerte que es el término de las desgracias mundanas, solo me
aterra recordar la suerte de mi Inesita e hijos desterrados de sus país. Dios recibirá mi alma
y tendrá misericordia de mí, jamás se mezclen en la política, y les ruego que aun a los que
me sacrifican, los perdonen como yo les perdono, adiós… adiós” (Mora, 1860), estas palabras
demuestran gran sabiduría, a pesar de enfrentar una situación tan difícil como es su propia
muerte piensa en su familia y en su suerte, al mismo tiempo perdona a quienes le fusilaran,
a decir verdad cada una de las cartas escritas por “Juanito Mora” me dejan un sin sabor en el
alma, porque siento que asesinarlo fue una injusticia, una de muchas en nuestra historia
política, como lo fue en su momento el destierro de María Isabel Carvajal al negarle morir y
ser enterrada en su patria amada.

En conclusión creo que muy tarde se reconoció los logros y méritos en sí merecía este
personas, que si bien no fue perfecto no merecía morir de la forma en que aconteció,
lastimosamente la historia no se puede cambiar pero al menos se ve con otros ojos, y se puede
descartar parte de sus logros y trabajo en pro de la patria, hoy la historia se rescribe y eso es
muy alentador, aunque aún su figura es opacado por la figura de Juan Santamaría se puede
decir que este ocupó el papel que podría haber representado Mora.

Como recomendación insto a indagar, leer y profundizar más acerca de la vida de Juan Rafael
Mora Porras, igualmente hago la invitación que en el proceso lean el libro principal de este
ensayo, el cual es muy enriquecedor y sobretodo porque adjunta varios escritos de mismísimo
Mora, sus cartas as su esposa, hermanos, familia, a los costarricenses hasta su despedida al
estar condenado a muerte, esto porque nos permite conectarnos con sus emociones, verlo no
como una figura política, sino como el ser humano fue.

Bibliografía:

Obregón, L. (s.f.). El centenario del General Juan Rafael Mora Porras. San José, Costa

Rica: Ministerio de Cultura y Juventud.

Sandra, S. (2010). Héroe Nacional don Juan Rafael Mora Porras Defensor de la libertad

de Costa Rica. San José, Costa Rica: Asamblea Legislativa.

Arias, F., & Ortiz, T. (2015, 16 marzo). Don Juan Rafael Mora: Empresario por

antonomasia del siglo decimonónico. Revista Comunicación, pp. 1–10.

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