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Universidad de Antioquia

Instituto de Filosofía
Curso: Terrorismo y guerra humanitaria
Parcial – 2da parte

Diálogo entre Fritz (F.) y un profesor (L.).

Fritz: Bueno pues, ahora afirmo: ¡Nunca más guerra!

Profesor: ¡Bravo mi querido Fritz! ¡pero ahora escúchame un momento por favor! ¿Estamos de acuerdo que se
debe siempre defender lo justo y nunca soportar lo injusto?

F: Ciertamente.

L: Los crímenes deben ser castigados y los criminales deben ser completamente neutralizados hasta volverlos
inocuos.

F: Claro.

L: Pero puede darse el caso en que el criminal adquiera poder, ya sea con astucia o con maldad o con violencia.
Existen criminales que dominan países enteros y someten a pueblos enteros.

F: Tremendamente cierto, un mal.

L: A todos estos obviamente los debemos castigar y reducirlos completamente, hasta volverlos inocuos.

F: Necesariamente.

L: Pero si un criminal poderoso se defiende, se deberá combatirlo y hacerle la guerra.

F: ¿La guerra?

L: ¿Cómo Fritz? Claro, la guerra. No tendrás miedo. No se trata de guerra obviamente. Se trata más bien de la
aplicación del Derecho simplemente. Es como en el caso, digamos, de un embargo. Algo parecido hacen todos
los días los ejecutores de embargos.

F: Sí claro, pero seguramente no con bombas atómicas.

L: Claro que no. Pero desde el punto de vista jurídico no hay diferencia. Ahora debes pensar jurídicamente.
Jurídicamente no es guerra.

F: ¿Pero qué sucede si entre ambas partes tenemos dos grandes ejércitos armados que luchan? ¿No se trata de
una guerra?
L: Pienso que se puede llamar guerra. En todo caso estarás de acuerdo que es una guerra justa y que es
finalmente una buena acción.

F: Sí, de verdad algo bello.

L: Los buenos y justos se unen para castigar a los malos y a los injustos.

F: Bellísimo.

L: Cuando el malvado es derrotado, deberá expiar su maldad.

F: Por supuesto.

L: Pero mi querido Fritz, no te olvides de considerar los gastos de una guerra. El justo no puede hacer una
guerra gratis. Considera además que tales criminales vuelven siempre a las andadas. El justo debe protegerse en
estos casos. Todo cuesta dinero hoy en día. En otras palabras, debemos imponer una indemnización por daños
personales y perjuicios, garantías, cauciones, reparaciones, seguridades fundamentales.

F: Óptimo.

L: Ya ves mi querido Fritz, no era tan difícil comprenderlo después de todo. Quien no lo entiende, es
evidentemente un estúpido o un descarado. Es más: probablemente este último también sea un criminal. Creo
que es mejor si inmediatamente lo neutralizamos preventivamente.

F: ¡Bravo!

L: Entonces Fritz, ahora podemos afirmar nuestro primer principio fundamental del Derecho internacional: La
guerra está abolida y está completamente prohibida. Únicamente serán permitidas las guerras justas. Es más:
Una guerra justa es el deber de todo hombre moralmente íntegro. En efecto, una guerra justa es aquella guerra
que por justas motivaciones y por justa causa se lleva a cabo contra aquellos hombres que se comportan
contrarios a la ley.

F: Sin duda es posible afirmarlo: una guerra justa es aquella guerra que es llevada a cabo por tales hombres
contra esos otros. Completamente claro como el agua.

L: Ya ves mi querido Fritz, el derecho internacional no es tan difícil. El problema más difícil ya lo hemos
resuelto. Puedo decirte además que todos los grandes pensadores de todos los tiempos piensan también lo
mismo. Teólogos de todas las confesiones, filósofos, juristas, y humanistas, amantes del género humano, todos
juntos están de acuerdo con nosotros.

F: Maravilloso. Esto significa que pronto alcanzaremos la paz.

L: Así será. Todavía existe uno que otro parásito y criminal por ahí. Ellos son los únicos obstáculos para
alcanzar la paz mundial. Contra ellos vamos a conducir próximamente una guerra justa.
F: ¡Grandioso! Bueno pues, entonces, ¡vamos a la guerra justa!

Por: Carl Schmitt [1948]

Las reacciones o respuestas a fenómenos como el terrorismo o las violaciones masivas y sistemáticas de
derechos humanos suscitan controversias sobre la legalidad y la legitimidad del uso de la fuerza. El pacifismo y
la tradición de la guerra justa son dos de las muchas posturas que suelen suscitarse en los debates. A partir del
diálogo ficticio de Carl Schmitt, rastree en las lecturas abordadas en el curso qué elementos permitirían
comentar, defender o criticar el recurso a la violencia organizada y discuta cuáles serían las formas apropiadas y
no apropiadas para denominar ese uso de la fuerza o de la violencia organizada.

La respuesta no debe exceder 1 página y debe tener menos de 650 palabras. Sea breve, conciso y directo en el
lenguaje empleado.
Aunque la guerra debe ser erradicada, regulada, limitada o contenida a veces está justificada, como reacción a
ciertas acciones que por su gravedad hacen necesaria una respuesta bélica (v.g. graves y sistemáticas
violaciones a los derechos humanos). En esto están de acuerdo la mayoría de los autores trabajados en el curso
(Carta de América, Habermas, Bellamy, Walzer, Pogge, Archibugi, Ignatieff, incluso Chandler y Skidelsky). En
lo que no hay acuerdo es frente al tipo de respuesta, la denominación de dicha respuesta y la consideración
prudencial de la respuesta. Estos autores aceptan que hay ciertas acciones que deben reprocharse, pero la forma
de reaccionar varía. Los defensores de la guerra justa sostienen que ante situaciones graves o extremas es
necesario emprender guerras justas, esto es, guerras con un contenido moral que las justifica (Carta de América,
Walzer, Bellamy, Rawls y Profesor del Diálogo). Los legalistas antirresriccionistas, que coinciden en muchos
aspectos con los cosmopolitas, consideran que es necesario la aplicación del derecho internacional, existente o
en construcción, para neutralizar las acciones que lo vulneran. La lógica de la confrontación ya no es
propiamente bélica, sino policial, y se cambia el lenguaje moralista por el lenguaje del derecho (Habermas,
Pogge, Archibugi e Ignatieff). Finalmente, algunos realistas westfalianos creen que se justifica la intervención
bélica, pero cuando se satisfacen criterios prudenciales, como el consenso entre potencias multipolar, el impacto
en la región, etc. (Chandler y Skidelsky).

Desde otra perspectiva, que llamaremos “realismo crítico”, se cuestionan las formas de justificación del uso de
la fuerza bélica que no recurren a argumentos geopolíticos y razones de Estado (Zolo y Münkler). La ironía
latente en el diálogo de Schmitt sigue esta línea de argumentación. Las teorías de la guerra justa, y las doctrinas
del derecho internacional intervencionistas justifican y legitiman ciertas guerras con argumentos morales o
jurídicos, cuando realmente obedecen a relaciones de poder. Además, este lenguaje moral y jurídico fácilmente
puede ser instrumentalizado por las potencias para autolegitimar sus acciones bélicas y desmoralizar al
adversario.

Ahora, ¿qué papel juega el lenguaje del terrorismo en esta lógica de justificación o crítica de la violencia?
Aunque algunos autores han tratado de justificar el terrorismo o algunas formas de terrorismo como “guerras
justificadas”, en tanto formas de respuesta a estrategias colonizadoras y hegemónicas de las grandes potencias
(Sartre y Zolo), la mayoría de los trabajados en el curso lo consideran censurable. Particularmente algunos
autores han criticado sus fundamentos morales acudiendo a las categorías de la guerra justa, principalmente la
vulneración deliberada del principio de inmunidad de los no combatientes (Bellamy, Walzer, Carta de América,
y Pogge con matices). En esta crítica confluyen ambos lenguajes. El terrorismo es una forma de violencia
inaceptable e injusta en tanto vulnera de manera significativa los principios de la guerra justa. De igual modo,
las acciones emprendidas contra el terrorismo pueden calificarse de justas, en tanto satisface esos mismos
principios, particularmente la justa causa. Lo curioso es que se acuda a las categorías de la guerra justa para
deslegitimar el terrorismo y para justificar la respuesta ante este fenómeno, aunque se discuta el carácter de
guerra de ambos usos de la fuerza. Finalmente, desde la posición realista se explica el fenómeno del terrorismo
sin acudir a categorizaciones morales o jurídico-cosmopolitas, entendiéndolo como una estrategia militar en
contextos de guerras asimétricas (Laqueur, Münkler), lo que podría coincidir con la propuesta metodológica de
Schmitt, alejándonos de la doctrina de la guerra justa.

A partir del diálogo ficticio de Carl Schmitt, rastree en las lecturas abordadas en el curso qué elementos
permitirían comentar, defender o criticar el recurso a la violencia organizada y discuta cuáles serían las formas
apropiadas y no apropiadas para denominar ese uso de la fuerza o de la violencia organizada.

La respuesta no debe exceder 1 página y debe tener menos de 650 palabras. Sea breve, conciso y directo en el
lenguaje empleado.

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