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¿Qué es belleza?
La belleza es el atributo que reconocemos en lo bello. Como tal, algunas de las cualidades
que tradicionalmente se han concedido a lo bello son la armonía, la proporción, la simetría
y la perfección, así como la capacidad para agradar a la vista y al oído, y para cautivar al
espíritu.
La palabra se deriva de bello, que proviene del latín bellus, que significa hermoso.
Al igual que las costumbres y las modas, los cánones de belleza femenina y masculina han
evolucionado a través de los siglos. Desde venerar cuerpos gordos hasta presumir de una
estética que representa un montón de huesos. De enorgullecerse de unas mejillas
sonrosadas hasta los blanquecinos polvos de porcelana.
El concepto de belleza es algo ancestral y viene insertado en el ADN del ser humano desde
el hombre de Neanderthal. Estos se coloreaban la piel con pigmentos minerales, se ponían
plumas en la cabeza o se colgaban collares posiblemente para imitar la belleza de los
animales que les rodeaban. Tenían un marcado sentido de lo que era la belleza y eran los
machos los que de una forma más sobresaliente querían resaltar esa belleza como
representando el cortejo de apareamiento que realizaban los animales. A medida que la
inteligencia fue desarrollándose, el hombre puso como paradigma de la belleza a la mujer
y desde entonces es ella la que se adorna mucho más que el hombre.
Para los antiguos egipcios, el canon de belleza no era el mismo que tenemos en la
actualidad, para ellos lo bello consistía en la armonía, la perfección estaba representada en
mujeres como Cleopatra o Nefertiti. Aunque la diferencia entre ambas es que la belleza de
la primera es un mito más que verdad, y la segunda representa la verdadera belleza egipcia:
morena, de rasgos finos, ojos color café.
Llegamos a la Edad Media, donde nos encontramos con un ideal de belleza impuesto por
el cristianismo que dependía de la intervención de Dios. La mujer con caderas estrechas, y
senos pequeños y firmes, manos blancas y delgadas. La blancura de la piel era muy
importante ya que era un indicador de su pureza. Los hombres, eran representados como
caballeros, guerreros llenos de fuerza y virilidad.
Y en apenas un folio hemos recorrido la historia de la belleza de miles de años, hasta llegar
al Siglo XX, el más cambiante. Si antiguamente el canon de belleza podía durar siglos,
ahora cambian a la velocidad de las décadas. Los cánones de los que antes se hacían eco
pinturas y esculturas, a través de los tiempos han sido remplazados por carteles
publicitarios, estrellas de cine y televisión, modelos que han ido cambiando el ideal de
hombres y mujeres.
Desde la “Belle Epoque” hasta llegar a los felices años 20; de la mujer provocativa y sensual
de los cuarenta hasta la revolución estética de la juventud y del feminismo de los sesenta,
década marcada por el culto al cuerpo, en esa revolución social y sexual. Llegando al tercer
milenio, donde la belleza se convierte en sinónimo de delgadez, a menudo insana con
mujeres que aspiran a ser cada vez más delgadas. El culto al cuerpo patológico que se
caracteriza en este inicio de siglo. En resumen: carne o huesos, redondeces o delgadez,
piel blanca o sonrosada, armonía y proporción, caderas anchas o estrechas, senos grandes
o pequeños... Belleza variable en la historia y diferente en cada cultura...
Actualmente la estética afecta por igual tanto a hombres como a mujeres, todos queremos
participar de esas reglas del juego, seguimos evolucionando y con el paso de los años nos
adaptamos a los estereotipos que nos imponen. Hasta que comprendamos que el canon
de belleza, el idóneo es aquel con el que nos sentimos en armonía con nosotros mismos,
en la perfección de nuestro interior.