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Crisis política y social en Honduras

Uno de los países latinoamericanos que tuvieron una serie de conflictos en las elecciones
generales del 26 de noviembre de 2017 y que se siguen arrastrando y seguramente
continuarán a corto, mediano y largo plazo su incremento es Honduras.De hecho el país
centroamericano ha vivido una situación que ha llamado la atención en el concierto de los
procesos políticos electorales latinoamericanos.

El caso hondureño es un caso paradigmático en la región, así se manifestó en las


elecciones generales que se disputaron hace unos meses.Enclavado en el centro del Istmo
centroamericano, Honduras es un país neurálgico del área centroamericana.El espacio
físico del país centroamericano por su mismo emplazamiento de tener fronteras con
Guatemala, El Salvador y Nicaragua y encontrarse a una distancia muy corta de Cuba, y
tener acceso al mar Caribe y al océano Pacífico por el Golfo de Fonseca, le imprime a su
territorio un carácter estratégico. Asimismo, el espacio marítimo, terrestre y aéreo de esa
nación se ha convertido en una plataforma de ocupación por parte de los marines
estadounidenses quienes siguen presentes en las bases militares de Palmerola y Trujillo.

Lo que a su vez muestra que la política intervencionista del gobierno de los Estados Unidos
de América, militarmente no ha salido de la región centroamericana y caribeña. Por el
contrario, se han implantado de manera permanente para actuar cuando la Casa Blanca,
hoy ocupada por el impredecible y delirante presidente Donald Trump, lo decida de
acuerdo a sus intereses estratégicos. A la par de ello, también el espacio aéreo y marítimo
de Honduras es una ruta recurrente y de escala del narcotráfico procedente de Colombia,
así como de abrigo para el trasiego de drogas a países como México y EU. Escenario que
no es nuevo, es una expresión de hace ya bastantes años. Conviene recordar los tiempos
del conflicto centroamericano en las décadas de los ochenta y noventa del siglo XX, el
territorio hondureño se convirtió en lo que llamó el maestro Gregorio Selser, una especie de
portavión estadounidense en el istmo centroamericano.

En Honduras, la mayoría de la población vive en situación de pobreza. De tal manera que


de acuerdo con algunos estudios económicos un 45 por cierto se ubica bajo el umbral de la
miseria. Situación que significa que extensos núcleos familiares subsisten con un dólar al
día. Lo que representa que una diversidad de grupos carecen de una alimentación regular
en los llamados tres tiempos reglamentarios.

Esta situación hace contraste con el hecho de que únicamente un cinco por ciento de su
población se ubique en los sectores más privilegiados. Estructura social que muestra que la
mayor parte de los recursos económicos y sociales se concentren en unas pocas manos.
Asimismoestos grupos sociales con mejores privilegios, cuentan comparativamente frente
al sector de menos ingresos, con una gran capacidad económica y son materialmente los
propietarios del territorio nacional, detentando el poder político, a través de su “clase
política gobernante”.

En el momento actual del llamado fraude electoral en Honduras, el ex candidato


presidencial de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, Salvador Nasralla, denunció
que uno de los motivos centrales de no querer dejar la presidencia Juan Orlando
Hernández (JOH), es por su involucramiento con el narcotráfico. Así, para no enfrentar la
posibilidad de ser enjuiciado por sus vínculos con el crimen organizado, señala Nasralla, el
presidente Hernández se aferra al poder junto con la cúpula de los principales actores del
gobierno hondureño y del Partido Nacional.

En las elecciones hondureñas, a diferencias de otras de la región latinoamericana, como


las de Chile(17 de diciembre de 2017) o Costa Rica (4 de febrero de 2018), no existe una
segunda vuelta. Esto es, gana el candidato que sume la mayoría de votos
independientemente de los que acudan a votar. Así, la disputa electoral se resolvería
tendencialmente si todo hubiera sido normal el mismo domingo 26 de noviembre.
Recordemos que en esas elecciones también se eligieron a la par de la disputa
presidencial la representación de 128 diputados (pero hubo 92 candidatos que también
apostaron por la reelección).

De la misma manera en dichos comicios se llegaron a disputar las autoridades


locales.Finalmenteen ese proceso electoral figuró formalmente como árbitro al llamado
TribunalSupremo Electoral, de conformidad con lo que establece la propia Constitución
Política de la República de Honduras, específicamenteen sus artículos que van del 51 al
58. Organismo que desde la perspectiva formal calificóel resultado de las elecciones.
Aunque en la realidad dicho arbitraje estuvo sesgado hacia el candidato oficial y detentador
de la presidencia “catracha”.

Sin embargo, un hecho más que llamativo fue que los integrantes de dicho órgano
calificador,eran proclives al presidente en turno, quien logró postularse en las elecciones
presidenciales, habiendo violado flagrantemente la Constitución Política del país ya que la
misma carta magna lo prohibía y lo sigue prohibiendo. Se ha mencionado claramente que
el orden constitucional de Honduras no permite la reelección presidencial bajo ninguna
modalidad. Así el fallo de la Corte Suprema de Justicia de mayo de 2015 dejó abierta esa
posibilidad.Especialmente cuando el estatuto constitucionalniega la reelección presidencial.
Tal como lo establece la Constitución Política de la República de Honduras en su artículo
239, el cual señala explícitamente que: “El ciudadano que haya desempeñado la titularidad
del Poder Ejecutivo no podrá ser Presidente o Vicepresidente de la República”.

Recordemos que en 2009, cuando el entonces presidente Juan Manuel Zelaya intentó
someter la propuesta de modificar ese ordenamiento constitucional al Congreso Nacional,
sirvió de pretexto para que las Fuerzas Armadas de Honduras (FAH), asestarán un golpe
de Estado contra el entonces mandatario hondureño.Zelaya fue materialmente secuestrado
de su casa en horas de la madrugada y llevado a la base militar de Palmerola (controlada
por el ejército estadounidense). Para de ahí ser trasladado en un helicóptero de los EUA a
territorio costarricense.

De esta manera los comicios del pasado 26 de noviembre se encontraron en una coyuntura
donde figuraban el registro de nueve candidatos a la presidencia del más vulnerable país
centroamericano. Sin embargo, por los antecedentes históricos-políticos de la misma
formación social hondureña, del total de ese listado de candidatos a la presidencia,
únicamentetres serían y lo fueron, las fuerzas reales de poder que sumarían la mayor
concentración de votos. El escenario político hondureño en las elecciones de noviembre de
2017,mostró que el candidato oficial (Juan Orlando Hernández) recibió todo el poder del
gobierno y gran parte de los medios de información.

Con ello, JOH, pretendía por cualquier medio continuar en el poder. Esto es, establecer lo
que llama la oposición de centro izquierda su dictadura muy semejante a la queejerció
entre 1932 y 1949, el también miembro y dirigente del Partido Nacional,Tiburcio Carias
Andino. Sin embargo, la acumulación de fuerzas lograda por el ex presidente Zelaya y su
partido Libertad y Refundación (LIBRE), más la intensa movilización social y política
lograda por ese bloque perfilaba la emergencia de una amplia mayoría de votantes al
pronunciarse por la centro-izquierda hondureña.

Amplios sectores populares del país centroamericano se encontraban desgastados por el


proyecto neoliberal que ha hecho de Honduras, esencialmente una economía extractivista,
donde el crecimiento de la pobreza, la marginación y la violencia, han colmado a la
mayoría de la población (un detonante de esta misma crisis, fue el homicidio de la dirigente
indígena y ambiental Bertha Cáceres, que sigue tras tres años sin plenamente resolverse).

Junto a ello, el desgaste económico y social de amplias capas de la población en los


sectores populares, medios e incluso privilegiados, mostraban y siguen evidenciando, su
disposición a hacer un giro hacia el espectro progresista del escenario político hondureño.
De esa manera se visualizaba que amplias capas de la población, ubicarían al centro de su
proyecto, un freno al capitalismo depredador, saqueador y marginador de la derecha
hondureña.

Es decir, al proyecto de los llamados “cachurecos” (nombre peyorativo a los miembros del
Partido Nacional). Recordemos que esa economía centroamericanase ubica dentro de los
dos países más marginados de la región latinoamericana. Uno es Honduras y el otro lo
ocupa Haití. Así, en la economía hondureña es donde la violencia criminal es un poco más
grande proporcionalmente que la de México. En tanto que es junto con Guatemala el país
que presenta uno de los porcentajes relativamente más altos de la migración
indocumentada latinoamericana a los EUA. Frente a este crudo panorama, la implantación
de la dictadura de JOH, manifiesta por qué las protestas en Honduras seguirán a corto,
mediano y largo plazo.

https://es.rt.com/5i5g
PortadaTemas

Crisis política en
Honduras
El pasado 26 de noviembre, Honduras celebró
elecciones presidenciales. Salvador Nasralla, de la
Alianza de Oposición contra la Dictadura, se
perfilaba como favorito, pero los últimos datos
favorecieron inesperadamente al actual presidente
del país, Juan Orlando Hernández. Nasralla
denunció presuntas inconsistencias y trampas en el
conteo y la oposición salió a las calles. Las protestas
fueron reprimidas por la Policía y al menos cinco
personas murieron y 20 resultaron heridas.

La actualidad de la situación
política nacional
junio 21, 2016 Redaccion 0 Comments

Por: Redacción CRITERIO


redaccion@criterio.hn
Se utiliza la frase, abrir la caja de Pandora, al evocar actos vitales que
traen males o incertidumbre, cuando Prometeo robó el secreto del
fuego de los dioses y lo entregó a la humanidad, dice la mitología
griega.
Una metáfora que puede aplicarse a la realidad nacional tras los
efectos del golpe de estado en todos escenarios de la sociedad
hondureña, llámese seguridad, economía o política.
A una semana de que se cumpla el séptimo año del acto más
traumático de la vida contemporánea de Honduras, la situación
política actual refleja las complejas situaciones que modulan las
actuaciones del aparato estatal y sus secuelas en las entidades políticas
del país.
Los sectores sociales alineados en lo que hoy llamamos oposición
política, desde el primer momento catalogaron lo acontecido de golpe
de Estado; en tanto los segmentos favorables al estatus quo lo cifraron
de cambio institucional o gobierno interino.
Sin embargo, esos avatares aún remecen la base jurídica del país y
modifican el rostro de la sociedad que es por lo que hoy vemos como
en la palestra nacional destacan la resolución de la Sala Constitucional
que deroga ciertos artículos de la Carta Magna, después ratificados,
dejando en firme el debate público y la reelección presidencial.

Hoy el Partido Nacional y Libertad y Refundación abogan por la


reelección presidencial, mientras el Partido Anticorrupción postula a
Salvador Nasralla como aspirante presidencial único de la oposición y
desdeña que azules y libres reivindiquen las aspiraciones de quienes
ya ostentaron la presidencia del país.
Los nacionalistas insisten en ser el partido más numeroso y mejor
organizado y que ganarán las próximas elecciones, lo que está por
verse por sonados casos de corrupción, duras políticas económicas y
una seguridad, con masacres y miles de muertos, a más de dos años de
mandato hace aguas hoy.
Libre sufre la pérdida de 10 de sus diputados, se desgasta en los afanes
reeleccionistas del ex presidente Manuel Zelaya, que a la vez amenaza
con boicotear las elecciones en el caso de que no se den importantes
reformas político-electorales antes de las primarias del año próximo.
El Partido Liberal, que una parte rechaza la reelección presidencial,
clama el regreso de su ex militancia, carece de liderazgo y rostros
referenciales, como secuela de alinearse al nacionalismo en el golpe
de Estado de 2009 y que con más de una docena de precandidatos
busca desesperado convocar a la unidad a su militancia insatisfecha
con su bancada en el Congreso Nacional.

En el ámbito del PAC las cosas no son mejores, Nasralla con un


Nasralla aún pasmado por la inusitada simpatía electoral de las
pasadas elecciones, manejando la bancada a su antojo lo que ya genera
el disenso de cuatro parlamentarios y la posibilidad de al menos dos
movimientos internos que buscan disputar la candidatura presidencial
y el control partidario.
Mientras los partidos minoritarios, UD, DC y otros de reciente cuño,
carecen de peso en la realidad del pueblo hondureño, siguen siendo
invisibles pero sí determinantes al momento en que el oficialismo
toma decisiones en el Poder Legislativo, Registro Nacional de las
Personas y Tribunal Supremo Electoral.
Como telón de fondo el país cuenta con más de 900 mil
desempleados; con 800 mil jóvenes que por primera vez ejercerán el
sufragio y las mujeres, que constituyen más de la mitad de la
población nacional, presionan desde casi todos los partidos políticos y
organizaciones feministas de la sociedad civil.
Además de la reforma para el voto electrónico, 2da vuelta electoral,
ciudadanización de mesas electorales, actualizar el padrón electoral y
la nueva tarjeta de identidad, que emite un ente público perforada por
la corrupción, al descubrirse que entregó dicho documento a
ciudadanos de Medio Oriente, son parte de las enmiendas político
electorales fondeadas en los astilleros del Congreso Nacional.
Mientras eso sucede, la presión de una sociedad indignada subió desde
las calles para obligar al poder ejecutivo a llamar a la OEA para que la
MACCIH llegara al país y aclarar, entre otros, el portentoso saqueo
del Seguro Social de donde se financió parte de la campaña electoral
del partido nacional, para poner orden al financiamiento político por la
presencia del dinero de la corrupción y del narcotráfico en la vida
partidaria nacional.
Esa es la caja de pandora que abrió el golpe de estado y que moldea el
destino de la Honduras que conocemos hoy.

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