BASES FILOSOFICAS
DEL PENSAMIENTO
EDUCATIVO DE
JOSE VASCONCELOS
Guadalupe Basila Delgado
1. Filosofia y educacién
L referirnos a Vasconcelos cuando hablamos del Fendmeno educa-
livo, no podemos prescindir de sus concepeiones filosoficas, Para
élla educacién en todas las latitudes y en cualquier momento dela
historia surge irremediablemente ligada a una Filosofia que le olorga
centido y validez. No podemos elaborar proyectos para educar y formar al
hombre, mucho menos proponer métodos y estrategias, si antes no defi-
1: posibilidades y hacia donde se
nimos qué es el hombre, cudles son =
dirige; por lo tanto, todos los cuestionamientos en Lorno al fenémeno
educativa, todas las propuestas acerca de los objetivas, contenidos, planes,
peculaciones sino hay
metodologias, etc., quedaran reducidas a simple
una concepcién filosdfiva que les dé fundamento y justificacién. Por ello
dice Vasconcelos: “En su filosofia hallara el educador el punto de partida
de su pedagogia” ! Precisamente en esLe aspecto encuentra él la causa del
fracaso de la pedagogia contemporanea, que a partir de Rousseau y hasta
Dewey, pasando por la escucla positivizta, no ha podido fundamentar cus
posiciones pedagdgicas con el estudio profundy vy esencial del hombre
—, va que “por
—que, finalmente, constituve el objeto de la educacidr
carecer del fondo ideoldgica de una concepeidn cabal de! mundo, la peda-
dogia contemporanea uspendida del hilo de la experiencia particular,
VASCONCELOS, José, Dr Rohrason ¢ Cilisee en Alicia Molitia. Teatos sobre wlucaciin. México
FCE-SEP, 1881, p. 4He
desgencralizada, va de aqui para allé on Lanteos y andlisi de pequeau:
resultados” 2
Por otro lado, Vasconcelos se rebela contra los pedagogos contempora-
neos, que desde Rousseau se han basado en una supuesta perfeccidn
original que el hombre tiene por naturaleza, y han pretendido quitar ala
educacion “el caracter de regla impuestaa la conciencia desde el exterior’?
al dejar al nifio en libertad, es decir, el arbitrio del libre curso de su
desarrollo natural, y al olvidar que, “desde el jardin, que abandonadg asi
mismo torna a ser un hierbal, hasta la conciencia del hombre, que falio de
la luz del saber ajeno cae en la bestialidad, no hay un sdélo caso en que la
cullura no represente un esfuerzo de reorientacién de lo natural y de
intervencién en su desarrollo”. Por otro lado, afirma que la pedagogia
contempordnea —en su afan de condenar la escuela tradicional y libresca
acusandola de dogmatica y opresora— ha dado la espalda al acervo de
experiencias acumuladas a través de la historia y cae en laimprovisacién a
partir de las necesidades inmediatas, lo que trae como resultado una
educacién utilitaria y pragmatica ajena a nuestra idiosincrasia y anuestra
realidad; e incluso si la comparamos con la escuela dogmatica, “cuyos
efectos todas reconocemos, pero que somete el alma a preceptos, y la
escuela pseudolibre del pensador americano, que erige en disciplina su-
prema la realidad de la accién social, resulta opresora la primera, pero la
segunda resulta vil’”.5
Este tipo de educacién que se encuenira lo mismo en la doctrina de
Dewey que en los planteamientos elaborados por Pestalozzi o Decroly y
en la educacién positivista, produce un tipo de hombre apto para la
utilizacién del medio pero esclavo del mismo, “con apariencia de libertad;
entonces lo que en realidad se obtiene es producto de millones de ejempla-
res humanos aptos para el aprovechamiento de ciertos aspectos del medio
externa, ciegos para lo desinteresado, fieles al rebafio, y sin otra finalidad
que el record, lo mismo en el trabajo que en la diversidn y en el goce’.®
[balone, yy 93,
balm, p34
“Thule, p35.
Ibilom p44
Uden), 46S7
En el caso especifico de México el filésofo considera que el problema no
reside solamente en la ausencia de una fundamentacion filoséfica para la
elaboracién de una pedagogia que abarque al hombre en toda su dimen-
sién, sino también en la falta de una definicién del mexicano, que a partir
de nuestra realidad historica, social y cultural, sirva de base a la organiza-
cidén del sistema educativo nacional; hasta ese momento, la pedagogia en
México era simplemente una recopilacion de sistemas y doctrinas extran-
jeras que norespondian a las caracterfsticas nia las necesidades de nuestro
pais. Un claro ejemplo de ello lo constituye la educacién positivista que
predominé en México durante cuarenta afios, con modelos importados, de
Comte o de Spencer, que finalmente fracasaron por ajenos a la sociedad
mexicana
En la critica que Vasconcelos hace a la educacin positivista, reconoce
los aportes de Barreda en el desarrollo educativo del pais, sobre todo
porque implant6 un sistema de pensamiento distinto al que impero en la
Spoca colonial, tan restringido por el catolicismo, y supa dar al desarrollo
educativo un orden y una disciplina que habian sido practicamente anula-
dos en los afios de la lucha por la independencia, siempre revelando gran
preocupacién por el bienestar de la sociedad. “Don Gabino Barreda —
expone— importé tres ideas fundamentales de su maestro Comte: la
solidaridad, virtud emanada del instinto de sociabilidad, permite la vida
colectiva en que la civilizacion se desarrolla. El altruismo, inclinacion
social a obrar en beneficio de los demés por el provecho que con ello nos
resulta; y, como premio de los mds altos servicios, la inmortalidad que se
alcanza en la memoria de las generaciones venideras”.? Mas adelante
critica la estrechez y las limitaciones impuestas por esta Lendencia que
domino la educacién nacional, a la que condenaba sobre todo por sajoni-
zante, es decir, que se adecuaba mejor al lemperamento empirico-y orde-
nado de los anglosajones que a la fantasia y el ingenio propios dela cabeza
latina, lo que finalmente se traduce en una educatidn ajena e incompleta.
“El positivismo de Comte y de Spencer —sigue diciendo— nunca pudo
contener nuestras aspiraciones; hoy que por estar en desacuerdo con los
datos de la ciencia misma se halla sin vitalidad y sin razdn, parece que nos
liberamos de un peso en la conciencia y que la vida se ha ampliado. El
anhelo renovador que nos Ilena ha empezado yaa vaciar su indeterminada
potencia en los espacios sin confin, donde todo aparece como posible; el
VASCONCELOS, Jns6. "Pon Gabino Barreda y las eas coniempuraneas” en juan Hernander
Luma Conteronfasilel Areneeile fn Jicentad, Prod. y recog ale, Méxica, =e, 1982, p, 101