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SOCIAL
La Doctrina Social de la Iglesia, ha ido enfrentándose a muchos obstáculos y problemas
con el transcurrir de los años, ya que en cada época han surgido ciertos cambios en la
sociedad. El cristianismo se ha ido perdiendo teniendo que enfrentar situaciones de
prueba, las personas de hoy se enfocan mucho en cada cosa nueva que surge, como
el avance científico y tecnológico, y su gran expansión. Ello ha logrado que nuestras
vidas sean más fáciles sobre todo que gocen de una mejor calidad de vida. Pero también
hay realidades en las que la Iglesia no puede luchar contra ella. Podemos decir que el
avance tecnológico ha logrado mejorar la comunicación de distancia a distancia, siendo
factible para la humanidad, a la vez viviendo ciertos tiempos complejos, llevando consigo
también esperanzas y oportunidades.
La frase de hoy en día que la mayoría de jóvenes sean creyentes o no, en distinto genero
de sexo es: “Yo no soy responsable”. Consiste en que nadie se hace cargo de sus
propios actos y nadie responde ante la sociedad indicando soy culpable de ello o aquello
y hasta en la misma iglesia. De nada sirve encontrar un problema sin que cada persona
asuma su propia responsabilidad. Existe carencia de cultura y conciencia social, cuando
surgen estos problemas es importante trabajar formando conciencias éticas, en el que
sepan valorar y asumir sus actos. Los jóvenes de hoy en día viven su vida de una
manera liberal, ya no existe el amor propio o las relaciones duraderas, todo pasa todo
fluye nada se mantiene estable. En los tiempos pasados nuestros padres pertenecieron
a tiempos estables, en donde toda tenía consistencia, se valoraban las cosas y
soportaban muchas adversidades. Actualmente cuantas parejas se divorcian, por temas
insignificantes, no hacen prevalecer el amor de DIOS en sus vidas, es por ello que se
debe difundir en las mentes de los jóvenes la cultura, la Doctrina de DIOS y así puedan
ser libre y a la vez responsables en cada acción que realizan en sus vidas.
Se puede de hablar del nihilismo, esa concepción que nos indica de que ya nada existe,
ha fracasado Dios, el hombre, la religión, el amor, entre otros. Y ya no queda nada ni
nadie en quien centrar nuestra fe y esperanza, de manera que aquí se da la renuncia
definitiva a un padre-madre, se ha perdido la voluntad y deseo de buscar el sentido por
lo que vale la pena vivir o morir.